Así empezó todo... Patricios es un pueblo rural fundado el 17 de marzo de 1907 que pertenece al partido de Nueve de Julio, ubicado a 240 kilómetros de la Capital Federal, y en el que se gestó un nuevo grupo de teatro comunitario en el año 2002. Durante el marco de un Taller de Teatro, Comunidad y Memoria realizado en noviembre de 2002 en la ciudad de La Plata, organizado por la Comisión Provincial de la Memoria y coordinado por Adhemar Bianchi ( teatrista uruguayo que arribó a Buenos Aires en el año 1973) y Ricardo Talento( reconocido teatrista, nació en Buenos Aires en el año 1948), dos oriundas de Nueve de Julio, la doctora Mabel Hayes y Alejandra Arosteguy, se convencieron definitivamente de que ese tipo de propuesta de trabajo teatral comunitario era lo que Patricios necesitaba para despertar de su letargo o de largo sueño. Para entender lo que el teatro significó para este pueblo, hoy sede de una gran fiesta popular, hay que revisar la historia de Patricios, su período de mayor apogeo, las causas de su inmovilidad y lo que se generó a partir de la aparición del grupo de teatro comunitario. Patricios era estación de ferrocarriles desde 1907. Según el relato de Inés Hayes y Miguel Ángel Domínguez “para el año 1930, la red ferroviaria representaba el 45 % del tendido total de América del Sur. Cargaba 50.000.000 toneladas por año y transportaba diez veces más pasajeros que hoy. Patricios, como estación Terminal, era un pueblo ferroviario por excelencia, pujante, en pleno desarrollo. Es por esto que el pueblo nació a partir del trabajo que generó el paso del tren, lo habitaban 6.000 habitantes, entre ellos un 20 % de aspirantes a maquinistas ferroviarios y foguistas. En los talleres se reparaban locomotoras entre otras tareas. Cuando se empiezan a correr lo rumores de las perdidas millonarias que causaba el ferrocarril y en 1955 aparece la temida sombra del Fondo Monetario Internacional, se comienzan a pedir los ferrocarriles bajo la solapada intención de “reestructurarlos” iniciándose el declive de la actividad ferroviaria”. En el período nefasto del último golpe militar de los años 60, los ferrocarriles fueron parte de los vienes estatales entregados en garantía de préstamo tomados por privados, mecanismo que potenció la deuda externa a cifras impagables. Como consecuencia, se cerraron ramales y estaciones, se despidieron trabajadores ferroviarios, otros fueron trasladados a diferentes destinos. El año 1977 fue el año en el que se escuchó por última vez la bocina del tren. Y con este silencio Patricios también se apagó. Los empleados ferroviarios que no fueron despedidos tuvieron que emigrar del pueblo a falta de otra fuente de trabajo. El pueblo se fue deshabitando paulatinamente y de 6.000 habitantes que tuvo alguna vez pasó a tener sólo 600 y quedar aislado no sólo del acceso a Buenos Aires por medio de las vías del ferrocarril, sino también a separarse de Nueve de Julio por que después de los 15 kilómetros de carretera, para llegar al pueblo hay que adentrarse en 6 kilómetros más de tierra arcillosa que dificulta el acceso en épocas de lluvia. Se suma a esto la falta de gas natural. Habitan mayormente en Patricios gente de edad, jubilados y pensionados, muy pocos comerciantes que preservan, como una forma de resistencia y resiliencia y, como para no olvidar el pueblo que fue alguna vez, sus antiguos almacenes cubiertos del glorioso pasado. Patricios se acostumbró a vivir bajo la impronta del sufrimiento y del desarraigo. Familias enteras fueron desintegradas por el traslado de sus habitantes y, en sus manzanas, las casas se fueron convirtiendo en moradas de un pueblo fantasma abandonadas al implacable avance del deterioro y de la vegetación que las toma poco a poco. Es en el año 2002, cuando Mabel Hayes y Alejandra Arosteguy, una actriz de Nueve de Julio, se reúnen por primera vez en el Club del Trueque de Patricios para presentar la propuesta. Ante un grupo un poco más numeroso del que en principio se había entusiasmado con la idea, Adhemar Bianchi y Ricardo Talento viajan a Patricios con el fin de transmitir su experiencia. Contaron, que el teatro es una fiesta e implica reunir a vecinos para que cuenten sus historias, sus memorias, sus tristezas y sus alegrías. Ya entonces, se empezaba a conformar el grupo de teatro comunitario Patricios Unido de Pie. Enseguida empiezan por el trabajo con el que se inicia la metodología de todo teatro comunitario: ¿De qué queremos hablar o qué queremos contar en
