Karin Columba
Conservar la biodiversidad con eficiencia Directora Ejecutiva de FAN (Fundación Amigos de la Naturaleza) y participante del grupo de líderes de AVINA, Karin Columba es una persona que desafía de las reglas del tiempo. En su testimonio, la energía juvenil se mezcla con una extensa experiencia profesional, y así describe los retos que enfrentó en el transcurso de la reforma institucional que le tocó implementar en FAN. Escuchándola, parece que todo había sido fácil...Sin embargo, el contenido de su testimonio revela las dimensiones titánicas de la labor que ha realizado dentro de la organización y de los proyectos que la organización logró llevar a cabo bajo su dirección. Karin estudió en Colombia Administración de Empresas con una especialidad en producción agrícola tropical. Al llegar a Santa Cruz para trabajar como consultora, conoció a Martín Rapp, mentor profesional, y de quien aprendió mucho sobre planificación para el desarrollo y metodología de trabajo. Hizo entretanto una maestría en Planificación y Medio Ambiente. Luego la invitaron a participar en un plan de conservación de FAN, donde asumió las responsabilidades de la parte socioeconómica. Así fue como Karin descubrió FAN, una organización con un perfil muy nuevo para ella: “Yo no conocía ni FAN, ni nada, yo estaba en otra área, en el área de empresas, cooperación internacional, realmente nada que ver con los verdes, y de pronto, se me ofrece hacer este plan de conservación... hice una consultoría muy larga con FAN.” El proyecto en que trabajó en esta ocasión fue un plan de conservación muy completo, por la extensión y la envergadura de los 7 millones de hectáreas del bosque seco Chiquitano. Hacer el plan de conservación de esta área implicaba un
diagnóstico general de factores socioeconómicos, biodiversidad, elaborar el estado de conservación a partir de estos datos y hacer una propuesta para preservación de aquellos recursos naturales valiosos. Después, en el año 2001, la invitaron a postular a la vacante de sub-directora técnica de FAN. Casualmente, el Director Ejecutivo renunció al mismo tiempo. Karin fue elegida para ser la sub-directora y otra persona fue elegida para la posición de Director Ejecutivo. Sin embargo, al cabo de dos meses destituyeron al nuevo Director. A Karin le llamaron entonces la atención sobre una cláusula en su contrato que decía que, si algo pasaba con el Director Ejecutivo, ella tenía que hacerse cargo de la institución. Karin quedó perpleja: “yo estaba recién dos meses...era un poco tragicómico”—pero asumió el reto y aceptó el cargo. En este momento, la institución estaba en crisis. Karin tuvo que actuar enérgicamente y tomar decisiones efectivas. Con apoyo de una colega hizo un diagnóstico rápido y un plan de reestructuración que iba a durar un año: fijaron las metas, como por ejemplo regularizar el personal y hacer la reestructuración financiera para pagar la deuda. Esta propuesta la llevaron al directorio y se les pidió el voto de confianza. “Yo les dije, no tengo experiencia en esto, pero sí tengo la teoría, y lo que pido es un voto de confianza, que significa que prácticamente ustedes no van a interferir...y ellos dijeron, mira, no tenemos nada que perder. Eso fue en mayo. Allí empezó la novela épica...” Karin tuvo que hacerse cargo de lo que ella llama “una operación a corazón abierto, sin anestesia.” Tuvo que despedir gente y pedir al personal restante
muchísimos sacrificios, como no recibir salarios por meses, o recibir el 50% de su sueldo; tuvo que re-negociar los asuntos financieros; y calmar a los financiadores que se asustaron con la re-estructuración de la organización. Karin describe la situación en que estaba trabajando con una metáfora: “Imagínate, el carro está caminando, porque los proyectos siguen. No puedes decir ‘nos paramos’, entonces tienes que cambiar las llantas mientras el carro está caminando.” Y parece que a Karin le tocó cambiar las ocho llantas del camión: re-negociar con todos, incluyendo el directorio, el personal y los financiadores. “El primer año fue genial, el segundo mucho mejor y el tercero empezamos a recoger los nuevos proyectos.” A partir de este momento, FAN ha diversificado sus financiadores. Antes todos estaban relacionados al tema de conservación, y había uno que representaba el 75 % del financiamiento. Ahora, este financiador aporta alrededor del 8 % y FAN trabaja en el marco de la cooperación bilateral, o con instituciones multilaterales como el Banco Mundial. La lección que Karin saca de esta experiencia es la del valor positivo de las crisis: “las grandes crisis tienen tremenda oportunidad que tú puedes capitalizar... en un compromiso fuertísimo de la gente por lo que hace la institución. La gente que se compromete a reconstruir una institución—es como después de una guerra—luego es muy comprometida. Entonces, esto dejó de ser el bebé de algunas personas, y comenzó a ser apropiado por las personas que trabajan aquí.” Después de superados los obstáculos iniciales, Karin define así su rol actual: “Mi 1
