Dido Y Eneas

  • June 2020
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  • Words: 1,631
  • Pages: 11
DIDO Y ENEAS Henry Purcell- Nahum Tate Acto I Belinda Sacude la nube de tu frente, el destino concede tus deseos. El imperio crece, los placeres abundan, la fortuna sonríe y tú también deberías hacerlo. Coro Disipa la pena, disipa la preocupación, el dolor nunca debería acercarse a la belleza. Dido ¡Ah! Belinda, me acosa un tormento... ¡Ah! Belinda, me acosa un tormento que no puedo confesar. La paz y yo nos hemos convertido en extrañas. Languideceré hasta que mi dolor sea conocido, sin embargo, no querría que se adivinara. Belinda El dolor crece al ocultarlo. Dido El mío no admite ser revelado. Belinda Entonces, permíteme hablar. El huésped troyano ha invadido tus tiernos pensamientos. Es la mayor bendición que puede conceder el destino... para proteger nuestra Cartago y hacer revivir Troya. Coro Qué felicidad para los estados cuando sus monarcas se unen, triunfan sobre sus enemigos y sobre su destino.

Dido ¿De dónde surgirá tanta virtud? ¿Qué tormentas, qué batallas ha cantado él? El valor de Anquises combinado con los encantos de Venus, qué dulce es en la paz, y, sin embargo, qué feroz es en la lucha. Belinda Una historia tan fuerte y llena de dolor... derretiría las piedras y a ti también. ¿Qué corazón obstinado vería sin conmoverse... tanta pena, tanta piedad? Dido El mío, oprimido por tormentas de dolor, ha aprendido a apiadarse de la desgracia. El dolor de los pobres desdichados puede conmover... mi corazón tan tierno y tan sensible. Pero, ¡ay!, temo... tener demasiada piedad del suyo. Belinda y Segunda Dama No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. Siempre amable, siempre sonriendo y atento a los engaños de la vida. No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. Cupido ha sembrado tu camino de flores, recogidas en la morada de Eliseo. No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. Siempre amable, siempre sonriendo y atento a los engaños de la vida.

No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. Cupido ha sembrado tu camino de flores, recogidas en la morada de Eliseo. No temas peligros por seguirlo, el héroe te ama tanto como tú a él. Belinda Mira, viene tu invitado real. Tiene la belleza de un dios. Eneas ¿Cuándo, belleza real, seré bendecido... con las inquietudes del amor y los peligros del estado? Dido El destino prohíbe lo que persigues. Eneas Eneas no tiene otro destino que tú. Si Dido sonríe, desafiaré los inicuos golpes del destino. Coro Sólo Cupido arroja las flechas temibles... para el corazón del guerrero. Y sólo aquella a quien hiere puede mitigar el dolor. Eneas Si no es por mí, al menos por el bien del imperio, ten piedad de tu amante. En su desesperada pasión, no hagas caer a un héroe y a Troya morir una vez más. Belinda Persiste en tu conquista, Amor. Sus ojos confiesan la llama que su lengua niega. Persiste en tu conquista, Amor. Coro

En las colinas y los valles, en las piedras y las montañas, en los melodiosos bosquecillos y en las frescas y umbrosas fuentes, que el triunfo del amor y de la belleza se muestre. Alborócense, cupidos, el día les pertenece. Acto II Hechicera Fantasmales hermanas, ustedes, que por la noche espantan al viajero solitario, ustedes, que gritando como lúgubres cuervos... golpean las ventanas de los moribundos, aparezcan ante mi llamado... y compartan la gloria de un hecho horrible... que hará arder toda Cartago. ¡Aparezcan, aparezcan! Primera Bruja Dinos, vieja bruja, ¿cuál es tu deseo? Coro El daño es nuestro placer, la maldad, nuestro talento. Hechicera La reina de Cartago, a quien odiamos, como a todos los que son prósperos, antes del anochecer caerá en la desdicha, privada de fama, vida y amor. Primera Bruja ¿Estará en la ruina antes de la puesta del sol? Segunda Bruja Dinos, ¿cómo ocurrirá eso?

Hechicera El príncipe troyano, como saben, está obligado por el destino a buscar tierra italiana. La Reina y él ahora están de caza. ¡Oigan, oigan! Sus gritos se acercan rápidamente. Pero cuando hayan terminado, mi fiel duende, con la forma del mismo Mercurio, enviado por Júpiter, lo reprenderá por quedarse... y le ordenará zarpar esta noche con su flota. Primera y Segunda Bruja Pero antes de hacer esto, conjuraremos una tormenta... para que eche a perder la caza... y los traiga de nuevo a la corte. Coro En nuestra profunda cueva... prepararemos el hechizo, pues es demasiado espantoso... para hacerlo al aire libre. Belinda y Coro Gracias por estos solitarios valles... y estas desiertas colinas. Gracias por estos solitarios valles... y estas desiertas colinas. La caza es tan buena, los placeres son tantos, que Diana misma vendría a estos bosques. La caza es tan buena, los placeres son tantos, que Diana misma vendría a estos bosques. Segunda Dama A menudo ella visita esta amada montaña,

