La introducción del tabaco en Nicaragua data de los años sesenta, cuando tabacaleros cubanos a quienes la revolución castrista les había confiscado sus industrias, emigraron de la isla y llegaron a Nicaragua asentándose en la región de Estelí Según opinión de los tabacaleros de la región rápidamente los fértiles valles de Esteli y jalapa comenzaron a proporcionar tabacos de primera calidad. De la mano de varios de los cubanos instalados en tierras segovianas la fama del tabaco nicaragüense llegó a muchos países del mundo, consiguiendo los primeros lugares y una aceptación con identidad propia en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Suiza. En los años ochenta con el triunfo de la Revolución Sandinista, muchos industriales sufrieron la confiscación de sus fábricas o el incendio o destrucción de las mismas, debido a su ubicación en zona de guerra, lo cual, sumado al embargo norteamericano, forzó a la industria tabacalera a salir del país en busca de otras oportunidades. Algunos industriales tabacaleros se instalaron en la provincia hondureña de Danlí y otros incluso emigraron del istmo. La salida de Nicaragua del mercado estadounidense favoreció a Honduras por el traslado de su industria hacia este país, y especialmente a República Dominicana que tomó el puesto de Nicaragua en el medio internacional. En los años 1990 a pesar del restablecimiento político-económico del país la producción de tabaco no pudo levantarse pero si bien es cierto el nicaragüense es considerado a nivel mundial “lo mejor de lo mejor”, uno de los tabacos más finos del mundo.