LA CASA DE PIZARRO En los inicios de la Conquista del Perú, los españoles fundaron diversas ciudades. Muchas de ellas estaban asentadas sobre antiguas ocupaciones urbanas incas. En 1534, encontrándose Hernando Pizarro, como adelantado, en el Santuario de Pachacamac, envió una expedición para buscar un emplazamiento estratégico en donde se fundaría la ciudad que, más tarde, se convertiría en la capital del Virreinato. Los expedicionarios llegaron al valle de Lima y hallaron una cultura establecida, cuyo centro administrativo estaba edificado en torno de una plaza principal. Tanto la cercanía al mar y la fertilidad del valle, como un cerro alto y la infraestructura de dicho emplazamiento permitieron considerar a Francisco Pizarro la conveniencia de fundar allí la Ciudad de los Reyes, denominada protocolarmente "La muy noble, muy digna y muy leal Ciudad de los Reyes del Perú". La ceremonia de fundación se realizó en el lugar que en la actualidad ocupa la Plaza Mayor, el 18 de enero de 1535. De inmediato se procedió a repartir los terrenos entre los conquistadores presentes y entre los antiguos vecinos de Jauja y San Gallán, de acuerdo al plano trazado por Diego de Agüero, quien dividió el espacio en 117 manzanas. Cada una de éstas comprendía cuatro solares o terrenos. La casa del Gobernador Francisco Pizarro fue construida de una manera sencilla, con un patio al centro, y un jardín en el que sembró una higuera que existe hasta nuestros días. Al iniciarse la vida republicana, la antigua Casa de los Virreyes se convirtió en la Casa de Gobierno de la República del Perú, en cuyas instalaciones funcionaron también varios ministerios. En 1926, el Presidente Augusto B. Leguía encargó al arquitecto francés Jean Claude Antoine Sahut Laurent el diseño del nuevo Palacio de Gobierno. Pero, en 1932 se paralizaron las obras. Posteriormente, fue el Presidente Oscar R. Benavides quien encargó al arquitecto Ricardo de Jaxa Malachowski que completase la construcción. Los trabajos se iniciaron el 4 de agosto de 1937 con la demolición de la parte antigua. No fue hasta el año siguiente que se dio término a la obra, tras lo cual se inauguró oficialmente el Palacio de Gobierno. Los Salones Pedro Potenciano Choquehuanca y Eulogio Eléspuru Deustua El Salón Choquehuanca -al que se ingresa por la calle Palacio- recibe su nombre en homenaje a los soldados que ofrendaron sus vidas defendiendo Palacio en el ataque que éste sufrió el 29 de mayo de 1909, durante el primer gobierno del Presidente Augusto B. Leguía. En un lado del salón se encuentra un busto dedicado al patriota Choquehuanca, así como un retrato del Virrey Pedro Fernández de
Castro, Conde de Lemos, de autor anónimo, que data del siglo XVII. El diseño del Salón Eléspuru, que corresponde al estilo del Renacimiento español, incluye un hermoso artesonado que permite conocer el trabajo en madera que se tornó típico de la época colonial. La serie de arcos de medio punto, de influencia morisca, realza la belleza del mosaico utilizado en el piso. Trabajado en mármol italiano, este piso muestra un fino diseño donde destaca el color y la calidad del material. En este ambiente se exhiben dos calesas presidenciales. La primera calesa -de invierno-, que data del siglo XIX, fue encargada a la empresa británica Peters and Sons, que la construyó con madera y hierro. En su interior se observa, en la parte del techo, bordado en hilos plateados y dorados, el Sol de los Incas y, en sus puertas, el Escudo Nacional. En la segunda calesa -de verano-, fabricada por la empresa francesa Kellner, también se ha utilizado madera y hierro. Ambas calesas fueron utilizadas hasta 1974 en ocasiones especiales, como la ceremonia de presentación de cartas credenciales de los embajadores. Los últimos cocheros que las condujeron fueron los señores Tomás Meza y Alfredo Huallasco. Denominado así por sus impresionantes dimensiones, el Gran Hall es el primer espacio de Palacio al que se accede por la Puerta de Honor, por donde ingresan las más importantes autoridades. En sus flancos se aprecian hermosas columnas y relieves trabajados en estucado en yeso, decorados con pinturas y pan de bronce. El diseño del piso de mosaicos de mármol italiano