nuestro espectáculo? El ferrocarril aparece como tema excluyente. Porque cada familia tiene una historia relacionada con éste. En los primeros encuentros, los vecinos fueron contando sucesivamente sus historias relacionadas todas ellas con el tema en común de la desaparición del tren y se pusieron a trabajar en improvisaciones, a las que luego su directora, Alejandra Arosteguy, fue plasmando en dramaturgia gestada de la creación grupal. Una vez atravesada la catarsis, el objetivo fue desconectarse del lamento y la tristeza y ponerse en actividad. Del letargo a la acción. Porque el teatro comunitario es esencialmente eso, partir de la premisa de que toda persona es creativa, lo que resta es estimular, despertar o recuperar la capacidad de creación de cada individuo. El nuevo grupo de teatro comunitario de Patricios constituye un caso emblemático dentro de las agrupaciones de estas características. Primero porque trabajan con vecinos de un pueblo rural, y también, como todos los grupos, porque trabajan para recuperar, a través del teatro, la historia, la memoria y la identidad de su propio pueblo. En este sentido, dicha agrupación recupera la historia de su pasado en un intento de cicatrizar sus heridas, reúne por primera vez al pueblo entero (como actor y/o espectador)y cuenta en su primer espectáculo denominados Nuestros Recuerdos su propia historia. Construye su propia identidad fragmentada e incomunicada tal como quedó el pueblo después de escuchar el silencio del paso del último vagón. En diciembre de 2003, 2004 y 2006, Patricios fue sede de tres Encuentros Nacionales de Teatro Comunitario, cuyo objetivo fue el de reunir durante varios fines de semana completos a diferentes que hacen la misma actividad para que, en forma intensiva, compartan y muestren sus trabajos. En el Primer Encuentro, 250 vecinos-actores de otros grupos visitantes se alojaron en Patricios para compartir sus espectáculos con el de la comunidad local. Estos fueron: Los Pompapetriyasos de Parque Patricios, Alma Mate de Flores, Matemurga de Villa Crespo, Boedo Antiguo, Res o no Res de Mataderos, El Épico de Floresta y el grupo de teatro de Pompeya. Además, concurrieron integrantes del Circuito Cultural Barracas y el multitudinario Grupo de Teatro Catalinas Sur. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento fueron declarados ciudadanos de honor por el municipio. Ya en el Segundo Encuentro, se sumaron a los conocidos otros grupos que conforman la red, Los Villurqueros de Villa Urquiza, Los Dardos de Rocha y Los Okupas del Andén de La Plata. En el último encuentro de diciembre de 2006, y dada la proliferación de grupos de teatro, fue imposible albergar en el pueblo a la totalidad de los mismos, por lo tanto la red de teatro comunitario convocó al encuentro de Patricios sólo aquellos grupos nuevos que ya tuvieran el germen de su espectáculo y a grupos antiguos, pero con espectáculos nuevos. Patricios es también sede de Avecinarte desde el año 2005. Estos son encuentros que convocan a cineastas, grupos de teatro y circo que también trabajan con vecinos. En el primer encuentro se presentaron tres producciones teatrales: Romero y Juliera del reciente conformado Grupo Comunitario de Nueve de Julio, Los Cruzavias; Visita Guiada de Parque Patricios; Nuestros Recuerdos, del grupo del pueblo organizador del encuentro. También participaron con videos y documentales realizados con sus respectivas comunidades: Los del Saladillo de Nueve de Julio y los chicos de la Escuela del barrio La Boca que presentaron la película La Escuela de Quinquela. Asimismo, se dieron talleres de cine y circo. El Circo Social del Sur, que trabaja en la villa 24 de Barracas también participó de este encuentro. En marzo del 2007, el Circo Trivenchi se presentó en Avecinarte con un taller de circo y malabares y un taller de juegos y juguetes para los más pequeños. Se proyectaron películas de los vecinos de Saladillo y Pehuajó ; y en el galpón ferroviario recuperado por los vecinos, una exposición de fotos de jóvenes adolescentes del barrio Ocho de Mayo, del Centro Por un Mundo Mejor y de las Escuelas Rurales de Alternancia de la región dominó con su propia estética el encuentro de tres días. Patricios Unido de Pie hoy cuenta con 45 vecinos actores que se reúnen dos veces por semana a ensayar en los que fueron los talleres de reparación de locomotoras. Su espectáculo, Nuestros Recuerdos, es nada menos que una biografía del lugar, el relato de un pueblo que se resiste , ahora con este emprendimiento artístico, a ser un pueblo fantasma y que se presenta en su escenario natural, al aire libre en las mismas vías y en el andén del tren.
