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Erich Przywara S.J.

DEUS SEMPER MAIOR ERICH PRZYWARA S.J.

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ERICH PRZYWARA S.J.

Deus Semper Maior Principio y fundamento Erich Przywara S.J. Deus Semper Maior Theologie der Exerzitien. Comentario al “Principio y Fundamento”, de San Ignacio de Loyola. Johannes Verlag Einsiedeln, Freiburg Introducción y traducción de Aníbal Edwards S.J. Ediciones Universidad Alberto Hurtado Alameda 1869– Santiago de Chile [email protected] – 56-02-8897726 www.uahurtado.cl Impreso en Santiago de Chile Enero de 2014 ISBN libro impreso 978-956-9320-76-7 ISBN libro digital 978-956-9320-77-4 Impreso por C y C impresores Dirección Colección Filosofía Francisco Pereira Gandarillas Dirección editorial Alejandra Stevenson Valdés Editora ejecutiva Beatriz García-Huidobro Diseño de la colección y diagramación interior Francisca Toral Imagen de portada Latinstock

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

DEUS SEMPER MAIOR Principio y fundamento

ERICH PRZYWARA S.J.

Introducción y traducción de Aníbal Edwards S.J.

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Erich Przywara S.J.

OBRAS DE PRZYWARA

Se aduce la numeración de publicaciones de Przywara, hecha por Leo Zimny, Erich Przywara. Sein Schriftum1: 1 Unsere Kirche. Neue religiöse Lieder. (Con Josef Kreitmaier, Habbel, Regensburg 1915) 2 Eucharistie und Arbeit. Herder. Freib./Br. 1917: 44,1-23. 3 J.H. Kard. Newman, Christentum. Ein Aufbau. Herder. Freib./ Br. 1922. I Weg zum Christentum - Advent -Vorbereitung zum Christentum. II Fülle der Zeiten - Beweis des Christentums. III Glauben. IV Einführung in Newmans Wesen und Werk. V Weg im Christentum. VI Gemeinschaft. VII Welt. VIII Kind. 4 Vom Himmelreich der Seele. Christliche Lebensführung (Herder, Fr/Br.). I Geist. (1922) II Ernst. (1922) III Barmherzigkeit. (1922) IV Heimat. (1923) V Christus. (1923) 5 Gottgeheimnis der Welt. Theatiner-Verlag. München 1923: 45,121-242. 6 Religionsbegründung. Max Scheler - J.H. Newman. Herder. Freib./Br. 1923. 7 Kirchenjahr. Die Christliche Spannungseinheit. Herder. Freib./ Br. 1923: 44,273-321.

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Johannes-Verlag. Einsiedeln 1963. Completada por Gustav Wilhelmy (seudónimo de Sigrid Müller), Erich Przywara 1889-1969. Eine Festgabe. Patmos-Verl. Düsseldorf 1969.

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8 Liebe. Der Christliche Wesensgrund. Herder. Freib./Br. 1924: 44,323-377. 9 Wandlung. Ein Christenweg. Filser. Augsburg 1925: 44,379-472. 10 Maiestas Divina. Filser. Augsburg 1925: 44,473-518. 11 Gott. Oratoriums-Verl. Köln-München-Wien 1926: 45,243-372. 12 Religionsphilosophie katholischer Theologie. Oldenburg. München und Berlin 1927: 45,373-511. 13 Das Geheimnis Kierkegaards. Oldenburg. München und Berlin 1929. 14 Ringen der Gegenwart. Filser Augsburg 1929. 15 Christus lebt in mir. Herder. Freib./Br. 1929. 16 Kant heute. Eine Sichtung. Oldenburg. München und Berlin 1930. 17 Analogia Entis. Metaphysik. Bd. I Prinzip. Kösel und Pustet. München 1932: 46,1-210. 18 Karmel. Geistliche Lieder. München 1932. 19 Homo. Verse. Kösel und Pustet München 1933. 20 Augustinus. Die Gestalt als Gefüge. Hegner Leipzig 1934. 21 Christliche Existenz. Hegner Leipzig 1934. 22 Heroisch. Schöningh Paderborn 1936. 23 Hymnus. Schöningh Paderborn 1936. 24 Deus Semper Maior. Theologie der Exerzitien. Herder. Freib./ Br. 1938 (I, II, III): 49 I y II. 25 Crucis Mysterium. Das Christliche Heute. Schöningh Paderborn 1939. 27 Was ist Gott? Summula. Glock u Lutz Nürnberg 1947 (2ª Edición 1953). 28 Nuptiae Agni. Liturgie des Kirchenjahres. Glock u Lutz Nürnberg 1948. 30 Hölderlin. Eine Studie. Glock u Lutz Nürnberg 1949. 31 Humanitas. Der Mensch gestern und morgen. Glock u Lutz Nürnberg 1952. 32 Christentum gemäss Johannes. Glock u Lutz Nürnberg 1954. 33 In und Gegen. Stellungnahmen zur Zeit. Glock u Lutz Nürnberg 1955. 8

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34 Ignatianisch. Vier Studien zum vierhundertsten Todestag des heiligen Ignatius von Loyola. Frankfurt 1956. 35 Idee Europa. Glock u Lutz Nürnberg 1956. 36 Alter und Neuer Bund. Theologie der Stunde. Wien 1956. 37 Gespräch zwischen den Kirchen (zusammen mit H. Sauer). Glock u Lutz Nürnberg 1957. 39 Mensch. Typologische Anthropologie. Glock u Lutz Nürnberg 1959. 40 Demut Geduld Liebe. Die drei christlichen Tugenden. Düsseldorf 1960. 41 Christ und Obrigkeit. Ein Dialog mit Paul Schütz, Werner v. Trott zu Solz, Walter Warnach. Glock u Lutz Nürnberg 1962. 42 Kirche in Gegensätzen. Düsseldorf 1962. 43 Hymnen des Karmel. Zürich 1962. 44 Schriften Band I. Frühe religiöse Schriften. Einsiedeln 1962. 45 Schriften Band II. Religionsphilosophische Schriften. Einsiedeln 1962. 46 Schriften Band III. Analogia Entis. Metaphysik. Ur-Struktur und All-Rhythmus. Einsiedeln 1962. 47 Briefwechsel mit Reinhold Schneider. Zürich 1963. 48 Logos. Logos, Abendland, Reich, Commercium. Düsseldorf 1964. 49 cf. arriba 24: 2ª edición, Herold. Wien-München 1964. 50 Katholische Krise. Hrsg. von B. Gertz. Düsseldorf 1967.

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Introducción al comentario del Principio y Fundamento de Erich Przywara S.J.

La primera edición del Deus semper maior se publicó en tres volúmenes, en 1938. Una Nota Previa observa que la obra se inició en mayo de 1933 y terminó en febrero de 1938. Acababa de publicarse Analogia Entis I (1932), su obra metafísica fundamental, en época incierta del futuro alemán, tras la Primera Guerra. Rápidos cambios giran en una misma dirección. En un libro acerca de esa época, el obispo Neuhäusler —otrora correo-secreto del cardenal Faulhaber con Pío XII—, recuerda una conferencia de P2 por esos años, en el aula magna de la Universidad de Munich repleta de auditorio. De pronto, unos jóvenes nazis arrojan huevos al expositor. Se produce breve agitación. Psacó un pañuelo, y sin comentario, prosigue impávido su conferencia con el público atento. Prisionero en Dachau, Neuhäusler, G. Von Rad y otros creyentes, oraban y comentaban Salmos —según narró años después von Rad en la cátedra evangélica de Munich—. En conversación con el anciano obispo Neuhäusler, en visita al convento de religiosas de la Visitación de María en Beuerberg, le pregunté directo, acaso Pío XII protegía a los nazis. Su amable respuesta fue muy explícita y convincente contra esa falsa acusación. Por ese tiempo aún no había aparecido El Papa de Hitler, que permite detectar la audacia de afirmaciones basadas en inconexas apariencias. La atmósfera de 1932 llevó a Pintensificar la práctica de Ejercicios, y a publicar el Deus semper maior. En Fundamentación de la Religión3 (1923), Pasumió el nombre que historiadores del pensar eclesial, y fundadores de la neoescolástica católica dieron, al secular consenso eclesial: analogia entis. Desde el inicio de la Iglesia,

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Se abrevia así, en adelante, el nombre Przywara. Przywara, ‘Religionsbegründung. Mac Scheler - J. H. Newman’ (1923); se abreviará Relb.

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este consenso configuró la rápida expansión de creyentes cristianos, desde la predicación Apostólica4. Ayudado por Husserl y Edith Stein, detectó Pel valioso aporte de la fenomenología de Max Scheler en su época católica, para verificar la existencia de Dios. Él diseña su fenomenología en Relb, desde minuciosa crítica de algunos alcances schelerianos, y recupera su genial enfoque de Dios: “Según Scheler, todo conocimiento del resto del mundo, está fundado en el rumbo cognoscitivo religioso arraigado en el amor, cuando —en contraposición a fundamentar lo religioso en lo extrarreligioso—, plantea lo religioso como ‘hecho originario’”5. De hecho, el librito de sus conferencias de Ulm —Misterio divino del mundo’ (1923) quizá más próximo a comunicación oral—, desencubre la hondura implicada en la fenomenología de P6. Su 3ª parte expone la médula esencial: “Hay un principio formal7 último, al que se retrotrae el desarrollo de la Antigüedad, Patrística, Escolástica, Edad Moderna; principio inconsciente, por cierto, pero que es raíz oculta de todas las ramificaciones: el concepto de Dios. El misterio que alborea como solución de todos los misterios del desarrollo espiritual, es «lo invisible de Dios», según brilla en lo «visible» de cada uno de los períodos espirituales, es el misterio divino del mundo8. El horizonte fenomenológico rescata habla vivida en clave esen-

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“La analogia entis como expresión de la relación entre Creador y creatura, es el vínculo y contacto objetivo entre ellos, y el ‘amor’, modificado en ‘amor en temor y temor en amor’, es solo la actitud anímica que corresponde al hombre concreto, viviente, que quiere conocer esta relación entre Creador y creatura.” (6,65) “Pero eso no es sino la analogia entis, que es el sentido de ‘mediatez’ teológica del conocimiento de Dios: que la creatura es similar a Dios, y también disímil; que Dios está en la creatura, y también más allá de la creatura” (6,109). 5 6,55. 6 El teólogo evangélico Eberhard Jüngel debate este sentido del habla en la analogia entis de P(Jüngel, ‘Gott als Geheimnis der Welt’ J.C.B Mohr Paul Siebeck Tübingen 19865); es hasta donde sé, el único teólogo que tomó en serio la afirmación de Pen 33,279 (cf. Jüngel, op. cit. p. 388). 7 Formprinzip. 8 45,213. Al ‘concepto de Dios’ está referida en última instancia, la nota en 46,118.

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cial de analogia entis, que recoge rasgos personales de vida práctica creyente. Al afirmar prioridad de lo religioso en experiencia electiva, se fomenta vigor misionero entusiasta. Hasta en sus últimos escritos Psostiene que experiencia de Dios es lenguaje religioso de oración con Dios. Relativa a él, demostración de Dios, expone ‘lenguaje lógico’ de reflexión ulterior: legitima la ‘unidad viviente’ con Dios dada en lo religioso. De modo que habla histórica vivida en comunitaria clave de analogia entis, no solo explica la rápida expansión de la Iglesia, desde la predicación apostólica, sino deviene transparencia de la automanifestación salvífica de Dios, en Cristo, en esta Iglesia ‘hoy’, ahora. Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio comunican el sentido último plenificador del Acto creador de Dios. Basados en la automanifestación de Dios en la Sagrada Escritura, y larga, honda experiencia personalísima de Ignacio de Loyola en su proceso de conversión a Dios, en Cristo, en esta Iglesia. Persona y Personalidad entera de Jesús es centro y paradigma. En y con Jesús inició Ignacio su intensa conversión a hombre, similar en todo a cada hombre, menos en el pecado. Como Jesús, emprendió con pocos compañeros —puestos en su camino por la Providencia—, un proyecto de conversión en esta Iglesia, verdadero sacramento salvífico. Ignacio escribe sus Ejercicios, brújula clásica de mociones divinas en conciencia eclesial. Caballero militar-experto, vierte su experiencia en estrategia práctica para dador y realizador de los ejercicios. Sitúa al ejercitante ante Jesús, como otrora él mismo: hombre común, necesitado de salvación, en diálogo y confrontación fraterna con prójimos. También él matizó el orden expositivo gradual, con compañeros de experiencia. Estratega ante inagotable diversidad personal, aprendió a discernir rumbos incontables de potencia obediencial, los orientó con firme lealtad de compañero fiel. Sumario de los pasos en este comentario San Ignacio estudió en Paris con ilustres profesores tomistas. Por eso entiende la noción ‘principio’ del título Principio y Fundamento, 13

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en sentido aristotélico-tomásico9, que ivolucra modo de conocer humano-sensorial10. Basado en Anotación 4, Psostiene que el Principio y Fundamento no es materia de Ejercicios, pues expone su teoría de Ejercicios: comprende en sí, la verdad de los ejercicios enteros11. Por eso parece válido y útil traducir este comentario como todo enterizo de la teoría ignaciana de lo auténtico. Espero que la Providencia divina otorgue a esta lengua pronto la versión completa del Deus semper maior. Este comentario desarrolla cuatro temas capitales: 1. El hombre; 2. Es criado; 3. Para...; 4. Las otras cosas. Esta secuencia expositiva permite diferenciar con nitidez el lugar donde surge concreta la automanifestación de ‘lo Uno’ —en el párrafo 1: lo personal—, del lugar donde surge la concreta automanifestación de ‘lo otro’, en el párrafo 4. Se entiende, entonces, que las ‘cosas’ desprovistas de ‘yo personal’, pertenecen a la categoría de ‘lo otro’, destinado a servir al hombre. El primer tema involucra el desarrollo en cifra de una antropología del ser-humano como pregunta viviente12. Según la revelación sobrenatural, Dios sitúa al hombre al centro de todo lo ‘creado’, y lo privilegia con dones sobrenaturales y preternaturales. Contextura en óptica estática de cada ser humano uno, es (1.1) cuerpo y espíritu. Pero el hombre solo es Dios ‘por gracia’, por naturaleza es unidad deveniente. Se abre así un rumbo dinámico (deveniente), en doble vía circulatoria al interior del vivir histórico del hombre: a) devenir-espíritu de lo corpóreo; y b) devenir-corpóreo de lo espiritual. La palabra ‘hombre’ significa un universal, que desde-y para-sí

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También Pda esa acepción aristotélico-tomásica a ‘principio’. Y responde a Rohner en ‘Ringen der Gegenwart’ (Filser. Augsburg 1929): “Rohner confunde manifiestamente, principio derivativo, con principio estructural” (p. 725 nota 71). 10 El Aquinate rechaza explícito, las ideas innatas. De ahí el significado capital del discernimiento. 11 Cf. op. cit. p. 47. 12 P. desarrolla ambas facetas antropológico-metafísicas: la ego-forma de ‘pregunta viviente’ y lo-forma de ‘aporía’ que suscita la pregunta.

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es ‘nada’, y existe individuado: ‘varón’ y ‘mujer’ (1.2), y de hecho vive en sincronía (ahora, hoy) y diacronía (en cada época histórica) en comunidad (1.3). Recién así es: (1.4) centro-, intersección-, ruptura-creatural. El segundo tema desarrolla una metafísica creatural: es creado. Lo que ‘creaturalidad’ de suyo significa, se divide en 4 temas: el de dónde (2.1): de la nada; el cómo (2.2): llamada; el para qué (2.3): para que sea; por último, los tres rasgos en el rostro del yo creatural (2.4): (a) veracidad; (b) humildad; (c) libertad. Ya la meditación del de dónde, anula desde San Agustín el ‘contrasentido’ afirmado por Hegel en su Lógica, de la ‘creación de la nada’. El tercer tema —es el para... del yo deveniente personal— explicita: (3.1) el fin último al que apunta todo devenir-creatural; es decir, Dios, en una dinámica operativa omni-abarcante: (a) alabar, hacer reverencia y servir. Su meta es, necesariamente y siempre: (b) a Dios, nuestro Señor; (c) en el ámbito conjunto de naturaleza, sobrenaturaleza y redención; (d) y por eso, en fe, esperanza y amor. La faceta subjetiva del fin último es: (3.2) mediante esto, salvar el alma. El cuarto tema —las otras cosas—, configura el correlato material-metafísico del para objetivo. La (4.1) relación a las otras cosas, es condición indispensable para plenificar el para, bajo dos respectos: a) desde las otras cosas; b) desde el hombre. La actitud subjetiva última requerida para plenificar el para, es: (4.2) indiferencia. Lo que ‘indiferencia’ significa en este contexto, tiene tres pasos: a) sus rasgos universales, en tanto actitud personal; b) esa actitud subjetiva desde lo real-concreto; c) la indiferencia como ‘siempre más dinámico’; es decir, flexible apertura interior a lo más real-concreto: el Dios siempre mayor. Claves histórico-teológicas En el desarrollo temático de este comentario, gravitan eficaces dos ópticas aunadas. Por una parte, una síntesis teológico-bíblica, y por otra, una síntesis práctica antropológico-religiosa. Bajo este respecto cabría pensar que el ‘escritor libre’ P, se interna en terreno 15

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inexplorado: completa la tarea emprendida por su apreciado Paul NatorPen ‘Praktische Philosophie’13. Pues lo religioso es personal, y por eso, la relación a Dios es meta-trascendental14. Pero a este perfecto engarce sintético subyace esculpido —en estilo nítido—, el rostro del autor de los Ejercicios Espirituales. El orden impecable de lo expuesto, hace de este comentario, retrato del rostro personal individualísimo de Ignacio de Loyola. Ya no es —como en Filosofía de la religión de la teología católica—, retrato del rasgo formal o común a tipos personales que plasmaron en vidas y obras diversísimas, una misma adhesión eclesial viva a Dios, en Cristo, en esta Iglesia. Pues requiere abstracción histórica diacrónica y sincrónica a la vez, con precisiones indispensables. Tampoco —como en Analogia Entis I—, es síntesis acumulativa teórico-práctica, que de hecho retrata de doctor eclesial común, a un escritor eclesial del S. XIII: Tomás de Aquino. Así le califican unánimes, varios Pontífices hasta entrado el S.XX. Así en § 7, el año 1932, Pretrata el rostro de Tomás, argumentando planteos del presente, inmune a objeciones del realismo conceptual. No viene al caso tildar la teología bíblica expuesta en este comentario, de otra forma que conversacional. Pues el estilo traduce al S. XX ese estilo de confesión, habitual todavía en el S. VII para hablar de fe viva en propia experiencia. Se puede decir que este comentario confiesa fe teocéntrica en-Cristo15, por quien fue hecho todo lo visible e invisible. Por eso, la ruptura del pecado original —el querer ser como Dios—, suscita la maravillosa recirculación redentora, del segundo Adán-Jesús, nacido de la segunda Eva-María virgen. Con riguroso orden resplandece el único Mediador Dios-

13 Erlangen 1925. NatorP(1854-1924), buscador de honestidad intransable, célebre neokantiano de Marburgo, discípulo de H. Cohen. Su énfasis en lo social ante un individualismo a ultranza, es integrado por P, al atender a la individualidad-personal del juicio religioso de conciencia. Cf. su necrología en 14,251ss. 14 Cf. 46 § 2. 15 Por eso, la última palabra de su intención capital en el Prólogo a Analogia Entis I (1932) es: “Se muestra en mis escritos... un teocentrismo de Dios en Cristo en la Iglesia, relativizador de todo lo humano”. (Cf. op. cit, p. 10).

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Hombre, obediente hasta su muerte en cruz, y su Madre copadece la espada de siete filos, insinuados en misteriosos desdenes recurrentes en vida de Jesús. Es hermenéutica consciente de la tradición apostólica —del ‘circular’ la herencia histórica de Adán-Eva a CristoMaría y triunfal ‘re-circular’ redentor de Cristo-María, hacia AdánEva16— deudora de San Justino e Ireneo17. La fuerza redentora de cruz —sendero de ‘recirculación en-Cristo’ de cada cristiano—, es nítida. Desde el ‘Hoy hodierno’ de Dios, cada época deveniente de la Iglesia, manifiesta de modo fragmentario, el triunfo redentor de Dios en Cristo en la Iglesia18. Solo en la parusía estaremos en condiciones de valorar los trabajos y días redentores de Jesús en-sí y en nosotros, desde los nuevos cielos y nueva tierra.

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Es ostensible la ‘recirculación’ en el misterio de Cristo y María: “Para expiar este demonismo siempre renovado, está la magnitud del sufrimiento de María en el misterio de la Encarnación: ‘la espada que atraviesa su alma’ en los misterios del ‘desaire’... En vida de María, [esto] se revela en la oscuridad de los desaires de su amor cuidadoso, como si fuese superfluo entrometerse, imponerse: desde el ‘¿por qué me buscaban?’ del niño, al ‘mujer, he ahí a tu hijo’ del moribundo: todas las gradas que revelan la mediación de María, ocultas en la ignominia ascendente del rechazo... se clarifica desde aquí lo último en el enigma entre Cristo y María: en tanto expiación redentora en aquello donde yacía el pecado... La relación de Cristo hacia María, lleva la formaexpiatoria de un rechazo para conceder: pues el Niño rechaza la intromisión de la Madre y no obstante luego va con ella a Nazaret; pues el Maestro la pone abruptamente en su lugar, en las bodas de Caná, y no obstante sigue su sugerencia; pues el crucificado clava la espada más aguda en su corazón, en tanto Él se sustrae como su Hijo (‘Mujer, he ahí a tu hijo’), —y precisamente ahí le confía a ella, como corredentora maternal y esponsal, su pervivencia en la Iglesia” (pp. 55-57). Cf. también: A Edwards, Mariología, espíritu misionero y sentir con la Iglesia. Caras permanentes del legado de Erich Przywara. Teología y Vida. Vol. LI, 2010 pp. 365-383. 17 Cf. Przywara, ‘Frühe religiöse Schriften’ Einsiedeln 1962, donde abundan la citas a San Ireneo, antes de que Antonio Orbe S.J. publicase su clásica interpretación de la teología de San Ireneo. 18 Los rumbos religiosos expresamente sancionados de la autoridad eclesial solo conciernen al valor y vigor difusivo de vida eclesial de fe y costumbres en virtudes teologales. Por eso, al tipificar rumbos de vida sancionados por el magisterio eclesial, en Filosofía de la religión de la teología católica, Paduce sobrio, que “si bien proceden de condicionamientos históricos, no obstante tienen significación suprahistórica, ya que no es lícito sindicar como p. 463 transacto o muerto, a ninguno de los rumbos procedentes de ellos. La Iglesia se manifiesta precisamente ahí, como en no poca medida el «Cristo, el mismo ayer, hoy y siempre», por cuanto nada de lo que surgió en ella a la vida, perece jamás, sino que solo experimenta la transformación del grano de trigo, en «mucho fruto» (Jn. 12,24s.) (45,462s.).

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El estilo expositivo El ‘escritor libre’ presiente llegado un instante de opciones fundamentales, y decide servir según el modo que mejor conoce en la misión encomendada por la obediencia religiosa. Ya no es solo práctica frecuente de ejercicios ignacianos, sino dar testimonio vivo atesorado en comunión con san Ignacio. De aquí surge este comentario al Principio y Fundamento. Pese a la prisa que denotan trozos similares a los cautivos de Miguel Ángel, su hábito disciplinado da forma enteriza al rostro inconfundible de Ignacio mismo, tras la ordenada simetría de lo expuesto. Ya no es el rostro —respetuoso, pacífico, genial de Tomás—, en escultura espiritual. Ahora es un vasco, que sabe del Yo verdadero de Dios, en Cristo, en su Iglesia: sabe hacer crecer lo sano, bueno, auténtico, fiel, y de trampas al yo-humano frágil, renuente a morir, cada vez más entrampado en lo mundano. Hombre de pocas palabras, que asume sediento y sin retroceso el aprendizaje de Amar, vivir en Dios, realizar Su designio, ningún otro. Dejarse guiar por la Voluntad Providente de Dios mismo, requiere mirada pura y ‘buen discernimiento’. A ese fruto apuntan los ‘Ejercicios’ en marco de catolicidad, o ‘unidad en la diversidad’ eclesial. Su comentario literal al prójimo del s. XX apunta a insertar en la Iglesia de su tiempo. Esta Iglesia ha sido, es y será “institución de lo objetivo”19: referente fundante en sus escritos, en especial de este comentario. Dotado de altísima clarividencia poética20, Pinsinúa en imágenes, parábolas, símbolos, el mito-misterio de un Dios-Creador, que no se contradice a sí mismo, triunfa sobre el mal y redime su creación en-desde-Cristo Jesús, nacido de María Virgen, que se da en la Iglesia, a cada hombre, en alimento corpóreo-espiritual. La coherencia interna de sus escritos es caso único o al me-

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Przywara, ‘Religionsbegründung’ op. cit. p. 14. En una ocasión. Gertrudis von Le Fort preguntó a Pcuál de sus actividades le plenificaba más. Él respondió sin vacilar: ‘la visión poética’. 20

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nos escasísimo entre los pensadores del s. XX. Él intercala en su comentario, trozos de exposiciones orales de Ejercicios dados, entre explicitaciones ulteriores que sitúan la temática en un contexto más amplio. Él solo contaba con fichas de retiros, prédicas, y notas esquemáticas, más su memoria y la máquina de escribir. En el ritmo expositivo, prevalece un acento repetitivo de oración vocal; así como en el ritmo expositivo de Analogia Entis y sus trabajos especulativos, prevalecen líneas de fuerza meta-físicas estrictas. Es desarrollo desde diversas ‘perspectivas’, de una y la misma dinámica viviente de habla humana. Como si la obra entera de Pestuviese centrada en comentar la afirmación de Tomás, que ‘verdad’ está en la mente creada o Increada. En la mente creada, está de modo múltiple y dividido en diversas perspectivas o fragmentos. Por eso, el enfoque histórico compenetra todas y cada una de sus perspectivas; y la tipificación histórico-especulativa se extiende a ‘espiritualidades’ católicas, a ‘tendencias’ o ‘rumbos’ metafísicos en devenir-creatural: cuando absolutizan algo creado, sea ‘materia’ o ‘espíritu’, sea el ‘ascenso’ de materia a espíritu (‘panteísmo’), o el ‘descenso’ de espíritu a materia (teopanismo), etc. Pero toda esta semántica histórico-tipológica es consciente de su índole heurística de ‘transparencia’ abierta hacia arriba, constitutivamente fundada en el Absoluto, que es Dios, automanifiesto en-y-más-allá de esa multitud y diversidad de rumbos y entidades creaturales, como el Creador constitutivamente ‘otro’ que el mundo-creado. Pse sirve de la proximidad del habla viviente oral, para explicar el fruto imprescindible razonado en este Principio y Fundamento. Como si dijera: quien realizó los ‘Ejercicios’, verá que la disposición personal correspondiente de suyo ante Dios, en Cristo en esta Iglesia concreta, está expuesta en cifra aquí. En la medida que el ejercitante experimente esta disposición personal activa, encontrará su plenificación en seguimiento filial pronto cada vez más ágil, de la voluntad manifiesta por el Señor, en cada instante. Admira cómo el místico Ignacio redujo al mínimo esencial, el 19

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fruto práctico indispensable de los Ejercicios: reconocerse ante Dios, creatura personal sujeta en conciencia y libertad, a las leyes vigentes de mi comunidad civil; pero ante todo y primero, al servicio del único Dios, causa primera omni-real, omni-eficaz y omni-legal de toda creatura, en Cristo-Jesús y en su Iglesia. Este reconocimiento personal, de suyo no contraviene leyes civiles justas de minorías, ni mayorías nacionales ni culturales. Por eso, esta confesión religiosa no solo me compromete a mí, a mi grupo humano, a mi época, sino al pequeño resto configurado en y por esta Iglesia viva, sacramento universal de salud salvífica dada a todos, sin acepción de personas, grupos culturales, confesionales etc. Esta Iglesia lleva la buena nueva en la historia —incólume al poder de maleza mayoritaria—, hasta el fin de los tiempos. La segunda venida de Jesús, el Redentor, nos hará ver cómo Él purificó la intención de todos sus elegidos. En esta historia, permanece servicio inapreciable ejercitar la inercia del alma, con ejercicios que despejen neblina de la vista y revivan la fuerza divina del hecho religioso: del ‘solo Dios basta’, del ignaciano: ‘dame tu amor y gracia, que eso me basta’. Se entiende así que Psostenga: “Pues fe, en sentido universal de «estar abierto a Dios», es de hecho, para teología, lo que para filosofía es «yo conozco que conozco»: el suceso originario21, cuya interpretación determina todo lo demás en su cauce”22. Su contrapartida auto-crítica: “lo que emerge a superficie, es saber que un pensar de la creatura, tiene necesariamente que ser creatural... Por ende, todo aquello que constituye a la creatura, ha de ser procesado también, según el modo de pensar creatural: la dura realidad entera de su finitud, en limitación e inestabilidad”23.

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Urfaktum se traduce “suceso originario”. Przywara, Ringen der Gegenwart (Augsburg 1929) p. 700. 23 Przywara, Humanitas. Der Mensch Gestern und Morgen Glock u Lutz, Nürnberg 1952, p. 499s. 22

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NOTA DEL TRADUCTOR

Se traduce el escueto comentario de la oración medieval Alma de Cristo, y luego, en el acápite de Anotaciones, el comentario del título y presupuesto, antes de comentar las anotaciones previas; antes del comentario entero al Principio y Fundamento, desde la 2ª edición en dos volúmenes: Przywara, Deus semper maior. Theologie der Exerzitien. Verlag Herold. Wien. München 1964. Se pone cada vez en superíndice el número de página correspondiente al Vol. 1° de esta edición. Casi todas las notas son explicativas de la traducción. Cuando hay una nota de Przywara, se avisa expresamente: [Nota de P24]. La traducción es literal, lo que significa: dar el sentido literal, y respetar en lo posible su puntuación. El traductor se atrevió a emprenderla, una vez familiarizado con la semántica de la obra entera de P. Precisada la índole conversacional del comentario, este traductor acepta el sentido diferente del ‘literal’ del nombre das Wunder (en p. 49) en este contexto, y traduce “la maravilla”. Ya en 1923 su libro Religionsbegründung explicó la noción teológica de ‘milagro’ (Wunder), inadmisible en el contexto de p. 49. Cuando Ppone “ejercicios”, referido al librito de san Ignacio en general, se traduce Ejercicios. La inserción del breve comentario al Alma de Cristo se explica por su pertenencia esencial al comentario de P. San Ignacio tenía gran devoción a esta antigua y difundida oración medieval. Ella describe la inmediatez de vibraciones religiosas espontáneas del creyente católico al recibir la sagrada eucaristía. Es decir, lo que Wyclif y Hus rechazan, condenados a inicios del s. XV en el Concilio de Constanza, y luego los protestantes, en vida de Ignacio. El Alma de Cristo trasluce el significado viviente religioso que la presencia real de Jesús en la eucaristía, movió a creyentes hispa24

Se abrevia así Przywara, en la traducción hecha por mí de Analogia Entis.

