LUIS HERNANDO MUTIS IBARRA E-mail:
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República de Colombia Departamento de Nariño Municipio de pasto 2009
Las tareas y los usos del cuaderno
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Luis Hernando Mutis Ibarra
LAS TAREAS Y LOS USOS DEL CUADERNO CONTENIDO 1. La evaluación de las tareas, ejercicios y actividades 2. El colegio va a la casa: ¿para que? 2.1. El acompañamiento de los padres de familia: oportunidad para conocer los hijos y la escuela 3. El grupo de compañeros y amigos: fuente de valores 4. Los textos escolares: ¿la alegría de leer? 5. Los usos del cuaderno 5.1. Las lógicas del cuaderno 5.2. El cuaderno como instrumento de registro del viaje de los aprendizajes 5.3. El cuaderno como bitácora 5.4. Diario de aprendizaje Bibliografía
1. LA EVALUACIÓN DE LAS TAREAS, EJERCICIOS Y ACTIVIDADES Se trata de crear sentido al trabajo académico para dedicar más tiempo, con disposición y actitud mental hacia esta labor, en la que se pueda ganar claridad en los conceptos y su uso en la vida cotidiana y virtual, en cuya consecuencia se hagan menos necesarias las tareas o deberes escolares como sentido único de la obediencia; por el contrario, se aproveche mejor el tiempo y se lo administre de manera adecuada. Muchas son las quejas que se reciben de los padres de familia motivados por las características de muchas tareas que se dejan a los alumnos y que, en muchos casos son realizadas por los padres de familia, en detrimento del estudiante. Las actividades escolares tendrán claro: qué se va hacer, cómo se haría y con acuerdos previos; debe estar de acuerdo con la capacidad intelectual y el nivel de conocimiento del alumno; debe cumplir con una finalidad de repaso, de síntesis, de respuesta a intereses e inquietudes del alumno; debe ser clara y precisa, es decir, expresada en lenguaje fácilmente entendible por el alumno; y algo importante, deberán ser revisadas, comentadas y corregidas. En lo posible es mejor hacer el trabajo de manera asesorada y acompañada por el maestro y durante varios períodos de clase, para que se interiorice la cultura de la dificultad que implica algo muy bien hecho. En lo posible, las actividades extraclase deberán ser asumidas por los estudiantes, y no para que sean realizadas por los padres, puesto que perderían su objeto y su finalidad. Para extraer el material propio de la valoración, la técnica en términos de procedimiento fácil, las herramientas e instrumentos para tales efectos, nos permiten acercarnos con propiedad al objeto de la evaluación y la corrección de las tareas o actividades escolares, para lo cual es necesario crear o construir las condiciones de partida como las siguientes:
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Factibilidad de realizarse, que sea adecuada a sus posibilidades y disponibilidad de tiempo. Deberá hacerse con la finalidad básica de obtener información, para un mejor conocimiento de los alumnos, del proceso y el contexto de aprendizaje, con el fin de cualificar estos aspectos. Que no distorsione, corte o entorpezca el desarrollo de la enseñanza y del aprendizaje; lo cual, crea ansiedad en los estudiantes, resta tiempo a los educadores, quienes podrían dedicarlo a otras funciones de mayor significación. Que no genere un clima autoritario y de control y manipulación de las relaciones humanas.
La evaluación es tan solo un elemento del proceso, por lo que se necesita hacer el respectivo seguimiento y su descripción pertinente para poder mirarlo y mejorarlo. Los procesos son interacciones relacionadas y generadoras de compromisos, la observación de los mismos permite comunicar, saber lo que pasa en su interior, cual es su lógica y dinámica. En el proceso de los aprenderes, se requiere comprender qué se necesita para que los humanos nos apropiemos del conocimiento y sepamos usarlo adecuadamente, teniendo cuidado que éste no se cadaverice o se separe artificiosamente de la vida, impedir que se absolutice el conocimiento. Algunos de esos aspectos que estimulan, alientan y nutren la apropiación significativa de los conocimientos tenemos:
Realizar preguntas claves de alto nivel cognitivo que obliguen a la organización de la información. Planes de trabajo, fijado en agenda, diario personal, de grupo o de clase, donde se establezcan compromisos escritos que puedan seguirse en su cumplimiento. Seguimiento de ejercicios académicos dentro y fuera del aula (pasos a seguirse, criterios de evaluación de los productos observables, juicios). Preguntas diagnósticas, comentarios. Producciones y elaboraciones (resúmenes, modelos teóricos, protocolos, presentaciones diversas, exposiciones, sistematizados) para corrección; llevar libretas o cuadernos de trabajo, notas de campo, carpetas de protocolos y modelos teóricos. Fomentar el ejercicio de habilidades básicas interesantes para los estudiantes. Planificar el trabajo de la evaluación, negociarlo con los comprometidos. Facilitar el trabajo autónomo. Una vez marcado el plan, señalar las tareas o compromisos, las fuentes de información y el trabajo en el que se expresará la actividad realizada. Pruebas para valorar lo aprendido a partir de escenarios de competencia .