presenta al Sol geométrico en el centro, rodeado por diversas y complejas decoraciones. El Gran Hall se pueden apreciar, además, en toda su magnificencia, los vitrales que integran el techo del enorme ambiente. El espléndido trabajo, influido por el art nouveau -en boga en la primera mitad del siglo XX- ilumina el espacio interior con una tenue luz. Finalmente, en el Gran Hall se exhibe una galería de bustos que representan a personalidades de la historia de América Latina -del escultor Miguel Bacca Rossi- y dos esculturas de los Libertadores de América, Bolívar y San Martín, cuyo autor es el artista Luis Agurto. A través del Gran Hall se accede a la residencia del Presidente de la República, en cuyo interior se hallan otros salones importantes y un patio sevillano en donde se conserva, hasta nuestros días, la higuera que sembró Francisco Pizarro. En el segundo piso del Gran Hall existe una galería decorada en estucado en yeso blanco. En este piso se encuentra el salón de reuniones del Consejo de Ministros. EL GRAN COMEDOR iseñado por el arquitecto Ricardo Jaxa Malachowski, el Gran
Comedor constituye uno de los espacios más atractivos de Palacio. Su estilo recuerda a los elegantes salones coloniales de la época del Barroco. Son destacables el tallado de los zócalos, el impresionante artesonado con vigas talladas y sus dos suntuosos balcones -cuyo diseño se basa en el estilo colonial de Lima-, que esconden salas de música para orquestas de cámara con que se amenizaban las reuniones realizadas en el Gran Comedor. El tallado, a cargo del maestro E. Laya, fue ejecutado por la empresa Ciurlizza Maurer. Lo que más impresiona es la hermosa araña de cristal, ubicada al centro del salón, cuya construcción se encargó -como tres más pequeñas- a Checoslovaquia. La gran araña, que pesa aproximadamente una tonelada y media, se ilumina con 175 focos. Entre las obras artísticas que adornan el Gran Comedor se debe mencionar seis hermosos lienzos de la época colonial. Los cuatro que están situados en los extremos del salón pertenecen al artista A. Brueghel, del siglo XVII, en tanto que los otros dos que aparecen al lado de la puerta de ingreso son del artista napolitano Jerónimo Cenatiempo, del siglo XVIII. La capacidad del Gran Comedor permite invitar a 250 comensales y sus hermosas sillas lucen en el dorso un estampado dorado del escudo de Francisco Pizarro. En este salón se firmó, en 1980, el Tratado de Paz entre Honduras y El Salvador. Asimismo, desde aquí impartió la Paz al Perú, en 1985, el Papa Juan Pablo II. Por este motivo se le conoce también con el nombre de Salón de la Paz. Las placas que conmemoran ambos acontecimientos se encuentran en el vestíbulo que antecede al Gran Comedor. Anteriormente conocido como Salón Francisco Pizarro, adquirió su nueva denominación, Salón Túpac Amaru, en la década del 70, durante el Gobierno del General EP Juan Velasco Alvarado, debido a la política nacionalista y a la admiración que el referido gobernante profesaba al precursor de la Independencia del Perú. El Salón Túpac Amaru Anteriormente conocido como Salón Francisco Pizarro, adquirió su nueva denominación, Salón Túpac Amaru, en la década del 70, durante el Gobierno del General EP Juan Velasco Alvarado, debido a la política nacionalista y a la admiración que el referido gobernante profesaba al precursor de la Independencia del Perú. En el salón predomina el estilo neocolonial. Mide 35 m. de largo y está dividido en tres cuerpos: una rotonda central de 11 m. de diámetro y dos alas laterales de 12 m. de largo por 8 m. de ancho. En la rotonda se puede apreciar una hermosa cúpula de madera con una farola de vitrales en el vértice. En los ángulos inferiores de la rotonda, cuatro hornacinas se advierten relieves en yeso con motivos incaicos, producidos por la inspiración de Daniel Casafranca.
Este salón fue el primer comedor oficial de Palacio, con una capacidad que albergaba a 172 comensales. Quedó en desuso cuando se construyó el nuevo Gran Comedor en la época del Presidente Benavides. En la actualidad se utiliza para las conferencias de Prensa del Presidente de la República y de los Ministros de Estado, así como para la celebración de diversos actos oficiales.