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nos comunes —como don Miguel de Cervantes— a afiliarse en la cofradía que confiesa su presencia real25. La devoción persistente de Ignacio, al contenido objetivo de esta oración, sitúa a inmediatez viviente, los rasgos personales insistematizables de sus Ejercicios. El traductor constata un hecho significativo en este comentario: el nombre analogia entis solo aparece literal en el Índice temático. Las escasas veces en que esto acontece, remite directo a una doble temática: la diferencia siempre mayor de Dios respecto de la máxima perfección creatural, y su contrapartida en la palabra de Jesús: ‘que sean uno en Nosotros, como Nosotros somos Uno’ (Jn 17,12). En forma indirecta remite a repercusiones de este hecho en diversas formas de oración, y a un par de menciones del Concilio Lateranense IV, aprobado por Inocencio III.

25 Cf. Aníbal Edwards, ‘El Quijote de Cervantes, fiesta de habla’. Impresos Universitaria S.A., Santiago 1997.

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ALMA DE CRISTO P9

La antigua oración que está al inicio de los Ejercicios (que no proviene de S. Ignacio) es un primer golpe de vista: (1) El cristiano, que mediante el bautismo, confirmación, participación en el Sacrificio del Altar es de hecho miembro objetivo de ‘Cabeza y Cuerpo un Cristo’, ha de devenir consciente subjetivamente: que Cristo lo santifica (‘Alma de Cristo, santifícame’). (2) Justo por eso corre por sus venas la sangre de la pasión de Cristo (‘Pasión de Cristo, confórtame’). (3) Y esto, a fin de que su entera vida y operación y pasión y muerte sea un creciente ‘apartarse de sí’ en la alabanza a Dios (‘Y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe’). En (1) se formula el contenido capital de los Ejercicios: el devenir consciente personal que ‘Cristo vive en mí’: el viaje de los Ejercicios por la vida entera del Señor, desde el pecado original, como llamado a Él (1 semana), hasta la Iglesia, su plenitud (Reglas para sentir con la Iglesia). En lo mismo radica también la modalidad capital de los Ejercicios: desde consideración, a meditación, a contemplación y convivir (traer los sentidos): ‘sentir y gustar... internamente’ (nr. 2): desde el interior de Cristo, ver con sus ojos, sentir con su corazón, respirar con Él... En (2) se da el rumbo capital de los Ejercicios: + en el contenido capital: la ‘cruz desencubierta’ desde el coloquio en el primer ejercicio de la primera semana, al tercer modo de humildad; + en la modalidad capital: desde la distancia de consideración, adentrarse siempre más hondo en el quebranto con Cristo quebrantado (tercera semana: nr. 203), como conciencia personal de lo que acontece a diario en el altar, con pan y vino, como símbolos de la Iglesia. En (3) se muestra el sentido capital de los Ejercicios: 23

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+ en contenido capital: el salir desde alabanza, reverencia y servicio a la Divina Majestad (en Fundamento: nr. 23); el desembocar en amor y servicio a la Divina Majestad (en el último ejercicio del Amor: nr. 223); + en modalidad capital: el salir de su propio amor, querer y interesse (al final de elección: nr, 234-237).

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P11

I. Alma de Cristo Cristo Todo 1. Alma de Cristo, santifícame. El alma es unidad-formal de la vida entera. El alma de Cristo es unidad-formal de todo lo que Cristo es. Del alma de Cristo se forma la vida de Cristo, y por eso, mi vida como vida de Cristo en mí. Por eso: santifícame, elígeme y apártame, como templo y rodaje del templo, para que así distinguido y apartado, solo sirva al templo o tenga que ser anihilado y al servicio del templo sirva al altar, en el sacrificio. ‘Santo’ designa ‘en Dios’ y de tal modo, que también designa ‘maldito’: sobre la estrecha línea de bendición y maldición —y entregado entero en ella. Cristo vive en mí— o yo no vivo. Cristo todo— o maldición a la nada. Cristo Cuerpo 2. Cuerpo de Cristo, sálvame. En mí, vida de Cristo es vida de Dios, que se encarnó y cuyo cuerpo es la Iglesia visible. No se trata de divinidad invisible, ni de interioridad oculta, ni de espiritualidad incorpórea; no se trata de puro ánimo, sino de Dios que devino hombre, interioridad, que se manifestó en obra, espiritualidad, que tiene expresión corpórea, alma, que solo es visible en cuerpo. Cristo en la Iglesia visible, Cristo en obra visible en el mundo visible. Pues Él ha de ser todo, todo en mí, todo a través mío, en el mundo. En esto: sálvame, sáname. Justo el cuerpo sana: Cristo, por cuanto es visibilidad, hombre, carne [sana] por la humildad de esta fragilidad. Sálvame: llagas de pecado sanadas, sangre sacrificial sanada. El pecado deviene sano en sacrificio: santifícame. Pero el sacrificio no es lo último. Pues sacrificio es la herida más abierta. El pecado es sanado en el sacrificio al interior del Cuerpo de Cristo. Cuerpo de Cristo es el ser-sano: sálvame. Así el todo-enterizo es el ser-sano: espíritu y carne, Dios y creatura, unidos en ‘Cabeza y Cuerpo un Cristo’, en cada uno de sus miembros, en cada vida y operación de estos miembros.

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Cristo Sangre 3. Sangre de Cristo, embriágame. Porque propia de Cristo por dentro (alma de Cristo), porque propia en la entera figura (cuerpo de Cristo), por eso, ahora, circula, templa y vivifica desde Él: no solo la figura de Cristo, como mi figura, sino circulando en el torrente de Cristo, en vaivén de circulación sanguínea de Cristo —en Su Cuerpo, que es la Iglesia. Por eso: embriágame. ¡Tórnese la estrecha y angosta ‘racionalidad’, P12 embriaguez exaltada que arrase mi vida! ¡Sangre de Cristo hierves, sangre de Cristo conquistas —en el amor más allá de toda medida—, en altura, amplitud y hondura! ¡Embriágame! Cristo Claridad 4. Agua del costado de Cristo, lávame. Sangre de Cristo, que se dilapida hasta la última gota, hasta que el agua brota del costado, y el vacío mismo. Torrente de vida sin temor al sobrio fin vacío del término: ¡por último, solo agua! Pero justo así: lávame. El agua clara opera como madurez en ebriedad santa. Sangre y agua, ebriedad y nitidez. Prodigalidad delirante, clarificadora de mirada, para ver a Dios de claridad en claridad. Ebriedad sobria. Exceso no privado de Dios, que al interior de Dios deviene sobrio: siempre más sobrio para reconocer qué es Dios y qué es creatura. Ardor en adoración sobria.

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II Pasión de Cristo P13 Pasión al interior de Cristo 1. Pasión de Cristo, confórtame. Alma de Cristo es la interioridad de Cristo. Pero Cristo no es ‘sino el crucificado’ (1Cor 2,2). Así es padecer de Cristo el alma del alma de Cristo, y la intimidad interior de Cristo: el misterio auténtico de Cristo. Misterio de Cristo: pues es inaudito que el Dios omni-activo padezca, el Dios todo-beato miserable, el Dios todo-santo herido, el Dios entero-inmortal muriendo. Misterio de Cristo: porque envuelto en esto, se desencubre lo más tierno del amor de Dios: el Tabernáculo de la Vida Intradivina. Por eso: confórtame. Ninguna creatura puede soportar las honduras incomprensibles de Dios: ¡fortaléceme, para tener fuerza de no ser incrédulo, sino creyente! Ninguna creatura es capaz de ver desde sí el Rostro de Dios, y menos aún la faz interna de su amor: fortaléceme, para que no me aleje de Ti, sino me interne más dentro de Ti. Confórtame. ¡Dame madurez de fuerza en minoría de impotencia! ¡Hónrame con valentía en la ignominiosa derrota! ¡Conforta! ¡No como aptitud en mí, sino como ser con-llevado contigo! Obediente a esa intimidad 2. Oh, buen Jesús, óyeme. En el padecimiento de Cristo se abre alma, cuerpo, sangre, agua del costado de Cristo y regala su nombre. Que hablemos a Dios con su Nombre, como hermano a hermano, esposo a esposo, amigo a amigo: Jesús. Que le hablemos como en la más íntima soledad: ¡oh, mi amado y buen Jesús! Por eso: óyeme. En la pasión de Cristo se ha roto la proscripción. Sé que Dios escucha y puedo decírselo todo. Es-cúchame. Es un oír que me saca fuera de mi destierro. Y por eso, un decir en que salgo fuera de mí. Lo que siempre yo le digo, lo que Él escucha siempre, lo que pro-fiero, lo que Él oye dentro de Sí: eso soy yo. Por eso salió Él fuera de Sí a internarse en mi miseria y levantarme más allá de mí, a fin de que salga hacia Él. Es-cucha. Cristo es la Palabra 27

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del Padre, y nosotros somos la impotencia de lo sin-palabra, que querría ser la palabra. Pero Él calló en el seno de su madre, Él calló en la pasión: a fin de escuchar absorto en Su interior, el clamor desesperado de miseria. Él es, como Palabra del Padre, Palabra obediente al Padre. Para la miseria pecaminosa, Él devino —en silencio de Vida innata y mortal— Palabra obediente. Óyeme. ¡Asume mi clamor en Tu silencio, mi deseo en Tu obediencia atenta al Padre y a la miseria del mundo! Protegido en esa intimidad 3. Dentro de tus llagas escóndeme. El insertarse y estar-dentro es, entonces, el fin. No solo la admirada adoración a la pasión, la compasión con el sufrimiento, sino vivir dentro, intra. Tampoco estar ocupado con mi sufrimiento, y el sufrimiento de Cristo como motivación auxiliar, sino tus llagas. Todas las llagas que llevo, son llagas cristianas, es decir, al interior de Cristo. Tampoco un sanar de heridas en esta época y temporalidad, sino llagas, heridas abiertas, que solo se cierran con la muerte y resurrección, cuando el Dios desencubierto nos envuelva en Sí. Por eso: escóndeme. Ese dolor como vida, requiere quedar oculto: la cubierta que oculta las heridas abiertas. Pero también quedar oculto, porque son Tus llagas: el misterio de Tu amor, que tiene que quedar oculto; la infinita hondura del misterio de la Divinidad, que no tiene base, de modo que todo se sumerge y desaparece. Escóndeme. Pues la pasión de Cristo en el cristiano y del cristiano en Cristo, no es heroísmo terreno, sino caída, como el grano de trigo cae inadvertido y se hunde en tierra. Y no puede hacerse ver, pues es sufrimiento de niño inmaduro, que solo puede ocultarse en su seno, del que otrora saliera. ¡Escóndeme en Ti! III Llámame P15 Disponible en el Señor 1. No permitas que me aparte de Ti. El alma de Cristo y la pasión de 28

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Cristo son instrumentos de redención: que ‘Dios sea todo en todo’ (1Cor 15,28). ‘Que yo esté en la casa del Señor’ (Ps 22,6), donde el Señor recibe y despide, prohíbe y permite. Sí, adonde incluso justo el estar con Él se funda entero en su permiso. Donde de tal modo se me quite libertad para apartarme según mi gusto de Él, que incluso esto dependa de Èl. Sí, donde tan feliz soy en esta prisión irrestricta, soy tan feliz de que Él es el Señor irrestricto, que jamás quiera dar tal permiso: ¡No permitas que me aparte de Ti! Me aparte de Ti. El hombre parece un dios en este mundo. Pero Él está al medio, para ver sobre Sí y bajo Sí el abismo de poderes: la infinitud del espíritu y lo incalculable de la naturaleza. Y que ambos braman por Él como campo de batalla. En toda acción del hombre está el parari, el estar preparado: el -afinado o -desafinado. Esta verdad se muestra en el padecer: en la cruz impotente entre cielo y tierra, cielo e infierno. Por eso: ¡que no me prepare lejos de Ti, separado de Ti! ¡Que afinado o desafinado, no devenga separado de Ti afinado o desafinado! Que toda preparación en afinar o desafinar sea disposición Tuya a adentrarme más hondo en Ti. Que así sea afinarse hacia Ti, en Ti y por Ti. Disponible en el Señor 2. Del enemigo maligno defiéndeme, en la hora de mi muerte, llámame, y mándame ir a Ti. La vida del hombre no solo es indefensión ante dos poderes, sino de cara ante enemigo, maldad, muerte e infierno; del enemigo maligno, en la hora de mi muerte. El ir a Ti no es solo estar predispuesto a Ti, en Ti y por Ti, sino arrancarlo de la astucia del enemigo, resucitarlo de la voracidad de gusanos y moho. Es ‘Cristo vive en mí’ (Gal 2,20) y por eso: ‘Si Dios está por nosotros ¿quién estará contra nosotros?’ (Rom 8,31) —pero justo por eso, como la cruz sobre el abismo del infierno, infierno ya triunfante, de cara al sepulcro. Por eso: defiende, llama, manda. Ayúdame, pues el enemigo ya me tiene. ¡Llama, pues los muros de mi sepulcro son granito, mis telas de lino son densas y estrechas, mis oídos ya están enmoheci29

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dos! Manda, pues se requiere poder, pues mundo y muerte e infierno y mi alma misma se indignan. Pero [mándame] ir a ti. ´Pisarás el áspid y el basilisco’ (ps 90,13). El manda es anterior al enemigo y a toda maldad y toda muerte: enemigo y maldad el ir a Ti desde toda la eternidad, toda muerte deviene camino hacia Ti y llegar a Ti. Esa es la silenciosa majestad de tu orden. Disponible en alabanza 3. Para que con tus santos te alabe, por siglos de siglos. Amén. Por eso es una sola vía y única llegada al reino de tus santos y a Tu Eternidad. No solo los reinos de este mundo, sino también el reino de tu Iglesia, no solo el tiempo de la tierra, sino también el ayer y hoy y mañana de Cristo, todo es un tránsito a Ti, según eres desde el inicio: Santidad, Eternidad, Majestad. Tú acoges a tus santos en Tu Santidad: los marginados y desterrados en tu excelsitud diversa de todo lo que es fuera de Ti (Denz.1782). Tú acoges el tiempo en tu eternidad: la nada del instante en tu ahora eterno. Tú acoges el ‘hágase’ en el ‘devenga’ de tu majestad: el Amén de obediencia porfiada, en el Amén de tu designio inevitable, que eres Tú. Y por eso, únicamente: te alabe. Alabanza: petición, súplica, gratitud, que desembocan en lo uno: ¡Tú tan grande! Tú: de jubilosa alabanza, que jamás enmudece, porque Tú eres más grande y superior que la más grande alabanza. Todo encuentra su sentido en alabarte a Ti. Toda alabanza tiene su sentido en elevarse a Ti. Tú únicamente. Tú todo.

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ANOTACIONES (Título - Presupuesto)

P19

Al Alma de Cristo siguen las Anotaciones, la fórmula del título26, y líneas del Prosupuesto27. Por una parte, van juntas por dentro, como una suerte de comentario o Directorio (según se dijo más tarde) al propio texto del libro de Ejercicios. Desde aquí configuran un entero todo sistemático: cual formulación de la idea de los Ejercicios. Por otra parte, muestran en su entera secuencia asistemática, la índole de experiencia creciente: al modo como el árbol inicia aquí y allá nuevos brotes. En ellos habla desde aquí, la movilidad de Ejercicios vivenciados. Por eso el título de la nota previa contiene algo doble. Por una parte: “Annotaciones para tomar alguna inteligencia en los exercicios spirituales que se siguen”. Esto remite a lo supra-temporal de una idea de los Ejercicios. Y luego: “y para ayudarse, así el que los ha de dar, como el que los ha de rescibir”. Esto apunta a la movilidad intra-temporal de la respectiva experiencia de Ejercicios. También aquí influye algo supra-temporal: la ayuda que surge del texto de Annotaciones, y así, de la visión en la idea. Pero es solo ayuda (para ayudarse), no prescripción. La nueva movilidad correspondiente a la relación viviente entre dador (que los ha de dar) y receptor (que los ha de rescibir), no es realización literal de una prescripción, sino a la inversa, el texto es una ayuda para esa movilidad nueva constante. Y al interior de esta misma movilidad, no es simple ayuda al dador, de modo que el receptor quede remitido entero (sin relación

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“Exercicios espirituales para vencer a sí mismo, y ordenar su vida, sin determinarse por affección alguna que desordenada sea”. 27 “Para que así el que da los exercicios espirituales como el que los rescibe más se ayuden y se aprovechen, se ha de presuponer, que todo buen cristiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende; y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve”.

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personal inmediata al texto) al dador, o al menos como si con esta ayuda, se permitiera al dador, diseñar su modalidad típica de dar los Ejercicios, independiente del siempre nuevo receptor. Pues dador y receptor tienen la misma inmediatez a esta ayuda (“para ahudarse, así el que los ha de dar, como el que los ha de rescibir”). Incluso en la cuarta semana se habla más del receptor y su inmediatez al texto (la persona que contempla: n. 228). Y con ello se indica al dador cómo el modo de ayuda se configura vinculado al siempre nuevo receptor, en el dador que la expone. En esta reciprocidad entre idea supra-temporal y movilidad intra-temporal (entre dador y receptor) en encuentro siempre nuevo, se sintetiza lo que estos textos introductorios exponen. Por cuanto surgen de la experiencia de Ejercicios vivenciados, están a la vez al término de los Ejercicios, al modo como Alma de Cristo está al inicio. El Alma de Cristo es algo así como documento de tradición cristiana universal, del que se desarrollan los Ejercicios. El Alma de Cristo es objetivo en máxima medida, las Anotaciones previas, etc. son subjetivas en máxima medida. Por eso, contenidofundante, modo-fundante, rumbo-fundante y sentido-fundante de los Ejercicios —según resultan del Alma de Cristo, llevan en máxima medida en-sí, índole de lo eclesial-universal, mientras en el rostro de las anotaciones etc., muestran rasgos personales decisivos de los Ejercicios. En esta compenetración de rasgos eclesiales-universales y rasgos personales-decisivos, hay que ver la compenetración de idea supra-temporal y movimiento intra-temporal, si se quiere contemplar el rostro entero de los Ejercicios: lo eclesial en lo personal, lo típico-personal, en el encuentro siempre nuevo entre persona y persona. Se trata de una eclesialidad exclusiva (en las reglas para sentir con la Iglesia), que se osa-intercalar en el cada vez nuevo asombroso Amor de Dios al interior del vivir personal (en el último ejercicio del Amor de Dios). Las anotaciones previas, etc., se articulan en consecuencia, según la tensión entre idea supra-temporal y encuentro intra-tempo32

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ral (entre dador y receptor): pero así (según se sigue de tal tensión), de modo que la idea remita en creciente desarrollo al encuentro, y el encuentro desencubra la raíz en su brote.

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P21

Ejercicio como disposición (Anotación 1)

Ejercicio 1. Ejercicios designa, primero, práctica espiritual —‘ejercicios espirituales’—, como pasear, caminar o correr, son ejercicios corporales. Estas prácticas son en lo corpóreo, básicamente ejercicios según prescripciones: algo que primero acontece mecánico, desarticulado, incluso en alguna medida a contrapelo. Pues el que se ejercita ahí (v. gr. esquiador) aún no tiene dominio de la secuencia viva entera de movimientos (aun cuando tenga en teoría una noción), de modo que ha de aprender una fase tras otra. Mientras no fluya viva en él la secuencia entera de movimientos, éstos quedarán desarticulados. Y en tanto quien los practica tenga que realizar tales movimientos sin conciencia de su fluir entero, se le suscita resistencia contra el sin-sentido de la mera letra de tales prescripciones. Tales prácticas corpóreas están ahí, para sumirse de modo creciente en automatismo instintivo de lo hecho-hábito. Ahora no solo desaparece la atención mecánica a las manipulaciones, tras el flujo vivo casi inconsciente del todo entero, sino incluso se elige el modo de manipular que requiere aplicar, modificar, dejar de lado, o reintroducir otra vez; de modo que, por último, la mirada ya no reposa en la ejecución, sino en el objeto, que es la meta. El esquiador consumado ve su entorno, y su entorno determina el modo de su carrera. Por último, la finalidad ajena de ejercicios corpóreos va tan lejos, que no se da un único método para lograr consumarlo, sino muchos. A uno le viene mejor ejercitar éste, al otro ese otro [método]. Y al mismo ejercitante le viene mejor bajo estas circunstancias éste, y bajo otras, aquel. Si el nombre ejercicios espirituales, como de ejercicios corporales designa por de pronto, propiedades de un ejercicio, entonces según vimos en lo corpóreo, han de aplicarse a estos ejercicios espirituales: ejercitar hábitos-mecánicos, llevar su ejercicio a realización 34

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viviente, a rumbo al objeto, a relatividad del ejercicio mismo. Pero designa (ejercicios) en lo espiritual. Espiritual designa, primero: espíritu; segundo: hacia Dios-Espíritu. Cuerpo es región donde con frecuencia es más posible llevar a cabo un mecanismo, si bien simple vida, ya es todo cualitativo28, e incluso en átomos no cabe negar cualidad. Espíritu, en cambio, es en general región donde no puede darse parte junto a parte, tampoco puede darse influjo, como efecto mecánico de una ley externa; pues espíritu es conciencia, personalidad, libertad. Ahora tratándose por entero de Dios-Espíritu que ‘sopla donde quiere’ (Jn 3,8), cualquier género de manipulación, para capturar vivir con Él P22 es incompatible con la libertad de Su Majestad. Solo queda ejercicio, en sentido de rumbo al objeto: ejercicio, en ‘salir de sí hacia Él’, a fin de que Él disponga y dirija. Y es relatividad del ejercicio, en sentido más vigoroso: no atar a Dios a un camino mío, sino disposición al interior de todos los caminos de Dios. Por eso se entiende bajo el nombre ‘ejercicios espirituales... todo modo...’, esto es, no una única manera determinada, sino el espectro irrestricto de posibilidades, según están ante Dios (el Cual es Guía y Formador en lo espiritual), y cómo —según Su Voluntad— configuran mi espectro especial de posibilidades. Por eso “todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras spirituales operaciones”. Es decir, son ejercicios para purificar (‘examinar la consciencia’) y dirigir (‘de meditar, de contemplar’) la mirada a Dios; hacer dúctil el alma, para todo vivir con Dios (‘de orar vocal y mental y de otras spirituales operaciones’). Por último, “según que adelante se dirá”. Esto es, el recuento se refiere al modo como en la secuencia de ejercicios, se avanza desde el doble examen de conciencia, a la meditación, a la contemplación, a la aplicación de sentidos. Pero esto, en el camino, de un apartar cada vez más la mirada de sí mismo, hacia la mirada que se pierde en Dios, [el camino que] disuelve cada vez más todo 28

Se traduce Ganzheit por “totalidad cualitativa”.

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método fijo, en la simple respiración viviente en Él (según es el sentido de la aplicación de sentidos). Disposición 2. Por eso, ese “todo modo” designa más preciso: “todo modo de preparar y disponer el ánima”. Queda en este ‘todo modo’. Solo Dios es uno y único, Él en su Majestad y Él en su Encarnación en Cristo, en la Iglesia. En tanto Infinito, Él es ‘Dios todo en todo’ (1Cor 15,28) en ‘Cristo todo en todo’ (Col 3,11) en la Iglesia, como Su ‘Cuerpo’ (Ef 1,23) de ‘muchos miembros diversos’ (1Cor 12,12). Y justo por eso, la mirada que se pierde en este Dios, abierta a multiplicidad inconmensurable de posibilidades. En la exclusividad a Dios en Cristo en la Iglesia, [esa mirada] es liberada de cualquier exclusivismo creado. Entonces, el sentido de todo ejercicio espiritual solo puede ser: ‘preparar y disponer el ánima’. Preparar, como los ayudantes del cirujano preparan al enfermo, la sala y los instrumentos, antes de la operación; como los ayudantes del profesor preparan las horas; como se afinan los instrumentos musicales antes del concierto. Pero esta preparación misma acontece recta, en la medida que está dirigida e inspirada por el cirujano, el profesor, el músico. Es un preparar, al que P23 no solo precede plan, en vista del cual acontece el preparar, sino inicia el suceso mismo. Por eso, la segunda palabra, disponer, es ambivalente. Designa una vez, ‘solo disponer’: poner todo aquí y allá (dis-), para dejarlo preparado y a mano. Disponer designa también ordenar: tomar en las manos y asignarle su lugar (ponere-), aquí o allá (dis-). Esto solo corresponde a Dios, según dice la oración final de la contemplación para el amor: ‘¡Disponed conforme a Vuestra Voluntad!’. Así el alma ha de estar dispuesta fuera de toda cerrazón en sí, a fin de quedar a disposición irrestricta de Dios, para que Él disponga aquí o allá. Su recta disposición es su ‘estar disponible’. Por ende, el sentido interno del ejercicio espiritual es: abierto a Disposición Suya, así o así. 36

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El triple ‘para’ 3. Esta actitud tiene un ‘para’ interior: (preparar y disponer el ánima), “para quitar de sí todas las affecciones desordenadas, y después de quitadas para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima”. Lo primero es, entonces: quitar de sí todas las affecciones desordenadas. Afección es: a lo que el alma se apega, y lo que se pega al alma. Pero desordenadas: las [afecciones] que están en verdad fuera del orden (des-ordenadas) al que ha de adherir29 el alma, en tanto una con el cuerpo, y en tanto miembro más allá, bajo y con miembros en el todo de la creación. Este apego es recto, cuando es tal, que el alma —con todo aquello a lo que ha de apegarse y lo que se apega a ella—, está en disposición de adherir: que se apega, en tanto únicamente pende en-, dentro- y con-Aquel (adhaerere, inhaerere, cohaerere Deo, según dice Agustín), al que únicamente remite la disposición. Todo afectarse y apegarse es recto, en la medida que ese uno-con-Dios es su aliento y pulso. Por eso, ese apego no ha de encoger ni obstaculizar o cuasi asfixiar la libertad de ese aliento y pulso. Si ha de reestablecerse esta libertad, entonces se trata, primero: de liberar, quitar. Y: todo lo que estorba (todas... desordenadas). No solo en relación con la vida sensorial: todo lo que aparta al alma de interioridad y recogimiento. No solo en relación con la vida del espíritu: lo que conduce a fomentar, asumir, cultivar y afirmar al alma misma, como punto céntrico. También y justo en relación con la ‘vida espiritual’, es decir, a la vida con Dios: [estorba] todo aquello con que el alma (por muy ‘santa’ que sea) intenta disponer con Dios, forzar a Dios a favor de una elección propia, o retenerlo en una modalidad gratificante, o huir con toda astucia de lo que Él quiere. Estas aficiones desordenadas atañen por cierto siempre a un P24 contenido temático determinado, aunque más a lo hondo en él, siempre de nuevo a la afición desordenada, que es la propia

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Se traduce “haften soll” por “ha de adherir”; se traduce ‘haften’ por ‘apegarse’ o ‘se apegan’, según el sujeto respectivo.

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alma, que se aferra, a fin de no tener que pender. Ella pende en Dios, como péndulo oscilante, al que no está permitido tener suelo bajo sí30, y ha de estar siempre en movimiento. Todo permanecer apegado es, entonces, rehusarse a pender, y por eso, ha de liberarse siempre de nuevo apegarse, a fin de que el péndulo penda libremente. En esto se clarifica cuán vinculado por dentro está el segundo ‘para’ con el primero: “y después de quitadas para buscar y hallar la voluntad divina”. El y después de quitadas, significa verdadera sucesión ostensible: buscar y hallar la voluntad divina no solo es vano, sino queda expuesto a toda figuración y disfraz, a medida que el alma no es libre sin restricción. En la medida que hay un apego, en esa medida su búsqueda y encuentro de la voluntad divina incurre en sospecha de ser instrumento, o de transfigurar ese apego. Por otra parte, no es secuencia de igual orden. El ‘para’ de quitar aficiones desordenadas es del todo tránsito y camino al ‘para’ del buscar y hallar la voluntad divina. Sí, según la conexión antes esbozada, entre apegarse y pender, el buscar y hallar la voluntad divina, es lo que confiere fuerza, al quitar apegos desordenados. Dios atrae, y el hombre sigue. El ‘para’ que prepara y dispone del alma, no es puritanismo de libertad pura, sino plenitud inconmensurable de Dios. Todas las perfecciones singulares del alma, unidas primero en esto uno: ser libre irrestricto. Pero entonces, tampoco esto posee el alma redondeada en sí, sino dentro de esto, el alma deviene posesión irrestricta de Dios, desenvolviéndose así o así, a Su disposición. Virtud como propiedad del alma, no es ‘justo medio’ (aristotélico) del alma en sí misma, sino transparente permeabilidad, perceptividad: ventana, puerta, aire de Dios. Por eso, no solo dice buscar y hallar —la inquietud agustiniana—, de búsqueda y encuentro inconmensurable. Pues esta dinámica está ordenada a Dios —como Verdad, Bien, Belleza—, esto es, [está] en coordinación, que designa cierta correspondencia interna. La dinámica de 30

[Nota del traductor:] Cf. El Prólogo a la primera edición de Analogia Entis I.

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los Ejercicios tiene, más bien, por referente31 especial: la soberanía de la santísima Voluntad de su Divina Majestad (nr. 5), según versa la semántica más auténtica de los Ejercicios. El ‘al infinito’ de buscar y encontrar, no solo está condicionado por el En-Sí inagotable de verdad, bondad, belleza, y así, por algo que es de algún modo introductorio; sino que lo más divino de Dios está ahí: la soberanía de Su libre decisión. Y lo insondable más íntimo de Dios está ahí: lo que el Espíritu Santo es, en tanto ‘sello’ y ‘beso’ de ‘unidad’ de la Vida Tripersonal. La voluntad divina es decisión sin porqué (pues es para Sí misma P25 su porqué), Libertad sin fundamentar (pues es su propio Fundamento), Amor sin ley (pues es su propia Ley para sí). Y así es: ‘Espíritu que sopla donde Él quiere... tú no sabes de dónde Él viene, ni adónde va’ (Jn 3,8). Y así es Espíritu de Pentecostés: viento huracanado, temblor, lenguas de fuego. Por eso se exige irrestricta ‘libertad de’: en tanto ingravidez para este aliento y fuego32: de todo buscar y encontrar ‘para’, a fin de ondear irrestricto en el Soplo de Dios, y arder irrestricto en Fuego de Dios. Pero entonces esto, en la disposición de su vida para la salud del ánima. Disposición significa aquí ordenamiento, como uno que ordena una casa, pone sus objetos aquí y allá. Esto es, en el punto donde quisiera irrumpir un extático confundirse con el aliento y fuego de Dios, se erige la distancia entre la Majestad de Dios —la única que puede ser ese Aliento y ese Fuego—, y la humildad terrestre del hombre, que ha de ordenar aquí una vida, e incluso amenazado y por eso tiene que cuidar de no padecer un daño. En esto se supera a la vez el peligro de una extravagancia que pueda conducir a una existencia-ilusa de puros ideales, o a una actitud pedante sutil de esteticismo: como prueba de autenticidad del aliento en el Aliento de Dios y del arder en el Fuego de Dios, se da el práctico ordenamiento de su vida y la necesidad real de salvar el alma. Pero 31

Se traduce aquí Bedingnis por “referente”. Versión conjetural: la 2ª edición desde la que se traduce, pone punto, en lugar de dos puntos. Pero prosigue con minúscula: “alles Suchen und Finden dazu hin, restlos zu wehen und im Wehen Gottes, restlos zu brennen im Feuer Gottes”. 32

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a la inversa, este buscar y encontrar la Voluntad Divina no es un ‘para’, sino un ‘en’: la Majestad Divina en la Voluntad de su Amor es el ‘para’ exclusivo, pero ‘en’ la realidad terrestre del hombre que trabaja y lucha. Esto se sintetiza en el triple sentido de disponer y disposición: estar dispuesto a que Él disponga de una u otra manera en el ordenammiento siempre nuevo de la vida terrena (el ‘dis’ de su cambiante edificación y des-edificación).