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2. EL COLEGIO VA A LA CASA: ¿PARA QUE? Comenzar a enlazar o cerrar la brecha entre la casa, la calle y el colegio, es permitir e incluso hacer lo necesario para que la vida cotidiana entre a la ciudad académica de la educación escolar. Actualmente, el debate es muy intenso sobre la funcionalidad y la utilidad que el conocimiento, la información , el saber y el dato tienen en la vida humana; sobre todo, los que se inyectan, se dan, se entregan (se obligan), se trabajan, y/o se construyen al interior del sistema educativo. Nos angustiamos, nos enredamos y nos aburrimos en el afán de tener unas definiciones apresuradas sobre las categorías y los códigos de un lenguaje actualizado de la educación; por lo que palabras (conceptos) como: logros, competencias, desempeños, productividad y otras que implican las nuevas condiciones de la sociedad del conocimiento han llevado a un maremagnun del trabajo pedagógico. La confusión y la ambigüedad es tal que hasta algunas instituciones educativas tienden a confundir su papel educativo con el de una empresa de producción material. Los educadores que estamos en el momento actual, estamos en el umbral de dos mundos: uno agónico, que es el tradicional, donde la base de toda su estructura era la idea de que aprender es acumular mecánicamente la información, donde todo estaba dicho y se hacía con bases radicales, de autoritarismo e invadida por el miedo y el temor. El otro, el mundo de las nuevas lógicas humanas, donde lo que tenemos que hacer es dejar este (la enseñanza y el aprendizaje del tipo bancario) para comenzar a formar los nuevos ―buscadores‖ del conocimiento y la información para su utilización propositiva y adecuada. Desde estas nuevas plataformas, de ninguna manera debíamos o debemos hacer el ejercicio pendular de ir de un extremo a otro, del absoluto autoritarismo a la rampante permisividad. Se necesita es, construir las nuevas condiciones como formas de conquista; por lo que se requiere tener claridad conceptual y operativa de muchas de las aparentes dicotomías y/o dualidades de lo que se tenía o se hacía en los ámbitos educativos y lo que tiene que crearse o adecuarse en la actualidad. Es el caso por ejemplo, cuando se habla de que el conocimiento hay que trabajarse para establecer competencias para el desempeño de los estudiantes. Producir no es únicamente hacer actividades para mostrar productos materiales, por lo que se confundiría la escuela con la fábrica. Lo que se necesita es hacer que los estudiantes puedan acercarse a la información, los saberes y los daros de tal manera que se puedan manejar, apropiarse de ellos, darles nuevas significaciones y darle funcionalidad en la propia vida. Sólo cuando las usamos podemos hablar de que aquellas (información, datos) se vuelven conocimientos. Otra de aquellas confusiones es la que aquí se plantea. Cuando se ha expandido el concepto de que construir el conocimiento ―con‖ el estudiante es dejarlo (abandonarlo) a sus propias condiciones para que él lo haga desde sus cosmovisiones, creando con ello escuelas desencantadas, la orfandad estudiantil; pues, ya no se quiere acompañar al niño, al adolescente y al joven en su transitar por el camino del conocimiento institucionalizado. La frase de David Ausubel de que hay que tener presente lo que el estudiante ya sabe, se ha confundido con el ―entréguese y deje que él haga lo suyo‖ sin mediar en los procesos de apropiación y uso. Prácticas como: entregar lecturas (fotocopias, resúmenes, libros) y/o talleres (cuestionarios), para que el estudiante explique, pregunte, inferencie, pronostique, ubique, etc., ya son comunes. No se ubica al estudiante, no hay proceso, no hay nada que le
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ayude a la comprensión de dichos saberes. Sólo se amenaza y se ridiculiza al estudiante cuando pide y solicita, o manifiesta no entender la tarea obligada y dejada por el profesor. De lo anterior se deriva, que tareas hasta inverosímiles, tienen que asumirlas los padres de familia sépalo o no. El pretexto expandido con acelerada rapidez, es que la familia tiene que vincularse a los procesos educativos de los estudiantes. Esto, ha sido siempre un hecho, sólo que actualmente se están descargando mayores responsabilidades a los padres de familia (o porque no decir mejor al padre de familia – madre, padre, abuela(o), o el familiar que está a cargo), en muchas ocasiones, inclusive, las tareas ya no las hacen los estudiantes sino, los padres de familia; causando con ello bastantes malestares, más aún cuando los que las asumen no tienen la formación adecuada para realizarlas, o no se disponen de los materiales exigidos en dichas actividades. Se comparte que la familia (o la persona que constantemente está con el estudiante) acompañe el proceso de sus aprendizajes; pues, nadie niega que ellos obtengan mejor rendimiento que los niños a quienes están solos (y abandonados a su suerte y a sus capacidades). Las tareas han tenido una connotación exclusiva de ―deber‖, en el sentido de hacer o desarrollar cierta actividad con el único propósito de ―cumplir‖, y se hace solo por temor y miedo de que ―me pongan malas notas‖. La tarea está movilizada por causas externas y aisladas de los objetivos y los intereses del alumno. Con esa idea es que la tarea tiene que desaparecer del trabajo escolar; la tarea como castigo, penitencia o de hacer algo que nada tiene que ver con el aprendizaje, sino como domesticación tiene que transformarse radicalmente. Las actividades extraescolares o extensivas del ámbito escolar ayudan al mejor rendimiento, es decir, que ayudan al éxito escolar, para ello deben cumplir ciertas condiciones: ☻ Que el estudiante pueda identificar el propósito del trabajo. En ocasiones el estudiante no puede responder a sus padres o hermanos mayores la pregunta "¿para qué o por qué está haciendo eso?". Si puede responder "esto me sirve para escribir y aprender mejor", encontrará apoyo y aprobación de la familia. ☻ Deben poderse hacer con las enseñanzas recibidas en clase. Si se requiere de otras informaciones o recursos, es necesario orientarlos en dónde y cómo obtener la información y los recursos. ☻ Que los requisitos o materiales necesarios estén de acuerdo con el nivel socioeconómico y cultural de los niños. En este punto hay que ser especialmente cuidadosos, a veces se ponen tareas que requieren consultas en Enciclopedias o libros que generalmente las familias pobres no tienen; o se piden cosas que para la familia es difícil adquirir. Si esto sucede, el niño no puede hacer la tarea, la familia se indispone con Ia escuela y al niño se le afecta el autoconcepto. ☻ Las actividades donde pueden participar las familias son especialmente importantes. Dibujar la familia, entrevistar a los hermanos y amigos de la familia, traer una retahíla que sabe el abuelo, las recetas de cocina de la mamá, etc. Estas tareas establecen un diálogo entre la escuela y la casa y permiten percibir que estudiar es muy importante (y darse importancia). ☻ Hay actividades de aprestamiento para nuevos aprendizajes, para afianzar conocimientos, para aplicar conocimientos y aprender a resolver problemas, para
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relacionar unos conocimientos con otros, para enseñar a buscar e indagar por sí mismo nuevos conocimientos. Cualquiera sea el tipo de actividad, ejercicio y/o taller; deben ser siempre atractivas, que se puedan hacer con los conocimientos y las instrucciones recibidas, y que le permitan adquirir seguridad en el comportamiento. Así las actividades extraescolares serán siempre una ayuda para el éxito escolar. Las actividades no revisadas se convierten en tareas, puesto que muchas veces, por no decir que generalmente, se recorre el salón de clase únicamente para comprobar si se obedeció la orden. Eso frustra y desalienta al estudiante para el siguiente ejercicio, siempre se espera saber si lo que se hizo va bien o mal; y si hay errores y equivocaciones, saber cómo se pueden mejorar. El estudiante siempre quiere acertar frente a los adultos. Si un profesor tiene muchos alumnos pone actividades cortas y precisas para asegurarse que se puedan revisar o se diseñan formas y estrategias para corregirlas en el grupo. Existen muchos educadores, con gran creatividad y talento, incluso para que los mismos estudiantes se impongan de manera endógena sus propias actividades y tareas porque logran ver la necesidad de alcanzar mayor y mejor entendimiento de sus aprendizajes. Cada profesor tiene experiencia y muchas ideas sobre cómo hacer las actividades útiles e interesantes.