EL SALON SEVILLANO
En el salón predomina el estilo neocolonial. Mide 35 m. de largo y está dividido en tres cuerpos: una rotonda central de 11 m. de diámetro y dos alas laterales de 12 m. de largo por 8 m. de ancho. En la rotonda se puede apreciar una hermosa cúpula de madera con una farola de vitrales en el vértice. En los ángulos inferiores de la rotonda, cuatro hornacinas se advierten relieves en yeso con motivos incaicos, producidos por la inspiración de Daniel Casafranca. Este salón fue el primer comedor oficial de Palacio, con una capacidad que albergaba a 172 comensales. Quedó en desuso cuando se construyó el nuevo Gran Comedor en la época del Presidente Benavides. En la actualidad se utiliza para las conferencias de Prensa del Presidente de la República y de los Ministros de Estado, así como para la celebración de diversos actos oficiales. II
HISTORIA DE LAMBAYEQUE
Diversas etapas de la ancestral cultura per uana se han desar rollado en Lambayeque, existen hallazgos que datan desde los tiempos de los cazadores nómades hasta culturas tan sofisticadas como los Mochica, los Sicán o los Chimú. Alrededor del siglo I d.C . diver sos señores Mochica dominaron la r e gión, log rando un alto nivel de producción a g rícola y desar rollo ar tístico. Hacia el siglo VII d.C . el poder Mochica colapsó para dar paso a otras influencias provenientes del sur vinculadas a la cultura Huari a par tir de las cuales, nació una nueva expresión cultural local conocida como Sicán. Contaban los antiguos lambayecanos que mucho tiempo atrás, apareció ante los pescadores una g ran flota de balsas extr añas. Los recién lle gados venían dirigidos por un señor muy bien ataviado llamado Naylamp, "Gran Ave del Mar". Sor prendido por la laboriosidad y destreza de los habitantes de la zona, Naylamp decidió mandar constr uir un templo para alojar a la ima gen de Ñam Pallec, un ídolo de piedra que era su retrato. Los vecinos de los alrededores no dejaban de sor prender se
por el buen gobier no de este señor, poco a poco, fueron inte g rándose a sus dominios. Un día, Naylamp desapareció. Se gún los sacer dotes le habían brotado alas y había emprendido el vuelo. Fueron sus descendientes, entonces, quienes debieron mantener la tradición. Este mito nos cuenta los orígenes de una de las culturas más impor tantes de la costa nor te, la cultura Lambayeque o Sicán, un pueblo de ag ricultores y nave gantes cuyo desar rollo alcanza su apogeo alrededor del siglo VIII d.C . Los Sicán log raron un dominio ma gistr al en el trabajo con metales. Las joyas encontradas en las tumbas muestran que contaron con g r upos de orfebres altamente especializados. Hacia inicios del siglo XV, una nueva influencia ar ribó a Lambayeque, los Chimú, ellos conquistaron el ter ritorio y más tarde los Incas incor poraron estas tier r as al Tahuantinsuyo. La presencia hispana en Lambayeque se consolidó con la fundación de la ciudad del mismo nombre en 1553 y la de Zaña en 1563, ésta ciudad que tuvo que ser abandonada como consecuencia del desborde del río Zaña que la destr uyó por completo. Lambayeque se convir tió a inicios del sig lo XIX en uno de los principales focos patriotas; sus acciones implicaron no sólo la recaudación de dinero para la causa, sino también for mar par te de los tropas que enfrentaron decididamente al ejército realista. Ya entrada la República, se desar rollaron con éxito en la zona las haciendas productoras de azúcar y ar ro z. FOLKLORE En Lambayeque se cultivan diver sas manifestaciones culturales, que van desde ale g res bailes como la Marinera y el Tondero, hasta las peleas de gallos de pico y los Caballos Per uanos de Paso montados por exper tos chalanes (domador, entrenador y jinete del Caballo de Paso Per uano). Además, en muchos pueblos, se practica la medicina tr adicional o el curanderismo, acto en el que el curandero o shamán recur re a hierbas y ritos mágicos para aliviar los pesares de la gente.
Ronald Ramírez Olano