"La deconstrucción del ser y el saber"*
Preámbulo Somos testigos del nacimiento de nuevos modelos educativos y sistemas de administración educativa que rompen con la tradición milenaria de la educación como proceso de humanización. Estas nuevas formas de hacer educación promueven el aprendizaje de competencias, la producción de experiencias de aprendizaje en masa y en forma automatizada, apelando a la construcción de curriculi desligados de las necesidades sociales que parten de la concepción del alumno como herramienta. En el contexto de la globalización y el regreso de las filosofías humanistas a las organizaciones, develamos el nacimiento de teorías de sistemas, de calidad y de desarrollo organizacional como una fuerte influencia en el diseño de nuevos procesos instruccionales. La filosofía de la deconstrucción explica cómo a lo largo de los años se han transformado las concepciones del ser y del deber ser del hombre de la modernidad a la posmodernidad y cómo en el siglo XXI las tendencias neo-industrialistas de las grandes transnacionales han fortificado los procesos credencialistas de certificación como paquetes de conocimientos aprendibles, actualizables como los softwares de las computadoras. Deconstrucción del lenguaje La deconstrucción ocupa, sin duda, el lugar más destacado dentro del postestructuralismo. Derrida publica libros donde expone sus ideas acerca del lenguaje y la escritura a finales de la década de los sesenta. Éste advirtió que los deconstruccionistas rechazan al estructuralismo y se niegan a poner en pie una metodología sistemática y normativa. Comienza, por desmontar o deconstruir el par binario tradicional de las teorías del lenguaje de Platón a Saussure, en el que uno de sus elementos, el habla, se considera superior y más digno de atención que el otro, la escritura. Esta preeminencia del habla se funda en la noción dominante del pensamiento occidental que denomina la metafísica de la presencia. El lenguaje, por otro lado, será el vehículo fiable que precisamos para transmitir información o comunicar ideas y emociones. La textualidad de la escritura pone en marcha dos mecanismos que Derrida califica respectivamente como difference y deference. El primero ya estaba en Sausurre e indica que el significado de una palabra deriva primordialmente de sus diferencias con otras palabras. En el segundo es una aportación de Derrida y alude al hecho de que el significado de las palabras en el texto permance aplazado y diferido continuamente, no alcanza nunca su cierre o closure. Ambas propiedades de las palabras en el texto se unen en el término differance acuñado por el mismo. Esta differance de la escritura ocasiona la indeterminación del texto, el hecho de que su significado o significados no se puedan fijar o determinar con claridad. Existen dos tipos de interpretación irreconciliables, sostiene en su ensayo de "La escritura y la diferencia": la estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas, una, la más tradicional y anterior a sus investigaciones sobre la naturaleza del discurso escrito, pretende descifrar, sueña con descifrar una verdad o un origen que se sustraigan al juego y al orden del signo, la otra, afirma el juego. Resumiendo, la deconstrucción trata, por un lado, de mostrar que estos pares, centros y sistemas son ordenamientos humanos y por tanto, ni lógicos o naturales ni inmutables. Por otro, busca Por Heriberto García Martínez Coordinación de Programas de PACSI Y MEH Departamento de Administración y Control de la Producción División de Operaciones Universidad Virtual del Sistema ITESM *
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desarmarlos mostrando sus contradicciones. El propósito es poner en evidencia sus fricciones a fin de redefinir sus relaciones. La educación en la Modernidad Para Rousseau, asegura Derrida, la naturaleza es plenitud y ausencia. La educación es algo suplementario, pues pertenece al orden de la cultura. Lo que significa que la naturaleza es constitutivamente insuficiente e incompleta. El proyecto de educación concebido por la modernidad ha llegado a su fin en el desplazamiento de la modernidad a la postmodernidad. Además, el fin como propósito sugiere la forma teleológica (finalista) de autocomprensión de la educación, un proyecto que siempre comprendía el fiel cumplimiento de las finalidades y tenía la misión pero que es ahora insostenible, que ha llegado a su fin. Su finalidad era la formación de un hombre racional para una sociedad racional. El fin del hombre era completar la obra de la naturaleza sustituyendo la pasión por la razón. Si tal era la tarea de la educación, ésta habría llegado a su fin. Lo que encontramos es una escolarización compulsoria para servir al mundo del trabajo, los autodefinidos fines de la educación no pueden ser realizados en la escuela ¿puede la escuela tener un fin (finalidad)?, ¿puede la escuela tener un fin (término)?.
