SEMINARIO DE EDUCACION TEOLOGICA POR EXTENSION
MISIONEN LA VIDA DEL LA SEXUALIDAD PASTOR Juan Carlos Navarro
LIBRO: LA BATALLA DE CADA HOMBRE AUTOR: ARTERBURN & STOEKER
MIGUEL ANGEL TORRES GALLARDO PROGRAMA DE LICENCIATURA
SETE - HUANCAYO
SUMARIO DE LOS CAPITULOS 4,5 Y 6 LA BATALLA DE CADA HOMBRE CAPITULO 5: ¿OBEDIENCIA O SIMPLE EXCELENCIA? 5.1 ¿Cuál es la meta en tu vida, la excelencia o la obediencia? Centrarnos en la obediencia es enfocarnos en la perfección y no en la excelencia. La excelencia deja espacio para alguna mezcla. En la mayoría de campos, la excelencia no es una norma fija. Es una norma mezclada. Los negocios americanos están en búsqueda de la excelencia, podrían muy bien estar buscando la perfección de un producto o servicio, pero la perfección es muy costosa y acaba con las ganancias. En vez de ser perfectos los negocios saben que es suficiente darles a sus clientes la apariencia de perfección. Estos negocios encontraron un lucrativo equilibrio entre la calidad y los costos, al detenerse en le camino sin haber logrado la perfección. 5.2 ¿Será provechoso para el creyente detenerse a la mitad del camino hacia la excelencia, donde los costos son bajos y permanecer equilibrados en algún punto entre el paganismo y la obediencia? Por supuesto que No! Aunque en el mundo de los negocios aparentar la perfección es una práctica lucrativa, en el ámbito espiritual aparentar la perfección es una simple comodidad, pero nunca es provechoso. La búsqueda de la excelencia nos deja abrumadoramente vulnerables a una trampa tras otra, porque ella permite que haya espacio para la mezcla. La excelencia es una norma mezclada, mientras que la obediencia es una norma fija. Nuestra meta debe ser esforzarnos por la norma que es fija. 5.3 ¿Cuan lejos puedo llegar y todavía seguir llamándome cristiano? ¿Cuán santo puedo ser? Fred ere el ejemplo perfecto de alguien que no se esforzaba por alcanzar la norma fija de la obediencia divina. Era maestro en su iglesia, presidía actividades de grupos y asistía a las clases de discipulado. Su asistencia a la iglesia era ejemplar, y su vocabulario era cristiano. A veces es necesario escoger entre modificar la verdad o herir los sentimientos de alguien a quien amamos, en este caso ¿que escoges? ¿La excelencia que se permite mezclas entre “amabilidad” y mentira o la perfección de la obediencia que siempre dice la verdad cueste lo que cueste? Con la excelencia tratamos de cubrir nuestras pisadas desobedientes. El caso de Peter que se permitía ver películas populares en situaciones sexuales picantes, aun cuando a su esposa esto le era muy desagradable; él creía que estaba bien según las normas de sus compañeros sabía que podía hacer eso y aún aparentar que era un buen cristiano. Eso era todo lo que necesitaba. Esto sucede cuando nos quedamos a la mitad del camino cómodamente y no avanzamos esforzándonos por lograr la perfección. 5.4 ¿Juntos a la mitad del camino?
No es muy común escuchar voces retándonos a una vida de obediencia y perfección. Si estamos satisfechos solo con la excelencia y no nos sometemos a las normas divinas. Nos acercamos cada vez más a nuestros compañeros para distanciarnos de Dios. Aunque estemos unidos a las congregaciones no llegamos a la meta trazada. Los programas espectaculares en nuestras iglesias nos hacen sentir bien, pero a menudo no nos presento un verdadero reto. Es cierto que nadie argumentaría del valor estratégico de oración, ni pondría en duda el hecho de que, como creyentes, se nos ordenó a ser fieles en la oración. Pero la obediencia en el asunto de la oración es costosa y requiere compromiso. Hace tiempo una iglesia organizó una semana de oración e intercesión al cual de los aproximadamente mil miembros solo asistieron en promedio veinticinco personas! 5.5 ¿Qué podemos esperar? Son muchas esferas en las que a menudo nos encontramos sentados juntos a mitad del camino de la excelencia, a una buena distancia de Dios. Cuando sus elevadas normas nos desafían nos consuela pensar que no parecemos ser tan diferentes a los que nos rodean. El problema es que tampoco parecemos diferenciarnos mucho de los no cristianos. A menudo nuestros adolescentes cristianos son indistinguibles de sus compañeros no cristianos, participan de las mismas actividades, música, chistes, y actitudes sobre la relación sexual prematrimonial. Es triste decirlo, pero los adultos no son diferentes de los adolescentes. Las parejas cristianas también se quedan cortas. ¿Acaso nos hemos vuelto ciegos? ¿Qué podemos esperar de este compromiso general de estar a medias? ¿Acaso no reconocemos que los nuevos convertidos al cristianismo se convertirán en gente igual a nosotros? ¿Será un consuelo verlos tan holgazanes como somos nosotros, en cuanto a su devoción personal con Jesús? ¿Y no nos percatamos de lo mucho que estas deficientes normas nos están costando en cuanto a nuestro testimonio ante el mundo? ¡Cuanta indignación siento al respecto! ¿Qué estamos haciendo los cristianos? ¿solo estamos “jugando a la iglesia”? 5.6 ¿Cuál es la respuesta correcta? El rey Josías de Israel solamente tenía veintitrés años de edad cuando enfrentó una situación similar al descuidar las normas que Dios estableció. Al reconocer que las normas que Dios estableció son las de la verdadera vida, Josías se levantó y derrumbó todo lo que estaba en oposición a Dios. 5.6 ¿Y tú que? Ahora que escuchaste las normas que Dios estableció para la pureza sexual, ¿estás dispuesto a establecer un pacto de obediencia a dichas normas con todo tu corazón y tu alma? ¿Derrumbarás también todo lo sexual que está en oposición a Dios? ¿Reconoces que has estado viviendo bajo las normas mezcladas de la mera excelencia? Te quedas corto pero todavía aparentas ser cristiano. ¿O tu meta a sido la obediencia y la perfección, que son a lo que e realidad te llamaron?
