Las Gallinas De Bernie

  • June 2020
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LAS GALLINAS DE BERNIE por María Alonso

LAS GALLINAS DE BERNIE........................................................................................1 1- Las Gallinas..........................................................................................................2 2- Un día extraño......................................................................................................2 3- El viaje de Bernie.................................................................................................4 4- Carlitos y Esteban tienen mucho trabajo.............................................................5 5- Bernie vuelve a casa.............................................................................................7 6- La gran batalla......................................................................................................8 7- La lucha continúa...............................................................................................10 8- La Fiesta.............................................................................................................12 9- La despedida.......................................................................................................13

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1- Las Gallinas Bernie vivía en Allariz y tenía unas gallinas a las quería y cuidaba cada día con mucho esmero. A su esposa Flora, sin embargo, no le gustaban. Flora pensaba que el gallinero olía mal y siempre estaba sucio, además pensaba que con las gallinas no se podía establecer ningún vínculo de amistad como con los perros o los gatos. Por otra parte, pensaba Flora, los pájaros son bonitos y cantan, pero las gallinas solo cacarean y hacen caca sin parar…. A Carlitos, el hijo de Bernie, le gustaban todos los animales, y eso incluía a las gallinas, cuando era necesario ayudaba a su padre en su cuidado y Bernie le enseñaba con cariño. Ya casi nadie tenía gallinas, pero Bernie insistía en que las necesitaba para poder comer huevos de casa. En la aldea ya nadie trabajaba la tierra y apenas unos pocos mayores tenían algunos animales. Ahora las personas ya casi no salían de casa, empleaban su tiempo en chatear por Internet y enviar mensajes a través de los teléfonos móviles. Bernie, sin embargo, salía de casa todas las mañanas, paseaba por el jardín, saludaba a los vecinos y observaba todos los animales.

2- Un día extraño. Un buen día llegó un amigo de Bernie, tenia el pelo largo y blanco pero parecía joven. Estuvo mucho tiempo hablando con Bernie al lado del gallinero, parecía preocupado y le pedía a Bernie una y otra vez que le diese una de sus gallinas. Bernie negaba con la cabeza, discutieron y finalmente el extraño amigo se fue. No era muy habitual que esto sucediera, si venía un amigo de Bernie a casa, generalmente se quedaba a cenar y Carlitos nunca había visto a su padre discutir con una visita. Papá ¿que pasó? ¿Por qué discutías con tu amigo? ¿Quién es tu amigo?.. Carlitos fue muy insistente, pero en esta ocasión Bernie no cedía y esto mosqueó aun más a Carlitos que había estado todo el tiempo vigilando e intentando escuchar lo que hablaban. A la mañana siguiente, durante el desayuno, Bernie le dijo a Flora que tenia que salir durante un par de días y le pidió que protegiese a las gallinas. “si notas algo extraño, sea lo que sea, mete las gallinas en casa y no se las enseñes a nadie. Es muy importante que estén a salvo”. Las carcajadas de Flora se oían a cientos de metros y cuando pudo reponerse de la risa le dijo ¿me estas diciendo que debo proteger las gallinas? ¿Meterlas en casa? ¿Que pasa? ¿Te encuentras bien? Jajá jajá Flora no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, jajá jajá, y no podía parar de reír, pero Bernie seguía serio y continuó diciendo

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Debes estar pendiente de las gallinas en todo momento y cuidarlas. Si ves que alguna gallina crece de forma desproporcionada no te asustes no te van a hacer daño alguno. Los gallos deben estar siempre separados. No entiendo nada Bernie, ¿de que me estas hablando? Te lo explicaré todo cuando vuelva, es una historia larga y ahora no tenemos tiempo. Será mejor que Carlitos no se separé de ti y es importante que hable con las gallinas, esto las mantendrá tranquilas.

Bernie metió en el coche a sus perros Lucky y Chispa y se fue. Flora se había quedado con la boca abierta y no reaccionaba, Carlitos se acercó a ella: Mamá, ¿que te pasa? Flora apenas podía hablar y cuando se recuperó le contó a Carlitos la conversación que había tenido con Bernie. -

No se que pensar, pero si papa dice que debemos vigilar nuestras gallinas, lo haremos. Iré al súper para hacer la compra y no tener que salir de casa hasta que vuelva papa.

