Antecedentes Parlamentarios
Ley 25.453 Ley de equilibrio fiscal (déficit Cero). Modificación a los impuestos a las ganancias, a los combustibles líquidos y gas natural, al cheque y a aportes patronales Elaborado por Wenceslao Wernicke
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Índice cronológico A continuación se presenta un cuadro donde se detalla el tratamiento cronológico de la ley 25.453 en el Congreso de la Nación, indicando su respectivo documento.
Cámara de Origen
CAMARA DE DIPUTADOS Proyecto Original Fecha de Entrada: 17/07/2001 Autor: Poder Ejecutivo (Fernando De La Rua – Cristian Colombo – Domingo Cavallo) Expediente: 23-PE-01 (Texto Original. Página 4) Comisión Presupuesto y Hacienda Sesión Debate: 20/07/2001 (Versión Taquigráfica. Página 7) Sanción Sanción: 20/07/2001 (Texto sancionado. Página 147)
Cámara Revisora
Promulgación y Publicación
CAMARA DE SENADORES
Promulgación Decreto: 966/01 Boletín Oficial: 31/07/2001 (Decreto. Página 279)
Ingreso de sanción Fecha de entrada: 27/07/2001 Expediente: 68-CD-01 Comisiones Presupuesto y Hacienda – Trabajo y Previsión Social – Legislación General
Publicación Boletín Oficial: 31/07/2001 (Ley publicada. Página 280)
Sesión Debate: 29/07/2001 (Versión Taquigráfica. Página 154) Sanción definitiva Sanción: 29/07/2001 (Sanción Definitiva. Página 272)
NOTA: No hubo dictamen de las comisiones en ninguna de las dos Cámaras legislativas.
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Cámara de Diputados
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Proyectos de ley Original Expediente: 23-PE-01 Buenos Aires, 17 de julio de 2001. Al Honorable Congreso de la Nación. Tengo el agrado de dirigirme a vuestra honorabilidad a fin de presentar para su tratamiento y consideración el adjunto proyecto de ley por el cual se modifica la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997, y sus modificaciones y la ley 25.413. El presente proyecto de ley se envía en cumplimiento del compromiso por la independencia firmado por el gobierno nacional, los señores gobernadores de provincia, el señor interventor de la provincia de Corrientes y por el señor jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por el cual se acordó “impulsar la generalización del impuesto a los créditos y débitos para alcanzar a los que se realicen en cualquier tipo de cuentas bancarias, eliminando todas las exenciones de las que gozan cualquier tipo de entidades privadas e impulsar una reforma al IVA para que sea cobrado por lo percibido”. Respecto de la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997, y sus modificaciones, se propicia la sustitución de su artículo 1º a efectos de ampliar la base de imposición del tributo, así como también para establecer que la imputación del gravamen se efectúe en el momento de la percepción dineraria de las contraprestaciones alcanzadas por el mismo. Al mismo tiempo, razones de certeza jurídica hacen aconsejable propiciar la ratificación de las disposiciones del inciso l), del que resultará una eficaz respuesta a los problemas descritos, la adopción por parte de vuestra honorabilidad de las medidas que conforman el proyecto de ley que se acompaña. Dios guarde a vuestra honorabilidad. Mensaje 921 Fernando de la Rúa. Chrystian G. Colombo. – Domingo F. Cavallo. El Senado y Cámara de Diputados,... TITULO I Impuesto al valor agregado Artículo 1º – Sustitúyese el artículo lº de la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, por el siguiente: 4
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Artículo 1º: Establécese en todo el territorio de la Nación un impuesto que se aplicará en el momento de la percepción dineraria de toda y cualquier contraprestación sobre: a)Las ventas de cosas muebles e inmuebles. b)Las obras, locaciones y prestaciones de servicios. c)Las transferencias o cesiones del uso o goce de bienes intangibles. También estarán sujetas a este impuesto las importaciones definitivas de bienes muebles. Art. 2º – Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para reformar la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, adaptando sus normas a la modificación dispuesta por el artículo precedente. Art. 3º – Lo dispuesto en el artículo lº de la presente ley entrará en vigencia juntamente con las normas que establezca el Poder Ejecutivo nacional en uso de las facultades que le acuerda el artículo 2º de la misma. Art. 4º – Ratifícase desde su entrada en vigencia el inciso l), del artículo 1º que dichas operatorias y/o movimientos, reemplazan los créditos y débitos aludidos en el inciso a) del presente artículo, por lo que a tal fin corresponderá aplicar el doble de la tasa vigente sobre el monto de los mismos. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas. El impuesto se hallará a cargo de los titulares de las cuentas bancarias a que se refiere el inciso a) del presente artículo, de los ordenantes o beneficiarios de las operaciones comprendidas en el inciso b) del mismo, y en los casos previstos en el inciso c), de quien efectúe el movimiento de fondos por cuenta propia. Cuando se trate de los hechos a que se refieren los incisos a) y b), las entidades comprendidas en la Ley de Entidades Financieras actuarán como agente de percepción y liquidación, y en el caso del inciso c), el impuesto será ingresado por quien realice el movimiento o entrega de los fondos a nombre propio o como agente perceptor y liquidador cuando lo efectúa a nombre y/o por cuenta de otra persona. El impuesto se determinará sobre el importe bruto de los débitos, créditos y operaciones gravadas, sin efectuar deducción o acrecentamiento alguno por comisiones, gastos, o conceptos similares, que se indiquen por separado en forma discriminada en los respectivos comprobantes, perfeccionándose el hecho imponible en el momento de efectuarse el débito o crédito en la respectiva cuenta, o en los casos de los incisos b) y c), cuando, según sea el tipo de operatoria, deba considerarse realizada o efectuado el movimiento o entrega, respectivamente. Art. 6º – Sustitúyese el artículo 2º de la ley 25.413 por el siguiente: Artículo 2º: Estarán exentos del gravamen: a)Los créditos y débitos en cuentas bancarias, como así también las operatorias y movimientos de fondos, correspondientes a los estados nacional, provinciales, las municipalidades y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, excluidos los organismos y entidades mencionados en el artículo 1º de la ley 22.016.
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b)Los créditos y débitos en cuentas bancarias correspondientes a las misiones diplomáticas y consulares extranjeras acreditadas en la República Argentina, a condición de reciprocidad. c)Los créditos en cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias hasta la suma acreditada en concepto de sueldos del personal en relación de dependencia o de jubilaciones y pensiones, y los débitos en dichas cuentas hasta el mismo importe. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a establecer exenciones totales o parciales del presente impuesto en aquellos casos en que lo estime pertinente. Art. 7º – Las disposiciones del presente título entrarán en vigencia conjuntamente con las normas reglamentarias que dicte el Poder Ejecutivo nacional en virtud de las sustituciones establecidas en el mismo. Art. 8º – Comuníquese al Poder Ejecutivo. Fernando de la Rúa. Chrystian G. Colombo. – Domingo F. Cavallo. –A la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
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Extracto de Versión Taquigráfica Sesión de la Cámara de Diputados de la Nación 20 de julio de 2001 Ley de equilibrio fiscal (Déficit Cero) PROYECTO DE LEY SUSTITUTIVO El Senado y Cámara de Diputados,... TITULO I IMPUESTO AL VALOR AGREGADO ARTICULO 1º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para modificar la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, exclusivamente en los aspectos necesarios tendientes a establecer que los débitos y créditos fiscales se imputen al período fiscal en que se perciba y/o pague total o parcialmente el precio de las operaciones gravadas, de acuerdo a la definición de percepción y pago que el mismo establezca a tal fin. ARTICULO 2º.- Ratifícase desde su entrada en vigencia el inciso l), del artículo 1° del Decreto Nº 493 de fecha 27 de abril de 2001. Con carácter de excepción, para el supuesto en que no se hubiere trasladado el gravamen en razón de encontrarse ya finalizadas y/o facturadas las operaciones, la alícuota establecida por la norma que se ratifica se aplicará respecto de los hechos imponibles que se perfeccionen a partir del primer día del mes siguiente al de la vigencia de la presente ley. TITULO II IMPUESTOS SOBRE CREDITOS Y DEBITOS EN CUENTAS BANCARIAS Y OTRAS OPERATORIAS ARTICULO 3º.- Sustitúyese el artículo 1º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 1º: Establécese un impuesto, cuya alícuota será fijada por el Poder Ejecutivo nacional hasta un máximo del SEIS POR MIL (6 0/00), que se aplicará sobre: a) Los créditos y débitos efectuados en cuentas -cualquiera sea su naturaleza- abiertas en las entidades regidas por la Ley de Entidades Financieras. b) Las operatorias que efectúen las entidades mencionadas en el inciso anterior en las que sus ordenantes o beneficiarios no utilicen las cuentas indicadas en el mismo, cualquiera sea la denominación que se otorgue a la operación, los mecanismos empleados para llevarla a cabo -incluso a través de movimiento de efectivo- y su instrumentación jurídica. c) Todos los movimientos de fondos, propios o de terceros, aún en efectivo, que cualquier persona, incluidas las comprendidas en la ley de Entidades Financieras, efectúe por cuenta propia o por cuenta y/o a nombre de otras, cualesquiera sean los mecanismos utilizados para llevarlos a cabo, las denominaciones que se les otorguen y su instrumentación jurídica, quedando comprendidos los destinados a la acreditación a favor de establecimientos adheridos a sistemas de tarjetas de crédito y/o débito. En los casos previstos en los incisos b) y c) precedentes, se entenderá que dichas operatorias y/o movimientos, reemplazan los créditos y débitos aludidos en el inciso a) del presente artículo, por lo que a tal fin corresponderá aplicar el doble de la tasa vigente sobre el monto de los mismos. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional, a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas.
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El impuesto se hallará a cargo de los titulares de las cuentas bancarias a que se refiere el inciso a) del presente artículo, de los ordenantes o beneficiarios de las operaciones comprendidas en el inciso b) del mismo, y en los casos previstos en el inciso c), de quien efectúe el movimiento de fondos por cuenta propia. Cuando se trate de los hechos a los que se refieren los incisos a) y b), las entidades comprendidas en la ley de Entidades Financieras actuarán como agente de percepción y liquidación, y en el caso del inciso c), el impuesto será ingresado por quien realice el movimiento o entrega de los fondos a nombre propio, o como agente perceptor y liquidador cuando lo efectúa a nombre y/o por cuenta de otra persona. El impuesto se determinará sobre el importe bruto de los débitos, créditos y operaciones gravadas, sin efectuar deducción o acrecentamiento alguno por comisiones, gastos, o conceptos similares, que se indiquen por separado en forma discriminada en los respectivos comprobantes, perfeccionándose el hecho imponible en el momento de efectuarse el débito o crédito en la respectiva cuenta, o en los casos de los incisos b) y c), cuando, según sea el tipo de operatoria, deba considerarse realizada o efectuado el movimiento o entrega, respectivamente". ARTICULO 4º.- Sustitúyese el artículo 2º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 2°: Estarán exentos del gravamen: a) Los créditos y débitos en cuentas bancarias, como así también las operatorias y movimientos de fondos, correspondientes a los Estados nacional, provinciales, las municipalidades y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, estando excluidos los organismos y entidades mencionados en el artículo 1º de la Ley 22.016. b) Los créditos y débitos en cuentas bancarias correspondientes a las misiones diplomáticas y consulares extranjeras acreditadas en la República Argentina, a condición de reciprocidad. c) Los créditos en cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias hasta la suma acreditada en concepto de sueldos del personal en relación de dependencia o de jubilaciones y pensiones, y los débitos en dichas cuentas hasta el mismo importe. A los efectos del impuesto establecido en la presente ley, no serán de aplicación las exenciones objetivas y/o subjetivas dispuestas en otras leyes nacionales -aún cuando se tratare de leyes generales, especiales o estatutarias-, decretos o cualquier otra norma de inferior jerarquía normativa. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a establecer exenciones totales o parciales del presente impuesto en aquellos casos en que lo estime pertinente". ARTICULO 5º.- Sustitúyese el Artículo 4º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 4º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para disponer que el Impuesto previsto en la presente ley, en forma parcial o total, constituya un pago a cuenta de todos o algunos de los impuestos y contribuciones sobre la nómina salarial -con la única excepción de las correspondientes al régimen nacional de obras sociales-, cuya aplicación, percepción y fiscalización se encuentre a cargo de la Administración Federal de Ingresos Públicos, entidad autárquica en el ámbito del Ministerio de Economía". ARTICULO 6º.- Las disposiciones del presente Título entrarán en vigencia conjuntamente con las normas reglamentarias que dicte el Poder Ejecutivo nacional en virtud de las sustituciones establecidas en el mismo. TITULO III IMPUESTO A LAS GANANCIAS ARTICULO 7º.- Sustitúyese el inciso a) del artículo 2º del Decreto Nº 860 del 27 de junio de 2001 por el siguiente: "a) Lo dispuesto en el inciso a) del artículo 1°: desde el ejercicio fiscal 2002." TITULO IV IMPUESTO SOBRE LOS COMBUSTIBLES LIQUIDOS Y EL GAS NATURAL ARTICULO 8º.- Suspéndese hasta el 31 de diciembre de 2001 la aplicación de la reducción dispuesta en el artículo 2° del Decreto N° 802 de fecha 15 de junio de 2001. TITULO V CONTRIBUCIONES PATRONALES
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ARTICULO 9º.- Sustitúyese el artículo 2º del Decreto N° 814 de fecha 20 de junio de 2001 por el siguiente: "Artículo 2°.- Establécense las alícuotas que se describen a continuación correspondientes a las contribuciones patronales sobre la nómina salarial con destino a los subsistemas de Seguridad Social regidos por las leyes 19.032 (INSSJP), 24.013 (Fondo Nacional de Empleo), 24.241 (Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones), y 24.714 (Régimen de Asignaciones Familiares), a saber: a) 20% para los empleadores cuya actividad principal sea la locación y prestación de servicios con excepción de los comprendidos en la ley 24.467. b) 16% para los restantes empleadores no incluidos en el inciso anterior. Asimismo será de aplicación a las entidades y organismos comprendidos en el artículo 1° de la ley 22.016 y sus modificatorias. Las alícuotas fijadas sustituyen las vigentes para los regímenes del Sistema Unico de la Seguridad Social (SUSS), previstos en los incisos a), b), d) y f), del artículo 87 del Decreto N° 2.284 de fecha 31 de octubre de 1991, conservando plena aplicación las correspondientes a los regímenes enunciados en los incisos c) y e) del precitado artículo". TITULO VI REGIMEN DE EQUILIBRIO FISCAL CON EQUIDAD ARTICULO 10.- Sustitúyese el artículo 34 de la Ley 24.156, el cual quedará redactado de la siguiente forma: "Artículo 34: A los fines de garantizar una correcta ejecución de los presupuestos y de compatibilizar los resultados esperados con los recursos disponibles, todas las jurisdicciones y entidades deberán programar, para cada ejercicio, la ejecución física y financiera de los presupuestos, siguiendo las normas que fijará la reglamentación y las disposiciones complementarias y procedimientos que dicten los órganos rectores de los sistemas presupuestarios y de tesorería, excepción hecha de las jurisdicciones del Poder Legislativo, del Poder Judicial y del Ministerio Público que continuarán rigiéndose por las disposiciones contenidas en el artículo 16 de la Ley 16.432, en el artículo 5°, primer párrafo de la Ley 23.853 y en el artículo 22 de la Ley 24.946, respectivamente. Dicha programación será ajustada y las respectivas cuentas aprobadas por los órganos rectores en la forma y para los períodos que se establezca. El monto total de las cuotas de compromiso fijadas para el ejercicio no podrá ser superior al monto de los recursos recaudados durante éste. Cuando los recursos presupuestarios estimados no fueren suficientes para atender a la totalidad de los créditos presupuestarios previstos, se reducirán proporcionalmente los créditos correspondientes a la totalidad del Sector Público Nacional, de modo de mantener el equilibrio entre gastos operativos y recursos presupuestarios. La reducción afectará a los créditos respectivos en la proporción que resulte necesaria a tal fin y se aplicará, incluso, a los créditos destinados a atender el pago de retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones, pensiones, así como aquellas transferencias que los organismos y entidades receptoras utilicen para el pago de dichos conceptos. La reducción de los créditos presupuestarios que se disponga de acuerdo con lo previsto en el presente artículo importará de pleno derecho la reducción de las retribuciones alcanzadas, cualquiera que fuera su concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones. Estas últimas en los casos que correspondiere. Las reducciones de retribuciones se aplicarán proporcionalmente a toda la escala salarial o de haberes según corresponda. La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra. ARTICULO 11.- La reforma dispuesta al artículo 34 de la Ley de Administración Financiera, así como las medidas complementarias que resultan de la presente ley, resultarán aplicables en lo pertinente al Poder Legislativo, Poder Judicial y Ministerio Público. ARTICULO 12.- El Poder Ejecutivo nacional aplicará los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley, a restablecer gradualmente las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, haberes de jubilados, retirados
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y pensionados para todos los que percibían hasta $ 1.000 (UN MIL PESOS) mensuales, antes de las reducciones. TITULO VII CODIGOS PROCESALES ARTICULO 13.- Sustitúyese el artículo 195 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación por el siguiente: "Artículo 195: Oportunidad y presupuesto. Las providencias cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda, a menos que de la ley resultare que ésta debe entablarse previamente. El escrito deberá expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la disposición de la ley en que se funde y el cumplimiento de los requisitos que corresponden, en particular, a la medida requerida. Son improcedentes y los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar prevista en el Capítulo 3 del presente Código u otras, por las que se afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier otro modo perturbe los recursos presupuestarios del Estado, ni imponer sobre entes, organismos públicos o sus funcionarios, apercibimientos o cargas personales, pecuniarias o de otro tipo, por las que sean compelidos a hacer o dejar de hacer algo relativo a las funciones de su cargo." ARTICULO 14.- Sustitúyese el artículo 62 de la Ley 18.345 de Procedimiento Laboral, por el siguiente: "Artículo 62: Medidas cautelares. Sin perjuicio de lo dispuesto en el Código Procesal Civil y Comercial, se podrá decretar, a petición de parte, embargo preventivo sobre bienes del deudor: a) Si se justificare sumariamente que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar bienes, o que, por cualquier causa, se haya disminuido notablemente su responsabilidad en forma que perjudique los intereses del acreedor y siempre que el derecho del solicitante surja verosímilmente de los extremos probados; b) En caso de falta de contestación de la demanda. Son improcedentes y los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier otro modo perturbe los recursos presupuestarios del Estado, ni imponer sobre entes, organismos públicos o sus funcionarios, apercibimientos o cargas personales, pecuniarias o de otro tipo, por las que sean compelidos a hacer o dejar de hacer algo relativo a las funciones de su cargo." ARTICULO 15.- Sustitúyese el artículo 120 del Código Procesal Penal de la Nación, por el siguiente: "Artículo 120: En el ejercicio de sus funciones, el tribunal podrá requerir la intervención de la fuerza pública y disponer todas las medidas que considere necesarias para el seguro y regular cumplimiento de los actos que ordene. Son improcedentes y los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier otro modo perturbe los recursos presupuestarios del Estado, ni imponer sobre entes, organismos públicos o sus funcionarios, apercibimientos o cargas personales, pecuniarias o de otro tipo, por las que sean compelidos a hacer o dejar de hacer algo relativo a las funciones de su cargo." TITULO VIII NORMAS COMPLEMENTARIAS ARTICULO 16.- El Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Recursos Humanos, en lo que fuera materia de su competencia serán las autoridades de aplicación de la presente ley. ARTICULO 17.- Las disposiciones del artículo 9° comenzarán a regir para las contribuciones patronales que se devenguen a partir del primer día del mes siguiente al de entrada en vigencia de la presente ley. ARTICULO 18.- Derógase a partir de la vigencia de la presente ley los Decretos N° 430/2000 y N° 896/2001. ARTICULO 19.- La presente ley entrará en vigencia el día de su publicación en el Boletín Oficial, excepción hecha de las normas que tienen un plazo especial para su entrada en vigencia. ARTICULO 20.- Las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podrán dictar medidas equivalentes
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a las previstas en el Artículo 34 de la Ley de Administración Financiera 24.156. Invítaselas a adherir en lo pertinente a la presente ley o a dictar en sus respectivas jurisdicciones medidas análogas a las aquí previstas. ARTICULO 21.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
SR. PRESIDENTE.- En consideración en general. Tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO.- Señor presidente: todos los señores diputados tienen sobre sus bancas un texto que tomó como base el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo mediante el cual se propone modificar el impuesto al valor agregado y el impuesto sobre créditos y débitos en cuentas bancarias y otras operaciones. A esta iniciativa hemos incorporado otros títulos a raíz de la realidad que enfrenta el país en estos momentos. Por otro lado, desde este bloque quiero agradecer la colaboración que nos han brindado los legisladores de las demás bancadas, al permitirnos realizar esta sesión especial un día viernes. Entendemos que esta es una contribución muy importante, no para beneficiar a un gobierno en particular sino para solucionar la crisis fiscal que está destruyendo al país. El 9 de julio pasado el señor presidente de la Nación planteó con total claridad que en nuestro país no podemos hablar de independencia mientras tengamos que destinar la mayoría de los recursos al pago de la deuda. Tampoco podemos hablar de independencia cuando a raíz de las restricciones fiscales debemos dejar de atender algunas obligaciones elementales del Estado. Por esa razón el señor presidente hizo un llamado a los argentinos para que alcancemos el equilibrio fiscal o déficit cero. Quienes tenemos responsabilidades políticas sabemos que desde hace tiempo incluso esto forma parte de la conciencia popular- nuestro país gasta más de lo que tiene y vive con lo prestado. Por eso, como se hace en cualquier familia, teníamos que tomar las cosas en serio y empezar a vivir con lo que tenemos. Esta idea cundió rápidamente en distintos sectores de la sociedad, y ningún partido político se pronunció en contra de este principio. Además, casi todos los gobernadores provinciales respondieron en forma inmediata a la convocatoria presidencial. Por eso los gobernadores de la Alianza firmaron lo que se denominó "Compromiso por la Independencia", mientras que los gobernadores justicialistas y de los partidos provinciales suscribieron el documento conocido como "Apoyo Institucional para la Gobernabilidad de la República Argentina". Para implementar aquel principio el gobierno dictó el decreto 896 de necesidad y urgencia, mediante el que se modificó el artículo 34 de la ley de administración financiera. Ese principio establece que no se puede gastar más de lo que ingresa. En función de cómo se establezca el cálculo de lo que se va a recaudar y a gastar, se producirá una consecuencia natural vinculada con la disminución de los pagos que deba efectuar el Estado en todo concepto: proveedores, bienes y servicios y salarios. Evidentemente esto provocó una preocupación en toda la sociedad con respecto a los sectores que habrían de ser afectados. Con este recorte que el Poder Ejecutivo estimó en un 13 por ciento, estábamos afectando a todos los asalariados del sector público nacional, a todos los jubilados y pensionados y todas las obligaciones que debe afrontar el Estado.
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Entonces, surgió la inquietud de ver cómo podíamos reducir este impacto y hacerlo más equitativo, siempre respetando el principio que todos aceptábamos vinculado con el recorte. Fue así que desde distintos sectores políticos -nosotros desde la Alianza- se hicieron llegar al Poder Ejecutivo algunas propuestas que considerábamos posibles para limitar este impacto. Como sabíamos que para mantener el principio del déficit cero si levantábamos el piso de los gastos debíamos proveer de recursos, en un documento público que entregamos el sábado con el señor diputado Alessandro al señor jefe de Gabinete, propusimos que se difiera la devolución a los trabajadores de la cuarta categoría en relación de dependencia, de lo pagado en concepto del impuesto a las ganancias. También habíamos propuesto anular la disminución de 10 centavos en las naftas, que oportunamente fue dispuesta como una medida reactivadora. Parecían dos buenas propuestas, que compartimos en su momento con el señor ministro de Economía, como elementos esenciales para lograr la equidad. No podíamos devolver el impuesto a los que más tienen y practicar un recorte a todos los empleados públicos y jubilados que ganan menos de 300 pesos. Además, propusimos otras medidas de naturaleza tributaria tendientes a obtener recursos para elevar el piso del descuento. Fue así que hablamos de elevar los aportes patronales de las empresas prestatarias de servicios, y aplicar una tasa adicional del 25 por ciento para las comisiones cobradas por las AFJP. También planteamos la posibilidad de eliminar las indexaciones en las tarifas públicas; facilitar a las familias argentinas el pago en cuotas de los servicios públicos prestados por las empresas privatizadas, con una tasa baja, como se establecía en el régimen de las pequeñas y medianas empresas; acciones inmediatas tendientes a mejorar el perfil exportador, y que de común acuerdo con el Brasil se estableciera un arancel que compensara las dificultades que se crean a nuestros productores por la política de devaluación implementada por dicho país. En consecuencia, efectuamos una propuesta amplia que compartimos y discutimos con sectores de la Unión Industrial Argentina y del gremialismo. Lamentablemente no todos esos puntos fueron aceptados. Sin embargo creo que hemos avanzado, y ese avance está plasmado en el contenido de este proyecto de ley que hoy sometemos a consideración de los señores diputados. Al anunciar las medidas el propio Poder Ejecutivo dijo que la situación fiscal indicaba que para mantener el déficit cero había que producir un recorte del 13 por ciento en todos los gastos del Estado. El mismo Poder Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley tendiente a modificar el impuesto al valor agregado, cambiando la base de cálculo de lo devengado a lo percibido. También se propuso la modificación del impuesto a los créditos y débitos de cuentas corrientes bancarias para eliminar aquellos focos de elusión, que habían aparecido desde el momento en que se puso en vigencia este impuesto, llegando a ser fuentes de corrupción. Además se planteó la posibilidad de extender este principio de equilibrio fiscal al Poder Legislativo y al Poder Judicial. Con esta medida ya se hablaba de la posibilidad de elevar el piso de los descuentos a 500 pesos. Nosotros tomamos este desafío, y al mismo tiempo recibimos la notificación de todos los sectores políticos en cuanto a que no iban a existir dificultades para cambiar la base de imposición del IVA, que era uno de los instrumentos que nos parecían adecuados. 12
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Todo esto está asociado con otras medidas que la Cámara deberá tratar pronto -como la modificación de la ley de factura conformada-, que van a dar la posibilidad de que las pequeñas y medianas empresas puedan acceder al crédito. Estas modificaciones a la ley del IVA eran imprescindibles para poner en marcha todos estos instrumentos. Tampoco obtuvimos una respuesta negativa cuando hablamos de la posibilidad de modificar el impuesto a los créditos y débitos bancarios y extender el principio de equilibrio fiscal al Congreso de la Nación y al Poder Judicial, con las salvedades constitucionales que puedan surgir. Existió una acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la que se recoge el principio del artículo 34 de la ley de administración financiera. Todo esto nos dio una base para trabajar, con la necesidad de incorporar el principio del equilibrio fiscal como valor esencial. En función de lo expuesto, hemos planteado la necesidad de modificar el artículo 34 de la ley de administración financiera y derogar el decreto 896 a partir de la vigencia de la presente ley. Si lo que hemos dicho constituye un criterio aceptado por toda la sociedad, no puede figurar en un decreto de necesidad y urgencia sino en una ley que debatamos y sancionemos en este Congreso, a fin de que sea un elemento común para la consideración de todos los presupuestos futuros. Otra característica de este régimen es la transitoriedad. Esta medida se aplica por una situación fiscal; no tiene un plazo definido, sino el que establece el propio presupuesto, que es el 31 de diciembre. Esta Cámara, en menos de dos meses, va a estar discutiendo el presupuesto para el año 2002, y ahí deberemos debatir acerca de otras pautas. Tendremos que determinar los niveles de ingresos y de gastos del ejercicio. Entonces, las medidas que ahora se plantean en el sentido de recortar salarios y posponer la devolución del impuesto a las ganancias y la disminución del precio de las naftas tendrán igual plazo de vigencia: el 31 de diciembre. Ello, porque el próximo 1° de enero comenzará un nuevo ejercicio y otra será la situación; sin duda, su evolución va a depender del tratamiento presupuestario que realicemos en esta Cámara. Es por ello, señor presidente, que los descuentos salariales que estamos consagrando no son permanentes sino meramente transitorios. Esto lo hacemos sobre la base de aquellos principios. Creo que a ningún gobierno, y menos al Congreso, le gusta votar normas que importan una rebaja salarial sobre todo respecto de los sectores que menos tienen; pero esta vez tenemos la responsabilidad de gobernar en una crisis y nos toca asumir dicha responsabilidad con todos los costos políticos que ello implica. En función de esa responsabilidad nosotros venimos a dar el debate de este proyecto de ley y pedirles apoyo, porque creemos que esta medida transitoria que significa el descuento inmediato de salarios de agentes del Estado y de jubilaciones, la disminución de pagos a proveedores y de partidas destinadas a distintas actividades del Estado, es el mal menor en estos momentos. Hemos trabajado mucho durante todos estos días, discutiendo párrafo por párrafo a fin de lograr la mejor redacción, para sancionar una norma que sea lo más equitativa posible a pesar de lo que significa la disminución salarial. Tomamos algunos resguardos. Seguramente durante la consideración en particular se hablará mucho acerca de la propuesta del artículo 12. A través de esta norma hemos pretendido crear una especie de asignación específica dentro del concepto de equilibrio fiscal o déficit cero, que puedo sintetizar de la siguiente manera: todos los mayores recursos que se produzcan a partir de la sanción de esta ley deben ser destinados, primero y antes que todo, a recomponer el salario 13
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de aquellos agentes del Estado y jubilados que ganan menos de 1.000 pesos. A partir de ahí el mayor ingreso deberá repartirse para ir disminuyendo el recorte que se haga no sólo a los salarios más altos sino también en todas las demás partidas del Estado. Desde nuestro bloque agradecemos nuevamente la colaboración y la madurez política de los bloques que se han hecho presentes en esta sesión, pues sabemos que hay legisladores que no están de acuerdo con muchos aspectos del proyecto. Debo reivindicar también la discusión dentro del propio bloque de la Alianza, donde planteamos distintas alternativas. Estoy seguro de que seguiremos trabajando para corregir todas las iniquidades que puedan existir.
SR. PRESIDENTE .- Si me permite, el señor diputado Obeid le está solicitando una interrupción por intermedio de la Presidencia, señor diputado.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO.- Ya concluyo, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO.- Estamos dispuestos a dar el debate. Asumimos la responsabilidad de gobernar y las responsabilidades políticas que emergen de nuestros actos. Estamos seguros de que hemos trabajado y buscado todas las variantes posibles para evitar recortes salariales. Si avanzamos en esta idea de gastar lo que tenemos déficit cero- y junto con el resto de la sociedad hacemos un fuerte esfuerzo en la lucha contra la evasión, cuando discutamos el presupuesto de 2002 estaremos debatiendo acerca de algunas otras formas de que la Argentina crezca.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe. El señor diputado Obeid le está solicitando una interrupción, señor diputado.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- La concedo.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. OBEID, JORGE ALBERTO.- Señor presidente: había pedido una interrupción al señor diputado preopinante a raíz de la mención fugaz que él hizo respecto de la posibilidad de producir ahorros -creo que fue esa la palabra que utilizó- en los contratos de obra pública con terceros. Al respecto solicito una aclaración de parte del señor diputado por Catamarca u otro integrante de la bancada oficialista, en función de que en todas las explicaciones que el gobierno nacional ha brindado en los últimos días sólo se ha hecho hincapié en los 14
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recortes que habrán de realizarse sobre los salarios y las jubilaciones. Incluso se ha hablado de recortes retroactivos, dado que se ha planteado que la disminución salarial se produciría -en caso de que así lo dispusiera el Congreso- a partir del 1° de julio del corriente año. En el caso de los contratos celebrados con empresas públicas que están llevando adelante obras, ¿se habrán de practicar quitas proporcionales, en la búsqueda del déficit cero, como se pretende respecto de los salarios? Si así fuere, ¿estas quitas se negociarán a futuro o se producirán sobre los certificados ya presentados -es decir, en forma retroactiva-, a través de las correspondientes órdenes de débito, como se hará en relación con los salarios? Todos los funcionarios, desde el ministro de Economía hacia abajo, e incluso el propio presidente de la Nación, han hecho referencia a la modalidad con que se aplicará el recorte sobre los salarios y las jubilaciones; pero nada se ha dicho -y tampoco surge del proyecto de ley en debate- acerca de si el esfuerzo que se está pidiendo a los obreros, a los empleados y a los jubilados también será requerido a quienes han contratado obra pública con el Estado. En definitiva, quiero saber si estos sufrirán descuentos en los certificados ya presentados, en la proporción que fuera necesaria, para contribuir al logro del déficit cero.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia desea saber si el señor diputado por Santa Fe concede una interrupción al señor diputado Baglini a fin de responder la inquietud formulada.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- La concedo.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- Señor presidente: considero que preguntas como las que ha formulado el señor diputado por Santa Fe deben ser abordadas durante la discusión en particular, pues de lo contrario el debate en general no guardará coherencia. De todas formas, deseo señalar que de acuerdo con el texto propuesto para el artículo 34 de la ley 24.156, está comprendida la totalidad de las obligaciones que tiene que afrontar el Estado, como susceptible de no atención de recorte o de reducción de cualquier crédito presupuestario. En ese artículo técnicamente se utiliza el término "reducción". En cuanto a salarios y jubilaciones, lo que se ha hecho es decirlo expresamente, pero eso no significa que otros rubros del presupuesto estatal, ante la carencia de ingresos, no sean susceptibles de reducción, sino todo lo contrario. De manera que está prevista la posibilidad de que puedan renegociarse contratos, estirarse los plazos de pago o incluso reducirse pagos, porque el esfuerzo hay que pedirlo en forma integral a todos aquellos que son acreedores del Estado, pero están excluidas las transferencias a provincias y los títulos y obligaciones externas del Estado. La regla general se enmarca en un régimen que contiene disposiciones que siguen vigentes, como la ley de administración financiera, incluso complementada por otras leyes, como la de solvencia fiscal y las modificaciones que en diversos presupuestos se han ido 15
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introduciendo para determinar cómo se solventan los créditos contra el Estado. En ese aspecto existe un marco que comprende las leyes 24.156; 23.928, de convertibilidad; 24.241 y su modificación, de Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, e incluso la ley 24.463, que es la propia Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina. Incluso en los fundamentos del decreto emitido por el Poder Ejecutivo quedan comprendidas modificaciones incorporadas por leyes de presupuestos nacionales, referidas a la forma en que deben ser atendidos los créditos. De manera que durante el tratamiento en particular este tema va a quedar explicitado, porque lo que pudo haber ocurrido aquí es que no se haya reflejado uno de los artículos del decreto que tiene especificidad sobre el tema que nos ocupa y que dispone que los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas por el artículo 34 de la ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la ley 25.344. Esto significa poner en vigencia lo que ya figura en la ley de emergencia económica como mecanismo de renegociación de contratos. De manera que durante la discusión en particular será incluido en esta iniciativa para que quede explícito que éste es el objetivo que se persigue, es decir que no están excluidos los contratos celebrados por el Estado.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. OBEID, JORGE ALBERTO.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
SR. LAMBERTO, OSCAR.- Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. OBEID, JORGE ALBERTO.- Señor presidente: quiero aclarar que el artículo que acaba de citar el señor diputado Baglini no está incluido en el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo. El señor diputado Baglini está proponiendo que durante la discusión en particular se incluya esa disposición en el proyecto en análisis.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- Señor presidente: creo que casi todos los señores diputados habrán visto alguna vez un boliche de pueblo, donde suele haber una mesa de truco en la que siempre juegan las mismas personas durante años, se conocen casi de memoria las jugadas y no necesitan hacerse señas porque cada uno sabe cómo reparten las cartas los 16
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distintos jugadores, cómo viene la mano y qué cartas pueden llegar a salir. Sin embargo, continúan jugando porque lo divertido está en el juego. Esto me venía a la memoria cuando hoy leía lo último que me llegó bajo la forma de proyecto y que comenzó con el nombre rimbombante de Pacto de la Independencia y que después siguió con el de Ajuste de la Equidad. En realidad es eso, un ajuste más. Diría que después de las últimas modificaciones esto es como la metamorfosis de Cavallo a Machinea, porque lo que estamos por votar es casi el plan de Machinea, dado que tiene un poquito de cada cosa y le pega a todos; quedamos menos mal con la clase trabajadora y con la clase media. En definitiva es el plan de Machinea, con impuestos a las ganancias y a las naftas para la clase media; bajan los salarios y se pagan si el dinero alcanza. Es decir, no es que se van a recortar los salarios en un porcentaje determinado, sino que si se recauda van a disminuir menos. Este mes no sabemos cuánto se van a recortar, pero si está vigente el decreto y no está el dinero, se arrancará con los que ganen menos de 300 pesos. Incluso pienso que esto habría que aclararlo, porque la gente tiene la ilusión de que el mes que viene no le van a recortar su salario, al menos quien gane menos de 1.000 pesos, pero en ninguna parte ha quedado en claro que no recortarán el sueldo de quien perciba menos que eso. La historia empezó con un decreto que era casi el estatuto de una nueva revolución, por el que caían todos los derechos constitucionales menos los de un Estado que unilateralmente fija sus reglas y las impone al resto de la sociedad. Ni siquiera existe la posibilidad de acudir a la Justicia. Salvo algún decreto de la dictadura militar, en ningún otro se determinó que sus normas fueran de orden público. El decreto que comento dispone que es de orden público, que ninguna norma se le puede oponer, establece recortes de salarios y la posibilidad de revocar contratos. Es decir que yo compro, fijo el precio y pago lo que quiero siempre y cuando queden excluidos los intereses, porque lo que calma a los mercados es que no se toquen los intereses. Vale decir que respecto de los gastos no hay derecho que los proteja, lo importante es proteger los intereses. Esto no lo decía muy claramente el decreto, y por eso cuando se dictó pareció llegar la revolución: se cayó la Bolsa porque peligraban los intereses. Después salieron las normas aclaratorias. Lo que sucede con estas últimas es que estamos pergeñando un Estado al que le falta la primera condición para tener el carácter de republicano: que la gente pueda conocer las leyes. Funciona a tal velocidad la delegación de poderes, con resoluciones y contra-resoluciones, que el ciudadano común no sabe qué rige. Esto llega a ser muy alevoso. Fíjense que una de las principales consultoras internacionales, que tiene mucho prestigio -que firma los balances de grandes grupos económicos-, en el día de hoy me planteó una duda sobre el impuesto al cheque. Cuando hablé al respecto con el secretario de Ingresos Públicos éste me dijo que estaban exentas y no entendía lo que planteaban. Si estos señores no sabían que estaban exentos, imagínense lo que puede ocurrir con el resto. Estamos viviendo una vorágine de decisiones que pone en duda el funcionamiento normal del Estado; al menos hay quienes se están aprovechando de esta debilidad. Vivimos en una etapa mediática, una vorágine en la que se abren o se cierran mercados, y hasta se abren o se cierran los noticieros, porque incluso los periodistas se transformaron en operadores cuando dicen: "Si los señores diputados no votan esto, mañana los mercados se van al diablo". No sabemos si realmente tienen miedo o están operando para algún vivo que hace brutales diferencias con estos juegos. Por ejemplo, entre las ventas del viernes y el lunes hubo señores que ganaron el 11 por ciento, no por trabajar sino simplemente por apostar a una información que indicaba que entre esos días iban a ganar. 17
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Como vivimos esta nueva sensación del riesgo país, pediría a la dirigencia política que tiene la obligación de mantener el Estado- que en primer lugar se serene y que luego pongamos los pies sobre la tierra, veamos las cosas como son y tomemos las decisiones que hay que tomar. Para mí no es novedad que la Argentina haya llegado a esta situación. Si buscan los discursos que pronuncié en la Cámara de Diputados en las reuniones de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de los años 1997 y 1998 advertirán que decía que estábamos viviendo de prestado y que en algún momento no nos iban a prestar más, porque estábamos gastando más recursos de los que teníamos. Era un fin anunciado que inevitablemente iba a suceder. Por supuesto que nosotros no teníamos toda la culpa. También es cierto que los organismos y las consultoras internacionales alentaban la fiesta. Funcionarios de cualquier rango del Estado venían con su crédito debajo del brazo para hacer siempre algo importante sobre lo cual nunca se sabía qué diablos ocurriría; a raíz de ello, buenos honorarios a las consultoras, deuda creciente para gasto corriente. Ustedes -que seguramente deben conocerlo- repasen cuántos programas fueron financiados con deuda externa. Algún día esto iba a terminar, pero finaliza en un momento muy particular: después del "blindaje" y del "megacanje", cuando los de afuera "zafaron". Esto ya pasó con México; cuando Estados Unidos salió a salvarlo, en realidad salió a salvar al inversionista que tenía la plata en México. Entonces, en primer lugar el "blindaje" permitió la salida de una parte, luego el "megacanje" garantizó la otra salida y ahora tenemos gran parte de la deuda en cabeza de argentinos o bancos argentinos que en estos días han perdido sus activos como consecuencia de la caída registrada, y probablemente gran parte de los bancos esté totalmente "descalzada". De manera que el problema no es menor; la situación es complicada y requiere un fuerte y serio programa de unidad nacional vinculado con una visión distinta de lo que es el ajuste, si es que hay que efectuarlo inevitablemente. ¿Qué es lo criticable de este ajuste? Que se hace al ritmo de lo que imponen los mercados y a lo bruto. Se dice que todos los días se tira una doncella al fuego y que cuanto menor sea la doncella mejor se cotizará en el mercado, porque el gobierno es capaz de comerse un chico todos los días. Por supuesto que cuando del otro lado aparecen los que no quieren que se coman a los chicos, se genera otro conflicto que en definitiva lleva al borde del colapso a toda la sociedad. ¿Cómo se puede hacer un ajuste que conforme a todos los sectores? Creo que debemos vivir con lo nuestro, y me parece que ésta puede ser una oportunidad para construir un país en serio, para poner los pies sobre la tierra, que los argentinos gasten lo que deben y que haya una prioridad en el gasto del Estado para empezar a edificar una sociedad que ya hizo casi todo, que está en el fondo de la lata, con casi cuatro millones de personas que tienen problemas de desempleo, lo cual es algo muy serio. Decía entonces, ¿cómo debería hacerse un ajuste de esta naturaleza? Esto significa que todos los argentinos deben ser iguales, vivan donde vivieren, en la provincia de Formosa o en la Capital Federal. ¿Cuáles son las prioridades que deberían tomarse en cuenta para efectuar un ajuste de estas características? En primer lugar, no debe existir ninguna escuela que cierre sus puertas ni días sin clases. Esta debe ser prioridad del Estado tanto a nivel nacional como provincial y municipal. En segundo término, no deben faltar hospitales ni las drogas y los elementos indispensables para su funcionamiento. Tampoco debe faltar comida. No es posible que en nuestro país haya gente que no puede comer, porque los alimentos no valen casi nada; es un problema de decisión del Estado. No es 18
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posible que haya inseguridad. Indudablemente la gente tiene miedo y por eso las fuerzas de seguridad deben estar bien organizadas y protegidas. Es indispensable que los jubilados cobren sus haberes. Todas estas son las prioridades en una situación de emergencia, y cualquier otra cosa puede ser transformable, aunque haya que ser mucho más duro con este ajuste porque habrá que soportar resistencias más grandes. De todas maneras, este ajuste puedo explicárselo a la gente porque tengo un orden de prioridades. Lo que no puedo explicar desde ningún punto de vista es que voy a dar el mismo trato a la consultora y al jubilado, pues a estos les descontaré el 13 por ciento de sus haberes. Por todas estas razones, nuestro bloque votará en contra de esta iniciativa y dice que no a esta forma de hacer el ajuste. Estamos dispuestos a debatir el ajuste que sea necesario para el país teniendo en cuenta un orden de prioridades. ¿Saben qué significa el ajuste tal como está planteado? Que probablemente en una ciudad como Buenos Aires haya una plaza sin flores, pero en alguna provincia argentina se cierre un hospital. Descontar el 13 por ciento a todos, sin tener en cuenta las desigualdades de los diversos ingresos, implica efectuar un ajuste inequitativo. Estas son las cuestiones que debemos discutir; por ejemplo, un programa de unidad nacional de esta naturaleza que tenga como meta el déficit cero. A mí no me asusta el déficit cero, al contrario, estimo que es necesario en estas circunstancias. Esta es una situación parecida a la que se vivió con la hiperinflación. Cuando llegó la hiperinflación, los argentinos dijimos que no teníamos más moneda y que debíamos buscar una moneda confiable y garantizada para crecer. Encontramos la salida: en vez de emitir moneda emitíamos deuda, con lo cual se buscó un camino para salir del corsé y el Estado siguió gastando en cosas que a veces no eran imprescindibles. Ahora se terminó una cosa y la otra. Esto no requiere una decisión de los mercados sino un país que quiere funcionar. Para esto van a encontrar al justicialismo colaborando, pero con una visión distinta de lo que tiene que ser el ajuste. Creo que deberíamos discutir partida por partida, analizar el presupuesto y hacer las cosas de otra manera, porque no estamos haciendo las cosas bien y por eso existe resistencia por parte de la gente.
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Bravo le solicita una interrupción. ¿Se la concede?
SR. LAMBERTO, OSCAR.- Sí, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. BRAVO, ALFREDO PEDRO.- Señor presidente: el señor diputado Lamberto habló de un descuento del 13 por ciento. Me parece que hay un error, porque se trata del 13,6 por ciento, según el artículo 1° del proyecto que nos han acercado a última hora. Este es un debate serio y sin embargo no pudimos más que leer rápidamente el texto de la iniciativa. Además, advierto que la sesión se está desarrollando sin la presencia de taquígrafos. De
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manera que no sé dónde van a quedar registradas las palabras que aquí se pronuncien y de qué manera será cumplido lo que se disponga. Por lo dicho, estoy planteando una cuestión de privilegio. Reitero que estamos desarrollando una sesión en la que se está debatiendo un tema importante cuyo texto ha sido elaborado a última hora, recién lo hemos recibido y estamos leyéndolo para tratar de desentrañar su verdadero contenido. Por lo tanto, pregunto al señor presidente si es reglamentario que estemos sesionando sin la presencia de los taquígrafos.
SR. PRESIDENTE .- Sí, señor diputado; es reglamentario. La sesión está siendo grabada como se graban todas las sesiones-, y los secretarios de la Cámara, que son funcionarios públicos, darán fe del desarrollo de la sesión. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- Retomando el tema, y para finalizar, creo que hay muchas cosas que podrían analizarse en el marco de esta iniciativa. El primer punto que se presenta como una cuestión ventajosa es pasar del sistema de devengado al de percibido en materia de IVA. La solución que propone la norma no es la mejor, porque se está confundiendo el hecho imponible con la obligación de pago. Vamos a desestructurar todo el sistema contable argentino y a obligar a la gente a llevar doble registro, cuando se podría haber corregido de otra manera. De todas formas, en el marco de la discusión este es un hecho menor. En segundo lugar, este es un ajuste clásico, con baja de salarios y aumento de impuestos. No sabemos si esto dará al país la tranquilidad que necesita para arrancar. Creo que los recursos serán devorados rápidamente, como ocurrió en estos últimos tiempos. Si no elaboramos un plan político de cohesión nacional y de fortalecimiento de las instituciones, colocando por encima de todo los valores de una Nación en crisis, seguiremos votando ajuste tras ajuste y generando entre la gente una bronca cada vez mayor, y no vamos a transformar la situación de fondo de la Argentina. Debemos volver a ser un país y tenemos que instaurar el concepto de patria y de nuestros símbolos. De una nación en crisis se sale con un país hermanado, sin sacarnos ventajas entre nosotros y protegiendo a los más débiles. Podremos poner proa a nuestro país si pensamos que el poder de la gente tiene que estar por encima del poder de las corporaciones. Si existe la decisión de hacerlo, ello se logra con voluntad y no con trampas a la hora de tomar determinaciones. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. NATALE, ALBERTO A..- Señor presidente: a efectos de fijar la posición de nuestro sector compartiré el tiempo reglamentario del que dispongo para hacer uso de la palabra con los señores diputados Balter y Gómez Diez. Ante todo quiero decir que este debate no nos resulta extraño, ya que desde el año 1995 venimos advirtiendo en esta Cámara sobre el peligroso camino que sigue la Nación Argentina a fuerza de financiar con endeudamiento público los déficit sucesivos que ostentan nuestros presupuestos. 20
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Los señores diputados nos han escuchado muchas veces advertir que llegaría el día en que el endeudamiento nos iba a llevar al extremo de que nadie nos prestara ni un solo peso y de que fatalmente tendríamos que vivir sólo con nuestros propios recursos. Desgraciadamente no se nos escuchó y los enfoques realizados en forma permanente parcializaron la cuestión. Tanto es así que desde 1995 -es decir, tanto durante el gobierno anterior como en el actual- nos encontramos con una serie de ajustes que no significaron otra cosa que aumentos de impuestos o disminución de algunas erogaciones. El meollo de la cuestión no es advertido ni por quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones ni por muchos comentaristas agudos o expertos economistas de nuestro país que viven equivocando a la opinión pública y a los gobernantes con afirmaciones que carecen de sustento. Hemos escuchado hasta el hartazgo que es necesario reducir el gasto público. No hay economista, profesional o periodista que presuma saber del tema ni ciudadanos que se supone están medianamente informados que no hablen a diario de la necesidad de bajar el gasto público. Pero, a pesar de ello, no se advierte que el gasto público primario -es decir, el gasto público de la Nación antes de pagarse los intereses de la deuda- haya tenido en la última década una evolución exagerada. Desde 1998 hasta 2001 el gasto público primario aumentó 2.800 millones de pesos, que equivalen al 4 por ciento del gasto total. Por supuesto, este no es un dato para que nos llenemos de alegría; pero tampoco es una referencia que nos pueda llevar a creer que el meollo de la cuestión pasa exclusivamente por ese punto. Es un dato más a tener en cuenta y de ninguna manera representa la totalidad de los elementos que componen el problema del déficit crónico que desde el año 1995 soportan las cuentas públicas de nuestro país. Toda solución -pido a los señores legisladores que escuchen bien la afirmación que voy a hacer porque estoy convencido de que es así- que pase exclusivamente por buscar la reducción del gasto primario será parcial y transitoria, ya que nos permitirá abrigar una cuota de esperanza la semana venidera y nos convocará dentro de poco tiempo a hacer frente a un problema similar al que hoy sufre nuestro país. Es necesario que digamos las cosas con claridad, porque muchas veces se transforman en dogmáticas afirmaciones ideológicas que no tienen ningún sentido. En el mes de noviembre nuestro país obtuvo el blindaje financiero. La Argentina tuvo la suerte de que el Fondo Monetario Internacional organizase por primera vez, luego de todas las crisis que se han desatado en el mundo durante el último lustro, una asistencia financiera preventiva. Países como México, Corea, Malasia, Rusia y Brasil recibieron asistencia del sistema financiero internacional pero después de haber sufrido una crisis. En el año 1994 se produjo la devaluación mexicana y Estados Unidos concurrió en su auxilio aportando 50.000 millones de dólares. En el caso de los otros países ocurrió algo similar. Se dejó caer a Corea y a Malasia, arrastrando a todos los países del sudeste asiático, y después llegó el apoyo financiero. Cayó Rusia y luego se pusieron a su disposición 50.000 millones de dólares. Por último, en Brasil el salvataje llegó después de la devaluación brasilera que tuvo lugar en el año 1999. En la Argentina las cosas fueron distintas. En noviembre del año pasado tuvimos la suerte de que se dispusiera para nuestro país el famoso blindaje de 40.000 millones de dólares: 15.000 millones fueron aportados por el Fondo Monetario Internacional, 5.000 millones por el Banco Mundial y el Banco Interamericano y 20.000 millones de un compromiso enunciado por el sistema financiero y las AFJP locales. Pero en lugar de negociar inteligentemente esta posibilidad dejamos que se esfumara comenzándola a 21
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utilizar de a puchitos -puchitos de miles de millones de dólares- para cubrir los desequilibrios generados en las necesidades de financiamiento que, como lo hemos señalado muchas veces en este recinto, crecían peligrosamente en forma vertiginosa. En su momento hice la propuesta de negociar con el Fondo Monetario Internacional la distribución de esos 40.000 millones de dólares en cinco años -8.000 millones de dólares por año- para aliviar la carga de los intereses de la deuda sobre el presupuesto. Si bien es cierto que en 1993 dichos intereses fueron de 3.000 millones de pesos -suma que podía ser fácilmente manejada por nuestro país- también es verdad que hoy ascienden aproximadamente a 12.000 millones de pesos anuales. Si en ese momento, con la disposición que había para evitar una hecatombe en nuestro país -no sólo por el efecto dominó que ello produciría sino también por las consecuencias que acarrearía para la Argentina-, se hubiera negociado un acuerdo como el que propuse en su oportunidad, ahora no estaríamos obligados a hacer un ajuste que realmente es durísimo, ya que se van a bajar no sólo sueldos y jubilaciones sino también una serie de prestaciones a cargo del Estado. Volvimos a propiciar ese acuerdo cuando el doctor Cavallo asumió como ministro de Economía, pero se nos contestó que no era necesario hacerlo porque ya estaba listo un "megacanje". Ahora resulta que el "megacanje" alivia transitoriamente las obligaciones de los dos o tres años venideros, a un altísimo costo financiero, con tasas del 15 por ciento de interés anual, y no resuelve el problema de fondo aunque trae un poquito de alivio para los ejercicios 2001, 2002, 2003. Pero ojo con los que tengan que tomar decisiones en el año 2004, porque el "megacanje" se les vendrá encima como un boomerang. Cuando el señor ministro de Economía asumió sus funciones hace cuatro meses sostuvo que no venía a realizar un nuevo ajuste y que todo pasaba por la sacrosanta palabra "competitividad". La competitividad era "plancitos" de disminución impositiva para algunos sectores, y se creía que con eso solo se podría reactivar la economía. Pero esa esperada reactivación no llegó. Se acentuó el desfinanciamiento a través de los "plancitos" de competitividad, y ahora estamos deshaciendo el camino andado: no reintegramos el impuesto a las ganancias y aumentamos los aportes patronales que habían sido bajados en 1995. Cuando el señor ministro de Economía estaba sentado aquí, quien habla le preguntó cómo habría de evitar el desfinanciamiento de los 5.000 millones de pesos provenientes del mapa previsional. El ministro me contestó que la cifra no pasaría los 2.500 millones porque no iba a tener todo el alcance previsto. Asimismo, dijo el ministro que se iba a compensar con los nuevos aportantes al sistema. Dije al ministro que no nos hiciéramos ilusiones porque no iban a aparecer nuevos aportantes al sistema, pues aunque bajaran las alícuotas, los que estaban en negro seguirían en negro y los que estaban en blanco iban a seguir en blanco; esta es la realidad. Por imprevisión, por no haber querido hacer las cosas como se debieron pensar, por actuar por impulsos de momentos y circunstancias, cuando de la noche a la mañana se descubre que nadie nos quiere prestar un peso, se apela al extremo remedio de un ajuste dolorosísimo. Insisto en la propuesta que hicimos hace ya mucho tiempo. Estamos convencidos más que nadie de la importancia del déficit cero. Si alguna vez nos calificaron de monetaristas ortodoxos, resulta bueno entonces que se den cuenta de cómo son las cosas en las economías particulares y en las economías de los Estados.
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Estados Unidos logró el déficit cero y tuvo un crecimiento espectacular en la década del 90. Suecia e Irlanda salieron de sus procesos recesivos una vez que ordenaron sus cuentas públicas, y la Argentina tiene la oportunidad de ordenar sus cuentas. Pero no lo va a lograr pura y exclusivamente con decisiones de esta naturaleza. Hay tres cuestiones que debemos atacar simultáneamente. En primer lugar, disminuir el gasto primario todo lo que se pueda y especialmente hacerlo más eficiente. En segundo término, se necesita una reforma impositiva de fondo, que atando el interés del contribuyente al del fisco permita reducir la enorme evasión que hoy existe en nuestro país. Si redujéramos parte de la evasión que existe en materia de IVA y ganancias, no tendríamos que estar aquí discutiendo estos ajustes; se lo planteamos a los funcionarios del Ministerio de Economía apenas asumió sus funciones el doctor Cavallo; se nos dijo que se estaba trabajando y que en treinta días llegaría al Congreso un proyecto de reforma de fondo al sistema impositivo. Sin embargo, seguimos con estos "parchecitos" del 6 por mil del impuesto al cheque, de bajar esto o subir aquello, pero en definitiva la evasión continúa y seguimos buscando desesperadamente cómo tapar el agujero negro de las cuentas públicas. Decía entonces que primero hay que reducir el gasto primario todo lo que se pueda y en segundo lugar debe instrumentarse una reforma impositiva de fondo que permita disminuir al máximo la evasión que hoy tenemos. En tercer término -y no hay que tener vergüenza de decirlo, porque tenemos posibilidad de hacerlo-, hay que plantear seria, ordenada y razonablemente ante el sistema financiero internacional una renegociación consensuada de la fortísima carga de intereses de la deuda pública. Eso no se encara con espasmódicos "megacanjes", sino con una negociación abierta donde se señale qué es lo más propicio, como lo fue el tiempo en que se nos planteó el blindaje. Concluyo diciendo que hoy estamos saliendo del paso en forma transitoria, pero seguimos sin buscar soluciones de fondo. No debemos olvidar que este Congreso ha dado facultades al Poder Ejecutivo nacional como jamás las tuvo un presidente de la Nación desde 1853 hasta la fecha. La delegación de poderes legislativos que votamos hace cuatro meses ha permitido al Poder Ejecutivo dictar más de treinta normas. A los decretos de necesidad y urgencia, que se han transformado en la otra práctica legislativa de rutina en nuestro país, se suman las facultades delegadas. Hoy el presidente de la Nación tiene las manos libres para legislar enormemente al margen del Congreso. Existe un Congreso que hoy está dando una demostración cabal del sentido de responsabilidad que tiene, porque advierte que si no se toman decisiones las cosas pueden ser muchísimo más graves. La estructura económica de la Nación Argentina es sana. Hemos hecho reformas estructurales de fondo, a pesar de que tenemos un 16 por ciento de desempleo, que desde hace tres años no crecemos y del pesimismo que ha invadido el espíritu de los argentinos. La Argentina tiene una posición económica mucho más sólida que México, Brasil o cualquier otro país latinoamericano, incluso Chile, del que siempre se habla. ¿Qué nos falta entonces? Ordenar las cuentas públicas y recrear la confianza de la sociedad en nosotros mismos. La responsabilidad primordial es del gobierno, pero nosotros -que no nos sentimos comprometidos con él- nos estamos preocupados por lo que pasa y vamos a ayudar con nuestras ideas y aportes para que la Nación Argentina encuentre mejores caminos que los que ha venido transitando hasta ahora.
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. BALTER, CARLOS MARIO.- Señor presidente: hemos llegado a esta sesión especial como el burro al que le muestra una zanahoria, porque el tema que nos ha convocado es la modificación de la ley del IVA. Sin ninguna duda esto es lo realmente importante, porque pasar del actual sistema de liquidación del IVA por método devengado a uno percibido hace generar el débito fiscal en el momento de percibirse el precio de la operación. Como tal, esta modificación puede calificarse sin lugar a dudas como una de las medidas más trascendentes y revolucionarias de los últimos años en materia tributaria, ya que considerar el momento de generación del débito fiscal es uno de los elementos más perversos de la ley del IVA. Estas son palabras textuales de uno de los mayores tributaristas argentinos en materia de IVA, como lo es Rubén Marchevsky. La reforma que se propicia intenta restablecer equidad en la relación jurídico tributaria y parte de la premisa de que si el impuesto no está disponible para el contribuyente, tampoco puede estarlo para el fisco. Por lo tanto, con esta reforma se restablece uno de los principios básicos de la tributación, que es el de la comodidad del pago: el impuesto debe ser pagado en la época en que sea más cómodo para el contribuyente, cuando tenga la disponibilidad de los fondos con los que debe afrontarlo. Esto lo dijo Adam Smith en Algunas consideraciones sobre el origen y la naturaleza de la riqueza de las naciones y en doscientos años no ha podido ser refutado. Así, llegamos a este momento entusiasmados por esta modificación trascendente, que sin ninguna duda queremos apoyar; a la vez queremos advertir, y que el Poder Ejecutivo especialmente preste atención, sobre los inconvenientes que puede generar esta reforma. En Chile una modificación similar entró en vigencia el 1° de julio, y el día 18 de ese mes debió ser suspendida por los inconvenientes que produjo su instrumentación, habiéndose creado cinco libros nuevos para poder controlar este tributo. Si la base de nuestra recaudación es el IVA, tengamos mucho cuidado con lo que pueda ocurrir, porque si hoy intentamos imponer una norma por la cual los pagos a los proveedores, a los jubilados y pensionados y a los asalariados van a estar en función de la recaudación y ésta falla, el descuento no va a ser del 13 por ciento sino un porcentaje mucho mayor para poder llegar al déficit cero, que por supuesto nosotros queremos apoyar. Desde esta bancada en reiteradas oportunidades hemos advertido los errores que el oficialismo viene cometiendo, pero hemos sido ignorados en cada una de nuestras reflexiones. Este es el resultado que tenemos en la Argentina después de casi dos años de administración de la Alianza. Sin duda heredaron una situación caótica del gobierno anterior, ¿pero quién puede negar que han profundizado esta crisis por la impericia con que han manejado la gestión de gobierno? Arrancaron con el "impuestazo", y para dar un solo ejemplo referido a mi provincia, en esa oportunidad advertimos lo que significaba poner un impuesto al champán. Aquí se reían de lo que nosotros decíamos, pero a un año y medio se pueden ver los resultados de esa equivocación, de ese grosero error que cometieron, porque nuestros pequeños y medianos productores hoy se ven azotados en sus economías ya que les han reducido el 50 por ciento del precio correspondiente al esfuerzo de su trabajo y recolección de sus frutos. 24
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Esto lo advertimos y nadie prestó atención, a nadie le importó. Ahí está el resultado: la baja de la recaudación general que nos lleva a tomar estas medidas. Cuando tratamos el proyecto de ley de presupuesto firmamos con el oficialismo y con el bloque de Acción por la República un compromiso para mantener la ley de solvencia fiscal, pero de un día para el otro modificaron todo y aumentaron el déficit. Advertimos los problemas que esto iba a generar, como muy bien lo acaba de expresar el señor diputado Natale respecto de la última serie de presupuestos que hemos tratado en este recinto, de cuyos debates tenemos la versión taquigráfica -que hoy no tendremos- que da testimonio de por qué firmábamos con disidencias totales o parciales en cada uno de esos proyectos. Seguimos actuando con medidas equivocadas y por razones de emergencia. No nos abocamos a la solución definitiva de nuestros inconvenientes. Y con dolor digo que para arreglar las cuentas nos valemos de aquellos que están más desprotegidos y más desvalidos. ¿Por qué no podemos adoptar un conjunto de medidas para obtener los recursos necesarios para cumplir con el objetivo del déficit cero, pero atacando los bolsones de privilegio que todavía hay en nuestro presupuesto y que son muchos? El señor diputado Lamberto nos convocaba a la tarea de abrir el presupuesto, porque si lo abrimos nos encontraremos, por ejemplo, con las partidas correspondientes a la contratación de locaciones de servicio de consultoría que suman 448 millones de pesos en el presupuesto en vigencia. Desde luego no se podrá eliminar todo de un plumazo porque ya se han gastado 147 millones. Es necesario realizar el censo que se postergó el año pasado, ¿pero cuántos millones podremos recolectar para que nuestros jubilados y pensionados y quienes perciben las más bajas remuneraciones no se vean castigados de esta forma? ¿No somos conscientes de que esta disminución del 13 por ciento para muchos de ellos significará no comprar remedios o no comer durante una semana? ¿Por qué no atacamos estos bolsones de privilegio para no tocar el bolsillo a los más débiles? Repito por enésima vez, así como me desgañité gritando durante años contra el sistema de promoción que tanto daño nos hizo a los argentinos por la relación costo-beneficio, ¿por qué no atacamos los privilegios que significan los entes cooperadores civiles que administran los Registros del Automotor, el Registro Nacional Prendario y el Registro Nacional de Armas, que representan 170 millones de dólares que no ingresan al presupuesto de la Nación, y no hay ningún organismo público que los controle? Formulamos esta propuesta durante el tratamiento del último presupuesto y sólo veintitrés legisladores nos acompañaron con su voto. Hoy repetimos: ¿por qué no tocamos estos bolsones de privilegio en lugar de meter la mano en los recursos de los jubilados, que no pueden venir a pelear para que no esquilmemos sus exhaustos bolsillos? ¿Por qué no establecemos un arancel del 5 por ciento a las ganancias excesivas que tienen los Registros del Automotor, con un público cautivo que por la normativa vigente se ve obligado a pagar aranceles desproporcionados en cada trámite? Así veremos cómo aparece el dinero para levantar este piso. Indigna que se pretenda imponer un ajuste de esta naturaleza en los salarios de los trabajadores, en los haberes de los jubilados y pensionados, y un "impuestazo" la población. Eso es justamente el aumento de la alícuota del impuesto sobre los débitos y créditos bancarios, la eliminación de exenciones, la no devolución del impuesto a las ganancias y el aumento del precio de las naftas. Sin duda, no vamos por el buen camino. Esto será un parche más. Con el blindaje y el "megacanje" el gobierno empapeló la ciudad al gastar millones de pesos para anunciar que nos encaminábamos por la senda correcta, pero nuevamente estamos cometiendo un 25
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error: profundizaremos la recesión, no permitiremos la recuperación de nuestra economía y castigaremos a los que menos tienen. Esta no es la forma en que debemos solucionar los problemas. Con la absoluta responsabilidad que ha caracterizado a los integrantes del Interbloque Federal, pretendemos transmitir nuestras inquietudes, expresar nuestras opiniones y tratar con el conjunto de los legisladores de buscar la mejor solución que podamos brindar a la Nación en la crisis más profunda a la que hemos asistido los argentinos. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Señor presidente: como bien se ha señalado, en sucesivos debates sobre proyectos de presupuesto nacional el Interbloque Federal se opuso a la financiación del déficit con deuda. En cada ocasión señalamos que llegaría el día en que el endeudamiento público haría crisis, dado que el incremento de la deuda indefectiblemente provocaría el aumento del riesgo país y con ello el crecimiento de las sumas que se pagan en concepto de intereses. Con el curso de los años se fue generando una verdadera bola de nieve, que hoy se refleja en la actual situación de crisis. El lunes pasado el presidente de la Nación y los gobernadores de provincia firmaron el denominado Acuerdo por la Independencia. ¿Tantos años tardamos en descubrir que en el mundo de hoy la dependencia de los países pasa por la deuda? Es la dependencia de los grandes centros financieros de poder internacional. En el mundo globalizado no hay nada más volátil que el capital financiero. De allí la extrema fragilidad en la que están inmersos los países endeudados. En 1991 comenzó a regir en la Argentina la ley de convertibilidad. No tardamos mucho tiempo en ejercitar la viveza argentina para encontrar un atajo, que fue el endeudamiento. Ahora estamos en vísperas de una nueva viveza que también nos costará caro: la principal provincia argentina, Buenos Aires, ha anunciado la emisión de bonos, que se convertirán en una moneda paralela a la nacional, pero la acuñación de la moneda es una facultad reservada por la Constitución al Estado nacional. Esta medida afectará la convertibilidad y la economía de los argentinos. En tres años, entre 1997 y 2000, la deuda del Estado nacional creció un 26,6 por ciento, mientras que la deuda de las provincias argentinas se incrementó en un 78 por ciento. Por lo tanto, el total del endeudamiento ascendió en tres años a 36 mil millones de dólares. Entonces, uno de los grandes problemas que tiene nuestro país es el vertiginoso crecimiento de la deuda pública. En cuanto a la situación de las provincias, en el acuerdo firmado el lunes próximo pasado se ha tenido que prever la suma de mil millones de pesos para atender sus urgencias financieras. Por todo lo expuesto, el Interbloque Federal votará a favor la modificación de la ley de administración financiera estableciendo el principio de déficit cero, que en rigor ya está impuesto por las circunstancias porque el país se ha quedado sin crédito. Asimismo apoyaremos las modificaciones impositivas, que en su mayoría han sido avaladas el lunes pasado por los gobernadores de provincia, pero consideramos que es nuestro deber resguardar el principio de equidad. Por ello sostenemos la necesidad de proteger a los que menos ganan, a quienes tienen menos recursos, estableciendo un piso de 26
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mil pesos en el caso de los jubilados, los pensionados y quienes trabajan en relación de dependencia con el Estado. Así mismo garantizaremos la intangibilidad de las asignaciones familiares y del seguro de desempleo. Como bien lo ha manifestado el señor diputado Natale, pensamos que este proyecto de ley que establece el principio de déficit cero y una modificación impositiva podrá ayudarnos a "zafar" de la coyuntura. Pero no sólo se debe bajar el gasto primario -incluso tenemos superávit primario- porque el gran problema lo constituyen los intereses de la deuda externa. Por ello el país debe encaminarse paulatinamente a una renegociación de la deuda externa consensuada con los acreedores. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.
SRA. CARRIO, ELISA MARIA AVELINA.- Señor presidente: en estos días en los que se habla de los equivocados de este país que anunciaron lo que iba a suceder, recuerdo el libro Los Naranjos del Lago Balatón, de Maurice Duverger, que hace referencia a lo bueno y lo malo de la ciencia social de Marx. Este autor dice en su prólogo que el Politburó -que yo identificaría en la Argentina con el saber económico convencional, el de los grupos financieros, y obviamente con los sugerentes ministros de Economía alternos, cualquiera sea el partido que gobierne- ordenó plantar naranjos en el lago Balatón. Consecuentemente preguntaron a los ingenieros agrónomos si esto era posible, quienes contestaron negativamente porque ante la primera helada los naranjos se iban a quemar. Por ello, en la interpretación de la ortodoxia comunista y aplicando los principios del Manifiesto Comunista, el Politburó decidió plantar los naranjos por entender que era obvio que los ingenieros agrónomos estaban equivocados. Finalmente, como era previsible, los naranjos se quemaron y el Politburó decidió ejecutar a los ingenieros por haber traicionado los principios del Manifiesto Comunista. Lo que hoy está sucediendo a vastos sectores de la política argentina no es algo muy distinto: los economistas ortodoxos, el saber convencional, los grupos financieros con doble contabilidad -en blanco y en negro vía off-shore- determinaron cuáles eran los criterios económicos que debían presidir el crecimiento económico de la República Argentina. Muchísimos políticos de distintas extracciones, así como otros economistas que no formaban parte del Politburó, fueron advirtiendo a dónde conducía todo esto. De todos modos se dictaron medidas con la aprobación de "ingenieros agrónomos", hoy políticos que vinieron a cumplir mandatos, perdiendo así toda autoridad o la poca autoridad que tenían. Y así estamos llegando al final, que es que en una o dos semanas muchos intentarán ejecutar a la política y a la República Argentina porque acertaron en su advertencia. En el debate que tuvo lugar el 23 de marzo cité datos de lo que sucedía en la Argentina según la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana. En aquella oportunidad se trató la ley de superpoderes, ocasión en la que manifestamos que esta no sería la última norma de este tipo pues vendrían por más. El ministro Caro Figueroa dijo que se quedaba tranquilo hasta que viniera otra crisis y se derogara toda la legislación laboral. Vendrán por más porque son insaciables, porque nos robaron el país y el futuro, porque no construyeron un capitalismo serio y honesto.
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También dijimos que si hoy venían por la República, la semana próxima vendrían por la Argentina. Ya no bastan los decretos de necesidad y urgencia. Vienen por el honor, por la dignidad y por los derechos de todo el pueblo argentino. En ese debate del 2 de mayo sobre la modificación de la ley de convertibilidad también dijimos: "Todo el mundo aplaudió, en una especie de elogio de la gimnasia -hasta los máximos editoriales de este país-, cómo deambulaba y corría por el mundo el ministro 'salvacionista'." ¿Recuerdan aquello del "chico malo"? Luego agregábamos: "Nosotros pedíamos prudencia porque la situación era lo suficientemente difícil y complicada como para que el chico malo nos hiciera llegar pronto a los hielos. Sin embargo, el "Titanic" está en los hielos...", y yo diría que hoy se está hundiendo. En consecuencia, el momento que está viviendo el país es mucho más grave de lo que pensamos y queremos creer. Esto quedará demostrado en las próximas semanas. Si el señor presidente me permite, como es necesaria una política mínima de la memoria voy a leer algunas manifestaciones del ministro Cavallo, aunque sean recientes: "Yo les aseguro que una vez aprobada esta ley..." -la de "superpoderes"- "...en algunas semanas los argentinos podrán comprobar los efectos positivos de mi propuesta". Esto apareció publicado en "Clarín" el 22 de marzo. "Argentina tiene asegurado el cumplimiento de las necesidades financieras de todo el año. En las próximas semanas nos van a venir a buscar para prestarnos plata." Esto lo afirmó Cavallo, según el ejemplar del diario "Clarín" del 25 de marzo. "Cada problema hay que transformarlo en una oportunidad de privatización", y, entre comillas, ANSES, PAMI y -de paso- el "megacanje". Esto lo dijo el 22 de marzo. "La Argentina no reestructurará la deuda ni va a pedir refinanciamiento". Lo dijo Cavallo el 18 de abril. Cuando Calomiris, profesor de Economía de la Universidad de Columbia, dijo que la Argentina debía reestructurar su deuda lo más pronto posible para evitar problemas mayores en el mediano plazo, el señor ministro contestó: "A propuestas como esa no le prestamos ninguna atención porque son delirantes académicos que se ponen a opinar de temas que no tienen nada que ver con la realidad de los países." Esto apareció en el ejemplar de "Clarín" del 18 de abril pasado. "Si estas medidas son aprobadas por el Congreso..." -según Cavallo- "...habrá un rápido cambio en la tendencia de la alicaída economía, que provoca desánimo en la sociedad y nervios en los inversores internacionales." Esta afirmación apareció en el diario "La Nación" del 22 de marzo de 2001...
-- Se interrumpe la grabación.
SRA. CARRIO, ELISA MARIA AVELINA.- ...y dijo un diputado nacional que, como el mago Merlín, parece tener respuesta para todo. El 4 de abril se decía que lo importante es que el programa financiero está sobre carriles y que se avanzará para rebajar los impuestos distorsivos, por lo que la recaudación mejorará en la Argentina. Lo que es claro es que nunca se va a estar peor teniendo más alternativas financieras. El 14 de abril la reactivación ya había comenzado. Un editorial interesantísimo del 15 de abril del corriente año dice que "el problema de Cavallo es que la hiperactividad es la 28
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política en el siglo XXI, y el modo de actuar de Cavallo pone en evidencia el déficit del estilo de trabajo político en la Argentina". No cito al autor porque falleció. Posteriormente Cavallo volvió a pedir que se suscribiera un bono. Aquí comienza su enojo con los mercados: "Hay algunos miopes en el exterior que no se han dado cuenta de que la Argentina no tomará dinero caro. Les vamos a prestar anteojos para que observen la realidad." Finalmente dice: "No podemos seguir viviendo de prestado. La realidad es que no conseguimos financiamiento, está cortado el crédito y no podemos mantener el nivel del gasto." Sin palabras, señor presidente. Aquí está de manifiesto la irracionalidad de los que conducen la política argentina en términos económicos. Otro tema es la política del conocimiento. Todos sabemos que ninguna de estas medidas tiene que ver con la salida de una depresión económica ni poseen el menor rigor capitalista. El capitalismo es Estado y es República. Si perdimos la República y desguazamos el Estado no tenemos capitalismo. Hay otra cuestión: el capitalismo es previsibilidad para los sectores privados, y la previsibilidad es la República porque asegura que las leyes pensadas y razonadas hagan que los habitantes sepan cuál es su destino en el mediano y largo plazo. Lo que hoy están haciendo es decir a muchos argentinos -en realidad, a todos- que no saben cuánto van a cobrar a fin de mes, cuándo van a cobrar y qué impuestos tienen que pagar. Si esto no es destrucción capitalista, por favor traigan a todos los premios Nobel de Economía liberales del mundo para que les digan que estamos destruyendo el poco capitalismo que nos queda. ¿Cómo va a haber recaudación impositiva si hay tanta falta de certeza personal, individual y de negocios, que estas medidas tienden a ahondar? Díganme qué país del mundo salió de una depresión económica con políticas de déficit cero, que no es tal, sino que es déficit cero para los acreedores sociales de la Argentina, para los jubilados y para los empleados públicos... (Aplausos.) ...pero es endeudamiento en Letes para los sectores del capital que tienen los bonos. No mientan; no es así. Déficit cero es vivir con lo nuestro mientras seguimos pagando la deuda con todos los intereses. Ultima cuestión del conocimiento: no queremos poner palos en la rueda pero tenemos que advertir que con semejante criterio de irracionalidad económica no vamos a calmar los mercados, y no quiero agravar la situación con estas palabras. En primer lugar, no hay que mirar a la Bolsa porque no existe. ¡Miren el mercado abierto electrónico que sí existe y moviliza 2 mil millones de pesos por especulación en la Argentina, y nadie lo controla! En segundo término, para todas las consultoras del exterior el riesgo país está dado por el hecho de que la Argentina no crece. Por este motivo no está en condiciones de pagar su deuda, con lo cual las medidas que hoy se toman generarán una mayor depresión económica que un día antes o después provocarán el aumento del riesgo país. Desde esta matriz no se sale. Por último, cuando los países viven semejantes crisis, cuando todos los argentinos vivimos semejantes crisis, lo peor es abandonar los principios. Justamente porque abandonamos los principios de la República y los de la democracia representativa estamos donde nos encontramos.
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Lamentablemente todos nosotros hemos abandonado el ejercicio serio de la política. Muchos dicen que los políticos tienen la culpa de lo que nos pasa, pero lo cierto es que no hay país serio en el mundo en el que la política tenga menor autoridad y menor capacidad de decisión que en el nuestro. Precisamente por falta de autoridad de la política para construir una matriz social seria es que tenemos todos estos problemas. Hemos otorgado el manejo de los destinos del país a chicos que estudian tres meses en Harvard -como si fueran las academias Pitman- y que cobran miles de dólares por sus trabajos de consultoría, además de hacer sus propios negocios. Evidentemente, estamos de esta manera por la pérdida de nuestra autoestima, de la autoridad y de la racionalidad. En consecuencia, como de esto se sale con Justicia, no vamos a salir desde la unidad nacional con los que se robaron el país sino desde la unidad del pueblo para empezar a construir otro país, juzgando a los que lo robaron. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. BRAVO, ALFREDO PEDRO.- Señor presidente: debo aclarar que si el Tesoro nacional, y eventualmente las provincias, alcanzan el déficit cero, eso no va a significar que el país no necesite crédito. La decisión gubernamental de honrar los elevados intereses y la amortización de la deuda nos demuestra que el endeudamiento crediticio seguirá siendo sostenido. Entonces, cabe preguntarnos si la estrategia del déficit cero es buena para crecer de manera sostenida y generar ingresos que nos permitan pagar los compromisos asumidos. La respuesta es negativa, porque no obstante las mentiras sobre las que se basó la dinámica del modelo de convertibilidad, lo cierto es que el déficit público fue el que impulsó el crecimiento que registró nuestra economía en la década del 90. En este sentido, cabe recordar que en esa época la conducción económica estaba a cargo del señor Domingo Felipe Cavallo. El problema central de la economía argentina es que el mecanismo vicioso que acompañó a la convertibilidad y al financiamiento tendió a su propio agotamiento. En primer lugar, porque los fondos no tuvieron un destino productivo, y en segundo término, porque a medida que se acrecentaba el monto de la deuda se iban deteriorando los indicadores de solvencia fiscal. Además, mediante ese y otros mecanismos sólo se logró que la riqueza productiva del país y el potencial productivo de las fuerzas del trabajo se fueran transformando en un capital líquido y de libre disponibilidad para los operadores financieros. La magia del actual ministro de Economía consistió en garantizar negocios financieros con la plata de los argentinos. Ahora vemos que está escribiendo un nuevo capítulo de esta historia, razón por la cual considero que la irresponsabilidad del actual equipo económico es múltiple. Digo esto porque ellos son los responsables de haber creado este sistema de funcionamiento. Basta recordar el seguro de cambio -por el que se convirtió la deuda privada en pública licuando los pasivos de las empresas-, las privatizaciones dudosas, el endeudamiento récord, el Plan Brady, el aumento de la desocupación -que en la actualidad abarca a 2,3 millones de personas-, la subocupación -que alcanza a 4,4 millones de habitantes- y la pobreza extrema, que se seguirá nutriendo de quienes perdieron las esperanzas y se dejaron vencer. 30
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Lo primordial de este ajuste apunta a asegurar el pago de los servicios de la deuda externa, favoreciendo así las ganancias de los especuladores. No nos podemos olvidar del negocio IBM-Banco Nación ni de la escandalosa y trágica relación de las coimas, así como tampoco de la venta ilegal de armas -que también rubricó el único ministro que todavía no fue citado por el juez que entiende en la causa-; la venta de la acción de oro de Aerolíneas Argentinas, que otorgaba al Estado la potestad de veto; el cambio en el status jurídico de los fines y objetivos que perseguía el Banco Hipotecario Nacional -hoy Banco Hipotecario Sociedad Anónima-, y el mágico "megacanje", que fue un negocio que se creó para financiar en 200 millones de dólares a los intermediarios, banqueros y grupos financieros. Señor presidente: no creo que mi discurso sea tan extraordinario como para requerir una atención mayor a la habitual a los señores diputados, pero por su intermedio pido a los colegas que me respeten en el uso de la palabra.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia solicita a los señores diputados que aquellas cuestiones que no tienen que ver con el debate las traten fuera del recinto. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. BRAVO, ALFREDO PEDRO.- Señor presidente: los especialistas en temas económicos -no los que sirven a los mandatarios del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial- han coincidido en que indudablemente este ajuste tiene un solo sentido: hacer todos los esfuerzos posibles, y aun más, para pagar la deuda externa. Después del fallo del juez Ballestero que puso en su lugar lo que era deuda legítima y lo que era deuda ilegítima, ¿qué ha hecho el Parlamento, que todavía no ha comenzado el correspondiente debate sobre la creación de una comisión que se ocupe de este tema? En varias oportunidades hemos señalado que uno de los graves problemas que padecía el país -algunos editoriales de diarios metropolitanos de hoy así lo señalan- tenía relación con el pago de la deuda externa, que en realidad es la deuda pública, porque así se debería llamar. ¿De qué forma podemos presentarnos ante la gente de menores recursos y decirle que estamos haciendo este ajuste para llegar al déficit cero y preservar su salario, a pesar de que se lo vamos a rebajar en forma continua? ¿Cómo podemos decir a los jubilados que estamos pensando en salvaguardar su beneficio jubilatorio? ¿De qué manera podemos decir a los argentinos que estamos haciendo un esfuerzo para que el país emerja de esta grave crisis por la que estamos atravesando? Aquí muchos han hablado sobre este texto -que ha llegado a nuestras manos hace muy poco- donde figura una serie de modificaciones que merecen un gran debate. De su lectura nos encontramos con que evidentemente existe una reafirmación del contenido del primer decreto que envió el Poder Ejecutivo. Esto me preocupa desde todo punto de vista. Venimos señalando la cuestión vinculada a la deuda externa desde la época de la denuncia efectuada por el ciudadano Alejandro Olmos, en 1982. También lo hemos indicado en una comisión ad hoc que se había creado para estudiar y seguir profundizando el análisis de esa parte de la deuda que todavía se sigue pagando tranquilamente. ¿Qué
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hemos hecho desde este recinto para modificar con criterio de país las distorsiones que estamos padeciendo? Hoy formulé una pregunta en primera instancia. Estamos en una sesión en la que no hay taquígrafos, aunque se me dijo que existen funcionarios que pueden dar fe de lo que está ocurriendo. ¿Será el señor presidente? Pero nadie me explicó en qué artículo del reglamento se establece este cambio en la forma de trabajar de esta Cámara. Puedo creer en la versión que se me dé oralmente, pero la quiero ver asentada en el papel, como una versión a la que podamos recurrir, para que después no aparezcan palabras que puedan estar fuera de contexto. Esta sesión -lo continuaremos diciendo- constituye para los argentinos una vergüenza. Es una vergüenza tratar temas de tanta importancia, que tienen proyección institucional, cuando las modificaciones fueron acercadas hace apenas una hora. Es una vergüenza que despreciemos lo que durante toda la vida hemos señalado como el punto de partida de nuestra labor: las comisiones y sus dictámenes. ¿Cuántas veces en esta Cámara se ha dicho que a un determinado punto se le daría prioridad siempre y cuando mediara despacho de comisión? Sin embargo, acá borramos con el codo lo que escribimos con la mano. Esto es una vergüenza; y si usted, señor presidente, quiere que dulcifique mi expresión, podría hablar de un bochorno. ¿Quienes han sido elegidos democráticamente como representantes del pueblo sabrán qué decir cuando les pregunten si estuvieron de acuerdo con todo esto? Lo único que puedo decir ahora es que el bloque del ARI rechaza el decreto que ha establecido esta catastrófica situación de crisis en el país. Nuestra posición va a ser esparcida por todos los lugares. Por eso solicito que la votación se practique en forma nominal, para que los ciudadanos sepan verdaderamente quiénes se han comprometido a vender el país y entregar la soberanía de este Parlamento.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. VITAR, JOSE ALBERTO.- Señor presidente: antes de comenzar mi exposición deseo expresar mi dolor y preocupación por el hecho de que haya sido agredido un colega de esta Honorable Cámara, el señor diputado Alessandro. A modo de desagravio debo decir que puedo entender, respetar y aun justificar las protestas de quienes se consideran lesionados por las medidas que se van a tomar. Pero de ninguna manera se puede permitir que un colega haya sido agredido de la forma en que ocurrió hoy. Deploro esa metodología, sobre todo viniendo de quienes conviven diariamente con nosotros en un clima de solidaridad y amistad, como siempre nos hemos manejado en esta casa. Anticipo mi voto negativo al proyecto de ley en tratamiento. Tengo la total convicción de que se está siguiendo un camino equivocado, que nos está llevando a una cadena peligrosa de crisis sobre crisis y de ajuste sobre ajuste. Hubiésemos deseado otra respuesta para enfrentar esta situación. Esa respuesta la hemos plasmado en un proyecto de ley que presentamos en el día de la fecha, en cuyo primer artículo se dispone la derogación del decreto 896. Además, en los artículos 2° y 3° proponemos una serie de medidas que a nuestro juicio son adecuadas para nivelar las cuentas fiscales. 32
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No vamos a discutir el concepto de déficit cero. Parece casi una verdad de Perogrullo que un país que gasta más que lo que recauda y que tiene clausurada la máquina de emitir billetes debe recurrir -para enjugar ese déficit- a la vía del financiamiento. Pero cuando se cierran las vías de financiamiento o el crédito es muy caro no nos queda otro camino -repitiendo una frase en boga- que vivir con lo nuestro. Sin embargo, una cosa es vivir con lo nuestro y otra cosa es que algunos vivan de lo nuestro. Esto representa gráficamente lo que hoy nos está pasando. Diariamente asistimos al bombardeo masivo de falacias transmitidas de manera sistemática. Según una de ellas, la situación que vivimos es consecuencia del crecimiento desmesurado e irresponsable del gasto público; pero quienes sostienen eso en realidad no dicen todo lo que saben. En la Argentina hay superávit primario. Si quitáramos del presupuesto de la Nación lo que se paga en concepto de intereses de la deuda externa, los ingresos superarían los gastos que anualmente realiza el Estado nacional. Ese bombardeo de falacias permanente, como lo es aquella que indica que el sistema político no está a la altura de la situación y no encara con realismo y crudeza las soluciones que determinado sector propone, en realidad pretende disimular una verdad de Perogrullo que es bueno recordar. Con una economía fuertemente endeudada, en un contexto claramente recesivo que ya lleva tres años, sin horizonte de crecimiento y un Estado quebrado y prácticamente imposibilitado de conseguir crédito nadie puede garantizar que el país cumpla con sus compromisos de pago. Esta es la razón de fondo por la que asistimos al aumento casi permanente del riesgo país. La política ha sido muy cuidadosa de esta situación. Durante la semana anterior, en la noche del miércoles se formularon diversos anuncios, y sin que mediara ninguna declaración política altisonante en la jornada del jueves y buena parte del viernes, ese último día el riesgo país se ubicó por encima de los 1.500 puntos, un récord histórico para la Argentina. La única verdad es la realidad. Los argentinos estamos ante una difícil encrucijada que no resolveremos si eludimos el verdadero meollo de la cuestión. El problema de nuestro país es económico y obedece fundamentalmente a un conjunto de acciones cuyo nivel de irracionalidad las ha hecho entrar en conflicto con la realidad misma. No es posible que pretendan seguir haciéndonos creer que hay que debatir las cuestiones secundarias. Frente a la necesidad de que el Estado funcione responsablemente nadie puede negar que es preciso mirar con lupa cómo se gastan los dineros públicos, pero esto requiere un análisis serio de los programas presupuestarios de la Nación -alrededor de cien- a fin de determinar cómo se gasta en cada uno de ellos y cuál es el gasto burocrático, innecesario e improductivo. Ninguno de nosotros estará en contra de que el gasto inútil sea cercenado y tijereteado, porque esto obedece a una cuestión de irracionalidad. Al margen de los esfuerzos de austeridad que haya que hacer, desmintamos de una vez por todas las falacias que confunden el eje del debate. Nadie duda de que el gasto político en la Argentina debe ser ajustado: para que la política recupere autoridad en su discurso, debe ser la primera en dar el ejemplo. Me parece excelente que el presupuesto de esta Cámara se reduzca en un 13 por ciento, para que estemos a tono con las dificultades que se viven en el país. Sin embargo, no pueden decirnos que el meollo de la cuestión es el crecimiento del gasto político. Es hora de que analicemos estos temas con seriedad. Según el Ministerio del Interior, para el total de 16.508 cargos electivos que hay en la Argentina -un 90 por ciento corresponde a la jurisdicción municipal; un 8 por ciento, a 33
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las provincias, y un 2 por ciento a la Nación-, el gasto es de 1.669 millones de pesos anuales. O sea que si en un disparate constitucional -como hoy se ha publicado en un medio- se eliminara la totalidad de las instituciones del sistema republicano, en el mejor de los casos lograríamos compensar una parte del déficit que se ha previsto para este año. Y aun más: si nos quedáramos sin gobierno -con lo cual desaparecerían los cargos electivos y de funcionarios-, la reducción que se lograría con la supresión de los sueldos políticos en la Argentina sería aproximadamente de 2 mil millones de pesos anuales, es decir, apenas el 2,4 por ciento del gasto público total. Este porcentaje está claramente por debajo de la media respecto de cualquier país desarrollado del mundo. Por otro lado, de ninguna manera justificamos el monstruoso gasto en dietas y salarios de las legislaturas de muchas jurisdicciones provinciales -mi provincia, Tucumán, es un claro ejemplo de ello-, que es imposible determinar en su justo nivel. De todas formas, si sumáramos el gasto que generan todos los legisladores provinciales del país -que son 1.223-, incluyendo el sueldo de los vicegobernadores, llegaríamos a 800 millones de dólares por año. Por su parte, el gasto que insumen los sueldos de la totalidad de los concejales del país asciende a 385 millones de dólares anuales, y de los intendentes, a 56 millones de dólares. Entonces, digamos las cosas como son. Es necesario atacar la verdadera causa del déficit, que está dada por el núcleo todopoderoso de intereses que debemos afrontar. Ello, si pretendemos hablar con racionalidad acerca de los problemas que hay en la Argentina y de los caminos a seguir para solucionarlos. Las medidas de ajuste anunciadas por el gobierno presentan tres problemas. En primer lugar, no tienen legitimidad ética, porque es absolutamente injusto pedir a los jubilados y a los trabajadores, que son los sectores más vulnerables de la sociedad -sin duda también se resentirá el exiguo gasto social que hace la Nación-, que soporten el peso de las recetas correctivas de esta situación. En segundo término, esas medidas carecen de legitimidad política. Si analizamos bien lo que estamos discutiendo, advertiremos que se trata de una versión renovada de aquel célebre artículo de la llamada ley de delegación de facultades que el Congreso decidió suprimir por unanimidad. Nos están diciendo que del total que se recaude primero se pagará hasta el último centavo de los intereses de la deuda externa, cumpliendo así con los acreedores, y con lo que sobre luego se verá si se pagan las jubilaciones, los salarios y se atienden todas las demás necesidades de funcionamiento del Estado nacional. Esto, que significa legalizar la pérdida de la soberanía de nuestro Estado, no se puede tolerar. En tercer lugar, el sacrificio que hoy estamos haciendo es estéril e inútil. No voy a repetir los argumentos que aquí ya se dieron, pero nos los señalan los economistas norteamericanos cuando expresan que no debemos hacer caso a lo que nos dicen desde algunos organismos multilaterales de crédito y nos advierten: "En Estados Unidos se hace al revés de lo que a ustedes se les dice que hagan." Vivimos una situación claramente recesiva, y esta es la raíz del problema. Aplicar estas recetas de ajuste conduce al círculo vicioso que ya estamos viviendo: caída de la actividad, disminución de la recaudación, agravamiento del déficit fiscal y nuevo ajuste. ¿Hasta cuándo se puede seguir soportando esta situación sin que el escenario de conflictividad social y política de nuestro país haga insostenible la convivencia en paz de todos los argentinos?
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No se pueden pedir más sacrificios, aunque entendemos que en la vida de los pueblos y en la historia de los países a veces hay que hacer esfuerzos. Sabemos que a veces hay que tragar un sorbo amargo para que después se vea el fruto de los sacrificios y el esfuerzo. Sin embargo, estoy absolutamente convencido de que este sacrificio no nos conduce a ningún lado. Este es el séptimo ajuste de nuestro gobierno. El discurso actual lo venimos escuchando desde el primer día, cuando en una célebre sesión aprobamos la primera reforma tributaria pensando en que por esa vía se corregiría el déficit fiscal. No acompaño el proyecto en tratamiento porque no comparto el criterio de que ésta es la única salida a la situación actual. Sí estamos de acuerdo en que el país está en una crisis muy delicada, que es necesario un programa de equilibrio fiscal a corto plazo y que hay que adoptar medidas para resolver la emergencia. Sólo decimos que ese esfuerzo no lo pueden hacer una vez más los jubilados, los trabajadores, los pobres y los desocupados de nuestro país. Es necesario que por una vez el esfuerzo se reparta equitativamente en términos sociales. Estamos diciendo que los que más ganan y quienes realmente se enriquecieron durante la última década en la Argentina hagan un aporte de emergencia para resolver y destrabar el desequilibrio de las cuentas fiscales. Estamos señalando que el gasto que se reduzca debe ser el improductivo, inútil y burocrático. No estamos de acuerdo con que se ataque la raíz de la dignidad humana, generando un proceso de altísimo nivel de inestabilidad. No se le puede decir a un trabajador público que a partir de ahora no sabrá cuánto va a ganar y que su salario va a estar subordinado a la evolución de la recaudación fiscal en la Argentina, cuando todo indica que de esta recesión no saldremos fácilmente y que los niveles de recaudación se encuentran amenazados. Entonces, hubiésemos querido otra cosa; por ejemplo, que contribuyan a este esfuerzo las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones privadas. Si analizamos la situación fiscal del Estado argentino, coincidiremos en que desde la privatización del sistema jubilatorio el Estado nacional viene dejando de percibir una suma que oscila entre tres mil y cuatro mil millones de pesos por año. Así nos encontramos ante la paradoja de que estos ingresos que se pierden se los solicitamos a quienes los administran, que nos los prestan a tasas de interés descomunales, y lo único que hacen es agravar la situación fiscal del Estado. Quisiera comentar ahora un informe de la Universidad Argentina de la Empresa correspondiente a principios de 1999. En ese trabajo se analiza cómo ha evolucionado la utilidad de las AFJP en la Argentina. Por ejemplo, allí se dice que a partir del cambio en la reglamentación de fines de 1997 el costo del seguro por invalidez y fallecimiento -que es uno de los principales componentes del costo de dichos entes- se redujo considerablemente en la Argentina, pasando del 2,29 por ciento del salario a menos del 1 por ciento en el lapso de un año. Sin embargo, este cambio en la reglamentación, que se suponía que tenía como objetivo hacer que las AFJP redujeran el monto de sus comisiones, no tuvo ningún resultado. Las comisiones totales, como porcentaje del salario, que perciben las administradoras privadas de jubilación se mantuvieron prácticamente sin modificaciones desde sus inicios en el 3,5 por ciento, aplicable a la masa salarial total de la Argentina. Es decir que aumentaron sus utilidades en no menos del 60 por ciento en los dos últimos años. Esto significa que si hasta marzo de 1999, como bien dice la UADE, las AFJP obtenían 35
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utilidades líquidas por 700 millones de dólares, en la actualidad esa ganancia ha aumentado a 2 mil millones. Entonces, ¿cómo no vamos a pedir a las AFJP que contribuyan con un impuesto de emergencia por un año que grave una cuarta parte de esas utilidades extraordinarias que han obtenido en los últimos años en nuestro país? ¿Cómo no vamos a pedir algo similar a las empresas privatizadas, que embolsan suculentas ganancias? Por ejemplo, la empresa petrolera que compró YPF repartió en un año utilidades de 1.300 millones de pesos. ¿Cómo no le vamos a pedir que haga una contribución mínima, por ejemplo, abonando los niveles de aportes patronales que pagaba históricamente, como muchas veces se planteó en este recinto, lo que también es justo reconocer? ¿Cómo no les vamos a solicitar que hagan ese esfuerzo mínimo cuando la reducción de los aportes patronales se justificó diciendo que iba a servir para aumentar la inversión y mejorar el nivel de empleo en la Argentina? Sin embargo, hoy nos enteramos por los medios que la desocupación en la Argentina ha alcanzado un nivel de récord histórico. Entonces, esta es la paradoja de la Argentina de hoy. Por supuesto que es necesario realizar un esfuerzo y reestablecer el equilibrio de las cuentas fiscales, pero para ello la ley debe ser pareja. No podemos pedir el esfuerzo a quienes aportaron y trabajaron durante toda su vida para cobrar un salario digno en la vejez. Tampoco podemos pedir que ello se haga a costillas de los más débiles. ¿Cuál va a ser el efecto -¡por Dios!- de que a dos millones de personas les recortemos los ingresos en la Argentina? No va a ser otro que el que menciona el economista Paul Krugman en una nota que hemos leído en los diarios de hoy: ningún país sale de la recesión con un ajuste recesivo. No se nos puede pedir eso. El economista Paul Krugman ha dicho: "Por supuesto, después está el caso de la Argentina. Lo que resulta sorprendente sobre la crisis política y económica en ese país no es tanto su gravedad -aunque es asombroso ver el castigo que se le está aplicando a un país que hace apenas tres años era el orgullo de Wall Street- sino lo gratuita que es. Estamos hablando de un gobierno cuya deuda en realidad no es tan grande comparada con el tamaño de su economía nacional y cuyo déficit presupuestario, relativamente modesto, es claramente el producto de una depresión económica, y se ve obligado a un drástico recorte del gasto que agravará aún más esa caída." Creo que los argentinos vivimos momentos muy delicados y por eso tenemos que buscar en serio mecanismos de unidad y confluencia. Previendo el escenario de lo que será la Argentina en los próximos meses tenemos que ser capaces de encontrar los mecanismos de consenso necesarios para sacarla adelante. Sin embargo, hay una sola manera de lograr ese objetivo: hacer crecer la economía nacional. Para eso debemos avanzar indefectiblemente sobre los núcleos del privilegio económico que impiden que nuestro modelo económico y social se asiente sobre la racionalidad que el momento nos está exigiendo. Recuerdo muchas horas de debate estéril en esta Cámara para llegar a la presente situación. Muchas veces he señalado desde mi banca que si alguien hubiera visto cómo funcionó el Congreso en este último año y medio quizá no habría entendido nada. Quienes nos sentábamos antes en el otro sector de este recinto hacíamos un discurso que ahora repiten quienes están ubicados allí, y jugábamos a las escondidas entre nosotros. Es el momento de que los argentinos entendamos que ésta no es la hora de las discusiones ni las divisiones estériles y que debemos ponernos de acuerdo para lograr el gran consenso
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nacional en torno de un programa de unidad y salvación que a mi juicio debe estar constituido por tres grandes ejes. En primer lugar, hay que plantear un tratamiento en serio de la deuda externa. Nunca, hasta ahora lo hablamos con claridad. Siempre tuvimos miedo de que esto se interpretara como una actitud de no querer cumplir con los compromisos del país y de que se agravara la situación ya delicada que vivía la Argentina. Hoy el propio ministro de Economía ha dicho que el país se ha quedado sin crédito y desde el "Financial Times" hasta el célebre profesor Calomiris, a quien hizo famoso el ministro de Economía -no es ningún teórico del marxismo norteamericano sino un economista conocido de la derecha liberal de ese país-, nos dicen que la Argentina debe tener un tratamiento de su deuda que inevitablemente pase por una quita del 30 o del 40 por ciento. ¿Qué estamos esperando para abordar en serio, con responsabilidad y madurez, la negociación que el país tiene que llevar adelante y plantear a nuestros acreedores que nadie quiere dejar de cumplir los compromisos? En un momento como éste, donde todos los sectores sociales se ajustan el cinturón, ¿por qué nuestros acreedores tienen que ser la excepción? En segundo término, la Argentina necesita un shock redistributivo. Está visto que la economía no va a crecer por la vía de las recetas de ajuste para equilibrar el déficit fiscal. Claro que todos queremos el equilibrio fiscal, pero éste será la consecuencia del crecimiento de la economía y a tal fin primero tiene que crecer la demanda. Asimismo, para que crezca la demanda debe aumentar el poder adquisitivo de la población y esto implica medidas de redistribución del ingreso en la Argentina. Este debiera ser el segundo eje de un programa de unidad nacional entre los argentinos. Asimismo esto implica la necesidad del refuerzo de la red social en nuestro país. No nos damos cuenta del retroceso histórico en el que estamos. En 1980 el 5 por ciento de los argentinos vivía por debajo de la línea de pobreza. Hoy ese porcentaje llega al 40 por ciento y hay provincias -como la que represento- que tiene en promedio un 67 por ciento de habitantes en esa situación. ¿Hacia qué país vamos? No se ha implementado una política de Estado basada en un consenso tendiente al desarrollo de un programa específico de ingreso mínimo, salario básico o como quiera llamárselo, para evitar que sigan creciendo la pobreza y la exclusión social. Por último, tiene que haber un compromiso de nuestra parte para la erradicación de los privilegios. Empecemos erradicando los privilegios de la política para que nadie nos señale con el dedo. Es necesario ajustar fuertemente el gasto de la política, pero vayamos después por el resto de los privilegios. ¿Cómo es posible que en la provincia de Tucumán un señor que pone un quiosco de venta de sandwichs de milanesa -la comida popular de los tucumanos pobres- se tenga que inscribir como monotributista mientras otro que gana millones de dólares no paga el impuesto a las ganancias por la renta que obtiene de la actividad financiera, las inversiones de capital y la compra y venta de acciones?