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P26

II Atadura para libertad (Anotac. 2 - 5)

Dador y receptor 1. El ejercicio espiritual se determina más próximo por medio de una relación entre hombre y hombre, según se señalara en el título de las ‘anotaciones’: el que los ha de dar y el que los ha de rescibir, el cual en todo el librito de los ejercicios es uno singular. A esta luz, se trata aquí casi de un entregarse el hombre al cara-a-cara con el otro. Pero este entregarse está orientado desde el primer paso, al estar libremente entregado y abandonado a la Majestad Divina, conforme lo expresa la anotación 5, y los textos posteriores lo dicen implícitamente cada vez con más claridad, cuando solo hablan de aquel que hace los Ejercicios. Es el método que se expresa en el entero constructo del libro de Ejercicios: desde las meditaciones de la primera semana, hacia las sobrias insinuaciones de las meditaciones del Señor, en la segunda semana, hacia las indeterminaciones de la configuración de la tercera y cuarta semana; hasta que el cierre queda enteramente abierto, pues las reglas para sentir con la Iglesia, así como la contemplación para el amor están ahí, sin que se indique palabra alguna, acaso o de qué manera tomarlas como cierre. Dador: ata y desata en el orden y manera de los ejercicios 2. El dador [de los Ejercicios] tiene así, por una parte, un poder pleno abarcante. Pues da al otro, modo y orden para meditar o contemplar (anot. 2). Él da el orden objetivo, es decir, contenido y secuencia de la materia, según la contiene el librito de los Ejercicios. Él da además el modo subjetivo, es decir, la manera de consideración, o meditación, o contemplación, o aplicación de sentidos, o de los tres modos de orar, según como éstos, en tanto unidad de oración vocal y oración en espíritu, corresponden a lo que la anot. 1 designa como 41

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orar vocal y mental 33. P27 No solo según el objeto (el contenido de los Ejercicios), sino también según su vida anímica subjetiva, el que hace los ejercicios está enteramente entregado en manos del que los da. Los Ejercicios son, a esta luz, la punta extrema del principio eclesial: la Encarnación de Dios perviviente a tal punto, que toda vida con Dios, que no solo necesita del Dios-Hombre como ‘Mediador’, sino [requiere] expresamente de la forma de su pervivencia, es decir, de hombres (autorizados). Pero en medio de este vínculo extremo, se inicia la restitución: consiguiente a que precisamente la gracia de la Encarnación (gratia Capitis) es gracia liberadora (gratia liberatrix): “la persona que da a otro modo y orden para meditar o contemplar, debe narrar fielmente la historia de la tal contemplación o meditación, discurriendo solamente por los puntos con breve o sumaria declaración”.

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Decimos conscientemente para meditación, no contemplación [Betrachtung], y para contemplación, no visión {Beschauung}. Pues estas expresiones se han fijado para la oración ascética y mística. El libro de los Ejercicios deja abierta esta cuestión. En el sentido del librito de Ejercicios, el par contemplación-intelección atraviesa transversalmente los modos de oración consignados arriba. Incluso la secuencia de éstos es oscilante. Por ejemplo, si bien los ejercicios de la primera semana son caracterizados en su lugar, como meditación [Besinnung}, la anot. 4 los caracteriza como consideración y contemplación [Erwägung und Anschauung]. Y los tres modos de orar pertenecen a la oración de los principiantes e indoctos, según la anot.18; según la anot. 1 y aun con más claridad según anot. 4, designan esa libertad de orar vocal y mental, que se da al final.

Reflexión 33

Decimos conscientemente para meditación, no contemplación [Betrachtung], y para contemplación, no visión {Beschauung}. Pues estas expresiones se han fijado para la oración ascética y mística. El libro de los Ejercicios deja abierta esta cuestión. En el sentido del librito deoración Ejercicios, oración vocal-mental consideración meditación contemplaciónlos modos aplicación de elvocal-mental par contemplación-intelección atraviesa transversalmente de oración consignados (en sentido arriba. Incluso la secuencia de éstos es oscilante. Por ejemplo, si bien sentidos los ejercicios de(enlasentido primera de nr. 18) de nr. 1) semana son caracterizados en su lugar, como meditación [Besinnung}, la anot. 4 los caracteriza como consideración y contemplación [Erwägung und Anschauung]. Y los tres modos de orar pertenecen a la oración de los principiantes e indoctos, según la anot.18; según la anot. 1 y aun con más claridad según anot. 4, designan esa libertad de orar vocal y mental, que se da al final. Contemplación

Reflexión     oración vocal-mentalconsideración

Contemplación

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En relación con el orden, es decir, con el contenido y secuencia de los ejercicios, el que los da, deberá así, primero, ser fiel transmisor del hecho objetivo34: ‘narrar fielmente la historia de la tal contemplación o meditación’ (nr. 2). La historia: la historia salvífica desde Adán hasta Cristo debe aparecer ante el receptor [de los Ejercicios], mediante el que los da oralmente. Narrar fielmente: el dador debe ser como el sacerdote en el altar, al leer la Epístola o el Evangelio, según está escrito. El dador no ha de inventar algo, según su genio y gusto, sino que debe ser tradición —en sentido católico auténtico, de transmisor de algo ya dado. Por eso, la expresión latina para ‘dar Ejercicios’ es: ‘tradere exercitia’. La entrega fundamental acontece, además, según el modo como el opus operatum católico significa libertad: mediante realización objetiva de palabras y acciones prescritas. En lugar de magia de la persona, se da objetividad independiente de la persona: por eso, tan objetiva, que mediante esto, la auténtica Persona se dé a inmediatez del receptor, y el receptor esté a inmediatez del Dios de la Encarnación y Redención. De este modo, retomando el hilo, el poder pleno abarcante del dador mismo se resuelve: pues poder pleno, es el aquí-ahora Poder-Pleno del Dios encarnado, y como abarcante, el ser-abarcado por Él. P28 Se sigue de inmediato lo segundo: el influjo del dador, sobre el modo de los ejercicios. Él no debe declarar mucho, ni ampliar el sentido de la historia (‘mucho declarado y ampliado’ nr. 2), sino discurriendo solamente por los puntos con breve y sumaria declaración (nr. 2); de manera de solo dar fundamento verdadero de la historia (nr. 2). El hace alude a la meditación, o contemplación, etc.: el fundamento, es decir, un sentido que desencubre el fundameto ante los ojos. Tal es la base ostensible o ‘médula’ de la historia. Luego, aún más hondo, la posición en que la respectiva ‘historia’ se relaciona con el fundamento, que es Dios. Fundamento remite así, por cierto, al así llamado Principio o Fundamento de los Ejercicios; y cabría de34

Se traduce “objektiven Tatbestandes” por “hecho objetivo”.

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cir desde aquí: tarea positiva del dador [de Ejercicios] es posibilitar en todos los ejercicios al que los recibe, la mirada a este Principio o Fundamento. Pero este dar desde la médula y fundamento, se ordena dentro de la historia (fundamento... de la historia) y se restringe a darlo, como es (verdadero). Es decir, la recién esbozada tarea positiva del dador, ha de realizarse al interior de los datos de la historia. Con otras palabras: el dador debe ser en lo posible, boca y aliento de la tradición, también en relación con el modo. Receptor: desde el interior de las cosas hacia distancia ante Dios 3. Estos puntos de una breve y sumaria declaración de la médula o fundamento de la historia, como es (fundamento verdadero de la historia), son, entonces, lo que el que recibe, auténticamente toma (‘tomando’: nr. 2) del dador: en tanto ‘la persona que contempla, tomando el fundamento verdadero de la historia y discurriendo y raciocinando por sí mismo y hallando alguna cosa que haga un poco más declarar o sentir la historia, quier por la raciocinación propia, quier sea en quanto el entendimiento es ilucidado por la virtud divina, es de más gusto y fructo spiritual que si el que da los exercicios hubiese mucho declarado y ampliado el sentido de la historia; porque no el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente’ (nr. 2). Se trata, entonces —primero— de un saber, que ha de convertirse en el receptor, en gusto y fruto espiritual (nr. 2); por ende, recién en el receptor deviene vivir y vida para su vivir y mediante su vivir, y de su vivir. Pues una vez lo percibe discurriendo y raciocinando por sí mismo y hallando alguna cosa que haga un poco mas declarar o sentir la historia (nr. 2). P29 Pero esto no es simple devenir-personal y devenir-viviente, sino que acontece sea por raciocinio propio, sea en cuanto el entendimiento es iluminado por virtud divina (nr. 2). No es simple penetrar al fundamento (raciociniación; tampoco es simple intelección que se da (entendimiento), sino en medio de esto abrirse por luz divina (ibíd.). Y por eso es, más a lo hondo, el ‘gozar de Dios’ (frui Deo) agustiniano, en el ‘interior de las cosas’ (sensus hominis interioris). El declarar y sentir la historia deviene sentir y gustar las cosas internamente (nr. 2). 44

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Esta es la primera libertad interior del receptor, y en ello, el primer fruto de los Ejercicios: el hartar y satisfacer el alma, no por mucho saber, sino por sentir y gustar las cosas internamente (no el mucho saber harta y satisface al anima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente: nr. 2). Lo que el dador brinda, es saber; recién en el receptor deviene de ahí sentir y gustar y fruto espiritual. Lo que viene del dador son hechos (fundamento verdadero de la historia) y declaración y también sentido; pero recién en el receptor [esto] deviene lo de-adentro de las cosas (las cosas internamente). Por eso, desde el dador, surge el movimiento de penetración a..., y recién desde lo que deviene en el receptor, surge la plena satisfacción (harta y satisface). Al interior de esto, todo pasa consiguiente, cada vez más —segundo—, al trato inmediato con Dios del receptor: al habla vocal o mental con Dios nuestro Señor o con sus santos (‘quando hablamos vocalmente o mentalmente con Dios nuestro Señor o con sus santos: nr. 3). En tanto lo objetivo temático de historia y cosas y fundamento y sentido deviene desde-dentro, en el receptor se desencubre Dios nuestro Señor, en lo inmediato personal, y el ‘acá’ resuelto en espacio y tiempo de cosas e historia, se abre al receptor, en el ya-aquí del más-allá, de Dios nuestro Señor o de sus Santos, es decir, [se abre] en la ‘curia celestial’ al interior de la Iglesia. Por cuanto la distancia objetiva del saber, deviene en el receptor unidad del sentir y gustar, se edifica la unidad de actos del entendimiento en el discurrir (temático) y de la voluntad, en el conmoverse (personal) (‘actos del entendimiento discurriendo y de la voluntad affectando’: nr. 3): la acción personal del receptor ante un objeto (discurriendo), deviene enfrentamiento de persona y Persona, conmovido y conmocionado (affectando), y por eso, en opción (voluntad). Pero por cuanto Dios, nuestro Señor, y la ‘curia celestial’ se desencubren desde-dentro y personalmente, en opción, toda objetividad implacable del saber, y toda proximidad beata de unidad en sentir y gustar, se trasciende en la mayor reverencia P30 (mayor reverencia que quando usamos del entendimiento entendiendo: nr. 3). 45

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Esta es la segunda libertad interna del receptor, y con ello, el segundo fruto de los Ejercicios: que él también sea liberado del hartazgo y satisfacción (que podría conducir a una autosuficiencia espiritual), en distancia ante el ‘Dios siempre mayor’ (Deus semper maior, - según dice Agustín). La mayor reverencia ante Dios, nuestro Señor, el siempre mayor, es libertad auténtica. Pues en ella respira el alma la atmósfera de su Infinitud; como en todos los exercicios siguientes spirituales usamos de los actos del entendimiento discurriendo y de los de la voluntad affectando; advertamos que en los actos de la voluntad, quando hablamos vocalmente o mentalmente con Dios nuestro Señor o con sus santos, se requiere de nuestra parte, mayor reverencia que quando usamos del entendimiento entendiendo (nr. 3). Orden objetivo y llamado a la libertad 4. Así surge la imagen que esboza la anotación 4 y 5. Por una parte, hay un verdadero lazo mediante un orden objetivo y al interior suyo: por cuanto el dador es instrumento constitutivo de una tal tradición así. Es orden, según longitud temporal: de treinta días (poco más o menos se acabarán en treinta días: nr. 4). Es orden según división temporal: cuatro semanas, por corresponder a quatro partes en que se dividen los exercicios (nr. 4). Es orden de materia: primera (semana)... acerca de los pecados; la 2ª es la vida de Christo, nuestro Señor; la 3ª, la passión de Christo nuestro Señor; la 4ª, la resurrección y ascensión, poniendo tres modos de orar (nr. 4). Por último, es más a lo hondo, lazo del receptor al lento camino, desde el inicio: no alzar vuelo al cielo, sino antes, humilde reconocerse en los pecados; no inmediatez de ‘captar a Dios, la Palabra en Dios’, sino ‘ser concebido, llevado, protegido, alimentado y vivir en la Palabra, que se hace Carne’ y así, ‘crecer lento’ (según Agustín predica con predilección35), y por eso, [vivir] la vida de Christo nuestro Señor en la Tierra, como camino al mundo de transfiguración, según se abre en el ejercicio para alcanzar amor, delante de Dios nuestro Señor, de 35

[Nota de Przywara:] cf. Del autor, la obra Augustinus (Leipzig 1934) pp. 415-423.

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los ángeles, de los sanctos (nr. 232). Pero como en esto es lazo en convivir con el Señor viviente, no es lazo estatutario, sino ‘cada vez de nuevo y de otra manera’ del trato del Señor con los suyos. Es Su tiempo, no [tiempo] mecánico: no que cada semana tenga de necesidad siete u ocho días en sí (nr. 4), sino algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla (nr. 4), P31 si bien siempre, en la misma materia (buscando las cosas según la materia subiecta: nr. 4). Es adaptarse a diversos hombres individuales, no ejercicio basado en un tipo. Adaptarse al tiempo-personal: al más o al menos tardo. Adaptarse al esfuerzo personal: al más o menos diligente. Adaptado, por último, a la vivencia personal: a los más agitados y probados de diversos spíritus (nr. 4). Porque como acaesce, que... unos son más tardos para hallar lo que buscan...; asimismo como unos sean más diligentes que otros, y más agitados o probados de diversos spíritus, requiérese algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla (nr. 4). Pero justo en este modo que manifiesta la amabilidad del Señor, radica el gran llamado a la libre magnanimidad del discípulo. La alternativa de lazo no-libre y libertad desligada, ha de redimirse por el cara a cara entre el Señor, que deja libertad, y el discípulo que da su libertad irrestricta. Al que rescibe los exercicios, mucho le aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su sanctíssima voluntad (nr. 5). El gran aliento de su Señor ha de mover a su discípulo a entrar con gran ánimo y magnanimidad (con grande ánimo): grandemente obligado por la Grandeza de Dios. La liberalidad de su Señor —por cuanto no muestra su Omnipotencia que fuerza, sino regala libertad creciente—, ha de llevar el gran ánimo del discípulo a dar su fruto: a liberalidad con su Creador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad (nr. 5). Aquello a lo que nada podría forzarle — vale decir, el sacrificio total (ofreciéndole todo) de su anhelo más íntimo (querer) y de su libertad más íntima (libertad—, eso entrega el receptor, en impulso de libre magnanimidad interna a que le expande el aliento de ‘gracia liberadora’ 47

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(gratia liberatrix). El lazo de los Ejercicios conduce a la libertad misma, a ponerse la atadura más irrestricta. Y el aroma de sacrificio total, es lo único que corresponde a la Majestad Divina: liberalidad de ese entregarse: lo sin límites del entregarse, en tanto expresión de libertad sin límites. En lo más irrestricto de la atadura, alienta lo más irrestricto de la libertad. Y así, es consecuente que se unifiquen las tres formas de sentido de la disposición: el alma dispersa suplica como ordenación de su vida, que su divina majestad así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su sanctíssima voluntad (nr. 5).

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P32

III Ayuda para distancia (Anot. 6-17)

Mociones espirituales 1. Justo por cuanto los Ejercicios, en tanto práctica y encuentro, apuntan al espacio libre, dentro del cual libre darse irrestricto de Dios y libre darse irrestricto del hombre están a inmediatez recíproca; por eso, los Ejercicios ni son práctica que progrese en sistema ininterrumpido, ni encuentro en donde atadura y libertad maduren aquietados. Sino que [los Ejercicios] son vaivén de mociones espirituales (nr. 6), vaivén de consolaciones y desolaciones (nr. 6), sí, agitado de varios espíritus (nr. 6), y esto tras máscaras y astucias adversas (astucias del enemigo de natura humana: nr. 7). Esto le pertenece tan constitutivo, que en caso que tales mociones no se dieran, sería signo de grosera negligencia de parte del receptor: en relación con cumplir la secuencia temporal (a sus tiempos destinados: nr. 6), el modo de prácticas (cómo: nr. 6), forma del día entero (addiciones: nr. 6). Los Ejercicios no son, pues, continuidad de un único movimiento, sereno desde el germen hasta el desarrollo, sino una multiplicidad y diversidad de movimientos (mociones). Estos movimientos tampoco están al servicio de luz cada vez creciente, sino se refractan en contraposición siempre nueva de luz y tinieblas (consolaciones o desolaciones). Además, esta contraposición entre luz y tinieblas, tampoco es mutación en la intimidad cerrada del alma, pues justo esa interioridad se ha convertido en campo de batalla y objeto de lucha entre cielo e infierno, desgarrada en vaivén entre los adversarios (agitado de varios espíritus). Por último, no es lucha abierta, sino siempre más en máscaras y astucias (astucias), donde el infierno se disfraza en figura de bien (especie de bien: nr. 10), y esto cada vez más, mientras más se introduce en la luz (quando la persona se exercita en la vida illuminativa... y no tanto en la purgativa: nr. 10).

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Dador: ayuda próxima y conducción a regla objetiva 2. Por eso se requiere del dador la más amplia adaptación. Él ha de salir al encuentro de la inmovilidad sin vientos en el receptor (no le vienen algunas mociones espirituales en su anima: nr. 6), con agudos exámenes hasta en lo particular, acaso el receptor no se sustrae al orden y modo de los Ejercicios (mucho le debe interrogar cerca de los exercicios..., si con diligencia las hace, pidiendo particularmente de cada cosa destas: nr. 6). Si hay tinieblas y tempestad en el receptor (desolado y tentado: nr. 7), entonces toda dureza y agudeza debe suavizarse (no ... duro ni desabrido: nr. 7); P33 el dador tiene que ser blando y suave, dándole ánimo y fuerzas para adelante (nr. 7); desenmascarar tinieblas y tempestades, como astucias del enemigo de la naturaleza humana (nr. 7), y dirigir la mirada y el corazón del receptor hacia la luz que alborea (haciéndole preparar y disponer para la consolación ventura: nr. 7). Pero si vuelve luz y así fervor en el receptor (consolado y con mucho hervor: nr. 14), y por eso, el peligro de inconsideración y precipitación (inconsiderado y precipitado: nr. 14), en especial en un hombre fácilmente inflamable (de ligera condición: nr. 14), entonces el dador debe, a la inversa, prevenir y frenar (prevenir y admonir (nr. 14), a fin de que el receptor no desborde sus fuerzas y límites con promesas y votos (mucho debe... mirar la propria condición y subiecto: nr. 14). En tanto el dador ve ambas facetas, el más (nr. 14) de la meta ideal y el mucho-peso de la situación terrena y carácter (mucho... la propia condición y subiecto: nr. 14), resulta de ahí la mutación siempre nueva de su actitud entre control estricto, amor tierno y sobriedad fría, así como la oculta unidad en ellas: que el hombre se interne y entregue siempre más al interior de Dios, pero como hombre, y como este hombre, es decir, en la humildad de los límites entre Dios y hombre, y la más aguda humildad de límites entre hombre y hombre. La necesidad de mociones espirituales conduce incuestionable a que el dador entregue esa amplia objetividad, que encontramos consignada antes. Comunica humanidad auténtica de energía, ter50

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nura, frialdad. Pero justo eso no es solo ayuda al receptor, y así atendiéndole, instrumental del sentido de los Ejercicios, al covibrar con aquel en quien se actúa (y justo en esto, muy diverso de endosar e introducir magia personal). Pues según su entero espectro, la adaptación apunta a conferir al receptor reglas correctas, que le permitan conducirse: según la necesidad que (el dador) sintiere en el que los rescibe... podrá platicarle las reglas de la 1ª y 2ª semana, que son para conoscer varios spíritus (nr. 8). La proximidad personal sabedora en lo necesario de mociones espirituales del receptor, es el instrumental a la diversidad de estas reglas: para una persona que en cosas spirituales no haya sido versado y si es tentado grosera y abiertamente ... no le platique las reglas de varios spíritus de la 2ª semana ... por ser materia más subtil y más subida sino que le aprovecharán las de la 1ª semana (nr. 9); pero para una persona en la que el dador siente... que es batido y tentado debaxo de especie de bien, entonces es propio de platicarle sobre las reglas de la 2ª semana (nr. 10). También y justo aquí, toda eficacia del dador apunta P34 a objetividad: mediante la explicación de reglas objetivas, no solo mantener la distancia en lo humano personal de su influjo, sino desaparecer en eso objetivo, y así poner al receptor en inmediata autarquía36 en relación con eso objetivo. Receptor: ciego exponerse y distancia de adoración 3. Por cuanto en el dador domina ese estar-más-allá en objetividad flexible, es posible para el receptor una suerte de ciego internarse centrado. Él no debe planificar al futuro, ni calcular la economía doméstica del mañana o pasado mañana; sino que le aprovecha que no sepa cosa alguna de lo que ha de hacer en la 2ª semana; mas que ansí trabaje en la 1ª semana, para alcanzar la cosa que busca, como si en la 2ª ninguna buena sperase hallar (nr. 11). Tan ciego y quieto se centra en el respectivo ahora, para procurar (procure) siempre solo de que el ánimo quede harto en pensar que ha estado una entera hora en el exercicio, y antes más que menos (nr. 12). Sí, ese centrarse ciego 36

Se traduce Selbständigkeit por “autarquía”.

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y entero en el ahora, es justo punto angular (desde el receptor), para toda moción espiritual: pues en altibajos de consuelo y desconsuelo, como en el tiempo de la consolación es fácil y leve estar en la contemplación la hora entera, assí en el tiempo de la dessolación es muy difícil complirla (nr. 13); pues en la agitación de diversos espíritus, la lucha y los engaños37 del enemigo suele centrarse en procurar de hacer acortar la hora de la tal contemplación, meditación u oración (nr. 12). Así ese centrarse ciego, entero y sereno, deviene, por cierto, verdadera lucha (resistir al adversario: nr. 13), y en época de desolación, [deviene] verdadera porfía de hacer la contra (hacer contra: nr. 13), y por eso, siempre estar alguna cosa más de la hora complida (nr. 13), y así, no contentarse con resistir al adversario, sino tomar la ofensiva a derrocarle (nr. 13). Es todo enterizo de entrega (nr. 5), lo que aparece aquí. Pero justo porque lo determinante en esta actitud intransigente de ataque, es entrega que sacrifica todo, esta actitud aporta consigo su propia necesaria autosuperación y humillación: el derrocar al adversario consiste en algo más (de la hora cumplida: nr. 13). Ha de ser tanto, que sea ataque real, no solo defensa. Pero solo ha de ser lo suficiente para que el orgullo del gran logro, o del propio-poder de dominio, no corrompa lo principal (más allá de lo breve o largo de la ‘hora cumplida’): ofreciéndole todo su querer... en sacrificio (nr. 5). Y por eso esto desemboca en ese acento de sobria timidez, P35 en tiempo de consolación y de gran fervor (nr. 14), y en lo universal-fundante, de intelección humilde que discierne la propia condición personal (nr. 14), según la encontramos ya en las anotaciones al que los da [los Ejercicios]. La entrega entera ha de conducir al receptor a sumergir en ciego don toda preocupación propia, y el salto brioso sobre todo cálculo, economía y miramiento, en ataque valiente, para devenir así, vidente en verdad: de la propia condición personal humilde, frente al siempre-más de Dios. Así madura el todo enterizo de entrega: no en esplendor-heroico, sino en serena distancia de adoración. 37

Dice literalmente: ‘juego de máscaras’.

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Inmediatez a la Divina Majestad 4. Así se llega justo aquí, donde la necesidad inherente a mociones espirituales conduce al receptor a una entrega al dador —casi como proximidad del niño a su madre—, justo aquí se llega a solitaria inmediatez máxima ante la Majestad Divina. En el instante de plenificarse el ponerse el alma a disposición del Señor a ordenar su vida, la distancia objetiva del dador ha de ser al igual plena: el que da los exercicios no debe mover al que los rescibe más a pobreza ni a promesas, que a sus contrarios, ni a un estado o modo de vivir que a otro (nr 15). Donde todavía en las mociones espirituales el alma del dador debía corresponder por entero con la del receptor —como respuesta a pregunta, ayuda a necesidad—, ahora el dador deberá ser inconmovible: no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio como un peso (nr. 15). En tanto, el dador no busca servir a un plan propio, ni a planes humanos del receptor, sino únicamente buscando la divina voluntad (nr. 15); toda entrega del receptor a la ayuda del dador ha de pasar a que el mismo Creador y Señor se comunique a la su ánima devota (nr. 15); toda comunicación entre dador y receptor ha de enmudecer en Su comunicación; todo ser-conducido del receptor por el dador ha de resolverse en el auténtico servicio de Dios, en el ser abrazada por Él en su amor y alabanza (nr. 15). Así, toda acción del dador pasa por dejar-obrar (dexe... obrar), toda comunicación [pasa por] el dexe inmediate obrar al Criador (nr. 15), y a tal punto es el Señor y Creador el que todo-dispone, que también se vuelve Su tarea, la disposición, en tanto ponerse a disposición y disposición en tanto ordenamiento de la vida: en tanto Él dispone el alma para P36 la vía que mejor podrá servirle adelante (nr. 15). En cuanto las mociones espirituales conducen al ritmo del mientras más, mejor, están subordinadas siempre más inmediatamente a Aquel, que es el ‘Dios siempre mayor’, el Dios siempre mayor (más allá afuera de todo). Es más conveniente y mucho mejor, buscando la divina voluntad, que el mismo Criador y Señor se comunique a la su ánima devota abrazándola en su amor y alabanza y disponiéndola por 53

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la vía que mejor podrá servirle adelante. De manera que el que los da no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor (nr. 15). Esta relación entre el siempre más en el ritmo del alma, y el ‘siempre mayor’ de Dios, pasa a que el Criador y Señor obre más ciertamente en la su criatura: nr. 16), y aquí, en el cara a cara entre Él y el receptor, se plenifica lo que consideramos recién acerca de la relación entre el dador y el receptor. El principio en el receptor es, aquí, naturalmente, esa ofensiva del hacer lo contrario, según vimos antes. El liberarse de aficiones desordenadas (como sentido negativo de los Ejercicios: nr. 1), deviene en estadio de moverse (es moverse: nr. 16), en poner todas sus fuerzas para venir al contrario de lo que (el receptor) está mal affectado..., instando en oraciones y otros exercicios espirituales, y pidiendo a Dios, nuestro Señor el contrario (nr. 16). Es un comparativo, que va tan lejos con su ritmo de poner (poniendo) e instar (instando), a fin de vincular a sí el influjo más seguro de Dios: para que el Criador y Señor obre más ciertamente en la su criatura... muy conveniente es moverse, poniendo todas sus fuerzas... (para que: nr. 16). Pero en tanto el poner e instar deviene pedir a Dios, nuestro Señor (pidiendo: nr. 16), se desmorona todo lo que podría ser una magia frente a Dios. El pedir dista tanto de ser un ornato religioso procedente de una autosuperación por propias fuerzas, que en lugar de pedir lo contrario, la petición apunta a que su divina majestad se digne a ordenar sus deseos (ordenando sus deseos: nr. 16) y transforme su afección primera (mudare su affeción primera: nr. 16). El pedir lo contrario se desencubre solo como expresión de disposición irrestricta a favor o contra: ni quiere el tal officio o beneficio ni otra cosa alguna, sino... (nr. 16). Y este ‘sino’ es: la causa de desear o tener..., sea solo servicio, honra y gloria de la su divina majestad (nr. 16). P37 El comparativo del movimiento en contrario, ha cedido hasta lo último, al comparativo de Dios: en tanto el poner e instar se vuelve inmediatamente por Su divina majestad, en ordenar los deseos y transformar la afección, no solo cae estrepitosa al suelo armadura y 54

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espada, y la acritud del renunciante se transforma en humildad de receptor juvenil (pues en lugar de lo contrario, aparece purificado lo de hasta ahora), sino que justo así desaparece ahora también el receptor (así como antes, el dador), ente el Único Solo (solo: nr. 16): servicio, honra y gloria de la su divina majestad. Para que el Criador y Señor obre más ciertamente en la su criatura, si por ventura la tal ánima está affectada y inclinada a una cosa desordenadamente, muy conveniente es moverse, poniendo todas sus fuerzas, para venir al contrario de lo que está mal affectada..., debe affectarse al contrario, instando en oraciones y otros exercicios espirituales, y pidiendo a Dios nuestro Señor el contrario, es a saber, que ni quiere (esto... ni otra cosa alguna, si su divina majestad, ordenando sus deseos, no le mudare su afección primera. De manera que la causa de desear o tener una cosa o otra, sea solo servicio, honra y gloria de la su divina majestad (nr. 16). Servicio 5. A esta luz se esclarece definitivamente la relación entre dador y receptor. Por cuanto se trata de que Su divina majestad misma esté y opere ‘en su templo’, es decir, que ordene y transforme desde su interior los deseos y afecciones del receptor, corresponde al dador distancia ante esa intimidad: que no quiera pedir ni saber los propios pensamientos ni pecados del que los recibe (nr. 17), de modo que el dador no requiere ser confesor, y por lo mismo, tampoco sacerdote. Y solo porque se trata del servicio... de su divina majestad, requiere que el dador de la correspondiente introducción sea informado fielmente de las varias agitaciones y pensamientos que los varios espíritus le traen (nr. 17). Causa de esta información, es únicamente lo objetivo de correspondencia entre los espirituales ejercicios convenientes y la conformidad a la necesidad del alma así agitada (nr. 17), y no un análisis subjetivo del alma: no un escudriñar o saber del alma en sí misma, sino solo el conocimiento de su mayor o menor progreso (nr. 17), esto es, progreso en lo objetivo de los Ejercicios, más a lo hondo [progreso] en el servicio objetivo a su divina majestad (nr. 16). 55

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Así se desencubre paso a paso, cómo todo dar-distancia y tomar-distancia, todo dejar solo y permanecer solo, no apunta a distancia humana y soledad humana, sino únicamente a la distancia ante lo único del servicio, la reverencia y gloria de su divina majestad (nr. 16).