En el supermercado, Flora se encontró con Alana, la madre de un amigo de Carlitos que parecía también preocupada. Le pregunto que pasaba y esta le respondió que tenía que ir de viaje unos días y normalmente su hijo Esteban quedaba con su abuela, pero hoy la abuela no respondía al teléfono y no quería llevar a Esteban a un viaje tan largo. Flora sin pensarlo ni un segundo, se ofreció para cuidar de Esteban hasta que sus padres volviesen del viaje. Al acabar de hacer la compra fue a recoger a Esteban, que ya estaba preparado y con una enorme sonrisa. A Carlitos y Esteban les encantaba estar juntos, eran muy buenos amigos, iban al mismo colegio e incluso estaban en la misma clase. El cielo se estaba cubriendo de nubes oscuras y Flora se apresuró en llegar a casa, algo dentro de si le decía que no tenía que haber dejado a Carlitos solo en casa y sintió miedo. Carlitos se puso muy contento al ver a Esteban. Mientras Carlitos contaba a Esteban lo que había sucedido, Flora se acercó el gallinero. Todo aquello era muy extraño, Flora nunca había observado a las gallinas, éstas tenían las plumas de muchos colores. Flora pensó que no eran tan feas, casi le parecieron bonitas y en ese momento le dio la sensación de que las gallinas estaban escuchando sus pensamientos. Flora preparó la comida, el cielo estaba todavía más oscuro y Carlitos y Esteban estaban hablando cerca del gallinero como si mantuviese una conversación muy animada con aquellas gallinas. Las gallinas eran ahora mas grandes, y no paraban de comer y beber. Estaban creciendo mucho. Flora pensó que llamarían mucho la atención si seguían creciendo y alguien las veía así que pidió a los niños que las llevasen dentro de casa por si crecían más durante la noche y ya no cabían en el gallinero.

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Flora no podía creer lo que estaba haciendo, ¡tenia un montón de gallinas dentro de casa! ¡Les hablaba y no paraba de echarles maíz! ¿Nos habremos vuelto locos? Pero cuando dijo esto una de las gallinas se acercó la miró fijamente, casi con ternura, e hizo una reverencia, como un saludo. Las otras gallinas, que estaban detrás de esta también hicieron una reverencia. . 3- El viaje de Bernie Bernie se dirigía hacía las montañas porque Cuca, una de sus gallinas, le había dicho esa misma mañana que tenia que ir allí. Si, habéis escuchado bien, Cuca, que era una gallina, ¡había hablado con Bernie! Durante el camino recordaba cuando su amigo Kim le había dado los huevos de gallina para criar. Esta es una raza distinta, le había dicho, “cuídalas bien y recuerda que todas las gallinas deben permanecer siempre juntas”. Siguiendo las instrucciones de Cuca llegó al final de la carretera. Allí había una pista que subía aun más hacia lo alto de la montaña. Al terminar la pista había un camino. Allí dejó el coche a un lado y comenzó a caminar. Lucky y Chispa echaron a correr y Bernie fue detrás de ellos, pero enseguida los perdió de vista. Siguió andando hasta que al final vio una pequeña cabaña de madera. En el porche había una anciana con expresión dulce vestida de negro, los perros estaban sentados a su lado muy tranquilos ni tan siquiera se levantaron o ladraron cuando vieron a Bernie ¡Era una meiga! Las meigas de la zona eran buenas, pero como eran tan distintas a las otras personas, la gente les tenía siempre miedo y se apartaban de ellas. Las últimas que quedaban se habían ido a vivir lejos de la gente para no asustar a nadie. Esta era ya muy viejecita y tenia la cara muy arrugada. Invitó a Bernie a pasar. -

Cenaremos mientras charlamos y te cuento lo que hay que hacer, no te preocupes, lo entenderás enseguida y siguiendo mis instrucciones y con el amuleto que te voy a dar quizás podamos evitar la batalla.