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia hace saber al señor diputado que ha concluido el tiempo del que dispone para hacer uso de la palabra.
SR. VITAR, JOSE ALBERTO.- Ya concluyo, señor presidente.
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Esto es absolutamente intolerable. No hay ningún otro país del mundo que no grave la renta financiera. Lo hacen aun aquellos vecinos nuestros que nos ponen como cuco, que nos dicen que no hagamos esto o aquello porque los capitales se van a ir al Uruguay, supuestamente un cuasi paraíso financiero. Veamos el caso de Uruguay. Este país grava con el 2 por ciento la compra de moneda extranjera y con el 10 por ciento los activos de las empresas bancarias; con un impuesto del 3 por ciento a las sociedades financieras de inversión, y ha creado un impuesto del 0,18 por ciento anual en concepto de control del sistema financiero. ¿Y ahora nos vienen a decir que eso debe subsistir como un nicho de privilegio en nuestro país? Creo que es necesario revalorizar la necesidad del crecimiento económico, que se logra defendiendo el mercado interno. Así se procede en todos los países del mundo, sobre todo en aquellos que nos dan consejos. Solamente un 10 por ciento del total de las transacciones en el mundo son operaciones de exportación, lo demás es mercado interno. Voy a terminar citando a Oscar La Fontaine, ex ministro de Finanzas del gobierno alemán, que hace poco dijo en un medio local cómo veía el problema de los argentinos. Señaló que la crisis de la Argentina está poniendo en evidencia los límites de la globalización financiera internacional, y finalizó sus expresiones diciendo: "Esta globalización aniquila al Tercer Mundo y amenaza la civilización europea. Hoy es más mortífera que todas las guerras juntas. Es responsable de que en el mundo haya ochocientos millones de hambrientos. Hay que desenmascarar las mentiras del neoliberalismo y una de esas mentiras es que la libre circulación de capitales y la producción que destruye la naturaleza contribuyen al bienestar de la humanidad". Que Dios ilumine el espíritu de todos los argentinos para que acertemos en el camino que la patria y la hora nos requieren. Este es el camino de la unidad de los argentinos, como alguna vez dijo alguien que volvía descarnado del exilio. En efecto, el general Perón afirmó: "Al país lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie". Esto significa avanzar con equidad y justicia en este difícil momento. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.
SR. DRAGAN, MARCELO LUIS.- Señor presidente: en primera instancia quiero adherir a lo manifestado por el señor diputado preopinante en el comienzo de su disertación. En tal sentido, el bloque de Acción por la República expresa su solidaridad al señor diputado Alessandro y repudio por el ataque del que fuera objeto. Dicho esto, haré algunas consideraciones para fundamentar nuestro voto afirmativo en general al proyecto que esta Cámara está analizando. Todos coincidimos en la necesidad de tener un presupuesto equilibrado y en lo que significa el déficit cero. Todos coincidimos en que esta sería la regla que nos permitiría comenzar a ordenar el Estado, pero a partir de una realidad: no habrá más plata afuera ni adentro, y las tasas de interés que el Estado debe pagar para obtener recursos serán cada vez mayores. Claramente, resulta antipático tener que adoptar medidas de disminución de salarios, pero el Estado argentino está al borde del default y resulta peor no pagar, porque si lo hiciéramos llegaríamos a una situación de absoluta disolución nacional. Es importante considerar que también hay un esfuerzo que el sector privado ha venido haciendo desde hace mucho tiempo, y si el sector público se compromete hoy a 38
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lograr un déficit cero lo que estaría haciendo es no ocupar recursos para el refinanciamiento del Estado, que quedarán disponibles para el financiamiento de la actividad privada. Los casi 4.400.000 desocupados y subocupados de la Argentina necesitan salir de su situación y para ello requieren la generación de puestos de trabajo. Esto se logra poniendo al país en acción, poniendo en marcha su economía, y esto solamente es posible desde la actividad privada. Es allí hacia donde debemos dirigir la mayor cantidad de recursos para salir de la recesión y comenzar a poner en marcha la economía. Con estas medidas estamos cubriendo lo urgente, pero no debemos demorar lo importante. Lo importante es luchar contra la evasión y el contrabando y hacer carne esto de "vivir con lo nuestro". También debemos tener conciencia de lo que significa mejorar nuestro régimen impositivo. En este sentido debemos analizar cuál es el sistema de percepción de los impuestos, en qué consiste el sistema de bancarización que se pretende implementar y qué significa que los impuestos se pagan cuando existen recursos para hacerlo. Debemos cambiar la cultura de la política fiscal en la Argentina. Lo que se está haciendo es sumamente duro, pero en las actuales circunstancias es el único camino posible. Nosotros planteamos nuestras diferencias respecto de la primera propuesta que envió el gobierno. Sin embargo, acompañamos este gobierno de unidad nacional en la seguridad de que puesto en marcha este país y reactivada su economía lograremos generar las fuentes de trabajo que hoy necesitan los argentinos desempleados y subocupados, de modo que puedan comenzar a mejorar sus expectativas y calidad de vida. Ese es el desafío en lo inmediato. Acompañamos esta iniciativa y vamos a votar favorablemente en general, a pesar de lo cual haremos observaciones durante su tratamiento en particular. Asimismo, esperamos que esta sanción sea acompañada por el Senado para que rápidamente se pueda contar con algunas herramientas como el cambio del sistema de liquidación del impuesto al valor agregado, pasando del criterio de lo devengado al de lo percibido; mejorar la recaudación del impuesto sobre las cuentas bancarias y, fundamentalmente, lograr que todos estos resortes, en función de un presupuesto equilibrado y de un déficit cero, permitan que el Estado vaya haciendo el necesario ajuste que el sector privado ya hizo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. TORRES MOLINA, RAMON HORACIO.- Señor presidente: voy a referirme a los aspectos constitucionales que llevaron al dictado del decreto de necesidad y urgencia 896/01. Al dictar un decreto de necesidad y urgencia el Poder Ejecutivo ha reiterado la práctica negativa que se adquirió en la década del 90, al reemplazar la voluntad del Congreso a través de la sanción de este tipo de normas. Esta reiterada actitud del Poder Ejecutivo demuestra el fracaso de la reforma constitucional de 1994, en cuanto pretendió limitar y controlar la sanción de tales decretos. Sin embargo, el actual Poder Ejecutivo ha persistido en esa negativa práctica en forma alarmante. Cuando se dicta un decreto de necesidad y urgencia se afectan las facultades propias de este Congreso y se vulnera el principio que establece el inciso 3° del artículo 99 de la Constitución Nacional, según el cual el Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso, bajo 39
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pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo. Ese inciso determina que el Poder Ejecutivo solamente puede sancionar este tipo de normas cuando circunstancias excepcionales hicieren imposible seguir los trámites ordinarios previstos por la Constitución para la sanción de las leyes. En la actualidad, no existe imposibilidad alguna de que el Congreso sancione leyes. Por lo tanto, los decretos de necesidad y urgencia son inconstitucionales. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, al declarar la inconstitucionalidad del decreto 770/96, estableció las condiciones mediante las cuales el Poder Ejecutivo puede sancionar decretos de necesidad y urgencia. En esa oportunidad, dijo la Corte: "Por lo tanto, para que el Poder Ejecutivo pueda ejercer legalmente las facultades legislativas que en principio le son ajenas, es necesaria la concurrencia de algunas de estas dos circunstancias: primero, que sea imposible dictar la ley mediante el trámite ordinario previsto por la Constitución. Vale decir que las Cámaras del Congreso no puedan reunirse por circunstancias de fuerza mayor que lo impidan, como ocurre en caso de acciones bélicas o desastres naturales que impidieran su reunión o el traslado de los legisladores a la Capital Federal, o segundo, que la situación que requiere solución legislativa sea de una urgencia tal que deba ser solucionada inmediatamente en un plazo incompatible con el que demanda el trámite normal de la sanción de las leyes." Este es un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictado el 19 de agosto de 1999, que puede ser consultado en el "Suplemento de Jurisprudencia de Derecho Administrativo" de la revista "La Ley", de fecha 14 de febrero de 2000. Ninguno de los supuestos exigidos por la Corte para el dictado de un decreto de necesidad y urgencia existe en la actualidad. Exigiendo la sanción de las leyes la voluntad concurrente de ambas Cámaras y estando el decreto de necesidad y urgencia sujeto a la aprobación del Congreso, la manifestación de una sola de las Cámaras -en forma contraria al decreto de necesidad y urgencia que ha sido dictado- hace que dicho decreto pierda vigencia, más allá de la inconstitucionalidad que el Poder Judicial pueda declarar. Cualquiera sea la forma en que la Cámara se expresa en contra de un decreto de necesidad y urgencia -ya sea a través de un proyecto de resolución o de un proyecto de ley-, esa manifestación de voluntad, que puede no tener la misma naturaleza jurídica de una ley, hace que el decreto de necesidad y urgencia pierda vigencia. Por lo tanto, cuando esta Cámara apruebe el artículo 18 del proyecto y sea derogado el decreto 896/2001, más allá de cualquier resolución que tome el Senado -e incluso antes de ello- el decreto de necesidad y urgencia perderá vigencia, a lo que debemos sumar la posibilidad de que cualquier particular solicite que se declare su inconstitucionalidad. Veamos a continuación qué se discute en el resto del proyecto que estamos considerando, si más ajuste o menos ajuste. En cualquiera de ambos casos, y al margen de las modificaciones que la Cámara pudiere introducir a esta iniciativa, las consecuencias serán más recesión, más depresión, más exclusión social y más desocupación. Por las razones expuestas, adelanto nuestro voto negativo al proyecto de ley en consideración.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- Señor presidente: creo que hoy podríamos discutir 40
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si el déficit cero es una meta a compartir por la sociedad argentina en momentos en que los países desarrollados utilizan al déficit como palanca de desarrollo, y sobre todo, cuando los argentinos tenemos otras prioridades y urgencias. Entre éstas podemos señalar la necesidad de tener desempleo cero, hambre y miseria cero, inseguridad cero y muerte de niños por desnutrición y otras causas evitables cero. Todos estos objetivos podrían ser alcanzados por los argentinos con nuestros propios recursos si tuviéramos un sistema económico de usura cero. Quienes integramos el Frente para el Cambio no compartimos el diagnóstico realizado por el gobierno sobre el déficit fiscal. Técnicamente hay déficit cuando se gasta más de lo que se recauda. Pero el caso de la Argentina no es éste, sino el de un país donde se ha producido un desfinanciamiento por desvío de fondos, ya que en la década pasada Menem y Cavallo elaboraron el más perverso y brutal sistema de transferencia de fondos desde los sectores de la producción y el trabajo hacia el área restringida de las finanzas, básicamente a través de dos instrumentos: la privatización de la seguridad social y la reducción de aportes y contribuciones. No hay ninguna razón que impida que el Estado vuelva a ser financiado con estos instrumentos. Es evidente -y cualquier argumento en contrario insultaría la inteligencia de los argentinos- que el ajuste provocará mayor recesión, congelamiento de la economía, mayor cierre de comercios y de pequeñas y medianas empresas, más desempleo, y que los economistas descubrirán finalmente que la recaudación es menor. Si el señor presidente me permite quisiera compartir con mis colegas algunos interrogantes. Los economistas que trabajan en el gobierno, ¿son tontos o son socios de los sectores financieros para los que resulta un negocio brillante financiar el déficit creciente de la Argentina? Personalmente, me inclino por la segunda posibilidad. Como se ha dicho en varias oportunidades, estamos frente al séptimo ajuste realizado por un gobierno que aseguró que se iban a acabar los ajustes. Pero este ajuste ha dado un salto cualitativo brutal sobre los anteriores, ya que por primera vez se pretende naturalizar el concepto de que en la Argentina primero se paga a los acreedores externos y después, con lo que sobra, el Estado atiende las necesidades de la gente, como lo establece la Constitución. Estamos frente a una situación de flagrante violación a nuestra Carta Magna, pues los sectores golpistas y la subversión económica intentan por primera vez que el Congreso sancione definitivamente una norma por la que los ciudadanos argentinos no seremos más iguales ante la ley. Lo que está en discusión -ruego al señor presidente su atención- es cómo debe reaccionar un país frente a la pérdida de crédito originada en la desconfianza de la plaza financiera, en la implementación de una política errática por parte del gobierno o en lo que fuere. Debemos decidir qué se hace cuando el crédito desaparece y a qué sector económicosocial corresponde afrontar la responsabilidad de la crisis. El dato aportado por el gobierno, amplificado y publicitado por el establishment financiero, indica que el país atraviesa por una crisis fortísima que lo coloca al borde del abismo. Si tomamos este dato como cierto, debemos analizar quién resuelve esta crisis y con qué recursos. Evidentemente, quienes más tienen postulan que cuando se produce una crisis los fondos para afrontarla deben ser aportados por los jubilados y los empleados públicos. Esto ha quedado en claro luego del discurso que Escasany pronunció frente a Moneta y a Martínez de Hoz.
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Hoy, y en varias oportunidades durante los últimos tiempos, se ha hablado del "Titanic". Se trata de una metáfora recurrente del hundimiento de la Argentina, que se utiliza cuando se discute cómo debemos posicionarnos frente a esta crisis: si nos hundimos como el "Titanic" o si somos capaces de elaborar una propuesta en forma conjunta. La idea que se intenta instalar es que mientras a los botes van los señores con frac y las señoras con vestidos largos, en los camarotes que se hunden irremediablemente quedan los chicos, los mayores, los trabajadores y los pobres. (Aplausos.) A pesar de todo estoy segura de que el sentido común que prima en mis colegas, diputados de todas las bancadas, indicará que cada uno debe afrontar la crisis de acuerdo con sus posibilidades. El pueblo argentino ya pagó varias veces con los sucesivos ajustes; para tomar una sola variable digamos que aparte de los 14 millones de pobres y 3 millones de desocupados el consumo popular cayó 7.500 millones de pesos por año desde 1994 hasta el presente. Entonces, teniendo en cuenta todo lo que ya aportaron los pobres y que cada uno debe afrontar la crisis de acuerdo con sus posibilidades, vamos a proponer que si hay ajuste lo paguen los ricos, los que se beneficiaron con la patria contratista, la patria financiera, la patria privatizada. Sería inmoral que se exija más esfuerzo a los trabajadores activos y a los jubilados y que no se exija esfuerzo y sacrificio a los bancos, a las AFJP, a las empresas de servicios públicos privatizadas y al sector financiero, es decir a los grandes capitales. Los diputados integrantes del Frente para el Cambio y los de las restantes bancadas hemos presentado muchísimos proyectos alternativos de financiamiento que merecen ser tratados con urgencia y que cubren con holgura los recursos que se demandan. En esta cuestión llama la atención que el presidente nos demande soluciones creativas: o existe una total desconexión entre esta Cámara de Diputados y el Poder Ejecutivo o el presidente es autista. Entre los proyectos alternativos que menciono puedo citar el que propone el restablecimiento de las contribuciones patronales y un programa solidario de control del trabajo en negro, que es uno de los aspectos más trascendentes en un eficaz combate contra la evasión, que siempre se declama pero nunca se implementa. Asimismo, la fiscalización aduanera; el derecho a opción, preferencia y regreso al sistema de reparto; un régimen tributario sobre contribuyentes eventuales; un impuesto al déficit privado de divisas y un gravamen extraordinario a las empresas de servicios públicos privatizadas. Es decir que son muchos los posibles instrumentos que existen desde hace varios años en esta Cámara de Diputados. Adelanto que para discutir estas cuestiones -al respecto puedo señalar que hay más de treinta proyectos- vamos a pedir una sesión especial para el martes 31 de julio, y esperamos contar con la adhesión de nuestros colegas. Podríamos seguir discutiendo la eficacia de estos instrumentos, pero no me quiero extender -reitero que espero que lo hagamos en una sesión especial-, aunque sí deseo plantear diez preguntas de sentido común, haciéndome eco del pensamiento general de los ciudadanos. Los ferrocarriles han achicado sus ramales y han despedido a cien mil trabajadores, dejando al país incomunicado. Sin embargo, siguen siendo subsidiados por el Estado en un millón de pesos por día. ¿Por qué? Esta es la primera pregunta. La apertura opcional del régimen estatal de jubilación proveería recursos al Estado, solamente en los primeros 180 días -sin previa campaña, aunque se podría hacer-, por 1.000 millones de pesos. ¿Por qué se niega el Poder Ejecutivo a facilitar la opción estatal, cuando además lo prometió expresamente en la Carta a los Argentinos? 42
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Las empresas privatizadas han tenido ganancias extraordinarias y todos conocemos que esas cifras son varias veces superiores a las que obtienen sus casas matrices. Además, han aplicado un esquema de indexación dolarizada que les permitió un ingreso extraordinario de 1.900 millones de dólares. ¿Por qué el Poder Ejecutivo -el ministro de Economía ha dicho expresamente que esto no va a ocurrir mientras él ocupe esa cartera- se niega a aplicar un impuesto a las empresas públicas privatizadas, cuando tal gravamen ha dado tan buenos resultados en otros países, como por ejemplo, Inglaterra. Por otra parte, esta medida podría ser objeto de un gran consenso social. ¿Por qué el Estado no cobra los 205 millones de pesos que debe el concesionario Aeropuertos Argentina 2000, el 70 por ciento de los cuales tendría que ser destinado a seguridad aérea y el 30 por ciento a seguridad social? Sobre este tema tengo mi propia interpretación. Además, lo hemos debatido en este recinto y por suerte conseguimos el acompañamiento de todos los colegas. El Estado no sólo no cobra, sino que en el último presupuesto intentó donar otros 200 millones de pesos al mencionado concesionario. Sabemos que el beneficiario de esa concesión es amigo de varios funcionarios, entre otros, del presidente de la Nación, y no sólo no le cobran ningún canon sino que se están haciendo activas gestiones para que al monopolio de los aeropuertos -al que se opuso tan activamente la Alianza- le agreguen el de las empresas aéreas de cabotaje. Repsol ganó 988 millones de pesos gracias a que trasladó el ajuste del precio de los combustibles al consumo. Si las ganancias del último trimestre van a alcanzar o superar los 1.100 millones de pesos, ¿por qué el gobierno aún no puede cobrar los 109 millones de pesos que adeuda Repsol por multas debidas a su posición monopólica en el mercado? ¿Por qué no es posible gravar la transferencia de los 3.000 millones de pesos que hacen las empresas públicas privatizadas al extranjero o, por lo menos, por qué el Estado no cuida que esas inversiones queden en la Argentina? ¿Por qué se sigue subsidiando a las empresas de peaje? ¿Por qué no se grava la renta que generan los bancos internacionales, las entidades financieras, las AFJP y los capitales extranjeros que concentran el 62 por ciento de los fondos de los ahorristas y trabajadores? ¿Por qué el Poder Ejecutivo no elimina los fondos reservados, en particular, los de la SIDE? Así podría seguir, pero seguramente me excedería del tiempo de que dispongo pase hacer uso de la palabra. Resulta inmoral que se pretenda ajustar sobre los más débiles, que se viole el derecho de propiedad de los trabajadores y de los jubilados y que no se exija a los poderosos ni siquiera que paguen lo que deben. Espero que hoy podamos llegar a una confluencia de opiniones de todas las bancadas, como señaló mi estimadísimo colega, el señor diputado Vitar.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. BUSSI, RICARDO ARGENTINO.- Señor presidente: una vez más -y ya son muchas las oportunidades en que esto ha ocurrido- esta Cámara es convocada para sesionar en condiciones de extrema necesidad y urgencia, aunque corresponde aclarar que ello no es el resultado de la morosidad en el trabajo parlamentario.
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En este sentido, debo destacar que recién a las 10 y 30 este bloque de Fuerza Republicana pudo tener acceso al proyecto de ley en debate, y a las 18 y 30 nos dispusimos a su efectiva consideración. Rescato este hecho para aventar cualquier interpretación trasnochada que pretenda trasladar la responsabilidad de la urgencia a la oposición parlamentaria. No es la oposición la que pone palos en la rueda, no es la oposición la que no está dispuesta a acompañar las medidas que reclama el Poder Ejecutivo. En efecto, todos recordarán que bajo la presión de la necesidad de obtener el blindaje financiero internacional esta Cámara, con un fuerte tono crítico, aprobó la ley de presupuesto que reclamaba el Poder Ejecutivo. En esa ocasión, luego de apuntar que el presupuesto no brindaba señales claras de que el sector público argentino se encaminaba a la solvencia fiscal intertemporal, ni atacaba con decisión el gasto burocrático e improductivo ni el costo de la política ni contemplaba un mayor combate a la evasión impositiva, dije textualmente: "Las deficiencias que advertimos en el proyecto en consideración son numerosas. No obstante nos preguntamos: ¿en la coyuntura puntual en que nos encontramos hoy es posible negarle al gobierno la sanción que con tanta premura reclama? "Asumiendo en pleno la responsabilidad que nos incumbe como dirigentes comprometidos con la gobernabilidad del país, entendemos que no, que es imperioso darle a la Alianza la ley de presupuesto que hoy nos pide. Porque a la hora de esta nueva rectificación del rumbo económico que la ley de presupuesto bajo examen importa, la situación de vulnerabilidad externa del país ha alcanzado niveles extremos, a punto tal que el propio ministro Machinea ha hablado de riesgo de cesación de pagos que sólo aventaremos definitivamente con la concreción del blindaje financiero comprometido internacionalmente." Seguía diciendo en aquella oportunidad: "Es sabido que la llegada de esta bocanada de oxígeno financiero está directamente vinculada con la aprobación en tiempo y forma del presupuesto nacional. Hay momentos en que solamente puede tomarse una decisión: la que es posible en función de las exigencias de la hora. Por eso, adelanto el voto afirmativo en general del bloque de Fuerza Republicana..." Luego formulé la siguiente aclaración: "la coyuntura nos urge por la sola y exclusiva responsabilidad de un gobierno nacional que no ha podido estar a la altura de las circunstancias y que carece del coraje necesario para enfrentar el déficit por el lado que corresponde, el de la reducción de los gastos improductivos y de los aparatos políticos, y el de la implacable lucha contra la gran evasión." Fue así que dimos al gobierno la herramienta que nos pedía, pero nada cambió. La crisis continuó agravándose y la recesión se profundizó, castigando sin piedad a la familia argentina. También ayudamos a la delegación de facultades legislativas reclamada cuando se incorporó el ministro Cavallo al actual gobierno de la Alianza. En ese momento me tocó decir: "Una vez más, convencidos de que al país solamente se lo saca adelante si todos ponemos el hombro, ocupamos nuestra banca para apoyar por enésima vez las iniciativas que según el Poder Ejecutivo nacional le brindarán las herramientas necesarias e imprescindibles para superar la gravísima situación que hoy nos afecta. "No es la primera vez que somos convocados para legislar bajo la presión de la crisis. Esperamos que sea la última. Es más, debe ser la última. No lo digo por una especulación política sino que es una conclusión que la realidad nos impone sin 44
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concesiones. No hay margen para nuevos errores porque la gente ya no puede aguantar más, y no se trata de un eufemismo: es la más cruda verdad." Concluí en aquella oportunidad exhortando al señor presidente de la Rúa: "asuma de una vez por todas el gobierno, demuestre al pueblo -y especialmente a quines lo votaronque la suya es verdaderamente una alianza para el progreso de la educación y la justicia." Por otro lado, cuando se debatió la ley de competitividad, señalé: "Sería una pérdida de tiempo -imperdonable en razón de la urgencia de respuesta que las circunstancias actuales exigen- abundar en la descripción del grave estado de emergencia por el que estamos atravesando..." Luego agregué: "Por esta razón voy a ser breve y conciso en la explicación de nuestra postura sobre el proyecto de ley en consideración. "Unos pocos centímetros nos separan del abismo, y en esos escasos centímetros -a no dudarlo- no existe espacio alguno para la especulación política. "La Nación está en peligro y como representantes del pueblo es nuestro deber adoptar todas las actitudes necesarias que brinden al Poder Ejecutivo las herramientas útiles para conjurar la crisis que nos castiga." ¿Qué hizo el Poder Ejecutivo? Nos ha defraudado a todos, pero muy especialmente al pueblo, porque pidió las herramientas, este Congreso se las dio, y sin embargo la crisis continúa y la recesión es cada vez más profunda. Ya se ha dicho aquí que este presidente tiene facultades extraordinarias como ningún otro presidente las tuvo desde 1853, y en consecuencia, la posibilidad de poner a la Argentina de pie. Sin embargo, ¿qué hace? Sigue dilapidando el esfuerzo de los argentinos. Ha llegado la hora entonces de decir "basta". Se acabó el tiempo, señor presidente. Nuestro crédito político al gobierno se ha agotado, más aún cuando la creatividad del Poder Ejecutivo termina en una brutal poda de los ingresos de los que menos tienen, dejando intactos los costos y privilegios del aparato político. ¿Qué pasó con los "impuestazos" que votamos en esta Cámara? ¿Qué pasó con el "blindaje" y el "megacanje"? ¿Qué pasó con los fondos específicos, como el del tabaco, donde meten mano cada vez que un burócrata de Buenos Aires no encuentra cómo cerrar los números? ¿Hasta cuándo los salarios de los trabajadores o los haberes de los jubilados van a ser la variable de ajuste? ¿Para cuándo, señor presidente, la tan mentada reducción de los gastos burocráticos, políticos e improductivos? ¿Para cuándo la siempre anunciada lucha contra la evasión fiscal y el contrabando aduanero? Mientras estas preguntas permanezcan sin respuesta, la República seguirá sangrando y el pueblo continuará sufriendo sin que la crisis tenga siquiera perspectivas de mejorar. Como se dijo aquí, estamos absolutamente de acuerdo con el déficit fiscal cero, pero esa solución no pasa por más ajuste a la gente. Ya se ha propuesto en este debate reducir el gasto político, implementar una profunda reforma impositiva que termine con la evasión, realizar una negociación responsable con la banca internacional y que las empresas de servicios privatizadas, como YPF y las concesionarias de los ferrocarriles, realicen un aporte extraordinario. A criterio de nuestro bloque, éste y no otro es el camino, y no nos queda más remedio que rechazar el proyecto en estudio. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
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SR. GONZALEZ CABAÑAS, JOSE ARMANDO.- Señor presidente: como tantas otras veces esta Cámara se encuentra ante la encrucijada que representa el terror económico impuesto a la Argentina desde hace muchos años, y debe determinar de una vez por todas una salida seria a esta crisis estructural y recurrente de la Argentina. Tanto este elenco económico como el anterior no han modificado más que detalles de las variables y modelos de la política económica argentina. Tenemos un peso totalmente sobrevaluado, un sistema financiero con el spread más alto del mundo, una deuda externa que llega casi al 50 por ciento del PBI, una desocupación altísima, exportaciones que no superan el 9 por ciento del PBI y hace tres años que no se registra crecimiento. ¿Cuál es la posibilidad de que la Argentina negocie como país soberano en esta crisis? Es casi nula. Por más que los diputados vuelvan a aprobar los instrumentos legales que el Poder Ejecutivo pide dentro de este modelo, la Argentina no alcanzará la solución y a corto plazo nuevamente tendremos una situación de emergencia. Sabemos que esta lógica impuesta por los mercados globalizados está hecha para que la Argentina pierda en forma permanente y recurrente. Si seguimos así no tendremos futuro. Todos los presentes saben que debemos sincerarnos en cuanto a que esta agonía nos lleva a una situación donde casi no podemos defendernos. La situación de indefensión del gobierno y el Estado argentinos es casi total. No hay necesidad de ilustrar sobre esto a la bancada oficialista, porque hasta hace dos años argumentaba en contra de este mismo modelo económico. Tampoco hay necesidad de llamar a la reflexión a la primera minoría por su posición, porque muchos de sus miembros también han hecho una autocrítica y saben cuál fue el resultado de esta política. Varias veces hemos dicho aquí que de una vez por todas debemos que establecer una agenda política para debatir los problemas argentinos con las prioridades que se necesitan para llegar a las soluciones que postergamos. Siempre se trabaja con el esquema de tratar lo urgente antes que lo importante; de presentar por un lado el caos y la disolución nacional ante las medidas emergentes que solamente nos retrasan y provocan esta agonía permanente, lo que está demostrando que no hay posibilidades de llegar a una solución. Por lo expuesto, adelanto el voto por la negativa del bloque del Frepanú a esta iniciativa.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia pone en conocimiento del cuerpo que ha concluido el término destinado a los bloques. A partir de este momento las intervenciones de los señores diputados tendrán un límite de diez minutos; la Presidencia aclara que será rigurosa en la aplicación del reglamento. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. REMES LENICOV, JORGE LUIS.- Señor presidente: creo que estos momentos difíciles ameritan efectuar un par de reflexiones sobre el proyecto que estamos tratando. Hay dos temas a los que me quiero referir porque me parece que tienen relación con esta crisis. Uno se vincula con la previsibilidad y el otro con el cumplimiento de las políticas de Estado o de las políticas consensuadas.
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En 1998, con un grupo de diputados de mi bancada, presentamos un proyecto de ley que posteriormente se denominó de "convertibilidad fiscal". Dicha iniciativa tenía tres objetivos: el primero era llegar al equilibrio fiscal en 2002, es decir, el año que viene; el segundo se refería a la necesidad de contar con un fondo anticíclico que sirviera para capear temporales, y el tercero planteaba la necesaria transformación del Estado para poder gastar bien y recaudar los impuestos como corresponde. En ese proyecto de ley se daban distintos elementos para iniciar paulatinamente la transformación del Estado argentino. ¿Por qué presentamos esa iniciativa en 1998? Porque nos dábamos cuenta de que el avance del déficit fiscal era contradictorio con la ley de convertibilidad y, por lo tanto, con la política monetaria y cambiaria, además de ser contradictorio con el aumento de la deuda externa, y sobre todo de los intereses que ella genera. Pero también presentamos ese proyecto porque nos dábamos cuenta de que el funcionamiento del Estado impedía cobrar los impuestos como corresponde, llevar adelante políticas redistributivas para beneficiar a los sectores más necesitados y de promoción para favorecer la competitividad. En definitiva, ya en 1998 muchos miembros de esta bancada observamos que uno de los problemas que tenía la Argentina pasaba por la cuestión fiscal, que para los ortodoxos de la economía es el principal problema. Para nosotros el déficit fiscal es un problema cuando se descarrila y perdura en el tiempo. Así como decíamos en 1998 que la cuestión fiscal era uno de los problemas, hoy también sostenemos que sigue siéndolo, pero no representa todos los problemas. Esa ley se sancionó en 1999, es decir, al año siguiente, con la particularidad de que se aprobó luego de aceptar mayores niveles de déficit, estimando que se llegaría al equilibrio recién en 2003. Pero lo importante fue que en esa época nosotros, como oficialistas, aprobamos esta iniciativa, y también lo hizo el bloque de la Alianza, que en ese momento era opositor, con leves variantes. De esa manera, introdujimos en ese proyecto una suerte de política de Estado o de política consensuada. ¿Qué ocurrió con una ley emanada del Congreso y aprobada prácticamente por unanimidad? En 1999 no se cumplió, y el déficit fue superior al previsto en la norma. En el año 2000 tampoco se cumplió, con el agravante de que se aprobó una enmienda por la que se llevó el compromiso del déficit fiscal al año 2005, es decir que pasamos del 2002 al 2005. El incumplimiento de aquello que habíamos votado como una de las causales nos llevó a esta situación. Ahora nos encontramos con que debemos hacer el ajuste y llegar al equilibrio porque se han cerrado todas las fuentes de financiación. Por lo tanto, debemos llegar al equilibrio mañana, y hacerlo tal como lo plantea esta iniciativa implica recortes y ajustes, y además a las apuradas. Siempre que hay recortes y ajustes de apuro resultan injustos e impredecibles, porque se recorta lo que se puede y a quienes tienen menos poder, pero no lo que corresponde. Tan así es que en esta iniciativa se da prevalencia a un gasto, el de los intereses, y el resto se ajusta con lo que queda de remanente, lo que desde el punto de vista de la igualdad ante la ley es un absurdo, como también lo es que en este proyecto se dé por tierra con una buena ley como la de administración financiera o la de presupuesto. El ajuste siempre es traumático, por más que se diga que se busca equidad y se pretende atemperar la situación. Independientemente de ello, por más que el proyecto en consideración atempera lo que se establecía tres días atrás, no es menos cierto que sigue siendo injusto. 47
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Estos comentarios nos permiten efectuar un par de reflexiones. En primer término, los argentinos nos debemos acostumbrar a anticipar las crisis, a no actuar sobre las crisis consumadas. En 1998 preveíamos que ese financiamiento era insostenible, pero lo seguimos violando y ahora tenemos que hacer el ajuste. En segundo lugar, debemos ser respetuosos de las leyes que nosotros mismos sancionamos, sobre todo de aquellas que aprobamos casi por unanimidad. Alguien ha dicho que los argentinos somos especialistas en elaborar leyes para después no cumplirlas, pero esto genera costos. Porque si el Congreso de la Nación sanciona una ley es para cumplirla y no para desecharla en los años siguientes. Esto que se pretende hacer, producto de la emergencia y de las circunstancias, en realidad va en contra de la previsibilidad necesaria para un buen funcionamiento del sistema económico y de las políticas de Estado acordadas. Pero eso también nos lleva a una encrucijada, porque seguimos pensando en la liquidez y los problemas fiscales, y nos olvidamos de la solvencia y las cuestiones reales de la economía. Hoy nuestro problema es de liquidez, pero también es una cuestión real que tiene que ver con la sustentabilidad de la economía y la mejora de los ingresos. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. MACALUSE, EDUARDO GABRIEL.- Señor presidente: en la mañana de ayer el gobernador norteamericano Jeb Bush apostó diez dólares a que el plan económico que se pondrá en marcha en nuestro país será un éxito. Tratándose de un avezado empresario petrolero creo que diez dólares es muy poco, y pone en evidencia que las medidas económicas que hoy estamos tratando tienen para él escasa consideración. Probablemente haya obtenido datos de la economía argentina: una economía que está en ruinas pero que tiene un impuesto a las ganancias que representa sólo el 3 por ciento del producto bruto interno, mientras que en los Estados Unidos ese porcentaje llega al 15 por ciento. Probablemente Jeb Bush conoce las variables económicas de nuestro país y sabe desde hace mucho tiempo -por pertenecer a una familia política- lo que ayer señaló Paul Krugman en el diario "Clarín", en el sentido de que los Estados Unidos siempre recomiendan al mundo, por medio de sus intelectuales orgánicos, la aplicación de medidas que ellos nunca estarían dispuestos a llevar a la práctica fronteras adentro. Lo que afirmó ese economista famoso ya lo había dicho hace más de cincuenta años en nuestro idioma y con palabras más sencillas -quizás por eso cayeron en saco roto- don Arturo Jauretche, cuando señaló que algunos querían vender el libro del comprador escrito por el almacenero. Lo que quería decir don Arturo Jauretche es que quienes detentan el poder económico fomentan la ruptura y el quiebre de la lógica. Los que privatizaron la racionalidad y se adueñaron de ella utilizan varios nombres para los planes y las medidas de ajuste: Pacto de la Independencia, de unidad nacional, bono solidario, etcétera. Quienes quebraron la lógica del significado también lograron quebrar y horadar la de la política. Por ello, cuanto peor les va a los ministros de Economía en la aplicación de sus medidas, más fuerzas tienen para imponer condiciones a la comunidad. Podría decirse que el poder de imposición de un ministro de Economía liberal es inversamente proporcional al éxito de sus programas. Digo esto porque cuanto peor estamos más se extorsiona a la
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comunidad en general a través del miedo y a la comunidad política apelando a la responsabilidad. Fíjense que durante el primer año de gobierno el ministro Machinea señaló que era imprescindible bajar el déficit fiscal, porque eso nos permitía obtener crédito o el investment grade. Luego, durante el segundo año de su gestión, planteó que el déficit fiscal iba a ser el motor de la reactivación económica. Al doctor Machinea, que era heterodoxo, lo echaron por ortodoxo; después convocaron a un heterodoxo que aplica medidas ortodoxas. Por otra parte, se señaló que con las medidas que adoptaría el ministro de Economía y con el otorgamiento de los superpoderes bajarían las tasas y el riesgo país, con lo cual aumentaría el crédito. Asimismo, dijeron que si no se implementaban esas medidas los capitales se irían de nuestro país. Hoy las tasas son calificadas de ruinosas por el mismo ministro, el riesgo país alcanza los 1.500 puntos básicos, las reservas cayeron 10.000 millones y sólo en el último mes decrecieron más de 2.500 millones. Este es el resultado que obtuvieron quienes permanentemente nos dicen qué debemos hacer. Además, cuando con el dinero no pueden comprar más racionalidad -que por ser un bien escaso aumenta de valor-, apelan a la responsabilidad del sector político. Realmente resulta curioso que todas estas medidas que la sociedad repudia porque dañan e hipotecan su futuro hayan sido aprobadas a regañadientes en nombre de la responsabilidad política. Se podría decir que la suma de responsabilidades políticas a veces puede constituir una irresponsabilidad social. Estas medidas son injustas e irracionales. ¿Quién puede defender su carácter científico o académico? ¿Qué integrante de esta Cámara sería capaz de sentarse frente a un jubilado, un docente, un trabajador estatal o un comerciante, para explicarle desde el más llano sentido común y sin recurrir a subterfugios por qué se le mete la mano en los bolsillos mientras los sueldos de quienes generan estos planes exceden ampliamente los recursos de los que ellos disponen? ¿Quién es capaz de explicar a esas personas por qué esos fondos van a parar a manos de las empresas y los bancos que más se enriquecieron en los últimos tiempos en nuestro país? Mientras se sigan aprobando estas medidas inexplicables vamos camino al default político. Creo que la salida no pasa por un pacto de unidad que reúna a todos los dirigentes políticos. Ese pacto de unidad ya existe en la actualidad. En la capital de mi provincia, La Plata, otro gobierno que responde a otro partido político está impulsando medidas similares a las que hoy estamos considerando. Por eso sostengo que este problema no se supera a través de la unidad de toda la dirigencia política, sino desde un discurso que una el pensamiento y la acción política. Sólo de ese modo lograremos recuperar la legitimidad ante el conjunto de la sociedad. De lo contrario no vamos a tener alternativas sino alternancias y ajustes tras ajustes en períodos cada vez más cortos. No lograremos la reactivación hasta que no se toquen aspectos fundamentales que constituyen los nervios del cuerpo de nuestro país y que muchas veces no nos animamos a nombrar. Además, la política no podrá conducir a la economía si sigue temiendo a lo que dicen los brujos y chamanes de los mercados. Creo que se debe revisar el pago de la deuda externa, implementar una reforma tributaria que redistribuya los ingresos para generar mayor consumo y analizar una ley de responsabilidad social. En la Argentina tenemos una ley de responsabilidad monetaria para no incurrir en la emisión de moneda. También existe una ley de responsabilidad fiscal, según la cual no se debe gastar más de lo que ingresa, pero carecemos de una ley de responsabilidad social que 49
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garantice a los argentinos un ingreso mínimo para poder subsistir. Esto es lo mínimo que un Estado debe garantizar, al menos para reproducir la fuerza de trabajo. Si no se toma seriamente la propuesta del Frente Nacional contra la Pobreza de constituir un fondo de empleo y formación no tendremos democracia, porque mientras haya miseria un voto va a valer una bolsa de comida, y mientras una bolsa de comida valga un voto no habrá una democracia en serio en la República Argentina. Los adalides de la economía neoliberal pueden decirnos que estas medidas resultan utópicas e ideologizadas, pero al menos responden a una ideología humanista, no como las otras utopías que no son menos ideologizadas que las nuestras pero que son más irrealizables y que nos llevaron a la ruina económica, social, moral y política. Para terminar quisiera plantear una advertencia: hace poco la propaganda oficial mostraba una publicidad en la que había dos grupos de argentinos caracterizados como gente común cinchando entre sí, y tras una imprecación del publicista esos argentinos se juntaban del mismo lado de la soga y comenzaban a cinchar juntos. Me hubiera gustado que mostraran quiénes cinchaban del otro lado de la soga, lo que en la propaganda no aparece, por lo que me quedé con las ganas. Me imaginaba que debían estar Fedrigotti, el Citibank, de Santibañes y las AFJP. Pero mientras hacía ese ejercicio de imaginación me encontré con el mensaje 820 y proyecto de ley del Poder Ejecutivo nacional, por el que se solicita autorización para realizar en la provincia de Salta maniobras denominadas "Ejercicio Cabañas 2001". Textualmente dice: "...apunta al entrenamiento de las fuerzas armadas de la región en un campo de batalla compuesto por civiles, organizaciones no gubernamentales y agresores potenciales...", es decir, todos aquellos que la propaganda oficial pone de un lado de la soga. Todo esto no es chiste en la Argentina, porque sucedió hace muchos años y está pasando ahora, con el "pibe Alí" preso y muchos dirigentes sociales presos y procesados simplemente por pedir un pedazo de pan y un poco de comida para quienes se están muriendo de hambre. Por lo expuesto, adelanto que votaré por la negativa porque sé perfectamente de qué lado de la soga quiero estar. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. ATANASOF, ALFREDO N..- Señor presidente: lamento profundamente que por sexta vez tengamos que encontrarnos en este recinto para analizar un nuevo ajuste desde que este gobierno asumió. Se trata de un ajuste ortodoxo y duro, que en realidad hace recaer el peso sobre aquellos que menos tienen. El oficialismo hoy nos presenta un ajuste del salario. Pareciera que lo hacen no conformes con el ajuste que en la Argentina sufrimos en concepto de desempleo. Hace pocas horas hemos escuchado que alrededor del 17 por ciento de la población económicamente activa está constituida por desocupados abiertos, y que alrededor del 15 por ciento son subocupados. También hemos oído que la provincia de Catamarca tiene un índice de desocupación del 20 por ciento, y que en los últimos seis meses hemos perdido 230.000 puestos de trabajo.
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Pareciera que esta voracidad del mercado, consentida por un sector político -el oficialismo- no tiene límites. Entonces, no conformes con este desgraciado panorama que soporta la Argentina, pretenden que hoy una de las instituciones de la República vote un ajuste que va a perjudicar considerablemente a los trabajadores públicos argentinos, a los jubilados y los pensionados, y que en realidad va a terminar atacando a los sectores más vulnerables y desprotegidos de la sociedad argentina. En definitiva, esta idea de profundizar las políticas de ajuste estructurales no hace más que profundizar la inequidad distributiva de la Argentina. En nombre de un equilibrio fiscal que por supuesto muchos compartimos, se pretende incorporar una serie de medidas plausibles, como podría ser la reducción del gasto público. Pero para ello se propone recurrir a la reducción salarial y previsional, haciendo caer nuevamente la fuerza de este brutal recorte sobre los sectores más débiles de la sociedad argentina, que son los asalariados. El rumbo en que se ha direccionado este nuevo ajuste es el simple y tradicional mecanismo de reducir los salarios de los trabajadores, jubilados y pensionados para que de esa manera se pueda subsidiar determinado tipo de actividad económica, que quizás no haya tenido éxito suficiente. Lo que están haciendo es, nada más y nada menos, cumplir a pie juntillas con los dictados del Fondo Monetario Internacional, interesado en preservar la política de acentuar la distribución regresiva de la riqueza. ¿Qué otra cosa, si no ello, implica la generalización del pago de los gravámenes sobre créditos y débitos bancarios y la eliminación de exenciones en el caso de los titulares de cuentas de organizaciones sindicales, cooperativas, mutuales y obras sociales sindicales? En realidad, esta es la única explicación de por qué se pretende avanzar en esa dirección. También quisiera comentar que quizás una sola cosa de este proyecto veo con satisfacción: que finalmente se haya decidido cargar un costo sobre los ganadores del sistema. La Argentina de la última década tuvo ganadores y perdedores. Del lado de los perdedores se ubicaron los trabajadores, los jubilados, los pensionados y los pequeños y medianos empresarios. Del lado de los ganadores estuvieron las empresas de servicios públicos privatizadas. Este Título V del proyecto de ley, referido a las contribuciones patronales, parece que fue hecho con tanta velocidad que terminaron proponiendo gravar con un 20 por ciento a los empleadores cuya actividad principal desarrollan sin fines de lucro. O sea que están propiciando no solamente gravar a los ganadores de la etapa anterior, sino también elevar la alícuota de contribución al 20 por ciento para los colegios y las obras sociales. Esto es lo más importante de este proyecto, pero quizás lo han desfigurado al momento de la redacción, por la velocidad con la que lo han tenido que hacer. Digo esto porque en los últimos días he visto circular cuatro o cinco proyectos enfocados desde distintas ópticas. Aprovecho la oportunidad para dejar expresada mi inquietud al señor miembro informante, a fin de que el inciso a) del artículo 2° del decreto 814 diga: "20 por ciento para los empleadores cuya actividad principal con fines de lucro sea la locación y prestación de servicios." De esa manera excluiríamos a los perdedores de ese proceso, que han sido incorporados a este proyecto en forma errónea al incrementárseles el gravamen. Lamentablemente, una golondrina no hace verano. Por eso no puedo dejar de poner especial énfasis en la repulsa que me genera el tratamiento preferencial que se da a los
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acreedores externos en relación con nuestros propios conciudadanos del sistema previsional y del sector público en general. El proyecto, tal como está concebido, establece una prioridad absoluta para el cumplimiento de las deudas con el sector externo, y después, con lo que sobra, veremos qué hacemos respecto de los trabajadores públicos, los jubilados y los pensionados. Según lo que recaudemos sabremos si la retención será del 13, el 15 o el 18 por ciento, y si el nivel de corte se ubicará en 500, 800 o 1.000 pesos. En realidad, el proyecto está redactado de tal forma que podremos decir a los acreedores: ustedes no corren peligro, van a cobrar, tienen prioridad. Y después que ellos cobren veremos cómo hacemos para pagar la deuda social de la Argentina. Eso va en contra de la legislación interna de nuestro país. En caso de concurso civil o quiebra se otorga privilegio de pago a los créditos de índole laboral, pero ustedes están proponiendo proceder exactamente al revés, porque primero pagamos a los acreedores, y si sobra, a los jubilados...
SR. PRESIDENTE .- Su término ha concluido, señor diputado.
SR. MACALUSE, EDUARDO GABRIEL.- Ya concluyo, señor presidente. No puedo dejar de mencionar que en los últimos días ha sido instalado un dato en la sociedad argentina, que sin duda alguna es un engaño. Se ha hablado con insistencia de que el nivel de corte respecto de los jubilados y los trabajadores públicos estaría dado en los haberes de 300 pesos; luego se dijo que sería en los haberes de 500 pesos, pero hace muy pocas horas se habló de que el ajuste se produciría a partir de los haberes de 1.000 pesos. Debe quedar absolutamente en claro que eso no es verdad; es una mentira. De acuerdo con la redacción del proyecto, no hay ningún nivel de corte. Este será de 1.000 pesos si después de pagar a los acreedores externos las posibilidades económicas lo permiten; y lo mismo sucederá en relación con el descuento, que será del 13, el 15 o el 18 por ciento. Lo que estoy diciendo ha sido confirmado por el hecho de que hoy a la hora 7 y 21 la señora ministra de Trabajo aseguró que el recorte en las jubilaciones se aplicaría a partir de aquellas que superen los 500 pesos, y no los 1.000 pesos, como se había dicho. Entonces, necesitamos que el gobierno mínimamente aclare cuál será el piso -300, 500, 1.000 pesos o más-, porque de lo contrario se generará una gran confusión. Así, sin ninguna duda, vamos en camino de cometer una enorme injusticia. Lo que se está haciendo colisiona absolutamente no sólo con la Constitución Nacional sino también con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo que nuestro país ha suscripto. Finalmente, debemos hacer un esfuerzo, recapacitar y tratar de pensar en nuestros compañeros trabajadores, en los jubilados y pensionados, que muchas veces suelen ser la clientela política a la que recurrimos. No pensemos tanto en las deudas que tenemos respecto de nuestros acreedores externos, que entiendo debemos pagar; pero primero es necesario que intentemos cumplir con la deuda social interna, con los jubilados, los pensionados y los trabajadores. Después eventualmente hablaremos de la reprogramación de los pagos de la deuda. 52
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Señor presidente: fuimos convocados a esta sesión especial para considerar la modificación de la ley de impuesto al valor agregado. La figura de la zanahoria -a la que hiciera alusión el señor diputado Balterrealmente es muy buena, porque el tema que ha dado origen a este debate -me refiero a aquella modificación- es progresista y revolucionario. Se trata de una norma de equidad tributaria que fundamentalmente favorecerá a las pymes, que hoy facturan el 29 o 30 de cada mes y a los veinte días tienen que pagar el IVA; sin embargo, los supermercadistas, las multinacionales, les pagan a los noventa o ciento veinte días. ¿Cómo no van a quebrar las pymes si tienen que financiar el IVA al Estado durante ese tiempo? En los títulos III y IV del proyecto -devolución del impuesto a las ganancias y anulación de diferimientos del pago del impuesto sobre los combustibles líquidos, respectivamente- hay algunas "perlitas". El cambio de orientación que ha habido en apenas veinte días nos demuestra el desequilibrio del ministro de Economía. Así, ha cometido grandes errores. Uno de ellos es la pretensión de dar fondos a quienes no reactivan o lo hacen en muy poca medida, mediante la devolución del impuesto a las ganancias -por un monto de 350 millones de pesos- a quienes ganan más de 1.500 pesos. Esto no es reactivación porque hoy la gente tiene miedo de gastar y en consecuencia guarda el dinero. Gracias a la gestión de esta Cámara de Diputados se dará marcha atrás respecto de esa disposición. Se trata de un grave error ideológico y de coherencia técnica en momentos en que tenemos que reactivar el mercado interno. Se acabó la fiesta que tuvo el ministro al vender activos y privatizar empresas, obteniendo así fondos de todo tipo. Reactivaba la economía pero con un creciente déficit fiscal que aumentaba la deuda a niveles insostenibles. Eso se acabó. Se dio cuenta de ello después de haber transcurrido cuatro meses desde que delegáramos plenos poderes. Repito lo que señalé en esa oportunidad: todavía no nos pusimos los pantalones largos. Se ha dejado que en este país la política sea manejada por los tecnócratas, y así nos está yendo. Con el manejo de los tecnócratas nos vamos al abismo. Independientemente de la aprobación o el rechazo de la iniciativa en tratamiento, los viejos partidos políticos democráticos de la Argentina deberemos reunirnos para debatir acerca de la necesidad de terminar con esa orientación que nos está llevando al abismo. Es tan grave su fracaso que este ministro recorrió cuatro veces el mundo peleándose con cancilleres y titulares de Economía de otros países porque, a su juicio, eran estúpidos y no lo entendían. También se peleó con los brokers de Wall Street, que hoy lo están volviendo loco porque juegan a la baja de los bonos externos argentinos, y no los puede parar. Es decir que este hombre ha fracasado totalmente. En nombre del Partido Demócrata Cristiano y como diputado nacional pido la renuncia de este ministro, que ha sido el hacedor de los grandes errores en este país. Hoy el señor diputado Vitar habló de la necesidad de conseguir fondos para resolver la situación por la que estamos atravesando. Es posible obtener fondos dentro de la sociedad argentina, pero tienen que pagar los que más han ganado en esta fiesta. No debemos tocar ni sueldos ni jubilaciones, porque estaríamos cometiendo una atrocidad. Ya
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en otra oportunidad se redujeron salarios de manera provisoria, y eso no debe repetirse. Al respecto observo que en esta Cámara hay una reacción generalizada. De todas formas, no todo está perdido. Muchos diputados han dicho hoy que esta Cámara debe considerar el tema de la deuda externa. Hay que controlar a los tecnócratas que manejan esa deuda como quieren. Nos han endeudado hasta límites insostenibles, y esta Cámara no ha discutido esta cuestión. Hace un año y medio que soy diputado. Cuando ingresé al Congreso había dos temas de los que no se podía hablar: deuda externa y convertibilidad. Ahora todos hablamos sobre ellos. Recuerdo que con el diputado Mario Cafiero participamos en una comisión bicameral sobre el Jubileo del Año 2000, y allí hasta el pobre Raúl Alfonsín -lo califico así porque lo veo sufriendo en estos días, pero es un gran demócrata- se negó a exponer sobre la deuda externa. Se lo había invitado a la reunión pero no concurrió porque se le dijo que podía llegar a afectar los mercados. Ha sido una locura que hemos tenido los políticos argentinos. Fue la locura de no poder hablar de los grandes problemas nacionales porque estaban prohibidos por los tecnócratas. Hoy nos tenemos que poner los pantalones largos y la política debe colocarse en su lugar, porque los votos están en esta casa y no en el Ministerio de Economía. Quiero agregar que en la Cámara he presentado un proyecto -existe otro del señor diputado Mario Cafiero- para crear una comisión bicameral vinculada con la deuda externa. La Cámara ha otorgado preferencia a esta iniciativa, pero está durmiendo el sueño de los justos. Yo solicito a todos los que hablaron de deuda externa que apoyen un rápido tratamiento del proyecto, porque tiene que existir un "nunca más" para los genocidas financieros que contrajeron esta deuda espuria. Este es un aporte que debemos dejar a las nuevas generaciones, así como quedaron marcados los genocidas que asesinaron a treinta mil argentinos. Esos hombres también tienen que quedar marcados en la historia. Así podremos dejar un ejemplo a nuestros nietos y bisnietos. También quiero referirme a la búsqueda de fondos. He escuchado al señor diputado Vitar hablar sobre las AFJP. Así recordé un proyecto mío de hace un poco más de un año, vinculado con el 7 por ciento de los 22 mil millones de dólares que tienen las AFJP y que representan 1.540 millones. Esa cifra -que proviene de un país empobrecido- financia inversiones en países extranjeros. Es decir que el ahorro popular representado por ese 7 por ciento se destina a promover inversiones en Brasil o en Norteamérica, hacia donde van nuestras empresas.
SR. PRESIDENTE .- Señor diputado: su término ha concluido.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Ya termino, señor presidente. Esto es un disparate. Además, el decreto 1.306 contemplaba una elevación del porcentaje del 7 al 10 por ciento, dando opción al Poder Ejecutivo para incrementarlo hasta el 20 por ciento. Fíjense que un 20 por ciento de los 22 mil millones de dólares representa 4.400 millones: se venía por más. El artículo 6°, que habla de equidad, suena a convertibilidad y competitividad, pero en realidad son todas macanas. Yo voté favorablemente la iniciativa sobre la modificación 54
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de la convertibilidad que se trató en este recinto. Algunos no me entendieron, pero lo hice porque el padre de la criatura modificaba su obra. Una vez que se lo hace por primera vez, luego se lo puede hacer de nuevo, y así se podría cambiar ese Frankenstein, que en algún momento fue importante, pero que ahora nos trae el problema de la destrucción de la economía nacional, de las pymes y del trabajo. Tenemos dos grandes dificultades: deuda externa y convertibilidad. El problema de la iniciativa que estamos tratando radica en el disparate del ajuste automático. Estamos todos locos, pues el 13 por ciento es automático. En este mes existe una disminución de la recaudación impositiva del 15 por ciento, ya que casi nadie paga impuestos. ¿Cómo se van a abonar los impuestos si el programa fiscal argentino está desquiciado a partir de los programas de competitividad que afectan principalmente el IVA? Nadie paga nada. Entonces, el trimestre que viene la reducción no será del 13 por ciento sino del 26 o cualquier otro porcentaje. Estoy convencido de que éste será el último ajuste. Estamos viendo los últimos pantallazos de un modelo que terminó, que está muerto y que aletea. Buscaron al padre del modelo para reactivarlo, pero no pudo hacer nada: está más liquidado que el modelo mismo. Por lo tanto, vivamos con lo nuestro. Usemos los fondos necesarios e invirtamos en la pobreza para reactivar el mercado interno. A nosotros no nos tienen que devolver el impuesto a las ganancias. Debe entregarse a la gente que gana 300 pesos, 200 pesos o nada, pues esas personas lo van a gastar todo. Tenemos un problema ideológico. Debemos ponernos los pantalones largos, sobre todo los justicialistas, los frepasistas y yo, que soy Demócrata Cristiano. Tengo claro este tema. Nadie me va a comentar...
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia ruega al señor diputado que finalice y que tenga solidaridad con los otros veintinueve oradores que restan para hacer uso de la palabra.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Sé que el señor presidente es muy equitativo con todos los legisladores, por lo que doy por terminada mi exposición.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. RAIMUNDI, CARLOS ALBERTO.- Señor presidente: seré breve, y diré que no estoy contento con lo que estoy haciendo, porque por primera vez desde que inicié mi mandato con este gobierno voy a votar en contra de un proyecto esencial solicitado por nuestra administración. Lo hago no por el efecto o las características de cada medida en particular, aunque desde luego algunas me parecen mejores que otras, sino porque siento que he alcanzado un límite en el sentido de no poder seguir aceptando la lógica a partir de la cual se ha elaborado este proyecto. ¿Por qué llegué al límite de la aceptación de la hegemonía cultural que se nos impone desde el poder para justificar muchas de las iniciativas que hemos votado? 55
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En primer lugar, creo que hay que invertir la lógica que usa el poder y la relación entre el ajuste y el abismo. Es un tema muy trillado en estos últimos días. Siempre se nos ha dicho que como del otro lado existe el abismo, debemos justificar un nuevo ajuste. Es decir que éste se justifica por la amenaza del abismo. Pero después de que el presidente de la Nación pusiera como prioridad en el primero de sus discursos la lucha contra el déficit -porque cuando abrió el período de sesiones en el año 2000 tres cuartas partes de su discurso se centraron en la lucha contra el déficit- se votaron impuestos, recortes de salarios, medidas de emergencia, y todo ello bajo la amenaza de que si no se procedía de esa manera se caía en el abismo. Se cumplieron todos los mandatos que nos impusieron los mercados; no obstante, cada vez estamos más cerca del abismo. Vale decir que hay una lógica que está contraindicada por la propia realidad. De todas maneras, casi sin anticiparlo y en contra de lo que ha pasado en otros casos en que se pregona mucho la política del Estado pero después de mucho tiempo no se logra construir, casi sin vociferarlo y en pocos días hemos construido una política de Estado por el shock financiero en que se halla el país. Me refiero a la necesidad de que un país viva de acuerdo con lo que recauda. No me parece mal coincidir en una economía doméstica, empresaria, de escala nacional, en la conclusión de que se tiene que vivir con lo que se recauda. Me parece que esto que se denomina el déficit cero y que es la lucha por el equilibrio fiscal, la solvencia de un Estado, la disciplina fiscal, se ha convertido casi en una política de Estado. O sea, se invirtió una lógica, se terminó la lógica histórica de que la Argentina era una fiesta, de que se podía despilfarrar porque siempre de algún lado iba a salir el dinero, siempre algo iba a sangrar como para que la Argentina pudiera resolver su indisciplina fiscal. Esta lógica se ha terminado y en unos días se ha convertido en algo que atravesó toda la cultura política y económica nacional; es el déficit cero. Creo que todos los señores diputados, aun con nuestras diferencias, debemos ser los abanderados de este planteo. Hay una segunda cuestión en la que creo que se ha invertido una lógica: la comprensión compartida por todos de que hay que realizar un ajuste muy profundo en los gastos espurios, en la burocracia ineficiente, en los gastos improductivos del Estado y de la política. Es distinto a lo anterior porque hasta ahora la política se hallaba en una posición muy débil frente a los mercados y estaba muy deslegitimada ante la sociedad. Desde esa vulnerabilidad tan grande, ¿cuál era la reacción del sistema político? Abroquelémonos, cerrémonos, no nos abramos a una sociedad que nos está mirando y hagamos nuestro propio ajuste. Se decía: ocultemos nuestros gastos, mantengamos nichos de clientelismo, de prebenda. Ahora se ha invertido esa lógica. Todos, hasta aquellos que representan el nudo de la corporación política, aceptan aun a regañadientes que para lograr la primera política de Estado hay que conseguir una segunda, que es el ajuste del Estado y de la política en una dirección progresista; y en este sentido quiero que esto no se confunda con un ajuste que comprende despidos o afectación de derechos adquiridos, porque la Argentina no resiste una reforma de esa naturaleza. Donde pienso que no se ha invertido la lógica es en la concepción de la equidad, porque si hasta aquí estamos de acuerdo, en ese aspecto no alcanza. Hace falta construir un camino de crecimiento y advierto en este proyecto que no se ha modificado la mirada respecto a qué significa la equidad con relación al crecimiento. En este proyecto se preserva 56
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la lógica de que la equidad es una derivación del crecimiento, es decir, se hace el ajuste para bajar las tasas; con eso se reactiva la economía y recién después se considera cómo se distribuye con equidad. Sin embargo, la lógica es exactamente a la inversa. Es decir, así como realizamos una reforma cultural profunda para aceptar que del despilfarro teníamos que pasar a la disciplina, que desde la corporación teníamos que pasar a la reforma del Estado y de la política con un sentido progresista distinto al sentido neoliberal, invirtamos también la lógica del pensamiento y convengamos en que la equidad no es un derivado del crecimiento sino un prerrequisito de aquél, que los países de economía sólida se piensan primero como sociedades cohesionadas y a partir de allí generan un proyecto, un destino. Es la equidad como factor del crecimiento.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la autorización de la Presidencia?
SR. RAIMUNDI, CARLOS ALBERTO.- Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: el señor diputado preopinante está hablando de cohesión de los dirigentes. Realmente estoy sorprendido. En el seno del oficialismo parlamentario se habla de oposición pero en realidad el único que tendría derecho a ser oposición es nuestro sector. Hemos escuchado a muchos señores diputados que representan al oficialismo y que tienen la gran virtud de ser a la vez oficialismo y oposición. Ahora hablan de cohesión. Me parece que el discurso político ciertamente puede ser usado y flexibilizado, pero cuando se nos toma el pelo de esta manera y se habla de cohesión... ¿Cohesión de qué, si no tienen cohesión dentro del gobierno ni dentro del Parlamento, si nunca han definido una línea clara, si una de las crisis más grandes que vive la Argentina es la crisis política por la que atraviesa el partido gobernante?
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. RAIMUNDI, CARLOS ALBERTO.- Señor presidente: me parece que la Argentina está atravesando por una situación muy difícil y estoy tratando de expresarme desde la mayor prudencia y sentido común. Se podrá compartir o no, pero no debemos caer en el nivel de aprovechar un concepto para introducir una chicana. No era esa mi intención ni tampoco el sentido con el que concedí la interrupción. Pienso que la Argentina está para un fair play distinto, porque no estoy hablando desde la confrontación sino desde el aporte. Voy a concluir mi exposición haciendo referencia a otra cuestión que tiene como mentor 57
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intelectual de esta Argentina de los últimos tiempos a alguien a quien leo y sigo porque considero que su opinión es importante. Se le podrán hacer críticas, pero no se le puede quitar rigor intelectual a muchos de sus juicios. Me refiero al periodista Mariano Grondona, quien en su editorial del jueves de la semana pasada hizo la parábola del médico y el orador. En su columna del diario del domingo aludió a la Argentina anticapitalista de muchas décadas. Sin embargo, en su programa televisivo de anoche concluyó diciendo que la Argentina llegará a la equidad cuando el sector público devuelva al sector privado todo lo que le ha sacado. Es decir, es la lógica de que hay que ajustar al sector público porque el privado ya hizo su ajuste. Este asunto no es menor, pero quiero hacer una salvedad. En una sociedad como la argentina no hay un corte vertical entre el sector público y el privado. La relación recíproca entre lo público y lo privado sufre las mismas consecuencias de la fractura social. El corte es horizontal. Por un lado están las partes del sector público que toleraron la fiesta y por el otro las partes del sector privado que se beneficiaron con motivo de esa fiesta permitida por el sector público. Están los que evaden impuestos del sector privado y los que personal y políticamente se beneficiaron perdonando esa evasión impositiva.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia hace saber al señor diputado que ha concluido el tiempo del que disponía para hacer uso de la palabra.
SR. RAIMUNDI, CARLOS ALBERTO.- Ya concluyo, señor presidente. Del otro lado, hay un sector público que hizo su ajuste. Miremos el estado en que se encuentra una escuela o un hospital público antes de decir que el sector público no se ha ajustado. Miremos el nivel de las jubilaciones públicas que hoy se cobran del Estado y, por otro lado, al sector privado, que es el pequeño comerciante que provee al jubilado, que ya no podrá consumir lo mismo a partir del recorte, y ahí advertiremos que hay un corte horizontal y no vertical. Para finalizar, este proyecto no garantiza la certeza. En un mundo de incertidumbres, de crisis permanentes, donde todo parece aleatorio, sobre todo para los más débiles, también puede ser un factor de crecimiento. Cuando se tiene la certeza de dónde está el ancla para generar un proyecto de vida, tanto individual como colectivo, existe la posibilidad de lograr la reactivación y salir de la crisis. Ese es un factor político. El problema y la gran amenaza de los mercados no radican en las medidas económicas que se tomen en la Argentina sino en algo mucho más profundo: una crisis del destino de nuestro país, de saber a dónde vamos. Esto requiere la unidad nacional y el juego limpio; no necesita extorsiones de nadie ni chicanas de ningún tipo. Es necesario invertir los parámetros culturales sobre los cuales se construye un país.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
SR. LOPEZ ARIAS, MARCELO EDUARDO.- Señor presidente: voy a ser breve y solicitaré la inserción de parte de mi discurso en el Diario de Sesiones, porque me siento muy bien representado por las palabras de muchos diputados preopinantes, especialmente el 58
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señor diputado Lamberto, quien fundó con mucha altura el sentido de nuestro voto negativo a este proyecto. Solamente quiero hacer un par de consideraciones de carácter general. Una de ellas es la profunda desilusión que uno tiene como argentino cuando ve que una vez más estamos discutiendo sobre la base de un proyecto que no es producto del consenso ni del trabajo común sino que, como lo reconoció el propio señor ministro de Economía, es producto de una noche en un avión que sobrevolaba el Atlántico cuando volvía de Europa. Ello se advierte por las desprolijidades que contiene el texto original. Salvo que haya conversado con alguna azafata, no debe haber discutido suficientemente estas medidas antes de mandarlas al Congreso. Lamento esta circunstancia, porque creo que la Argentina está madura. El Partido Justicialista ha asumido su papel de oposición con un espíritu constructivo y con el ánimo de tratar de no poner palos en la rueda. Como muy pocas veces ocurre, todos coincidimos en la necesidad de hacer un esfuerzo para que los dineros públicos, los que aporta la gente, tengan un manejo absolutamente cristalino, responsable y razonable. Debemos avanzar hacia el déficit cero y hacia el equilibrio de las cuentas fiscales. Sin embargo, ese objetivo que compartimos no debe ser perseguido mediante la iniciativa que estamos discutiendo. Estoy convencido de que este objetivo que todos compartimos tiene que lograrse con mayor justicia y equidad que lo planteado en el decreto del Poder Ejecutivo. No vamos a lograr esto metiendo la mano en los bolsillos de los más indefensos y de aquellos que no tienen escapatoria, como es el caso de los jubilados y los asalariados. Este tipo de medidas debería poner el acento y recaer en los que más tienen, es decir, en aquellos que en los últimos años han sido los más beneficiados de la economía argentina. Ellos tendrían que hacer el aporte sustancial para ayudar a enfrentar esta crisis. Este es el perfil y la filosofía que nos distingue, e incluso ha sido asumido por las provincias a través de los acuerdos que se han firmado, en el sentido de que el equilibrio de las cuentas fiscales debe ser perseguido con equidad. Por otra parte, cuando se ataca el salario y las jubilaciones las medidas se vuelven inconducentes desde el punto de vista económico, pues se provoca una nueva caída del consumo; con esto vamos a acentuar la espiral recesiva y a encontrarnos a corto plazo con una crisis más grave. En realidad, tendríamos que haber estado trabajando sobre este consenso aprovechando la madurez de las fuerzas políticas- para encontrar el mecanismo apropiado a fin de que la evasión comience a ser combatida con toda la fuerza, reestructurar instituciones como la DGI, que tienen muchísimo más personal administrativo que agentes controlando en la calle, y que realmente podamos lograr una mejora de fondo de todo el sistema tributario que garantice que aporten los que más tienen y no los que menos poseen, como ocurre con frecuencia. Deberíamos estar trabajando juntos sobre un presupuesto que está lleno de inequidades; un presupuesto de un gobierno nacional que tiene un Ministerio de Salud que no maneja ningún hospital y un Ministerio de Educación con mucho dinero pero que no tiene ni una escuela a su cargo. Se trata de un presupuesto con muchísimos agujeros negros que deberíamos explorar en conjunto para encontrar mayor equidad y equilibro, es decir, cuidando el manejo de los dineros públicos, la equidad y que el peso del ajuste no recaiga sobre los sectores más indefensos y castigados de la sociedad. Esta mañana leí un artículo de alguien que no puede ser sospechado de peronista. Me refiero a Rodolfo Terragno, quien señaló algo que muchos de nosotros pensamos pero 59
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que nadie se anima a decir en público: el tema del manejo de la deuda pública debe empezar a ser analizado con mayor profundidad. En ese artículo sostiene que con cada uno de estos ajustes desesperados -donde se sostiene que estamos al borde de un abismo, que ya nos caemos, que tenemos que garantizar la solvencia fiscal o nuevos equilibrios fiscalesfinalmente lo que hacemos es agrandar el negocio de algunos "vivos" que se siguen enriqueciendo a costa de nuestro desesperado esfuerzo por tratar de cuidar la credibilidad en la Argentina y el pago de nuestras deudas, pero en una situación de "apriete".
SR. PRESIDENTE .- La señora diputada Carrió le solicita una interrupción. ¿Se la concede?
SR. LOPEZ ARIAS, MARCELO EDUARDO.- Sí, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.
SRA. CARRIO, ELISA MARIA AVELINA.- Señor presidente: ¿recuerdan el final del "Plan Primavera"? ¿Recuerdan lo que era competir contra los mercados hasta vaciar el Banco Central? ¿Recuerdan lo que fue Potosí después de que sacaron el oro? Complementando lo señalado por el señor diputado López Arias, el Mercado Abierto Electrónico está negociando más de 2.000 millones de dólares por día mientras nosotros nos estamos fijando en una Bolsa de 50 millones. ¿No será que cuando tengamos que tomar racionalmente las decisiones que correspondan tampoco vamos a contar con reservas? Por eso comparto plenamente lo que ha señalado el señor diputado.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Salta.
SR. LOPEZ ARIAS, MARCELO EDUARDO.- Agradezco la intervención de la señora diputada Carrió. Nuestro bloque había elaborado un conjunto de propuestas que transmitimos al señor presidente de la República en sucesivas reuniones que mantuvimos con él. Los ejes centrales de esas propuestas pasaban por la absoluta convicción de que la solución de los problemas argentinos requiere ante todo la reactivación de la economía. Las medidas que afectan el nivel de consumo -en un país que produce fundamentalmente para el mercado interno más que para la exportación- terminan provocando nuevas crisis y caídas de la actividad económica. Estas medidas que propusimos tendían, sin mayor costo fiscal, a reactivar la economía como solución definitiva a nuestros problemas. Asimismo, sugerimos avanzar en una reforma tributaria que distribuya con mayor justicia las cargas frente a la situación económica que vive nuestro país. Inclusive en determinado momento nuestro bloque creó una subcomisión para estudiar el tema de la reforma tributaria -de modo de cumplir la promesa que habíamos hecho-, con el fin de 60
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brindar al sistema mayor equidad. El punto central que el justicialismo, a modo de colaboración, planteó al señor presidente de la Nación para enfrentar la negociación con los grandes grupos económicos y encarar en serio el problema de refinanciación de la deuda externa, era la necesidad de iniciar una discusión en forma conjunta. En otras palabras, decíamos al señor presidente en aquel documento que el justicialismo estaba dispuesto a prestar su colaboración a fin de que entre todos los partidos políticos pudiésemos lograr la suficiente fuerza institucional para enfrentar a los poderosos, ya que como son tan grandes nadie por sí solo está en condiciones de hacerles siquiera cosquillas. Estos tres conceptos se mantienen. Creo que la sociedad argentina está madurando y que los partidos políticos, más allá de los cuestionamientos que hoy se hacen a sus representantes -seguramente hemos hecho méritos para merecer muchas de esas apreciaciones-, también están madurando. Pienso que estamos en condiciones de ponernos a trabajar en estos ejes. Estoy convencido de que si no somos capaces de aunar esfuerzos para fortalecer el poder de negociación del Estado seguiremos en esta situación en que la desaparición del Estado como tal ha traído como consecuencia que la Argentina se convierta en el botín de guerra de unos pocos, que cada vez son más poderosos, más soberbios y están tan distantes que no escuchan los reclamos de nuestro pueblo. Estoy convencido de que el camino que he señalado es el que debemos seguir. No estoy para nada de acuerdo con el decreto dictado por el Poder Ejecutivo ni con las correcciones que ahora se pretenden realizar, ya que si bien demuestran que existe mucha buena voluntad no contribuyen a solucionar el problema de fondo. Digo esto porque la carga del ajuste sigue recayendo sobre sectores de la sociedad que han sido demasiado castigados durante los últimos tiempos, y no es posible que pongamos un nuevo peso sobre sus espaldas. Por las razones expuestas adelanto nuestro voto negativo al proyecto en consideración, a la vez que reitero públicamente nuestra voluntad de continuar trabajando sobre la base de criterios constructivos para encontrar una solución a los problemas de fondo que hoy afronta nuestro país.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. CARDESA, ENRIQUE GUSTAVO.- Señor presidente: si bien hemos sido citados a esta sesión en el marco del decreto 896/01, no se me escapa que el texto de la convocatoria habla de una reforma impositiva y no de dicha norma. Luego de los remedios mágicos que en los últimos tiempos tuvimos que probar -me refiero al "blindaje" y al "megacanje"-, hoy se nos plantea que asumamos la responsabilidad de dar al cuerpo enfermo de nuestra economía una nueva poción que esta vez resultará ser un remedio infalible: el déficit cero. El problema no es que aquellos remedios no han sido efectivos. No lo fueron para mejorar la economía de nuestro país, pero sí lo han sido parcialmente para presentar un mundo feliz ante nuestros acreedores. Tal vez haya llegado el momento de reflexionar sobre algunos errores de diagnóstico cometidos por la Alianza que ayudamos a construir. El primero de ellos es que las dificultades que presenta este modelo están asociadas a problemas de administración, de gestión y de corrupción. Si bien estos deben ser solucionados, ello no puede hacerse en el 61
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marco del actual sistema porque son constitutivos no del modelo creado por el anterior gobierno sino del que ha sido gestado por la dictadura militar a partir del año 1976, y que las fuerzas políticas transformadas en partido único del ajuste han hecho viable en estos últimos años. Cuando el pensamiento económico estándar estudia las causas que llevaron a esta situación -por las que hoy analizamos este nuevo remedio que es el déficit cero-, como si hubiera descubierto la pólvora nos dice que están relacionadas con una fuerte presión tributaria, que obviamente estimula la evasión impositiva, y con el excesivo gasto público; entonces, nos recetan ajustes en los gastos y rebaja de impuestos. Así llegamos al séptimo ajuste, que según algunos oradores es en realidad el sexto. Al parecer hemos perdido la cuenta de los ajustes efectuados por este gobierno, y eso que no estamos considerando los que se han realizado desde el golpe militar del año 1976. Estas argumentaciones se basan fundamentalmente en el hecho de tomar como causa de la crisis el aumento desmesurado del gasto público en los últimos diez años. Por ello es necesario analizar profundamente en qué se gastó durante la última década y cuál ha sido el componente central de ese incremento en el gasto público. Obviamente se oculta que ese aumento surge de comparar los gastos del año 1991 con los que se registran en la actualidad a precios corrientes, pero en realidad, como es sabido, en ese lapso la inflación fue del 50 por ciento. Cuando se analiza la cuestión no se considera el tamaño de la economía ni el crecimiento vegetativo de la población. En otras palabras, no se comparan los diferentes niveles del gasto teniendo en cuenta el crecimiento de la población ni de la economía, aunque todos sabemos que el gasto total no sólo depende sino que está determinado por tales variables. En términos absolutos y de precios corrientes el gasto público nacional, incluidas las transferencias a las provincias por coparticipación federal, pasó de 31.987 millones de pesos en 1991 a 62.404 millones de pesos el año pasado. De estos datos, que son oficiales, se estima que la suba ha sido de entre el 90 y el 95 por ciento. Pero como los precios y la economía también crecieron es necesario comparar los niveles del gasto en términos del producto bruto interno, lo que equivale a 1,28 puntos del PBI. Llegados a este punto es preciso que nos detengamos en la composición del gasto. El gasto público primario -es decir, sin contar los intereses- pasó del 17,95 por ciento al 17,14 por ciento del producto bruto interno. Se redujo el gasto de funcionamiento del Estado y las transferencias a las provincias se mantuvieron constantes. ¿Pero qué ocurrió? Los intereses de la deuda aumentaron, ya que de ser el 1,31 por ciento del PBI en 1991 pasaron a ser el 3,40 por ciento del PBI el año pasado. Si tomamos en cuenta que cada punto del producto bruto interno representa 2.850 millones de pesos veremos que un aumento del 2,09 por ciento en los intereses de la deuda equivale a 5.960 millones de pesos, es decir, prácticamente todo el déficit fiscal. Los intereses de la deuda correspondientes al año en curso trepan a 11.200 millones de pesos, que representan casi el 4 por ciento del PBI. Entre los años 1991 y 2000 esos intereses sumaron 55.000 millones de dólares. Entonces, si en el curso de este año se pagaran intereses como en el año 1991 -es decir, equivalentes al 1,31 por ciento del PBIveríamos que la carga financiera sería de 3.730 millones de pesos. Vale decir que la diferencia es aproximadamente de 7.500 millones de pesos, suma que equivale al déficit fiscal anual. Todo esto, suponiendo que las pautas trazadas se cumplan, lo cual seguramente no sucederá.
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Entonces, la primera conclusión es que el gasto primario -que no tiene en cuenta los intereses de la deuda- no aumentó y el gasto total subió como consecuencia de la mayor carga de los intereses. A esto debemos agregar que a partir de julio de 1994 el Estado dejó de recibir los aportes jubilatorios de los trabajadores que pasaron a las AFJP, que hoy representan algo más de 4.300 millones de pesos anuales. Entre julio de 1994 y febrero de 2001 las AFJP recaudaron 23.735 millones de pesos, que de no haberse realizado la reforma habrían ido a la ANSES. La segunda conclusión es que el déficit también se explica por el recorte de ingresos que significó la privatización del sistema jubilatorio. Por último debemos recordar que en 1994 el doctor Cavallo redujo los aportes patronales, política que luego fue profundizada por Roque Fernández. Según datos suministrados por la ANSES, si no se hubiera dispuesto esa rebaja en los aportes patronales entre los años 1994 y 2000 el Estado habría obtenido una recaudación adicional de 18.757 millones de pesos. Esta pérdida en la recaudación incrementó el déficit fiscal, que fue cubierto con deuda. El costo fiscal de la reducción de los aportes fue el año pasado de 5.400 millones de pesos. Sin embargo, en el año 2000 nuevamente fueron disminuidos con el objetivo repetido de que las empresas tomaran más personal, cosa que nunca ocurrió. Por lo tanto, la tercera conclusión es que la ampliación del déficit se debe a la reducción de aportes patronales. En cuanto a la recaudación impositiva, donde se habla de un déficit de recaudación de impuestos y aduana de entre 30 y 35 mil millones de pesos, podemos decir que mientras en la Argentina más del 55 por ciento de la recaudación corresponde a impuestos al consumo, en el resto de los países la principal materia gravada es el patrimonio y la ganancia de los individuos. La presión tributaria en nuestro país se mantiene muy por debajo de los estándares internacionales. Y aquí sí hay que tener en cuenta qué sectores son perjudicados por la presión tributaria y qué sectores, vía evasión o elusión fiscal, no son tocados por ella. Sin comparar los casos extremos como el de Suecia, que en la Argentina equivaldría a recaudar 150 mil millones de dólares, la presión tributaria resulta aun menor que en Chile, que es del 21,1 por ciento, o en Brasil, que es del 29 por ciento. Sí está claro cuáles son los orígenes del déficit fiscal y que los remedios dirigidos al ajuste constante no sólo no terminan dando respuesta a una situación de desequilibrio fiscal, sino que la profundizan. Debería estar claro que las medidas alternativas son las propuestas no por algún gurú o alguna consultora económica internacional sino por el conjunto de los señores diputados de esta Cámara, integrantes de los distintos bloques, que plantean otra visión y la necesidad de reconstruir a partir de ella un modelo alternativo y un modelo de país. Para terminar -dado que hoy se mencionó mucho la idea de vivir con lo nuestro- me gustaría simplemente recordar una frase de un autor del pensamiento económico no estándar, contenida en uno de sus libros. Me refiero a un autor de esos que han sido olvidados en el arcón de los trastos viejos a pesar de su labor, que seguramente ha desarrollado con eficiencia. Se trata de Aldo Ferrer, quien en esa obra sostiene que el déficit fiscal no es otra cosa que la manifestación de un déficit más grande que nos relaciona con el mundo: el déficit nacional. Esta relación, que es el intercambio de la Argentina con el mundo, es absolutamente deficitaria y para eso se necesita un modelo de 63
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país diferente. También se requiere dar respuesta a lo que ha sido este modelo de endeudamiento, desindustrialización y exclusión social, donde la corrupción fue el aceite que lubricó al conjunto del sistema. Por lo tanto decimos "sí" a la unidad nacional, pero para cambiar el modelo y no para profundizar el abismo en el que ya nos encontramos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.
SRA. OVIEDO, ALEJANDRA BEATRIZ.- Señor presidente: en verdad, dudaba acerca de la conveniencia de hacer uso de la palabra en esta oportunidad, porque es lamentable la escasa presencia de diputados en el recinto, especialmente del oficialismo; si bien es cierto que todos los argentinos queremos sacar el país adelante, creo que el oficialismo tendría que ser el más interesado en ello. Considero que la presencia en las bancas debe ser el reflejo del grado de responsabilidad que tenemos los diputados. En este recinto se ha hablado mucho desde el punto de vista de la economía y se han expuesto datos técnicos y estadísticos. Pero hay un tema que ha asumido el conjunto de los argentinos a lo largo y a lo ancho del país: la falta de liderazgo por parte de quienes están al frente del Poder Ejecutivo nacional. Digo esto porque hace una semana, por esas amabilidades que tienen los compañeros, fui invitada a presenciar la reunión de catorce gobernadores justicialistas con el señor presidente de la Nación en la residencia de Olivos. Era la única diputada nacional que estaba ahí y sinceramente por un momento pensé que iba a ser testigo de alguna reunión de carácter histórico que sería el preludio de algún acuerdo realmente importante. Lamentablemente salí apabullada por la realidad, pues vi a un presidente de la Nación atónito, apesadumbrado y específicamente callado. Vi a un ministro de Economía que al inicio de la reunión comenzó diciendo: "Señores gobernadores, en el mundo no nos cree nadie. Hemos perdido el crédito." Pensé que la reunión iba a ser corta porque así lo habían pensado los catorce gobernadores que concurrieron a la cita con el presidente de los argentinos. Aquellos catorce gobernadores pensaban llegar, entregar un documento y partir, porque les parecía ridículo el título que quería imponer el Poder Ejecutivo nacional, es decir, "Acuerdo por la Independencia". Me pregunto a qué independencia se refería. Nos llamaban para un acuerdo por la independencia para sugerirnos llevar adelante un ajuste que recortara el salario de los empleados estatales y de los jubilados que cobran 300 pesos. Una vez más mientras la ministra de Trabajo azuzaba al presidente recordándole la permanente interna que existe en la coalición gobernante, los catorce gobernadores justicialistas le recordaban a aquél que estaban allí por una cuestión de colaboración y solidaridad. A pesar de que el gobierno nacional no había cumplido con nada absolutamente de lo comprometido en los acuerdos federales anteriores en el sentido de asistir a las provincias en materia de gasto social, fueron a dar un apoyo institucional para sostener la gobernabilidad en la República Argentina. Creo que esta es una de las últimas veces que los catorce gobernadores van a estar dispuestos a otorgar este crédito institucional al gobierno nacional para sostener una gobernabilidad a la cual la coalición gobernante no ayuda.
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Si la personalidad de un presidente influye en el ritmo de un país, en el último año y medio los argentinos hemos aprendido que aquel rasgo de la personalidad de Fernando de la Rúa -devenido en virtud por obra y arte de Ramiro Agulla durante la campaña electoralresultó ser uno de los elementos de mayor impacto en el proceso de la toma de decisiones en la República Argentina. Llegué a convencerme de que la palabra "aburrimiento" es sinónimo de falta de imaginación y falta de ideas, porque si esto fuera mentira no se explicaría que estemos hoy debatiendo sobre el contenido de este decreto después de haber delegado poderes y facultades especiales al Poder Ejecutivo nacional y habiéndole prohibido recortar los salarios de los empleados estatales, sin pensar que podrían llegar a plantear un recorte a las jubilaciones. En honor a la actitud de nuestros gobernadores, quisiera resaltar especialmente el séptimo punto del acuerdo firmado. Lo hago en nombre de nuestras queridas provincias, porque somos conscientes de que las medidas que se están adoptando tienen un hondo contenido recesivo. También somos conscientes de que tendremos que exigir a la Nación, en función de ese crédito institucional que acordamos por una cuestión de solidaridad, que aprenda a descentralizar el gasto social para entregar a las provincias lo que necesariamente van a pedir para poder atender las necesidades básicas de nuestra gente. La caridad bien entendida empieza por casa. Comenzaría por pedir algo a la ministra Patricia Bullrich, nuestra ex compañera que, desde que tengo memoria, se ha paseado por todas las líneas internas del Partido Justicialista, desde la de Herminio Iglesias, pasando por la de Duhalde y luego por la de Menem, para terminar ahora sirviendo al actual gobierno del doctor de la Rúa. Lo que le quiero pedir es que comience por descentralizar ese aparato burocrático que es el Ministerio de Trabajo, empezando por hacer desaparecer las agencias de empleo en cada provincia, que hasta ahora han demostrado una gran inutilidad: no le sirven a nadie, salvo al clientelismo ocasional de la Alianza en las provincias peronistas, que van a reclamar los programas transitorios de empleo para poder llevar adelante una propaganda partidaria en cada lugar. En nuestras provincias las agencias de empleo no han servido para nada, ni siquiera para impulsar levemente el crecimiento o ayudar a las pymes, que tanto esperan la reglamentación de esa ley que sancionamos por unanimidad el año pasado pensando que estábamos otorgando un instrumento para el crecimiento. Nuestra exigencia va a ser esa descentralización del gasto para que podamos atender las consecuencias de la recesión en el interior del país, que cada día se agudizan más. Señor presidente: aquí falta liderazgo. Sé que el ministro Cavallo de por sí es nervioso pero nunca lo vi tan contrariado. Creo que ahora debe estar evaluando seriamente lo que significa ser ministro de Economía en un país donde prevalece la anarquía y el liderazgo brilla por su ausencia. Debe estar evaluando lo que significa una falta de política exterior acorde con el mundo globalizado, pues de lo contrario no se explicaría por qué el diario "Clarín" -que siempre ha sido cercano a las ideas del actual gobierno- califica a la Argentina y Turquía como verdaderos focos infecciosos a ser tratados al pasar en la cumbre de los principales países que se lleva a cabo en la ciudad de Génova. No hay política exterior...
SR. PRESIDENTE .- Su tiempo ha terminado, señora diputada.
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SRA. OVIEDO, ALEJANDRA BEATRIZ.- Para terminar quiero señalar que existe una imperiosa necesidad de establecer una política exterior mucho más clara. Si vamos a reprogramar el pago de nuestra deuda, como muchos estamos pensando, indudablemente tendremos que preparar el terreno en ese aspecto. A nosotros nos criticaron porque paseamos con el Tango 01 por la Casa Blanca, el Kremlin, el Palacio de Buckingham y el Vaticano, sin saber que el "efecto tango" que ustedes están provocando sería muchísimo más costoso para el país. Habida cuenta de que mi tiempo se ha agotado -hubiera querido extenderme un poco más- finalizo diciendo que todo esto me lleva a la conclusión de que nosotros no éramos tan malos como ustedes afirmaban ni ustedes tan buenos como decían. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada América González, por Buenos Aires.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Disculpe, señor presidente, pero mi nombre es María América González y soy diputada del Frepaso por la Capital. Solicito la inserción en el Diario de Sesiones de mi discurso, que está en un todo de acuerdo con lo expuesto por mi compañero del Frepaso el diputado José Vitar. Me siento identificada con muchas de las exposiciones vertidas en este debate, y de más está decir que votaré por la negativa. Brevemente quisiera hacer una reflexión. La semana pasada tratamos de colaborar para mejorar este engendro, y si hay algo que corresponde distinguir en nuestro conocido ministro de Economía es el romanticismo que tiene para poner títulos a las leyes. En una época llamó "de solidaridad previsional" a la ley monstruo de la Argentina, a la que todos llamamos "de insolidaridad previsional". Hoy el ministro nos habla de equilibrio con equidad, y yo pregunto ¿equidad para quién? Tratándose de un proyecto remitido por un ministro de Economía que ya conocemos -y bien que lo conocemos-, de más está preguntarnos a esta altura de la noche -con lo que todavía tenemos que seguir escuchando¿equidad con quién? Entonces, uno se pone a pensar y empieza a sacar cuentas -de alguna manera mi amigo, el señor diputado Cardesa, se adelantó- en relación con lo que pasó con el sistema previsional argentino. ¿Quién lo modificó? Fue idea de Cavallo. ¿Recuerdan cuando se sancionó la ley 24.241? Estábamos todos salvados: los actuales, los futuros y los marcianos. No había ley -todavía no la hay-, pero sí somos un país de privilegio: no hay una reforma previsional como la que se hizo en la República Argentina. No existe; no hay nada peor que esto, e igual tampoco. Se sostenía que esa norma permitiría la creación de un mercado de capitales, la llegada de inversiones y el pleno empleo. En ese momento la actual ministra de Trabajo era diputada y defendía el pleno empleo, mientras que hoy no se anima a decir cuál es la tasa de desempleo. Nos la va diciendo con cuentagotas, porque si la dice de golpe nos morimos de un infarto. La cuestión es que la pérdida de los recursos desde aquel momento a la fecha -1994 a 2000importa una suma de 77.921 millones de pesos, debido el éxito obtenido mediante la reforma del sistema previsional, con la tasa de desempleo que todos conocemos y tristemente sufrimos.
