La Pareja

TEMA: LA PAREJA Comenzaré diciendo que el amor no solo es afecto sino una voluntad con intención de crecer ambos. En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante seguir siendo dos. El amor para el matrimonio es lo que la sabia es para el árbol. Amar requiere de paciencia, tolerancia, comprensión y esfuerzo. La elección y la relación en la pareja se determina por niveles conscientes e inconscientes esto es que, conscientemente uno sabe que tal o cual persona le conviene a uno por una serie de cualidades que observamos y cuando interaccionamos las dos personalidades se presentan, las que a su vez son producto de sus historias familiares . Para que la relación futura sea agradable y no se distorsionen los hechos, en la etapa del Noviazgo, ambos deben de conocerse profundamente, debiendo verse aspectos familiares de ambos, como sus valores, ideales, etc. Para que en el tiempo de la convivencia, luego de haberse casado, no aparezcan dificultades de índole familiar, cultural y social. Considerando que cada uno de los miembros de la pareja proviene de una familia diferente. Por lo tanto hay que tener en cuenta y comprender cómo ha sido la historia de cada uno. En esta etapa es fundamental observar a la Pareja ya que las experiencias infantiles son la columna vertebral de sus vidas y cómo las primeras experiencias son la base a futuro del ser humano. Esto se verá más claro cuando se encuentren más adelante en la relación de Pareja-Convivencia en la que se pueden presentar y observar situaciones de celos, envidias, competencias, abandonos y castigos. Por lo tanto, el noviazgo servirá para el conocimiento mutuo, en el que hay asuntos que deben de ser tratados, como el trabajo, la religión, el dinero, las familias, los hijos, etc. En los que ambos deben de reflexionar acerca del modo de superar las diferencias. Igualmente es en esta etapa se debe analizar el tema de la intimidad, que es el que apunta al diálogo, a ser capaz de confiar al otro nuestros deseos y secretos que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas. Es necesario también conocer su historia amorosa, asunto en la que con mucho tacto conoceremos sus amoríos precedentes, cuántos fueron , cuánto duraron y cómo terminaron (si fueron celosos, posesivos, ofensivos, deshonran). Debemos conocer el nivel de agresividad de la pareja, pues al principio mostraran su mejor cara y nunca los dientes, luego de un tiempo (5 meses dicen los expertos ) irán apareciendo la agresividad, la impaciencia, la ira, la impulsividad, etc. Igual de importante es el que toda pareja debe acordar previamente todo lo relativo a los vínculos que los cónyuges mantienen con sus familiares, con amigos o con otras personas. Habiendo transcurrido un considerable tiempo de noviazgo (2 años recomiendan los profesionales ) la pareja decide contraer Matrimonio, entonces la convivencia se va dando con su propia dinámica, construyéndose un mundo interno diferente. El matrimonio sirve para formalizar y legalizar un vínculo sentimental y sexual que asegure que la reproducción y la crianza de los hijos se den dentro de un ámbito familiar establecido. Pues hay parejas que no piensan en el matrimonio y, solo desean convivir. En la actualidad se argumenta que la vida moderna depara una serie de obligaciones, de modo que las relaciones sentimentales quedan postergadas y se establecen relaciones superficiales unidos solo por una especie de convenio que no conduce a llevar realmente a una vida de pareja basada en el amor. El buen éxito de un matrimonio depende de que ambos cónyuges se amen entrañablemente. El fundamento de la felicidad conyugal está en que el esposo y la esposa posean personalidades equilibradas y maduras y que sean capaces de reconocer que el amor es una planta de origen celestial, que es puro y santo. El matrimonio tiene que mantenerse en una relación horizontal donde ambos se ayuden, donde ninguno es sometido al otro. Un matrimonio maduro y abierto es aquel que le permite a ambos crecer y seguir desarrollándose y realizar el ideal de la paternidad y la maternidad. En todo matrimonio aparecen conflictos que hacen surgir la discusión. Por eso, en caso de presentarse, estas deben de ser constructivas, enfocando la situación, presentando sus inconvenientes. No se debe tomar jamás a la otra persona como blanco para insultos, no juzgar a toda su parentela que nada tiene

