50 . SOCIEDAD / VIDA
Del 18 al 24 de mayo de 2007 // ALBA
Entrevista a Norma McCorvey, ‘Jane Roe’ en el juicio Roe contra Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos
“Todavía hoy me siento tremendamente utilizada por los proabortistas” ■ LUIS LOSADA PESCADOR
Embarazada, pobre, falta de formación y desesperada, Norma McCorvey cayó en manos de dos jóvenes y ambiciosas abogadas. Querían un caso extremo que obligara a cambiar la ley del estado de Texas que prohibía el aborto. Ella firmó. Nunca pensó la trascendencia internacional que tendría su firma. Se convirtió en la parte débil de un juego de poderosos. Bebía, consumía drogas y estaba desesperada. Una razón suficiente para que la liga de feministas que promovió judicialmente su caso garantizara su identidad bajo el pseudónimo de Jane Roe. La ‘Roe’ del caso Roe contra Wade que despenalizó el aborto en los Estados Unidos en 1973. “Yo estaba embarazada por tercera vez, la segunda fuera del matrimonio; entonces estaba a favor del aborto”, reconoce McCorvey a ALBA. La misma desesperación que sufren muchas mujeres que lamentablemente se deciden por el aborto también en España. “En ese tiempo es-
Fue el símbolo de la batalla del aborto en los EEUU. Utilizada por las feministas, se pasó 14 años de ‘noche oscura’ “enganchada a la botella de vodka”. Hoy denuncia a los que la “utilizaron”: “Si hubiéramos sabido lo que sabemos hoy, jamás habríamos abortado”. Se convirtió a la fe católica en 1998.
Conversión El 15 de junio de 1998, Norma anunció públicamente su intención de ser bautizada en la Iglesia Católica. El bautizo se realizó el 17 de agosto de 1998 por el director del Priests for Life, el P. Frank Pavone. “Sí, ahora soy claramente pro vida y católica 100%”, señala. ¿Qué le diría a una mujer que está pensando en abortar? “Le diría que hablara con su corazón y su sacerdote; después, que busque a una mujer que ya haya abortado y que le pregunte qué tal le fue”, responde. “Trato con muchas mujeres que han abortado y que ahora se han convertido. Todas me dicen lo mismo: si hubiéramos sabido entonces lo que sabemos ahora, nunca habríamos abortado”, concluye.
Norma McCorvey.
de legalizar “Mis abogadas decían “el [Después aborto] comencé die- que sería bueno que las ciséis años de depresión enganchada a una botella de vodka
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taba a favor del aborto, pero no sabía nada de él”, reconoce. Norma McCorvey afirma sentirse “seriamente utilizada” por las abogadas Sarah Weddington y Linda Coffe, que hicieron de su caso una bandera política. Le dijeron que las mujeres deben controlar su propio sistema reproductivo. “Me sentí muy utilizada por los proabortistas, pero mucho; todavía me sigo sintiendo utilizada hoy en día”, reconoce. Finalmente la sentencia llegó tarde y Norma llegó a tener a su hija, a la que entregó en adopción. “Nunca
mujeres pudieran elegir si tener el niño o no; y yo pensaba lo mismo
llegué a abortar; llevé a la niña a término. Pesó 8 libras y medía 21 pulgadas y la entregué en adopción”. Una opción difícil. “La enfermera me trajo a mi bebé, pero cuando se dio cuenta de que la había dado en adopción, se la llevó; yo me desmayé y me quedé tirada sobre el suelo dos horas”.
Resolución El 22 de enero de 1973 la Corte Suprema resuelve el derecho al aborto de las mujeres americanas. Desde entonces, todos los 22 de enero se encerraba durante dos meses en su
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Luego empezó a pensar que la batalla del aborto por la que “vivía, dormía y respiraba” no eran tan justa como pensaba
habitación. “No me importaba si había alguien más conmigo en casa”. Un túnel de 16 años. “Estuve dando tumbos, me emborrachaba y tomaba muchísimas medicinas para mantenerme en pie. Comencé 16 años de depresión enganchada a una botella de vodka”. Una historia que la memoria elimina por espíritu de supervivencia. “Mi memoria tiene una especie de blanco hasta los últimos años 80”, reconoce McCorvey. A las feministas radicales no les importó su caso ni su hijo. Habían ganado la ‘cau-
cuarta, como “colaboradora”. “Me enviaban a las mujeres cuando se sentían tristes”, señala. Dentro de la industria del aborto, Norma pudo comprobar cómo el aborto degradaba a la mujer. Le sorprendió la exuberancia del dólar que terminaba en los bolsillos de los doctores y el desprecio de la medicina de los abogados proabortistas. Y empezó a pensar que quizá la batalla del aborto por la que hasta entonces “vivía, dormía y respiraba” no eran tan justa como ella consideraba.
Encuentro con su hija El encuentro con su hija embarazada fue importante. Tras darle la noticia, Norma le respondió: “Eso es maravilloso”. Su hija le preguntó: “Pero ¿quieres que aborte?”. Norma, por supuesto, no quería que su hija abortase a su nieto. “Bueno, eso es lo que tú haces, decirles a las mujeres que se hagan abortos”, le espetó su hija. Primera en la frente. “Ahora tengo dos nietos, George y Floyd, y son el amor de mi vida”, señala Norma.
Finalmente, la sentencia llegó tarde y Norma McCorvey llegó a tener a su hija, a la que entregó en adopción
sa’. ¿Cuáles fueron las mentiras que los proabortistas utilizaron en esos momentos? “Las dos abogadas me dijeron que sería una buena cosa que las mujeres pudieran elegir si tener el niño o no tenerlo; y yo entonces pensaba lo mismo”, responde McCorvey.
Trabajo en abortorios Finalmente, en 1991 comenzó a trabajar en clínicas de aborto de Dallas. Era la contraprestación por utilizarla en la ‘causa’ proabortista. En las primeras dos clínicas, como telefonista. En la tercera y la
En 1995 se instala la controvertida ‘Operación Rescate’ en la casa vecina del centro abortista en el que ella trabajaba. “Sinceramente, sentía curiosidad sobre la causa que les movía”. La amistad con una activista, el afecto de una niña, la confianza de una madre y la amistad de un hombre sorprendieron a Norma llevándola a considerar el amor, el perdón y la esperanza. Vio la luz a la salida del túnel. ¿Las palabras ‘mágicas’?: Jn 3,16. “El que cree en Él no se pierde y tiene vida eterna”.