Bernie estaba atónito, no dijo nada, se sentó donde le indico la meiga Candela y escuchó todo lo que le contaba mientras cenaban. La meiga Candela le contó que hace mucho, mucho tiempo, antes de que las personas poblaran estas tierras, las gallinas y las gaviotas habían vivido juntas en armonía desde el principio de los tiempos. Cuando llegaron los primeros pobladores, estos comenzaron a coger los huevos de las aves para comer. Algunas gaviotas comenzaron a atacar a los nuevos pobladores para defender sus huevos. Gaviotas y gallinas comenzaron a discutir. La mayoría de las Gaviotas no aceptaban que los pobladores les quitasen los huevos, las gallinas decían que ellas tenían la necesidad de poner huevos todos los días, pero no podían criar tantos pollitos, así que no les importaba que los pobladores cogiesen esos huevos para alimentar a sus crías. Gallinas y Gaviotas no se

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pusieron de acuerdo y hubo entre ellas una gran guerra. Las gallinas ganaron y se quedaron en estas tierras con los pobladores. Las gaviotas perdieron, y se fueron al mar. Ahora ponen sus huevos fuera del alcance de los pobladores, en acantilados inaccesibles para nosotros, pero juraron venganza y prometieron volver. Ha llegado el momento y las gaviotas se están preparando para atacar. La mayor parte de las gallinas, ya no recuerdan que son luchadoras, se han olvidado de su pasado, pero las gallinas que tú tienes han salido de mi gallinero y ellas saben lo que deben hacer. Tu amigo Kim se perdió una vez por aquí yo le conté la historia y le dije que entregase los huevos a una persona que fuese capaz de criar a las gallinas con cariño, sin hacerles daño. Kim sabe que se acerca el momento de la batalla y tiene miedo pero no volverá a pedírtelas porque sabe que deben permanecer juntas. Seguirá siendo tu amigo, no te preocupes. Bernie, quedó aliviado, estaba muy preocupado desde que había discutido con su amigo Kim y ahora se sentía mejor. La meiga Candela sacó entonces de un armario un montón de bolsitas con hierbas, un saco con unas bolitas de color marrón y un medallón de piedra. Toma, tienes dar una bolsita a cada gallina, esto les dará fuerza para la batalla y podrán volar. En este saco, hay comida para tus perros, si se descubre que tu casa es el escondite de mis gallinas ellos también necesitarán fuerza para protegeros. Este medallón es para ti, cuando llegue el momento sabrás como utilizarlo. Ahora vete, tengo que hacer muchas cosas y prepararme por si necesitáis mi ayuda.

4- Carlitos y Esteban tienen mucho trabajo. Cuca y las demás gallinas no paraban de comer, beber, hacer caca y crecer. Cuanto mas crecían mas comían y bebían y sus cacas también eran mas grandes…. Carlitos y Esteban eran los encargados de cuidar a las gallinas y esto incluía limpiar las cacas. Debían recoger todo con una pala y meterlo en sacos. Cuando los sacos estaban llenos, tenían que sacarlos al jardín, porque el olor se hacia insoportable dentro de la casa. No olvidaros de que las gallinas estaban en el Salón. También les daban de comer y se preocupaban de que tuviesen agua suficiente a la vez que les hablaban sin parar. De vez en cuando Flora sustituía a uno de ellos para que el otro pudiese descansar un ratito y así todo el día. Ya muy entrada la noche y sin darse cuenta se quedaron los tres dormidos. Cuando despertaron el sol estaba alto y las gallinas que habían crecido mas durante la noche estaban a su alrededor. Cuca, que era la que mandaba, comenzó a hablar. -

Habéis trabajado mucho, pero no es suficiente. Algunas gaviotas han llegado ya y Bernie ya tenía que estar aquí. No podremos evitar la batalla y tendremos que atrincherarnos en casa hasta que venga Bernie.

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Sin las hierbas de Candela no podremos enfrentarnos abiertamente a las gaviotas. Flora, tendrás que tapar y proteger todas las ventanas con madera, si las gaviotas nos descubren intentarán romper los cristales para entrar. Carlos y Esteban, vosotros tenéis que salir al jardín y enterrar todos los sacos con excrementos, su olor podría atraer a las gaviotas. Tenéis que vigilar el cielo y si veis alguna gaviota a lo lejos debéis echar a correr y entrar en casa sin mirar atrás. Las gaviotas que van a venir son muy rápidas y peligrosas.

