Primer Presidente de Venezuela (In Memoriam) JOSE CRISTOBAL HURTADO DE MENDOZA (Sinopsis) RAMON R. HERMOSO BOSCAN* En una estribación de los Andes Venezolanos, fundó el Capitán Diego García de Paredes, en el año 1557, la ciudad de Nuestra Señora de la Paz de Trujillo, siendo la misma, escenario de extraordinarios acontecimientos que contribuyeron de manera inequívoca al proceso independentista de nuestra Patria. En esta ciudad, nació el 23 de junio de 1772 José Cristóbal Hurtado de Mendoza, hijo de Don Luís Hurtado de Mendoza y Doña Eulalia Montilla Briceño. La infancia y la adolescencia de Mendoza, transcurren al calor del hogar. Cumplidos los dieciséis años fue enviado a Caracas donde hizo sus estudios superiores en el seminario Tridentino obteniendo en 1793 el título de licenciado y de maestro de leyes. Se trasladó a la isla de Santo Domingo donde se graduó un año después de Doctor en Derecho civil y Canónico. En 1795 llegó a Mérida y regentó la cátedra de filosofía en el Colegio Seminario de San Buena Ventura y a la vez se inscribe en él para cursar teología de prima y sagrada escritura; de ojos pardos, tez blanca, cabello rubio, frente osada, un lunar en la barba del lado derecho, de 23 años de edad, reza la descripción de su rostro y figura, según quedó inscrito en el libro de matricula de cursantes para dichas materias. A fines de 1796 se halla en Barinas ejerciendo su profesión y contrae matrimonio con Doña Juana Briceño Méndez, de esta unión procrearon cinco hijos de los cuales la última María Manuela muere al año y medio de nacida. A comienzos de 1800 enviuda y contrae segunda nupcias con María Regina Montilla, de cuyo matrimonio nació una niña nombrada Manuela. Su segunda esposa muere y estando en Barinas ejerciendo el cargo de Síndico Procurador estalla en Caracas los sucesos del 19 de Abril de 1810. siendo uno de los primeros en sumarse a la causa independentista. Representa a Barinas en el Congreso Constituyente de 1811 y es elegido diputado. El 5 de marzo de 1811, el Congreso lo designa a la cabeza del triunvirato ejecutivo que ejercería el Gobierno del país. Formaban este, además de Cristóbal Mendoza, Juan de Escalona, Militar venezolano y Diputado del Congreso de Venezuela y Baltasar Padrón, administrador colonial español, quienes se turnaban semanalmente en el ejercicio de la Presidencia. Cuando se instaló el Poder Ejecutivo en la tarde del 6 de marzo de 1811, le correspondió a Mendoza, como primer nombrado, asumir la Presidencia, Ejercía también este cargo cuando el Congreso Constituyente declaró el 5 de julio de 1811 la independencia de Venezuela. Es el día en que nace la República. El Poder Ejecutivo mediante una proclama comunica a los caraqueños en aquel memorable día, que el Presidente en turno era el Dr. Cristóbal Mendoza, en quien recae así el honor de ser el primer Presidente de Venezuela. Le correspondió igualmente refrendar, en primer lugar, en su calidad de Presidente del triunvirato el Acta de la Independencia. Casó por tercera vez con Gertrudis Buròz Tovar (14 Ago.1811) y de cuya unión nacieron 11 hijos. Bolívar le nombra Gobernador Político de Mérida (1813). Allí se encuentra Mendoza cuando el Padre de la Patria hace su entrada triunfal a esta ciudad y es aclamado como Libertador. Luego fue trasladado a Caracas y designado Gobernador de esta Provincia. En Cabildo abierto (14 Oct 1913), es Mendoza quien propone se le confiera formalmente a Bolívar el titulo de Libertador, lo cual es aprobado por unanimidad. Numerosos hechos y testimonios dan fe de su dinamismo edificante, de la forma serena y responsable con que desempeñó sus funciones ejecutivas. Jurisconsulto insigne, y Prócer de la Independencia. Páez a Bolívar 1828. “Dejando Mendoza el puesto de intendente del departamento de Venezuela, se abre la puerta a la corrupción y mala fe de los empleados; este hombre les impone respeto por su saber, probidad y severidad”. Bolívar quiere tenerle cerca; pero la salud de Mendoza no es 1
buena, éste le escribe a Bolívar una carta con acento de despedida: 6 Ago, 1828 …”la gravedad del mal que padezco me ha familiarizado de tal modo con la idea de que voy a morir, y no puedo concluir esta carta sin expresar a usted, el temor de que sea la última…”Sea que viva o que muera, mi voto mas ardiente será siempre por el feliz éxito de sus empresas que están íntimamente ligadas con la felicidad y gloria de la República”…” El Libertador le contesta…”Un sabio no muere nunca, pues no hace otra cosa sino mejorar de carrera…”la fortuna es nada delante de la virtud…” Soy siempre de usted, siempre el mejor amigo, y el hombre que mas admira y estima a usted en el mundo.”. El Dr. José María Vargas, su médico, comprende perfectamente que el mal que le aqueja desde 1827 lo aproxima a la muerte. Fue algo que comenzó por ligeros escozores e irritaciones en la boca y debajo de la lengua, de insignificancia en un obsecuente fumador, y que al correr del tiempo se transformó en una ulceración fagedènica de naturaleza carcinomatosa.. El General Carlos Soublette, Jefe del Estado Mayor del Departamento del norte de Venezuela, informa al Libertador en diferentes cartas la enfermedad y desenlace del ilustre enfermo El 14 de febrero de 1829, Soublette anuncia a Bolívar “Mi General: ya terminó el Dr, Mendoza su carrera; el 8 del corriente antes de amanecer murió, y al día siguiente fue sepultado. (Cumplía 55 años y 7 meses de vida). En la invitación para el entierro, figuran entre otros el Arzobispo Dr. Ramón Ignacio Méndez, el General Carlos Soublette y el General Pedro Briceño Méndez. Las honras fúnebres tuvieron lugar, el 9 de feb. de 1829 en la Iglesia Parroquial de San Pablo, hoy Santa Teresa, Fue sepultado en el cementerio de los “Hermanos de San Pedro” (Esq. de Canónigos), de allí, con los años, trasladaron sus restos a la Iglesia de Altagracia. Por Decreto del Presidente Guzmán Blanco, (11 feb.1876), ordena que los restos del varón trujillano se trasladen al Panteón Nacional, para que estén cerca de las cenizas del Libertador, pero las constantes reformas que ha sufrido el pavimento de la Iglesia de Altagracia, y agregaría yo, la desidia de los responsables de hacer cumplir este Decreto, han hecho de que la ubicación de su fosa no haya sido posible, permaneciendo los despojos mortales de este prócer “perdidos” y en el olvido de quienes tienen la obligación moral e histórica de colocarlo en el sitial de honor que le corresponde. El 8 de febrero de 1829, el Venezolano extraordinario terminó su carrera como simple mortal, pero iniciaba otra, afianzada en su obra pletòrica de gloria que es la carrera del prócer, del sabio que no muere nunca. *Coronel (GN) Abogado
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