¿Dónde estas ubicado? ¿Te sientes cómodo? ¿Hay en tu vida una amplia tolerancia hacia el pecado? ¿Te han llevado tus intentos por acercarte a Dios a un alto nivel de mezcla en tu vida? De ser así, es posible que tengas una mezcla en tus normas sexuales, probablemente tienes por lo menos un indicio de impureza sexual en tu vida. ¿No pagarás el precio de la verdadera obediencia, como evitar la sensualidad que ofrece el mundo a toda hora y por doquier? Dios nuestro Padre quiere que le obedezcamos, luego de otorgarnos el Espíritu Santo como fuente de poder. El cree que sus mandamientos deben ser suficientes para ti, de la misma manera que tu crees que tus órdenes deben ser suficientes para tus hijos. El problema es que no andamos en busca de tal obediencia. Andamos en busca de la simple excelencia y su mandamiento no es suficiente. Rechazamos lo que nos demanda acción, esfuerzo, sacrificio y constancia. Una batalla espiritual por la pureza se libra de continuo en cada alma y corazón. Los premios son verdaderos. Obedecer es difícil, requiere humildad y mansedumbre, ingredientes que ciertamente son muy raros. 5.7 ¿Quién eres realmente? ¿Existe un lado oscuro y secreto en tu imagen cristiana? La búsqueda de la mera excelencia es una forma inadecuada de acercarse a Dios, los cuales nos deja vulnerables a una trampa tras otra. Nuestra única esperanza es la obediencia. Si no eliminamos de nuestras vidas cada indicio de inmoralidad, nos irán capturando nuestras tendencias masculinas de alcanzar la gratificación sexual y los estados químicos de elevados a través de los ojos. Pero no podemos lidiar con nuestra masculinidad hasta que primero no rechacemos el derecho a mezclar las normas. El que nos dijo: Sed Santos y Sed Perfectos espera nada menos que eso de nosotros.
CAPITULO 6: SOLO POR SER VARON 6.1 Nuestra Masculinidad No somos ajenos a las tendencias naturales que son inherentes a la masculinidad, y que afectarán cada aspecto de la pureza sexual. Nuestra masculinidad, y particularmente cuatro tendencias varoniles, representan la tercera razón para la omnipresencia de la impureza sexual en todos los hombres. 6.2 La primera tendencia: Los hombres son rebeldes por naturaleza. Desde que Adán pecó aun sabiendo que hacer eso estaba mal todos los hijos de Adán tienen tendencia la rebeldía. Los hombres cometen más del 90% de los crímenes violentos, 100% de las violaciones, y 95% de los hurtos. 94% de los conductores ebrios, 75% de suicidios, 95% de ofensas en contra de la familia y de los niños. Los principales responsables son hombres solteros. Nuestra masculinidad trae consigo una rebelión natural de forma únicamente varonil. Esta tendencia natural nos otorga la arrogancia necesaria para quedarnos cortos en cuanto al cumplimiento de las normas que Dios estableció. Como hombres, a menudo escogemos el pecado, simplemente porque nos agrada nuestra forma de ser.