A cada encuentro teatral que realizan en el pueblo, concurren más de 400 personas provenientes de diferentes lugares. Para el pueblo, el teatro es una fiesta porque aquellos que no se animan al escenario, gestan microemprendimientos que le dan un nuevo impulso a la comunidad. Se fabrican artesanías, manualidades, dulces, se improvisan kioscos, cantinas, paseos en caballo, tractores y carros, así como también visitas a los centros de interés como el Museo Ferroviario, que antes fuese la escuela de maquinistas y que lo dirige el memorioso maquinista Raúl Alberca, desde 1990. También los mismos habitantes de estas manzanas abren sus casas al original sistema de hotelería llamado por ellos mismos D y D (dormir y desayunar), por el que ofrecen albergue y desayuno completo a aquellos que prefieren la estadía en las casas de los habitantes del pueblo y así compartir mate y charla .una verdadera fiesta que el pueblo espera con las mismas ansias que, en otro tiempo, esperaba el tren. Con el teatro comunitario, Patricios sacudió su modorra, articuló a una comunidad incomunicada y empobrecida para recuperar la memoria y la historia de su propio lugar de pertenencia. Tendió redes de comunicación y estimuló otras formas de gestión y participación. Básicamente como grupo, el pueblo más unido que nunca, tiene un proyecto teatral y lo presenta, pero paralelamente, el teatro que como forma de arte , tiene el agregado de fortalecer la confianza y la autoestima, proporciona y anima a la comunidad entera y unida también a gestionar y reclamar no desde la individualidad sino desde la presión de la pluralidad. Hoy, las vías que en otro tiempo fueron lugar de trabajo y acción, fueron tomadas por el arte. Hoy, Patricios Unido de Pie refleja en el nombre mismo de la agrupación comunitaria la síntesis de su labor: un pueblo unido, todo junto, dispuesto a la acción. Y a la acción creativa. Nada menos. Las promotoras del proyecto de teatro comunitario… Alejandra Arosteguy nace en Nueve de Julio el nueve de diciembre de 1965. Vivió sus primeros diez años en el campo y es en los actos escolares de su pequeña escuela rural dónde descubre que el teatro “le hacia sentir cosas que eran difíciles de explicar y la maravillaban”. Terminados sus estudios secundarios, se radica en Buenos Aires para estudiar artes escénicas en la Escuela de Teatro de San Telmo. Militó en Izquierda Unida y luego en el Partido Obrero y fue la primera candidata a intendente mujer de Nueve de Julio. Cuando en el año 2003 realiza en La Plata el taller de Teatro, Comunidad y Memoria a cargo de Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, siente con convicción que lo que quería hacer era eso que ya hacían los maestros del teatro comunitario. Articular lo social y comunitario con el teatro significaba que su eterna búsqueda comenzaba a encontrar la sensación de plenitud que esperaba para su vida. El teatro comunitario le abre muchas posibilidades y la ubica, casi sin quererlo, en el rol de la dirección teatral. Con ese nuevo compromiso empieza a viajar semanalmente a Buenos Aires para estudiar dirección teatral con Juan Carlos Gené, Pedagogía Teatral en la Escuela de Teatro de Buenos Aires y cursa varios talleres de clown. En el año 2004 es contratada por el Ministerio de Salud para trabajar en un Proyecto Barrial Participativo que le permite crear un segundo grupo de teatro comunitario: Los Cruzavías. Este grupo lo integran vecinos de un barrio muy grande ubicado “del otro lado de la vía”, dónde se asienta la nueva pobreza. Con esta nueva experiencia comprueba, una vez más, que el arte es una poderosa herramienta de transformación social y abre sus primeros talleres para adultos y niños. Mabel Hayes nace en Nueve de Julio el 13 de abril de 1938, allí cursa sus estudios primarios y secundarios. En la ciudad de La Plata se doctora en Medicina especializada en pediatría, sin embargo ya desde el tercer año de su carrera comienza a frecuentar los hospitales. En 1970 contrae tuberculosis, motivo por el cual debió interrumpir todas sus actividades por seis meses. Después de su recuperación se radica nuevamente en Nueve de Julio y allí trabaja en diferentes unidades asistenciales, fue Directora del Hospital zonal, Directora de la Región Sanitaria hasta su retiro,
