LATERCERA REPORTAJES Domingo 26 de octubre de 2008
Columna
Una elección de veteranos Por Ascanio Cavallo “La juventud chilena no participará en las próximas elecciones”: con esa frase dramática concluye un informe del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) entregado esta semana. Los datos son conocidos: más de tres millones de mayores de 18 años no votarán simplemente porque no están inscritos. El padrón electoral envejece a toda velocidad: los que votan hoy son apenas 700 mil más que los mismos que votaron en 1990. Los jóvenes de 18 a 29 años representaron el 36% del voto en el plebiscito de 1988, mientras que hoy sólo llegan a un esmirriado 8%. Todo esto constituye un contraste dramático con el tercio que en 1990 constituyó el motor de la transición y permitió, literalmente, que el país superase sus traumas de las tres décadas anteriores. La generación joven de inicios de los 90 marcó los límites a la dictadura saliente, consagró los patrones éticos del gobierno entrante, apoyó la estabilización del país y luego, lenta pero implacablemente, se fue retirando de la política y el interés público. Casi sin excepción, toda la clase política dice estar preocupada por este fenómeno: el gobierno, los partidos, los parlamentarios y los expertos, analistas, consejeros y consultores. Pero sería difícil imaginar una preocupación más hipócrita: una inquietud por la
tes en las elecciones de hoy). El desinterés de los jóvenes por la política es uno de esos fenómenos multicausales para los cuales no hay respuestas ni soluciones unívocas. Algunos sectores –especialmente del gobierno- han querido promover la inscripción automática sin obligación de votar, lo cual garantiza un gran padrón electoral, pero no el sufragio efectivo. Equivale a confundir al perro con su cola. Pero, ¿es la no inscripción el fenómeno real? ¿O la desafección electoral? ¿O el desinterés en la política? ¿Es la falta de participación o la imposibilidad de ella? Todos los estudios muestran una correlación –no li-
sobre los candidatos parlamentarios anteriores, los del 2005; pero se puede mirar la composición etaria de la actual Cámara de Diputados, que fue elegida ese año: de los 120 escaños, sólo 16 (10,3%) tienen menos de 40 años, y sólo cinco menos de 35. Ninguno está debajo del rango de los 31. La de comienzos de los 90 fue una cámara de alegres e innovadores treintones; las de ahora está dominada por cincuentones. Del Senado, ni hablar. La desafección de los jóvenes se ejecuta así en sus dos puntas: ni inscripción ni representación. ¿Por qué la inscripción automática habría de mejorar un sistema en el que los nuevos habilitados carecen
La Alianza sencillamente no ha concebido la manera de aprovechar la propensión al cambio que viene con las nuevas generaciones. La Concertación ha ganado por casi 20 años con el padrón vigente que envejece recordando a Pinochet y a la epopeya del No. que nadie en esa clase hace nada, o más bien todos hacen lo contrario, esto es, evitar en cada paso que los jóvenes presten atención a las elecciones. Y hay partidos que dicen en privado lo que no siempre admiten en público: que creen que si los jóvenes se inscribiesen y votasen se verían perjudicados. En verdad, no hay pruebas para sostener esto. La Alianza, que tiene un terror instintivo a la inexperiencia, sencillamente no ha concebido la manera de aprovechar la propensión al cambio que siempre viene con las nuevas generaciones. La Concertación ha ganado elecciones por casi 20 años con el padrón vigente, que envejece recordando a Pinochet y a la
epopeya del No. Hoy las encuestas que favorecen a la Alianza chocan contra la realidad obsolescente del padrón envejecido, que además de poner en peligro sus expectativas, al mismo tiempo explica y anuncia por qué las elecciones de estos tiempos se resuelven entre dos y cuatro puntos porcentuales. Esta es la misma razón por la cual los partidos o grupos “alternativos” no pueden crecer mucho; aunque al mismo tiempo los pocos puntos que obtienen les podrían permitir “secuestrar” a las grandes coaliciones (el grado de crecimiento de estos grupos es uno de los misterios más importanDecano de Periodismo, UAI
neal, no perfecta, sino tendencial- entre la baja inscripción electoral de los jóvenes y su cada vez más baja participación en el sistema político como sujetos de posible elección. Si se cree que las bases de las carreras políticas están entre las alcaldías y concejalías, se deben considerar las siguientes cifras del Injuv: de todos los candidatos para este domingo, en la Alianza sólo un 6,2% son menores de 35 años (y dentro de esa proporción la UDI duplica a RN); en la Concertación la cifra llega a un magro 8,1% (donde el PPD triplica al PDC y al PRSD, y duplica al PS). El Injuv no tiene datos
de representantes? En Chile se está produciendo una combinación mortal para cualquier democracia: el sistema binominal (que crea candidatos “asegurados”), el derecho ilimitado a la reelección para cargos populares (excepto el de Presidente) y la ninguna disposición de la clase política para ceder sus posiciones municipales y parlamentarias, y tampoco sus cargos partidarios. Ninguno de estos elementos es perverso por sí mismo, pero si ninguno de ellos se modifica, el Presidente del 2014 será elegido por menos del 50% de los mayores de edad y en el Parlamento legislará una gerontocracia.
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