Que tu Palabra nos convierta Padre Bueno, escucha nuestra oración. Esclarece nuestra mirada, afina nuestros oídos, ayúdanos a discernir. Habla, Señor, estamos aquí para escuchar tu voz. Nos llamas a vivir la misericordia y el amor al otro. Nos llamas a vivir la compasión, el sentir con los demás, el padecer con los que sufren, el acompañar en el dolor, en la soledad, en la marginación. Tu palabra es clara como el agua de deshielo. Conviértenos, Señor, que tu Palabra actue en nosotros, que el Espíritu cambie nuestros corazones, que sigamos a Jesús en sus opciones. Tu Palabra es luminosa como el amanecer que acaricia los cerros. Rasga nuestros velos, Señor, ilumina nuestras sombras, brilla en nuestras oscuridades. Conviértenos, Padre, que tu Palabra se encarne en nuestras vidas, que seamos fieles testigos de tu mensaje.
Tu Palabra nos quema como la brasa encendida. Que tu fuego nos limpie, que borre los rastros de nuestro egoísmo, que tu Palabra arda en nuestros corazones, para hacerla vida, y vida para el otro. Conviértenos, Señor, a la vida generosa, ofrecida, solidaria. Tu Palabra es semilla donde brota la esperanza. Señor, renueva nuestra fe en camino, aliéntanos a la utopía, ayúdanos a creer, y a esperar. Sostén nuestra esperanza, nuestras luchas, nuestras convicciones, nuestros sueños. Conviértenos, que tu Palabra nos descubra los horizontes del Reino, lejano y cercano, por hacer y realizado, don y tarea, meta y camino. Conviértenos, Señor, a tu Palabra, a tu Proyecto, a tu Mirada.