n 1964, Bernard Rudofsky escribe el mítico libro de Arquitectura sin arquitectos. En él, evidencia que la arquitectura vernácula, olvidada por la modernidad durante tiempo, tenía valores propios, tanto estéticos como funcionales, que podían ser considerados por los arquitectos a la hora de trabajar. Hoy sigue habiendo mucha -muchísimaarquitectura que no pasa ni por la cabeza, ni planos de un proyectista y son construidas por sus propios habitantes en las periferias de las grandes urbes sin la participación de los arquitectos que, en muchos casos, ven en ellas gran cantidad de problemas; ideas que, si bien son acertadas, no pueden evitar que es una realidad que existe de forma cotidiana para muchos. En estos días, en el Museo Universitario El Chopo, la artista Sandra Calvo recupera aquel título de Rudofsky, pero dirige su mirada a esas viviendas de auto-construcción que desbordan nuestras ciudades por sus extremos. Pero la postura de Sandra Calvo no trata de estetizar una vivienda de auto-construcción, sino de comprenderlas como un proceso complejo, cargado de acuerdos y desacuerdos manifestados en la construcción a lo largo del tiempo.