Carlos y Esteban salieron al jardín y comenzaron a cavar y enterrar los sacos. Al mediodía estaban exhaustos pero todavía les quedaban sacos por enterrar. Lo único bueno es que no habían visto todavía ninguna gaviota. Cuca les observaba desde la puerta de casa. Carlos y Esteban se estaban portando de forma muy responsable para su edad, no habían protestado a pesar de que ya casi no tenían fuerzas. Cuca habló con sus compañeras. Cuando estemos en el aire necesitaremos ayuda. Bernie nos puede ayudar desde tierra, pero creo que Carlos y Esteban podrían venir con nosotros. No pesan demasiado y ahora ya somos mas grandes que ellos, no nos costará llevarles encima. Con su ayuda podríamos atacar a los jefes gaviota desde el aire con nuestras plumas venenosas. Cuando terminaron de enterrar los sacos de caca de gallina, Carlos y Esteban entraron en casa, pero antes de que pudiesen decir o hacer nada, Cuca les dijo que tenían que salir a buscar un par de ramas flexibles para hacer unos arcos. Carlos ya iba a protestar pero cuando vio la cara de enfado de Cuca que ya era mas alta y grande que él decidió callarse y obedecer. Esteban ya tenía las ramas cuando de repente, vio una gaviota a lo lejos, apenas le dio tiempo a arrastrar a Carlitos consigo y echar a correr hacia la casa, entrar y cerrar la puerta. La gaviota pasó rozando el tejado y se fue. -

Es muy posible que haya sospechado algo. Dará aviso y vigilarán la casa muy de cerca. Hay que tener mucho cuidado de ahora en adelante. Flora, prepara algo de comer para los niños y para ti y échanos un poco mas de maíz a nosotras.

Ahora era Cuca la que daba las órdenes. Flora, hizo lo que decía Cuca y pensó que todo aquello era una pesadilla y que despertaría en cualquier momento, las gallinas volverían a estar en el gallinero y le pediría a Bernie que las regalase, ¡no quería volver a ver una gallina en su vida! Carlitos y Esteban se pusieron a confeccionar unos arcos siguiendo las instrucciones de Lusy y Pusy que parecían ser las gallinas expertas en armas. Cuando se iban a sentar a cenar sonó un fuerte golpe en la puerta, todos quedaron en silencio. Fuera quien fuese ¡¡estaba en el jardín!! ¡Habían entrado en la finca! Los golpes sonaron otra vez, pero esta vez más fuerte y se escuchó la voz de Bernie que decía: ¿Queréis abrir la puerta de una vez?

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5- Bernie vuelve a casa Al abrir la puerta, Lucky y Chispa entraron ladrando como locos y pararon en seco al ver a aquellas gallinas gigantes. Bernie también se asustó al principio, porque aunque esperaba que las gallinas hubiesen crecido no imaginaba que fuesen tan grandes. Cuando se recuperaron todos dieron la bienvenida a Bernie y se sentaron a cenar. Bernie les contó todo lo sucedido en su viaje y su conversación con la meiga Candela. Cuca también relató a Bernie todo lo sucedido. Bernie parecía preocupado y al terminar la cena, colgó del cuello de cada gallina una de las bolsitas que había traído. También dio a Lucky y Chispa un poco de la comida del saco. Finalmente, sacó el medallón de piedra, lo puso sobre la mesa y lo observó durante largo tiempo. -

Cuando venía hacia casa vi un grupo de gaviotas que me siguieron durante un rato. Luego se fueron. Al cabo de un rato, apareció otra gaviota y creo que me siguió desde lo lejos. Debemos estar preparados, las gaviotas guerreras han llegado, ya no podremos evitar la batalla. Mañana reuniremos a los vecinos. Habrá que proteger a mas débiles. Los niños y los adultos tendrán que luchar. Además debemos también montar refugios en otras casas para atender a los heridos fuera del campo de batalla.

Flora estaba desesperada, tenía gallinas gigantes que hablaban y mandaban en su casa y, por si esto fuera poco, ¡su casa sería el centro de la batalla! Entonces Cuca dijo -

Hay que llamar a todos los vecinos y decirles que tienen que venir esta noche a las 03:00 horas a esta casa, debemos reunirnos, contarles lo que sucede, planear la defensa y deben volver a sus casas antes del amanecer para que las gaviotas no noten ningún movimiento extraño en el vecindario.

