En An It A

  • November 2019
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  • Words: 5,800
  • Pages: 10
eso. pido que no lo muevan a rol porque son pocos los que postean ah�. enjoy. cap�tulo 1: la llegada de una novata. estaba nerviosa. era la primera vez que dejaba mi hogar durante tanto tiempo. la visi�n de los valles de elmore me dej� sin aliento, pero esta sensaci�n dio paso a una oleada de miedo e inseguridad. siendo miembro de una familia de enanos poco adinerados, me vi en la obligaci�n de abandonar mi hogar y comenzar mi entrenamiento para convertirme en guerrera. muchos j�venes enanos de nuestra aldea se hab�an marchado en busca de fama y fortuna, pero poco se sab�a de ellos... y algunas veces las noticias no eran muy agradables. al parecer, no todo estaba bien en el continente. pero estos pensamientos parec�an a�n muy lejanos. por ahora ten�a que concentrarme en la tarea que ten�a por delante. y las fr�as tierras de elmore no parec�an el lugar indicado para iniciar mi aventura. haciendo tripas coraz�n, tom� el precario equipo que mi familia hab�a podido conseguir (dif�cilmente me proteg�a del fr�o). sin embargo, nuestra raza es resistente hasta extremos insospechados; muy pronto dicha resistencia se probar�a hasta el l�mite. inici� mi marcha hacia el pueblo m�s cercano, llamado dwarven village, capital de la isla de elmore. all�, un gu�a respondi� mis dudas de manera amable pero fr�a. sus ojos mostraban una extra�a mezcla de compasi�n y resignaci�n... cuantos otros enanos habr�n pasado junto a �l de la misma forma que yo. ya establecida en el pueblo, y luego de gastar mis �ltimas adenas en algo de equipo b�sico, un mapa y algunas raciones, decid� iniciar mi entrenamiento enfrent�ndome a la variada fauna de la isla. no pude contener mi sorpresa al ver a lo lejos, mezclados con lobos y pumas de la regi�n, seres que parec�an salidos de otro mundo... ojos, ara�as gigantes, seres voladores, gigantes de piedra... no pod�a creer lo que ve�a. �qu� clase de poder mal�fico hab�a tra�do a esos seres hasta nuestro mundo? pens� que hab�a perdido la raz�n unos instantes, y que mi imaginaci�n me jugaba una mala pasada. en ese momento record� las historias que mi abuela sol�a contarme en las oscuras noches de mi infancia. siempre cre� que ten�a algo de loca... ahora veo que era la m�s cuerda de todos. de pie junto a la puerta de la ciudad, mi mente dudaba frente al gran paso que deb�a tomar. ante m�, una tierra salvaje, plagada por seres sacados de historias de terror. mi cuerpo parec�a no querer avanzar. mi voluntad flaqueaba. repentinamente vi algo que me dej� helada. a pocos metros de la puerta, se libraba una desesperada lucha a muerte. una joven enana golpeaba con todas sus fuerzas lo que parec�a ser un peque�o hombrecillo gris con ropas sucias y descoloridas. pero mientras m�s lo hac�a, m�s hombrecillos aparec�an para atacarla. la enana pareci� entender que no pod�a ganar. comenz� a correr hacia la puerta, gritando desesperadamente. ��ayudame guardia!�. pero el guardia no respondi�. Una mirada dura como las monta�as y fr�a como la nieve se clav� en la joven enana. al ver que no le ayudar�a, la enana me mir� implorante. su rostro sangraba, sus ropas estaban rasgadas, su daga abollada. en ese momento me congel�. ante m�, una enana ped�a ayuda., sab�a que si no la ayudaba, morir�a. �pero qu� pod�a hacer? nunca antes hab�a luchado con otro ser viviente. nunca hab�a pensado siquiera en matar a otro ser. �qu� clase de mundo es aquel en que tienes que matar para sobrevivir, en donde una vida tiene mayor valor que otra?. sin embargo ten�a que

