La Sanidad Divina

  • November 2019
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Sanidad Divina Un Mensaje Bíblico por Bayless Conley Derechos de Autor 2004 Respuestas con Bayless Conley Abran sus Biblias en Exodo 15:22. A estas alturas, ya deben conocer algo de esta historia. El Pueblo de Dios ha estado bajo una esclavitud cruel en la tierra de Egipto por 400 años, y Dios los ha sacado usando milagros y prodigios. Moisés está al mando y van rumbo a la tierra prometida. Lo que estamos a punto de leer, sucede antes de darse los Diez Mandamientos, pero justo despues de cruzar el Mar Rojo. Dios empieza a revelarse a su pueblo, y aquí hay algo tremendamente importante que necesitamos ver. Exodo 15:22-27 dice, “E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 24. entonces el pueblo murmuró contra Moisés y dijo: ¿Que hemos de beber? 25. Y Moisés clamó a Jehová , y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26. Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de la que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” 27. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.

Tomen nota que Dios les dice al final del versículo 26, “Porque yo soy Jehová tu sanador.” Este actualmente es uno de los nombres de Dios en la Biblia. Es un nombre compuesto; Jehováh Rophe, el Señor tu Médico, el Señor tu Sanador. Dios está revelando algo sobre su caracter y su naturaleza. “Este es quien soy. Este es mi nombre. Yo soy El Señor tu Sanador.” Dios por naturaleza es un sanador, y lo que es por naturaleza, siempre lo será. Las Sagradas Escrituras nos dicen en Malaquías 3:6, “Porque yo Jehová no cambio.” Lo que Dios fue ayer, Dios es hoy; lo que Dios es hoy, Dios será mañana. El no cambia. El era el sanador de su pueblo es esos días; Él es el sanador de su pueblo hoy en dia. Esto es significativo dado el hecho que Israel acababa de salir de tantos años de esclavitud en Egipto. Al cruzar el Mar Rojo, pueden ver como el mismo mar se traga a sus enemigos. Ya están del otro lado y esto es lo primero que Dios comparte con ellos. Era tan importante para Èl, que quería que su pueblo lo entendiera de corazón. Antes aún de darles los Diez Mandamientos, El quiere hacerles saber que cuidaría de sus cuerpos físicos. Igual que una madre cuida de las necesidades físicas de su hijo antes de las de su educación, así era Dios con su pueblo. Esto es importante por esta razón, que fue dado antes de darse la Ley. Esto no es algo que se muere con la Ley porque existió antes de la ley.

Sin embargo vemos que es algo permanente, porque Dios lo llama un estatuto y ordenanza. El versículo 25 dice, “...Allí les dió estatutos y ordenanzas”. En otras palabras, les estaba demostrando que era algo permanente. Igual que Abraham pagó sus diezmos antes de la Ley, y por consiguiente el diezmo existe después de la ley, no murió con la ley, así es con la sanidad. Dios es un Dios de sanidad. En estos tres versículos existe suficiente esperanza como para que yo quede sanado. Además es importante, porque en esta situación, el pueblo estaba clamanado, “No tenemos agua.” Las aguas de aquel lugar eran amargas y Moisés clama a Dios. ¿Y qué es lo que hace El Señor? Le demuestra un arbol. Es algo chistoso ¿no? O sea que tiene un problema y Dios le enseña un arbol. Pero el arbol era símbolo de otra cosa. El arbol era tipo y sombra. Estaba señalando a algo mejor, y Moisés tiró el arbol a las aguas amargas y se hicieron dulces. Mi querido amigo, ese arbol apunta a otro madero sobre el cual murió nuestro salvador, porque en el libro a los Gálatas nos dice “maldito el que es colgado en un madero?.” Cristo tomó nuestra maldición cuando el colgó sobre al cruz. Y cuando aplicas la obra redentora de Jesucristo sobre la cruz a las cosas amargas de tu vida, tiene el poder parar endulzarlas. Una de las cosas más amargas de la vida puede ser la enfermedad. Puede hacer que la vida sea muy amarga. Pero cuando aplicamos la obra de Cristo a la amargura de la enfermedad, Dios puede cambiar la situación por completo. A través del Antiguo Testamento, Dios fue fiel a su promesa de ser su sanador. Podemos encontrar caso tras caso donde Dios sanó a su pueblo de forma divina y sobrenatural. A lo largo de los andares de Israel, durante la época de los reyes; hasta llegar al último capítulo del último libro del Antiguo Testamento, encontramos que Malaquías está profetizando en el capítulo 4:2 y dice, “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación (en inglés es “sanidad”).” Amigo, Dios es un sanador. Miremos las palabras de David en el Salmo 103:1-3. “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3. El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.” Leemos estas palabras de David y vemos que él empieza a hablar de algunos de los beneficios de conocer y servir al Señor. La palabra ‘beneficio”, es una buena palabra. Los beneficios, son cosas buenas. Añaden a su vida en vez de quitar de ella. Dice, “No olvides sus beneficios.” Ahora, no nos diría esto de olvidarlos, si no hubiese una tendencia de hacerlo. En el versículo 3, habla de dos beneficios. No olvides sus beneficios. Nos dice que él perdona todas tus iniquidades. Todo creyente cree en este beneficio. Esto no se lo arrancas ni con grua. Ellos te dirán, “Pues sí, él perdona todas nuestras iniquidades.” Pero amigo mío, si la primera mitad del versículo es verad, entonces la segunda mitad tiene que ser verdad también. Y esta dice, “quien sana todas tus dolencias.”