Bernie, Flora, Esteban y Carlitos comenzaron a llamar por teléfono, enviar mensajes por e-mail, incluso utilizaron la página Web de Santomé para poner un anuncio sobre la reunión y, en fin, utilizaron todos los medios que tenían a su alcance para avisar a todas las personas que conocían y amigos de todos los lugares de Santomé y de las parroquias vecinas. Cuando terminaron se sentaron, tenían que descansar, intentaron dormir, pero no podían. Cuando aun no eran las 03:00 comenzaron a llegar los vecinos y amigos. Nunca pensaron que acudirían todos, pero allí estaban todos los vecinos para ayudar. Cuca comenzó a hablar, les explicó lo que sucedía y comenzó a dar instrucciones. Lusy y Pusy enseñaron a todos a hacer arcos con ramas de

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árboles y flechas con las plumas de la cola. Aunque la gran batalla sería seguramente alrededor de la casa de Bernie, todos deberían estar preparados para proteger sus casas en caso de necesidad y además tenían que preparar un refugio por si llegaba alguna gallina herida. Candy, que era la gallina experta en pócimas les enseño a preparar pomadas para curar las heridas de los picotazos de las gaviotas. Carlitos y Esteban tendrían que ir a lomos de Lusy y Pusy. Su misión era la más peligrosa. Tenían que acercarse a los jefes gaviota y dispararles las flechas envenenadas desde el aire. El resto de las gallinas no estarían con ellos para protegerles sino que estarían protegiendo el vecindario y Cuca tendría que derribar al rey gaviota. Bernie le ayudaría a localizarlo. El resto tendrían que permanecer en sus casas y no salir hasta que terminase la batalla. Cuando ya todos tenían instrucciones las gallinas dejaron que los vecinos cogiesen plumas para hacer las flechas. Cuca quitó las suyas y se las dio a Esteban y a Carlitos. A las 05:00 se fueron a sus casas a prepararse todos para la gran batalla.

6- La gran batalla Bernie, Flora, Carlitos y Esteban se sentaron un ratito y se quedaron profundamente dormidos. Cuando Cuca les despertó la batalla estaba a punto de comenzar. Cuca les había dejado dormir porque pensaba que las gaviotas llegarían por el oeste, desde el océano, y entonces las verían mucho antes de que llegasen. Pero Cuca comenzó a ver gaviotas por el norte y por el sur en grupos pequeños. Allariz estaba en una península que tenía el océano grande al oeste, el mar de las islas al norte y el mar verde al sur, Cuca nunca pensó que llegarían por todas partes… pero ya estaban allí. Con mucho cuidado de no ser visto, Bernie subió al tejado a través de un ventanuco que había en la habitación de Carlitos. En esa parte del tejado, en el extremo del pincho, tenían una paloma de cemento y allí en el pico de la paloma colocó Bernie el medallón. Sabía que cuando el sol atravesase el medallón los rayos de luz roja confundirían a las gaviotas. Cuando bajó del tejado vio unas nubes oscuras a lo lejos y se lo dijo a Cuca. - Bernie, eso no son nubes. Son manadas de gaviotas grises que vienen a atacarnos. Es la hora de enfrentarnos a ellas. Necesito que utilices tus prismáticos e intentes localizar al jefe gaviota. Es mas grande que las demás gaviotas, tiene el pico y las alas de color gris, pero sus patas son negras como el carbón. Cuando lo localices, no dejes de mirarle, eso le debilitará porque sentirá tu presencia y eso lo pondrá nervioso. Yo también podré sentir que le observas y viendo hacia donde tu vés, sabré donde está. Las Gallinas de Bernie

