Historia Del Movimiento Obrero Tomo Iii

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Historia del Movimiento Obrero Boliviano

de la "Guardia Blanca" (así dice Soliz), que iban armados de carabinas y pistolas, se constituyó en el escenario mismo de los acontecimientos. Se entabló una feroz lucha entre ambos bandos. "Los obreros utilizaban explosivos y dinamitas, con los que prepararon una especie de bombas en tarros de conserva y en botellas". Se sostiene que hubieron muertos y que el belicoso gerente victimó personalmente a un chivato; pero aquel bajó ostentando una herida en la cabeza ocasionada por una pedrada. Los parciales de la empresa se parapetaron en Miraflores (entonces ingenio y planta eléctrica), que fue asaltada por los obreros. Nava informó de los alcances de la rebelión obrera al apoderado de la Patiño, señor Arturo Loayza, que se ha distinguido como enemigo y verdugo de la clase obrera. La empresa logró que el Presidente de la República José Gutiérrez Guerra ordenara el envió de un regimiento de infantería a Uncía. Mientras tanto, el día domingo continuaba la batalla. Nava y sus parciales se habían apostado en las alturas de Miraflores y los obreros ocupaban el camino que conduce a Uncía. "A la una de la tarde abrieron fuego los obreros y atacaron a los de Nava, de donde resultó muerto el mecánico Ayala". A las cuatro de la tarde se aproximaron los soldados, que fustigaron despiadadamente a los mineros. La persecución contra los dirigentes duró varios meses. Parece que inmediatamente los gerentes de "La Salvadora" y de la "Empresa Estañífera Llallagua", actuando bajo el temor de que la osadía de los trabajadores de Socavón Patiño se repitiese en mayor escala, entraron de acuerdo para aumentar la presión sobre sus dependientes. El famoso chileno Emilio Díaz, gerente de la Llallagua, acentuó la rigidez de la disciplina, ordenó la disminución de los salarios y del pago a los contratistas (en esa época éstos daban propinas de una libra esterlina oro). Los trabajadores decidieron dejar sus ocupaciones y pedir el arreglo de cuentas. Para materializar su decisión, los obreros de Cancañiri, Azul, Blanca y otras secciones, bajaron en masa hasta la administración de Catavi, dónde fueron recibidos a bala por Díaz y sus secuaces. Los

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Historia del Movimiento Obrero Boliviano

promulgar la Legislación del Trabajo, con leyes y reglamentos ampliamente protectores para los empleados y obreros; y tender a la socialización de la gran industria paulatinamente, o siquiera parte de ella haciendo reservas fiscales de la riqueza natural, o por lo menos hacer que el Estado sea partícipe de la producción de la riqueza en las grandes industrias". El Directorio de la Liga consideraba que todavía no deberían promoverse grandes conflictos, pues era el momento de consolidar la organización y poner en pie sindicatos en otras ramas de la producción, particularmente en la minería. Este llamado a la cautela y a la espera fue desoído. Los ferroviarios se sintieron alentados por la fácil victoria obtenida en el Ferrocarril Guaqui. Los obreros de la Bolivian Railway presentaron un memorable pliego de peticiones, que en sus 79 cláusulas y 31 incisos planteaba la necesidad de que se ponga en vigencia una verdadera legislación social y que más adelante analizaremos. En el pliego de conclusiones se eliminaron todos los aspectos relacionados con la adopción de nuevas leyes. La Liga tenía ante sí la tarea de presionar al gobierno para lograr la adopción de una adecuada legislación social. El personal del Ferrocarril Machacamarca - Uncía pidió, el 7 de noviembre de 1919, un aumento general de salarios y mejoramiento de las condiciones de trabajo. El acuerdo de 11 de noviembre dio satisfacción a tales demandas y fue firmado por Arturo Loayza, Pablo Pacheco y Axel Valle, representando a la empresa Patiño, y por Adolfo Aguirre, Ramón Mangudo, E. Fernández y T. Miranda, como personeros de la organización obrera. El 22 de noviembre de 1919 se envió, por parte del Directorio, una circular a los Comités del interior para que procediesen de inmediato a formar núcleos en las minas, como paso preliminar para la organización de una poderosa "Liga de empleados y obreros de Minas". Se tenía planeado actuar en igual sentido entre los trabajadores de fábricas y de telégrafos. Se imprimieron trece mil ejemplares de la mencionada

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