Los Nombres Propios De La Ciencia

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02.05.2009 | IDEAS

Nombres propios de la ciencia 15:56 | En exclusiva, un fragmento del curso organizado por el

Centro de Estudiantes de Medicina (UBA) en 1983, que dictó el epistemólogo que murió hace dos semanas, hasta hoy inédito.

Voy a trazar un panorama de algunas de las corrientes epistemológicas contemporáneas más importantes. Con ese fin, me ocuparé de cuatro de las figuras que marcan el horizonte de la filosofía de la ciencia actual: Karl Popper, Thomas Kuhn, Paul Feyerabend e Imre Lakatos. Karl Popper (1902-1994): primero las hipótesis El primero que realmente le pegó un enérgico puñetazo a las concepciones anteriores fue Karl Popper. A través de una curiosa mezcla entre la posición racionalista aristotélica y la posición empirista de los inductivistas, Popper hace una cruzada en contra de las concepciones tradicionales que creían en un progreso continuo de la ciencia. Asegura que no hay manera de verificar, de una vez y para siempre, que una ley candidata es cierta. Por eso, la primera tesis popperiana dice: las afirmaciones científicas son en general hipótesis, es decir, afirmaciones cuya verdad o falsedad no es conocida. Mientras la ciencia anterior partía de la observación de los hechos y, desde allí, extraía por inducción regularidades generales, el método hipotético deductivo propuesto por Popper invierte ese proceso. Para solucionar un problema, se debe imaginar una hipótesis que lo explique. Primero se produce un modelo y después se lo pone a prueba para ver si explica lo que uno piensa que debería realmente explicar. Una vez que ya está la hipótesis, el paso siguiente es ponerla a prueba a través de la contrastación. Si la teoría es refutada, revienta. Si es corroborada, se la deberá seguir contrastando indefinidamente, ya que siempre está la posibilidad de que el error pueda estar escondido. Uno podría decir que si en un millón de corroboraciones no pasó nada, nunca va a pasar nada. Pero Popper es un antiinductivista y no permite hacer ese tipo de conjeturas. Lo que hace que una hipótesis sea científica es justamente que pueda mantenerse contrastable. Una teoría que no pueda ser contrastable con la realidad, puede ser interesante, pero no corresponde al dominio de la ciencia, sino al de la filosofía. De esa forma, a medida que se van eliminando teorías equivocadas aprendemos sobre cómo no es la realidad. En otras palabras, cada vez que eliminamos una teoría, aprendemos que el mundo no es como la teoría dice que es y nuestro conocimiento se va afinando. Como el progreso es por la negativa, no sorprende que para Popper lo que hace científica a la ciencia no sea el esfuerzo del científico por mantener su teoría y demostrar que su modelo está apoyado por los elementos técnicos y prácticos de los que dispone, sino que se dediquen todos los esfuerzos posibles a reventar la teoría. Thomas Kuhn (1922-1996): el paradigma Se podría decir que Kuhn es el gran competidor de Popper en la teoría contemporánea. Para este autor, el éxito de la ciencia no depende de la lógica, sino del comportamiento de la comunidad científica. Es decir, por su decisión de adoptar un paradigma o modelo de acción. Bajo un paradigma, todos los científicos se alinean como un ejército y se ponen el mismo uniforme. Así comienza lo que Kuhn llama etapa de ciencia normal. La gente tiene un lenguaje y una actitud unificadores, y la ciencia se hace potente, efectiva, rica y bizantina; cada vez más complicada, cada vez avanzando más rápida. Y todo el éxito de la empresa científica se debe al consenso de haber advertido que los problemas se resuelven y las cosas se explican de mejor manera desde una gran teoría, de un paradigma compartido por una comunidad científica.