6.3 La segunda tendencia: Los varones encuentran que la vida “recta” es aburrida. Aunque nuestra rebeldía natural provee la arrogancia necesaria para quedarnos a la mitad del camino en cuanto a las normas que Dios estableció, nuestro disgusto natural por la vida recta nos brinda el deseo para detenernos a mitad del camino y por el contrario experimentar los placeres temporales del pecado,. Nuestras normas mezcladas nos ofrecen un alivio de las responsabilidades que nos aburren. 6.4 La tercera tendencia: Los varones poseen un fuerte y regular libidoEl humano varón, por causa de la producción de esperma y otros factores, naturalmente desea un alivio sexual casi cada 48 a 72 horas. Muchas mujeres, que especialmente al principio del matrimonio con rareza pueden igualar el nivel de deseo sexual, se asombran al ver la regularidad con que sus esposos desean hacer el amor. Pero es que así somos! Nuestro cuerpo no es confiable para ninguna batalla espiritual y mucho menos para la batalla de la pureza sexual y la obediencia, fácilmente podemos identificarnos como Pablo. A menudo nuestro cuerpo se rebela y libra una batalla en nuestra contra. Esta tendencia traicionera ejerce una presión sobre nuestro libido para que pasemos por alto las normas divinas. Cuando este impulso sexual se combina con nuestra arrogancia masculina natural y con nuestro deseo masculino natural de alejarnos de la vida recta, el cautiverio sexual nos ceba y abastece. 6.5 La cuarta tendencia: Los varones reciben gratificación sexual a través de los ojos. Nuestros ojos nos ofrecen a los hombres el medio extensamente y por voluntad propia. No necesitamos ni una cita, ni una amante. Nunca tenemos que esperar. Tenemos nuestros ojos y a través de ellos tenemos obtenemos gratificación sexual en cualquier momento. La desnudez femenina nos excita en cualquier manera, forma o medio que se nos presente. Las mujeres casi nunca entienden esto porque no se estimulan sexualmente de la misma manera. Su sistema de ignición esta vinculado al toque y a la relación. Ellas perciben este aspecto visual de nuestra sexualidad como superficial, sucio y hasta detestable. En nuestra batalla por la pureza sexual, la gratificación sexual no es un asunto que deba tomarse a la ligera. Si consideramos lo que una escena desnuda hace con los centros de placer de nuestro cerebro, y en estos días es bastante fácil ver muchas mujeres semidesnudas y desnudas, con razón nuestros ojos y nuestra mente resisten al control. 6.6 Preámbulo sexual: Para los hombres la impureza de los ojos es un preámbulo sexual. Es igual que pasar la mano por la parte interior del muslo o acariciar un seno. Porque el preámbulo es cualquier acción sexual que nos lleva por el camino hacia el coito. El preámbulo sexual enciende las pasiones impulsándonos de un nivel a otro hasta consumar el acto. Dios no aprueba el preámbulo sexual fuera del matrimonio. Desde la perspectiva divina, la relación sexual es mucho más que el acto de poseer sexualmente a una mujer. ¿Qué actos constituyen un preámbulo sexual? Estas de seguro te llevaran tarde o temprano al coito o a lo menos a la masturbación.
La masturbación mientras tienes fantasías con otra mujer que no sea tu esposa o tener fantasías acerca de tener el coito mientras duermes, es lo mismo que hacerlo. Mt. 5:27-28 Consideramos como preámbulo sexual los siguiente: estrujar los pechos, caricias mutuas en partes privadas, besos apasionados alrededor del cuello y pecho, descansar su cabeza sobre le muslo de un adolescente, hacer striptease, bailar despacito rozando ciertas partes del cuerpo sensibles a la excitación sexual, etc. Todos estos conducen tarde o temprano a la mutua masturbación y al coito. O a la masturbación solitaria. No menos que todas estas y con mayor intensidad para el varón la excitación sexual a través de la vista viene a ser un preámbulo sexual. 6.7 Promesas Quebrantadas. La impureza de los ojos ofrece gratificación categórica. ¿No es un preámbulo sexual? No queda la más mínima duda: para los hombres la gratificación visual es una forma de relación sexual. Como hombres a través de nuestros ojos obtenemos gratificación sexual y elevados niveles químicos. Es muy importante reconocer la impureza sexual visual como parte de un preámbulo sexual. Sí es preámbulo sexual y si estas recibiendo gratificación sexual, entonces profanas el lecho matrimonial. Heb. 13:14. Gal. 6:7,8. Le prometiste a tu esposa que ella sería tu único vehículo de satisfacción sexual sobre la faz de la tierra. Si te gratificas sexualmente con la vista no eres fiel a tu esposa y rompes tu promesa, la tiras por los suelos. Ninguna esposa debe verse obligada a compartir la intimidad de su cama matrimonial ninguna desvergonzada modelo pornográfica. 6.8 Masculinidad y hombría Hay una gran diferencia entre masculinidad y hombría, para ser masculinos no tenemos que esforzarnos pues lo somos por naturaleza, y es esto mismo que nos trae más insatisfacciones que beneficios a nuestra vida sexual. Pero escoger la hombría es actuar de acuerdo a nuestro potencial, elevándonos por encima de nuestras tendencias naturales de buscar la salida más fácil. Cuando nuestro Padre nos pide que seamos perfectos, porque él es perfecto nos esta pidiendo que nos elevemos por encima de nuestras tendencias naturales: los ojos impuros, las mentes caprichosas e imaginarias y el corazón que divaga. Un norma para la pureza no es algo que ocurre naturalmente en nuestra vida. El nos llama a elevarnos por el poder de su presencia que mora en nosotros y que llevemos acabo la obra. “Esfuérzate y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo” 2 Sam. 10:12. ¡Conocemos cual es el plan que Dios tiene para nosotros! ¡Vamos a levantarnos como hombres que somos y dispongamos nuestros corazones y mentes para cumplir nuestro cometido!
CAPITULO 7: ESCOGE LA VERDADERA HOMBRÍA Te metiste en este lío por ser varón, y saldrás de ella comportándote como hombre 7.1 Las manos y los ojos de Jesús.
