El Hispano, Febrero de 2006
Internacional / 11
Los muros de la buena vecindad Con la caída del muro de Berlín la alegría se apoderó del mundo. No sólo se hacía polvo la “cortina de hierro”, al mismo tiempo parecía que la vida entre las diversas sociedades y culturas entraría en una fase de mayor paz y entendimiento. Pero tras ese momento glorioso nuevos muros comenzaron a levantarse como si ellos pudiesen solucionar lo que los hombres no han sido capaces de confraternizar a través del diálogo.
Por John Spencer S. ay muros que no son mentales, ni mitológicos como los de Jericó. Son muros que más que dividir buscan retener a quienes no se desea. Son reales. Constituyen obstáculos para frenar cuerpos, el ímpetu es otra cosa. Las marcas romanas resistieron hasta que la corrupción se apoderó de Roma. Los pueblos germánicos, esos “bárbaros” que tanto temían los ciudadanos latinos, entraron victoriosos. ¿Qué solucionan los muros? El poeta norteamericano Robert Frost planteó en forma irónica que «una buena cerca hace buenos vecinos». Pero los norteamericanos se lo han tomado en serio, tanto que no terminaron de leer el poema de Frost que continúa diciendo que «antes de construir un muro me gustaría saber/ lo que dejo dentro y lo que dejo fuera/ y a quién podría ofender/ algo hace que no se ame a un muro,/ que quiera derribarlo». Estos últimos versos parece que sí los conocían quienes el 9 de noviembre de 1989 derribaron el muro de Berlín. Sin embargo, en dieciséis años algunos pierden la memoria: en diciembre de 2005 la cámara baja del congreso de los EEUU dio curso a una iniciativa de ley que plantea la construcción de un muro a lo largo de los 3.200 kilómetros de la frontera con México. Esa medida es insuficiente. Por ello esa iniciativa de ley tipifica como delito la entrada ilegal a los EEUU. De este modo los indocumentados tendrán su merecido y podrían ser condenados a penas de cárcel junto a los reos comunes, en lugar de ser deportados como se hace en la actualidad. Una medida brillante, considerando que EEUU tiene más de 11 millones de indocumentados y que aún con ellos falta mano de obra para cubrir la creciente producción del país norteamericano. Incluso, según las proyecciones, a partir de 2010, quienes nacieron en la posguerra comenzarán a jubilarse y esos 77 millones de gringos tendrán un Estado que no podrá financiar sus pensiones.
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Irlanda (Belfast) Todos le rezamos a Dios. Pero Dios tiene matices y esas diferencias son insoportables. Así lo comprendieron protestantes y católicos irlandeses. Siguieron las reglas de toda buena vecindad que se precie de civilizada: en los años ‘70 se construyó el muro llamado
“línea de la paz” (¡qué hermoso nombre para tan loable iniciativa!). Pero el muro se quedó tan pequeño con los regalos que se arrojaban entre vecinos, que decidieron hacerlo un tanto más grande. Considerando que la marca mundial de salto alto es de 2,43 metros, se aseguraron y, en junio de 2002, lo alzaron hasta los 3,66 metros. Una altura que sólo Bubka e Isinbayeva podrían superar, pero con pértiga. Israel-Palestina La generosidad judía ha querido que los palestinos tengan su propio muro de los Lamentos, pero muchísimo más grande que el que tienen ellos. Quienes no comprenden la caridad judía (los inoportunos de siempre) se han opuesto. No hay que ceder, ¡ánimo judíos del mundo!, que las puertas del cielo se abren cuantos más muros se construyan, cuanta más agua se controle y se niegue al vecino. A ese foráneo se le puede limitar todo y para su enojo, un muro y ya está. Las palabras sobran. La mirada a los ojos sobra. Todo sobra cuando hay un muro como alternativa al desacuerdo y a la incertidumbre de no saber qué hará el vecino en contra de nuestra bondad, amor y buena vecindad. Ceuta y Melilla Los defensores de la patria plantearon, en su momento, que Marruecos estaba preparándose para derribar las dos torres de España (Ceuta y Melilla) y que después de aquello la península sería invadida. Se justifica el ir a buscar moros para matar “rojos”, pero moros que quieran trabajar, vamos no seamos ingenuos que además acá somos más cultos. ¿No ve que la cultura mozárabe es un invento de la historia? Marruecos-Sáhara Occidental Marruecos no renuncia al Sáhara Occidental, pero de lejos está mucho mejor. Entonces que no vengan los del Frente Polisario a hablar de independencia. Si resulta que el petróleo (que ya se huele) brota de esas tierras estériles mejor para la economía marroquí. Si no hay petróleo, autorizo y vendo las cuotas de pesca a España o a cualquier país que quiera pescado. Pero que no se vengan esos beduinos a Marruecos, que la economía se resiente. Un muro es siempre una buena puerta cerrada. Después de todo, culpo a los del Frente Polisario. Ellos quieren entrar. Desde el Sáhara todos quieren entrar. Hasta Naciones Unidas quiere entrar. Pero aquí mando yo.
Muro de Palestina
Muro “Línea de la Paz”, Belfast
Muro de Palestina
Muro de México