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Misericordia Sólo arriesgando la vida se mantiene la libertad. Hegel. Fenomenología del Espíritu El bárbaro, categoría que ha sido asignada para referirse al otro, aquel que es ajeno a los ciclos de vida de una “sociedad”, se presenta como la antítesis de la civilización, un ser al que se le puede hacer guerra bajo el discurso de lo apolíneo. La dialéctica de la civilización y la barbarie, eje transversal del discurso del libro Misericordia: el destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España de Antonio García de León, que en palabras del mismo autor “el encabezamiento de esta historia anticipa la naturaleza trágica1”, sin embargo, su trama envuelve al lector en la odisea de un grupo de apaches ante el yugo del orden novohispano. Al abordar éste texto, García de León busca mostrar la otra cara de la moneda de la administración en Nueva España de finales del siglo XVIII y principios del XIX (17831806), la ruptura de la multicultural que caracterizaba al Imperio Español, la inserción y hegemonía del pensamiento ilustrado, la guerra y sus botines culturales, el concepto de frontera; son aspectos que García de León analiza en su obra, por lo que, el objeto de la presente reseña A finales del siglo XVIII, Nueva España sufre una serie de cambios por parte de la nueva casa reinante —Casa Borbón—, tanto administrativos como culturales, con el fin de llevar a Nueva España a una etapa de auge y progreso, que llevaría consigo el robustecimiento de la monarquía desde el centralismo y la unificación de admistrativa y social de las colonias, sin embargo, el norte de Nueva España era un espacio “salvaje”, asediado por diferentes tribus nómadas, grupos que negaban la cristianización, hombres cuya conducta que podría ser resumida por fray Domingo de Betanzos: “”2, el carácter de bestias, les otorgaba el mote de indios bravos o indómitas, la guerra contra ellos se encuentra en fundamento en el Reglamento de Presididos Internos de 1729 y las notas
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García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 13 2
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sobre las depredaciones de los indios bárbaros 3 , donde destacan los ataques de los apaches, ya que, el apache en Nueva España es el comparable —en cuanto a ser el centauro de las estepas— con las tribus germánicas de la Europa Oriental. El desierto es la tierra de guerra viva, donde no sólo se pugnaban el territorio apaches y novohispanos —barbarie y civilización—, sino también otras tribus seminómadas o sedentarias como los Comanches. El desierto espacialmente es el norte de Nueva España, otro mundo para los grupos que se asentaron en el Anáhuac, previo a la ocupación española, divididos imaginariamente por el trópico de cáncer, del lado sur las civilizaciones precolombinas mientras que el norte: gentes de linaje de perros, provenientes del vientre de las “siete cuevas”4, de espíritu transhumante, el apache niega y se resiste al orden de las villas, presidios, misiones o rancherías que se situaban en el norte. La guerra contra los indios bárbaros dirigida por José de Gálvez en un principio y posteriormente llevada por varios personajes de los ámbitos político y militar. Guerra que no sólo se lleva a cabo en la Apachería sino en el interior de Nueva España, debido a que el apache llevaba consigo el virus autodeterminación, el cimarronaje o apachinación se daba entre los marginados sociales y los niños al ser secuestros por los apaches para volver a renacer, virus o espíritu, representaba una amenaza para las autoridades novohispanas, ya que, los grupos de autodefensa acogieron el liderazgo apache para revestir de leyenda y miedo sus actividades5. El apache representaba para el novohispano lo que en su momento el Beato de Liébana veía en los germánicos, un jinete del apocalipsis, aquel que como un viento huracanado rompe con el orden y a su paso deja caos y desastres, por lo que, en su total exterminio —menciona Bernardo de Gálvez—, consiste la felicidad de las Provincias Internas6. Ya en batalla, cabelleras, cabezas y orejas son los primeros botines de guerra pero le siguieron la captura, la cristianización y la
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García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 32 5 García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 31,50 6 Navarro García, Luis, El ilustrado y el bárbaro: la guerra apache vista por Bernardo de Gálvez, en García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 46
