Duele lo indolente Duele ver la realidad, la rabia de saberme persona que vive en un mundo como el de hoy, más que sentirse humano es el dolor de lo indolente, la justicia se vive teñida de esfuerzo, pero más que esfuerzo es una lucha constante por ser mejor que otro, intento referirme a la apatía contra la realidad de otros, de aquellos excluidos de los que tanto hablo. No logro impregnar en palabras lo que me provoca el solo hecho de ponerme en su lugar, de sentir lo que ellos sienten y vivir lo que ellos viven. Por Dios la realidad, va mas allá de los bienes materiales o de nuestro cansancio de cada jornada, que por cierto es mucho, pero porque no pensar y ponerse en su lugar, sin esperar nada a cambio, solo por un momento pensar en aquellos niños que sufren, que no los vemos aunque estén tan cerca, a nuestras narices luchan por una vida que le hemos arrebatado, con nuestras individualidades y nuestras propias realidades que no son las de ellos. El Campamento el triangulo, donde habitan más de 25 niños, dos de ellos son bebes, de menos de un año de edad, y otro que viene en camino, que vivirán esta realidad a la que se acostumbran como todos y nos resulta normal como a todos a la larga, pero ¿es normal no asistir a un colegio?, o ¿es normal saber y hablar de tantos problemas de adultos (graves y fuertes) a una niña de 10 años?, claro para ella es normal, pero ¿debemos juzgarlos?, luego cuando crecen les llamamos flojos y pobres, o miles de cosas más, pero ¿nos hemos puesto a pensar en su realidad?. Es tiempo de cambiar, urge que hagas el bien que te corresponde solo a ti, “pues cada uno tiene su parte de bien que realizar” decía el Padre Hurtado. No hago esto por acallar la conciencia, lo hago porque me duele, y me duele mucho lo que está pasando, y como joven estoy dispuesto a, “dar mi vida entera por cambiar las cosas”
Javier Julio