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IV Selección para entrega. (Anot. 18-20; Título; Presupuesto)

Ejercicios del atrio - Ejercicios de información; los Ejercicios 1. Si en los Ejercicios se abre esa infinitud de espacio libre, entonces no son manifiestamente para todos, en su sentido auténtico y en su auténtico espectro. Por eso dice: según la disposición de aquellos que quieren tomar exercicios spirituales... se han de aplicar tales exercicios (nr. 18). Esta disposición es aquello fundante a lo que se dio este nombre hasta ahora: el extender, limpiar y abrir (más allá de sí afuera) el espacio entero. Pero esta disposición tiene formas naturales: edad, saber o dotes (nr. 18). Incluso influyen en ella las circunstancias exteriores: acaso uno está embarazado en cosas públicas o negocios convenientes (nr. 19); y acaso pueda librarse o no de todos amigos o conocidos y mudarse de la casa donde moraba, y tomar otra casa o cámera para habitar en ella, quanto más secretamente pudiere; de manera que en su mano sea ir cada día a missa y a vísperas, sin temor que sus conoscidos le hagan impedimento (nr. 20). Es la humildad de la intelección sobria acerca de la condición personal especial (la propia condición y subiecto: nr. 14): no solo acerca de la distinción universal entre hombre y hombre, sino de la expresión de tales diferencias en la apariencia humana exterior. Edad, saber o ingenio (edad, letras o ingenio) pueden traslucir a un hombre disminuido y de pocos alcances (rudo y de poca complisión), pequeño yo y de poca capacidad natural (de poco subiecto o de poca capacidad natural), o [puede traslucir] uno que según la manera como quiere disponerse (se quisieren disponer: nr. 18), solo apunta hasta cierto grado de contentar su ánima (nr. 18). Las puras condiciones exteriores, cosas públicas y negocios convenientes, amigos y conocidos, casa, cámara, son exteriorizaciones del estar embarazado (nr. 19), o desembarazado (nr. 20), y esto, en sentido amplio de (des) embarazado: embarazado, en tanto ocupado, desembarazado, en tanto desocupado, dispuesto a una nueva concepción; embarazado, en tanto vida deveniente cargada, desembarazado, en tanto dispuesto 57

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a nueva ocupación; embarazado porque impedido para nuevas ocupaciones; desocupado, en tanto abierto a toda llamada. El sentido de este ocupado-desocupado conduce así, lentamente, al sentido más íntimo de disposición: apartamiento (nr. 20). Designa: ponerlo todo a un lado, y estar a un lado de todo, sin participar aquí y sin parte allá, simplemente separado y apartado (a-parte) y mediante esto, a inmediatez respecto de Dios, el constitutivamente P40 ‘apartado y diverso de todo’ (Conc. Vat. I Denz 1782). Por una parte, esto natural y exterior es en determinada medida dependiente de un querer-disponerse (nr. 18), razón por la cual se abren las restricciones. Pero por otra parte, también el óptimo rumbo de un querer-disponerse tiene, en esto natural y exterior, límites puestos por Dios, de la circunstancia personal especial (nr. 14), que no son transgresibles. Conforme a estas tres gradas en la disposición, resultan las tres gradas de los Ejercicios. Los trozos acerca del doble examen de conciencia, confesión, comunión, anteriores a los auténticos ejercicios de la primera semana, así como la materia de los tres modos de orar (declarándoles cada mandamiento, y así de los pecados mortales, preceptos de la Iglesia, cinco sentidos y obras de misericordia: nr. 18), configuran una primera grada de Ejercicios, en que no conviene proceder adelante en materias de elección, ni en otros algunos exercicios, que están fuera de la primera semana (nr. 18). Son, así —podría decirse—, ejercicios del atrio, pero de tal índole, que el receptor llega mediante ellos a confesar y comulgar cada ocho días (nr. 18; lo que hoy equivaldría a comunión diaria). Esta suerte de Ejercicios pertenece a personas que de partida aparecen como disminuidas y de cortos alcances (espirituales); como son las que quieren tener solo instrucción y ayuda para llegar hasta cierto grado de contentar a su ánima; como son los que el dador mismo ve en el curso de los Ejercicios, que tienen un yo pequeño y pocos alcances naturales. En cambio para la segunda grada de la disposición, donde uno está embarazado de cosas públicas o negocios convenientes, quier letrado, o ingenioso, se forman Ejercicios que no parecen tener restricción alguna (pues han de contener las meditaciones acerca de para 58

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qué es creado el hombre, es decir, el Principio de Fundamento, como también más allá de la primera semana, entrar irrestrictamente en los misterios de Cristo, nuestro Señor), pero de tal manera, que según la forma solo requieran una hora y media diaria, dejando el resto del día a cosas públicas y negocios convenientes (nr. 19). Dado que no contienen el solitario y apartado (apartamiento), no son auténticos Ejercicios vividos, sino Ejercicios de información —según cabría decir—, si bien también éstos pueden ser, en circunstancias extraordinarias, ‘los’ Ejercicios, dado que el solo y apartado es necesario para proceder por vía ordenada (nr. 20). De modo que ‘los’ Ejercicios son la tercera grada: al que es más desembarazado y que en todo lo possible desea aprovechar, dénsele todos los exercicios spirituales por la misma orden que proceden, en los quales por vía ordenada tanto más se aprovechará quanto más P41 se apartare de todos amigos y conoscidos y de toda solicitud terrena (nr. 20). Para los auténticos Ejercicios se requiere una disposición de edad, letras e ingenio y estar desembarazado de ocupaciones por realizar, en la cual se expresa la disposición interna del siempre-más y en todo lo posible: el más correspondiente al ‘Dios siempre mayor’; todo lo posible en correspondencia con el Dios en Quien a tal punto toda posibilidad es realidad, que Él es ‘puramente real’ (actus purus). El apartamiento 2. El apartamiento que se sigue de esto doble –en tanto palabra que clausura las anotaciones– tiene una fundamentación más honda en esto último: el ‘en correspondencia con Dios’. El apartamiento no designa –como lo podría insinuar erróneamente la medida de edad, letras, ingenio, así como la exigencia de apartarse de todos amigos y conoscidos–, una selección de élite religiosa, para apartar de la Iglesia corriente. La atmósfera en que el apartamiento de amigos y conocidos y de su casa y aposento ha de tener lugar, es más bien, precisamente a lo expresamente eclesial: de manera que en su mano sea ir cada día a missa y a vísperas (nr. 20). Y esto a tal punto, que este frecuentar la vida de la Iglesia sea el ‘tanto 59

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cuanto’ determinante para la separación de amigos y conocidos: sin temor que sus conoscidos le hagan impedimento (nr. 20). Así, el apartamiento tampoco es una soledad, por la sola soledad. El frecuentar no impedido, la atmósfera de Misa y vísperas diaria, por ende, en atmósfera de vida sacrificial y coral de la Iglesia, deviene lenta interiorización en lo que es el sentido más íntimo de esta vida de la Iglesia. La vida litúrgica es servicio de alabanza de los siervos ante el Señor, que les dará su recompensa. También es el primer sentido del apartamiento: que en apartarse hombre de muchos amigos y conoscidos, y asimismo de muchos negocios no bien ordenados, por servir y alabar a Dios nuestro Señor, no poco meresce delante su divina majestad (nr. 20). La vida litúrgica es, más a lo hondo, la constante libre celebración de la Iglesia, que se reúne desde la multiplicidad de lo terreno, al único servicio necesario de Dios. Así, el segundo sentido del apartamiento es, que estando ansí apartado, no teniendo el entendimiento partido en mucha cosas, mas poniendo todo el cuidado en sola una, es a saber, en servir a su Criador y aprovechar a su propia ánima, usa de sus potencias naturales más libremente, para buscar con diligencia lo que tanto desea (nr. 20). La vida litúrgica es, por último, en su hondura más santa, el misterio del constante P42 Cantar de los Cantares: el encuentro y abrazo entre Cristo, el Esposo y la Iglesia, la Esposa, y en esto, el brillo y flujo del amor, que es el Espíritu Santo. Eso expresan las reverentes palabras que describen el tercero y más alto sentido del apartamiento: quanto más nuestra ánima se halla sola y apartada, se hace más apta para se acercar y llegar a su Criador y Señor, y quanto más así se allega, más se dispone para rescibir gracias y dones de la su divina y summa bondad (nr. 20). Triple apartamiento: –desde aquí, sentido último de los Ejercicios y de la relación entre dador y receptor. 3. En estas hondas conexiones (cuya expresión condensada al máximo en el modo de hablar predilecto de los Ejercicios: servicio, alabanza, gloria de Su divina Majestad –la palabra-clave de la 60

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Liturgia, como servicio festivo a la Majestad Divina)– en tales conexiones se entiende en su máxima hondura conjunta, el sentido de ejercicio y disposición. El sentido que se desarrolla en tres gradas de apartamiento, es su fórmula. Los Ejercicios son ejercitar en tanto disponer, en sentido de servicio humilde del siervo, que en virtud de este servicio, a ningún otro ha de servir, y tiene que estar libre de toda otra ocupación: así, en alabar al Señor su servicio es en propio mérito. Ejercicios son ejercitar y disponer, más a lo hondo, en sentido de recogimiento en lo Uno de un hombre vidente, que llega así a servicio de Dios unitario y a libertad interior, en tanto dirige su anhelo a buscar la meta con cuidado38. Pero en lo más hondo y auténtico, los Ejercicios son ejercitación en tanto disposición, en el sentido de se acercar y llegar a adherir y pender y comunicarse con Dios (llegar), al interior del ‘hágase en mí...’ en vistas de fructificar en bienes más elevados y divinos. La realización ciega del servicio contraído deviene libertad de visión, y ésta, en ceguera beata del amor que se entrega. Desde aquí, lo que sigue a las Anotaciones, vale decir, el Título de los Ejercicios y el Presupuesto, es, en verdad, la última palabra. El título dice: Ejercicios espirituales para vencer a sí mismo y ordenar su vida sin determinarse por affección alguna que desordenada sea (nr. 21). Vencer a sí mismo: justo por vía de servicio, a intelección, hacia amor. Pues afección desordenada es apegarse desordenado: vida que no quiere ser servicio, sino enamorarse de esto o eso; servicio, que no quiere ser visión y amor (con su impulso progresivo), sino pereza del ‘deber ser’39; libertad de visión, que no quiere darse en amor, sino poseerse a sí misma en-sí. Por eso vale el

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Se traduce durch Sorgfalt por “con cuidado”. Nota del traductor: P. me decía que las veces que iba a consultar a Husserl por la década de los 20, debía pasar por la oficina de su ayudante Heidegger, con quien entabló amistad. Le llamó la atención a P. que en esas ocasiones solo encontraba abiertos en la mesa de Heidegger, libros de San Juan de la Cruz y de Teresa de Ávila. Por esa razón me parece inferir más oportuna traducción del existencial “Sorge” (en ‘Ser y Tiempo’) por ‘cuidado’, en conformidad con Juan de la Cruz: ‘Quedéme y olvidéme, / El rostro recliné sobre el Amado / Cesó todo y dejéme / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”. 39 Se traduce “muß” por ‘deber ser’.

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vencerse a sí mismo: desde egolátrico enamorarse, hacia más allá en servicio objetivo, P43 desde egolátrico ‘deber ser’ de servicio, a progresar hacia libertad en visión, desde autodominio egolátrico (en esta libertad vidente) al más allá del darse y derrocharse de amor. Justo en esto consiste el ordenar su vida: en el orden dispuesto por el servicio, en el libre ‘sí’ consciente al orden, en amor como orden. Pues des-orden, en afección desordenada, es justo humorada en lugar de orden, impulsión no-inteligente ni libre, en lugar de libre ‘sí’ consciente del [orden], autonomía del orden, en lugar de soberanía del ‘amor cada vez mayor’. Por eso, lo primero es insertarse en el orden de Dios, el orden santo del Creador, Redentor y Santificador: el ‘ser ordenado’ al servicio de la Majestad divina, según es realidad concreta en la Iglesia. Pero en tanto insertarse de ‘piedras vivas’ (1Pet 2,5) e ‘hijos’ (Rom 8,14) que han recibido la ‘visión de Cristo’ (1Cor 2,16) y la ‘libertad de hijos de Dios’ (Rom 8,21), el libre servicio consciente del orden tiene que devenir siempre más ‘obsequio razonable’ (Rom 12,1). Y por último, el orden mismo deviene transparente en su máxima hondura: el Espíritu Santo, que ‘plenifica el universo’ (Sab 1,7) y lo ‘ordena’ (Sab 8,1), y habita en la Iglesia jerárquica, es decir, la Iglesia del orden santo, y la guía. Pero Él, el Espíritu Santo, es ‘el viento que sopla donde quiere, y tú no sabes de dónde viene ni adónde va’ (Jn 3,8). Él remece como temblor la ‘casa firme’ y pasa como viento tempestuoso por la ‘casa cerrada’, e irrumpe como fuego en la ‘casa segura’ (Act 2,1-49). Así es Él, soberanía del ‘amor siempre mayor’ (1Cor 13,13) en todo orden, y más allá de todo orden. Amor es ‘el’ orden. Esto ha de ser ahora, en tanto auténtica idea de los Ejercicios, también la forma de su realización: el encuentro entre dador y receptor. Sin duda, el espíritu de objetividad que ha de dominar este encuentro, requiere autosuperación y orden, y por eso, la disciplina del habla, en lugar de ocurrencias irisadas y chispeantes. Pero por otra parte, la moción espiritual con su atmósfera de necesidad impulsiva, pide también una verdadera osadía y un ex-ponerse despreocupado. También aquí solo el amor mismo puede ser, en 62

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última instancia, ‘el’ orden: para que así el que da los exercicios spirituales como el que los rescibe, más se ayuden y se aprovechen, se ha de presuponer que todo buen christiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor, y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (nr. 22). P44 Tanto dista –primero– la relación entre el que da y el que recibe los Ejercicios, de ser un ser dominado el receptor por el dador, que más bien, no solo ambos se han de ayudar y aprovechar, sino que ambos, tanto el receptor respecto del dador, como el dador hacia el receptor han de practicar el mandato de querer entenderse correctamente. Tanto distan los Ejercicios –segundo– de ser, en medio de su objetividad, un patrón hecho, que se desenrolla, que más bien, en última instancia, todo se pone en riesgo, próximo a proposiciones dudosas, que solo tienen su recto sentido, en la unicidad de la situación viviente. El ‘más’ que caracteriza el estilo de los Ejercicios, es el ‘más’ del ‘amor cada vez mayor’ (1Cor 13,13).

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P45

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO (nr. 23) Introducción : sentido distintivo del Principio y Fundamento: teoría o entrada de los Ejercicios; - el fin sobrenatural concreto; - el punto de partida desde el hombre. P47

Desde el Alma de Cristo se dio contenido fundante, modo fundante, rumbo fundante y sentido fundante de los Ejercicios. Las Anotaciones dieron la especial coloración del estilo fundante de los Ejercicios. De ahí se sigue que ahora aparezca ese principio, que por una parte clausura esto introductorio (por cuanto formula el resultado); por otra parte, fundamenta el auténtico edificio de Ejercicios, que comienza ahora (en tanto es el esbozo fundante de lo que en este edificio se lleva a cabo). En el sentido de lo primero, se podría tomar la palabra principio. Principio es (según Aristóteles y Tomás), aquello de lo que se sigue todo, y a lo que todo se retrotrae. Visto desde el puro espíritu, es plenitud cifrada, que contiene vivo todo lo que de ella se sigue. Pero enfocado desde el hombre (con su modo cognoscitivo sensorial), es fórmula abstracta, que solo tiene vida al interior de vida vivida. Desde esta perspectiva, el Principio de los Ejercicios es eso último, a lo que se retrotraen las exposiciones acerca del contenido fundamental, modo fundante, rumbo fundante, sentido fundante y estilo fundante de los Ejercicios; y a la vez, eso último, en que las cuatro semanas vividas de los Ejercicios se cifran, como en una fórmula. Tiene entonces aplicación lo que en la anotación 4 se dice acerca de la secuencia de los Ejercicios: que la primera parte es la consideración y contemplación de los pecados (nr. 4), es decir, que el Principio y Fundamento no es en realidad materia de los Ejercicios. No es materia, porque es fórmula de la teoría de los Ejercicios. No es materia junto a otras materias, porque contiene en sí los ejercicios enteros. Una exposición del Principio y Fundamento sería, según esto, o algo como teoría de los ejercicios, o trataría de ejercicios para sí. 64

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A favor del Principio y Fundamento en tanto inicio auténtico de los Ejercicios, habla la segunda palabra: fundamento. Fundamento pertenece internamente al edificio mismo, en tanto su inicio concreto. Como tal inicio, es lo más subyacente, sumergido en la Tierra, mientras todo lo demás está visible sobre la Tierra. Pero entonces es fundamento omniabarcante, que contiene en germen el edificio entero, dado que tiene que ser, de modo que este edificio (a diferencia de otros) pueda elevarse sobre él. Por eso pone la anotación nr.19 en su plan de ejercicios (para tomar alguna inteligencia en los ejercicios), como primera parte, el para qué es el hombre criado (nr. 19), es decir, el Principio y Fundamento. Para el modo y manera como ha de tratarse este ejercicio, se deja aplicar lo que más tarde se dice en relación con los Tres grados de humildad: considerar y advertir en las siguientes tres maneras de humildad, y en ellas considerando a ratos por todo el día (nr. 164). El considerar y advertir... a ratos por todo el día, sería entonces –en relación con el modo fundante de los ejercicios– la primera de esas tres maneras principales de oración interior, que se enumeran en un lugar del examen universal de conciencia (nr. 39): P48 los perfectos... consideran, meditan y contemplan más ser Dios nuestro Señor en cada criatura según su propia essencia, presencia y potencia. Este consideran es, además, un dejarse impregnar –a lo largo de todo el día– del pensamiento fundante, que es la atmósfera de los ejercicios. Así es, por cierto, primero introducción, pero de tal índole, que significa un re-pensar radical y con amplitudes declaradas ante sí. Por ambas palabras, principio y fundamento se clarifica que es principio y fundamento de lo que contienen las cuatro semanas de Ejercicios, es decir, de la reciprocidad y compenetración de pecado y redención. Por eso, la relación Creador y creatura, según se da en el Principio y Fundamento (comienza con criado y termina con criados) está supuesta por cierto, en este orden sobrenatural: en este sentido cabría sopesarla a la vez filosóficamente. Pero es explícito principio y fundamento, como concepto-inmanente, o inicio de los Ejercicios mismos; por eso, recién se enfoca en plenitud, al in65

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teriorizarse en el orden de pecado y redención: como la relación Creador y creatura aparece en la única historia salvífica fáctica. Pues el fin para el que hemos sido criados, es de hecho para nosotros solo este [fin] sobrenatural: Dios en Cristo en la Iglesia. En este sentido de vida concreta, la primera palabra del Principio y Fundamento es: el hombre, el hombre según lo experimentamos en nosotros y en otros. A medida de esta experiencia se abre al criado, el ser-hecho, y en él, el ‘para’ hasta su última consecuencia. El realismo en relación con el hombre, fundamenta el ideal auténtico de irrestricta entrega a Dios. Dios se hace visible en el hombre: desde el hombre Adán –el hombre era y quería ser Dios– hasta el Hombre Cristo, que es Dios y se hizo hombre. El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.

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El hombre ...

La primera palabra del Principio y Fundamento40 se retrotrae una vez, a la experiencia viviente de quienes entran en los Ejercicios –no solo quien los da y los recibe–, pues subyace al texto mismo de los Ejercicios: el hombre, como pregunta. Pero esta palabra avanza al contenido entero de la proposición fundante: ‘(El hombre) es creado para...’ De lo que el hombre es, como pregunta, se lee su sercreado, y ahí, su ‘para’ enterizo: Dios, alma, ‘las otras cosas sobre el haz de la Tierra’, es decir, su fin. Esto determina inequívoca la materia por considerar: la esencia del hombre, al interior de la cual es pregunta (1-3), y es ‘para...’ (4). 1. En tanto cuerpo-espíritu 1. La experiencia muestra cómo el hombre es pregunta al máximo, en tanto los polos extremos del mundo se encuentran en él: materia y espíritu. Por cuanto el hombre es cuerpo y espíritu, deviene lugar de unidad. Pero justo por eso, el hombre es pregunta viva de esta unidad: ¿es unidad ascendente (de cuerpo a espíritu), o unidad descendente (de espíritu a cuerpo)? a) En tanto devenir-espíritu del cuerpo. Cuerpo, que deviene espíritu (naturaleza); - Cuerpo en espíritu (sobrenaturaleza); - Cuerpo manando el espíritu (redención). a) Desde la impulsión progresiva de todo deveniente, se da rumbo ascendiente, y espíritu es la fuerza de ese ascenso. El hombre es devenir-espíritu del cuerpo. Así se da ya en la unidad natural de cuerpo y espíritu. Espíritu, en tanto forma del cuerpo, da al cuerpo el más vigoroso sustento de todos los cuerpos. Además, como principio-viviente, le da el sustra-

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El texto dice Das erste Wort des Grundsatzes; se traduce esta última palabra por ‘Principio y Fundamento’.

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to más potente de todo cuerpo. Por último, como autoconciencia y libertad, [el espíritu] hace de él la maravilla41 de un cuerpo, que se posee a sí mismo en autoconciencia y libertad. En esta secuencia gradual, desde consistencia exterior a unidad interna en autoposesión, es, en verdad: cuerpo-deveniente-espíritu. Esto asciende aún más, en lo que designa participación sobrenatural en naturaleza divina, con dones preternaturales originarios, dados a nuestros primeros padres. Deviene cuerpo de un espíritu–que Dios, el Espíritu, lleva en sí–, y por eso es ‘espiritual divino’. Entonces no asombra que el cuerpo de un espíritu así esté inmerso en pura libertad espiritual, sustraída al juego de estímulos sensoriales (en don-libre de concupiscencia antagónica); por último, sustraído al destino de muerte, en libre inmortalidad corpórea. Tan libre de lazos del medio ambiente, el cuerpo está inmerso en lo espiritual: cuerpo [inmerso] en espíritu. P50 La plenitud aparece, entonces, en el misterio de la Encarnación: el cuerpo de Cristo-Hombre, perviviente en la Iglesia, como ‘Cuerpo de Cristo’, ‘contiene’ y ‘difunde’ Vida de Dios, que es Espíritu, en tanto Él es ‘el’ Sacramento en los sacramentos, ‘totius Ecclesiae... mirabile sacramentum’ (Oración de la Profecía 2 del Sábado Santo). Así es: Cuerpo, del que mana el Espíritu. b) En tanto devenir-cuerpo del espíritu. Espíritu, que deviene cuerpo (naturaleza); - espíritu en cuerpo (sobrenaturaleza); - Dios-Espíritu soplando como Cuerpo (redención). b) Pero justo en esto se anuncia en qué medida este ascenso a cuerpo-espíritu, acontece en virtud del descenso del Espíritu: siempre más hondo, a lo material. Por eso, hombre es, más a lo hondo, ritmo de este rumbo del espíritu al cuerpo: espíritu-deveniente corpóreo. La unidad natural de cuerpo y espíritu acontece de raíz, pues 41

Se traduce así das Wunder.

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espíritu configura todo desde arriba: espíritu, ‘forma una del cuerpo’; no solo forma de vida espiritual humana, sino de vida sensorial, de vida en general, sí, del simple ser del hombre como tal. El espíritu se sumerge hasta lo ínfimo, a fin de abarcarlo todo en sí: espíritu, que deviene cuerpo. Entonces también los dones preternaturales originarios, dados con sobrenaturaleza, aparecen, más a lo hondo, al modo de espíritu viviente desde Dios, el Espíritu: también elevan al cuerpo, le configuran en su apariencia. Libertad de concupiscencia significa que la vida sensorial corpórea devino espiritualidad dotada de sentidos: espíritu que plenifica consigo los sentidos. Inmortalidad del cuerpo, significa que toda transformación de desarrollo corpóreo, no desencubre el destino de lo material, de muerte que se cierne; es vaivén vivo, revelador de libertad del espíritu inmortal. Es en verdad: espíritu en cuerpo. Así, el misterio de la Encarnación plenifica este ritmo: el Logos mismo, Verdad Eterna de Dios, que en virtud del Espíritu Santo deviene Cuerpo-Carnal, en acciones corpóreas (de Vida histórica y sacramental de Cristo), para derramar la plenitud de Verdad y del Espíritu de Dios: plenitud de Verdad y de Espíritu, en ‘Cuerpo de Cristo’. Es lo más extremo: Dios-Espíritu, en cuerpo vibrante. c) En tanto ruptura de cuerpo-espíritu. Cuerpo contra Espíritu (en naturaleza, sobrenaturaleza, redención) - Espíritu contra cuerpo (en naturaleza, sobrenaturaleza, redención). c) Pero si consideramos von más acribia la unidad de este hombre del ascenso de cuerpo al espíritu y del descenso condicionado del espíritu al cuerpo, emerge la cisura 42 ‘carne apetece contra espíritu, y el espíritu contra la carne’ (Gal 5,17). Es ‘apetecer’, cuyo poder indisminuido tiende a destruir al adversario, y así, es ruptura a la nada. 42

Se traduce der Riss por “la cisura” “el desgarro”, según el contexto o Riss por “grieta”.

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En el ascenso del cuerpo al espíritu, el espíritu era forma y fuerza. Pero en el hombre concreto, el cuerpo lucha contra el espíritu, a fin de des-espiritualizarlo, y anular así el propio ascenso. En lo natural, las armas del cuerpo son: cansancio, perturbación (hasta sobresalto), animalización. Cansancio: porque el espíritu siempre activo, se enreda en mudanzas corpóreas de sueño y vigilia, flojera P51 y frescura. Perturbación: pues enfermedades de forma corpórea, descomponen la vida del propio espíritu. Animalización: pues el peso sordo del cuerpo, fuerza sin cesar al espíritu –orientado a verdad-bien-belleza–, a servirle en sus necesidades corpóreas. En lo sobrenatural, esto asciende en el misterio del pecado original: pues la concupiscencia corpórea arrastra consigo al espíritu, que vive de la Vida de Dios, el Espíritu, al fuego de pasiones inflamadas y muerte sumida en infierno abierto: para que no sea aliento libre, sino desgarrado en esclavitud extrema. En el misterio de la Encarnación, el modo como ésta nos libera del pecado original aparece doliente al máximo: pues la Verdad de Dios encarnada, se sumerge en impotente miseria corpórea y se deja sumir a indefensión de niño en seno materno, hasta impotencia de moribundo en angustia-mortal, heridas y tiniebla mortal; la plenitud perviviente por el Espíritu Santo, de esta Verdad de Dios en la Iglesia, designa la cuasi más dolorosa pervivencia de esta impotencia sufriente y moribunda, a merced de miembros indignos de esta Iglesia, sacerdotes y creyentes. Debiera ser cuerpo dimanando espíritu. Y deviene cuerpo, asfixiando al espíritu. Aún más siniestro es cómo tras esta lucha, está la más fuerte lucha del espíritu condicionante por dentro contra el cuerpo, para anularlo y no descender al cuerpo como manifestación, sino arrojarse a la nada, en destrucción demoníaca desencadenada. En lo natural, el espíritu suscita insaciable impulso de consumir al cuerpo, agrede y entorpece funciones corpóreas, para al fin llevar a perdición al cuerpo. Por esto, la lucha de cuerpo contra espíritu, está condicionada más a lo hondo: cansancio, que paraliza al espíritu desde el cuerpo, provino del espíritu agitador; la 70

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disfunción y terror corpóreo procedente del espíritu transgresor de límites, confunde al espíritu; animalidad corpórea –procedente del espíritu insaciable que todo lo devora–, esclaviza al espíritu. Esto es aún más claro en lo sobrenatural: en el misterio del pecado original. Primero es ambición del espíritu, deseoso de poseerlo todo: posesión sin límite de tierra, a ‘ser como Dios’. Esta ambición inflama al cuerpo: esclavizado por apetencias y muerte. La oscuridad que corona el misterio de redención, plenifica lo más auténtico de esta revelación. Por eso, la Verdad de Dios hechahombre, se sumergió en máxima medida de miseria corpórea; por eso, el Espíritu Santo plenificador de la Iglesia, es entregado a lo carnal, para expiar así, por la vía en que aconteció el pecado 43: caída del espíritu en caos corpóreo. Y en el sufrir de Cristo y la Iglesia, P52 se reitera la siempre nueva rebelión del espíritu, que ejerce de verdugo: rebelión orgullosa del ‘pueblo elegido’, contra un Mesías de renuncia radical; rebelión de ‘cristianos libres’ desligándose de una Iglesia de leyes; y en máxima agudeza, rebelión de ‘cristianos elegidos’, contra Iglesia de ‘maleza en el trigo’: rebelión del espíritu puro, contra humilde atadura carnal, que desemboca en lo oculto o explícito-demoníaco, desmoronando la carne. Debiera ser espíritu, radiante como cuerpo. Y deviene espíritu (desgarrado) desgarrando al cuerpo. 2. En tanto varón-mujer. 2. Como pregunta entre cuerpo y espíritu, el hombre es unidad y fisura en el mundo. Pero él no es univocidad de ‘cuerpo y espíritu’, pues esta unidad y esta fisura se llama una vez varón, otra vez mujer, y recién la reciprocidad de ambos es ‘el hombre’: “Dios creó al hombre... varón y mujer lo creó” (Gen 1,27), de modo que “ni varón sin mujer, ni mujer sin varón” (1Cor 11,11). No es que unidad y fisura entre cuerpo y espíritu, devenga

43

[Nota del traductor:] Se insinúa aquí el motivo patrístico de la ‘recirculatio’ (Ireneo de Lyon): expiar por el camino en que aconteció el pecado.