2.1. EL ACOMPAÑAMIENTO DE LOS PADRES DE FAMILIA: OPORTUNIDAD PARA CONOCER LOS HIJOS Y LA INSTITUCIÓN Cuando un estudiante se siente acompañado en sus procesos de aprendizaje (con el profesor y el padre de familia), los beneficios son invaluables, más aún si esa compañía es muy afectiva. No se trata de que se le reemplace en sus responsabilidades; ni tampoco de acolitar su deshonestidad cuando se le hacen las actividades para que luego diga que son hechas por él; tampoco se trata de sobreprotegerlo, evitándole asumir y resolver sus propias dificultades. Acompañar es hacerle sentir que cuenta con el y/o ella, hacer de estos espacios y tiempos para la conversación, oportunidades para expresar y manifestar lo que se piensa y lo que se sienta, construir confianza, afianzar la seguridad y la valoración de sí mismos. Cuando ciertas actividades como estudiar para una prueba, desarrollar talleres, hacer lecturas académicas para exponer y socializar, construir resúmenes o esquemas de estudio, elaborar trabajos manuales o de textos escritos y otras formas de estudio extraescolar, lo que se quiere no es para ―cumplir‖, sino para precisar, ampliar y/o comprender ciertos temas o campos de aprendizaje. Si aquello se reduce solo a evitar que le ―pongan mala nota o calificación‖, lo que produce son actitudes y sentimientos negativos, comienzan a producir, malestar y odio, se indispone contra la institución educativo, y crean actitudes agresivas contra el profesor. Y lo peor es que terminan con una lluvia de vituperios y rótulos dañosos contra el estudiante. La idea es que los padres de familia de los estudiantes no se angustien, no se vuelvan agresivos contra sus hijos y/o contra el profesor o la institución; por el contrario, observen y ayuden a precisar cuáles son las dificultades de aprendizaje, qué es lo que no se entiende, por qué no se puede realizar el trabajo, cuál es la complejidad difícil de abordar, qué recursos se requieren y que no se tienen al alcance, qué actividades sobrepasan los niveles de aprendizajes de los estudiantes (no de los padres de familia). Tenemos que aprender a utilizar los problemas, las dificultades y las crisis como oportunidades de crecimiento personal. Lo importante es que bajo ninguna circunstancia
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esos conflictos nos desvíen hacia actitudes que podrían ofender o hacer daño. Todos sabemos ahora que, las actitudes psicológicas negativas hacen tanto daño (o más) que los daños físicos. Las tareas, se pueden utilizar para enterar al maestro de lo que sucede en los desarrollos de los aprenderes y de las acciones de los enseñares. Por qué no usar el cuaderno para que los acompañantes familiares de los estudiantes puedan escribir y hacer notas en los cuadernos de sus hijos, diciéndoles y explicándoles a sus profesores dónde hay dificultades, qué es lo que ellos (niños, adolescentes y/o jóvenes) no entienden, qué es lo que no pueden hacer, preguntar o formular inquietudes frente a los aprendizajes, consecución de bibliografías, cómo se ubican y se abordan ciertos temas, porqué no les gusta ciertas áreas o campos de estudio. Lo interesante aquí es utilizar la herramienta de las actividades o tareas extraescolares como elementos claves para enlazar la educación escolar con el hogar, la casa y/o la familia. Lo que si es importante es que bajo ninguna circunstancia los familiares les realicen las actividades a sus hijos; recuerden que ustedes ya estudiaron y que las actividades o ―tareas‖ no son para ustedes, sino para los que están cursando los estudios escolares. Si es necesario contribuir en la escritura de las notas, donde se manifiesta las condiciones y/o situaciones limitantes y que obstaculizan el avance de los aprendizajes en curso. Eso ayudaría mucho al trabajo del educador y liberaría tanto a estudiantes como sus familias de la angustia, la impotencia y la agresividad.
3. EL GRUPO DE COMPAÑEROS Y AMIGOS: FUENTE DE VALORES La Investigación en Educación y Psicología ha mostrado que los compañeros y el grupo de amigos tienen una gran influencia en la formación de los valores y comportamientos de los niños, los adolescentes y los jóvenes. Por eso los educadores y los padres de familia debemos poner especial atención a este hecho para aprovecharlo en favor de la educación y la formación. Ellos siempre saben cuales son los mejores estudiantes de su curso y algunos quieren imitarlos, así como otros quieren ser como los más ―recochones‖, ―frescos‖ y‖‖vacanos‖ (sin miedo, decididos, líderes, fuertes). Por eso es conveniente distribuirlos en los cursos paralelos para elevar el nivel de rendimiento y manejar situaciones de más equilibrio en la disciplina escolar. No es bueno colocar los niños de bajo rendimiento, o los chicos ―problema‖ en un mismo curso. Los estudiantes tienen por lo menos tres tipos de compañeros o grupos de referencia lo que los niños llaman "barras", ―pandillas‖, ―galladas‖ u otras particulares categorías para indicar grupos de relación común y cotidiana; los compañeros de curso, los compañeros de escuela que generalmente se reúnen en el recreo o a la salida de la escuela y los compañeros de cuadra o la "barra" del barrio. Estos grupos están perfectamente jerarquizados, ellos son entre sí muy organizados: se sabe perfectamente quién es el líder y qué los congrega: el deporte, la fuerza, el dinero, la fiesta (los paseos), el estudio, la vecindad, la clase social, el sexo opuesto, etc. Cuando el ambiente de la escuela o de la familia es contradictorio, es decir que se predica una cosa y los adultos hacen otra, se vuelven escépticos, rebeldes y en ocasiones anárquicos. Esto ocurre porque en su interior se forma una confusión, no saben cómo actuar y terminan rebelándose, desconociendo la autoridad del profesor o de la familia. A
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veces organizan "barras" para expresar esta inconformidad, o en algunas ocasiones ellos son su familia. La observación del comportamiento de los estudiante en los intersticios del colegio y en las zonas de conflicto como: el recreo y o descanso, la salida del plantel, la biblioteca, las canchas, los baños, los eventos u otras, permite a los educadores saber cuáles son los líderes fuera del aula de clase y cueles son los valores que están congregando a los niños. Esta observación permite a la institución educativa saber cómo debe orientar su educación sobre la formación de los valores. La Institución tiene posibilidades de influir positivamente en el comportamiento de las "barras": ◙ Estimulando y exaltando valores como la cooperación, el compañerismo, el servicio en bien de todos, la lealtad, el esfuerzo personal, la confianza, etc. Si estos valores se estimulan y se reconocen, los estudiantes tenderán a formar grupos o barras alrededor de los niños que muestren estos valores. ◙ Organizando actividades teniendo en cuenta las "barras" o grupos en favor de la escuela, del barrio o de alguna causa noble. ◙ Muchos objetivos de organización escolar como e! aseo, el cuidado de los bienes de la escuela, la motivación para el deporte, la lectura, etc., son más fáciles de lograr si se forman comités con los líderes de las estos grupos. Los estudiantes quieren agradar y mostrarse positiva a los demás en sus comportamientos. Pero esto sólo es posible si en la institución y en la casa hay claridad sobre lo bueno que se espera de ellos y si los niños ven estas actuaciones en los adultos. Ellos distinguen con mucha claridad lo justo de lo injusto. Las decisiones arbitrarias vuelven al niño rebelde y anárquico. El niño espera que lo bueno se reconozca y hasta se premie y lo malo o lo negativo tengan sus consecuencias adecuadamente.
