Ensayo-casi Terminado[1]

  • June 2020
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  • Words: 3,188
  • Pages: 7
Grupo 6 Estefanía Hernández Mónica Ruiz Díaz Marcos Paez Patricia Duró

Detrás del muro (Un mundo ideal) Facebook, luces y sombras

En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.1

Primero, para situarnos, debemos entender que Facebook se encuentra dentro de lo que llamamos la Web 2.0. FB es una red social que permite un nuevo tipo de relación entre los usuarios, por ejemplo podemos compartir a través de los muros ideas, eventos, fotos, videos y pensamientos con personas vinculadas directamente a nuestro propio entramado social, o con personas con las cuales casi no tenemos lazos de ningún tipo. Al mismo tiempo, la plataforma permite que los contactos que cada usuario tenga en su perfil de FB puedan interactuar y originar nuevas actividades a partir de dichas acciones. Esto permite que se puedan afianzar lazos preexistentes, o generar mayor vínculo con aquellas personas que no pertenecen al entorno más cercano del usuario (sea porque las distancias geográficas y/o temporales así lo determinan o porque estas relaciones fueron generadas a partir de dicha plataforma o alguna otra red social, entre otras cuestiones) ¿Qué es construir identidad en FB? ¿Cómo se construye? Según el diccionario, la identidad es “la distinción de cualquier tipo entre cualquier persona, animal o cosa y sus semejantes. Se refiere al ente que existe como idéntico a sí mismo en el tiempo y el espacio; una noción del “ser en sí”; es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que lo caracterizan frente a los otros”. Para muchos de nosotros, la identidad es un tema complejo y ligado a nuestra historia reciente, es un tema sin resolver, es una herida profunda inscripta en nuestra identidad social. Hablar de identidad es también hablar de las apropiaciones de identidad que han sufrido cientos de bebes, aquí nomás muy cerca en el tiempo y el espacio. Por eso nos cuesta aceptar, o tal vez nos negamos a hacerlo, que la identidad pueda ser falseada, desvirtuada. Si es cierto que la identidad es aquello que nos singulariza, que nos individualiza, nosotros pudimos comprobar, por ejemplo, que a la protagonista del video 2, que presentamos recientemente, la definen sus tres perfiles, ella es capaz de interactuar simulando ser otro. Y sostenemos que eso no nos habilita para decir que ella tiene tres identidades diferentes. De igual forma que no podemos decir que cada escritor o actor 1

Las ruinas circulares. Ficciones. J.L.Borges Hacemos referencia a un video, realizado por este mismo grupo y expuesto en clase teòrica el 22 de septiembre de 2009, donde la protagonista es una chica que posee tres perfiles en Facebook, uno con sus datos reales y dos con datos ficticios, además uno de los perfiles recrea a una mujer y el otro a un hombre. 2

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tiene tantas identidades como personajes construye o interpreta. Por eso queremos diferenciar identidad de perfil. Sostenemos que cada perfil en FB tiene identidad, en el sentido que cada perfil es diferente de otro, similar pero único, y esa unicidad se la otorgamos los que estamos del otro lado de la pantalla, las personas que sí portamos identidades. Para nosotros lo que construimos en FB no son identidades sino perfiles. Entonces nuestras preguntas iniciales se reformularían en una: ¿Qué y como se construye en FB? De todas estas determinaciones en relación a la construcción de identidad en Facebook no hay que olvidar que la herramienta nos permite moldear un perfil hasta donde la estructura lo admite. La arquitectura abre y cierra a la vez varias acciones o prácticas que se pueden realizar. Existe un juego de aplicaciones que nos colocan, en cierto sentido, en una distribución de prácticas sociales en la plataforma pero que se modelan en un marco de arquitectura coherente a las política que quiere Facebook desarrollar. Es decir, podemos tener amigos, hacer comentarios, postear videos, fotos, realizar enlaces con páginas de fans, etc. Pero está todo estructurado para que estas prácticas y todas las “posibles” acciones se deslicen por estas aplicaciones. El usuario hace uso de estas aplicaciones cotidianamente y sobre esto va construyendo su propio perfil, como también su inserción como práctica social que genera su modo de verse ante los demás. Desde estas observaciones sobre la arquitectura es que también nos permitimos aferrarnos más a la idea de que en FB se construye un perfil más que una identidad. Una arquitectura que no se puede modificar, una estructura que no plantea creatividad individual aunque, también nos permite entrelazar las acciones y las prácticas de manera mas veloz y a la vez sencilla. Permite ensamblar unas posiciones, siempre sobre reglas preestablecidas, y descartar otras. Entendiendo al perfil como un modo de presentar un costado, un plano de nuestra identidad, sobre una plataforma diseñada para crear y acercar socialmente a las personas. Para poder explicar la existencia de estos “perfiles múltiples” (que son construidos en un espacio virtual o “ciberespacio” por un individuo real) veamos un fragmento de Lessig3, “Ella puede elegir no definirse a si misma en absoluto pero, si decide publicar una definición de si misma en el directorio de miembros, tal descripción puede ser todo lo completa o incompleta que ella desee. Puede ser falsa o verdadera, vaga o explicita, provocativa o no. Podría presentarse con un nombre muy similar al suyo real y definir sus cualidades de acuerdo con las suyas reales. Es también posible que, Stacy Cat, en algunos momentos, desee fingir ser un hombre (para experimentar el travestismo y todo lo que ello lleva consigo), por lo que podría elegir un nombre de pantalla masculino. Lo más importante de estos ejemplos es comprender la multiplicidad que AOL permite, así como la libertad que esta multiplicidad conlleva”. Al igual que Stacy Cat, la protagonista de la historia (que hemos presentado en el video “¿Qué ves?”) puede elegir bajo que perfil se conecta a la red, que actividades realizar, que “amigos” visitar y elegir que estado de ánimo tendrán sus personajes cada día. Al igual que AOL, Facebook permite que se pueda producir esta multiplicidad y que los usuarios de esta red social construyan varios perfiles sin que, quien está del otro lado, pueda conocer que éste personaje no tiene la misma identidad, que inscribe en su “muro”, en el mundo real. Podríamos decir entonces que la estructura de la plataforma puede generar una “falsa ilusión de transparencia” (por ejemplo porque una de las condiciones de ingreso requiere datos particulares como nombre fecha de nacimiento, etc.)