hacer algo. mi mano tembl� cuando empu�� la daga. el fr�o metal me transmiti� una desagradable sensaci�n de muerte y soledad... pero ya no hab�a vuelta atr�s. desenvainando la daga corr� velozmente hacia el grupo de hombrecillos. dos de ellos me vieron e inmediatamente me hicieron frente. sus negros ojos brillaban con sed de sangre, mientras corr�an hacia m� dispuestos a atacarme. un r�pido movimiento de flanqueo me permiti� colocarme en un �ngulo de ataque favorable. la daga se hundi� profundamente en el costado del hombrecillo que, dando un horrible grito, cay� al suelo... muerto. at�nita observ� c�mo su sangre negra chorreaba al piso desde mi daga. pero no hab�a tiempo para pensar. como si hubiesen sido fustigados por un l�tigo invisible, los otros cuatro seres se abalanzaron contra m�, gritando y chillando. estaba atrapada. como pude esquiv� sus ataques, pero un fuerte golpe en el pecho me hizo perder el equilibrio. mi ropa estaba rota, una profunda herida cubr�a de rojo mi cuerpo. un golpe m�s y ser�a el fin. repentinamente sent� un peque�o golpe en la espalda. al girar vi un arco y un carcaj de flechas a mis pies. en cuesti�n de segundos tom� el arma y comenc� a correr, alej�ndome de mis atacantes. recordando las clases de arquer�a que me dio mi abuela, comenc� a eliminar uno a uno a los hombrecillos. luego de interminables minutos de horror, en un juego que recordaba al gato y al rat�n, todo hab�a acabado. ante m� yac�an los cuerpos de mis atacantes sobre la nieve, rodeados por su humeante sangre negra. todo se hab�a acabado. camin� hacia la puerta y vi que el guardia me observaba. algo en su mirada hab�a cambiado, parec�a un viejo y cansado abuelo que ve a un pariente despu�s de varios a�os de ausencia. el viejo soldado extendi� su mano. en ese momento comprend�, y le devolv� el arco. entonces record� a la enana. la busqu� en la nieve y en seguida la encontr�... pero ya era demasiado tarde. me arrodille junto a su magullado cuerpo y lentamente, desde el fondo de mi coraz�n, con un dolor que nunca hab�a sentido, comenc� a llorar. mientras luchaba por controlar mis l�grimas, me di cuenta que el viejo guardia estaba a mi lado. sus ojos llenos de l�grimas, su cuerpo arqueado y cansado. �era mi nieta� me dijo. sin poder contenerme le grit� ��por qu� no la ayudaste! �estaba a tu lado, podr�as haberla salvado!�. sus ojos recobraron algo de su dureza. me observ�, pero parec�a mirar m�s all�, hacia el mar, a tierras a�n desconocidas para m�. �con el tiempo lo entender�s�. enterr� a la enana en un bosque cercano a la aldea. el guardia no abandon� su puesto, ni siquiera me mir� cuando pas� a su lado, entumida hasta los huesos luego del improvisado funeral. segu�a vigilando, con su mirada perdida en sue�os y recuerdos. despu�s de un tiempo escuch� un rumor sobre uno de los guardias del pueblo. se dec�a que algunas veces, cuando la noche ca�a y el pueblo dorm�a, el guardia abandonaba su puesto y visitaba la tumba de la desafortunada enana, qued�ndose junto a ella hasta el amanecer... la nieta que ya no le acompa�ar�a m�s. al d�a siguiente me dispuse a comenzar nuevamente con mi entrenamiento. algo hab�a cambiado en m�. mi mano ya no tiritaba y sujetaba firme la empu�adura de la daga en su vaina. observando el basto territorio que se extend�a ante m�, comprend� que en esta vida no hay espacio para la duda, y que el temor fortalece, no debilita. decidida a forjar mi propio destino, asegur� mi equipo, inspir� profundamente y me prepar� para enfrentar mis temores. en ese momento, el viejo guardia se me acerc�. Mir�ndome como si le recordase algo, me dijo unas palabras que a�n hoy resuenan en mi mente: ��la muerte no existe, el cielo es el l�mite! �ve y reclama el mundo

para ti!�. mire con determinaci�n el horizonte. era el comienzo de un largo d�a.