El yo posmoderno El yo postmoderno nunca está completo. El adulto es reentrenado continuamente en las destrezas que lo capacitan para el mundo del trabajo. El conocimiento es un constructo artificial. Derrida nos recuerda los límites del conocimiento. Nuestra escritura y nuestros juegos permanecen infinitamente en la otredad e incapaces de ser asimiladas por nosotros. Nos enseña a reconocer nuestros límites como educadores y a reconocer los límites del juego de indeterminación y los límites de la certeza y la decidibilidad. Hay en Derrida una deconstrucción de la ilustración, los autores nos hablan de Derrida como educador sentimental. El personaje es educado como un espíritu libre. El mensaje postmoderno de la fragmentación del yo. El hilo de la vida son muchos hilos. En cuanto educador sentimental, ¿nos ayuda a comprender la fragmentación y la discontinuidad?. Es por esta razón que la disención lúdica del momento postmoderno no puede ser ignorado, ni disminuido y demuestra claramente que lo lúdico no necesita ser ni frívolo ni reaccionario. La autonomía y emancipación pasan a través de la razón. Llegar a ser autónomo implica ser conscientes de los límites de la razón.
La herencia del industrialismo La educación implica autoridad, pues generalmente se realiza en la sumisión y la obediencia: Una bien regulada libertad. Tales son los fines dentro de la dictadura de la razón. La educación del siglo XIX de la clase trabajadora está determinada por la necesidad de control. Prevenir a la clase trabajadora del vicio y la inmoralidad. Preparar una masa laboral que sirve a la clase dirigente. Una clase gobernable por la razón. Presumiblemente la clase trabajadora no podía gobernarse ella misma por la razón. Para ellos la educación es domesticación: tecnología de gobierno. En lugar de gobernarse por la fuerza se hará por la razón y el derecho. La escuela como paradigma de las técnicas modernas de gobierno. La metáfora de la violencia es la condición de las otras formas de violencia. La violencia militar y económica es solidaria con la violencia lingüística. Tiene una metafísica (base fija sobre la cual se puede construir una jerarquía de significados) que es el el juego de la diferencia. Derrida critica el totalitarismo del reino de lo mismo ¿podría ser la educación una forma de violencia institucionalizada?. Una violencia metafísica. En ella lo real es
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asimilado violentamente. Pero la educación puede estar abierta al juego de la diferencia. La educación puede ser entendida como texto y como juego.
La cultura es siempre escritura en el sentido de que hay una realidad continua precultural que puede ser representada. Es imposible ser presente a sí mismo ya que no es imposible escapar a la mediación del lenguaje ¿podría ser la educación separada de las estructuras de significación? En el pensamiento de deconstructivista la subjetividad no es una descripción esencial de un yo unificado. En cambio, es un texto, una estructura de signos y significados que no tienen un centro, un origen y que no tienen un término. Se trata de un sujeto descentrado. El yo es una historia, una narración, en la que los sujetos se construyen a sí mismos. Derrida escribe que la descripción que hace Rousseau del yo auténtico es contradictoria. No presenta un auténtico yo sino una ficción. La resistencia como condición postmoderna, como sustituto de emancipación. Los metarrelatos modernos previlegian la educación. La teoría especulativa (idealismo alemán) privilegia la educación universitaria.