Si puedo confiar en que él me perdonará de mis iniquidades, también puedo confiar en que él me sanará de mis enfermedades.¡ Y esos son beneficios! Repito, los beneficios son buenos; y el Nuevo Testamento nos dice en el libro de los Hebreos, que tenemos mejor pacto establecido sobre mejores promesas, porque Jesucristo es el mediador de ese pacto. Las promesas y los beneficios del nuevo pacto son mejores que las del antiguo. Digamos que su patrón se le acerca mañana en el trabajo y le dice, “ vamos a cambiar su contrato de trabajo,” y eso es lo que significa la palabra pacto, o mejor pacto. Y su patrón le dice, “pues sí, le vamos a cambiar el contrato. Vamos a acortar sus vacaciones de tres semanas a tres dias por año. Vamos a quitarle el seguro de salud y el seguro dental, y aumentaremos su jornal por cuatro horas. Así que en vez de trabajar ocho horas, ahora va a trabajar doce horas.” Usted diría, “Un momento, ¡eso no es mejor! Me está quitando beneficios.” Si eso es tan obvio, no entiendo como alguna gente puede decir, “Pues la epoca de la sanidad ha pasado. Bajo la nueva dispensación Dios no sana. En el nuevo pacto, no podemos esperar que Dios nos sane.” Mi querido amigo, si bajo el pacto antiguo Dios perdonó todas sus enfermedades y sanó todas sus dolencias, y nosotros tenemos un nuevo pacto que es mejor que el viejo, entonces por lo menos deberíamos esperar los mismos beneficios que ellos recibieron. Amigo, las cosas no han cambiado. El sigue sanando todas nuestras dolencias. Otra verdad que para mi es convincente del deseo que Dios tiene de seguir sanando a su pueblo hoy, tal como lo hizo antaño, es la vida de Jesucristo. Sólo tengo que mirar a la vida de Jesús. Me convence totalmente que la sanidad es la voluntad de Dios, y quiero demostrarle como. En el libro de los Proverbios nos dice, “No dejes que esta palabra se aparte de tus ojos.” Necesita usted mismo leerla. Ahora miremos las palabras de Jesús en San Juan 14:7 donde hace una afirmación sorprendente. El dijo, “ Si me conocieses, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” Sigue hablando en el versículo 9 del mismo capítulo, “...El que me ha visto a mí, ha visto al Padre...” Ver a Jesús es ver al Padre. Conocer a Jesús es conocer al Padre. Jesús es la voluntad de Dios en acción. La forma en que Jesús trataba a los pecadores, es la manera en que el Padre los trata. La actitud que Jesús demostró hacia la religiosidad, la pompa, la ceremonia y los rituales vacíos, es la misma actitud que el Padre tiene hacia esas cosas. Conforme Cristo ministra a los enfermos, podemos ver el corazón y la actitud del Padre hacia los enfermos. Porque Cristo dijo, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Así que echemos un vistazo a la voluntad expresa de Dios, y la voluntad de Dios en acción. El libro de los Hebreos nos dice que Cristo es la imagen exacta del Padre. El es la impresión exacta y la expresión del Padre.