¿Qué significado tiene la verdadera hombría, por ejemplo, en como lidiamos con nuestros ojos? Las manos de Jesús nunca tocaron de una forma deshonrosa a una mujer, pero Jesús dijo que codiciar a una mujer es lo mismo que tocarla. Y dado que Jesús es libre de pecado, reconocemos que no solamente nunca llegó a tocar a una mujer con deshonra, sino que nunca miró a una mujer de manera deshonrosa. Alguien puede decir: “No seas tan duro contigo mismo, para un hombre mirar es natural, es parte de nuestra naturaleza.” Lo que en realidad hacemos al codiciar a una mujer con nuestros ojos y mente es robar. La vida de pensamientos impuros es la vida de un ladrón. Estás robando imágenes que no te pertenecen. Cuando tenías relaciones sexuales prematrimoniales tocabas a alguien que no te pertenecía. Cuando miras dentro de la blusa de una mujer que no es tu esposa, estas robando algo que no es tuyo. Es lo mismo que ir caminando por la calle detrás de alguien a quien se le cae del bolsillo un billete de cien dólares, y tú lo recoges. Ese dinero no es tuyo, aunque el individuo no se percató de haberlo perdido. Si decides quedarte con el dinero, entonces te apropiaste de algo que no te pertenece. De manera similar, si la blusa de una mujer se abre, no puedes decir: “Bueno, esta frente a mi vista, así que es para mi” No, tienes que cambiar de vista, desviar tu mirada hacia otro lado. De lo contrario eres un ladrón. Necesitas dejar esa valiosa creación en las manos de Dios y de su esposo o de su futuro esposo. Cuando somos ladrones con nuestros ojos estamos desfalcando la gratificación sexual de esferas que no nos pertenecen, y de mujeres que no están relacionadas con nosotros. 7.2 Job, Solo un hombre Este hombre es el modelo esencial de la pureza sexual en las escrituras. Dios estaba orgulloso de él. Lo consideraba no solo varón perfecto y recto, sino también temeroso de Dios y apartado del mal. Aplaudió la fidelidad de su siervo con palabras de más alta estima. Y si nosotros andaríamos en pureza , inocencia y rectitud, El también hablaría de nosotros con el mismo orgullo. El gozo sería abundante en Su corazón. Ya poseemos la libertad y la autoridad para andar en pureza. No necesitamos liberación ni asesoramiento adicional, estamos equipados con todo para ser santos y perfectos. “Yo había convenido con mis ojos no mirar con lujuria a ninguna mujer” (Job 31:1) ¡Un pacto con sus ojos! Hizo una promesa con sus ojos de no mirar indebidamente a las jóvenes. De hecho que Job cumplió su pacto, de otra manera no hubiera hecho la siguiente promesa: “ Si por alguna mujer me he dejado seducir, si a las puertas de mi prójimo he estado al acecho, ¡que mi esposa muela el grano de otro hombre, y que otros se acuesten con ella! (Job 31:9) Job tuvo un éxito profundo o no hubiera podido hacer esta declaración desde lo más profundo de su corazón, el sabía que había vivido rectamente y que sus ojos y su mente eran puros. El lo juró por su esposa y su matrimonio, ante Dios y los hombres. Entonces el libro de Job empieza diciendo: “Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job; y era este varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” ¡Job era solo un hombre!
Y al reconocer este hecho, estas hermosas palabras deben gloriosamente inundar tu alma: Si él puede hacerlo, yo también puedo. Dios quiere que sepas que en tu hombría, tal y como él la creó, tú también puedes elevarte muy por encima de la impureza sexual. 7.3 Hago mi Pacto ¿Qué debo hacer exactamente cuando hago un pacto? ¿Y mis ojos? ¿Puedo esperar realmente que mis ojos cumplan con la parte de la promesa que les corresponde? ¡Mis ojos no piensan ni hablan! ¿Cómo entonces pueden guardar una promesa? En primer lugar deberás tomar una decisión clara y en segundo lugar hacer un cambio de una vez por todas. 7.4 El cobarde más grande en la Biblia Los actos de obediencia parecen a veces raros e ilógicos. A veces nos han retado con las siguientes palabras: “¿Quién en sus cabales haría alguna vez pacto con sus ojos? Eso parece una locura” Vamos a examinar la historia de un hombre a quien llamaremos el cobarde más grande en la Biblia. Su nombre era Sedequías y estuvo reinando en Jerusalén durante la época cuando los babilonios amenazaban con capturar y destruir la ciudad y darle fin a la nación de Juda. La falta de hombría de Sedequías salió a la superficie cuando hizo caso omiso a la advertencia del profeta Jeremías quien le advirtió que debería rendirse ante los caldeos para no perder la vida quemado por el fuego enemigo (Jer.38:1-3), por el contrarío arrojó al profeta en una profunda cisterna con el propósito de hacerlo callar, luego cierto día lo hizo sacar para reunirse con él secretamente y el profeta le dijo al rey lo que debería hacer. Rendirse a través de Jeremías. Dios estaba pidiendo al rey que haga algo difícil. Algo que carecía de todo sentido. ¿Qué individuo en todas sus facultades dejaría aquella fortaleza para entregarse a sus enemigos? Parecía una locura. Sin embargo la Palabra de Dios era clara. Finalmente Sedequías, indeciso y tmemroso, no obedeció. Hacer lo correcto era demasiado ilógico y demasiado costoso. Los resultados para su persona, su familia y la nación, fueron trágicos. 7.5 ¿Hombre de hombres o un hombre de Dios? La definición de Dios respecto a la verdadera hombría es muy sencilla: Es escuchar su Palabra y obedecerla. Y la definición bíblica de un cobarde es uno que escuha la Palabra y no la cumple. A Dios no le interesan las apariencias de fortaleza y rudeza de un hombre, sino que cuando mira a su alrededor busca a un “hombre de Dios” uno que escucha su Palabra y la cumple esto puede parecer duro pero es claro. Los resultados de no se un hombre de acuerdo a la definición de Dios siempre son trágicos. “Dios no puede ser burlado: ciertamente siegas lo que siembras, tanto lo bueno como lo malo” (Gal. 6:7-8) Llegamos al punto de considerar que debemos eliminar de nuestra vida todo indicio de inmoralidad sexual. Si lo hacemos tal como Job, mediante un pactos con nuestros ojos entonces seremos hombres de Dios, si no eliminas cada indicio de inmoralidad entonces quizás seamos cobardes.