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Lessig, Lawrence “Ciberespacios” en El código y otras leyes del ciberespacio; describe a una mujer que es usuaria del servicio on line de AOL, cuyo seudónimo en dicho sitio es Stacy Cat.

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“Nadie, excepto Stacy Cat, tiene por que saber sus nombres de pantalla, nadie puede descubrir a quien pertenece” Esto es un claro ejemplo de que los perfiles son construidos en el ciberespacio solo con aquellos rasgos que cada individuo desea destacar (por lo general en FB, son rasgos positivos, que buscan la constante aprobación de los demás miembros de la comunidad virtual). Hay que tener en cuenta que esta construcción tan cuidadosamente preparada no es posible en el mundo real “...a menos que tomes medidas extraordinarias para esconder tu identidad, en el espacio real no puedes definir un personaje diferente del que eres: debes construirlo y, lo mas importante (y dificultoso), debes mantener su separación con respecto a tu identidad original”.4 Según Turkle5, la nueva tecnología nos enfrenta a nuestra propia multiplicidad, nos permite reelaborar las teorías acerca de la multiplicidad del yo, acerca del descentramiento del yo: “De este modo, más de veinte años después de haberme encontrado con las ideas de Lacan, Foucault, Deleuze y Guattari, las reencuentro en mi nueva vida en los mundos mediados por el ordenador: el yo es múltiple, fluido y construido en interacción con conexiones en una máquina; está hecho y transformado por el lenguaje; el congreso sexual es un intercambio de significantes; y la comprensión proviene de la navegación y del bricolaje más que del análisis. En el mundo tecnológicamente generado de los MUD, me encuentro con personajes que me sitúan en una nueva relación con mi propia identidad”.6 Creemos que la autora apunta a que esta nueva realidad nos facilita pensarnos, al darnos la posibilidad de dejar aflorar aspectos de nuestro “yo” que desconocemos u ocultamos, nos habilita la posibilidad de acercarnos al abismo que somos. Freud sostuvo que nuestro ser conciente es solo la punta de un enorme iceberg que no es otra cosa que nuestro inconciente. El mismo autor, en El malestar en la cultura dice “Más enérgica y radical es la acción de otro procedimiento: el que ve en la realidad al único enemigo, fuente de todo sufrimiento, que nos torna intolerable la existencia y con quien por consiguiente, es preciso romper toda relación si se pretende ser feliz en algún sentido. El ermitaño vuelve la espalda a este mundo y nada quiere tener que hacer con él. Pero también se puede ir más lejos, empeñándose en transformarlo, construyendo en su lugar un nuevo mundo en el cual queden eliminados los rasgos más intolerables, sustituidos por otros adecuados a los propios deseos. Quien en desesperada rebeldía adopte este camino hacia la felicidad, generalmente no llegará muy lejos, pues la realidad es la más fuerte. Se convertirá en un loco a quien pocos ayudarán en la realización de sus delirios. Sin embargo, se pretende que todos nos conducimos, en uno u otro punto, igual que el paranoico, enmendando algún cariz intolerable del mundo mediante una creación desiderativa e incluyendo esta quimera en la realidad. Particular importancia adquiere el caso en que numerosos individuos emprenden juntos la tentativa de procurarse un seguro de felicidad y una protección contra el dolor por medio de una transformación delirante de la realidad. También las religiones de la Humanidad deben ser consideradas como semejantes delirios colectivos. Desde luego, ninguno de los que comparten el delirio puede reconocerlo jamás como tal.” ¿No es acaso esta una buena descripción de lo que hacemos en FB? ¿No construimos en FB perfiles idealizados de nuestro yo? ¿No vivimos acaso una “realidad virtual”, a veces ficticia, a veces idealizada del entorno y de nosotros mismos”? Porque, como dice S. Turkle “¿En que sentido tenemos que considerar que un escritorio en una pantalla es menos real que cualquier otro?” Uno de los aspectos más llamativos en relación a Facebook es su estética de éxito y felicidad, se suben las mejores fotos, se piensan las mejores frases y todo parecería funcionar sin conflictos, FB es el lugar de las 4 5 6