4. LOS TEXTOS ESCOLARES: ¿LA ALEGRÍA DE LEER? La idea universal de que enseñar es igual a decir, y que aprender es igual a repetir, aún es vigente. Más allá de que la lectura y la escritura u otras áreas del conocimiento, luchamos contra un fenómeno universal que desemboca en una incomprensión total de lo que es aprender y lo que es enseñar. Es como si aún pensáramos y actuamos como que todo pasa por transmisión oral, y que con sólo decirlo es suficiente para que el que escucha ya aprenda. El profesor tiene que hablar, explicar, y los estudiantes tienen que escuchar, atender, repetir, conservar. Se supone que así funcionan las culturas de tradición oral. Los documentos escritos existen como instrumentos que el maestro abre y cierra en el momento que él decide, no como un saber acumulado que está a su disposición. Gran parte de la experiencia escolar tendría que ser el aprender las rutas que llevan hacia el saber acumulado durante siglos por la humanidad, pero sigue siendo el maestro el que sabe, y lo sabe todo. Como decía Luis Alberto Galeano: ―los maestros enseñan lo que saben y lo que no saben… por fortuna no es mucho‖. El profesor es el que decide cuando recurrir al libro. Es curioso que ni siquiera la cultura escrita haya entrado a la escuela. Existe mucha ignorancia acumulada detrás de las creencias convencionales acerca de cómo se enseña y cómo se aprende. Obviamente existen excepciones, muchos docentes también que intentan hacer de los espacios educativos institucionales unos lugares para
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reencantar y que estimulen el desarrollo de las inteligencias; se trata pues, de que esas dichas excepciones crezcan y se expandan. Es terrible reconocer que la escuela todavía funciona como si los libros y las bibliotecas no existieran, en una época en que ya estamos poniendo en tela de juicio nuestra propia idea del libro y de la biblioteca, donde ya se habla de la tecnología de la palabra, y, donde profesores y estudiantes pueden cargar en su cuello miles de documentos, música y videos (en la memoria, o el Ipo). Podría afirmarse que muchísimos maestros (para no generalizar), no están preparados para trabajar con los libros –en plural-; está capacitado para trabajar con un libro, que es él el que domestica a su manera, y dice: estudien de la página 10 a la 20, y no lean lo que precede ni lo que sigue; copien esto y lean aquello. La pluralidad de los libros se visualiza como un peligro, y no como una oportunidad sensacional. Si se da cabida a libros que no son didácticos, sino libros que pueden ser utilizados didácticamente (pero que no se llaman o no son didácticos), se da esa indefinición de fronteras ante la cual siempre hay señales de alarma. Si entra un libro y ese libro puede ser controlado por el maestro, la cosa funciona, pero cuando llegan o se tiene que trabajar con muchos libros, ahí comienza el problema. Sucede que cuando llega una biblioteca es un peligro, pues tiene que ver con un análisis de la propia función del maestro y de su relación con los libros, con los alumnos y con todo lo demás. Se han dado situaciones en que cuando llegan ―libros nuevos‖, sólo se les quita el empaque muchos años después, o se ―guardan‖ hasta que se dañan o se desempolvan cuando a algún ―maestro nuevo‖ e inquieto se le ocurre y se atreve a esculcar para saber que contiene aquella caja o aquellos cajones arrinconados. Muchos libros tienen que ver con el problema del control de lo que se lee y de los momentos en que se lee. El mismo problema de los muchos libros es el problema de los muchos estudiantes. De esto puede derivarse, de que la escritura que sólo se hace en el tablero, es deficitaria por naturaleza; pues cualquier cosa que se escriba en ese espacio único, es un espacio clausurado, cerrado y fuera de cualquier funcionalidad, poco importa que el maestro escriba letras, palabras sueltas u oraciones; lo que ahí se escriba es en un contexto de clausura. Se considera que el tablero es el espacio para poner algo que se quiere enfocar fuera de contexto. No es que se esté en contra del tablero (pizarrón) como objeto. Es referido en el sentido de que éste sea el único espacio donde se produce escritura, donde se fija la atención sobre el escribir, se produce, por definición, una escritura descontextualizada, porque éste (el tablero) es el espacio para generar un contexto neutro, un ―no contexto‖. Al parecer, otros espacios naturales de la escritura y la lectura dentro del salón de clases, generan muchos temores, porque se traspasa la frontera (por lo general administrativa). ¿Cuántos años hace que se habla de que la escuela tiene que abrirse a la realidad, dejar entrar la realidad, ir a buscar la realidad, inclusive? Eso, en muy contadas ocasiones sucede; las fronteras entre lo que es propio e inherente a la escuela y lo que es exterior aún están muy delimitadas. Estamos en un tiempo donde la lectura es buena, sin preguntarse mucho lo que se lee o si se está o no en un ambiente adecuado. Nos estamos acostumbrando ahora a una visión en donde leer es un bien en sí mismo. Pero esa forma de pensar y actuar no es antigua ni generalizada; es una visión reciente y poco difundida. Inclusive ya se conocen y se expanden los derechos del lector mostrados por Daniel Pennac, un estudioso sobre la lectura que insiste en que al estudiante no se le debe cobrar por leer, pues esto genera
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aversión al texto; según Pennac, estos son los ―derechos imprescriptibles del lector‖ 1: 1. El derecho a no leer; 2. El derecho a saltarse páginas; 3. El derecho a no terminar un libro; 4. El derecho a releer; 5. El derecho a leer cualquier cosa; 6. El derecho al bovarismo; 7. El derecho a leer en cualquier parte; 8. El derecho a picotear; 9.El derecho a leer en voz alta; 10. El derecho a callarnos. Vale la pena señalar que en la educación básica se produce mucha escritura y mucha lectura inútil. Pensemos en la cantidad de escritos que van a parar a los cestos de la basura. Un primer escrito, una evaluación y calificación, el texto es recibido por el estudiante y al cesto de basura va a parar. Y se repite el ciclo. El reto en este punto consiste en lograr que la escritura genere interacción. Cuando hablamos de interacción, nos referimos a que el texto que se escribe o se lee, además de sufrir reelaboraciones en su forma y su estructura, permita establecer algún tipo de vínculo social. Las prácticas de lectura y escritura orientadas hacia la evaluación, establecen una relación de validación e invalidación que es muy autoritaria y poco provechosa en la vía de ganar potenciales lectores y escritores. Pero esta crítica no debe entenderse como que es necesario optar por un "dejar hacer" o como una falta de rigurosidad, al contrario, debe tomarse como un reto. Para el docente, este reto consiste en generar situaciones de lectura y escritura en las que el estudiante se vea atraído y vinculado, porque leer y escribir compromete sus intereses y sus vivencias. Así, la función central de la pedagogía de la lectura y la escritura consiste en abrir esos escenarios. Mientras más grande es la distancia entre la escritura y el usuario, mayor es la diferencia que se establece entre lo que debe ser escrito y cómo debe ser