aunque aún hoy se desempeña como Auditora Médica de la Federación de Clínicas de la provincia de Buenos Aires. En 1977 viaja por un año en colectivos de línea a Costa Rica y trabaja en medicina comunitaria durante un mes en Panamá. A su regreso realiza un posgrado en Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires que le abre nuevas perspectivas acerca de la atención personalizada y comunitaria. Mientras estudiaba medicina, Mabel Hayes fue alumna de la Escuela de Teatro de la Universidad Nacional de La Plata que, por ese entonces, dirigía Juan Carlos Gené. Trabajaba en el Hospital de Niños de La Plata y en Centros de Salud de la misma municipalidad y conformaba la Trouppe So-ka-von en la que teatralizaron entre otros: Los tres mosqueteros, Macbeth, Romeo y Julieta. Cuando trabajaba en la sede del PAMI impulsó el proyecto de creación de escenas breves y la conformación de grupos de teatro que procuraran el recuerdo y la recuperación de la historia no escrita. Cuando experimenta con Alejandra Arosteguy el taller de Teatro, Comunidad y Memoria, observa que no estaba muy distante de lo ejercitado con la medicina comunitaria. En Nueve de Julio también se involucra con la actividad física para combatir el sedentarismo en los adultos residentes en chacras y realiza actividades de medicina preventiva a través de la danza, el teatro y la proyección de documentales. Trabaja en proyectos del PAMI para integrar a los ancianos con otros sectores de la sociedad en actividades de pintura, narraciones de cuentos y vacaciones compartidas con la idea de articular a la familia y de que la gente joven se integre con los ancianos. Mabel Hayes junto con Alejandra Arosteguy coordinan el grupo comunitario de Patricios y “Bicho” actúa en los dos espectáculos: Nuestros Recuerdos y Romero y Juliera. Nuestros Recuerdos: el primer espectáculo de Patricio Unido de Pie Nuestros Recuerdos es un espectáculo que reúne y condensa el poder de la resistencia y resiliencia cuando el teatro comunitario se propone rescatar la memoria y la identidad de un pueblo. Es cierto que en la obra teatral la nostalgia por la bocina del tren es notoria. El espectáculo cuenta la historia de Juan, uno de los tantos maquinistas que tuvo que emigrar por la fuerza del pueblo y dejó a Ana con la ilusión de volver alguna vez. Ana espera, ansiosa, de manos del cartero que la pretende, la carta que parece no llegar más. Sin embargo, no se resigna. Espera a quien le prometió matrimonio y que por las circunstancias del cierre del ferrocarril se vio obligado a emigrar para mantener la dignidad más elemental que brinda el trabajo. Manuel, el pintoresco estanciero que sostiene con poco tacto y patético orgullo: “que hay dos tipos de personas: las que ensuciamos y las que limpian lo que los demás ensuciamos” intenta, vanamente, conquistar el corazón de Ana y salvarla de su condición de ama de casa y empleada doméstica. Pero Ana, que encarna a una mujer trabajadora y de firme carácter, rechaza con contundencia al caricaturesco personaje devolviéndole no sólo las flores que le regalase como muestra de su galantería, sino que también le devuelve con convicción sus dichos discriminativos a los trabajadores, gesto que el público celebra con aplausos porque no sólo rechazó la soberbia y la comodidad sino porque prefirió la humildad de Juan. Pero el espectáculo cuenta mucho más que una historia de amor. Cuenta la historia de Patricios, de cómo fueron constituyéndose en un pueblo pujante por excelencia, en pleno desarrollo por el trabajo que generaba el tren y de cómo se fue poblando de diversos trabajadores, muchos de ellos inmigrantes venidos de Francia, Italia, España con el afán de productividad. Sin embargo, la evocación por la desaparición del tren tiene como objetivo mantener alerta la memoria, y la idea general es incorporar propuestas, concretar proyectos y mirar hacia el futuro. En este sentido, la obra tiene momentos de excepcional inteligencia, como la presencia del personaje del linyera (encarnado por Mabel “Bicho” Hayes que interviene de manera de prólogo y enlaza con sus
