Universidad de Antofagasta Facultad de ciencias Jurídicas
Ensayo Filosófico “El libre albedrío… ¿podemos hablar de libertad?”
Asignatura: Filosofía del Derecho Alumna: Ignacia Piñones Docente: Prof. Patricio Lazo Tipo de Trabajo: Ensayo Titulo: “El libre albedrío… ¿podemos hablar de libertad?”
El libre albedrío… ¿podemos hablar de libertad? Conforme a diccionarios filosóficos el libre albedrío seria: “Poder o capacidad del individuo para elegir una línea de acción o tomar una decisión sin estar sujeto a limitaciones impuestas por causas, predeterminación divina”
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antecedentes, por la necesidad, o por la
El diccionario de la Real Academia de la lengua española, lo
define como: “Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho”2. Para los cristianos el libre albedrío es entendido como: “La libertad de escoger” 3. La iglesia católica, por su parte el concepto lo asimila íntimamente con libertad, así el Papa Benedicto XIV expreso el 1 de julio del 2009 que La libertad encuentra su sentido en el amor”
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Juan Pablo Segundo en la Encíclica Redemptoris missio nos dice
respecto a la libertad: La Iglesia se dirige al hombre en pleno respeto a su libertad; propone, no impone nada: respeta las personas y las culturas, y se detiene ante el sagrario de la conciencia”. Por otro lado en Veritatis splendor, encíclica “la libertad no sólo es la elección por ésta o aquella acción particular sino que es también decisión sobre sí y disposición de la propia persona a favor o contra el Bien” Agrega en cuanto al Libre Albedrío, “si de él hacemos un uso noble, puede hacer que habitemos en la Verdad, y que seamos auténticamente libres. El hombre es el escultor de su propio cerebro, (apuntando a la idea de que el hombre se moldea a sí mismo, positiva o negativamente, por media de su libertad). En la medida en la que el hombre opta por la Verdad moral se libera del lastre de la concupiscencia, fruto del pecado del Paraíso. En la medida, por el contrario, que cae en la tentación que le ofrece la concupiscencia triple, se encadena a la misma y queda esclavizado, perdiendo su libertad”. Santo Tomas, por su parte, en la Suma Teológica, parte 1a cuestión 83,
En cuanto a qué es el libre albredio, se pregunta si es en acto, un hábito o
una potencia y responde entre algunas cosas: Aun cuando en su sentido gramatical, libre albedrío significa un acto, sin embargo, en el uso corriente llamamos libre albedrío a lo que es principio de este acto, esto es, aquello en virtud de lo que el hombre juzga libremente. 2 www. diccionario.babylon.com/Libre_albedrio 2 www.buscon.rae.es 3 www.idcsevilla.org/recursos/enciclopedia/enciclo.html 4 Homilías, mensajes, audiencias y discursos de Benedicto XVI. Ángelus de Benedicto XVI: “La libertad encuentra su sentido en el amor”. 5.- Spinoza, Baruch, Ética, libro III, Pág. 2
Por otro lado en el Artículo 1 ¿el hombre tiene o no libre albedrío? , en la objeción parece que el hombre no tiene libre albedrío, responde que:
En el hombre hay libre albedrío. De no ser así,
inútiles serían los consejos, las exhortaciones, los preceptos, las prohibiciones, los premios y los castigos”. En base a todas aquellas definiciones no cabe duda que tal concepto de una u otra forma siempre ha estado ligado a la religión, y de este modo pretendo abordar este tema. Y es que respondiendo a nuestra naturaleza humana, originada en la voluntad y amor de Dios, hemos confiado en un Todopoderoso de Libertad, un Creador que permite al hombre tomar sus propias decisiones, con la facultad de poder elegir, entre el bien y el mal ( no entendido moralmente sino en cuanto a lo que es agradable y provechoso o bien lo que es fracaso y sufrimiento), entre el camino de la verdad y el camino a la muerte. Lo expuesto concretamente se visualiza en el término de libertad, concebida también en la Biblia católica como, la dimensión fundamental de la persona, como aquella libertad que escoge entre vida y muerte Deuteronomio capitulo 30, versículo 15 (Personas palabras e instituciones. La Biblia Latinoamericana, Pág. 549. Editorial Verbo Divino, 140ª. Edición) ¿Pero podemos hablar de libertad o libre albedrío realmente? En primera lugar aclarando que ha de entenderse libertad como sinónimo de libre albedrío, es decir, la posibilidad y derecho de no ver determinada la voluntad propia por una fuerza extrema y ajena al propio individuo, de manera de elegir, escoger y actuar como mejor le parezca, sin miedo ni represiones de ninguna clase. Así las cosas, si leemos el libro del Génesis 2, 15-17 “y Yahvé dio le hombre un mandamiento; le dijo: “puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, pero no comerás del árbol de la ciencia del bien, y del mal. El día que comas de él ten la seguridad de que morirás”. ¿Si hablamos de libertad, como un ser superior puede ordenarnos a actuar de determinado modo?, se sabe que el árbol prohibido, era el árbol del conocimiento, el querer ser semejante a Dios, ha de señalarse que para el mundo hebreo comer del fruto prohibido, el fruto de la sabiduría o de la locura es alimentarse de una cultura que llevará la verdadera sabiduría o a la de los espíritus llamados “libres” que terminan destruyéndose, ¿ será acaso que Dios quizo apartar al hombre de tal destrucción? Porque si entendemos el pecado original conforme a la cultura hebrea, el hombre desde que peca ya es libre y sigue siéndolo aun después de desobedecer al mandato divino, pero es su libertad la que lo lleva a la muerte, a la destrucción, desde este punto de
