Existe La Espiritualidad A

CURSO INTENSIVO: ¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD? ¿EXISTE UNA ESPIRITUALIDAD TANATOLÓGICA? I – ESPIRITUALIDAD. El DICCIONARIO DEL CRISTIANISMO nos da esta definición: Lo que pertenece al orden del Espíritu; se opone a “materialidad”. Y HOMBRE ESPIRITUAL es la persona en quien habita el Espíritu de Dios y que vive de su hálito. VIDA ESPIRITUAL designa la actividad del hombre en cuanto es espíritu, es decir, inteligencia y voluntad; y que se ejerce de una manera intensa y profunda, orientada a la Vida en Dios. HOMBRE: se define, si hablamos de Valores, como un individuo responsable y autónomo. Y la Responsabilidad y su Autonomía se definen en relación con el ambiente en que se mueve. Responsabilidad: debe tenerse frente a lo que se debe hacer, seriedad frente a las obligaciones asumidas, fidelidad a la palabra dada, capacidad para hacer lo que se prometió. Autonomía (sinónimo de Libertad): No siempre la expresión: “Soy un hombre libre, habla de un Valor: puede encerrar también fanfarronería, traición, agresividad, inmadurez. Igual respecto a la vida espiritual: hay obedientes “según la carne y la letra”, y libres. Libertad, o autonomía, nos habla de una ley humanizada, arraigada en el hombre, que forma un uno con él y surge de él. Es la Libertad, la ley que se ha hecho persona, la que hace al hombre dueño de su propia vida. La Autonomía, al liberarme de una dependencia formalista, me fuerza a entrar en el mundo de los valores. Así, ya no soy “uno que sigue” por fe en una persona: soy una persona que debe hacer constantemente una elección: lo que me obliga a tener sensibilidad para los Valores. El Valor entre en juego en la esfera de la Emotividad humana: no hay tiempo para pensar, es preciso elegir por intuición. Lo cual revela quién soy, hasta qué punto soy autónomo, cuáles son mis condicionamientos. Una persona puede hacerse la hipócrita y esconderse tras una honorabilidad aparente; pero, colocada frente a los Valores, necesariamente se descubre. Lo que hará que trafiquemos con una espiritualidad vacía, con un culto a Dios que no verdaderamente culto del hombre, con fiestas que no son el Aleluya del triunfo humano ni el canto pascual de la Resurrección.

El drama del hombre consiste en descubrir que está sin Dios. Así, todas las estructuras hechas para acogerlo permanecen terriblemente vacías e inútiles. Y nos topamos con hombres que deberían presentarse al mundo como guías y que son menos que hombres normales. (Parábola del Buen Samaritano).

La Responsabilidad tiene como base cualidades nativas de la Persona: un equilibrio entre la esfera racional y la emotiva, capacidad de juicio, coherencia psíquica que sólo puede subordinarse a una coherencia moral, y una vitalidad profunda que lucha contra las fuerzas de la disolución y la agresión: esse sequitur operari. El hombre no puede vivir ajeno a su tiempo. Debemos entender la simbiosis entre Revelación Divina e Historia. Sólo así la Palabra de Dios se hará entendible para el Hombre de hoy. Y nos curaremos de la hipocresía. En la Palabra de Dios hay indicaciones que no pueden eludirse: tan absolutas como la de la oración, la del amor a los hombres, la de servicio, la de la fraternidad. Y todo esto nos lleva a descubrir nuestra gran falla: la imposibilidad de Diálogo. Pero el diálogo no se ha vuelto imposible, precisamente en el nivel en que fue acogido: en el mundo de los pobres y de los enfermos (Mt 5). La Responsabilidad surge en la persona que esté bien construida, pero no necesariamente que esté superdotada. Bien construida significa “capaz de servirse de sus facultades humanas, frente a una realidad posible en la que pueda entrar con competencia”. La Responsabilidad es algo distinto a la Confianza, porque es una actitud autónoma que recurre a la riqueza de la persona y es sinónimo de madurez. Sólo el adulto puede ser responsable en el cabal sentido de la palabra, porque es capaz de Autonomía, base de la Responsabilidad. Todo esto, es la verdadera Espiritualidad. II - ¿HAY UNA ESPIRITUALIDAD TANATOLÓGICA? 1.- No. Porque la Tanatología no es, como tal, una Escuela de Espiritualidad, como sería la Espiritualidad Benedictina, por ejemplo. 2.- No. Porque el Tanatólogo es un Hombre, como todo hombre, que quiere entregarse a quien sufre los dolores más grandes que existen, el de la Muerte y el de la Desesperanza, y que es igualmente Hombre, pero con una riqueza evangélica especial: la de ser pobre y enfermo. 3.- No. Si reflexionamos en todo lo dicho en el párrafo I, y lo profundizamos, podremos descubrir que, si vivimos una Espiritualidad Humana Básica, pero auténtica, estaremos viviendo la Espiritualidad que nos piden y exigen nuestros pacientes. 4.- Lo que sí nos pide es que no “perdamos el camino”. Si por Tanatología entendemos prácticas populistas que sólo tienen la máscara de hacer el bien, estaremos fallando a nuestro compromiso con la Historia. En otras palabras, estaremos fallando a lo que el Hombre de hoy espera de los que él considera sus guías para curar su dolor de hoy. Es la gran Responsabilidad de la Tanatologia, y la gran tentación de hacer una falsa, pero aplaudida entrega, por parte de quienes la ejercen.