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relación sutil entre varón y mujer: como si mujer fuese más naturaleza, y varón, más espíritu. Pues cada uno de ellos es cuerpo y espíritu; y por una parte, espíritu, como espíritu, es unidad44 de personalidad; por otra, las hondas diferencias entre varón y mujer, radican justo en el espíritu, en tanto ‘forma’ del cuerpo. Por ende, la relación entre varón y mujer, en tanto humana –es decir, corpóreoespiritual–, solo puede ser relación entre autarquías45. Ella no está atada al modo infrahumano, donde masculino-femenino se corresponden en pura forma corpórea. A ella [a esa relación] pertenece al menos también, el modo como se encuentran espiritualidades puras de varón y mujer. Y auténtica libertad radica en que la forma corpórea de la relación, deviene ‘estado’ nupcial objetivo; y la forma espiritual de relación, no requiere bajo ningún respecto, la consabida proximidad personal, sino que se manifiesta en forma conmovedora máxima, al compenetrarse en eficacia objetiva. Por eso, la relación entre varón y mujer se nombra de modo más auténtico: padre y madre. Con más vigor es el hombre centro46 interno del mundo, cuando ambos modos de fecundidad se compenetran en él: fecundidad corpórea y espiritual. Varón y mujer es nombre de ese compenetrarse, pues su relación impregna el ámbito entero de cuerpo y espíritu, en intersección fecunda constitutiva. La relación personal entre varón y mujer se constituye en tantocuanto estricto de relación servicial de padre y madre: se relacionan en reciprocidad constitutiva, desde el ‘fruto’, sea fruto corpóreo, o fruto espiritual. P53 Por cuanto varón, como mujer son unidad interna para-sí, y su reciprocidad interna es libre al dimanar fecundidad en ‘servicio al tercero’; por eso también, las dos facetas de fecundidad (en lo corpóreo y lo espiritual), crear y recibir, no están disociadas de modo unilateral. Pues la receptividad de la mujer, como madre, es receptividad44

Se traduce Geschlossenheit por “unidad [enteriza]”; en este sentido lo usa con cierta frecuencia P. Se traduce Selbständigkeiten por “autarquías”. 46 Se traduce aquí Mitte, como ‘centro’. En otros lugares, donde la palabra Mitte está referida a dos ritmos o movimientos, se traduce como ‘medio’ o ‘medio entre’. 45

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creativa, y la creación del varón como padre es creación-receptiva. Entre receptividad-creativa y creatividad-receptiva radica la pregunta auténtica entre varón y mujer, en tanto pregunta por la fecundidad humana (y en su interior, por la fecundidad del mundo). a) Bajo la unidad de receptividad-creativa (de la mujer) en la naturaleza; - en lo sobrenatural; en redención. a) Por una parte, el misterio de la fecundidad parece depender, en particular, de la receptividad creativa de la mujer. Así es en lo natural. Lo creativo del varón parece episodio en la constante receptividad creativa de la mujer. Es madre del varón (-corpórea, o -espiritual); mediante ella madura el varón para trabajar. Y es mujer de varón (-corpórea, o -espiritual), en cuyo seno crece y se redondea el germen, en todo-enterizo47 y pleno. Lo creativo surge de receptividad creativa, y desemboca en ella. Y fue inaudita maravilla de lo sobrenatural originario, que esa receptividad creativa, en virtud del espíritu partícipe en naturaleza divina, fuera en verdad seno de fecundidad divina en la Tierra: dejar crecer Vida de Dios en todo-enterizo y plenitud, y dejar al varón llevar a madurez natural, también sobrenatural, impartiéndole creatividad divina. Pues sin el pecado original, la concepciónnatural sería concepción inmediata de ‘hijos de Dios’ y en consecuencia, también la concepción creativa en lo espiritual quedaría consagrada en el mismo misterio. La participación en la fecundidad intradivina: como seno del Padre, es seno-materno, por cuanto el Hijo siempre es en el Padre, y el Espíritu Santo, en tanto ‘madurez de plenitud’ (ƲƤƪоƨƷƱƨư) en Dios, al igual siempre en el Padre. El misterio de la Encarnación regala luego algo todavía más inaudito, en lugar de esto perdido por ligereza con el pecado original. De inmediato después del pecado original, el protoevangelio consagra la receptividad creativa de la mujer (‘tú le aplastarás la cabeza’), a que conciba a Dios mismo (no solo [a engendrar] vida 47

Se traduce Ganzheit por ‘todo enterizo’.

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partícipe en naturaleza divina): en espera anhelante de la ‘virgen, hija de Sion’, ‘desposada de Dios’, que suplica este tiempo maduro –en el ‘he aquí la sierva del Señor, hágase en mí’– de María, ‘vaso del Espíritu Santo’, para llevar en su seno al Hijo de Dios –desde su germen, a su edad madura en la Iglesia Su Esposa, Cuerpo–, a ‘Plenitud’ y ‘Gloria’ del Hijo de Dios hecho hombre, para llevarle a Él en sus miembros, en P54 siempre nuevos ‘hálitos’48, a ‘figura madura’. En este triple misterio-mariano (de la ‘virgen, hija de Sion’, pre-viviente; de la Iglesia, en tanto Virgen Madre María per-viviente: María pre-histórica, intra-histórica, supra-histórica); al interior de esto, la receptividad creativa de la mujer en su punto culminante: seno de Dios. b) Bajo la unidad de receptividad creativa (del varón). b) Pero como en esto aparece ‘el varón por medio de la mujer’ (1Cor 11,12), y la receptividad creativa de la mujer [aparece] en el corazón de lo humano, y por eso, en el mundo; se muestra así al igual la contra-fuerza condicionante: ‘la mujer desde el varón’ (1Cor 11,12) como ‘gloria’ en torno a la ‘Cabeza’ (ebd 11,7), y por eso ‘no... el varón desde la mujer’ (ebd 11,8) y ‘no el varón en virtud de la mujer, sino la mujer en virtud del varón’ (ebd 11,9), pero esto ‘desde Dios’ (ebd 11,13) y ‘en el Señor’ (ebd 11,11), esto es, en similar inmediatez de ambos hacia Dios. La receptividad creativa de la mujer tiene por presupuesto determinante la creación receptiva del varón, así como ésta tiene aquella como plenitud coronada, como ‘cuerpo’ (Ef 5,26-289) y ‘plenitud’ (ebd 1,23) y ‘gloria’ (1Cor 11,7). Así en lo natural, el varón mira receptivo a la pura mujer, como ideal, y se cobija en la mujer materna como hogar, y pone en la mujer fecunda todo germen por expandir. Pero justo en esto él es más a lo hondo, el activo y configurador: la mujer como ideal y seno, deviene ‘del varón’ por cuanto su mirada y cobijo49 la conforma.

48 49

Se traduce Wehen por ‘hálitos’. Se traduce Einbergen por ‘cobijo’.

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Si en lo sobrenatural-originario, la unidad de varón y mujer debía continuar de inmediato el don de participar en la vida del Dios uno, entonces la mujer, como ideal y seno era, por cierto, para el varón receptivo, aparición inaudita de claridad e infinitud divina; pero por cuanto él de antemano ‘estaba con Dios’, y la mujer le fue dada de su ‘carne y hueso’ (Gen 2,23) como ‘compañera’ en este ‘con Dios’, él, origen de la estirpe viviente que participa en naturaleza divina, participa en auténtica paternidad, de la fecundidad creadora de Dios, el Padre. A esta luz, el misterio de la Encarnación aparece también plenificador. La desposada y Madre de Dios es, en última instancia, solicitada y configurada por el ‘Esposo’. La receptividad creativa de la ‘desposada, hija de Sion’ es hecha mediante el ‘mesianismo’ de la Antigua Alianza, esto es, mediante la pre-vida del Mesías por venir, como ‘nuevo padre del linaje’. Por eso la hondura de receptividad creativa de María, es su índole co-redentora con este ‘nuevo padre del linaje’: la ‘nueva Eva’ del ‘nuevo Adán’50. Y por eso, se continúa en la Iglesia el ‘nuevo Adán’ en un sacerdocio masculino, así como en la mujer cristiana pervive la receptividad creativa de la ‘nueva Eva’. Por cuanto Cristo es ‘Cabeza en que todo se recapitula’ P55 (чƬƠƩƤƴƠƪƠƨцƱƠƱƧƠƨ: Ef 1,10), pre-vida, vida, pervivencia, la creación receptiva del varón alcanza su punto culminante: en el Hombre-Dios, como Cabeza. c) En tanto desgarro de varón-mujer. c) Pero justo en este condicionarse y compenetrarse, irrumpe el desgarro: la enemistad siempre antigua y siempre nueva entre varón y mujer, por hacer valer solo uno de los sexos. Pero porque aquí se trata de fecundidad creativa, y en ella, creación y recepción se vinculan tanto en varón como en mujer, resulta que la aniquila-

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[Nota del traductor:] La participación de María en la redención de Cristo se fundamenta teológicamente, en el ‘ser de la mujer’ en tanto ‘nueva Eva’; es decir, en la ‘recirculación’ del sendero seguido de hecho en el pecado original.

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ción del otro deviene autoaniquilación, desgarro hacia la nada en el manantial del ser. El vincularse creación y recepción en varón (como creación receptiva) y en mujer (en receptividad creativa), otorga a cada sexo un puente a tácito someter al otro sexo; y funda a la vez en cada sexo su interna unidad. Lo demoníaco de lucha entre sexos, comienza justo aquí: el elemento del otro, que cada sexo lleva en sí, deviene puente para oculto someter al otro, con resultado de propia esclavización. Esclavizarse significa: curvar hacia adentro el ‘másallá afuera’ entre varón y mujer –(hacia lo ‘tercero’)–, es decir, a lo infecundo del mutuo consumirse. El manantial del ser se autoabsorbe, agotándose a sí mismo. Es fuerza de la mujer la interna creatividad de su receptividad: recibir, configura a madurez al dador y al don. Aquí arraiga la posible recepción enredosa: contra el varón. En lo natural, esto se basa en la siniestra aptitud al ‘poder de entrega’, a ‘dominio por servicialidad’51 de la mujer. Lo creativo en su receptividad pende de su pureza [de intención] y libertad para nada retener, ni aferrarse a nada. Si la receptividad se infla en poder-convulsivo, no deviene poder auténtico, sino inepto aferrarse solo a estéril receptividad. Si lo viviente-tierno-receptivo se malea en poder calculador, somete a su servicio la atracción receptiva, y esta se denigra a venderse. En lo sobrenatural esto deviene demoníaco en el misterio del pecado original, pues la madre del vivir, hace partícipe en vida divina. En Eva, la impulsión-de-poder a ‘ser como Dios’, imita la serpiente al dar la ‘bella fruta’ a Adán; mediación en que participa ahora el destino de la serpiente: aplastada bajo el pie potente del varón, enrollada en torno suyo en servil avidez. Para expiar este demonismo siempre renovado, está la magnitud del sufrimiento de María en el misterio de la Encarnación: ‘la espada que atraviesa su alma’ en los misterios de ‘desaire’. P56 En 51

Se traduce aquí Pflege por ‘cultivo’; podría traducirse ‘cuidado’.

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tiempos de la ‘virgen, hija de Sion’, la Antigua Alianza asume el modo pagano de suprimir derechos a la mujer: en carta de divorcio, declara impura a la joven madre, somete la mujer, bajo el solo derecho del varón; esto como respuesta al siempre nuevo ‘coqueteo’ de la ‘virgen, hija de Sion’ con ‘ídolos’. En vida de María, [esto] se revela en oscuros desaires al amor cuidadoso, como si fuese intromisión superflua, querer-imponerse: desde el ‘¿por qué me buscaban?’ del niño, al ‘mujer, he ahí a tu hijo’ del moribundo: todas las gradas que revelan la mediación de María, ocultas en la ignominia de rechazo ascendente. Así, no llama la atención que la pervivencia de María tenga el mismo signo: pues la participación especial de la mujer cristiana en la mediación de María, no solo se oculta tras permanente privación exterior veterotestamentaria de derechos, o al menos implica degradarla a ciudadana de segunda categoría en el Reino de Dios; y más doloroso aún, que Eva amenace irrumpir mediante María, como no-redimida en María. Enroscada en torno al varón, al sacerdote, que la rechaza, esto en tanto lo turbio en matrimonio cristiano, virginidad cristiana, vida cristiana en general. Debía ser seno de Dios, y enroscada, amenaza asfixiar a Dios. Pero si el varón es ‘cabeza’, también se sigue que de modo muy oculto, sea ‘cabeza’ en estas nieblas. Como la receptividad creativa de la mujer, tiene por supuesto la creación receptiva del varón; también la receptividad enredosa de la mujer en lucha contra el varón, tuvo la sorda proscripción varonil por ocasión oculta: la hipnosis del acto condenatorio contra la mujer. La forma natural de esta distorsión, es aura fascinante de ‘exhibir posesión’: la iniciativa productiva del varón, puesta a los pies de la mujer, para ser conducido por ella con suavidad, mientras en verdad por este camino, la mujer cae más desamparada en fascinación, por el poder varonil, para devenir su posesión indisminuida. En el mejor de los casos, es modo degradante de conquista en trajes femeninos (es decir, tras la máscara adaptable de la mujer). En el peor de los casos, es hechizo visual del suave deslizarse de un tigre. Ambos casos desembocan en esclavizante ser dominado por la 77

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mujer: que deviene también plenificación de tiranía, pues su don receptivo de rastreo, domina lentamente su ritmo [del hombre]. Por eso, no sin razón en lo sobrenatural, el pecado original tiene en Adán, el varón, su principio originario de transmisión. Así se da en rasgos sutiles de la caída original: Adán deja consumar su propio deseo de ‘ser como Dios’, por vía de tierna condescendencia a Eva, para luego cargarla cobarde, con toda culpa, de modo que su poder sobre ella P57 parezca justo castigo; pero en verdad es poder, en que se escuda desamparado contra la enredosa apetencia con que Eva lo envuelve. En el misterio de la Encarnación se clarifica desde aquí lo último, en el enigma entre Cristo y María: en tanto expiación redentora en donde había pecado. La Antigua Alianza encierra a la mujer en muros de la casa, como posesión-cosificada52, y la envuelve en densos velos, para paliar su ‘seducción’, pero (como el Señor lo desencubre sin ambages en el episodio con la adúltera, y en sus dichos de castigo, y ya los profetas antes que Él), en lo venenoso del oculto seducir y caer. La relación de Cristo a María lleva forma-expiatoria de rechazo, para conceder: pues el Niño rechaza la intromisión de la Madre y no obstante va a Nazaret con ella; pues el Maestro la pone abrupto en su lugar, en las bodas de Caná, y no obstante sigue su sugerencia; pues el crucificado clava la espada más aguda en su corazón, en tanto Él se sustrae como su Hijo (‘Mujer, he ahí a tu hijo’), y justo ahí le confía a ella, como co-redentora maternal y esponsal, su pervivencia en la Iglesia. También es consiguiente lo oscuro en el misterio de esta pervivencia: como en el sacerdocio varonil en que Cristo, el esposo, pervive, al amor a la Iglesia-Esposa se incrusta amor-posesivo dominante, a la vez dependencia-desayudada; como en el matrimonio cristiano y también en la relación del sacerdote a la mujer, parece dominar Adán-Cristo, pues un dominio varonil no quiere honrar a señora alguna, y por eso, proscribe de nuevo, para enredarse de nuevo; o porque un ‘odio clerical a 52

‘Sach-Besitz’.

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mujeres’ oculta al igual que lo demoníaco de una ‘paternidad espiritual’, la misma caída oculta. Debía ser Dios como Cabeza, y constantemente amenaza lo inverso: cabeza como Dios: al expulsar a Dios en el varón, decapitarlo. 3. En tanto esencia-común (miembro-común y fundamentocomún). 3. En su concreción última, el hombre es ‘esencia comunitaria’53 (ƥ ƮƬ πƮƪƨƲƨƩфƬ): miembro comunitario, o base-comunitaria. Esto no se disocia en cuerpo y espíritu: como si según su cuerpo, el hombre fuese miembro-parcial relativo a un todo-enterizo54, y según su espíritu, fuese él mismo un todo enterizo. Pues todo lo que no es Dios, incluso el espíritu creado, está en alguna relación de miembro-parcial al todo enterizo. Tampoco corresponde esto a la comunidad entre varón y mujer: como si ‘polis’ solo fuese una familia crecida. Pues ‘polis’ es el Estado, que reposa en comunidad de leyes, al igual que el pueblo, que se funda en comunidad de sangre. Y la unidad-de-diversidad varón-mujer, está transversalmente intersectada por el binomio-civil de autoridad-sujeción, pues se da autoridad masculina y femenina, así como sujeción masculina y femenina. Se trata, más bien, de eso último en el hombre creado, P58 en que o es (en soberanía) absoluto como Dios en la Tierra, o (en amor a la patria) se relaciona a algo humano en forma casi absoluta (hasta entregar bienes y sangre, incluso a religión-del-pueblo o delEstado), en tal absolutez, que incluso la relación-entre-sexos ha de ceder, al menos en última instancia55. Pero tanto, lo formal de Autoridad-Sujeción, como lo temáti-

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Se traduce Gemein-Wesen como‘esencia comunitaria’. Se traduce zu einem Ganzen por ‘en relación a un todo enterizo’. 55 [Nota del traductor:] Este párrafo 3. trata de la concreción deveniente que esta ‘esencia común’ adquiere en la convivencia concreta; esto es, del régimen civil que el hombre asume en la existencia. 54

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co56 de Estado-Pueblo, está intersectado más a lo hondo; por eso tercero de arriba, que caracteriza al hombre, en esencia-común radical: sea que vive lo común como miembro-común, o vivencia y trasciende lo común, para distanciarse de lo común, o si en previa distancia de lo común, él deviene base-común y como tal, ha de sumergirse siempre más hondo en lo común. El ritmo de ascensodescenso que se continuaba desde la relación entre cuerpo y espíritu a [la relación entre] varón y mujer, tiene aquí su plenificación: ascenso del miembro-comunitario, a membrecía-común, a totalidad interna57, descenso de la base-común, que desde su totalidad interna funda un todo58, a lo ramificado entre miembro y miembro. a) Unidad-común del ‘en’ hacia el ‘más-allá’. a) La primera manera se da, por de pronto, sobreentendida-desuyo: del miembro-común ascendente, al ascenso-más-allá59: desde el ‘en’ al ‘más-allá’. Pues el hombre en tanto creatura, es miembro constitutivo, entre miembros. Así es en lo natural: al modo como Aristóteles lo formula: desde sometido a leyes (Et Nic X 10, 1180 A 2-21) a ‘ser ley para sí mismo’ del auténtico ‘ciudadano’ (ebd IV 14); y en vía a incorporarse irrestricto en Nación y Estado, madurar ‘más allá afuera’, al modo como ‘esta’ Nación y ‘este’ Estado transparentan lo humanouniversal. Lo sobrenatural de participar en naturaleza divina, lejos de quitar vigencia a esta incorporación, se inserta en ella más hondo. Pues en la creatura, esta participación está subordinada por dentro a la potentia oboedientialis, es decir, a la capacidad en virtud de la cual la creatura está ‘en obediencia’ tan radical, que lo que va ‘más allá de su naturaleza’, puede acontecer en ella. Y esa misma participación sigue dándose, o no, en secuencia hereditaria objetiva: esto es, estar 56

Se traduce das Inhaltliche por ‘lo temático’. Se traduce innerer Allhaftigkeit por ‘totalidad interna’. 58 Se traduce ein All por ‘un todo’, en sentido clásico de ‘cosmos’, ‘universo’. 59 Se traduce zum Über-steigen por ‘hacia ascenso más-allá’. 57

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entregado entero a su Cabeza, por parte de los futuros miembros. En este ‘en’ irrestricto deviene el hombre dotado de gracia, partícipe del ‘sobre’ de la naturaleza divina. Pero en el misterio de la Encarnación, el ‘en’ se torna ‘obediencia hasta la muerte’. El cristiano muere con Cristo, la muerte del sacrificio del pueblo para el pueblo, y del sacrificio de la razón de Estado y del sacrificio del príncipe de este mundo. Al sumergirse el grano de trigo en tierra de pueblo, Estado, humanidad, todo, se realiza el ascenso al ‘trono a la diestra de Dios’, para juzgar con Él a pueblo y Estado y humanidad y todo. P59 Es materia (de pueblo, Estado, humanidad, todo, Dios), que deviene Dios. b) Unidad-común del ‘más-allá’ al ‘en’. b) Pero justo este ritmo solo es posible, si en el cuadro-común como tal, está la fuerza de autarquizar así a sus miembros60, vale decir, en tanto el cuadro-común no es en última instancia un estatuto abstracto, sino campo de fuerza en una Persona conductora, que es fundamento-común de este cuadro-común. El ritmo de esta Persona conductora, a sumergirse en fundamento-común en ese cuadro-común, es supuesto más hondo: descender y entrar desde ‘más allá’ al ‘en’. Cada hombre, en tanto creado, es miembro entre miembros. Pero esto es de otro modo en la vida natural, que en la vida del espíritu. Mientras más se aproxima al espíritu, tanto más, el ‘miembro entre miembros’ deviene todo enterizo de miembro, portador en-sí del todo-enterizo-común, ante el cual está en forma libre-creativa. En lo natural, esto es modo especial del ‘hombre político’ de Platón: esencia común ‘a la vez como hombre’ (їƬƢƢхƲƠƲƠјƬҳư чƬƧƯц›ƮƳ: Polit V 462 C), cuyo fundamento-común es el ‘hom60

Se traduce seine Glieder so zu verselbständigen por de ‘autarquizar así a sus miembros’; por cierto en el sentido de la teoría de las ‘causas segundas’: propia realidad, propia eficacia, propia legalidad, que no disminuye ni anula la omni-realidad, omni-eficacia y omni-legalidad de la Causa Primera.

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bre rey’ que todo lo dirige, a creciente libertad de miembros de este cuerpo del ‘hombre rey’ (μоƱƮƬƫƮƬƠƯƵƨƩhjƩƠұƣƦƫƮƩƯƠƲƨƩhj: Nom VI 756 E), y así a la desaparición del ‘hombre rey’ al interior de estos miembros; de modo que como ‘centinelas del Estado’ los hombres de libertad de espíritu, están más allá de todas las ataduras humanas (por ende ‘ciudadanos espirituales del mundo’), pero para dedicar su vida más personal, al servicio del pueblo y del Estado. Desde aquí aparece también lo sobrenatural de participación en la naturaleza divina, como supra-elevación de este ritmo: filiación del Padre, hermandad con el Hijo, unidad en el Espíritu Santo, este participar en la Majestad del Dios que trasciende todo, inserta en condicionamientos terrenos, a un hombre entre hombres, [procedente] de hombres, y bajo hombres y para hombres. Pero el misterio de la Encarnación desencubre como coronación, esto más hondo que formula Fil (2,3-8): con Cristo entronizado en la gloria del Padre; justo por eso, entregado en máxima libertad de amor, a esclavitud en existencia humana. Participando en Cristo, la oración sacerdotal dice el ‘no a este mundo’ de la divinidad y justo por eso ‘enviado al mundo’ (Jn 17,14 18), así como el Creador desaparece en la creación, como el Redentor muere al interior de la humanidad pecadora, como el Santo se encierra en una Iglesia Santa humana, demasiado humana. Con Cristo, el Rey glorioso, un Cuerpo y una Sangre, y precisamente por eso, entregado con Él como pan y vino. Es: divinidad, que aparece como materia. c) Ruptura-común. P60 c) Justo esta unidad audaz de ambos ritmos, desde la más profunda hondura a la más elevada altura, y desde la elevación más alta, a la más profunda hondura, está abierta al desgarro más enojoso: que ninguno de ambos ritmos se autentifique, sino que uno se esclavice ocultamente al otro en rivalidad antagónica. Así el orden del todo se desgarra entero a la nada, pues sus ritmos ya no apuntan en reciprocidad, sino que cada uno se enreda en sí mismo. 82

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La autenticidad del ascenso ‘desde el dentro al arriba’61 (en el hombre en tanto miembro común) depende de que en el ascenso al arriba permanezca el ‘sí’ al dentro. Pues solo es ascenso grada por grada. Pero si en el ascenso subyace ambición al arriba, hostil al ‘dentro’, entonces el ‘no’ al dentro, se oculta más a lo hondo contra sí mismo. Es ascenso, en tanto autodescomponerse del ambicioso. Así acontece en lo natural. En lugar de ascenso verdadero, desde ‘sujeto a la ley’, a ‘ley para sí mismo’, surge rebelión contra ley en general: no madurar en obediencia al poder-dominar, sino desmandarse intemperante de inmadurez interior: no ascenso a libertad, sino caída en caos. De modo similar acontece en la nación, al crecer hacia lo universal-humano: el resentimiento ambicioso contra el propio pueblo, no conduce a libertad de ciudadano-delmundo, sino al sin-tierra, ni sangre, del ‘intelectual’ escribientedesencadenado de programas puros, y crítica pura inquieta, estéril de lo ‘internacional’, con razones infladas en sí: no [conducente] a absolutizar una humanidad, sino al relativismo destructor del ‘entenderlo todo’. Esto tiene entonces su culmen en lo sobrenatural, en el modo como el pecado original cree eludir la vía de obediencia y lenta maduración, para apoderarse de inmediato del dominio de Dios; pero justo así, se despeña a terreno demonizado: a perfidia de ‘espinas y cardos’, a ‘serpiente’ y lucha entre sexos. En el misterio de la Encarnación, entendemos desde aquí, el escatologismo que siempre vuelve a irrumpir: la ardiente impaciencia, ante este orden que tiene un fin, y comienza el Reino pleno de Dios. Este querer-romper impaciente —expía el pecado original, en su ávido asir el trono de Dios—, y vive incluso en profetas y apóstoles, en cuyas palabras y escritos, Reino de la Iglesia y reino final de resurrección van juntos. La impaciencia desencadena herejías radicales: derrumbar límites humanos, dar muerte a todo lo

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Se traduce aquí vom In zum Über por ‘desde el dentro hacia el arriba’, si bien literalmente cabe traducirlo ‘desde el en hacia el más-allá’.

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humano, y al fin, adorar la muerte y la noche como tales, es decir, la rigidez de lo demoníaco, como tal. Por eso al Señor, que pervive en la Iglesia del impaciente dolido —‘¡Ven, Señor!’— se presenta la P61tentación del desacostumbrado abreviar: arrojarse desde el pináculo del templo, y plasmar sensible así, lo nuevo incondicional. Así lo demoníaco plenificado de la inversión: no ‘materia que deviene Dios’, sino, ansioso vuelco de ruptura con todo, al abajo más hondo, en la mera nada del no. Pero como el ritmo de ascenso positivo suponía descenso, también la inversión del ascenso tiene por previa condición al menos objetiva, el descenso: un movimiento del ‘por sobre’ al ‘en’62, en que el ‘por sobre’ se precipita a diluirse en el ‘en’, por aparente darse entero, aunque en verdad, por codicia-posesiva contra el ‘en’ (situarse en fundamento-común, en vez de miembro-común), y en esto, más a lo hondo, en odio oculto contra la propia altura (querer deshonrarse). Deviene descenso, como ebriedad de poder destructivo enmascarado: contra eso a donde desciende, y contra sí mismo (en tanto la autodestrucción se experimenta como máxima manifestación de poder). El modo natural de esta inversión arraiga en impulso por ‘hacerse común’ del ‘hombre rey’ (Platón) que todo lo maneja, por descender, a fin de ser obrero con el obrero y mendigo con el mendigo. Pero en eso mismo, les usurpa su libertad y oficio63, y destruye límites protectores propios para él mismo; no límites que el obrero, mendigo etc. tienen de dignidad propia en su estado, sino dentro de un desenfreno vacío. Pero el modo como un imparcial ‘hombre de espíritu’, rehúsa servir la comunidad en límites dados a ‘hombre del espíritu’, sino que irrumpe invasivo en la comunidad, —no solo envenena la sana inconsciencia de comunidad real, y sustituye su instinto, sabedor de sus límites, por su propia ilimitación intelectual— él mismo deviene de hombre de ‘libertad de

62 63

Se traduce aquí Bewegunta des Über zum In por ‘movimiento del ‘por sobre’ al ‘en’. Se traduce ihres Amtes por ‘su oficio’.

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espíritu’, en impulsor que azuza los más bajos impulsos, agitados en ellos. En lo sobrenatural se revela desde aquí, el sentido hondo, condicionante de todo lo demás —en el misterio del pecado original—, del ‘fruto del árbol’ y del ‘saber el bien y mal’. Al ‘hijo del Padre, hermano del Hijo, al espíritu en el Espíritu Santo’ se donó participar en la libertad de Dios, y en ella, la quieta distancia para dejar devenir y operar lo terrenal en sus propias condiciones. Al coger el fruto, y en esto, coger ‘saber del bien y mal’, acontece coger ávido de-poder —posesión lo más íntimo terreno— y por eso, en consecuencia de la maldición: al coger la tierra en posesión del hombre, degenera en ‘espinas y cardos’, y en la vida humana, el ‘saber del bien y mal’ resulta experiencia tenebrosa del mal. P62 Encarnación es por cierto, la redención, pero en oscuro atuendo expiatorio según corresponde a ese pecado: irrumpe en fervor interno siempre nuevo, impregna este mundo entero, para transformarlo en Reino de Dios. Así lo impulsa el pueblo de Israel en política mundial para el ‘Señor de la Alianza’ y ‘Reino del Mesías’. Así impulsa siempre de nuevo en los Apóstoles, el sueño de restablecer la gloria del Reino de Israel sobre la Tierra, y esto justo en el Apóstol de los gentiles, Pablo. Así irrumpe desbocado, en herejías de cristianismos-culturales: deja sumergir entero lo divino en lo humano, hasta que el progreso humano deviene fin y sentido de humanidad, hasta adorar la divinidad del progreso mismo, es decir, lo demoníaco del ‘como Dios’; más agudo, a crítica cultural jamás satisfecha, destructora de todo, en el demoníaco devorarse a sí mismo. Por eso acuden al Señor —que pervive en la Iglesia del fervoroso impaciente ‘¡Toda la tierra te adore!’—, tentaciones del despeñadero posesivo: transformar de inmediato tierra pedregosa en pan de uso económico para el Reino de Dios, poseer reinos de la tierra, por adaptación a sus demonios, y así, fundar la Iglesia sobre éxito político. Es (justo en símbolo de ‘adoración a Satán’) lo demoníaco realizado, según invierte por dentro lo que llamó ‘deidad, que aparece 85

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cual materia’. El misterio de transformación, cuya impronta marcó con máxima agudeza ese ritmo auténtico, se llama: transubstanciación de la materia (pan y vino). Pero lo que en eso demoníaco se da, apunta a transubstanciación de Dios en materia. No divinidad aparente como tal en materia, sino ávida caída repentina de sí mismo en lo demoníaco del incesante no a sí mismo y a todo progreso terreno logrado, porque lo divino permanece oculto como medida. Dios aparece en el no de la nada. 4) Como centro, intersección, ruptura, y al interior de esto, como creaturalidad. 4. Así el hombre, manifiesto como hombre es: en tanto cuerpoy-espíritu, centro del ser en el mundo (medium formale-materiale), como varón-y-mujer, centro del devenir creativo del mundo (medium efficiens), como esencia-común, centro del orden del mundo (medium finale). Pero él es este triple centro, como punto de encuentro de movimientos que se intersectan64 (cuerpo a espíritu, espíritu a cuerpo; mujer a varón, varón a mujer; ‘en’ a ‘más allá’, ‘más allá’ a ‘en’). Y no solo es punto de intersección de [movimientos] cruzados, sino desgarro (cuerpo contra espíritu, espíritu contra cuerpo; mujer contra varón, varón contra mujer; ‘en’ contra ‘más allá’, ‘más allá’ contra ‘en’). Hombre como centro, cruzamiento, desgarro; así aparece ante el creciente realismo de experiencia del vivir. En esto, el hombre es constitutiva creatura (el hombre es criado) y así (contrapuesto a un ‘para sí mismo’), el ‘más allá de sí’ en irrestricto para: hacia Dios (para P63 alabar, hazer reverencia y servir a Dios nuestro Señor), de cara a perderse en sí mismo (y mediante esto salvar su anima).