cap�tulo dos: acero y sangre el sudor a�n recorr�a mi cuerpo, produciendo una extra�a sensaci�n a medida que se enfriaba. era la cuarta vez que ten�a un enfrentamiento con unos extra�os ojos voladores, y ya comenzaba a sentir los golpes y magulladuras. abr� mi morral y saque una botellita con un l�quido rojo que compr� en la tienda del pueblo, as� como algunas vendas. nunca hab�a visto un l�quido que curara heridas, pero ya me hab�a acostumbrado a utilizarlo. beb� la mitad de la botella y con el resto empap� las vendas. el l�quido hizo efecto r�pidamente, calentando mi cuerpo y haci�ndome sentir mejor. lentamente retir� partes de mi armadura y cubr� las heridas con vendas. a pesar del fr�o, me sent� mucho mejor. ya hab�an transcurrido algunos d�as desde el incidente en la puerta, pero la visi�n de la enana muerta sobre la nieve a�n no me abandonaba por completo. esa experiencia fue un s�bito despertar a la realidad. esto no era un juego, deb�a cuidar mi cuerpo y medir muy bien mis batallas... de lo contrario, me esperaba un siniestro final. apoy� mi espalda contra un �rbol, alejada del camino principal y a pocos metros de la playa. el sol estaba alto en el cielo, sus rayos calentaban mi cuerpo y calmaban mis sentidos. a�n cuando estas extra�as tierras estaban invadidas de monstruos y seres terribles, pose�an una belleza enigm�tica. las olas llegaban a morir lentamente a la playa, una leve bruma flotaba sobre las aguas. el blanco de la nieve her�a mis ojos, pero su hermosa blancura asemejaban un mullido colch�n inmaculado. era una iron�a el estar all�. mi pueblo natal se encontraba mucho m�s al norte y jam�s en mi vida pens� que me encontrar�a en un lugar tan fr�o. extra�aba un poco el verde de los pastos y el olor a tierra seca y fruta madura en tiempos de cosecha. nuestra raza hab�a sido expulsada de estos campos mineros hac�a siglos, y el pueblo cercano era la �nica presencia enana en estas tierras. las minas de la isla se encontraban plagadas de enemigos, saqueadas y destruidas. se requerir�a de una invasi�n a gran escala para lograr erradicar a sus moradores... pero los enanos ya no eran un pueblo unido. los tiempos de los grandes ej�rcitos enanos hab�an quedado atr�s. otrora llena de vida, comercio y riquezas, la isla de elmore estaba sumida en el m�s oscuro de los olvidos. quiz�s �sta fue la raz�n de que fuese designada como punto de partida en el entrenamiento de los guerreros de nuestra raza. unas voces me sacaron de mis pensamientos. no muy lejos un grupo de j�venes enanos caminaba en grupo, conversando nerviosamente, al parecer temerosos de algo. con rapidez me coloque mi armadura y camine hacia ellos. eran los primeros enanos que ve�a fuera de la ciudad. parec�an desconfiados cuando comenc� a hablarles, pero despu�s de un rato se calmaron y me contaron quienes eran. galin, el m�s viejo de todos, me dijo que hab�an llegado a la isla hace algunas semanas, provenientes del mismo pueblo natal y que, ayud�ndose entre ellos hab�an logrado sobrevivir, explorando una parte de la isla. por lo que hab�an visto, la situaci�n era igual en todas partes. las minas estaban plagadas de monstruos incluso m�s fuertes que los que yo ya hab�a visto, as� como las planicies y caminos. bandas de goblins atacaban las caravanas de suministros, llev�ndose a los prisioneros a trabajar a las minas.

el resto del grupo lo conformaban boro, buro (ambos hermanos, gordos y con cara de pocos amigos) y gwina, una joven enana, que parec�a la m�s asustada de todos. estaban relativamente bien armados. gwina ten�a un arco corto, mientras que los dem�s llevaban mazos y escudos de metal. decid� quedarme con ellos durante un tiempo. caminamos hacia el suroeste de la isla, procurando evitar enfrentamientos directos con las patrullas de goblins. durante el camino me enter� que el grupo hab�a intentado ayudar a una caravana que estaba siendo atacada por varios goblins. lograron rechazarlos y salvar a algunos de los enanos que iban en la caravana, pero durante la batalla pita, la quinta integrante del grupo, hab�a sido capturada y llevada, al parecer, a las minas de carb�n. el grupo no pudo evitarlo, y mientras decid�an qu� hacer, se encontraron conmigo. decidida a no dejar morir a otra enana si pod�a evitarlo, les ofrec� mi ayuda. a�n no me consideraba lo suficientemente fuerte para iniciar tal empresa, pero desde mi llegada mis m�sculos y cuerpo hab�an sufrido notables cambios. mi pericia con la daga