que ver con el asunto. Se debe de evitar discutir solo por dar la contra, con actitudes inmaduras, llorando o utilizando dolencias físicas. Es probable que la infidelidad sea la causa principal por la cual los matrimonios se destruyen y manejar esta situación es muy difícil para cada miembro de la pareja. Si se da el caso de infidelidad, la pareja no tiene necesariamente que llegar al divorcio. La mejor forma es afrontar el problema con la mayor sinceridad. Se debe luchar para ver qué sucedió e intentar arreglar lo más pronto. No es conveniente hacer participar a los hijos de este problema. La relación de muchas parejas están normadas por la violencia física y psicológica. Esta tensión genera un sentimiento de dolor en la mujer, que con el paso del tiempo se convierte en miedo: miedo al coito, miedo a ser abandonada, a no tener techo, a no tener que comer, a que falte alimento para sus hijos, a que les quite sus hijos, etc. Luego de unos años de violencia el amor en la pareja suele terminar. El vínculo puede continuar pero estará basado en el miedo y no en el amor. La violencia se presenta también en contra del varón convertido en un esclavo, en la que el hombre a consecuencia de los maltratos va a sufrir una alteración de su sexualidad, llegando a la impotencia o pensar en separarse. Hay personas que mantienen una relación de pareja que solo les trae sufrimientos y maltratos pero que no pueden dejarlos. En todo problema de pareja son dos los responsables.

REVISION DEL TEXTO BIBLICO San Pablo en su Carta a los Corintios en el Capítulo 13 señala: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se alegra de la injusticia, pero sí goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”. “Sujeción” de las esposas.- Hablar de Sujeción de las esposas se exponen a despertar antagonismos, por que se proclama ampliamente la igualdad de la mujer con el varón. Sin embargo, conviene que hablemos del tema puesto que nunca perderá vigencia y porque tiene importancia para la felicidad familiar.

Este principio de sujeción de la esposa a su marido no se refiere a un sometimiento esclavizador, sino a una colaboración conjunta en una causa común. La sujeción no implica la anulación de la personalidad de la esposa, de sus gustos, de sus ideas, de sus deseos, porque presta obediencia a un esposo amante, atento y abnegado que está dispuesto a renunciar a sus preferencias y opiniones en beneficio de su consorte. Al respecto el Apóstol San Pablo presentó dos Principios Rectores de la vida matrimonial, los que dicen: 1-“Vosotras mujeres, estad sujeta a vuestros propios maridos”, y 2-“Maridos, amad a vuestras mujeres”. “Deben los hombres amar a sus propias mujeres, como a sus mismos cuerpos: el que ama a sus mujer, se ama a sí mismo”. En el Capítulo 7 y versículos 10 y siguientes Pablo responde las preguntas de los Corintios (1) sobre el matrimonio: “A los casados el Señor les ordena, que la mujer no se separe de su marido. Lo mismo que el marido no despida a su mujer”

En el Cap. 19 Mateo , Jesús dice “El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá con su mujer, y serán los dos uno solo” “Lo que Dios ha unido el hombre no debe separarlo” En Marcos Cap.10- versículos 11y 12 Jesús dice “El que se separa de su esposa y se casa con otro comete adulterio.”

ORACION: Señor, Heme aquí junto a mi pareja. Venimos ante ti para pedirte que pongas en nuestros corazones paz y comprensión el uno para el otro. Ayúdanos Señor a que ante todo seamos compañeros, que crezcamos en confianza para poder contarnos todo cuanto hay en nuestras vidas. Ayúdanos a continuar por buen camino. Te agradecemos porque sabemos que eres tú quien propicia nuestra felicidad. Gracias Señor por bendecirnos. Amén.

Por: Luz María de la Rosa de González. 14-10-09.