escrito. De ahí que un analfabeto no tiene idea sobre la lengua que se escribe. Hoy, todos sabemos que el problema es la introducción al texto pero el trabajo con el texto no prohíbe ni tampoco impide el trabajo analítico con sus partes. Una cosa es sacar una palabra del texto para analizarla como palabra y regresarla al texto, y otra es poner palabras descontextualizadas en un tablero. La investigación educativa ha mostrado que el uso de textos educativos en los sectores pobres tiene muchos beneficios: Niños que tienen textos alcanzan mejor rendimiento académico que aquellos que carecen de textos. Los niños que tienen textos adquieren mayores aspiraciones educativas y tienden a valorar más la educación y la escuela. Como lo saben y lo desean todos los profesores y los padres de familia, el ideal es que todos los niños posean textos matemáticas, español y ciencias sociales por lo menos. Sin embargo esto es difícil para las familias más pobres. Por eso tratar de crear en cada salón una biblioteca de textos para uso del aula, es muy importante, o por lo menos que puedan tener acceso a las bibliotecas reales (biblioteca comunal, del barrio, de las escuelas y colegios, incluso particulares) y virtuales (cine, música, Internet, videos, CD, DVD, Memorias). Disponer de material impreso y/o virtual, si es posible para cada salón, es muy conveniente por múltiples razones: El estudiante se motiva más a la lectura. No basta que aprenda a leer; si queremos tener después un joven y un adulto lector, es necesario que él tenga contacto físico diariamente con material impreso de todo tipo: libros, revistas, periódicos, láminas, álbumes, cuentos, fotografías, afiches; en una palabra, todo el material impreso que les gusta a los estudiantes. Si diariamente está en contacto con material impreso, comienza a valorar lo escrito, buscará temas para impresionar y 1
PENNAC, Daniel. “Como una novela”. Bogotá. Editorial Norma, 1993. Pág. 141-166
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conversar con sus compañeros y sus padres, es decir, hará del libro, e! texto y el periódico, una cultura. Esto es muy importante, si en la familia del estudiante no hay biblioteca. Se ha encontrado, que estudiantes que se acostumbran a la lectura y la escritura libre en la casa, a leer lo que les gusta, comienzan a tener mejor rendimiento. Por ejemplo, a los que les gusta leer, mirar una y otra vez los libros que tengan fotos, ilustraciones, letras grandes, que muestren cosas raras, que tengan historias cortas, etc. Los cuentos, los comics, los álbumes, son poderosos medios para incentivar al estudiante a la lectura. Es mejor que el profesor no se guíe por un o dos textos escolares, sino que, hay que aprender a guiarse por el proyecto de su área que lo orienta a utilizar una amplia y diversa variedad de documentos verbales orales y escritos. Pero, en última instancia y si esto no es posible y tiene que seleccionarse algunos textos escolares, hay que poner especia! atención. Un buen texto le ayuda mucho a los niños de aprendizaje lento (hay niños de aprendizaje lento que son muy capaces), a complementar y profundizar sobre lo que se explicó en clase y que por razones de tiempo o timidez los niños no preguntan. Un buen texto ayuda al profesor a poner mejores actividades; hace sentir al estudiante (por eso a los niños les gusta llevar el primer día de clase todos los libros y cuadernos). Las instituciones que trabajan para el éxito escolar, son especialmente cuidadosas en seleccionar textos buenos y de bajo costo. Sin embargo, no basta que los niños tengan textos; se requiere que el maestro los use adecuadamente para la enseñanza, para consulta, para las actividades, para las evaluaciones. Es muy útil el intercambio de experiencias entre los profesores respecto a la selección de textos y sus diferentes formas de uso.
5. LOS USOS DEL CUADERNO 5.1. LAS LÓGICAS DEL CUADERNO Muchos de nosotros conservamos los cuadernos que hicimos en la escuela. También con frecuencia varios educadores piden a ciertos alumnos los cuadernos para usarlos como ejemplo para otros niños, o para tenerlos como guía, o para mostrarlos, o en reuniones de profesores. Todo esto ocurre porque el cuaderno es un poderoso instrumento educativo: allí queda constancia de lo que el estudiante puede hacer, de lo que va aprendiendo y la forma como lo aprende. El cuaderno es un espejo del trabajo que el educador hace en el aula escolar. Por un lado es un instrumento de evidencia del trabajo educativo, en los que la mayoría de los padres de familia, autoridades y directivos vigilan el trabajo de los profesores, que muchas veces se guían por la cultura del mamotreto, es decir, ―entre más grande más efectivo‖, o entre más lleno esté el cuaderno y más ordenado esté, más habrá enseñado el maestro. A través del cuaderno, los profesores experimentados, se dan cuenta en qué aspectos los niños requieren más apoyo y cuáles son los problemas que tiene el educando. La observación de los cuadernos es un gran instrumento para la evaluación formativa, es decir, para observar todos los días qué dificultades persisten y qué se requiere para que tenga éxito en el estudio. El cuaderno es un excelente medio para comunicarse con la familia. Allí se pueden consignar mensajes de estímulo al niño y a la familia. Puede también usarse para que los
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padres participen en la elaboración del cuaderno, por ejemplo, que la familia exprese las cosas que más aprecia de la educación que está recibiendo su hijo, ideas para trabajar junto con la escuela, dibujos o historias, consejos que el papá o la mamá le quieren dejar como recuerdo o enseñanza a su hijo y compañeros, etc. En cuanto al objeto físico del cuaderno, una estrategia muy importante para que todos aprecien sus cuadernos es procurar que no genere competencia por el tipo y costo de los cuadernos. Crear conciencia de que lo interesante no es el cuaderno como objeto, sino, lo que se hace con él, cómo se lo utiliza y para qué se lo usa. De nada sirve ostentar con un cuaderno de lujo, si en su interior evidencia pobreza intelectual o miseria del pensamiento. Lo mínimo que se puede estimular es la de crear ambientes de respeto, autonomía y solidaridad en los tipos de cuadernos que se tengan, las formas de cuidarlos y tratarlos; pues, entre mayor sentido tengan para su dueño, mejor se evidenciará su imagen. Así mismo, hay que fomentar ambientes sociales para aceptar a los otros como son y consolidar un poder interno donde los estudiantes aprendan a no dejarse afectar por lo que digan los otros, o aprender a aceptar con inteligencia la situación que viva cada uno. Los profesores experimentados conocen muchas estrategias y maneras de usar los cuadernos de una forma educativa y atractiva. Por eso las reuniones de profesores y el trabajo en "equipo" para intercambiar experiencias, son la mejor sugerencia para encontrar usos del cuaderno como medio de evaluación y seguimiento, como medio de comunicación con la familia y como apoyo al estudiante que carece de textos. También los grandes escritores se iniciaron en un cuaderno. Prácticamente se encuentran dos lógicas de uso: 1. LÓGICA BANCARIA. Cuando el cuaderno es dirigido por el profesor; lo que convierte a este objeto en