estaba mejorando bastante, pod�a luchar con enemigos m�s fuertes y no recibir heridas serias, y mi resistencia al cansancio era mucho mayor. adem�s, con algunos objetos que hab�a recolectado durante mis �paseos� por la isla, logr� obtener cierta cantidad de adena que invert� en una nueva armadura, mucho mejor que la delgada ropa de cuero con la que llegu� a la isla. sus placas de hueso firmemente unidas por cuero me proteg�an mucho m�s en los combates, lo que unido a un escudo de metal completaban una armadura bastante decente. sin embargo, entrar a las minas de carb�n no ser�a f�cil. pocos enanos se aventuraban a pasar cerca de sus entradas, y quienes lo hac�an contaban de grupos de goblins fuertemente armados que vigilaban d�a y noche la mina. galin me inform� que los goblins hab�an unido fuerzas con un grupo de orcos renegados, lo que aumentaba la dificultad de nuestro rescate. nos detuvimos en la cima de una colina, cerca de la entrada norte de la mina. pod�amos ver el movimiento de carros y goblins que entraban a la mina, algunos llevando prisioneros, otros en carros con suministros y sacos de minerales. realmente ser�a dif�cil entrar y salir indemnes de esta aventura. galin me mir�, con poca esperanza en sus ojos. el grupo estaba deprimido, sin saber qu� hacer. intentar el rescate implicaba un alto riesgo a perder la vida. y todos comprend�an esto. gwina estaba p�lida y no hablaba, mientras que los hermanos buro y boro miraban taciturnos hacia la entrada de la mina. decid� que si �bamos a intentar algo, deb�a ser luego. ya hab�an pasado algunas horas desde el rapto de pita, y mientras m�s tiempo pasase, m�s posibilidades hab�an de que fuese asesinada. observ� el movimiento de la entrada y not� que los carros no eran inspeccionados al ingresar a la mina. esto nos ofrec�a la posibilidad de entrar ocultos. una vez adentro tendr�amos que improvisar. era arriesgado y algo est�pido, pero no se me ocurri� nada mejor. galin escuch� mi propuesta y qued� at�nito. ��realmente deseas entrar, aunque no tienes ninguna obligaci�n con nosotros?� dijo, en un tono que mostraba sorpresa. asent� en silencio. el grupo nos miraba, parec�an determinados a rescatar a pita. ��cual es tu nombre, joven enana?�. �mayu, mayu greyheart� respond�, aunque hac�a mucho que no dec�a mi nombre. me sent� algo avergonzada. galin sonri�. �muy bien mayu, seguiremos tu plan. �qu� propones hacer?�.

viendo el camino, supe que nuestra �nica oportunidad era emboscar una de las carretas lejos de la mina, y proceder con el plan. ser�a la primera vez que un grupo de enanos intentara algo tan aguerrido (o est�pido) en los nuevos d�as. s�lo la suerte dir�a si sobrevivir�amos este lance. cap�tulo 3: una fr�a emboscada decidimos buscar un camino lateral con poca vigilancia. nos alejamos algunos kil�metros hacia el oeste y encontramos una senda poco transitada. buro y boro se adelantaron para explorar el �rea y as� detectar alguna carreta en las cercan�as. mientras, galin y gwina me ayudaban con la primera parte del plan. cazamos un peque�o conejo y esparc� su sangre por mi cara y armadura. un poco de barro complet� el efecto: parec�a bastante herida. luego de algunos minutos la suerte nos sonri�. Buro y boro corr�an hacia nosotros, inform�ndonos que una carreta con cinco goblins se acercaba por el camino. bajamos r�pidamente hacia el camino, decididos a no dejar pasar esta oportunidad. buro y boro se agazaparon a un costado, cubri�ndose totalmente con nieve. gwina se ocult� en unos arbustos, con el arco preparado. galin fue tras unas rocas al otro lado del camino, mientras yo me tiraba al suelo, representando el papel de carnada para los goblins. todo qued� en silencio. estaba muy tensa. era verdad que mis habilidades para luchar hab�an mejorado, pero esto no significaba que me agradara. sin embargo, ten�amos buenos motivos para luchar. mi coraz�n se aceler� a medida que el tiempo pasaba... y pasaba... y pasaba. veinte minutos despu�s todav�a no ve�amos a los goblins. galin parec�a aburrido. gwina tiritaba, no supe si de fr�o o de nervios. buro y boro segu�an tapados con nieve, sin dar se�ales de querer moverse. justo cuando pensaba que los goblins no ven�an y que era mejor buscar otro lugar, una se�al de galin hizo que me quedara inm�vil como piedra. la carreta con goblins daba la vuelta en el recodo del camino y se acercaba lentamente. hab�a llegado el momento. procur� no mover ni un m�sculo, minimizando al m�ximo el