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Esta Alianza asumió el gobierno con la Carta a los Argentinos, y yo tuve el honor de haber trabajado y de haberme comprometido con el actual presidente por mi humilde profesión, que es la de abogada especialista en derecho previsional. Con la Carta a los Argentinos no vendimos espejitos de colores sino posibilidades, que hemos presentado como alternativas. Por eso tanto los diputados de la actual oposición como los del oficialismo y los que pertenecen a otras bancadas tienen razón, porque es verdad que hay otras alternativas. No están equivocados: el tema es a quién se elige afectar. Esa es la realidad. Tanto en 1994, cuando el bloque Justicialista era oficialismo, como ahora, se privilegia al mismo perro, y hoy lo único que se pretende es seguir protegiendo a determinado sector, que es el que nos llevó a este quiebre social, político y económico que no sólo nosotros estamos padeciendo aquí -desmembrándonos y teniendo que soportar el sufrimiento de borrar con el codo lo que escribimos con la mano- sino que ponemos todo el empeño en decir a los compañeros que existen alternativas que no afectan a los que menos tienen. Lo más fácil es atacar a los jubilados o a los trabajadores. ¿Quién los protege? ¿Cuántos vienen aquí los miércoles? Llamemos a Tomás Liendo o a Cavallo, que tenía que picar cebollas para llorar delante de los jubilados. ¿Y ahora qué nos traen? Un proyecto por el que tenemos que discutir si aplicaremos un recorte a partir de 300, 1.000 o 1.500 pesos. ¿Dónde está la moral? En sacar la plata de donde está. ¿Por qué no aumentamos las contribuciones patronales? ¿Por qué no hacemos un mea culpa? ¿Por qué no asumimos que esto fue un fracaso? Lo fue con Martínez de Hoz, con Cavallo y ahora. ¿Por qué no lo podemos hacer? ¿A quién le tenemos miedo? Podemos decir a los acreedores externos que se queden tranquilos, que vamos a sacar la plata a nuestros trabajadores. ¿Con qué seguridad lo hacemos, tal como lo ha planteado en su momento la señora diputada Carrió? ¿Ustedes saben que los abogados le causan tanta alergia al ministro de Economía que los llama subversivos porque creen en la ley y en el derecho a exigir justicia? Si sancionamos esta ley, absolutamente inconstitucional, ellos ya tienen preparados los recursos de amparo, pero no estoy hablando de los jubilados que ganan 200 o 600 pesos sino de los empleados jerarquizados que pueden pagar a un profesional. ¿Y qué van a hacer frente a esto? ¿Van a cerrar los tribunales? Un ministro que trabajó para la dictadura sabrá qué hacer. Entonces, en el Día del Amigo, quiero recordar una intervención realizada en el Honorable Congreso de la Nación en oportunidad del tratamiento del proyecto de ley de solidaridad previsional. Imaginen por un rato que están en el maravilloso mundo de la ley de solidaridad, por la que se congelan todas las jubilaciones y se aumentan de acuerdo con el presupuesto. En ese momento hubo un legislador que expresó lo siguiente: "Se ha calificado irónicamente..." -dirán que me copié de él- "...a esta iniciativa como de solidaridad previsional y se la presenta en sociedad como beneficiosa para el sector pasivo. En la práctica, no es más que la fórmula para lograr el traspaso masivo hacia las administradoras privadas de los fondos de pensiones de dos millones y medio de personas. Aprobado este proyecto pocos serán quienes se quieran mantener en el sistema de reparto. "La garantía del Estado por el otorgamiento y pago de las prestaciones se limitará a los créditos presupuestarios que se establezcan en la ley de presupuesto. Cabe preguntarse cómo harán los funcionarios de Economía cuando preparen el presupuesto para el año siguiente para adivinar el monto correspondiente de las prestaciones que se utilizarán 67
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durante ese período futuro. Esta ley crea obligaciones para una sola de las partes: el jubilado, que sabe lo que paga pero no lo que va a cobrar". Por si esto fuera poco, hoy avanzamos, y sobre la base de una emergencia con equidad no sólo decimos -como hasta ahora- que estableceremos en el presupuesto lo que vamos a pagar. Quiero decir a mis queridos compañeros diputados que por primera vez hemos superado en incumplimientos a la década menemista. ¡Pónganse contentos! Ni en el peor año de la presidencia de Menem se dejaron de pagar las sentencias, como lo estamos haciendo nosotros. Hace siete meses que este Congreso aprobó el Bono 3 y estableció la partida para pagar los juicios en efectivo, pero no se abonó un peso. ¿Saben quién expresó lo que acabo de leer? El actual presidente de la Nación Argentina, doctor Fernando de la Rúa. Entonces, de despedida, quiero decir al presidente de la Nación lo siguiente: en el Día del Amigo, para tener amigos como el ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, es preferible que se rodee de enemigos; échelo, porque no sirve. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. GILES, GUILLERMO JORGE.- Señor presidente: no es fácil decir algo nuevo en este recinto, no sólo por los conceptos tan interesantes y profundos que vertieron los diputados de las distintas bancadas que me precedieron en el uso de la palabra sino también porque no es mi intención reiterar aquellas cosas que venimos diciendo prácticamente desde el día en que asumió el actual gobierno. En ese entonces muchos de nosotros éramos tildados de rebeldes, de díscolos, de disidentes, de que no entendíamos estos tiempos y de que no sabíamos ser gobierno. Hoy seguimos repitiendo los mismos conceptos y por eso también somos parte de la oposición a esta administración. Se dijo en este debate que el ejercicio de la memoria siempre es bueno, pero no sólo para mirar lejos, porque también hay que tener en cuenta lo que ocurrió el día anterior. En este sentido, copiando el ejercicio que hizo la señora diputada Carrió, que recordó algunas de las frases más célebres del ministro Cavallo, me permitiré leer una muy breve. De acuerdo con el diario "Clarín" del 25 de marzo, el ministro Cavallo señaló: "No habrá rebajas de salarios, ni despidos de empleados, ni disminución de jubilaciones." Más adelante agregó que el presidente tiene ahora la facultad de bajar en el futuro el "impuestazo", y que el crecimiento que propone para el país es vigoroso. Sin pretender efectuar un análisis de tipo semiológico, cabe recordar que la palabra y el verbo -como estudiamos en literatura- tienen su historia, que es la misma que la de la humanidad. Así, estudiando nos encontramos con que el discurso dominante y el verbo siempre lo imponen los dueños del poder; los vasallos, los súbditos, los colonizados y los dependientes no siempre van a tratar de recibir ese mensaje de los dueños del poder sino de una casta intermediaria -como nos enseña la historia- entre los dueños del poder y los vasallos, que hace más digerible -entre comillas- la verdad de aquéllos. Probablemente ha llegado la hora de que nos demos cuenta de que el triste papel que está desempeñando la mal llamada clase política es el que siempre cumplieron los intermediarios de los dueños del poder, para hacer llegar una verdad que no es tal a un pueblo que sigue estando sometido. Pero como esta crisis no es sólo económica sino
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también política, moral y cultural, ya nadie cree en nadie y por eso no hay verbo que alcance. Hoy muchos se sienten infelices y gimen porque recién ahora se dan cuenta de que esta vieja Argentina está transitando irremediablemente hacia su propio cadalso. Por otro lado, la dialéctica que se ha impuesto, según la cual la opción es esto o el caos, es tan vieja como la humanidad; no es un invento argentino. En distintas latitudes del mundo se empleó la misma lógica y dialéctica perversas. Esa es la antítesis de la democracia; es el absolutismo. Si la quisiéramos definir podríamos decir que es una técnica de dominación colonial que se basa en la amenaza. Por esa razón como pueblo sólo nos dejan dos opciones: resistir o ceder. Si resistimos pasan las tristes cosas que están ocurriendo en este país y que vemos en las calles, en las plazas y en las rutas de la Argentina. También lo podemos apreciar acá mismo, en el Salón de los Pasos Perdidos, donde los trabajadores legislativos están tocando el bombo pero no a modo de festejo sino para despertarnos a todos nosotros. Tendríamos que preguntarnos qué haría el gobierno si resistimos. ¿Seguirá disparando a mansalva? La única certeza que tenemos es que si cedemos nos vamos a ver degradados como sociedad, lo cual nos desintegra como nación y nos quiebra como personas. Pero lo peor de todo es que lo habríamos hecho para nada, porque con nuestro quiebre no resurgirá la Nación; por el contrario, los conceptos de sociedad y de Nación se hundirán cada vez más. Además, debo señalar que después de este ajuste vendrá otro más, porque este modelo económico se basa en la lógica del ajuste, mediante el cual se saca a los que menos tienen para dar a los que tienen más. Cuando era chico aprendí en mi hogar, de un humilde empleado ferroviario, que había que tratar de ser el mejor trabajador, porque el trabajo es el que crea riqueza. Hoy las ideas y los conceptos se han pervertido tanto que tratan de hacernos creer que la riqueza es la que crea trabajo, y seguramente con tanta batería neoliberal muchos de los que estamos aquí sentados en algún momento pensamos que era así. Por eso algunos piensan que hay que satisfacer a los ricos, porque siendo más ricos alguna vez se van a acordar de los pobres y crearán más trabajo para este pueblo hambriento. ¿Quién produjo el caos que hoy estamos viviendo en la Argentina? ¿Lo produjo una política de sustitución de importaciones, de justicia social, de mejora del nivel educativo y de salud de nuestra sociedad? Este caos lo produjeron los dueños del poder, que son los mismos que manejan el país desde hace muchas décadas; para poner una fecha emblemática podríamos hablar del 24 de marzo de 1976. Son las mismas personas que en todas las crisis han propuesto las mismas recetas, que son las que nos llevaron a esta situación. Creo que no incumbe a los políticos populares -por no mencionar a toda la clase política- amenazar o decir cosas que no se corresponden con la crítica situación que estamos viviendo. Queremos cooperar con un diagnóstico para ver cómo salimos. No hace falta que hablemos demasiado, porque alcanza con los lamentables hechos que vivimos en los últimos días para que todos nos demos cuenta de lo que está pasando. Si tratamos de elaborar un diagnóstico seguramente no lo haremos sobre la base de la misma receta que aplica el curandero de la tribu, porque para él es la única. Por eso decimos sin mucha estridencia, con humildad, con serenidad y desde la angustia esperanzada que tiene la gente, que entre todos debemos construir un nuevo modelo de sociedad. Tenemos que animarnos a construir un nuevo modelo económico y social para nuestro pueblo. Para ello simplemente hace falta voluntad, coraje, patriotismo y honradez. 69
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Para construir ese modelo debemos estar convencidos de que es necesario redistribuir con equidad social la riqueza de nuestro país, que es mucha. Digo esto porque desde el orden que se ha establecido estoy seguro de que no vamos a llegar a ninguna parte. Por esa razón casi ningún legislador se refirió al proyecto en tratamiento; estamos hablando de política, que es lo que corresponde. El índice de desocupación que se conoció ayer muestra algo que nos alarma y angustia. Pero lamentablemente este gobierno está llevando adelante un modelo de exclusión que sigue quebrando a nuestra sociedad con odio e impotencia. Este es un pueblo que cada vez tiene más broncas y tristezas. Como este modelo gira sobre sí mismo, nos miramos entre nosotros y nadie se atreve a salir de él. Esto nos demuestra que los culpables también están entre nosotros, y es la explicación por la cual quienes tenemos militancia popular sabemos que los pobres se pelean entre ellos. Esto es lo perverso del modelo y lo que nos obliga a decir las cosas como son, para abandonarlo rápidamente. Este modelo sembró sus propios vientos y hoy recoge sus tempestades. Aclaro que no es mi intención proponer un plan complementario sino un modelo alternativo. Elaborar un plan complementario significa caer en la cuenta -todos saben que no dramatizo con lo que voy a decir- de resignarnos a pensar que la República Argentina está en el paredón de fusilamiento. Entonces, como esto es irremediable, tenemos que buscar un plan complementario que haga menos doloroso el tránsito hacia su muerte. Eso no lo permitiremos. Vamos a desnudar el modelo, y diremos que también queremos desnudar este mensaje de pretendida unidad nacional, que no es tal. Seguramente será de pretendida unidad dirigencial. Hablo desde la esperanza y no desde el resentimiento. Por eso, si me permiten, concluiré recordando uno de los últimos versos de alguien que fue citado hoy magníficamente en este recinto: don Arturo Jauretche. En su célebre poema La última revolución radical decía lo siguiente: "Me pregunto si mi pueblo/ como este fuego agoniza/ o si está encendida la brasa/ y hay que soplar la ceniza." (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.
SRA. ALARCON, MARIA DEL CARMEN.- Señor presidente: después de varias horas de sesión, más que un discurso voy a hacer una reflexión. Voy a recordar palabras de Juan Pablo II, cuando dirigiéndose a los políticos dijo: "La política es la obligación de modificar lo que duele. Los políticos tienen la responsabilidad y el deber de procurar el bien de todos, especialmente de los más indigentes." El peligro más grande que hoy enfrenta la Argentina no está vinculado al riesgo país, tan popularizado ex profeso en estos días. No nos hemos dado cuenta de que nos levantamos todos los días con ese nuevo índice, tratando -por acción o por omisión- de no ver el riesgo social. No vemos los índices de muerte por desnutrición, de analfabetismo, de maternidad y paternidad precoz ni de desocupación, o sea, los verdaderos y no los que se publican.
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Todos esos son los factores que nos van a dar el gran índice que como argentinos nos debe preocupar: el gran índice de la pobreza, por el cual deberíamos trabajar responsablemente a fin de modificarlo. Sin embargo nosotros, los legisladores nacionales, nos convocamos -los que por deber tenemos obligaciones, por el espacio de poder institucional que ocupamos- a trabajar horas y días para colaborar con la disminución del riesgo país. Paradójicamente, para lograr todo eso contribuimos con un paquete de medidas tendientes a elevar el riesgo social, o sea, el riesgo de la pobreza. El hecho de que los ministros del Poder Ejecutivo, funcionarios a los que el pueblo argentino no eligió, vivan dentro del perímetro acotado por los límites de la General Paz y estén tan ocupados para no trasladarse por el resto de las veintitrés provincias argentinas constituye una cuestión a juzgar. Pero que nosotros, que fuimos elegidos por el pueblo para que defendamos sus derechos, seamos tan necios como para no reconocer ni asumir la situación de crisis que vive nuestra gente es algo que no comprendo. ¿A quién no se le cae la cara de vergüenza, de impotencia o de indignación al ver familias enteras en este país comiendo en los basurales? Esto lo digo por mencionar algo de lo que ocurre todos los días en la Argentina. Los legisladores nacionales, que fuimos elegidos por el pueblo, no podemos ser cómplices de las acciones u omisiones de quienes han perdido el respeto por el pueblo argentino. Para cambiar esta realidad, ¿es necesario hacer desaparecer la política y sus actores? ¿Es necesario traer al escenario a engendros económicos que no representan al pueblo ni sus necesidades? No, señores diputados. Para salir de la crisis y para no caer en la decadencia, necesitamos de la política. No existe gratificación espiritual más grande que la de ser político, siempre y cuando ello implique la responsabilidad de modificar las conductas necesarias para quitar el dolor de nuestro pueblo. La Argentina está en crisis. Los argentinos estamos en crisis. Somos incapaces de juntarnos para plantearnos qué país queremos y qué Argentina vamos a dejar a nuestros hijos. En nombre de ellos pido que nosotros, los políticos, nos pongamos en el lugar que nos corresponde y defendamos nuestras convicciones poniendo el orden que corresponde: la política conduciendo la economía. No nos sigamos escondiendo debajo de estas bancas, porque nuestro espacio ya lo ocupan los mercados, el poder financiero, los monopolios y los engendros económicos, que llegan a lugares de poder representando a este establishment que tanto daño nos viene haciendo. ¿Qué pasa a los radicales, que conforman un partido centenario? ¿Qué pasa al Frepaso? ¿Acaso no tienen hombres y mujeres capaces de conducir desde la política las alternativas que necesita el país? Les pido que reaccionen pronto, porque el dolor de la pobreza romperá los cercos que tratan de retenerla y llegará sin clemencia hasta sus propios hogares. ¿Quién dijo que en este país no hay alternativas para reactivar la economía? Asuman con coraje, señores del partido gobernante, la decisión política de declarar la emergencia social en la Argentina, constituyendo un fondo de asistencia. ¿Para qué seguir afrontando compromisos externos? ¿Para qué seguir subsidiando la pobreza con faraónicos programas de empleo que no llegan a la gente? ¿De qué manera van a intentar bajar los índices de desocupación? 71
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¡Por favor póngase al frente de esta situación! No es con el ministro que fue echado del gobierno por el propio justicialismo por llevar al país al más alto grado de desocupación como van a salir de este pantano, sino con la decisión política de transformar el Estado sobre todo en lo que a gasto público se refiere- sin sacar plata del bolsillo de los trabajadores y los jubilados. Ello puede comenzar a lograrse, por ejemplo, modificando en serio la estructura de los ministerios, como el de Educación, que insume parte del presupuesto para mantener un hermoso edificio y cientos de contratos y viajes, vaya a saber para quién. ¡Si la educación la atienden nuestros gobernadores! Los diputados justicialistas hoy estamos presenciando desde nuestras bancas la violación más asquerosa de los derechos del pueblo trabajador y de los jubilados argentinos. Quiero recordar a los diputados de la "triple Alianza" -que hoy gobierna- aquel día en que, frente al estrado de la Presidencia, juraron para que Dios y la patria no los demanden.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. NOFAL, MARIA BEATRIZ.- Señor presidente: el señor diputado Balestra me está solicitando una interrupción, que concedo.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. BALESTRA, RENE HELVECIO.- Señor presidente: en razón de que estamos acá desde hace varias horas, le solicito que haga respetar el reglamento en lo atinente a la disposición que prohíbe la lectura de los discursos, pues si están escritos directamente puede solicitarse su inserción en el Diario de Sesiones.
SR. PRESIDENTE .- Se tendrá en cuenta su solicitud, señor diputado. Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. NOFAL, MARIA BEATRIZ.- Señor presidente: dado lo avanzado de la hora, solicito la inserción de mi discurso en el Diario de Sesiones.
SR. PRESIDENTE .- Oportunamente la Cámara se pronunciará al respecto. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. PEYROU, ALEJANDRO.- Señor presidente: hace exactamente siete días los diputados del Frepaso emitimos una declaración sobre la situación económica existente en el país, y entiendo que es atinente recordar algunos de sus puntos. 72
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Entre otras cosas, decíamos lo siguiente: Desde hace meses la Argentina no tiene crédito externo y en ese contexto vivir con lo propio es simplemente la realidad. La reducción o eliminación del déficit fiscal es así inevitable. No es eso lo que está en discusión. Luego agregábamos: El debate está planteado en términos de determinar quiénes se hacen cargo de los costos de la emergencia y en qué medida. Otro aspecto central es evitar que las medidas a tomar agudicen la recesión, ya que si eso ocurriera los sacrificios a realizar serían inútiles y exigirían otros adicionales en el futuro. Sin crecimiento económico no habrá solución al problema fiscal. La caída de la actividad reduciría la recaudación tributaria y entraríamos en un círculo vicioso sin piso para el ajuste. Además, decíamos: La restricción crediticia tiene su lógica. Desde el exterior se advierte con claridad que muchos de los sectores económicamente más poderosos tienen como práctica habitual la elusión y evasión impositivas por montos que han sido estimados en treinta mil millones de pesos anuales, generando así cuantiosos déficit fiscales. Mientras tanto, los sucesivos gobiernos han tendido a mirar hacia otro lado, o peor aún, a desfinanciar la institución recaudadora. En este momento deseo agregar lo siguiente: debemos evitar que esta situación se repita en el marco del esquema actual. En otra parte de ese documento señalábamos: La falta de vocación para construir una Nación, promover el desarrollo económico y hacer vigente un contrato social equitativo entre todos los habitantes -que se refleje en reglas de juego comunes para todos-, derivó en dificultades para poner en orden las finanzas, o sea ordenar el gasto y garantizar los ingresos públicos. Ello llevó inevitablemente a un endeudamiento desmedido durante el gobierno militar y entre 1993 y 1999, y a crecientes montos de interés que deben ser cancelados con recursos públicos. Por otro lado indicábamos lo siguiente: Ningún ajuste debe involucrar a los jubilados que legítimamente han realizado sus aportes a lo largo de los años, los salarios más bajos de la administración pública o a los sectores más débiles de la sociedad que se encuentran al borde de la subsistencia, cuando en el otro extremo social y económico hay quienes han sacado tajada de las crisis sucesivas y hoy permanecen en la indiferencia o recomiendan austeridades ajenas. Asimismo, señalábamos: El esfuerzo debe ser realizado por aquellos sectores privados que han tenido ganancias extraordinarias, no gracias a sus niveles de eficiencia sino por los altos niveles de precios o tarifas de los que gozan en función de su posición dominante en el mercado, y que quedaron fuera de los sacrificios que ha realizado la gran mayoría de la sociedad. Ellos son principalmente el sector financiero, las empresas de servicios públicos privatizadas, las AFJP y las empresas petroleras. No leeré la totalidad del documento, pero esto define el marco general dentro del cual estamos analizando el proyecto en tratamiento. Dicha iniciativa contiene una serie de medidas, algunas de las cuales son positivas. Me refiero a las disposiciones contenidas en los artículos 1° -modificación de la ley de impuesto al valor agregado-, 7° -postergación de la devolución del impuesto a las ganancias a las altas rentas-, 8° -suspensión de la reducción del impuesto a las naftas- y 9° contribuciones patronales para las empresas de servicios. Dichas normativas son importantes porque mejoran la distribución de las cargas en relación con lo que podría haber sido una presentación diferente. Por otro lado, desearía que el bloque oficialista considerara seriamente la posibilidad de incorporar en el proyecto la propuesta formulada por un grupo de diputados 73
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provinciales en cuanto a la aplicación de un impuesto especial a los registros automotores. Entiendo que esta es una excelente oportunidad para que importantes dirigentes de nuestros partidos demuestren que están dispuestos a contribuir con sus ideas a la solución de los problemas del país. Sin perjuicio de lo que acabo de manifestar, algunas disposiciones contenidas en el proyecto en discusión me impiden acompañar su aprobación. Es muy claro que ninguna de las medidas proyectadas posibilitará la reactivación. Las imposiciones del ministro de Economía me inhiben de aprobar este proyecto. Si se respetara el espíritu que, entiendo, comparte conmigo la mayoría de los legisladores de la Alianza, lo hubiera apoyado sin ninguna duda. Creo que hay que evitar el déficit público, pero en esta iniciativa se está imponiendo un criterio que desde mi punto de vista...
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Cafiero le solicita una interrupción, señor diputado.
SR. PEYROU, ALEJANDRO.Ya termino, señor presidente. Decía que se está imponiendo un criterio que desde mi punto de vista tiene un efecto sumamente perverso. Me refiero al mecanismo del artículo 10, que crea un sistema de salarios y jubilaciones móviles u oscilantes en función de los ingresos públicos. Me gustaría que si estoy equivocado alguien me lo hiciera notar: ninguna empresa o país del mundo ha tenido un sistema semejante. Creo que nadie ha cometido un error de esta envergadura. No parece posible imaginar una administración pública que pretenda tener un mínimo de eficiencia y cuyos funcionarios no sepan cuánto van a cobrar a fin de mes...
SR. PRESIDENTE .- La señora diputada Castro le solicita una interrupción, señor diputado.
SR. PEYROU, ALEJANDRO.Estoy concluyendo, señor presidente. No quisiera imaginar cuál es la situación de un funcionario público que tiene que renegociar un contrato significativamente importante y que no sabe cuánto cobrará al cabo del mes. Esta misma circunstancia se traslada a los jubilados en términos de incertidumbre. Es difícil imaginar el efecto recesivo que va a generar esta medida. La incertidumbre acerca de los ingresos inevitablemente ocasionará un altísimo nivel de recesión. Creo tener ética política y esta propuesta me parece absolutamente inaceptable. Además, ello es así en función de mi responsabilidad profesional. Si la situación es grave se deberían efectuar todos los recortes que sean precisos, y en ese caso apoyaría cualquier reducción que fuera definida, fija, temporaria y justa. No puedo aceptar la presión de la coyuntura para imponer mecanismos que generen daños permanentes al gobierno de la Nación Argentina, sin distinción de partidos políticos. Quizás este tipo de propuestas era inevitable. Tal vez tenga razón el refrán popular que dice que hay que cuidarse del celo de los renegados. He mencionado antes que los mayores niveles de déficit... 74
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR.
PRESIDENTE
.-
Su
tiempo
ha
terminado,
señor
diputado.
SR. PEYROU, ALEJANDRO.- Ya finalizo, señor presidente. Mencionaba que los mayores niveles de déficit público y de crecimiento de la deuda externa se registraron entre 1975 y 1982 y entre 1993 y 1998. Lamento mi decisión. Hubiera querido otra lógica de política económica, que seguramente en algún momento va a llegar porque no es viable un país donde no haya un fuerte componente de justicia social y de cohesión nacional. Creo en la necesidad del consenso y la negociación. También creo en la necesidad de poner límites a esa negociación. Alguien dijo antes que entre lo sublime y lo ridículo hay un solo paso, pero yo no lo quiero dar.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia anuncia que habiendo diecinueve oradores anotados les avisará dos minutos antes de la finalización del término del que disponen, para que redondeen su exposición. Así podremos cumplir con el reglamento de la Cámara con respecto al término de diez minutos del que dispone cada uno de los legisladores para exponer con total libertad. En caso contrario no se cumpliría con el reglamento ni se respetaría al resto de los colegas. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. DIAZ BANCALARI, JOSE MARIA.- Señor presidente: realmente el esfuerzo que estamos realizando en este recinto merecería una mejor causa. Digo esto porque cualquiera que haya pasado por la puerta de la Facultad de Derecho sabe que el proyecto que estamos considerando no puede tener el más mínimo andamiaje, dada su violación flagrante a esenciales principios del régimen constitucional argentino. Se trata, nada más ni nada menos, de la supresión del orden institucional. El Parlamento pierde toda razón de ser cuando una norma establece la prioridad del acreedor externo, mientras que el pago de las obligaciones del Estado argentino se efectuaría con el remanente, si es que éste existe. Si bien esto torna total y absolutamente inoficioso el funcionamiento del ámbito legislativo, también avanza sobre las facultades discrecionales del Poder Ejecutivo, que no puede saber hasta dónde podrá cumplir con sus obligaciones esenciales. Ya que hemos hablado de Jauretche, podríamos decir que si él estuviera vivo estaría refiriéndose a un nuevo estatuto del coloniaje. Se viola la Constitución, se desconoce la República y se diluyen los poderes. La elaboración presupuestaria resulta una mera expresión de deseos. Nadie sabe si realmente cada una de las partidas que se asignen va a tener posibilidades de cumplirse. No sólo se viola el principio de igualdad ante la ley sino que la desigualdad -que nos ocasiona un dolor mayor- se da a favor del extranjero, a partir de aquella frase que dice que no es tan grave el gringo que compra como el gaucho que se vende.
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Creo que así no se construye una Nación digna de ser vivida, en la que todos podamos ser iguales. He escuchado una invocación o propuesta de unidad nacional. Así lo ha señalado el partido político que se ha incorporado recientemente a la "triple Alianza". Considero que la formulación de una propuesta liberadora lo suficientemente esperanzadora como para pacificar los espíritus y la verdadera unidad nacional surge de recrear la credibilidad y la confianza en las instituciones, como método pacífico de transformación de la realidad que todos los días nos golpea y nos duele. El resto, como repartirse cargos entre distintos partidos políticos a partir de una distribución equitativa, me suena más a contubernio, a concordancia y a régimen falaz y descreído. Es necesario que encontremos entre nosotros mismos -más por una cuestión de autoestima y de respeto- la posibilidad de construir un destino mejor, pero ello no se logrará mediante normas como ésta, que destruyen la República, desconocen los derechos del pueblo y se ensañan con los que menos tienen. Decía en una sesión anterior que en mi dilatada trayectoria, cada vez que ocupaba un cargo trataba de convencerme de que ésta era la función desde la cual podía servir mejor a aquellos que me habían elegido. Lo repito una vez más: cada vez me cuesta más creer que estamos en este recinto haciendo lo mejor para aquellos que nos eligieron como sus representantes. No podemos seguir sembrando incertidumbre, temor, indecisión, desánimo, desesperanza y hasta bronca, como hasta el presente. Estamos jugando con fuego. Hay una epidermis social ardiente y hay quienes se ensañan con seguir tirando nafta sobre ella. ¿Hasta cuándo? Quiero llamar a la reflexión a mis colegas diputados para que no aprobemos este proyecto de ley. No es posible que quienes pertenecen al oficialismo se comprometan en contra de lo que han predicado durante toda su vida. Cuando se pierden los principios se pierde el rumbo, y cuando esto sucede también se pierde el destino. La Argentina espera que generemos una nueva luz, una posibilidad de credibilidad, de esperanza. Cada vez son más los que quedan a la vera del camino, y ahora no podemos echar la culpa a nadie. Tal vez algún día les satisfaga mínimamente el juzgamiento de los culpables, pero ahora no buscan sólo eso sino soluciones para los que son muy jóvenes; los que son mayores, para sus hijos, y los que ya no tienen esperanza, para sus nietos. Hoy nosotros estamos tratando de robarles parte de lo que ellos han ganado con el esfuerzo de toda su vida. No podemos tolerar ni un solo centavo de descuento a un trabajador ni a un jubilado. ¿Cuántas veces los hemos golpeado? Mirémonos a la cara. Nos lo reclaman permanentemente quienes con nosotros lucharon en cada una de las fuerzas políticas. Nos lo reclama la memoria de los que murieron creyendo que luchaban por una patria mejor. Nos lo reclama cada uno de los que nos encuentra en la calle, cuando nos pregunta si hay un futuro; pero fundamentalmente nos lo reclama nuestra dignidad. Tengamos la fuerza suficiente y mantengamos el rumbo para que cuando cada día nos levantemos de la cama y nos miremos al espejo veamos reflejado lo que nunca debemos dejar de ser: argentinos. Hoy estamos considerando una normativa que tiene un solo antecedente que no creo que sea una ilusión a buscar, como aquella frase de Avellaneda en el sentido de que iba a honrar la deuda con el hambre y la sed de los argentinos. No creo que sea eso lo que buscan los argentinos; no lo creo ni lo quiero. (Aplausos.)
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. RIVAS, JORGE.- Señor presidente: lo más fabuloso que plantean los cientistas políticos de principios de este siglo -corrupción estructural de las democracias de baja intensidad en países emergentes como el nuestro- es la utilización de instituciones destinadas al bien común y colectivo en beneficio de intereses particulares o estructurales. En Italia, allá por el 45, nacía una corriente de pensamiento heredera pacífica del fascismo, que se denominó "cualunquismo", que tenía por objeto plantear que en realidad la política era un estorbo incapaz de resolver los problemas inmediatos o perentorios y que la única manera de resolverlos era con ley y orden. Digo esto porque el rol de aquella corriente no nació desde los partidos políticos sino que era una herencia del fascismo contra los partidos políticos. Y la gravedad que presenta hoy la degradación de los partidos políticos en un sistema democrático como el nuestro es que el fogonero principal del "cualunquismo" es la clase política de nuestro país. Max Weber decía que se hace política con el cerebro, pero agrego que además es indispensable hacerlo con inteligencia, imaginación, audacia y fundamentalmente pudor. Si alguno de los que hoy ocupan una banca en el oficialismo o en la oposición se encuentran confundidos, repartiéndose chicanas recíprocamente, en realidad no tienen ninguna confusión, porque han malversado del mismo modo cada uno de sus partidos políticos para ponerlos al servicio de ese poder económico concentrado. El "salariazo" y la "revolución productiva" generaron en nuestro país la más fabulosa transferencia de riqueza en los últimos diez años, y fue la Alianza la que surgió con un discurso relacionado con el rescate de la política para poner límite a ese poder económico concentrado y que ahora aparece dócilmente entregada a él. ¿Saben lo que esto significa? Que en realidad los partidos políticos son las variables y que les es fácil durante las campañas electorales mantener discursos distribucionistas, porque después se puede llamar a algún tecnócrata que justifique las políticas de ajuste. Pero los tecnócratas no son neutros y a ellos no los vota nadie. El pueblo vota a los que hoy están ocupando una banca en el recinto, y en buena medida los responsables de la gestión de gobierno son los que están ocupando esas bancas. A los que desde algunos sectores de la bancada oficialista pretenden desgarrarse las vestiduras diciendo que de ninguna manera seguirán acompañando a Cavallo, les pregunto: ¿qué esperaban de él cuando le otorgaron facultades extraordinarias? Respondan con honestidad intelectual si realmente alguien podía pensar que Cavallo llegaría al Ministerio de Economía a poner un punto de inflexión en esa herencia recibida del menemismo cuando él había tenido a Menem como artífice absolutamente necesario para que esa exclusión y concentración económicas se pudiera llevar adelante. Por lo tanto, estamos realizando un debate profundamente hipócrita. Resulta mucho más cómodo gerenciar a los partidos políticos y obturar el conflicto social para que se vehiculice a través de aquellos, que hacernos cargo de ese conflicto a fin de resolverlo. Ahora resulta sencillo plantear que en realidad el problema se produce porque tenemos un presidente que está desviado. No es así, señores diputados. Fue esta Cámara la que hace poco más de un año aprobó el "impuestazo" para los sectores medios. Fue esta Cámara la que aprobó la rebaja salarial hace aproximadamente un año. Fue esta Cámara la 77
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
que otorgó facultades extraordinarias, rayanas en lo inconstitucional, a quienes hoy ejercen el Poder Ejecutivo nacional. Por lo tanto, es indispensable un ejercicio de pudor político que signifique hacernos cargo de que tenemos una cuota esencial de responsabilidad como dirigencia y representación políticas. El hecho de que uno no pueda presentarse como dirigente político para ganar la calle está altamente justificado, porque el poder económico no habría podido llevar adelante el proceso de concentración si no hubiese tenido un partido político que contuviera en su masa crítica de representación a los sectores más populares. Del mismo modo, hoy no podrían llevarse adelante estas propuestas si no se hubiera vulnerado el mandato popular otorgado el 24 de octubre de 1999. ¿Cómo podemos pedir a este gobierno que ponga un punto de inflexión e inicie una etapa distinta en nuestro país, si cuando tuvo la oportunidad histórica de hacerlo, con el acompañamiento popular de más del 54 por ciento del electorado, optó por la claudicación? ¿Qué podemos esperar hoy de este gobierno que se encuentra con el apoyo más bajo que haya tenido un presidente democrático en los últimos años? Por supuesto, es necesario convocar a la unidad del esfuerzo, pero no a la unidad nacional que signifique volver a hacer un pacto de dirigentes políticos que implique ponerse nuevamente al servicio de quienes han gobernado este país en los últimos veinticinco años. Si se quiere un pacto en serio, una unidad nacional en serio, ésta debe darse en forma indispensable con aquellos sectores sociales absolutamente postergados. El gobierno nos dice que hoy estamos prácticamente ante una virtual situación de quiebra o de cesación de pagos. En el derecho privado, cuando una empresa se encuentra ante la posibilidad de quebrar, efectúa una convocatoria de acreedores. Tanto nos ha ganado la lógica del mercado y de lo privado que es más sensible el derecho privado que el derecho público. En efecto, aun en esas convocatorias de acreedores, el crédito fundamentalmente privilegiado es el del trabajador; éste es el verdadero acreedor privilegiado. Sin embargo, en esta supuesta convocatoria de acreedores del derecho público, que se lleva adelante bajo la intención del déficit cero, resulta que los trabajadores serían los últimos acreedores, que alguna vez cobrarían aquello que el Estado jurídicamente debe garantizarles, luego de que se haya garantizado el pago de los intereses de la deuda. Por lo tanto, la permeabilidad en términos de lo que es el derecho privado nos lleva hoy a una desnaturalización del derecho público, que se supone debe regular jurídicamente la política. Sin embargo, hoy está barrido y vaciado. El verdadero desafío que tenemos, más allá de nuestras diferencias ideológicas, sectoriales o partidarias, es que en nuestro país la política vuelva a tener razón de ser en un momento en que, según gran parte de la sociedad, la ha perdido. Lo que hemos aprendido en estos últimos años es que no se puede dar empleo expulsando empleo; no se puede ser competitivo achicando la economía; no se puede apostar al futuro acumulando deuda, y no se puede resolver el problema de la pobreza concentrando riqueza. Por todos estos motivos, rechazamos esta iniciativa. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.
SRA. FOCO, ISABEL EMILIA.- Señor presidente: anticipo el voto negativo al proyecto 78
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en consideración, y adhiero a la postura manifestada oportunamente por el señor diputado Vitar.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: voy a comenzar mi exposición citando un gráfico de un trabajo realizado por un economista radical, el doctor José Villadeamigo, integrante de la fundación que lleva el nombre del gran presidente argentino Arturo Illia. En este gráfico, el economista radical desmitifica algo que se ha venido sosteniendo por los llamados pseudo liberales de nuestro país, en el sentido de que el gasto público argentino es muy alto. Si tomamos el gasto público argentino en relación con el producto bruto interno y la población del país y lo comparamos con los datos que arrojan los países más desarrollados del mundo -Alemania, Austria, Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza- advertiremos los siguientes resultados. En 1980, los citados países gastaban el 44,2 por ciento, mientras que la Argentina, el 36,2 por ciento; en 1990, el 45,6 y el 32,3 por ciento; en 1995, el 48,6 y el 33,5 por ciento; en 1998, el 48,8 y el 29,9 por ciento, respectivamente. Debemos terminar con la farsa y con la mitificación de números tramposos que no reflejan la realidad. En los países serios y bien organizados del mundo el Estado cumple un rol importante e incluso subsidia, en algunos casos, servicios públicos fundamentales como los ferrocarriles, que desempeñan una función social importante. En cambio, en la Argentina hemos destruido el Estado para ponerlo al servicio de las grandes corporaciones del poder económico y financiero. Esta Cámara y el Poder Ejecutivo otorgaron en los últimos años importantes privilegios y beneficios a las grandes empresas. Veamos algunos ejemplos de estos beneficios, además de las reducciones a los aportes patronales a las que se han referido numerosos legisladores: supresión del impuesto sobre los débitos bancarios; derogación del impuesto a los sellos sobre los contratos y las operaciones financieras en la ciudad de Buenos Aires, sede de la casa central de casi todas las empresas; reducción del 2 al 1 por ciento de la alícuota del impuesto a los activos; exención de los gravámenes arancelarios a la importación de bienes de capital; paulatina supresión del impuesto sobre los ingresos brutos y del impuesto al financiamiento empresario sobre las deudas. ¿En que se han reflejado estas reducciones impositivas que contribuyeron al desfinanciamiento del Estado en materia de reducción de precios de bienes y servicios que consume la población? El 10 de abril de 2001 nuestro bloque presentó un proyecto de mi autoría en el que se dispone la creación de una comisión especial investigadora encargada de determinar de qué manera las empresas trasladaron a los precios los beneficios que les otorgaron tanto el Parlamento como el Poder Ejecutivo nacional. Hubo una estafa enorme, porque no redujeron absolutamente nada y aumentaron las formidables ganancias que ya venían obteniendo. ¿Qué hicimos con Repsol-YPF, que durante el año 2000 ganó 1.229 millones de dólares, o sea un 157,7 por ciento por encima de la ganancia que obtuvo el año anterior? Ni siquiera fuimos capaces de cobrarle la multa de 100 millones de dólares que le aplicó la 79
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Secretaría de Defensa de la Competencia y del Consumidor por haber tenido una conducta monopólica en el mercado argentino. ¿Qué hemos hecho para defender al sector de la economía social en la Argentina, que en condiciones totalmente desfavorables debe sobrevivir en un mundo en el que compite con las grandes empresas extranjeras que hoy operan en el área de los servicios públicos? Absolutamente nada. Lo único que se le ocurrió decir hace pocas horas al ministro de Economía de la Nación es que las cooperativas y las mutuales facilitaron que algunas empresas eludiesen el pago del impuesto a las transferencias financieras, pues permitieron a éstas operar a través de sus estructuras. Me pregunto por qué el señor ministro no da a conocer con nombre y apellido cuáles son las entidades que posibilitaron que esas empresas burlaran la ley. Queremos saber cuáles son las empresas capitalistas que se habrían beneficiado utilizando las estructuras cooperativas y mutuales, según lo manifestado por el ministro de Economía. También desearíamos conocer qué hizo el gobierno al cual pertenece el señor ministro de Economía para detectar y sancionar a esas entidades.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia informa al señor diputado que está por concluir el término del que dispone para hacer uso de la palabra.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Ya termino, señor presidente. Tal vez algunas entidades mutuales y cooperativas se prestaron a aquella maniobra. En tal caso, habrá que apartarlas de la operatoria, quitarles la autorización para continuar funcionando y exhibirlas ante la opinión pública. Sin embargo, no es posible que al respecto se hagan imputaciones generalizadas con el objeto de eliminar la exención de la que gozan dichas entidades, obligándolas de esa manera a pagar el impuesto a las transferencias financieras al igual que las empresas capitalistas. A esto debemos agregar el siguiente agravante: las entidades mutuales y cooperativas no podrán descontar ese gravamen del impuesto a las ganancias sencillamente porque no pagan por este último. Como es sabido, este tipo de entidades no generan ganancias sino excedentes que retornan a los asociados o bien son invertidos en aquellas zonas donde son generados. Tenemos que empezar a hablar claro, señor presidente. La culpa no es tanto del ministro de Economía -respecto de él tengo serias y profundas disidencias-, sino de una alianza progresista que en las últimas elecciones compitió con el doctor Cavallo. Esa alianza progresista -que triunfó gracias al voto de un sector importante de la población- lo convocó para ocupar el cargo de ministro de Economía, y hace poco tiempo solicitó a esta Cámara el otorgamiento de poderes especiales para que hiciera lo que quisiese, desde esa cartera, en contra de los intereses del pueblo y de toda la Nación argentina. Como diputado socialista quiero terminar mi exposición recordando palabras pronunciadas por el cardenal Jorge Bergoglio el 25 de mayo de este año, al conmemorarse un nuevo aniversario patrio: el país está dañado de privilegios. Y mientras continúe así, inevitablemente habrá conflicto social, porque frente a los privilegios de unos pocos está la inmensa mayoría de un pueblo que tiene derecho a ponerse de pie, a decir "basta" y a reclamar que se respete el derecho elemental de tener una vida digna. (Aplausos.)
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Cruz.
SRA. FERNANDEZ DE KIRCHNER, CRISTINA.- Señor presidente: he solicitado el uso de la palabra no sólo para adelantar mi voto negativo al proyecto de ley en consideración sino también para reflexionar un instante sobre algo que he escuchado durante todo el día en la Cámara de Diputados. Si una persona que ha estado largo tiempo ausente de la República Argentina hoy escuchara lo que se está diciendo en esta sesión, seguramente se preguntaría quién votó a Fernando de la Rúa. Digo esto porque tal vez ello nos ayude a encontrar no todas pero sí una de las claves de la crisis argentina. Hablamos de un país y de una sociedad -mi país y mi sociedad- donde nadie, comenzando por sus propios dirigentes, quiere hacerse cargo de nada. Como dijo un diputado que me precedió en el uso de la palabra: ¿no sabían quién era Cavallo? En Santa Cruz hemos enfrentado no al Cavallo de ahora sino al Cavallo fuerte, el del año 1994; y lo hicimos no desde una banca de diputado -donde independientemente de lo que digamos igual cobraremos la dieta- sino desde una provincia, donde si nos enfrentamos a un presidente o a un ministro de Economía corremos el riesgo de no poder pagar los sueldos a fin de mes. Otra pregunta que nos hacemos es la siguiente. ¿No sabían quién era Fernando de la Rúa? ¿No sabían que en la Argentina el Poder Ejecutivo es unipersonal? ¿No sabían que ese hombre sostuvo toda su vida ideas conservadoras? ¿Qué es esto de que hay conservadores comprometidos con el cambio y la transformación? Seamos sinceros hasta el fondo del hueso y digamos las cosas como son. La culpa no es de Cavallo sino del gobierno, que lo convocó. Lo que ocurre es que no hay gobierno. Este es el problema que hoy tiene la República Argentina: no hay gobierno sino un presidente, que son cosas distintas. Se puede ocupar el sillón de Rivadavia y tener el bastón y la banda presidencial, pero gobernar el país es algo diferente. Hay gobierno cuando existe legitimidad en el ejercicio de la representación, capacidad de gestión y unidad en la dirección. Este presidente ha perdido la legitimidad que le otorga el ejercicio de la representación para la que fue votado por el pueblo, porque no ha hecho absolutamente nada de lo que se comprometió a hacer. No es cierto lo que dijo el señor presidente del bloque de la UCR, que cuando se es gobierno hay que tomar medidas duras aun contra los más débiles. Yo formo parte de una agrupación política que llegó al gobierno de Santa Cruz en 1991, cuando la provincia se hallaba en medio de un caos fenomenal, sin salud y sin educación, con un atraso de tres meses en el pago de los sueldos. Nos tocó tomar medidas duras, es cierto, pero aún en el momento de mayor dureza se puede ser equitativo. Debo señalar que en los años de nuestra gestión únicamente se firmaron tres decretos de necesidad y urgencia, en los primeros diez días de gobierno, y en uno de ellos descontamos el sueldo de los trabajadores en un 10 y un 15 por ciento. Pero a los empresarios no les pagamos nada. Les suspendimos los pagos a todas las empresas acreedoras del Estado. Cuando devolvimos el dinero a los trabajadores lo hicimos en efectivo y con los intereses correspondientes al tiempo que los tuvimos retenidos. 81
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Por otra parte, a los empresarios les pagamos con bonos a dieciséis años. Claro que a veces hay que tomar medidas duras, pero lo que no es cierto es que aun en el caso de las medidas más duras no pueda haber equidad. A este gobierno además le falta capacidad de gestión, lo cual no se mide en discursos o títulos académicos. ¿Saben qué nos pasa a los argentinos? No tenemos dirigentes capaces de conciliar la capacidad de gestión, que exige conocer cómo funcionan la sociedad y la economía hoy en el mundo. Ese es el grave drama que estamos teniendo. Estamos entrampados entre los discursos inmorales de los que se apoderaron de la Argentina, no de ahora ni del gobierno de Menem sino desde el 24 de marzo de 1976 -como se señaló en este recinto-, cuando empezaron a caer los bancos, con las líneas de redescuentos, con los seguros de cambio, con la estatización de la deuda externa. Después vino la democracia, la patria contratista, la inflación y luego el último capítulo de la tragedia de los argentinos, con las privatizaciones, las desregulaciones, etcétera, es decir la más formidable transferencia de recursos públicos al sector privado. Después de todo eso todavía hablan del déficit del sector financiero. No sé cómo aún hay Estado después de todo lo que hemos transferido al sector privado. Estamos entrampados entre ese discurso inmoral y lo que yo llamo el discurso de la seducción de los dirigentes; en ese sentido, existen muchos ejemplos de aquellos que dicen lo que la gente quiere escuchar, y eso es lo que nos pasa a los argentinos. No vamos a poder salir de esta trampa mortal que significa tener incapacidad de gestión, no de discurso sino de gestión, porque una cosa es hablar sentado aquí en la banca y otra distinta es gestionar al Estado y tener que pagar sueldos a fin de mes. Otro atributo que falta a este gobierno es el de la unidad o el de la dirección que debe tener un Poder Ejecutivo. He sido legisladora provincial desde 1989 y nacional desde 1995. Pero se delibera aquí en el Parlamento; en el Poder Ejecutivo se decide, y asistimos a verdaderas asambleas cada vez que hay que tomar una medida en el gobierno. Así no se gobierna un país. Esto no hace más que agravar la profundidad de la crisis. A este gobierno le faltan estos tres atributos; por ahí no voy a estar de acuerdo cuando se dice que hay un capitalismo serio y otro que no lo es. No es así. El capitalismo es uno solo: por definición propia es acumulación de capital y propiedad de los medios de producción, de servicios, y además, de información. Hay gobiernos serios y gobiernos que no lo son; hay sociedades serias y otras que no lo son. Hay sociedades que imponen su propia forma cultural, funcionamiento social y solidaridad con el capitalismo. Llamemos a las cosas por su nombre. Finalmente, debemos señalar que estamos ante un problema -reitero- que no sólo es económico. Además, la única posibilidad de cambiar la economía y las relaciones de fuerza de una sociedad es desde el gobierno. Estamos ante una falta de gobierno y fundamentalmente no se tiene rumbo; esto es lo que nos pasa a los argentinos. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. BORDENAVE, MARCELA ANTONIA.- Señor presidente: si bien solicito la inserción de mi discurso, deseo expresar algunos pensamientos. Quiero fundamentalmente tomar el tema del riesgo país al revés, o sea, país riesgo. Aquí mucho se habló del riesgo 82
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país, y a veces eso suena como la sensación térmica o algo que nos acosa, asusta y está a punto de aplastarnos. Hace tiempo que venimos diciendo que sube el riesgo país y que baja la Bolsa, y eso es lo que determina las acciones de un gobierno y las decisiones que tomamos en el Congreso. Quiero hablar del país riesgo. Para mí el riesgo país es el tema de la desocupación y el disciplinamiento que esto causa en cada uno de los trabajadores. Hoy la desocupación está cerca del 17 por ciento, y el riesgo país son aquellos cincuenta y cinco chicos menores de cinco años que mueren diariamente por causas totalmente previsibles. El riesgo país son las cuatrocientas cincuenta mil familias que viven bajo la línea de pobreza. El riesgo país es la posibilidad de que con la voracidad de la especulación financiera siete millones de trabajadores que hoy aportan a las AFJP no se jubilen. Otra de las peores cosas posibles es el riesgo que corren todos los trabajadores estatales de no cobrar su sueldo a fin de mes. Días pasados escuchaba a la señora ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, diciendo que debía llamarse a una consulta popular para ver si había que hacer o no paro. Me pregunto por qué no se toma en cuenta una propuesta que anda volando y que ha sido formulada por varios economistas de distintos sectores, donde se está trabajando junto a distintas entidades, organizaciones sociales, religiosas, organismos de derechos humanos y representantes políticos de distintos partidos. Todos planteamos una consulta popular respecto de un seguro de empleo y formación. Me pregunto por qué en lugar de llamar a una consulta popular para saber si corresponde o no hacer el paro, la ministra no llama a una consulta popular para ver qué es lo que quiere el pueblo argentino. Hoy nuestro pueblo está peleando por una causa principal: buscar la forma de no estar desocupado. La desocupación disciplina y creo que la mejor manera de no aceptar más disciplinamiento y más desocupación, de no aceptar más golpes bajos para aquellos sectores que son los más débiles, es justamente rechazando.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Señor presidente: escuchando a mis colegas quiero hacer una reflexión en primer lugar respecto de la crisis política en la que estamos, pensando que quizás esta crisis es producto de errores que vienen desde el inicio de la democracia. Entre las cosas que heredó esta democracia se encuentra una fuerte deuda externa y una secuela terrible de violaciones a los derechos humanos. No supimos resolver esas dos herencias. Hubo un pecado original al no plantear de entrada un gobierno de unidad nacional, y así se fue desgastando esta democracia de baja intensidad, como se la definió aquí. Esta crisis de la política hace que cada vez más la gente diga que el gobierno no lo representa, porque no lo votó. Pienso que esta obediencia debida que hemos tenido unos y otros partidos ante los mercados ha ido desgastando la democracia. Así como el amigo Baglini esbozó en su 83
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momento aquel famoso teorema de que cuanto más lejos del poder se está más irresponsables parecen ser las propuestas de los partidos, cuando se está en el gobierno pareciera que quienes lo ejercen solamente responden a los acreedores financieros y a los mercados. Así se va construyendo una suerte de autoritarismo de no poder hablar, como dijo el señor Gallo, hasta Navidad, y se dan cosas realmente vergonzosas, indignantes. Yo leía la crónica de estos últimos días donde después de "apretar" a nuestros gobernadores -porque esta es la verdad- hasta les pidieron que es sacaran una foto porque los mercados querían verla. En esta obediencia debida los sacrificios son cada vez mayores. Este dios "Mercado" cada vez requiere más sacrificios humanos, y nosotros, los que estamos en esta Cámara, tenemos una enorme responsabilidad. ¿Saben por qué? Yo he hablado con muchos de ustedes en estos años y no fueron pocos los que coincidían en algunos diagnósticos o apreciaciones. Sin embargo, temían decir lo que pensaban, y quien teme decir lo que piensa finalmente deja de pensar en lo que debería decir, y así se instala el pensamiento único. Esta es precisamente nuestra gran responsabilidad: aceptar sin discusión que las cosas sean así y no pensar que hay alternativas. Para superar esta situación lógicamente primero tenemos que salir de la Argentina del miedo, de la Argentina de los terrorismos de mercado, porque ésta es la gran jugada, el gran triunfo de los poderosos. ¿Por qué no querían que se debatiera el tema de la deuda? Porque en la medida que lo hiciéramos seguramente encontraríamos una solución y una respuesta. Muchos me han preguntado qué pasaría si no pagamos la deuda. Jauretche -que fue mencionado aquí- habla de las zonceras argentinas, sobre las que escribió un manual. Creo que después de estos años en los que se han instalado tantas zonceras deberíamos hacer no un manual sino varios. Veamos cuál es la primera zoncera de la que está convencida la gran mayoría de los argentinos: que vivimos gracias a la deuda. O sea que hemos derrochado y ahora vivimos gracias a la deuda. Esto es falso. Aquí se ha dicho claramente que la Argentina tiene superávit primario. Esto quiere decir que no vivimos gracias a la deuda sino a nuestros recursos. Voy a hacer una cuenta para que se entienda mejor. ¿Saben cuál fue el superávit primario desde 1993 hasta 1999? Fue de 18 mil millones de dólares. Alguno podrá decir que están incluidas las privatizaciones. Saquémoslas. Entonces, ¿de cuánto fue el superávit? De 12 mil millones de dólares. Si le agregamos los intereses de la deuda son 35 mil millones de dólares. Ahí es donde aparece el déficit, es decir que el déficit lo produce la deuda. El problema es que de esos 35 mil millones de dólares que pagamos, más de la mitad corresponde a esta famosa tasa de riesgo país, que es un nuevo eufemismo, una nueva palabra que sirve para hablar de la vieja señora llamada "usura". Ahora a la usura la llaman riesgo país, que es lo que mide exactamente la diferencia entre la tasa de interés que pagamos nosotros y la que paga el mayor deudor del mundo, que son los Estados Unidos, país que vivió del déficit como no lo hizo ningún otro Estado. Entonces, es la usura la que causa el déficit. Nos dicen que tengamos cuidado porque se van a cortar las inversiones. Este es otro "camelo", otro "verso" más. Si analizamos el período comprendido entre 1992 y el año 2000 observaremos que ingresaron al país 55 mil millones de dólares en inversiones directas externas que hay que cuidar porque nos amenazan con la reacción de los mercados. Pero se fueron 26 mil millones de dólares en utilidades y regalías y 18 mil millones de dólares en salidas de capitales de argentinos. Es decir, de estas inversiones externas directas 84
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la Argentina en estos ocho años recibió 11 mil millones de dólares, lo que equivale al 0,5 por ciento del producto bruto interno. Esta es otra zoncera. Por su parte, nos dicen que tengamos cuidado porque los bancos nos tienen que traer plata. No es así: los bancos prestan el dinero de los argentinos a tasas ridículas, teniendo en cuenta las que utilizan en su operatoria. Hay aproximadamente 80 mil millones de dólares de depósitos argentinos. Es más, los bancos son los primeros que se llevan la plata afuera. Hay 7.500 millones de dólares de los argentinos depositados en el Deutsch Bank de Nueva York. No es que nos presten plata sino que se llevan el dinero de los argentinos afuera. También se menciona la balanza de pagos. Lógicamente, tenemos una balanza equilibrada y deberíamos alcanzar el superávit. Si pensamos que las exportaciones deben ser la prioridad, la Argentina lo puede hacer. Si nosotros nos damos cuenta de estas zonceras instaladas y pensamos en los números reales de nuestro país veremos que hay alternativas, que existen salidas. Por eso es que con algunos otros señores diputados hemos dicho "sí" al déficit cero, pero a partir de usura cero. Así podremos lograr este objetivo sin el brutal ajuste que nos quieren imponer. Aquí se han dicho muchas cosas importantes. Se mencionó al economista Calomiris, quien propone una salida distinta para bajar de alguna manera esta usura. También se mencionó...
SR. PRESIDENTE .- Señor diputado: le pido que redondee su exposición porque su tiempo está concluyendo.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Tengo bastante más que decir.
SR. PRESIDENTE .- Hemos acordado ser estrictos en la aplicación del reglamento.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Acá son estrictos en todo menos en cumplir con lo que establece el reglamento.
SR. PRESIDENTE .- Yo tengo la obligación de hacerlo cumplir.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Continuaré hablando acerca de cómo se puede salir de esta crisis. Debemos lograr que se llegue a un concordato de acreedores. Esta es la expresión que debemos utilizar. En esto tenemos bastantes experiencias: por ejemplo, lo que hacen los Estados Unidos; pero lo que no nos dijeron -que es lo que sostiene Krugmanes que ese país hace todo lo contrario de lo que dice que hagamos. Ellos son keynesianos, y nosotros también deberíamos serlo, pero también tienen una legislación muy interesante para los casos de quiebra o insolvencia de un municipio. ¿Saben qué establece esa ley de los Estados Unidos, que incluso ha sido de alguna manera certificado por la Corte Suprema, que rechazó la idea de que el municipio tenga poder ilimitado para percibir impuestos y que no se puede traspasar la gestión de una ciudad para el beneficio de sus acreedores? Exactamente todo lo contrario de lo que estamos haciendo aquí. Es decir que hay un 85
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mecanismo claro que podemos poner en marcha cuando un país entra en insolvencia. Pero ese mecanismo para poner en marcha el concordato requeriría lo mismo que cualquier concordato privado: primero, la verificación de créditos. Aquí empieza el problema, porque tenemos el fallo del juez Ballestero que establece que hubo una deuda que se contrajo mediando algunos actos irregulares...
SR. PRESIDENTE .- Señor diputado: su término ha concluido.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Permítame un minuto más para redondear, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Hace dos minutos le informé que su tiempo estaba concluyendo.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO.- Nosotros tenemos una adicción a la deuda creada, una suerte de drogadependencia de la deuda, y realmente es muy difícil abordar este tema con su presión permanente, por lo que trataré de sintetizar lo que quiero decir. En la medida en que nos saquemos estas zonceras tendremos la oportunidad de hacer un acuerdo distinto con los acreedores. Lo han hecho otros países y no se han ido del mundo. Esto es posible siempre y cuando tengamos dudas sobre lo que hay que hacer. Una de las cosas que debemos tener claras es que en esta deuda hubo grandes responsables, y lamentablemente quien hoy está al frente del Ministerio de Economía es uno de ellos, un gran traficante de esta deuda, no sólo por la estatización de las deudas privadas sino por el plan Brady, las privatizaciones y el "megacanje". Lamentablemente esta crisis de la política se debe a que no nos hacemos cargo de las cosas que hoy suceden en nuestro país. Yo he denunciado las cifras del "megacanje", y no sólo las comisiones, que es una cosa en verdad muy turbia, sino el enorme costo que esto ha significado para la República Argentina, porque al analizar esta crisis que estamos padeciendo debemos tener en cuenta quién gatilló o produjo su aceleramiento. Existe un informe oficial del Ministerio de Economía que sostiene que después del "megacanje" el capital de la deuda se incrementó en 2.280 millones de dólares y los intereses en 38 mil millones de dólares. ¿Usted, señor presidente, prestaría dinero a un país que por canjear deuda externa por 30 mil millones de dólares la incrementa en 40 mil millones de la misma moneda? ¿Qué tasa le cobraría a alguien que administra así su deuda? ¡Por favor, señor presidente, saquémonos la venda de los ojos! Debemos modificar la administración de la deuda y buscar un nuevo modelo de país. Este es un tiempo para una nueva República, porque -como bien lo señaló la señora diputada Carrió-, a esta república se la han llevado. Es necesario reconstruir una nueva República sobre bases más firmes y equitativas, pensando en cambiar básicamente tres cosas. El viejo modelo había sido diseñado pensando en los de afuera, para los de arriba y creyendo en el dios "Mercado". Empecemos a crear una nueva República para los de adentro, para los de abajo y creyendo en Dios. (Aplausos.)
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. LIX KLETT, ROBERTO IGNACIO.- Señor presidente: tras escuchar magníficos discursos en este extenso debate, creo que es hora de que los diputados de la Nación, los verdaderos representantes del pueblo de la patria, nos aboquemos a tratar los grandes problemas del país, que no son precisamente los sueldos o los ingresos de los flacos bolsillos del pueblo argentino. Es hora de reunirnos para responder a la convocatoria a la unidad nacional efectuada por el señor presidente de la Nación el pasado 9 de julio en la histórica ciudad de San Miguel de Tucumán. En mi opinión esa invitación a la unidad nacional debe partir del oficialismo. Sin embargo, con tristeza observamos los quiebres de quienes debieran tener un proyecto de país pero que después de diecinueve meses de gobierno no supieron hallar un rumbo claro en materia de políticas que nos conduzcan a la unión nacional, el crecimiento y el desarrollo de la Nación con la que todos soñamos. Estamos convencidos de que el equilibrio fiscal es el remedio de nuestras grandes crisis y de que no podemos vivir gastando más de lo que ingresa. Ya padecimos el terrible flagelo de la hiperinflación, fruto de la emisión monetaria en razón de que los gastos superaban a los ingresos. Pero también estamos seguros de que se requiere un plan coherente de reforma del Estado, un ataque eficaz a la evasión impositiva, la reforma tributaria necesaria para terminar con el consuetudinario déficit fiscal y la inminente iniciación de un estudio para que se materialicen profundas reformas en el Estado. Sin embargo, antes de afectar el bolsillo del empleado público cabe considerar las herramientas mencionadas, que constituyen un instrumento importante para bajar de modo sustancial el gasto público. Me cuesta creer que estos temas, que están instalados en la opinión pública, aún no hayan sido considerados por el oficialismo. Hace años que escucho que la evasión fiscal será atacada de cuajo, pero no aprecio que el gobierno nacional adopte medidas que disminuyan el déficit fiscal por medio de ese mecanismo. En reiteradas oportunidades el economista Roberto Alemann ha expresado públicamente que la evasión fiscal supera los diez mil millones de pesos, cifra que si se aplicara a atacar ese flagelo posibilitaría la desaparición del tan mentado déficit fiscal. Mi imaginación se torna frondosa cuando pienso qué sucedería si se concretara la famosa reforma del Estado en los ámbitos nacional, provincial y municipal. Me duele escuchar que nuevamente se nos convoca para otro ajuste de los tantos al que fue condenado el pueblo argentino en los últimos cincuenta años. Pregunto por qué se encara un nuevo ajuste en lugar de ponernos a trabajar en serio en los problemas estructurales de la Nación. ¿Por qué no aprovechamos esta convocatoria a la unión nacional para hacer surgir desde este cuerpo las coincidencias que otorguen un marco al Poder Ejecutivo para transformar este país que tanto queremos? En medio de la gran crisis que padecemos nuestro bloque presentó el 12 de julio próximo pasado un proyecto de resolución cuya parte resolutiva dice lo siguiente: "Ante la convocatoria a la Unidad Nacional efectuada por el señor presidente de la República en el aniversario de la Independencia Nacional, en la ciudad de San Miguel de Tucumán el pasado 9 de julio, y teniendo en cuenta el imprescindible y necesario acompañamiento que 87
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la hora exige, es que la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, representante del pueblo de la República, no puede estar ausente de la misma sino que es el ámbito natural por excelencia del debate de ideas que conlleva la invitación formulada. "En cumplimiento de lo establecido en el párrafo anterior créase una comisión especial denominada de Unidad Nacional, a fin de concretar el llamado a la pacificación nacional, que asegure la seguridad jurídica y física de todos los argentinos y extranjeros que pueblan el territorio de la patria; la gobernabilidad imprescindible que asegure el logro de los propósitos de la unidad nacional; la transformación del Estado, tanto nacional, provincial y municipal, a través de la reforma política, tan reclamada por la ciudadanía en su conjunto; la reforma del sistema impositivo para terminar con el consuetudinario déficit fiscal; la reforma de los programas sociales para paliar la enorme desocupación que afecta al pueblo argentino, el sistema previsional para que impere la justicia con quienes pertenecen al sector pasivo; la iniciación inminente de los estudios para que se materialicen las reformas tendientes a la regionalización de las provincias, dejando a salvo las históricas diferencias que la caracterizaron, desde el nacimiento de la Nación; la búsqueda de la consolidación efectiva del Mercosur con el propósito de potenciar la unidad de los países integrantes frente a las grandes potencias mundiales y muy especialmente en las futuras tratativas para la creación del ALCA, y del comercio con la Comunidad Europea; además de los temas que se consideren indispensables para obtener el mayor consenso de los diferentes sectores que componen la comunidad nacional en sus distintas manifestaciones políticas, sociales, económicas, culturales, laborales y religiosas. "La comisión que se crea en el artículo precedente deberá constituirse con un integrante de cada uno de los partidos políticos con representación en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, elegidos a tales efectos por sus respectivos bloques, teniendo un voto proporcional a la representación política cuyo mandato detente. "Corresponde convocar además a la mayor cantidad posible de instituciones de diferentes actividades sin excluir a las que justifiquen fehacientemente su derecho a integrarse a la misma, y así lo soliciten. "La comisión de unidad nacional a crearse deberá darse en su reunión constitutiva sus autoridades y el correspondiente reglamento al que deberá ajustar su futuro funcionamiento. La duración de la misma tendrá un plazo de noventa días, prorrogable a criterio del cuerpo. "Los prioritarios motivos de las resoluciones que se adopten deberán dirigirse a obtener la consecuente pacificación que facilite el general anhelo del mayor consenso posible sobre el futuro del país, eludiendo los motivos de disensos innecesarios. "La Honorable Cámara de Diputados de la Nación elevará al Poder Ejecutivo nacional la ejecución de las conclusiones aprobadas, a fin de que lidere los objetivos propuestos con la convocatoria efectuada, buscando consolidar en forma definitiva el proceso democrático iniciado el 10 de diciembre de 1983." Señor presidente: he escuchado discursos lúcidos, como dije en un comienzo, y creo que en esta Cámara están los hombres preclaros capaces de dar el proyecto de país que el pueblo en su conjunto quiere. Es cuestión de que nos pongamos a trabajar y no que desde algún ministerio del Poder Ejecutivo se trate de elaborar un proyecto de unidad nacional que no será -como se dijo aquí- el proyecto de los argentinos sino uno impuesto desde las capitales del mundo.
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. QUIROZ, ELSA SIRIA.- Señor presidente: adelanto mi voto negativo al proyecto en consideración y solicito la inserción en el Diario de Sesiones de los fundamentos de mi posición.
SR. PRESIDENTE .- Cuando haya quórum la Honorable Cámara se pronunciará respecto de las inserciones solicitadas por los señores diputados. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. SORIA, CARLOS ERNESTO.- Señor presidente: los dirigentes políticos en la Argentina lamentablemente somos lo que somos merced a las palabras que vamos utilizando en las campañas electorales y muchas veces por las cosas que nosotros mismos decimos en este recinto. Se dijo a la gente durante la campaña electoral que nadie quería seguir con lo anterior, y que eran más. Pasó poco tiempo y resultó que no eran más, que no tenían unidad de concepción ni de acción, que filosóficamente eran diferentes y que pertenecían a historias políticas distintas; y la gente se dio cuenta de que eran muy débiles y que a partir de esa debilidad les resultaría muy difícil cambiar aquello que estaba tan mal. Pero yo estoy seguro, porque a muchos los conozco, de que obraron de buena fe y hoy están profundamente desamparados y defraudados, defraudación que comenzó a las veinticuatro horas de que de la Rúa jurara como presidente. Me imagino a muchos de los que pretendían cambiar la política, el modelo económico, el estilo y las conductas cuando dentro de las primeras 24 horas se dieron cuenta de que tenían en el primer gabinete a cuatro economistas ultraliberales. ¡Qué desazón! ¡Qué defraudación! ¡Pobre gente! Se dieron cuenta inmediatamente de que no iba a cambiar nada, pero entonces decidieron acompañarlos porque a lo mejor encontraban el rumbo rápidamente. Entonces, a partir de una crítica feroz de los que no estaban preparados, pese a que tenían mucho tiempo, se dieron cuenta de que tenían que apelar nada más que al recurso de la herencia recibida, y lo gastaron rápidamente. ¿Qué les pasó? En este gobierno el único equipo económico que verdaderamente funcionó fue el ultraliberal: había que "meter mano" y conseguir plata de cualquier lado. Primero fue el "impuestazo", después el ajuste, luego la reforma laboral "trucha", después el blindaje, y así llegaron al primer año de gobierno y, desesperados porque no podían solucionar nada, nos trajeron a este recinto a votar la ley de emergencia por la situación económico-financiera del Estado nacional. Anularos los contratos del sector público nacional, hicieron "bolsa" la relación del empleo público, suspendieron los juicios contra el Estado nacional, consolidaron todas las deudas anteriores al 10 de diciembre de 1999, pretendieron sanear la relación económico financiera del Estado nacional con las provincias y no cumplieron con ningún pacto. Eso fue en octubre del año pasado: cada vez que nos traían a este recinto a votar estas barbaridades -no podrán decir jamás que el Justicialismo no estuvo presente para decir 89
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que no, pero sentándonos y dando el debate, sin escondernos detrás de las cortinas- les decíamos que no, que iban a fracasar. Pero salían todos los ministros en ese jubileo de los diez días posteriores a la toma de la decisión y le hacían creer al mundo a través de grandes titulares que todo estaba solucionado, hasta que el niño malo de la película -como algunos dicen aquí- o el muerto vivo llegó a decir hace pocos días -fue reflejado claramente en todos los medios- que era tan importante lo que habían hecho que pronto vendrían a prestarnos dinero, llovería plata en la Argentina y los bancos se volcarían decididamente a apoyar la reactivación y el crecimiento. Según sus palabras, todo se iba a solucionar, pero de "golpe y porrazo", así como si nada, entramos en la supercrisis y ahora estamos al borde del abismo. Si caemos en el vacío que existe podemos ir a parar a cualquier lado; seguramente vamos a caer en el lugar no querido. Lo que se ve claramente hasta ahora es que hay un vacío de gobierno y de autoridad. La gente le perdió la confianza; esto es claro. En primer lugar le perdieron la confianza los militantes de la política. Además, gracias a los medios de comunicación, la gente tiene acceso no sólo a los programas políticos sino también a los programas cómicos, y también se divierten con los políticos viéndolos allí. Estos programas los ve mucha gente; entre ellos, los jóvenes que tienen entre quince y dieciséis años, que se preguntan qué será de ellos en el día de mañana con estos políticos. Después de la sanción de la ley de emergencia, por octubre de 2000, como no obtuvieron el resultado que esperaban -ni parando los juicios contra el Estado ni dejando de pagar los contratos ni haciendo el ajuste con los empleados públicos- nos hicieron creer que si en el mes de marzo delegábamos nuestras facultades en una o dos personas -yo hablaría de una sola, que es el ministro Cavallo- todo se podría corregir. Después de un gran debate muchos diputados -algunos opositores y otros arrepentidos- dijimos que era una barbaridad delegar facultades en esta banda de inútiles. Teníamos razón: los inútiles no usaron las facultades que tenían. Sin embargo, vienen por más. Con la ley de emergencia se dejaron de pagar las sentencias firmes contra el Estado nacional. Y ahora no sólo quieren quitar a los jubilados lo poco que tienen para subsistir y a los empleados estatales sus escasos ingresos sino que tampoco van a poder utilizar algunas garantías que nos costó mucho tiempo conseguir y que están plasmadas en los códigos de procedimientos. Señores: a partir de la sanción de este proyecto de ley, que a ningún empleado público u otro perjudicado por estas medidas se le ocurra presentar un recurso de amparo. ¡Tantos años elaborando una jurisprudencia importante en la Argentina para que los convencionales de 1994 hicieran lugar en el texto de la Constitución al recurso de amparo, que con tanta felicidad aprobamos en esta Cámara de Diputados! Sin embargo, seguramente en pocas horas diremos: "Se acabó el recurso de amparo". Se terminó con lo que prescriben los artículos 18 y 43 de la Constitución Nacional; total, ya que vamos a violar nuestra Carta Magna, hagámoslo en grande y en serio. A esta altura del partido no podemos discutir. Hay algunos que todavía hacen interpretaciones y dicen que la podemos superar: si les quitamos a los pobres y les pagamos a los ricos se van a acordar de nosotros, no nos van a abandonar en la zona de debilidad y van a tener un gesto de generosidad, como el que han tenido con otros países. ¿Por qué no van a tener con nosotros ese gesto de generosidad, si es que fuimos tan disciplinados? Seguramente, apelarán a un gesto caritativo de los factores de poder. Eso no es cierto, porque así no se solucionan los problemas. Esta cuestión no constituye la 90
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hipótesis de trabajo. La crisis está: la vemos en los niveles de desempleo, en los índices del INDEC, en las llamadas que recibimos de las provincias y en todo lo que padecemos. La crisis está a la vista. Ahora hay que asumir una actitud frente a ella y no puede ser de debilidad. Como decía mi compañera, la señora diputada Fernández de Kirchner, en el gobierno no se puede deliberar. Se delibera acá; en el Poder Ejecutivo se toman las decisiones. ¡En una semana dictaron el decreto 896! ¡Los propios radicales y la gente del Frepaso lo hicieron "bolsa"! Y esto se lo comunicaron a la gente por cuanto tuvieron delante. Le faltaron el poco respeto que se le tenía al gobierno, y le dijeron: "Ese decreto no pasa por la Cámara de Diputados". Existió un segundo proyecto que elaboró un grupo de radicales, que era casi revolucionario comparado con el decreto 896/01. Ayer, luego de cuarenta y ocho horas de estar esperando qué íbamos a hacer, nos llegó un fax de la Jefatura de Gabinete de Ministros a las 17 y 30. Era una mezcla del decreto 896/01 con lo poco de positivo que tenía el proyecto elaborado por ese puñado de radicales. En definitiva, no solamente consistía en ajustar sino también en aumentar toda la canasta familiar. ¡Más miseria! ¡Ningún derecho para reclamar ante la Justicia, y además, el aumento del pan, la leche, los remedios y los productos frescos! ¡Espectacular! ¡Pero esto lo negaron! ¡Lo negó la señora ministra de Trabajo diciendo que todo era mentira! Lamentablemente, como la mentira tiene patas cortas, vemos que este proyecto que hoy estamos tratando contiene por lo menos tres de esas medidas importantes que envió el señor jefe de Gabinete de Ministros. Como la crisis existe, entiendo que hay que tener otra actitud, y la que tienen algunos hombres del gobierno es de miedo. El miedo es un problema más para resolver la crisis. Entonces, la poca energía que les queda, si es que quieren acompañar al gobierno, utilícenla ubicando el problema, porque no está del lado de los más débiles sino del otro. Aquí existe un bloque político que está dispuesto a discutir lo que le podemos quitar a los que más tienen. En eso sí los vamos a acompañar. Desde la política hay que construir un dique fuerte. Ese dique debe surgir desde la política y no desde el discurso económico. De esa manera vamos a poder contener rápidamente la crisis. Ese dique no debe ser tan débil como los proyectos que se presentaron con anterioridad, porque si así lo fuera, el dique se va a romper, y cuando el agua caiga de manera aluvional va a terminar tapando con lodo lo poco que queda de esta Argentina. Estamos convencidos de que lo peor que podemos hacer esta noche es sancionar este proyecto de ley. Ha habido innumerable cantidad de diputados nacionales de todos los bloques que se han manifestado en contra de esta iniciativa. Nadie quiere aprobar esta porquería, porque no es la solución. Se han planteado cosas muy interesantes para ver de dónde se pueden sacar los recursos para paliar esta crisis. Finalmente debo decir que el 14 de octubre no vamos a elegir un senador contra otro senador. Tenemos la oportunidad de elegir a un diputado que confronte con otro. Usemos el mecanismo institucional, porque lo tenemos.
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Debemos tener legitimidad como para sentarnos a una mesa de consenso y discutir los cuatro o cinco problemas que tiene el Estado a fin de solucionarlos juntos. Entonces, el 14 de octubre preguntémosle a la gente, mediante el mecanismo de la consulta popular, si desea la profundización de este modelo económico o si quiere cambiarlo. Discutamos qué tipo de educación queremos tener, si estamos de acuerdo en que los servicios públicos sigan costando lo que cuestan, pensemos en esos cuatro o cinco puntos a los que me referí y que la gente vote propuestas además de optar entre dos agencias de publicidad, como ocurrió en el pasado inmediato. Después de la votación el gobierno tendrá que hacer lo que la gente quiera que haga, ya que son incapaces de hacer lo que ellos creen que se debe realizar.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. GARCIA, FRANCISCO ALBERTO.- Señor presidente: en primer lugar, adelanto mi voto negativo a este proyecto, que indudablemente ha sido calificado de diferentes maneras. En definitiva, todas son insuficientes, porque al margen de tratarse de una propuesta improductiva, que no va a contribuir a resolver los problemas que la Argentina enfrenta hoy, oculta la verdad profunda de lo que nos pasa. Los argentinos hoy se preguntan qué es lo que nos sucede para que estemos así. ¿Qué le ocurre a la clase política argentina que no reacciona? Lo que pasa es que desde hace largo tiempo no hacemos un debate profundo para saber dónde estamos parados y adónde queremos ir. Por eso, en estos últimos tiempos se nos convoca cotidianamente en diferentes días y horarios. Es como un ejercicio que vengamos a trabajar en cualquier momento y circunstancia. Entonces, me pregunto: ¿a trabajar con qué profundidad? ¿Con la que estamos haciendo hoy el análisis de estas propuestas? Aquí ya se ha dicho que hace pocas horas recibimos una serie de propuestas que debimos analizar rápidamente. ¡Qué poca seriedad de este Parlamento hacia afuera, cuando se nos exige que seamos una clase política creíble! Pero, claro, hay que hacer el esfuerzo para quedar bien con los de afuera. No importa cómo quedemos con los de adentro ni con aquellos que en definitiva son los que nos permitieron llegar adonde estamos. No los privilegiamos; por el contrario, estamos intentando perjudicarlos. Me da vergüenza como argentino que utilicemos la viveza de meter la mano en el bolsillo de los jubilados. ¿Cómo creen que nos ven desde otros lugares del mundo? Seguramente, nos verán con muy poca imaginación y creatividad, y con una simplificación de nuestros problemas. Nadie duda de que estamos en crisis ni de que cuando uno está en esta situación debe tomar medidas y tener coraje, como algunos dicen por allí. ¿Coraje para qué? ¿Para meter la mano en el bolsillo a los más débiles? Eso se llama cobardía, y hay que decirlo. Me permito efectuar algunas reflexiones, porque estas contradicciones entre el funcionamiento de los sistemas económicos y políticos de las sociedades organizadas y los principios del capitalismo de mercado y de la democracia liberal de partidos no son nuevas. Quienes hemos tenido oportunidad de leer un poco la historia de la humanidad sabemos que pensadores como Stuart Mill o el mismo Karl Marx hacían todo un análisis de estas 92
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contradicciones, partiendo de aseverar que ellas deben ser resueltas en el funcionamiento de un sistema democrático con capitalismo de mercado. Tomando un poco algunas consideraciones que ha efectuado un investigador como Rubén Lobolo, sucede que, paradójicamente, desde posiciones ideológicas diferentes se ha sostenido que el modo de producción capitalista y el sistema político democrático pueden convivir únicamente si es posible que la clase política asuma el verdadero rol que tiene frente a un Estado en condiciones como las que presenta hoy. La historia es muy rica en estos antecedentes. Este es un debate que nos debemos. La forma de regulación de estas contradicciones ha tenido distintas resoluciones en el pasado reciente. En la economía y la política de nuestras sociedades se ha perdido el consenso, en estos últimos años, de esa forma de regular las contradicciones. Y lo que ha avanzado es otro consenso que pretende cambiar el orden jerárquico y otorgar a los principios de organización de la economía, mercado y utilidad económica un papel jerárquicamente superior a los que organizan la cultura y la vida política. Esto es lo que nos ha sucedido y nos ocurre hoy. Por eso, si no entendemos esta realidad la clase política no podrá resolver los problemas que hoy nos aquejan. Diversas son las estructuras que se han modificado en el mundo y en nuestro país para hacer variar -y de qué manera- estos principios y realidades que hoy deberíamos defender. Adviertan la contradicción que hoy existe. Hay muchas estructuras subjetivas que pretenden legitimar estos nuevos principios de la organización social. Señalaré sólo algunos. Se postula que ya no es el trabajo el que crea riqueza sino que la relación se invierte: es la riqueza la que genera trabajo. A partir de esta inversión es como se han ido trastrocando los principios y las resoluciones de nuestros problemas. También quiero hacer una referencia respecto de que hoy la identidad obrera es reemplazada por la identificación del trabajador con la empresa. Sin embargo, la paradoja es que lo único que hace la empresa es presionar al trabajador. Entonces, ¿cómo se va a identificar el trabajador con la empresa? ¿Cómo se va a identificar un empleado público con un Estado que lo único que sabe hacer es despojarlo, someterlo al miedo y a la incertidumbre? Esa es otra contradicción. Por ello hoy el mayor desempleo presiona para que bajen los salarios. La presión sobre los costos laborales y la dispersión de los salarios presiona para que caigan dichos costos. Por eso es que la desregulación de las normas lleva a liberar las relaciones laborales en todos los aspectos. La inestabilidad laboral y la flexibilidad del salario también permiten que el riesgo empresario se traslade en parte a los trabajadores. Sin embargo, también es cierto que desde la política hemos contribuido para que eso suceda de ese modo. Creo que es hora de que los partidos políticos tomemos clara conciencia de lo que está sucediendo en la Argentina. El avance de la economía sobre los partidos políticos deja consecuencias por demás evidentes. Así como las características primordiales de este mercado capitalista hace que ellos sean imperfectos, también el mercado político se va transformando. Esto hace que así como hoy en día la gerencia financiera de una empresa avanza sobre la de comercialización y esta última sobre la de producción, también en la organización política pierde importancia la producción ideológica y avanza el esquema de la publicidad, de la construcción de imágenes y de resolver los problemas de la coyuntura. Quienes tienen la responsabilidad de aprobar esta iniciativa se estarán pronunciando por una disposición que en definitiva no hará más que prolongar la agonía de un país que se encuentra en una situación terminal.
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Este orden económico y democrático puede ser estable o conflictivo, pero ciertamente no quepa duda de que es elitista e injusto. Entonces, entre todos debemos darnos cuenta de que si no cambiamos el rumbo la Argentina se verá doblemente perjudicada el día de mañana y como respuesta a nuestras acciones los argentinos del futuro sufrirán mayores padecimientos. Que Dios nos ilumine y que por el bien de la Argentina transformemos esta realidad y hagamos en el Parlamento la discusión que nos debemos. Hay que reivindicar la política, pero eso logra con ideas. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Señor presidente: solicito la inserción en el Diario de Sesiones del discurso que pensaba pronunciar y adelanto mi voto negativo en relación con esta iniciativa, a cuyo fin asumo como propios los fundamentos vertidos por varios señores diputados que me precedieron en el uso de la palabra, especialmente los señores diputados Vitar y María América González.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente...
SR. PRESIDENTE .- La señora diputada Stolbizer le solicita una interrupción, ¿Se la concede, señor diputado?
SR. UBALDINI, SAUL.- Sí, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. STOLBIZER, MARGARITA ROSA.- Señor presidente: quiero formular un planteo desde el sentimiento de profundo dolor de quienes hoy estamos sentados en nuestras bancas intentando acompañar aquello que para algunos significa aportar soluciones a algo que no las tiene. A muchos nos quedan dudas acerca de este intento de restañar heridas que ya no van a cerrar. Por esa razón, desde ese dolor, desde la autocrítica de quienes tenemos ese sentimiento pero con la vocación de creer que estamos haciendo lo mejor, uno puede aceptar la convocatoria que realizó el señor diputado Mario Cafiero para hacer cosas a partir de un pensamiento autocrítico y reconocer que tal vez nuestras propias estructuras partidarias terminan condicionando nuestro pensamiento. Pero lo que no estoy dispuesta a
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aceptar es el abuso y el agravio, porque no me gusta que me reten, y mucho menos quienes no tienen autoridad para hacerlo. (Aplausos.) Los gritos del señor diputado Soria tratando como a una banda de imbéciles a los que en quince meses no han podido restañar las heridas de la corrupción, la pobreza y la desocupación que nos dejaron después de diez años de gobierno constituyen un agravio que no estamos dispuestos a tolerar. (Aplausos.) Cuando hoy muchos se embanderan tras la situación de los jubilados y lloran por el desfinanciamiento del sistema previsional, conviene señalar que eso ha sido consecuencia de numerosas leyes que este Parlamento sancionó a partir de las propuestas de aquellos que hoy se desgarran las vestiduras acompañando esta desgraciada experiencia que compartimos de tener un ministro de Economía que fue de la oposición y hoy es nuestro. Muchos de nosotros lamentamos compartir esa experiencia. La situación que nosotros hemos heredado es parte de ese desfinanciamiento que pasó por transferir a manos privadas un esquema que permitió a muchos entrar a hacer negocios con las jubilaciones de esos viejitos de los que ahora la oposición se está acordando. Se habla de la situación de las empresas privatizadas y el señor diputado Soria ha dicho que van a seguir cobrando lo que quieren. Las empresas privatizadas de servicios públicos no cobran lo que quieren sino las tasas a las que nos dejaron atados los contratos que firmó la actual oposición. (Aplausos.) Ahora nos dicen que miramos hacia los Estados Unidos, pero las tasas de los contratos están atadas a las norteamericanas, de acuerdo con lo que firmó el gobierno que se fue. No hubiera querido apelar a esta reflexión, pero cuando uno pretende construir en política tiene que partir de la autocrítica. Hay distintas formas de asumir la crisis. Cuando nos hallamos frente a una situación que consideramos injusta y no nos gusta debe asumirse una actitud de tolerancia y resignación que es inmoral. Pero hay otra actitud igualmente inmoral, que es la de quien pretende pararse afuera y presenciar el derrumbe o el incendio desde la vereda de enfrente. También hay una actitud intermedia frente a todo esto, que es involucrarse. Creo que la reivindicación de la política tiene que ver con las ideas pero también con la conducta. Vamos a reivindicar la política cuando seamos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Cada uno de nosotros puede asumir esa autocrítica -los que estuvieron y los que estamos-, despojándose de la posibilidad de especular para obtener un rédito. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia aclara al señor diputado Ubaldini que no se procederá a descontar de su tiempo la intervención de la señora diputada que solicitó la interrupción. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: otra dama me solicita una interrupción, y no se la puedo negar.
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SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CAMAÑO, GRACIELA.- Señor presidente: parece que en vez de hallarnos en una noche de debate nos encontráramos ante la necesidad de tratarnos psicológicamente. Como la señora diputada preopinante se ha referido al tema de los contratos de la década pasada quiero puntualizar que hace menos de un año hubo una serie de renegociaciones que tienen que ver con el actual gobierno, en virtud de lo cual hemos reclamado la presencia en este recinto del señor ministro de Infraestructura y Vivienda para que explique qué significan los cambios de tarifas e intereses, porque para el discurso ante las cámaras de televisión puede sonar muy grandilocuente la aplicación de ajustes en las tarifas a nivel de la tasa LIBO o en la que se aplica en los Estados Unidos, pero me gustaría que me expliquen por qué razón las tasas que se renegociaron en enero del año pasado significan ajustadamente coeficientes mucho más altos que la tasa LIBO o la de los Estados Unidos. La temática vinculada a la renegociación de los contratos de los servicios públicos o de los peajes no es la más acertada a la hora de refregar gestiones, y es lamentable que se traiga esa cuestión al ámbito de esta discusión cuando lo que estamos debatiendo es de qué manera se sigue ajustando lo que sucedió en la década pasada. Entiendo el dolor de la señora diputada preopinante al escuchar que efectivamente lo que va a votar contraría sus principios. Pero no entiendo que se quiera hacer una apología del mérito respecto de temas que están cuestionados y de quienes estamos intentando que los ministros concurran a dar explicaciones en el seno de las comisiones a las que han sido citados.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: después de haber escuchado pacientemente los discursos pronunciados comenzaré diciendo, porque en esta noche se ha mencionado muchas veces la palabra "referéndum", que gracias a Dios honro a todos los trabajadores que el jueves 19, en un marcado gesto de solidaridad con los jubilados y pensionados y los compañeros del Estado, hicieron ese referéndum que no hizo sino reafirmar aquí mi posición negativa respecto de la iniciativa que estamos tratando. Digo esto con mucho dolor porque no observo que haya anhelo de justicia social en este camino de la democracia y de la vida republicana, porque este proyecto hace caer en la desesperanza a la mayoría del pueblo argentino. Téngase en cuenta que cuando hablo de trabajadores no me refiero solamente a los de mi color político sino a todos aquellos que se sintieron afectados en su dignidad. Mientras nosotros estamos discutiendo esto, el decreto 205 del año 2001 establece que a los trabajadores que tienen remuneraciones menores a cien pesos se les quita nada más y nada menos que su salario familiar. De acuerdo con lo que informa el Ministerio de Trabajo los trabajadores afectados son 235.000, mientras la consultora de Artemio López dice que son 510.000. Esto es doloroso, porque se observa que el único fin es atacar a los sectores más desprotegidos en aras de favorecer a quienes tendrían que haber pagado no sólo ese salario sino también haber creado seguros de desempleo o empleos en formación. 96
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No tengo ninguna duda de que si no fuera por el color político del designio -porque somos hombres y mujeres de la democracia- nadie podría estar de acuerdo con este decreto. No tengo ninguna duda de que todos los que hemos abrazado ese camino para una sociedad mejor tampoco estaríamos en condiciones de aprobar esto. Y no hablo del pasado ni de aquello que pueda devenir en el destino: hablo del presente. Quitar 39 pesos a una persona que contrae matrimonio es leonino, como también lo es ajustar en las asignaciones familiares. El hecho de que un trabajador no tenga previsibilidad respecto de lo que va a cobrar a fin de mes para ajustar su economía es leonino. Entender que el trabajador que es empleado público está en un gueto, porque se cercenan sus derechos, es leonino. Esto es muy doloroso y triste. Esta noche hemos escuchado estadísticas terribles, pero créanme que hoy estoy más feliz que nunca por haber votado en contra de otorgar amplias facultades al Poder Ejecutivo. ¡Cómo me gustaría que esto se hubiera debatido en el Parlamento, como corresponde! ¡Cómo me gustaría que todas las ideas vertidas esta noche formaran nuestra agenda de trabajo en aras de la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria! No estamos dispuestos a escuchar mandatos del señor Escasany, porque no es ningún presidente ni ocupa cargo alguno. Estamos dispuestos a defender todo aquello que haga a la honorabilidad y dignificación de los argentinos. Por eso estimamos que hoy, más que nunca, es necesario buscar en ese debate todo aquello que contribuya a mejorar la situación social. Si tengo que elegir entre la deuda externa y la deuda que tenemos con nuestro pueblo, me quedo con la defensa de nuestro pueblo. Que esperen los de la deuda externa: ellos sabían que no podíamos pagarla en estas condiciones, hipotecando no sólo el presente sino el futuro de nuestro pueblo o de cualquiera que quiera conducir la República. Esto es algo que no se le puede permitir a nadie.
SR. PRESIDENTE .- Señor diputado Ubaldini: la señora diputada Guevara le solicita una interrupción.
SR. UBALDINI, SAUL.- La concedo, señor presidente.
SRA. GUEVARA, CRISTINA.- Señor presidente: el señor diputado preopinante habló de no traer aquí los hechos del pasado. Yo creo que sí debemos traerlos, porque son los causantes de lo que hoy estamos viviendo. En su momento el presidente Alfonsín se enfrentó a los mercados dándoles batalla muy fuertemente. Pregunto al señor diputado -por intermedio de la Presidencia- qué piensa sobre su actitud y la de su gremio, que hizo catorce paros generales. ¡Qué lamentable que en aquella oportunidad el señor diputado Ubaldini no haya comprendido que lo que Alfonsín estaba haciendo era justamente enfrentarse a los que hoy están haciendo arrodillar a todo el pueblo argentino! En esto coincido con lo que ha dicho la señora diputada Carrió en la última parte de su discurso, cuando habló de que tenemos que recuperar la dignidad de la política porque es uno de los instrumentos de la democracia y de las posibilidades de defender, entre otras cosas, a nuestro pueblo trabajador. ¡Qué lindo hubiera sido si en aquel
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momento en que se dio la lucha fuerte, usted y su gremio la hubieran comprendido! (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- En primer término responderé, pues he sido aludido. Parece que la señora diputada Guevara no ha leído los veintiséis puntos de la CGT, pues de lo contrario sabría que el primero se refería a la moratoria de la deuda externa. La señora diputada también debería conocer que no acompañamos al presidente cuando tuvo que elegir y optó por su ministro de Economía Sourrouille y no por su pueblo.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia informa al señor diputado por Buenos Aires que sólo restan dos minutos de su tiempo, por lo que le solicita que redondee su exposición.
SR. UBALDINI, SAUL.- Para finalizar, quiero citar un párrafo del discurso que el entonces coronel Perón pronunció el 31 de julio de 1944, que dice así: "No permitiremos una igualdad económica impulsada hacia abajo porque ello es contrario a la naturaleza humana y al propio ser de las cosas, y tampoco permaneceremos impasibles ante la acumulación monstruosa del dinero por los sectores poderosos." Reivindicando esta idea, y por lo expresado con anterioridad, adelanto mi voto negativo al proyecto en consideración. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. GIUSTINIANI, RUBEN HECTOR.- Señor presidente: en nombre de la señora diputada Barbagelata, en el mío propio y en el de los legisladores del Partido Socialista Popular, el Frepaso y la Alianza, adelanto nuestro voto negativo al proyecto de ley que se está debatiendo. En razón de la hora y el tiempo que han insumido los importantes discursos de las señoras y señores diputados, solicito la inserción en el Diario de Sesiones de mi discurso, no obstante lo cual formularé algunos breves comentarios. El sentido negativo de nuestro voto se centra en el Título VI, régimen de equilibrio fiscal con equidad, por el que se modifica la ley 24.156. En nuestra opinión este es un régimen que no sólo no promueve la equidad sino que, de ser sancionado, constituirá un paso negativo del Congreso de la Nación y convalidará lo que el decreto 896/2001 del Poder Ejecutivo establece como metodología de ajuste permanente. Nadie duda de la necesidad y los beneficios de establecer una sana, austera y responsable política fiscal, pero resulta insostenible que, mientras se practica un nuevo recorte que cortará el hilo por lo más delgado, se mantengan protegidas las rentas de privilegio de las que gozan los sectores más concentrados de nuestra economía, como por ejemplo, las empresas de servicios públicos concesionados o las petroleras. 98
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Justamente el problema que deseo abordar en esta breve intervención es el del ajuste. En las últimas décadas nos han planteado muchos "sagrados sociales". A principios de los '80 el "sagrado social" fue el mercado, lo que motivó toda una campaña contra la presencia del Estado. Así observamos cómo en los países de América latina se impuso el denominado Consenso de Washington: privatizaciones, desregulación y apertura. Después de veinte años tenemos un saldo concreto de esas políticas aplicadas con mucho rigor: hoy América latina es el continente con mayor desigualdad en el mundo, pues el 20 por ciento más rico se lleva el 52 por ciento del ingreso nacional, en tanto que el 20 por ciento más pobre sólo dispone del 4 por ciento de ese ingreso. En la República Argentina, si analizamos las últimas décadas, observamos que en 1975 el 20 por ciento más rico de la población poseía el 41 por ciento del ingreso nacional; en 1997 ese sector aumentó su participación al 51 por ciento, en tanto que el 20 por ciento más pobre pasó del 3 al 1,6 por ciento en el mismo período. Esto demuestra que en las últimas décadas se registró una transferencia de riqueza muy importante. La aplicación de estos modelos motivó una concentración de la renta en muy pocas manos a costa de la inmensa mayoría de la población. Entonces, lo que hoy -veinte años después- estamos discutiendo es el "sagrado social" de comenzar cada uno de nosotros dando fe en este recinto del equilibrio fiscal, del déficit cero. A lo largo de esta jornada hemos escuchado diagnósticos, en su inmensa mayoría coincidentes... -- Se interrumpe la grabación.
SR. GIUSTINIANI, RUBEN HECTOR.- ...recorte de salarios del año pasado. La misma fiebre que llevó al otorgamiento de los superpoderes al ministro de Economía es la que motiva que estemos sesionando y se esté a punto de dar este paso negativo. La fiebre podrá bajar con sangre, como piden, pero la gangrena -en la que baja la temperatura cuando sangra- seguirá su curso, porque la infección que padece nuestro país es de gran profundidad y complejidad. Somos conscientes de que el camino no es fácil sino muy complejo, pero estamos seguros de que tampoco lo es el fundamentalismo que se ha aplicado en los últimos tiempos. Es mentira que si acordamos con los acreedores internacionales nos cortan las rutas, y si acordamos con quienes nos cortan las rutas nos cortan el crédito internacional, como manifestó pocos días atrás un empresario. En nuestra opinión existe un camino alternativo que se ha planteado en muchas intervenciones de este debate: abordar los problemas estructurales de la República Argentina. Entre ellos podemos mencionar el de la deuda externa y la recesión insoportable que ya tiene más de tres años de duración. Además, la torta no sólo está distribuida de una manera muy inequitativa, pues en los últimos tiempos han recibido la porción más grande los sectores de privilegio, sino que además se ha achicado de modo considerable. Necesitamos agrandar la torta y distribuirla mejor: eso es crecimiento con equidad. Muy pocos días atrás un diario de circulación nacional publicó un artículo que expresaba que desde el punto de vista de las Naciones Unidas, Noruega es el país con mayor futuro para el desarrollo humano. A lo largo de décadas Noruega logró consolidar tres condiciones. La primera de ellas es la igualdad, porque en materia de distribución de la 99
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renta la brecha entre los que más y menos tienen es la más pequeña de entre todos los países del mundo. La segunda condición es la previsión. Como aquí se dijo muy concretamente, estamos dando un paso apurado, desesperado. En Argentina no existe un plexo jurídico que defienda los derechos laborales, sociales y civiles, y hoy vamos a dar un paso hacia atrás en este sentido. Y el tercer requisito es la estabilidad. Nosotros consideramos que el camino para salir adelante es el reconocimiento de la profundidad de la crisis. En Los miserables, Víctor Hugo hace reflexionar a su personaje principal, Jean Valjean, un presidiario de la época en que Francia estaba saliendo del hambre: "Nunca existe el fondo; siempre se puede estar peor de lo que se está." Pero lo importante de la sociedad argentina y de quienes estamos en este recinto es que vamos tomando conciencia de que estamos tocando fondo. Esto nos da la posibilidad de convocar a la unidad nacional para poner sobre la mesa la agenda de los verdaderos problemas de la Argentina. Porque la unidad nacional no es una foto o una cena en Olivos, sino que consiste en una verdadera convocatoria al acuerdo político y social en el que participen los partidos políticos, las organizaciones sociales, los sindicatos y los empresarios, para poner sobre la mesa la necesidad de reformular los pagos de la deuda externa, de un programa de desarrollo de las pymes de la ciudad y del campo y del corte a los privilegios de unos pocos, para empezar a recorrer el camino de un país normal, con igualdad de oportunidades para todos los argentinos, con una Justicia independiente y con decencia y transparencia en el manejo de lo público. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS D.- Señor presidente: voy a tratar de introducir en mi exposición una óptica diferente. Esta noche he escuchado expresiones muy interesantes y pensamientos de diversa naturaleza y entidad. Sin embargo, hay una visión que no se ha mencionado y que voy a tratar de introducir en este debate enriquecedor. Supongamos por un instante que no tuviéramos superávit primario, que el mundo de la usura internacional no nos calificara con las tasas de riesgo país con las que hoy nos está calificando y que, en consecuencia, las cosas nos estuvieran yendo un poco mejor. Debemos tener en cuenta -digo esto como una advertencia a nuestros pares- que en el cálculo del riesgo país intervienen un montón de elementos, la mitad de los cuales son subjetivos. Esos elementos tienen que ver con cuestiones tales como la confianza que se tiene en el gobierno, la estabilidad institucional, etcétera. En síntesis, en la calificación intervienen alrededor de una docena de elementos que, sin duda alguna, tienen un componente subjetivo muy importante por parte de los analistas encargados de hacer los cálculos, quienes precisamente son pagados -dicho sea de paso- por los que nos prestan el dinero. Por lo tanto, al hacer las cuentas se van a aproximar un poco más a los intereses de quienes nos prestan. Pero supongamos que no existiera esa significativa diferencia entre la tasa de los bonos argentinos y la tasa de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos para el mismo plazo. He escuchado en este recinto -y en otras oportunidades también- que hay enormes coincidencias con respecto a la necesidad de lo que podríamos denominar la prolijidad fiscal. Esto quiere decir que no podemos seguir gastando más de lo que somos capaces de 100
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generar, porque ello va a conducir a un endeudamiento progresivo y llegará un momento en el que la situación va a ser insostenible. En este sentido, podemos hacer la comparación con una casa de familia: cuando el almacenero de la esquina golpea la puerta para decir que no le puede seguir fiando más, a esa familia se le viene el mundo abajo. Esto es lo que nos ha pasado en el país. Lo que tiene que decidir esa familia es dónde ajusta las cuentas, es decir, si deja de dar de comer a los chicos, si no los manda más a la escuela o si, en cambio, renueva algunas cosas muy de vez en cuando o deja de hacer una inversión innecesaria para atender aquellas necesidades que son más imprescindibles. En la Argentina tenemos que transitar ese mismo camino, porque el país no es más que la casa de todos. La cuestión es por dónde empezamos a poner las cuentas en orden. He escuchado decir en este recinto que hay que hacer pagar más a los que más tienen y menos a los que menos tienen. Esto suena muy lindo, pero resulta que cuando vamos a transitar el camino de la dimensión regional, de la dimensión espacial y de la economía, los representantes del pueblo nos olvidamos invariablemente de que la Argentina no es un país homogéneo. En nuestro país coexisten regiones parecidas a Zambia y a Namibia y otras asimilables a Noruega, Dinamarca y Estados Unidos. Esto resulta de comparar el producto bruto geográfico por habitante y por año en cada una de las regiones. Mientras existe un producto bruto geográfico de 27.000 dólares por habitante y por año en la Capital, en Formosa solamente asciende a 2.000 dólares, es decir, trece veces menos. De manera que más allá de lo que indica el promedio -que es de alrededor de 9.000 dólares-, la Argentina no es un país homogéneo. Entonces, ¿dónde tenemos que empezar a acomodar las cargas del Estado? Insisto en que debemos apuntar a aquellas zonas más ricas de la Argentina. Lo que vengo diciendo en este recinto desde hace tiempo es lo que han firmado hace unos días los gobernadores con el presidente de la Nación; sin embargo, no se ve reflejado en este proyecto de ley. Una de las cosas que sostengo es que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires debería pagar su propia policía, tal como lo hacen todas las provincias argentinas, en lugar de obligar a los habitantes de las provincias a pagar su propia policía y la de la Capital, que es la Policía Federal Argentina. Como dije una vez en esta Cámara, cada vez que hay un incendio en un edificio de la Capital los que apagan el fuego son los neuquinos, los catamarqueños, los formoseños y los santiagueños; y cuando hay un incendio en Frías también apagan el fuego los bomberos voluntarios de Santiago del Estero o de Catamarca, sin nadie más que los ayude. La Policía Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires nos cuesta a los argentinos 300 millones de pesos por año. Si en la Justicia ordinaria de la Capital se suscita un problema entre dos vecinos, también lo pagamos todos los argentinos. Si nos remitimos al presupuesto, vamos a ver que el costo de esa Justicia asciende a 202 millones de pesos. Sumando solamente esos dos ítems llegamos a 500 millones de pesos por año, cifra que hubiese alcanzado para no tener que descontar a los jubilados. Pero esto no es nada. El Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital Federal también lo pagamos todos los argentinos. Lo mismo ocurre con el Registro de Fiscalización de Sociedades de la Capital Federal. Y lo que es peor aún, mientras el país no tiene hospitales, el Ministerio de Salud está gastando fondos en el armado de delegaciones sanitarias federales que son verdaderos ministerios paralelos en cada una de las provincias de nuestra patria.
