Las fórmulas infantiles han venido desarrollándose tradicionalmente a base de proteínas de vaca, sin embargo, desde hace un tiempo en España, al igual que en otros países europeos, se han buscado alternativas a la leche de vaca, como las leches vegetales o la leche de cabra. En cuanto a la leche de cabra hay que señalar que su uso y consumo viene desde la antigüedad, ya que fue uno de los primeros animales domesticados por el hombre y del que se aprovechaba su leche, de hecho, es en el siglo III A.C. cuando datan los primeros indicios de uso de leche de cabra, llegando a convertirse en un componente básico de la actual dieta mediterránea, una de las más saludables según la OMS. - Menos regurgitaciones: la leche de cabra favorece el vaciado gástrico y permite que las enzimas digestivas la desgranen mejor. Por eso, es buena aliada para reducir el reflujo. - Alivia el estreñimiento leve: los ácidos grasos naturales presentes en la leche de cabra facilitan una mejor absorción favoreciendo unas heces menos duras y por tanto más fáciles de expulsar. Estudios realizados con la leche de fórmula Capricare, demuestran que los bebés con estreñimiento que tomaban leche de vaca mejoraron considerablemente al empezar a tomar las fórmulas de Capricare debido a las propiedades de la leche de cabra y su proceso de elaboración. - Más componentes naturales de leche: a diferencia de la leche de vaca, la leche de cabra y la leche materna se segregan por un proceso denominado secreción “apocrina”, que aporta más componentes celulares, como nucleótidos y aminoácidos libres. - Menor carga alergénica que la leche de vaca: la leche de cabra contiene menos cantidad de Alfa S1 Caseína, uno de los principales alérgenos causantes de la APLV (Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca). Sin embargo, las fórmulas a base de leche de cabra también pueden ser alérgicas por lo que lo ideal es consultar con el pediatra si sería recomendable probar la alternativa de la leche de cabra.