Vayamos al libre de San Mateo. Estos son sólo algunos de los muchos versiculos que nos enseñan la misma verdad. Empezaremos en San Mateo 12:14-15 y nos dice, “ Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle. 15. Sabiendo esto, Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos.” ¿A cuantos sanó? Los sanó a todos. Quiero que tomen nota que dice, “y le siguió mucha gente.” No era sólo un grupo grande, sino muchas multitudes. Algunos comentaristas estiman que las multitudes superaban las cien mil personas, y estos seguían a Jesús. Ahora para mí es interesante que esta mucha gente le seguía y Jesucristo los sanaba a todos. ¿No pueden ver que en Jesús estamos viendo al Padre? Y no se olviden que él es el Señor que no cambia. Ahora vamos a Mateo 14:13-15: “Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. 14. Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.” Bien, miremos ahora la motivación que Jesús tuvo al sanar a los enfermos. Era la compasión. Demostraba compasión hacia los enfermos y los que sufrían. No era para probar su deidad. Jesús tuvo compasión, y sigue siendo el mismo Cristo lleno de compasión hoy en dia. Miremos otros versículo en Mateo 14: 35-36: “...y trajeron a él todos los enfermos; 36. y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.” Dense cuenta que aquí estamos recibiendo una revelación del Padre. En Mateo 15:30 dice,”Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos...” esto quiere decir que eran personas con otras enfermedades y dolencias, “...y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó.” Amigo, allí es donde quieres ir si estás enfermo en tu cuerpo. Necesitas encontrar el camino a los pies de Jesús (Mat. 15:31). Hay una multitud. Son ciegos, están cojos. Hay todo tipo de enfermedad y dolencia que puedas imaginar; pero encontraron el camino a los pies de Jesús, y cada uno de ellos fue sanado. Tenemos otra historia en Mateo 8:1-2. Aquí se nos presenta un leproso. Si leemos la misma historia en el libro de San Lucas, encontraremos que el hombre estaba totalmente cubierto de lepra. Lucas era un médico, y por eso tomó un interés especial en ese caso. Este hombre no tenía una poca de lepra, sino su cuerpo estaba lleno de la lepra. Nos dice, “...Señor, si quieres (mateo 8:2).” Esa es una buena pregunta. Señor, si quieres. Señor, si es tu voluntad. El leproso no estaba seguro si era la voluntad de Dios sanarle o no, y allí es donde se encuentra mucha gente hoy en dia. El dijo, “Señor, si quieres, puedes limpiarme.” El no tuvo problema con la habilidad de Dios en sanar. El no tuvo

ningún problema con el poder de Cristo; pero no estaba seguro que quisiera sanarlo. Y tanta gente se encuentra en el mismo dilema hoy en dia. Ellos dicen, “Dios puede hacer cualquier cosa.” Eso es maravilloso, pero no es una declaración de fe. Lo que quiero decir es que cualquier pecador de la calle le puede decir, “Hombre claro, él es Dios. El puede hacer cualquier cosa.” Pero eso no es suficiente en cuanto a la fe. Necesitamos saber que Dios puede, pero también tenemos que saber que Dios quiere. Y eso sí es una base para la fe. Entonces el leproso pregunta, “Señor, si quieres...si es tu voluntad, yo se que puedes.” Ahora mira la respuesta de Cristo. Esto es hermoso. Jesucristo dijo, “Quiero..” Me gusta otra traducción que dice, “y Jesús contestò, “¡Claro que quiero!,¡Claro que quiero! Estoy dispuesto; se limpio.” Y hoy en dia él sigue diciendo “quiero”, vez tras vez. El no sanó para probar que era Dios. El sanó porque tuvo compasión. Las escrituras declaran que él sanó a todos los que llegaban a él. Al llegarle estas grandes multitudes... miles y miles de personas viniendo a Jesús con todo tipo de enfermedad y dolencia, no verá ni una vez....no encontrará en ninguna parte del Evangelio, pero ni una sola vez donde Jesús le dijo a una persona, “Lo siento, pero no es la voluntad de Dios sanarle.” Nunca dijo, “No quiero.” El no dijo ni una sola vez, “Pues Dios quiere enseñarle la paciencia y está obrando en usted, por eso le ha dado esta enfermedad.” ¡NO! Jesús sanò a todos los que vinieron a él. Jesús dijo, “Si me has visto a mí, has visto al Padre.” Sigue siendo el mismo Cristo lleno de compasión. En el libro de Hebreos nos dice en el capítulo 13:8, “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.” Lo mismo que hizo en la ribera del lago de Galilea, hará hoy a favor de cualquier persona. El es el mismo Jesús amoroso, maravilloso, compasivo y poderoso que siempre ha sido. El ver a Jesucristo, es ver al Padre. Ahora miremos en Mateo 9:37-38. Nos dice, “...a la verad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” De nuevo aquí vemos a Cristo. Su gran corazón de compasión alcanza a las multitudes que sufren, y él está sanando a todos los que llegan a él. De hecho, podemos leer varios casos donde Jesús, en la madrugada, está sanando y ministrando a cada uno. Pero su gran corazón de compasión no estaba satisfecho porque se encontraba limitado a un lugar geográfico. El se encontraba limitado por su cuerpo físico. Si querian sanidad, tenían que ir a donde estaba él. Pero Jesús dijo, “¡No es suficiente!” Por eso dice, “la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Luego dice en Mateo 10:1, “..ahora ustedes vayan y sanen a los enfermos, y echen fuera a los demonios.” No era suficiente que Cristo lo hiciese. El llamó a los doce y los envió para que ministraran misericordia a los que sufrían y que sanaran a los que estaban enfermos.” Pero aun así, no estaba satisfecho. El dijo, “No, hay demasiados que sufren. Hay demasiados que necesitan ser tocados por Dios.” Así que si vamos a Lucas 10:1 vemos, “ Después de estas

cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.” Miremos algunas de las instrucciones que dió a estos setenta en el Lucas 10:8: “en cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; 9. Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.” Ahora no sólo es Jesús y los doce los que están ministrando sanidad, sino que tiene a otros setenta ministros del Evangelio, que han sido ungidos por el Espíritu de Dios y que están llevando el poder sanador de Dios a las masas. ¿Pero sabe que? Aun con eso no se satiface su gran corazón lleno de compasión. El clama, “No es suficiente. Hay demasiadas personas que están sufriendo. Mi corazón se quebranta por ellos.” Vayamos a San Marcos 16:15-18. Encontramos a Jesús hablando con sus discípulos justo antes de su ascensión. El está diciendo, “...Id por todo el mundo y predicad el evangelío a toda criatura. 16. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 17. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18. Tomarán en la manos serpientes, y si bebieren cosa mortifera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán.” Ahora queridos amigos, eso es importante, especialmente si va a salir a todo el mundo. Porque irá a lugares donde tendrá que comer y beber cosa que normalmente no comería ni bebería. Pero El nos dice, “Te tengo cubierto.. Y luego dice, “Ellos,,,” ¿Quienes son ellos? Ellos son los que creen: Ellos, creyentes, usted. Nos dice, “..podrán manos sobre los enfermos y sanarán.” Esta comisión es para todo creyente. Mi amigo, si usted cree en Jesucristo y tiene manos, entonces aquí tiene una responsabilidad. Ahora Cristo y los setenta están ministrando a todos los que están viniendo a ellos, pero no dan a basto. El dice, “Necesitamos a más.” Ahora quiero que todos los creyentes pongan manos sobre los enfermos y los sanen.” De acuerdo con San Marcos, esas son las últimas palabras que Jesucristo dijo a sus discípulos antes de ascender a la diestra de su Padre. ¿No ven la importancia de esto? Mi amigo, nosotros creemos en la sanidad. Si sigue leyendo las escrituras en el libro de Los Hechos, verá a la iglesia primitiva en acción. Eran un grupo de creyentes que creían en la sanidad divina, y lo practicaban. En el último capítulo de Los Hechos, encontramos a todos los habitantes de la isla de Malta siendo sanados bajo el ministerio de San Pablo. Y eso sucedió treinta años después de Pentecostés. Así que vemos el ministerio de sanidad siguiendo a través del libro de los Hechos. También encontramos la enseñanza de la sanidad divina en la epístolas. En el libro de Santiago encontramos algo muy, muy importante. Vemos que la sanidad divina fue una de las ordenanzas establecidas por Dios para la iglesia. Santiago 5:14 dice, “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.”

Esta es una ordenanza para la iglesia de todas la generaciones. Mi amigo, esto es para usted; esto es para mí. ¡Esto es importante! Mire lo que dice en Santiago 5:15, “Y la oración de fe salvará ( o sanará) al enfermo, y el Señor lo levantará...” En el griego, la palabra “salvará” y “sanarà” son la misma. Debemos percatarnos de algunas cosas que dice aquí. Primeramente dice, ”Está alguno enfermo entre vosotros?” No dice, “ que su esposa llama a los ancianos...” No dice que otra persona llame por él. Sino dice que el enfermo debe llamar. Porque también tienen que demostrar algo de fe. No va a llamar, si no cree. Así que el enfermo llama, y luego los ancianos...o sea los que son maduros espiritualmente hablando, los que saben como, oran por él o ella, como sea el caso, ungiéndoles con aceite. El aceite sólo es un sìmbolo del poder del Espíritu Santo viniendo sobre ellos. El aceite en sí, no tiene poder. No importa si usa aceite de oliva o de maiz. Úngelos con aceite en el nombre de Señor. “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará..” Derechos de autor 2004 Respuestas con Bayless Conley

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