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Tenemos un Ministerio de Educación con un palacio hermoso -el Palacio Pizzurnopero sin escuelas. Sería más importante que funcionen los consejos federales, que haya un coordinador que presida y que el gobierno nacional se encargue de las relaciones exteriores, de coordinar las políticas y de todo lo demás, pero no hacer semejantes erogaciones inútiles. Tenemos programas sociales. He contado -Dios quiera que no me equivoque- más de sesenta programas sociales de muy dudosa eficiencia con enormes erogaciones producidas por la burocracia. Por qué no damos de una sola vez una pensión a todos los argentinos que no tienen trabajo y son jefas o jefes de hogares desocupados -que es el mejor y más efectivo programa social- y así terminamos con toda esa burocracia que lo único que hace es nombrar coordinadores o subcoordinadores de programas en cada provincia, con enormes erogaciones que pagamos todos. Finalmente, los argentinos nos seguimos debiendo el análisis, el estudio que debe hacerse en este recinto sobre una nueva legislación. Ya hemos hablado y trabajado sobre la prolijidad fiscal; claro que la tiramos por la borda. Ahí empieza la desconfianza, la falta de fe interna y externa: tiramos por la borda la ley de prolijidad fiscal que nosotros mismos sancionamos. Lo que nos debemos en este recinto es considerar la dimensión y magnitud de una Argentina contrastante en donde existen algunas regiones pintadas de negro y otras pintadas de blanco. Es necesario que avancemos en una reforma fiscal que implique poner en plena vigencia alícuotas diferenciales para los impuestos a las ganancias y a los bienes personales, y para los impuestos al consumo de bienes no transables, como es el impuesto al valor agregado, de manera de posibilitar que las regiones argentinas más postergadas se equilibren con respecto a las otras y no tengamos que vivir permanentemente apagando incendios. A Corrientes hubo que mandar una intervención federal, con seiscientos millones de pesos, para que no se siguieran muriendo los correntinos en una lucha desangrante. ¿Cuántos casos como el de Corrientes tendrán que ocurrir en la Argentina para que nos decidamos a comenzar el debate que vamos postergando sucesivamente sobre un nuevo régimen fiscal que equilibre las cargas en esta Argentina contrastante? Debemos empezar a avanzar en un esquema de corresponsabilidad en materia de impuestos: ya que las provincias son las que brindan los servicios, que sean éstas las que cobren los impuestos y giren a la Nación unos pesos para que realice las tareas que la Constitución le tiene reservada. Este es el debate que nos debemos acá, lo que tendremos que hacer en el futuro y lo que dejo como propuesta a esta Cámara.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. VAZQUEZ, SILVIA BEATRIZ.- En esta noche en que los compañeros diputados han hecho un exhaustivo análisis económico, social y político de la situación de nuestro país, me permitiré no cumplir con la formalidad de decir "señor presidente y señores diputados". Hoy es el Día del Amigo. Nos cuesta acordarnos de estas cosas en este marco, pero la verdad es que quiero dirigirme a ustedes -y ojalá ustedes puedan recibirlo asídiciéndoles "queridos amigos".
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Ayer, cuando el cielo amenazaba con un diluvio y reflejaba lo que está pasando en nuestra tierra, en una Argentina que no necesita más paros porque sencillamente tres millones y medio de compatriotas están parados todos los días porque no tienen trabajo, pensé en lo que es una metáfora para algunos y un hecho bíblico para otros: el diluvio universal y el mensaje de Dios cuando se dirigió a Noé. Es interesante recordar esto en el Día del Amigo, porque en la Biblia, Dios eligió a un amigo, a un aliado, a Noé, para salvar a la humanidad. Imaginaba entonces una situación en la que Dios se presentaba ante nosotros, nos hablaba -ya que tantas veces hemos dicho que Dios es argentino- y nos decía: "Tienen una semana antes del diluvio y deben construir un arca para salvar a la humanidad". Antes de que comenzara la sesión me preguntaba cuál sería el arca que hoy construiríamos para salvar a la Nación Argentina. Si hubiéramos cumplido con la palabra empeñada tanto en los compromisos internacionales que contrajimos como en los que hemos asumido ante el pueblo, hoy no estaríamos tratando este proyecto de ley. Pensaba en la paradoja de que los acreedores externos nos dicen a los argentinos: "Señores, hemos perdido la confianza en ustedes." Fíjense que los argumentos que se esgrimen no son que hemos perdido la capacidad de producir, que han sido arrasados nuestros recursos naturales, o que ha sido devastada nuestra humanidad. Los acreedores externos, los organismos financieros internacionales, a los que muchos de nosotros podemos señalar como que están en contra de los intereses de nuestro pueblo, indican como causa de la pérdida de confianza en nuestro país el hecho de que no cumplimos con la palabra empeñada, y por eso no nos renuevan el crédito. ¡Qué paradoja! porque cuando cada día afrontamos la realidad del desprestigio que los políticos tienen en la imagen de nuestro pueblo, la razón que se esgrime es exactamente la misma: que no se cumple con la palabra dada ante el pueblo. Justamente esto me hizo pensar en esa escena bíblica, porque el diluvio universal se produjo porque el hombre no había cumplido la palabra dada a Dios, que es similar a lo que está ocurriendo en la Argentina. A pesar de haber escuchado en este debate muchos argumentos de otro orden, me parece central hacer estas reflexiones; no soy adivina, pero sencillamente pienso que Dios habló. Tenemos una semana para construir un arca y salvar a la Nación, como Dios encomendó a Noé. Cualquiera sea el resultado de la votación de esta noche, creo que lamentablemente no expresará otra cosa que una mayor partición. Esto no integra la Nación. Nuestro país ya está lo suficientemente desintegrado como para seguir profundizando esas grietas. Por esa razón formularé una humilde y sencilla propuesta, para que entiendan cuál es el arca que en mi opinión debemos construir en esta sesión. Para que los acuerdos constituyan verdaderos pactos nacionales -lo digo en el más místico de los sentidos- deben hacerse de cara al pueblo. Entonces, como el pueblo está representado en este Congreso Nacional, es necesario que en un plazo inferior a una semana realicemos una asamblea legislativa, con el pueblo presente a través de sus representantes y con la presencia del señor presidente de la Nación, para que arribemos a un verdadero acuerdo nacional que nos permita sacar al país adelante y resolver los problemas de la Nación. Quienes crean que el arca se puede construir sancionando más leyes que luego correrán el mismo destino que, por ejemplo, la ley de responsabilidad fiscal -si se hubiese cumplido con lo que establecía esa norma hoy no tendríamos necesidad de estar tratando esta iniciativa-, seguirán transitando un camino que sólo nos conducirá a más disgregación y disociación. Tenemos que construir un arca que nos permita integrarnos por encima de las 103
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posiciones partidarias, para de ese modo resolver el problema más importante que hoy aqueja a nuestro pueblo: la falta de trabajo. Si las medidas que en estos días está considerando el Parlamento nos permitieran dar un trabajo a cada compatriota, seguramente todos nos sentiríamos honrados y orgullosos de lo que estamos haciendo. De no ser así esta sería una sesión más, un ejercicio más de una democracia formal que deslegitima la función de las instituciones de la República.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. CASTELLANI, CARLOS ALBERTO.- Señor presidente: trataré de ser breve, ya que resulta difícil expresar lo que uno piensa en una noche en la que hemos escuchado muchos discursos encendidos que, en algunos casos, incurrieron en la descalificación como eje de la exposición. Pero en honor a la honradez intelectual, a lo que uno piensa, al hecho de que resulté electo diputado por la provincia de Santa Fe merced a los acuerdos a los que arribaron la Unión del Centro Democrático y Acción por la República -que obtuvieron más de 200.000 votos- y porque sé que hay mucha gente que piensa como nosotros, trataré de dar una visión diferente sobre algunas de las cosas que se dijeron esta noche. Pareciera que la crisis es de ahora, que el país puede encontrar la solución a la vuelta de la esquina y que cualquiera podría encaminar a la Nación en estos momentos tan difíciles. Sin embargo, considero que la Argentina viene aplicando políticas desacertadas desde hace más de cuarenta años. Creo que los gobiernos militares -muchos de ellos populistas y demagógicos- y el desacierto de los partidos mayoritarios que en los últimos dieciocho años se alternaron en el poder son la causa del empobrecimiento de nuestro pueblo y de la construcción de este Estado cuyo sostenimiento resulta sumamente oneroso a la actividad privada. Algunos han señalado que frente a la crisis nos dicen desde afuera cuáles son las acciones que deberíamos seguir. Pero el problema de la Argentina es similar al de una familia o al de una empresa que no puede gastar más de lo que recauda porque ya no tiene acceso al crédito. Por eso creo que esto depende sólo de nosotros. Poner las responsabilidades y las culpas en terceros y extranjeros es dejar deslizar el problema y no enfrentarlo. En ese sentido quiero rescatar la figura del señor ministro de Economía, que efectivamente fue convocado por los dos partidos mayoritarios. En 1991 fue nombrado por el justicialismo como titular de la cartera de Economía luego de los desaciertos de los anteriores ministros, como Roig, Rapanelli y Erman González. En esa época se derrotó la inflación mediante un liderazgo importante del gobierno, lo cual consolidó las instituciones. Como consecuencia de esta última convocatoria tenemos que pensar que si un gobierno como el de la Alianza lo llamó para integrar la administración es porque la crisis es muy grave. Entonces, tenemos que tratar de ver cómo salimos de esta situación en la que todos estamos inmersos. También escuché decir a lo largo de esta sesión que hubo una verdadera transferencia del sector público al privado, pero yo quisiera expresar exactamente lo contrario. Digo esto porque en mi opinión se han armado importantes estructuras municipales, provinciales y nacionales que fueron drenando la capacidad de las empresas. 104
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Además, no hay que descalificar la rentabilidad del sector privado. Esto es sano, porque con la creación de nuevos emprendimientos -que hoy están faltando- se podrá disminuir el índice de desocupación. Algunos legisladores se refirieron también al famoso teorema del señor diputado Baglini según el cual cuanto más cerca se está del poder más se van cambiando las formas de pensar. Pero, probablemente, cuando uno llega al poder se da cuenta de que aquellos discursos no eran realistas y que la única salida pasa por estar bien administrados, para que socialmente podamos estar mejor, para que desde el Estado se atienda a los necesitados y para que la actividad privada genere más trabajo y más riqueza. Esto no es malo para nadie, ya que permite un mayor crecimiento. En ese sentido, viene a mi memoria lo que ocurrió con las administraciones progresistas, socialistas o de izquierda de otros países, como las de Felipe González y Tony Blair. Los integrantes de las dos bancadas mayoritarias podrían endilgar a esos dos estadistas haber actuado de una manera diferente a la que esbozaron en sus discursos, pero probablemente no se dan cuenta de que al llegar al poder el gobernante asume la responsabilidad de sacar adelante a su pueblo. Por estas razones ansío que con madurez y sin descalificaciones -que en ocasiones resultan soberbias por creer que constituyen la única verdad- demos lugar a un debate que tiene que ser de fondo pero que también nos permita tender un puente para que este país sea gobernable, porque seguramente un día la Argentina será un gran país. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado?
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. LAMBERTO, OSCAR.- Señor presidente: alguna vez leímos en un libro que un muerto es un drama y un millón de muertos son estadística. Cuando hablamos de los recortes presupuestarios pero no tomamos como referencia casos concretos, de pronto no advertimos en torno de qué estamos discutiendo. En el día de hoy uno de estos empleados que son "privilegiados" porque ganan 1.000 pesos -en realidad gozan de un doble privilegio porque también tienen trabajo- me entregó una hoja en la que consta la siguiente distribución de su sueldo: alquiler, 200 pesos; expensas, 50 pesos; luz, 40 pesos; gas, 20 pesos; teléfono, 40 pesos; agua, 20 pesos; impuestos comunales, 20 pesos; comida, 300 pesos; ropa, 20 pesos; diarios y recreación, 10 pesos; cable, 30 pesos; cuota de artículos para el hogar, 80 pesos; obra social y aporte jubilatorio, 110 pesos; transporte, 40 pesos; peluquería, hojas de afeitar, pilas, etcétera, 20 pesos. 105
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Me preguntó qué podía suprimir de esa lista si nosotros aplicábamos a su sueldo un recorte del 13 por ciento. Puede suprimir el gasto en teléfono y cable, no comprar ropa ni lamparitas para la luz ni profilácticos o dejar de afeitarse. Con esto más o menos podría compensar el ajuste. Entonces, si este ciudadano piensa que el Congreso tiene que irse a la mierda, tiene razón.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: después de una larga noche de discursos es importante hacer una síntesis del proyecto que será puesto a votación, aunque no se ha hablado mucho acerca de él. En realidad, sólo hubo una ligera reflexión del señor diputado que ha informado en nombre del oficialismo. Sobre el cierre de este debate, en representación de mi bloque deseo reafirmar nuestro rechazo a la aprobación de la iniciativa en tratamiento. En el Título I se pasa el IVA de devengado a percibido -en el plano internacional no hay antecedentes al respecto-, generándose así una serie de inconvenientes. Seguramente se llevará una doble contabilidad. Por otro lado, no está claro cómo se financiará el bache recaudatorio a treinta, sesenta y noventa días. Así resultará beneficiaria la economía concentrada. En el Título II se generaliza el impuesto sobre créditos y débitos en cuentas bancarias. Quedarán gravados todos los movimientos monetarios en dinero en efectivo, pagos mediante sistema electrónico, pago de servicios y tarjetas, y sólo se exceptúan los movimientos en caja de ahorro hasta el monto del sueldo. En el Título III se establece que no se devolverá el impuesto a las ganancias hasta el año 2002, contrariamente a lo que se había resuelto en un principio. Fíjense que las principales y medianas empresas habían comenzado a trabajar en su contabilidad precisamente para la restitución de ese gravamen. Mediante el Título IV se suspende la rebaja de 10 centavos en las naftas. En el Título V se propone elevar las contribuciones patronales hasta un 20 por ciento en el caso de prestaciones de servicios y hasta el 16 por ciento para el resto de las actividades, excluidas las pymes. En el Título VI se ajustan los egresos del Estado de acuerdo con los ingresos fiscales, incluyéndose los haberes de los estatales y de los jubilados, en un porcentaje que comienza con un 13 por ciento, estableciéndose un piso de 300 pesos; y para el caso de un posible incremento -una eventualidad- se promete una devolución gradual de la quita de los salarios hasta mil pesos. Es importante remarcar que en realidad no hay un piso, aunque se arranca de 300 pesos. El Título VII evidentemente es una verdadera aberración de carácter constitucional, pues en él se suprimen de plano todas las medidas cautelares de no innovar, embargos preventivos o ejecutivos, multas pecuniarias para obligaciones que surjan de cumplir medidas o sentencias, que se interpongan contra el Estado nacional y contra los funcionarios en particular.
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Se crea un fuero personal a favor del Estado y -lo que es más grave- de los funcionarios. Sin duda, esta iniciativa es inconstitucional ya que viola el derecho a la defensa en juicio y el derecho de amparo. Frente a este proyecto de ley reafirmo la posición de nuestro bloque de votar negativamente, dados los argumentos que hemos expresado. Por último haré una reflexión de carácter político. Si esta noche hubiese algún espectador en esta Cámara habría percibido con mucha claridad que falta el discurso del oficialismo. Esperemos que el último diputado que haga uso de la palabra en nombre del bloque oficialista no tenga una actitud vergonzante, porque el oficialismo estuvo ausente en este debate. Otro dato relevante y central es que la coalición gobernante está terminada en la Argentina. Esta alianza que se constituyó con la mera finalidad de derrotar al menemismo, hoy evidentemente tiene un gran sinceramiento. No avala esta propuesta el Frepaso, que termina de irse del gobierno en esta parábola que comenzó en octubre con la ida del vicepresidente de la Nación, y hoy están en el lugar en que se sienten cómodos. Esta noche podríamos convocar a psicoanalistas, porque el lugar de la comodidad es el discurso desde afuera, un discurso que transita en la Argentina fundamentalmente en los espacios de la izquierda progresista. Se trata del discurso del cuestionamiento, aquél en el que se dice lo que la gente quiere escuchar, como muy bien señaló la señora diputada Fernández de Kirchner. Es un discurso cómodo, en el que se desconoce todo lo que significa la tarea o gestión de gobierno. También estamos presos del discurso de la derecha, que se expresa a través de los mercados sosteniendo que el ajuste fiscal es la única meta posible que el gobierno tiene que alcanzar. Esta es la dialéctica que hoy nos envuelve, que nos encuentra sin salida. Debemos preguntarnos cómo siguen esta historia y este gobierno, que no tiene hoy representación mayoritaria en la Cámara de Diputados ya que está fragmentada. Hoy hemos escuchado a una multitud de bloques, a un conjunto de espacios legislativos que nacieron con la Alianza y llegaron al poder político con su voto, pero están absolutamente fragmentados. Esto ratifica algo que venimos diciendo desde hace bastante tiempo: la génesis de la crisis, que es económica, es eminentemente política. Hay un debate muy profundo que se expresa de manera permanente de cara a la sociedad. La explicación más clara está dada por la forma en que ha surgido esta propuesta que nos han acercado hoy alrededor de la hora 17 y que terminó de elaborarse ayer a las 3 de la mañana entre los legisladores del oficialismo e incluso el propio presidente de la Nación. Esto es central en términos de confianza. Los mercados se mueven en función de esa confianza y de la previsibilidad, fundamentalmente del gobierno y su rumbo; de la certeza de los caminos que inicia y de las políticas que se desarrollan desde el Poder Ejecutivo y se trasladan al ámbito del Parlamento. No hay gobierno cuando el espacio institucional que se expresa en este Congreso no convalida ni garantiza la implementación de medidas que indudablemente para nosotros son equivocadas, pero que para asumirlas desde el rol del oficialismo debería existir fundamentalmente un compromiso y una línea de certeza que no se trasuntó nunca. Creo que este es el tema central y lo que hoy está llevando a la Argentina a una situación de profunda crisis. Además, como lo dice toda la prensa internacional, ella puede devenir en el denominado default o cesación de pagos. 107
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Varios señores diputados han citado un reportaje interesante publicado en el diario "La Nación", donde Paul Krugman señala en la parte sustancial que en Wall Street existe el rumor de que el interrogante con respecto al default ya no es si lo habrá sino cuándo se declarará. En la construcción de este mensaje que casi llamaría esquizofrénico y ante la situación que hoy transita la Argentina, en el marco de una profunda neurosis que también se desarrolla en los medios de comunicación, se requiere construir un espacio intermedio que apunte fundamentalmente al fortalecimiento de la gestión de gobierno, a la consolidación de un camino, a la certeza en la toma de decisiones, a la credibilidad y a la confianza. Reitero el valor de la confianza en los actos de gobierno ya que esto es lo que está fallando.
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Bravo le solicita una interrupción, señor diputado Pichetto. ¿La concede?
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- No, señor presidente. He escuchado a todos los señores diputados atentamente durante toda la noche. Existe una pregunta que debe formularse y que permanentemente se alienta y se recicla en este recinto. Incluso, hemos escuchado colocar a la política y a los políticos en el espacio del desprecio. Hay algunos legisladores que también sostienen y alientan este mensaje. La pregunta es qué ocurriría si el amortiguador de la política desapareciera en la Argentina. ¿Qué vendría luego? Seguramente lo que sobrevendría sería una solución de carácter autoritario. En este sentido, el Justicialismo va a trabajar fundamentalmente para fortalecer el espacio político y las instituciones, para encontrar un camino de racionalidad, para hallar un mensaje posible y para construir espacios de consenso que permitan superar la profunda crisis que estamos viviendo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- Señor presidente: ha sido un debate extenso. Sin duda podría agregar algunas curiosidades a las que ha citado el presidente del bloque Justicialista, que se dan en este marco de dificultad extrema que nos ha provocado un desasosiego sentimental, una angustia social, una confusión existencial y hasta la rotación de posiciones a las que se ha referido el señor presidente del bloque Justicialista. No sé qué habría ocurrido si este debate se hubiese televisado al mundo. Tengo mis dudas, pero estoy seguro de que algunos se habrían preguntado cómo es posible que los gobernadores de catorce provincias -a las que pertenece la mayoría de los diputados hoy votará por la negativa- no sólo suscriban el principio del déficit cero, que es casi elemental -como lo diría mi amigo y adversario Oscar Lamberto, el concepto de no gastar más de lo que se tiene surge de fray Luca Pacioli, cuando inventó la contabilidad-, sino también exhorten de modo expreso a los bloques de diputados y senadores justicialistas a respaldar
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el proyecto del Poder Ejecutivo, y finalmente esos legisladores terminan votando en contra de la iniciativa. Estas son las cuestiones que ocurren en los pasillos del Congreso: se hacen conferencias de prensa de apoyo, se habla en un sentido, se vota en otro y se realizan reuniones multitudinarias en diferentes escenarios con las autoridades que tienen responsabilidad de gobierno. Luego los argentinos nos preguntamos por qué no nos entienden en el exterior o por qué falta confianza en que la dirigencia política sea capaz de resolver las dificultades que existen sobre la mesa de un país que está altamente convulsionado. No voy a hacer historiografía del debate, pero se han escuchado ciertas expresiones y algunas de nuestras damas han tenido especial...
SR. PRESIDENTE .- La señora diputada Oviedo le solicita una interrupción, señor diputado Baglini, ¿la concede?
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- No, señor presidente. En algunas de esas expresiones con mucha pimienta, podría encontrarse a un crítico de arte que observa el Guernica, de Picasso. Los señores diputados conocen que hay una exposición en el Museo de Bellas Artes, donde se ha traído una gran cantidad de cuadros del Museo Reina Sofía de España, entre los que se encuentra la copia del Guernica, de Picasso. Parecería que todos los discursos se hicieran en carácter de críticos de arte, juzgando la masacre del cuadro, sin saber que todos estamos dentro de él y sin conocer que en el cuadro también hay un caballo, que alguien colocó. Asimismo hay otras cosas; por ejemplo, quienes están sufriendo no se encuentran en esa situación desde que se hizo la copia, sino desde el cuadro original. Además, el caballo que está allí es ahora es la copia, pero antes era el original. De todos modos, a partir de las propuestas que hemos escuchado aquí, lo más importante es preguntarse qué haremos el lunes, sobre todo ahora que ya han cerrado los mercados y que ni siquiera está abierto el de Tokio debido a que es muy temprano, ya que es la hora cinco y diez de la madrugada. ¿Qué vamos a hacer? Aquí ha habido un torneo de agravios, y el ministro de Economía los ha coleccionado por demás. Algunos son errores y críticas que el ministro ha reconocido, y otros quizá los acepte en el futuro. Ha habido una destrucción sistemática de quienes tienen la responsabilidad del día a día. Independientemente de que compartamos o no sus posiciones para llevar adelante la administración del país, esta actitud no colabora. Entonces repito la pregunta: ¿qué haremos? ¿echamos al ministro de Economía? ¿No pagamos la deuda? ¿Aumentamos los impuestos? ¿Devaluamos? Todo esto ha flotado en el recinto. En definitiva, en este proyecto estamos discutiendo un principio que por ser tan simple, todos hemos olvidado. Los otros días leía en el diario "El País" un artículo maravilloso, en el que dos comentaristas económicos citan un famoso debate que hubo en las Cortes cuando se trataba el presupuesto de 1906 en España. Entonces, José Etchegaray, que era el ministro de Hacienda y llegó a ser Premio Nobel de Literatura, decía ante las Cortes: "Le hemos perdido el miedo al déficit, y esto es un gran peligro. Para el creyente la salvación está en el 109
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santo temor a Dios; para los ministros de Hacienda, los gobiernos, las Cámaras y el país, la salvación está en el santo temor al déficit. Y ya que no queréis hacerlo santo, porque hubo algunas sonrisas en el escenario -dijo el ministro-, decid por lo menos 'el patriótico temor al déficit fiscal'." Esto que está presente en 1906 es un poco la idiosincrasia que heredamos de nuestros padres españoles y europeos, que recién volvieron a redescubrir el temor al déficit no como asunto ideológico sino frente...
SR. PRESIDENTE .- La señora diputada González le solicita una interrupción. ¿La concede, señor diputado?
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- No, señor presidente. No puedo quebrantar una regla. Si antes no concedí ninguna interrupción, ahora tampoco puedo hacerlo.
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Baglini no concederá ninguna interrupción, señora diputada. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- Decía que recuperó el temor al déficit, no por problemas ideológicos sino frente a la volatilidad de los mercados de capitales que amenazaban incluso a países de alto desarrollo, cuando suscribió el famoso Tratado de Maastricht, que más de una vez citamos en esta Cámara, restringiendo los déficit públicos de todos los Estados miembros de la Unión. Esto ha quedado registrado en el fondo de nuestra historia, en un precioso artículo de un gran periodista lamentablemente fallecido, Germán Sopeña, de marzo de 1995, cuyo título es: "Recaímos en un vicio: gastar más de la cuenta cuando estábamos en la mitad de la fiesta". Germán Sopeña toma esta cita de Alberdi, que vale la pena traer a cuento. Dice: "Los millones tomados a crédito en el extranjero traen consigo abundancia, actividad febril, proyectos y empresas promisorias, prosperidad nunca vista. En tales momentos, sin embargo, se elabora la pobreza general llamada crisis, que aparece años después. Cuando asoma faltan palabras para expresar cuán fea es y cuán grande es el desconcierto". Este es un escrito póstumo de Alberdi que se titula Estudios económicos y que fue publicado por la Editorial Buenos Aires en 1895. Ese déficit que no podía ser endiosado en el pasado, porque nadie le rendía culto en el altar, era algo distinto cuando nos manejábamos con esquemas según los cuales el financiamiento del déficit estaba siempre a mano. La situación permitía usar la máquina e imprimir billetes, porque había activos para vender y el crédito era ilimitado. Fueron épocas en las que nos llenamos de ejemplos citando cómo Italia podía llegar a tener un déficit descomunal, y sin embargo podía financiarlo porque siempre había alguien dentro de su mercado interno dispuesto a hacerlo. Tal vez todos nos olvidamos en algún momento que entramos en un sistema que se llama convertibilidad y que implica que el gasto tiene que estar financiado con recursos genuinos. Eso no solamente lo planteamos como un recurso lírico sino que además lo plasmamos en las leyes de convertibilidad y de administración financiera, en las leyes 110
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previsionales, en la de solvencia fiscal y finalmente en las leyes de presupuesto, como lo señalamos al comienzo del debate. También debemos tener presente que, mal que nos pese -porque hemos estado muy apegados a ello-, se agotó todo: la posibilidad de la inflación controlada, el endeudamiento fácil, la venta de activos del Estado y hasta la creatividad tributaria, como hemos dicho muchas veces en este recinto. Entonces, innovamos, sancionamos reformas y megarreformas tributarias, y no alcanzamos los resultados esperados. Ahora estamos frente a un test de responsabilidad política: tenemos que evitar el descalabro de la Nación y de las provincias. Esta no es una tarea para compartir una fiesta sino para asentar las bases de un esfuerzo compartido; es la invitación para sacar al país de la situación en que se encuentra. En realidad es la prueba de una sociedad -al igual que la prueba de los hombres- que se concreta en la adversidad, en los sacrificios y en los esfuerzos. En estos días he leído un breve mensaje presidencial del que solamente extractaré algunas frases. El presidente decía: "El gobierno presenta a la sociedad su programa fundado en una sola premisa básica. El Estado no puede continuar viviendo más allá de sus límites y gastando más de lo que recauda. El equilibrio de las cuentas públicas es un paso decisivo hacia la redefinición de nuestro modelo económico. Se trata en esencia de introducir cambios fundamentales a la velocidad necesaria para alcanzar el equilibrio de las cuentas públicas que permita consolidar los objetivos básicos: estabilidad de la moneda, crecimiento, aumento de la productividad y mejora progresiva de las condiciones de vida de la población. "El equilibrio fiscal siempre ha sido una prioridad del proceso de reformas por la que está pasando el país. Sin embargo, las sucesivas crisis del mercado internacional, desde la ruptura de los modelos del Sudeste Asiático hasta la reciente moratoria rusa, han provocado un movimiento de reducción del crédito global sobre todo, pero no exclusivamente para los mercados emergentes. "La relativa abundancia de recursos internacionales, característica de los primeros años de nuestro proceso de estabilización, ha dejado lugar a un escenario de fuerte retracción de los capitales, y al suprimirse las condiciones favorables de liquidez internacional, el contexto externo adverso le ha quitado al país la posibilidad de proseguir una política de gradualismo en la adopción de las medidas de austeridad. Este nuevo escenario plantea imperativamente la necesidad de acelerar el proceso de ajuste fiscal para que el Estado viva dentro de sus límites presupuestarios". Este mensaje no es de la Argentina sino del presidente Cardoso, del Brasil, y data de dos años. Corresponde a un país con sistema cambiario flexible, que no tiene el mismo nivel de endeudamiento que la Argentina, cuyas industrias funcionan y donde se han preservado zonas de desarrollo tecnológico. Sin embargo, tiene que concluir forzosamente que debe acelerar el proceso de adecuación para que los números fiscales permitan seguir sustentando la posibilidad no ya de que el Estado desenvuelva sus funciones sino que haya sector privado en movimiento y condiciones de vida para la población. Esta es la dramática situación de la hora actual, en la que debemos crear las condiciones de estabilidad que tendríamos que haber alcanzado en el año 2005, aunque originariamente era en el año 2002, como muy bien lo señaló el señor diputado Remes Lenicov. El déficit cero debe lograrse ahora, porque las alternativas son mucho peores, de mayor esfuerzo y dolor. Aquí la alternativa es devaluar, dolarizar forzadamente u ordenarse aun con un esfuerzo doloroso, que cuesta pedir a una población cansada de palabras como "ajuste" y 111
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"esfuerzo". Pero ese esfuerzo siempre va a ser menor que disgregar económica, política y socialmente a la Nación. Creo que nos beneficiaría a todos leer un artículo que ha publicado hoy un analista político en uno de los diarios económicos de la Capital, donde sostiene que no se puede coquetear con el default y muestra que los tres últimos países que pasaron por el default no han logrado superar su situación económica. Incluso en uno de ellos el default se devoró tres gobiernos: el que sufrió la convulsión, el que anunció las medidas para salir y el siguiente. Asimismo, en uno de ellos el riesgo país es superior al de Argentina. Rusia e Indonesia tampoco pudieron salir de su situación económica. Si esto sucediera en la Argentina, con la caída de entre el 15 y el 40 por ciento de la producción de bienes y servicios -como ha ocurrido a esos países-, sería dramático. Ello significaría un millón más de trabajadores en la calle y un problema insostenible para el sistema social, además de sumergir los salarios, como ha ocurrido en los mencionados países en cifras tres o cuatro veces superiores a las del recorte, con el cual estamos dolorosamente enfrentados. Estamos buscando recursos complementarios que permitan salir lo más rápidamente posible de la alternativa del recorte. Sería mucho mejor que los analistas económicos -los tenemos tanto en el país como fuera, y muy buenos-, también algunos de nuestros ex ministros, así como hombres de la talla de Calomiris o de Metzer -quienes han estado trabajando en el Congreso americano en los temas de la deuda- en vez de escribir sobre la inminencia del default argentino en los diarios de nuestro país escribieron en los periódicos de los Estados Unidos y de Europa que hay que cambiar las condiciones en las que se desenvuelven los organismos financieros internacionales y que hace falta un nuevo orden financiero internacional, en lugar de estar aquí presagiando como aves de rapiña presagiando la caída que se genera en el norte. (Aplausos.) Seguramente de esta manera contribuirían mucho más en vez de diseminar el terror que termina siendo una profecía autocumplida, haciéndoles ver a los de allá que si la Argentina cae ocasionará problemas a muchos países, no sólo de Latinoamérica. Además, producirá problemas a una economía mundial que ya está bastante convulsionada. Pero para que la economía mundial esté en condiciones de apoyar a la Argentina nosotros no tenemos que mostrar una sociedad desgarrada y enfrentada sino un debate que sirva para encontrar criterios comunes, aun dentro de la disidencia, cómo conciliar para equilibrar esfuerzos, cómo facilitar la salida. ¿De qué sirve que nos acusemos recíprocamente de las cargas del pasado si no podemos retroceder y las consecuencias las estamos viviendo igual? Como aquí se ha expresado hasta el cansancio, el único camino es el crecimiento, el alivio de las cargas impositivas inadecuadas y el combate a la evasión. Entonces, si hoy hay que apartarse del camino, debe ser un paso transitorio y no un cambio de dirección, pero es necesario volver a esa senda lo más rápidamente posible para afirmar una dirección central. Por eso cuando decimos que vamos a suspender la devolución del impuesto a las ganancias cabe aclarar que es por un año y no por toda la eternidad, porque al devolverlo promoveremos la capacidad de consumo necesaria para mover la rueda de la economía. También corresponde señalar que la rebaja de diez centavos en las naftas se suspende por seis meses, porque apostamos a que esa medida será útil. Sostengo que en este proyecto hay herramientas muy importantes para combatir la evasión. Se apuesta a un sistema impositivo más racional que procura ir achicando los nidos y los agujeros por los cuales se esconden o
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se escapan los recursos que necesitamos para los programas sociales y para el crecimiento de las regiones. La idea de imputar el IVA al período fiscal en que se percibe, como aquí se ha dicho, es evitar que la pequeña y mediana empresa pague el IVA cuando factura, sin saber cuándo va a cobrar, porque después se le estiran los plazos de pago y tiene que soportar la carga financiera de no haber cobrado. Esto resulta también un alivio frente a las legislaciones provinciales donde hay impuestos, como el de ingresos brutos, que se liquidan bajo la misma mecánica del IVA. Alguien que aún no ha visto el ingreso del producto de su esfuerzo o la venta de su mercadería está adelantado recursos al Estado cuando no los percibió. Todos los impuestos de emergencia -a los débitos, a la renta presunta creado hace dos o tres años y el que grava los intereses, que es una carga inicua sobre las empresas ya endeudadas- están hoy alineados a través de los planes de competitividad, para que sean a cuenta del IVA y de ganancias, disminuir su impacto y hacerlos desaparecer. Cabe señalar lo mismo respecto del impuesto al cheque. Si aquí estamos propugnando cerrar vías de evasión no es porque deseamos gravar las cuentas de ahorro con los movimientos de las familias. Lo que queremos evitar es el "curro", como es el caso de las cooperativas o mutuales que de repente han visto crecer sus movimientos bancarios en un 110 por ciento en el primer mes de aplicación del impuesto a los débitos. Hay 28 mil cuentas bancarias que están siendo analizadas por la AFIP, por el Banco Central y por el convenio del Instituto Nacional de Acción Cooperativa, que es la autoridad de aplicación. Corresponde a 16.358 entidades, de las cuales 2.200 son cooperativas, más de cien mutuales, 10 mil asociaciones y mil fundaciones. Allí están apareciendo claramente los indicios de que se están utilizando entidades -los nombres se conocerán a través de la Justicia- que están prestando sus cuentas para evadir un impuesto que necesitamos porque no podemos dejar que se nos escape un solo centavo. Resulta claro que con menor evasión y mayor actividad será mejor la salida de la crisis, y cuanto más rápido eso ocurra mejor. Entonces, lo que hemos hecho en todos los bloques y en todas las discusiones de la semana, es barajar alternativas de recursos. Muchas de ellas se han analizado y descartado, porque no alcanza con cualquier alternativa de obtención de recursos; debe existir certeza e inmediatez de recaudación. Además la opción tiene que ser lo menos lesiva posible para la actividad económica. Ustedes saben que en esto no hay medidas perfectas, no hay impuestos inocentes o inocuos. No hay medida que no tenga un efecto colateral. Entonces, debe buscarse la medida que cause el menor daño, la que desande menos el camino y la orientación central, la que afirme la competitividad y posibilite el crecimiento, revirtiendo el problema de la falta de empleo. Se ha hablado muchas veces, no sólo en este recinto, de los posibles gravámenes, por ejemplo en el área de las imposiciones financieras. Yo quiero recordar, porque muchas veces los argentinos nos dejamos llevar por falsas ilusiones, que todas las operaciones financieras de las empresas están sujetas a gravámenes en la Argentina. Los rendimientos de los plazos fijos y los títulos se consideran en el impuesto a las ganancias de las empresas. Las que no están sujetas a esa imposición son las inversiones de los particulares. No podemos desconocer en estas condiciones de volatilidad financiera que gravar imposiciones para que crucen el charco y se vayan a Montevideo no es lo más apropiado que tenemos que hacer justamente cuando tenemos una crisis de financiamiento. 113
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Hemos analizado los aportes patronales, y este tema ha figurado en los diarios. Nos enfrentamos a la dificultad de que cada una de las medidas, que a veces se toman y desfinancian el sistema previsional, se adopta para tratar de agregar más gotas de sangre a un organismo exánime como es la competitividad de las empresas argentinas. Entonces, cuando hablamos del aumento del 4 por ciento de las contribuciones patronales del sector servicios, excluidas las pymes, tuvimos una avalancha de reclamos, como si estuviéramos por destruir parte de la economía. En realidad, estamos tomando una medida que es imprescindible para restablecer un poco de equilibrio entre quienes contribuyen, y no es discriminatoria ni apunta en contra de un sector que intenta distribuir en forma pareja las cargas. Así llegamos a la deuda, sobre la que hemos hablado mucho en el día de hoy. Curiosamente, siempre hablamos de la deuda, pero los que más hablan de ella son los que contribuyeron a crearla. No he tenido la suerte de participar como oficialista de un gobierno que ha llevado la deuda de 90 mil millones a 140 mil millones en cinco años: siempre que soy oficialista me toca la desgracia de tener que achicarla, mantenerla o intentar negociarla en las peores condiciones. Tampoco me ha tocado la suerte -no hubiera querido tenerla- de condecorar a los acreedores, pero ahora vamos a aclarar algunas equivocaciones de concepto porque aquí no hay más acreedores externos tal como los conocíamos antes. Ojalá tuviéramos quinientos bancos con nombre, apellido y dirección, como teníamos en 1985. Ahora tenemos tenedores escondidos detrás de bonos que no son acreedores externos sino que son de aquí, los depositantes de los bancos, es decir, desde la viejita que coloca un plazo fijo en el banco hasta el profesional que juntó 2.000 pesos y con ese dinero compró un título del Estado. ¿Qué carajo tienen de acreedores externos esa viejita o el profesional? Las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones a las que nos obligaron a ir cuando se hizo la reforma del sistema previsional -que yo combatí desde la oposición porque no teníamos nada más que una sola y única opción- tienen casi la mitad de sus carteras en títulos del Estado, es decir que allí está el ahorro de los trabajadores. Entonces, ¿a quién no vamos a pagar? ¿A ellos? ¿Dónde están los acreedores externos? Cada uno de esos títulos vuela entre banco y banco, y cuando uno los quiere capturar ya cambiaron de mano y aparecen bajo la cara de un acreedor que está a una cuadra de este Congreso, y no a 10 mil kilómetros. Aquí estamos discutiendo desde hace dos meses, en un circuito donde no tenemos crédito y se eleva el riesgo país, porque tenemos dudas de que se pueda pagar la deuda, ya que la economía no crece. Entonces, ¿qué haremos? Vamos a despejar las dudas, no pagamos la deuda y vamos al default, lo que nos garantiza confiabilidad, crédito y crecimiento. Hasta hay algunos que creen que el profesor Metzer, que hace dos años era asesor del comité económico conjunto de los Estados Unidos, le decía al secretario del Tesoro de los Estados Unidos: "No se vaya a poner un peso más a ningún país que venga a pedir ayuda". Ahora, siendo miembro del gobierno que ha terminado con las ayudas excepcionales va a ir a decir al Fondo Monetario Internacional que salga a recomprar al 30 por ciento del valor la deuda de los países que vayan al default porque no la pueden pagar. Si la Argentina va al default, ¿quién va a venir a juntar 145 mil millones de deuda? ¿Quién va a poner los 40 mil o 50 mil millones para comprarla? ¿Los norteamericanos? Está visto que el presidente Bush no puede sacar un fast track para hacer un acuerdo comercial, y además les cuesta mantener las mayorías porque alguien se va del Congreso y cambia su composición. 114
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Los secretarios del Tesoro, cada vez que va un presidente o ministro de Economía de un país latinoamericano, agradecen a Dios que no vaya a pedir dinero, y si lo hacen, le contestan que no hay. Entonces, ¿con qué vamos a levantar la confianza? En ese default los únicos que ganan son los especuladores, a quienes les encantaría que se produjera una devaluación o una dolarización forzada. En este caso no ganan los endeudados en dólares, que son nuestras empresas, los trabajadores ni las pymes; ni siquiera gana el aparato financiero argentino. Pueden ganar los que están tan trasnacionalizados que van a salir disparados antes. Nos hace falta saber a quién creer, porque nuestro problema no es el volumen de la deuda. En 1995, Irlanda tenía una deuda que representaba el 80 por ciento del PBI, y estoy hablando de un país donde se mataban en las calles. Irlanda es un país como un pañuelo, desgarrado por las peleas internas, que debía el 80 por ciento de su producción de bienes y servicios, y en el año 2000 lo bajaron al 42 por ciento sin estar en la Unión Europea, adoptando la decisión responsable de dejar de matarse en las calles para buscar un consenso mínimo que les permitiera insertarse en el mercado europeo. Hay muchos países que están en esas condiciones, no solamente por el monto global de la deuda sino por lo que significan los intereses en relación con los que pagan. Bélgica es un país pequeño que sí está dentro del mercado común, y en 1995 los servicios de la deuda representaban el 11 por ciento de la producción de bienes y servicios, es decir, casi el triple de nuestro país, y hoy en día está en el 6 por ciento porque aprovechó las oportunidades, se insertó comercialmente en el mundo y aunó los esfuerzos. Hemos hecho un esfuerzo brutal dentro de esta cruel situación en la que debemos preservar fundamentalmente a los jubilados. ¿Por qué peleamos por los jubilados? Porque un 30 por ciento de ellos alimenta a gente joven y familiares, y con esa magra jubilación que reciben todavía se esfuerzan por colaborar con quienes están en actividad o en edad activa pero no consiguen trabajo. Si desde el Congreso salía una ley por la cual el esfuerzo del recorte político de los funcionarios y del Poder Ejecutivo era acompañado por los poderes Judicial y Legislativo, si se cambiaba el IVA para aplicarlo sobre lo percibido y si se cerraban los circuitos de la evasión en el impuesto a los débitos, el gobierno asumía el compromiso de no recortar las jubilaciones menores a 500 pesos. Nosotros seguimos buscando recursos y escuchando a todos porque no inventamos la pólvora. Buscamos recursos que indubitablemente puedan significar rápida recaudación -lo más segura posible- en las arcas fiscales. Entonces, pasar del 85 por ciento de los jubilados sin recorte significa garantizar a los que perciben 500 pesos que podemos excluir de esta medida a tres millones de jubilados tomando el límite de los 1.000 pesos. Ahora pedimos un esfuerzo y que nos acompañen hasta aquellos que no creen en votar esta iniciativa, porque detrás del número que consiga este artículo -por el cual vamos a garantizar que el Estado tenga que dedicar esos recursos a este destino- estamos avalando una sanción donde habrá una expresión no ya de una parcialidad circunstancial por el juego angustioso de una minoría. Se trata del respaldo de todo un Congreso que -más allá de que les guste o no, que piensen que el gobierno ha sido más o menos ineficaz o que crean que estamos en la dirección correcta o incorrecta- quiere apoyar dando una señal de que la voluntad del Parlamento es rescatar en la mayor medida posible a los asalariados públicos y a los jubilados. 115
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En el debate en particular habrá ocasión de señalar cada una de las disidencias, pero por querer ayudar a esos pobres vamos a estar destruyendo el principio de una administración racional -como tendríamos en cualquiera de nuestros hogares frente a una crisis- basado en gastar lo que se recauda. Quiero recordar la frase que muchas veces hemos evocado con Jesús Rodríguez leyendo algunos libros del presidente Kennedy, particularmente su discurso de asunción del 20 de enero de 1961, plagado de frases para la historia de los Estados Unidos de América. En esa oportunidad decía: "Si una sociedad libre es incapaz de ayudar a los muchos que están en la pobreza no podrá proteger a las minorías que constituyen sus ricos." Aquí está el sentido de lo que el Congreso pretende hacer: que esos muchos que están en la pobreza reciban el esfuerzo también de los que tienen la oportunidad y la posibilidad de hacerlo. Esta noche podemos hacer políticamente cualquier cosa, podemos pelearnos por cualquiera de las disidencias del pasado o de hoy, pero lo que no podemos hacer es bajar los brazos, porque lo que quiere la gente que está sufriendo en la calle, algunos de ellos insultándonos al pedirnos que les resolvamos el problema, es justamente que no bajemos los brazos y les digamos que hay una sociedad política que quiere pelear y resolver la situación. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar en general. La votación se practicará en forma nominal, como ha sido solicitado oportunamente. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. RODIL, RODOLFO.- Señor presidente: en los términos establecidos en el artículo 197 del reglamento de la Honorable Cámara solicito que en esta oportunidad se autorice mi abstención.
SR. ALESSANDRO, DARIO PEDRO.- Señor presidente: en el mismo sentido que el señor diputado Rodil, solicito que se autorice mi abstención en esta votación.
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia informa que los señores diputados Balian y Romero van a votar por la afirmativa, y que los señores diputados Drisaldi, Herrera, Baladrón, Gariglio, Polino y Ayala lo harán por la negativa, conforme a las aclaraciones que hicieron llegar a la Presidencia.
SR. SECRETARIO.- Se han registrado 83 votos por la afirmativa, 64 por la negativa y 5 abstenciones, y 11 legisladores sin identificación.
SR. PRESIDENTE .- El proyecto queda aprobado en general. En consideración en particular el artículo 1°. Se va a votar.
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-- Resulta afirmativa. -- Sin observaciones, se vota y aprueba el artículo 2°.
SR. PRESIDENTE .- Si hay asentimiento, el resto del articulado se considerará y votará por títulos.
-- Asentimiento.
SR. PRESIDENTE .- En consideración el Título II, que comprende los artículos 3° a 6°. - Se va a votar. -- Resulta afirmativa. -- Sin observaciones, se votan y aprueban los títulos III y IV, que comprenden los artículos 7° y 8°, respectivamente.
SR. PRESIDENTE .- En consideración el Título V, que comprende el artículo 9°. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. OROZCO, JORGE ALBERTO.- Señor presidente: atento a la importancia de la actividad que desempeñan en el ámbito social las asociaciones sindicales y fundamentalmente las obras sociales, solicito que en el Título V, denominado "Contribuciones Patronales", se incorporen como entidades exceptuadas de la ampliación de la alícuota de aportes patronales establecidos en el inciso a) del artículo 2° del decreto 814 del 20 de junio de 2001, a las asociaciones sindicales -ley 23.551-, a las obras sociales ley 23.660- y a la ANSSAL -ley 23.661-, sumándose de esta manera a la ya prevista ley de pymes, número 24.467.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: apoyo la modificación propuesta por el señor diputado por Buenos Aires.
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar el artículo 9° con la modificación propuesta por el señor diputado por Buenos Aires.
-- Resulta afirmativa. 117
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SR. PRESIDENTE .- En consideración el Título VI, que comprende los artículos 10 a 12. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. DUMON, JOSE GABRIEL.- Señor presidente: al pasar del texto del decreto 896/01 al proyecto de ley en debate se ha omitido incluir un artículo de dicho decreto. Por lo tanto, como artículo 11 proponemos el siguiente texto: "Los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas en el artículo 34 de la ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la ley 25.344." De esta manera, el artículo 11 del proyecto aprobado en general pasaría a ser 13.
SR. PRESIDENTE .- Oportunamente la Presidencia solicitará autorización para efectuar el ordenamiento del articulado. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CAMAÑO, GRACIELA.- Señor presidente: en realidad este título constituye el meollo del proyecto porque es precisamente el decreto 896/01. El resto forma parte de la buena voluntad que hayan podido tener los legisladores de la Alianza por mejorar esto, que es el corazón del proyecto remitido por el Poder Ejecutivo. El artículo 10, por el que se sustituye el artículo 34 de la ley 24.156, de administración financiera, pretende modificar el régimen de previsión social, lo que es sumamente grave porque abona una conducta que ha tenido este gobierno en materia de previsión social y que yo quiero puntualizar. Este gobierno de la Alianza envió a esta Cámara de Diputados un proyecto de ley con el objeto de revisar el sistema previsional argentino. Sin embargo, desconociendo que sólo es posible reformar los códigos de seguridad social y de trabajo por medio de una ley, dos o tres meses más tarde dictó un decreto de necesidad y urgencia que introduce profundas modificaciones a nuestro sistema previsional. Tanto es así que muchos legisladores de esta Cámara y algunos particulares recurrieron a la Justicia, y hoy pende sobre nosotros como una espada de Damocles una suerte de profunda reforma previsional que está en el ámbito de la Justicia y que en cualquier momento puede ser puesta en práctica. En mi opinión, desconocer y alterar el derecho previsional por la vía de un decreto de necesidad y urgencia y la modificación de la ley de administración financiera constituye un nuevo desacierto de la Alianza gobernante en esta materia. Pretender que un derecho fundamental como la previsión social, tutelado por nuestra propia Constitución, sea comprendido como un mero componente del gasto público, significa atacar la génesis de la previsión social. Propiciar que la movilidad en la previsión social se vincule a los ajustes del presupuesto y no a lo que en rigor -según opinamos quienes algo entendemos de este temadebe ser la movilidad referenciada en el salario del trabajador activo, y fundamentalmente 118
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hacia arriba para los ancianos, implica desconocer lo que se pretende tutelar en la Constitución y los códigos previsionales. Quiero llamar a la reflexión porque lo que se pretende realizar por medio de esta suerte de aval del mencionado decreto de necesidad y urgencia es sumamente grave para el sistema previsional argentino pues se está atacando su génesis. Cabe destacar que en el mundo el sistema previsional es muy joven: tiene sólo cien años de existencia. Cien años atrás la humanidad se percató de que el tratamiento de los mayores era una cuestión de todos, que debía resolverse en comunidad. Antes, en esa sociedad individualista, el "viejo" era un problema de la familia y el lugar donde era "arrojado" dependía de las posibilidades de su familia. ¡Qué poco nos ha durado como comunidad respetar el concepto acabado de previsión social! Esta actitud es muy grave, en especial si se considera la reforma constitucional de 1994, donde se dijo que el Congreso debe legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidad y de trato y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los ancianos. Esto se expresó en 1994, pero a los ancianos que proyectaron su futuro de acuerdo con la ley previsional hoy no sólo se les dice que se modificarán las condiciones en cualquier momento, sino que además sus ingresos pasarán a formar parte de los gastos del Estado. En consecuencia, ese derecho fundamental se convierte en un mero componente del gasto público. Reitero mi llamado a la reflexión porque si fuera necesario introducir enmiendas al sistema previsional sería conveniente que por lo menos nos tomáramos un tiempo para legislar como corresponde en esta materia. Además deseo destacar la gravedad que implica incluir al sistema previsional en la ley de administración pública y crear semejantes condiciones de inseguridad nada más ni nada menos que para nuestros ancianos. Por lo expuesto, adelanto mi más enfático voto negativo a esta barbaridad legislativa que se propicia.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Señor presidente: al anunciar mi voto por la negativa en el debate en general anticipé en parte mi opinión sobre este título. En verdad estoy sensibilizada por las palabras del señor diputado Baglini, a quien aprecio mucho y cuya preparación intelectual admiro. Por eso hago mías sus palabras al citar a Kennedy y al pueblo de los Estados Unidos. Quisiera preguntar si en ese país se atreverían a perpetrar el genocidio que aquí se pretende realizar por medio de esta iniciativa. ¿Por qué no proponen esto a Bush, a ver si puede modificar el sistema previsional como lo hizo Cavallo? ¡Yo no estoy dispuesta a renunciar! ¡Votar por la negativa este proyecto no significa renunciar a trabajar para este gobierno! Muy por el contrario, el presidente y el doctor de la Rúa conocieron mi opinión antes de que la expresara en este recinto. Yo cité aquí las palabras del doctor de la Rúa cuando en 1994 se trató la denominada "ley de insolidaridad previsional". En ese momento se hablaba de congelar los haberes y no de bajarlos. Aquí estamos hablando de bajar los haberes y pensando en qué pasaría si no hubiera recursos. Sin embargo, hay recursos, porque la ministra de Trabajo -que pido sea citada a este 119
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recinto- expresa que no se trata de un problema de ingresos sino de gastos. La ministra dice que hay que achicar el gasto. ¡Que se lo achique ella! ¡Que no le toquen ni un peso a los jubilados! ¡Que no le toquen ni un peso a los trabajadores! Los diputados de este gobierno tenemos medidas alternativas y queremos colaborar. No apostamos al default. No decimos "no" al déficit cero. Es mentiroso y engañoso decir que aquellos que nos oponemos a esta ley queremos el default o estamos de acuerdo con los mercados. Los que quieren esta ley son los que promocionan los mercados. ¿Con quién negoció Cavallo la reforma del sistema previsional? ¿Con los trabajadores? ¿Con los jubilados? ¿Por qué no permitimos que los indecisos -que están presos- puedan volver al sistema de reparto? ¿A quién tenemos miedo? ¿Por qué no decimos a las administradoras que nos den el bono solidario? ¿Quiénes son los principales acreedores internos? No necesito que me vengan a hablar del jubilado de los Estados Unidos o de Indochina; lo sé de memoria. Pero tengo mi nombre y apellido bien puesto para decir que no quiero matar de hambre a mi gente y no quiero hundir al país ni al gobierno. No me doy por rendida, sino que tengo propuestas. ¿Dónde están las contribuciones patronales? ¿De qué competitividad me hablan? Se habla de aumentar las contribuciones patronales diferenciadas pero en el artículo que se acaba de aprobar no se estipulan los porcentajes; no sabemos, por ejemplo, cuánto va al PAMI. Hasta el día de hoy no hemos podido tener información acerca de qué porcentaje se recauda y se entrega al PAMI. Entonces, lo están vendiendo; lo están cerrando porque su existencia no conviene para un proyecto de salud privada. ¡Qué bárbaro! Se aumentan graciosamente las contribuciones patronales -al 16 y al 20 por ciento- pero no sabemos qué proporciones van al PAMI, al desempleo y a salarios familiares y jubilaciones. Me gustaría que algún señor diputado me lo aclare. ¿Esto es equidad? ¿Equidad con quién? ¿Esto significa que porque me niego me estoy rindiendo y entregando mi pueblo al default? Hemos recorrido toda nuestra trayectoria para ser gobierno hablando del tema de los treinta días que el trabajador tiene para optar. Cuando ingresé a esta Cámara, a mis empleados -a quienes les pagaron el primer sueldo en el mes de febrero- les dijeron en la oficina de Personal que tenían que ir a una AFJP porque habían pasado los treinta días. Como ustedes saben, en esa época -estoy hablando del año 1997- el empleado cobraba retroactivo a la fecha que se elegía. ¿Qué estoy pretendiendo? ¿Estoy pidiendo cosas espantosas? ¿Estoy asustando a los acreedores? No, señores diputados. Simplemente me estoy negando a volver a perjudicar a los que menos tienen. El señor diputado Baglini hablaba de los trabajadores, de los jubilados, de los padres y de los abuelos. Pero no basta con llenarnos la boca de palabras, sino que queremos hechos. Ratifico las expresiones de la señora diputada Camaño cuando dijo que no se puede tocar el sistema previsional, pues el artículo 14 bis de la Constitución Nacional no ha sido modificado. Dicho artículo establece que el presupuesto de la previsión social es independiente. ¡Quien incluyó esas partidas dentro del presupuesto nacional se llama Domingo Felipe Cavallo, y nosotros hicimos campaña denunciándolo! Pero resulta que ahora hablamos de "...la reducción de las retribuciones alcanzadas, cualquiera que fuera su concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones".
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No sé a cuánto ascenderá el riesgo país el próximo lunes, pero pregunto: ¿qué va a pasar con el riesgo interno y con el riesgo social? ¿Qué diremos al jubilado respecto de sus haberes del próximo mes? ¿Alguien sabe cuánto va a cobrar? ¿Cómo lo podemos saber si aprobamos por unanimidad un calendario de pagos del 1 al 5 y fue vetado? ¿Cuánto va a cobrar un trabajador estatal? ¿Qué garantía le podemos dar de que va a cobrar el salario completo? Pero eso sí: si las medidas económicas tienen efecto, hasta los 1.000 pesos vamos a ir devolviendo. Quédense tranquilos, porque el artículo 12 dice que "El Poder Ejecutivo nacional aplicará los mayores recursos y ahorros recuperados..." Como no sabemos cuándo va a ocurrir esto, aconsejo a los señores trabajadores que prendan una vela. Si esta norma llegara a aprobarse, sería inconstitucional. Una disposición de este tipo no puede estar incluida dentro de esta norma, porque no sólo se están congelando los haberes que están congelados desde hace años sino que se están reduciendo los haberes y los sueldos que son de carácter alimentario. Es decir que estamos generando más juicios y más gastos para el Estado, pensando que a lo mejor tenemos la suerte de que otro gobierno se haga cargo de ello. Me parece que si alguien vota esto en forma afirmativa está apostando a que el doctor de la Rúa no sea reelecto, porque está pasando al próximo gobierno un "muerto"; esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Aprovechando que el 20 de julio es el Día del Amigo, quiero decir que si el que está asesorando al presidente se considera su amigo, es preferible que lo asesore un enemigo. Por eso, no voy a tener la contemplación que tuvo mi colega al pedir una reflexión. A mi juicio, esta es una aberración jurídica y moral. Como dije, tenemos medidas alternativas para contribuir. Si quieren, las puedo enumerar y dar los números para que no tengamos que sacrificar a los trabajadores argentinos y a los jubilados. Por último, digo a los economistas que el ahorro que van a hacer con estas medidas será de muy corto plazo, porque en definitiva van a generar más gastos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. SANTIN, EDUARDO.- Señor presidente: nunca forma parte de un festejo discutir un ajuste; nunca puede formar parte de la alegría de algún legislador suponer que hay que trabajar para el equilibrio cuando se tienen más gastos que recursos. Por lo tanto, esta siempre es una decisión complicada, pero hay que intentarla si uno entiende que este es un objetivo válido y que la Argentina tiene pocas oportunidades para poder encontrar el camino para ponerse en orden. Tiene que hacerlo en el marco de la mayor equidad, y al mismo tiempo, tratar de encontrar nuevos actores que realicen un esfuerzo adicional. Durante los ocho años que llevo en esta Cámara hemos discutido muchos ajustes. Normalmente tras un ajuste viene otro pues no encontramos cómo poner en marcha la economía. Sin duda siempre los ajustes son recesivos, porque cuando se mete la mano en el bolsillo a un trabajador o a un jubilado en la práctica se sacan recursos del sistema, del propio mercado; se pagan menos impuestos, y como cada vez hay menos recursos hay que hacer más ajustes. Este gobierno apostó en los últimos tiempos a políticas de reactivación; la economía apareció desbordada y se hizo necesario encontrar equilibrios. El presidente hizo una 121
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convocatoria a todos los sectores y se planteó el objetivo del déficit cero, del equilibrio fiscal. Tengo la sensación de que la mayoría de la sociedad comparte este objetivo, pero lo que en general no comparte es el esfuerzo que hay que realizar porque desde hace muchos años viene haciéndolo y ve que no hay ningún resultado. La gente observa que el esfuerzo siempre lo hacen los ciudadanos comunes y nunca les toca a los que disfrutaron de la fiesta que hubo en los últimos años. Este es un ajuste más, un esfuerzo más, porque intentamos generar un marco de equilibrio. Por eso se incorporó en esta iniciativa, por ejemplo, el aumento de las contribuciones patronales de las empresas de servicios. Estamos incluyendo en estas disposiciones las empresas de servicios privatizadas, los bancos, los hipermercados y las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones; en este colectivo en el que estamos todos subidos, a estas empresas les tocó viajar sentadas y a la mayoría de la gente, de pie y hasta colgada. Pero si este colectivo se desbarranca, en la práctica nos caemos todos juntos. Es momento de que ellos también colaboren, no solamente adelantando al Poder Ejecutivo nacional la parte del impuesto a las ganancias que les corresponde -con alguna tasa que llaman patriótica, pero que parece de colonia-, sino fundamentalmente haciendo un esfuerzo concreto como el que estamos planteando. En definitiva, esto no resuelve el tema pero ayuda a buscar algún marco de equilibrio. Para este marco de equilibrio nosotros pusimos dos límites: por un lado, que a ningún jubilado que gane menos de 1.000 pesos se le practique una reducción, lo cual significa dejar solamente dentro del esquema al 5 por ciento de los jubilados, y por el otro, que a los trabajadores del Estado que ganen menos que esa cantidad -ellos representan la mitad de los empleados- tampoco se les efectúe un descuento. Propongo una redacción distinta para el artículo 12, a fin de cumplir con estos objetivos. Dice así: "El Poder Ejecutivo nacional garantizará con los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley, el restablecimiento de las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, haberes de jubilados, retirados y pensionados para todos los que perciban hasta 1.000 pesos mensuales, antes de las reducciones." Nosotros tenemos como objetivo que el Estado nacional garantice el piso de 1.000 pesos para todo trabajador en actividad y para los pasivos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Señor presidente: nuestro bloque solicita que este título se vote por artículos. También queremos proponer una modificación al artículo 12 en el mismo sentido que ha expuesto el señor diputado Santín, a efectos de dejar perfectamente aclarado que no se afectarán ni las jubilaciones ni las pensiones ni los sueldos inferiores a 1.000 pesos. Solicitamos que se contemple un texto taxativo a fin de que no quede margen para ninguna duda al respecto.
SR. MORENO RAMIREZ, ARTURO.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con el permiso de la Presidencia? 122
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SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
SR. MORENO RAMIREZ, ARTURO.- Señor presidente: no sólo quiero proponer la votación artículo por artículo del Título VI, sino también que la votación del artículo 12 se realice en forma nominal.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Salta.
SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Señor presidente: el texto que proponemos, a los efectos de que no quede ninguna duda con la redacción, es el siguiente: El Poder Ejecutivo nacional deberá garantizar que las jubilaciones y pensiones iguales o menores a 12,5 MOPES, 1.000 pesos, mantengan los niveles vigentes mediante una compensación de equidad fiscal. Dispónese una compensación para mantener los niveles salariales de los agentes ocupados en el Estado nacional que perciban por todo concepto remuneraciones inferiores a 1.000 pesos. Dispónese de una compensación para mantener los niveles vigentes de las asignaciones familiares y de la asignación por seguro de desempleo previstas en la ley 24.714 y en el Fondo Nacional de Empleo de la ley 24.013.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. CAVALLERO, HECTOR JOSE .- Señor presidente: no participé del debate en general pero haré una pequeña aclaración y luego me referiré al artículo 10. La breve referencia que quiero hacer se vincula con mi extracción ideológica. Justamente aquí se mencionaron los casos de Tony Blair y de Felipe González, quienes llegaron al gobierno e hicieron lo contrario de lo que habían prometido en la campaña electoral. Sólo me voy a referir a Tony Blair. Cualquier similitud con la situación argentina es pura casualidad. Tony Blair llegó al gobierno con el nuevo laborismo y triunfó en las elecciones inglesas después de muchos años de administración del Partido Conservador, y más específicamente, de los períodos de Margaret Thatcher. En ese momento dijo que se terminaba una etapa y se empezaba otra. También se preguntó quiénes fueron los ganadores y los perdedores. Delimitó a los ganadores, señaló entre ellos a las empresas privatizadas y al poder económico concentrado y les aplicó un impuesto con el que pudo mantener un estado de bienestar bastante aceptable para Inglaterra. Esto no disgregó ni disolvió a Inglaterra. Por el contrario, Tony Blair acaba de triunfar nuevamente en las elecciones por un número de votos muy importante. 123
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Con referencia al artículo 10, frente al problema de la deuda externa -que ya lo conocemos y no necesitamos de maestros Ciruela para que nos digan de quiénes son los bonos- nunca pensé que en la República Argentina habríamos de tomar la decisión de pagar primero la deuda pública y luego repartir el resto entre los argentinos. Incluso, se tuvo la perversidad de llamar a esa medida Pacto o Acuerdo por la Independencia. Dentro de esta cuestión, me voy a referir específicamente al problema de los jubilados y los pensionados. Los fondos del sistema de previsión y seguridad social no pertenecen ni al Congreso Nacional ni a nadie. Se trata de la previsión que han hecho los hombres y mujeres en el sistema estatal hasta alcanzar una edad determinada, según las condiciones de seguridad, salubridad, etcétera, que tuvieron a lo largo de su carrera laboral. Lamentablemente, algunos que dicen ser especialistas en previsión y seguridad social hablan de que sólo queda excluido del piso fijado el 5 por ciento de los jubilados. No tiene que quedar excluido nadie. Como dijo la señora diputada María América González, con esta disposición el ministro de Economía promoverá la industria del juicio; los estudios jurídicos ya se están ofreciendo para hacer planteos judiciales -que se van a ganar- por inconstitucionalidad de la norma. Dichos juicios los va a perder el "papá Estado" y deberán ser abonados nuevamente con la plata de "Juan Pueblo". Creo que la inconstitucionalidad es manifiesta. Además, se dice que sólo queda excluido del piso el 5 por ciento de los jubilados. No me gustan las estadísticas cuando están despersonalizadas del hombre real de carne y hueso. Yo integré el equipo interdisciplinario que atendió a quienes trabajaron en los hornos de SOMISA. Se jubilaron con un haber de 2.500 pesos, y a pesar de no tener el hábito del cigarrillo ya han sido operados varias veces de coronaria. Muchos de ellos son impotentes y han tenido profundos trastornos psíquicos. Lo mismo ha ocurrido con Forja y otras empresas que podría seguir nombrando. Todos ellos quedan incluidos en el descuento y les quitamos la protección, después de que se quemaron las bolas, el pecho y el corazón trabajando para producir acero en el país. Esa gente, que forma parte de ese 5 por ciento de jubilados, es la "privilegiada" a la que quitaremos la previsión que ha tomado. Así podría seguir nombrando a muchos más que están incluidos dentro de ese 5 por ciento. Quiero sintetizar diciendo que como demostración de una sociedad humanista, que debe ser solidaria sobre todo entre las distintas generaciones, estamos dando un ejemplo lamentable. El Congreso de la Nación tomará una decisión manifiestamente inconstitucional al restar dinero a los hombres y mujeres que adhirieron a un sistema de previsión y seguridad social y que han hecho sus aportes. Finalmente, creo que el señor presidente de la Nación está mal asesorado. Esta medida patea la pelota hacia adelante. Esto se terminará pagando con creces a partir de todos los juicios que se perderán por inconstitucionalidad de la norma. Aquí se crea una nueva industria del juicio. Por eso voy a votar en contra del artículo 10. Estoy de acuerdo en que tiene que existir equilibrio fiscal y se debe disminuir el gasto público y político, pero no a costa de aquellos que tomaron una previsión para llegar a la vejez con un ingreso determinado, a quienes hoy inconstitucional y arbitrariamente les pasamos la tijera.
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SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- Señor presidente: esta iniciativa deroga el decreto 430, pero en realidad la rebaja salarial a partir de ahora podrá ser superior a la que establecía dicha norma. Peor aun, agrava la incertidumbre y la generaliza, porque de aquí en adelante ningún trabajador podrá saber cuánto cobrará a fin de mes. Conocemos el drama social que provoca la incertidumbre, la falta de futuro, la inestabilidad y la profunda vulnerabilidad que tiene el sector del trabajo y la producción en la Argentina. Esta medida agrava la crisis en forma sustancial. En la misma inequidad e inestabilidad se sumerge a los jubilados -que son los que menos tienen-, que representan a nuestros adultos mayores. Hasta ahora no sabían con qué iban a pagar sus remedios, la luz o el teléfono; ahora no sabrán si a fin de mes les tocará algo, después de este verdadero giro de la economía hacia el feudalismo. Luego de que los señores feudales hayan pasado por el territorio, hayan ejercido su derecho de pernada y hayan cobrado su diezmo, no sabremos si a los jubilados y trabajadores les quedará algo. En realidad, se trata de una masiva rebaja de salarios y jubilaciones, a la que siempre aspiró la ortodoxia neoliberal. Por supuesto que vienen por más y también vienen por la privatización de la recaudación, de la salud y del Banco de la Nación Argentina. Como al final esto tampoco les alcanzará, seguirán reclamando la dolarización. Hoy un diputado se preguntaba si existía la movilidad; en realidad, la Constitución Nacional había previsto la movilidad ascendente. Ese era el sentido del salario mínimo, vital y móvil, así como de las condiciones de la seguridad social. En este engendro que se va a votar hoy en la Cámara se está estipulando la movilidad descendente. El miembro informante, que lamento que no esté atento, en un discurso plagado...
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia solicita silencio a los señores diputados.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- No le han hecho caso, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- No tengo posibilidad de castigarlos.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- El miembro informante, en un discurso plagado de citas históricas y basado en un lenguaje florido y culterano, nos hacía un nuevo llamado -el séptimo durante el gobierno de la Alianza- a una supuesta responsabilidad política, cuya suprema forma parece centrarse en nuestra capacidad de perjudicar a los más débiles. Resumió varias cuestiones del debate en una forma absolutamente sesgada, y a él dejé planteado el desafío de contestar las diez preguntas que formulé anteriormente. A pesar de la necesidad de llegar a un déficit fiscal cero, el señor miembro informante no pudo explicar por qué no se les cobra a los poderosos que se han enriquecido en la última década con la patria financiera, la patria privatizada y la patria subsidiaria del Estado; es decir, por 125
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qué no forman parte de este sacrificio las AFJP, los bancos, las empresas de servicios públicos privatizadas, etcétera, como hoy se ha dicho hasta el cansancio desde todas las bancadas. Al respecto se esgrimieron dos razones, que a mi juicio son despreciables desde el punto de vista intelectual, filosófico, económico y político. Si el Estado está quebrado, como reitera el señor diputado Baglini -efectivamente, cuanto más ajuste haya más quebrado estará-, como bien sugirió el señor diputado Rivas deberíamos aplicar el procedimiento establecido en la ley madre, es decir, la ley de quiebras: primero deben cobrar sus créditos los que menos tienen. Sin embargo, el proyecto de ley en debate modifica ese criterio. Por eso hablo de una subversión económica provocada por verdaderos terroristas. A partir de ahora, en la Argentina primero cobrarán sus créditos los que más tienen y pueden darse el lujo de obtener una renta financiera; por último cobrarán los trabajadores, los jubilados y las pymes proveedoras del Estado, según lo que sobre, pero no sabrán cuánto. Como decía, de acuerdo con lo manifestado por el diputado que informa en nombre del bloque oficialista, se desprenden dos razones. En primer lugar, el gobierno -y por lo visto algunos legisladores- se somete al chantaje de los mercados piqueteros. Dicen que hay muchas presiones. No pueden cobrar 205 millones de pesos a Eurnekian, a quien el presidente considera un empresario modelo. ¿Saben cuál es el único bien que ese empresario modelo tiene registrado en la Argentina? Su Alfa Romeo. Para el partido gobernante ese es el ejemplo del empresario argentino. Sin embargo a los trabajadores que están allí afuera no los escuchamos, o porque no tenemos sensibilidad o porque hacen menos ruido que el sector financiero o de la usura. La segunda razón que pareció sugerir, que es muy débil y pueril -con estos argumentos no hay forma de llevar a cabo una política de Estado-, es la urgencia. Entonces, tenemos un mercado punguista. No podemos hacer políticas de mediano y largo plazo ni prever la recaudación previsional ni recaudar impuestos. Vamos a seguir permitiendo que se evadan entre veinte mil y treinta mil millones de pesos en la Argentina y que las ganancias extraordinarias que tienen las empresas de servicios públicos privatizadas sean remesadas al exterior y no quede en el país ni un solo peso del esfuerzo de los trabajadores argentinos. Ello, con un público cautivo que ha soportado aumentos confiscatorios de las tarifas. Como a aquéllas no les podemos cobrar, y además estamos apurados porque no tenemos la mínima capacidad de gobierno y de previsión, hay que meter la mano en el bolsillo de los jubilados y de los trabajadores. Estado punguista, subversión económica, terrorismo económico. Digamos que no y atendamos nuestras obligaciones como ciudadanos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: en relación con la propuesta formulada por el señor diputado Santín ratifico la posición de nuestro bloque en el sentido de que no avalamos ningún descuento ni al sector activo ni al de los jubilados.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires. 126
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SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Señor presidente: quisiera que el señor diputado Santín explicara si con la redacción que ha propuesto respecto del artículo 12 se garantiza a los trabajadores y jubilados que perciben haberes de hasta 1.000 pesos que el próximo mes seguirán cobrando lo mismo, o si esto sólo sucederá en tanto y en cuanto se recaude más, como creo entender según se desprende de la redacción propuesta. Quisiera solicitar una modificación en nombre de varios colegas del bloque del Frepaso, que a mi juicio garantiza que no se afectarán los sueldos menores a 1.000 pesos y eleva a 1.500 pesos el piso para el caso de las jubilaciones. El texto de nuestra propuesta es el siguiente: El Poder Ejecutivo nacional realizará la reducción aludida en el artículo 10 a partir de los haberes superiores a los 1.000 pesos, y en el caso de jubilaciones, retiros y pensiones la reducción antes aludida sólo se aplicará a los haberes superiores a los 1.500 pesos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. SANTIN, EDUARDO.- Señor presidente: cuando decimos que en las jubilaciones hay que fijar un piso de 1.000 pesos estamos planteando que para saltar de 500 pesos -esto es lo que garantiza el Poder Ejecutivo- a 1.000 pesos se requieren 208 millones de pesos. Cuando señalamos que los haberes deben tener un piso de 1.000 pesos, en el semestre esto tiene un costo de 100 millones de pesos. Para financiar esa diferencia estamos implementando tres medidas. Incorporaremos 210 millones de pesos como consecuencia de la suspensión de la reducción de los 10 centavos en el precio de las naftas; incluimos 280 millones de pesos en razón de que se ha postergado hasta el año 2002 la devolución del impuesto a las ganancias, y agregamos una recaudación mínima de 300 millones de pesos a raíz del aumento de las contribuciones patronales a las empresas de servicios, con excepción de las pymes. Es decir que estamos incorporando recursos por 790 millones de pesos a los fines de cubrir una diferencia de 308 millones de pesos. Por lo tanto, garantizamos recursos más que suficientes para que no haya absolutamente ninguna duda de que se respetarán los pisos fijados. Sucede que mientras el Congreso no sancione esta ley seguirá vigente el decreto. Entonces, el sistema propuesto funcionará en la medida que tengamos velocidad para aprobar el proyecto. Este mecanismo está ligado al momento en que vayan a cobrar, con los pisos considerados.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Señor presidente: entonces, si los recursos están asegurados, solicito que se establezca claramente que en primer lugar se destinarán a los jubilados y a los empleados que ganan menos de 1.000 pesos y que no tendrán otro destino.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Señor presidente: escuché atentamente al señor diputado Santín cuando hizo referencia a los recursos que se podrían obtener para garantizar un mínimo por debajo del cual no tocarían los ingresos de los trabajadores. En este sentido, apelo al criterio de los diputados de la Unión Cívica Radical, que pertenecen a un partido centenario y popular, porque en definitiva podríamos decir que esta ley ya ha sido aprobada. Digo esto porque prácticamente ya dimos el gusto al ministro de Economía, que consiguió lo que estaba buscando. En mi opinión no podemos agregar más intranquilidad a los ciudadanos, a la gente que trabaja, a los jubilados y a los pensionados, ya que con esta redacción a partir de mañana no van a saber cuáles serán sus ingresos. Considero que este texto es criminal, antiético, anticonstitucional y todos los "anti" que quieran agregar. Por otra parte, recuerdo a los señores diputados que cuando el doctor Cavallo ocupaba la cartera de Economía durante la anterior gestión dijo que había que terminar con la industria de los juicios, pero con esta propuesta no está haciendo otra cosa que fomentarla. Repito que ya hemos dado el gusto al ministro Cavallo. En consecuencia, llevemos algo de tranquilidad a los ciudadanos asegurándoles que en el trimestre no se van a modificar sus haberes. Hoy en día en este país resulta muy difícil dormir, porque nadie sabe si mañana va a mantener su trabajo. Los representantes del pueblo no podemos agregar una angustia más a quienes ya dudan de su permanencia en el trabajo, de su estabilidad laboral, y que a partir de ahora también van a tener dudas de cuánto van a cobrar. La movilidad automática es un engendro de este hombre que inventa todo; ahora inventó la movilidad automática para las pensiones, jubilaciones y salarios. Por eso digo a los compañeros de la Unión Cívica Radical que existen mil formas de conseguir más fondos, incluso a partir del lunes próximo. Me refiero al impuesto a las altas rentas, con el que se recaudaban 260 millones de pesos y que fue derogado por este gobierno. Ese tributo se aplicaba a las personas que cobraban más de 120 mil pesos anuales, es decir, 10 mil pesos por mes, y fue derogado por este gobierno y por la Cámara cuando sancionamos el último presupuesto. Tengamos en cuenta que ya hemos otorgado plenos poderes al ministro de Economía; ahora le vamos a aprobar este proyecto, pero no inventemos un engendro más que sólo lleva intranquilidad a la triste ciudadanía argentina que está enfrentando momentos sumamente difíciles. Pido a los compañeros radicales que han hecho un esfuerzo terrible, que hagan uno más. Eliminen el concepto de movilidad automática, que es un engendro de este hombre que nos llevará a todos, a la política y al país a la ruina, aunque las cabezas que van a venir a buscar serán las nuestras, porque somos los responsables y los que obtuvimos la mayoría de los votos; Cavallo sacó sólo el 10 por ciento de los votos, no es presidente, no es nada. Disculpen que me ponga mal, pero esta es una noche triste.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Les pido que recapaciten, ya se logró el objetivo. Esto es criminal, es un sacrilegio. Dejen dormir a la pobre ciudadanía argentina golpeada por este gobierno y por los anteriores.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Señor presidente: cada vez que un diputado comienza a hablar se producen murmullos. Sé que es una larga noche, pero nosotros vamos a cobrar el sueldo sin descuento.
-- Varios señores diputados hablan a la vez.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Es válido que hagamos la aclaración de que nosotros vamos a cobrar sin descuento considerando que estamos discutiendo si garantizamos o no el descuento a aquél que cobra 1.000 pesos o menos. Yo también estoy cansada, pero creo que estamos aquí para contribuir a sancionar la mejor norma, salvo que quieran continuar mañana.
SR. PRESIDENTE .- La idea de la Presidencia es terminar esta noche. De manera que solicito a la señora diputada que hable exclusivamente del tema en discusión.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Mi intención era acercar una nueva redacción, teniendo en cuenta lo señalado por mi compañero de trabajo, el señor diputado Santín, en el sentido de que el piso fijado se garantice con los ahorros. Efectivamente, como el señor diputado ha dicho -y de esto sabe mucho-, entre las personas que cobran más de 1.000 pesos hay 127.436 jubilaciones y 25.220 pensiones, lo que arroja un total de 152.656. Esto representa el 4,73 por ciento de los jubilados. No sé si a alguien le parece poco, pero para mí es una barbaridad. Hago esta aclaración porque tenemos otras alternativas. Hemos aumentado al 20 por ciento la contribución patronal sin especificar claramente a quiénes alcanza. Si aumentáramos dicha contribución a su verdadero valor que es el 33 por ciento-, obtendríamos 600 millones de pesos mensuales, y entonces no necesitaríamos afectar ni una sola jubilación de 1.000 pesos. El señor diputado Santín, con buena voluntad, propuso que el piso fuera garantizado con lo que se recaude de más. De manera que no sé qué va a pasar este mes ni mañana ni pasado, más allá de que esta Cámara de Diputados apruebe hoy esta norma, con el apuro que todos tienen.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. VARESE, LUIS SEGUNDO.- Señor presidente: quiero formular una consulta al señor diputado Santín a fin de saber si entendí bien cuál es el espíritu que lo anima respecto de la redacción que ha propuesto para el artículo 12. Por aplicación del artículo 10 se hará una exacción a los salarios de activos y a los haberes jubilatorios. Con los recursos extras que provendrán de la suspensión de la reducción del impuesto a las naftas y el aumento de los aportes patronales en cuatro puntos, luego se devolvería la quita producida en aquellos salarios y haberes desde 500 a 1.000 pesos. Tengo la impresión de que se trata de un procedimiento complicado, porque por un lado hacemos una disminución y, por el otro, luego la cubrimos con los recursos obtenidos. Dado que se recaudarán alrededor de 800 millones de pesos para cubrir 308 millones de disminución, sería más fácil aplicar el procedimiento sugerido en su momento por el señor diputado Gómez Diez, asegurando directamente un mínimo no imponible de 1.000 pesos. Coincido con el señor diputado Lanza en el sentido de que este artículo es un engendro y complica todo el procedimiento. Si tenemos recursos para cubrir la reducción que habrá de practicarse a los haberes de entre 500 y 1.000 pesos, aseguremos un mínimo no imponible de 1.000 pesos y terminemos con este problema.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. SANTIN, EDUARDO.- Señor presidente: si aceptamos el principio del déficit cero, en la práctica la reducción se aplica a todos por igual, es decir, a quien gana cinco, diez, cien o mil pesos. Si uno garantiza determinado piso, la diferencia se repone a través del mecanismo que decide el Estado, porque de lo contrario se generan desigualdades; si esto ocurre, algunos sectores podrán plantear por qué sí a Juan y no a Pedro. De manera que si se descontara en forma desigual, existiría un mecanismo de reposición. Así lo hemos planteado específicamente con el fin de resolver la situación y no de complicarla.
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Obeid le solicita una interrupción. ¿La concede, señor diputado?
SR. SANTIN, EDUARDO.- Sí, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. OBEID, JORGE ALBERTO.- Señor presidente: en la exposición del señor diputado preopinante hay una lógica infernal que no alcanzo a entender. Entiendo que debemos quitar al que más tiene y no al que menos tiene. El criterio de solidaridad que propone el señor diputado me resulta incomprensible pues, repito, lo lógico es que la quita se practique no sobre aquél que recibe una jubilación baja sino sobre quien percibe una jubilación 130
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superior. En tal sentido se podría hablar de una escala por la que se quite menos o nada a los que perciben los haberes más bajos, y en forma ascendente ir reduciendo los haberes de los que más cobran. La propuesta del señor diputado Santín en el sentido de quitar al que menos tiene para después devolverle, resulta absolutamente insólita.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. SANTIN, EDUARDO.- Creo que el señor diputado no ha entendido mi propuesta.
SR. PRESIDENTE .- Como se ha solicitado oportunamente, la Presidencia aclara que el Título VI se votará por artículo. Por otro lado, como es de práctica, solicito autorización a la Honorable Cámara para proceder al ordenamiento de los artículos en caso de que esto sea necesario. Se va a votar si se procede de acuerdo con lo solicitado.
-- Resulta afirmativa.
SR. PRESIDENTE .- A continuación se procederá a votar el nuevo artículo propuesto por el señor diputado Dumón.
SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Pido la palabra.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Señor presidente: solicito que el señor diputado Dumón nuevamente dé lectura de dicho artículo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. DUMON, JOSE GABRIEL.- Oportunamente acerqué a Secretaría el texto del artículo propuesto.
SR. PRESIDENTE .- En consecuencia, por Secretaría se dará lectura del nuevo artículo propuesto por el señor diputado Dumón.
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SR. SECRETARIO.- Dice así: "Los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas en el artículo 34 de la ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la ley 25.344."
SR. PRESIDENTE .- La Presidencia aclara que en caso de aprobarse este nuevo artículo, oportunamente se le asignará el número correspondiente. Tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO.- Señor presidente: simplemente deseo aclarar que con este artículo se da solución al problema que había planteado el señor diputado Obeid al inicio de la sesión, referido al caso de los contratos que no eran de servicios sino de obras. Este artículo cuya inclusión solicitamos es la solución que traía el decreto de necesidad y urgencia.
SR. PRESIDENTE .- Corresponde pasar a votar el nuevo artículo. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. BORDENAVE, MARCELA ANTONIA.- Señor presidente: deseo dejar constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. GARIGLIO, JUAN MIGUEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Cruz.
SRA. FERNANDEZ DE KIRCHNER, CRISTINA.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
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SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. TULIO, ROSA ESTER.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. SCARPIN, DELKI AROLDO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
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SR. MARTINEZ, MANUEL LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. VITAR, JOSE ALBERTO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar nominalmente el nuevo artículo propuesto por el señor diputado Dumón.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Sobre 149 señores diputados presentes votaron 92 por la afirmativa y 45 por la negativa, registrándose además 3 abstenciones; hay 8 legisladores sin identificación.
SR. PRESIDENTE .- Corresponde pasar a votar nominalmente el artículo 10. Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. LANZA, JOSE LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. GARIGLIO, JUAN MIGUEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. MARTINEZ, MANUEL LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. TULIO, ROSA ESTER.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar nominalmente el artículo 10.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Sobre 149 señores diputados presentes votaron 83 por la afirmativa y 57 por la negativa, registrándose además 4 abstenciones; hay 4 legisladores sin identificación. SR. PRESIDENTE .- Corresponde pasar a votar nominalmente el artículo 11. Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. TULIO, ROSA ESTER.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. GARIGLIO, JUAN MIGUEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. MARTINEZ, MANUEL LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar nominalmente el artículo 11.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Sobre 148 señores diputados presentes votaron 84 por la afirmativa y 58 por la negativa, registrándose además 2 abstenciones; hay 3 legisladores sin identificación.
SR. PRESIDENTE .- Corresponde pasar a votar nominalmente el artículo 12 conforme al texto propuesto por el señor diputado Santín en sustitución del que figura en el proyecto de ley aprobado en general. Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. CONCA, JULIO CESAR.- Señor presidente: quiero dejar constancia de que respecto del artículo 12 votaré por la propuesta formulada por el señor diputado Gómez Diez.
SR. PRESIDENTE .- Señor diputado: no es posible votar dos propuestas a la vez. Corresponde votar en primer término el texto propuesto por el señor diputado Santín en sustitución del artículo 12 del proyecto de ley aprobado en general, y si la votación resultara negativa entonces la Cámara se pronunciaría sobre la propuesta formulada por el señor diputado Gómez Diez. Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Señor presidente: nosotros queremos insistir en la necesidad de ser claros en este punto.
SR. PRESIDENTE .- Estamos votando, señor diputado.
SR. GOMEZ DIEZ, RICARDO.- Señor presidente: recuerdo que hoy es 21 de julio y si este régimen lo trata el Senado el día 23 y el Poder Ejecutivo lo promulga el 24, publicándose en el Boletín Oficial el 25, quiero que alguien me explique cómo en cuatro días se van a poder recaudar los recursos necesarios para garantizar el piso de 1.000 pesos. No hay tiempo material y si se aprueba este artículo con la redacción que se ha acordado, se corre el riesgo de que la garantía no se haga efectiva este mes y a fines de julio tengamos más problemas sociales.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. MARTINEZ, MANUEL LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar nominalmente el artículo 12, conforme al texto propuesto por el señor diputado Santín en sustitución del que figura en el proyecto de ley aprobado en general.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Sobre 148 señores diputados presentes votaron 71 por la afirmativa y 67 por la negativa, registrándose además 8 abstenciones; hay un legislador sin identificación.
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SR. PRESIDENTE .- En razón de que el número de abstenciones es susceptible de modificar el resultado de la votación, corresponde votar nuevamente este artículo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
SR. GARIGLIO, JUAN MIGUEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Iparraguirre ha cambiado de banca y entonces tendrá que ser identificado nuevamente. Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. VITAR, JOSE ALBERTO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. MARTINEZ, MANUEL LUIS.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto negativo.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Neuquén.
SR. PELAEZ, VICTOR.- Señor presidente: dejo constancia de mi voto afirmativo.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
SR. PRESIDENTE .- Se va a votar nuevamente en forma nominal el artículo 12.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Sobre 148 señores diputados presentes votaron 75 por la afirmativa y 69 por la negativa y registrándose además 3 abstenciones.
SR. PRESIDENTE .- En consideración el Título VII, que comprende los artículos 13 a 15. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. STOLBIZER, MARGARITA ROSA.- Señor presidente: el Título VII contiene tres artículos, a los que se ha incorporado un párrafo similar. El primero de estos artículos se refiere al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; el segundo, a la ley 18.345 de procedimiento laboral, y el tercero, al Código Procesal Penal de la Nación. Ese párrafo que forma parte de los tres artículos tiende a evitar futuros amparos. Además, la redacción abusiva que se le ha dado vulnera seriamente el ejercicio de los derechos individuales y el principio del imperium, que es el poder del propio Poder Judicial para imponer el cumplimiento de sus propias decisiones. Por lo tanto, vulnera la independencia...
SR. PRESIDENTE .- El señor diputado Pichetto le solicita una interrupción, ¿se la concede?
SRA. STOLBIZER, MARGARITA ROSA.- Sí, señor presidente.
SR. PRESIDENTE .- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: quiero aclarar que ya se hizo la fundamentación en general. Este título es un verdadero mamarracho, pero ahora tenemos que pasar a la votación. Nosotros estamos en contra, porque no nos van a venir a vender "gato por liebre". Esto es inconstitucional y ya lo hemos discutido.
SR. PRESIDENTE .- Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
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SRA. STOLBIZER, MARGARITA ROSA.- Señor presidente: hemos acordado introducir modificaciones en este título, respecto del cual nuestro bloque no había fundamentado su posición en particular. Lo estamos haciendo ahora, porque entendemos que justamente es imposible impedir al Poder Judicial la aplicación de sanciones tales como conminaciones pecuniarias a los entes reguladores que no cumplen. En razón de lo que he expuesto en primer término, en los artículos 13 y 14 sustituimos el párrafo al que he hecho referencia por el siguiente texto: "Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias." De esta forma estamos eliminando parte del texto que impedía la aplicación de sanciones conminatorias a los entes públicos. Respecto del artículo 62 de la ley de procedimiento laboral, que se sustituye a través del artículo 14 incluido en este título, creo que involuntariamente se omitió el último párrafo de su actual redacción. Como esto es aplicable al empleo privado no habría motivo para suprimirlo; de lo contrario, se tiende a desproteger al trabajador en los actos de disposición u ocultamiento de los bienes que podría hacer en su perjuicio el empleador. El párrafo omitido, cuya incorporación solicitamos, dice así: "Cuando cualquier acto de disposición u ocultamiento de bienes por parte del empleador pudiere comprometer la efectividad de los derechos conferidos por normas del derecho del trabajo, el Ministerio Público podrá solicitar medidas cautelares." Por otro lado, en el caso del artículo 15 no tiene sentido la incorporación que se pretende, porque los jueces penales no van a intervenir en estos amparos y la restricción que se está pretendiendo imponer a los jueces podría obstaculizar los procesos de investigación nada menos que en causas penales en las que se investiga a funcionarios por corrupción o enriquecimiento ilícito. Si mantenemos la redacción, el juez no podría imponer determinadas medidas contra esos funcionarios. Por lo tanto, hemos decidido suprimir el artículo 15.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.
SRA. CARRIO, ELISA MARIA AVELINA.- Señor presidente: pese a la vulgaridad expresiva y amenazante del diputado Pichetto, que me ha parecido absolutamente descortés y fuera de las reglas de juego de funcionamiento de la Cámara, voy a hacer dos observaciones. En primer lugar, los tres artículos que comprenden este título son manifiestamente inconstitucionales, porque violan el artículo 8° del Pacto de San José de Costa Rica y los artículos 17 y 18 de la Constitución Nacional, y plantean directamente el conflicto de poderes. Ya no les alcanza con delegar facultades al Poder Ejecutivo; ahora también cierran el camino al Poder Judicial. La segunda observación se refiere a lo expresado por el miembro informante, y lo hago con mucho dolor y aprecio.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Durante un año y medio todos los días hemos venido avisando en cada despacho y en cada situación lo que se venía; lo sabe el diputado Baglini, lo sabe usted, señor presidente, y lo sabe el presidente de la República. No somos críticos de arte y no estamos afuera de lo que sucede, porque si alguien recorrió este país desde 1997 a 1999 para que el doctor de la Rúa esté donde está es quien habla. De manera tal que frente a la contribución de silencio que muchos de nosotros hicimos, pese a advertir claramente en el mes de marzo lo que se venía y callándonos para no aumentar la desgracia, pediría moderación en el trato y respeto por los otros, porque el dolor que viene es inevitable. En consecuencia, para volver a construir la esperanza al menos tiene que existir buen trato.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. BARBAGELATA, MARIA ELENA.- Señor presidente: quiero expresar mi posición de rechazo total a los artículos de este título. Creo que no son susceptibles...
-- Se interrumpe la grabación.