un instrumento aislado del estudiante, pues no tiene nada que ver con sus intereses, ni con sus objetivos. Se llega a él en una actitud formalista, sólo como un banco donde se hacen depósitos, el cual cumple la función de guardar algo que uno puede recuperarlo en un momento de necesidad. No ofrece otras funciones, o si lo hace es plenamente separado de la vida cotidiana, porque uno no es el dueño. El cuaderno lo usamos, para cumplir órdenes. Es un instrumento para domesticar la obediencia. Pues allí se hace lo que se ordena: copiar, hacer tareas y repasar. Es el sitio propio para aprender a odiar lo que se enseña. Como todo se copia y se transcribe, no hay y ni cabe una posible equivocación; para eso existen los cuadernos de ―borrador‖, donde uno se ensaya a no cometer errores, pues, que si se equivoca tendrá sus consecuencias negativas. Se entiende de esta manera, que el error es deficiencia, por eso es prohibido borrar, tachar o enmendar. El cuaderno presenta así una lógica que va del ―Orden al orden‖. Lo que implica toda la caracterización negativa del error. Es decir en los aprendizajes no existen los procesos, o si se hacen, es fuera del individuo, de forma tangencial y sin sentido propio de los mismos. Esa compulsión del orden crea el temor y el miedo a cometer errores; y, todos sabemos que estos dos (temor y miedo) son la caries y el asesino de la creatividad. No hace falta más insistir en que el error como recurso potencial es la mejor evidencia de que está en curso un proceso, lo cual abren todas las posibilidades de mejoramiento. Los estudiantes para evitar todos los rótulos posibles al incurrir en dichas equivocaciones,
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deciden mejor no hacer nada, pues, sólo así no cometen errores, pero no tienen conciencia de que tampoco aprenderán nada. Los verdaderos aprendizajes ocurren entonces, de manera clandestina, ocultando a toda costa sus errores, pero persistiendo en los intereses propios, incluso, a costa del mismo estudio. En las relaciones de los individuos se crea y se hace habitual el exaltar y patentar lo negativo, de negar al otro cuando da señales humanas de debilidad, equivocación o de faltas y errores. Dichos hábitos, nos hacen personas que únicamente o exclusivamente aprendimos a ver lo malo de las cosas, a sentirnos víctimas, a minimizarnos ante las dificultades, a ver los problemas y conflictos como sinónimos de sufrimiento, por eso, la actitud ante ellos es de huida, de esquivación, de abandono, o por el contrario, de ataque, de rebeldía, de furia. Ya lo dice Gordon Ratray Taylor: ―Cuando al hombre no se le permite amar y crear, surge en el la necesidad de odiar y destruir‖. Esta lógica del cuaderno es tan sólo una de las más finas partes de todo un modelo de la educación bancaria, autoritaria y domesticadora de la educación, pues con el están todos los ámbitos accesorios que la complementan: El examen para la descalificación, la memoria mecánica, la escritura estéril de copia, el autoritarismo radical del miedo, la acumulación de datos sin sentido ni significación, la sobreprotección. 2. LÓGICA DE LAS BÚSQUEDAS. Cuando se trata de ordenar el pensamiento, el cuaderno será una herramienta clave en su desarrollo, pues su lógica cambiará e irá del ―Caos al Orden‖. Así mismo es la escritura, que va del fondo a la forma y del contenido a la gramática, es un juego de construcción de significados. Por lo tanto, lo que antes estaba vedado, sancionado y castigado, hoy toma relevancia y se resalta de forma propositiva, en beneficio del desarrollo humano (sentimiento, pensamiento), son trampolines del crecimiento, estamos hablando de que el problema, la dificultad, el error, la falta, el conflicto, la equivocación y las crisis son oportunidades de crecimiento, y tenemos que utilizarlas como impulsores de avance y progresión. En el cuaderno como herramienta del pensar y el sentir, los tachones y los borrones desaparecen, porque los errores serán fuente de estudio y observación; no se necesitará ocultarlos, tampoco impedirlos y menos sancionarlos, pues, serán el acicate del desarrollo. Por lo tanto, su uso no depende del profesor, sino del mismo estudiante, de su interés, de sus objetivos, de sus planes. Lo importante y la condición es que no importan la cantidad de dificultades que se tengan, el principio es que se trate de cubrir todo el proceso desde el caos hasta el orden, y no quedarse a medio camino; que el estudiante mismo se obligue a llegar hasta el final, o sea, hasta ordenar lo que antes era caótico, no importa se que reinicie muchas veces. Esto nos conducirá a establecer nuevas condiciones y ámbitos de trabajo: Los procesos de escritura tienen esta forma: construir significados que van del caos hacia el orden; armar o hacer un texto escrito es un rehacer permanente y sin fin, donde los límites los fija el estudiante o los consensos de clase; por lo que el error se resaltara para el crecimiento, y más aún, las correcciones tomarán el mando, las que antes casi nunca se realizaban o si se hacía era porque se constituían en variantes del castigo. Así mismo evaluar es para mejorar, para valorar procesos, tomar decisiones y resolver las dificultades o utilizar las potencialidades para continuar el trabajo. Ya no funciona el autoritarismo ni la rigidez, la autoridad estará en el saber y el afecto, en el respeto mutuo. El trabajo en equipo necesitará el desarrollo de la inteligencia emocional, las competencias ciudadanas, la ética indolora y climas estimulantes que contribuyan a la
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convivencia pacífica, pues no habrá causas o motivos para la agresividad y los ataques violentos. Algo muy relevante, el conocimiento ya no es la acumulación indiscriminada de datos, los cuales tenían que almacenarse mecánicamente en la mente; hoy, el orden de la memoria, con la aparición de las tecnologías informacionales cambio radicalmente los enseñares y aprenderes, por lo que se trata ahora es de formar buscadores para la apropiación y uso apropiado de el conocimiento, la información, los saberes y los datos. El cuaderno, desde esta lógica, se vuelve una herramienta clave para el estudiante. Lo organizará desde sus propios intereses, objetivos y niveles de desarrollo. Será su diario personal de aprendizaje escolar, su amigo y su apoyo; será el objeto propicio para organizar su mente y madurar sus pensamientos (también sus sentimientos y emociones); nada de sus sentires y pensares serán desechados; pues, cuanto más escriba y lea, mayores serán las posibilidades de consolidar sus ideas y clarificar sus sentimientos. Ya no tendrá temor y/o miedo de atreverse a ensayar, ni de mostrarse las dificultades; el orden compulsivo ya no paralizara la inteligencia, ni petrificará la creatividad. La necesidad de poner orden en el mundo es de la persona que conoce. Conocer es organizar, poner orden en las interacciones con la realidad para hacerla más inteligible. Que haya necesidad de poner orden no quita tampoco que existan y se den órdenes asfixiantes y agobiantes; pero, no es rompiendo el orden como se enseña a romper ese tipo de orden opresor, sino manejándolo también como una conquista personal (o grupal), que tenga sentido, y no como el cumplimiento simple de un deber.