Idem anterior Turkle, Sherry. La vida en la pantalla Las negritas son nuestras.

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“cosas buenas y positivas”, no hay espacio, por el momento, para la reflexión y las contradicciones. Si estas existen se disimulan dentro de un cúmulo cada vez mayor de aplicaciones. Sostenemos que en cada perfil que uno construye en FB hay algo de uno, cada perfil es, para nosotros, como un texto que escribimos y que además publicamos en este medio y con esta herramienta que es FB. En cada construcción volcamos conciente o inconcientemente parte de nosotros, cada perfil somos nosotros. Aún en los casos en que se construyan perfiles con datos ficticios. En otro fragmento, Sherry Turkle escribe “Nos movemos hacia una cultura de la simulación en la que la gente se siente cada vez más cómoda con la sustitución de la propia realidad por sus representaciones.” Esto es lo que el ciber espacio nos permite hacer: simular, jugar a ser lo que no somos, desplegar todas las potencialidades de que somos capaces, redefinirnos, reinventarnos cada vez que hacemos clic o damos enter, cada vez que elegimos interactuar con los otros a través de la pantalla. Y también esconder el cuerpo, alejarlo del contacto con el otro, producir un borramiento, una negación del cuerpo, eso es lo que genera y permite esta nueva forma de comunicarnos. Y al interactuar sin el cuerpo presente es donde comienzan a surgir las dificultades para entender que hacemos y que nos pasa con la actual tecnología. El hombre siempre se ha valido de la tecnología para comunicarse, para trasladarse en el tiempo y el espacio. Cuando el cuerpo desaparecía, nos quedaban las manos impresas en la caverna, nos quedaban las palabras escritas sobre el papel, nos quedaban las imágenes impresas, hoy el cuerpo desaparece detrás de la pantalla sin dejar de existir. Esta inmaterialidad de nuestros perfiles, nos abre interrogantes acerca de que somos y hacia donde vamos, según Baudrillard: “La inteligencia artificial no posee inteligencia, porque carece de artificiosidad. El verdadero artificio en el cuerpo es la pasión, es el del signo en la seducción, el de la ambivalencia en los gestos, el de la elipsis en el lenguaje, el de la máscara, el del rasgo que altera el sentido. (...) La descorporización puede llegar a robarnos la libertad de ser plenamente humanos.” Los cuerpos son historia, con ellos se hace la historia y en ellos se imprime la historia individual y colectiva, aunque estos estén ausentes o inmutables durante siglos. El cuerpo, los cuerpos, son un elemento social, un elemento moldeado según las necesidades, según los requerimientos de una sociedad en permanente cambio. No hay posibilidad de historia sin cuerpos. Sin embargo, FB y otras plataformas actuales abren la posibilidad de relacionarnos ocultando el cuerpo. El cuerpo puede desaparecer detrás de la pantalla, puede ocultarse y hasta incluso negarse. En este sentido, las personas que presentan cualidades físicas que no se enmarcan dentro de los cánones de belleza establecidos por cada sociedad en un determinado tiempo, presentan al cuerpo de diferentes maneras en la red: “... las personas “feas” se enfrentan, en el espacio real, a unas arquitecturas de normas sociales que convierten su apariencia en una barrera ante determinadas situaciones, por lo que asumen un enorme sufrimiento adaptándose a dichas arquitecturas.”7 La herramienta nos permite simular ser lo que deseamos o lo que los otros, creemos, esperan que seamos. En FB se puede jugar a ser lindo y popular, sin serlo. Se puede cambiar de sexo, de edad, de intereses. FB es real, existe, pero todos los usuarios sabemos que hay un alto grado de ocultamiento, las sombras que FB proyecta son enormes, y en ellas se oculta nada menos que la materialidad que nos conforma, individual o colectivamente.