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Carlitos, Esteban, coged vuestras arcos y flechas y subid a lomos de Lusy y Pusi. Tened cuidado. Carlitos subió en Lusy y Esteban en Pusy y salieron volando en direcciones opuestas. El resto de las gallinas, fueron saliendo una tras otra en todas las direcciones. Antes de salir, Cuca dijo a Bernie y a Flora: - si perdemos la batalla, debéis coger el medallón, reunir a todos los supervivientes y llevarlos a la casa de la meiga Candela, ella os protegerá. Y sin decir nada mas levantó el vuelo. Ahora había gaviotas por todas partes. La batalla había comenzado. Carlitos y Lusy se dirigían hacia un grupo de gaviotas cuando de repente los rodearon decenas de ellas que se acercaban peligrosamente sin parar. Carlitos disparaba las flechas y derribaba una gaviota tras otra, pero no era suficiente, le habían picado en la espalda y ahora en un brazo, ya casi no podía resistir mas cuando empezaron a caer las gaviotas a su alrededor. Era Esteban que desde lo lejos había visto la emboscada y había ido lo mas rápido posible a ayudar a su amigo. Enseguida se separaron y siguieron luchando cada uno por su lado. Carlitos estaba herido pero no había tiempo para ir a un refugio a reponerse. ¡Había mas gaviotas de las que jamás habían imaginado que pudiesen existir! En Tierra, Bernie seguía con los prismáticos al rey gaviota y Cuca intentaba atacarle una y otra vez, pero eran demasiadas…no podían vencer a tantas gaviotas juntas! Flora, desesperada, observaba desde una ventana del tejado como las gaviotas estaban venciendo ¡y ella no podía hacer nada!. Pero de repente pensó “si que podemos hacer algo, confundiremos a las gaviotas, cegándolas con rayos de luz, como el medallón”. Llamó a todas las vecinas que pudo y les pidió que con trozos de espejo reflejasen la luz del sol a los ojos de las gaviotas. Por favor, si no tenéis suficientes espejos en casa romped el que tengáis en trocitos y repartirlos para que todos los miembros de vuestra familia puedan utilizar un trozo. Debemos olvidarnos de las supersticiones y pasar a la acción. Y así fue, con los espejos, desde sus casas, todos comenzaron a apuntar a los ojos de las gaviotas con los rayos de luz que se reflejaban en los espejos y así conseguían una y otra vez cegar a las gaviotas que, desorientadas, se iban en otra dirección. Ahora era Esteban quien estaba en apuros. Cuando Carlitos lo vió, ya estaba cayendo con Pusy al fondo del valle. Carlitos y Lusy giraron a toda velocidad, y se precipitaron hacia Esteban, se acercaron peligrosamente, a punto estuvieron de chocar contra ellos, pero en cuanto se acercaron, Lusy agarró a Esteban por el cinturón con el pico, en ese momento, Pusy se recuperó lo suficiente como para llegar a un refugio.

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Lusy, no podría aguantar mucho mas con Carlitos encima y Esteban en el pico. Al cabo de un instante, Lusy soltó a Esteban. Carlitos no podía creer que lo que había hecho Lusy y con lágrimas en los ojos apenas veía a Esteban. Por su parte Esteban pensó morir cuando Lusy le abandonó… Pero Lusy no le había abandonado, debajo de ella, se había colocado Cuca para que cuando Lusy soltase a Esteban este cayese encima de ella. ¡Que susto se habían llevado los dos amigos! Jamás olvidarían ese momento de angustia, pero todo había salido bien. Ahora Esteban estaba con Cuca y Carlitos con Pusy. El rey gaviota pasó muy cerca de Carlitos, tanto que casi lo derriba. El sol estaba pasando a través del medallón de Candela y de repente era como si la casa de Bernie hubiese desaparecido… Todos siguieron luchando hasta que se puso el sol. Entonces las gaviotas comenzaron a irse, pero la batalla no había terminado. Todos sabían que en cuanto saliese el sol, las gaviotas volverían. Cuando Carlitos y Esteban llegaron a casa les curaron las heridas y todos menos Cuca y Bernie se retiraron a descansar.

7- La lucha continúa. Antes del amanecer estaban ya todos despiertos, casi nadie había podido dormir con los nervios. Cuca comenzó a hablar: - La batalla será hoy mas cruel y difícil. Ayer pillamos a las gaviotas por sorpresa pero hoy ya saben a que se enfrentan. Seguramente nos atacarán de repente, cuando menos lo esperemos. Necesitaremos la ayuda de las meigas si queremos sobrevivir. Pero a las meigas no les gusta mezclarse en vuestros asuntos, vosotros los pobladores, las habéis apartado y despreciado durante años y no será fácil convencerlas para que os ayuden. - Carlitos, tu tendrás que ir a la casa de la meiga Candela y pedirle que hable con las otras meigas. No será una tarea fácil. - Esteban, tú tendrás que luchar en el aire como ayer. No podemos prescindir de los dos. Carlitos estaba decepcionado, él quería luchar al lado de su familia y amigos. Ir a pedir ayuda a la meiga Candela, le parecía como huir de la batalla y se sentía mal. Esteban, que conocía muy bién a Carlitos se acercó a el y le dijo: no te sientas mal, yo también preferiría que te quedases, me siento mas seguro si tu estas cerca, pero Cuca ha dicho que tienes que ser tú porque las meigas solo aceptaran hablar contigo porque eres el hijo de Bernie, yo no tendría ninguna posibilidad de convencerlas. Debes ir e intentarlo. Carlitos salió enseguida a caballo para pedir ayuda a las meigas y los demás se prepararon para la batalla. Las Gallinas de Bernie