tenue vapor que sal�a de mi boca. la carreta se acerc� poco a poco, y a unos 10 metros se detuvo. no pod�a ver lo que suced�a, pero era obvio que los goblins estaban analizando la situaci�n. en total eran cinco, pero en ese momento no lo sab�a. los goblins se bajaron de su carreta, tomaron sus armas (dos con arcos, tres con palos y hachas) y comenzaron a conversar acaloradamente (eso creo, nunca aprend� el idioma de esos hombrecillos). finalmente parecieron ponerse de acuerdo, ya que dos se quedaron vigilando la carreta mientras el resto caminaba hacia m�. no pod�a verlos directamente, pero sent�a c�mo sus pasos se acercaban. luego de interminables segundos, llegaron junto a m�. era la hora de actuar. gwina tens� el arco, apuntando a uno de los goblins que estaba en la carreta. galin se prepar� a saltar sobre los goblins de avanzada. comenc� a contar en mi mente... cinco, cuatro, tres... cuando repentinamente sucedi� lo inesperado. desde un costado del camino, un potente �achooo! retumbo en las monta�as. durante un segundo nadie supo que hacer. los goblins parec�an de piedra, mirando hacia el borde del camino. yo estaba petrificada. nuestra emboscada estaba al descubierto. los tres goblins que estaban junto a m� lanzaron un agudo chillido de alarma, mezcla de odio y sorpresa. en ese preciso momento, me levante lo m�s r�pido que pude y le enterr� con fuerza la daga a uno de ellos en el vientre. el goblin me

mir� con sorpresa, mientras ca�a desplomado. un fuerte chillido proveniente de la carreta me indic� que gwina hab�a alcanzado a otro goblin. boro y buro salieron como hurac�n desde la nieve, azules de fr�o y con sus mocos colgando. atacaron con fiereza a los desprevenidos goblins que subitamente se ve�an rodeados. los goblins restantes se defendieron como pudieron, retrocediendo hacia la carreta. galin apareci� flanque�ndolos y golpe� con fuerza a uno con su mazo. solo restaban dos. el goblin de la carreta atacaba con furia a gwina utilizando su arco, pero �sta estaba protegida en una mata muy frondosa. me adelant� al grupo y corr� hacia la carreta. el goblin me vio y apunto su arco. gwina lanz� una �ltima flecha que pas� a cent�metros de la cabeza del goblin. el goblin lanz� su flecha. me proteg� lo mejor que pude con mi escudo y pude sentir como la flecha rebotaba con fuerza hacia un lado. acto seguido, me abalanc� sobre el, sin darle tiempo a recargar. el goblin recibi� un corte en su brazo y comenz� a huir. gwina se acerc� desde los matorrales y tom� algunos segundos para apuntar. la flecha vol� certera hacia la espalda de su objetivo. el goblin ya no se levant�. El goblin restante fue abatido por galin y los dem�s. nos reunimos en el camino y miramos a boro y buro con algo de enojo. ambos tiritaban y limpiaban sus narices chorreantes. ��de qui�n fue la gran id-d-dea de escondernos b-b-bajo la niev-v-e?�-dijo buro, hipeando de fr�o. ��tuya, grand�simo pedazo de grasa!�- respondi� el hipot�rmico boro. no pudimos evitar re�rnos. la primera parte del plan estaba completa. lamentablemente era lo m�s f�cil. r�pidamente escondimos los cuerpos de los goblins. tomamos sus ropas y las limpiamos un poco, aunque esto no elimin� el olor a... bueno, si alguna vez huelen a un goblin sabr�n c�mo es ese olor. me ofrec� para guiar la carroza. galin ir�a conmigo, mientras el resto se ocultaba en la parte posterior. nos pusimos los ropajes y, utilizando una mezcla de tierra y hierbas, nos te�imos la cara y brazos de un tono verdoso. nos cubrimos el rostro con las capuchas de los goblins, alistamos la carroza y comenzamos nuestra marcha hacia la mina. ya no estaba tan confiada del plan. a pesar de todo, segu�amos siendo enanos. nuestra estatura y contextura es similar a la de un goblin, pero no sab�amos nada de su idioma. a�n as�, ya era muy tarde para arrepentirse. si uno de los guardias decid�a mirar bajo las capuchas, est�bamos perdidos. mi pelo cobrizo echar�a por tierra nuestras esperanzas de pasar desapercibidos. luego de un trayecto relativamente corto, llegamos a las cercan�as de la mina. carretas de goblins pasaban muy cerca nuestro, as� como cuadrillas de soldados armados. no hab�a vuelta atr�s. la mina nos esperaba. cap�tulo 4: la boca del lobo lenta pero inexorablemente, nuestra carreta se acerc� a la entrada de la mina. los grupos de goblins pasaban a escasos metros de nosotros, lanzando miradas que parec�an traspasar nuestros disfraces. galin parec�a indiferente, pero