64 Se traduce Schnittpunkt sich kreuzender Bewegungen por ‘punto de intersección de movimientos que se entrecruzan’.

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a) Como centro que remite a Dios. a) En tanto el hombre es centro65, remite de inmediato a Dios, que es unidad plena de lo que en la creación está disperso en contraposiciones. Dios es unidad de lo que entre contrapuestos de materia y espíritu es centro en el hombre, en tanto cuerpo-espíritu. Así, la forma-centro, del ‘cuerpo deveniente-espíritu’, en su rumbo a interioridad creciente en-sí, es parábola hacia Aquel, que es En-SíMismo absoluto. Y a la inversa, la forma-centro del ‘espíritu deveniente-cuerpo’, en su rumbo omni-abarcante afuera-de-sí, remite a Aquel, que lo compenetra absolutamente todo. Dios se revela así en el hombre, en tanto Él es centro entre materia y espíritu, como Aquel, que lo compenetra absolutamente todo, en tanto es en Sí Mismo absoluto, y es absoluto en Sí Mismo, en tanto lo compenetra absolutamente todo. Dios es unidad de lo que en lo creativo del mundo se desmiembra en contrarios —producir, recibir—, y tiene su centro en la unidad humana de varón y mujer. La forma-centro ‘receptividad creativa’66 (en la mujer), designa configurar en-tener-dentro; es así, parábola hacia Aquel, que Es Seno absoluto, que todo lo contiene. A su vez la forma-centro ‘creación receptiva’, en tanto designa configurar en desprender, remite a Aquel que es Creador absolutamente distinto de todo. Dios se revela además en el hombre, en tanto es Medio entre recibir y producir, como Aquel, que al configurar todo, lo contiene absolutamente, en tanto difiere absolutamente de todo, y al configurar difiere absolutamente de todo, por cuanto lo contiene absolutamente. Dios es, por último, unidad de lo que en el orden del mundo —entre ser-en (miembro entre miembros) y ser-más-allá (de Cabeza y Fundamento)—, se anuda en el hombre como centro. La forma-centro ‘en a más allá’ (del miembro que asciende más allá) es, así, parábola hacia Él, que Es absoluto, de tal modo interior a 65 66

Se traduce ist Mitte por ‘es centro’. Se traduce schöpferische Empfänglichkeit por ‘receptividad creativa’.

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todo, que en forma sublime absoluta, desborda más allá de todo (Agustín: interior omni re en tanto exterior omni re: en, como másallá). La forma-centro ‘más allá a en’ (de Cabeza que desciende) remite al que de tal modo es más-allá absoluto, que es más íntimo a cada uno, de lo que cada uno es a sí-mismo (con Agustín: exterior omni re en tanto interior omni re: más allá como en). Lo que en las dos primeras imágenes de Dios se daba al final, se aúna en esto. Si hombre es centro objetivo de esta parábola de Dios, entonces yace aquí un primer modo funcional de su creaturalidad; en lo subjetivo, de su para. Por su creaturalidad: él es ‘creativo’, pues ‘reproduce’67 (causalitas causae exemplaris). Por su para: como ‘reproductor’ tiene que P64 anunciar en lo posible, por sí mismo y mediante todo, los rasgos de la imagen originaria de Dios, y así de alabar a Dios (para alabar... a Dios nuestro Señor). b) Como intersección pendiente en Dios. b) Pero más exacto: el hombre es centro en tanto intersección68. Él no es solo tránsito al movimiento del todo que pasa a través suyo, sino a la vez, del movimiento contrario. Por ende, en el mismo punto donde es medio-de-tránsito a movimiento, es a la vez medio-de-tránsito del [movimiento] contrario. Así, en modo creciente, él no es apegarse a sí mismo. Por eso, como centro, es parábola objetiva de Dios, y en lo subjetivo está para anunciar así a Dios, como el Centro Absoluto; de modo que su eficacia solo es posible en la medida que, incapaz de apegarse a sí mismo, pende irrestricto en Dios (adhaerere, inhaerere, cohaerere Deo). Es hombre, en la medida que es en Dios. Él es centro-cuerpo-espíritu, en la medida que es en-Dios, cuya esencia es Centro-Absoluto: En-Sí-Mismo, que compenetra-todo. Cuerpo y espíritu están en ‘recta’ reciprocidad, en la medida que el hombre está ‘rectamente’ en Dios. Además, se realiza así el auténtico ritmo-medio ‘devenir espíritu del cuerpo’, en la medida que el 67 68

Se traduce abbildet por ‘reproduce’. Se traduce aquí Kreuzung por ‘intersección’.

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hombre es en Él, que es lo Absoluto que este ritmo tiene por sentido: En-Sí-Mismo. Así también se realiza el auténtico ritmo-medio ‘devenir-cuerpo del espíritu’, en la medida que es en-Aquel, que es lo que este ritmo tiene por sentido absoluto: compenetrar-todo. Además, él es centro receptor-productor69, en la medida que es en Dios, que en su Esencia es Centro-Absoluto: Seno que todo lo contiene, en tanto Creador diverso-de-todo. Varón y mujer están en ‘recta’ reciprocidad, en la medida que son ‘rectamente’ en Dios. El auténtico ritmo-medio ‘receptividad creativa’ se realiza (en la mujer), en la medida que ella es en Aquel, que es lo Absoluto de lo positivo que tiene —Seno que contiene-todo—, y en la medida que el ‘en la mujer’ del varón, está más a lo hondo en Dios, el Absoluto de lo que es positivo en ella, en tanto Seno que todo-lo-contiene. Y así también, el auténtico ritmo-medio ‘creación receptiva’ (en el varón), se realiza en la medida que el varón es en Aquel Absoluto, que es lo positivo que él tiene, el Creador diverso-de-todo, y en la medida que la mujer en su ‘en el varón’, está más a lo hondo, en este Absoluto de lo que tiene él positivo, en Dios, el Creador diversode-todo. Por último el hombre70 en general (en su contextura más formal) es centro del ‘en-más-allá’, en la medida que es en Dios, que en su contextura más formal, es lo Absoluto de este centro: en, como Más-allá, y Mas-allá como En’ (Gregorio Magno): sustinendo transcendit et transcendendo sustinet (Moral. 16,15). El ritmo comunitario, entre miembros-enlazados y personalidad libre es ‘recto’, a medida que la comunidad es ‘rectamente’ en Dios. El auténtico ritmo-medio de lazo-deveniente-libre (desde el ‘en’ al ‘más allá’), se realiza (en el miembro-común) a medida que el P65 miembrocomún es-en Aquel, que Es lo Absoluto de lo positivo que tiene el ‘En-como-Más-allá’, y en la medida que la Cabeza-común, en tanto Fundamento-común, en su ‘en los miembros’, es más a lo

69 70

Se traduce Empfangen-Schaffen por ‘receptor-productor’. Se traduce así Mensch, a diferencia de Mann = ‘varón’.

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hondo que lo positivo del ser-miembro, en este Absoluto, Dios: en tanto ‘En como Más-allá’. El auténtico ritmo correspondiente de libertad anudada por dentro (desde el más-allá al ‘en’), se realiza (en la Cabeza-común en tanto Fundamento-común), en la medida que la cabeza-común, en tanto fundamento-común, está en Aquel, que es lo Absoluto de lo que [la cabeza común] tiene de positivo —el Más-allá en tanto En—, y en la medida que los miembros-comunes, en su ‘en la Cabeza como su Fundamento’, están más a lo hondo, en lo Absoluto de esto que tienen positivo, en Dios, en tanto ‘Más-allá como En’. En su estado (cuerpo-espíritu), en su devenir y operar creativo (varón-mujer) y en su orden constituido (miembro-fundante) es, pues, hombre el hombre, en tanto es en Dios. Si hombre es intersección71 objetiva, en el entero espectro de este su pender en Dios, entonces su creaturalidad es funcional; no solo la relación imagen-reproducida-imagen-originaria (causalitas causae exemplaris), sino más agudamente el irrestricto ‘existir desde...’ (causalitas causae efficientis): él es ‘hecho’, en tanto ‘existe’ en todo y siempre, únicamente desde Dios. Entonces su para subjetivo consiguiente, es no solo ‘manifestar la imagen originaria en la imagen-reproducida’ y así alabar a Dios (para alabar...), sino estar entero sometido y entregado a Dios, entero en sus Manos como su instrumento, es decir, para hazer reverencia y servir a Dios nuestro Señor. Entonces, la última consecuencia es que el hombre está ante todo lo que es y tiene, en una relación de tanto... cuanto, y por eso, en un no hacer diferencias (indiferentes a todas las cosas criadas), es decir, en un último desprendimiento de todo y disposición para todo, porque él, con todo lo que es y tiene, y lo que le rodea, pende en Dios y por eso, de-pende de Él; pero justo por eso, no [pende] en frío equilibrio, sino en ardor del deseo y elección exclusivos (solamente deseando y eligiendo) de Dios, siempre más del ‘Dios siempre 71

Se traduce Kreuzung por ‘intersección’.

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mayor’. El hombre es, en tanto medio del ritmo entre ‘en’ y ‘másallá’, centro del orden del mundo y así, ‘medio final’ (medium finale), por cuanto y en la medida que él es lo constitutivo (para el fin) hacia Dios: el ‘siempre más-allá afuera’ hacia Él, que Es siempre por encima y fuera de todo. c) Como desgarro crucificado en el crucificado. c) El hombre en tanto intersección, designa más realista: desgarro. Es posibilidad siniestra inherente a su contextura de intersección: [querer] fundarse en sí mismo, como centro72 autónomo, siendo así que solo puede ser medio como intersección, y por eso, únicamente pendiente en-Dios. Resultado: ese esfuerzo extremo, lo desgarra a él y a todo con él. Es entonces, desgarro realizado, más allá y fuera de toda medida natural, P66 en el misterio sobrenatural del pecado original: por cuanto el hombre al participar en la naturaleza divina, lleva lo central de Dios en su propia intersección73, abusa de este intimísimo y máximo ‘pender en Dios’ al tornarlo ávida apropiación — ‘ser como Dios’— y por eso cae en peor desgarro: ser desgarrado en jirones por lo demoníaco (pues querer apropiarse de Dios es lo demoníaco auténtico). La respuesta de Dios en la redención es, entonces, insertarse Dios mismo en la fisura: ser desgarrado y lacerado, a fin de vencer al ‘príncipe de este mundo’ y liberar al hombre de esa esclavitud sometida, de modo que su redención perviva con Él, en miembros del Cuerpo del Crucificadodesgarrado, para plenificar la redención, para ser con-crucificado en este desgarro. Así el desgarro humano (como posibilidad natural), aparece en redención real del desgarramiento demoníaco (en el pecado original), por el desgarro divino (en la cruz). El hombre como intersección, designa así: hombre en cruz y crucifixión de Dios. El pender en Dios, como le era constitutivo en tanto intersección, es, entonces, pender en la cruz, en Dios, como

72 73

Se traduce als eigenständige Mitte por ‘como centro autónomo’. Se traduce in seiner Kreuzungs-Mitte por ‘en medio de su intersección’.

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El que pende en la cruz. Así es ‘maldición’ en tanto ‘bendición’: “Cristo... fue maldición para nosotros, porque está escrito: maldito todo el que pende del madero: a fin de que... devenga... bendición en Cristo Jesús” (Gal 3,13-14). En su última concreción, el hombre se llama: cruz-maldición, como cruz-bendición. El hombre (en este único orden fáctico de redención sobrenatural) es hombre ‘recto’, en la medida que pende en esta cruz. Pero pende en esta cruz en la medida que la hinchazón de centro absoluto cayó en pedazos a la nada concreta de ese desgarro, y la miseria del desgarro es sobrellevada como beatitud del expiar con Dios. En la medida de esto doble, el hombre es hombre ‘recto’. Así es con el hombre, en tanto cuerpo-y-espíritu. Es ‘recto’, en la medida que la ilusión pecaminosa original de corporeidad absoluta, se desenmascara como desgarro de ‘cuerpo contra espíritu’; así como la ilusión pecaminosa original de espiritualidad absoluta [se desenmascara] como desgarro de ‘espíritu contra cuerpo’, a fin de que luego ambos ‘contra’ se rediman en el madero de la cruz, en el cual el hombre recién es un hombre veraz. Así es, además, en el hombre como varón-y-mujer. Es ‘recto’, en la medida que la ilusión pecaminosa original de maternidad absoluta (en receptividad enredosa), se desenmascara como desgarro de ‘mujer contra el varón’; así como la ilusión pecaminosa original de paternidad absoluta (en creación fascinante), [se desenmascara] como desgarro de ‘varón contra mujer’, luego que ambos ‘contra’ sean redimidos en el madero de la cruz, en el cual recién, varón y mujer son uno en Cristo y María. Así acontece, por último, con el hombre, en tanto miembro y fundamento de comunidad. Éste es ‘recto’, en la medida que P67 la ilusión pecaminosa original del ascenso absoluto, se desenmascara como desgarrar el ‘en’ contra el ‘sobre’; y la ilusión pecaminosa del insertarse absoluto, [se desenmascara] como desgarrar el ‘sobre’ contra el ‘en’, para que luego ambos ‘contra’ sean redimidos en el madero de la cruz, en el cual recién existe comunidad veraz. Si ésta es la figura objetiva concreta auténtica de hombre (el 92

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hombre), también su creaturalidad (es criado) correspondiente es funcional; y su ‘para’ subjetivo, según apareció hasta aquí, es concreto en el auténtico ‘desgarro de cruz’. El creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, logra en última instancia, el fin de redención de perdición: y mediante esto salvar su ánima. En tanto Dios desciende a los hombres como Redentor, su Rostro aparece en el auténtico ‘entre’ humano del alma, centro entre puro cuerpo y puro espíritu. Al descender Él como Redentor al hombre como desgarro, su Rostro aparece en el alma, por cuanto ésta ha de salvarse de su perdición (salvar), es decir, Dios aparece en el Rostro del ‘desgarro en cruz’. Lo creatural funcional de imagen-reproducida del Creador Imagen-Originaria (causalitas causae exemplaris) dice en última instancia concreta: Dios aparece en cruz. En consecuencia, alma y redimir se vinculan en para subjetivo que corresponde a la relación-imagen-reproducida-Imagen-Originaria: para alabar... a Dios, nuestro Señor. El mediante esto que expresa este vínculo, designa una vez: es irreal todo alabar a Dios que no está en la cruz concreta, sino que pasa por alto el rescate de perdición, [convirtiéndolo] en idealidad pura y por eso, estética. Entonces, más a lo hondo, designa: todo estar en concreto en la cruz es recto, en la medida que desemboca en alabanza a Dios, como en el Exultet del sábado santo, pecado original y viernes santo devienen un salmo: ‘¡Oh feliz culpa que nos mereció tan grande Redentor!’ Pero en tanto Dios desciende a los hombres como Redentor, su Reino se realiza en el alma por redimir de perdición: el hombre está y existe en Dios, en la medida que está y existe en Redención, esto es, en ‘desgarro como cruz’. Por eso, la creaturalidad funcional del surgir del Creador y existir en Él, para Él (causalitas causae efficientis et finalis) designa en última instancia: estar en la cruz. Y alma y redención se ligan al interior de la correspondiente relaciónde-origen-y-existencia del para subjetivo: hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor. El mediante esto designa entonces aquí otra vez: toda reverencia a Dios y todo servicio a Dios es irreal, si no realiza el concreto ‘entre infierno y cielo’ de la cruz, sino que se salta el 93

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Reino terreno de cruz, hacia el más-allá de Resurrección. Pero entonces designa, al igual, más a lo hondo: toda crucifixión-con ‘entre infierno y cielo’, es P68 auténtico servicio de redención, mediante toda necesidad es adoración a Dios, y mediante toda muerte, es servicio de Dios, mediante la cruz a Su ‘Gloria’, porque la ‘hora (de la cruz)’ es ella misma decisiva ‘hora de gloria’: pues el Señor pone de relieve en la oración sacerdotal: ‘Padre, ha llegado la hora, da gloria a tu Hijo, como tu Hijo te glorifica’ (Jn 17,1). Pero entonces, el movimiento impulsor descargado en este para —desde el tanto-cuanto a no hacer diferencia alguna, a más [conducente] al fin—, se torna repercusión consiguiente (más fuerte y estimulante) de este doble ritmo: todo lo más [conducente] al fin (donde desembocan el tanto-cuanto y hacerse indiferente) es auténtico, en la medida que es ‘más hacia la cruz’; todo lo ‘más hacia la cruz’ es auténtico, en la medida que es ‘más para gloria de la divina majestad’. Este ‘siempre más’ es el hombre.

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P69

II ‘... es criado...’ 1. El de dónde de creaturalidad: de la nada. El hombre se dio en su esencia como centro, intersección y desgarro en el mundo. En esto apareció su creaturalidad: imagen reproducida de Dios, pendiendo de Dios, en la cruz. En esto se hizo de nuevo claro su para...: alabar, reverenciar y servir a Dios en sentido de redención. En consecuencia, hay que considerar el ‘en sí mismo’, en que se agudizaba el sentido del hombre: creaturalidad. Hombre, en tanto centro, intersección y desgarro en el mundo, es el lugar en que su creaturalidad aparece con máxima claridad. Hombre significa justo, simple creaturalidad. Por eso hay que considerar en consecuencia, primero, lo que creaturalidad designa según su entera amplitud: desde de dónde es hecho (1); desde cómo es hecho (2); desde para qué es hecho (3). De aquí se sigue de inmediato la disposición enteriza74 de creaturalidad (4), que involucra el para... del hombre: para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y mediante esto salvar su alma.

1. Creaturalidad designa fundante su de dónde: hecho ‘de la nada. a) Creaturalidad, en tanto: nada para sí. a) En la medida que la creatura es pensada fuera de su ‘ser hecho’, es ‘nada’. Desde sí y por sí misma y en sí misma, roza por todos sus contornos la exclusiva nada. Y este mismo roce es ‘nada’. Creaturalidad designa: para sí nada. En lo natural, ‘hecho de nada’ designa: todo lo que es de algún modo, es irrestricto desde- Dios, y esto en relación con cada momento de su ‘es’: ‘es’ como tal, es desde Dios, que es el ES. Por eso es consiguiente que el hombre que se considere a sí mismo, o 74

Se traduce Gesamthaltung por ‘disposición enteriza’.

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considere algo creatural fuera de sí, como verdadero ES, tropiece con la nada. Justo la medida mensuradora ES y el anhelo por el ES, desenmascaran paso a paso, todo lo creatural, que aparenta ser algo existente en- y por-sí. Esta experiencia creciente de la nada es, además, verdadera des-ilusión, es decir, deshace la ilusión acerca de lo creatural, inicia la verdad: que todo (en mí y fuera de mí) es ‘nada’ en la medida que no es desde Dios. La participación sobrenatural en naturaleza divina está, por cierto, en tanto sobre-naturaleza, más-allá afuera de todo lo propio de la creatura, como creatura. Pero justo en esto se ha P70 elevado a la creatura al interior de Dios, más allá de sus condiciones-naturales; de modo que todo lo que [la creatura] es, no solo es desde Dios, sino Dios es para ella todo. Si el hombre elevado a sobrenaturaleza, intenta vivir una así llamada ‘naturaleza’, entonces se estrella en una nada más aguda, que él mismo tiene que prepararse para sí. Pues él lleva en sí la medida mensuradora de Vida intra-divina, ante la cual todo lo natural puro desaparece. La experiencia creciente de nada en todo lo natural puro, es además, verdadera des-ilusión creciente: deshace la ilusión de lo natural puro, eleva a verdad: que hemos sido hechos ‘hijos del Dios’ y ‘dioses por gracia’. El punto culminante del ‘para sí nada’ radica entonces, en Redención. La nada se eleva, según estaba abierta al ser-creada naturaleza: pues el hombre pecador es ‘creado de nuevo’ (Ef 2,10) desde la nada de perdición. También se eleva la nada, según era contra-partida75 en la elevación sobrenatural: pues el hombre redimido tiene de tal modo a Cristo por su ‘yo’, que en Él, es ‘miembro’ de su ‘Cuerpo’, es decir, en la visibilidad misma, asumida en Él. De modo que si el hombre redimido intenta prescindir de Redenciónpor y en-el-Crucificado, a fin de vivir el progreso de una naturaleza pura que se redime a sí misma, entonces se estrella solo en nada de perdición. Él experimenta el infierno, como resto de todo en

75 Se traduce Gegenbild por ‘contrapartida’, noción que muestra el influjo de Newman, cf. Przywara, J.H. Kard. Newman, Christentum. Ein Aufbau. Herder. Freib./Br. 1922.

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todo. Esta experiencia creciente de nada-infernal de todo naturalismo puro, es des-ilusión plenificada: deshecha la ilusión de progreso continuo, ascenso en verdad de la cruz: que nosotros solo ‘somos’ por misericordia y solo ‘somos’ en la cruz: ‘hechos en Cristo Jesús’ (Ef 2,10). b) Creaturalidad, en tanto: separado para sí. b) Si la creatura es creada así ‘de la nada’, entonces este serhecho designa para la creatura ser-interno separado de esa nada. Si creatura es nada para sí, entonces ‘es’, en la medida en que difiere de todo ‘para sí’. Lo creatural designa, pues: separado respecto de sí. El ‘creada de la nada’ de naturaleza, designa: todo procede de Dios. Dios es, entonces, el lugar fundante de todo estar76: solo desde Dios ‘es’ lo creado. De aquí se sigue negativo estar-separado fundante, de todo para-sí: el quitar de sí todas las affecciones desordenadas (nr 1), apartado, desembarazado (nr 20). Esto acontece (porque Dios es en todo, el lugar del estar), más a lo hondo, en virtud de la positiva pertenencia a Dios irrestricta: el buscar y hallar la voluntad divina (nr 1), el se acercar y llegar a su Criador y Señor (nr 20). En virtud de la elevación sobrenatural, Dios no solo es en general, lugar de todo estar, sino que el SER-EN77 reciprocidad de Personas Divinas (circuminsessio personarum), deviene auténtico ser-en del ‘hijo del Padre, hermano del Hijo, en el Espíritu Santo’. El negativo estar-separado fundante P71 de todo para-sí, deviene por eso, estar-separado de todo lo natural puro en general. Pero este estar-separado se realiza positivo entonces, más a lo hondo, también por cuanto participar en naturaleza divina es también ahora, participar en el estar-separado de Dios, de ‘todo fuera de Él’, i.e. ser asumido en la Soledad-Plenaria de Dios mismo. La Redención plenifica ese estar-separado. Dios es lugar de estancia del redimido, no solo como Creador, sino como Re-Creador,

76 77

Se traduce der alles begründende Standort por ‘el lugar fundante de todo estar’. Se traduce In-sein por ‘SER-EN’.

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desde la nada de la condenación: Él es lugar de estancia78 del ‘por gracia resucitado de la muerte’. Y el ser-en, en el SER-EN de Vida intra-trinitaria, se apodera de la propia visibilidad: en el ser-en del ‘miembro’ al interior del ser-en el ‘Cuerpo’ de Cristo. El negativo estar-separado de todo naturalismo puro, designa además, más agudo: estar-muerto y siempre nuevo morir, fuera del cadáver naturalista pecaminoso original. Y la fuerza más honda en esto, dice con más vigor: estar-sentado ya con Cristo Resucitado, a la diestra del Padre, participando en el ‘Dios todo en todo’. c) Creaturalidad: alejándose de, hacia. c) Pero justo en este para-sí-nada, y por eso ‘separado de sí’, lo creado permanece creatura. En unidad máxima con Dios, lo ‘disímil’ de Dios; y en esto, lo aparte de Dios es ‘siempre mayor’ (Lat IV, caP2: D 432). Creatura es entonces, irrestricta desde Dios y en Dios, por cuanto Dios es ‘siempre mayor’. Además el movimiento de la creatura a Dios jamás se agota, porque Dios es inagotable. Creaturalidad dice entonces, ‘buscar para encontrar, y encontrar para buscar’ (Agustín, In Ioh tract. 63, 1): el siempre nuevo ‘salir de hacia...’ Según lo natural, lo creado permanece salido de nada siempre otra vez de Dios, en Él y hacia Él. En esto es distanciarse de sí hacia Dios. Pero como deveniente en esto, es diverso abismal y otro que Dios, el ES. Así, por una parte, resulta siempre inquieto, impelido a salir de sí79: haziendo contra (nr 97), quanto saliere de su propio amor, querer y interesse (nr 189). - Pero por otra parte, esta inquietud del ‘buscar para encontrar’ solo es recta, a medida que no busca apoderarse de Dios dentro de sí mismo, sino deviene siempre más santa inquietud, que le encuentra a Él como Más inconmensurable; por eso ‘encuentra para buscarle’, y en sumisión última a Él, está a su disposición (si su divina majestad fuese servida: nr 189) irrestricta, y en esto ‘descansa’ en Él. 78 79

Se traduce aquí Standort por ‘lugar de estancia’. Se traduce von sich weg por ‘salir de sí’.

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Según elevación sobrenatural, el ‘[salir] de sí’80 se hace más vigoroso, pues eleva más allá afuera de lo natural, y justo en esta ‘máxima medida’ de ‘similitud’ a Dios (tanta similitudo) –según radica la participación en naturaleza divina–, P72 se hace ‘aun mayor’ ‘disimilitud’ (maior dissimilitudo: Lat IV cap. 2: Denz 432), justo porque recién la altura más elevada hacia Él, desencubre cuánto sobresale Él. Así, por una parte, aumenta la ‘inquietud por distanciarse de sí’, a radicalismo de insuficiencia de lo mero natural. Por otra parte, esto solo es recto en la medida que no es destrozarse ávido-de-Dios (a fin de absorber a Dios en sí, por magia de ‘nihilismo religioso’), sino en mayor proximidad e intimidad, sumirse en la altura y hondura de Dios, y en esto, ser-llevado e impulsado por el torrente de amor, al ‘seno del Padre’. En la redención se plenifica este ‘salir [de sí] hacia...’81 sin fin. Pues en él, no se trata de alejarse de naturaleza pura, sino de perdición en la naturaleza pecaminosa original. Además, la distancia entre Dios y hombre es aquí –en medio del ‘Cristo en mí’–, distancia inconmensurable de Santidad misericordiosa ante el pecador que recibió gracia. Así, por una parte, la inquietud e insatisfacción ante lo natural, alcanza filo de ‘crítica escatológica’: ‘ya no apreciamos a nadie según la carne’ (2Cor 5,16). Pues el aguijón de la primera y segunda muerte está en todo lo natural, que no murió en la cruz, hacia resurrección. Por otra parte, la ‘crítica escatológica’ solo es recta, en la medida que no quiere crear una nueva redención, sino que reposa más a lo hondo, en la única Redención del Señor: en la ardiente experiencia de la ‘inconmensurable amplitud y largueza y altura y hondura’ del ‘amor de Cristo’ (Ef 3,18s.), y por eso se entrega en humilde co-redención al servicio de ese amor, en ‘debilidad de carne’ (Col 1,24).

80 81

Cf. la nota anterior; aquí se ha sustantivado y abreviado: Von weg. Se traduce Von weg zu ‘por salir [de sí] hacia...’.

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2. El cómo de creatura: llamada. 2. Este ‘salir de a’ servicio siempre nuevo, ya expresa el sentido creatural, que se da desde su ‘cómo’. Lograr en palabra creada, designa el fruto especial del espíritu vivo personal. ‘Crear’82 en palabra creada, designa el llamado electivo de una persona por otra persona. Es el modo que la revelación señala al logro de Dios: ‘Dios habló..., y se hizo’ (Gen 1,3). Creaturalidad dice, así, según su ‘cómo’: ser-llamado. a) Creatura, como [llamada] desde el Dios Personal. a) En esto radica, por de pronto, que en su esencia más íntima, creatura sea algo como resonar el llamado creador electivo de Dios. Y así es referencia viviente de un Dios vivo personal. Creatura designa entonces: desde el Dios Personal. Lo natural como ‘creación’, designa surgido en-parábola, lo creado en operación personal máxima de vida espiritual: personal creativa. Además, no señala el ‘lo’83 de causa-primera-originaria y fundamento primero originario P73 (Ʋҳ›ƯƲƮƬƠѳƲрƠ), o sentido-final último omni-determinante (ƲҳћƱƵƠƲƮƬƲоƪƮư), sino al ‘Yo’ de un Dios Personal. Este Yo es, luego, en Su Vida misma, lo Primero y Último; por eso, irreductible a ideas, leyes, etc. acerca de Él, sino lo irreductible de un Yo Personal (según lo significa la revelación): aterrador y lisonjero, enojado y tierno, golpeando y sanando, matando y vivificando: lo soberano de lo personal, y por eso, hasta el ‘celo devorador’ del amor que elige y solicita (según la misma revelación lo dice). Lo sobrenatural lo desencubre más, en tanto ‘alzamiento y elevación’ (elevatio): brazos de amor personal, que descienden y envuelven y protegen. La ‘santificación’ que acontece así, no designa al ‘lo’ de un sistema de medios objetivos, o de un ideal conceptual descriptible, ni siquiera, de un progreso según leyes, sino que santificación designa aquí, ser asumido en Vida intrapersonal de Dios

82

Se traduce Kreieren por ‘crear’.

83

Se traduce zeigt... auf das Es, por ‘señala... al ‘lo’’.

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Padre y el Hijo y el Espíritu Santo; por ende, no solo en un simple ‘Yo’, sino en vaivén tripersonal fluyente de este Yo. En vida de la propia creatura elevada-sobrenatural, este flujo de Vida Tripersonal es ‘forma última’ (gratia perficit naturam), y en esto, se ha sustraído de todo cálculo y determinabilidad, pues ahora es ‘en el Espíritu Santo’: ‘el Espíritu sopla donde quiere, y tú oyes Su voz, pero no sabes de dónde viene y adónde va; así es todo engendrado por el Espíritu’ (Jn 3,8). Redención, en tanto ‘redención’ designa esto personal con máxima agudeza: la relación entre necesidad y piedad84, en que se abren corazones. Así, no es redención como salir fuera de tierra, vida, personalidad, en un muerto dejar-de-ser, sino en tanto resurrección al cielo, que devino tierra, a la vida divina, que devino vida humana, al Dios personal, que vino como hombre personal. Así tampoco es fundar un camino solidificado, hecho-fijo por este Redentor, sino que Él mismo es el ‘Camino’ en tanto ‘Verdad’ que es ‘Vida’ (Jn 14,6), pues los redimidos son ‘miembros’ de su ‘Cuerpo’ (1Cor 12,12). La vida de este cuerpo de muchos miembros en transformación de tiempos y diversidad de sus diferencias es, entonces, ‘la’ Vida personal del Dios-Redentor. Así, el miembro singular está dado a la irrestricta presión sanguínea de vida en este cuerpo, que es ‘plenitud de Cristo’ (Ef 1,23), y por eso lleva en sí la plenitud del Espíritu Santo: que en el soberano hoy y ahora de la Iglesia viviente, ‘el Espíritu... sopla, adonde quiere’, lo ‘inasible’ en Él, en lo ‘eclesial inasible’, el ‘Espíritu de Dios’ justo en la Iglesia, que es ‘cruz’ para mí y me ‘intersecta’ todo. Pues en la cruz alienta el ‘Espíritu redentor’. b) Creaturalidad, en tanto: en el Dios Personal. b) ‘Llamado’, como modo de ‘hacer’, designa más exacto: llamar a sabiendas y querer. Por este saber y querer, lo llamado no solo es por el que llama, sino en Él, en la intimidad personal de su P74

84

Se traduce Erbarmung por ‘piedad’.

