La Biblia Del Gato

  • June 2020
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  • Words: 1,288
  • Pages: 3
La historia de un asesino

Bueno, la onda es más o menos así, hay que poner algún documento de Word, o lo que sea para usar Scribd. Todos sabemos que nadie va a leer esto, pero yo escribo igual… Hoy pregunté si podía en vez de agregar un documento de agua, que por cierto, era aburrido e inconexo con el resto de la página, ( ya sé que nada tiene sentido y es todo inconexo, pero es así, me pidieron un blog, yo hice un blog, qué quieren que haga? No me juzguen, los odio) podía postear una producción personal y me dijeron que sí, así que como esto es solo para saber si sé usar Scribd, ( que hasta ahora no tengo la más mínima idea de qué es, pero supongo que lo averiguaré cuando tenga que subir ) voy a hacer como un Post, pero en Word ( no volvamos a entrar en el circulo del sentido. Es así y punto)

Voy a contar de la vez que tuve un gato (alguno tiene una idea mejor? Entonces dejen de criticarme)

Michifús, Chapter 1.

A mi corta edad de 8 años, jugando en una plaza, me encontré un gato, (cabe destacar que a los 8 años no tenía la más mínima idea de absolutamente nada, y no era el chico avivado que soy ahora). Yo, feliz de la vida, lo llevé a mi casa y le pregunté a mi papá si me lo podía quedar, que en realidad me dijo que no, pero le rompí tanto las bolas que me lo dejó. Cuando llegó mi vieja, pegó un gritó que despertó a mi abuelo que está enterrado en el fondo de mi patio. Tenía un trauma con los gatos por algo que pasó cuando era chica, (fuentes confiables afirman que se peleó con un tigre de bengala y la película Rambo está basado en ella). En fin, tiene suerte de estar viva. La cosa es que al final de todas las discusiones, me quedé con la ternurita, que en realidad era un gato sucio y callejero, pero que supo cómo ganarse mi cariño.

Como pasaba mucho tiempo en la casa y no tenía más amigos que mi playstation, ahogaba al animal bastante con mi omnipresencia adonde quiera que estaba. Por eso, jugaba ( o intentaba hacerlo) bastante con el gato… Pero el gato, a fin de cuentas, era una vergüenza para su especie, el muy puto no sabía hacer nada, yo, que veía mucha tele, me esperaba alguna clase de truco en una mini-moto, que se ponga algunos anteojos negro, o a lo sumo que se baje de la cama solo, pero ni eso sabía hacer, por lo que lo alenté a que haga lo único que sabía hacer. Comer. Le daba de comer unas ocho veces al día, (tengan en cuenta que era lo único que podía hacer, el gato era un inútil y cuando lo tocaba me arañaba el muy puto).

Capitulo 2: “O se va el gato o me voy yo” Fueron las palabras de mi vieja, que si hubiéramos respondido con sinceridad, creo que sería huérfano.

Después de que dijo eso, empecé a sospechar que mi vieja no quería al gato, encontraba sospechosos “veneno para gatos” al lado de su comida y trampas eléctricas rodeando los ovillos de lana –por suerte el gato era demasiado vago para jugar con eso-. Entonces pensé que podría hacer un pacto con la asesina frustrada. Quizás si le enseñaba al gato a cazar ratones las trampas y el veneno iban a disminuir, así que se lo propuse. Ella aceptó. Solo quedaba algo por hacer. Enseñarle a ser el mejor asesino.

Capitulo 3: Entrenando Al Asesino. Aunque en ese momento no daban Naruto ( si hubiera sido así, me habría copado con algo ninja), daban Dragon Ball Z, así que es obvio lo que hice. Enseñarle a sacar el Ki y a tirar la Genkidama. Me costó superar que el gato no iba a poder hacer nada de eso, era como tirar todos mis sueños a la basura, por lo que no lo quise hacer y decidí intensificar el entrenamiento con un clásico “premio-castigo”. Mi viejo me amenazó con terapia e internarme si seguía usando ladrillos como castigo cuando el gato no largue los poderes que le enseñé. A mí, me pareció que sería lo más inteligente; por cada poder que el gato tire le daba una galleta y cada vez que le salga mal un ladrillo o un sifonazo, aunque parece que mis métodos no son para este mundo. Como les dije antes, el gato era un inútil, y además tenía un problema de sobrepeso ( que ahora creo que tengo algo de culpa de eso). Así que después de unos días por fin lo superé. El gato no iba a ser un Dragon Ball Z. Podría haber intentado hacerlo un Caballero del zodiaco, pero hubiera sido una historia de nunca acabar. En un momento pensé que la mejor forma de matar las ratas era rodando (cualquier rata moriría al ser aplastado por un gato de 18kilos) . Pero el gato pegaba violentos arañazos cada vez que lo volteaba para que ruede, lo que me dio esta idea. El animal, por más gordo e inútil que fuera, arañaba, si no me creen podría subir una foto mía para que vean el “cuadriculado” que me dejó el muy puto.

Así que era claro lo que había que hacer:

1) Armar un Coliseo para enfrentarse Gatos vs Ratones

2) Subirle 4 puntos de Agility y 2 de strength. 3) Dejar de darle comida, de todas formas, no se iba a morir, tenía una importante reserva en la panza. 4) No perderme el final de Dragon Ball Z

A todo esto, el Coliseo fue mi garaje, no tenía suficientes puntos y creo que los juegos de Rol me pudrieron la cabeza, el gato empezó a adelgazar drásticamente y Gokú le clavó mansa genki-dama a Manjin Boo.

Capítulo 4: el Nacimiento de un guerrero. El gato, debido a que le corté los víveres debía conseguir su propio alimento . Y luego de un par de percances, el gato aprendió que los cables pueden tirar descargas eléctricas, así que para la sorpresa de todos, el gato finalmente empezó a cazar ratas. La plaga disminuyó considerablemente y por fin pudimos entrar a la pieza del fondo ( creemos que el gato aprendió a cazar serpientes y minotauros que defendían ese cuarto) que nadie sabía qué había, aunque todos tenían sus hipótesis. Mi viejo pensaba que había ratas, mi vieja que había ratas y víboras y yo que había ratas, víboras y arañas.

Capítulo 5: nada más por enseñar.

Luego de unos meses el gato perfeccionó su habilidad de cazador y aprendió a desactivar las trampas y a digerir el veneno que mi vieja se rehusaba a sacar. La cosa es que después de determinado tiempo, los gatos son ninjas de la noche o potenciales ninjas, y la solución para los que no, es cortarle los víveres o entrenarlos como yo hice. El gato, al final se alzó al carajo, el mal agradecido se rajó cuando vio la primera gata en celo, ahora, cada vez que veo un gato me pregunto si no será él y preparo un shuriken para clavárselo en la frente por el trauma de perder a mi único amigo, El Guardián Oscuro, . Aunque por otra parte, tengo mis sospechas de que se unió a un clan japonés para luchar contra el terrorismo.

Aunque no me crean, esto es 100% verdad, y así es tener un gato. Es una buena experiencia, y si el gato no hace caso, los ladrillos son santo remedio.

Hasta mi próxima obligación. Luke Weed Smoker

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