La era de la información Aislados de la presión del Estado, las universidades pretendían la totalización del conocimiento bajo la guía de la filosofía. En este metarrelato las disciplinas conforman el orden del saber. Se privilegia la universidad como producto del conocimiento. La educación era concebida como liberación del pueblo a través del aprendizaje. Los medios de comunicación traen nuevas formas de aprender. El conocimiento es algo que hacemos con las computadora; el aprendizaje deviene computacional. Hay en Derrida una crítica de la eficiencia y se llega a la mercantilización del conocimiento. Hoy ya no se pregunta por lo verdadero sino por cuál es el uso de un conocimiento, cuál es su grado de eficiencia. La universidad ha perdido el privilegio de productor de conocimientos y lo adquiere el mercado, las grandes compañías. El conocimiento recibe legitimación sólo por la eficiencia, el conocimiento se hace cada vez más funcional, se destacan más las destrezas que los ideales. El maestro es sustituido por las máquinas. En las grandes narrativas la educación ofrecía un modelo de vida. Actualmente las tasas constantes de desempleo requieren un proceso de educación permanente.
El rol del maestro no es llevar un contenido sino guiar el estudiante hacia paquetes de información relevantes y proveer las destrezas de aprendizaje exitoso. El conocimiento deviene fragmentario pues viene en paquetes de información. Pero, por ello mismo, el conocimiento se vuelve también interdisciplinario. Uno de los problemas que señalan más incisivamente los autores de la deconstrución es que la oposición a este modelo educacional se hace dentro de las grandes narrativas de la emancipación. Se critica esa forma de educación mediante un metarrelato obsoleto. En cambio, actualmente el conocimiento científico se plantea sus propias reglas. Es lo que Lyotard denomina paralogías.
El devenir de la educación Es necesario desarrollar una estrategia contra las frases hechas y a favor del habla. Es necesario desarrollar estrategias que nos sirvan como base de resistencia. Lo paradójico es que mientras más información hay disponible a través de las prácticas educativas, el rol de la educación ha llegado a hacerse mucho más problemático.
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De acuerdo a Usher y Edwards tanto Foucault como Derrida como Lyotard nos incitan a repensar la naturaleza del conocimiento y la funcion de la educación. La recurrencia más que el progreso es la clave de la Modernidad/posmodernidad.
Lyotard invita a una constante inventiva de las propuestas narrativas. La crítica, sin embargo, ha mostrado que hay en Lyotard una gran narrativa (un metarrelato) que es el de la decadencia de todas las narrativas. La posición de Lyotard es una resistencia sin un fin (finalidad) o metas específicas. Renovación de la tradición democrática a través de una pluralista autoorganización de la sociedad civil independiente del estado. Una antipolítica sería la condición de la democracia. La realidad ha sido reemplazada con la simulación, la racionalidad con la multiplicidad, la organización monolítica, con la propaganda, la teoría con el juego.
No hay conocimiento universal sino local. Tampoco hay conocimiento desinteresado. Se puede pensar que en la situación postmoderna todos seríamos productores de conocimiento. Es necesario hoy el reconocimiento y la exploración de la cultura de la información, además se debe atender a la educación de los grupos marginales. Tampoco podemos perder la conciencia del poder de la educación. Conforme con la idea de que no podemos quedarnos en la crítica iluminista de la educación funcional o basada en la eficiencia, los autores de la deconstrucción creen también que la educación postmoderna no puede ser concebida a la luz de los fines universales como la emancipación, la democracia, la verdad, la ilustración, o el empuje para producir grandes relatos. La educación podría ser más diversa en términos de fines y procesos. La educación debe estar centralizada en los distintos ámbitos culturales. El postmodernismo tiende a pasar de la problemática pública a la privada. Y es ahí donde parece coincidir con el neoconservadurismo. Para el pensamiento progresista como marxistas, socialistas y feministas, el postmodernismo supone un nihilismo y contribuye a la permanencia del neoconservadurismo. Bibliografía Castells, M. (1995) La ciudad informacional, tecnologías de la información reestructuración económica y el proceso urbano-regional. Madrid. Alianza Editorial Derrida, J. (1997) Cosmopolitanism and forgiveness. London. Routledge. Derrida, J. (1997) Writing and difference. London. Routledge. Usher R, and Edward R. (1994) Postmodernism and Education London. Routledge. Para saber más de Jaques Derrida http://sun3.lib.uci.edu/~scctr/Wellek/jacques.html
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