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esclavitud; retirados en la isla de Cuba en servicio de su majestad, laborando para la flota de Barlovento o en los ingenios de la isla. Dentro del proceso de cimarronaje, es el reclutamiento forzado, los apaches toman a los niños de las rancherías, villas, presidios, etc., para unirlos a sus filas, uno de ellos es Juan Alonso Avilés, nacido cristiano, hijo de española y mestizo, secuestrado por apaches mezcaleros, renace en el seno de la Apachería, es adiestrado en el arte de la guerra, aprende una nueva lengua, deja de ser Juan Alonso para ser Gavilán, capturado por los novohispanos es llevado al presidio de Bacoachi donde su vida es perdonada para servir como intérprete en los interrogatorios hacia los chichimecas, sin embargo, su espíritu no soporta estar recluido, anhela regresar a los llanos, es presa de una debilidad melancólica debido a los demonios de la barbarie. Para 1795 es ordenado a acompañar una collera de apaches hasta la ciudad de México y de ahí al castillo de San Juan de Ulúa, donde embarcarán a sus cautivos en el Ángel de la guarda que va camino a la Habana7. En la ciudad de México, intenta claudicar pero es sorprendido y es incorporado a la collera, camino a Veracruz, atravesando los bosques, los animales toman un carácter simbólico, el halcón, el búho y el venado, animales que acompañan su marcha fúnebre, como es descrito por García de León: Un búho los custodia a lo lejos, desde las ramas de los árboles de los bosques vecinos. Es el mismo que los acompaña desde el principio de su agónico desplazamiento, es el pájaro de plumaje pardo y grandes ojos, el mismo que se traslada en silencioso vuelo nocturno, que avanza en la madrugada y que los espera en la siguiente estación para volver a pasar la noche con ellos.8
Hasta que en la venta de Plan de Río, en noviembre de 1976 llegaba la collera de apaches y junto a ellos varios holgazanes capturados en la ciudad de México, encerrados en distintas celdas, sin mezclar los grupos —Apaches varones, mujeres mecas y holgazanes—, el augurio se de la libertad se había presentado días anteriores, a grito de batalla un grupo de apaches, logra fugarse con un par de fusiles, bayonetas y otros utensilios para la guerra. Comienza la cacería de los 18 apaches fugados, divididos en dos
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García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 50-62 8 García de León, Antonio, Misericordia. El destino trágico de una collera de apaches en la Nueva España, (México, Fondo de Cultura Económica, 2017), pp. 65-66
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grupos se esconden en la selva del Perote y Jalapa. Su marcha es cautelosa pero decidida a llegar a su tierra. La cacería es anunciada, los hombres de razón no dudan en desenvainar su espada para declararle la guerra a los indios mecos, la odisea de la Nueva España, el cazador decidido a aniquilar su presa, la figura del jinete de la muerte atraviesa la barrera de la imaginación para cabalgar en el mundo de lo real, una batalla sin cuartel, sin misericordia, con poblados movidos a pie de guerra, un cazador desesperado, una presa que se mueve como la serpiente entre los matorrales. La guerra contra los indios bravos rompe con el irenismo que las Casas exigía para el trato de los indios en las tierras nuevas, se reproducía todo lo contrario que pedía Antón de Montesinos en su ficha capula 9 , sin embargo, cumplía al pie de la letra uno de los tipos de guerra que las Casas en su Doctrina enunciaba. La guerra, desde Gálvez —en medio de su locura— haciendo uso de la retórica y de lo numinoso, interpreta su visión de San Francisco para legitimar su acción belicosa hacia los bárbaros, rompiendo una de las reglas de San Francisco —teniendo en cuenta que es San Francisco quién le da la orden de llevar su santa guerra contra los indómitas—. En conclusión, Antonio García de León en su obra, narra la travesía de una collera de apaches, sus conflictos en el norte, su martirio, los diferentes castigos a los que eran sometidos, el apache siendo capturado dejaba de ser humano para convertirse en bestia, su huida y cacería. Se contrapone a la supuesta paz que existía en Nueva España, Misericordia es una obra con una redacción y trama que envuelven al lector, rica en fuentes bibliográficas como de archivo —que esto lo aleja de la novela histórica—,
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