SRA. BARBAGELATA, MARIA ELENA.- ...como señalara la señora diputada preopinante. Esto contraría palmariamente lo que establece el artículo 18 de la Constitución Nacional. Estamos hablando de medidas cautelares; son parte del derecho de defensa en juicio que atienden precisamente a la perentoriedad de la defensa de un derecho que desaparece por ser sometido a un proceso largo. La tutela es necesaria en forma cautelar, y esto lo evalúa el Poder Judicial; de manera que este título no sólo afecta el derecho de defensa consagrado en el artículo 18 de la Constitución Nacional sino que coloca a la ley en un carril realmente autoritario, debilita la democracia y verdaderamente desmerece la tarea del legislador. Por eso pido expresamente la votación negativa de este título en su totalidad.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- Señor presidente: muy brevemente quiero decir, porque ya lo han expresado los distintos señores diputados preopinantes, que efectivamente esto es un esperpento jurídico que invade la jurisdicción de otro poder: el Poder Judicial. Entre sus disposiciones encontramos que se prohíbe al damnificado invocar derechos irrevocablemente adquiridos, la prohibición a los jueces de dictar medidas cautelares derogando para esto normas del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación- y la derogación de normas convencionales. En definitiva, se trata de la insólita derogación del principio de legalidad. Esta norma viola la Constitución Nacional desde el mismo Preámbulo, que ordena afianzar la justicia. Esta noche queremos violar nuestra Carta Magna desde su Preámbulo. 141
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Entonces, no echemos más la culpa a Cavallo o al presidente. Lo que estamos haciendo aquí y ahora lo hacemos en ejercicio de nuestras facultades delegadas por los ciudadanos. Este esperpento jurídico vulnera los artículos 14, 14 bis, 16, 17, 18, 43 y 75 incisos 19) y 22) de la Constitución; es decir que lesiona el derecho a la propiedad, a una remuneración justa, a la igualdad ante la ley, al debido proceso, a la no discriminación, al progreso económico con justicia social y a los tratados internacionales, entre ellos, el Pacto de San José de Costa Rica.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. DUMON, JOSE GABRIEL.- Señor presidente: me llaman la atención semejantes adjetivaciones para una legislación que está vigente en la Argentina hace setenta años. Este debate se dio y se cerró cuando se trató el artículo 7° de la ley 3.952, hace muchísimos años. En aquel entonces no había ninguna previsión presupuestaria contra las sentencias del Estado. Entonces, las trabas judiciales, las garantías, eran sobre las partidas presupuestarias; en los otros casos las sentencias tienen carácter declarativo. A esto se refiere el artículo 7° de la citada ley. Lo mismo sucede con la ley de amparo, número 16.986, que establece que el embargo no es admisible cuando la intervención judicial comprometa el desenvolvimiento de actividades esenciales del Estado. Por el número de la ley podrán darse cuenta de que esto fue votado hace muchos años. En sentido similar se expresa el Código en lo Contencioso Administrativo de la Provincia de Buenos Aires y también el Código Administrativo de la Ciudad de Buenos Aires. Por otro lado quiero aclarar que la ley complementaria de presupuesto, que lleva el número 24.624, dice en sus artículos 67 y 68 que no se pueden trabar embargos sobre fondos públicos que no estén asignados en el presupuesto. Este fue el reclamo que nosotros hicimos cuando elaboramos el texto alternativo al decreto 896. Por eso, en cada uno de los artículos que ha leído la señora diputada Stolbizer hay una frase que dice: "perturbe los recursos propios del Estado". Es decir que las acciones cautelares pueden tener lugar cuando está prevista la partida, pero no podrá ser así, y tendrán carácter declarativo -como hace muchísimos años-, cuando están fuera de las partidas presupuestarias.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA.- Señor presidente: comparto los conceptos vertidos por la señoras diputadas Stolbizer y Barbagelata. Lamentablemente disiento con el señor diputado Dumón, en primer lugar, porque me parece que la ley a la cual hace referencia no se votó en el recinto del Congreso, y en segundo término, porque cuando se trató la ley 24.463 de "insolidaridad" previsional se intentó hacer lo mismo y se reformó. De allí el problema que tenemos de que se recurre con carácter de recurso ordinario ante la Corte Suprema para un mero reajuste de haberes -justamente la máquina de impedir el acceso a la Justicia-, cuando la naturaleza jurídica de las medidas cautelares no es precisamente que el Estado haya previsto o no dicha partida, porque en efecto lo que se 142
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
pretende es que cuando se recurre a la Justicia se esté en pie de igualdad, sea cual fuere la parte. El bien jurídico protegido es la igualdad ante la ley, no se trata de que el Estado tenga que haber presupuestado la partida. En consecuencia, en el mismo sentido en que se expresaron los señores diputados preopinantes, considero que este capítulo es absolutamente inconstitucional y nos va a acarrear mayores costos en nombre de la equidad de la que aquí se habla. Por ello abogo por no sancionar esta noche la presente iniciativa y tratarla en otra oportunidad, estudiándola con mayor dedicación en comisión, cosa que no se ha hecho en esta oportunidad.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. POLINO, HECTOR TEODORO.- Señor presidente: estos artículos sencillamente consagran la impunidad, porque obsérvese que no sólo dicen que los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier otro modo perturbe los recursos presupuestarios del Estado sino que agrega: "ni imponer sobre entes, organismos públicos o sus funcionarios, apercibimientos o cargas personales, pecuniarias o de otro tipo, por las que sean compelidos a hacer o dejar de hacer algo relativo a las funciones de su cargo." Sencillamente, esta es la consagración o legalización de la impunidad.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. BAGLINI, RAUL EDUARDO.- Señor presidente: quiero hacer dos aclaraciones. En primer lugar, no era precisamente la señora diputada Carrió a quien me había referido cuando hablé de los críticos de arte. En segundo término, el objetivo de los artículos es muy claro. Acá no estamos hablando de impedir una sentencia sino de impedir espectaculares "curros" a través de medidas cautelares. Daré tres ejemplos frescos y truculentos. En el caso "Sadua Frigorífico de Mar del Plata contra Estado nacional", el juez de primera instancia ordenó, bajo apercibimiento de desobediencia, al administrador del SENASA y al secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación avalar operaciones de exportación del frigorífico so pretexto de que resultaba afectado por la aftosa. Como los avales están prohibidos por la ley de presupuesto nacional, el funcionario fue sometido a proceso penal por malversación de caudales públicos, pero en realidad el juez es el responsable por haber dictado esa medida precautoria. En relación con el caso "Sindicato de empleados de Correos del Chaco contra Estado nacional" cabe aclarar que ese sindicato no fue parte en el proceso de licitación del Correo Oficial. Sin embargo, el juez de primera instancia ordenó al Estado nacional pagar 550 mil pesos al Correo Argentino a fin de que luego esos fondos pudieran ser embargados por el sindicato. En ese sentido, me parece conveniente recordar que, tal como se ha manifestado en numerosas oportunidades en este cuerpo, Correo Argentino debe una fortuna al Estado nacional. Tenemos todo el derecho de sospechar que se ha utilizado una 143
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institución gremial para tercerizar un juicio y obtener fondos del Estado. En el caso Yoma el juez de Chilecito ordenó dos medidas cautelares: validar certificados y garantías del Banco de la Nación Argentina correspondientes a operaciones de exportación, y abonar la diferencia entre la cotización de bonos que en rigor ni siquiera tenía de modo legítimo la curtiembre. Podríamos seguir citando casos, pero sólo nos estamos refiriendo a las medidas cautelares con incidencia presupuestaria.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. OCAÑA, MARIA GRACIELA.- Señor presidente: deseo recordar por su intermedio al señor diputado Baglini que lamentablemente algunos de los funcionarios de este gobierno han ocasionado parte del problema con la curtiembre Yoma, como por ejemplo el actual jefe de Gabinete de Ministros. Cuando ejercía la presidencia del Banco de la Nación Argentina, a pesar de que la firma Yoma estaba en convocatoria de acreedores y debía a esa entidad más de 90 millones de dólares -en total 140 millones a los bancos oficiales-, el doctor Colombo le otorgó garantías por más de 12 millones de dólares. Se adoptó esa decisión a pesar de que la empresa carecía de contragarantías, de que los avales que hasta el momento se habían firmado -hipotecas, títulos y demás- no cubrían ni siquiera el 20 por ciento de la deuda, y de que una auditoría interna del Banco de la Nación Argentina denunciaba todo esto. No obstante ello, el doctor Colombo siguió dando dinero a la curtiembre Yoma y ahora tenemos este problema. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. BRAVO, ALFREDO PEDRO.- Señor presidente: el hecho de tomar algunos casos en particular para después generalizar, me recuerda un problema que se suscitó en Jerusalén. En un determinado momento allí se violaba a las mujeres, y como era una localidad muy pequeña, comenzaron a preocuparse. El ministro Ben Gurión sostuvo que eso se solucionaba muy fácilmente: prohibiendo a las mujeres salir de noche. Pero Golda Meier dijo que eso no era posible, que era injusto porque eran los hombres los que violaban, por lo que correspondía prohibir a los hombres salir de noche. Aquí sucede algo parecido porque se está resumiendo la impunidad en tres casos particulares. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CASTRO, ALICIA AMALIA.- Señor presidente: estoy nuevamente atónita por la intervención del señor diputado Baglini. Tomando su propia definición, pregunto por qué ha habido tres "curros". ¿Quiere decir que los ciudadanos no pueden accionar contra el Estado nacional? Porque ha habido tres "curros" se impide que los ciudadanos acudan a la Justicia para accionar contra el Estado. Entonces, ¿qué se hace porque el Parlamento 144
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sanciona tres malas leyes, una de las cuales podría ser el proyecto que hoy estamos considerando? ¿Lo cerramos? ¿Cuál es la teoría?
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.
SR. PICHETTO, MIGUEL ANGEL.- Señor presidente: creo que corresponde sincerar el debate. Esta artículo es necesario para limitar las acciones judiciales que presentarán los jubilados al ver afectados sus derechos adquiridos y consecuentemente planteen un amparo y para evitar que por medio de una medida cautelar un juez ordene al Estado que no se efectivice el descuento. Fundamentalmente necesitan esta norma para asegurar los descuentos salariales y previsionales e impedir que se implementen los amparos y se dicten las medidas cautelares. ¡Díganlo! ¡Sincérenlo! De ese modo, aunque no lo compartimos, nos quedaremos más tranquilos porque en verdad es el objetivo de estos artículos.
SR. PRESIDENTE .- Tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO.- Señor presidente: creo que la mayor parte de esta discusión se habría evitado si se hubieran escuchado las modificaciones propuestas por la señora diputada Stolbizer, entre las que quedó claro qué se propicia suprimir en cada artículo.
SR. PRESIDENTE .- Con las modificaciones propuestas por la señora diputada Stolbizer se va a votar nominalmente el Título VII.
-- Se practica la votación nominal.
SR. SECRETARIO.- Se han registrado 69 votos por la afirmativa, 58 por la negativa y 8 abstenciones, no habiendo ningún legislador sin identificar.
-aquí votación nominal
SR. PRESIDENTE .- En consideración el Título VIII, que comprende los artículos 16 a 20. Se va a votar.
-- Resulta afirmativa. -- El artículo 21 es de forma. 145
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SR. PRESIDENTE .- Queda sancionado el proyecto de ley. Se comunicará al Honorable Senado. Habiéndose cumplido con el objeto de la convocatoria, queda levantada la sesión.
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Texto Sancionado en Diputados Sanción del día 20 de julio de 2001 Buenos Aires, 20 de Julio de 2001.Al señor presidente del Honorable Senado. Tengo el honor de dirigirme al señor presidente, comunicándole que esta Honorable Cámara ha sancionado, en sesión de la fecha, el siguiente proyecto de ley que paso en revisión al Honorable Senado. El Senado y Cámara de Diputados,... TITULO I IMPUESTO AL VALOR AGREGADO ARTICULO 1º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para modificar la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, exclusivamente en los aspectos necesarios tendientes a establecer que los débitos y créditos fiscales se imputen al período fiscal en que se perciba y/o pague total o parcialmente el precio de las operaciones gravadas, de acuerdo a la definición de percepción y pago que el mismo establezca a tal fin. ART.2º.- Ratifícase desde su entrada en vigencia el inciso l), del artículo 1° del Decreto Nº 493 de fecha 27 de abril de 2001. Con carácter de excepción, para el supuesto en que no se hubiere trasladado el gravamen en razón de encontrarse ya finalizadas y/o facturadas las operaciones, la alícuota establecida por la norma que se ratifica se aplicará respecto de los hechos imponibles que se perfeccionen a partir del primer día del mes siguiente al de la vigencia de la presente ley. TITULO II IMPUESTOS SOBRE CREDITOS Y DEBITOS EN CUENTAS BANCARIAS Y OTRAS OPERATORIAS ART.3º.- Sustitúyese el artículo 1º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 1º: Establécese un impuesto, cuya alícuota será fijada por el Poder Ejecutivo nacional hasta un máximo del SEIS POR MIL (6‰), que se aplicará sobre: a) Los créditos y débitos efectuados en cuentas cualquiera sea su naturaleza abiertas en las entidades regidasa Ley de Entidades Financieras.
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b) Las operatorias que efectúen las entidades mencionadas en el inciso anterior en las que sus ordenantes o beneficiarios no utilicen las cuentas indicadas en el mismo, cualquiera sea la denominación que se otorgue a la operación, los mecanismos empleados para llevarla a cabo incluso a través de movimiento de efectivo- y su instrumentación jurídica. c) Todos los movimientos de fondos, propios o de terceros, aun en efectivo, que cualquier persona, incluidas las comprendidas en la ley de Entidades Financieras, efectúe por cuenta propia o por cuenta y/o a nombre de otras, cualesquiera sean los mecanismos utilizados para llevarlos a cabo, las denominaciones que se les otorguen y su instrumentación jurídica, quedando comprendidos los destinados a la acreditación a favor de establecimientos adheridos a sistemas de tarjetas de crédito y/o débito. En los casos previstos en los incisos b) y c) precedentes, se entenderá que dichas operatorias y/o movimientos, reemplazan los créditos y débitos aludidos en el inciso a) del presente artículo, por lo que a tal fin corresponderá aplicar el doble de la tasa vigente sobre el monto de los mismos. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional, a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas. El impuesto se hallará a cargo de los titulares de las cuentas bancarias a que se refiere el inciso a) del presente artículo, de los ordenantes o beneficiarios de las operaciones comprendidas en el inciso b) del mismo, y en los casos previstos en el inciso c), de quien efectúe el movimiento de fondos por cuenta propia. Cuando se trate de los hechos a los que se refieren los incisos a) y b), las entidades comprendidas en la ley de Entidades Financieras actuarán como agente de percepción y liquidación, y en el caso del inciso c), el impuesto será ingresado por quien realice el movimiento o entrega de los fondos a nombre propio, o como agente perceptor y liquidador cuando lo efectúa a nombre y/o por cuenta de otra persona. El impuesto se determinará sobre el importe bruto de los débitos, créditos y operaciones gravadas, sin efectuar deducción o acrecentamiento alguno por comisiones, gastos, o conceptos similares, que se indiquen por separado en forma discriminada en los respectivos comprobantes, perfeccionándose el hecho imponible en el momento de efectuarse el débito o crédito en la respectiva cuenta, o en los casos de los incisos b) y c), cuando, según sea el tipo de operatoria, deba considerarse realizada o efectuado el movimiento o entrega, respectivamente." ART.4º.- Sustitúyese el artículo 2º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 2°: Estarán exentos del gravamen: a) Los créditos y débitos en cuentas bancarias, como así también las operatorias y movimientos de fondos, correspondientes a los Estados nacional, provinciales, las municipalidades y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, estando excluidos los organismos y entidades mencionados en el artículo 1º de la Ley 22.016. b) Los créditos y débitos en cuentas bancarias correspondientes a las misiones diplomáticas y consulares extranjeras acreditadas en la República Argentina, a condición de reciprocidad.
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c) Los créditos en cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias hasta la suma acreditada en concepto de sueldos del personal en relación de dependencia o de jubilaciones y pensiones, y los débitos en dichas cuentas hasta el mismo importe. A los efectos del impuesto establecido en la presente ley, no serán de aplicación las exenciones objetivas y/o subjetivas dispuestas en otras leyes nacionales -aun cuando se tratare de leyes generales, especiales o estatutarias-, decretos o cualquier otra norma de inferior jerarquía normativa. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a establecer exenciones totales o parciales del presente impuesto en aquellos casos en que lo estime pertinente." ART.5º.- Sustitúyese el artículo 4º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 4º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para disponer que el Impuesto previsto en la presente ley, en forma parcial o total, constituya un pago a cuenta de todos o algunos de los impuestos y contribuciones sobre la nómina salarial -con la única excepción de las correspondientes al régimen nacional de obras sociales-, cuya aplicación, percepción y fiscalización se encuentre a cargo de la Administración Federal de Ingresos Públicos, entidad autárquica en el ámbito del Ministerio de Economía." ART. 6º.- Las disposiciones del presente Título entrarán en vigencia conjuntamente con las normas reglamentarias que dicte el Poder Ejecutivo nacional en virtud de las sustituciones establecidas en el mismo. TITULO III IMPUESTO A LAS GANANCIAS ART. 7º.- Sustitúyese el inciso a) del artículo 2º del Decreto Nº 860 del 27 de junio de 2001 por el siguiente: "a) Lo dispuesto en el inciso a) del artículo 1°: desde el ejercicio fiscal 2002." TITULO IV IMPUESTO SOBRE LOS COMBUSTIBLES LÍQUIDOS Y EL GAS NATURAL ART. 8º.- Suspéndese hasta el 31 de diciembre de 2001 la aplicación de la reducción dispuesta en el artículo 2° del Decreto N° 802 de fecha 15 de junio de 2001. TITULO V CONTRIBUCIONES PATRONALES ART. 9º.- Sustitúyese el artículo 2º del Decreto N° 814 de fecha 20 de junio de 2001 por el siguiente: "Artículo 2°.- Establécense las alícuotas que se describen a continuación correspondientes a las contribuciones patronales sobre la nómina salarial con destino a los subsistemas de 149
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Seguridad Social regidos por las leyes 19.032 (INSSJP), 24.013 (Fondo Nacional de Empleo), 24.241 (Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones), y 24.714 (Régimen de Asignaciones Familiares), a saber: a) 20% para los empleadores cuya actividad principal sea la locación y prestación de servicios con excepción de los comprendidos en las Leyes 23.551, 23.660, 23.661 y 24.467. b) 16% para los restantes empleadores no incluidos en el inciso anterior. Asimismo será de aplicación a las entidades y organismos comprendidos en el artículo 1° de la Ley 22.016 y sus modificatorias. Las alícuotas fijadas sustituyen las vigentes para los regímenes del Sistema Unico de la Seguridad Social (SUSS), previstos en los incisos a), b), d) y f), del artículo 87 del Decreto N° 2284 de fecha 31 de octubre de 1991, conservando plena aplicación las correspondientes a los regímenes enunciados en los incisos c) y e) del precitado artículo." TITULO VI REGIMEN DE EQUILIBRIO FISCAL CON EQUIDAD ART.10.- Sustitúyese el artículo 34 de la Ley 24.156, el cual quedará redactado de la siguiente forma: "Artículo 34: A los fines de garantizar una correcta ejecución de los presupuestos y de compatibilizar los resultados esperados con los recursos disponibles, todas las jurisdicciones y entidades deberán programar, para cada ejercicio, la ejecución física y financiera de los presupuestos, siguiendo las normas que fijará la reglamentación y las disposiciones complementarias y procedimientos que dicten los órganos rectores de los sistemas presupuestarios y de tesorería, excepción hecha de las jurisdicciones del Poder Legislativo, del Poder Judicial y del Ministerio Público que continuarán rigiéndose por las disposiciones contenidas en el artículo 16 de la Ley 16.432, en el artículo 5°, primer párrafo de la Ley 23.853 y en el artículo 22 de la Ley 24.946, respectivamente. Dicha programación será ajustada y las respectivas cuentas aprobadas por los órganos rectores en la forma y para los períodos que se establezca. El monto total de las cuotas de compromiso fijadas para el ejercicio no podrá ser superior al monto de los recursos recaudados durante éste. Cuando los recursos presupuestarios estimados no fueren suficientes para atender a la totalidad de los créditos presupuestarios previstos, se reducirán proporcionalmente los créditos correspondientes a la totalidad del Sector Público Nacional, de modo de mantener el equilibrio entre gastos operativos y recursos presupuestarios. La reducción afectará a los créditos respectivos en la proporción que resulte necesaria a tal fin y se aplicará, incluso, a los créditos destinados a atender el pago de retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones, pensiones, así como aquellas transferencias que los organismos y entidades receptoras utilicen para el pago de dichos conceptos. La reducción de los créditos presupuestarios que se disponga de acuerdo con lo previsto en el presente artículo importará de pleno derecho la reducción de las retribuciones alcanzadas, cualquiera que fuera su concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones. Estas últimas en los casos que correspondiere. Las reducciones de retribuciones se aplicarán proporcionalmente a toda la escala salarial o de haberes según corresponda. 150
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La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra."
ART.11.- Los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas en el artículo 34 de la Ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la Ley 25.344. ART.12.- El Poder Ejecutivo nacional garantizará con los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley, el restablecimiento de las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, haberes de jubilados, retirados y pensionados para todos los que percibían hasta $ 1.000 (UN MIL PESOS) mensuales, antes de las reducciones. ART.13.- La reforma dispuesta al artículo 34 de la Ley de Administración Financiera, así como las medidas complementarias que resultan de la presente ley, resultarán aplicables en lo pertinente al Poder Legislativo, Poder Judicial y Ministerio Público. TITULO VII CÓDIGOS PROCESALES ART.14.- Sustitúyese el artículo 195 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación por el siguiente: "Artículo 195.- Oportunidad y presupuesto. Las providencias cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda, a menos que de la ley resultare que ésta debe entablarse previamente. El escrito deberá expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la disposición de la ley en que se funde y el cumplimiento de los requisitos que corresponden, en particular, a la medida requerida. Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias." ART.15.- Sustitúyese el artículo 62 de la Ley 18.345 de Procedimiento Laboral, por el siguiente: "Artículo 62: Medidas cautelares. Sin perjuicio de lo dispuesto en el Código Procesal Civil y Comercial, se podrá decretar, a petición de parte, embargo preventivo sobre bienes del deudor: a) Si se justificare sumariamente que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar bienes, o que, por cualquier causa, se haya disminuido notablemente su responsabilidad en forma que perjudique los intereses del acreedor y siempre que el derecho del solicitante surja verosímilmente de los extremos probados; b) En caso de falta de contestación de la demanda.
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Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias. Cuando cualquier acto de disposición u ocultamiento de bienes por parte del empleador pudiere comprometer la efectividad de los derechos conferidos por normas del derecho del trabajo, el Ministerio Público podrá solicitar medidas cautelares." TITULO VIII NORMAS COMPLEMENTARIAS ART.16.- El Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Recursos Humanos, en lo que fuera materia de su competencia serán las autoridades de aplicación de la presente ley. ART.17.- Las disposiciones del artículo 9° comenzarán a regir para las contribuciones patronales que se devenguen a partir del primer día del mes siguiente al de entrada en vigencia de la presente ley. ART.18.- Derógase a partir de la vigencia de la presente ley los Decretos N° 430/2000 y N° 896/2001. ART.19.- La presente ley entrará en vigencia el día de su publicación en el Boletín Oficial, excepción hecha de las normas que tienen un plazo especial para su entrada en vigencia. ART.20.- Las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podrán dictar medidas equivalentes a las previstas en el artículo 34 de la Ley de Administración Financiera 24.156. Invítaselas a adherir en lo pertinente a la presente ley o a dictar en sus respectivas jurisdicciones medidas análogas a las aquí previstas. ART.21.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dios guarde al Presidente.-
Rafael M. Pascual. Roberto C. Marafioti.
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Cámara de Senadores
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Extracto de Versión Taquigráfica Sesión de la Cámara de Senadores de la Nación 29 de julio de 2001 Modificación de la ley de impuesto al valor agregado y sus modificaciones, de la ley de competitividad N° 25.413 y otras cuestiones conexas Sr. Agúndez. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador Agúndez.
Sr. Agúndez. -- Señor presidente: hago moción para que se trate sobre tablas el proyecto de ley en revisión por el que se modifica la ley del impuesto al valor agregado y sus modificatorias, la ley 25.413, de competitividad, y otras cuestiones conexas.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador Gioja.
Sr. Gioja. -- Señor presidente: sin intención de dilatar el debate solicito, tal como me pide el señor senador por Santa Fe, que se efectúe en nombre de todos nosotros un homenaje al "Chango" Funes. Me parece que podemos realizarlo. Es como que su vida está marcando una voluntad y, por lo tanto, a lo mejor invirtiendo lo resuelto en la reunión de labor parlamentaria se puede efectuar primero el homenaje solicitado y, luego, considerar el proyecto mencionado por el señor senador Agúndez.
Sr. Presidente (Losada).-- La Presidencia considera que no es necesario someter el asunto a votación para proceder de la manera señalada, porque cree que todos los señores senadores comparten el mismo sentimiento. Por lo tanto, se va a realizar la modificación planteada en el plan de labor.
Modificación de la ley de impuesto al valor agregado y sus modificaciones, de la ley de competitividad N° 25.413 y otras cuestiones conexas (continuación)
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Sr. Presidente (Losada). -- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar la moción de tratamiento sobre tablas formulada por el señor senador Agúndez. -- La votación resulta afirmativa.
Sr. Alasino.-- Quiero que conste mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Se deja constancia de la oposición del señor senador Alasino.
Sr. Sala. -- Yo también deseo que conste mi voto negativo. Sr. Baum. -- En el mismo sentido, dejo constancia de mi voto en contra.
Sr. Tell. -- Que conste mi voto negativo señor presidente.
Sr. Arnold. -- En el mismo sentido.
Sr. Verna. -- Que conste mi voto negativo.
Sr. Sapag. -- Se deje constancia de mi voto en contra.
Sr. Martínez Almudevar. -- En el mismo sentido, señor presidente.
Sr. Palacio. -- Que quede constancia de mi voto en contra.
Sr. San Millán. -- Que quede registrado mi voto negativo.
Sr. Pruyas. -- Que se deje constancia de mi voto en contra.
Sr. Presidente (Losada). -- Si levantan la mano vamos a contar si tenemos los dos tercios. Vamos a establecer el número para el tratamiento sobre tablas. Tiene la palabra el señor senador Menem.
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Sr. Menem.-- Señor presidente: los que quieran consignar el voto negativo, que lo hagan, para que de esa manera el señor presidente, en mérito a los asistentes, comprobará si se aprobó con los dos tercios, porque ya se votó.
Sr. Presidente (Losada). -- Así es. Tiene la palabra el señor senador por Entre Ríos.
Sr. Maya.-- Señor presidente: quiero aclarar el sentido de mi voto afirmativo, porque deseo que se derogue lo antes posible el decreto 896, que reduce salarios y aportes previsionales. Sr. Presidente (Losada). -- Me informa Secretaría que se contó con los dos tercios, de manera que queda aprobado el tratamiento sobre tablas.
Modificación de la ley de impuesto al valor agregado y sus modificaciones, de la ley de competitividad N° 25.413 y otras cuestiones conexas (continuación)
Sr. Presidente (Losada).- Como fue aprobada la moción de tratamiento sobre tablas de este asunto, corresponde considerar el proyecto de ley en revisión por el que se modifica la ley sobre el Impuesto al Valor Agregado y sus modificaciones, la ley 25.413 --de competitividad--, y otras cuestiones conexas, contenido en el expediente CD 68/01.
Sr. Presidente (Losada). -- En consideración en general. Tiene la palabra el señor senador Altuna.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: voy a hacer uso de la palabra en representación de la expresión mayoritaria del bloque de la Unión Cívica Radical. Y quiero afirmar que lo hago con absoluta tranquilidad de conciencia e independencia de criterio, porque soy consciente de la responsabilidad que hoy tenemos los senadores al tratar este tema que, desde hace mucho tiempo, viene preocupando a toda la República. Este proyecto de ley, contenido en el expediente CD 68/01, cuenta con la sanción de la Cámara de Diputados. ¿Por qué este proyecto adquiere una importancia inusitada? ¿Por qué los senadores estamos tratándolo hoy, en un día feriado? Por un lado, esto indica la responsabilidad de este cuerpo y, por el otro, señala que la República está atravesando un momento difícil. Desde ya quiero adelantar mi apoyo al plan de austeridad que el gobierno nacional, con el apoyo de los gobernadores provinciales y de la mayoría de los diputados nacionales, ha diseñado para que el Estado argentino viva de acuerdo con el monto de sus recaudaciones, sin recurrir al crédito externo o interno. El endeudamiento del sector público nacional se ha incrementado de manera muy significativa a lo largo de estos últimos años y se ha convertido en una variable que a todos nos preocupa. Por ejemplo, la deuda total del sector público ascendía a diciembre de 1998 a 112.350 millones de pesos. Doce meses más tarde, la deuda alcanzaba los 121.800 millones 156
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de pesos. Esto quiere decir que en sólo un año se produjo un incremento de aproximadamente 9.500 millones de pesos. Durante 2000 el incremento fue de 6.140 millones de pesos, de manera que la deuda del sector público nacional llegó prácticamente a los 128 mil millones de pesos. Con el "megacanje" se logró reprogramar la deuda y aliviar, de alguna forma, el peso de los intereses y de la amortización. Como todos sabemos esto constituye un alivio en lo inmediato, pero somos conscientes de que estamos trasladando para el futuro las amortizaciones que dejamos de atender, así como también los intereses que ellas generan. Sin embargo, el problema de fondo continúa y la dinámica de la deuda se ha tornado prácticamente insostenible. El presupuesto nacional para el año que estamos transitando, y aprobado como todos recordamos en 2000, contemplaba un déficit de 6.500 millones de pesos. Ha transcurrido la mitad de este año y debemos confesar lo que todos sabemos; es decir que prácticamente hemos agotado este monto del déficit previsto para todo el ejercicio. Esta es una triste realidad que nos ha llevado a pensar que no podemos seguir en este tobogán de tan abultado déficit. La pregunta es inevitable, ¿qué nos ha llevado a este estado de cosas? Por cierto que son muchas las consideraciones que podríamos verter. Los argentinos debemos habituarnos a mirar hacia el futuro de la Patria y abandonar el facilismo de continuar debatiendo únicamente sobre el pasado, con el propósito de arrojar la totalidad de las culpas sobre los hombros ajenos. Sin embargo, no está de más reconocer que por muchos años el Estado argentino ha vivido más allá de sus posibilidades y no ha tenido en cuenta la restricción presupuestaria. Cuando los gastos exceden los recursos genuinos, no hay muchas opciones de financiamiento. La sanción de la ley de convertibilidad significó una transformación sustancial orientada al saneamiento de las concepciones políticas administrativas que imperaban en la República. La ley de convertibilidad desterró el uso indiscriminado de la emisión monetaria para cubrir los déficit fiscales. Pero los argentinos nos hemos creído tan inteligentes que, desechada la máquina de la emisión monetaria, hemos encontrado otra alternativa para financiarnos. Me refiero a la emisión de papeles, de bonos, de letras de tesorería, de las distintas series de bocones y de otros títulos públicos, como bien me acota mi compañero de bancada. Cuando tuvimos financiamiento en exceso debimos ser cautos y tener disciplina fiscal, pero no lo hicimos. Desde diciembre de 1999, cuando asumió la Presidencia de la República el doctor Fernando de la Rúa, se implementaron diversas medidas a fin de equilibrar las cuentas fiscales, por un lado y, por el otro, para generar la tan postergada reactivación de la economía. Sin embargo, debemos también confesar con honestidad intelectual que no hemos logrado los objetivos perseguidos. La economía sigue estancada y la recesión es el gran problema que nos agobia desde el segundo semestre de 1998. Así, de un Producto Bruto Interno --a precios de mercado-- de 288 mil millones de pesos, hemos pasado a tener este año, según estimaciones, una generación de riquezas que no excederá los 282 mil millones de pesos. Las consecuencias nefastas de la recesión --que algunos ya califican como depresión-- sobre el desempleo constituyen el centro del problema de la política económica argentina. Es sumamente necesario, diría que imprescindible, revertir este flagelo.
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Del total de personas que actualmente desean trabajar, sólo el 84 por ciento tiene empleo. Además, las características del actual mercado de trabajo llevaron a una parte importante de los trabajadores a realizar sus tareas bajo condiciones de subempleo. Me refiero a aquello que todos conocemos como la economía informal o el mercado negro de trabajo. Amigos senadores: el mantenimiento y la generación de empleos es una cuestión y una política de Estado para los argentinos. Los crecientes y crónicos déficit presupuestarios, los gastos superfluos --que los tenemos, debemos reconocerlo-- y los consecuentes endeudamientos, han desplazado al sector público, constituyéndose en una amenaza para cualquier proyecto de inversión, reduciendo toda actividad. La pregunta ineludible es qué debemos hacer para salir de esta situación. Es una indiscutible verdad que una política sana es la clave para la estabilidad macroeconómica y para el desarrollo de las naciones. El equilibrio fiscal es una condición, si no suficiente, cuanto menos necesaria para lograr el crecimiento. Entonces, lo que hoy denominamos "déficit cero" constituye una regla imprescindible. Todos estamos de acuerdo con ella; hasta podría decir que tenemos que acuñarla como frase. Es cierto que el déficit cero implica mucho sacrificio. Pero ese tema lo vamos a seguir discutiendo. Las últimas medidas propuestas por el Poder Ejecutivo tienen una importante trascendencia económica y social, por cuanto reducen el gasto público. Señores senadores: para repartir se necesitan recursos. Se terminó el tiempo --al que estábamos acostumbrados-- de repartir ilusiones que después no podíamos cumplir o, de cumplirlas, lo hacíamos mediante el endeudamiento creciente del país. Hoy nos atormenta el sólo hecho de tener que pagar 12 mil millones de pesos en concepto de intereses de nuestra deuda. Los recursos del Estado provienen de la actividad privada. No quiero hacer una defensa de los mercados, ni mucho menos, pero me ajusto a la economía real. Dicha actividad debe, necesariamente, producir y comercializar sus bienes y servicios generando realmente, de esa manera, la posibilidad de crear empleo. La inversión y el ahorro son protegidos por todas las naciones, por la importancia que tienen en la economía. Para ello, se considera necesaria la vigencia irrestricta del derecho de propiedad y la atenuación de la imposición a las rentas. También los estados tratan de no imponer elevadas tasas a los impuestos que gravan el consumo, como a los ingresos y al patrimonio de las personas físicas. El Estado debe evitar imponer tributos que ahuyenten la inversión y desprotejan el ahorro; debe promover la reestructuración total de la administración pública y sincerar el manejo del gasto social para que no constituya una prebenda electoral sino que tenga el fin de ayudar a los más necesitados, sin ningún tipo de banderías políticas. Pero hoy, en el corto plazo y en la inmediatez de la situación que vivimos, el Estado se encuentra en la encrucijada de enfrentar un desequilibrio fiscal permanente que impide que la economía argentina resurja y se reactive. Y ya no podemos --ni debemos-- seguir endeudándonos. Es materialmente imposible generar nuevos recursos en forma rápida e instantánea. Por medio del decreto 896 del 11 de julio del corriente año --que todos quisiéramos derogar-- el Poder Ejecutivo se puso al frente de un plan de austeridad implementado con el objetivo de no seguir endeudando al país a las tasas de interés descomunales que exigen los 158
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mercados. Me parece que esa medida ha sido un acierto. Y debemos advertir el coraje que ha tenido el gobierno al decir la verdad a todo el pueblo argentino. Propuso así la regla de no gastar más de lo que ingrese en las arcas del Tesoro. Para ello, en forma temporaria --remarco este aspecto--, el Poder Ejecutivo decidió reducir drásticamente las prestaciones previsionales --algo que nos duele y que ya trataremos--, las remuneraciones del personal del sector público --algo que tampoco nos gusta y que también vamos a conversar--, las asignaciones familiares y los contratos en ejecución, donde hay mucho para cortar o reducir. Además, con el objetivo de generar un aumento en la recaudación y, por su intermedio, amortiguar las reducciones programadas, el Poder Ejecutivo remitió a este Congreso de la Nación un proyecto de ley, que es el que ahora considera esta Cámara, por el que se modifica el Impuesto al Valor Agregado y el impuesto sobre créditos y débitos en cuentas bancarias y otras operatorias. Las medidas propuestas en el proyecto en consideración van en la misma dirección que las ya puestas en marcha, con el objetivo de afianzar y resaltar la intención de que el ajuste sea soportado de la manera más equitativa posible. Demagógicamente, podríamos decir que no sean los más pobres los que soporten el peso de este ajuste, pero también debemos decir que eso es lo que más nos duele. No obstante, ya veremos más adelante que el ajuste propuesto por el Estado es equitativo aunque duele por igual a los de abajo, a los del medio y a los de arriba. Sobre este tema es mucho lo que vamos a debatir esta tarde, pero por el momento, como corresponde, me referiré al proyecto que está en consideración. Aquí no sólo se trata de reducir asignaciones familiares, previsionales o sueldos, porque también planteamos distintas alternativas para incrementar los recursos del Estado. Así es como a través del artículo 1, contenido en el Título I del proyecto en consideración, se aborda la temática del Impuesto al Valor Agregado. ¿Qué pretende el Estado al respecto? Reparar una injusticia de vieja data. Quiere establecer un método distinto para determinar el hecho imponible en el Impuesto al Valor Agregado. Como todos sabemos, en este impuesto se aplica el sistema de lo devengado y se lo quiere transformar de modo que el hecho imponible se determine por lo percibido. ¿Qué implica este cambio? Que únicamente se va a pagar el débito fiscal cuando quien haya vendido un producto o prestado un servicio lo haya percibido o cobrado. Por su parte, a aquel proveedor que no pagó, no se lo tendrá en cuenta para el crédito fiscal hasta tanto él mismo también haya pagado. De esta manera, se logrará poner en práctica, como lo hacen los programas de competitividad, un saneamiento parcial que contribuirá a frenar el deterioro de la economía que se da cada vez que quien aún no percibió el Impuesto al Valor Agregado lo deba pagar, y quien sí debe hacerlo se tome cuatro, cinco o seis meses para realizar la contribución. ¿Cuál fue la consecuencia de esta práctica? Un ahogo financiero y una merma en el capital de trabajo de aquel productor de bienes o de servicios. Entonces, esta medida que a simple vista pareciera que no tiene mucha significación --y que para mí sí la tiene-- , será la justa reparación de una injusticia. En otro artículo se ratifica, para que no queden dudas de ninguna naturaleza, que el gravamen a las emisiones de televisión será del 21 por ciento. De esta manera, al sancionarse este proyecto vamos a disipar todo juicio que, en el futuro, le pueda traer un dolor de cabeza a las arcas del Estado.
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Otro tema importante es el impuesto a las transferencias financieras que, como todos sabemos, fue considerado no hace mucho tiempo en este Senado, dando origen a la ley 25.413, a través de la cual facultábamos al Poder Ejecutivo a fijar una tasa del 0 al 6 por mil para todos los débitos y créditos de cuentas corrientes bancarias. ¿Qué ha ocurrido en la práctica? Gracias a la viveza criolla, se utilizaba a algunas cooperativas o mutuales, que funcionaban como prestadoras de cuentas corrientes. De esa manera, se hacía una elusión del impuesto y, por lo tanto, mermaban las posibilidades de obtener la recaudación que necesitaba el Tesoro. Respecto de este punto, se propone facultar al Poder Ejecutivo para que este gravamen sea considerado, parcial o totalmente, como pago a cuenta de las contribuciones al régimen de la seguridad social, estando exceptuada aquella parte destinada a las obras sociales. Otro tema recaudatorio es el diferimiento hasta el ejercicio 2002, de las rebajas en el sistema tributario a las personas físicas. Naturalmente, el objeto de esta medida es evitar la disminución de la recaudación del impuesto. Con el mismo fin, se procede de igual forma con el impuesto a los combustibles y al gas natural. Los beneficios del descuento surgidos de una resolución de hace muy poco tiempo se van a poner en marcha a partir del próximo ejercicio 2002. En cuanto a las contribuciones patronales, se aumenta la carga tributaria para las personas físicas. Y se considera necesario aumentar la carga previsional para las empresas cuya actividad principal sea la locación y prestación de servicios, excluidas las asociaciones sindicales, las obras sociales y las entidades no incluidas en el Sistema Nacional de Seguro de Salud. En consecuencia, se aumentan las contribuciones en cuatro puntos --del 16 al 20 por ciento-- para aquellas empresas excluidas de la clasificación de micro, pequeña y mediana empresa. Y queda en el 16 por ciento para aquellas empresas que se encuentran dentro de esa clasificación. Los incrementos que se producen en las contribuciones --que pasan del 16 al 20 por ciento--, no podrán ser considerados como pago a cuenta del Impuesto al Valor Agregado. Con esta medida se espera generar una mayor recaudación, que en este caso se derivará directamente a los organismos que integran el sistema de seguridad social. Corresponde tratar ahora el núcleo central del proyecto que estamos considerando. Me refiero al régimen de equilibrio fiscal con equidad, que se establece en los artículos 10 a 13 de este proyecto. En el artículo 10 se modifica la ley de administración financiera, de manera que los gastos operativos se equilibren con los recursos presupuestarios. En tanto no aumenten los recursos o no se generen ahorros, los gastos deberán reducirse en forma de no generar déficit fiscal. En el artículo 11 del proyecto, se establece también que los contratos en ejecución estarán sujetos a las reducciones. Estas operarán de acuerdo con lo que dispongan las unidades ejecutoras. En caso de no ser aceptadas, los contratos podrán ser revocados por aplicación de la ley de emergencia económica. Todos los ahorros y recursos recuperados a partir de las modificaciones anteriores formarán una masa destinada a elevar paulatinamente, y en el menor tiempo posible, el piso de los sueldos, haberes y adicionales. Esto queda establecido en el artículo 12.
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Su reducción es transitoria hasta los 1.000 pesos. Sin embargo, de acuerdo con el compromiso asumido por el Poder Ejecutivo nacional, no sufrirán disminuciones las prestaciones previsionales que no superen los 500 pesos.
-- Murmullos en el recinto.
Sr. Presidente (Losada). -- Pido a los señores senadores que estén atentos y que respeten al orador.
Sr. Altuna. -- Debe resaltarse que los beneficiarios que no tendrán reducción de sus haberes previsionales constituyen el 85 por ciento de la masa total. También es necesario remarcar que el resto de los beneficiarios, es decir, el 15 por ciento, se lleva el 45 por ciento del total de las prestaciones previsionales. Respecto del personal del sector público nacional, debe quedar en claro --como lo manifestó el señor presidente de la Nación--, que no habrá despidos y que continuará vigente la estabilidad en el cargo. En lo concerniente a las asignaciones familiares, la disminución operará tanto para los beneficiarios del sector público como para los del sector privado. El artículo 13 extiende la aplicación de lo dispuesto en el artículo 11 y de otras medidas complementarias al Poder Legislativo, al Poder Judicial y al Ministerio Público. Los artículos 14 y 15 incorporan modificaciones al Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación y a la ley de procedimiento laboral, con las que se incorpora el impedimento de dictar medidas cautelares que, de alguna manera, puedan perturbar los recursos propios del Estado. Entre las normas complementarias que se establecen en los siguientes artículos, del 16 al 20, se derogan los decretos 430/00 y 896/01. Reitero, estas medidas buscan suavizar la carga del déficit cero a fin de que el ajuste sea soportado de la manera más equitativa posible. El Compromiso por la Independencia, firmado el 15 de julio con los gobernadores de la Alianza, y el Apoyo Institucional para la Gobernabilidad de la República Argentina, firmado el 17 de julio con los señores gobernadores justicialistas, unió las fuerzas necesarias para reconocer que el país se ha comprometido en la causa de todos: hacer viable la economía de nuestra Nación. Estamos en un momento histórico, debemos reencauzar el país en la independencia económica, sin depender del crédito. El rumbo está delineado con estas medidas y necesitamos tomar el timón para conseguir los resultados deseados. El compromiso de vivir con lo que recaudamos, renunciando a los riesgos e incertidumbres que generan los periódicos endeudamientos, constituye --sin duda alguna-- un punto de inflexión histórico. Esta es la responsabilidad que hoy, domingo, nos tiene aquí a todos los senadores tratando este tema, tal como lo ha pedido el presidente de la República y como lo necesita la Nación. Debemos aprovechar esta oportunidad para el cambio y no para retroceder. Ayer --cuando se malogró la sesión-- decía en un reportaje que me hicieron diversos medios, y del que también participaron varios senadores, que nadie sale de una crisis sin
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dolor. Esto es cierto. Todos vamos a sufrir: sufrirán nuestros hijos y, peor todavía, nuestros nietos. Más allá de alguna subjetividad en su consideración, creo que es bueno que me permitan leer un editorial que publicó hoy el diario La Nación y que se refiere a este punto de inflexión en que se encuentra la República. Dice así: "Toda crisis implica una oportunidad" Siempre lo decimos: de las crisis debemos hacer una oportunidad. "En medio de las enormes dificultades financieras que han colocado al país al borde de la cesación de pagos, nos encontramos los argentinos, paradójicamente, ante una oportunidad extraordinaria para demostrarle al mundo que podemos ser creíbles" Cuando ayer me preguntaban si lo que más queremos recuperar es la credibilidad de los mercados, yo decía que lo primero que debemos recuperar es la credibilidad en los propios argentinos: que nos tengamos fe, que nos tengamos confianza. Esta es la primera credibilidad que debemos recuperar. Y esto --palabras más, palabras menos-- es lo que dice este editorial. "El éxito o el fracaso de ese intento dependerán, antes que nada, de que la comunidad en su conjunto --y, sobre todo, los sectores de la dirigencia nacional-- tome conciencia de la magnitud de una crisis que requiere retemplar el espíritu de unión nacional y el sentido de pertenencia a una patria, a un suelo, a una empresa histórica común". "Todo ajuste es doloroso. En especial, cuando no es el primero y cuando se viene de tres años de recesión económica. Pero el ajuste será inmensamente más cruento si se deja pasar, en la Nación y en las provincias, esta oportunidad. Como lo dijimos otras veces, la actual situación es consecuencia de no haberse reconocido a tiempo que era necesario reducir fuertemente el gasto público y ni qué decir el costo de la política en el país". Felizmente, en los últimos días estamos viendo la preocupación nacional en distintas provincias, como es el caso de Córdoba, en la cual mediante una consulta popular se van a reducir las dos cámaras a una. Nosotros estamos algo gastados y cansados de que en todo el país se hable del costo político, y de que también --es cierto-- los medios lo hagan quizá más allá de lo necesario. Por eso, creo que estas medidas que promueve el Poder Ejecutivo, que ya cuentan con la sanción de Diputados, deben requerir de los señores senadores también su apoyo, y así lo solicito.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Verna.
Sr. Verna. -- Señor presidente, señores senadores: en esa rara ocasión de ser mayoría y oposición al mismo tiempo, la mayor parte del bloque justicialista ha acompañado reiteradamente al gobierno del doctor de la Rúa. En el momento en que asume la Presidencia de la Nación y se presenta ante la Asamblea Legislativa, formula el primer requerimiento a esta bancada, que fue la aprobación del presupuesto del año 2000. Ya entonces fue presentado como que si el presupuesto no se aprobaba sólo quedaba el abismo. Y lo votamos. Después, vino el impuestazo de Machinea; también entonces era eso o el abismo. Nosotros le dijimos que ese impuestazo iba a detener la incipiente reactivación que había en el país y, lamentablemente, no nos equivocamos. Mantuvimos los impuestos distorsivos,
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incrementamos los impuestos sobre la clase media y el país nuevamente cayó en su actividad económica. Votamos la reforma laboral, de cuyas consecuencias ya ha hablado el senador Alasino. Votamos el presupuesto del año 2001, a pesar de que en ese presupuesto hay partidas presupuestarias para servicios no personales por 1.700 millones de pesos, y hay partidas presupuestarias para contratos, es decir, para el contrato de técnicos, de consultoras, por 422 millones de pesos. Votamos el impuesto al cheque, un impuesto distorsivo, un impuesto recesivo pero que el gobierno lo presentó como una necesidad inmediata de la caja. Era eso o el abismo. Y Cavallo volvió a recurrir a nosotros para que votáramos las facultades delegadas, cosa que hizo nuestro bloque. Sin embargo, el Poder Ejecutivo ha hecho uso y abuso de ellas, a punto tal que por uno de los decretos fundados en las facultades delegadas se ha modificado la ley de ética. Creo que los señores legisladores del oficialismo deberían revisar, si es cierto lo que dicen los fundamentos, la postura de que un país menos ético es más competitivo. A su vez, modificamos la convertibilidad con el famoso "empalme", que considero fue en gran parte la llave o el momento de salida de los inversores, porque si habíamos modificado el dólar comercial, por qué no íbamos a hacer lo mismo con el dólar financiero; y ahí comenzó la desconfianza de los famosos mercados. En consecuencia, creo que hoy la mayor parte de mi bloque no va a acompañar al oficialismo. Estamos de acuerdo en el "déficit cero", en vivir con lo nuestro y en no seguir endeudándonos, pero no coincidimos en cuanto a las prioridades que se han fijado. Para nosotros las prioridades son las escuelas abiertas, los hospitales con remedios, las universidades dando clases, comida y trabajo para toda la gente, y no el pago de los intereses de la deuda pública. No estamos de acuerdo en consentir la baja de salarios; y en esto somos coherentes con nosotros mismos. Votamos la reforma laboral porque explícitamente se excluyó la posibilidad de la baja de salarios; derogamos el decreto 430 que fijaba la baja de salarios y, además, por una resolución de este cuerpo fue aprobada la derogación del decreto firmado por los presidentes de ambas Cámaras, que afectaba a los ingresos de los trabajadores legislativos. Es decir que mantenemos la posición de no votar una rebaja de los salarios. Señor presidente: creo que voy a tener que volver a la carga sobre un viejo proyecto que presenté en junio de 2000 relacionado con un homenaje al doctor Ricardo López Murphy, por el que se destacaba de manera enfática la honestidad intelectual de este economista de la Unión Cívica Radical: es que es el único radical que dijo la verdad en la campaña electoral, cuando mencionó que la Alianza iba a rebajar los salarios. Sin embargo, los radicales lo escondieron detrás de un biombo cuando dijo eso y lo sacaron de la campaña; pero tanto Machinea como Cavallo han votado la baja de salarios. O sea que voy a tener que insistir con el proyecto de reconocer la honestidad intelectual de López Murphy, el único radical que anticipó la baja de salarios. Tampoco compartimos recorte alguno en las jubilaciones. No se puede hacer ajuste sobre los que menos tienen ni sobre los que no tienen defensa, ni en las remuneraciones de los jubilados. Y al respecto voy a tener especial cuidado en señalar que el presidente de la Rúa, durante mucho tiempo, tuvo un programa de radio destinado a los jubilados; sin embargo, hoy, en el ejercicio del gobierno, lo primero que hace es recortar las jubilaciones. En verdad, señor presidente, espero que nunca tenga un programa de radio sobre los pampeanos. (Risas.) 163
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Al ministro Cavallo, al contrario, lo vamos a invitar a participar en un programa de radio de un compañero llamado Alejandro Dolina, que se titula "La venganza será terrible". ¿Sabe por qué, señor presidente? Porque a él lo hizo llorar una jubilada, pero con esta ley él va a hacer llorar a millones de jubilados. Y esta sí que es una venganza terrible, no la de Dolina. Nosotros compartimos las modificaciones al Impuesto al Valor Agregado. Creemos que es correcto pagar por lo percibido y no por lo devengado; aunque creemos que va a generar una enorme complicación en la contabilidad de las empresas, porque el artículo está mal redactado técnicamente. Además, compartimos la generalización del impuesto al cheque, como una manera de evitar la elusión pero, casualmente, se han olvidado del sector financiero y otra vez no han gravado la renta financiera. Por eso, en la discusión en particular vamos a proponer que se graven las cuentas corrientes que los bancos tienen en el Banco Central. Señor presidente: quiero señalar que entendemos la posición de los gobernadores de nuestro partido que han manifestado su inquietud en favor de que se apruebe esta ley. Sabemos de las dificultades financieras que tienen en sus distritos y que dichas dificultades se extienden no sólo a algunos de los distritos gobernados por el justicialismo, sino también a los gobernados por representantes de otros signos políticos. Como ustedes saben, el gobierno los hace participar de esa feria de "todo por dos pesos", porque en ella participan todos los gobernadores. Y parece que ayer el jefe de Gabinete le ha agregado un catálogo de ilusiones a esa feria, porque indicó las cosas que les van a dar cuando esta ley se apruebe. Les quiero recordar que el tema de los tres puntos de diferencia del IVA aún no cuenta con dictamen favorable de la Comisión Federal de Impuestos y que, cuando lo tenga, si el Estado consiente esa deuda y emite un bono, estará incumpliendo con el "déficit cero", porque estará emitiendo deuda. O sea que me parece que han prometido de manera demasiado fácil. Pero, además, creo que cualquiera sea la promesa que hagan no la cumplirán; porque, primero, el gobierno prometió, después pactó, luego firmó los pactos fiscales I, II y III, que ratificamos por ley, y no ha cumplido con nada. Creo que si no han cumplido con lo que está escrito y es ley, mucho menos cumplirán las promesas que acaban de hacer. Esto comenzó con el "Pacto de la Independencia", en el cual se hablaba de "ahorro". Recuerdo que cuando era niño e iba a la escuela, la maestra nos hacía pegar estampillas en la Libreta de Ahorro, pero cuando esa libreta se llenaba a uno le devolvían el dinero; sin embargo, acá, a los jubilados no le van a devolver nada. O sea que no hay que hablar de ahorro; esto es un ajuste. Han hablado de un "ajuste con equidad". Y resulta que la equidad ha comenzado por quitarle el dinero a los jubilados. Pero lo más grave es que, a pesar de los números que ha leído el miembro informante, en mi concepto este ajuste es totalmente innecesario. ¿Sabe por qué? Porque el jueves 22 de marzo Cavallo prometió que la reactivación sería rápida y el 11 de abril aseguró que la reactivación ya había comenzado. Si la reactivación ya comenzó, ¿para qué vamos a hacer este ajuste? Además, para demostrar cuán creíble es el ministro de Economía, quiero recordar que el miércoles 18 de abril Cavallo decía: "No habrá reestructuración de los vencimientos de la deuda externa". Y fiel a su promesa hizo el "megacanje".
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Finalmente, Cavallo nos dijo: "Nos van a venir a buscar para prestarnos plata." Esto lo dijo en mayo y hoy estamos acá, señor presidente, viendo cómo vivimos con lo nuestro. Parece que no encontraron el camino al Ministerio de Economía que encabeza Cavallo. Señor presidente: en definitiva, esto que nos preocupa a todos, que nos tiene sesionando un domingo y que nos ha hecho funcionar bajo la presión de los mercados, tiene que ver con lo que se nos ha dicho reiteradamente, en el sentido de que el país está al borde del abismo, a un paso del default, a punto de entrar en cesación de pagos. Ante la afirmación de que estamos sesionando bajo la presión del riesgo país, quiero recordar algunos números. El 10 de diciembre de 1999, cuando el doctor Fernando de la Rúa se hizo cargo del gobierno, el riesgo país era de 607 puntos. Esa era la herencia recibida. El 16 de julio era de 1.629. Quiere decir que 1.022 puntos son todos de ustedes, muchachos; esos más de mil puntos son de ustedes. Esa es la administración de Machinea, es la administración de López Murphy, es la administración de Cavallo y es la presidencia de Fernando de la Rúa. El día en que se fue Machinea el riesgo país era de 886 puntos. Por lo tanto, 743 son de Cavallo.
-- Murmullos en el recinto.
Sr. Verna. -- En la curva del riesgo país se ve claramente cómo, a partir de la renuncia del entonces vicepresidente de la Nación y con la crisis política, comienza a escaparse la variable. Entonces, creo que en esto ni los jubilados ni los trabajadores tuvieron algo que ver. Por lo tanto, no tienen por qué estar pagando el costo del ajuste.
Sr. Altuna. -- No estuvieron en la fiesta.
Sr. Verna. -- Creo que otra vez estamos ante lo que ya dijimos hace un tiempo: "¡A votar, a votar, que se cae el sistema!" Nuevamente Cavallo los ha convocado a todos. Como dijo el senador Moreau, a nosotros ya nos tiene acostumbrados. A ustedes le está enseñando esto de: "¡A votar, a votar, que se cae el sistema!" Pero yo quiero señalar, señor presidente, que voy a votar por el rechazo de este proyecto de ley, y lo voy a hacer porque estoy en este Senado en representación de La Pampa; más concretamente, de los peronistas de mi provincia. Todos sabemos que la mayoría del peronismo proviene del sector menos protegido, del sector más débil. A ellos represento yo en este Senado. Por lo tanto, no puedo votar a favor del recorte de los salarios. No puedo votar a favor del recorte de las jubilaciones porque represento a los que menos tienen; porque no puedo volver a mi provincia y, mirando cara a cara a los jubilados, decir que les hemos bajado el salario. No puedo volver a mi provincia y decir a los pampeanos que no hay plata para pagarles, pero sí para la usura del sistema financiero que tiene los bonos de la deuda pública. Por eso es que voy a votar por el rechazo de esta norma, porque no coincidimos con las prioridades que el Estado ha asignado. Consideramos que se deben priorizar la educación, los salarios, la seguridad, pero no el pago de la deuda pública. 165
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Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maya.
Sr. Maya. -- Señor presidente: nuestro bloque 17 de Octubre adelanta su voto de rechazo a esta propuesta del Poder Ejecutivo y a la sanción que ha venido de la Cámara de Diputados. Pero antes de entrar de lleno en la cuestión, formularé algunas consideraciones sobre el marco y la realidad en la que nos abocamos al tratamiento de la cuestión. Fíjense la realidad con que nosotros concurrimos a este recinto y la imagen que está instalada en el país. Al comienzo de la sesión se planteó una cuestión de privilegio que realmente invalida las decisiones de este cuerpo, porque pocos han venido aquí por su propia voluntad. En efecto, vinieron condicionados y casi sin libertad para lo que vamos a hacer. Eso se llama tener un vicio de la libertad, que es un elemento invalidante de los actos jurídicos, porque hemos venido como consecuencia de la instalación de una imagen en el país, a quien se le ha hecho creer que la suerte de lo que pase en toda la geografía nacional depende de nosotros y que el Senado es el gran responsable de lo que vaya a ocurrir. No pudimos soportar la presión de tratar el proyecto el miércoles venidero y este sábado y domingo hemos logrado conseguir un quórum como pocas veces en la historia de nuestro Parlamento. Evidentemente, este tema ha entrado con el rigor que los medios de comunicación han instalado en el país; con una presión y una necesidad en la cual no sólo los propios medios sino las estructuras que lo gobiernan y el propio Poder Ejecutivo han venido instalando desde el 10 de diciembre de 1999. Este era un reducto donde el peronismo tenía mayoría y había que plasmar una estrategia concreta para mutilar la posibilidad de que hubiera una expresión genuina; había que invalidar esta mayoría peronista y, en consecuencia, se instaló una política perfectamente articulada, vertebrada y destinada a deteriorar la voluntad de este cuerpo, a manejarlo y, en definitiva, a facilitar la concreción de textos legales que van en contra de lo que piensan y sienten la inmensa mayoría de los que forman parte de esta bancada. Por eso, hoy nuevamente vamos a viabilizar la posibilidad de que se apruebe una iniciativa en contra de lo que pensamos.
-- Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente del H. Senado, senador Eduardo Menem.
Sr. Maya. -- Somos mayoría y vamos a viabilizar esto porque la mayor parte de los que están aquí se ven limitados en su libertad de decisión. En este marco de condicionamientos, por las presiones no sólo de la conducción del país sino del verdadero poder que está detrás de este gobierno inexistente, está alterado lo que debe ser una política legislativa de consenso, de propuesta positiva y definitiva en la búsqueda de un objetivo para un país mejor. Ahora me referiré específicamente al tema en debate. La única política que ha instrumentado el gobierno desde que asumió es la de perfilarse por la vía electoral a destruir a la oposición, pero estuvo carente de las más elementales previsiones, como son la
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elaboración de una arquitectura económica, de esquemas de gobernabilidad o planteo de propuestas. El testimonio de que lo que afirmo lo brinda el proyecto de ley en tratamiento. Me pregunto si para esto se ha reunido este cuerpo, con tanta expectativa para el país. ¿Con este esquema de medidas que estamos por instrumentar se pretende despertar una ilusión en los argentinos, en el sentido de que las cosas se van a organizar y todo va a mejorar? Creo que nuevamente estamos en la antesala de una nueva frustración que nos ofrece este gobierno. Esta iniciativa es de una mediocridad inigualable. Es insuficiente, de poco nivel, mediocre y casi irresponsable. ¿Han estado diez años en la oposición para plantear esta iniciativa? ¿Es esta la imaginación y el vuelo que tienen: solucionar las cosas recortando las remuneraciones de los empleados públicos que menos ganan y las del sector previsional? ¿Es este el nivel de imaginación y de propuestas que tiene este gobierno? ¿Adónde van a llegar? ¿Adónde van a continuar llevando al país con este desgobierno? Realmente, los argentinos no merecen esta respuesta. Casi me parece una burla. Algunos dicen que el presidente de la Nación no tiene sentido del humor. Creo que lo tiene y mucho más que todos nosotros. Recuerden cuando afirmaba durante la campaña electoral que se acababa la fiesta de unos pocos. ¿Estaba diciendo que se acababa la fiesta de los jubilados y la de los empleados públicos que ganan 500 pesos? Desde la perspectiva política esto debe ser tomado como una defraudación hacia la sociedad; debe interpretarse que existe realmente un humor negro en el mensaje que nos planteó la Alianza. Quiero anticipar nuestro voto negativo a esta propuesta del gobierno, a esta chirinada que se pretende instrumentar, así como también el planteo de un proyecto alternativo. No creemos que este proyecto vaya a conducir a buen camino. Coincidimos con el objetivo de lograr el déficit cero; es concordante con una vieja propuesta formulada desde nuestro bloque, cuando hace algunos años el entonces senador y actual gobernador por Córdoba De la Sota presentó un proyecto denominado de convertibilidad fiscal. Pero el déficit cero no se puede alcanzar sacándole a los que menos tienen. El déficit cero es perverso e insolidario si lo buscamos sobre la base de quitar a los que consumen el ciento por ciento de lo que perciben, a pesar de lo cual también tienen insatisfechas sus necesidades básicas. En consecuencia, el déficit cero debe obtenerse quitando a los sectores privilegiados, a quienes desde hace muchos años tienen una elevada capacidad de ahorro. Quiero analizar la situación a través de un ejemplo de fácil percepción, inteligible para todos. Una persona que hoy gana 1.000 pesos consume el ciento por ciento de lo que percibe, pero está pagando el 21 por ciento de IVA en cada uno de sus consumos y el 4 ó el 5 por ciento en concepto de impuestos internos. Y ahora, con esta propuesta del gobierno de la Alianza, se les quita un 13 por ciento más; es decir que a los 1.000 pesos hay que restarle un 40 por ciento de descuento o, lo que es lo mismo, 400 pesos. He ahí el nivel de sensibilidad del gobierno. Por otro lado, también nos hallamos ante el sector financiero. ¿Cómo es posible que la denominada ley del cheque se extienda a las cajas de ahorro familiares o de aquellos que tienen un elevado nivel de ingresos? ¿Cómo es posible que el alcance de esa ley no contemple las operaciones interbancarias? ¿Acaso los bancos en este país tienen algún perfil filantrópico, compiten con Caritas o con alguna otra entidad de beneficencia? Al contrario, aplican más que nadie la rueda sin fin del interés compuesto y la usura financiera, que bien conocen los que son víctimas de créditos bancarios.
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Esto es lo que se debe cotejar. Pero se protege a los que más ganan y se castiga a los sectores de menores ingresos. ¿Cómo es posible que en la aplicación del impuesto a los bienes personales continúen sin ser gravados los inmuebles de aquellas sociedades que, constituyéndose en el exterior, trasladan como fraude o ficción los domicilios, eludiendo así el pago del mencionado gravamen? El nivel de contribución del impuesto a los bienes personales equipara a la Argentina con Biafra o con un desierto en el que no hay inmuebles. Nadie paga ese gravamen y, sin embargo, no se modifica el texto legal para que esos señores comiencen a pagar. ¿Pero cuál es el argumento para no realizar la modificación? ¿Acaso se van a llevar las casas del país? ¿No se van a construir nuevas casas? La razón es que se prefiere castigar a los que menos ganan, reducir el consumo y profundizar la desocupación antes que castigar o hacer pagar con justicia y equidad tributaria a aquellos que hoy no lo hacen. Me pregunto en qué lugar del mundo la renta financiera está exenta de pago, tal como sucede en este país. Y no hablemos de gravar con el impuesto a las ganancias los intereses de los plazos fijos, porque saldrían los que dirán que eso implicará una fuga de depósitos. Pero cómo puede ser que la renta de los títulos públicos, que no pueden salir del país porque están capturados en la relación jurídica con la Nación, esté exenta del pago del impuesto a las ganancias. Más grave aún: los tenedores externos de los mencionados títulos públicos pagan en sus países de origen y, si hubiese inversiones que estuvieran alcanzadas por el impuesto a las ganancias en aquellos países, aquí se las tomaría a cuenta, lo cual constituye un acto de injusticia, falta de equidad y suma gravedad, porque no sólo se pierde recaudación que ayudaría a mejorar el nivel de vida de los argentinos sino también porque se facilita la recaudación y el pago de tributos en los países de origen del capital. Estas cosas marcan el perfil de lo que busca un gobierno que nos defraudó y engañó cuando decía que se iba a acabar la fiesta. Pero la fiesta se profundizó y los que la disfrutan ahora son menos que antes. Siguen las políticas tuitivas y tutelares de los sectores financieros y de los sectores privilegiados y, mientras esto se permite, se pretende recaudar recurriendo a los sectores de menores ingresos. Por estas razones, vamos a votar negativamente el proyecto en consideración y plantearemos un proyecto alternativo, que también busca alcanzar el déficit cero, pero exigiendo pagos de aquellos que pueden hacerlo y tienen capacidad de ahorro, y no de quienes dejan de consumir. Aun así, creemos que estas medidas son altamente insuficientes; de allí, que sea necesario aplicar, con más firmeza y decisión, políticas que generen cambios estructurales en el país. Esto no es para mediocres, tibios ni para gente que va y viene sino para los que asumen las responsabilidades del Estado. En materia económica, para solucionar las cosas y hacer cambios estructurales, hay que colisionar con alguien. Y para este Gobierno, lo más fácil ha sido colisionar con los más débiles. Planteamos que hay que colisionar con los sectores que tienen mayor capacidad de ahorro, tal como ya lo hemos hecho. ¿O se olvidan de que cuando hubo que salir de la hiperinflación, el gobierno de Carlos Menem tuvo que tomar la decisión --dolorosa, fuerte, costosa y agresiva-- de incautarle a los ahorristas los plazos fijos y entregarles bonos? Fue una medida dolorosa y que hoy ya no es necesaria, porque el sistema financiero y monetario heredado tiene una gran fortaleza. Pero hay que tomar medidas similares, que permitan capturar recursos de parte de los sectores privilegiados. Hay que terminar con los
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prebendas y arrancar hacia la transformación que significa trasladar las utilidades de los sectores financieros hacia los sectores de la producción. Es trascendente proteger al país para que no se produzca el default financiero, pero para nosotros, los peronistas, es mucho más importante evitar el default social. Ante esta realidad, me pregunto cómo vamos a hacer los peronistas de este cuerpo -que vamos a permitir que se sancione este proyecto de ley--, para poner la cara en nuestros pueblos ante nuestros compañeros y decirles que hicimos una ingeniería aritmética para que unos voten negativamente y otros presten el quórum necesario, cuando la conclusión de nuestro comportamiento es la materialización de un descuento en los sectores previsionales y asalariados, mientras quedan protegidos los sectores de la renta y los grandes inversores y evasores del país. Esto es inexplicable. Yo vine a este Senado por el voto de los peronistas de mi provincia, y quiero ser leal a mis sentimientos y convicciones. Por lo tanto, voy a votar en contra de este proyecto. No voy a posibilitar que se siga castigando al pueblo argentino reduciendo la capacidad de consumo de los que menos tienen, para que los sectores de la patria financiera sigan creciendo. Por último, quiero destacar la profunda desilusión que nos han provocado estas medidas propuestas por el equipo económico. Anunciaron que se había acabado la época en que se pagaban altas tasas de interés y que se terminaba la "leche de clemencia" para el sector financiero. El ministro Cavallo decía "yo no les voy a pagar más el 11 por ciento". Se avecinaba una disputa de seria confrontación y dignidad, en donde el país no iba a estar a merced de la usura. Sin embargo, nosotros teníamos la duda respecto de si ese "dispare hacia la izquierda" de Cavallo no era una ficción y en ese camino que cruzaba de Chicago y Harvard, amagando ir a Cuba, no terminaría en Miami. Y así ocurrió. Todas las cuestiones que se están planteando desde este gobierno conducen a una sola realidad: seguir con el empobrecimiento, la injusticia, la inequidad y cargar a los sectores de menores recursos. Vamos a propiciar la misma mecánica que se adoptaría en nuestras propias familias. Cuando en nuestras casas hay que hacer un ajuste no empezamos cortándole la leche que toman nuestros gurises sino que primero pensamos, como padres de familia, en ajustarnos nosotros mismos; y si con eso no alcanza, le pedimos a nuestra mujer que nos ayude, que haga un esfuerzo y que tenga privaciones. La última medida que tomamos es limitar las posibilidades de los que sufren más y de los que necesitan más protección en nuestra casa, que son nuestros hijos. En la sociedad y en el manejo del poder debe ocurrir lo mismo. Por eso planteamos que si el ajuste se debe aplicar, que se empiece por nosotros, por los sectores políticos que percibimos más y no por los que ganan 1.000 pesos. En efecto, se debe comenzar por los sectores de altos niveles de rentabilidad y de capacidad de ahorro en el país, en vez de seguir apretando, ajustando y mutilando las posibilidades de vida de los más necesitados; de lo contrario, el estallido y el default social va a ser incontenible y de eso nos vamos a lamentar mucho más que del default financiero. De esta manera adelanto mi voto negativo y la propuesta de un proyecto alternativo a esta iniciativa del Poder Ejecutivo.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por Corrientes, Bloque Autonomista. 169
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Sr. Romero Feris. -- Señor presidente: sin duda alguna, este es un tema de suma importancia. Creo que esto que se ha dado en llamar déficit cero es lo que todos deseamos, pero no considero que sea un mérito del gobierno lograrlo sino que entiendo que es su obligación. No obstante esto, quiero señalar mi profunda preocupación por algunas cuestiones que contiene este proyecto. Y debo decir, con total sinceridad que, según mi criterio, los resultados van a ser a la inversa de lo que se viene manifestando.Si bien es cierto que esta es una hora dramática en la vida del país, creo que con estas medidas no se van a solucionar los problemas. No soy economista sino abogado, pero hablando con mis asesores, analizando el tema y estudiando la cuestión, he llegado a la conclusión de que la reducción del salario del personal de la administración pública y de lo que perciben los sufridos jubilados que hicieron su aporte correspondiente, etcétera, va a traer como consecuencia menor recaudación, menos consumo y, por lo tanto, mayor recesión. Como luego voy a solicitar la inserción de la parte técnica de mi discurso, teniendo en cuenta la cantidad de oradores que hay anotados y la hora y el día en que estamos sesionando, por ahora quiero simplemente hacer estas manifestaciones. Hace un rato el senador Verna dijo que cuando el ministro de Economía asumió el cargo, manifestó que en un mes --contado desde su asunción-- iba a haber reactivación; y también hizo otra serie de manifestaciones, que después no se cumplieron. Han pasado varios meses de la asunción del ministro y estamos en el peor de los momentos. Hemos hablado, conversado y evaluado este tema, incluso con él mismo, pero a veces no se quieren entender las razones ajenas. Sin lugar a dudas que todo esto coincide, en gran medida, con lo que vine diciendo en los otros ajustes que se hicieron. Es decir que mi posición es totalmente coherente en este aspecto. No se trata de que la sostenga hoy por el hecho de que se haya enviado este proyecto sino que es lo que he venido diciendo a través del tiempo. En este aspecto, tengo la tranquilidad espiritual y de conciencia de que, cuando tuve el honor de ser gobernador de la provincia, los jubilados tuvieron una gran mejora. También se sancionó la estabilidad de los empleados públicos, porque antes la administración era el botín del partido triunfador. Es decir que coincido en este aspecto. Por eso, sostengo que no puede admitirse que los menos pudientes sean nuevamente los castigados en esta circunstancia. Pero sé también de las tremendas dificultades y problemas derivados de la evaluación del riesgo país y de la situación por la que estamos atravesando que es --como dije antes-- dramática e histórica. De ninguna manera deseo ser visto como alguien que pone obstáculos en esta tarea. En definitiva, voy a prestar mi apoyo y dar mi voto positivo en general a este proyecto, a efectos de que mañana no se adjudiquen a mi posición personal los males o los nuevos ajustes que se puedan producir. Quiero quedarme tranquilo con mi conciencia; por eso, reitero, voy a apoyar en general este proyecto, formulando mis disidencias en el tratamiento en particular. Oportunamente, voy a señalar mis observaciones, haciendo hincapié especialmente en lo relativo a los jubilados y a los empleados de la administración pública.
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Dada la extensión de los aspectos eminentemente técnicos de mi discurso, voy a solicitar su inserción en el Diario de Sesiones para acelerar el curso de esta sesión.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por la Rioja.
Sr. Yoma. -- Señor presidente. una vez más esta Cámara se reúne presionada por las urgencias y la sobreactuación de la colisión gobernante; perdón, de la coalición gobernante. Aunque a esta altura es una colisión de partidos. Esta coalición transmite al país mayor inseguridad, nerviosismo e inestabilidad institucional al convocar al Congreso en días no convencionales, con discursos apocalípticos a los cuales, desde hace casi dos años, se nos tiene acostumbrados a este Parlamento y al pueblo argentino. Nuevamente se nos convoca con palabras rimbombantes y efectistas, advirtiéndonos que estamos al borde del abismo y de la cesación de pagos, por lo cual debemos convalidar el Pacto por la Independencia. Qué dirían nuestros próceres de Tucumán si advirtieran que hoy, al cabo de dos siglos de aquella declaración, nuestra independencia pasa por bajar los sueldos a los jubilados y a los empleados públicos estatales, o por los impuestazos. ¡Qué curioso concepto de independencia tiene este gobierno! Pero además de injusto, ilegal, arbitrario e inconstitucional, este proyecto que estamos por tratar representa un gravísimo y recurrente error de diagnóstico de la situación económica del país y de los caminos que necesitamos para salir de esta situación. En estos últimos días nos hemos preguntado los legisladores cuál es la razón que lleva al Poder Ejecutivo a solicitar al Congreso la sanción de este proyecto de ley si el decreto que establece la reducción de salarios ya se encuentra vigente, tal como lo sostuvo ayer el señor ministro de Economía. Es precisamente para darle algún viso de legalidad a la barbaridad jurídica y a esta afrenta al estado de derecho que significa el decreto 896. Luego voy a pasar a explicarlo. Además, esto representa un error de diagnóstico en materia económica, porque una vez más, en poco menos de dos años, se apela al impuestazo, a la reducción del ingreso popular y al achicamiento de la economía para combatir lo que ellos llaman el "déficit fiscal". Como si el déficit fiscal se combatiera con recesión y caída de la actividad económica. Hoy he repasado, a través de Internet, lo que dicen los mercados --o los llamados mercados-- en el diario "La Prensa". Se trata del Bank of America. A eso me imagino que se refiere Cavallo cuando habla de los mercados. "La política de déficit cero del gobierno puede haber llegado demasiado tarde para resolver los problemas en la Argentina", aseguró el Bank of America. Sigue diciendo: "Mantenemos nuestra recomendación del 29 de junio último de evitar la exposición a las inversiones en los mercados latinoamericanos, porque le asignamos un alto riesgo a la posibilidad de que la Argentina abandone la convertibilidad y entre en la cesación de pagos". Más adelante, el artículo señala: "Una recuperación de la economía argentina es rehén del pesimismo del mercado. Y la ausencia del crecimiento [no el gasto público] es lo que genera la poca confiabilidad de la economía argentina."
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Luego agrega: "Si la economía argentina es incapaz de recuperarse, los consumidores continuarán perdiendo confianza y será difícil detener la incipiente corrida de los depósitos". Y agrega: "Más allá de que la política de déficit cero del gobierno es encomiable, puede haber llegado demasiado tarde para reinstaurar la confianza. Y en este momento [escuchemos bien, presidente] una mayor austeridad fiscal es como cortar las posibilidades de crecimiento en el corto plazo". Esto es lo que piensan los mercados de este proyecto de ley que estamos por votar. Este "déficit cero" --llamado así por el gobierno-- significa cortar las posibilidades de crecimiento en el corto plazo; es aumentar la falta de credibilidad de la economía argentina. Porque el problema de la economía argentina es la caída en la actividad económica, es la profunda recesión, es la falta de crecimiento; no es el problema del gasto. En todo caso, el equilibrio fiscal lo lograremos con un mayor crecimiento. La caída en el ingreso popular y en el consumo popular, obviamente, traerá aparejada la profundización de la recesión y la caída de la recaudación, profundizando así los problemas de déficit. También leímos en los diarios de ayer o anteayer las propias previsiones del equipo económico que, a partir de la confesión del secretario de Ingresos Públicos en cuanto a que este mes cayó un 6 por ciento la recaudación, se preguntan si es razonable mantener en un 13 por ciento los recortes o si no será posible llevarlos más allá de ese porcentaje en virtud de la caída de la recaudación. Estoy seguro de que dentro de treinta días estarán anunciando el aumento en los porcentajes de recorte a los haberes de los jubilados y de los empleados estatales. Hoy mismo ya lo están confesando; hoy mismo es materia de discusión en el gabinete económico y, si no lo anuncian, seguramente es para no trabar la sanción de este proyecto de ley. No tiene retorno el camino elegido por el gobierno. Nos está llevando progresivamente a la más absoluta inestabilidad; no solamente a la imprevisibilidad en materia económica, sino a la inestabilidad institucional. No en vano el Parlamento está reunido un domingo. Las políticas y las actitudes del gobierno son las que generan la desconfianza, señor presidente. Los peronistas somos consecuentes con lo que venimos realizando en materia del régimen salarial de los jubilados y de los empleados del sector público, aún desde la gestión de nuestro gobierno, donde hubo un solo intento de reducción salarial. Me refiero al decreto 290 que establecía una rebaja del 5 por ciento en los salarios de los empleados estatales que ganaban más de dos mil pesos. Sin embargo, este Congreso derogó ese decreto transitorio durante el gobierno del presidente Menem. El año pasado, en este Senado, los peronistas impulsamos la derogación del decreto 430 que establecía la reducción del 12 por ciento en los salarios estatales y del decreto 438 que establecía una redución en las jubilaciones. Hoy, nuevamente, estamos aquí para decir que este no es el camino, que las políticas del gobierno nos llevan al borde del abismo. Somos la oposición y, no obstante, acudimos ante la convocatoria, más allá de fechas u horarios no convencionales; lo hacemos para debatir y plantear seriamente que es necesario corregir las políticas y los caminos que eligió este gobierno. A las provincias nuevamente "se nos pone la zanahoria" y se nos dice que el dinero destinado a sueldos, al funcionamiento de los hospitales y escuelas, está condicionado a la aprobación de impuestazos o bajas salariales. Hace dos años que nos vienen diciendo lo 172
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mismo y que la Nación no cumple con sus compromisos. Es como si los riojanos, los pampeanos, los misioneros o las provincias acá representadas, fuésemos ingenuos; nos dicen "les vamos a mandar el dinero que nos piden sus gobiernos, pero a cambio de sacarle la plata a los jubilados y empleados públicos nacionales de sus provincias". ¿Cuál es el negocio? Esta reducción representa para la provincia de La Rioja un millón de pesos por mes, más allá de la injusticia que implica para los ingresos de miles de familias riojanas. ¿Cuál es el negocio para La Rioja? ¡Le sacan el dinero a su pueblo y se lo transfieren al Estado! Repito: hace dos años que los sucesivos ministros de Economía de este gobierno vienen aplicando las mismas políticas, con idéntico discurso, y cada día es más seria la situación del país y de las provincias argentinas. Hoy los peronistas no podemos votar este proyecto de ley. Recientemente, hablaba de la ilegalidad de esta norma y de que este Congreso le está brindando al ministro de Economía Domingo Cavallo mucho más de lo que pide. Por ejemplo, a través del decreto 896, se establece el carácter aleatorio del salario de los trabajadores estatales; el ingreso de los jubilados tiene carácter transitorio. Esto es a efectos de ese recorte. Pero por este proyecto de ley estamos modificando el artículo 34 de la ley 24.156 y le damos carácter permanente al acto de disposición ilegal que el Estado va a hacer de los sueldos de los empleados estatales y de los ingresos de los jubilados. ¿Cómo se va a reactivar la economía y qué grado de justicia y hasta de moralidad -diría yo-- tiene este proyecto? No solamente recortan los haberes a los empleados estatales y a los jubilados sino que les impiden el más mínimo derecho a planificar sus ingresos y sus gastos. Por lo menos ahora con lo poco que ganan pueden pagar la factura de la luz, pagar la factura del agua, destinar una parte para el mercado y otro tanto para los medicamentos que necesitan. Pero, a partir de la sanción de este proyecto de ley, además de quitarles una parte de su salario --de su ingreso--, se les impedirá planificar sus gastos, porque no sabrán cuánto van a recibir a fin de mes, ya que --reitero-- la reducción no es siquiera del 13 por ciento. Aclaro que por este proyecto de ley le damos carácter permanente y no se fija ni un tope ni un piso. Los salarios se fijarán según el nivel de la recaudación. Como decía recién, como este mes cayó la recaudación un 6 por ciento, a fin de mes el ministro de Economía estará autorizado a elevar el recorte al 20 por ciento. ¿Quién le va a dar un crédito a un empleado público o a un jubilado que no sabe cuánto cobrará a fin de mes? O sea que esto afecta también al funcionamiento del crédito en la Argentina. El proyecto que estamos por votar es enormemente injusto e ilegal y, sintéticamente, voy a mencionar cuáles son mis objeciones. Recién, el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, el ingeniero Verna, marcó algunas cuestiones técnicas que seguramente van a generar problemas que no se tiene previsto cómo se solucionarán. Por ejemplo, quiero citar el caso del artículo 1°. Es cierto que técnicamente es correcto el cambio en la percepción del IVA, pero en el paso de un sistema al otro existe un "bache" de 400 millones de pesos. ¿Cómo va a hacer el Estado para hacer frente a ese "bache"?
Sr. Altuna. -- Solicito una interrupción, señor presidente. 173
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Sr. Presidente (Menem). -- ¿Autoriza la interrupción, señor senador?
Sr. Yoma. -- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (Menem). -- Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador por Chubut.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: en parte es cierto lo que dice el señor senador por La Rioja, pero nosotros no podemos estimar de ninguna manera que en principio ese "bache" será de 400 millones. Porque lo que también va a ocurrir ahora es que los supermercados, que estaban acostumbrados a comprar muchísima mercadería --y todos sabemos que al otro día la vendían prácticamente al contado-- , le estaban pagando a los proveedores a cuatro, cinco y seis meses, y se tomaban el crédito del IVA. Eso se termina, porque si usted lee bien el primer artículo del proyecto de ley se dará cuenta que dice que debemos arreglar tanto los débitos como los créditos. Técnicamente, esto se arregla con una cuenta puente --IVA en suspenso-- en el sistema contable; no ofrece ningún tipo de dificultades. Se va a contraer el compromiso tanto por el que lo cobra como por el que lo paga, pero éste último --es decir el comprador-se va a tomar el crédito del IVA cuando realmente lo pague, y el vendedor recién lo va a pagar cuando lo perciba. Así que, no digo que esto vaya a ser positivo en el transcurso del primero o segundo mes, pero en más de noventa días esta situación, que además restablece un principio de equidad financiera y de justicia, va a poner las cosas en su lugar. Creo que en noventa días se normalizará la situación y después seguirá el curso de la reactivación o no de la economía. No creo que pueda influir tanto como acaba de expresar el señor senador.
Sr. Presidente (Menem). -- Continúa en el uso de la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Respetuosamente, señor senador, le sugiero que llame por teléfono al señor ministro de Economía y le transmita su confianza, porque todas las consultas que hicimos marcan que no tiene la más mínima idea de cómo va a enfrentar el "bache" que se va a crear en la recaudación. El artículo 3° del proyecto que estamos tratando se establece otro impuestazo más. Se generaliza el llamado "impuesto a los débitos y créditos bancarios", pero esa generalización significa otro impuestazo más. Es otra detracción de dinero del circuito económico que va a las finanzas del Estado y profundiza la recesión. El artículo 3° in fine es gravísimo, y por eso Cavallo vino a pedir la sanción de este proyecto de ley; porque el decreto no resistiría el análisis de un juez de faltas, y mucho menos lo hará este proyecto. 174
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Estamos dando una delegación legislativa, otra más, además de los "superpoderes" de los cuales, como bien dijo el senador Verna, hicieron uso y abuso. Estamos dando otros "superpoderes" más, otra delegación legislativa sin plazo, no como marca la Constitución, y sin base de la delegación, como obliga el artículo 7. No va a haber juez que no declare inconstitucional esta norma. El artículo 3° del proyecto establece en uno de sus párrafos que se faculta al Poder Ejecutivo Nacional a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas. Y desarrolla toda la delegación legislativa. No hay plazos ni base de la delegación. Seguimos otorgando facultades extraordinarias al ministro Cavallo. Seguimos dando ametralladoras a los monos. Reitero: esto es ilegal. Por lo menos se debe establecer un plazo en este artículo. Ya me referí recién al artículo 10, por el que se establece la modificación del artículo 34 de la ley 24.156. Las reducciones salariales tienen que ser transitorias y para el futuro. Así lo ha dicho la Corte en el caso "Guida". Si bien es cierto que estas reducciones se aplicarán en los próximos sueldos, en los hechos funcionan para haberes que ya debieron haberse percibido. Entonces, se va a establecer la reducción sobre días trabajados, es decir que funciona para atrás. A fin de mes se dirá al empleado cuánto se le va a pagar por los días que ya trabajó. La reducción es retroactiva y es ilegal, además de injusta. Decíamos que esta norma transforma la remuneración en aleatoria. En el mismo caso "Guida", la Corte estableció que cuando hay reducciones en la remuneración de un trabajador se le debe reconocer el derecho a recibir una compensación, ya sea por la vía de menor cantidad de horas de trabajo o por la de otro tipo de modificaciones o beneficios en su jornada laboral a efectos de compensar, precisamente, la reducción salarial. Acá no hay ningún tipo de compensación para el trabajador, mucho menos para el jubilado. La reducción debe ser transitoria y para el futuro, pero aquí no es ni una cosa ni la otra. Reitero, señor presidente, ¿cómo va a poder planificar un trabajador o un jubilado su economía familiar? No sabe cuánto va a percibir a fin de mes. Además, no es por esta emergencia o por esta urgencia. Es para siempre porque se lo incluye en la ley de administración financiera del Estado. Por lo menos lo hubiéramos dejado en el decreto de necesidad y urgencia 896 sin incluirlo en una cláusula permanente de una ley. Esto es lo grave, señor presidente: si este Congreso aprueba este proyecto de ley, se estaría generando una enorme injusticia, absolutamente ilegal, y ya cristalizada en una modificación legislativa. No es una norma de emergencia la que estamos votando; es una norma definitiva y permanente.
Sr. Altuna. -- ¿Me permite una interrupción?
Sr. Presidente (Menem). -- Le solicitan otra interrupción, señor senador.
Sr. Yoma. -- Cómo no.
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Sr. Presidente (Menem). -- La Presidencia solicita a los señores senadores se sirvan administrar bien las interrupciones porque hay muchísimos oradores y se va a dar el tiempo justo a cada uno. Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Altuna.
Sr. Altuna. -- Sí, señor presidente. Voy a tratar de ser absolutamente breve. Lo que dice el señor Yoma no se compadece con el artículo 34 actual. Es decir, lo que se está proponiendo a través de esta modificación del artículo es respetar la realidad económica. Los presupuestos se hacen, son presupuestos. Con respecto a los créditos de las distintas partidas lo que establece este proyecto de ley, y me parece de absoluta higiene administrativa, es que en los presupuestos no se puede comprometer más de los recursos previstos. Entonces, cuando el poder administrador se da cuenta de que los recursos no van a alcanzar para cubrir los montos de los créditos, las jurisdicciones --a través de sus órganos de contralor-- tienen la responsabilidad automática de bajar y de ajustar todos los presupuestos, todos los créditos que se habían dado a todas las partidas, incluidos sueldos, jubilaciones, asignaciones. Todo se baja en la misma proporción. Nosotros estamos diciendo hoy que respetamos esa situación, pero cuando los ahorros y el incremento por los nuevos recursos lo posibiliten, la primera atención va a ser restablecer los salarios que fueron reducidos anteriormente. Pero esto lo dice la actual ley, con esto no innovamos absolutamente nada. De modo que yo creo que debemos ajustarnos a la realidad actual.
Sr. Presidente (Menem). -- Continúa en el uso de la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Señor senador: con todo respeto, no subestime mi inteligencia ni la de sus pares.
Sr. Altuna. -- No, no.
Sr. Yoma. -- El trabajador o el jubilado tienen derecho a saber cuánto van a ganar a fin de mes. Por esta modificación se transforma en incierta la remuneración que van a recibir, porque eso va a depender del nivel de recaudación. Y como la recaudación viene en caída desde hace dos años a esta parte, y se va a profundizar con esta medida, también aumentará el recorte de los salarios de los jubilados y de los empleados públicos. Ahora estamos autorizándolo a través de la ley 24.156, como norma permanente. Esta es la enorme incertidumbre que se le va a generar a cientos de miles de argentinos que, reitero, con su magro salario no van a poder planificar su economía cotidiana. Señor presidente: voy a tratar de ir finalizando. ¡Hay que ser bárbaros! En la parte final del artículo 10 se están abrogando derechos constitucionales elementales. ¿Cómo puede ser que el Congreso sancione normas de estas
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características, que violan garantías constitucionales expresas, que violentan el estado de derecho? El artículo 10 dice en el último párrafo: "La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra." Resulta que el derecho constitucional a percibir una remuneración no podrá ser alegado por ningún ciudadano que accione ante los tribunales. Se le impide lo más elemental que es ir al órgano jurisdiccional en defensa de sus derechos y garantías constitucionales. Por una ley del Congreso le estamos diciendo que no puede invocar el artículo 14 o el 14 bis de la Constitución Nacional contra esta norma. El artículo 14 de la sanción venida de Diputados es lamentable. Se modifica el Código de Procedimientos. Dice que los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar. ¿Qué juez va a tolerar esta norma? ¿Qué juez va a tolerar esta cláusula? Se les prohíbe por ley del Congreso ejercer la magistratura, dictar medidas cautelares. Es como si el Poder Ejecutivo sancionara un decreto prohibiéndole al Parlamento sancionar una ley. ¿Cómo podemos decirle a un juez que se le prohíbe dictar medidas cautelares? ¿Cómo le podemos decir a un ciudadano que no puede ir en amparo frente a una decisión del poder administrador que afecta partidas presupuestarias? ¿Cómo se puede plasmar esto en una norma legal y aceptar que este Congreso la esté tratando? ¿Cómo se puede incluso haber recibido en Mesa de Entradas una norma de estas características? Señor presidente: seguramente para el debate en particular vamos a tratar de impulsar algunas modificaciones. Pero el peronismo no puede votar favorablemente este proyecto de ley tal como está planteado, por ilegal, injusto y bárbaramente inconstitucional.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por Formosa, del bloque de la Unión Cívica Radical o Alianza, señor senador Maglietti.
Sr. Maglietti. -- Señor presidente: todos apoyan el principio de lograr el déficit cero. Pero, evidentemente, ese principio se puede lograr a través de medidas totalmente distintas y opuestas a las planteadas en el proyecto de ley en tratamiento. Interpreto que puede haber dos caminos para lograr el déficit cero. El primero es combatir la evasión. Se trata de algo que han proclamado tanto el gobierno anterior como éste, pero nada se ha hecho hasta ahora para enfrentarla. La evasión y la corrupción en el país siguen intactas. En ese sentido, conocemos la calificación que ha dado al respecto un organismo internacional a la Argentina: en el último período del gobierno anterior era de 2,42 puntos y, en este --nuestro gobierno-- es de 3,50 puntos. Es decir, seguimos aplazados, sin que nada haya mejorado mayormente la situación. Asimismo, también podríamos lograr el déficit cero en el marco de este primer supuesto gravando a los sectores privilegiados. Pero el gobierno ha optado por otro camino. Es decir, por el peor, sacrificando al pueblo y privilegiando a los privilegiados que hoy tenemos en el país. O sea, al establishment financiero. ¿Cuáles son las consecuencias que está sufriendo el país y cuáles van a ser las consecuencias en el futuro? Es indudable, por más que se afirme lo contrario, que la recesión se va a acentuar. Es indudable que va a haber más pobreza, más desocupación y más concentración de la riqueza. 177
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Una encuesta del INDEC, que se publicó casualmente hoy, señala que actualmente los ricos --que son el 10% de la población de la Argentina-- ganan 26,4 veces más que el sector de los pobres. Esa proporción, hace diez años atrás, era de doce a uno; ahora es de veintiséis a uno. Esta diferencia en los ingresos ha distorsionado totalmente la situación en que se encuentran los argentinos. ¿A qué nos llevarán estas medidas que se proponen como la panacea y que creo que producirán el efecto contrario al deseado? Nos llevarán a nuevos ajustes, que serán cada vez más intolerables, y seguramente vendrá luego alguna reacción popular para cambiar este modelo que, nos guste o no, está representado por este equipo económico. Este equipo es un fiel exponente del sector financiero y de un neoliberalismo que ha sido calificado, por numerosos autores, como salvaje. Además, solamente se aplica en los países subdesarrollados, porque en las naciones desarrolladas este tipo de globalización y de neoliberalismo no tienen vigencia. En ellas los capitales tienen frenos, existen leyes al respecto, actúa una justicia independiente y se defienden los intereses del pueblo, los mercados internos y la justicia social. Eso no sucede en los países subdesarrollados, donde el capitalismo globalizado utiliza todo su poder para imponer sus apetencias, obtener privilegios y, lógicamente, perjudicar a los pueblos latinoamericanos. Desde el inicio de este gobierno, y ante el primer ajuste planteado por el ministro de Economía de entonces, hice una serie de planteos dentro de nuestro bloque, porque adoptar esas medidas era ir en contra de lo que habíamos proclamado en la "Carta a los Argentinos". Sostuve en aquellos momentos que las medidas traerían más recesión y que, en lugar de mejorar, la situación del país empeoraría gradualmente. Desgraciadamente, los vaticinios hechos en el seno del bloque, y que por disciplina partidaria nunca salieron de ese recinto, se fueron cumpliendo indefectiblemente. En consonancia con lo que sostenía, presenté numerosos proyectos por los que se gravaba con impuestos a distintos sectores que, tanto el anterior gobierno como el actual, jamás quisieron imponer, so pretexto de que los sectores financieros crearían gravísimos problemas y las inversiones huirían, trayendo muy serias consecuencias. Pero la declamación siempre fue la misma: que no se graven los intereses financieros, como bien se dijo en este recinto, y que las medidas de ajuste recaigan sobre el pueblo argentino para, cada vez más, sostener a este voraz sector que, cada día que pasa, se queda con un pedazo más grande de la riqueza argentina, en contraposición con el pueblo que, frente al paso del tiempo, recibe menos, aumentando la desocupación, la pobreza y la miseria. Señor presidente: el primer ajuste se aplicó y estuvo encaminado a la clase media, al imponer el pago del impuesto a las ganancias a los que ganaban más de 1.500 pesos. Luego siguieron los restantes ajustes porque, lógicamente, no se alcanzaron los resultados esperados. Sin embargo, no se iba al fondo de la cuestión y nuestro gobierno no comprendió que el error estuvo en recurrir a economistas que responden al sector financiero. Tanto el doctor Machinea como el doctor López Murphy, que se dicen radicales, demostraron con sus políticas de ajuste que sus ideas estuvieron al servicio del neoliberalismo y del establishment financiero; ideas que nunca coincidieron con las del radicalismo. Pero eso no fue todo, porque llegamos a algo que los argentinos que militamos en la Alianza jamás hubiéramos creído que íbamos a hacer: se recurrió al "salvador" de la Patria, al actual ministro de Economía. El nos hizo creer, y seguramente también lo creyeron los principales dirigentes de la Alianza --incluso un vicepresidente de la República lo solicitaba para el cargo de ministro 178
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de Economía-- , que aplicaría un programa de reactivación. Pero nos engañó. Había logrado ponerse la piel de cordero en la apariencia de que estaba al servicio de la producción. Así es como muchos dirigentes de la Alianza le creyeron y se lo nombró ministro, con la esperanza de que sacaría al país adelante en poco tiempo y tomaría las medidas adecuadas para revertir la situación. Pero ahora se sacó el antifaz y ha implementado este ajustazo, cuyas consecuencias serán pagadas por todo el país. Así, el modelo neoliberal, que tanto criticamos durante la gestión del gobierno anterior, ahora es el que se aplica con la más absoluta intensidad. Nuestro gobierno, en lugar de rodearse de los dirigentes del Frepaso, de la Unión Cívica Radical y de los sectores del trabajo y de la producción --tanto del campo como de la industria-- para enfrentar al voraz sector financiero adoptó, a través de Domingo Cavallo y en forma definitiva, el modelo neoliberal que está empobreciendo y que empobrecerá todavía más a los argentinos. Ese modelo que destruyó al aparato productivo, que se apoderó de nuestras empresas, que vació al Estado, que trajo desocupación y miseria, y destruyó a las economías regionales, es el que necesitamos cambiar si queremos una Argentina rica. Es indispensable cambiarlo por un modelo productivo. No podemos seguir apañando la usura financiera que está hundiendo al país. Nuestro gobierno no está reaccionando. Y, desgraciadamente, las consecuencias las vamos a pagar nosotros, porque el país cada día está más hundido y sometido a esos intereses. Y la afirmación de que no tenemos otra solución, es la mentira más falaz que he escuchado. Existen otras soluciones. Tenemos soluciones y recursos para salir adelante sin necesidad de descontar los sueldos, las jubilaciones, las pensiones y las asignaciones familiares que, como bien se dijo aquí, son intocables. Tocar esas retribuciones es absolutamente inconstitucional. Estamos destruyendo toda la pirámide jurídica del país y entrando en un sistema autoritario en donde la democracia se desnaturaliza porque no se respeta la Constitución. He propuesto, y así lo sigo sosteniendo, que hay cuatro maneras de solucionar los problemas de nuestro país sin atacar al sector más pobre de la economía argentina, que es el de los empleados y los jubilados. La primera de ellas, es restituir al Estado los aportes patronales. Eso ya lo impulsó la Cámara de Diputados y, como hemos visto, contó con consenso, pese a que nos corrían con el "cuco" de que dicha medida era imposible. Ahora falta restituir los aportes patronales, tal como lo he propuesto en un artículo, en virtud de lo cual el Estado tendría los recursos necesarios. No entiendo por qué aquí no se apoya una medida de esta naturaleza, que permitirá no sólo solucionar el problema del déficit, sino también contar con fondos para planes de reactivación. También se puede solucionar el problema combatiendo la evasión de las grandes empresas y de la Aduana. Respecto de la evasión en este organismo mucho declamó el gobierno anterior, y no hizo nada. Nuestro gobierno también declamó mucho y tampoco hizo nada, porque los grandes evasores --que son los bancos, las financieras, las petroleras y las empresas privatizadas-siguen evadiendo con absoluta impunidad, porque en el gobierno están sus cómplices apañando esas evasiones. Por eso no se va tomar ninguna medida al respecto. Hay que combatir la corrupción y el despilfarro, pero no con frases grandilocuentes que nunca se cumplen; hay que combatirlos con honestidad, seriedad y responsabilidad. 179
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Hemos cometido un gran despilfarro, tanto en el orden nacional como provincial. Es por eso que hay que hacer ajustes para terminar, por ejemplo, con las jubilaciones "truchas", los empleados fantasmas, los gastos improductivos y las inversiones que no son reales. En ese sentido, señor presidente, lamento en el alma tener que decir esto porque soy radical desde que cumplí los dieciocho años, y lo seguiré siendo durante toda mi vida. Siempre he creído en los principios del radicalismo. Hoy he decidido hacer este discurso porque, a esta altura de mi vida, mientras pueda seguir luchando, no voy a claudicar del radicalismo, no voy a claudicar de nuestros principios, ni a entregar el país a los intereses financieros. Voy a morir en esta banca si es necesario. Y, si es necesario, que me pidan la renuncia; en ese caso, voy a renunciar antes que avalar cualquiera de estas cosas. Desde 1994 hasta 2001 el país ha sufrido las consecuencias de la desfinanciación del nefasto plan Cavallo--Menem --y discúlpenme si tengo que hacer esta referencia al gobierno anterior, pero es la absoluta realidad-- : se implementaron los recortes a los aportes patronales, así como también se crearon las AFJP. Y desde 1994 hasta 2001, el Estado dejó de recaudar en materia de aportes patronales24.157 millones; en cuanto a las AFJP, la pérdida de la recaudación fue de 27.185 millones. Es decir que Estado se desfinanció en 51.315 millones mediante deudas contraídas. Si no hubiéramos hecho esto a través del señor Cavallo, hoy el país, en lugar de deber 150 mil millones, estaría debiendo 99 mil millones, con lo cual nuestra situación sería completamente distinta. Ese desfinanciamiento, señor presidente, es el que nos llevó a esta crítica situación. Implica el 33 por ciento de la deuda externa. Sin embargo, a pesar de que nos dijeron que era imposible reponer los aportes patronales, vimos que sí lo fue, porque la Cámara de Diputados los repuso y todos estuvimos de acuerdo. Y ahora también estamos de acuerdo en apoyarlos. Entonces, ahora necesitamos recuperar los aportes que se entregaron a las AFJP. Invito a todos los señores senadores a que logremos ese objetivo. De esa manera, podríamos encontrar, por lo menos por ahora, una solución rápida e inmediata a todos los problemas sin hacer ningún recorte a los empleados, a los jubilados y a los pensionados. Señor presidente: lo que propongo en el proyecto que obra en Secretaría es tomar los recursos de las AFJP, emitiendo un bono a diez años con el interés de la tasa libor y, al mismo tiempo, no permitiéndoles a las AFJP que cobren el 30 por ciento de comisión. Es una barbaridad que se les permita hacer esto, porque eso sí es esquilmar los recursos de los argentinos que están aportando para su futura jubilación. Entonces, si aplicamos lo que yo propongo en esta sesión y declaramos la emergencia con una ley, este sistema no puede ser modificado sino únicamente por otra ley. De esa manera, el Estado tendrá un ingreso, durante estos seis meses, de 2.200 millones de pesos; mientras que con el recorte de las pensiones y jubilaciones solamente recaudará unos 700 millones. Quiere decir que todavía nos quedarían 1.500 millones de pesos para planes de reactivación económica. Ahora, pregunto a los señores senadores, ¿por qué nadie habla de este tema? Hace dos o tres años que venimos diciendo que por este camino puede pasar la solución. Pero no somos capaces de votar algo para hacer lo necesario a fin de que sea realidad. Y no es un imposible. Según tengo entendido, lo aplicaron los chilenos con excelente resultado. ¿Por qué, entonces, no nos juntamos hoy, apoyamos esta idea, y logramos solucionar el problema sin recortar los sueldos de los argentinos?