Cuando leemos el libro de Jeremías en sus inicios encontramos estas desesperadas palabras dichas por el profeta al pueblo: “¿Cuanto tardarás en purificarte?” Esta pregunta es también para nosotros ¿Hasta cuando vas a continuar siendo sexualmente inmundo? Es difícil ser victorioso. No bastan solo las palabras porque se la lleva el viento. Si estas palabras no están fundamentadas sobre la hombría decisiva, nada sucederá. Hablar no es lo mismo que hacer!
RESPONSABILIDADES MUTUAS DE LA PAREJA 1 CORINTIOS 7
SOBRE EL MATRIMONIO (7.1–40)
7
1
Acerca de lo que me habéis preguntado por escrito, digo: Bueno le sería al hombre no tocar mujer. 2Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. 3El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. 4La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 6
Pero esto lo digo más como concesión que como mandamiento. 7Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8
Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; 9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10
A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido; 11y si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. 12
A los demás yo digo, no el Señor, que si algún hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13Y si una mujer tiene marido que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone, 14porque el marido no creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente, por el marido. De otra manera vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. 15Pero si el no creyente se separa, sepárese, pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a vivir en paz nos llamó Dios. 16¿Qué sabes tú, mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, marido, si quizá harás salva a tu mujer? 17
Pero cada uno viva según los dones que el Señor le repartió y según era cuando Dios lo llamó: esto ordeno en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19La circuncisión
nada significa, y la incircuncisión nada significa; lo que importa es guardar los mandamientos de Dios. 20Cada uno debe quedarse en el estado en que fue llamado. 21¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes, aunque si tienes oportunidad de hacerte libre, aprovéchala, 22porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. 25
En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi parecer como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser digno de confianza. 26Tengo, pues, esto por bueno a causa de las dificultades del tiempo presente: que hará bien el hombre en quedarse como está. 27¿Estás ligado a mujer? No trates de soltarte. ¿Estás libre de mujer? No trates de casarte. 28Ahora bien, si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los que se casan tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. 29
Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto. Resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuvieran; 30los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran, 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutaran, porque la apariencia de este mundo es pasajera. 32
Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella se preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor. 36
Pero si alguno piensa que es impropio que a su hija virgen se le pase la edad, y que es necesario casarla, haga lo que quiera, no peca: que se case. 37Pero el que está firme en su corazón, sin tener compromiso que lo obligue, sino que, dueño de su propia voluntad, ha resuelto en su corazón guardar virgen a su hija, bien hace. 38De manera que el que la da en casamiento hace bien, pero el que no la da en casamiento hace mejor. 39
La mujer casada está ligada a su marido por la ley mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. 40Pero, a mi juicio, más dichosa será si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios. COMENTARIO A) El mutuo amor. Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propia carne, como Cristo amó a su Iglesia, con amor tutelar y sacrificado, según la verdad del Evangelio ("sabiamente" 1.a Ped. 3:7), con honor y respeto al vaso más frágil físicamente, no psíquicamente, y en lo espiritual como a coherederas de la gracia de la vida por la completa igualdad en Cristo (Gal. 3:28), sin airadas asperezas (Ef. 5:25-33; Col. 3:19; 1.a Ped. 3:7). Las mujeres han de estar sumisas (el verbo griego hypotasso no expresa sujeción, sino subordinación, lo cual indica simplemente que el varón es la cabeza del hogar) a los maridos, con modestia de conducta, gesto y vestido, con respeto y amabilidad paciente, para ganar sin palabras incluso a los no creyentes (Ef. 5:22-24; Col. 3:18; 1.a Ped. 3:1-6). Si hay verdadero amor, todo marchará bien, superando las dificultades y el paso de los años. Dicen que al amor conyugal le pasa como al vino: con el paso de los años, va perdiendo "cuerpo" y color, pero va ganando en grados. Si hay amor, el varón buscará la compañía de su mujer
con más interés que la de cualquier amigo-la mujer le presentará al marido nuevos atractivos y sorpresas agradables. Examínese el marido: ¿por qué se siente su mujer irritable, hosca, depresiva? ¿No le faltará el interés, la caricia, la gratitud, la ayuda, el don-sorpresa, de su marido? Examínese la mujer: ¿por qué prefiere él marcharse con sus amigos? ¿No le faltará la comprensión, el interés por sus problemas, el detalle del plato que a él le gusta, el apoyo, el silencio, de su mujer? B) El llamado "débito conyugal". La advertencia y el consejo de Pablo en 1.a Cor. 7:3-5 son de extrema importancia, no sólo para prevenir contra la infidelidad conyugal, sino también por la importancia que lo sexual tiene en el aspecto psico-físico de suprema gratificación placentera que mutuamente se ofrece 15 —algo más importante de lo que se cree para la salud física y mental de la mujer—, como en el aspecto existencial en que se muestra, más que en ninguna otra faceta de la vida —no cabe el disimulo—, el talante egocéntrico o alocéntrico de la persona. La frigidez, la indiferencia o la poca disponibilidad de la esposa pueden acarrear la infidelidad por parte del marido. El egoísmo, la desconsideración, la violencia, pueden aminorar el afecto de la esposa.
