Discurso 11

  • June 2020
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  • Words: 1,710
  • Pages: 4
Hoy 6 de diciembre del año 2009 las estudiantes de grado once han terminado su recorrido por el colegio, y orgullosas de haber hecho un muy buen trabajo, reciben su grado… (Pausa) ¿Y que tal si nos devolvemos al principio? . Nuestros sueños, de muñecas, dulces y nubes de algodón, se ven interrumpidos por el la dulce voz de mami, y nos dice “hijita, levántate es tu primer día de clases”, y nuestra inocente mente apenas y puede relacionar estas tres confusas palabras. Nos preguntamos ¿por qué, si se supone que es de día, la mañana es tan oscura, y por qué tenemos mas sueño que ayer?, y en medio de nuestras muchas preguntas, vemos como mami, nos viste con una ropa algo extraña que nunca habíamos visto: una falda roja con cuadros azules, más larga que nuestro pequeño cuerpecito, y un saco mas pesado que la enciclopedia de papi, al que por algún motivo mami le dice blazer. Luego de desayunar, nos llevan a un lugar extraño un monstro de ladrillos y vemos que mami no está bien: sus ojos quieren llorar y no entendemos por qué, ¿será que tiene frio? ¿Será que perdió su osito?, Entonces nuestra duda se aclara, al escuchar sus profundas palabras: “ya eres una niña grande, y debes estudiar, te me portas juiciosa, no le hables a quien no conozcas, no recibas ninguna cosa de extraños” no entendemos por qué dice eso, pero no importa, aún así, sonreímos, y decimos “si señora”, mami se despide, al parecer nos va a dejar en ese grande y extraño lugar; el miedo nos invade y gritamos “mami, no te vayas, no me dejes aquí” ella, con su amor incondicional, nos tranquiliza, nos lleva donde una señora que nunca antes habíamos visto y le dice “ ella es mi hija, mi tesoro, por favor cuídela mucho”, luego nos dice “ella es tu profesora, pórtate bien y hazle caso”, la señora nos mira y sonríe, y le dice a mami “tranquila la niña va estar bien”, mami se aleja, con nostalgia voltea y se despide mandando un beso . Vemos como lentamente, su silueta se pierde en el horizonte, y ahora estamos tristes. Aunque la profe es linda y trata de consolarnos, la tristeza no se va por completo, seguimos pensando en la partida de mami. De pronto, alguien nos mira, sonríe y dice “hola, yo soy nueva, ¿quieres ser mi amiga?” Y antes que se nos pase por la mente, ¿será que es una persona de confiar?, ¿será que me va a robar?, ¿será que es de buena familia?, sin pensarlo dos veces decimos: “si”, en ese momento, nuestra tristeza desaparece por completo y en menos de tres minutos de estadía en ese desconocido lugar, ya sabemos donde encontrar buenos escondites, ya sabemos cuantas cosas podemos jugar, ya jugamos con las muñecas, desordenamos las canecas, conocimos la biblioteca, ya compramos 15 dulces y nos hicimos amigas de la enfermera. Entonces, a jugar, a correr, correr, y correr porque aun había mas por explorar, y corrimos tan rápido, que parecía que el mundo se fuera acabar.

Después, cansadas de tanto jugar, conocimos nuevas niñas, nuevas compañeritas, nuevas amigas con quien jugar; habíamos olvidado por completo nuestra tristeza por la partida de mami, solo queríamos jugar, este extraño lugar dejo de ser un monstro de ladrillos, y desde ahí se convirtió en nuestro segundo hogar. Los siguientes días pasaron igual, cada vez nuevas aventuras veíamos llegar. Fuimos creciendo y cuando ya sabíamos amarrarnos los zapatos, nos dimos cuenta que los días ya no eran de aventuras sin parar, ahora si llego la hora de estudiar, la cosa se empezó a complicar cuando llego nuestra primer enemiga, la división, fue duro luchar contra ella, pero al vencerla y ver que fue tan fácil, nos dimos cuenta de lo mucho que habíamos aprendido ya, luego, volvimos a jugar. Años después las cosas comenzaron a cambiar, había tantas tareas que no queríamos venir a estudiar, pero sin embargo veníamos pues mami no nos dejaba quedar, fingíamos enfermedad, para no tener que madrugar, pero, nada funciono, en medio del sueño que nos daba madrugar, veíamos a nuestra amiga llegar, y del sueño lográbamos despertar, porque había que jugar, no había tiempo de dormir, debíamos hablar, contarnos los secretos que nadie sabrá jamás, prestarnos los colores y compartir las onces, no podíamos esperar. Entonces ese día llego, ahora estamos en quinto somos las mas grandes, y nos vamos a graduar, estábamos felices pues bachillerato nos esperaba ya, queríamos ser eso que tanto deseábamos, unas niñas grandes. Sexto fue un paso mas, aprendimos cosas, que no imaginamos jamás, comenzamos a fallar, no entendíamos porque cuando dicen 2 elevado a la 6 era 64 y no 12, aprendimos el significado de “perder la evaluación” y eso nos causaba tristeza pero siempre estuvieron ahí esos personajes que no nos dejaban llorar, que nos ayudaban a recuperar o que nos daban ánimos de estudiar para luego ir a jugar, estuvieron siempre ahí nuestro profesor, quien explicaba sin descansar y se preocupaba por nuestro bienestar, nuestra amiga que nos veía llorar y contaba el chiste que se le ocurriera para que no lloráramos mas, nuestros papás que siempre nos alentaban para continuar. En medio del bachillerato ya no queríamos más, a la asesoras no las aguantábamos mas, aunque todos los años era una distinta, parecían hermanas no había diferencia su regaño siempre era igual, “queridos papitos”. Queríamos estar en once y graduarnos, para no ver más a ese profesor que no nos dejo pasar, pero el tiempo parecía eterno y no veíamos la hora de dejar de estudiar, hasta aquel momento que en nuestro afán descubrimos que ya casi íbamos a llegar, nuestro corazón frenó y nos alegrábamos cada día más.