gruesas gotas de sudor ca�an por su rostro. el resto del grupo manten�a un silencio sepulcral. cualquier ruido significar�a una lucha a muerte, sin siquiera haber alcanzado nuestro destino. para evitar un incidente como durante la emboscada, buro y boro metieron sus cabezas en gruesos sacos de g�nero luego de subir a la carreta y ser cubiertos con una pesada lona. tem�an que sus estornudos llamasen la atenci�n de los goblins. faltaban pocos metros para la entrada. cuatro goblins y tres orcos custodiaban el portal. parec�an aburridos y con sue�o, pero segu�an los carros atentamente con la mirada a medida que ingresaban al interior de la mina. pasamos junto a ellos sin

mayor problema, pero cuando nos hab�amos alejado s�lo dos metros de ellos, o�mos un graznido, gru�ido o como sea que se describa su idioma. nos estaban deteniendo. el goblin se acerc� y gesticul� algunos ruidos incoherentes. mir� a galin y luego al goblin, y decid� hacer el movimiento m�s goblin�stico que se me ocurri�. Mov� los brazos y la cabeza de manera negativa, rezongando y gru�endo. el goblin parpade� y me mir� con inter�s. luego se dirigi� a la carreta y comenz� a olfatear. parec�a muy interesado en la carga. de pronto entend�. �pod�amos estar vestidos como goblins, pero ol�amos a enanos! me di cuenta que, de no hacer algo, estar�amos en peligro. el goblin se acerc� a la parte posterior de la carreta y levant� la lona que la cubr�a. sus ojos se abrieron y su expresi�n cambi� a un profundo agrado. tap� la carga y nos gru�� lo que parec�a un permiso para seguir nuestro camino. sin esperar un segundo, nos adentramos en la mina. �c�mo no hab�a visto al grupo de enanos que se ocultaba bajo la lona? �y nuestro olor? la respuesta lleg� desde el carro, con un gritito ahogado de gwina. buro y boro parec�an revolverse bajo la lona, agitados sin raz�n aparente. ��que pasa ah� atr�s?�- pregunt� en voz baja. �mayu, no revisamos bien la carga... no son minerales...��� son cad�veres!!!�- la voz temblorosa de buro me hizo entender la raz�n tras el extra�o comportamiento del guardia. hab�amos elegido la carreta perfecta para entrar a la mina. decid� que deb�amos detenernos pronto, o los leves gemidos de gwina se transformar�an en gritos de terror. observ� atentamente a nuestro alrededor. el camino segu�a descendiendo hasta llegar a una amplia b�veda, con vagones de carga, gr�as de madera y montones de piedras picadas. entre todos estos elementos se agrupaban muchos goblins y orcos, moviendo y sacando barriles de minerales, comida y armas, agrup�ndolos y seleccion�ndolos. las carretas iban y ven�an sin parar. parec�an estar prepar�ndose para un viaje, o al menos para algo importante. los goblins no parec�an prestarnos atenci�n. entre el tumulto de carros, vi lo que sin duda era un transporte de prisioneros. una carreta con una jaula encima. dentro, hab�an algunos desdichados enanos, capturados en alguna incursi�n contra las caravanas del pueblo. le hice una se�a a galin y comenzamos a segur a los prisioneros. las proporciones de la mina eran enormes. grandes b�vedas de piedra con decenas de metros de altura. no pod�a imaginarme cuantos enanos ni cuanto tiempo se necesit� para completar esta obra. los caminos eran lisos, como si hubiesen sido hechos con una regla. a pesar del desastre que hab�an causado los goblins, se pod�a ver la incre�ble obra de ingenier�a de nuestros antepasados. no pude menos que sentirme orgullosa de nuestra raza, y sentir pena y rabia por el giro que tom� la existencia de la mina. de maravilla a guarida de ladrones y asesinos. la carreta de los esclavos parec�a ir hacia el centro de la mina. los t�neles estaban cada vez m�s desiertos. luego de varios minutos llegamos a una nueva b�veda, esta vez un poco m�s peque�a y con un r�o subterr�neo que la cruzaba de lado a lado. la carreta de esclavos se detuvo a un costado del camino. seguimos avanzando un trecho m�s, cruzamos un puente y detuvimos la carreta en un recodo del camino. luego de verificar que no hab�an goblins cerca, le di una se�al al resto del grupo. todos se bajaron r�pidamente, p�lidos y asqueados. al parecer gwina hab�a vomitado, aunque no la culpo. bajo la primera capa de sacos viejos, se ocultaba el verdadero cargamento de la carreta. seis enanos muy maltratados, muertos, amarrados de pies y manos. volv� a cubrirlos y procur� enfocarme en nuestra misi�n: evitar que una de nuestras compa�eras corriera la misma suerte. nos acercamos hacia la salida del t�nel y con sumo cuidado observamos qu� suced�a con los prisioneros. deb�an ser cerca de veinte enanos, todos atados de pies y