C) La paternidad responsable. Como personas humanas y como creyentes, los cónyuges pueden y deben planear y regular la procreación, según lo demande su economía, su salud, etc. Es cierto que la Biblia no dice nada sobre el control de natalidad. Más aún, lugares como Sal. 128:3; Ecl. 6:3 y otros muchos presentan la multitud de hijos como una bendición para el marido, así como 1.a Tim. 2:15 presenta el criar hijos como una bendición salvífica para la mujer; el reverso de la maldición de Gen. 3:16, como ya entrevio Adán en el vers. 20, tras la primera promesa del Redentor. Sin embargo, no hay motivo para prohibir los anticonceptivos como pecaminosos, con tal que prevengan la concepción, no la melificación (que equivale a un aborto). Lo de Onán (Gen. 38:8-10) no hace al caso, porque Onán no fue castigado por Dios por impedir la concepción, sino por negarse a suscitar descendencia al nombre de su hermano. Prevalecía una conducta inmoral en la sociedad corintia, la cual ejercía una fuerte influencia sobre los creyentes. Los hermanos empezaron a darse cuenta que ni estaban creciendo espiritualmente ni daban un testimonio consistente de evangelio de Jesucristo. Con el propósito de inducirlos a una vida consecuente con la moral cristiana y a un testimonio más eficaz como iglesia, Pablo aborda diversos temas de los cuales está lo relativo al matrimonio. Lo enfoca desde una perspectiva muy especial. Debido a las prácticas ambiguas de los cristianos de Corinto, tiene que expresar su celo ministerial al presentar sus fuertes convicciones personales respecto al matrimonio y al celibato. Sus instrucciones en cuanto al matrimonio aparecen en el sétimo capítulo de 1 Corintios: ·
Enfatiza los deberes conyugales de una pareja.
·
Se pronuncia sobre la capital escogencia entre la soltería y la unión conyugal.
· Habla de las dificultades y decisiones a que se ven expuestos los cristianos casados con un cónyuge que no es creyente. ·
Aborda el delicado tema del divorcio.
Cada uno de estos aspectos requiere una cuidadosa atención para su interpretación y buen aprovechamiento. Nos limitaremos a analizar únicamente las instrucciones específicas en cuanto al cumplimiento del deber conyugal, lo cual es esbozado en los primeros versículos del capítulo siete. La mayoría de comentaristas asocian el término deber conyugal, 7:3, directamente con las relaciones sexuales de los cónyuges. Se debe a que la inmoralidad sexual es la preocupación inicial manifiesta del apóstol al abordar el tema del matrimonio. Luego enfatiza la necesidad del consentimiento y responsabilidad mutua de la pareja en la vida sexual. Pero la responsabilidad, o deber conyugal, no se asocia exclusivamente a la vida sexual de la pareja. No se puede restar connotación y significado al concepto expresado por Pablo en el versículo tres: El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. Es indiscutible que la relación sexual es parte del deber conyugal, pero no lo es todo. El deber conyugal implica todo el conjunto de responsabilidades contraídas entre un hombre y una mujer cuando firman o consienten el contrato conyugal que los une como pareja. El matrimonio es concebido desde el principio como un compromiso o contrato de unificación de intereses y propósitos, Génesis 2:24. Así fue desarrollado en el pueblo de Israel. De allí que la unión conyugal era un compromiso solemne y era amparada por la ley, Romanos 7:2. El rompimiento del mismo contrato requería de un amparo legal, Deuteronomio 4: l. Así se reconoce el matrimonio todavía el día de hoy en toda sociedad civilizada. Se trata de un contrato de mutuas obligaciones. El apóstol Pablo se refiere a una inquisición particular de los hermanos de Corinto, 7:1. Aunque no se menciona la situación que ellos le plantearon, es evidente que tiene que ver con la continencia y la incontinencia sexual. Pablo expresa, entonces, que la continencia sexual sería un estado ideal, pero reconoce inmediatamente la inclinación natural de los humanos al desarrollo de la vida sexual. Dice, por lo tanto, que es mejor que cada uno tenga su propia mujer y cada una tenga su propio marido para evitar la conducta sexual impropia. Habiendo establecido el marco de referencia de la incontinencia sexual, el fundador de la iglesia se dispone a instruir específicamente en la mutua responsabilidad que implican las relaciones sexuales en la pareja. Para ello Pablo se ampara en un principio más general e inclusivo que es el deber conyugal, el cual no es más que el acuerdo