vista podemos anticiparnos a decir que el hombre por voluntad superior es libre, sin embargo por las consecuencias de tal libertad Dios mismo lo limita, limita su voluntad prohibiéndole actuaciones, en este caso el comer de una manzana ( simbólico). En este preciso cuestionamiento me permito incorporar a Rawls, quien en su concepción acerca de la justicia entendida como equidad, señala que los principios de justicia son los principios que elegirían personas libres y puramente racionales… “ por otro lado al incorporar el concepto de posición originaria, entiende que es aquella reunión de seres puramente racionales y auto-interesados, que sean libres para decidir e iguales, que se encuentren tras un velo de ignorancia que les impide conocer los hechos particulares respecto de si mismos, sus talentos, posición social, raza fines últimos, preferencias. Atreviéndome osadamente me parece que mientras el hombre viviera en un estado de completa perfección, su libertad no tendría sentido, pues mientras no adquiere tal sabiduría y conocimiento le sería imposible escoger principios pragmáticos equitativos, pues será su condición de libre la que le permitirá mirando a su propio interés escoger de una u otra forma los elementos fundamentales y adecuados para su desarrollo, siendo finalmente si o si los principios de justicia los escogidos. Desde otro punto de vista, y Acogiéndome a Santo Tomás, a una de sus objeciones en cuanto al hombre no es realmente libre, me parece importante rescatar de sus argumentos la cita al libro Carta a los Romanos, escrita por San Pablo: No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Rom 7,19, según ello el hombre no es libre, pues solo el ser que tiene libre albedrío hace lo que quiere, es decir, actúa o no, en base a su propia voluntad. Es más al revisar el mismo libro, en el capitulo 9, versículo 16 El querer no es del que quiere, ni el correr es del que corre. Por lo tanto, el hombre no tiene libre albedrío. La propia Biblia lo afirma. Ahora bien, el 1 corintios 9, 16-19 Pues, ¿cómo puedo alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mi si no proclamo el evangelio! Si lo hiciera por decisión propia, ciertamente tendría derecho a una recompensa. Pero si fue a pesar mío, no queda más que cumplir…. Asimismo sintiéndome libre respecto a todos me he hecho esclavo de todos con el fin de ganar esa muchedumbre.
En Jeremías 1, 4 - 7 La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: “Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado,
te
había
constituido
profeta
para
las
naciones".
Yo respondí: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven". El Señor me dijo: “No digas: 'Soy demasiado joven', porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. Según lo que precede hemos sido creados en libertad, por derecho natural tenemos tal garantía, empero, estamos obligados a entregar dicha libertad a Dios, con el fin de obtener la realización máxima, por tanto para ello debemos obedecer en gratitud, sometiendo nuestra vida y actuar a tal voluntad. Es más, conforme a ello he conocido mas de un joven profesional católico carismático, que en el sentido de buscar su propia
felicidad ha
preferido rechazar trabajos que para el común de la sociedad son exitosos tanto económicamente como personalmente, con el objeto de someter tal decisión no al propio animo sino a lo quiere Dios para su vida. Y me pregunto ¿si el querer propio, debe morir para que el querer de Dios viva en el hombre? ¿Debe morir y renunciar su libertad? Y en torno a ello recuerdo lo señalado por Tomas de Aquino, "Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios dejar al hombre en manos de su propia decisión” de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a El, llegue libremente a la plena y feliz perfección. Pero si este ser superior quiere que lo busquemos a Él, y nos doto de iniciativa y dominio propio, será como la cultura hebrea que en un estado de conciencia plena, de libertad máxima, de naturaleza caída, dicha libertad solo ha de llevarnos a la perdición, estado que sólo ha de terminar cuando encontremos a nuestro Padre divino, momento en el cual, nuestra libertad no termina pero si se restringe. ¿Será acaso qué el seguir a Dios, el convertirse en creyente, acaba con tu libertad de conciencia, libertad de actuar, con tu racionalidad para transformarte en un ser que nada cuestiona y solo cree? Si fuera así que sentido tendría las palabras bíblicas y especialmente el libro de Sirácida 15, 14-15 : 15
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Él hizo al hombre en el principio y lo dejó librado a su propio albedrío.