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Así, evitaremos la recesión y se podrá, al mismo tiempo, aplicar un programa de reactivación porque, de lo contrario, qué va a ocurrir con los descuentos que pretende aplicarse a jubilados y pensionados, como bien se dijo en este recinto. La inseguridad va a reinar en todos lados. Nadie va a saber, en definitiva, si se podrán otorgar créditos a los empleados. ¿Cuántos van a dejar de pagar las cuotas de sus créditos hipotecarios? ¿Cuántos van a perder sus casas? ¿Cuántos van a encontrarse en la situación de perder su vehículo? ¿Cuántas personas se van a ver damnificadas? ¿Y cuántos pobres jubilados tal vez no puedan comer o dar de comer a sus hijos, porque hoy resulta que ayudan a sus hijos que están desocupados? ¿Cuanto daño es capaz de hacer este ministro de Economía que casi destruye el país en el gobierno anterior? Ahora lo volvimos a traer creyendo que era un mago y nos va a volver a destruir; y lo voy a demostrar con algunos ejemplos. En su momento, los bonos de la deuda argentina tenían una cotización del 18 por ciento, y con 5.688 millones de pesos estábamos en condiciones de recuperar nuestra deuda externa. Sin embargo, el señor Cavallo, Plan Brady mediante, renegoció la deuda por 31.600 millones de pesos y allí el país perdió 25.912 millones de pesos. Quiere decir que gracias a este señor economista el país viene perdiendo los siguientes importes: 51.342 millones de pesos por reducción de aportes patronales, 27.185 millones de pesos vinculados con los aportes a las AFJP y 25.912 millones de pesos por la renegociación del Plan Brady, es decir que el país perdió alrededor de 77.000 millones de pesos y, por lo tanto, tuvo que recurrir al endeudamiento para cubrir esa suma. Si hoy no se hubieran cometido esos hechos desgraciados el país, que debe 150 mil millones de pesos, estaría debiendo nada más que 72 mil millones. Esto quiere decir que la Argentina no estaría hoy en crisis; al contrario, estaríamos floreciendo y podríamos tener la posibilidad de lograr la reactivación, porque este país, con 72 mil millones de pesos de deuda externa, no se vería afectado de la manera en que actualmente está. Entonces, ¿quién fue el autor del endeudamiento argentino? Nuestro actual ministro de Economía, quien ahora quiere poner la cincha al pueblo argentino para seguir privilegiando a los sectores financieros y continuar empobreciendo a nuestra gente. Es indudable que el señor Cavallo, para mantener la convertibilidad con estas crisis, va a tener que ir de ajuste a más ajuste y de recesión a más recesión. A ello se suma el déficit estructural provocado por el pago de los intereses de la deuda, que alcanza los 11.200 millones de pesos este año y las remesas de utilidades de empresa privatizadas, que representan 6.000 millones de pesos. Además, debemos agregar también la amortización de la deuda, que este año representa 11.437 millones de pesos. En total, necesitamos 28.637 millones de pesos para refinanciar nuestra deuda. Como ustedes podrán apreciar, el estado en que se encuentran nuestras finanzas es realmente crítico. Como conclusión, porque veo que mi tiempo se está agotando, quiero decir que soy un hombre de la Alianza, fundamentalmente del radicalismo, y lucharé siempre por los principios radicales. Respeto a todos los partidos políticos y, si alguna vez tuve que criticar a la oposición, lo hice porque creí que lo que decía era correcto. Pero hoy, desgraciadamente, estoy viviendo el peor día de mi vida como político, porque tuve que criticar a mi propio gobierno. Esto no es fácil. Creo que es muy difícil, pero se impone la verdad. Y tengo que hacerlo, porque de otra manera estaría traicionando a mis hijos y a la Unión Cívica Radical; entonces, voy a mantenerme firme en esta banca sosteniendo esos principios, porque son sagrados para mí y para la historia del país. (Aplausos.) 181
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--Ocupa la Presidencia el señor presidente provisional del H. Senado, senador Mario A. Losada.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sala.
Sr. Sala. -- Señor presidente: después de una exposición como la que ha realizado el señor senador que me precedió en el uso de la palabra, es difícil hilvanar las ideas que quería exponer en esta oportunidad. En primer lugar, voy a decir que mi costumbre siempre ha sido estar a la hora de la convocatoria de la sesión y honrar a la bandera argentina cuando el señor presidente, habilitando el quórum, da por abierta la sesión ordinaria correspondiente. Pero en esta oportunidad, atento a la decisión que prácticamente por unanimidad había tomado mi bloque el jueves de la semana pasada, día en el cual nos quedamos trabajando en el Congreso hasta última hora en los borradores del dictamen, sentí la obligación de trasladarme a mi provincia para compartir con mis vecinos la gravísima emergencia por laque están atravesando muchos chubutenses por el gran desastre climático ocurrido en aquella región, que me imagino que será de igual magnitud en otras provincias patagónicas. Gracias a la acción de los hombres de la Fuerza Aérea Argentina, fue posible que en la tarde de hoy pudiera partir la aeronave del vuelo comercial que nos trajo a la ciudad de Buenos Aires. Y llegué en el momento en que me hice presente en este recinto, cuando se estaba rindiendo homenaje a una gran persona que nos dejó en este mundo, pero que espero que encuentre en el otro la paz que tanto se merece por sus grandes condiciones. Por supuesto que este fin de semana me tocó comprender muchos de los temas que, a veces en este cuerpo, queremos tratar y resolver en nuestros discursos. Yo, que no tenía la posibilidad de llevar respuesta alguna a los pobladores de mi provincia, que están padeciendo con muchísimo dolor la situación por la que atraviesan, los acompañé con mi presencia, los escuché y, en más de una oportunidad, tuve que hablar, porque en varias reuniones que mantuve en lugares de extrema pobreza, me pedían explicaciones por lo que iba a tratar el Senado acerca del famoso ajuste que los medios tanto estaban comentando. Imagínense mi situación. Además, complementariamente con esa situación --y luego voy a tratar de relatar las explicaciones que di--, asistí al acto del 28 de julio, que para los chubutenses es una fecha importante, porque en 1865 desembarcó la colonización galesa que trajo una nueva fuente de producción y de progreso en la provincia. Y, tanto los hombres del justicialismo como los de todas las corrientes políticas, votaron por unanimidad la restitución de un busto de la señora María Eva Duarte de Perón al mismo lugar del que fuera volteado en 1955 por manos de la incomprensión, de la intolerancia y de la subversión. Fue un acto emotivo, que conmovió a todos quienes bajo la nieve nos habíamos juntado en un cruce de avenidas en la maravillosa ciudad de Esquel, en mi provincia. Los oradores de todos los niveles sociales que hicieron uso de la palabra resaltaron la vocación de esa mujer, que hoy es parte del patrimonio de los argentinos, de los sudamericanos y de otros hombres del mundo, y destacaron su auténtica vocación de apoyo y de ayuda a los más necesitados.
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Pero, simultáneamente, mientras me trasladaba de ciudad en ciudad, comprobaba la labor de los hombres de Gendarmería Nacional que, en cada operativo de apoyo a una familia o de rescate de un necesitado, arriesgaban su vida en las maniobras que realizaban con los humildes aparatos de transporte aéreo con que cuentan. Entonces allí nació mi primer cuestionamiento. ¿Los trabajadores del Estado son todos iguales en la República Argentina? ¿Todos gozan de la misma situación para merecer similar sanción cuando el país reclama un sacrificio a los hombres que trabajan en la función pública? ¿Vive la misma situación un hombre del regimiento de Gendarmería o del Ejército argentino que está en la frontera de mi provincia que otro que tiene un destino distinto? Hace unos años, como señal de progreso les pusieron zeppelines de gas para conectar la calefacción en lugares donde hoy no puede llegar ningún tipo de vehículo a fin de restituir lo que ya se consumieron y, por eso, están hachando la leña entre la nieve para seguir subsistiendo en esos puestos. ¿Estas personas son iguales a los empleados de cualquier repartición del Estado nacional --sean del Congreso, del Poder Judicial o del Poder Ejecutivo--, en la ciudad de Buenos Aires? ¿Es lo mismo un hombre de las fuerzas armadas del edificio de ese Comando en Jefe que el que está en un destino en el interior del país, cualquiera sea la provincia? Por supuesto que mi respuesta fue categórica: son diferentes, son hombres distintos, por lo menos mientras tienen ese destino que la fuerza les ha asignado. Me pregunto si los profesores universitarios de la Universidad de Buenos Aires son iguales a los de las facultades del interior del país, en cuanto al soporte de las situaciones y las condiciones en que tienen que desenvolver sus actividades; o si los hombres del INTA, a quienes vi salvando con sus manos a los animales para que no perecieran debajo de la nieve, son iguales a los empleados públicos de la Capital Federal, para que los englobemos en una ley "de la justicia y de la equidad", como le escuché decir al miembro informante. Y estoy seguro de que al señor senador miembro informante del oficialismo le debe haber costado una barbaridad dar el discurso de hoy porque sé de sus cualidades humanas. Por eso, es muy difícil el tratamiento de esta iniciativa. La presión de las organizaciones financieras y los prestamistas --en nuestro pueblo les decimos usureros-hoy han implementado un mecanismo de lobby que se llama "consultoras", que a diario establecen el riesgo país. Los pobres no tienen consultoras para medir a diario el índice de riesgo de pobreza y mortandad. Y entonces no los pueden escuchar para que el Congreso sesione un domingo y resuelva sus problemas de subsistencia, sus dificultades terminales, de vida o muerte, no de índice de utilidad o de rentabilidad. Ninguno de los senadores, que sé que comparten lo que de mala forma estoy expresando, se resisten a buscar el equilibrio fiscal y el déficit cero; es más, quiero decir que este es un grave error del anterior gobierno peronista, porque el equilibrio fiscal y el déficit cero deben buscarse en tiempos de crecimiento y no de recesión y depresión, porque las consecuencias que produce su instalación son muchísimo más gravosas. De manera que entiendo que esta es una deuda que los peronistas asumimos, por lo menos quien habla; y lo quiero decir públicamente, porque es una deuda que tenemos con nuestros conciudadanos. Para que nadie haga esfuerzos intelectuales, repito que ninguno de los aquí presentes se opone al equilibrio fiscal y al déficit cero sino todo lo contrario; entendemos que debemos propender a ello. Pero me tocó explicarle esto a la gente. Imagínense la situación; pónganse el sábado en la piel de un senador nacional, con el bombardeo de los noticieros televisivos. Y me voy a referir a cómo veíamos desde el interior a todos los que fueron reporteados en Buenos 183
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Aires y, en especial, a algunas expresiones vertidas por el presidente de la Unión Cívica Radical. Imagínense el bombardeo de los noticieros y las tapas de los periódicos de Buenos Aires que, de alguna forma, nos hacían conocer la situación en aquella región. En ese marco tuve que explicar esto a los ciudadanos que estaban en ese desequilibrio social, producto de esta catástrofe no deseada por persona alguna. Entonces, apelando a la imaginación, les dije que esto era como mi familia, que lo que pide el presidente de la República es nada más y nada menos que lo que hacemos en nuestros hogares, que cuando tenemos un programa de gastos de 1.000 pesos por mes y, por alguna circunstancia de la vida los ingresos disminuyen, tenemos que tomar decisiones para poder equilibrar los gastos con los ingresos, porque no hay familia que subsista si las erogaciones diarias son mayores que los recursos. Pero me pidieron permiso para hacerme una pregunta y me interrogaron acerca de si en mi familia me animaría a apagar el calefactor de la habitación de mi madre, de 82 años, para ahorrar y buscar el equilibrio familiar. Me preguntaron si en mi familia, en lugar de salir a comer afuera, tener reuniones con mis amigos y poder cambiar el vehículo en el cual me desplazo por un modelo mejor, me animaría a recortar el presupuesto de mi madre, jubilada de 82 años, para comprar sus remedios. Y me preguntaron si sabía que en la cordillera del Chubut un altísimo porcentaje de los habitantes viven de la jubilación de sus padres porque los hijos no tienen trabajo; y son hijos que ya tienen grupo familiar, con nietos de los jubilados. La verdad es que las oportunidades de explicación del plan se me hacían cada vez más complejas. Entonces, ellos me decían que este era un problema que terminaba con los gastos de la política, porque eso lo escuché en cuanto discurso por televisión quisieron brindarnos. Y el primero que protestó fue el ministro de Acción Social de la Nación, el señor Juan Pablo Cafiero, porque ante la crisis dijo: "llegaron del Ministerio del Interior 1.700.000 pesos de ATN." Entonces, el ministro de gobierno de la provincia dijo que ese millón setecientos mil pesos lo habíamos tramitado antes y eran para tres comunas --Trelew, Comodoro y Rada Tilly--, intendencias encabezadas por dirigentes de la Unión Cívica Radical que tienen déficit en su presupuesto mensual. La gente no entendió esto, y el ministro tampoco. Por lo tanto, pienso si es cierta la convocatoria al ajuste, porque todos debemos achicar para salvar a la Patria. En julio este cuerpo rindió tres homenajes trascendentes a las memorias del general Juan Domingo Perón, de don Hipólito Yrigoyen y de María Eva Duarte de Perón. Yo escuché atentamente los discursos; silenciosamente, le presté atención al señor senador por el Chaco, aunque algunos hablaban, porque aprendí de un hombre tan talentoso como el doctor León las virtudes de ese gran prócer que él trataba homenajear y cuyos valores más fundamentales quería resaltar. ¡Qué decir del homenaje a la memoria del general Perón o de la síntesis en una resolución del homenaje a la memoria de Evita! ¿Es esta sanción de hoy coherente con esos homenajes? ¿O los homenajes del Senado son para cumplir con un acto académico? Porque homenaje es compromiso y compromiso es lealtad con los idearios de los hombres que resaltamos. (Aplausos.) Eso implica un homenaje para cualquier hombre de escasos conocimientos, que se emociona cuando otra persona habla con talento. Eso aconteció hoy con el discurso del senador Maglietti, quien al tener dificultades oratorias nos hizo emocionar a todos.
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Aquí no se trata del partido al que pertenezcamos. Asumo totalmente la cuota de responsabilidad del peronismo en la situación a la que hemos llegado, sin ningún menoscabo de nuestras responsabilidades. Finalmente, quiero manifestar que nuestra generación proviene de personas mayores que trataron de inculcarnos la cultura del trabajo. Mi papá, que ya falleció, era un jubilado. Mi mamá, que gracias a Dios vive, es jubilada. Y siempre me enseñaron que en la vida hay que producir para ganar el sustento de la familia, que detrás de este trayecto existe un sistema que nos contiene y que no es deshonrado vivir de la jubilación. ¿Cómo puedo hablar con mi madre hoy en día si como producto del déficit fiscal, de quienes se gastaron la plata de la Argentina, tenemos que pedir a los jubilados no un ahorro sino que acepten la baja en sus ingresos? ¿Es un orgullo para la Argentina que el 70 por ciento de los jubilados ganen 300 pesos? ¿Es un orgullo que haya quienes ganen 500 pesos? Ese es un indicador de nuestra miseria y de las diferencias sociales que existen en este país entre quienes tienen concentrado el poder y los que pusieron el lomo para construir lo que hoy tenemos. Por eso, al igual que el señor senador Verna, voy a rechazar este proyecto de ley y me voy a sumar a la ley correctiva que tiene que darle las herramientas pertinentes al señor presidente de la Nación que le permitan llegar al equilibrio fiscal y al déficit cero, pero sin acudir a estas medidas que seguramente van a producir los mayores desequilibrios que podamos imaginar. Porque, ¿dónde residen las quitas que se van a hacer? En los números de las computadoras del Ministerio de Economía, pero esos son los haberes de los pueblos de cada uno de los que estamos sentados en este recinto, que van a ver disminuidos sus ingresos. Y que con la disminución de sus ingresos van a disminuir su consumo. Esta disminución va a producir sus efectos en la disminución de ingresos de otros sectores que viven de ese consumo. De esta forma, aumentará el nivel de las dificultades derivadas de este plan que le saca a los más débiles y sigue defendiendo los privilegios de los más fuertes. Anoche escuchaba atentamente en Esquel al señor presidente del bloque de la Unión Cívica Radical, quien decía que el miércoles se podría haber sesionado y el peronismo no quiso hacerlo. Sostenía que estaba todo listo para sesionar y que el radicalismo estaba unido, con excepción de dos senadores que, por cuestiones ideológicas, iban a mantener otra posición. Estaba rodeado de esquelenses de todos los partidos políticos y decía el señor senador que compartía todas esas cuestiones ideológicas, pero que para él era decisivo la responsabilidad de ser un legislador oficialista y apoyar la solicitud del gobierno nacional para salir de la crisis. Entonces, qué nos vienen a decir de los recursos para las próximas elecciones. ¿Qué es lo que tenemos que hacer si votamos los discursos y después se hace cualquier cosa? No es una cuestión únicamente de la Unión Cívica Radical sino de la política; es un muy mal mensaje. Si mañana dijéramos que las elecciones de octubre no son obligatorias, votaría el 30 por ciento de los ciudadanos argentinos, aquellos que están comprometidos con el ejercicio de la política. No iría a votar el ciudadano común y corriente. Señor presidente: oportunamente pediré que la votación sea nominal porque hoy hay tres votos: afirmativo, negativo y ausente. El ausente se suma al afirmativo. Esa va a ser la lectura de la sociedad argentina; no engañamos más a nadie. No hagamos ingeniería para
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salir del paso. Hoy se verá qué Senado es el argentino; el que atiende los problemas de quienes representa o el que atiende las presiones internacionales. Por eso digo que hoy hay tres votos, y de allí la importancia del voto nominal: afirmativo, negativo y ausente, como ocurrió en la Cámara de Diputados. Afuera están esperando el resultado de lo que hoy votemos. Esa es la razón del voto que adelanté y del pedido de votación nominal.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Moreau.
Sr. Moreau. -- Señor presidente: en estos días seguramente a muchos senadores, a muchos dirigentes políticos, se le habrá acercado un jubilado para decirles que no voten la ley o no acompañen el decreto del Poder Ejecutivo. También se les habrá acercado algún agente de policía, de estos que están aquí, en la vereda, o algún empleado del Estado para decirnos lo mismo: no voten la ley porque voy a perder parte de mi salario. Pero también se nos habrá acercado un ahorrista y nos habrá dicho que votemos la ley porque tiene miedo por sus ahorros. O un inversionista importante que también, influenciado por sus inversiones o por este clima que se ha generado en la Argentina, nos habrá pedido que votemos favorablemente este proyecto. En el medio de los que pedían una cosa y la otra, están los pequeños comerciantes, los pequeños industriales, los propietarios de las pequeñas y medianas empresas. Algunos de ellos, muy asustados por el terrorismo financiero de estos últimos días, se habrán plegado a los que creen que hay que aprobar este proyecto de ley y acompañar el decreto del gobierno para evitar el descalabro. Otros, quizá no tan asustados, con una actividad vinculada muy directamente con el consumo, nos deben haber pedido que no votemos favorablemente esta iniciativa, por tener dudas sobre ella o por considerar que va a deprimir el consumo --en virtud de la baja de los salarios que promueve-- y, probablemente, va a provocar la quiebra de su actividad. Hay para todos los gustos. Cada uno de nosotros habrá recibido un pedido o una expresión de dicha naturaleza. Pero, en todos los casos, existe un denominador común: quienes sostenían una cosa y quienes afirmaban exactamente lo contrario, tenían miedo de perder algo. Esa la manifestación de la crisis. Efectivamente, están todos en riesgo; están todos por perder algo. Unos están más cerca que otros, sencillamente, porque aprobar o no este proyecto no significa entrar o salir de la crisis. Ya estamos inmersos en ella y, en consecuencia, todos tienen miedo de perder algo. Entonces, hay que afrontar esta realidad tal como es. Ya se ha dicho aquí que no es malo el principio teórico del déficit cero. ¿Quién no lo entiende desde la economía familiar o desde los libros de contabilidad? El problema es que no estamos escribiendo un manual de contabilidad; ni siquera, con más pretensión, un manual de política económica, para explicar cómo funciona el déficit cero. Estamos actuando sobre una realidad política, económica y social simultáneamente, y esto no está escrito en muchos libros y, mucho menos, en los manuales de los profesores de contabilidad. Hay que decir entonces que esta propuesta de déficit cero, como dijo el señor senador preopinante, llega tarde. Y es tardía porque llega en el escenario de una monumental deuda externa y en el marco de un monumental déficit fiscal. 186
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Para expresarlo en términos que pueda entender cualquier persona: es como querer parar en seco a un avión que va a 1.500 kilómetros por hora. ¿Que sucedería? Reventaría y morirían todos sus pasajeros. Esto no significa que no adhiera al principio de la sana administración, que es algo que ahora se presenta como un descubrimiento: vivir con lo nuestro. Si alguien hubiera planteado hace diez años atrás --como dijo Aldo Ferrer y está escrito en un libro-- que había que vivir con lo nuestro, ¿saben qué le hubieran dicho los economistas liberales y los escribas que ahora reclaman esa conducta? Que estaba fuera del mundo; que era un anacrónico; que eso significaba cerrar las fronteras de la Argentina y que, por el contrario, nosotros debíamos abrirnos al mundo, tomar créditos y endeudarnos. Porque en aquella época, el negocio de los que ahora nos dicen que tenemos que vivir con lo nuestro era prestarnos y endeudarnos porque aún teníamos capacidad de pago y activos nacionales para vender y enajenar. Repasemos los editoriales de hace veinte años de los grandes medios de expresión que representan esas ideologías y vamos a ver si no es cierto lo que digo en este recinto. ¿Por qué ahora nos dicen que hay que vivir con lo nuestro? Porque no tenemos más capacidad de endeudamiento, no hay más activos para enajenar, no queda casi nada para vender y solamente tienen una garantía para cobrar lo que nos prestaron, y por eso vienen. Vivir con lo nuestro es un eufemismo. No es cierto. Digamos la verdad: vamos a vivir con lo que nos quede de lo nuestro. No con lo verdaderamente nuestro ni de lo que sale de los productores en el campo, de lo que se gana con el esfuerzo de los que invierten en fábricas y trabajan en ellas, de lo que fluye de nuestros recursos naturales o de lo que se gana con el sudor de los todos días. Eso es lo nuestro. Si se tratara de vivir con esos recursos y riquezas sería muy bueno. Pero no es así. Primero nos sacan un pedazo de todo eso, de lo nuestro, y hay que vivir de lo que nos quede. De modo que no hablamos de lo mismo. Para mí, vivir con lo nuestro es tener la plena disponibilidad de esas riquezas y recursos, producto del esfuerzo y de la inversión de generaciones argentinas. Claro está que vivimos insertos en un mundo, donde hay limitaciones y realidades que respetar y donde, alegremente, no se puede decretar la cesación de pagos internacionales sin afrontar consecuencias serias. Tampoco se puede plantear el desconocimiento de la deuda o calificarla simplemente de ilegítima. Eso es un acto de irresponsabilidad. Eso es lo que algunos quieren que la gente suponga que pretendemos cuando nosotros planteamos un camino distinto. Es decir que planteamos el desconocimiento de la deuda o su no pago. Siempre nos llevan a posiciones extremas para hacernos aparecer como los cucos. Pero no cabe la menor duda de que la deuda externa tiene un papel relevante y lo tendrá de modo decisivo en la Argentina. ¿A quién le vamos a hacer creer que el problema de la Argentina es un problema fiscal? ¡Claro que hay un problema de ese tipo, pero no es el único! Un gobierno en serio, que debe transformar la realidad, tiene que asumir que también el problema de la deuda es un problema estructural. ¿O, simplemente, se trata de recuperar confianza para que volvamos a tener crédito y se continúe con la bicicleta? Decía hace instantes el miembro informante, que la renegociación realizada a través del megacanje alivió en el corto plazo el problema que significa la deuda. Demostraré que esto es relativo. No obstante, haré previamente una aclaración para que no haya dudas y para no recibir réplicas innecesarias por malos entendidos. 187
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Creo que lo peor que podemos hacer los dirigientes políticos en esta crisis en la que estamos inmersos es echarnos las culpas; es lo peor que podemos hacer. Me refiero al esfuerzo dialéctico por demostrar que todas las culpas fueron del gobierno anterior y que este no tiene ninguna. Esto es tan absurdo como hacer el esfuerzo dialéctico por demostrar -o intentar demostrar-- que toda la culpa la tiene este gobierno, y el anterior es inocente. Hago esta aclaración porque no vengo a polemizar ni a echar culpas. Pero no me voy a ir de este recinto cuando se está dando un debate histórico, sin revisar algunas de las causas que nos llevaron a esta situación. Esto evitará, de alguna manera, que se vuelvan a cometer los mismos errores, ajenos y propios. El miembro informante decía que tenemos que habituarnos a no hablar del pasado...
Sr. Altuna. -- No dije eso.
Sr. Moreau. -- Es cierto, no hay que habituarse a hablar del pasado. Pero sí hay que repasar el pasado y el presente, y tratar de proyectarse hacia el futuro. Los que no quieren revisar el pasado es porque desean que ese pasado se olvide para llegar a la situación que hoy vivimos. ¿Cuál es la situación que estamos viviendo? Si tuviéramos que hacer un símil, sería como haber hecho entrar a un paciente en un hospital, y que el médico que lo tuvo que tratar no solamente no lo curó, sino que lo enfermó. Y cuando está a punto de morirse y llega el sacerdote para darle la extremaunción, el médico le echa la culpa al sacerdote. Eso es lo que quiere Cavallo. Pretende que este enfermo --o mejor dicho este "muerto"-- que le dejó a la Argentina, lo siga cargando la dirigencia y el sistema político. Ese es el "muerto" que nos quieren cargar haciéndonos creer que, si no terminamos rápido el debate, se van a desplomar los mercados del mundo y mañana no van a abrir los bancos. No se trata del "muerto" nuestro. No tenemos nada que ver con la triplicación de la deuda externa de la Argentina. Ya se explicó aquí el significado que tuvo el ingreso al Plan Brady, para no irnos más atrás. Si nos queremos ir un poco más atrás, llegaremos no solamente a los gobiernos constitucionales anteriores, sino también al gobierno militar. Cuando cayó Isabel Perón --al margen de toda valoración política que, reitero, no es mi intención hacer-- , la deuda externa de la Argentina era de 7 mil millones. Había crecido solamente el 62 por ciento en ese período. Cuando se fue el gobierno militar --no sin antes estatizar la deuda, a través de estos ingenios a los que nos tiene acostumbrados el ministro de Economía, que signa la política económica de este país desde hace muchísimos años-- , la deuda externa argentina era de 45 mil millones. Reitero que antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 era de 7 mil millones. Terminó aproximadamente en un 364 por ciento más. Pero no era suficiente. Como ese endeudamiento había sido tomado fundamentalmente por sectores privados con una gran influencia en el poder --tanta como tienen hoy --, Cavallo les estatizó la deuda para que no tuvieran problemas. El argumento esgrimido fue el de siempre --es el que se utiliza ahora-- : hay que favorecer a la inversión y a los sectores privados de la economía. Pero en realidad no están favoreciendo a los sectores privados de la economía --y ya voy a demostrarlo con otros ejemplos--; están produciendo una transferencia fenomenal de ingresos del sector público al sector privado. Pero no al sector privado que conocemos, el 188
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de los chacareros o el de los que tienen talleres en las ciudades, sino al sector privado concentrado. Eso es lo que ha empobrecido, además de los "ñoquis" o de las jubilaciones de privilegio, al Estado nacional y al sector público. Ha sido la transferencia de ingresos a los grupos concentrados que empezó hace tiempo, fundamentalmente al amparo de esa dictadura militar, que no solamente fue nefasta desde el punto de vista de la violación de los derechos humanos sino también del cambio conceptual que le dio al manejo de la economía. ¿O acaso transferir responsabilidades del sector privado al sector público no es estatizar la deuda? ¿No es empobrecer a la sociedad y al Estado hacerlos cargar con esas responsabilidades? Y después, esto se volvió a repetir por otros mecanismos. Por ejemplo, cuando se decidió semiprivatizar el régimen de jubilaciones y pensiones. Ahí el efecto fue todavía peor, porque no solamente hubo una transferencia de recursos del sector público al sector privado empobreciendo al primero sino que, además, Cavallo lo transformó en el principal responsable de la explosión del déficit fiscal, del déficit del sector público. ¡Miren qué perverso es todo esto! Empobrecen al Estado, lo hacen cargar con deudas ajenas, le producen un agujero fiscal fenomenal y, después que lo tienen en el piso, que la endeudaron y le provocaron el déficit, vienen a decir que el problema de la Argentina es el tamaño del Estado. ¿Saben cómo empobreció Cavallo al Estado y cómo provocó déficit a través de esa perversa ley llamada, encima, de solidaridad previsional? Muy sencillamente, señor presidente. Creó un sistema de capitalización privada que, paradójicamente, para que nadie se escapara --violentando las leyes de la libertad de mercado-- tiene carácter obligatorio. Si uno no opta, cuando empieza a trabajar, lo dejan adentro, engrillado, y no puede volver al sistema de reparto. Y ¿qué pasó? Miren al punto al que hemos llegado. Le hizo un agujero enorme al gasto público de la Argentina. Primero, porque transfirió recursos de los sectores que podían pagar sus cargas previsionales al sector privado y las sacó del régimen de reparto. En segundo lugar, porque cargó con el déficit de cajas previsionales a las que pasó al sistema nacional. Por supuesto, lo hizo en el contexto de una Argentina donde la desocupación crecía, al igual que el trabajo en negro y, por lo tanto, se iba desfinanciando el sistema público de reparto. Pero la perversidad no se detiene allí. ¿Saben qué es lo que quieren que paguemos con esta ley de déficit cero, recortándoles a los jubilados? Los bonos que las AFJP, con la plata de los argentinos, le prestan al Estado nacional a tasas del 15 por ciento. Y nos quieren hacer creer que vamos hacia un sistema de capitalización privado. Mentira. Es una patraña más de este brujo que viene soportando el sistema político argentino, al que va a terminar enterrando si no reaccionamos a tiempo. ¡Qué sistema privado! El 60 por ciento de los capitales de las AFJP están invertidos en bonos del Estado, es deuda del Estado, y si han comprado fondos de pensión, alcanza al 70 por ciento. Porque dentro de los fondos de pensión también hay bonos del Estado. Esto quiere decir, estimados amigos, que es el Estado quien vuelve a tener la deuda con los jubilados. ¡De qué sistema de privatización me hablan! Dentro de unos años, aproximadamente diez, cuando empiecen a jubilarse los primeros que ingresaron a ese sistema: ¿quién les va a pagar?, ¿de dónde van a salir los recursos? En este momento, tienen 15 mil millones de dólares y el 70 por ciento son bonos del Estado. El Estado les va a tener que pagar levantando esos vencimientos y esas obligaciones. ¿Dónde está el sistema de capitalización privada? 189
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Estamos construyendo un nuevo déficit hacia adelante y un nuevo sistema de reparto. Porque como las jubilaciones van a ser muy bajas, el Estado les tendrá que adicionar unos pesitos más, si no queremos que nuestros jubilados del futuro --los yuppies que creían que iban a tener un gran futuro porque se habían acercado a una AFJP para jubilarse -- cobrarán algo así como 100 pesos. Si queremos que cobren un poco más, el Estado va a tener que adicionar alguna prestación básica. ¡Ese es el problema! ¿Qué pasó en el camino? En seis años las AFJP se llevaron 7.700 millones de dólares de ganancia.¡Ni las telefónicas lograron una rentabilidad de ese tipo! Hay una diferencia, se llevaron 7.700 millones de dólares de ganancia sin inversión alguna, salvo algunos stands en las esquinas durante algunos meses y algunos alquileres pasajeros de locales. Hasta esa inversión desapareció, ya no los vemos por ningún lado porque empezaron a arreglar con los gerentes de las empresas para que les pasen los paquetes de empleados. Fíjense, el Estado se está quedando con la deuda futura de los jubilados y ahora nos vienen a hablar de déficit cero. Además, los bancos que hicieron de intermediarios se llevaron una ganancia de 7.700 millones de dólares casi sin inversión, salvo la publicitaria. ¿Por qué? Porque cobran las comisiones más altas del mundo capitalista en lo que respecta a regímenes de capitalización privada: el 30 por ciento. Cobrando esas comisiones y las primas de seguro ganaron 7.700 millones de dólares. Transfirieron los recursos al sector privado y ahora el Estado es pobre. No contento con eso, no solamente empobrecieron al Estado sino que, además, se empobreció la economía argentina. En esta economía que casi ya no existe, el gasto público aparece como gigantesco; sobre todo, si lo comparamos con el tamaño de la economía. Decir economía, a esta altura, es casi un eufemismo. ¡Qué economía vamos a tener los argentinos si ya no tenemos mercados! Miren qué cosa paradójica: nosotros, que no tenemos formación liberal, debemos explicar que el problema de la economía argentina es que no tiene mercados y, por lo tanto, no funciona. No tiene mercado externo o lo tiene escuálido y con muchas dificultades, porque nos fueron desalojando del comercio internacional. Nos tenemos que aferrar al Brasil, porque es casi el único comprador y porque venimos manteniendo de manera persistente un tipo de cambio fijo que nos fue sacando de la competitividad, además de los problemas de competitividad que podemos tener por decisiones de política interior. Y por supuesto, no tenemos mercado interno, porque con 14 millones de compatriotas por debajo de la línea de pobreza no hay consumo; ¿qué mercado interno podemos tener? Entonces, ¿quién puede creer, honradamente, que vamos a resolver este problema? Creo que hay quienes sí lo creen honradamente. Considero que el presidente de la Nación cree --o le han hecho creer-- que si vamos al déficit cero podemos evitar males mayores; lo cree gente del común. Honradamente, por supuesto, lo creen mis colegas de bancada. Es tan grave la crisis que, hasta sin creerlo, los senadores de la oposición están sentados aquí para ejercitar un acto de responsabilidad aunque tengan la íntima convicción de que esto no resuelve el problema. Todos sabemos que no lo resuelve. Todos sabemos que, en realidad, aquí tendríamos que estar discutiendo otra cosa, señor presidente. ¿Saben por qué? No porque lo digamos nosotros. No es que tenemos diagnósticos pesimistas; no es que no tenemos propuestas; no es --como dice el secretario general de la Presidencia--, que nos sentamos en las bancas porque no tenemos la responsabilidad de gobernar, pero nos gusta hablar.
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Todavía estamos esperando el Plan de Infraestructura y su ejecución, si de hablar se trata. Y además, quiero advertirle que vamos a seguir hablando, no nos vamos a callar ni hasta Navidad ni más allá, porque eso sería un tremendo retroceso. Pero no somos nosotros los que esta noche venimos a decir aquí que esto no alcanza, que es insuficiente. Cuando ayer nos estábamos por reunir --aunque luego no lo hicimos--, llegó un cable a las 15 y 57 que decía que un analista de crédito soberano de la calificadora Moody's, un señor llamado Mauro Leos --estos que combinan nombres latinoamericanos con apellidos americanos--, consideró que la aprobación del proyecto de déficit cero es una condición necesaria pero no suficiente. No soy yo, no somos los tremendistas, los que decimos que esta ley no sirve para resolver el problema de la Argentina, que es insuficiente. Lo dicen ellos, pero con un sentido distinto. ¿Saben qué nos está anunciando este señor? Que vienen por más. ¡Vienen por más y este es el fondo de la discusión! ¡Hoy vienen por los 21 mil millones de dólares del sistema de la seguridad social argentino! Porque es lo único que queda para satisfacer la necesidad de dinero que tienen para que les aseguremos el pago total al cien por ciento de sus acreencias. Y por si fuera poco, otro economista --este de un banco, tal como lo publica hoy el diario Clarín-- dice que hay mucha preocupación y que los próximos días son cruciales, no sólo por la aprobación en el Congreso del programa de austeridad, sino por la reacción social. Saben que va a haber reacción social y ya abren el paraguas. Entonces, la semana que viene van a decir que va a crecer el riesgo país, no porque no haya déficit cero, sino porque hay lío en las calles de Buenos Aires. Y van a pedir, como ya pidió por anticipado Escasany en la apertura de la Asociación de Bancos, "mano dura", porque hay mucho desorden, porque hay mucha violencia delictiva, como si la violencia delictiva que ha crecido en el país no tuviera que ver con la miopía de ellos, que creen que todo es pura ganancia. Esto es lo que está en discusión. Nosotros podemos votar esta norma o no, señor presidente. Seguramente la vamos a votar o, sin votarla, de todos modos va a salir. Pero la discusión es esta y continúa.
Sr. Presidente (Losada). -- Señor senador: le recuerdo que usted tiene un determinado tiempo para hablar.
Sr. Moreau. -- Le agradezco mucho que me avise, señor presidente. Pido autorización al cuerpo para continuar con mi discurso.
Sr. Presidente (Losada). -- Si hay asentimiento así se hará.
-- Asentimiento.
Sr. Presidente (Losada). -- Continúa en uso de la palabra el señor senador Moreau. 191
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Sr. Moreau. -- Como decía, señor presidente, este tema no se detiene aquí. Luego hablaré específicamente sobre la ley y sobre los recursos, si hay dinero o no para financiar a los jubilados. Pero yo sé que algunos me van a brindar la licencia de tenerme un poco de paciencia para escuchar otras cosas de carácter general. Y es bueno aprovechar esta expectativa pública, pero no para hacerme famoso ni para realizar demagogia barata, ni para desprenderme de mi condición radical --estoy seguro de que el día en que me entierren a mi ataúd lo va a envolver la bandera del partido- , sino para hacer un aporte a un debate político que me parece que está en ciernes, en la puerta de nuestra casa; para ver si somos capaces entre todos de brindar la oportunidad de que la Argentina salga de esta crisis. ¡Por supuesto que lo va a hacer! ¡Lo hará con dolor, con esfuerzo, con sacrificio; hasta aquí no llegamos para salir a una fiesta! Pero todos sabemos que aquí estamos discutiendo cuánto dolor, cuánto esfuerzo y en qué medida lo vamos a repartir. Si de eso se trata, a estos anuncios que ya nos dicen antes de votar la norma "que esto no sirve para nada y que vienen por más y nos van a pedir más", hay que agregarle otro dato. Hoy, al despertarme --como muchos de ustedes, seguramente, tengo una especie de adicción a los diarios--, lo primero que hice fue leer Clarín y me encontré con un título que dice: "La hipótesis de suspender la elección de octubre está en boca de todos". "El cavallismo estudia atajos constitucionales para determinar si es posible suspender las elecciones". "Es un tema de alta sensibilidad política que puede derivar..."
-- Murmullos en los palcos.
Sr. Moreau. -- Señor presidente: ¿podría solicitar que la gente ubicada en los palcos guarde silencio?
Sr. Presidente (Losada). -- La Presidencia solicita a las personas que se encuentran ubicadas en los palcos que por favor guarden silencio. Continúe, senador.
Sr. Moreau. -- "Es un tema de alta sensibidad política que puede derivar en un pedido concreto al gobierno para que traslade los comicios legislativos a marzo, según revelaron... fuentes de Acción para la República." La verdad es que quedé relativamente azorado; me lo esperaba. Y aquí se menciona a un constitucionalista que muchos de ustedes conocen: Daniel Sabsay, a quien dice que se había consultado. Es un hombre ligado a nuestro partido, para qué ocultarlo. Lo llamé por teléfono --no porque descrea de la información de un medio tan importante pero, a veces, los que hemos ejercitado el periodismo sabemos que las cosas pueden tener interpretaciones semiliterales--. Y hace una hora le pregunté, mientras estaba hablando mi colega Maglietti, si era cierto que lo habían tanteado, a lo que me respondió afirmativamente.
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Es más, me autorizó a decir públicamente que lo fueron a ver para proponerle un mecanismo que suspendiera las elecciones en la Argentina; a lo que respondió que esa era una actitud golpista. Me comentó la conversación que tuvo y me autorizó, si hace falta, no sólo a reproducir los términos sino a decir quiénes fueron. Los que están siguiendo este debate se preguntarán qué tiene que ver esto con el recorte a los jubilados.¡Tiene mucho que ver, señor presidente! Estamos discutiendo algo más importante: ¡estamos en medio de la crisis y el problema es quién la cabalga, quién la domina, quién la conduce! ¡Si llegan estos antes que nosotros nos van a hacer perder la paz social y las instituciones! ¡Y no solamente estas instituciones, porque la perversidad sigue al tratar de instalar la idea de suspender las elecciones, y nos quedamos aquí sentados! Allá por diciembre, cuando haya que discutir otra cosa, van a decir que no tenemos legitimidad porque nadie nos eligió; y entonces van a pedir la disolución del Congreso y, además, un día se van a querer "llevar puesto" al presidente legítimo de los argentinos. Por eso, el primer ciudadano que tiene que darse cuenta de esta trampa es el presidente. El debate de hoy no es éste, por más que le interese naturalmente a todos los que pueden ganar o perder. El debate de hoy es si construimos un gobierno de salvación nacional frente a la crisis que padecemos, pero no para suspender las elecciones, porque no se suspendieron ni siquiera en Inglaterra mientras bombardeaban los aviones enemigos, no para lograr el silencio de los políticos, aunque claro que les gustaría ese silencio, porque de esa manera les pueden meter la mano en el bolsillo a los jubilados o a cualquiera. Y después van a pedir el silencio de los periodistas. ¡Esa película ya la conocemos! Ahora no van a golpear las puertas de los cuarteles, van a golpear la puerta de los centros internacionales financieros para presionarnos, para hacernos perder las instituciones. El sistema político de la Argentina tiene que llegar antes a la crisis para poder manejarla. No porque vayamos a evitar dolores y sacrificios; no porque en vez de discutir una reducción de salarios vayamos a discutir un aumento de éstos a los jubilados o a los estatales. Sería un canalla, un hipócrita y un mentiroso si le dijera a la gente que si a esta crisis la maneja el sistema político argentino vamos a evitar sacrificios o a aumentar salarios, pero lo que seguramente no va a ocurrir es el hecho de que nos agarremos solamente con los salarios, porque vamos a encontrar equilibrios y vamos a repartir las cargas del esfuerzo de otra manera. Al igual que todos ustedes y todos mis colegas --a los que vi preocupados--, estuve trabajando en este tema, yendo y viniendo y buscando números. Quería encontrar una explicación de por qué no podíamos fijar el piso en 1.000 pesos para los jubilados o empleados del Estado. Hicimos números, al derecho y al revés. Como consecuencia de eso se votó esta iniciativa en Diputados, que es distinta al decreto del Ejecutivo, porque agrega recursos a los ya previstos por éste; y, aun después de votada esa norma, seguimos discutiendo. Y llegué a este debate sin que nadie me pudiera precisar exactamente los números. ¿Qué significa, por ejemplo, mantener el piso salarial de los jubilados en 1.000 pesos? ¿Qué significa monetariamente? ¿De qué estamos hablando? Y digo "en 1.000 pesos" no porque haya una competencia entre "85 por ciento" y "95 por ciento", sino porque hay que blindar en el piso más elevado, de modo tal que los sucesivos recortes -porque este no va a ser el último-- no deterioren demasiado el salario y, además, porque obviamente ninguno de los que estamos aquí quiere defender un 4 por ciento --y "monedas"-- que quedaría afuera, entre los cuales hay algunos --muy pocos-- que tienen ingresos de alrededor de 1.000 y pico de pesos pero también están los que cobran 3.100. 193
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Ninguno de nosotros quiere defender las jubilaciones que están dentro del marco de los regímenes de privilegio. ¿Saben cuánto significa pasar de 500 a 1.000 pesos?: 34 millones de dólares por mes. Si debemos cubrir un déficit en el semestre de 1.500 millones, estamos hablando de aproximadamente 208 millones de dólares para que nuestros jubilados no tengan recortes de 1.000 para abajo; y, en el caso de los empleados públicos, estamos hablando de 107 millones en el semestre, tomando la masa salarial con los adicionales; es decir, unos 17 millones. O sea que, en conjunto, son 50 millones por mes. ¿Qué hizo la Cámara de Diputados? En el proyecto de ley en revisión la Cámara de Diputados dice: Rechazamos el decreto, pero a los recursos que preveía el decreto agregamos nuevos recursos. Diferimos la devolución del impuesto a las ganancias, porque es loco y absurdo devolver impuesto a las ganancias a alguien que tiene un salario de 3 mil pesos, mientras se proyecta sacar recursos a alguien que gana 500 --eso es equidad--, suspendamos la disminución de los 10 centavos del impuesto a la nafta y aumentemos 4 puntos los aportes de las empresas de servicios de bienes no transables. Esta última medida es casi revolucionaria. Hace once años que andamos detrás de esta cuestión. En volumen, las empresas de servicios no transables son los bancos, las privatizadas, en algo Y.P.F. --que es empresa productora y no de servicios-- y los hipermercados. Ahora están gritando como locos, pero para que ustedes tengan una idea quiero recordar que antes aportaban el 27 por ciento. Ahora los haríamos aportar el 20. Ellos creen que esta crisis sólo la deben pagar los sectores de menores recursos, no así ellos. Ellos están esperando la sanción de esta noche para ver cuánto aportan al Fondo Fiduciario de Provincias y con qué tasa de interés. Yo todavía tengo la duda de si va a ser la patriótica o la colonial. Me inclino por pensar que nos van a aplicar una tasa colonial. Entonces, digo que trabajamos mucho y que cuando se concretó la sanción de la Cámara de Diputados yo me entusiasmé. Dije: "Bueno, hemos agregado recursos, bastantes por cierto." La no devolución del impuesto a las ganancias representa 280 millones de dólares de aquí a fin de año, entre lo que no hay que devolver --que creo son 110 millones-y lo que se va a seguir recaudando. Si bien es cierto que no se puede hacer una estimación exacta de cuánto vamos a recaudar con la suspensión de la disminución de los 10 centavos del impuesto a la nafta, días pasados los propios funcionarios del Ministerio de Economía me dijeron que serían unos 150 millones de dólares en el semestre. Entonces sumamos 150 más 280. Tampoco tienen una estimación concreta sobre lo que vamos a recaudar con el aumento de los 4 puntos en los aportes patronales, pero pongamos la cifra más pesimista del semestre: 150 más. Estamos en 580. Además, ellos habían agregado el aumento de recaudación como consecuencia de la eliminación de exenciones del impuesto al cheque. Tampoco nos dieron una estimación, pero el ministro de Economía, en esos momentos de euforia que preceden a las depresiones, nos habló de 50 millones de recaudación. De ser así, estaríamos hablando de 50 millones por mes. Son 300 en el semestre. Entonces hicimos la suma. Ahora nos dicen que no son 50. Hicimos la suma y entonces dijimos: "Bueno, acá están los recursos para sostener el piso de mil." No digo que sobraban, porque en esta Argentina no sobra nada, pero acá están. Nos encontramos no solamente con que jamás nos dieron los números precisos, sino con evasivas de todo tipo: "Que en realidad la disminución del impuesto a la nafta que se suspendía, si volvía a aumentar, iba a hacer caer el consumo y entonces no había una 194
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estimación." Bueno, es posible que ocurra. Puede ocurrir con cualquier impuesto que se aumente, pero siempre hay un promedio normal. Después nos decían: "Los 4 puntos referentes a los aportes patronales tampoco los podemos estimar. No sabemos muy bien...". No sabían nada, absolutamente nada. Entonces, a esta altura me pregunto dos cosas: si cuando hicieron el decreto ellos pusieron la extensión de la llamada ley del cheque, más estas modificaciones en el IVA. que son buenas --y que yo acompaño--, ¿por qué los impuestos que ellos prevén son buenos y los nuestros son malos? ¿Por qué los de ellos tienen previsibilidad de recaudación? Nos dijeron que con esos gravámenes iban a garantizar un piso jubilatorio, pero con los nuestros no lo pueden hacer porque los de ellos son impuestos buenos y los nuestros son malos. Cuando en realidad son tributos muy sencillos, de muy fácil recaudación, como el de la nafta o el de los aportes patronales. Entonces, empecé a pensar otra cosa, que habían errado el cálculo de base para ir al déficit cero, que en realidad no estamos frente a un déficit de 1.500 millones de pesos para el semestre sino frente a la posibilidad de uno mucho mayor. Pero, por supuesto, tampoco pude lograr que me reconocieran este dato, que realmente no sé si es cierto. No me voy a sumar a los que crean alarma diciendo que puede ser el doble. Si llega a ser así es porque esta medida es mala, porque si empezamos con el déficit cero en julio y sigue cayendo la recaudación en agosto, setiembre, etcétera, es porque la medida --como bien se ha dicho-- produce un efecto contractivo en la economía y hace caer la recaudación. De todos modos, no voy a hacer una afirmación sobre un supuesto; no sé si es así. Pero ¿saben qué convicción me llevé de todo esto? No si los recursos alcanzaban o si la estimación de base que se ha hecho es mala. Fíjense en el brete que nos pone a toda la sociedad argentina si el ministro de Economía nos mintió otra vez. Porque si llegó a calcular mal --no sería la primera vez en estos últimos tiempos que lo hace-- y arrancamos con una estimación para el déficit cero de 1.500 millones, que no es correcta, ni les quiero contar los problemas que va a tener la economía real de la argentina en los próximos seis meses. Eso sí sería irresponsabilidad, jugar con fuego, o bailar en la cubierta del Titanic. Pero no lo puedo afirmar. No obstante, después de todo esto, sí tengo la convicción de que no estamos discutiendo acerca de si los recursos alcanzan sino de un problema de reputación, de señal. En efecto, estamos debatiendo si la Argentina sí o sí va a dar la señal, con plata o sin plata, con recursos o sin recursos, de que vamos a pegarle un recorte brutal a los gastos de la seguridad social para garantizar el pago de la deuda. Entonces, si es así, que lo digan. ¿Para qué vamos a andar con subterfugios? En las crisis la gente puede entender cualquier cosa, en tanto también se le imponga un esfuerzo a otros; porque de ella nadie va a salir indemne. Reitero que si es así, que nos lo digan, de manera de poner en los botes a quien realmente tenemos que subir y así repartimos las cargas del esfuerzo como lo tenemos que hacer. ¡Que no nos vengan a disfrazar con el cuento del déficit cero en este contexto de deuda externa que tenemos, porque lo único que quieren hacer es dar la señal de que vamos a recortar los gastos de toda la seguridad social! Porque acá ¿qué estamos recortando? Lo visible son las jubilaciones y los salarios del personal del Estado, pero saben qué estamos recortando en realidad. ¿Saben a quién le vamos a sacar un 13 por ciento en la actividad privada, no en la estatal? A las mujeres embarazadas; es a ellas a las que les vamos a recortar el 13 por ciento de la asignación por maternidad. Y también le vamos a recortar el 13 por ciento a quienes tengan hijos discapacitados. Este es todo el régimen de la seguridad social. 195
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Cuando uno se refiere a la seguridad social, cree que está hablando solamente de los jubilados, pero este es el recorte que quieren, que nos exigen estos señores que ya nos adelantan que tampoco con eso se van a conformar y que lo que tenemos que cuidar ahora es la reacción social. Ahora bien, ¿el presidente de la Rúa impulsa estas medidas porque es perverso o porque se olvidó de lo que decía en los programas de radio? No. El problema no es una crisis del gobierno. Es cierto que la Alianza no estuvo a la altura de las circunstancias con la homogeneidad necesaria --y como ya dije, no voy a hablar de eso ahora--, pero lo que está en crisis es la Argentina y no lo está para que hagamos a cada rato apelaciones a la unidad nacional y desgastemos el término sino que ella es mucho más profunda. Seguramente, este proyecto de ley hoy será sancionado. Sin embargo, si me permiten mis colegas, voy a disentir con el colega preopinante, el señor senador Sala, porque no creo que votar afirmativa o negativamente esta iniciativa defina el fondo de la cuestión --aunque considero que hay que computar las ausencias; por eso, a pesar de que tengo diferencias con el proyecto, estoy aquí sentado, ya que la ausencia es una cobardía, sobre todo en una hora tan importante como la que vive la Argentina--, o que el hacerlo de uno u otro modo signifique que uno se está colocando del lado de aquellos que quieren o no recortar los salarios. Por otra parte, no voy a abundar en razones como las esgrimidas por el señor senador por La Rioja para fulminar jurídicamente el proyecto en tratamiento. Algunas de sus objeciones las comparto, otras no tanto y, algunas de ellas, serán objeto de propuestas de modificación que elevaré oportunamente al cuerpo. Por ejemplo, voy a plantear una modificación con respecto a la última parte del artículo 10, porque arrasa derechos constitucionales. Pero no abstractos sino que, por ejemplo, echa por tierra con la cuota alimentaria del salario; y no hay juez en el mundo que, aun admitiendo una rebaja salarial, no preserve la cuota o el porcentaje alimentario del salario. Pero tampoco pienso que votando en contra de esta iniciativa resolveremos el problema, porque en términos prácticos, si lo hacemos, quedaría vigente el decreto del Poder Ejecutivo. Es cierto que quedaría en pie con la debilidad propia de un decreto, pero no puedo anticipar cuál podría ser la reacción de la Corte cuando el tema le llegue a su consideración. Esta podrá rechazarlo o podrá ocurrir, como dijo el señor senador Yoma, que lo haga un juez de faltas. Pero también puede suceder lo contrario; es decir que frente a las condiciones de necesidad y urgencia y por la misma razón que hoy estamos reunidos -porque si no lo hacemos, se viene el mundo abajo-- los jueces actúen de la misma manera y apoyen la norma, porque tienen responsabilidad institucional, porque son seres humanos y, probablemente, porque no desearían aparecer como los que provocaron el default de la Argentina. Entonces, quedaría en pie el decreto. Y si ello ocurriera estaríamos peor. ¿Por qué? Por cuanto ya ni siquiera tendríamos la garantía de que el piso para efectuar el recorte sería de 500 pesos. Además, si votáramos en contra de este proyecto y este fuera rechazado, el decreto no quedaría desplazado. Y si ello sucediera, no contaríamos con esos nuevos impuestos creados por la Cámara de Diputados, algunos de ellos muy justos --y por los que levantaría la mano dos veces--, por ejemplo, el que implica un aumento en los aportes patronales; y estoy seguro de que también ustedes están de acuerdo con ese tributo. También es muy justo diferir la devolución del impuesto a las ganancias, aunque tal vez no sea eficiente desde el punto de vista económico. 196
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Pero si no se sancionara este proyecto de ley, la discusión que tendríamos con los jubilados no sería acerca de si el piso del recorte abarcaría a los haberes que van desde los 500 ó los 1.000 pesos sino que debatiríamos sobre si el piso arrancaría en los 300 pesos, porque se supone que, si con todos los recursos que el propio proyecto establece, el Ministerio de Economía afirma que no puede garantizar los haberes superiores a los 500 pesos, de no contar con esos ingresos, con el aumento de los aportes patronales, ni con el diferimiento del impuesto a las ganancias, va a pretender establecer el recorte de haberes a partir de los 300 pesos. O tal vez menos. Qué sabemos. Entonces, la línea divisoria no está en votar afirmativa o negativamente. Lo que tendríamos que hacer --que es difícil bajo esta presión de ser aquellos que si esta noche no aprobamos el proyecto de ley en consideración seremos como los curas a los que se les echa la culpa de que el enfermo se murió porque le dieron la extrema unción--, es analizar si podemos llegar a elaborar un blindaje para los jubilados y los estatales. Es decir, si los excluímos total o parcialmente de este recorte. Es cierto lo que se dice en cuanto a las modificaciones del artículo 34 de la ley 24.156. Pero hay una solución legislativa para ello y, en ese sentido, haré una propuesta concreta cuando abordemos la discusión en particular del proyecto en consideración. Y esto no la haré por ser díscolo, rebelde o por todos los anatemas que en los últimos días quisieron aplicarme algunas personas, aunque no del partido político al que pertenezco, ya que en él saben de la honestidad intelectual de mi planteo y de la legitimidad que hace poco hemos revalidado. Es decir que ni siquiera venimos del resentimiento de un grupo interno que perdió una elección; tampoco pensamos en las elecciones. Alguna vez, ante una crisis muy parecida a la actual, que desembocó en la Revolución del Parque, casi cuando la Argentina simultáneamente salía del patrón oro y hubo una unidad nacional, luego repetida en los grandes movimientos históricos, Leandro Alem, el fundador de nuestro partido, decía que la misión no era electoral, ni siquiera transitoria sino que ella consistía en denunciar un sistema, poner fin a una época. Justamente, creo que estamos asistiendo al fin de una época: el fin del modelo neoliberal. Nos dejaron el cadáver. Tenemos que reemplazarlo por una nueva vida. He allí el desafío. Por eso, voy a proponer modificaciones, aun a sabiendas de que ni siquiera eso resuelve el problema. En este sentido, concretamente, voy a plantear una modificación al artículo 10, que a su vez modifica el artículo 34 de la ley 24.156, para establecer un blindaje que excluya a los jubilados y a los empleados estatales que ganan menos de 1.000 pesos. Pero que los excluya definitiva y legalmente de cualquier recorte presente o futuro. Hago este planteo porque es posible que más adelante, si es que nos damos cuenta de que hace falta formar un gobierno de salvación nacional, tengamos que pedir un nuevo esfuerzo a la gente. Pero hay que tener un límite y dar alguna certeza. Esto no invalida que otros señores senadores, como bien se ha adelantado, propongan la exclusión total de jubilados y asalariados. Cualquier propuesta en ese sentido es buena y, lógicamente, es obvio que debe estar acompañada de cierta racionalidad con los recursos disponibles. No plantearé una discusión al respecto, pero hay que fijar un blindaje no sólo por el actual 13 por ciento sino también por los que vendrán en el futuro en virtud de lo que nos anuncian estos señores. Es legítimo haber dejado de lado a los acreedores externos. Solamente un irresponsable podía decir que no íbamos a pagar. Pero no es legítimo que el
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default o la cesación de pagos ocurra solamente hacia el interior de nuestra economía. Allí está el desafío a la imaginación que nos plantea la actual realidad del país. Voy a votar en forma favorable en general, porque estoy de acuerdo con el aumento de los aportes patronales, con el diferimiento de la devolución del impuesto a las ganancias y con la extensión de la aplicación de la ley del cheque, en virtud de los fraudes descubiertos. Pero adelanto que también propondré modificaciones cuando el proyecto se trate en particular. Propondré el blindaje para los jubilados, el cual no está claro en el proyecto sancionado en la Cámara de Diputados, a pesar de que la intención del artículo 12 fue la acordada con el gobierno nacional. La norma no quedó clara no sólo por un problema de redacción sino también porque no hubo claridad política en los acuerdos. Creo que hay que mejorar esa redacción. En las leyes no sólo hay que reflejar la voluntad sino también --y con mucha precisión--, la decisión de que determinadas cosas ocurran o no. Yo no me siento agraviado ni corro a nadie por izquierda o por derecha. Miren si vamos a estar a esta altura --con el drama que tenemos entre manos--, en la tontería de hacer ese jueguito. Para terminar, y sin demasiada grandilocuencia, quiero decir que los jubilados que nos paraban por la calle y nos decían "no voten la ley"; que los empleados del Estado que nos decían "no voten la ley"; que los inversores que nos decían "voten la ley" y que los ahorristas o los pequeños comerciantes, que están en el medio y con miedo, no esperan de nosotros solamente una explicación contable del déficit cero sino que aspiran a que el presidente de la Nación -- que es el único que tiene legitimidad, además de ser el vértice de este gobierno -- advierta que llegó la hora de desembarazarse de los "brujos". En otros tiempos, otros tuvieron que desembarazarse --y así lo hicieron-- de otros "brujos". Tal vez llegaron tarde. No sea cosa que nosotros también. (Aplausos en las galerías)
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Varizat.
Sr. Varizat. -- Señor presidente: después de haber escuchado las palabras de los señores senadores que me precedieron, sería prácticamente imposible pretender dar claridad y aportar algo de peso a mis fundamentos acerca de mi negativa a la aprobación de este proyecto. Simplemente haré algunas observaciones, porque deseo dejar sentado que mi voto negativo no significa disentir con la filosofía del déficit cero o la idea de que los argentinos no tengamos que vivir con lo propio. En este sentido, gracias al esfuerzo de todos los santacruceños, en mi provincia lo venimos haciendo desde hace algo más de una década. Se trató de un esfuerzo equitativo que no recayó sobre los que menos tenían sino que fue estudiado para que afectara principalmente a los que más poseían. En consecuencia, hace más de diez años que podemos decir con orgullo que los santacruceños vivimos con lo que tenemos, con lo propio. Y muchas veces debemos vivir con menos de lo propio, fundamentalmente , porque parte de lo nuestro no llega en virtud de que el gobierno nacional no cumple con los compromisos asumidos con la provincia. En consecuencia, parte de lo nuestro queda
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retenido por el Ministerio de Economía de la Nación. Es por eso que muchas veces estamos obligados a vivir con menos de lo que nos es propio. Entiendo que no compartir esta filosofía, sería negar una realidad que es contundente. Nada tiene futuro en lo económico si se gasta más de lo que ingresa. Pero tampoco tiene futuro el tratar de basar esta filosofía en los que menos tienen. Porque la hace perversa, injusta y casi de imposible cumplimiento. Voy a hacer algunas observaciones basándome en que personalmente creo que el riesgo país, que tanto atormenta hoy a los argentinos, tiene nombre y apellido. El riesgo país en la Argentina se llama Domingo Felipe Cavallo; y creo que mientras este personaje siga rigiendo --como bien lo han explicado varios senadores que me precedieron en el uso de la palabra, desde hace muchos años, desde 1991-- o interfiriendo en la política económica argentina, sentando políticas y acciones que han ido generando un desfinanciamiento del Estado y una monstruosa transferencia de recursos de los asalariados y de los que menos tienen hacia ciertos sectores concentrados de la economía, y mientras no se apunte a corregir esto, ningún esfuerzo que se haga va a tener efecto, como ha ocurrido con todas las medidas que ha implementado este gobierno desde 1999 hasta la fecha. En su gran mayoría los ajustes han recaído sobre los sectores medios y los sectores más desprotegidos de la Argentina. Y no han tenido mayor efecto que el de agravar la recesión, los problemas económicos de nuestro país e ir estrechando las posibilidades de salida de este modelo, que se cae solo. Creo que esto es lo que no alcanza a percibir el gobierno, que había prometido cambiar, salir de este modelo, y por lo que fue acompañado por el voto de casi el 82 u 83 por ciento del electorado argentino en octubre de 1999. Pero después se encargó de desvirtuar esa representación, ese mandato popular y se aferró a un modelo que había prometido cambiar. Creo que ahí nace y radica en gran parte la falta de credibilidad de este gobierno, que está basado fundamentalmente en la mentira, en decir que va a hacer una cosa y termina haciendo precisamente lo contrario. A esto hay que agregar que nuestro presidente incorpora al gobierno de la Nación al máximo responsable de esta situación. El otro día escuchaba y veía por televisión un mensaje del señor presidente en el que les preguntaba a todos los argentinos si sabían dónde estaban los que habían endeudado a la Argentina. Y precisamente sentado a su lado estaba Domingo Felipe Cavallo que, si no fue el ideólogo, fue el principal ejecutor de este endeudamiento, por lo menos fue el broker de los sectores que han propiciado y llevado adelante este aumento de la deuda. Además, tiene un triste récord, porque con las medidas que tomó durante su gestión se duplicó, en tres oportunidades, la deuda externa argentina. Por eso digo que el riesgo país tiene nombre y apellido. Creo que es muy difícil pedirle credibilidad a los argentinos y a los sectores de la economía cuando gran parte del sector político que integra el gobierno descree de las políticas que se están llevando adelante. No va a cambiar ni a aportar en mucho que este Senado apruebe o no esta ley. Creo que son las medidas y las acciones que viene llevando adelante este gobierno las que han generado este clima de incertidumbre y de escasa o casi nula credibilidad. Es muy difícil creer en un gobierno cuyo presidente firma un decreto a la mañana restableciendo las jubilaciones de privilegio y a la tarde firma otro porque se había equivocado. Es muy difícil pedirle credibilidad a los argentinos cuando el coraje de un gobierno radica en recortarle sus ingresos a quienes menos tienen. Es muy difícil que 199
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podamos creer en esto, al menos los que venimos del seno de un partido de extracción popular y que decimos representar a los que menos tienen. Creo que se nos ha mentido mucho, se nos ha dicho hace poco tiempo que a través de esta operación de megacanje íbamos a solucionar lo urgente para poder luego, desde la tranquilidad que íbamos a ganar con el resultado de esa medida, empezar a dedicarnos a lo importante. Si lo urgente era lograr un negocio para cuatro banqueros amigos de alguien que embolsaron más de 150 millones de dólares de comisión por autovenderse bonos, y lo importante es recortarle las jubilaciones y las pensiones a los argentinos, realmente espero que este gobierno no empiece a tratar de tomar decisiones muy urgentes o de afrontar problemas muy importantes porque, de ser así, no quiero pensar lo que va a ser el destino de los habitantes de este país. Finalmente, adhiero a lo dicho por el señor senador Sala en el sentido de que se practique votación nominal.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador por Entre Ríos.
Sr. Alasino. -- Señor presidente: la verdad es que escuché una parte del discurso del senador Moreau y nos ha dejado absolutamente conmovidos, porque es de una gran claridad y rigidez intelectual en su mayor parte. Después voy a explicar el por qué. Es un toque de atención, no solamente para este cuerpo sino también para los que están administrando el país. Debo decir que nosotros, los peronistas, los del bloque justicialista, no podemos sino adherir al déficit cero como una cuestión de Estado. Nosotros acompañamos la iniciativa del gobernador De la Sota cuando era senador y fuimos quienes promovimos la ley del déficit cero. En la Cámara de Diputados sufrió algunas modificaciones y, tal vez, no tuvo allí el resultado final esperado. Pero conceptualmente el déficit cero está plasmado en la ley 25.152 que es ley de la Nación y fue iniciativa, específicamente, de nuestro bloque. Lo que rechazamos absolutamente es que el déficit cero se logre a costa del salario de los trabajadores del sector público y de los haberes de los jubilados. No admitimos, bajo ningún concepto --en esto mi opinión es terminante y definitiva -- que esta política de Estado tenga como resultado final la baja de jubilaciones y de pensiones. Esto me hace acordar, señor presidente, el relato mitológico según el cual los atenienses, cada nueve años, mandaban a jóvenes para que los matara el Minotauro en el laberinto del rey Midas y eso les permitiera vivir con tranquilidad nueve años más. Ahora le estamos enviando a la concentración económica que define la política del país otro contingente para que el Minotauro --mitad toro y mitad hombre-- se lo coma. Esta vez, le mandamos a los jubilados, a los pensionados. Estos son los que ahora, detrás de esta política, tienen que ser devorados para que sobreviva el sistema. Esta no es simplemente una cuestión alegórica, señor presidente. Este bloque, aún en los momentos más difíciles y complicados, ha sostenido una posición respecto de la cual --al menos personalmente-- no está dispuesto a volverse atrás. Haré rápidamente un racconto, señor presidente. En la sanción del proyecto de ley de reforma laboral protegimos tres cosas: no bajar los sueldos, no discutir convenios a la baja y evitar que se desintegrara el movimiento sindical, posibilitando la celebración de 200
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convenios por abajo o en inferiores niveles que, de alguna manera, dinamitaran la organización gremial actual. Fuimos los que, en una decisión absolutamente pensada y meditada, derogamos el decreto 430 el 14 de julio del año pasado, que rebajaba sueldos, porque creímos que era confiscatorio. Era un impuesto, porque se hacía una quita, no había devolución y, en definitiva, lo que se estaba haciendo era cobrar un impuesto al salario. Fuimos los que derogamos la resolución 668/00, que firmó el presidente de esta Cámara y el de la Cámara de Diputados, que decidía bajar los sueldos de los empleados legislativos. Ahora viene este proyecto de ley y se dispone consagrar un hecho mucho más grave: bajar las jubilaciones y las pensiones con un criterio absolutamente injusto; "a lo financiero", cortando por lo grande, sin advertir nada, sin ningún criterio de equidad o de justicia. Le da lo mismo un jubilado que cobra 501 pesos, que aportó durante treinta años y que tiene tal vez una expectativa de vida menor, que un empleado que gane como el jefe de gabinete --5 mil ó 6 mil pesos--. No existe en este proyecto de ley ningún criterio que pondere algún elemento de justicia, que establezca algún mecanismo por el cual, quienes están dispuestos o decididos a ayudar, tengan a su favor elementos que les permitan acompañar lo resuelto por el Poder Ejecutivo. En un primer momento pensé, señor presidente, que nosotros debíamos hacer un proyecto alternativo. Y trabajé en él. En esa iniciativa se establecía una serie de mecanismos que, considero, evitaban un aumento de la pelea entre los pobres --que es lo que parece ser que ocurre-- debido a las medidas que se van a llevar adelante en cuanto a los jubilados, pensionados y asalariados. De alguna manera, permitía que este asunto no terminara siendo un elemento confiscatorio de sus sueldos o jubilaciones. Sin embargo, luego de haberlo elaborado pacientemente y de establecer mecanismos de devolución, me di cuenta de que no servía armar un proyecto alternativo ni proponer modificaciones en particular porque esa película ya la vimos: el proyecto pasa a la Cámara de Diputados y allí, la Alianza, con su mayoría, define la ley tal como está redactada aquí. Pero este proyecto de ley tiene aspectos muy graves que, de ninguna manera, podemos admitir. Porque si nosotros trabajamos en el texto del proyecto y, si además elaboramos algún criterio --como lo pretendimos hacer a través de un sistema en donde la solución no sea la rebaja de sueldos ni de pensiones sino mecanismos de devolución o de atraso en el pago--, lo que vamos a conseguir es que cuando pase a la Cámara de Diputados se sancione la ley con el mismo texto que en su oportunidad se aprobó allí. Entonces, vamos a convalidar una situación que va a asentar definitivamente y por ley, la injusticia en la Argentina. ¿Por qué digo esto, señor presidente? Porque hay un punto que se ha soslayado y que es de una gravedad enorme: se va a modificar de modo definitivo el artículo 34 de la ley de administración financiera; se va a establecer así, para siempre, que los haberes y las jubilaciones son variables de ajuste para afrontar un déficit de caja. ¡Esto es lo que se va a votar y nadie dice nada! ¡No se va a hacer como excepción, no tiene carácter transitorio, no es simplemente por un problema que se presenta en este mes o el que viene! ¡Es para siempre! Estamos incorporando el salario y la jubilación como variable de caja en forma definitiva en una ley en donde no tienen por qué figurar, aún afuera de la emergencia. Por lo tanto, de nada sirve que hagamos todo tipo de ejercicios dialécticos cuando la consecuencia final es clara. Creo que tanto el decreto del Poder Ejecutivo como el proyecto 201
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de ley --y me hago cargo de lo que digo, porque cuando fuimos gobierno alguna vez se recortaron sueldos-- ni siquiera tuvieron en mira un mecanismo o sistema que se ajustara mucho más a la cuestión de equidad. ¿De qué equidad hablan? ¡Si acá están definiendo para siempre la rebaja salarial, la de pensiones y jubilaciones, como elemento de ajuste para cuando existan problemas de caja! Entonces, señor presidente, nos preguntamos: ¿vale el esfuerzo que hagamos aquí, las modificaciones que propongamos y nuestras propuestas en particular, cuando en definitiva este es el texto que se va a aprobar? Y lo que es peor es que me da la impresión de que somos tontos, no solamente por lo que decía el señor senador por la provincia de Buenos Aires de que no tenemos capacidad para crear impuestos, sino porque estamos aumentando las alícuotas, las cargas sociales, nivelamos con nuevos recursos que, supuestamente, van a acompañar a la rebaja de sueldos, y facultamos al Poder Ejecutivo para que, en forma total o parcial, disponga que los impuestos o contribuciones sobre la nómina salarial puedan ser compensados con los que aquí se crean. Nosotros le estamos delegando facultades al Poder Ejecutivo para que el aumento de las cargas y del impuesto sea mentira o para que hagan lo de siempre: cuando pagan el aumento a las contribuciones les hacen un crédito para pagar IVA; cuando pagan el impuesto a los combustibles les hacen un crédito para pagar ganancias. Estamos delegando estas facultades al Poder Ejecutivo y a su ministro de Economía sin marco y sin plazo, contrariamente a lo que exige la Constitución. Entonces, nos preguntamos si en estas condiciones se puede votar el proyecto de ley. Esto me asusta mucho, señor presidente, y por eso valoro el coraje y valentía de nuestro bloque, que ha decidido permitir que esta ley sea sancionada porque, como siempre, no queremos obstruir ni poner palos en la rueda. Pero sé que lo único seguro luego de la sanción de este proyecto de ley será la rebaja de las jubilaciones y pensiones, por eso no voy a acompañar esa posición y voy a pedir el rechazo liso y llano de esta iniciativa. Porque el hecho de que se paguen más o menos impuestos, en definitiva, dependerá de que el Poder Ejecutivo no arme un sistema compensatorio entre los impuestos que se pagan. Veinte mil de los cuarenta y cuatro mil millones de nuestro presupuesto se destinan al sistema previsional. Pero puede suceder que la reducción del trece por ciento no resulte suficiente, en virtud de un incremento en el índice de riesgo país, ese raro mecanismo al que recurren quienes lucran con la especulación --y que no se resignan a ganar menos-- . De esa forma, en una o dos semanas el efecto benéfico que podría conseguirse con esta medida podría desaparecer. Hago esta reflexión porque los medios más importantes están anunciando que tal vez todo este esfuerzo y este recorte no alcance para producir el efecto que debe generar en la economía del país. El default ya lo tenemos aquí y ahora. ¿O no es default que recortemos las jubilaciones, que no tengamos las obras sociales para atender a los jubilados, que bajemos los sueldos, que la gente no consuma y que todos los días, por el aumento de la desocupación, tengamos gente pidiendo trabajo? ¿Qué es el default? ¿Que no podamos pagar los intereses? Hace unos días, un amigo vinculado al trabajo de la tierra me dijo que el precio del trigo bajó un 25 por ciento. Pero nadie se acordó de esto, que termina constituyendo un perjuicio mucho mayor para la Argentina que la baja del 1,7 de los bonos.
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-- Ocupa la presidencia el señor vicepresidente 2° , senador Luis A. León.
Sr. Alasino. -- Señor presidente: creo que en algún momento hay que terminar con esto. Y me hago cargo de los errores. Me haré cargo de todo el esfuerzo que hicimos cuando tal vez no nos fue bien. Pero, como dije al principio, creo que alguien nos debe prestar el hilo para salir del laberinto y, aparentemente, este gobierno no lo tiene. Este gobierno no nos puede sacar porque vamos por más de lo mismo, vamos a hacer cosas que van a agravar más la situación. Para terminar, creo que estando prácticamente la mayoría de los senadores justicialistas en desacuerdo con lo que está haciendo el gobierno, van a permitir que este proyecto de ley sea sancionado. El Partido Justicialista nunca tuvo el criterio de obstruir la acción del gobierno. Nunca quisimos poner el palo en la rueda. No estoy para echar culpas a los que gobiernan ahora ni a los que gobernamos antes, pero debo decir que este gobierno tomó una situación, hizo más de lo mismo y la agravó. Ello es patente por el hecho de que los miembros de la misma Alianza que llegó al gobierno se formulan hoy denuncias entre sí porque de alguna manera no atienden los reclamos o las propuestas que hicieron durante la campaña electoral. Señor presidente: considero que el esfuerzo de cualquier compañero senador -compañero o no-- en un proyecto alternativo no cambia el hecho de que hoy, por ley, estamos estableciendo para siempre como variable de ajuste los salarios y las jubilaciones. Eso es mucho más grave que lo que se pueda suponer. Por eso me parece que esta norma debería rechazarse y, en un ámbito distinto, ver qué mecanismos encontramos a efectos de posibilitar que el país salga de la situación en que se encuentra. Para finalizar, debo decir que no estoy de acuerdo con esta norma; no estoy de acuerdo con una ley correctiva que es más de lo mismo y que, como ya hemos visto, no pasará más allá de la Cámara de Diputados; y no estoy de acuerdo con modificar este proyecto de ley. Más allá de las dificultades que pueda causarle al país el default externo, porque el interno ya lo tenemos, y la explosión externa, porque la interna ya la tenemos, puede ser para bien de todos.
Sr. Presidente (León). -- Tiene la palabra el señor senador López.
Sr. López. -- Señor presidente: para mi concepto el debate en lo ideológico está agotado y tiene un claro ganador, independientemente de cuál sea el resultado de la votación. Uno llega aquí con la responsabilidad de que las instituciones continúen y de que la Argentina pueda pagar su deuda; con la responsabilidad de que al gobierno le vaya lo mejor posible para bien de los argentinos. Es nuestro gobierno. Es el gobierno que votamos desde la Alianza con nuestros principios, donde obviamente no habíamos prometido este tipo de medidas al pueblo argentino. Entonces, tenemos condicionamientos hasta ideológicos para ocupar nuestras bancas tratando una norma que el gobierno necesita y que dicen que la Argentina requiere.
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Como voy a hablar muy brevemente, quiero ser claro y decir que comparto el análisis realizado por mi compañero de bancada por la provincia de Buenos Aires. No sé si va a servir que se apruebe este proyecto. Es más, tengo alguna certeza de que no va a servir en el mediano plazo para lo que el gobierno se propone, pero la voy a apoyar en general. Voy a acompañar el esfuerzo de la bancada para que se busquen los recursos alternativos, de tal manera que los jubilados y las retribuciones de los empleados del Estado sufran el menor daño posible. Por ello voy a votar afirmativamente cada uno de los artículos por los que se crean impuestos, que en mi concepto obviamente van a traer más recesión. Pero tengo un límite de conciencia en lo ideológico, que viene desde hace mucho tiempo atrás. En alguna oportunidad lo he dicho en el recinto y no quiero repetirlo. Voy a decir simplemente que en la Cámara de Diputados y en este Senado representé a mi partido, a la bancada oficialista, desde las comisiones de legislación del trabajo. En ese papel me ha tocado enfrentar debates y embates flexibilizadores y recortes de salarios o de adicionales, siempre con una profunda convicción que no puedo patear y dejar de lado en esta sesión de hoy, por grave que sea la situación, porque afectaría mi conciencia; lo repito. Mi límite está dado por los que menos tienen. Mi límite es afectar jubilaciones y retribuciones del Estado. Acá hay recursos alternativos; se los ha buscado y se los ha patentizado. Y hay voluntad de seguir buscando recursos alternativos en una economía castigada, donde es posible que cada impuesto que creemos en vez de producir lo que se dice, produzca mucho menos y que la recesión se acentúe. En definitiva, se trata de los que pueden pagar; los que no pueden hacerlo son los trabajadores del Estado y los jubilados argentinos. Entonces, luego del esfuerzo que se hizo en la Cámara de Diputados, con la asistencia de los senadores para tratar de encontrar estos recursos, para evitar que las retribuciones y jubilaciones de menos de 1.000 pesos se vean afectadas, con todas estas limitaciones, voy a acompañar el tratamiento de la iniciativa, por la responsabilidad de ser oficialista y por disciplina del bloque. Pero no puedo acompañar una rebaja de salarios y de jubilaciones a los sectores que menos tienen. Haré el esfuerzo necesario para que la norma se vote hoy, porque soy consciente de que es necesario, pero hay límites que no puedo traspasar.
Sr. Presidente (León). -- Tiene la palabra la señora senadora Raijer.
Sra. Raijer. -- Voy a hacer dos o tres reflexiones. Estamos asistiendo hoy a uno de los más severos ajustes de la administración nacional con esta propuesta de rebaja de salarios y jubilaciones. Hace dos o tres semanas el gobierno propuso como estímulo a la economía el incentivo del consumo. ¿Cómo vamos a incentivar el consumo de esta manera? Hay otras formas que el gobierno tendría que buscar para equilibrar los presupuestos. Una de ellas es fácil e injusta: es ésta; y hay otra por la cual se debería lograr que los evasores paguen los impuestos. Hay 25 mil millones de dólares que se fugan al año. Hoy el gobierno está hablando de un Pacto de la Independencia. Es una paradoja, este es el momento de mayor dependencia de la Argentina. La deuda externa nos ha quitado toda capacidad de decisión autónoma, de libertad y de dignidad. El problema de la Argentina no es solamente el del déficit. Hay un problema de refinanciamiento de la deuda externa, de cómo distribuir mejor la riqueza, cómo hacer a la
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Argentina más competitiva. Estamos asistiendo al séptimo ajuste de este gobierno y no se pudo poner en marcha el país. Es evidente que aquí no solamente tenemos un problema de tipo económico sino también uno de tipo político. Hay falta de confianza y de credibilidad en aquellos que conducen los destinos de la Nación. Y también se pide al peronismo que ponga su esfuerzo para sancionar este proyecto de ley. El justicialismo no fue votado para comandar este gobierno. Si hubiéramos estado en el gobierno, hubiésemos hecho las cosas de muy distinta manera para no llevar al país a esta situación dramática. Por eso no es justo atribuir al justicialismo la responsabilidad de salvar el país. Y nos tratan de obligar a votar medidas en contra de nuestras convicciones. Hoy están pidiendo únicamente que las cuentas cierren. Las cuentas tienen que cerrar, pero también es necesario que cierren los proyectos de vida, que cierren los proyectos comunitarios, que cierre un proyecto de Nación. Hay que restituir el tejido social en la Argentina, que está roto. Hay que restituir el tejido institucional que los mercados y las políticas neoliberales han dejado de lado. Aquí hay responsabilidades, pero también se pueden hacer las cosas de distinta manera. Este gobierno tiene que tratar de combatir uno de los flagelos más importantes que hoy tiene la humanidad y nuestro país, que es la pobreza. Porque la pobreza no es solamente un problema económico. Es una forma de ver el mundo, de percibir el tiempo. Es una forma de pensar y de proyectar. ¿Cómo es posible que haya una producción de granos de 72 millones de toneladas por año y que la gente se muera de hambre y los niños mueran por desnutrición? Por eso, aquí hay responsables. Se pueden hacer las cosas de otra manera; hay una responsabilidad que tiene este gobierno, el cual fracasó con su política fiscal, con su política de crecimiento y con su política económica. Sin embargo, hay provincias que hacen las cosas de manera diferente. Represento a la provincia de Córdoba, en la cual se bajaron impuestos, se alentaron inversiones y se efectuó una consulta popular tendiente a disminuir los costos de la política. Es decir, hay cosas que pueden hacerse en la Argentina. Por eso, considero que en nuestro país se unieron dos partidos para sacar al justicialismo del poder, sin un programa para gobernar y, evidentemente, los resultados están a la vista.
Sr. Presidente (León).-- Tiene la palabra el señor senador Sager.
Sr. Sager. -- Señor presidente: la verdad es que vine a esta sesión con un conjunto de ideas --plasmadas en algunos de mis papeles--, pero a medida que fueron exponiendo los diversos señores senadores, se ha ido enriqueciendo el debate. Es así que muchos de los conceptos que pensaba verter, ya han sido expresados, tanto por señores senadores de mi bancada, como también del bloque oficialista. Ello me obliga a improvisar y a expresar algunas de las cosas que llevo adentro; a exponer conceptos con la mayor riqueza discursiva posible, aunque algunos no dispongamos de ella con igual fluidez que otros. Pero debemos ser capaces, al menos, de hacer llegar nuestra voz en este ámbito federal, a fin de transmitir lo que sienten aquellos que no tienen la posibilidad de salir en los cables. Hoy, cuando comenzábamos esta sesión, dolorosamente hicimos referencia a un compañero que hasta hace tres o cuatro días prestigió a este Senado ocupando una banca por la provincia de Santa Fe. En esa ocasión, algunos de mis compañeros hicieron 205
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referencia a una frase que él siempre solía repetir, o a proyectos que él supo llevar adelante, y nos invitó a acompañar. Quiero sumarme a una reflexión que él permanentemente hacía y que seguramente estará varias veces reflejada en sus discursos. El "Chango" Funes hablaba de las dos Argentinas: de aquella de los 24 ó 27 mil dólares per capita, y de aquella de los 1.700 ó 2 mil pesos per capita. Yo vengo de esta última Argentina; de la segunda, del extremo norte, a miles de kilómetros de aquí. Sin embargo, en cuanto a los principios, mi discurso es exactamente igual al pronunciado por mi compañero de bancada, el señor senador Sala. Porque mientras hoy la Patagonia está bajo varios centímetros de nieve y la situación ha obligado a dicho legislador a reflexionar respecto de la equidad del ajuste, nosotros estamos saliendo de una crisis provocada también por un desastre natural. Estos desastres no generan la crisis, sino que la desnudan. Y este planteo, naturalmente, nos tiene que servir a todos. Aquí se habló de equidad. Creo que ningún ajuste es equitativo. Todos son igualmente dolorosos. Pero algunos tienen el placebo de presentarlos de tal manera que aparezcan como menos sentidos. Entonces, si a ese ajuste inequitativo le agregamos que, al mismo tiempo, es recesivo, vienen a mi mente las palabras que vertimos algunos de nosotros cuando se nos convocó a votar la delegación de facultades legislativas en el Poder Ejecutivo. Recuerdo haber dicho, cuando la euforia de la gente impulsaba a muchos de los presentes en este recinto a dar el visto bueno, no a quien las pedía sino a quien las iba a ejecutar, que tuviéramos cuidado porque la euforia que motiva a mucha gente, por aparecer como la última oportunidad, si se ve frustrada se convertirá en desazón. Y hoy, esa gente, mencionada por los señores senadores Sala y Moreau, que pedían no votar el ajuste que se propone, es la que se encuentra movida en cierta manera por una gran desazón. ¿Y por qué está así? Porque, como en aquel momento, sigue teniendo una alta dosis de inseguridad. Sin embargo, aquélla era una inseguridad con una pequeña luz de esperanza. Ahora, es una inseguridad con desazón. Esto no hace más que agregar otra piedra a los inconvenientes y al difícil camino que los argentinos tienen por delante. Es en este contexto que nuevamente somos convocados con urgencia y bajo presión a sesionar en este Senado. Y así es muy difícil diferenciar entre nuestras responsabilidades como legisladores, las urgencias de quienes deben llevar adelante las políticas económicas y los sentimientos de gran parte de la población. Se nos ha convocado a partir de la necesidad de la búsqueda del déficit cero. Cómo no vamos a estar de acuerdo con este principio familiar. Y hablo de principio familiar porque es un concepto presente en lo que es la célula básica de la sociedad. Ninguna familia gasta más de lo que tiene. Y cuando lo hace comienza a endeudarse. Esto es lo que hemos hecho en algún momento, quizá con un criterio hasta dispendioso. El concepto del déficit cero o del equilibrio fiscal es algo que no podemos dejar de compartir. Pero debe hacerse gradualmente ya que ni siquiera los países integrantes de la Unión Europea se han atrevido a conseguirlo tan bruscamente. Precisamente, el Tratado de Maastricht prevé que los países miembros lleguen a un déficit de 3 puntos del producto bruto, pero en el término de cinco años. Y si observamos que muchos de esos países tienen índices macroeconómicos mucho más sólidos que los nuestros y aún no han alcanzado esa meta, uno no puede menos que coincidir con la visión expuesta por el señor senador Moreau.
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No sé qué pasaría con el avión yendo a 1500 kilómetros por hora, pero si la velocidad es de 400 kilómetros y lo frenamos, seguramente se producirán muy serias consecuencias. Y las sufrirá no sólo el avión sino también los que en él viajan. Entonces, frente al acto decisivo que habré de tomar hoy, debo preocuparme tanto por el avión como por los que están en su interior. Decía a un colega que, frente a la realidad que vivimos, que nos mueve y nos conmueve, tenía muchas ganas de hablar sobre el lugar del que uno proviene y al que regresa todos los fines de semana. Vivo en un pueblo de once mil habitantes, antiguamente de trabajadores y hoy de trabajadores y desempleados, lleno de gente con problemas y con esperanzas, que alguna vez me cedió la responsabilidad que les pedí para conducir sus destinos políticos. Se trataba de una comunidad que en ese momento tenía serios inconvenientes económicos. Me dirigí a mis ciudadanos con propuestas, sabiendo que tenía que buscar ese equilibrio del que tanto hoy se habla, porque estaban comprometidos --además de la ciudadanía--, hasta los sueldos de aproximadamente cuatro meses de los empleados. Alejándome absolutamente de una cuestión personal, pero teniendo en cuenta que este déficit cero lo tenemos que buscar en todas las escalas, puedo decir que se logró con muchísimo esfuerzo. No hubo necesidad de cortarle el sueldo a los empleados, pero fue imprescindible que los dirigentes que estábamos a la cabeza, diéramos señales. En consecuencia, creo que además de este proyecto --cuya aprobación nos dicen que es de imperiosa necesidad para que mañana reaccionen positivamente los mercados--, habrá que dar otro tipo de señal. En ese pueblito hubo que tomar decisiones, y quiero aclarar que también fue necesario tener coraje, tocar intereses intocables, salir a cobrar impuestos que antes no se cobraban, discutir y encuadrar a una sociedad en la búsqueda de esa equidad a la que me referí hoy --y a la que ningún ajuste llega--, y que quisiera que fuera menos dolorosa. Llevó tiempo. Hubo sacrificios, costos, y se tuvo que poner en beneficio de la gente esa misma voluntad con la que no se había contado antes. Por eso creo, señor presidente, además de votar este proyecto --respecto de lo cual aclaro que lo voy a hacer en forma negativa--, habrá que sumar a la voluntad de salir de esta crisis, el coraje cívico y la voluntad política de quien tiene que llevar adelante la conducción del país.
--Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente del H. Senado, senador Eduardo Menem.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador San Millán.
Sr. San Millán. -- Señor presidente: con el objetivo de arribar al déficit cero, principio de prolijidad presupuestaria que nadie en este recinto --ni fuera de él-- discute, se pretende hacer un nuevo ajuste en el país. Y esto me llevará, en mi caso personal, a votar en contra de este proyecto. En primer lugar, porque este ajuste no sólo es injusto sino que también, por ser recesivo, agrava la situación actual de la economía. 207
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Es injusto porque se pretende hacer caer el peso de la situación sobre los jubilados, los empleados públicos y los carenciados de este país. Reducir las jubilaciones y las pensiones es confiscatorio, porque los jubilados realizaron sus aportes cuando estaban en actividad, y hoy el Estado pretende reducirlos, a pesar de que no se trata de recursos estatales. El Estado simplemente los administra, pero no son propios. Por lo tanto, no puede decidir una rebaja en las jubilaciones. Si existen algunas jubilaciones mal otorgadas, que las detecten y las dejen sin efecto. Gracias a Dios, ya se han acabado las jubilaciones de privilegio. Si existe alguna situación de privilegio debe corregirse, pero no se puede generalizar una reducción sobre las jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares, etcétera. Tampoco voy a aceptar una reducción de salarios. El Poder Ejecutivo nacional, en donde estaban los grandes sueldos de los funcionarios, gerentes y directores, ya ha tomado medidas al respecto. En este Poder Legislativo, en este Senado, ya hemos hecho reducciones. Los legisladores nos hemos bajado las dietas en un 12 por ciento; hemos resignado el aguinaldo. No estamos ajenos a la situación del país. Pero no voy a votar la reducción de salarios ni de jubilaciones cuando, por otro lado, como bien se ha dicho acá, tenemos otras posibilidades. Resulta que gravamos una caja de ahorro de un pequeño comerciante, de un productor que quiere utilizar ese sistema --además de que hoy ya se ha bancarizado todo--, y no vamos a gravar las operaciones financieras de las cuentas corrientes o call money de los bancos, que son los que siempre han sacado beneficios de las políticas erráticas o bien prestándole, a tasas elevadas, al mismo Estado, ya sea nacional o provincial. Se puede terminar con la publicidad del Estado. ¿O acaso vamos a afectar la libertad de expresión o de prensa porque, por un tiempo, el Estado no siga haciendo publicidad? También podemos, como se propuso, gravar los bienes personales de aquellos señores que tienen domicilio en el extranjero y residen en el país. En esto tengo toda la autoridad moral. He presentado un proyecto, junto con el senador Cantarero, que desgraciadamente no ha sido tratado. No se piensa que si el Estado se fija como objetivo el déficit cero, si quiere hacer ajustes, también deberíamos ajustar el pago de los intereses de la deuda externa. De alguna manera, nos están diciendo que, del total que se recaude, primero se pagarán los intereses de la deuda externa hasta el último centavo, cumpliendo así con los acreedores, y que luego se verá hasta qué monto se pagan las jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares, etcétera. En la Argentina de hoy hay superávit primario. ¿Qué quiere decir esto? Si quitáramos del presupuesto de la Nación lo que se paga de intereses de la deuda externa, los ingresos superarían los gastos que anualmente realiza el Estado nacional. Por eso hay que plantear un tratamiento serio de la deuda externa, o la deuda pública, como la define el senador Verna. ¿Qué estamos esperando para abordar, con responsabilidad y madurez, la negociación que el país tiene que llevar adelante en el sentido de plantear a nuestros acreedores que nadie quiere dejar de pagar o de cumplir los compromisos? ¿Por qué nuestros acreedores van a ser la excepción? Decía, también, que no voy a apoyar la iniciativa porque es recesiva, además de injusta. Aplicar estas recetas de ajuste, reduciendo salarios, jubilaciones, pensiones, el pago a los contratistas del Estado, conduce a un círculo vicioso que ya estamos viendo: caída de la actividad, disminución de la recaudación, agravamiento del déficit fiscal y un nuevo ajuste. Este ya es el sexto que nos solicita este gobierno. 208
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Sí estoy de acuerdo, como dije, con un programa de equilibrio fiscal. Pero rechazo ese equilibrio si se lo busca a costa de los jubilados, de los trabajadores, o de los carenciados. Cuando se atacan el salario y las jubilaciones, las medidas se vuelven inconducentes en el orden económico, pues se provoca una nueva caída en el consumo y, con esto, se acentúa la espiral recesiva, llevándonos desgraciadamente a una crisis más grave. Ningún país sale de la recesión con un ajuste; hay una sola manera de lograr este objetivo y es haciendo crecer la economía. Por consiguiente, adelanto mi voto negativo. Además, hoy también estamos viendo este ajuste en sectores productivos, como sucede en las siete provincias tabacaleras, porque el Estado nacional les está debiendo 52 millones de pesos de impuestos que ya han sido tributados. En efecto, estos gravámenes han sido pagados por las empresas al gobierno y no constituyen un subsidio sino que son parte integrante del precio del tabaco. En distintas provincias están con los almácigos para realizar la plantación y no reciben la plata. Hace cuatro meses que les vienen recortando el 20 por ciento. ¡Eso es una retención indebida! Hemos planteado aquí este problema y la Cámara ha aprobado por unanimidad un proyecto. Asimismo, se lo hemos reclamado al jefe de Gabinete de Ministros en su visita y no hemos sido escuchados. Esto conlleva más recesión y más ajuste; por lo tanto, de ninguna manera, voy a apoyar estas propuestas recesivas e injustas.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por Santa Cruz.