a menudo se baña en esta fuente. Aquí Acteón encontró su muerte, perseguido por sus propios sabuesos, y por las heridas mortales... descubiertas demasiado tarde. Eneas Mira en mi espada curva... la cabeza sangrante de un monstruo, con colmillos más largos... que aquellos que desgarraron a los cazadores de Venus. Dido El cielo está nublado. ¡Escuchen! Los rayos despedazan los robles en la montaña. Belinda y Coro ¡Rápido, rápido a la ciudad! Que este campo abierto... no puede protegernos de la tormenta. ¡Rápido, rápido a la ciudad! Que este campo abierto... no puede protegernos de la tormenta. Espíritu Quédate, príncipe, y escucha la orden del gran Júpiter. Él te ordena que zarpes esta misma noche. Eneas ¿Esta noche? Espíritu Esta noche debes abandonar estas tierras, el enojado dios no admitirá demoras. Júpiter te ordena que no derroches más... en delicias del amor

estas preciosas horas, concedidas por las fuerzas omnipotentes... para llegar a las costas de Hesperia... y reedificar la destruida Troya. Eneas Las órdenes de Júpiter serán obedecidas. Esta noche levaremos anclas. Pero, ¡ay! ¿Qué palabras usaré... para calmar a mi ofendida Reina? Apenas ella me entregó su corazón, me veo forzado a partir de sus brazos. ¿Cómo se puede aceptar un destino tan cruel? Una noche de gozo... y a la siguiente es abandonada. ¡Que la culpa sea de ustedes, dioses! Obedeceré su voluntad, pero me sería más fácil morir. Coro Ya que nuestro encanto ha desaparecido, que las ninfas de Cartago bailen una danza alegre para complacernos. Bailarán, para aliviarnos, una danza que hará que los astros se inclinen, y partirá en dos estos bellos bosquecitos. Acto III Marinero Partamos, compañeros, levemos anclas, el tiempo y la marea no admiten demoras. Beban y despídanse de sus ninfas en la costa...

y calmen sus lamentos prometiéndoles volver, pero no sueñen con volver a visitarlas. Coro Partamos, compañeros, levemos anclas, el tiempo y la marea no admiten demoras. Beban y despídanse de sus ninfas en la costa... y calmen sus lamentos prometiéndoles volver, pero no sueñen con volver a visitarlas. Hechicera Miren cómo se sacuden las banderas y los estandartes, las anclas se levan, las velas se despliegan. Primera Bruja Los débiles y engañosos rayos de Febe... iluminan las falaces corrientes. Segunda Bruja Se cumplió nuestro plan, la Reina fue abandonada. Primera Bruja Elisa está perdida. Segunda Bruja Elisa está perdida. Se cumplió nuestro plan, la Reina fue abandonada. Hechicera Nuestro próximo paso... será precipitar a su amado al océano. En la ruina de los otros, nosotros encontramos placer. Elisa sangrará esta noche... y Cartago arderá mañana.

Coro La destrucción es nuestro placer, el placer, nuestro gran dolor, Elisa morirá esta noche y Cartago arderá mañana. Dido Tus consejos son en vano, a la tierra y al cielo me quejaré. ¿Por qué debo llamar a la tierra y al cielo? La tierra y el cielo conspiraron contra mí. Privada de otro recurso, le suplico al destino... el único refugio concedido a los desdichados. Belinda Mira, señora, viene el príncipe. El dolor que lleva en su rostro... deberá convencerte de que te es fiel. Eneas ¿Qué hará el perdido Eneas? Mi belleza real, ¿cómo te comunicaré la orden de los dioses, y te diré que debemos separarnos? Dido Así como en las fatales riberas del Nilo... llora el falso cocodrilo, los hipócritas que cometen homicidios... hacen al cielo y a los dioses responsables de ello. Eneas Por todo lo bueno... Dido Por todo lo bueno, ¡ya basta!

A todo lo bueno has renunciado. Corre hacia tu prometido imperio, y deja morir a la abandonada Dido. Eneas A pesar de las órdenes de Júpiter, me quedaré. Ofenderé a los dioses y obedeceré al amor. Dido No, hombre infiel, sigue tu camino, estoy tan decidida como tú. Ningún arrepentimiento volverá a encender... el amor desdeñado de la ofendida Dido. Porque, cualquiera sea tu decisión ahora, me basta con que una sola vez hayas pensado abandonarme. Eneas Que Júpiter diga lo que quiera, ¡me quedo! Dido -Vete, vete. Eneas -No, me quedaré. Dido -No, no, vete. Eneas -Me quedaré y obedeceré al amor. Dido A la muerte volaré si sigues demorándote. ¡Vete, vete! Pero, ¡ay!, la muerte... no puedo evitar. La muerte debe venir cuando él se haya ido.

Coro Los grandes espíritus conspiran contra sí mismos... y rechazan la cura que más desean. Dido Tu mano, Belinda. Me envuelven las sombras. Déjame descansar en tu pecho. Desearía quedarme más, pero la muerte me invade. La muerte ahora... es una visita deseada. Cuando descanse en la tierra, que mis errores... no den pesar a tu corazón. Recuérdame. Recuérdame... pero, ¡ay!, olvida mi destino. Coro Vengan, cupidos, con las alas caídas... y sobre su tumba esparzan rosas... suaves y dulces... como su corazón. Velen aquí... y no partan jamás.

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