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
Puesto que en dicho texto se reconoce a libertad del hombre, el hecho de haber sido entregado al libre albedrío, y el de cumplir o no lo que el Señor del universo ordena.
Siguiendo al mismo filósofo cristiano en una de sus objeciones señala que Si Dios mueve la voluntad de los hombres, entonces el hombre no es autónomo, y por consecuencia, no es libre. Como ya lo he señalado el hombre es un ser libre, pero en dicha libertad intervine una causa, que para Santo Tomás es Dios, “Dios es la primera causa que mueve tanto las causas naturales como las voluntarias. Y así como al mover las causas naturales no impide que sus actos sean naturales, al mover las voluntarias, tampoco impide que sus acciones sean voluntarias. Por el contrario, hace que lo sean ya que en cada uno obra según su propio modo de ser”. Por lo tanto Dios no es causa eficiente de los actos humanos, sino causa final. Así, los actos del hombre, por el mismo hecho de que son actos humanos, libres, vendrán acompañados por el binomio libertad-responsabilidad, que dichos actos conllevan. Por esto la determinación del acto viene dejada en el poder de la razón y de la voluntad. ¿Puede ser que Dios, la causa final del comportamiento humano determine la razón y voluntad del hombre?
Si el hombre intrínsicamente es pecador, esa es su
naturaleza, el hecho de ser un ser racional lo lleva a valorar los Pro y contra de su voluntad y consecuentemente a limitar su responsabilidad en su comportamiento, responsabilidad asociada al concepto de moral, pues lo moralmente correcto reduciría el grado de responsabilidad en aquellos actos que responden a los márgenes establecidos en torno a la sociedad, cultura, educación y creencia. Es más citando a Baruch Spinoza quien comparó la creencia del hombre en el libre albedrío con una piedra que piensa que escogió el sendero al cual llego por el aire y el lugar en el cual aterrizó. En su obra Ética escribió, "Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito." "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza”. Por tanto para muchos, no creyentes que desconocen por qué buscan, desean o se comportan de tal forma, es porque carecen del conocimiento de la causa primera que sería Dios mismo.
En síntesis, si nos abocamos en el concepto de libertad y en aquella facultad y disposición natural del hombre de poder pensar, hacer, actuar, lo que quiera. Veremos que no existe por completo, pues se encuentra limitada y determinada, ya sea que la vemos desde un punto de vista religioso, moral, social, cultural y hasta constitucional, pues pesa sobre el hombre la responsabilidad de sus actos, sea que responda ante Dios, ante otro hombre o ante el Derecho, siempre ha de estar sometido, limitado, sin que pueda dar rienda suelta a su plena libertad y voluntad, lo que desde ningún punto de vista esta incorrecto, pues de no hacerlo traería un caos inminente en el mundo. No Olvidar que
limites
expresados que quiérase o no encuentra su origen en el Derecho Natural, ya que se pretende con ellos responder a un conjunto de principios morales universalmente validos e inmutables que amparan derechos fundaménteles esenciales de la naturaleza humana. Ello no quiere decir que el hombre como ser social e innatamente restringido por las normas, por el ordenamiento jurídico llegue a cumplir extremadamente la ley, sin observar con escrúpulos los términos morales preexistentes,( cayendo en un positivismo ideológico) , pues de hacerlo no solo se trasgrediría el Derecho Natural ( en lato sentido), sino una de las características mas fundamentales del la divinidad humana, regalada por Dios, cual es la LIBERTAD, ya que si lo entendemos utópicamente en el sentido de querer hacer cumplir mi voluntad a costa de lo que sea y en pos del derecho, quebrantaría uno de los principios ordinariamente conocidos cual es “ La libertad de uno termina cuando comienza la del otro”.