Sr. Arnold. -- Señor presidente: a esta altura del debate está prácticamente todo dicho en cuanto a las diferentes posturas. Se han planteado con absoluta claridad jurídica, económica y política cada una de las posiciones. He realizado un trabajo junto con mis asesores respecto del tema en discusión, cuya inserción voy a solicitar en el Diario de Sesiones, de modo que haré unas breves consideraciones. Al día siguiente del dictado del decreto 896, presenté un proyecto junto con el señor senador Sala solicitando su derogación. Y parece que desde el punto de vista jurídico no estábamos tan equivocados, porque ya hay un juez que ha echado por tierra este decreto frente a algún reclamo que ha formulado algún sector afectado. Pero nuestro planteo no consistía en derogar este decreto debido a cuestiones jurídicas sino porque nos dimos cuenta rápidamente de que perjudicaba una vez más a la gente. Por eso, adelanto que voy a votar por el rechazo de este proyecto de ley que viene de la Cámara de Diputados. El senador Sala me quitó buena parte de mi discurso. Por algo somos patagónicos; aunque yo soy de un poquito más al sur: él viene de Esquel y yo de Río Turbio. De todas maneras, vivimos situaciones bastantes parecidas. Cuando llegué a este Senado en 1998 no pensaba convertirme en economista ni en resolver los problemas financieros del país sino que venía como representante de miles de trabajadores de las empresas estatales que fueron privatizadas, algunos de los cuales recibieron en concepto de indemnización importantes sumas de dinero, pero como no fueron educados u orientados para invertir esa plata, compraron un auto de alquiler o un quiosco y muchos se volvieron a su pago --la mayoría de ellos eran del Norte-- , pero al poco tiempo volvieron, porque se habían gastado todo; y hoy forman parte de esa inmensa
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legión de desocupados con los que debemos vivir todos los días en muchos pueblos de mi provincia. En aquel tiempo no pensábamos que hoy --extorsionados por esta mafia financiera-íbamos a estar tratando de ver de qué manera una vez más les reducimos el ingreso a aquellas personas que no se pudieron jubilar, ya que son jóvenes, y que hoy forman parte de la legión de desocupados, porque son viejos para el mercado laboral. Entonces, sentados en estas bancas y en su representación, debemos ver de qué manera podemos frenar, con nuestra mayor fuerza, este nuevo atropello que sufren -reitero-- no solamente los jubilados sino también los empleados estatales, que con este mismo gobierno ya han tenido que sufrir ajustes en sus salarios. En ese aspecto --lo decía recién el señor senador Sala--, no voy a estar de acuerdo con lo que propone en ese proyecto de ley supuestamente correctivo el senador Moreau, que tan bien y coherentemente ha planteado su posición desde la Unión Cívica Radical. Creo que el piso no debe existir para las jubilaciones normales, aunque sí para el caso de las de privilegio, si es que todavía existe alguna. El senador Sala lo decía muy bien. Los gendarmes que están en Esquel o en los hitos 50, 45, 38°, Lago Blanco, Escuadrón 39, Lago Buenos Aires, Río Mayo, no viven la misma situación de los que están aquí, en el edificio Centinela, de Buenos Aires. ¿Y saben cuánto cobran estos mismos gendarmes, cuarenta y uno de los cuales el otro día recibieron tiros y fueron heridos cuando se enfrentaron con los piqueteros que están cortando rutas, que es la forma de protestar de la gente, ya que no tienen otra manera de hacerlo? El 41 por ciento de la fuerza de Gendarmería Nacional gana 300 pesos. Hace dos días se cumplió el 63 aniversario de la fuerza y tuve el honor de participar en el homenaje que se rindió a la memoria de un amigo comandante, a quien el año pasado se lo llevó el río Santa Cruz al tratar de sacar a una familia que había quedado aislada en una estancia de Comandante Luis Piedrabuena. Esos no son los mismos gendarmes que están por acá. Entonces, ¿ustedes creen que son privilegiados los mineros del socavón del carbón en Río Turbio y los profesionales y técnicos, que aportaron efectivamente a través de toda una vida para jubilarse, y hoy cobran 3 mil pesos? Sí, seguro que no tienen pulmones, porque estuvieron respirando durante veinticinco años la carbonilla del socavón. Esos no son privilegiados. Por lo tanto, no estoy de acuerdo con que se trate de la misma manera a situaciones distintas. Y otro tanto ocurre con el caso de las maestras, como también creo que lo señaló el senador patagónico Sala. Mis hermanas fueron maestras en escuelas de personal único, se jubilaron después de treinta y cinco años de trabajo y recuerdo que cuando salían de una escuela debían ir a caballo hasta el pueblo más cercano, como Alto Río Mayo, Alto Río Senguerr, Pasto Blanco, El Coyte, localidades que el señor senador por el Chubut debe conocer, porque están en su provincia. En consecuencia, ¿ustedes creen que aquellos que trabajaron durante treinta y cinco años, como mis hermanas, y hoy cobran 1500 pesos, son privilegiados? Asimismo, si es que se va a hacer esa norma correctiva, tampoco estoy de acuerdo con que se establezca un tope de 1.000 pesos; no tiene ningún sentido; no se puede hacer porque es absolutamente injusto. Si existe alguna persona de esas que juraron teniendo cuarenta años y al día siguiente se fueron de la función, pero aún siguen cobrando, no solamente tiene que devolver el dinero sino que, además, debe ir presas.
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Deseo hacer otra consideración. Resulta paradójico que este vilipendiado cuerpo hoy sea llamado para salvar la gobernabilidad, evitando así el caos total, mientras que quienes ordeñaban y ordeñan la vaca muerta de los supuestos sobornos de esta casa siguen haciendo prensa, tratando de sacar algún rédito mediático de una conducta que está poniendo al país al borde del desastre. ¡Cómo me voy a convencer yo, que soy peronista, de que este es el camino adecuado para resolver el problema si ni siquiera los integrantes de la fuerza gobernante pueden ponerse de acuerdo! Días atrás, el doctor Terragno dijo algo que coincide con lo mencionado por el señor senador Yoma cuando expresaba que, si no había crecimiento, era imposible que esto funcionara. Les voy a leer brevemente un artículo titulado "La verdadera historia". Dice que, a propósito del gasto público, el posible candidato a senador Rodolfo Terragno hizo, en el programa Contrapunto de radio América, un razonamiento verdaderamente esclarecedor: "Por más que se controle el gasto --decía Terragno-- hay problemas que son desbordantes. Mire; le hago un cálculo: usted suponga que se decide eliminar el Poder Ejecutivo, se elimina al presidente, ministros, secretarios, directores y, por supuesto, todo el personal de la Presidencia; de los Ministerios, de las Secretarías, absolutamente todo. Entes reguladores, también fuerzas armadas, fuerzas de seguridad, la policía, todo. Y se elimina al Poder Legislativo con los legisladores, los empleados, los ñoquis y todo. Y el Poder Judicial, todo. Lo que ahorraríamos en sueldos no alcanza para pagar los intereses de la deuda. Entonces, cuando usted tiene esa situación, la idea de que va a resolver los problemas de la economía haciendo algunos ajustes --que hay que hacerlos-- no es absolutamente para nada del todo cierta.". Esto, reitero, es lo que decía hace pocos días el ex ministro Terragno. Y el actual ministro de Desarrollo Social --el hijo de nuestro amigo el senador Cafiero-- decía en otro periódico, bajo el titular "Juampi sigue confrontando", que: "El verdadero riesgo país es el riesgo social, declaró ayer el ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero, en la localidad bonaerense de Ramallo". Más adelante sostiene que: "...El Estado no puede estar enfrente de las demandas sociales legítimas, sino junto a ellas". Y en otra parte del artículo se menciona que: "Cafiero aprovechó para reclamar nuevamente que 'se aplique todo el peso de la ley y aun la cárcel, a quienes están en la especulación financiera en contra del país'". Pero además de lo mencionado por los integrantes del gobierno de la Alianza, quiero referirme a otras dos manifestaciones. Una es la del monseñor Alfonso Delgado, obispo de San Juan --de los pagos del querido presidente de nuestro bloque y del senador Losa--, que dice: "Hemos dilapidado alegremente hasta el fruto del trabajo de nuestros bisnietos, en una especie de carnaval de desorden de insensatez y de corrupción. A estas alturas nadie se anima a prestar un peso al Estado nacional o los estados provinciales o municipales. Ya nadie nos da ni la hora". La otra expresión corresponde a monseñor Justo Laguna, obispo de Morón, quien también dijo hace unos días que "No podemos de nuevo hacer ajustes que caigan sobre los que menos tienen. No pueden ser tocados los jubilados. Yo no tengo manías demagógicas, pero los jubilados son algo especial en nuestro país y en el mundo. Es gente que aportó con su trabajo, que construyó el país". Para finalizar, digo que dentro de estos ajustes también se han incluido las pensiones para los discapacitados. Es decir que un minusválido que cobraba 80 pesos, luego de la aplicación de este ajuste va a percibir 69 pesos. 211
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Solicito que se inserte en el Diario de Sesiones el discurso que tenía pensado hacer, en donde explico técnicamente por qué estoy en contra de cada uno de los puntos de la sanción de la Cámara de Diputados. Por lo expuesto, anticipo mi voto categóricamente negativo y de rechazo a este proyecto de ley.
Sr. Baum. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por el Neuquén.
Sr. Baum. -- Señor presidente: quiero adelantar que voy a votar por el rechazo de la iniciativa, aunque ello me impida demostrar que otro hubiera querido ser mi voto. Porque hubiese querido votar un proyecto con un dictamen, tal como lo propiciara el miércoles pasado nuestro bloque cuando planteó una preferencia con dictamen. Seguramente que en ese despacho, juntamente con el oficialismo, hubiésemos podido construir consensos fuertes para incorporar aquellas modificaciones positivas que tiene la sanción de la Cámara de Diputados y, fundamentalmente, agregar lo que el señor senador Verna y muchos colegas que me precedieron en el uso de la palabra plantearon esta noche con tanta responsabilidad. ¡Cuánto me hubiese gustado que ese mensaje y discurso del señor senador Moreau fuese de la bancada oficialista! Estoy seguro de que, de ser así, otro hubiera sido el voto de este legislador de la Patagonia. Por eso, voy a fundamentar muy brevemente mi oposición a la sanción de este proyecto de ley de ajuste. Tres son las razones principales. En primer lugar, porque se quiere realizar sobre las espaldas de los jubilados y de los trabajadores, y el peronismo al que pertenezco no puede ni debe avalar este camino. En segundo término, porque se nos hace terrorismo financiero, con las consecuencias que pagaría el país si se caen los mercados y explota aún más el riesgo país. Pero esto yo ya no lo creo. Quiero hacer una breve reflexión sobre algo que, desde el corazón y con preocupación por el país, nos dijo durante una discusión en nuestro bloque un señor senador, quien haciendo referencia al cuento del pastor y el lobo, mencionó lo siguiente: "Nos han mentido tanto, que yo tengo miedo de que ahora nos estén diciendo la verdad y realmente se nos caiga el país." Por mi parte, debo decir que mi razonamiento se inscribe en una actitud lógica, pero en la parte del cuento en la que se dice que no se cree, porque ya no creo. Después de tantas catástrofes incumplidas y de tantas veces que se nos dijo "A votar o se cae el país", no creo que ahora vaya a ocurrir algo. La tercer razón por la que me opongo a la sanción de este proyecto de ley es porque desde el Ministerio de Economía se descarta dogmáticamente y con un fundamentalismo mesiánico cualquier alternativa que desde el Parlamento podamos proponer para solucionar el déficit del país. Se elige lo fácil: cortar el hilo por lo más delgado. Nadie está en desacuerdo con que tenemos que recrear la credibilidad en la Argentina y que esa es una tarea de todos y por encima de cualquier interés partidario. Sin embargo, a la hora de trabajar, para levantar la imagen de este Senado de la Nación, revisando leyes como esta que hoy estamos tratando, en la que tenemos la responsabilidad 212
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de ser la Cámara revisora, se nos plantea que a la sanción de la Cámara de Diputados no se la puede tocar porque se nos cae el país. Como manifestó el señor senador Sala, desde el bloque oficialista se argumenta que hay que apoyar la aprobación de esta iniciativa, porque lo pide el gobierno, y se dice que esa es la responsabilidad del oficialismo en el Senado. Pero, por suerte, al mismo tiempo escuchamos voces duramente críticas que parten de la misma bancada sosteniendo lo contrario. Una vez más manifiesto que todos estamos de acuerdo con el equilibrio de las cuentas públicas, con la sana administración y con esta política de Estado, como se define a la idea del déficit cero, pero no puede ser a costa de bajarle los haberes a los trabajadores y, mucho menos, a los jubilados. Cuando en 1996 se hizo aquella famosa pueblada en mi Cutral-Có y en Plaza Huincul, en la que nació esta nueva expresión social que son los piqueteros, ellos formularon un petitorio y una de las cuestiones que allí se planteaba era la necesidad de crear un régimen intermedio para aquellas personas que no cumplían con los requisitos establecidos por la ley de jubilaciones, es decir, 30 años de aportes y 65 años de edad. Cuando manifesté que teníamos que presentar algún proyecto de ley de jubilación anticipada se me dijo que no tenía que caer en la demagogia. Ya se había vetado un proyecto del entonces senador Oraldo Britos, porque no tenía financiamiento. Entonces, nos pusimos a trabajar y presentamos una iniciativa respecto de la cual hasta tuvimos la delicadeza de no llamarla "de jubilación anticipada" sino "de régimen de retiro compensatorio solidario para los ex trabajadores de YPF". Allí establecíamos un financiamiento genuino. Las empresas petroleras tenían que poner 20 pesos de contribución solidaria voluntaria por cada trabajador activo. Pero tengo que decir con dolor que, a pesar de que se sancionó por unanimidad en esta Cámara de Senadores y en la de Diputados, el gobierno de mi partido vetó esta ley porque los señores empresarios del petróleo fueron a decirle al gobierno que se violaba la seguridad jurídica del país; que había derechos adquiridos con la concesión de las áreas petroleras que no podían lesionarse. Me pregunto si una persona que aportó durante 30 años al sistema jubilatorio de nuestro país y a la que se le otorgó la jubilación, no tiene el derecho adquirido a cobrar ese haber. Estoy seguro de que sí y por eso, lamentablemente, debo votar por el rechazo de este proyecto de ley sin ver las cosas positivas que, como dije al comienzo, vienen incluidas en la sanción de la Cámara de Diputados. Voy a rechazar esta norma, porque una de las pocas cosas que hoy les quedan a mi Cutral-Có y a mi Plaza Huincul desde el punto de vista de los ingresos, son las jubilaciones de cientos de mujeres y de hombres, ex "ypefianos", fundamentalmente. Quiero volver a mi provincia sabiendo que con mi voto de rechazo a esta norma defendí a los jubilados de Cutral-Có y de Plaza Huincul.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra la señora senadora por San Luis.
Sra. Negre de Alonso. -- Señor presidente: en primer lugar, quiero manifestar que, indudablemente, estamos de acuerdo con el déficit cero; y no podría ser de otra manera cuando provengo de una provincia que fue una de las primeras que dio su ejemplo al país con el déficit cero y hoy tiene superávit. 213
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Pero también debo señalar que hoy hemos venido a dar nuestro apoyo para que, a contrario sensu de lo que en forma reiterada la Alianza hizo en nuestra provincia a través de la Unión Cívica Radical y del Frepaso, este Senado pueda tratar sobre tablas este proyecto de ley. Nosotros ya transitamos este camino y, cuando en su oportunidad tuvimos que sancionar la ley de emergencia, quienes hoy nos piden el apoyo para lograr el tratamiento de esta norma, fueron los que más fustigaron la brecha a recorrer para llegar hoy al superávit fiscal. Nos impactaban con amparos, nos impedían las votaciones. Salían de la Cámara de Diputados y patrocinaban los amparos, nos hacían cadenas de campañas en las radios, etcétera. Esto es lo que primero resalto hoy y la diferencia de actitudes políticas y de actitudes responsables frente a la situación que vive el país. Pero también debo adelantar mi voto en forma negativa para este proyecto de ley porque, viniendo de una provincia que transitó todo este camino varios años atrás y lo hizo en forma indolora, no creemos que esta ley sea la solución o el camino correcto para llegar a cumplimentar el déficit cero. Consideramos que hay otras medidas, otros procedimientos; que el ajuste debe venir por un real ordenamiento del Estado. Un titular de la sección Economía del diario de La Nación de hoy consigna que existen once mil jubilados de más de ciento diez años. Hoy la Argentina cuenta con once mil treinta y tres personas que han logrado superar la barrera de los ciento diez años, aunque el promedio de vida sea de sesenta y ocho años. Todas ellas están cobrando jubilaciones. Según da cuenta el diario, esto proviene de una auditoría de la ANSeS e, indudablemente, no se ha tomado ninguna medida al respecto. Los caminos a recorrer son volver a sus justos límites el sobredimensionamiento del Estado, eliminar los gastos corrientes e impactar sobre los sectores que más tienen. Una justicia igual para los desiguales no es justicia. No podemos con una ley atacar a los sectores más necesitados de la sociedad, resguardando a los viejos privilegios y a los sectores que indudablemente son los autores de los llamados golpes del mercado. Indudablemente es más fácil tocar una tecla y afectar a la inmensa mayoría de los asalariados en relación de dependencia con el Estado, a los jubilados y a los pensionados, que adoptar determinadas medidas legislativas puntuales y calificadas dirigidas a todos aquellos sectores que pueden afrontar y colaborar con mayor razón en esta crisis. Recientemente decía monseñor Bergoglio, exactamente el 30 de junio, que la persona humana no puede convertirse en mercadería del sistema político, económico y social. Que la persona humana, el hombre y la mujer, son objeto y fin en sí mismos y no puede convertirse en mercadería humana transformados en suma de proyectos. Indudablemente este proyecto, en la forma en que afecta a los trabajadores y al segmento de jubilados al cual va destinado, ha transformado a la persona humana en una mercancía. Hoy el ajuste pasa por los trabajadores. ¡Cómo vamos a apoyar nosotros un ajuste que pase por los trabajadores cuando en la provincia de San Luis se acaba de elevar el salario mínimo, vital y móvil a 550 pesos en el sector público! Consecuentemente sería una incoherencia y no una simple retórica discursiva. Sería una incoherencia viniendo de nuestra provincia y con el ejemplo que ella ha dado logrando el superávit fiscal mediante ajustes correctivos que se han dado en forma indolora y hoy se vuelcan a sus trabajadores. Hoy la provincia de San Luis no hace ajustes. Hoy no hay reducción de salarios; por el contrario, a partir del 1 de Mayo ha habido aumento de los haberes. Pero creo que tampoco debemos dejar de mencionar lo que Juan Pablo II le dijo al presidente Bush cuando se entrevistó con él la 214
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semana pasada. Le pidió que se globalice la solidaridad. Entonces, nos preguntamos si realmente este proyecto globaliza la solidaridad. Y la respuesta es que no. Porque globalizar la solidaridad implica establecer un régimen en el que los distintos sectores, a través de las distintas posibilidades, coadyuven para superar la crisis. Sin embargo, por el contrario, hoy resultan únicamente afectados los sectores de bajos salarios y de escasos ingresos. Además, a través de los medios de comunicación nacional, hemos advertido que el famoso apoyo solidario que iban a realizar los sectores financieros estaba condicionado a que los señores senadores sancionáramos el proyecto de ley en tratamiento y a que no se afectaran sus derechos ni se les impusieran mayores impuestos. Consecuentemente, nosotros no vamos a acompañar este proyecto de ley. No podemos acompañar la reducción de los salarios de los trabajadores. Hemos venido con responsabilidad política a brindar el quórum necesario y votaremos favorablemente el tratamiento sobre tablas de esta iniciativa. Pero no vamos a acompañar la sanción de este proyecto.
Sr. Presidente (Menem). -- Tiene la palabra el señor senador por Río Negro.
Sr. Costanzo. -- Señor presidente: seré muy breve. Deseo expresar mi opinión con respecto a este proyecto de ley. Adhiero a todos los argumentos, fundamentos y consideraciones vertidos por quienes, como yo, consideran necesario rechazar esta iniciativa. Creo que está absolutamente todo dicho. No quiero entrar en ningún tipo de redundancias. Por eso, solicito a la Presidencia la incorporación en el Diario de Sesiones de algunas reflexiones que he plasmado por escrito. Por otra parte, quiero manifestar que mi coincidencia con quienes me precedieron en el uso de la palabra en cuanto al rechazo expreso de este proyecto, se debe a cuestiones técnicas, políticas, jurídicas y sociales. También quiero hacer referencia a las expresiones vertidas en este recinto desde una visión de la región Patagónica, porque nosotros también en nuestro Río Negro tenemos situaciones sociales de extrema gravedad. Hoy nos están golpeando muy duramente fenómenos climáticos que han agravado la situación de zonas importantes de nuestra provincia. Los ejes centrales sobre los que se basa mi rechazo a este proyecto de ley son, sin duda alguna, su falta de justicia y de equidad. Nadie puede estar en desacuerdo con el propósito de lograr un déficit fiscal cero, es decir, con que logremos vivir de lo que ingresa y con que el Estado no gaste más de lo que recauda. Pero establecer ese principio básico, primario y fundamental sobre la base de perjudicar a los que menos tienen, hace que este proyecto carezca de los elementos éticos necesarios como para que podamos apoyarlo. El señor senador Baum hizo referencia a la fábula del pastor y el lobo. Hice una reflexión similar en mi bloque, porque entendí que existía realmente una amenaza --como tantas otras veces--, en el sentido de que si no sancionábamos este proyecto de ley, el país sufriría situaciones de conflicto social, económico y financiero.
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Y pensé desde una perspectiva de preocupación, ¿no nos pasará como en la fábula? ¿No vendrá el lobo ante la situación de extrema gravedad económica y financiera? Pese a ello, aún en esta situación de crisis generalizada, pensamos que hay otros mecanismos y otros sectores de mayor poder económico y mejores condiciones sociales que bien pueden hacer su aporte para que el país supere esta situación de deficiencia o de crisis. Por otro lado, estoy preocupado por lo que ha ocurrido en los últimos días con la prensa nacional. Realmente, no me gustaría que apareciera el lobo. No sé si, tal vez, estemos ante la alternativa de que la perversidad de alguien, que un día fue capaz de elaborar un anónimo, ahora quiera volver a cometer una tremenda actitud como aquélla, típica de un psicópata. Lo digo porque se ha puesto de manifiesto que este Senado quizá pueda entrar en mecanismos que, desde luego, rechazamos totalmente. Cuando consideramos el proyecto de reforma laboral planteamos límites a la posibilidad de la reducción laboral y, además, se incorporaron reformas sustantivas que, según lo señalado por un señor senador, fueron revolucionarias. Sin embargo, ese anónimo generó una situación de investigación que puso en vilo a la totalidad de esta Cámara. Hoy, justamente, se planteó en este recinto una cuestión de privilegio por dichos, manifestaciones o escritos de un periodista y un diario muy importantes. Señor presidente: por la ilegitimidad y falta de fundamento ético del proyecto en consideración es que considero muy poco conveniente que asumamos un voto positivo. Sin perjuicio de que voy a solicitar la inserción de algunas reflexiones en el Diario de Sesiones, nuevamente manifiesto mi voto negativo al proyecto de ley en consideración.
--Ocupa la Presidencia el señor presidente provisional del H. Senado, senador Mario Losada.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Carbonell.
Sr. Carbonell. -- Señor presidente: seré breve porque intentaré no reiterar conceptos que ya se han vertido por parte de miembros de mi bancada, con los que estoy de acuerdo, tanto para el tratamiento en general como en particular de este proyecto de ley. Simplemente, quiero destacar algunas cosas que han quedado en el tintero con relación a la naturaleza de los contenidos de los títulos VI y VII, que constituyen el corazón, el meollo y el motivo de la actitud opositora y del rechazo conceptual por parte de mi bancada. Cuando se enuncia la necesidad del déficit cero y se articula la propuesta del Poder Ejecutivo tendiente a achicar el déficit por la vía del ingreso y del gasto, se intenta aplicar, como en otras alternativas legales mal llamadas de emergencia, lo que en el derecho moderno se considera como la teoría del concurso del Estado. El Estado no puede quebrar, no debe quebrar. Pero, a veces, frente a las circunstancias como las que vive la Argentina, el Estado no tiene capacidad para atender todos sus compromisos. Entonces, formula leyes de emergencia que neutralizan principios básicos del derecho y principios constitucionales y vulneran el concepto de que todos los pactos están para ser cumplidos en plenitud.
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Este principio tan "cacareado" y defendido por parte de los juristas, analistas de la deuda, calificadores de riesgo y el gobierno --no sólo el actual, sino también el nuestro--, de darle seguridad jurídica a todos los que contraten con la Nación --a los inversores que hicieran inversiones y a todos los que de un modo u otro tuvieran que relacionarse con la Argentina en términos contractuales--, se vulnera lamentablemente a través de este proyecto por lo más débil y delgado. Al escuchar algunas de las exposiciones, reflexionaba acerca de por qué se altera el principio de la seguridad jurídica respecto de los empleados estatales, y sobre todo de los pensionados y jubilados, defendiéndose tan a rajatabla la seguridad jurídica cuando se habla de circunstancias probadamente injustas --dada la evolución de sus negocios--, como es el caso de algunas concesiones de servicios públicos que se hicieron en la Argentina en la década pasada, las comisiones de las A.F.J.P --a las que hizo referencia algún senador del oficialismo--, o las certezas de la banca nacional y extranjera que opera dentro de nuestro país ¿Por qué no se intenta un mecanismo para salir de la emergencia presupuestaria que tiene la Argentina, de un modo más equitativo y justo? ¿Por qué no se vulnera la seguridad jurídica de un modo más extensivo, sin utilizar el modo fácil o el recurso más expeditivo como es alterar las remuneraciones de empleados estatales --que no son tantos--, pero sí lo son los aproximadamente tres millones de jubilados y pensionados que tiene el sistema previsional argentino? La clase pasiva va a tener, como ya se ha dicho en el recinto, una inmediata y severa connotación en cuanto al consumo general. Y esta imperativa reducción del consumo va a redundar en una vuelta de tuerca sobre la recesión que hoy presenta la economía argentina. Tenemos en claro que el déficit fiscal que, en términos internacionales, no es tan grave --el proyectado para este año, sin contar con estas medidas de ajuste, no llega al tres por ciento de nuestro Producto Bruto Interno--, es una de las causas estructurales de la grave crisis argentina. Pero creo que es mucho más grave el nivel de la deuda externa comparado con el de nuestras exportaciones. Y es más grave todavía el nivel de estancamiento de la economía argentina, que no crece desde hace tres años. A pesar de esto, este déficit fiscal aparece como el gran condicionante para que las tasas de interés lleguen a niveles atractivos, y la actividad privada pueda volver a invertir y a imaginar negocios rentables versus tasas de interés. Estas medidas de ajuste no sólo me parecen inequitativas respecto de lo que es la seguridad jurídica que tanto se declama sino también en cuanto a otras alternativas que podría utilizar rápidamente el Poder Ejecutivo para intentar el ajuste por el lado del gasto. En general, coincido con las propuestas en materia impositiva que contiene esta ley. Reitero que mi oposición se basa en los títulos VI y VII; luego daré mis fundamentos. ¿Por qué no se han articulado desde el Poder Ejecutivo medidas de ajuste tomando en cuenta otros elementos irritantes del gasto público? ¿Por qué no hemos empezado, por ejemplo, recortando los aproximadamente cuatrocientos millones de dólares que están previstos para gastos de consultoría? ¿Por qué no pensamos en un nuevo régimen para el manejo de las universidades argentinas? Eso ya lo había anunciado el ministro López Murphy, con muy poca fortuna. El Estado está gastando mucho y mal en educación terciaria. Eso ha fomentado el crecimiento de las universidades privadas, y el deterioro lento y seguro, además del descrédito, de la universidad pública en nuestro país. 217
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¿Por qué no pensamos en anular o recortar contratos, de los muchos miles que se han generado durante este gobierno, desde el Poder Ejecutivo o de organismos dependientes de él, y que suman cientos de millones al cabo del año? ¿Por qué no se pensó también en fusionar, achicar o reordenar los entes públicos descentralizados, que gastan más de mil millones de pesos del presupuesto nacional? Esto, a veces, ha escandalizado a los que hemos estudiado el tema porque tienen los sueldos más altos que, hasta ahora, pagaba el Estado nacional. ¿Por qué no pensamos que también la Presidencia de la Nación tiene que reducir en alguna medida los 450 millones de pesos que tiene asignados en el presupuesto anual para sus gastos? Y ¿por qué no nosotros, que tenemos que empezar a pensar seriamente cómo se achica y se reordena el gasto del Congreso de la Nación? También los jueces, señor presidente, debieran pensar que en un estado de emergencia tienen que pagar impuestos y que hay algunos aspectos del gasto del Poder Judicial que tienen que ser reordenados en pos de este déficit cero tan necesitado y tan compartido por todas las fuerzas que se expresan en este Senado. Creo que esto justifica plenamente mi oposición a los contenidos del Título VI, que prevé esta francamente inequitativa, distorsiva y dañina reducción en los haberes de los pensionados y jubilados argentinos y también de los empleados del sector estatal. Pero también me parece un absurdo el contenido del Título VII cuando reforma el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Además de su francamente deficiente redacción --y algunos abogados procesalistas que brillan en este cuerpo sabrán a qué me refiero--, de un texto torpemente estructurado que tiende a preservar la liquidez del Estado, de los depósitos de fondos públicos, lo que es incomprensible es que este principio de preservación, por supuesto de difícil consolidación en los tribunales, de dudosa constitucionalidad, se extienda también a los funcionarios, como lo dicen los artículos 14 y 15, en sus últimos párrafos. Esto parece puesto, además, con mayor torpeza y a las apuradas, por algún redactor de texto temeroso de alguna consecuencia en un eventual juicio de responsabilidad. Y esto es realmente inadmisible, señor presidente. Me refiero a que le estemos otorgando un bill de indemnidad a aquellos funcionarios que tienen responsabilidad respecto de sus actos de gobierno. ¿A qué se refiere el texto de la ley en estos puntos? ¿Qué clase de funcionarios quiere proteger? ¿A quiénes se quiere preservar de la acción de la justicia? Esto me parece francamente inexplicable y, desde el punto de vista de quien lo propuso, inconfesable. Por eso también me voy a oponer a este concepto. Porque creo que es tarde, que ya se ha dicho todo y porque no quiero ser redundante, voy a pedir la incorporación de algunos conceptos y sugerencias que, por escrito, he formulado. Pero quiero hacer una reflexión final sobre el funcionamiento de nuestro bloque. Es probable que el texto de este proyecto de ley --tan presionado por los medios, tan exigido por el Poder Ejecutivo, tan reclamado enfrentándonos con el abismo, la desaparición del país, la captura de los plazos fijos, la salida de la convertibilidad y tantas otras calamidades que se nos ponen delante--, termine siendo ley esta noche con la colaboración positiva y tácita de muchos senadores de la oposición. ¿Hasta cuándo el bloque mayoritario de este cuerpo, opositor con relación al gobierno nacional, va a seguir recibiendo cachetadas que muchas veces se extienden a la Cámara en su conjunto pero que, en general, se profundizan, se enfatizan y se acentúan cuando se habla del peronismo? ¿Hasta cuándo se va a seguir soportando esto, cuando 218
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realmente este bloque ha dado una lección de oposición inestimable en los anales de la historia parlamentaria argentina? Porque terminamos colaborando abnegada y solidariamente con todos los pedidos del Poder Ejecutivo. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando la falta de simetría que existe en las provincias gobernadas por el justicialismo con relación a los bloques opositores de la Alianza? Estos bloques, cuando los gobiernos justicialistas les requieren medidas de ajuste, medidas que a veces son dramáticas, para ordenar los presupuestos provinciales, apelan a la Justicia, a la Constitución, a los principios de Yrigoyen y de Leandro Alem, pero siempre se las ingenian para no dar quórum, para no estar en el recinto o para votar en contra. Si no, vean lo que ocurrió en Córdoba respecto de las medidas propuestas por el Ejecutivo provincial sobre la reforma estructural del Estado, tendientes a achicar el gasto político y público. Creo que en algún momento hay que requerírselo al oficialismo en la Nación, que es opositor en muchas provincias, y a veces opositor ciego, irresponsable y que en ocasiones actúa de mala fe. Espero que me escuchen y que reflexione el Poder Ejecutivo nacional, porque muchas veces --más allá de la buena fe y de la compañía, de boca para afuera, con los ajustes provinciales-- no operaron adecuadamente con la Nación en tiempo y en forma a fin de tomar medidas que debían ser tomadas. Para terminar, solicito que oportunamente se vote la inserción, cuyo texto haré llegar por Secretaría.
Sr. Presidente (Losada). -- Así se hará, señor senador. Tiene la palabra el señor senador Tell.
Sr. Tell. -- Señor presidente: no quiero ser redundante respecto de lo que aquí se ha dicho en esta jornada histórica. Indudablemente, el proyecto sancionado por la Cámara de Diputados peca de los mismos vicios y errores que su antecedente, es decir, el decreto de necesidad y urgencia 896 de este año, cuya manifiesta ilegalidad pretende cohonestarse ahora, además, mediante la incorporación de componentes tributarios. Desde mi punto de vista, la iniciativa llegada de Diputados merece un triple reproche porque es inequitativa, inconsistente e inconstitucional. Es inequitativa porque pretende cargar sobre la espalda de los jubilados y pensionados de esta querida Argentina y de los empleados públicos, para toda la vida y de manera permanente, el costo del ajuste; con cuyo objetivo genérico "déficit presupuesto cero" estamos todos de acuerdo y a él adherimos, pero con otros contribuyentes. Para su logro y más eficiente asignación --a la que se refería puntualmente el compañero por Tucumán que me precedió en el uso de la palabra -- se podría haber echado mano de muchas cosas como las que describió. Fundamentalmente, del proyecto que tiene sanción de la Cámara de Diputados y del que nunca nos acordamos por el gran lobby que hacen los medios, hoy tiburones de la comunicación en la Argentina. También pueden ahorrarse las cifras millonarias que paga el Estado nacional, más de 1.700 millones de pesos, en publicidad, en los contratos de los amigos y en las consultorías. Así podemos lograr un cúmulo de recursos de donde se podría haber echado mano. Pero hoy se echa mano a lo que está más cerca, a lo que permanentemente este gobierno --y también el nuestro-- con distintos proyectos intentó bajar: la jubilación y, 219
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fundamentalmente, el sueldo de los activos estatales. Por eso, también esta Cámara derogó el decreto 430 que hacía mucho mal a los trabajadores argentinos. Hoy se pretende pagar el costo de este ajuste con lo que comen los jubilados y los trabajadores argentinos. La iniciativa es inconsistente, porque las mayores cargas tributarias y previsionales que consagra, sea por la vía del aumento de impuestos o por la postergación de reducciones ya decididas, no harán otra cosa que profundizar la espiral del estancamiento de nuestra economía. A eso debe sumarse el progresivo desfinanciamiento directo de la seguridad social bajo la forma de un intrincado sistema --si usted analiza concienzudamente el proyecto en tratamiento-- impositivo que nadie entiende. Fundamentalmente, lo más grave, es que es inconstitucional, porque la veda que impone en la legislación procesal, que impide a los jueces dictar medidas cautelares cuando se vean afectados los intereses estatales, tal como está redactada la norma, lesiona gravemente la garantía del debido proceso. Señor presidente: como decía recién, tampoco es la primera vez que se intenta esto. Ya lo hicieron; se intentó. Este cuerpo tan vapuleado tuvo que afrontar el embate de quienes hoy manejan las finanzas en la Argentina. Y en la misma línea ideológica se ha pretendido hacerlo con las futuras jubilaciones y pensiones, con los discapacitados --como acá se dijo-- con las mujeres embarazadas. Esto es lo que no debemos permitir como peronistas. El Poder Ejecutivo nacional, señor presidente, vuelve a las andadas, inspirando ahora un contenido más amplio a esta medida que contiene la sanción de la Cámara de Diputados. Por eso, así como el señor senador por Río Negro contaba la fábula del lobo, muchas veces he dicho en el bloque que a veces quisiera votar distinto por curiosidad, como lo voy a hacer esta noche. He acompañado cada una de las medidas que este gobierno necesitó. Porque es cierto que permanentemente se decía que había que votar una ley o caeríamos en el abismo. Hoy sinceramente, señor presidente, quiero ver qué pasa el día de mañana. Porque hemos sido presionados permanentemente. Hemos sido embestidos continuamente por quienes manejan las finanzas, por quienes manejan los medios en la Argentina, convirtiéndose en el cuarto poder. Hoy también adherí a la cuestión de privilegio relacionada con un medio cómplice de otros tiempos oscuros de la Argentina. Porque he tenido la responsabilidad de legislar sobre una iniciativa del Poder Ejecutivo que nos decía que, si no votábamos de tal manera, no bajaba la desocupación en la Argentina. Y hoy estamos encartados, señor presidente, por esa actitud. Por eso voy a seguir siendo coherente con mi razonamiento gremial y mi sentir peronista. En esa iniciativa del Poder Ejecutivo prohibimos la baja salarial al sector privado. ¿Cómo vamos a pensar distinto respecto del sector público? También ahí cercábamos las posibilidades de despidos. Y también, en cada una de las distintas normas que hemos votado en este Parlamento cuidamos el sistema previsional argentino. Por eso, señor presidente, en consonancia con mi propio partido, que en la época de la crisis mexicana no le bajó el sueldo a los trabajadores argentinos, poniéndoles inclusive un piso a los que ganaban más de dos mil pesos, ¿cómo puedo pensar y votar hoy de manera distinta, si mi partido se nutre de los jubilados y de los más desposeídos de la Argentina?
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Para ir cerrando, señor presidente, ya que hay más oradores, de manera contundente quiero que se tome expresa consideración de mi voto. Por esta razón, no quiero que el día de mañana un juez me impute haber participado en un acto ilícito. Por eso voy a votar de manera negativa, señor presidente, y tome nota de mi voto en tal sentido, por los fundamentos que expresé.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Menem.
Sr. Menem. -- Señor presidente: a esta altura del debate es muy poco lo que puedo agregar a lo que aquí se ha dicho. No obstante, además de pedir la inserción de mis reflexiones sobre este proyecto de ley, donde en particular detallo todos las objeciones que me merece, no puedo dejar de hacer algunas consideraciones sobre el tema. Debo reconocer, señor presidente, que desde el año 1983, que tengo el honor de ocupar esta banca en representación de la provincia de La Rioja, nunca me he sentido tan presionado, tan compelido, ni he experimentado esta angustia existencial en torno a la votación en favor o en contra de una determinada ley. Hemos pasado por situaciones muy difíciles en estos 18 años de democracia, con debates larguísimos y días como el de hoy, en los que también debimos sesionar los sábados y domingos. En la época del presidente Alfonsín recuerdo haber votado un presupuesto un día domingo, allá por septiembre, cuando más que presupuesto se trataba de una rendición de cuentas, pero lo teníamos que aprobar antes de que terminara el año parlamentario, también así, a las apuradas y con la angustia de sancionar un proyecto de ley. Viene a mi memoria la consideración del Tratado del Beagle, que en su momento enfrentó a los argentinos y que generó tantas tensiones; había problemas entre partidos y en los bloques. Entre otros casos, también recuerdo el tratamiento de la reforma al Código de Justicia Militar, cuando debimos enfrentar votaciones tan importantes como las referidas a la ley de obediencia debida y el punto final, donde nuestra bancada votó en contra; o el envío de naves al Golfo, en la época del conflicto. Si bien fueron debates trascendentes, nunca se nos planteó la situación de hoy: o se sanciona esta ley o viene el apocalipsis, o se aprueba esta ley o mañana el país estalla en pedazos. A su vez, surge la presión de todos los medios de comunicación que le echan la culpa al Senado porque aún no se cuenta con esta la ley, como si hiciera un mes que está aquí para su tratamiento. Y nosotros hemos aprendido a leer el mensaje: cuando se habla del Senado y de su culpa siempre se menciona al bloque de senadores justicialistas, porque somos mayoría. Sin embargo, con esa responsabilidad hemos venido prestando la más amplia colaboración que jamás una oposición en la historia del país le haya dado a un gobierno, pese a los antecedentes de la oposición que hizo el gobierno de la Alianza, que utilizó todas las estrategias parlamentarias posibles para evitar que sancionáramos las leyes que permitieron sacar al país del incendio en 1989. Como decía un senador del oficialismo: no es hora de echarnos las culpas, es hora de ver cómo salimos de esta crisis. Pero la crisis no es meramente económica, porque yo
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tampoco creo que con la sanción de esta norma se solucionen todos los problemas, ni mucho menos. Creo que la crisis es eminentemente política. Entiendo que la falta de credibilidad y de confianza en nuestro país se suscita porque no hay confianza en el gobierno; porque este ha sido el fracaso más estrepitoso que haya tenido un gobierno constitucional en la historia de nuestro país. Nunca un gobierno se desgastó tan rápidamente, nunca perdió tanto la credibilidad, nunca bajaron tanto los índices de aceptación de un gobierno, como con el actual. No lo digo en tono de reproche, es un dato objetivo de la realidad. Lo que ocurre es que fracasó la Alianza. Lamentablemente teníamos razón cuando decíamos que solamente se trataba de una alianza para ganar una elección y que no serviría para gobernar. La Alianza se hizo pedazos al poco tiempo de asumir el gobierno porque no existía una coincidencia de programas, porque era nada más que un conjunto de partidos, sobre dos principales, que se unieron solamente para reunir votos. Era muy fácil escribir la "Carta a los Argentinos", era muy fácil diseñar los flashes de televisión para un publicista creativo que pudiera denostar al anterior gobierno y hacer creer que éste traería todas las soluciones. Todo fue una defraudación para la gente que votó a la Alianza, pero no sólo para ellos, porque generó además una falta de credibilidad hacia afuera. Porque ¿qué credibilidad puede tenerse en un país en el cual un vicepresidente de la Nación renuncia a los diez meses de asumir el gobierno por una pequeña pelea, como la ocurrida entre los integrantes de la Alianza? Recordemos cuando el bloque de la Alianza se empezó a hacer pedazos en la Cámara de Diputados y cuando tuvieron que echar manos a funcionarios que habían sido denostados durante diez años. Señor presidente: no se me puede hacer creer que el tema sea el de la deuda, tal como se ha dicho aquí, y que estemos mal solamente por la deuda externa, que ya no es externa sino pública, porque hay otros países que están mucho más endeudados que nosotros y no tienen estos problemas, hablo de países centrales que tienen un índice de endeudamiento mucho más alto que la Argentina con relación al producto bruto. Aquí se ha dicho que el Tratado de Maastricht establece hasta un 60 por ciento de endeudamiento como límite para pertenecer a la Unión Europea, y la Argentina está en un 46 por ciento. Si vemos datos de otros países, podemos decir que España está en un 100 por ciento, Estados Unidos en un 56 por ciento, los Países Bajos en un 54 por ciento, el Reino Unido en un 49 por ciento, Suecia en un 48 por ciento, Finlandia en un 44 por ciento, y el menos endeudado es Suiza, con un 26 por ciento. Entonces, el tema no es solamente el de la deuda externa. Pero, además, se ha dicho que el tema es el déficit; y, sí, es cierto, tenemos un déficit elevado: el 2,4 por ciento del producto bruto, pero tampoco es inmanejable, porque el mismo Tratado de Maastricht establece un 3 por ciento como tope del déficit. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Todos esos países a los que hice referencia también partieron de déficit elevados y han ido modificando el funcionamiento de sus economías hasta lograr el déficit cero e inclusive el superávit. Entonces nuestro problema, señor presidente, no es que hayamos triplicado la deuda. Porque si es cierto que la deuda se ha triplicado, también lo es que se cuadruplicó el Producto Bruto Interno. Entonces, cuando alegremente se dice que debemos 128 mil millones de dólares, también habría que recordar que nuestro producto bruto es de 280 mil millones de pesos o de dólares. Yo recuerdo que cuando terminaba el gobierno del doctor 222
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Alfonsín la deuda declarada era de 60 mil millones --de hecho, era mayor--, pero había un producto bruto de 90 mil millones de pesos, o sea que el endeudamiento era mucho más grave en aquel entonces. Señor presidente: si no admitimos que si bien la crisis tiene una consecuencia económica también tiene una raíz de índole política, nunca vamos a saber cómo solucionarla. Entonces, más allá de las medidas que se tomen, lo importante es que el gobierno sepa que es a él a quien no se le cree y no a las posibilidades de la República Argentina. Ya han detallado mis compañeros de bancada todas las veces que este bloque votó a favor o al menos permitió la sanción de las leyes propuestas por el gobierno. No las voy a repetir. También han detallado todas las oportunidades en que se advirtió que el tema de la crisis no se supera con medidas recesivas. Lo advertimos en diciembre de 1999 y a comienzos del 2000, cuando dijimos que el "impuestazo" y el recorte de los sueldos no eran un buen camino porque traían más recesión y el problema de la Argentina, precisamente, era la recesión. Estuvimos más de dos años sin crecer. Pudimos soportar las crisis del "tequila", la del sudeste asiático, la de Rusia y la del Brasil. Cuando en el último trimestre del '99 habíamos empezado a salir de la recesión, vinieron las medidas que nos volvieron a sumergir en ella. Porque además, el gobierno de la Alianza trajo un mensaje desalentador. Ya en ese entonces, señor presidente, se hablaba de que estábamos al borde del abismo. En vez de tratar de salir de la recesión y de tirar buenas ondas decía que estábamos al borde del abismo. Ponían énfasis en la magnitud del déficit y en los errores del gobierno anterior. Así fuimos cayendo cada vez más. Ahora no se sabe si realmente ya estamos en el abismo o al borde de él. No sabemos si esta norma que hoy se propone, que ha sido criticada con tanta razón, realmente nos permitirá salir del abismo o evitar que caigamos en él, pero esto es responsabilidad del gobierno. Este bloque de senadores justicialistas va a seguir actuando con la misma responsabilidad. No va a poner palos en la rueda. Yo ardo en deseos de saber qué habría hecho la Alianza como oposición si hubiéramos estado en la misma situación. Pero nosotros hemos aprendido del general Perón que primero está la Patria, después el Movimiento y luego los hombres. Por eso actuamos con la mira levantada. Sabemos que si no se sanciona la ley, mañana no se le va a echar la culpa al Senado sino al bloque justicialista; se va a decir que somos responsables de la eventual hecatombe, de que hay más fugas de depósitos, más retiros de los bancos, que hay menos inversión y menos credibilidad. Sin embargo, repito, la raíz de esta crisis es netamente política. Pero, además, nos angustia la situación de nuestras provincias. Se nos ha dicho que, si no se aprueba este proyecto de ley, no vamos a recibir un peso en nuestras provincias para poder cumplir con nuestras obligaciones; y a quienes venimos de provincias desfinanciadas, con graves problemas, esto nos angustia muchísimo porque estamos realmente abrumados. ¿Con qué cara vamos a ir a nuestras provincias si se nos dice que por culpa de no aprobarse esta iniciativa no se le pueden pagar los sueldos a los empleados públicos de los estados provinciales? Entonces, estamos ante una encrucijada muy difícil y tenemos que actuar con la mente fría. Por supuesto que no podemos dejar de señalar que este proyecto de ley tiene gravísimos errores. ¿Cómo vamos a aceptar calladamente que se nos recorten sueldos y jubilaciones? Obviamente que no lo aceptamos. ¿Cómo vamos a aceptar silenciosamente 223
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esa modificación al artículo 34 de la ley 24.156, que significa introducir en una ley permanente un mecanismo de emergencia? Claro que está mal. ¿Cómo vamos a aceptar normas inconstitucionales como esta que recorta jubilaciones, introduce reformas al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, inhibiendo la posibilidad de que se adopten medidas cautelares? ¿Cómo vamos a hablar de que no hay derechos irrevocablemente adquiridos? Esta es responsabilidad del gobierno, de quienes proponen esta ley. Nosotros se lo advertimos; no vamos a precipitarlos al escenario apocalíptico, pero tampoco vamos a callarnos frente a los graves errores y peligros que encierra esta iniciativa, porque seguramente más de una de sus normas van a ser atacadas de inconstitucionalidad. La mayoría de nuestros gobernadores nos han pedido que facilitemos la sanción de este proyecto de ley porque, de lo contrario, muchas provincias mañana mismo corren el riesgo de caer en cesación de pagos, con los conflictos sociales que ello traerá aparejado. Por eso, en esta instancia, yo voy a exigir una respuesta categórica del presidente de la bancada oficialista acerca de los compromisos que la Nación ha asumido frente a las provincias. Algunos de ellos están contenidos en ese denominado Pacto de la Independencia, del 17 de julio, que se encuentra firmado, pero otros constituyen compromisos de honor del gobierno nacional para con los estados provinciales. Me refiero a cinco compromisos puntuales: la garantía de cumplimiento del Fondo Fiduciario, comprometido en el acta firmada con el presidente de la Rúa por 1.000 millones de pesos; la efectiva refinanciación de los vencimientos de capital del semestre, incluido el correspondiente a julio --tal como se había contraído el compromiso--; un reconocimiento de la deuda por la diferencia de los tres puntos del IVA, cuando el impuesto pasó del 18 al 21 por ciento, mediante la emisión de certificados a dieciséis años; la emisión del bono federal por parte del Fondo Fiduciario por cuenta y orden de cada provincia; y el último, pero no menos importante, el cumplimiento de todos los pactos especiales entre la Nación y las provincias. Y digo último, pero no menos importante, por cuanto mi provincia tiene firmados pactos especiales con la Nación en materia de asistencia financiera. El presidente de la Nación y los funcionarios de rango inferior se han comprometido a respetar estos acuerdos; se lo han prometido a nuestros gobernadores. Por eso, solicito al presidente de la bancada radical que en este acto manifieste si avala y certifica que se van a cumplir. Le solicito que informe si tiene conocimiento del compromiso y si ellos avalan con su palabra su cumplimiento.
Sr. Presidente (Losada).-- Señor senador por La Rioja: ¿usted desea que el señor senador Agúndez le responda ahora?
Sr. Menem. -- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador por San Luis.
Sr. Agúndez. -- Señor presidente: cuando a través de los medios hoy me enteré de estos cinco compromisos mencionados por el señor senador por La Rioja, le pedí al señor jefe de 224
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Gabinete de Ministros que me informara al respecto, y él me contestó que ellos forman parte de compromisos anteriores entre la Nación y las provincias. En cuanto al tercer compromiso, es decir, el reconocimiento por parte del gobierno de la deuda con las provincias por los tres puntos del IVA no coparticipado, cuando dicho gravamen pasó del 18 al 21 por ciento mediante la emisión de una deuda certificada a dieciséis años, por unos 1.200 millones de pesos, está contemplado en un compromiso del anterior gobierno, que data de 1995. De todas maneras, en cuanto a los cinco compromisos citados por el senador Menem, el señor jefe de Gabinete de Ministros me informó que se quiere cumplir con todos. Por lo tanto, como no puedo dudar de mi gobierno, entiendo que fue positiva la respuesta que se me brindó.
Sr. Presidente (Menem). -- Continúa en el uso de la palabra el señor senador Menem.
Sr. Menem. -- Señor presidente: agradezco muchísimo al presidente de la bancada del oficialismo su ratificación del compromiso asumido, porque dentro de esta situación tan difícil que vivimos nos hace alentar la esperanza de que esta vez se van a cumplir, ya que anteriormente, pese a estar contemplados en los pactos, ello ocurrió. Por eso manifesté nuestra preocupación. Finalmente, el justicialismo asume una vez más su responsabilidad como partido de la oposición. Es el rol que nos ha dado el pueblo argentino cuando votó a la Alianza para ser gobierno y nosotros respetamos las reglas de juego: que la Alianza gobierne el país durante la totalidad del período constitucional para el cual fue electa y nosotros seguiremos ejerciendo una oposición responsable, lo cual significa advertir cuándo se toma el rumbo equivocado. Por otra parte, y como algo obvio, les solicitamos que si el proyecto en consideración es aprobado esta noche, procuren hacer de él un uso racional y equitativo, que cause los menores sacrificios posibles a nuestra gente y que traten de ser ecuánimes. No desconocemos que vivimos un período preelectoral; por lo tanto, esperamos que también sean ecuánimes a la hora de repartir recursos a las provincias, que las hay gobernadas por la Alianza y por el Justicialismo. Ya que estamos frente a un proyecto tan cuestionado y discutido con toda razón, esperamos que no se convierta en un instrumento para aumentar una injusticia, algo que no estamos dispuestos a tolerar. Finalmente, solicito que se inserte en el Diario de Sesiones el análisis particular que pensaba realizar sobre el instrumento en consideración.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sapag.
Sr. Sapag. -- Señor presidente: a esta altura de los acontecimientos no queda ninguna genialidad por decir. Solamente quiero puntualizar que hago mías las palabras del señor senador Baum, con quien comparto una gran cantidad de ideas y la preocupación por la gente de nuestra provincia. 225
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También coincido con las palabras pronunciadas por los señores senadores Verna, Yoma, Sala, Moreau y, aunque parezca mentira, con las del señor senador Maglietti, con quien tantas veces he discutido. Por otro lado, debo decirle al señor miembro informante del oficialismo, cuando citó un artículo periodístico que decía que la conducción política debía tener conciencia, que la cosa no es tan fácil. Pareciera que solamente la clase política debe tener conciencia; ella no se le reclama al sindicalismo ni al periodismo. En este sentido, un periodista aparentemente de deportes, anteanoche se dio el lujo de decir que eran flacos los sobres que nos habían ofrecido para llevar adelante este acto patriótico. Se trata de un periodista gordito al que, indudablemente, se ve que la grasa también le tapó el cerebro. Debemos vivir con la agresión permanente de una situación en la que nos meten a todos en la misma olla y por la que quieren destruirnos a nosotros y también a la clase política. Hablar de la reforma política es fácil. ¿Por qué no hacemos como los militares, y dejamos solamente al presidente de la República? Más reforma que esa no se puede hacer. ¿Para qué vamos a tener al Senado y a la Cámara de Diputados, si solamente producen gastos? Además, según muchos de estos señores, no representamos a nadie. Creo que están errando el camino con este proyecto. Se están equivocando al pensar que a la gente le importan los mercados, porque en realidad le interesa saber cómo va a subsistir, qué seguridad de trabajo le vamos a dar, cómo va a seguir educando a sus hijos o cómo va a ser el futuro. Sin embargo, nosotros no estamos dando ni una proyección al día de mañana. A esta altura de la noche, reitero, ya no hay genialidades. Simplemente digo que mi voto va a ser negativo, porque camino por el país, por mi provincia, hablo con sus habitantes y entiendo que la gente no está preparada para un proyecto como este. Espero que agudicen el ingenio y se imponga la inteligencia. Para hacer una reforma política se tienen que preparar alternativas afuera del Estado. Un funcionario sacó a relucir la espada de los "ñoquis". Quisiera saber qué estamento del Estado no está recargado de empleados. Me gustaría conocer qué gobernación, municipio o comisión de fomento no tiene exceso de personal. Esto se produce porque no existe alternativa afuera del Estado. Si la opción es bajar el sueldo o reducirle a los jubilados sus haberes, para mí esas no son alternativas. Para los jubilados no debe existir un piso de 500, 1.000 ó 1.500 pesos. La clase pasiva que cobra 1.500 pesos ha trabajado durante toda su vida para disponer de esa jubilación; ha hecho los aportes con sacrificio y, entonces, no merece que le efectúen descuentos sobre sus haberes. Si existen jubilaciones de privilegio creo que hay que identificarlas y hacerles el descuento. Pero no hay que tocar a los hombres que hicieron los aportes correctamente. En consecuencia, vuelvo a reiterar mi voto negativo al proyecto que estamos considerando.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Preto.
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Sr. Preto. -- Señor presidente: no tengo duda alguna de que hoy es uno de esos pocos días en la vida de los hombres en que hay que tomar decisiones fuertes. No sólo estamos presos de nuestro sentido común sino que, además, somos esclavos de nuestro conocimiento. Y digo esto porque en diciembre de 1999, cuando el presidente Fernando de la Rúa tuvo la gentileza de visitar a los senadores de los partidos provinciales --cortesía que lamentablemente nunca más se volvió a repetir--, realizamos un cordial debate acerca de lo que el gobierno pensaba hacer a partir de la asunción de su mandato. En esa corta charla me permití decirle con todo respeto al presidente Fernando de la Rúa --y el señor senador Sapag fue testigo de ello--, que si pensaba iniciar su período de gobierno aumentando impuestos, haciendo ajustes aislados en lugar de propiciar una profunda reforma político-administrativa del Estado y exagerando la herencia recibida para lograr un resultado electoral --que luego los números demostraron que no era la que se decía, porque se hablaba de 11 mil millones de dólares de déficit, y este sólo alcanzó aproximadamente los 6.970 millones--, tendría que vivir confirmando y cambiando a sus ministros de Economía. Además, le señalé que ante esa situación, la incipiente reactivación que por aquel momento se insinuaba se iba a transformar en recesión e iba a profundizarse. Y finalmente le dije que iba a tener serios problemas de gobernabilidad para contener y llevar adelante al país en los términos que estaba planteando hacerlo. En aquella circunstancia y desconociendo la realidad --la terca realidad que nunca cambia--, quizá yo hubiera actuado igual. El presidente se sintió algo molesto con mis palabras; entonces, se levantó y simplemente se fue. El senador Sapag me hizo una broma al respecto, diciendo que me había salido de adentro mi corazón de economista.
Sr. Sapag. -- Así es.
Sr. Preto. -- Hoy estamos aquí tratando una vez más de lograr el objetivo de sancionar una ley que no satisface a nadie y a mí tampoco. Quiero equivocarme, pero estoy cerca de creer que, a partir de mañana, una vez sancionada esta norma --si es que se aprueba--, solamente un milagro de gobernabilidad y de ejercicio de la autoridad que se prolongue durante el tiempo suficiente para lograr el efecto que se busca con este proyecto, va a permitir que la Nación argentina no caiga en lo que quienes tenemos el conocimiento para ello lamentablemente prevemos que puede llegar a ocurrir. Hubiera preferido no estar discutiendo acerca del salario de los empleados públicos o de lo que percibirán los jubilados de nuestro país, que está muy lejos de ser una dádiva por parte del Estado, ya que es el fruto del trabajo y del esfuerzo proyectado en años de aportes, en un sistema solidario de derecho público que hace al interés de que nuestros ancianos, cuando lleguen al ocaso de sus vidas, cuenten mínimamente con qué sustentarse. Aunque también entendemos que la mayoría de las jubilaciones argentinas está muy lejos de ese objetivo. Pero estamos debatiendo este proyecto de ley en lugar de discutir en profundidad los problemas estructurales que tiene la economía de nuestro país, de manera tal de lograr, de una vez por todas, que un esfuerzo y un sacrificio más de los argentinos, o de un sector de ellos, sirva para siempre, para que no tengamos que aprobar --por supuesto que para esa
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ocasión no voy a prestar mi voto-- nuevos ajustes y medidas que van a ser absolutamente inconducentes. A fuerza de extenderme en mi exposición, deseo hacer algunas apreciaciones acerca de lo que pretendo decir cuando me refiero a los problemas estructurales de nuestro país. En primer lugar, está la evasión impositiva. Diariamente, leemos en publicaciones de todos los niveles que se evaden anualmente en nuestro país 25 ó 30 mil millones de pesos de impuestos. Ahora bien, si sabemos quiénes los evaden, porque los conocemos cuando efectuamos el cálculo de los números, ¿por qué no los vamos a cobrar? Recuerdo cuando Carlos Tacchi --y pido perdón por lo que voy a expresar, pero quiero repetir sus palabras-- dijo que iba a hacer mierda a los evasores. Carlos Tacchi hizo bastante en contra de ellos, pero él --que descanse en paz-- está muerto y los evasores están tan saludables como siempre. En la Argentina se declara mucho sobre la evasión fiscal, se habla mucho de combatirla, pero, evidentemente, los poderosos intereses que hay detrás de ella, a lo que agregaría la todavía desorganizada ubicación en la que se encuentra el Estado para atacar este grave problema de los argentinos, ha hecho que la evasión impositiva sea una realidad que nos agobia. Y nos agobia mucho más cuando hablamos de las jubilaciones o del salario de los empleados públicos y sabemos que, con el 8 ó el 10 por ciento de esta cifra, que no es ningún porcentaje descabellado podríamos, en lugar de estar discutiendo esta iniciativa, pensando en cómo pobres contra pobres van a solucionar el problema de la Argentina. Creo que esta ha sido una deuda pendiente de muchos administraciones y continúa siendo una deuda pendiente de este gobierno nacional para con los argentinos. En segundo lugar, quiero referirme al problema cambiario que nos agobia mucho más de lo que creemos. La ley de convertibilidad no implica sólo la paridad cambiaria sino también la posibilidad de disponer de cuentas corrientes en divisas extranjeras y recibir y girar moneda extranjera desde y hacia el exterior. También asegura la paridad cambiaria, que por aquel entonces mereció, a tenor de las autoridades de turno, la calificación a la que todos los argentinos nos aferramos como a una bandera incontrastable: un peso igual a un dólar. Hasta el día de hoy un peso es igual a un dólar, solo que debemos ser conscientes de cómo hemos llegado hasta aquí para sostener esta paridad cambiaria. A nadie se le escapa -y mucho menos a mí -- que el factor psicológico condicionante o potenciador en aquella oportunidad era un fuerte componente para reactivar la economía y aventar la duda de los argentinos que un peso era igual a un dólar. Pero creo que faltó un debate serio acerca de las posibilidades de sostener en el tiempo esa situación. ¿Por qué digo esto? Porque si las cosas en el mundo hubieran seguido otro curso la paridad cambiaria no hubiera resistido más de un par de años. Entre los años 1992 y 1994 el entonces presidente Bush quería ser reelegido y había nombrado como presidente de la Reserva Federal a un señor que hasta el día de hoy usamos como parámetro de muchas de nuestras evaluaciones. Alan Greenspan quería colaborar con la reelección del ex presidente Bush reactivando la economía y reduciendo los índices de desempleo, para lo cual debía mantener bajas las tasas de interés. Por aquel entonces, el ex presidente Clinton lo advirtió en su campaña y utilizó aquel slogan tan peyorativo: "Es la economía, estúpido". La gente de Clinton advertía que ya era tarde para sostener la economía bajando las tasas de interés, porque ésta ya estaba en recesión lo cual llevó a Bush a perder las elecciones.
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A los argentinos nos sirvió porque durante más de dos años tuvimos tasas en los Estados Unidos lo suficientemente bajas como para que la paridad cambiaria en la Argentina no sufriera los embates que, de otra manera, no podría sostener. Además, por aquel entonces, tuvimos el aliciente de que pusimos en venta el grueso de las empresas ahora privatizadas. Obviamente, también nos ayudó el hecho de que los inversores norteamericanos perdieron el incentivo de comprar títulos públicos de su país y prefirieron invertir en los países emergentes para buscar otro tipo de rentabilidad. Paralelamente, en el año 1994 Brasil revalúa su moneda en un 40 por ciento y esto nos permite tener un nuevo verano para seguir sosteniendo la convertibilidad. Sin embargo, en 1997 y 1998 las tasas empiezan a subir en los Estados Unidos, y Brasil devalúa su moneda, lo que provoca una importante asimetría en el intercambio comercial con la Argentina. Es así que si en 1999 hubiéramos sido capaces e inteligentes, deberíamos haber realizado aquella salida ordenada de la convertibilidad --que también declamé aquí hace quince o veinte días -- de manera tal de evitar que el parámetro de la paridad cambiaria se transforme en un corsé de hierro que aprisione cada vez más a la actividad económica argentina, especialmente la dedicada a las exportaciones El otro gran problema estructural que tenemos que resolver es el déficit previsional, señor presidente. Y uno de los principales parámetros por el cual el déficit fiscal de la República Argentina está en los valores insostenibles que estamos discutiendo permanentemente los argentinos, tiene que ver pura y exclusivamente con el déficit previsional. Este nace, obviamente, de un interés legítimo: cambiar un sistema quebrado -el sistema de reparto-- por un nuevo sistema que con el tiempo le permitiera a los argentinos tener sus ahorros lo suficientemente protegidos como para poder contar con una jubilación que fuera sostenible en el tiempo y todo lo decorosa y digna que merecían quienes aportaran a ese sistema. Esto se acompañó también con reducción de aportes patronales. Se decía en aquel entonces que se lo hacía a los efectos de hacer más competitivas a las empresas, especialmente a las exportadoras, y al mismo tiempo permitir a las empresas privatizadas cobrar tarifas más baratas a los usuarios, de manera tal que el bolsillo de los argentinos no sufriera un embate por esta vía. Lo más lamentable, señor presidente --y digo esto sin poner en duda alguna la buena fe y la intención de quienes trabajaron en este aspecto-- es que llevaron el esquema adelante y lo pusieron en marcha, pero la historia y la terca realidad --insisto-- nos volvieron a demostrar que se habían utilizado cuanto menos parámetros equivocados para evaluar las consecuencias que esto iba a traer. Esto es así, señor presidente, porque se pensaba y se creía que en el año 2000 el déficit, producto del cambio del sistema provisional, no iba a superar los 2.000 ó 2.500 millones de dólares, cuando la realidad nos demostró que hoy estamos en el orden de los 9.000 millones de dólares; es decir, unas cuatro veces más de lo que se había estimado. En este punto, señor presidente, voy a hacer un reproche tanto a las calificadoras de riesgo como a las instituciones financieras que utilizan determinados parámetros para evaluar la economía argentina. Como bien dijo aquí el senador Menem, la Argentina, medida en los fundamentales parámetros del Tratado de Maastricht, cumple perfectamente con todos ellos. Tiene reservas holgadas y suficientes en el Banco Central, su endeudamiento no equivale a más del 45 por ciento del PBI, con el agravante de que los mismos países, las mismas 229
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evaluadoras de riesgo, los mismos inversores y sus asesores técnicos y financieros que le pidieron a la Argentina dar este paso trascendental, hoy deberían tener en cuenta que parte del déficit estructural argentino, parte del endeudamiento total nacional, ya sea interno o externo, es producto precisamente de la transición entre el viejo y el nuevo sistema. Además, para que un sistema muriese debía nacer otro, y ese otro debía nacer sano y fuerte y debía ser financiado. Y así se nos dijo que se nos iba a financiar el tránsito de ese sistema, pero cuando descubrieron que los números eran demasiado elevados nos abandonaron a nuestra suerte. Hoy, torpe y arteramente, porque sí sirve a algunos sectores de la especulación financiera, se utilizan estos parámetros sin evaluar por separado lo que es endeudamiento público producto del gasto público y del déficit fiscal por esta vía, y lo que proviene lisa y llanamente del déficit previsional por el cambio de sistema. Si esto fuera así --y todos los medios especializados coinciden en ello--, sinceramente, la Argentina merecería otra calificación crediticia y no estaríamos enfrentando hoy el fantasma de la cesación de pagos que nos rodea en forma continua. Señor presidente: podría hacer muchas más enunciaciones, pero creo que la urgencia de la hora no permite que me explaye más sobre los problemas estructurales que, además de los mencionados, nos llevan a discutir hoy este proyecto de ley tal como ha venido de la Cámara de Diputados. Nadie duda de que los ajustes siempre son recesivos por la sencilla razón de que -como en el caso que estamos analizando ahora-- se pagan salarios, jubilaciones y se sostiene el gasto público total no sólo con la recaudación tributaria sino también con financiamiento. Y como el financiamiento ha desaparecido, esa porción de la torta, esa parte de los recursos, no lo tenemos más; entonces, obviamente, el Estado se ve obligado -por alguna vía-- a distribuir menos dinero; en este caso, también entre los asalariados y los jubilados. Por lo tanto, esto implica una medida recesiva. A su vez, los ajustes siempre son inequitativos, injustos y además, cuando llegan tarde y mal, hasta son aberrantes. Considero que estamos frente a un ajuste aberrante: porque llega tarde y bastante mal, señor presidente. Como bien dijo aquí el senador Sala --cuya expresión creo que ha sido producto de largas charlas que hemos tenido al respecto--, los ajustes no se hacen en épocas de crisis sino de bonanzas. ¿Qué hacen los norteamericanos cuando creen que se va a recalentar su economía? Rápidamente corrigen la tasa de interés para lograr el efecto contrario o toman otras medidas correctivas. ¿Quién no recuerda hace unos años atrás, durante la administración Clinton, cuando en momentos en que no tenían el presupuesto aprobado, durante una semana o diez días despidieron a los empleados públicos por falta de fondos. Fue una medida muy dura, muy drástica. Pero en los países a los que muchas veces usamos como parámetros y admiramos en diversos aspectos --aunque en otros preferimos no ser como ellos-- siempre es válido aquel concepto que los abogados siempre esgrimen: dura lex, sed lex, la ley es dura pero es la ley; y lo primero que debe hacerse es cumplirla en todos los niveles y órdenes.
-- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del H. Senado, senador Jorge Yoma.
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Sr. Preto. -- Los norteamericanos cumplen con la ley y por eso tienen un país previsible y son lo que son y tienen la economía que tienen y, además --por decirlo de algún modo-- , se dan el lujo de ser los gendarmes del mundo. Han adquirido la fortaleza económica, la viveza política y el sentido de oportunismo --en el buen y mal sentido de la palabra-- para manejar todas las variables que se les ocurre de manera de que estén siempre al servicio de sus intereses. Lejos de eso, señor presidente, nosotros siempre estamos actuando tarde y mal sobre la coyuntura que se prolonga en el tiempo y nunca se agota. En este punto, deseo hacer una reflexión y quiero que me escuchen bien todos aquellos que van a estar involucrados en el ajuste relacionado con la ley que estamos considerando. Hoy, nos encontramos frente a dos posibilidades concretas: una de ellas es que se sancione el proyecto tal como está redactado. Si ello ocurre, tal vez podamos aventar la posibilidad de que esta vez el lobo llegue en serio. Quizá podamos lograr que mañana los mercados reaccionen bien, que las variables económicas empiecen a tomar un rumbo distinto y que las calificadoras de riesgo nos empiecen a mirar con otros ojos. Pero, fundamentalmente, debemos tratar de que el Estado cumpla con el nuevo contrato social adquirido a partir de la sanción de esta ley. Debemos respetarlo y cumplirlo, de manera tal que en los próximos meses volvamos a tener ese mínimo de credibilidad que los argentinos necesitamos para recuperar el crédito mínimo suficiente que, a partir del equilibrio fiscal, el déficit cero y el crédito acotado, nos permita mantener a la Nación a flote hasta que pueda reactivarse la economía privada, ese formidable motor, que es el único que va a permitir llevar adelante a la Nación como tal. No debemos equivocarnos, señor presidente; a la actividad privada no le podemos pedir más nada. Le hemos pedido impuesto sobre impuesto, que ajuste sus salarios, que baje sus gastos, que baje sus costos, que haga todos los esfuerzos y sacrificios; y los ha hecho. Entonces, señor presidente, esta es la hora en la cual el gobierno nacional debe demostrar, en un elemental ejercicio de la autoridad, que lo que nos está pidiendo lo va a cumplir, de manera tal que los argentinos tengamos un futuro previsible en el tiempo y que nos permita salir de esta coyuntura realmente deplorable en la que estamos metidos. Y, si sancionando este proyecto de ley permitimos eso, obviamente los salarios y los recursos de los jubilados que hoy están siendo sometidos a un descuento porcentual se recuperarán y ese porcentaje se va a ir achicando con el tiempo hasta volver a cero, cuando cada uno cobre su salario o su jubilación y las cosas empiecen a funcionar por carriles más normales. Eso va a ser así de lograrse el efecto esperado de esta ley, por la conducta del Estado y de los actores que giran alrededor de ella. Si esto no es así, señor presidente, aún con la ley caeremos en el abismo; ese abismo significa la cesación de pagos primero y la devaluación monetaria después. Y en este punto quiero hacer una reflexión. ¿Qué significa el salario para cada uno de los que lo perciben? El salario tiene dos parámetros fundamentales de evaluación: el salario visto como unidad de cuenta, como valor nominal, y el salario visto como unidad de valor, es decir, qué poder adquisitivo tiene, cuánto podemos comprar con él. Cuando todos los meses, con la convertibilidad y con la supuesta fortaleza --entre comillas-- que todavía tiene nuestra moneda, recibimos en nuestro sobre 500, 800, 1.000, 231
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2.000 o la cifra que sea, habremos recibido un valor nominal, el que el contrato laboral ha estipulado que debemos percibir. Pero nada nos asegura que con ese valor nominal, tomado el salario como unidad de valor, podamos adquirir todos los meses las mismas cosas para atender las necesidades de nuestra familia, de nuestros hijos, cumplir con nuestros compromisos o pagar nuestras deudas y demás. Pero lo más lamentable, señor presidente, es que tanto un default como una devaluación nos llevarán inevitablemente a la pulverización del poder adquisitivo de los salarios. ¿Quién no recuerda en la República Argentina las desgastantes negociaciones entre sindicatos y empresas, entre el Estado y las organizaciones gremiales, para lograr nuevos salarios en su factor nominal que llegaban con dos, tres o cuatro meses de atraso, mientras día a día la hiperinflación se iba "comiendo" el valor adquisitivo del salario de los argentinos? Y eso es lo que nos va a volver a pasar si caemos en default primero y en devaluación después. Solamente una devaluación ordenada, previsible y desde un Estado con sus cuentas ordenadas y previsibles puede hacer racional el sostenimiento del poder adquisitivo del salario. Al respecto, podemos citar el caso de Ecuador, que cayó en cesación de pagos y no quiso devaluar pero, después de hacerlo varias veces, dolarizó la economía. ¿Cómo está Ecuador hoy? Con el mundo desarrollado de espaldas, con salarios de 20 ó 30 dólares, con cero crédito y en una situación que, honestamente, no quiero imaginar para ninguno de los argentinos. Si no aprobamos el proyecto de ley y ocurre todo lo que suponemos que va a ocurrir, de todas maneras no vamos a tener salario, porque va a estar absolutamente depreciado por las consecuencias que acabo de puntualizar. Por esta razón, señor presidente, y por muchas otras sobre las que no me quiero extender porque creo que lo avanzado de la hora amerita que de una vez por todas finalicemos esta sesión, voy a dar mi apoyo crítico a esta norma. Voy a votar afirmativamente en general y en particular sólo y exclusivamente con el íntimo convencimiento de que los argentinos estamos frente a un abismo que debemos cruzar, pero que podemos hacerlo solamente en dos pasos, señor presidente. Así, a tenor de lo que el gobierno asegura que con esta ley vamos a crear, pondremos un punto invisible en el medio para cruzar ese abismo y no tener que sufrir todas las consecuencias mencionadas y muchas otras que me he permitido no enunciar para hacer más breve mi alocución. Por esa única razón, señor presidente, para no sentirme responsable el día de mañana de que el país efectivamente haya caído en todas las calamidades que seguro van a ocurrir, voy a acompañar esta norma. Y como ya manifestaron muchos otros señores senadores, quiero ver qué va a hacer el gobierno con esta ley. Quiero ver si va a ser capaz de ejercer la autoridad suficiente como para que produzca el fruto esperado en el menor tiempo posible, y así los porcentajes se vayan reduciendo aceleradamente, de manera que volvamos al salario y a la jubilación plena. De lo contrario, asistiré atónito a la confirmación de que el gobierno una vez más no supo aprovechar esta formidable oportunidad que le hemos vuelto a dar para tener en sus manos una herramienta que, según su propio decir, será la solución para todos los males de la Argentina.
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Sr. Presidente (Yoma). -- Tiene la palabra el señor senador Massat.
Sr. Massat. -- Señor presidente: con este ajuste aberrante, como dijo el señor senador Preto, estamos viviendo una noche en que se va a consagrar uno de los más graves retrocesos sociales. La reflexión en el sentido de que no se debe gastar más de lo que se tiene es racional. Por eso, debemos hacer un llamado para que cada uno de nosotros asuma la conducta debida, y también lo haga el Estado. Pero de ninguna manera, señor presidente, puede intentarse el logro del equilibrio fiscal o del déficit cero ajustando jubilaciones miserables de 300 o 400 pesos. De ninguna manera, señor presidente, puede buscarse el equilibrio fiscal o el déficit cero disminuyendo los salarios de los trabajadores. El debate de esta noche ha sido uno de los más profundos en los que he participado en este Senado. Hoy hemos tenido el coraje de profundizar y de analizar puntualmente las cuestiones que vivimos en la Argentina, así como los problemas que podemos llegar a enfrentar. En este sentido, dentro de las alocuciones de los oradores que me precedieron en el uso de la palabra, que han constituido en todos los casos mensajes y piezas oratorias extraordinarias, quiero rescatar particularmente dos: primero, la de un colega de mi bancada, el compañero Sala, realizada con un profundo sentido social y tal vez leyendo el sentimiento de cada uno de los senadores peronistas. En segundo lugar, la de un integrante de la bancada oficialista, con un análisis técnico crítico hacia lo que son las políticas de su propio gobierno. Hoy deberíamos estar modificando este proyecto de ley, señor presidente. Deberíamos haber tenido el coraje para modificar esta ley, porque me parece que hoy pasamos la raya de lo tolerable en lo que se refiere a las decisiones parlamentarias y deberíamos haber tenido el coraje de comenzar a discutir la refundación de la República, porque se debe discutir, con objetivos que sostengan la integridad de la Nación, el equilibrio fiscal, el déficit cero. Pero observamos, lamentablemente, nichos de grandes negocios de la Argentina que siguen siendo un privilegio; y esta noche vemos la indefensión de miles de humildes jubilados que van a sentir la decisión de este Senado de una u otra manera. Y quiero decirles que, tal vez, las presiones de todos estos días y el temor nos llevó a los peronistas a estar sentados en estas bancas, votando en contra pero con racionalidad. Me parece que debemos comenzar a tomar conciencia de que el Parlamento debe cambiar su actitud, debe dejar de tener una actitud pasiva en la política de la Nación y comenzar a plantear ideas con rigor. Quiero decir a los señores senadores del oficialismo que nosotros lo tuvimos a Cavallo de ministro; en muchas ocasiones nos planteó que era la ley o el precipicio y, entonces, lo acompañamos con nuestro voto. Anteriormente, el senador Moreau decía sobre el sistema privado de jubilaciones que ese mismo ministro --que llevó adelante la idea y que nosotros acompañamos-- hoy está vulnerando el sistema. Los jubilados o los aportantes al sistema privado de jubilación están viendo vulnerado su futuro y eso lo discutíamos en el bloque peronista. Más del 70 por ciento de los recursos de la Administradora de Fondos de Pensión lo tiene el Estado nacional. Estas son las cosas que tenemos que rever y debemos ponernos los pantalones largos desde el gobierno. Hay mensajes de apoyo y a ellos debemos acudir. Escuchábamos 233
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al presidente de Francia Chirac que decía que no va a dejar caer a la Argentina y que va a acompañar. Y también decía el primer ministro de Italia, Berlusconi, que va a acompañar a la Argentina. Pues bien, que esta crisis no se profundice. Junto al presidente de la Nación -y con él a la cabeza-- nos debemos sentar en los próximos días a discutir con los países poderosos de la Tierra una nueva situación para el país, porque en eso coincidimos con el senador Moreau en el sentido de que con esta deuda internacional, con las condiciones que nos imponen, no vamos a poder salir, por más que le saquemos cincuenta pesos a un jubilado o treinta o cincuenta pesos a un trabajador público. Si no rediscutimos en forma madura y racional la deuda de la Argentina, la Nación no va a salir. En todos estos días no se escuchó hablar a los hombres del gobierno sobre una sola idea para la reactivación, una sola propuesta para el trabajo y la producción. Y estamos viendo con preocupación que hay proyectos de competitividad que constituyen privilegios sectoriales. El Parlamento debe tener al respecto una actitud mucho más dura. El justicialismo ha tenido actitudes altamente positivas. Hemos acompañado al gobierno desde que el presidente de la Rúa asumió el poder en representación de la Alianza. Sin embargo, hasta ahora han tenido nada más que desaciertos. Creemos que, a partir de esta noche, se produce un punto de inflexión. A partir de ahora debemos comenzar a pensar, más allá del déficit, de la capacidad del gobierno, en actitudes mucho más rigurosas por parte del Parlamento. Hace poco tiempo hemos delegado facultades legislativas en el Poder Ejecutivo. Pero hoy vemos, a veces hasta con burla, que dicho poder abusa de esas delegaciones. El señor senador Verna ha señalado que se ha modificado la ley de ética. Incluso, se han hecho muchas más modificaciones. Por eso, quiero llamar a la reflexión a los hombres del gobierno y al propio presidente. Hoy, tal vez se sancione un proyecto de ley que establezca una emergencia permanente. Es algo que no existe en ninguna parte del mundo. Se deben buscar las correcciones inmediatas. Es una aberración establecer una emergencia permanente. Y, más todavía, si dicha norma afecta a los más débiles: a los jubilados y a los trabajadores. Me parece que el acompañamiento que ha brindado hasta hoy el justicialismo --hoy también, con algunos gobernadores de rehenes-- va a tener que cambiar, por el bien de todos. Porque la madurez que vamos a adquirir a partir de esta sesión nos permitirá tener el coraje de comenzar a decir que no a ciertas cosas y a aceptar otras. Hay ajustes posibles en el sistema financiero argentino, aquel en donde están los nichos de las ganancias y de los negocios. Pero, otra vez, no nos hemos atrevido a tocar a ese sector. Si queremos un país con una actitud distinta, debemos comenzar con una base ideológica diferente. La Argentina así, no tiene futuro. Cuando desde el poder del Parlamento afectamos a los más débiles porque tenemos miedo de que la situación se desmorone, siento que la Argentina no tiene futuro. Por eso, espero que esta noche, que es triste y que lo será mucho más para millones de ciudadanos argentinos, sirva para plantear un punto de inflexión y para comenzar a discutir la refundación de la Argentina con una base ideológica distinta.
Sr. Presidente (Yoma). -- Tiene la palabra el señor senador por Buenos Aires.
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Sr. Cafiero. -- Señor presidente, señores senadores: ya se va agotando este largo y ciertamente rico debate. Y ya podemos extraer algunas conclusiones. La primera de ellas es que el oficialismo no necesita oposición. La tiene dentro de sí, con una agresividad y una virulencia que nunca tuvo por parte de los genuinos opositores. Otra conclusión es que si se pretende creer que este esquema del déficit cero y sus consecuencias sociales van a ser remediados por el señor presidente de la República, con todo el respeto que me merece su persona y su figura, les recuerdo que el señor presidente de la Nación ha dicho que va a dar la vida por este modelo y por esta política económica que hoy debatimos entre nosotros. A los operadores del mercado, que están siguiendo este debate tan ansiosamente como los jubilados y los empleados públicos, y que están pensando qué posición tomarán a partir de las ocho o nueve de la mañana del próximo día, les diría que no crean demasiado en el discurso de la izquierda progresista del radicalismo, cuyo propósito es más bien de tipo mediático. Mi experiencia me dice que, generalmente, este tipo de discurso termina por coincidir con los intereses del statu quo y que se anula. Por lo tanto, les diría que no tomen decisiones apresuradas. Todavía queda mucho por debatir y aún falta la votación del proyecto en consideración. No quieran imponernos mañana el castigo de los mercados si es que este Senado no aprueba esta noche el proyecto de ley en revisión, en un anticipo de lo que será nuestra decisión dentro de muy poco tiempo. Señor presidente: el fenomenal filósofo político Max Weber decía que los hombres políticos están ganados por dos tipos de ética: la de las convicciones y la de la responsabilidad. La ética de las convicciones es esa promesa que hemos hecho al iniciar la vida política de sustentar determinados valores. Acá he visto bien expresada esa ética de las convicciones a través de las exposiciones de algunos colegas. Pero no es suficiente para la vida pública. También existe la ética de la responsabilidad. Es decir que no siempre podemos hacer valer el plexo de nuestras convicciones cuando encontramos obstáculos estructurales creados por la misma realidad. Claro que rendirse a la realidad es rendirse al statu quo. Claro que rendirse a la ética de la responsabilidad es aceptar en cierta forma el inmovilismo y es traicionar nuestra vocación política, si es que hiciéramos de ella el patrón exclusivo de nuestras decisiones y accionar político. Pienso que muchos de los que estamos en este recinto nos hallamos tironeados por ambas éticas. Y como hay muchos que provenimos de un partido que hizo de lo social su bandera fundamental y su valor paradigmático, lo queremos imponer frente a cualquier otra realidad que se nos quiera mostrar como opositora o inconveniente a nuestras convicciones. Pero también hay otros que, ganados por la llamada ética de la responsabilidad, caen en un inmovilismo que no es propio de quien asume la vocación política. Escuché decir al señor senador Massat, y creo que también hubo una referencia del señor senador por Tierra del Fuego, que este cuerpo tiene una deuda pendiente. Nunca hemos hecho un debate a fondo, ya no sobre la República que deberíamos construir sino sobre las causas por las cuales atravesamos este problema. ¿Por qué la Argentina está sumergida en esta crisis? ¿Es que los argentinos padecemos alguna suerte de mal metafísico o tendríamos que escribir entre nosotros aquel 235
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libro famoso que leíamos en los años sesenta, "Il male latino", que narraba las desventuras de las que hoy son potencias, Francia e Italia? ¿Es que los argentinos hemos iniciado una introspección a través de algún autor como Marcos Aguinis que acaba de publicar el libro "El atroz encanto de ser argentino"? Hay algo para lo que, por ahora, no tengo respuesta, porque nadie se lo explica en el mundo. Acuérdense de aquello que decía Samuelson, en el sentido de que en el mundo existían cuatro clases de países: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón --que nunca se sabrá por qué se desarrolló-- y la Argentina --que nunca nadie explicará por qué se subdesarrolló--.. ¿Cuáles son las causas de esta situación que estamos viviendo? Hay dos expresiones muy claras que en los últimos días hemos tomado de los diarios. El señor Paul O'Neill, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, acaba de decir sobre los argentinos, muy suelto de cuerpo, que no tenemos ninguna industria de exportación que valga la pena, que nos gustan las cosas así y que nadie nos obligó a ser como somos. Esto es lo que dice un alto funcionario gubernamental de una potencia que tiene impuestas 1.306 barreras paraarancelarias para impedir la exportación de productos argentinos al mercado norteamericano. Eso es lo que dice un funcionario de un gobierno que gasta 350 mil millones de dólares en subsidios para su producción agrícola, en abierta violación de las disposiciones de la OMC, inyectando esta competencia desleal que tanto daño le causa al valor de nuestras exportaciones. Otro comentarista --por supuesto mucho más agudo--, Paul Krugman, -probablemente el economista más notable de este tiempo--, señala que lo que resulta sorprendente sobre la crisis política y económica de nuestro país no es tanto su gravedad, y que es asombroso ver el castigo que se le está aplicando a un país que hace apenas tres años era el orgullo de Wall Street, a pesar de que su deuda, en realidad, no es tan grande comparada con el tamaño de su economía nacional, y cuyo déficit presupuestario es relativamente modesto, producto de una depresión económica por la que se ve obligado a un drástico recorte del gasto que agravará aún más esa caída. Para Estados Unidos eso resulta intolerable. Pero los banqueros de Nueva York le dicen a los argentinos que no tienen otra alternativa. Y eso viene de Washington --y no de la administración Bush, que se mantuvo misteriosamente en silencio mientras la Argentina se desmoronaba--, de los think tanks, los tanques del pensamiento conservador, que ayudaron al país a meterse en una camisa de fuerza monetaria. Por eso digo, señor presidente, que nos falta este debate, el cual no es ideológico. Es un debate más bien metodológico para tratar de entender por qué la Argentina, que tuvo un desempeño bastante satisfactorio en la primera mitad de la década del 90, hoy se encuentra en esta situación crítica que la ha colocado al nivel de los países altamente subdesarrollados del mundo. ¿Tendremos que decirnos, como lo hacía Scalabrini Ortiz en "El hombre que está solo y espera", que todo lo que nos rodea es falso e irreal; que falsa es la historia que nos enseñaron, falsas las creencias económicas de las que nos imbuyeron, falsas las perspectivas mundiales que nos presentan, falsas las disyuntivas políticas que nos ofrecen e irreales las libertades que los textos aseguran? Cuando caemos en esta suerte de decepción colectiva, estas frases dichas en los años 30 se vuelven de perentoria realidad y actualidad. 236
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Coincido con el señor senador Menem, cuando dice que nunca en su vida política ha debido legislar bajo una extorsión como la que estamos viviendo esta noche los hombres que integramos este cuerpo. Tenemos, y lo estamos experimentando, un fantasma. Como decía Carlos Marx o el Manifiesto comunista del 48, un fantasma recorre el mundo: el comunismo. Hoy decimos que un fantasma recorre la Argentina: el default. Claro que el default lo vemos en el incumplimiento de nuestras obligaciones internacionales. Pero también hay un default social, uno político, uno cultural, un default ético. Son muchas las causas que hoy agravan la situación de los argentinos. Este es el séptimo ajuste que hace este gobierno, señor presidente. Y después de un año y medio de gestión no se puede decir que esto es herencia recibida. Acá lo han dicho otros oradores y yo no los voy a cansar. Pero, en el año 99, el Producto Bruto Interno era de 283 mil millones y este año se calcula que será de 279 mil millones. El producto per capita que, en 1999 fue de 7.744 dólares, hoy es de 7.458 dólares. La producción industrial bajó, entre diciembre del 99 y junio de este año, un 6,2 por ciento. La deuda externa subió de 145 mil millones a 153 mil millones. La deuda pública de la Nación y la provincias, en porcentaje del producto bruto, subió del 50,1 al 57,3 por ciento. La deuda pública de la Nación subió de 121 mil millones en 1999 a 135 mil millones en 2000. No los quiero cansar, pero la tasa de interés del plazo fijo en pesos, promedio anual, que fue del 8 por ciento en el 99 y 8,4 en el 2000, este año es del 21 por ciento. Se ha morigerado y debilitado la paridad de la convertibilidad, que era del 99 por ciento en 1999: 101,8; ahora es del 90 por ciento. La liquidez, en porcentaje, ha bajado del 25 al 20 por ciento y el riesgo país subió del 585 puntos en diciembre del 99 a 1.365 puntos, que tuvo ayer o anteayer. La Bolsa subió 28 por ciento en el 99, bajó un 24 por ciento en el 2000 y un 19 por ciento en lo que va del 2001. La tasa de desempleo subió del 14,3 al 16,4 por ciento. Y los índices de corrupción, señor presidente, que los mide Transparency Internacional, muestran que la Argentina ha ascendido en el ranking de los países más corruptos del mundo desde el 55 lugar al 52. Es decir, algo está fallando. No quiero, con esto, cargar las tintas excesivamente sobre la gestión del gobierno radical, ya que dejó de ser el gobierno de la Alianza. Pero quiero decir que no va a ser fácil remontar esta cuesta descendente. En este período de un año y medio, yo lo confieso, he visto de todo. He visto el desarrollo de la ortodoxia basada en saberes convencionales que expresó muy bien López Murphy. Pero he visto la heterodoxia de Cavallo, cosa que jamás me iba a imaginar en él, que fue un ortodoxo casi fundamentalista. Sin embargo, creó el factor "empalme", devaluó comercialmente el tipo de cambio, bajó los requisitos mínimos de liquidez, del 20 al 18 por ciento. Ensució la liquidez: al permitir cumplir con bonos los requisitos mínimos de liquidez, la ensució. Admitió la renegociación voluntaria de la deuda. Aumentó los aranceles a los bienes de consumo. Empezó las políticas activas sectoriales basadas en la eliminación del impuesto a los intereses, del impuesto a la renta presunta, la baja selectiva del IVA, los aportes patronales a cuenta del IVA. Esto es muy importante. Confieso que, en su momento, lo recibí y creo que el conjunto de economistas que no somos neoliberales aceptamos esta otra cara del ministro de Economía que nos prometía una política alejada de los patrones fundamentalistas del neoliberalismo. En cambio, se mostraba partidario y activo propulsor de políticas de tipo sectorial y de políticas activas en material industrial. 237
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He visto de todo, actitudes keynesianas y monetaristas; neoliberales y de la tercera vía. El discurso radical hoy se impregna con la tercera vía, de Blair, Clinton, Schroeder y Felipe González. Como dije en su momento, esto es algo así como un peronismo tardío. Ahora han descubierto lo que los peronistas siempre hemos enarbolado como una de nuestras banderas ideológicas fundamentales, es decir, no una tercera vía como síntesis de dos anteriores sino como superación de las mismas. Según nuestro modo filosófico de ver la historia, las políticas cumplen su ciclo y la tercera vía o tercera posición --como decíamos en un tiempo-- viene después de la primera y la segunda, pero no es el resultado de la fusión del comunismo y el capitalismo sino que es una nueva forma de pensar la política y el país. El avance de la derecha hoy tiene preso a este país. Por más que no lo queramos admitir, el pensamiento del poder es de derecha, pero el discurso es progresista. Esta es una gran contradicción dialéctica, que no solamente la tienen los radicales sino también nosotros los peronistas. Esto ha infestado a los partidos políticos populares, que a veces se ven obligados a pronunciar un doble discurso; en efecto, son derechistas cuando tienen que aplicar medidas de gobierno y populistas o liberales de izquierda cuando hablan desde la oposición. Fíjense los términos que en este año y medio han aparecido y que antes no existían. Alguien se acuerda cuando se llenó la Capital de afiches que decían: "Llegó el Blindaje, salarios y trabajo para todos". Algunos creían que era una persona que se llamaba Blindaje, sin embargo, era una forma de denominar a la masa de créditos con la cual tendríamos todos los problemas solucionados. Pero después no alcanzó e inventamos la palabra "Megacanje". Todo se hizo mega, grande, macro. También encontramos la expresión "Pacto de la Independencia"; aunque no sé como nos atrevemos a hablar de la independencia. Esto no es culpa del gobierno de de la Rúa sino de un proceso que nos invadió a todos, pero lo cierto es que la Argentina nunca ha sido más dependiente que en este momento, a punto tal de que estamos sesionando bajo la mirada muy exquisita, certera y condicionada de los órganos internacionales y no solo los públicos sino también de los privados, como los bancos y los fondos de inversión. Y ahora hemos inventado el" déficit cero". Realizamos un nuevo contrato social, porque esto es lo que constituye este proyecto de ley: un nuevo contrato en donde de alguna manera la Justicia queda anulada al no poder intervenir y se declaran de orden público las medidas que tienden a hacer el ajuste al cual estamos refiriéndonos. Obviamente que esto es muy creativo. Los argentinos no tendremos suerte en equilibrar el balance de pagos o el fiscal, pero sí en crear términos que sugieren situaciones de satisfacción como "megacanje", "blindaje" "empalme" y "déficit cero". No tendremos muchas divisas, pero terminología creativa tenemos y de sobra, ya que en el mundo se preguntan qué es blindaje o megacanje, porque al déficit cero lo conocen, aunque no lo practican. Debemos ser el único país del mundo que cifra como norte de toda su política social y económica el déficit cero. No digo que en este momento a lo mejor no sea conveniente hacerlo. No sé; no quiero ser tan pesimista. Esta filosofía del déficit cero y la forma que tenemos para alcanzarlo, que es a través de la reducción de la demanda y de la reducción de los salarios, me hace acordar una frase del economista Gunar Myrdal, que ganó el Premio Nobel en los años cincuenta o sesenta. Él empezaba su libro con una frase bíblica que decía: "Al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará". Este economista decía que esta frase del Evangelio, tan incomprensible 238
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para quienes queremos leerla a la luz de la racionalidad común, se aplicaba en la Economía. "Al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará". Claro que en el Evangelio posiblemente esto esté referido a la vida eterna, pero él la aplicaba a la realidad y al mundo de los negocios; en este mundo económico en el que todos estamos inmersos. En función de todo esto hemos elevado una propuesta alternativa. No queremos simplemente votar en contra de este proyecto de ley sino que deseamos arrimar soluciones, queremos posibilitar, ya sea modificando esta iniciativa o poniéndonos en el extremo de proyectar un nuevo proyecto de ley, la entrega de instrumentos y elementos al gobierno para que pueda alcanzar el déficit cero. Pero no pasando por el recorte de las jubilaciones ni de los salarios sino atacando los nichos de excesiva utilidad que aún existen en la economía argentina. En este sentido, creo que este debe ser el único país del mundo que no grava las rentas financieras. En todos los países del mundo, en función de lo que es la equidad tributaria, dicen: "usted tiene que pagar impuestos por lo que gana; no importa su origen sino los ingresos que usted obtiene". En la Argentina no se grava la renta financiera, de manera que el tenedor de un título, o el titular de un plazo fijo está mucho mejor tratado fiscalmente que el que arriesga en una actividad industrial, comercial o de servicios. Hemos conversado esto con los miembros de nuestro bloque y con algunos expertos que citamos, y no quisimos proponer lisa y llanamente la reimplantación del impuesto a las ganancias sobre las rentas de cualquier origen, porque los mercados están muy sensibilizados y no queremos crear más complicaciones, pero sí propondremos que se graven las ganancias para la renta de títulos públicos y para inversiones superiores a los 100 mil pesos. Entiendo que esta sería una forma de generar un espacio tributario que pueda llevarle recursos absolutamente legítimos y genuinos al Estado nacional. A veces creo que nos hemos vuelto muy cuidadosos. Me parece que le tememos a la represión. Ustedes saben que el poder de los mercados ha sustituido al de los tanques y las bayonetas. En efecto, antes le temíamos al coronel de turno y ahora le tememos al mercado de turno. No sé si esto es un avance de la civilización o no, porque tal vez alguien puede pensar que es preferible ser castigado por los mercados que por los militares. Reitero que alguno puede creer que esto es un avance en la civilización.
Sr. Maya. -- El "comandante Escasany".