5.2. EL CUADERNO COMO INSTRUMENTO DE REGISTRO DEL VIAJE DE LOS APRENDIZAJES En adelante y, tendiendo presente que el cuaderno es la primera obra escrita del niño, y para los adolescentes y jóvenes son los objetos propicios para ordenar sus pensamientos, serán objetos de las notas y registros diarios de los aprendizajes. Son las herramientas del ensayo de la mente. Se muestra aquí una idea para transformar la tediosa arma de la obediencia escolar en un objeto de la intimidad individual que, en adelante será el compañero de viaje de los estudiantes. Transformar las prácticas y los usos del cuaderno requieren un trabajo complejo y permanente; implica crear una nueva cultura escolar desde este espacio. Primero porque es construir autonomía en el estudiante. No es entregarle la libertad al estudiante, sino de guiarlo en su propia conquista. Porque es una conquista de sus mundos posibles, son ganancias procesuales de ámbitos humanos que lo harán y le darán el empoderamiento de su vida. Nada se regala, además que de nada serviría entregar ámbitos como el conocimiento, la democracia, la autonomía, la confianza, la ética, la espiritualidad. No son regalos, son ganancias y madureces que se consiguen con dedicación, esfuerzo y disciplina. Si el cuaderno se constituye como un diario académico de los aprendizajes de los estudiantes, tendrá que irse construyendo la forma de ir desprendiendo al estudiante de la dependencia que los estudiantes tienen de sus maestros. El emprendimiento no es fácil, y necesitará mayor acompañamiento del maestro y de los compañeros del grupo. Además que no será sólo tarea del maestro, sino de todos. Tendrá que volverse una política institucional.
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Para poder implementar este ejercicio de crear una cultura del diario de registro de los aprendizajes, o como quiera llamársele, se exponen a continuación algunas ideas básicas para tenerlas presente en cualquier nivel, espacio y tiempo de la educación institucional.
Se necesita tener claro e implementar los procesos de hacer escritura y/o de crear o construir textos escritos con los estudiantes. Evítese al máximo que la copia sea el eje de los aprendizajes y sea una actividad constante. También hay que aprender a copiar, pero esto no quiere decir que sea la cotidianidad escolar; deberán ser excepciones. Pida a los estudiantes que no tachen ni borren. Pónganse de acuerdo en el grupo para hacer convenciones para señalar los errores y las faltas. Lo mejor es hacer de nuevo, volver a revisar y volver a corregir hasta lograr un buen acabado. Recuerde que la escritura es como cincelar una escultura. La evaluación no es para sancionar los errores, sino para ubicar las dificultades y mejorar lo que se hace. Lo que aparentemente y tradicionalmente se dejaban como tareas, hoy es necesario enseñarlas de manera procesual, acompañadas con el profesor quien indicará y orientará permanentemente al estudiante hasta que el estudiante pueda dirigirse por sí mismo. Hay que recordar las palabras del líder revolucionario vietnamita Ho Chi Ming cuando decía que el verdadero maestro es cuando se hace inútil para el estudiante. Por eso, es necesario enseñar cómo se hace: cómo se lleva el cuaderno, cómo se hace una indagación, una consulta, cómo se estudia, cuál es la forma de hacer un resumen, cómo se extraen las ideas principales de un párrafo y/o de un texto, o un libro, cómo se hace un cierto tipo de texto, cuál es su estructura y cómo se configura; cómo se construye un intertexto; cuál es la forma de tomar notas, cómo se hace un cuadro sinóptico, un mapa, conceptual, un esquema o un cuadro explicativo, cómo se redacta un documento o un artículo, cómo se hace un informe, cómo se prepara una socialización o puesta en común; cómo se lleva un diario, cómo son las siluetas de los textos, cómo se amarra un escrito. Estas formas y muchas más deberán trabajarse con los estudiantes hasta ellos puedan apropiárselas. Desarrollar estrategias permanentes de revisión, hasta que se pueda llegar a la autocorrección.
Lo esencial en los procesos de registro es que los estudiantes deberán evidenciar el trabajo que va desde el caos hasta tocar la organización y el orden del trabajo, que sea digno de presentación. Cuando un estudiante de cualquier nivel presenta trabajos llenos de errores y fallas en cualquier forma, es un indicativo de que no hay quien le colabore o le ayude a mejorarlo, pues el no sabe cómo hacerlo.
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5.3. EL CUADERNO COMO BITÁCORA2: Es un término de navegación. Designa un armario, que se encuentra cerca del timón, donde se guarda la brújula y otros utensilios para navegar. También se usa la palabra para referirse al cuaderno de navegación, o cuaderno de bitácora donde se anota el rumbo que toma el barco y las incidencias ocurridas durante el viaje. Aplicado a un trabajo académico, la bitácora puede ser el registro de lo que se escribe en clase o en casa, la brújula que marca los progresos conseguidos y las faltas más constantes que hay que superar, el libro donde se anotan las reflexiones personales sobre lo que se aprende. En definitiva, puede ser el cuaderno de abordo en un viaje sobre el aprendizaje. Una bitácora o diario de clase es una libreta para la redacción personal en la cual se trabaja con ideas y conceptos discutidos en clase o con las lecturas asignadas en el curso. También puede servir como archivo de las experiencias académicas en el curso. Requisitos específicos El cuaderno, una libreta, carpeta, hojas o algo donde se pueda registrar o escribir continuamente. Anotar la fecha cada vez que se escriba. Escribir mucho siempre que sea posible, para que poder desarrollar mejor las ideas. Una buena bitácora es aquella en la que el estudiante ha hecho una gran cantidad de entradas. Identificar los trabajos especiales que se hacen en la bitácora. Qué se debe escribir Las redacciones de las clases. Las ideas, teorías, conceptos, problemas, temas de discusión. Las reacciones sobre las lecturas, programas de televisión, actividades importantes relacionadas con el curso. Tareas específicas que asigne el profesor. Algunos recuerdos importantes en tu vida. Evaluaciones de las clases. Resúmenes semanales de lo estudiado en clase.
Cuándo escribir 2
Tres o cuatro veces a la semana, o todos los días unos minutos En cualquier momento. Cuando se desee clarificar cosas confusas, resolver problemas, tomar decisiones. Cuando se tenga que escribir sobre un tema y se desee escribir ideas sobre él. Cuando se sientan deseos de escribir.
Tomado y adaptado de: CASSANY, Daniel. “Reparar la escritura”, didáctica de la corrección escrita. Editorial Graó. Barcelona, 4ª edición, noviembre de 1996. Pág. 82-85
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Objetivos 1. 2. 3. 4.
Recoger y archivar todo lo que se escribe en clase. Anotar comentarios varios sobre lo escrito. Evaluar aspectos varios sobre el proceso, la progresión, las actitudes y los hábitos. Aumentar la conciencia sobre escribir y lo que se escribe.