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Espíritu. Por eso, ex-siste en-tendido-en ese saber y querer, antes de todo ex-sistir. Ex-siste por, en y con ese ser-en-tendido. Y por eso creatura se llama: en-Dios Personal. Así es en lo natural, el modo de ser-creado. Lo creado surge por el ‘saber creador’ de Dios, pues Dios ‘quiere’ realizada la ‘idea’ de esto. Lo creado ‘es’ por este ‘sí’ sabedor del ‘Amor desde el origen’. Este ‘ser-entendido en Dios’ es, pues, fundamento existencial85 de la creatura, y por eso, todo anhelo de querer-ser-entendido, hinca raíz en Dios. Justo por eso, es anhelo excesivo: no se plenifica si mide el ser-entendido, en sus medidas, sino solo a medida en que se entrega irrestricto a la medida del Dios que-entiende: no [es] que Dios sea entendido al interior del hombre (como si el hombre fuese el Creador), sino por cuanto el hombre es entendido más-allá de su intelección, al interior de Dios, verazmente ‘en [Dios]’, es decir, introduciéndose ‘afuera de [sí]’86. Más inaudito aún deviene en lo sobrenatural. Pues participar en la Vida intradivina no solo designa ser sabido y querido por Dios, sino participar en el Hijo, que es Palabra sapiencial del Padre, y participar en el Espíritu Santo, que es Sí de Amor volente de Hijo y Padre. Mi ser-entendido es, entonces, participar en el entenderse de Padre e Hijo en el Espíritu Santo. Además, el anhelo del quererser-entendido es tan absoluto y radical, pues no apunta al hombre en última instancia, sino al ‘hijo del Padre, hermano del Hijo, en el Espíritu Santo’, [apunta] al ‘dios por gracia’. Pues la intelección del ‘dios por gracia’, apunta al ‘Dios por naturaleza’. Yo no solo soy inteligible para mí y los demás, –únicamente en relación con Dios–, sino en última instancia, solo [soy inteligible] desde Dios y al interior de Dios. En Redención se plenifica este envolvimiento y compenetración. Pues acontece al hacerse-visible el Padre en el Rostro de Cristo, que es la ‘Verdad’, y en el Espíritu Santo derramado en la Iglesia,

85 86

Se traduce Daseinsgrund por ‘fundamento existencial’. Se traduce el sentido, pues literalmente no cabe traducir el wahrhaft ‘ver’, d.h. von weg hinein.

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que es ‘amor’ (їƩƩƪƦƱрƠcomo чƢн›Ʀ). Si estoy redimido como ‘miembro’ del ‘Cuerpo’ de Cristo que es la Iglesia, entonces existo mediante esta ‘verdad’ y este ‘amor’ y en ellos. Mi ser-entendido es, además, parte de la autointelección de esta Iglesia, que apunta a intelección-plena, cuando ‘Él se manifieste’ (1Jn 3,2), es decir, al fin de los tiempos. Pero entonces, ser-entendido es a tal punto cosa de Dios, que no solo apunta en general a su obra, la Iglesia: en tanto yo solo soy inteligible como miembro de la Iglesia y momento en la vida de la Iglesia. Sino que justo por eso, acontece en el ‘signo de la cruz’: que soy entendido a máxima hondura, cuando mi P75 querer-ser-entendido humano, está crucificado, justo por el malentendido de la Iglesia (porque Cristo es crucificado en tanto ‘malentendido’ por los sumos sacerdotes). c) Creaturalidad, en tanto: llamado personal de Dios. c) Está la creatura así, puesta en lo Personal-Soberano de Dios tan irrestricto, que se sigue, por último, que su vida entera aparece ‘llamado’ siempre nuevo: en su máxima intimidad, el constante resonar de plenitud infinita de Vida de Dios. Creaturalidad dice así: llamado personal de Dios. Si en lo natural lo creado es ‘hecho’, en tanto es-desde y -en el Sí (consciente-voluntario) de Dios, esto se continúa al permanecer creatura. Su permanencia es ‘creatio continua’, siempre nuevo ser-hecho, esto es, siempre nuevo Sí del Dios Personal, que llama entendiendo. Así se sigue que la auténtica hondura de mi saber y querer –la ‘potentia oboedientialis’ referida al saber y querer de Dios–, ausculta y escucha Su siempre nueva Palabra Creadora. Así es escucharse-afuera-de-sí87 al interior de Dios: no retener a Dios en mí, como base firme y seguridad, sino siempre nueva ‘posibilidad pura’ al interior de Su conducción incomprensible. Si lo sobrenatural designa participar en el Hijo, que es Verbo, y en el Espíritu Santo, que es Amor, entonces se sigue que participa 87

Se traduce Sich-von-sich-weg-hören por ‘escucharse-distante-de-sí’.

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en proferir ese Verbo [Creador] y en expirar ese Amor: participa en el Sí convocador88, que llama en Dios mismo. Entonces, ‘potentia oboedientialis’, el obediente escuchar atento, es ‘actuado’ a concebir al interior suyo ese Sí intra-divino: a ser verbo en el Verbo, amor en el Amor, viviente sin-fin en Vida sin-fin de lo proferido y expirado. Entonces no es solo escucharse-distante-de-sí al interior de Dios, sino lo inaudito de escuchar a Dios como Vida convocadora más honda que mi yo. Esto se plenifica en redención: pues como tal el ‘miembro de la Iglesia’, es miembro de la ‘misión’ del Hijo y del Espíritu Santo, en Su misión convocadora de amor misericordioso al interior del mundo. Así, la ‘potentia oboedientialis’ en mi saber y querer, es escuchar-obediente ‘actuado’89, a ser convocador del Dios que llama a ser-en la Iglesia que llama; llamado en el ‘Verbo’ que llama y en el ‘Amor’ que llama. Así, no solo es ese ser-uno (en que yo, como pregunta a Dios, devengo uno con la respuesta de Dios), tampoco es solo ser-elevado-sobre-mi-yo a la voz objetiva de Dios en la Iglesia. Sino que deviene especial participación en el incomprensible misterio de la cruz: del misericordioso internarse el llamado en su rechazo: ‘Él encerró a todos en rebeldía no-creyente, para tener misericordia de todos’ (Rom 11,32). 3. El ‘para qué’ de la creatura: para que sea. Este ‘en y con Dios’ según se ha desarrollado aquí, expresa ya el ‘para’ que clausura la creatura. Dios ‘habla’ para que algo ‘devenga’. Desde sí y en-sí la creatura es ‘nada’. Pero en tanto es desdey en-Dios, ‘es’. Y si ‘es’-desde y -en el ‘ES’, que es Dios, entonces su ser es constante devenir y -acontecer. Es consecuencia (de Dios, la Premisa) y un consiguiente (de Dios, el Condicionante). Se llama, entonces: ‘que sea’. P764

88 89

Se traduce rufenden Ja por ‘sí convocador’. Se traduce das ge-horchende Hin-horchen, aktuiert por ‘el escuchar obediente ‘actuado’’.

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a) Creatura, en tanto: ‘es’ por sobre sí. a) En esto se decide, por de pronto, que lo creado, en cada momento de su ser, es desde-Dios, que ES más allá de sí. El ‘es’ le es suyo ‘desde-arriba’. En tanto es, es ‘sobre sí’. Creaturalidad designa: es más-allá de sí90. Si al ‘ser llamado’, lo natural es hecho ‘de nada’, entonces su ser pende entero de este llamado. Él ‘es’ en tanto ‘pende de más-allá de sí’. Pero entonces su mirada no tiene que dirigirse a la nada que es en sí mismo y desde sí, sino al Ser, Verdad, Luz, Amor, Vida, que es para él del ´más allá de sí’: no [tiene que mirar] lo vano de su ‘en sí y desde sí’, sino al triunfo del ‘más allá de sí’. Entonces su ‘pender desde sobre sí’91 no es pender del infeliz ahorcado, sino beato serconducido por... y ser sustentado en... En lo sobrenatural, deviene claro lo que designa: la gracia (de participar en vida intradivina) como principio configurador92 de lo natural (gratia perficit naturam). Por cuanto es sobre-naturaleza, se sigue que lo natural tiene su forma (fáctica) última, de tal modo ‘sobre’ sí, como el misterio de la Vida intradivina radica ‘más-allá’ afuera93 de todo lo natural alcanzable. Además, la mirada de lo natural-elevado sobrenaturalmente, tiene que salir más-allá de todo lo positivo-natural, hacia aquello de donde viene la ‘forma última’: al Ser de Vida intradivina y la Verdad, Luz, Amor procedente de Él en la salida del Hijo y del Espíritu Santo. Entonces, es veraz ‘devenirconfigurado desde más-allá de sí’: no solo ser-conducido y sostenido, sino co-engendrado (en la Forma del Hijo) y co-expirado (en la Forma del Espíritu Santo). En la Redención este ‘sobre’ tiene su plenitud. Pues por una parte, designa disociar-de naturaleza pecaminosa-original-caída en ‘primera’ y ‘segunda’ muerte, pues se tensiona, entre muerte y resurrección, infierno y cielo. Por otra parte, el ‘más-allá’ del Dios 90

Se traduce über sich por ‘más allá [sobre] sí’. Se traduce Hängen von über sich por ‘pender desde sobre sí’. 92 Se traduce FormprinziPpor ‘principio configurador’. 93 Se traduce über... hinaus por ‘más allá afuera’. 91

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Redentor deviene ‘en’ intimísimo: ‘ya no vivo yo, Cristo vive en mí’ (Gal 2,20) como ‘miembro’ de Su ‘Cuerpo’. En consecuencia, el redimido únicamente ‘ha de buscar lo sobre’ y ‘lo más-allá de los sentidos’ (Col 3,1s): no [ha de buscar] la catástrofe del pecado original y sus consecuencias, sino únicamente el ‘Yo soy...’ de la Verdad, que es Cristo, y del Amor, que es el Espíritu Santo, como Ser de la Vida de la Iglesia. Pero justo en esto es la más potente entrega: la P77 ‘resurrección de la muerte’ (Rom 6,4-6) como ‘renacer del niño (indefenso) en el seno de la Iglesia’ (Jn 3,3-9), y esto, para ser dado en ‘miembro del cuerpo’ a la circulación sanguínea del Cuerpo, y esto, para madurar en el ‘palpitar’ fecundo, a fin de que ‘Cristo’ se ‘configure’ en nuevos miembros (Gal 4,19). b) Creatura, en tanto ‘es’ en el ES. b) Es claro cómo el ritmo de un ser así oscila hacia un ser-en, cada vez más vigoroso: en creciente ser-conducido y ser-con y serentregado cada vez más, del ‘es’ en el ‘ES de Dios’. Creatura designa: es en el ES. Si ser natural es un ‘pender desde más-allá de sí’, entonces lo natural es tanto más ostensible, cuanto es en este ‘más allá de sí’: a medida que pender-en, deviene pender-unido y en-continuidad. Rumbo más íntimo de la creatura es, entonces, siempre internarse y sumergirse más y más en Dios. - Así mediante redes conceptuales protectoras, deviene des-ligarse hacia honduras del Dios incomprensible: Ser, Vida, Verdad, Amor, Luz de Dios, que nos encandilan en su noche santa: donde no ‘dominemos’ nosotros a Dios, sino que somos dominados en Él. Si en lo sobrenatural, la gracia (de participar en la vida intradivina) es principio configurador último de lo natural, entonces esta naturaleza tiene su realidad (fáctica) ostensible, en la medida que tiene más y más gracia, por forma, esto es, ‘Forma de Dios’. Rumbo íntimo máximo de creatura elevada, es, entonces, sumergirse más y más al interior de la Vida intradivina en Dios. Esto significa que ese Rostro de la vida intradivina, que se nos esboza captable de algún 106

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modo con las palabras Padre-Hijo-Espíritu Santo, y Vida-VerdadAmor etc., se vuelve cada vez más transparente en el misterio de la muda incomprensibilidad: en la noche beata de la Vida intradivina, que ya no tiene nombre alguno. Por último, si Redención es mediante Dios, un posesionarse tal de que Él es ‘Cabeza’ y ‘Yo’ del redimido como ‘miembro’ de su ‘Cuerpo’, entonces el redimido ha ‘resucitado’ de la nada de perdición, tanto más ostensible, cuanto está ‘incorporado’ en este Cuerpo, y así ‘hecho ciudadano de Dios’ (Fil 3,20; Ef 2,10; Civitas Dei). Rumbo intimísimo de creatura redimida es, entonces: en tanto ‘resucitado’, estar tan enteramente ‘entregado’94 a Dios, que con Él y en Él cae siempre más vencido, en donde Él cayó: en la Iglesia, en tanto Su Cuerpo y Su Estado. Entonces deviene en caer consiguiente cada vez más hondo: mediante el día-terrenal captable de la Iglesia, a la noche-final (Mt 24,29,42; Mt 25,6), en la cual ‘Cuerpo’ y ‘Estado’ se sumergen en el ‘Dios todo en todo’ (1Cor 15,28) desencubierto. c) Creatura, en tanto: ‘es’ que irradia el ES. c) Por una parte, creatura ‘es’, en la medida que es ‘en’ Dios. Pero por otra, unida al máximo con Dios, permanece con más vigor, otra95 que Dios, y por eso, remitida con más fuerza a ‘su mundo’. P78 Pertenece a Dios ‘en’ su mundo. Por eso, su ‘en Dios’ repercute en necesario ‘reflejarle a Él’: para ‘gloria de Dios’. Creatura designa así: resplandor (del) ES. Como naturaleza ‘hecha’, ‘es’ únicamente ‘en el ES (de Dios)’, y así por cierto pertenece al ‘mundo’, mediante su creaturalidad. Por eso su pertenencia-a-Dios ha de revelarse al interior del mundo: resplandor del Ser Vida, de Su Luz, Su Verdad y Amor al interior del mundo. Pero justo por eso, en todo resplandor, se trata que

94

Se traduce so... Gott völlig ‘verfallen’ zu sein por ‘estar tan enteramente ‘entregado’ a Dios”; es difícil reproducir el juego de palabras alemán: verfallen... fällt und verfällt. 95 Se traduce gegen Gott unterschieden por ‘otra que Dios’.

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Dios brille dentro del corazón: como resplandor dúctil ‘por’ vía de Luz, como quien ‘disminuye’ (Jn 3,30) siempre más, en Luz ‘creciente’. Así madura él mismo, fuera de toda embriaguez de ser-uno, enfrentando esa Luz, beato de adoración. Elevación sobrenatural designa por cierto: internarse en Vida intradivina sobre toda naturaleza, pero por cierto como hijo del Padre con hijos del Padre, como hermano del Hijo con hermanos del Hijo, como hombre-del-Espíritu-Santo con hombres-del-Espíritu-Santo. La pertenencia especial (diversa de Dios), se interioriza en esta ‘familia’. Por eso el ‘parentesco divino’ de la creatura elevada, ha de repercutir al interior de esta familia: en el mutuo brindar Luz del Hijo y Amor del Espíritu Santo: en reciprocidad de luz y amor. Pero en esto mismo, es más a lo hondo, flujo circular de Luz filial y Amor espiritual, que atrae siempre más fuerte hacia sí, a la familia una. Y al confluir y menguar, madura la humildad de adoración ante lo incomprensible de este Poder-luminoso y -amoroso uno. Redención designa por cierto, resucitar por morir, e irrestricto incorporarse a la Cabeza una, justo para que el Cuerpo uno del Redentor, plenifique su Redención en el mundo. Pues como ‘miembro de Cristo en la Iglesia’, el redimido está en mundo aun no redimido en plenitud. Por cuanto ‘Dios brilló en el Rostro de Jesús Cristo en nuestros corazones’ (2Cor 4,6), nosotros somos ‘luz del mundo’ (Mt 5,14), entre ‘tinieblas’ (Jn 1,8). Por cuanto ‘el amor de Dios se derramó en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado’ (Rom 5,5) en ‘reconciliación’ (2Cor 5,18), el ‘Amor nos impulsa’ (2Cor 5,14) a ‘dar nuestras almas por los hermanos’ (1Jn 3,16), en ‘servicio de reconciliación’ (2Cor 5,19), al interior del ‘odio’ (Mt 10,16,22). Pero justo en esto consiste la ‘gloria’ (ƣфƭƠ) del Padre, que dio a su Hijo y el Hijo a nosotros en el Espíritu Santo (Jn 17,22), que ha de plenificar y llenar todo, a fin de que ‘cielo y tierra estén llenos de Tu gloria’. Al servicio de esta ‘gloria’, servicio-redentor (en contraposición a ‘fervor-apostólico demoníaco’) deviene adoración a ‘senderos insondables’, y esto, en júbilo-final: ‘desde Él y por Él y en Él todo: a Él gloria eterna’ (Rom 11,33-35). 108

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4. Actitud fundamental de creatura. P794 Se imprime así –en su desde-dónde, cómo y hacia dónde–, lo que llamamos creatura, en actitud fundante de creatura: ‘ser creatura’ fundante. En ella [esa actitud] radica algo triple: veracidad, humildad, libertad. a) Veracidad (correspondiente a: hombre como centro y ‘alabar a Dios’). a) Veracidad (de ‘esencia’) es lo fundante. Al interior suyo se plenifica lo que tuvo validez del hombre, en tanto centro: puro manifestar a Dios. Y desemboca en el primer ‘para’ del hombre: para alabar... a Dios nuestro Señor. Primero veracidad, según corresponde al desde-dónde de creatura: ‘desde la nada’. En esto es veracidad subjetiva y negativa: sobriedad dadora de espacio libre, a clara consecuencia: irrestricto querer ser lo que soy. Desde lo natural, esto significa: ver claro la ‘nada desde y en sí mismo’, y ¡salida honesta de esa nada! Desde lo sobrenatural, significa: detectar claro la ilusión de ‘pura autonomía natural’, y ¡elevarse honesto más allá de lo natural! Desde Redención, significa: reconocer claro lo definitivo de ‘muerto y enterrado’ (lo natural pecaminoso-original) y ¡adentrarse honesto en vida resucitada y misión! Así se fundamenta en creado lo que va como primera exigencia de las semanas de Ejercicios: quitar de sí (n 1); quanto saliere de su propio amor, querer y interesse (n 189). Entonces deviene veraz, segundo, el cómo de creatura: ‘llamada’. Es veracidad en-relación: honesto atender... para recibir claro de... Desde lo natural, esto significa: apertura de siervo y sierva en oídos, mano, corazón, pies: ¿qué quieres Tú que haga? Desde lo sobrenatural designa: incansable ir-con puro de mi vida interior, en el flujo de Vida intradivina: mi memoria en pura apertura al Padre, mi entendimiento en pura apertura al Hijo, mi amor en pura apertura al Espíritu Santo. Desde la Redención designa: ser puro órgano del llamado redentor de Dios, en la Iglesia de verdad y amor, su instrumento irrestricto. Así surge en creado, lo que forma 109

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la segunda exigencia de las semanas de ejercicios: disposición en dócil disponibilidad del alma (preparar y disponer el anima: n 1), para que Tú la pongas acá o allá (disponed a toda vuestra voluntad: n 234), en la disposición de su vida así o así (n 1). Por último, tercero, es veracidad en que se graba el para qué de lo creado ‘para que sea’. Aquí es, por último, veracidad objetiva y positiva: para que resplandezca Dios-Verdad; nube que se transparentó y desapareció en Su Claridad. Esto designa, desde lo natural: que P80 Dios, Imagen Originaria, ‘devenga luz’ para el mundo, en entera esencia y operación de imagen reproducida. Esto designa desde lo sobrenatural: que los rasgos del Padre resplandecen en el ‘hijo del Padre’, los rasgos del Hijo [resplandecen] en el ‘hermano del Hijo’, los rasgos del Espíritu Santo [resplandecen] en el ‘hombre-espiritual-santo’, al interior de la familia una. Esto designa, desde Redención: que el ‘miembro de la Iglesia’ es resplandor de la ‘gloria’ (ƣфƭƠ), con que la Majestad Divina reina en el cielo, y habita en la Iglesia, en tanto el ‘Cuerpo’ y el ‘Estado’ de Dios, para devenir ‘todo en todo’. Así el creado entraña también lo tercero, que caracteriza el estilo de las semanas de Ejercicios: su divina maiestad (n 5); vuestro mayor servicio y alabanza (n 98); en todo amar y servir a su divina maiestad (n 233). b) Humildad, (correspondiente a hombre, en tanto intersección, y ‘hacer reverencia y servir a Dios’). b) En esto es claro cómo la misma actitud fundante de creatura, es humildad. Pues por una parte, veracidad es fundante de humildad: humildad en tanto verdad. Por otra parte, la veracidad misma está necesariamente configurada desde dentro por ella [por humildad]: veracidad como humildad. Al interior de esta humildad se plenifica en especial, lo que caracterizaba al hombre como intersección: sumiso, pendiente de Dios. Por eso ella desemboca en el segundo para del hombre: para... hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor. También aquí es, primero, humildad, según corresponde al 110

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desde-dónde de creatura: ‘desde la nada’. Así es humildad subjetiva y negativa: valor-servicial a Dios en lo terrenal-sobrio de la nada (humilitas), en tanto confesión de esta bajeza. Esto es, desde lo natural: lo ‘desértico y vacío’ de ‘tierra’, bajo el aliento del ‘Espíritu de Dios sobre las aguas’ (Gn 1,1). Desde lo sobrenatural, es: indefenso ante ‘flujo sanguíneo’ de Vida intradivina: Seno del Padre, en Forma de Hijo, en aliento del Espíritu Santo. Esto en Redención: entregado disponible a libre misericordia, remitido al poder omnipotente de Quien resucita muertos, entero incorporado a la vida del Cuerpo de Cristo. Dentro se forma, segundo, humildad condicionada por el cómo creatural: ‘llamado’. Es humildad en-relación: valor-servicial de sumisión en entrega irrestricta a Dios (‘subiectio in Deum’, según dice Tomás de Aquino: STh II-II q 161 a 2 ad 3). Desde lo natural, esto designa: irrestricto dejarse-configurar en el Seno del Padre, en la forma del Hijo, indisminuido co-alentar y co-arder en Espíritu Santo. En Redención: entrega irrestricta en acción de gracias a la determinación del Juez que Resucita muertos, y gratitud; irrestricto ser ‘Cristo aquí ahora’, como miembro del Cuerpo uno P81 de Cristo (como el ojo es ‘cuerpo en tanto vidente’). Así deviene por último, tercero, humildad cuando el para qué creatural dice: ‘que sea’. Por último, positiva humildad objetiva: valiente-servicio beato a Dios mismo, en ánimo-servicial atento a Su inclinarse al mundo, instrumento de Su darse. En lo natural es: ser instrumento al modo como el Dios-Creador es operate en lo creado, que desde sí es por cierto, bajeza de nada. En lo sobrenatural es: ser instrumento al modo de reciprocidad (‘ad’) de Padre e Hijo y Espíritu Santo dada (como ‘ad’ de relación constitutiva de Persona) ‘a’ lo creado, que como naturaleza, es bajeza de siervo y sierva. En Redención es: ser instrumento al modo del Espíritu Santo, en ‘vaciedad’ (Fil 2,7) y ‘pecado’ (2 Cor 5,21) y ‘maldición’ (Gal 3,13) para la creatura rebelde, que quiso ser ‘como Dios’ y cayó en esclavitud de infierno. En esta triple esclavitud se fundan las Tres maneras de humildad, 111

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en que los Ejercicios culminan en verdad (n164-168). En humildad subjetiva-negativa, rasgos del primer modo: el hacia abajo (así me baxe y así me humille: n 165). En humildad relacional aparecen los rasgos de la segunda manera: el consciente encontrarse en servicio consiguiente (si yo me hallo en tal puncto que no quiero ni me afecto...: n 166). En humildad objetiva y positiva, habla, por último, la tercera manera: el ser-uno con Cristo pobre y tenido por loco (pobreza con Cristo pobre..., opprobios con Cristo lleno dellos: n 167). Aquí desembocan las tres exigencias fundantes de los Ejercicios, según aparecen en tres formas de veracidad. El ‘salir del propio...’ abandona lo seductor de un heroísmo ascético y se convierte en gris abajarse de humildad subjetiva-negativa y así, en primera manera de humildad. La disposición pierde su encandilante figura-universal, en realista encontrarse en verdadera amplitud de posibilidades disponibles, según se clarifica en humildad relacional de segunda manera de humildad: riqueza o pobreza, honores u opprobios, etc. Por último, amor y servicio a la Divina Majestad son puestos a prueba decisiva, cuando comienza a revelarse la tercera manera de humildad en humildad objetiva y positiva: la Divina Majestad en tanto Mendigo y Loco, a fin de que en esto sea yo instrumento Suyo. c) Libertad (correspondiente a: hombre en tanto desgarro y ‘salvar su alma’). c) Pero a la vez se esclarece aliento y ritmo vivo en todo esto: creciente desligarse y liberarse. Libertad es, así, lo último en actitud fundante creatural. Señala su logro veraz, el dicho del Señor: ‘la verdad os hará libres’ (Jn 8,32). Cómo P82 se desarrolle [la libertad] en humildad, lo dice óptimo Ps 11496: ‘el Señor protege a los pequeños: fui humillado y Él me liberó’. Es claro a la inversa, cómo veracidad y humildad son más a lo hondo, devenir-libre; pues surgen de libertad creciente: a ‘libre de...’, a ‘libre en...’. Es a lo que se refiere la ‘gracia liberadora’ (gratia liberatrix) agustiniana. La salida 96

De la Vulgata, corresponde al Ps 116.

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especial para esto es, por eso, el hombre en tanto desgarrado: ‘perdido’ por el falso impulso-de-libertad a ser independiente como Dios: solo ‘rescatable’ mediante verdadera libertad en irrestricto darse a sí mismo. Por eso, el para correspondiente se llama: mediante esto (es decir, de entrega irrestricta en alabanza, reverencia y servicio), liberar su alma. Por eso es, primero, libertad, según corresponde al desdedónde creatural: ‘desde la nada’. En esto lo ‘libre de...’, pertenece a libertad subjetiva y negativa: libre de servidumbre al mundo y convulsión del yo (pues mundo y yo pretenden ser ‘algo’, siendo así que son ‘nada’ en-sí y por eso implican servidumbre y convulsión); libre en distensión interna. Esto dice desde lo natural: ‘libertad de vuelo’ creatural, que a nada se apega ni deja se le apegue, y en esto, deveniente puro, a diferencia de inercia convulsiva. Desde lo sobrenatural, esto significa: ‘santa-libertad-espiritual’ del hijo de Dios, en apertura y entrega incesante a lo natural más allá de sí, diversa de convulsión-por-persistir. Desde Redención, dice: ‘libertad-demuerte-resurrección’ del redimido, que ‘desterrado’97 del mundo, lo enfrenta ‘desde arriba’ –diversa de convulsión–cadavérica (del persistir en el mundo de la ‘primera’ y ‘segunda’ muerte). Segundo, por eso esta libertad es ‘libre para...’ y en esto, condicionada por el cómo creatural: ‘llamada’. Así, se trata de libertad relacional: libre para cualquier disposición de Dios. Esto es en lo natural: ‘libre-dispuesto’ a posibilidades inconmensurables de la VoluntadCreadora, que es su propio fundamento, más allá afuera de todo barrunto mío. Esto es en lo sobrenatural: ‘libre-dispuesto’ al aliento del Espíritu Santo (como ‘Voluntad’ en vida trinitaria), que ‘sopla donde Él quiere, y tú no sabes de dónde viene y adónde conduce’ (Jn 3,8). Esto es en Redención: el miembro ‘libre disponible’ del Cuerpo uno, al Aliento y pálpito-cordial y Espíritu uno de este Cuerpo, para ser configurado por Él en disponibilidad irrestricta y ser guiado a la obra una de Redención, pero Redención en-cruz. 97

Se traduce: aus der Welt ‘ausgebürgert’ por ‘desterrado del mundo’.

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Así, tercero, libertad deviene por último, ‘libre en...’ y graba en esto el para creatural: ‘que sea’. En esto es libertad que es Dios mismo, y por eso, dadora-liberal en esa dadivosidad más íntima de Su Amor, que dilapida Su Generosidad: por ende, P83 libertad objetiva y positiva. - En lo natural, esto es: ‘libre en’ co-realizar la liberalidad del Creador a su creación: dado que en tanto Fundamento Originario y Fuerza Originaria, Él se sumerge en un mundo del todo dependiente. En lo sobrenatural es: ‘libre en’ co-realizar la liberalidad intra-trinitaria a mera naturaleza: por cuanto En-SíMismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es Libertad de Vida fecunda dilapidadora, infinita Magnificencia para que la limitación y pesadez creatural participe. En Redención es: ‘libre en’ co-realizar la liberalidad del Dios-Redentor al mundo pecador: pues Él, cuando el hombre malgastó su Liberalidad, queriendo apoderarse de Él, responde con mayor liberalidad infinita: se entregó a Sí Mismo a esclavitud de muerte y maldición e Infierno, producidas por el hombre; tampoco hizo forzada la Redención dada así; la dejó a libre mal-uso de ‘terquedad infiel’, para así ‘tener misericordia de todos’ (Rom 11,32), a fin de que en la ‘libertad de los hijos de Dios’ (Rom 8,21) se revele la ‘amplitud y largura y altura y profundidad’ de lo ‘supra-exceso’ de este ‘amor’ liberal (Ef 3,18-19), y en esto, [se revele] la gloria del ‘Dios todo en todo’ (1Cor 15,28). Esta triple libertad es a lo que los Ejercicios quieren conducir. Libertad subjetiva-negativa aparece al dar el fin de la primera anotación: quitar de sí todas las affecciones desordenadas: n 1). De la libertad relacional habla la determinación ulterior de la misma anotación: buscar y hallar la voluntad divina: n 1). La transición a libertad objetiva y positiva, se expresa al fin de la quinta anotación: liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad para que su divina majestad... se sirva: n 5). Y por eso el Tomad y recibid de la oración final de los Ejercicios apunta a la libertad (toda mi libertad) fundamental, y recién desde ahí, a todo lo demás. Es claro cómo en esto los tres requisitos fundantes de los Ejercicios (salir del propio amor; disposición; amor y servicio a la 114

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Majestad Divina), y también las Tres maneras de humildad obtienen su expresión culminante. Un siempre más impulsa en ellos. Justo eso significa liberalidad, en tanto lo más íntimo de la libertad: libertad dilapidándose. Este siempre más, es esencia auténtica máxima del hombre, en tanto ‘signo creatural’. Es, al igual, palabra para lo inconmensurable del Amor divino. La libertad dilapidándose es, así, el lugar auténtico para se acercar y llegar a su Criador y Señor (n 20).

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III. ... para... 1. [el ‘para’] en tanto ‘hacia Dios’. La esencia del hombre era creaturalidad. Pero lo creatural se manifestó como ‘salir de hacia’ (porque ‘llamado’ ‘de la nada’, ‘para que sea [en el ES]’). Así se da el ‘para’ explícito: en tanto creatura, el hombre es constitutivo ‘más-allá de sí afuera, para’. El más-alláde-sí-afuera, está determinado por el ‘para’. Pues de suyo podría significar todavía movilidad formal a lo infinito al interior de lo humano. Sin embargo, el ‘para’ designa un contenido temático98 en tanto fin ‘sobre’ el hombre. El ‘para’ decisivo de este más-allá temático, en tanto meta, es: para alabar, hazer reverencia y servir a Dios nuestro Señor. Es suprafinalidad (según se da creciente como tal en alabar, hazer reverencia, servicio), que es ‘Dios Finalidad’ (a Dios nuestro Señor). En esta supra-finalidad del Dios Finalidad, el hombre es, entonces, en verdad ‘para sí mismo’, plenificando su propio sentido: y mediante esto salvar su ánima. Alabanza, reverencia y servicio son, así, por una parte, camino en que el hombre se pierde siempre más hondo al interior de Dios, a fin de que Dios sea el Sentido de su vida, y por eso se llama simple ‘salvación del alma’: Dios. El para del hombre es: (1.) hacia Dios. Pero por otra parte es rescate, redención, salvar la situación más propia del hombre, a diferencia de Dios; de modo que el ‘hacia Dios’ recién es auténtico-concreto y real, como ‘a salvación’ del hombre en tanto hombre: desde vida de oración, al (ascético) ‘rescate del alma’, hacia auténtica ‘Redención’ en ‘locura’ y escándalo’ de la cruz (2.). Por este camino obtiene el ‘para’, poder de don y entrega irrestricta, pero de modo que la santa distancia entre Dios y hombre se hace más clara: para su divina majestad.