contraído cuando se determinó el matrimonio o la unión de la pareja. Pablo lo hace con fines didácticos. El fracaso en la vida sexual de una pareja no es un hecho aislado. Quienes fracasan en su vida íntima sexual como pareja han fracasado en todos los aspectos del contrato matrimonial. Es decir, no han cumplido en todas las demás responsabilidades que se deben el uno al otro. El deber conyugal es una responsabilidad voluntariamente asumida a través del matrimonio. Implica todos los aspectos de la vida como pareja. Es el cumplimiento de ese deber contraído lo que los lleva a ser "una sola carne", entendiendo la palabra carne expresada en Génesis 2:24 como "naturaleza humana". Es decir que la pareja se ha propuesto y se ha comprometido a través de un contrato matrimonial, a ser de un solo sentir, de un solo caminar y de un solo propósito en su desarrollo terrenal, pues el matrimonio no es una unión espiritual, sino terrenal. Va a ser el cumplimiento de ese deber el que va a garantizar la felicidad de la pareja, así como el gozo y la pureza de su vida sexual, como parte de lo mismo. Por eso Pablo es
más específico en los versículos cuatro y cinco. Ya directamente se refiere a la responsabilidad que se deben mutuamente los cónyuges para el disfrute sexual. Pero la base es precisamente el cumplimiento de ese deber general. Incluye todos los componentes de la vida conyugal. De no ser así Pablo estaría diciendo que la fidelidad conyugal está garantizada exclusivamente por el cumplimiento del deber sexual entre la pareja. Eso sería una verdad incompleta, pues nunca la realización sexual de una pareja ha sido garantía exclusiva de fidelidad conyugal. El principio del cumplimiento del deber conyugal expresado por el apóstol Pablo, tanto en lo general como en lo particular, es fundamental para la realización total del matrimonio. Por eso es que el matrimonio debe verse como un compromiso asumido voluntariamente. El amor, que es la base del mismo, debe manifestarse como una convicción permanente más que como un sentimiento circunstancial. El compromiso surge de la decisión voluntaria y mutua de buscar juntos la felicidad en la vida. Se llega al matrimonio porque no se encontró en la soltería la plena realización. Por lo tanto se proponen buscar juntos esa realización que no encontraron solos. Para ello se hace un contrato al cual ambos están obligados. En la mayoría de sociedades modernas se parte de un contrato verbal entre la pareja, refrendado por votos expresados en una ceremonia pública, y la firma de un acta reconocida y avalada por autoridades civiles. Ese contrato asumido contiene una serie de deberes y conductas implícitas propias de la vida conyugal. El mismo debe ser honrado. Por eso Pablo dice: El marido cumplo con lo mujer el deber conyugal, y asimismo lo mujer con el marido. Es este principio general el que debe ser practicado para el éxito de cada una de sus partes, incluyendo el aspecto sexual. La mayoría de parejas desarrollan su vida matrimonial fundamentada principalmente en los sentimientos provocados por la conducta del cónyuge. Como los sentimientos varían según las circunstancias, la relación se convierte en un recorrido de altas y bajas hasta que la misma se hace insoportable para algunos. Los sentimientos se producen debido a estímulos. Los mismos obviamente no siempre son positivos, por lo que aquel que depende exclusivamente de sus sentimientos en su relación conyugal va a fallar en el cumplimiento de su deber. Quienes entienden la manifestación del amor como una convicción más que como un sentimiento van a esforzarse por cumplir su deber conyugal, independientemente de su sensación sentimental temporal. El amor como convicción no elimina los sentimientos, sino que los redime. Por supuesto que esa capacidad de redimir los sentimientos humanos no es una virtud propia de la naturaleza humana, sino una virtud divina a nuestra disposición bajo la dirección del Espíritu Santo. Sin embargo, la voluntad de cumplir el deber, o de honrar el contrato es un acto soberano, en este caso, de cada uno de los esposos. Lo que hace el apóstol es apelar a nuestra responsabilidad contraída para que la cumplamos voluntariamente en todos los aspectos de nuestra vida conyugal en general y en las relaciones sexuales como pareja, en lo particular. Sólo así los cristianos de Corinto y los creyentes del día de hoy evitarían la inmoralidad sexual en sus vidas, fortalecerían sus matrimonios y darían un eficaz testimonio de Cristo como iglesia.