Mientras hay etapa de ciencia normal, el paradigma en curso no es puesto a prueba ni contrastado por los científicos. Si me permiten una metáfora, los paradigmas son como anteojos. Se usan para ver todas las cosas que están a nuestro alrededor pero nadie está mirando los anteojos mientras los lleva puestos. Uno recién los empieza a ver cuando los vidrios se empañan o dejan de funcionar por alguna razón. Las grandes teorías funcionan de la misma forma. Al no haber cosas ajenas al paradigma que pretendan controlarlo o marcarle el camino, jamás podría ser racional una discusión entre dos paradigmas. Sólo se permiten argumentos persuasivos. De cualquier forma, tarde o temprano comenzarán a aparecer anomalías dentro del paradigma, pero sólo serán percibidas por la comunidad científica un tiempo después, cuando comiencen a acumularse. Y aún así, hasta que no aparezca un nuevo paradigma que solucione los problemas que el viejo no pudo resolver, no será abandonado. En ese sentido, hay un relativo progreso, pero lo que ocurra con la marcha de la ciencia dependerá de qué tipo de problemas se vayan presentando. Por eso la ciencia no se acerca a ninguna dirección y su recorrido es azaroso; el movimiento del progreso es errático, su único camino es el marcado por la resolución de los problemas de las teorías anteriores. Dicho de otra forma, desde el punto de vista kuhniano, el éxito de la empresa científica se debe al consenso. Paul Feyerabend (1924-1994), el anarquista metodológico La concepción de Paul Feyerabend es la antípoda de la kuhniana. Pasó por la escuela popperiana y poco a poco fue evolucionando a una posición muy drástica que algunos han llamado anarquismo metodológico. La tesis de las teorías rivales de Feyerabend es a mi entender una de sus tesis más brillante. En lugar de hacer la teoría y luego ir rápidamente a la experiencia, como propone Popper, lo primero que habría que hacer para Feyerabend cuando uno inventa una teoría es preguntarse por las teorías rivales. De esta forma, cuando uno intente fabricar refutaciones para reventar el error, se encontrará con mayores posibilidades, ya que no sólo verá la experiencia a partir de los conceptos de esa primera teoría, sino también con los de las otras. Visto de esta forma, quedarse en una sola teoría sería como encerrarse en una trampa. Creo que esta idea de que la estrategia no es quedarse en una concepción, sino dialécticamente negar el modelo en otras teorías y ponerlo después en competencia es algo que debemos conservar de Feyerabend, pero haciendo notar el siguiente error metodológico. Cuando el autor habla de cómo una teoría puede ayudar a diseñar experiencias que la primera teoría no había previsto, también está insinuando que cada una de ellas, al ser una estructura conceptual, fabrica su propia base empírica. Sin embargo, en otra de sus tesis, la de la inconmensurabilidad, asegura que es imposible comparar distintas teorías. Entonces, la operación que Feyerabend propone es, desde su propio punto de vista, imposible. Sí sería posible desde un punto de vista popperiano, y es desde ahí que propongo rescatarla. En su libro Tratado contra el método, Feyerabend hace una especie de versión tremendista y pragmatista de la ciencia, donde cree que ninguna teoría, ningún formalismo acabado, ningún modelo puede agotar la realidad ni siquiera dar idea de lo que pasa. Para Feyerabend, el verdadero método científico es que no haya método científico y que la guía de acción sea una mezcla de dos factores: oportunismo y negación. Oportunismo porque el científico no debe tener el menor empacho en usar lo que venga y esté a mano con tal de resolver sus problemas. Desde esta visión, no hay que escandalizarse si uno ha hecho una aproximación que no esté bien desde el punto de vista lógico o estratégico usual. Si llegamos al resultado al que queríamos arribar, entonces mejor agradezcamos en vez de enojarnos. Después de todo, la lógica cambió muchísimas veces y eso fue por obra de osados e insólitos. Imre Lakatos (1922-1974) y el núcleo fuerte Si bien muchos opinan que Lakatos es una especie de componenda entre Kuhn y Popper, me

parece importante indicar que en realidad fue discípulo de Popper. Después de haber huido de Europa, Lakatos se instaló en la London School of Economics junto a su maestro y trabajó con él hasta que las diferencias se hicieron insostenibles. Lakatos cree que no se puede sostener el método hipotético deductivo tal como lo propone Popper. El punto central de su crítica es que el hecho de encontrar una observación que se oponga a lo que dice una hipótesis no alcanza para refutar una teoría. Para Lakatos, existen otras posibilidades como replantear la hipótesis de acuerdo a los materiales con los que se está trabajando, realizar hipótesis ad hoc para salvar la teoría o volver a hacer las observaciones. Entonces, cuando uno contrasta una teoría, en realidad no estaría contrastando esa teoría, sino una más grande, formada por la teoría en cuestión y todos los complementos que tienen que ver con hipótesis observacionales, hipótesis ad hoc, hipótesis sobre el material de trabajo, hipótesis presupuestas, etcétera. En una palabra, en la acción de contrastar hay muchas más cosas que las que uno cree y nadie puede considerar refutada una teoría por el solo hecho de que algo se le oponga. Sería un error, sin embargo, pensar que Popper no está presente en este planteo; uno abandona la teoría por el cansancio de hacer hipótesis ad hoc, pero ese cansancio proviene de que repetidamente la experiencia fue en contra de la teoría. Sin descartar la idea de teoría, Lakatos propone una nueva unidad: el programa de investigación, que es una especie de teoría inicial que vamos a llamar núcleo fuerte. De esta forma, ante todas las presuntas refutaciones que la experiencia genere, mantendremos la teoría a costa de inventar todas las hipótesis ad hoc y disculpas que se nos ocurran. La experiencia nunca deberá vencer el núcleo fuerte con el que el programa parte. Casi todas las teorías nacen con falencias, pero muchas de ellas son muy prometedoras y no vale la pena desecharlas antes de tiempo. Al igual que en el modelo de Kuhn, aquí también la manera en que la ciencia progresa está relacionada con la comunidad científica. Pero no es un comportamiento comunitario basado en el exitismo y la moda, sino en una elección racional del programa más fecundo en la producción de conocimiento. La historia de la ciencia siempre tenderá al progreso, es decir, hacia el programa que haga un tratamiento más integral, comprensivo y productivo de la experiencia. http://www.clarin.com/notas/2009/05/02/_-01909247.htm

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