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Con el primer rayo de Sol llegaron las gaviotas, parecía que había aun mas que el día anterior. En Allariz, Brais, David y Sandra se unieron a la lucha desde el aire. En el Iglesario, estaban Martín y David que, con la ayuda de Teo, habían reunido a todos los niños del lugar. En Esperela estaba ahora Esteban que protegía la zona desde el aire y el resto de los niños desde tierra.. En La Torre, estaba Clara al mando de todos los niños. La zona de Cadrelo y Pereiro estaba controlada por Noelia con la ayuda de Maria, que aunque era del Iglesario, había ido a ayudar a su amiga. En Miñán estaba Pedro al mando y así en todos y cada uno de los lugares había niños y adultos luchando. Mientras en Santomé resistían luchando todos juntos, Carlitos había llegado a casa de la Meiga Candela y le explicó lo que sucedía y que por favor reuniese a las meigas para poder pedirles ayuda. Candela le advirtió que las meigas no iban a ser amables con él y que no debería esperar ayuda, pero si quería intentarlo las llamaría. Para llamarlas, Candela hirvió un montón de hierbas en una olla y se puso a cantar una canción que Carlitos no entendía, pero el vapor que salía de la olla se llevaba la canción y al elevarse, el viento la arrastraba en todas las direcciones. Al cabo de lo que a Carlitos le pareció un solo instante comenzaron a llegar las meigas. Todas ellas eran muy distintas entre si, las había jóvenes y viejas, guapas y feas, rubias y morenas, altas y bajas, con cara de buenas y con cara de malas. Había tantas meigas que no cabían en la casa de Candela y tuvieron que reunirse en el bosque. De repente todas callaron y Candela dijo a Carlitos que podía hablar. Carlitos tenia la lengua pegada al paladar, apenas podía despegar los labios y le temblaban las rodillas. No se sentía amenazado pero estaba muy impresionado y tenía miedo de no ser capaz de convencerlas para que les ayudasen. Entonces, les dijo simplemente que necesitaba su ayuda pero que no tenía nada valioso para ofrecerles. Estaba tan nervioso que tenía ganas de vomitar y las meigas no decían nada. No le decían nada a él y tampoco hablaban entre ellas. Sin embargo, al cabo de un rato, la meiga Candela se levantó y dijo: las meigas han decidido ayudaros. Saldremos inmediatamente. Carlitos esperaba que alguna meiga le llevase en escoba, pero el no había visto ninguna escoba y así como aparecieron, desaparecieron y Carlitos se quedó allí plantado durante un instante y enseguida cogió el caballo y se echó al galope hacia Santomé. Cuando se estaba acercando a Santomé el cielo estaba lleno de gaviotas, cuervos, gallinas y meigas. Era un espectáculo impresionante. En lo alto vió como se acercaba una meiga a toda velocidad, pensó que le iba a atacar, pero al llegar a su lado le lanzó un arco y un paquete de flechas y se marchó. La lucha era total, Carlitos intentaba abrirse paso entre flechas que iban de un lado a otro, ataques de gaviota, y cuervos que no sabia si eran amigos o enemigos. Antes de llegar vió a Brais que estaba rodeado de gaviotas, se apresuró a ayudarle y al poco tiempo aparecieron primero Sandra y luego Esteban. Entre todos ayudaron a Brais, que estaba muy herido a llegar al

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primer refugio y cuando se disponían a volver a la lucha, vieron como las gaviotas comenzaban a marchar. Las meigas habían formado un círculo protector y los cuervos perseguían a las gaviotas hasta alta mar.