manos, en fila, al parecer esperando algo. cerca de ellos una jaula con forma de c�pula se alzaba siniestra. vigil�ndolos estaban cerca de una veintena de goblins, y un pelot�n de quince orcos. no ser�a f�cil. nada de f�cil. a estas alturas sab�a que est�bamos frente a una misi�n suicida. no ten�amos ni las armas ni el n�mero para hacer frente a tantos enemigos. sin embargo, hab�a tomado mi decisi�n. no iba a abandonar a nadie. ajust� mi equipo bajo mi disfraz de goblin, mir� a galin y le dije �bueno, ya llegamos hasta ac�, lo vamos a dejar as�? galin me mir�, sonriendo nerviosamente �bueno, todos morimos alg�n d�a, �por qu� no hoy?�. mir� al resto del grupo y parec�an decididos, aunque sus piernas temblaran levemente. �tranquilos� �les dije- �mayu tiene un plan�. los goblins revisaban concienzudamente a los enanos. pelo, dientes, manos. a los m�s fuertes los pon�an en un grupo, probablemente destinados a las minas. al resto los colocaban cerca de la jaula. entre los �ltimos estaba pita. ten�a una profunda herida en un brazo y parec�a p�lida y enferma. los goblins la miraban de manera extra�a... no parec�an interesados en su fuerza, sino en su apariencia. luego de separar al grupo de enanos, los m�s fuertes fueron subidos a una carreta y se internaron en las profundidades por un t�nel lateral. el resto observ� c�mo un segundo grupo de goblins llegaba al lugar, comenzando a bajar diversos instrumentos de una carreta. pita sinti� desfallecer al ver qu� cosas eran. cuchillos, cierras, ganchos... eran herramientas de carnicero. pita se iba a convertir en el desayuno de un hambriento grupo de goblins. el terror cundi� en el grupo, pero era poco lo que pod�an hacer. los quince orcos y los goblins carniceros custodiaban de cerca a los enanos. el resto de los goblins atend�a las carretas y las pobres mulas de tiro. pita no encontraba una forma de escapar... sab�a que no lo lograr�a. resignada, d�bil y deprimida, comenz� a caminar hacia los goblins carniceros, junto al resto de los enanos, quienes no se lo estaban tomando tan bien. gritaban, escup�an y mord�an a cuanto goblin se les pusiera al alcance. pero eran reprimidos con crueldad. pronto la fila estaba preparada. los carniceros afilaban los cuchillos. la suerte ya estaba echada. un repentino ruido distrajo a los goblins y orcos. algo suced�a que los tomaba completamente por sorpresa. pita no pod�a creer lo que ve�a. cap�tulo 5: una t�ctica desesperada saliendo de uno de los t�neles y a toda velocidad, una carreta se aproximaba hacia el grupo de goblins. pita pens� que seguramente eran algunos guardias ebrios que hab�an perdido el control del carro, pero su velocidad no parec�a disminuir. el goblin que la guiaba parec�a fustigar a las mulas m�s que intentar detenerlas. y cual no ser�a su sorpresa cuando el supuesto goblin se par� en el asiento y, sin dejar de conducir la carreta, se sac� la capucha, revelando unos cabellos cobrizos y una mirada llena de odio y determinaci�n. por supuesto, era yo. lanzando un ronco grito de guerra, arremet� a todo galope contra los guardias. en cuesti�n de segundos la carreta arroll� a parte de los goblins que no alcanzaron a hacerse a un lado. y mientras esto suced�a, y ante la at�nita mirada de los guardias y los prisioneros, un grupo de enanos salt� a tierra justo en la mitad de los goblins y orcos. rodaron un par de metro golpeando a su paso a varios goblins y se levantaron, magullados pero fieros, repartiendo ataques a diestra y siniestra. la carreta finalmente se estrell� contra la jaula c�pula, no sin antes crear un caos total con las mulas y carros ubicados en su camino. los goblins parec�an confusos, pero no tardaron mucho en darse cuenta de lo que pasaba. los enanos reci�n llegados realizaban un furioso ataque contra los guardias. buro y boro estaban totalmente rodeados y casi no daban abasto contra tanto