Sr. Cafiero. -- Estaba recordando un libro que leí no hace mucho tiempo, que significaba que en términos de la historia de la Humanidad, el avance del homo economicus y el del economicismo es superior al del autoritarismo militar y que constituye una ventaja para el hombre despojar a la gente de esos sueños creados por los grandes autoritarios para dárselos al mercado. En fin, no quiero entrar en este debate; simplemente menciono que en nuestro proyecto alternativo se propone la creación de un impuesto de hasta el 6 por mil, tal como lo establece la legislación sobre el impuesto al cheque para las operaciones interbancarias que efectúen las entidades financieras. Alguien dirá que esto no es nuevo y contribuirá a ahuyentar el capital y, evidentemente, no vamos a lograr los objetivos de atraer nuevas inversiones por lo que, 239
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entonces, el capital se va a ir al Uruguay. Ahora bien, ¿qué pasa en ese país? En el Uruguay --supuesto paraíso financiero-- existe un impuesto del 2 por ciento a la compra de moneda extranjera, hay un 10 por ciento de impuesto a los activos de las empresas bancarias, un 3 por ciento a las sociedades financieras de inversión y un 0,18 por ciento anual en concepto de control del sistema financiero. Todo esto se encuentra en el Uruguay, el supuesto paraíso financiero al que hay que fugarse si en la Argentina se llega a establecer un gravamen sobre las operaciones interbancarias. ¿Por qué este tipo de negocios va a quedar excluido del régimen del impuesto al cheque? ¿Por qué tenemos que admitir estas excepciones? No quiero profundizar en el tema de la recaudación que significa todo esto. Si bien no tengo hecho el cálculo, la cifra debe rondar unos cuantos centenares de millones de pesos. Sin embargo, con esto agredimos a los mercados, caemos en el default y generamos una corrida espectacular de depósitos, como lo sostienen algunos ante la aprobación o no de esta norma, ya que hemos demorado mucho en su sanción y mañana los mercados nos pueden castigar. ¡Si hasta nos piden fotografías! Hubo un pedido expreso de una calificadora de riesgo que quería una foto de los senadores con los gobernadores para demostrar que estábamos bien encaminados. Por otro lado, de los 22 mil millones de dólares o pesos que administran las AFJP -tema sobre el cual el senador Moreau hizo una descripción muy adecuada-- el 7 por ciento se invierte en el exterior. ¿La Argentina puede permitir que el ahorro que se acumula en las AFJP, sea el porcentaje que fuese, se destine a inversiones en el exterior, ya sea en el Brasil, Chile o donde fuese? En 1999 las AFJP ganaron 700 millones de dólares y en la actualidad esta ganancia ha aumentado a 2 mil millones de dólares. Ahora bien, esto no significa que se lo ponen en el bolsillo los directores de las AFJP sino que lo ganan sus afiliados; pero este es un rendimiento absolutamente descomunal que no resiste la menor ley. No puede sostenerse un sistema de previsión social en utilidades del 15 al 20 por ciento anual sobre la inversión. ¡Esto es una barbaridad o la demostración palmaria de que estamos en default, porque solamente se pagan estas tasas cuando se teme que no se puede cobrar lo que se presta! Nuestra propuesta radica en que el 1 por ciento de las comisiones que perciben las AFJP quede en poder del Estado, o mejor dicho pasen al sistema de reparto, con lo cual el Estado se exime de hacer el aporte que le corresponde para su mantenimiento. Y, entre otras cosas, lo hacemos porque uno de los principales componentes del costo de las AFJP, que es el del seguro por invalidez y fallecimiento que tienen que contratar por cada uno de sus miembros, cayó del 2,29 por ciento al 1 por ciento del salario. Sin embargo, las AFJP no han bajado la comisión que cobran a sus afiliados. En consecuencia, nosotros proponemos que un punto de esto pase a las arcas del Fisco, pero no directamente sino al sistema público, al estatal, al de reparto, que hoy subsiste junto con el sistema de capitalización privada. Otra modificación que hacemos, y que creo que el señor presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda va a entender, es con respecto al artículo 1° de la iniciativa. El tema de pasar del devengado al percibido parece muy fácil, pero en Chile lo quisieron hacer y tuvieron que sacarlo porque no dieron abasto, ya que tuvieron que hacer cinco libros por cada empresa para poder distinguir entre el I.V.A. devengado y el percibido. Nosotros preferimos que lo dejen, pero hacemos una distinción: esta facultad de pagar por lo percibido solamente tendría que ser obligatorio para aquellos que tengan una facturación menor a 600 mil pesos, que es la gran masa de los contribuyentes. No sé si me 240
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expliqué bien. La verdad es que yo no entiendo cómo los funcionarios de Economía no advierten que, si en lugar de pagar contra lo devengado las empresas pueden pagar contra lo percibido, se produce un"bache financiero". No sé cómo tendrán pensado solucionar esto.
-- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, señor senador Carlos A. Verna.
Sr. Cafiero. -- Por último, hay otra innovación que espero que reciban de buen grado los hombres que administran la economía del país en el Poder Ejecutivo. Ustedes saben que en el impuesto al patrimonio, a los bienes personales, aunque el contribuyente tenga todos sus bienes en el país actualmente no paga el gravamen si da un domicilio en el exterior. Por ejemplo, hay una enorme cantidad de contribuyentes que quieren evitar el impuesto a los bienes personales y, entonces, constituyen domicilio en el Uruguay. El dueño de Repsol, de Telefónica o de Telecom tendrían que declarar bienes personales en el país y pagar, sin embargo no lo hacen porque seguramente dan un domicilio en España, Italia o Francia. Entonces, hemos generado un mecanismo --que está descripto en nuestro proyecto alternativo-- por el cual cambiamos las reglas de juego. Es decir que mientras los bienes están en jurisdicción nacional, se paga por todo lo que hay en el país, se resida en él o no. De este modo evitamos la elusión del impuesto --como dicen los técnicos en materia tributaria--, no la evasión, y le allegamos recursos genuinos al Estado. Estas son las alternativas que nosotros hemos imaginado como contribución a esta política de déficit cero, pero teniendo en cuenta la equidad social, gravando a aquellos sectores de la economía que obtienen rentas que, a nuestro juicio, son desproporcionadas con relación a la situación de escasez que vive la sociedad argentina. Y espero que en este devenir del déficit cero no le pase al gobierno --que tiene que recortar el gasto público-- algo que recuerdo haber visto en una película de Carlitos Chaplin. En una de sus películas Chaplin tenía que irse de viaje, entonces, metió toda su ropa en una valija, pero como parte de la vestimenta quedaba afuera, recortó lo que sobresalía y se fue. Ahora bien, cuando la abre nuevamente resultó que había cortado partes fundamentales de la ropa que llevaba en ella. Espero que al Poder Ejecutivo no le pase lo mismo. Asimismo, ansío que tampoco le suceda lo que le ocurrió al doctor Scker, presidente de la Academia Americana de Dermatología, quien en uno de sus discursos contó lo siguiente: "Tenía una entrada para escuchar en un concierto la 'Sinfonía inconclusa' de Schubert. Como no podía utilizarla contraté a un técnico, a un auditor, a un contador, para que fuera en mi reemplazo a escuchar la sinfonía." El técnico, el auditor, el contador fue a la sinfonía y después entregó su informe al jefe de esta empresa de salud diciendo lo siguiente: "Primero, por un período considerable los que tocaban oboe no tenían nada que hacer. Su número debe ser decididamente reducido y su trabajo distribuido entre toda la orquesta, evitando así picos de inactividad." Esto es flexibilidad laboral por el trabajo. "Segundo, los 12 violines estaban tocando notas idénticas. Esto parece una duplicación innecesaria y el plantel de esta sección debe ser drásticamente disminuido. Si se requiere un gran volumen de sonido se podría utilizar en su lugar un amplificador. Tercero, no se 241
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cumple con ningún propósito útil al repetir con los cornos un pasaje ya tocado por las cuerdas. Si todos esos pasajes redundantes fueran eliminados el concierto podría reducirse de 2 horas a 20 minutos. Y por último, esta sinfonía tuvo dos movimientos. Si Schubert hubiera logrado sus objetivos musicales al final del primer movimiento debería haberse detenido allí. El segundo es innecesario y debe ser suprimido." La crítica concluía diciendo que si Schubert le hubiera prestado la atención necesaria a estos asuntos hubiera tenido tiempo para terminar la sinfonía. Yo espero que a los autores del déficit cero, que tienen que administrarlo, no les pase como a Chaplin ni como al auditor que fue a escuchar la "Sinfonía inconclusa" de Schubert. Terminemos con una nota amable en una noche que se ha hecho demasiado amarga.
Sr. Presidente (Verna). -- Tiene la palabra el señor senador por La Rioja de la Unión Cívica Radical, el doctor Galván.
Sr. Galván. -- Señor presidente: la verdad es que no tenía pensado hablar; eso era lo que habíamos convenido en el bloque, pero se han dicho cosas importantes y algunas no tan ajustadas a la verdad o a la realidad. En los rudimentos de la historia que uno recuerda --es el corsi y el ricorsi de la historia, como decía un pensador italiano--, los acontecimientos pasan dos veces por la vida de los países. Hace veinte siglos Cicerón reprochaba al Senado romano: "Catilina está en las puertas de Roma y ustedes está deliberando." Nosotros tenemos al país en las puertas de la bancarrota y estamos deliberando. Por supuesto que es nuestro derecho. Estos son los privilegios que la Constitución brinda a las Cámaras del Congreso. Pero yo debo decir en esta corta intervención --para ello me ayudó amable e intelectualmente el senador preopinante-- que aquí se dio la teoría de Max Weber: por un lado, la ética de la responsabilidad y, por el otro, la de las convicciones. Y yo creo que esta noche el voto de los senadores un poco está ahí, navegando en ese dilema. Debo decir estas cosas porque cuando yo dé mi voto, éste debe tener un sentido. Voy a hablar como senador y no como candidato. Vengo a hablar sin complejos de inferioridad porque podría decir un magnífico discurso y hablar para el conjunto, tocar los sentimientos legítimos de mis compatriotas y decir hasta dónde ha llegado la profundidad del agravio que los argentinos en su conjunto hemos recibido todos estos años los argentinos en su conjunto. La ética de mi convicción, como muchos de mis compañeros que tengo la pretensión -si no me excedo- de representar, me dice que pertenecemos a una legión, modesta pero convencida, que desde muchos años atrás viene combatiendo el neoliberalismo en el país. Y nadie puede tener duda de la conducta y de la actitud de la Unión Cívica Radical. En lo personal, si tuviera que eximirme de alguna responsabilidad, sabe la opinión pública que desde mi partido me opuse a la incorporación del señor domingo Cavallo a este gobierno, que es mi gobierno, y también sabe el cuerpo que yo no voté los llamados superpoderes al ministro de Economía. Pero me dice también la ética de mi responsabilidad que debo votar este proyecto, que es distinto de decir que voto por oficialista. No se da acá
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la dicotomía fácil de la oposición y del oficialismo. Se trata de advertir o no en qué grado de peligro está la República. Señor presidente: no soy un visionario pero estoy viendo el fondo del abismo. El senador preopinante hablaba de una película vieja. Vieja por la película, no por el que la vio. (Risas.) Era una película de Carlitos Chaplin, pero yo vi una más reciente, donde el protagonista atravesaba un puente sobre un abismo. El puente estaba tendido; era un viejo puente hecho por los indígenas. Apenas llegó al otro lado el puente se derrumbó. Yo tengo esa sensación en este momento. Debo decir estas cosas porque no por casualidad está deliberando este Senado que comenzó a hacerlo ayer -esto es para la versión taquigráfica-, domingo, y ahora estamos en día lunes. ¿Por qué estamos deliberando? Lo estamos haciendo porque el país no está atravesando un momento fácil. No quiero decir que si este proyecto no se aprueba, ponemos en peligro inclusive la estabilidad del gobierno. La modernidad nos interrumpe sin querer; las cosas no están bien. El martes habrá cortes de rutas y existen quien piensa en postergar las elecciones nacionales que deben realizarse dentro de dos meses. Este es mi gobierno, pero si actuara según mi conciencia o mi amor propio, tendría que votar en contra de este proyecto. Ustedes saben por qué lo digo. Pero el país es más importante que mi amor propio. No quisiera que le ocurra al presidente lo que alguna vez le pasó al doctor Illia, cuando se estaban creando las condiciones para el nefasto golpe de Estado del 28 de junio. En aquella ocasión, la Cámara de Diputados no aprobó el proyecto de ley de presupuesto general de la Nación. Esa fue una de las razones invocadas, en ese momento, por los militares perversos para derrocar al gobierno de la Unión Cívica Radical. Y no quiero traer aquí otros de mis recuerdos de mozo. También había algunos que escribían y se burlaban. Son los mismos que hoy escriben y se burlan en nuestro país. Qué más da; después se arrepienten. Parece que este es el país de los arrepentimientos y de los perdones fáciles. ¿Qué democracia es esta, señores senadores, que le está vedado opinar al presidente del partido oficial, al doctor Alfonsín? Cada vez que el presidente de nuestro partido habla, aparecen todos los diarios, sobre todo los liberales, denostando su opinión. Y se trata del hombre que puso los mayores ladrillos de la reconstrucción democrática en la República. Sin embargo, ahora no puede hablar. ¿Sabe por qué, señor senador Cafiero? Y permítame, señor presidente, que me dirija personalmente al señor senador . Porque creo que tanto los peronistas como los radicales estamos perdiendo la batalla ideológica en la República. Nos están ganando el neoliberalismo y la derecha. Es el drama que tenemos. Claro que también quisiera tener ese debate; no porque tenga talento, sino porque tengo preocupación. Incluso, me iría un poco atrás, por cuanto fui discípulo de Balbín. Él me dijo un día, después de hablar con Perón: "esto no es para politólogos. Voy a sembrar esta semilla para poder verla yo. No sé si la voy a ver", me decía. Este es parte del drama político argentino; cuando las mayorías se dividen, entran como cuña estas minorías en las decisiones económicas y en los gobiernos, como está sucediendo ahora. No nos rasguemos las vestiduras. Cavallo fue ministro del gobierno justicialista y es ministro de nuestro gobierno. Entonces, no tratemos de sacarnos la responsabilidad como hacen las mujeres con sus vellos, delicadamente con una pinza. Todos somos en parte responsables.
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Ahora estamos frente a una encrucijada perversa: si voto a favor del proyecto, algunos podrán decir que no soy radical. Pero si lo hago en contra, voy a tener responsabilidad sobre hechos muy graves que pueden suceder en la República. Yo le temo al fantasma de la bancarrota.
-- Ocupa la Presidencia el señor presidente provisional del H. Senado, senador Mario Aníbal Losada.
Sr. Galván. -- Recuerdo un viejo discurso de Mirabeau en la Asamblea Francesa quien, ante un dilema crucial de la historia de su país, hablaba de la subitaneidad del tránsito. En esa ocasión, él apelaba al sentido común de los asambleístas para que voten favorablemente la norma que proponía para salvar la Revolución. No pretendo tanto, pero estos son momentos de decisión. Comprendo y respeto absolutamente a todos, pero una cosa es hablar para la simpatía de muchos y otra votar con la responsabilidad de algunos. También soy candidato a senador por mi provincia, todos lo saben, y no puedo estar alambicando si voy a perder votos o no. Sé que es terrible quitar un porcentaje de su remuneración a los jubilados y empleados estatales. Pero me temo que no se les pueda pagar a los unos y a los otros si sobreviene la bancarrota en el país. Es por ello que voy a votar afirmativamente el proyecto en consideración. Es la responsabilidad de los hombres de gobierno --iba a decir de Estado, pero no tengo semejante estatura--, porque esto es parte del gobierno. Seguía con atención al senador preopinante, a veces con fruición y a veces no tanto, cuando hacía comparaciones, porque es bueno apelar a la historia. Pero no quiero en este momento para mi país un nuevo "Rodrigazo". Todos vivimos aquel hecho --quien habla era diputado nacional-- y asistimos al desmadre de la democracia para terminar haciendo el saludo al militar de turno que venía a hacerse cargo. Es verdad que ahora no hay generales. Los generales están en la Bolsa de Comercio o en algo parecido. No necesitan tanques, precisan computadoras. Tampoco necesitan fusiles. Basta con la prensa cómplice para acorralarnos, tal como estamos ahora. Lo debo reconocer en mi conciencia. Pero un paso en falso es el paso en falso de la República, y yo no estoy dispuesto a darlo. Me quiero arrastrar con los talones antes de dar ese paso hacia el precipicio. No comparto tampoco el proyecto en consideración. Lo digo con honradez. Pero es el drama de los hombres. ¿Y qué hace aquel al que le ponen una pistola en la sien y lo obligan a hacer algo determinado frente a rehenes? Nosotros hoy padecemos esa moda delictual: somos rehenes. Desde luego que no me iré a mi casa con la queja. Lo expresaré a mis conciudadanos en la vía pública, si el día de mañana los partidos mayoritarios no recogemos el común denominador de esta noche, que es la condena al neoliberalismo, lo cual es un triunfo de la democracia. A esos les va bien en cualquier situación. Les va bien con las democracias y con las dictaduras. Ganan siempre. En cambio, nosotros somos la ficción, los pobres negros que debemos andar buscando votos para que gobiernen los mercados desde la concentración de la riqueza. Ese es nuestro drama. Por eso, está bien que hagamos estos debates. 244
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Señor presidente: tenía necesidad de decir estas cosas. No quiero un nuevo Chávez en la Argentina. Eso se podrá dar en otras partes del continente. No quiero que esta noche encendamos la mecha; al contrario. Por lo menos, quiero mojar la pólvora para que el día de mañana no sea demasiado tarde. Tampoco temo que la responsabilidad histórica caiga sobre este vituperado Senado, como bien se ha dicho en este recinto. Supongo que alguna vez tendremos que discutir esa cuestión, aunque no sé si tendremos tiempo; quizá no lo tengamos. Es muy fácil imputar delitos y no probarlos. Es fácil desmerecer las instituciones y no jerarquizarlas. Es fácil condenar a los partidos políticos y alabar a los poderosos. Tengo respeto por todos, pero cuando comienzan a hablar ciertos comentaristas políticos, veo quiénes son los que pagan ese programa y los avisos. Ahí aparecen todas las corporaciones. Entonces, se dice que la culpa es de los políticos, que todos son corruptos, que el Senado no sirve y que no sirve el sistema. El mensaje es que hay que amputar y aniquilar, porque no saben lo que es la política. Y no lo sabrán nunca. La política significa sacrificio, austeridad y mucho coraje civil. Si fuera un hombre ambicioso, si pudiera, haría la gran convocatoria de los partidos mayoritarios, porque a nosotros --los radicales-- nos puede ir mal. Pero estoy seguro de que a los justicialistas no les va a ir mejor, porque los mercados no son peronistas ni radicales...
Sr. Gioja. -- Son del Frepaso. (Risas)
Sr. Galván. -- Ni menos de ellos. Los mercados tampoco son de los desertores. Acá tendrían que estar presentes responsables que hoy no se encuentran. Seguramente mañana andarán detrás de un canal de televisión, para que les maquillen la hipocresía y puedan decir que estuvieron en contra de este proyecto. ¡Porque no han tenido las pelotas de sentarse ahí [el señor senador Galván señala la banca vacía del señor senador Del Piero] y oponerse a la sanción de este proyecto de ley! Esa es la situación, señor presidente. Y vuelvo a Cicerón: "Catilina está en las puertas de Roma y deliberamos". No sé si aun aprobando este proyecto de ley, llegaremos a tiempo. (Aplausos en las bancas)
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Villarroel.
Sr. Villarroel. -- Señor presidente y colegas: desde luego que no voy a intentar una pieza oratoria --menos todavía después de las que acabamos de escuchar--; simplemente diré algo que en un primer momento de este debate había pensado omitir. En virtud de las expresiones que hemos escuchado esta noche, y ante la eventual perplejidad de quien haya seguido todo el debate y se encuentre con que este proyecto va a ser aprobado, a pesar de que casi todos los que han hablado se expresaron en forma negativa, me obligan a explicar el por qué voy a votar afirmativamente en general y en particular, para que no haya dudas al respecto. 245
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Considero --y disculpen mi ignorancia los políticos que saben más de política que yo--, que tanto peronistas, radicales, autonomistas, bloquistas , miembros de la Cruzada Renovadora y de cualquiera de los partidos políticos que hacen el espectro nacional, estarían encantados de la vida --sobre todo si fueran gobernantes--, de tener los empleados y jubilados mejor pagados del mundo. Recíprocamente considero inadmisible --sobre todo cuando hablamos del presidente de la República, cuya trayectoria cívica y capacidad son conocidas, más allá de que algunos compartan o no su política-- que se piense o implique que este presidente por torpeza, maldad y por unos pocos cientos de millones de pesos, no acierte en encontrar otro instrumento o medio para subsanar una situación de crisis, que el de bajar los haberes de los jubilados y empleados públicos. Digo también que más allá del espíritu de solidaridad y de sensibilidad social que trasuntan todos los discursos, deberíamos reparar en el hecho de que existe un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que es el del caso "Tiburcio, López Padilla", de Tucumán, que hace tantos años como los que tiene este senador que habla --vale decir que este fallo es de 1937-- ha dicho que el derecho constitucional del jubilado es a su estatus de jubilado y no a la cuantía de su haber. De manera que una rebaja de la remuneración del jubilado no significa necesariamente violación de una garantía constitucional a menos que esa rebaja sea irrazonable, desproporcionada o confiscatoria. Digo, también, que en esta cuestión de los haberes jubilatorios --porque varias veces he escuchado, esta noche, que no puede ser que las jubilaciones sean la variable de ajuste de la economía argentina-- nos estamos olvidando de que hace muy pocos años, en este mismo recinto y con muchas de las personas que ahora conformamos este cuerpo, se aprobaron leyes generales de jubilaciones que significan exactamente convertir a los haberes jubilatorios en variables de ajuste de la economía. El famoso sistema de reparto sustituye el antiguo sistema, según el cual el trabajador iba haciendo su ahorro sus aportes, lo que al final le iba a ser restituido proporcionalmente a esos aportes. El sistema de reparto no significa otra cosa que el derecho de cada jubilado está condicionado a lo que el presupuesto de cada año fije como quantum para el reparto de jubilaciones. De modo que me parece un poco tarde para escandalizarse porque se tome al sistema jubilatorio como variable de ajuste. Lo propio podría decirse, y con más o menos iguales fundamentos, respecto de la cuestión de los salarios del empleo público. Aquí se ha dicho que este Congreso, o este Senado, jamás convalidó los intentos del gobierno anterior de rebajar los salarios del empleo público. En realidad, los hechos no son exactamente así. Hubo una rebaja dispuesta en 1995 por decreto del Poder Ejecutivo nacional. El presidente era el doctor Carlos Menem. Y ese decreto fue convalidado por el Congreso, que se compone de ambas cámaras, en la ley de presupuesto de 1996. Así que tuvo consagración legislativa. No quiero decir con esto que esté satisfecho y dando hurras por el hecho de que hay un par de normas que tocan esos haberes. Estoy diciendo que, si vamos a ser ecuánimes y, además, de memoria un poco más completa sobre los acontecimientos, deberíamos reparar en estos antecedentes para no sacar tanto pecho en defensas que, en más de un caso, aparecen extemporáneas cuando no inconsecuentes con antecedentes de conducta de este mismo Congreso. Digo también que no califico ni me permitiría jamás calificar la conducta de los colegas que asistan a este debate o no, que voten de una manera u otra. No creo que sea así. Creo que hay dificultades, incluso de conciencia, que se les presentan a algunos colegas 246
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
nuestros. Me refiero, por ejemplo, al discurso emitido por el señor senador por La Rioja, el doctor Menem. Lo que ocurre es que la situación de que sea la oposición mayoría en el cuerpo significa, de por sí, que esa mayoría del cuerpo también está ejerciendo responsabilidades de gobierno. Se es gobierno. Se quiera o no se quiera, se es gobierno. Entonces, lógicamente, las actitudes de quien se siente parte del gobierno, porque es mayoría y controla las decisiones de ese cuerpo, desde luego que deben tener una perspectiva y una óptica distinta de las de un opositor que es minoría y que, por tanto, se siente desligado de las responsabilidades inmediatas a las que habrá que hacer frente tal vez dentro de unas horas. También quiero decir otra cosa. Han expresado acá varios oradores --esto es una cosa obvia pero, a veces, lo obvio necesita ser dicho--, que no se puede poner en duda la legitimidad del presidente. Desde luego, que no en nuestro sistema constitucional. Pero eso también debería llevarnos a reflexionar sobre la potestad --que en nuestro derecho significa "poder" y "deber"-- que el presidente tiene de nombrar y remover a sus ministros. Por lo tanto, el ejercicio de la misma por parte del presidente no es una cuestión que, como legisladores, nos incumba poner en tela de juicio. Mucho menos en momentos difíciles y para sugerir que esa potestad debe ser delegada en críticos de ocasión de la conducta del presidente. No creo tampoco que sea admisible algún sarcasmo que pretenda poner al presidente en el papel de quien no sabe distinguir --como ha ocurrido con algún otro-- entre un músico barroco y uno romántico, para que pretenda valorar una sinfonía según los criterios de un contador. No es el caso del presidente de la Rúa. Me parece que los niveles de crítica deben ser adecuados también a lo que conocemos de quien ejerce la Presidencia, más allá de la legitimidad de la democracia. Lo hemos tenido de colega en este recinto y bien sabemos cuáles son los puntos que calza en orden a su condición de hombre de Estado. Prometí no hacer discurso y no lo hago. Pero el texto que fue sancionado por la Cámara de Diputados es producto de un muy trabajoso acuerdo o consenso --como se usa ahora-- entre legítimos representantes del pueblo de la Nación argentina. Creo que lo que está puesto en esas normas expresa el sentido de ese acuerdo, lo que se llama garantías sobre el restablecimiento de la integridad de haberes jubilatorios y de sueldos de los empleados en actividad hasta los "un mil pesos", como dice el texto de la norma. Creo también que votando afirmativamente ese texto no estoy siendo otra cosa que consecuente --más allá del radicalismo, del peronismo o lo que fuese-- con un acuerdo tomado de modo legítimo y por representantes legítimos, habida cuenta también de que alguna modificación que podría sugerirse --desde luego el texto es perfectible-- conduciría, si se aplicara sobre este texto normativo que estudiamos, a un fracaso del intento legislativo. Porque sabemos las dificultades que traería una eventual reconsideración de este texto en una vuelta a la Cámara de origen. Por estas brevísimas razones es que dejo fundado mi voto afirmativo en el sentido que he dicho.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador por San Juan.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Sr. Gioja.-- Señor presidente: creo que a esta altura de la noche, de esta jornada y de las anteriores, son muchas las cosas que se han dicho. Tengo para insertar lo que originariamente pensaba sobre esta cuestión, pero me voy a limitar a hacer algunas reflexiones para justificar y explicar cuál es la posición mayoritaria del bloque justicialista; posición que hemos tomado después de muchas reuniones y consultas con quienes tienen que ver con el justicialismo y con el poder del mismo en la Argentina. Los padecimientos que está sufriendo nuestro pueblo, sin duda, exige de nosotros el más alto sentido de la responsabilidad y de la madurez . Creo que la crisis es tan grave que, en términos políticos, pareciera que las cosas se han invertido. El gobierno nacional necesita y reclama el apoyo permanente de la oposición frente --como se ha dicho acá-- al abandono y a la irresponsabilidad de los dirigentes que llevaron a esta Alianza al triunfo en 1999. Creo que también se ha dicho --y lo tengo que ratificar-- que fueron casi insoportables las presiones que todos hemos recibido; los legisladores que estamos sentados en las bancas y nuestros gobernadores, a quienes hemos consultado mayoritariamente. Las presiones fueron ejercidas por los formadores de opinión pública, sin ninguna duda; también por los mercados. Y todos, temerosos de la suerte de un gobierno que parece que está en permanente agonía. Pero aún en medio de esta crisis tan aguda creo que hay que poner las cosas en su verdadero lugar. Ya se ha dicho y lo ratifico: los justicialistas no fuimos elegidos para gobernar al país en este momento; somos la oposición. Y si estuviéramos en el gobierno estoy seguro de que no estaríamos en esta circunstancia y en una situación tan crítica y tan dramática. En ningún momento fuimos consultados sobre las medidas de gobierno que se han decidido tomar a través de esta norma. Y no es lícito ni justo, por lo tanto, atribuir a la oposición justicialista la responsabilidad de salvar al país votando medidas con las cuales no estamos de acuerdo. Porque nunca estaremos de acuerdo en rebajar jubilaciones. Sin embargo, el justicialismo nunca le ha faltado al país. Y como oposición constructiva y civilizada que somos, nuestro deber no es obstaculizar la acción de un gobierno que fue legítimamente electo por el pueblo, sin que toleremos que el día de mañana se nos acuse de trabar el país. Además, los justicialistas --y esto es cierto-- tenemos con nuestros gobernadores responsabilidades y compromisos en las provincias que gobernamos. No deseamos que nuestra actitud sirva de excusa para que el gobierno nacional no cumpla con el envío de fondos de coparticipación o siga incumpliendo los compromisos que tenemos y que ya han sido firmados, poniendo a todas las provincias en una situación de crisis casi terminal. Por eso, la posición de nuestro bloque mayoritario --como digo-- ha sido y será la de dar quórum necesario en este Senado para que los senadores oficialistas sean quienes voten este proyecto de ley para reducir el déficit y con el ajuste que en él se propone. Esto hay que hacerlo como un deber patriótico y plenamente conscientes de los riesgos implícitos que, de no hacerlo, correríamos todos los argentinos. Pero también debe quedar bien en claro que ni frente a la peor crisis alguien puede pedirnos el apoyo que ni sus propios partidarios le están dando hoy al oficialismo. En consecuencia, señor presidente, la posición de nuestro bloque va a ser coherente con lo que hicieron nuestros compañeros de la Cámara de Diputados. También lo será con las consultas que realizamos a la mayoría de nuestros gobernadores y, a su vez, con la voluntad mayoritaria de nuestro bloque. 248
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Es por ello que un grupo de senadores justicialistas permanecerá en este recinto para asegurar el quórum; vamos a votar en contra, no vamos a votar. Como consecuencia, algunos de nuestros compañeros no tendrán que estar acá y quienes tienen que votar esta ley, con responsabilidad --porque para eso los eligieron, y ese es el respeto que tenemos--, son precisamente los representantes del oficialismo en esta Cámara. Por lo tanto, señor presidente, dejo expresamente aclarada nuestra posición. Reitero que esta es una de las noches quizá más complicadas en cuanto a la toma de decisiones y de la cual --en gracia o desgracia-- nos ha tocado participar. Dejo así fundada la posición del bloque Justicialista.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Agúndez.
Sr. Agúndez. -- Señor presidente: debido a la hora y al trabajo que hemos venido desarrollando durante los últimos cinco días, solicito que se vote directamente el proyecto de ley.
Sr. Maya. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maya.
Sr. Maya. -- Señor presidente: voy a apoyar la propuesta formulada por el señor senador Sala en el sentido de que la votación sea nominal; ello, por los fundamentos que él expresó y con los cuales coincido.
Sr. Agúndez.-- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Agúndez.
Sr. Agúndez. -- Señor presidente: no vamos a acompañar esa solicitud. Sr. Presidente (Losada). -- En consideración la moción de votación nominal. La Presidencia aclara que se requiere mayoría absoluta para proceder de la forma indicada; es decir 37 votos. Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.
-- La votación resulta negativa.
Sr. Presidente (Losada). -- Queda rechazada la moción. Se procederá a votar por signos. 249
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Si no se hace uso de la palabra, se va a votar en general el proyecto de ley..
-- La votación resulta afirmativa.
Sr. Verna. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Verna.
Sr. Verna. -- Señor presidente: solicito que se consigne mi voto negativo, no sólo para la versión taquigráfica sino teniendo en cuenta una publicación que apareció en el día de ayer en un medio de circulación nacional. En una nota, uno de sus columnistas dice: "Un alto funcionario del gobierno se quedó intrigado después de que el senador peronista Carlos Verna [o sea yo], con quien conversaba sobre la necesidad de aprobar la ley, le aconsejara modificar la legislación que juzga las decisiones de los directivos del Banco Central. Mucho después se enteró de que Verna, un miembro del viejo esquema de poder del Senado, le estaba pidiendo que lo designara como integrante del directorio del Banco. Verna, como todos los senadores, concluye su mandato a fin de año". Manifiesto, señor presidente que es cierto que mi mandato concluye a fin de año, al igual que el de todos los miembros que integran esta Cámara. También menciono que el Partido Justicialista de mi distrito, La Pampa, ha oficializado las listas para la contienda electoral del 14 de octubre y me ha sido conferida la responsabilidad y el honor de encabezar la lista de los candidatos a senadores por el Partido Justicialista. Y, como los señores senadores y el señor presidente saben, no es una costumbre de los peronistas de La Pampa perder elecciones, porque hemos ganado sucesivamente las elecciones desde 1983 hasta la fecha. Así que, a quienes están preocupados por mi continuidad laboral, les digo que pueden quedarse tranquilos. Voto en contra de esta ley porque estoy convencido en ese sentido y no porque no me hayan dado un lugar en el Directorio del Banco Central.
Sr. Pruyas. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Pruyas. Sr. Pruyas. -- Es para dejar constancia de mi voto negativo.
Sr. Sala. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sala. 250
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Sr. Sala. -- En el mismo sentido, no sólo quiero consignar mi voto negativo, sino también aclarar que mi presencia en el recinto no es solamente a los efectos de dar quórum, sino para votar en contra.
Sr. Carbonell. -- Pido la palabra.
Sr. Baum. -- Pido la palabra.
Sr. Zalazar. -- Pido la palabra.
Varios señores senadores. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Al igual que los señores senadores Carbonell, Baum y Zalazar, entiendo que quienes están solicitando la palabra lo hacen a los efectos de hacer referencia al mismo motivo...
Sr. Tell. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Tell.
Sr. Tell. -- Le iba a solicitar al señor senador Verna que continúe leyendo lo que publicó este columnista, quien nos tiene acostumbrados a su pluma, para evitar tener que leer el final del artículo periodístico; pero, si usted me permite, señor presidente, procederé a continuar con dicha lectura. Dice así: "¿Qué será de mí después de diciembre?, repitió a su vez, el senador peronista Alberto Tell ante cada interlocutor del gobierno que le reclamaba su voto para el déficit cero. Tell es senador por Jujuy y el gobernador peronista de esta provincia, Eduardo Fellner, le ha hecho la cruz como candidato a la reelección." Señor presidente: debo decir que he decidido no participar de la interna del Partido Justicialista de mi provincia para la reelección por un hecho netamente personal. Alguna dirigencia de mi provincia --no fueron más de dos personas-- ha hecho un análisis de mi desarrollo en el Senado y dijo que entendía que durante todos estos años he prestado un correcto servicio representando a mi provincia y que, haciendo distinción entre senadores nacionales, me distinguían con el alto honor de haber representado no solamente a mi provincia sino también al peronismo. Pero se me vetaba por los hechos de soborno en el Senado. Personalmente entendí --y debo decir que sin ningún tipo de soberbia-- que perfectamente podría haber participado de esta interna y lograr mi reelección, a pesar de 251
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
que a los medios no les guste que vuelva algún senador de los que actualmente participan en este Senado. Pero aclaro que, como dije desde un comienzo, ha sido una decisión personal: hasta que la Justicia argentina decida la suerte de este vil hecho que se nos quiso endilgar yo no ocuparé ningún cargo político. Y lo hago con la firme convicción personal de que no tengo dudas de lo que estos "tiburones" de los medios pretenden hacer con la política. También señalo que no he participado en ningún tipo de reunión en la cual se me haya pedido el voto afirmativo. Por eso, estas plumas que por ahí dicen ser de periodistas honorables, creo que son de los golpistas de esta Argentina. Y con gusto veo hoy en este recinto a senadores, y fundamentalmente de la oposición, que están participando del debate con sus criterios inteligentes y su oratoria brillante. El cuerpo tiene integrantes que fueron y siguen siendo hombres honorables de esta Cámara. Todos hemos sido objeto de esta vil actitud. Por eso cuando hice uso de la palabra también solicité, señor presidente, que consignara perfectamente mi voto negativo para que el día de mañana ningún juez me haga partícipe de algún hecho ilícito. Tampoco quería pasar por alto la oportunidad para decir que bajo, ningún punto de vista, se me ha solicitado el voto afirmativo. Mi voto es por convicción, porque entiendo que con esta ley no se soluciona nada. Yo creo que en la Argentina ya estamos en crisis y en default.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador San Millán.
Sr. San Millán. -- Para que se consigne mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Zalazar.
Sr. Zalazar. -- En el mismo sentido.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Baum.
Sr. Baum. -- Señor presidente: quería saber cómo había resultado la votación en general.
Sr. Presidente (Losada). -- Fueron 26 votos por la afirmativa. Tiene la palabra el señor senador Cafiero.
Sr. Cafiero. -- Para dejar constancia de que el bloque justicialista "17 de Octubre" vota en contra de esta ley.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Arnold.
Sr. Arnold. -- Señor presidente: yo no tengo el honor de figurar en la nota periodística mencionada por mi colega Verna. Ni siquiera soy suplente en las próximas elecciones, pero también quiero que conste mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sager.
Sr. Sager. -- En el mismo sentido, señor presidente, pido que conste mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Massat.
Sr. Massat. -- En el mismo sentido, señor presidente: para que conste mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sapag.
Sr. Sapag. -- Para que se tome nota de mi voto negativo, señor presidente.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Palacio.
Sr. Palacio. -- En el mismo sentido, señor presidente, que conste mi voto negativo.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Lo mismo, señor presidente: para que conste mi voto negativo para esta iniciativa.
Sr. Presidente (Losada). -- Así se deja consignado, señores senadores. En consideración en particular.
-- Se enuncian y aprueban los artículos 1 y 2. -- Se enuncia el artículo 3.
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Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Sr. Verna. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Verna.
Sr. Verna. -- Señor presidente: el artículo 3 del proyecto de ley en consideración dice lo siguiente: "Sustitúyese el artículo 1 de la Ley 25.413 por el siguiente: 'Artículo 1: Establécese un impuesto, cuya alícuota será fijada por el Poder Ejecutivo nacional hasta un máximo del SEIS POR MIL (6%o), que se aplicará sobre: a) Los créditos y débitos efectuados en cuentas --cualquiera sea su naturaleza-- abiertas en las entidades regidas por la Ley de Entidades Financieras.'...". Yo propongo que se agregue la siguiente expresión: "... y en las que éstas tengan en el Banco Central de la República Argentina." Motiva mi propuesta lo siguiente. Un empleado que cobre 300 pesos por mes, al que se le pague por caja de ahorro, cuando haga una extracción superior a los 300 pesos -supongamos que tenga ahorrados 100 pesos y tenga un saldo de 400-- deberá pagar el impuesto a las transferencias sobre la diferencia entre su saldo total y los 300 pesos de su salario. Los bancos que tienen cuentas abiertas en el Banco Central de la República Argentina mueven diariamente entre 8 mil y 11 mil millones de pesos. Esto significa que, aplicando el mismo impuesto que a cualquier tenedor de una cuenta corriente o de una caja de ahorro y gravándola con sólo el uno por mil, se estaría en condiciones de recaudar 10 millones de pesos por día. Creo que tiene mucho más sentido gravar la renta financiera, gravar lo que producen las cuentas corrientes que los bancos tienen en el Banco Central y que utilizan para sus transferencias que recortar los haberes de los jubilados. Por eso propongo esta modificación.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Altuna.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: entiendo la buena intención del señor senador preopinante, que tendría por objeto incrementar los recursos del Estado, pero por todo lo que aquí se ha dicho durante esta larga jornada es obvio que una modificación de esta naturaleza significaría enviar la sanción que daría este Senado otra vez a la Cámara de Diputados y nosotros queremos darle hoy mismo al Poder Ejecutivo esta herramienta. Por eso no aprobamos esta modificación que constituiría un agregado al inciso a) del artículo 3.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Preto.
Sr. Preto. -- Señor presidente: en sintonía con lo que manifestaba el senador Verna señalo que uno de los cuestionamientos que hago a este proyecto de ley reside en el hecho de que se grava hasta a las cajas de ahorro, cuando estas inversiones precisamente pagan muy poco interés debido al breve tránsito que tienen los fondos allí depositados, dado que se utilizan
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como reaseguro para los ahorristas que saben que sus fondos están mejor guardados en una entidad financiera, que cumple con mayores requisitos de seguridad, que en sus casas. Considero que este problema se puede resolver por la vía de la reglamentación de esta ley en la que el Poder Ejecutivo analice la posibilidad de fijar un piso debajo del cual las cajas de ahorro no tributen impuesto, de manera tal que la psicología de los usuarios, que a veces puede más que el análisis económico financiero de conveniencia, haga que la gente no retire sus depósitos de la caja de ahorro para guardarlos en su casa. En consecuencia, teniendo en cuenta que el Poder Ejecutivo ha querido gravar también a los depósitos en cajas de ahorro, lo que me parece un exceso, analice la viabilidad de fijar un piso de 3, 4 ó 5 mil pesos para este impuesto.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maglietti.
Sr. Maglietti. -- Señor presidente: quiero dejar sentado que voy a votar favorablemente la moción del señor senador Verna, porque interpreto que hace tiempo que muchos de los senadores venimos bregando para que se aplique y se grave al sector privilegiado del país, que siempre sigue sacando beneficios y obteniendo las mejores rentas en perjuicio del resto del pueblo argentino.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maya.
Sr. Maya. -- Señor presidente: debo dar una explicación de por qué nuestro bloque no va a votar esto. Hemos planteado un proyecto alternativo en el que consta en forma precisa esta propuesta. Más aún, fue acercado a la mesa. Pero realmente estoy sorprendido porque no sé de qué se trata. Porque he visto manejar milimétricamente el quórum entre los bloques mayoritarios en mi propia presencia; y como desconozco las razones por las cuales en esta circunstancia ha dejado de funcionar esta operatoria de manejo articulado y de común acuerdo entre las bancadas mayoritarias, realmente no puedo acompañar algo que no alcanzo a comprender, ya que en un momento viabilizaron la aprobación de este proyecto que nosotros hemos rechazado y en otro no. Por esta razón, lamento no poder votar esto, con lo cual estoy de acuerdo, porque realmente desconocemos cuáles son las razones de esta lamentable e inexplicable circunstancia que se produce en el recinto. En consecuencia, como no queremos avanzar más allá de lo que vemos con absoluta claridad, vamos a votar en contra y, por ende, no acompañaremos esta propuesta.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Señor presidente: comprendo que el oficialismo no quiera aceptar la modificación propuesta, pero al solo efecto de la interpretación eventual que deba hacerse de este artículo, quiero que se tenga en cuenta que las delegaciones legislativas establecidas 255
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en esta norma tienen el mismo plazo de vigencia que el impuesto de que trata la ley 25.413, es decir, un año.
Sr. Presidente (Losada).-- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar el artículo 3 de acuerdo con la redacción aprobada por la Cámara de Diputados.
--La votación resulta afirmativa.
Sr. Presidente (Losada).-- Se han registrado veintitrés votos afirmativos. Tiene la palabra el señor senador Sala.
Sr. Sala. -- Señor presidente: pido que quede constancia de mi voto negativo.
Sr. Baum. -- Del mío también, señor presidente.
Sr. Maya. -- No pueden ser veintitrés votos.
Sr. Verna. -- El presidente también vota.
Sr. Presidente (Losada).-- Obviamente. Queda constancia de los votos negativos de los señores senadores. La Presidencia aclara que vota favorablemente los distintos artículos del proyecto.
--Se enuncia y aprueba el artículo 4.
-- Se enuncia el artículo 5:
Sr. Preto. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador Preto.
Sr. Preto. -- Señor presidente: seré muy breve. Insisto en la necesidad de aprobar este proyecto tal como fue aprobado por la Cámara de Diputados, a fin de que entre en vigencia lo antes posible. 256
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Pero quiero decir que, más allá de la garantía que hoy tienen las provincias a partir del Pacto Federal --que garantiza un piso y un techo de 1.364 millones de pesos para la coparticipación--, cuando este acuerdo finalice su vigencia, es decir, en diciembre de 2003, si no existe una nueva ley de coparticipación y continúa esta metodología de pagos a cuenta, las provincias van a perder importantes sumas de dinero en la parte de la masa coparticipable que les corresponde. Por eso, espero que cuando se discuta este tema y se tomen los promedios para establecer los parámetros de coparticipación primaria y secundaria, el Poder Ejecutivo compute esos pagos a cuenta del lado de los recursos con los que ya se quedó la Nación y no del lado de las provincias. De ese modo, será contemplada acabadamente y como corresponde la coparticipación que legítimamente le pertenece a las provincias, quienes en su momento han cedido en forma reiterada sus partes coparticipables para abastecer al Tesoro nacional, a fin de que este atienda su situación deficitaria.
Sr. Presidente (Losada).-- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar el artículo 5, de acuerdo con la redacción aprobada por la Cámara de Diputados.
--La votación resulta afirmativa. --Se enuncian y aprueban los artículo 6 a 9. --Se enuncian el artículo 10.
Sr. Moreau. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada).-- Tiene la palabra el señor senador Moreau.
Sr. Moreau. -- Señor presidente: seré lo más breve posible, en consideración de la hora y porque ya los fundamentos de mi voto los he expuesto en el tratamiento en general del proyecto. Voy a proponer modificaciones al artículo 10 en consonancia con la necesidad de establecer, utilizando la nueva terminología, un blindaje para que los recortes salariales a las categorías de jubilados y pensionados como al personal ocupado del Estado nacional no abarque a aquellos que tienen remuneraciones inferiores a 1.000 pesos. En ese sentido, la reforma que voy a proponer es la de incluir como último párrafo del artículo que modifica al 34 de la ley 24.156 el siguiente texto: "Quedan exceptuados de las restricciones establecidas precedentemente los créditos asignados por la ley de presupuesto para la atención de jubilaciones y pensiones y las retribuciones periódicas correspondientes a sueldos, haberes y adicionales de los agentes ocupados del Estado nacional en tanto que en conjunto no exceda la suma de un mil pesos (1.000 pesos) por agente o beneficiario."
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En consonancia con esta modificación, si es que se aprobara, habría que introducir en el texto del artículo 10 dos modificaciones en lo atinente a la expresión "asignaciones familiares". Ello se daría en el anteúltimo párrafo y en el inmediato anterior a este. Es decir, habría que suprimir la expresión "asignaciones familiares" en ambos casos. Finalmente, como no me gusta arrogarme lo que intelectualmente no me pertenece, seguramente acompañaré alguna propuesta que haga el señor senador por La Rioja respecto del último párrafo que, lisa y llanamente, debe ser eliminado de la norma.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Señor presidente: estoy de acuerdo parcialmente con la propuesta elaborada por el señor senador Moreau. Creo que, además del piso, habría que colocar un tope al porcentaje de descuento de las remuneraciones. Digo esto, teniendo en cuenta que en el Ministerio de Economía se está evaluando, a partir de la caída de un 6 por ciento de la recaudación de este mes y antes de poner en práctica este perverso mecanismo de reducción salarial, elevar el recorte salarial del 13 al 20 por ciento. Entonces, si no se le pone un tope al porcentaje por el cual el Poder Ejecutivo puede avanzar sobre los salarios, y teniendo en cuenta la absoluta irracionalidad del Ministerio de Economía para manejar este tipo de cuestiones, dejamos tanto a los activos como a los pasivos a expensas de la ciclotimia del ministro de Economía. Dejar este artículo tan abierto es muy serio y, por esa razón, creo que habría que fijar un mecanismo por el cual los recortes previstos no puedan superar el 13 por ciento desde ningún aspecto, además de establecer un piso de remuneración. La mejor manera de hacer eso es mediante la delegación legislativa. Es decir que se delegue en el Poder Ejecutivo solamente la facultad para la baja del 13 por ciento de aquellos salarios superiores al piso que propuso el señor senador Moreau y dejar las jubilaciones excluidas definitivamente del recorte. También habría que eliminar el último párrafo del artículo, que dice: "La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra." Reitero que hay que eliminar este último párrafo porque se trata de una disposición nula, de nulidad absoluta. Y seguramente va a provocar que un juez la declare como tal.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maglietti.
Sr. Maglietti. -- Señor presidente: anticipo mi voto negativo a la redacción original del artículo 10. Es por eso que propongo la siguiente modificación en la parte final del artículo 10: "no se podrán realizar ningún tipo de recortes a los sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones, así como a aquellas transferencias que los órganos o entidades receptoras utilicen para el pago de dichos conceptos, los que expresamente quedan excluidos de cualquier tipo de reducción y gozarán de prioridad 258
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absoluta de pago respecto de toda obligación que el Estado haya asumido o asumiera en el futuro". Propongo el presente agregado por cuanto existió de parte del Ministerio de Economía la intención de asegurar el cobro de los intereses de la deuda por encima de los salarios, las jubilaciones y las pensiones. Además, como a través de este artículo se lo priva de recursos al Estado, está íntimamente relacionado con la modificación que propongo para el artículo 12. En consecuencia, es necesario conocer el contenido del artículo 12 para interpretar los alcances del 10. El artículo 12 diría: "A los fines de garantizar con mayores recursos el logro del equilibrio fiscal a que hace referencia el artículo 10 de la presente ley, se dispone en forma transitoria y por razones de emergencia nacional, la recuperación por parte del Estado nacional de los aportes jubilatorios que actualmente realicen los trabajadores a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones --A.F.J.P--, las que recibirán por dichos valores títulos emitidos por el Estado nacional con vencimiento a diez años, con un interés a tasa Libor, y sobre cuyos montos no recibirán ninguna comisión ni ningún otro tipo de retribución o beneficio. La cesación de la emergencia nacional sólo podrá ser dispuesta por ley del Congreso de la Nación. La autoridad de aplicación dispondrá con toda urgencia, las medidas tendientes a implementar la efectivización del nuevo sistema que transitoriamente se pone en vigencia, garantizando la inmediata disponibilidad por parte del Estado nacional de los recursos recuperados. La presente norma es de orden público y modifica durante su vigencia transitoria toda norma legal". Los recursos que perderá el Estado como consecuencia de la eliminación del recorte de las pensiones, jubilaciones, salarios y otros conceptos que propongo en el artículo 10, los podrá obtener mediante la retención de los aportes a las AFJP --implican anualmente alrededor de 4.400 millones de pesos--, que en este último semestre rondarán los 2.200 millones. En virtud de esto, tendremos la recaudación suficiente que necesita el Estado y, de esa manera, podremos llegar al famoso déficit cero. Por otra parte, dejo sentado que en el supuesto de que mis propuestas no sean aprobadas voy a acompañar las formuladas por el señor senador Moreau, ya que aseguran que los jubilados y empleados que perciban retribuciones menores a los 1.000 pesos no van a tener ningún tipo de descuento.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Sala.
Sr. Sala. -- Señor presidente: es para manifestar que coincido en la redacción del artículo 10 propuesta por el señor senador Maglietti. Estoy de acuerdo con que hay que unificar criterios, para no ser preciosistas en la redacción, y en excluir de esta norma a los jubilados y pensionados, a las asignaciones familiares y al personal del Estado. Por lo tanto, reitero, voy a apoyar la propuesta del señor senador Maglietti.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Vaquir. 259
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Sr. Vaquir. -- Señor presidente: en esta noche no resulta fácil para mí encontrar palabras para expresar mi posición, pero digo que ella no está sometida a presión de tipo alguno, tal como un editorialista lo mencionara respecto del señor senador Verna y de quien habla, en este último caso debido a una posible designación, que por cierto hace ya cuatro meses que fue votada por unanimidad en este Senado. Como bien dijo el señor senador Alasino, que me ahorra las explicaciones sobre las vilezas que muchas veces se dicen de nosotros, he entendido, en conciencia y contando con la generosidad de mi bloque, que debía votar afirmativamente este proyecto de ley que solicitaba el Poder Ejecutivo. Pero acá hay un sólo problema. De las cuestiones económicas en las que mis colegas entienden para modificar el proyecto yo tengo muy poco que decir. Pero hay algo que sí es claro. Este artículo 10 roza prácticamente toda mi vida profesional de médico y mi condición de compañero de trabajo de mucha de la gente que está en este estrado, así como también de muchos otros que están en los pasillos de este Congreso, compañeros míos de trabajo cuando en 1983 me inicié en esta casa. Si voto afirmativamente este artículo 10 lo hago porque tengo la información plena, clara y absoluta de mi presidente de bloque en el sentido de que el señor jefe de Gabinete de Ministros le habría asegurado que se aceptaría --inclusive creo que también lo ha hecho el presidente del bloque oficialista-- que esta norma específica, que tiene que ver con los haberes jubilatorios, sueldos, salarios u otro tipo de remuneraciones de los trabajadores, será modificada. En ese sentido, soy de los que confían. No creo que vaya a pasar. A esta altura de mi vida, no creo que vayamos al suicidio. Quiero ser optimista. Creo que van a cumplir con los cinco compromisos asumidos con los gobernadores; así lo ratificó, acá, el señor presidente del bloque oficialista. Como ciudadano, senador y en cualquier condición en que me encuentre a posteriori sería terrible que eso no sucediera, porque lo único que podría decirle a usted, señor presidente, es que si no se modificara eso, la renuncia sería doble, a este cargo o a cualquier otro que tuviera. En ello empeño mi palabra de honor.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador López.
Sr. López. -- Señor presidente: quiero manifestar que no voy a votar este artículo.
Sr. Presidente (Losada). -- ¿Solicita autorización para abstenerse, señor senador?
Sr. López. -- Voy a elegir entre la ética de la convicción y la de la responsabilidad, en consecuencia, solicito que se me autorice a abstenerme.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador por La Pampa.
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Sr. Verna. -- Señor presidente: nosotros también tenemos una redacción alternativa. Compartimos la eliminación del párrafo que propone el senador Yoma y la redacción del senador Moreau, pero con un cambio. Él propone un monto de 1.000 pesos y nosotros, como hemos propuesto otra fuente de financiamiento --que gravaría el sistema financiero en unos 20 millones de pesos por día --, vamos a mantener nuestra postura para no tocar las jubilaciones y los haberes de los empleados públicos, además de las asignaciones familiares. Por una noción práctica, ya que son muy similares las propuestas de los senadores Maglietti, Moreau, Yoma, Sala y la mía, creo que habría que discutir si este artículo no cuenta con mayoría. Seguramente, quienes la integramos podríamos conciliar las propuestas y hacer una redacción única. Nuestra propuesta es agregar un párrafo al final que establezca que quedan exceptuados de las restricciones establecidas precedentemente los créditos asignados por ley de presupuesto para la atención de jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares. Del mismo modo, se excluyen los créditos destinados a la atención de las retribuciones periódicas correspondientes a sueldos haberes y adicionales.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador por la Rioja.
Sr. Yoma.-- Señor presidente: obviamente, coincido con la redacción propuesta por el senador Verna. Pero ante la prevención del senador Vaquir y de otros senadores acerca del deseo íntimo de que no se vayan a tocar en el futuro las asignaciones familiares, quiero recordarle a la gente del partido gobernante los antecedentes del actual ministro de Economía cuando ocupaba el mismo cargo durante el gobierno constitucional anterior. Días antes de que el presidente Menem dispusiera su cesantía, este Congreso rechazó --particularmente este Senado -- sendos proyectos de ley que tenían que ver con la eliminación de las asignaciones familiares y de los tickets canasta, y el aumento de la edad jubilatoria de la mujer. Es decir, si hay algo en la mente del doctor Cavallo es, precisamente, avanzar sobre las asignaciones familiares. Por eso creo que es necesario y llamo honestamente a la reflexión para que nos acompañe la bancada del gobierno en la incorporación de la redacción propuesta por el senador Verna. Porque creo que es un reaseguro de que la perversidad de este artículo no va a ser puesta en práctica para avanzar en cuestiones tan esenciales como son, además de los salarios, las pensiones y las asignaciones familiares. Creo que los antecedentes del pensamiento del ministro Cavallo respecto de las asignaciones familiares tienen que servirnos para aceptar la propuesta planteada por el senador Verna, que completa las que hicieron los senadores Moreau y Maglietti y la de quien habla.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador por Buenos Aires.
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Sr. Moreau.-- Señor presidente: quiero hacer una aclaración. Estamos coincidiendo en lo sustantivo, la única diferencia que tengo respecto de la redacción que propone el senador Verna es que --sé que la propuesta está muy lejos de su intención-- dejaría afuera de cualquier posibilidad de que participen en el esfuerzo, que los argentinos deben hacer y no precisamente los de menores recursos, las jubilaciones superiores a 3.100 pesos. Este es el tope que la ley fija para las jubilaciones actuales, pero que ya perciben quienes se han jubilado en los regímenes anteriores. El monto de la masa salarial de esos beneficios es --si la memoria no me falla-- algo más de 300 millones de dólares al año. En este caso, creo que no habría ningún inconveniente, ni tendríamos por qué tener pudor. Estas jubilaciones comprenden dos bloques. Unas son las que podríamos llamar regímenes de jubilaciones de privilegio. Hay otras que no lo son; se ha alcanzado esa jubilación, sencillamente, porque el volumen de los aportes realizados por el trabajador durante su vida laboral le permitió acceder a una jubilación de esa naturaleza. Por principios de equidad, en el pasado se fijó el tope de 3.100 pesos para todas las jubilaciones futuras. Es más, el presidente Menem, creo que a través del decreto 78 del año 94, anuló las jubilaciones de privilegio, que el otro día casi fueron restituidas y felizmente el Poder Ejecutivo advirtió a tiempo el error que estaba por cometer. Pero me parece que un número de jubilados tan pequeño en volumen, que compromete a una masa salarial tan importante, no tendría que quedar automáticamente afuera de la posibilidad de que participen del esfuerzo. Por eso, insisto respetuosamente en la redacción que he propuesto para que, efectivamente, no exista esta inequidad de que quienes tienen jubilaciones que en algunos casos llegan a ocho o nueve mil pesos queden exentos de la posibilidad de participar del esfuerzo que todos los argentinos tenemos que hacer en ese sentido. Digo esto, con la aclaración de que comprendo perfectamente que la norma propuesta pretende excluir la totalidad de los sueldos y jubilaciones de este régimen. Y no le adjudico ninguna intención, porque conozco las calidades morales del senador Verna.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Baum.
Sr. Baum. -- Señor presidente: apoyo la propuesta formulada por el señor senador Verna.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Altuna.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: este tema y este artículo es prácticamente el motor de este sistema de déficit cero que queremos implementar. Y hace fundamentalmente a esta situación, porque nosotros entendemos --y por eso lo he dicho en mi primera intervención-que aquí el Estado, debido a las necesidades económicas, tiene dos caminos para recuperar su solvencia: o reduce sus gastos o impone nuevos tributos. Aquí hay un mix de las dos cosas. Por cierto que podemos compartir muchos de los conceptos aquí vertidos y que se plantean con la mejor intención. ¿Porque a quién de nosotros le gusta hacer un recorte en las jubilaciones o disminuir los sueldos de los 262
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empleados públicos? A ninguno. Nos duele. Pero hoy no tenemos otra alternativa, señor presidente, que votar este proyecto de ley, que ya fue considerado por la Honorable Cámara de Diputados. Y lo estamos haciendo con convicción. A tal punto que el artículo 12, que vamos a tratar luego, dice muy claramente que el Estado garantizará con los ahorros y con los incrementos de recursos el restablecimiento de los haberes, de las pensiones, de las jubilaciones y de las asignaciones familiares que a través de este proyecto de ley se estarían reduciendo en ese 13 por ciento. Si bien no lo dice el proyecto, existe el compromiso de hacerlo de esa manera. Es decir que garantizamos en función de la recaudación, porque éste es el problema que tenemos. Si no tenemos recursos, por más que fijemos un piso, por más que fijemos porcentajes, el Estado no va a seguir tomando endeudamiento. Pero que quede en claro: este déficit cero quiere decir que de hoy en más el Estado no puede tener, ni en julio ni en los meses que vengan, ningún tipo de déficit. Habrá tiempo para consensuar alguna ley complementaria que también a nosotros nos preocupa --hoy mismo lo hemos estado hablando con los representantes del Poder Ejecutivo--; una ley que nos contenga a todos: a los oficialistas y a la oposición. Hoy no se termina el mundo, pero hoy sí tenemos la necesidad de darle al Poder Ejecutivo esta herramienta legal. Por lo tanto, señor presidente, proponemos que se vote el artículo con el texto tal como ha sido enviado por la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente (Losada). -- En primer lugar, corresponde votar la solicitud de abstención formulada por el señor senador López. Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.
-- La votación resulta afirmativa.
Sr. Presidente (Losada). -- Queda aprobada. Si no se hace uso de la palabra se va a votar el artículo 10.
Varios señores senadores. -- Hay empate.
Sr. Genoud. -- Señor presidente: hay 21 votos por la afirmativa, 21 votos por la negativa y una abstención. Corresponde que vote el presidente.
Sr. Presidente (Losada). -- Voto por la afirmativa.
-- Varios señores senadores hablan a la vez.
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Sr. Maya. -- El presidente provisional no tiene doble voto.
Sr. Presidente (Losada). -- Sí, señor senador; tiene doble voto.
-- Varios señores senadores hablan a la vez.
Sr. Maya. -- No pierde su voto como legislador, pero no tiene doble voto.
Sr. Yoma. -- Cuente bien que son veinte, señor presidente.
Sr. Presidente (Losada). -- Por Secretaría se dará lectura del artículo 34 del Reglamento que establece el procedimiento a seguir en estos casos.
Sr. Secretario (Oyarzún). -- (Lee:) "Artículo 34.-- El presidente no discute ni opina sobre el asunto que se delibera. Sólo vota en caso de empate. En los casos en que la Presidencia del cuerpo sea ejercida por un senador, corresponde que el mismo vote en las cuestiones sometidas a resolución de la Cámara, ejerciendo en caso de empate de la votación, el derecho de decidir la misma, conforme a lo dispuesto por el artículo 216."
-- Varios señores senadores hablan a la vez.
Sr. Presidente (Losada). -- Queda aprobado el artículo 10.
Sr. Verna. -- La Presidencia tiene que manifestar su voto.
Sr. Presidente (Losada). -- Manifesté mi voto por la afirmativa, señor senador.
-- Se enuncia y aprueba el artículo 11. -- Se enuncia el artículo 12.
Sr. Maglietti. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maglietti. 264
Antecedentes Parlamentarios – Ley 25.453
Sr. Maglietti. -- Señor presidente: a efectos de aportar más recursos a las arcas del Estado, como bien se ha dicho hoy aquí --y no repetiré las manifestaciones ya realizadas--, propongo la modificación del artículo 12 según el texto leído anteriormente. Es decir que los aportes a las AFJP queden en las arcas del Estado y se emita un bono a diez años a la tasa Libor, de manera tal que los jubilados o futuros jubilados no se vean perjudicados. Además se deja en claro que las AFJP no podrán percibir ningún tipo de comisión o retribución ya que estas administradoras --cuyos dueños como todos sabemos son los bancos-- están cobrando una comisión exorbitante de hasta el 30 por ciento; y como bien dijo el senador Moreau, ya tienen percibido --sin haber invertido absolutamente nada--, más de 7 mil millones de pesos en perjuicio de los jubilados. A su vez, utilizan parte de estos fondos para prestárselos nuevamente al Estado a una tasa del 15 por ciento. Sin duda, debe darse un corte a estos procedimientos que son realmente perjudiciales para el Estado porque, lógicamente, ante esta situación de crisis que estamos viviendo no podemos permitir que esos recursos, que son del pueblo argentino y no de los bancos, sean utilizados por éstos para obtener esas enormes ganancias. Por ello, señor presidente, propongo que el artículo 12 sea aprobado con la redacción que he propuesto y que se encuentra en la Secretaría de la Presidencia.
Sr. Altuna. -- Pido la palabra.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor miembro informante.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: con todo respeto debo decir que modificar este proyecto de ley significaría echar por la borda todo el esfuerzo y el trabajo que venimos haciendo desde que comenzó esta sesión, y antes de ella, en la búsqueda de los distintos consensos. Por lo tanto, nosotros solicitamos la aprobación de este artículo tal como ha venido de la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente (Losada). -- Si no se hace uso de la palabra, se va a votar el artículo 12.
-- La votación resulta afirmativa. -- Se enuncia y aprueba el artículo 13. -- Se enuncia el artículo 14.
Sr. Yoma. -- Pido la palabra.
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Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Señor presidente: hoy estamos asistiendo a un triste récord: es la primera vez, desde la instalación de la democracia, que este Congreso vota una reducción salarial.
Sr. Altuna. -- No es así.
Sr. Yoma. -- Creo que esto erosiona sensiblemente la legitimidad del Parlamento. Pero, además, a sabiendas, en este artículo 14 estamos votando una norma que avanza groseramente sobre atribuciones de otro poder del Estado y que avasalla garantías constitucionales expresas, como es la defensa...
Sr. Maya. -- Solicito una interrupción, señor presidente.
Sr. Presidente (Losada). -- ¿Autoriza la interrupción, señor senador?
Sr. Yoma. -- Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (Losada). -- Para una interrupción tiene la palabra el señor senador Maya.
Sr. Maya. -- Señor presidente: creo que durante la votación del artículo anterior se produjo un error y que es necesario consignar su voto de desempate, porque según visualicé, los senadores Maglietti, Romero Feris y Moreau no votaron afirmativamente el artículo 13. En consecuencia, existiendo cuarenta y tres señores senadores, eso implica que hubo un empate de veinte a veinte...
Sr. Presidente (Losada). -- Como existen sospechas sobre la labor de la Presidencia, le voy a pedir al señor senador Moreau...
Sr. Maya. -- No; no sospecho desde ningún punto de vista. Me pareció...
Sr. Presidente (Losada). -- Como lo está diciendo con alguna sutileza...
Sr. Maya. -- ¡No lo digo con ninguna sutileza!
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Sr. Presidente (Losada). -- Le voy a dar la palabra al señor senador Moreau para que aclare...
Sr. Maya. -- Discúlpeme, señor presidente. ¿Me permite que termine y aclare?
Sr. Presidente (Losada). -- Le ruego que aclare.
Sr. Maya. -- Lo haré. Yo observé que no votaron favorablemente los senadores Romero Feris, Maglietti y Moreau. Si observé mal que me lo aclaren. No estoy sospechando de nadie. ¡Lo único que falta es que se enojen porque hablo! Entonces, lo que corresponde es que aclaren los señores senadores si votaron favorablemente o no. Nada más. ¡No es para enojarse, señor presidente!
Sr. Presidente (Losada). -- Les voy a pedir a los señores senadores que hagan la aclaración pertinente, pero no le voy a permitir que vuelva a poner en duda lo que se está haciendo desde la Presidencia.
Sr. Maya. -- ¡No lo he puesto en duda, señor presidente! ¡No le admito que diga que lo he puesto en duda porque no lo he hecho! Y sabe que hablo con tanta claridad como usted.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Moreau.
Sr. Moreau. -- Señor presidente: en todos los casos en que he votado en contra de los artículos que propone la Cámara de Diputados en su sanción lo he anunciado previamente a la votación y, además, he propuesto reformas; en el caso del artículo 13 no lo he hecho porque voté a favor.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Romero Feris.
Sr. Romero Feris. -- Señor presidente: aclaro que voté favorablemente el artículo 13.
Sr. Presidente (Losada). -- Continúa en el uso de la palabra el señor senador Yoma.
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Sr. Yoma. -- Señor presidente: decía que, además del triste día al que nos toca asistir por el hecho de que el Senado vota por primera vez en dieciocho años una reducción de salarios, se está votando un proyecto de ley groseramente inconstitucional a través del cual se avasallan garantías expresas de los ciudadanos. En este artículo 14 se modifica el artículo 195 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y, en la última parte de la norma en consideración se le prohíbe a los jueces de la República decretar medidas cautelares que afecten, obstaculicen, comprometan, distraigan de su destino o de cualquier forma perturben los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias. Quiere decir que, además de impedirse a los jueces de la Nación ejercer su magistratura al dictar medidas cautelares contra disposiciones del poder administrador, se protege a los funcionarios que no observen los reglamentos al establecer esta suerte de bill de indemnidad, con lo cual los jueces no pueden imponer a los funcionarios cargos personales pecuniarios. La verdad es que este artículo por lo bochornoso sólo es comparable con el artículo 10, que establece la reducción salarial. Nuevamente quiero llamar a la reflexión a la bancada del gobierno para que este artículo se elimine porque si no lo hacemos nosotros el papelón del Congreso se va a dar cuando un juez de faltas --reitero-- lo haga.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Villarroel.
Sr. Villarroel. -- Por cierto que la norma que está cuestionando el señor senador por La Rioja, señor presidente y colegas, no es un dechado de perfección, pero tampoco un bochorno. En primer lugar, por lo que se ha dicho sobre rebaja de salarios, quiero recordar que el Congreso de la Nación Argentina en 1996 mediante la ley de presupuesto ratificó o convalidó el decreto del señor presidente Menem por el cual se dispuso rebajas en los salarios, del 5, del 10 y del 15 por ciento respectivamente. La cuestión no necesita de demasiados acuciosos exámenes de memoria porque sucede que el caso "Guida" mencionado hace un rato y resuelto por la Corte Suprema Justicia de la Nación en tiempos recientes, entre otras consideraciones, justamente hace mérito de que mediante una norma de la ley de presupuesto el Congreso convalidó de modo explícito esa rebaja de sueldos dispuesta por decreto del presidente Menem, desde luego que hace mucho menos de 18 años. En segundo término, en lo que hace a la cuestión de las medidas cautelares yo creo que es suficientemente claro, más allá de la imperfección de redacción del artículo, que cuando se habla de la indemnidad de los funcionarios en orden a su patrimonio o a su responsabilidad personal se refiere exclusivamente a medidas cautelares; vale decir, por el estilo, por ejemplo, de imponer astreintes a un funcionario en su peculio personal porque no cumple alguna medida cautelar. Todos sabemos que las medidas cautelares son medidas provisionales; vale decir, que tienden a asegurar el resultado de un proceso. Ciertamente parece anómalo que una manera de asegurar el resultado de un proceso consista en imponer una carga personal de su peculio al funcionario público. Y eso de ninguna manera significa sancionar un bill de indemnidad para el funcionario y sus eventuales responsabilidades.
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Sr. Yoma. -- ¿Me permite, señor presidente?
Sr. Altuna. -- Señor presidente...
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Moreau. Luego le cederé nuevamente el uso de la palabra, senador Yoma.
Sr. Moreau. -- Sí, señor presidente. Siguiendo con la norma que enuncié precedentemente en el sentido de que iba a anunciar de manera previa mi voto negativo, quiero decir que me sumo a las expresiones del senador por La Rioja. Creo francamente --y por supuesto no quiero competir con quienes tienen más conocimiento que yo en materia de Derecho Constitucional-- que esto es una flagrante violación a los derechos de los ciudadanos en lo que se refiere a sus acciones frente al Estado. Pienso efectivamente que esta norma va a caer en un fallo judicial y no quiero sumar mi voto a esto que considero francamente inconstitucional.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador San Millán.
Sr. San Millán. -- Señor presidente: la inclusión de un tercer párrafo en todo caso correspondería al artículo 204 y no al 195, porque solamente debería limitarse al embargo preventivo. El artículo dice que los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar. O sea, que no pueden ordenar la suspensión de ejecución del acto administrativo por manifiesta arbitrariedad. O sea que yo también voy a adherir y solicito que mis fundamentos se inserten en el Diario de Sesiones.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maglietti.
Sr. Maglietti. -- Señor presidente: apoyo la moción realizada por los señores senadores Yoma, Moreau y San Millán.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Señor presidente: en homenaje a la memoria histórica del señor senador Villarroel, el decreto 290 que como bien dice fue incluido en la Ley de Presupuesto en 1996, respondió también a un acuerdo que hubo entre la bancada del justicialismo y el 269
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Poder Ejecutivo de entonces para evitar los juicios que se venían como consecuencia de la ilegalidad manifiesta del decreto. Se incluía en la Ley del Presupuesto, pero con la condición impuesta de que el decreto fuera derogado por el Poder Ejecutivo nacional, cosa que efectivamente ocurrió.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Altuna.
Sr. Altuna. -- Señor presidente: que se vote, porque nosotros, por los motivos expuestos, no aceptamos ninguna modificación.
Sr. Presidente (Losada). -- Corresponde votar el artículo 14.
-- La votación resulta afirmativa. -- Se enuncia el artículo 15.
Sr. San Millán. -- La misma objeción que hicimos al artículo 14 la realizamos con respecto al artículo 15, ya que se repite la última parte referida a las medidas cautelares y la absurda exclusión de imponer cargas personales pecuniarias a los funcionarios.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Yoma.
Sr. Yoma. -- Como bien dice el senador San Millán --obviamente apoyo su moción--, esto se refiere a la norma de procedimiento laboral y repite textualmente la deformación que tiene el artículo anterior respecto de la prohibición de dictar medidas cautelares. Por eso apoyo la moción del señor senador San Millán.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Moreau.
Sr. Moreau. -- Anuncio mi voto negativo a este artículo, tal como viene de la sanción de la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente (Losada). -- Tiene la palabra el señor senador Maglietti.
Sr. Maglietti. -- Por los motivos expresados, votaré en forma negativa este artículo.
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Sr. Presidente (Losada). -- Corresponde votar el artículo 15.
-- La votación resulta afirmativa. -- Se enuncian y aprueban los artículos 16 a 20. -- El artículo 21 es de forma.
Sr. Presidente (Losada). -- Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley. Se harán las comunicaciones correspondientes.
Sr. Presidente (Losada). -- Se van a votar los pedidos de inserción formulados por diversos senadores.
--La votación resulta afirmativa.
Sr. Presidente (Losada). -- Se procederá en consecuencia. Queda levantada la sesión.
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Texto sancionado definitivamente Sanción definitiva del día 29 de julio de 2001 El Senado y Cámara de Diputados,... TITULO I IMPUESTO AL VALOR AGREGADO ARTICULO 1º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para modificar la Ley de Impuesto al Valor Agregado, texto ordenado en 1997 y sus modificaciones, exclusivamente en los aspectos necesarios tendientes a establecer que los débitos y créditos fiscales se imputen al período fiscal en que se perciba y/o pague total o parcialmente el precio de las operaciones gravadas, de acuerdo a la definición de percepción y pago que el mismo establezca a tal fin. ART.2º.- Ratifícase desde su entrada en vigencia el inciso l), del artículo 1° del Decreto Nº 493 de fecha 27 de abril de 2001. Con carácter de excepción, para el supuesto en que no se hubiere trasladado el gravamen en razón de encontrarse ya finalizadas y/o facturadas las operaciones, la alícuota establecida por la norma que se ratifica se aplicará respecto de los hechos imponibles que se perfeccionen a partir del primer día del mes siguiente al de la vigencia de la presente ley. TITULO II IMPUESTOS SOBRE CREDITOS Y DEBITOS EN CUENTAS BANCARIAS Y OTRAS OPERATORIAS ART.3º.- Sustitúyese el artículo 1º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 1º: Establécese un impuesto, cuya alícuota será fijada por el Poder Ejecutivo nacional hasta un máximo del SEIS POR MIL (6‰), que se aplicará sobre: d) Los créditos y débitos efectuados en cuentas cualquiera sea su naturaleza abiertas en las entidades regidasa Ley de Entidades Financieras. e) Las operatorias que efectúen las entidades mencionadas en el inciso anterior en las que sus ordenantes o beneficiarios no utilicen las cuentas indicadas en el mismo, cualquiera sea la denominación que se otorgue a la operación, los mecanismos empleados para llevarla a cabo incluso a través de movimiento de efectivo- y su instrumentación jurídica. f) Todos los movimientos de fondos, propios o de terceros, aun en efectivo, que cualquier persona, incluidas las comprendidas en la ley de Entidades Financieras, efectúe por cuenta propia o por cuenta y/o a nombre de otras, cualesquiera sean los mecanismos utilizados para llevarlos a cabo, las denominaciones que se les otorguen y su instrumentación jurídica, quedando comprendidos los destinados a la acreditación a favor de establecimientos adheridos a sistemas de tarjetas de crédito y/o débito.
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En los casos previstos en los incisos b) y c) precedentes, se entenderá que dichas operatorias y/o movimientos, reemplazan los créditos y débitos aludidos en el inciso a) del presente artículo, por lo que a tal fin corresponderá aplicar el doble de la tasa vigente sobre el monto de los mismos. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional, a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas. El impuesto se hallará a cargo de los titulares de las cuentas bancarias a que se refiere el inciso a) del presente artículo, de los ordenantes o beneficiarios de las operaciones comprendidas en el inciso b) del mismo, y en los casos previstos en el inciso c), de quien efectúe el movimiento de fondos por cuenta propia. Cuando se trate de los hechos a los que se refieren los incisos a) y b), las entidades comprendidas en la ley de Entidades Financieras actuarán como agente de percepción y liquidación, y en el caso del inciso c), el impuesto será ingresado por quien realice el movimiento o entrega de los fondos a nombre propio, o como agente perceptor y liquidador cuando lo efectúa a nombre y/o por cuenta de otra persona. El impuesto se determinará sobre el importe bruto de los débitos, créditos y operaciones gravadas, sin efectuar deducción o acrecentamiento alguno por comisiones, gastos, o conceptos similares, que se indiquen por separado en forma discriminada en los respectivos comprobantes, perfeccionándose el hecho imponible en el momento de efectuarse el débito o crédito en la respectiva cuenta, o en los casos de los incisos b) y c), cuando, según sea el tipo de operatoria, deba considerarse realizada o efectuado el movimiento o entrega, respectivamente." ART.4º.- Sustitúyese el artículo 2º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 2°: Estarán exentos del gravamen: d) Los créditos y débitos en cuentas bancarias, como así también las operatorias y movimientos de fondos, correspondientes a los Estados nacional, provinciales, las municipalidades y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, estando excluidos los organismos y entidades mencionados en el artículo 1º de la Ley 22.016. e) Los créditos y débitos en cuentas bancarias correspondientes a las misiones diplomáticas y consulares extranjeras acreditadas en la República Argentina, a condición de reciprocidad. f) Los créditos en cajas de ahorro o cuentas corrientes bancarias hasta la suma acreditada en concepto de sueldos del personal en relación de dependencia o de jubilaciones y pensiones, y los débitos en dichas cuentas hasta el mismo importe. A los efectos del impuesto establecido en la presente ley, no serán de aplicación las exenciones objetivas y/o subjetivas dispuestas en otras leyes nacionales -aun cuando se tratare de leyes generales, especiales o estatutarias-, decretos o cualquier otra norma de inferior jerarquía normativa. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a establecer exenciones totales o parciales del presente impuesto en aquellos casos en que lo estime pertinente." ART.5º.- Sustitúyese el artículo 4º de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 4º.- Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para disponer que el Impuesto previsto en la presente ley, en forma parcial o total, constituya un pago a cuenta de todos o algunos 273
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de los impuestos y contribuciones sobre la nómina salarial -con la única excepción de las correspondientes al régimen nacional de obras sociales-, cuya aplicación, percepción y fiscalización se encuentre a cargo de la Administración Federal de Ingresos Públicos, entidad autárquica en el ámbito del Ministerio de Economía." ART. 6º.- Las disposiciones del presente Título entrarán en vigencia conjuntamente con las normas reglamentarias que dicte el Poder Ejecutivo nacional en virtud de las sustituciones establecidas en el mismo. TITULO III IMPUESTO A LAS GANANCIAS ART. 7º.- Sustitúyese el inciso a) del artículo 2º del Decreto Nº 860 del 27 de junio de 2001 por el siguiente: "a) Lo dispuesto en el inciso a) del artículo 1°: desde el ejercicio fiscal 2002." TITULO IV IMPUESTO SOBRE LOS COMBUSTIBLES LÍQUIDOS Y EL GAS NATURAL ART. 8º.- Suspéndese hasta el 31 de diciembre de 2001 la aplicación de la reducción dispuesta en el artículo 2° del Decreto N° 802 de fecha 15 de junio de 2001. TITULO V CONTRIBUCIONES PATRONALES ART. 9º.- Sustitúyese el artículo 2º del Decreto N° 814 de fecha 20 de junio de 2001 por el siguiente: "Artículo 2°.- Establécense las alícuotas que se describen a continuación correspondientes a las contribuciones patronales sobre la nómina salarial con destino a los subsistemas de Seguridad Social regidos por las leyes 19.032 (INSSJP), 24.013 (Fondo Nacional de Empleo), 24.241 (Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones), y 24.714 (Régimen de Asignaciones Familiares), a saber: a) 20% para los empleadores cuya actividad principal sea la locación y prestación de servicios con excepción de los comprendidos en las Leyes 23.551, 23.660, 23.661 y 24.467. b) 16% para los restantes empleadores no incluidos en el inciso anterior. Asimismo será de aplicación a las entidades y organismos comprendidos en el artículo 1° de la Ley 22.016 y sus modificatorias. Las alícuotas fijadas sustituyen las vigentes para los regímenes del Sistema Unico de la Seguridad Social (SUSS), previstos en los incisos a), b), d) y f), del artículo 87 del Decreto N° 2284 de fecha 31 de octubre de 1991, conservando plena aplicación las correspondientes a los regímenes enunciados en los incisos c) y e) del precitado artículo."
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TITULO VI REGIMEN DE EQUILIBRIO FISCAL CON EQUIDAD ART.10.- Sustitúyese el artículo 34 de la Ley 24.156, el cual quedará redactado de la siguiente forma: "Artículo 34: A los fines de garantizar una correcta ejecución de los presupuestos y de compatibilizar los resultados esperados con los recursos disponibles, todas las jurisdicciones y entidades deberán programar, para cada ejercicio, la ejecución física y financiera de los presupuestos, siguiendo las normas que fijará la reglamentación y las disposiciones complementarias y procedimientos que dicten los órganos rectores de los sistemas presupuestarios y de tesorería, excepción hecha de las jurisdicciones del Poder Legislativo, del Poder Judicial y del Ministerio Público que continuarán rigiéndose por las disposiciones contenidas en el artículo 16 de la Ley 16.432, en el artículo 5°, primer párrafo de la Ley 23.853 y en el artículo 22 de la Ley 24.946, respectivamente. Dicha programación será ajustada y las respectivas cuentas aprobadas por los órganos rectores en la forma y para los períodos que se establezca. El monto total de las cuotas de compromiso fijadas para el ejercicio no podrá ser superior al monto de los recursos recaudados durante éste. Cuando los recursos presupuestarios estimados no fueren suficientes para atender a la totalidad de los créditos presupuestarios previstos, se reducirán proporcionalmente los créditos correspondientes a la totalidad del Sector Público Nacional, de modo de mantener el equilibrio entre gastos operativos y recursos presupuestarios. La reducción afectará a los créditos respectivos en la proporción que resulte necesaria a tal fin y se aplicará, incluso, a los créditos destinados a atender el pago de retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones, pensiones, así como aquellas transferencias que los organismos y entidades receptoras utilicen para el pago de dichos conceptos. La reducción de los créditos presupuestarios que se disponga de acuerdo con lo previsto en el presente artículo importará de pleno derecho la reducción de las retribuciones alcanzadas, cualquiera que fuera su concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones. Estas últimas en los casos que correspondiere. Las reducciones de retribuciones se aplicarán proporcionalmente a toda la escala salarial o de haberes según corresponda. La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra."
ART.11.- Los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas en el artículo 34 de la Ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la Ley 25.344. ART.12.- El Poder Ejecutivo nacional garantizará con los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley, el restablecimiento de las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones 275
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familiares, haberes de jubilados, retirados y pensionados para todos los que percibían hasta $ 1.000 (UN MIL PESOS) mensuales, antes de las reducciones. ART.13.- La reforma dispuesta al artículo 34 de la Ley de Administración Financiera, así como las medidas complementarias que resultan de la presente ley, resultarán aplicables en lo pertinente al Poder Legislativo, Poder Judicial y Ministerio Público. TITULO VII CÓDIGOS PROCESALES ART.14.- Sustitúyese el artículo 195 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación por el siguiente: "Artículo 195.- Oportunidad y presupuesto. Las providencias cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda, a menos que de la ley resultare que ésta debe entablarse previamente. El escrito deberá expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la disposición de la ley en que se funde y el cumplimiento de los requisitos que corresponden, en particular, a la medida requerida. Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias." ART.15.- Sustitúyese el artículo 62 de la Ley 18.345 de Procedimiento Laboral, por el siguiente: "Artículo 62: Medidas cautelares. Sin perjuicio de lo dispuesto en el Código Procesal Civil y Comercial, se podrá decretar, a petición de parte, embargo preventivo sobre bienes del deudor: a) Si se justificare sumariamente que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar bienes, o que, por cualquier causa, se haya disminuido notablemente su responsabilidad en forma que perjudique los intereses del acreedor y siempre que el derecho del solicitante surja verosímilmente de los extremos probados; b) En caso de falta de contestación de la demanda. Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias. Cuando cualquier acto de disposición u ocultamiento de bienes por parte del empleador pudiere comprometer la efectividad de los derechos conferidos por normas del derecho del trabajo, el Ministerio Público podrá solicitar medidas cautelares." TITULO VIII NORMAS COMPLEMENTARIAS ART.16.- El Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Recursos Humanos, en lo que fuera materia de su competencia serán las autoridades de aplicación de la presente ley. 276
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ART.17.- Las disposiciones del artículo 9° comenzarán a regir para las contribuciones patronales que se devenguen a partir del primer día del mes siguiente al de entrada en vigencia de la presente ley. ART.18.- Derógase a partir de la vigencia de la presente ley los Decretos N° 430/2000 y N° 896/2001. ART.19.- La presente ley entrará en vigencia el día de su publicación en el Boletín Oficial, excepción hecha de las normas que tienen un plazo especial para su entrada en vigencia. ART.20.- Las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podrán dictar medidas equivalentes a las previstas en el artículo 34 de la Ley de Administración Financiera 24.156. Invítaselas a adherir en lo pertinente a la presente ley o a dictar en sus respectivas jurisdicciones medidas análogas a las aquí previstas. ART.21.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS TREINTA DIAS DEL MES DE JULIO DEL AÑO DOS MIL UNO.
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Promulgación y Publicación en el Boletín Oficial
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Decreto 966/01 de promulgación de la ley 25.453 Publicado en el boletín Oficial del día 31 de julio de 2001 IMPUESTOS Decreto 966/2001 Bs. As., 30/7/2001 POR TANTO: Téngase por Ley de la Nación N° 25.453 cúmplase, comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese. — DE LA RUA. — Chrystian G. Colombo. — Domingo F. Cavallo.
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Publicación de la ley 25.453 Boletín Oficial del día 31 de julio de 2001 IMPUESTOS
Ley 25.453 Impuestos al Valor Agregado, sobre Créditos y Débitos en Cuentas Bancarias y Otras Operatorias, a las Ganancias, sobre los Combustibles Líquidos y el Gas Natural. Contribuciones Patronales. Régimen de Equilibrio Fiscal con Equidad. Códigos Procesales. Normas Complementarias. Sancionada: Julio 30 de 2001. Promulgada: Julio 30 de 2001. El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley: TITULO I IMPUESTO AL VALOR AGREGADO ARTICULO 1° — (Artículo derogado por art. 3º de la Ley Nº 25.717 B.O.
10/01/2003) ARTICULO 2º — Ratifícase desde su entrada en vigencia el inciso l), del artículo 1° del Decreto N° 493 de fecha 27 de abril de 2001. Con carácter de excepción, para el supuesto en que no se hubiere trasladado el gravamen en razón de encontrarse ya finalizadas y/o facturadas las operaciones, la alícuota establecida por la norma que se ratifica se aplicará respecto de los hechos imponibles que se perfeccionen a partir del primer día del mes siguiente al de la vigencia de la presente ley. 280
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TITULO II IMPUESTOS SOBRE CREDITOS Y DEBITOS EN CUENTAS BANCARIAS Y OTRAS OPERATORIAS ARTICULO 3º — Sustitúyese el Artículo 1° de la Ley N° 25.413 por el siguiente: "Artículo 1°: Establécese un impuesto, cuya alícuota será fijada por el Poder Ejecutivo nacional hasta un máximo del SEIS POR MIL (6‰) que se aplicará sobre: a) Los créditos y débitos efectuados en cuentas —cualquiera sea su naturaleza— abiertas en las entidades regidas por la Ley de Entidades Financieras. b) Las operatorias que efectúen las entidades mencionadas en el inciso anterior en las que sus ordenantes o beneficiarios no utilicen las cuentas indicadas en el mismo, cualquiera sea la denominación que se otorgue a la operación, los mecanismos empleados para llevarla a cabo —incluso a través de movimiento de efectivo— y su instrumentación jurídica. c) Todos los movimientos de fondos, propios o de terceros, aun en efectivo, que cualquier persona, incluidas las comprendidas en la Ley de Entidades Financieras, efectúe por cuenta propia o por cuenta y/o a nombre de otras, cualesquiera sean los mecanismos utilizados para llevarlos a cabo, las denominaciones que se les otorguen y su instrumentación jurídica, quedando comprendidos los destinados a la acreditación a favor de establecimientos adheridos a sistemas de tarjetas de crédito y/o débito. En los casos previstos en los incisos b) y c) precedentes, se entenderá que dichas operatorias y/o movimientos, reemplazan los créditos y débitos aludidos en el
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inciso a) del presente artículo, por lo que a tal fin corresponderá aplicar el doble de la tasa vigente sobre el monto de los mismos. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional, a definir el alcance definitivo de los hechos gravados en los incisos precedentes, como así también para crear un régimen especial de determinación para las entidades financieras aludidas. El impuesto se hallará a cargo de los titulares de las cuentas bancarias a que se refiere el inciso a) del presente artículo, de los ordenantes o beneficiarios de las operaciones comprendidas en el inciso b) del mismo, y en los casos previstos en el inciso c), de quien efectúe el movimiento de fondos por cuenta propia. Cuando se trate de los hechos a los que se refieren los incisos a) y b), las entidades comprendidas en la Ley de Entidades Financieras actuarán como agente de percepción y liquidación, y en el caso del inciso c), el impuesto será ingresado por quien realice el movimiento o entrega de los fondos a nombre propio, o como agente perceptor y liquidador cuando lo efectúa a nombre y/o por cuenta de otra persona. El impuesto se determinará sobre el importe bruto de los débitos, créditos y operaciones gravadas, sin efectuar deducción o acrecentamiento alguno por comisiones, gastos, o conceptos similares, que se indiquen por separado en forma discriminada en los respectivos comprobantes, perfeccionándose el hecho imponible en el momento de efectuarse el débito o crédito en la respectiva cuenta, o en los casos de los incisos b) y c), cuando, según sea el tipo de operatoria, deba considerarse realizada o efectuado el movimiento o entrega, respectivamente." ARTICULO 4º — Sustitúyese el Artículo 2° de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 2°: Estarán exentos del gravamen: a) Los créditos y débitos en cuentas bancarias, como así también las operatorias y movimientos de fondos, correspondientes a los Estados nacional, provinciales, las
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municipalidades y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, e Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, estando excluidos los organismos y entidades mencionados en el artículo 1° de la Ley 22.016. b) Los créditos y débitos en cuentas bancarias correspondientes a las misiones diplomáticas y consulares extranjeras acreditadas en la República Argentina, a condición de reciprocidad. c) Los créditos en caja de ahorro o cuentas corrientes bancarias hasta la suma acreditada en concepto de sueldos del personal en relación de dependencia o de jubilaciones y pensiones, y los débitos en dichas cuentas hasta el mismo importe. A los efectos del impuesto establecido en la presente ley, no serán de aplicación las exenciones objetivas y/o subjetivas dispuestas en otras leyes nacionales —aun cuando se tratare de leyes generales, especiales o estatutarias—, decretos o cualquier otra norma de inferior jerarquía normativa. Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a establecer exenciones totales o parciales del presente impuesto en aquellos casos en que lo estime pertinente." ARTICULO 5º — Sustitúyese el Artículo 4° de la Ley 25.413 por el siguiente: "Artículo 4°. — Facúltase al Poder Ejecutivo nacional para disponer que el Impuesto previsto en la presente ley, en forma parcial o total, constituya un pago a cuenta de todos o algunos de los impuestos y contribuciones sobre la nómina salarial —con la única excepción de las correspondientes al régimen nacional de obras sociales—, cuya aplicación, percepción y fiscalización se encuentre a cargo de la Administración Federal de Ingresos Públicos, entidad autárquica en el ámbito del Ministerio de Economía". ARTICULO 6º — Las disposiciones del presente Título entrarán en vigencia conjuntamente con las normas reglamentarias que dicte el Poder Ejecutivo nacional en virtud de las sustituciones establecidas en el mismo.
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TITULO III IMPUESTO A LAS GANANCIAS ARTICULO 7º — Sustitúyese el inciso a) del artículo 2° del Decreto N° 860 del 27 de junio de 2001 por el siguiente: "a) Lo dispuesto en el inciso a) del artículo 1°: desde el ejercicio fiscal 2002." TITULO IV IMPUESTO SOBRE LOS COMBUSTIBLES LIQUIDOS Y EL GAS NATURAL ARTICULO 8º — Suspéndese hasta el 31 de diciembre de 2001 la aplicación de la reducción dispuesta en el artículo 2° del Decreto N° 802 de fecha 15 de junio de 2001. TITULO V CONTRIBUCIONES PATRONALES ARTICULO 9º — Sustitúyese el artículo 2° del Decreto N° 814 de fecha 20 de junio de 2001 por el siguiente: "Artículo 2°. — Establécense las alícuotas que se describen a continuación correspondientes a las contribuciones patronales sobre la nómina salarial con destino a los subsistemas de Seguridad Social regidos por las leyes 19.032 (INSSJP), 24.013 (Fondo Nacional de Empleo), 24.241 (Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones), y 24.714 (Régimen de Asignaciones Familiares), a saber:
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a) 20% para los empleadores cuya actividad principal sea la locación y prestación de servicios con excepción de los comprendidos en las leyes 23.551, 23.660, 23.661 y 24.467. b) 16% para los restantes empleadores no incluidos en el inciso anterior. Asimismo será de aplicación a las entidades y organismos comprendidos en el artículo 1° de la ley 22.016 y sus modificatorias. Las alícuotas fijadas sustituyen las vigentes para los regímenes del Sistema Unico de la Seguridad Social (SUSS), previstos en los incisos a), b), d) y f), del artículo 87 del Decreto N° 2284 de fecha 31 de octubre de 1991, conservando plena aplicación las correspondientes a los regímenes enunciados en los incisos c) y e) del precitado artículo". TITULO VI REGIMEN DE EQUILIBRIO FISCAL CON EQUIDAD ARTICULO 10. — Sustitúyese el artículo 34 de la Ley 24.156, el cual quedará redactado de la siguiente forma: "Artículo 34: A los fines de garantizar una correcta ejecución de los presupuestos y de compatibilizar los resultados esperados con los recursos disponibles, todas las jurisdicciones y entidades deberán programar, para cada ejercicio, la ejecución física y financiera de los presupuestos, siguiendo las normas que fijará la reglamentación y las disposiciones complementarias y procedimientos que dicten los órganos rectores de los sistemas presupuestarios y de tesorería, excepción hecha de las jurisdicciones del Poder Legislativo, del Poder Judicial y del Ministerio Público que continuarán rigiéndose por las disposiciones contenidas en el artículo 16 de la Ley 16.432, en el artículo 5°, primer párrafo de la Ley 23.853 y en el artículo 22 de la Ley 24.946, respectivamente.
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Dicha programación será ajustada y las respectivas cuentas aprobadas por los órganos rectores en la forma y para los períodos que se establezca. El monto total de las cuotas de compromiso fijadas para el ejercicio no podrá ser superior al monto de los recursos recaudados durante éste. Cuando los recursos presupuestarios estimados no fueren suficientes para atender a la totalidad de los créditos presupuestarios previstos, se reducirán proporcionalmente los créditos correspondientes a la totalidad del Sector Público Nacional, de modo de mantener el equilibrio entre gastos operativos y recursos presupuestarios. La reducción afectará a los créditos respectivos en la proporción que resulte necesaria a tal fin y se aplicará, incluso, a los créditos destinados a atender el pago de retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones, pensiones, así como aquellas transferencias que los organismos y entidades receptoras utilicen para el pago de dichos conceptos. La reducción de los créditos presupuestarios que se disponga de acuerdo con lo previsto en el presente artículo importará de pleno derecho la reducción de las retribuciones alcanzadas, cualquiera que fuera su concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, jubilaciones y pensiones. Estas últimas en los casos que correspondiere. Las reducciones de retribuciones se aplicarán proporcionalmente a toda la escala salarial o de haberes según corresponda. La presente norma es de orden público y modifica, en lo pertinente, toda norma legal, reglamentaria o convencional que se le oponga y no se podrá alegar la existencia de derechos irrevocablemente adquiridos en su contra." ARTICULO 11. — Los contratos de ejecución afectados por las reducciones dispuestas en el artículo 34 de la Ley 24.156 podrán revocarse por razones de oportunidad, mérito o conveniencia en el caso de que los contratistas o
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proveedores no acepten la reducción de la contraprestación a cargo del sector público nacional, siendo de aplicación el artículo 26 de la Ley 25.344. ARTICULO 12. — El Poder Ejecutivo nacional garantizará con los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley, el restablecimiento de las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, haberes de jubilados, retirados y pensionados para todos los que percibían hasta $ 1.000 (UN MIL PESOS) mensuales, antes de las reducciones. ARTICULO 13. — La reforma dispuesta al artículo 34 de la Ley de Administración Financiera, así como las medidas complementarias que resultan de la presente ley, resultarán aplicables en lo pertinente al Poder Legislativo, Poder Judicial y Ministerio Público. TITULO VII CODIGOS PROCESALES ARTICULO 14. — Sustitúyese el artículo 195 del Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Nación por el siguiente: "Artículo 195. — Oportunidad y presupuesto. Las providencias cautelares podrán ser solicitadas antes o después de deducida la demanda, a menos que de la ley resultare que ésta debe entablarse previamente. El escrito deberá expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la disposición de la ley en que se funde y el cumplimiento de los requisitos que corresponden, en particular, a la medida requerida. Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias."
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ARTICULO 15. — Sustitúyese el artículo 62 de la Ley 18.345 de Procedimiento Laboral, por el siguiente: "Artículo 62: Medidas cautelares. Sin perjuicio de lo dispuesto en el Código Procesal Civil y Comercial, se podrá decretar, a petición de parte, embargo preventivo sobre bienes del deudor: a) Si se justificare sumariamente que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar bienes, o que, por cualquier causa, se haya disminuido notablemente su responsabilidad en forma que perjudique los intereses del acreedor y siempre que el derecho del solicitante surja verosímilmente de los extremos probados; b) En caso de falta de contestación de la demanda. Los jueces no podrán decretar ninguna medida cautelar que afecte, obstaculice, comprometa, distraiga de su destino o de cualquier forma perturbe los recursos propios del Estado, ni imponer a los funcionarios cargas personales pecuniarias. Cuando cualquier acto de disposición u ocultamiento de bienes por parte del empleador pudiere comprometer la efectividad de los derechos conferidos por normas del derecho del trabajo, el Ministerio Público podrá solicitar medidas cautelares." TITULO VIII NORMAS COMPLEMENTARIAS ARTICULO 16. — El Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Recursos Humanos, en lo que fuera materia de su competencia serán las autoridades de aplicación de la presente ley. ARTICULO 17. — Las disposiciones del artículo 9° comenzarán a regir para las contribuciones patronales que se devenguen a partir del primer día del mes siguiente al de entrada en vigencia de la presente ley. 288
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ARTICULO 18. — Derógase a partir de la vigencia de la presente ley los Decretos N° 430/2000 y N° 896/2001. ARTICULO 19. — La presente ley entrará en vigencia el día de su publicación en el Boletín Oficial, excepción hecha de las normas que tienen un plazo especial para su entrada en vigencia. ARTICULO 20. — Las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires podrán dictar medidas equivalentes a las previstas en el artículo 34 de la Ley de Administración Financiera 24.156. Invítaselas a adherir en lo pertinente a la presente ley o a dictar en sus respectivas jurisdicciones medidas análogas a las aquí previstas. ARTICULO 21. — Comuníquese al Poder Ejecutivo. DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS TREINTA DIAS DEL MES DE JULIO DEL AÑO DOS MIL UNO. — REGISTRADA BAJO EL N° 25.453 — RAFAEL PASCUAL. — MARIO A. LOSADA. — Jorge H. Zavaley. — Juan C. Oyarzún.
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