Llegamos a decimo y nuestra forma de pensar se topó con la realidad, al parecer, no nos querían hacer mal, tal vez sólo nos querían enseñar, sin embargo, estábamos cansadas de regaños, y de notas que no eran motivo de felicidad. De pronto, el miedo nos invadió, las amenazas comenzaron a llegar, palabras que retumbaban en nuestras mentes y nos hacían temblar esas palabras que no queríamos escuchar mas, esas palabras que decían “niñas, el otro año las vamos a cambiar”. No dejábamos de pensar qué pasaría, si eso llegara a ser verdad, no nos dejábamos de preguntar en que curso nos iba a tocar con que amiga nos íbamos a quedar, hasta que dejamos de pensar en eso para preocuparnos por nuestro amigo el servicio social. Nuestra estadía en este lugar, no tenía importancia en realidad, lo único que nos mantuvo aquí fueron sus enseñanzas, sus palabras de animo. Sin duda fueron ustedes, nuestros profesores, nuestras amigas, nuestros padres, quienes fueron los mejores maestros y amigos que nunca nos faltarán. Aunque también nos aferramos a nuestros recuerdos, nuestros sueños que cada vez se hacían más y más profundos, nuestros deseos de crecer, nuestra fortaleza para creer que el mañana llegara pronto, que lo sabremos afrontar, que sin duda toda batalla vamos a ganar, esas son las principales razones de que estemos aquí, este es nuestro factor común, este lugar jamás dejara de ser nuestro hogar, este lugar será imposible de olvidar, aquí, comenzó esta historia que aun no tiene final, con ayuda de ustedes, hemos sido los escritores de una obra magistral, que cada vez se vuelve mas extraordinaria, una obra sin comparación, con mas dificultades que ninguna otra, pero también con triunfos tan reales y satisfactorios que no tienen explicación. Por fin el 2009, estamos en once, con una sonrisa en el rostro le dimos la bienvenida a nuestro último año escolar, y no tanto porque llegamos a once, sino porque nuestro mayor temor nunca se cumplió: ¡no!, no nos cambiaron, seguimos con nuestras amigas, ¿acaso la vida podía ser mejor? El tiempo comenzó a retarnos, a una carrera donde el tenía todas las ventajas: En medio de nuestro recorrido, veíamos como nuestras vidas tomaban rumbo, sentimos el peso de los regaños de la Hermana, las palabras de Aladina, las gráficas de Nelson, las notas en la agenda de la Asesora, los consejos de los profesores. Nuestro reto mas grande ya no era quitarle las ruedas pequeñas a la bici, ni aguantar 45 segundos sin respirar, ahora debíamos ganar cada batalla que estuviera por llegar, superar aquellos retos que nos querían derrumbar, nuestra carrera contra el tiempo en el camino de once al fin termino y como era de esperarse, el, el tiempo nos gano la carrera, y es que contra el es contra el único que no podemos luchar, el solo pasa y sin avisar, pero no pasa solo, nos deja enseñanzas, recuerdos, aventuras y

sueños que siempre nos acompañaran, cosas tan reales y fascinantes, que nunca vamos a olvidar. Entonces el día llegó. Bueno, aquí estamos ¿no? Hoy nos vamos a graduar, ¡que gratificante es saber que nuestro esfuerzo sirvió de algo, que bonito es saber que llegó nuestro momento. . Hoy 6 de diciembre solo me queda decir, Gracias a las directivas, a las asesoras, a mis maestros, aprendimos mucho de ustedes, tengan presente que nunca los vamos a olvidar, marcaron nuestras vidas con enseñanzas que vamos a recordar, y en el futuro cuando nos vean triunfar, sabrán que ustedes tampoco lo harán, hicieron con nosotras lo que tenían que hacer, un muy buen trabajo, Gracias, gracias a nuestras amigas, compartimos recuerdos que en nuestras mentes perduraran, vivimos aventuras fantásticas, que no se repetirán, formamos una familia, tal vez no ejemplar, pero si una familia real, llena de amor, felicidad, triunfos y derrotas, que nos hicieron llegar hasta acá, Gracias, gracias a los mejores, a nuestros papás sin sus consejos, sus regaños, sus palabras de animo, sus enseñanzas de vida, no seriamos nada, sin ustedes no hubiéramos llegado hasta aquí, ustedes son los héroes de esta historia, gracias, Gracias al mas importante a Dios, sin el nada de esto hubiéramos podido lograr, sin el no habrían sueños para hacerse realidad, sin el no habría nada de que hablar. Ahora si, estamos listas, como decía Kaleth Morales “llego la hora de la verdad” ahora si nos podemos graduar, con la satisfacción de que haber hecho lo mejor, ¡Sí valió la pena, Promoción 2009! Muchas gracias

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