las abejas trabajadoras
Objetivo: confiar en uno mismo. Materiales: objetos varios.
Desarrollo: un@ de l@s niñ@s sale de la habitación mientras los otros eligen un objeto: un cuadro, un reloj… Al incorporarse el niño que salió, el grupo imitará el ruido de las abejas: “bzzz, bzzz…”, aumentando la intensidad si se aproxima al objeto seleccionado y disminuyendo si se aleja de él. Cuando lo adivine, se repetirá el juego con otro niño.
el semáforo
Objetivo: aprender a controlar los sentimientos y los impulsos. Materiales: tres globos pequeños por cada niño: uno rojo, otro amarillo y otro verde.
Desarrollo: Sentamos a los niños en círculo y les entregamos a cada uno un globo rojo, otro amarillo y otro verde. Comenzamos una charla con l@s niñ@s sobre sus rabietas: cómo reaccionan cuando se enfadan, por qué y si consiguen algo así. Les decimos que lo mejor que podemos hacer cuando nos enfadamos, en lugar de patelear, es explicar qué es lo que queremos y por qué. Vamos a ponerles situaciones que puedan provocarles enfado (por ejemplo, que quieran algo y no se lo compren, que quieran jugar con un juguete con el que quiera jugar otro niño…) y preguntamos cómo reaccionan ellos en esos casos. Pedimos a un niño que responda a una situación. El resto de los alumnos deberán valorar su reacción con los globos en función de si se ha parado a pensar e intenta razonar (globo verde), si dice algo que indique que se empieza a enfadar (debemos complicarle el caso para que reaccione), en este caso, los demás deberán mostrar los globos amarillos, que indican percaución, o si grita y patalea, en este caso, los demás mostrarán los globos rojos indicando “stop”. Y diremos entre todos como se podría reaccionar en estos casos.
los contrarios
Objetivo: conocer, expresar y controlar los sentimientos propios. Tener en cuenta los sentimietnos de los demás a la hora de actuar. Materiales: dos gorros de papel confeccionados por ellos mismos.
Desarrollo: un jugador coge los dos sombreros de papel y va a ofrecer uno a un jugador de su elección. A partir de ese momento, el elegido debe efectuar los gestos exactamente contrarios realizados por el primer jugador. Si éste se pone el sombrero, el otro tiene que quitárselo. Si ríe, el otro tiene que llorar; si el conductor se pone el sombrero atravesado, el otro tiene que ponérselo en el sentido de su largura. Si el segundo jugador comete un error, es eliminado y entrega su sombrero al conductor, que elegirá a otro jugador. Si no comete ningún error en un periodo corto de tiempo, se convierte en ganador y pasa a ser conductor y coge el otro sombrero para ir a ofrecérselo a otro niño.