8- La Fiesta Las meigas permanecieron en el aire hasta que dejaron de verse todas las gaviotas. Todos las observaban con admiración y miedo al mismo tiempo. Cuando empezaban a marcharse, Carlitos gritó con todas sus fuerzas para darles las gracias y corría tras ellas hasta que no pudo mas. La meiga Candela, que lo observaba desde un tejado cercano se acercó a él y le pregunto: ¿Qué te pasa Carlitos? ¿No estas contento? Las gaviotas se han ido y no volverán a atacaros. Ahora saben que las meigas están de vuestra parte y no se atreverán. No es eso, dijo Carlitos, es que quería darles las gracias y me gustaría hacer una fiesta en su honor para que todos los vecinos podamos mostrarles nuestro agradecimiento. La meiga Candela se marchó prometiéndole a Carlitos que se lo diría a las otras meigas. Los heridos fueron curados, los tejados reparados, y todos los restos de la batalla desaparecieron en un par de días. Ahora comenzaban los preparativos para la fiesta. Carlitos y todos sus amigos se fueron a la biblioteca a buscar libros de meigas, querían saber que les gustaba, que comían, querían, en fin, saber como hacer una fiesta que agradase a las meigas. Entre todos, descubrieron que a las meigas les gustaba la noche, el fuego, y los pasteles, así que se lo contaron a Flora para que llamase a sus amigas. Flora no sabia hacer pasteles, pero tenía unas amigas que sabían hacer unos pasteles estupendos. Dolo había hecho tarta de piña y su amiga Maria hizo un flan. Bea hizo tarta de mus de chocolate. María y Elvira trajeron tarta de queso con frambuesas. Elena y Mari Paz hicieron tarta de chocolate con galletas. Paula hizo una tarta de almendras. Alana trajo pastelitos de crema. Paca trajo un rico bizcocho con pasas. Marcelo trajo música moderna y Andrés construyó mesas y bancos para la fiesta. Lucho preparó las brasas con la ayuda de Rubén. Jaime y Senén prepararon el churrasco. Teo, Rubén, Rafa, Lucas, Xoel y Alicia prepararon las invitaciones, haciendo dibujos de mucho colores. Angela, Maria, Noelia, Laura y Sandra se encargaron del decorado con flores, guirnaldas y farolillos. Andrés, Martín, David, Brais, Pedro, Esteban y Carlitos estuvieron toda la tarde anunciando la fiesta por todos los lugares para que no faltase nadie. Daniel, Bernie, Berto y David prepararon pequeñas hogueras que vigilaban por turnos para que no prendiesen fuego en el monte. Las Gallinas de Bernie

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Todos los invitados traían refrescos y dulces para pasar la noche en el claro del monte y algunos vecinos venían con gaitas y tambores. Ya estaban todos en el claro esperando a que oscureciera para empezar la fiesta, cuando vieron a la meiga Candela, venia sola….pero, …en unos segundos comenzaron a llegar mas meigas y mas y mas… ¡Habían venido todas! ¡Carlitos no se lo podía creer! ¡Estaban todos juntos! Las gallinas también estaban allí. Todas las hogueras estaban encendidas, la música comenzó sonar y todos bailaron, comieron dulces, tomaron refrescos y charlaron hasta el amanecer.

9- La despedida ¡Fue una fiesta increíble! Algunos vecinos se habían quedado dormidos al lado de las hogueras, pero Carlitos estaba muy despierto, presentía que las gallinas y las meigas tendrían que irse en cualquier momento y eso le entristecía mucho. Tenía miedo de no volver a verlas. Maruxaina, una de las meigas más jóvenes, se acercó a Carlitos y a Esteban con mucha dulzura les dijo: No nos gusta veros tristes, tomad, con estas pulseras podréis venir a vernos cuando queráis, solo tenéis que desearlo y la pulsera os traerá hasta nosotros. Carlitos y Esteban estaban muy emocionados y se pusieron las pulseras al momento. La meiga Candela se dirigió a Bernie y le dijo: Bernie, Cuca y las demás gallinas no pueden quedarse ahora que han crecido, pero te traeremos huevos para que puedas criar otras gallinas con tanto cariño como criaste a estas. Fueron muchos los vecinos que se acercaron a las meigas para agradecer su ayuda. Otros se mantenían alejados porque todavía les tenían un poquito de miedo. Entonces, todas las meigas comenzaron a elevarse lentamente. Poco a poco fueron ascendiendo hasta que desaparecieron en el cielo.

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