Procedimiento 1. Explicar detalladamente los objetivos de la actividad. 2. Durante el proceso los estudiantes escriben todos los sucesos en la bitácora: Dedicar algunos minutos diarios en clase a escribir en la bitácora. Asignar temas o preguntas para responder ; reformular textos, realizar talleres de reflexión, análisis, redactar, componer; leer su propia bitácora o la de los compañeros y trabajar sobre ella. 3. A final del proceso, evaluar la bitácora según los criterios formulados. Evaluación
Se tomará en consideración la regularidad con que se ha escrito. La autenticidad de las ideas. La expresión de los comentarios. Al finalizar el proceso se tendrá un pequeño archivo valioso e interesante del progreso. La bitácora, el cuaderno de clase y el diario personal o académico se inscriben en el conjunto de técnicas que podríamos llamar, genéricamente, escribir para aprender. Estas técnicas tienen el objetivo común de utilizar la escritura como instrumento para aprender sobre cualquier tema. Cuando escribimos sobre algo estamos reflexionando sobre ello e, inevitablemente, estamos aprendiendo. Asimismo, si los alumnos escriben sobre sus materias de estudio, sobre la clase, sobre sus dificultades y sobre sus sentimientos, están incrementando su percepción de estos aspectos, aclarándolos, detallándolos y tomando conciencia de ello. Características pedagógicas • • • • •
El estudiante es el protagonista (no lo dirige el profesor) Está orientada a desarrollar el proceso de composición (y no es producto) Relaciona la escritura con los temas del curriculum y con la experiencia de cada uno Busca la colaboración entre estudiantes, y con el maestro. Favorece la autonomía y responsabilidad del individuo, es muy flexible y se puede utilizar con varios fines.
Ideas para aplicar la bitácora a estos fines •
Reserva una sección para la corrección. Utilízala para revisar tus redacciones.
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Crea otra sección sobre vocabulario. Apunta todas las palabras nuevas, interesantes, importantes o curiosas que quieras recordar. Escribir sobre lo que se lee: libros, lecturas de clase, borradores y bitácoras de otros compañeros, etc. ¿Qué te gusta más y menos?, ¿cómo es su estilo?, ¿cómo escriben y corrigen?, etc. Responder las siguientes preguntas cuando se acabe de corregir un texto: ¿Qué te gusta más y menos de corregir? ¿Qué es lo más fácil y difícil? ¿Qué haces para darte cuenta de tus faltas? ¿Cómo las corriges? Lee varias bitácoras de compañeros. Fíjate en las correcciones que hacen: ¿Son diferentes de las tuyas? ¿Hay muchas más o muchas menos? ¿Qué tipo de errores corrigen? Habla con sus compañeros sobre este tema, comenta con ellos las bitácoras.
5.4. DIARIO DE APRENDIZAJE3 Objetivos: Desarrollar actitudes positivas respecto a la escritura; incrementar la
conciencia sobre el propio proceso de aprendizaje. Actividad: Escribir periódicamente sobre opiniones, sensaciones y valoraciones generadas por una asignatura o un curso. Niveles: Primaria, Bachillerato, universidad, adultos. Tiempo: Indefinido, continuo (mes, trimestre, curso, año). Material: Fotocopia de la hoja de presentación: 1 página. PROCEDIMIENTO Diario de aprendizaje —o cuaderno de bitácora— utiliza la redacción como herramienta de análisis y reflexión del proceso de aprendizaje. Incrementar el grado de conciencia sobre la actividad académica permite desarrollar autonomía, responsabilidad y estrategias de aprender a aprender. La actividad consiste en plasmar por escrito las sensaciones y las opiniones del aprendiz a lo largo del curso y de las diversas actividades de aprendizaje. El diario debe ser privado para que el aprendiz pueda escribir con sinceridad; docente y compañeros sólo pueden hojearlo o leerlo con el permiso del autor. MATERIAL
Diario de aprendizaje El diario de aprendizaje es una tarea de escritura sobre tus estudios. Tiene el objetivo de ayudarte a tomar conciencia de tu estilo de aprendizaje: de los hábitos, las estrategias, las dificultades o los intereses. Consiste en escribir un diario de tus experiencias académicas, apuntando todo lo que te parezca interesante. Para ello sigue estas instrucciones: 1. Guarda todo lo que escribas (borradores, pruebas, notas, apuntes) en una carpeta y apunta siempre la fecha en cada fragmento. 3
Tomado y adaptado de: CASSANY, Daniel. “Construir la Escritura”. Paidós. Barcelona, 1999. Pág. 368 - 370
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2. Escribe siempre que te apetezca e intenta hacerlo regularmente, cada dos o tres días. Vale más escribir poco y a menudo, que mucho y sólo de vez en cuando. 3. Sigue alguna de las siguientes indicaciones:
Antes de empezar: • Responde a estas preguntas: ¿cómo crees que será este curso, esta clase, esta asignatura?, ¿Qué va a ser lo más interesante?, ¿qué va a ser lo más difícil? • Haz una prospección entre tus compañeros: ¿qué expectativas tiene tu clase del curso que empieza?, ¿que intereses, curiosidades, temores, dudas? • Haz una lista de las preguntas que quieres hacer al profesorado sobre el funcionamiento de! curso; ordénalas de más importantes a menos.
Al terminar un ejercicio: • Responde a estas preguntas: ¿te ha gustado?, ¿ha sido difícil?, ¿qué has hecho para resolverlo?, ¿cómo has encontrado las respuestas correctas?, ¿tus compañeros han trabajado del mismo modo? • Escribe una nota al profesorado explicándole cómo puede mejorar el ejercicio: qué defectos tiene, qué preguntas son más útiles.
Al terminar una clase: • Apunta las tres cosas que te hayan gustado más; ideas, experimentos, comentarios. • Escribe una pregunta que te haya suscitado la clase y argumenta por qué crees que es importante.
Al terminar un curso: • Escribe una redacción sobre tu forma de estudiar. Escribe el título: Diagnóstico sobre estudiar. Repasa tu diario de aprendizaje para buscar ideas. Apunta tus puntos fuertes y débiles. • Escribe una carta a los futuros estudiantes de este curso que has terminado. Titúlala: Trucos para aprobar este curso. COMENTARIO Aunque en el planteamiento de la tarea, como en todas las de escritura extensiva, el aprendiz elige dónde, cuándo y cómo elabora su diario, conviene que el docente proponga actividades de «alimentación» del diario. Dichos ejercicios pueden consistir en dejar algo de tiempo, al inicio o al final de una clase, para que el alumnado escriba en su diario. Se pueden ofrecer ideas o consignas para animar la producción: di tres cosas positivas y tres mejorables, ¿cómo has vivido esta clase?, ¿qué te falta aprender?, ¿qué te ha gustado más? El diario se puede utilizar como fuente para diversidad de actividades posteriores: discusión o intercambio de ideas entre grupos de aprendices, autoselección de muestras
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del diario para un informe, revisión y reformulación de fragmentos. La evaluación de la tarea es personal del aprendiz y puede consistir en elaborar un breve Informe de funcionamiento en que el autor explique al docente y a los compañeros el estado de su diario: extensión producida, temas tratados, sensaciones personales, valoración.
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