comentarios las diferentes escenas. Este emblemático símbolo del deterioro, el estado del pueblo cuando, resignado, se consumía en la queja y el dolor sin remedio, viste despojos y, de lo que queda de su vestimenta, cuelgan cacharros, utensilios de cocina y herramientas oxidadas en desuso. No por nada, Ana y el cartero la protegen del desamparo, porque ellos están dispuestos a movilizarse, como una metáfora de lo que la comunidad fue logrando a partir de la unión que los convocó para hacer teatro. Los parlamentos de la linyera o “crota”, como la llaman los mismos personajes, son fragmentos de vivencias plasmadas en una carta de una habitante del pueblo que irrumpen en escena con la nostalgia de quien vio nacer y crecer a sus cinco hijos y vivir el pueblo como una fiesta hasta su destrucción. Conmovedor es el momento en que la linyera relata cuando las mujeres del pueblo iban a la torre del agua, dónde está ubicado el tanque que abastece a la comunidad, a revisar por las noches las listas de los nombres (en definitiva de sus hombres) que serían trasladados a nuevos destinos. También es de fuerte y emotiva teatralidad el comienzo de la obra, cuando el grupo de los más pequeños (niños de entre diez y cuatro años) rememoran las etapas del Patricios que fue alguna vez e ingresan por el andén marchando alineadamente, como antes los vagones, reproduciendo el andar del tren, agitando diferentes elementos de percusión (algunos creados especialmente a través de la imaginación)evocando, así, la bocina y la marcha del ferrocarril. O cuando en otras escenas, utilizan las antiguas herramientas que ocupaban los empleados más rasos del ferrocarril, los catangos, para limpiar las vías y cantar allí mismo, una de las tantas significativas canciones del espectáculo. Como la totalidad de los grupos de teatro comunitario, Patricios Unido de Pie favorece la acción de sucesión generacional. Los más pequeños del grupo se educan en un clima de fiesta porque ven hacer a sus padres y a sus familias algo más que callar, los ven hacer algo fundamental que es tomar la palabra. Y eso se advierte en la obra; vecinos que no tienen en el sentido estricto formación actoral, pero que con el entrenamiento y práctica la adquieren de sus maestros, comprenden que la representación es el recurso fundamental para darle voz a la verdad, luchar y reclamar por lo que es justo. Patricios Unido de Pie presentó y presenta actualmente su primera obra en su propio andén y la ha llevado a diferentes localidades como Rivadavia, Carlos Tejedor, Babio, Timote, América, Carmen de Areco, Quiroga ( en ocasión del centenario de la llegada del tren) La Limpia, en la localidad de Bragado, Buenos Aires, La Pampa. También la presentaron en la Legislatura de La Plata en ocasión de la presentación de una ley en defensa de la recuperación de los pueblos rurales. Novedosas propuestas solidarias gestada a partir del Teatro Comunitario ☺”PROGRAMA PUEBLO”: Un emprendimiento importante y, sin duda, emergente de la movilización que originó el efecto expansivo del fenómeno teatral de Patricios, es el Programa Pueblos. Los mismos habitantes del medio rural, aquellos que eligieron el campo para vivir, desarrollarse, educar a sus hijos y no cerrar las casas para seguir superpoblando la capital y el conurbano bonaerense pensaron en esta alternativa de proyecto laboral. Los protagonistas del proyecto reconocen que por mucho tiempo estos pueblos del interior de Buenos Aires (y los del interior del país) han sido olvidados, marginados