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Lessig , Lawrence “Ciberespacios” en El código y otras leyes del ciberespacio.

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El tiempo es algo intangible, no aprehensible, que solo puede entreverse o imaginarse por las modificaciones que sobre lo material se inscriben. En los cuerpos, las cicatrices o las arrugas marcan la individualidad, pero son además reservorio de los procesos sociales. Los cuerpos se trasladan en el tiempo y como materia que son no permanecen inalterables, por el contrario este trasladarse implica modificaciones, variaciones visibles e invisibles. El tiempo sin la materia corruptible, sin la materia donde escribir, se desvanece y no hay manera de recorrerlo. En FB al no haber cuerpos, solo imágenes cuidadosamente seleccionadas, no hay marcas contundentes del paso del tiempo, salvo un comentario impersonal como por ejemplo “hace 11 minutos”, y la nueva frase o foto o aplicación subida al muro. Estos registros no hacen más que enfatizar la noción, que todos los usuarios tenemos presente, que este espacio de interacción es absolutamente artificial. De la inmaterialidad de FB surge una de las principales características de la construcción de perfiles. No hay tiempo, solo alusión a este. Esto le otorga a la plataforma un matiz de irrealidad. Si a esto le agregamos que la arquitectura de FB no permite cambiar por ejemplo el tipo de letra, los colores de nuestro muro, el tamaño de nuestra foto de presentación, entre otras cosas, y que la página de un “amigo” o de un “famoso” se ven, a simple vista, igual a la de cualquier otro usuario, o igual a la de una marca, nos encontramos aquí que estos elementos tienden a la uniformidad y esto no es otra cosa que otro rasgo de irrealidad, ya que en el mundo real no es posible que cada individuo sea tan similar a otro, o lo que es peor tan similar a una marca. Sostenemos que no es posible que exista en Facebook una identidad colectiva unificadora de las identidades individuales. En las páginas o grupos en los cuales confluyen cierta cantidad de perfiles se genera una mera suma de perfiles individuales pero de ninguna manera esta suma engendra la existencia de una identidad colectiva. Si bien el formar parte de un grupo o comunidad en Facebook significa que algún rasgo de nuestra identidad se ve reflejado en aquellos perfiles con los cuales elegimos confluir, nuestra concepción de la complejidad y amplitud que conlleva en sí misma la cuestión de la identidad no nos permite pensar que podría existir en Facebook una identidad colectiva. Si Facebook nos posibilita la confluencia de cierta cantidad de perfiles individuales no hace posible la construcción de una identidad colectiva. Si a nuestro entender en Facebook no hay identidades sino perfiles, no las hay de carácter individual ni tampoco de carácter colectivo. Si sostenemos que en el mundo real no existe la uniformidad que Facebook pareciera ponderar y que esta supuesta homogeneidad que Facebook exalta es solo una ilusoria apariencia, sostenemos también que no es posible que la convergencia de perfiles individuales en el mundo virtual constituya la construcción de una identidad unificadora, ya que justamente la identidad es aquello que muy por el contrario a unificarnos nos distingue, nos otorga unicidad, nos hace diversos y no uniformes. ¿Quién sos vos, el que esta de otro lado? Este seria un interrogante a deducir a partir de la incorporación a nuestros perfiles de personas que no conocemos, que a simple vista consideramos como “reales”, y que son aceptadas por verse “simpáticas” por ser populares, por “creer que las conocemos” o por el simple hecho de “tener un amigo mas”; siendo éstas nada más y nada menos que una mera construcción, expresión de todo aquello con lo que soñamos ser, personas ideales, vidas perfectas, caras felices que se manifiestan y se expanden a lo largo y a lo ancho de Facebook, que nos presenta características que son afines a nuestros gustos, placeres y necesidades Esta confusión entre un mundo real y otro virtual, este enroque permanente, este espacio y estos personajes “casi perfectos” ¿son una expresión de deseo? ¿Son un mero

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juego que alivia las angustias cotidianas? ¿Cuando comenzaremos a olvidarnos de la exposición en FB y empezaremos a mostrarnos más reales?

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BIBLIOGRAFIA Borges, Jorge Luis. Las ruinas circulares. Ficciones. Freud, Sigmund. El malestar en la cultura Lessig, Lawrence “Ciberespacios”. El código y otras leyes del ciberespacio. Turkle, Sherry. La vida en la pantalla

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