El que roba …
Cuando Carlos vio los 350.000 Gs. en la casa de su tía, se le abrió el mundo. Era el dinero que necesitaba para farrear esa noche, para “sobrarle” a los perros y mostrarse a la pendeja. El problema radicaba en que no era suyo. Cerró los ojos al mismo tiempo que la mano apretaba los billetes. Después los devolvería…
De tanto buscar la plata, la tía llegó a pensar que había sido una ilusión. Pero no. Allí estaba el recibo que le recordaba que había prestado esa cantidad del usurero para honrar dos cuotas vencidas de una cuenta pendiente. No estaba el dinero, no podría pagar ni su compromiso ni al usurero. El mundo también se le abrió, pero para tragársela …
Carlos no supo que ese robo le había costado a la tía un juicio, su casa, su salud física y mental … y hasta el bebé que llevaba en sus entrañas. Carlos había robado y no imaginó las consecuencias. Cuando se enteró de que la tía se pegó un tiro sólo exclamó: -“¡Qué boba la vieja!
“No podemos decir: “Si el robo no llega a 2.999 pesetas es pecado venial; de 3.000 pesetas para arriba es ya pecado mortal”. Sólo se puede hablar en general y decir que el robo de poco valor será pecado venial y que robar algo valioso será pecado mortal. Cuando hablamos del valor relativo de algo nos referimos a su valor considerando las circunstancias. Para un obrero con familia que mantener la pérdida de un jornal será normalmente una pérdida considerable. Robarle o estafarle su equivalente podría ser fácilmente pecado mortal. La gravedad de un pecado contra la propiedad se mide, pues, tanto por el daño que causa al despojado como por el valor real del objeto implicado.” LA FE EXPLICADA (Leo J. Trese), Pag 310/11
Felipe le dijo a Mandoni -dueño del canal en el que trabajaba- que ya no podía aguantar más. Le descontaban por IPS y la empresa no aportaba: no tenía seguro médico ni jubilación. Ya hacían tres meses que no le pagaban el sueldo y cuando reclamaba, sólo le decían que debía “mojar la camiseta”. No les importaba que Felipe debiera pagar a una financiera cuotas por atención médica que su empresa le descontaba. Y que estaban corriendo los intereses porque no cobraba a tiempo. Felipe no sólo perdió el trabajo, sino todo lo que tenía.
Demandó a la empresa exigiendo sus derechos, pero con sus contactos Mandoni logró retrasar el juicio y el pago de la indemnización. Además, una cruz roja marcó a Felipe como un mal empleado y no pudo conseguir otro empleo. Mandoni tiene mil problemas y ni recuerda a Felipe. Pero Mandoni robó. Robó no sólo dinero que no era suyo, sino la vida, el futuro, el bienestar de toda una familia. Es un impune empresario ladrón y la gente no lo sabe. Con el dinero de Felipe se pasea en su Mercedes blanco, pero es hora de desenmascararlo. A él y a todos los abusivos del sistema que matan legalmente.
“Una forma de fraude es también no pagar el justo salario, rehusando a obreros y empleados el salario suficientes para vivir porque el exceso de mano de obra en el mercado permite al patrono decir: “Si no te gusta trabajar aquí, lárgate” LA FE EXPLICADA (Leo J. Trese), Pag 309.
Sus antecesores se vanagloriaban de que ellos habían hecho todas las obras del país. Y era verdad, pero ¡cuánto dejaron de hacer! Usaron las leyes para beneficio propio y “se olvidaron” de quienes representaban. En vez de fomentar bienestar, quemaron tiempo en peleas internas, en deshacer lo posible, en truncar vidas y esperanzas, en aumentarse las dietas, en liberarse de impuestos, en hacer el ridículo ante la nación que va tomando conciencia …
“El buen político es aquel que logra terminar su carrera sin ir a la cárcel”. Entonces, este país está lleno de buenos políticos. Es un misterio cómo habiendo tanta corrupción ningún político pague sus culpas. Es un misterio el por qué no se les puede obligar a los ladrones que devuelvan el dinero que amasaron legalmente. Porque las vidas, el hambre, la desesperanza, la enfermedad, las lágrimas no podrán.
“Los empleados públicos son elegidos y pagados para ejecutar las leyes y administrar los asuntos públicos, con imparcialidad y prudencia, para el bien común de todos los ciudadanos. Un empleado público que acepte sobornos -por muy hábilmente que se disfracen- a cambio de favores políticos, traiciona la confianza de sus conciudadanos que le eligieron o designaron, y peca contra el séptimo mandamiento.” LA FE EXPLICADA (Leo J. Trese), Pag 310
Cuando en el Congreso, los políticos anteponen sus intereses personales en lugar de cumplir con su deber de legislar a favor del bien de la ciudadanía QUE LES PAGA dietas exorbitantes, esos políticos ROBAN. Cuando esos políticos hacen sus negociados e incrementan sus groseras fortunas ROBAN. Cuando esos políticos dejan morir de hambre, de falta de oportunidad, de enfermedades prevenibles a compatriotas no sólo roban, sino que MATAN. Y cuando los empresarios amasan sus rojas cuentas bancarias a costa de la sangre de sus empleados … igual no sólo ROBAN, sino que también MATAN.
“… se mide … por el daño que causa al despojado …”
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