e ignorados por las administraciones políticas de turno. Sus objetivos son concretos: revertir la realidad de pueblos que se están despoblando con propuestas atractivas que signifiquen cambiar radicalmente la realidad que se vive hoy. De esta manera, los mismos vecinos y algunas instituciones están trabajando para rescatar la identidad de cada pueblito a partir de lo que cada uno pueda ofrecer: fiestas populares, turismo local, festivales musicales, recuperación de clubes y hoteles y cualquier otro emprendimiento que contribuya a generar fuentes de trabajo, promover el arraigo al pueblo, rescatar los recursos naturales propios y mostrar cómo se vive y cómo se vivió en esas zonas rurales. Dicho programa lleva incorporados muchos jóvenes habitantes comprometidos en
trabajar para sus pueblos en este tipo de emprendimientos y llevan adelante la formación de capacitadores para conformar un grupo de trabajo organizado que logre gestionar recursos en un futuro mediato e inmediato. ☺ PLAN DE DESARROLLO LOCAL A partir de la convocatoria que genera el teatro en la localidad, los vecinos se vieron entusiasmados para continuar mejorando su calidad de vida y así desarrollar sus propias producciones. Surge, entonces, el “Plan de desarrollo loca” cuyo requisito fue abarcar los esfuerzos e intereses en proyectos asociativos de un mínimo de tres personas para presentar ante las autoridades municipales y ser evaluados para su aprobación. Cada proyecto fue presentado en forma escrita con sus correspondientes objetivos, su actual infraestructura y locación y sus necesidades presupuestadas. Entre los proyectos figuran el “D y D”( dormir y desayunar) cuyo servicio es prestar alojamiento y desayunos en casas de familias a los visitantes que llegan a Patricios para compartir con los propietarios los sanitarios y la cocina por un precio razonable. Para llevar adelante este emprendimiento se pidieron mejoras en la construcción de quince viviendas particulares que tiene interés en seguir desarrollando el proyecto con el fin de optimizar el servicio y los niveles de sanidad. Otro de los proyectos presentados es el de la elaboración de manufacturas (tapas de pasteles y empanadas y pastas frescas con harinas de trigo, soja y maíz). La comercialización de estos productos se provee entre los habitantes de Patricios en cada uno de los eventos que se organizan en la comunidad y para el servicio “D y D”. También se han presentado proyectos de criaderos de cerdos y aves, cuyo fin es la cría para la producción de huevos, y carne de ave y cerdo. El alcance del proyecto es cubrir las demandas locales del partido para alcanzar luego un mercado de tipo zonal. Los requerimientos para llevar adelante estos emprendimientos que, al momento, se desarrollan precariamente en los terrenos de las mismas familias promotoras, buscan mejorar las condiciones de las instalaciones y construir comederos, bebederos y alambrar los predios ☺ OTROS PROYECTOS Diferentes proyectos presentados han sido el de refacción del Camping Club Compañía General Buenos Aires , la refacción del local Caritas para brindar cursos de formación en tejido y costura, un proyecto de construcción de herrería liviana, otro de fabricación y venta de bloques de cemento, un proyecto de elaboración de productos artesanales (dulces y conservas), la refacción del Club Atlético Patricios que es sede de fiestas y proyecciones de cine con un sistema de calefacción, un proyecto de hospedaje en la estación, un centro comunitario de Internet y una Escuela de Arte y Transformación Social que funcione en los antiguos edificios de los galpones de máquinas, en el predio del Ferrocarril General Belgrano. Catorce microemprendimientos gestados (la mayoría en funcionamiento) todos, a partir de la transformación que el Grupo de Teatro Comunitario Patricios Unido de Pie ha logrado promover y desarrollar a partir de la revalorización de los ciudadanos a través de la experiencia teatral.