enemigo. galin se hab�a separado un poco del centro e intentaba llegar hacia los prisioneros, pero un cerrado grupo de tres orcos le imped�a el paso. nuestro movimiento era arriesgado, pero tomamos por sorpresa a todos los guardias. a duras penas sal� de los restos dela carreta y , desenvainando mi daga, corr� hacia el combate. galin estaba en problemas, por lo que me apresur� a ayudarle. actuando r�pida y furtivamente, logr� acercarme por la espalda a los orcos que le atacaban y, sin perder tiempo, enterr� mi daga en la espina de uno de ellos. el segundo reaccion� inmediatamente, atac�ndome con una espada larga. bloque� 3 ataques con el escudo y aprovechando el mayor peso del orco, logr� que pasara de largo y le hice un gran corte en el vientre. incapacitado para pelear, el orco cay� de rodillas, botando chorros de sangre. galin logr� eliminar al tercer orco, pero estas peque�as victorias no ser�an suficientes. nuevos refuerzos llegaban desde t�neles adyacentes. alertados por el ruido, los orcos y goblins cercanos acud�an a prestar ayuda. s�bitamente una lluvia de flechas lleg� desde un costado. me cubr� como pude con mi peque�o escudo. cuatro flechas se clavaron fuertemente en el escudo, una quinta se clav� en mi pierna y una sexta cort� mi frente al a altura de la ceja. una cuadrilla de goblins arqueros nos atacaba fieramente. decidida a no darles tiempo, corr� directamente hacia ellos. galin me sigui�, pero no ten�amos oportunidad ante tantos. justo en ese momento gwina apareci� en escena, atacando desde el flanco derecho a los goblins. no la hab�an visto acercarse y ahora pagaban las consecuencias. dos goblins cayeron antes que pudieran ver desde donde proven�an los ataques. fue justo el respiro que necesit�bamos. logramos llegar hasta la posici�n de los goblins y los atacamos con furia. pero nuestros enemigos eran demasiados. buro y boro estaban siendo empujados cada vez m�s contra una de las paredes de la cueva. al rescate de los arqueros lleg� un grupo de orcos con pesadas hachas de combate. la situaci�n estaba empeorando, y todos los integrantes de nuestro grupo estaban heridos en alg�n grado. s�lo hab�a una oportunidad, y no hab�a tiempo que perder. le hice una se�a a galin y le grit� ��dame tu mazo!�. corr� a toda velocidad hacia los enanos prisioneros. estos al verme se alteraron a�n m�s (si es posible). dos goblins intentaban calmarlos a la fuerza: el l�tigo hab�a sido reemplazado por la espada. los guardias corrieron a atacarme, pero mi intenci�n no era eliminarles. mi objetivo yac�a a pocos metros, en el suelo. el primer goblin no logr� golpearme, pero el segundo resquebraj� las placas de hueso de mi armadura. sent� c�mo se romp�an mis costillas, pero eso ya no me importaba. concentrando toda mi fuerza en un solo golpe, descargu� con furia el mazo contra la cadena que manten�a a todos los enanos anclados al suelo mediante los grilletes en sus pies. la cadena se parti� con un fuerte ruido, lo que provoc� el jubilo de los enanos. a pesar de tener las manos atadas, arremetieron r�pidamente contra los goblins y orcos. mis atacantes quedaron r�pidamente reducidos a base de cabezazos y mordiscos. como pude cort� sus amarras, lo que les permiti� unirse a la pelea justo en el momento que buro y boro eran totalmente superados. la nueva oleada de enanos que recog�a armas del suelo y se un�an a la contienda inclin� la balanza hacia nuestro lado. buro ten�a muy mal aspecto, pero se manten�a a�n en pie. boro yac�a en el suelo. galin y gwina no tuvieron m�s remedio que enfrentarse solos a la cuadrilla de orcos y goblins arqueros, lo que se tradujo en una gwina con una flecha clavada en el vientre y un galin m�s muerto que vivo. sin embargo, el odio que sent�an los enanos prisioneros hizo que arrasaran con los guardias. las cabezas reventaban, los escudos se astillaban, las espadas se mellaban y romp�an. la batalla dur� cerca de diez minutos y ni siquiera el paso de una carreta llena de guardias goblins pudo evitar la victoria de los enanos. finalmente la caverna recobr� un poco de calma. en el suelo yac�an los cuerpos de

muchos goblins y orcos, y de varios enanos. sin embargo, la victoria segu�a siendo de los prisioneros. me acerqu� al ca�do boro. buro le acariciaba la cabeza. supe que estaba muerto. galin se tomaba su ensangrentado brazo e intentaba vendarlo con parte de su ropa. gwina parec�a en shock (otra vez), pero tal parec�a que su herida no era tan severa. en cuanto a m�, las costillas rotas me dificultaban respirar, y mi rostro estaba ba�ado en mi propia sangre. ante nosotros, perplejos, los enanos sobrevivientes nos miraban con alegr�a. y entre ellos, una enanita sonre�a con m�s fuerza. pita se acercaba a nosotros. al menos nuestro esfuerzo hab�a valido la pena. pero nuestros problemas estaban reci�n empezando. entrar era una cosa. salir... otra.

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