REPORTE DEL LIBRO LA BATALLA DE CADA MUJER SHANNON ETHRIDGE
1. ¿Cuál cree que es el tema central del libro El tema central del libro es la batalla que libra toda mujer por la integridad emocional, sentimental y sexual. 2. ¿Cuál cree que fue el propósito de la autora para escribir este libro? Enseñar a las mujeres a afrontar la intensa lucha por la integridad sexual, no solo guardando su cuerpo, sino también su mente y corazón. 3. ¿Cuáles son las lecciones aprendidas en el libro? Mencione por lo menos 10. Cite las páginas de donde obtuvo las lecciones. 1. Entender los cuatro componentes únicos de la sexualidad femenina. Pg. 40 2. Mitos comunes que mantienen a las mujeres en la línea de fuego. Pg. 49 3. Diseñar una nueva defensa para proteger cada aspecto de tu vida. Pg.95 4. Cultivar un nivel de intimidad inimaginable con tu esposo o futuro esposo. Pg. 117 5. Desarrollar una aventura con el único amante que podrá satisfacerte verdaderamente tus deseos más profundos. Pg. 213 6. Las mujeres al igual que los hombres libran una intensa batalla por la integridad sexual y emocional, solamente que esta batalla es diferente en diversos aspectos. Pg. 29 7. No hacer las preguntas de concesión sino las preguntas de integridad. Pg. 46 9. En Cristo tengo aceptación, seguridad e importancia. Pg. 88-90 10. Reconocer a los destructores y a los promotores de la intimidad. Pg. 209 11. Aprender a identificar los niveles de conexión emocional. Pg. 121 12. Aprender a construir límites mejores para fortalecer la relación de pareja. Pg. 156 4. ¿Qué lecciones prácticas aprendió que puede aplicar en el ministerio? Mencione 5 y cite las páginas de donde obtuvo las lecciones. 1. Debería haber consejería para las mujeres de la iglesia, solteras y casadas, respecto a la batalla que todas afrontan por la integridad sexual y emocional. No se debe ignorar esta realidad pensando que solo los varones tienen problemas con la infidelidad. Pg. 29 2. Debemos dejar a un lado los mitos respecto a la sexualidad de las mujeres, los esposos deben estar atentos y preparados para apoyar a sus esposas en este asunto. Pg. 40
3. Los grupos femeninos de la iglesia deben tratar el tema de sexualidad femenina en sus reuniones, dando espacio a la apertura y consejería de mujeres maduras a las mujeres más jóvenes. Pg. 40 4. Las reuniones de parejas o matrimonios deben brindar espacios para tratar estos temas en estudios bíblicos, y al mismo tiempo se debe dar espacio a los encuentros en hogares, retiros matrimoniales, y consejería familiar. Pg. 117 5. Deberíamos dar verdadera importancia a las parejas de novios, matrimonios jóvenes y matrimonios de recién convertidos dentro de nuestras iglesias para llevar un discipulado y consejería progresiva hasta que estos sean capaces de ayudar también a otros. Pg. 120 5. ¿Cree que el autor logró su cometido en el libro? Creo que la autora logró su objetivo al hablar tan abiertamente de las cosas que les suceden a las mujeres, a cerca de las luchas que tienen en sus emociones y sexualidad, en su corazón y en su mente, de cómo llegarse a conocer a ellas mismas según la perspectiva divina y a vivir sabiamente como esposas o futuras esposas, conduciéndose de por vida en un camino de verdadero gozo y realización sexual, emocional y espiritual. 6. ¿Cuál es su opinión del libro? El libro es muy bueno porque es completo. 7. ¿A quien recomendaría este libro y porque? Lo recomendaría a mi esposa y a toda mujer de la iglesia porque es un libro que enseña con la Palabra de Dios y no con argumentos humanos a como vivir una sexualidad femenina en plenitud. Una lectura obligatoria para toda mujer creyente. 8. Presente un resumen del libro. (no mas de una hoja) En la primera parte trata de que la mujer se reconozca a si misma en su naturaleza y que es lo que se espera de ella en la integridad sexual y emocional; en la segunda parte le enseña paso a paso a diseñar una nueva forma de defensa en contra de todo aquello que podría llevarle a la infidelidad; y finalmente le lleva a aprender a depender totalmente de Cristo en una relación íntima, profunda que le lleve a la plenitud de gozo y a una vida en abundancia como mujer esposa. 9. Haga un bosquejo para un mensaje o estudio bíblico basado en el capitulo que mas le interesó. BOSQUEJO DE MENSAJE Tema: Verdades y Falsedades del Sexo Titulo: Los mitos del sexo Tipo: Expositivo Base Bíblica: "serán los dos una sola carne…" (Marcos 10:8) Énfasis: Edificación: Familia y Matrimonio. Propósito: Desmentir los mitos respecto a la sexualidad y establecer los principios eternos de la Palabra de Dios válidos en la doctrina y en la vida práctica de las personas.
Cuerpo: 1. MITO 1: "Es imposible controlar el deseo sexual, es inevitable que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes de casarse. Entonces, lo mejor es ayudarles a tener cuidado". "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá la vía de escape, a fin de que podáis resistirla". (1 Cointios 10:13 BLA) 2. MITO 2: "La meta más elevada con que uno puede soñar es la libertad de expresión". “Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera” (1 Timoteo 1:5) 3. MITO 3: "El sexo pre-matrimonial es natural y saludable, por lo tanto, no tiene consecuencias". "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6:7). 4. MITO 4: "La homosexualidad es aceptable siempre y cuando es natural para la persona (es decir, nació así). No existe esperanza alguna de que el homosexual cambie". "...y esto eráis algunos..." (1 Corintios 6:9). Conclusión. Si es posible mantenerse puro siendo soltero y también cuando se es casado. El verdadero amor consiste en el respecto por el pacto antes y después del matrimonio. Todo pecado, trae consigo consecuencias desastrosas para la persona, familia y sociedad, asimismo la obediencia produce gozo, paz y bendición. El homosexual puede cambiar por el poder del evangelio de Jesucristo.
fin