Expropiación Petrolera La raíz de la expropiación está en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, promulgada por Venustiano Carranza que establece en el artículo 27 que “corresponde a la nación el dominio directo de los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos o gaseosos”. En respuesta directa a esta modificación los dueños de las compañías petroleras aumentaron al máximo la producción de petróleo para obtener el provecho máximo antes de la aplicación de esta ley. Al llegar a la presidencia de México en 1934 Lázaro Cárdenas promovió la creación de sindicatos que protegieran a los trabajadores. Y es de la lucha del sindicato de los petroleros que se llega a la decisión de nacionalizar el petróleo. En 1938 se inicia una huelga de la industria energética a la que se une toda la industria nacional. Los trabajadores de las petroleras no tenían ninguna prestación; exigían un aumento de sueldo del 90%, además de derecho a la salud y a la incapacidad pagada. Las empresas petroleras se negaron Lázaro Cárdenas interviene y nombra a una comisión investigadora que dictamina que entre 1934 y 1938 las petroleras habían incurrido en innumerables fraudes fiscales y que habían obtenido ganancias que alcanzaron los 150 millones de pesos por lo que se propuso un aumento de 26 millones de pesos en salarios, a lo cual las petroleras se negaron rotundamente. El 18 de marzo de 1938 a las 10 de la noche por radio nacional, General Cárdenas leyó el decreto de expropiación con el cual se hacía válido el artículo 27 constitucional.