trabajo ahora...lo puedo resumir así...soy la que tiene que estar con las orejas más paradas...son como antenas para ver las oportunidades... tengo mucho relacionamiento político, es una de mis funciones principales...Luego, el liderazgo del personal, cómo están, como mejorar, qué necesitan, etcétera...y me ocupo de cosas técnicas. Tengo la teoría de que tengo que entender las cosas más mínimas que se hacen técnicamente.” De suma importancia para Karin es verificar la calidad de los productos de la organización. Y la calidad en este caso es la combinación del valor científico con el valor pragmático. Ante cada proyecto se plantea las siguientes preguntas: ¿Tiene este proyecto bases científicas? ¿Qué utilidad tendrá para la conservación de la biodiversidad? ¿Cómo hacer que el proyecto sea eficiente, y hasta rentable, sin traicionar el horizonte de la perfección y precisión científica? Karin resume de manera simple: “Así que me ocupo de eso: personas, productos, y nuevas ideas.” Es decir, todo lo que hace marchar la institución y asegura el bienestar de los setenta trabajadores de FAN y el éxito de los proyectos ejecutados. Karin destaca uno de estos proyectos: Proyecto de Planificación Climática Noel Kempff, que es un “proyecto de deforestación evitada para mitigar el cambio climático”. Este proyecto es vasto, enorme. Ha sido presentado a nivel mundial y se ha certificado. Como resultado, el área del proyecto se convirtió en parque; se indemnizó a las madereras que estaban allí para que se fueran a otra parte; se dio tierra a las comunidades que estaban cortando algunos árboles y se les apoyó para que tengan su tierra comunitaria y para que desarrollen una producción sostenible. Se instaló un proyecto de monitoreo que mide la emisión de dióxido carbono a la atmósfera. Se creó un fondo para que genere dinero para mantener el proyecto en marcha. Para Karin, “hemos logrado mostrar mundialmente que un proyecto de deforestación evitada puede ser riguroso, puede generar bonos de carbono, créditos, y en este caso la mitad de los créditos son
del gobierno, y la otra mitad son de los inversionistas. El gobierno por primera vez recibe dinero en efectivo de la conservación. Entonces eso es maravilloso...” Así, el gobierno empieza a darse cuenta de que la conservación puede ser rentable y generar ingresos. Pero esto no es todo. Este es el primer proyecto de este tipo que se aprobó a nivel mundial. Y ahora todos los países que tienen bosques tropicales en sus territorios intentan promover este tipo de proyectos. Se resolvió que hay que determinar la línea de base de la deforestación inicial para que los proyectos se orienten según estos datos. A FAN se le ha asignado hacer la línea de base de Bolivia y de Camerún, dos de diez países con bosques tropicales. Otro proyecto, a nivel micro si lo comparamos con el anterior, es la cooperación con una comunidad campesina en el sur del parque Amboró para preservar un área de bosque nebuloso que genera agua para las comunidades colindantes. El problema en esta comunidad era que en las épocas de sequía el ganado de las comunidades subía al bosque nebuloso y devoraba los helechos gigantes, la vegetación que asegura el funcionamiento de este ecosistema. FAN ha estado presente en la zona desde hace unos años y ha logrado “convertir” a Juvenal, uno de los campesinos de la comunidad. Éste señor se dio cuenta de que su misión en la vida era preservar la naturaleza y empezó a “evangelizar”, como dice Karin, a sus vecinos. Llegó a ser un verdadero socio de la organización, promoviendo el diálogo entre los técnicos de FAN y la comunidad. Alejándose de las antiguas prácticas paternalistas de implementación de proyectos, los técnicos preguntaron a los campesinos cuál era la mejor solución para el problema. Del diálogo nació una idea: alambrar el área del bosque para que el ganado vacuno no entre a la zona ecológica, pero al mismo tiempo garantizar la comida para este mismo ganado, plantando pasto en la zona baja que se beneficia justamente de las aguas que provienen del bosque de arriba. Karin
subraya el papel de Juvenal en este proceso. Ella está convencida de que, si no fuera por él, los conservacionistas hubieran tardado años en implementar este proyecto. El compromiso de una persona así “no tiene precio”, según ella, y destaca la importancia del impacto ideológico en todo lo que hace en FAN: “Un poco el hilo conductor de todo lo que he contado es cambiar mentes. Primero hemos cambiado la mente de los que trabajamos aquí, de quienes nos dirigen, con el proyecto grande estamos cambiando las oportunidades del mundo, y con una comunidad pequeñita, gracias a que una persona ha cambiado su mente, logramos cosas.” Este es uno de los principios que guía a la Directora Ejecutiva de FAN en su multifacética labor. El otro principio es la determinación de seguir mejorando, modificando, repensando y renovando cada vez el funcionamiento de la organización, para mantener los altos estándares de calidad y rendimiento que hacen posible cambios reales y tangibles en el tema de la conservación. A pesar de que FAN está manejando una impresionante carpeta de proyectos y está ejecutando con éxito unas tareas vastas e importantes, para Karin, “estamos en el punto de partida, pero no hemos corrido la carrera. Estamos con los motores arreglados para ir al mundo.”
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