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Se traduce ein Inhaltliches por ‘un contenido temático’.

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1. El para fundante del hombre, como creatura y signo de creaturalidad, se llama: hacia Dios. a) ‘para alabar, hacer reverencia y servir’. a) Este ‘hacia Dios’ se imprime en tres rumbos como tales, en que lo creatural va más allá de sí afuera99: ‘para alabar, hacer reverencia y servir...’ Pues en ellos el hombre se subordina siempre más a un Absoluto. Para alabar. Estoy entero plenificado de lo que alabo. Lo que yo alabo, me posee entero. Estoy tan interiorizado en ello, P85 que me olvido del todo de mí mismo. Y al alabar, me siento más allá de todo, sin peso ni preocupación. Es, pues, absoluto abstraerme100. Hacer reverencia. Aquí emerge distancia, mientras alabar podía desembocar en arrobo indistinto. Reverencia es por de pronto temor. Temor dice: ‘Esto es mayor que yo’, y no de modo neutral, sino como esto ‘Mayor que yo’ me requiere para Sí. Pero este temor deviene proximidad a fin de adorar ‘Esto’. Reverenciar designa, pues: contra lo que temo, no lucho, ni huyo, sino me inclino reverente. Así deviene sumisión, según arraiga en adoración: rostro a tierra y manos extendidas. No solo manos en la boca, sino boca a tierra: humillando el éxtasis de alabanza, en callada reverencia. Y esto, en última instancia, como expresión de entrega plena de sí mismo (pues con quien yace así, cualquiera puede hacer lo que quiera): en humillación del vuelo de alabanza, al fondo de la tierra. Es, así, inclinación absoluta. Y servir. Aquí, por una parte, repercute reverencia (en tanto disposición). Por otra, se produce el entero vuelco a la inversa. En alabanza y reverencia se da todavía libre prioridad de quien la manifiesta. Recién en servicio tiene el Señor la primera palabra determinante. Servir no es: ver algo y por eso actuar, sino que el hecho101 del

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Se traduce über sich hinaus geht por ‘va más allá de si afuera’. Se traduce aquí absolutes Entnommensein por ‘absoluto abstraertme’. 101 Se traduce das Dass des Befehls por ‘el hecho del mandato’. 100

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mandato es su fundamento. De otro modo quedaría yo mi propio señor. Porque no sirvo al contenido del mandato102, sino al hecho del acto-de-mando, tampoco es posible retener un contenido (por ser bueno objetivo), o rechazarlo (por repelerme objetivamente). Pues servir significa: estar siempre listo, no aprisionado por contenidos, sino aprisionado por el Señor. La última consecuencia es, así, que incluso el servir mismo está a Su disposición: acaso me sea lícito hacer algo, acaso me quede ahí, acaso tenga que permanecer contratado para siempre. Todo esto es servicio, y por eso se requiere estar dispuesto para todo eso. Es, así, sujeción absoluta. b) ‘a Dios nuestro Señor’. b) Se muestra también cómo alabanza, reverencia, servicio aluden a esto uno: (alabar, hacer reverencia y servir) a Dios nuestro Señor. Esto es lo más vigoroso para del hombre: según estos rumbos fundantes, no solo apuntan únicamente a Dios, sino se resuelven en Él, de modo que Él es experimentado en ellos con mayor hondura. Alabanza, reverencia, servicio apuntan por de pronto a Dios, nuestro Señor, en tanto apuntan al Absoluto. Sea positivamente: en tanto se plenifican en Dios. O negativamente: en tanto toda creatura desaparece ante la medida del Absoluto (cuya única plenitud es en Dios). El hombre busca necesariamente en su interior, lo ideal (en alabanza). O el en Dios se plenifica para él, o todo lo terreno deviene creciente desenmascaramiento y al fin él mismo comienza a desenmascararlo todo, -al interior de una torva fe en P86 la mentira absoluta. Su interior busca con similar necesidad (en reverencia) santidad limpia, ante la que pueda arrodillarse. O el en Dios se plenifica en él, o todo lo terreno desencubrirá siempre más sus grietas, y él mismo devendrá destructor de todas las cosas en crítica insaciable, inmerso de torva adoración a ruptura absoluta. Por último, el más íntimo anhelo del hombre es encontrar al Supremo incondicionado, cuyo servicio ennoblecería el vivir (según expresa 102

Se traduce dem Was des Befehls por ‘al contenido del mandato’.

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óptima, la leyenda de San Cristóbal). O el en Dios se plenifica en él, o la decepción de majestades terrenas fingidas, lo empecina (sangriento), y sucumbir (desesperado) a ebriedad-de-poder y deviene tirano contra todo, adorador de violencia absoluta. Así, o se plenifican alabanza, reverencia, servicio en tres modos fundantes de lo creatural, alabanza en verdad, reverencia en humildad, servicio en libertad, o abren la grieta103 a la nada (del hombre pecaminoso original). Además, en alabanza, reverencia, servicio, se desencubre Dios, nuestro Señor, como Dios, es decir, como aquello que (en virtud de su Absoluto) plenifica toda visión (ƏƤóư, de ƏƤƠƱƠƠƨ), como lo simple bueno (Dios = God = Bueno). El irrestricto estar absorto en alabanza contemplativa, lo señala como simple Gloria: Ipsa forma. La flexión absoluta de reverencia, remite a Él, como el que Es por encima de lo máximo: Ipsa trascendentia. La absoluta sujeción en servicio, lo confiesa como el Señor omni-eficaz: causa prima et principalis. Así los tres modos fundantes de lo creatural (verdad, humildad, libertad), devienen alabanza, reverencia y servicio a la revelación de Dios: en tanto revelación del Dios-Verdad, del DiosInfinitud, del Dios-Majestad. Pero así, Dios nuestro Señor aparece siempre más como el Señor, es decir, como Aquel a quien corresponde de suyo alabar, reverenciar, servir. Alabanza lo ensalza ‘por Tu inmensa Gloria’: es decir, no porque esta alabanza me ayuda, sino por ser Tú justo así. Reverencia se inclina ante Él, porque Tú eres el siempre mayor: no porque esta reverencia me ayude, sino porque de suyo te corresponde. Servicio le pertenece a Él pues Tú eres ‘El’ Señor: no porque este servicio me ayude, sino que Te pertenezco irrestrictamente. Así, los tres modos fundantes de lo creatural (verdad, humildad, libertad) ascienden en alabanza, reverencia y servicio, a pureza de su forma objetiva y positiva: [para devenir] irradiaciones de Dios mismo: en alabanza, para seguir el resplandor radiante de Dios-Verdad, en reverencia para 103

Se traduce aquí Riss por ‘grieta’.

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inclinarse ante el don infinito de Dios, en servicio para dispensar la liberalidad del Dios-Majestad. Así, por último, se clarifica por qué es nuestro, Dios, nuestro Señor. El ‘salir más-allá de sí afuera’104, podría todavía pretender a Dios únicamente-para-el-respectivo-yo. Pero por cuanto Dios es nuestro, se le quita también esta última P87 absolutez al yo que se entrega: él solo es uno entre muchos, y un miembro entre muchos miembros y miembro de un Cuerpo (que vive y opera en él, en ‘intercambio’, ‘trueque’ y ‘cambio’). Por eso, también, el movimiento inverso, que Dios co-realiza hacia el mundo, es justo al mundo, en este ‘impartirse a muchos’, a fin de manifestar el nuestro, a tal punto, que recién esta co-realización en ‘intercambio’ (commercium), demuestre que Dios está auténtico en nosotros: ‘Si nos amamos mutuamente (en agape), Dios permanece en nosotros’ (1Jn 4,12). Esto se expresa justo en alabanza, reverencia, servicio. Pues ellas designan culto y además comunidad: la creación una, humanidad una, Iglesia una ‘en su templo’. Y por eso los tres modos fundamentales de creaturalidad (verdad, humildad, libertad), justo al desembocar en alabanza, reverencia, servicio, adquieren el último acento creatural: de co-creaturalidad y en tanto creaturalidad de una creación, que es un todo enterizo105 de miembros en ‘trueque’, plenificado en la ‘nueva creación’, que es la Iglesia, pues el propio Creador se hizo creatura, Cabeza y Cuerpo un Cristo106. c) En ámbito conjunto de naturaleza, sobrenaturaleza y redención. c) Además, el ámbito entero de alabanza, reverencia y servicio a Dios nuestro Señor, se manifiesta recién en la amplitud entera de lo creado: desde naturaleza, a sobrenaturaleza, a redención: por ende, en el ámbito entero en donde Dios es nuestro Señor.

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Se traduce von weg über sich hinaus por ‘salir desde más-allá de sí afuera’. Se traduce ein Ganzes por ‘un todo enterizo’. 106 [Nota de Przyw.:] Para esto cf. ‘LOGOS’ (Düsseldorf 1962/63), capítulo ‘Commercium’. 105

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Por eso alabanza de creatura natural, sobrenatural y redimida, apunta a Dios, nuestro Señor Creador, Santo y Redentor. Dentro de lo natural, [alabanza] se basa en la relación imagen-reproducida a Imagen Originaria (exemplar, exemplatum), de causa-segunda a Causa Primera (causa prima, causa secunda), de meta-intermedia a meta última (finis ultimus, finis secundarius): proclama en vivir y operar, que Dios es lo Primero y Todo y Último. Pero justo por eso, el ‘salir de sí más-allá afuera’107, apunta siempre más a enmudecer en el Señor. En lo sobrenatural, [alabanza] se basa en participar en la Vida intradivina del Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo: co-irradiar gloria (ƣфƭƠ) en la forma del Hijo y en el fuego del Espíritu Santo. Pero justo por eso, apunta siempre al más abrirse a la gloria siempre mayor del Señor. Al interior de Redención, [alabanza] se basa en que el miembro de la Iglesia participa en el revelarse el Dios invisible en el rostro de Jesús Cristo en el Espíritu Santo: en vivir y operar, ser evangelio vivo, mensajero del Reino. Pero justo por eso, apunta al modo especial de este mensaje del Reino: en ‘aflicción’ (de muerte) ‘alegrarse’ (beati, qui lugent): es decir, anuncio decidido [el mensaje del Reino] en co-enmudecer al interior de la tiniebla del abandono de Dios el Señor (que se manifiesta como ‘Señor’, justo de este modo: Fil 2,6-8). Así también reverencia, tiene su figura plena, en P88 reverencia de creatura natural y redimida: a Dios, nuestro Señor, el Creador, Santificador y Redentor. En lo natural, [reverencia] se basa en creatura sometida a reproducir-su-imagen, co-operar y tender al fin, por la grandeza de Dios, en tanto Imagen Originaria, Fuerza del todo y Fin Último: en júbilo de adoración. Justo por eso, ella [la creatura] tiende siempre más a ‘desaparecer en la tierra’, ante el Señor siempre mayor. En lo sobrenatural, [reverencia] se funda en la nobleza benevolente de las Personas divinas en reciprocidad (su ‘ad’ que Es de suyo): ser uno (hasta en unidad de esencia), y no obstante sin mezcla. Pero justo por eso, deviene más fuerte 107

Se traduce von sich weg über sich hinaus por ‘salir de sí más allá afuera’.

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el morir ante lo grande de esa noble Majestad Divina, al interior Suyo, como [al interior] del Señor (cada vez más otro y aparte). Al interior de Redención, [reverencia] se basa en que el miembro de Cristo participa en la adoración que ofrece al Padre, es decir, el culto de Dios por Dios: ser ‘Templo santo en el Señor’ (Ef 2,21), y ‘sacerdocio real’ (1Pet 2,9), en el ‘Sumo Sacerdote eterno’ (Hebr 7,1ss). Pero justo por eso, es participación decisiva en el sacrificio del ‘Cordero de Dios’: cargar el pecado del mundo, enmudecer en expiación ante la santidad del Señor, interiorizarse en la libre misericordia del Señor. Así también es plenamente visible, por último, el servicio: como servicio de creatura natural, sobrenatural y redimida, a Dios, nuestro Señor creador, santificador y redentor. En naturaleza [servicio] se basa en impulso-operativo de creatura, como causa-segunda, capaz de co-crear y co-prever: en orgullo santo del ‘con...’ (con un Creador tal, y co-operar...). Pero justo en esto, madura siempre más en entrega de siervo y de sierva, a disposición irrestricta (en cómo, cuándo, dónde, cuánto tiempo, para qué, incluso en acaso del servicio) en ‘caminos insondables’ y por último, como ruedita en el rodaje objetivo, cuasi mecánico del Señor. En lo sobrenatural, [servicio] se funda en participar en la operación más íntima de Dios, que en tanto ‘actus purus’, es simple acto: participar en salida del Hijo del Padre, y del Espíritu Santo de Padre e Hijo (que tiene modo de ‘acto puro’ y por eso, jamás comienza, pues Dios, en tanto ES, no tiene inicio, tampoco como ‘causa Sui’ se inicia a Sí mismo; tampoco es Término de algo acabado, pues Dios es Vida Infinita, y por eso, siempre-fluye). Justo en esto radica el mayor desamparo para el participar ‘siempre de nuevo en el Seno del Padre, la Forma del Hijo, el Soplo del Espíritu Santo’: el siempre nuevo desamparo de nacer, formar y alentar, como obra auténtica de ‘hijos’ del Señor. En Redención, el servicio se basa en cooperar del miembro de Cristo, en siempre nuevo concebir, formar y nacer P89 de Cristo en las almas: por ende, en fecundidad del ‘Cristo vive en mí’. Pero justo por eso, es fecundidad que apunta al vacío: a ‘vaciamiento’ 122

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(exinanitio, ƩоƬƷƱƨư) en cruz, es decir, al colapso e inutilidad pordiosera del fecundo servicio de redención, en el Señor (que al interior de esto se manifiesta como ‘Señor’: Rom 11,29-36). d) Y por eso, en fe, esperanza y amor. d) Por cuanto así, alabanza, reverencia y servicio se manifiestan en el ámbito creado entero, de naturaleza, a sobrenaturaleza, a redención, devienen nítidos ahí, rasgos de esas ‘tres’, en que se resuelve la unidad a Dios: fe, esperanza, amor. Alabanza, reverencia y servicio a Dios, nuestro Señor, tienen en consecuencia, ‘virtudes teologales’ por forma, donde a tal punto Dios es nuestro Señor (de nuestra vida espiritual creciente, movida-a y en quietud plenificada), que estos rumbos fundantes de nuestra vida espiritual, no solo giran en torno Suyo (como objeto), sino también se basan en Él (como fundamento motor y entitativo). Primero, en alabanza, reverencia y servicio se muestran los rasgos de fe, y por cierto, en el espectro tensional que es propio en las tres: entre luz de fe (evidentia fidei: en tanto en ella habla Dios) y noche de fe (obscuritas fidei: en tanto es Dios oculto). En alabanza, es fe referida al mundo-de-fe (objetivo) (fides quae creditur): desde su luminosa grandeza vencedora (evidentia fidei quae creditur), a dejar-ciego de su hondura insondable (obscuritas fidei quae creditur). Reverencia actualiza ‘desde Dios’ la fe (fides qua creditur): en luminosa entrega-confiada a Dios, deviene en esto deudor de Dios (evidentia fidei qua creditur) en sumisión ciega a la Autoridad Soberana de Dios en Sí mismo (obscuritas fidei qua creditur). Servicio, por último, abre la imagen operante de fe (fides operans): de vida de fe, como expresión luminosa sobreentendida de fe (evidentia fidei operantis), a operar en oscuridad de pura-fe (obscuritas fidei operantis: 1Petr 1,19). Pero en esto ya hay claros esbozos de esperanza: en amplia tensión, entre luz y noche de fe: esperanza en-vuelo (raptus spei: como Dios desencubieto en fe luminosa, atrae a Sí), y peso de esperanza (arduitas spei: como ocultarse de Dios en la fe, produce un entre123

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cielo-y-tierra). La alabanza muestra, así, esperanza (objetiva) de un ‘mundo’ (spes quae speratur): desde alado ‘más-allá de sí afuera al mundo invisible’ (raptus spei quae speratur), al peso de ‘ya fuera de tierra y todavía no en el cielo’ (arduitas spei quae speratur). A su vez, en reverencia se abre ‘por Dios’ la esperanza activa (spes qua speratur): desde el alado plegarse brazos conductores de Dios (raptus spei qua P90 speratur), al peso sacrificado del abandono en invisible, incalculada inexcrutabilidad (arduitas spei qua speratur). Por último, en servicio, la esperanza viva se presenta operante (spes operans): en vivir alado arriba y desde arriba, en esperanza previsora (raptus spei operantis) del peso de un operar al que abandonó esperar en todo límite terreno (arduitas spei operantis). Pero lo que brilla en plenitud desde alabanza, reverencia, servicio, es el amor: en el espectro tensional en que los espectros tensionales de fe y esperanza, tienen recién su sentido más profundo: amor abrasador (ardor amoris: por cuanto en lo hondo de fe luminosa y esperanza palpitante, actúa el amor anhelante que se desenvuelve en amor abrasador), y amor abrasado (passio amoris: por cuanto en lo hondo de la fe oscura y la queja esperanzada, arde más a lo hondo, el misterio del amor inflamado que irrumpe en amor abrasador)108. Así, en alabanza, es potente el amor al Amor (en tanto objeto: amor qui amatur): desde el ardor ‘sumido en el Hogar’ (ardor amoris qui amatur) al estar yo ‘sumido en su hondura inconmensurable’ (passio amoris qui amatur). Así es más a lo hondo en reverencia, el amor (activo) ‘a través del Amor (que es Dios)’ (amor

108 [Nota de Przyw.:] Con esta separación buscamos, primero, mantener lo positivo de la distinción entre ‘amor concupiscentiae’ y ‘amor benevolentiae’, vale decir, amor que tiene a Dios por plenificación, y amor que se sumerge en Dios. Segundo, se evita lo desafortunado de expresiones ‘concupiscentia’ y ‘benevolentia’. - La benevolencia corresponde al igual con su igual, incluso solo al que está más arriba, respecto del subordinado, al que no necesita. Pero la creatura no está en pie de igualdad con Dios (tampoco la creatura elevada sobrenaturalmente), y necesita de Dios. - Apetito (concupiscentia) designa: querer algo como medio para satisfacer. Pero Dios no es bajo ningún respecto medio para algo. Pues si lo fuera, no sería Dios. Tercero, se unen y compenetran así, los dos enfoques del amor, según difieren y son propios de Agustín y Tomás: el amor-moción del ‘quaerere inveniendum et invenire quaerendum’, y el amor festivo de la ‘unio’ en Tomás.

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quo amatur): desde unidad abrasadora a Dios como plenificación (ardor amoris quo amatur), al abrasado ‘en Su Unidad a Sí’ (passio amoris quo amatur). Así en el servicio vive el amor como vida (amor operans): desde el encenderse (ardo amoris operantis) al consumirse (passio amoris operantis). El amor es, así, en verdad la ‘plenificación’ (Rom 13,10). Pues lo irrestricto hacia-Dios de alabanza, reverencia y servicio es en él, el irrestricto en-Dios, al igual que en-Dios: en tanto amor que alaba, reverencia y sirve (amar y servir a Su Divina Maiestad: n 233). El para fundamental de los Ejercicios es el para a Dios en tanto Amor. Pero por cuanto es Su Divina Majestad, se trata del para en alabanza, reverencia y servicio. 2. ‘Y ‘mediante esto salvar el anima’. P912 . Esta distancia en medio de ser-uno, se plenifica mediante la parte final del para: y mediante esto salvar su alma. El y mediante esto designa que únicamente el irrestricto hacia-Dios y en-Dios es el modo de salvar su alma: que por ende, este hacia-Dios (en alabanza, reverencia, servicio) y en-Dios (en fe, esperanza, caridad), es el único fin del hombre, incluyente de todo lo demás (y que ninguna ética o ascesis puede darse sin tener en lo religioso su fundamento configurador109. El salvar su anima acentúa el sentido diverso del hombre (incluso en la unificación más elevada) frente Dios: que él, en tanto uno por salvar, está entre perdición y salvación, y por eso, todo servicio de Dios y todo amor a Dios sirve como verdadero medio a su Redención al interior de Dios. El hombre, en tanto creado, no es hacia-Dios, ni en-Dios, según el modo como Dios es para Sí mismo y en Sí mismo, esto es, en la inmutabilidad de Su Mismidad (la cual no conoce ‘perdición’ ni ‘redención’ ni ‘salvación’), sino que en tanto creatura por salvar, él es hacia Dios y en Dios como hacia su Salvación.

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Se traduce Formgrund por ‘fundamento configurador’.

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a) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vida de oración. a) Este ‘para su salvación’ se muestra, por de pronto, en que alabanza, reverencia, servicio (en fe, esperanza, amor) se presentan como vida-de-oración, en- y mediante la cual el hombre realiza su salvación, por cuanto en esa vida de oración sale de su perdición y halla refugio en Dios. Este ponerse a salvo de su perdición (según designa aquí salvar), comienza con lo ego-forme de su alma, pero por vía de (y mediante) alabanza, reverencia, servicio (en fe, esperanza, amor) siempre más hondo, al interior de Dios. Por eso, esta vida de oración no es, por cierto, bajo ningún respecto, medio para el fin, sino fin-en-sí-misma, porque Dios, en torno al cual gira, es Fin-en-Sí-Mismo. Pero a diferencia del girar de Dios en torno de Sí-mismo, el girar del hombre en torno de Dios (su finalidadpropia-en-sí) es camino salvífico humilde. Por eso en vida de oración se concretiza primero el desde-dónde de la creatura: ‘de la nada’. Vida de oración es en esto, un suplicarse al interior de Dios: vida de oración subjetiva. Todos sus modos sirven a la unión personal con Dios, como también la unidad entre hombre y hombre se desarrolla: desde palabras aprendidas (oración vocal), a palabras animadas (los Tres modos de orar: n 238-260), a clarificación interior (considerar y pensar), a convivir (contemplar), a sentir-común (aplicación de sentidos), al tú a Tú más allá de espacio y tiempo (hallar a Dios en todas las cosas, según es la meta para San Ignacio). También los tiempos de vida de oración tienen el sentido que la vida entera se compenetre de esta unidad personal: la atmósfera de la mañana, como del mediodía, como de la tarde y noche; la atmósfera de primavera, verano, otoño como de invierno; sol como lluvia, rayo y trueno; y todo esto transparenta el estado anímico del alma P92 entre consolación y desolación (n 314-336). Así también acontece, por último, con objetos de la vida de oración: el espacio entero de nuestra vida, con todo lo que tiene dentro, ha de ser espacio de Dios mediante el ser-uno personal: hombres como animales, como plantas, como lo configurado por mano humana; sagrado como profano, lo que sirve a representación, y lo que [sir126

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ve] a temporales necesarios y de debilidad: todo esto transparenta el espacio del alma, sumida entre gloria y opprobios (n 167). Así, vida de oración deviene en su sentido, el quanto saliere de su... (n 189), a interiorizarse en la ‘amplitud y largo y altura y profundidad’ (Ef 3,18). En esto comienza necesariamente lo segundo, donde vida de oración deviene repercusión del ‘cómo’ creatural: ‘llamado’. Vida de oración es, entonces, estar ante Dios. Es introducirse suplicante en el Reino de Dios, y permanecer orante en él: vida de oración objetiva. Los modos de orar significan entonces para el orante, el modo como el Reino de Dios deviene realidad y lo real: desde desentrañar lo que se dice de él (tres modos de orar, considerar, pensar) a vivir y respirar en él (contemplación y aplicación de sentidos), pues es lo real-auténtico en todo lo real (encontrar a Dios en todas las cosas). Pero entonces, la oración vocal deviene fruto (como todas las prácticas de los Ejercicios desembocan en oración vocal): como hablar y cantar en idioma del país. La oración vocal de la Liturgia es plenificación. De modo correspondiente acontece con tiempos y objetos. Vida de oración objetiva es, frente a éstos, alabanza y bendición. El que ora, es llamado a proclamar la gloria de Dios: ‘desde el cielo’ (con todo lo que contiene) y ‘desde la tierra’ (con todo lo que contiene), según dice el Ps 148; y por eso, también, en todo tiempo, en la amplitud tensional del día litúrgico, de la semana litúrgica y del año litúrgico; y por eso, en fin, con todas las lenguas, en la plenitud de lenguaje de la Antigua y Nueva-Alianza, en el lenguaje de todas las edades de la Iglesia (según se recolecta en la Liturgia). La vida de oración deviene así, el en todo y por todo mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Señor (n 189), en toda la infinitud de esa gloria. En este ser-plenificado por Dios se expresa, por último, eso más hondo de la vida de oración en que vive el para creatural: ‘que sea (en Dios en tanto el ES)’. Vida de oración es, en última instancia, oración de Dios en nosotros, esto es, vida de oración teológica, en sentido estricto de la palabra. Así es, desde lo natural. Pues Dios es Causa Primera de cada acto creatural. Él está con más vigor en 127

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el acto de vida espiritual: pues espíritu-creado y Dios en tanto Espíritu, están a máxima reciprocidad. En consecuencia, Él está con máximo vigor en la actividad espiritual explícita, dirigida a Él: en la vida de oración: Dios alabando a Dios. Así es, más a lo hondo, desde lo sobrenatural. Pues en ello Dios no solo es Causa-Primera P93(causa prima), sino Causa-Principal (causa principalis) de vida sobrenatural. La vida de oración sobrenatural es, en su intimidad personal, intimidad de ‘gemidos inenarrables’ del ‘Espíritu Santo’, que ‘llama en nuestros corazones: ¡Abba, Padre!’ (Rom 8,15 27; Gal 4,6). Y su oficialidad es participación (Jn 17,22) en el ministerio de ‘gloria’ (ƣфƭƠ), que es el Ministerio de Dios mismo: del Padre al Hijo y del Hijo al Padre (Jn 17,1) en el Espíritu Santo (Jn 16,14). Vida de oración sobrenatural es, entonces, comunicación interna de la vida trinitaria en nosotros. Desde la Redención esto se plenifica: pues el Dios hecho-hombre es ‘Cabeza y Cuerpo’. Él es, así, Cabeza y Cuerpo de toda alabanza (subjetiva) a Dios, de vida de oración suplicante de sus miembros: ‘siempre vivo para interceder’ en tanto ‘el’ Intercesor ante el Padre (Hebr 7,25). Él es, así, Cabeza y Cuerpo de toda alabanza (objetiva) de Dios y de toda consagración y de todo sacrificio a Dios en sus miembros: en todo Sacerdocio Él, el único ‘Sumo Sacerdote... para siempre’ (Hebr 6,20). El sentido de esta vida de oración es, entonces, lo que dice el cuarto punto de la contemplación para alcanzar amor: como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas (n 237): vida de oración en tanto resplandecer y fluir cada vez más Dios en nosotros. En estos rasgos se muestra cómo la vida de oración, en tanto alabanza, reverencia, servicio, en fe, esperanza, amor, ya es visión beatífica emergente, y en esto, salvación en sentido auténtico. Así es en alabanza. La vida de oración subjetiva es alabanza, como jubiloso ascenso interior a Dios; [vida de oración] objetiva, en tanto ascenso a la jubilosa gloria de Dios; [vida de oración] teológica, en tanto júbilo de la gloria de Dios que asciende en nosotros. Así es visión beatífica emergente, como visión de la gloria de Dios: amor 128

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vidente (amor qui amatur) en alabanza ensimismada110. Así también acontece en reverencia. Vida de oración subjetiva es reverencia como homenaje a la majestad de Dios; [vida de oración] objetiva, en tanto temblor por la Majestad siempre mayor de Dios; [vida de oración] teológica en tanto Majestad de Dios cada vez mayor, tronando en nosotros. Pero así es visión beatífica emergente, en tanto ‘sentados a la diestra’: unidad de amor (amor qui amatur) en entrega reverente. Esto se plenifica en servicio. Vida de oración subjetiva, es servicio, como devenir uno con la Voluntad de Dios; [vida de oración] objetiva [es servicio], en tanto re-presenta la Voluntad de Dios; [vida de oración] teológica [es servicio], en tantoVoluntad de Dios palpitante en nuestra voluntad. Así también, lo último de visión beatífica emergente, es ‘Dios todo en todo’ (1Cor 15,28): el Amor, que es Dios, como nuestro amor en toda operación (amor operans), y así, servicio plenificado. b) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vida-humana. b) El ‘para su salvación’ expresa enfático en todo esto, al yo del alma por salvar, y enfoca así en alabanza, reverencia, servicio el vivir humano (explícito), en su devenir a salvación. Por cuanto alabanza, reverencia, servicio, es (mediante esto), P94 por cierto, devenir más allá de sí afuera, dentro de Dios111 (y en esa medida, toda ética y ascética, de que trata aquí, no solo son medio para el fin, sino de antemano surgidas del fin, ‘teocéntricas’). Pero es, justo, auténtico [devenir] creado y auténtico devenir humano (y en esa medida, la misma ética y ascética tienen constitutiva forma humana, y son ‘antropocéntricas’ al tener al hombre por sentido). Es en humilde camino salvífico creado, fortalecido en auténtica angustia humana preocupada por salvar mi alma. Por de pronto, en medio112 de alabanza, reverencia, servicio, se 110

Se traduce in sich-verschauendem Lob por ‘alabanza ensimismada’. Se traduce ein Werden über sich hinaus in Gott hinein por ‘un devenir más allá de sí afuera, al interior de Dios’. 112 Se traduce im Medium von por ‘en medio’. 111

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muestra la necesidad de rescate en general. En alabanza, en tanto rumbo humano fundante, esto aparece en tanto este rumbo oscila sin asidero, entre absoluto alienarse en lo exterior113 y evadirse (retraído) en el propio yo. También en reverencia hay un originario oscilar sin asidero, entre absoluto perderse en lo ajeno y abstenerse (retraído). Y también en servicio está ese oscilar originario sin asidero: entre absoluto cosificarse bajo la autoridad y empecinarse (retraído). Por cuanto en el fondo esto desencubre estar vendido al mundo, se sigue que lo primero por rescatar, en ‘rescate de...’: es del alma, en tanto espíritu, de su atadura a lo carnal; rescate de alma como interioridad, de su extroversión y enajenación en el mundo: entrar a lo íntimo, en recogimiento de espíritu. Es Redención, en sentido de la palabra del Señor: ‘de qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si su alma se malogra’ (Lc 9,25); y por eso, ante el escándalo carnal, ‘rescate’ por ‘arrancar’ (ћƭƤƪƤ) y ‘extraer’ (ћƩƩƮƶƮƬ) y arrojar (ơнƪƤч›ҳƱƮà) el ojo derecho o la mano derecha (Mt 5,29-30), y por eso, también ante la atadura de ‘hogar, hermanos, hermanas, padre, madre, niños, tierra’ (Mt 19,29), ‘padre, madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas’ (Lc 14,26) y ‘todo lo que a uno pertenece’ (Lc 14,33), ‘rescate’ mediante ‘apartar de sí’ (чƴƩƤƬ: Mt 19,29) y ‘renunciar’ (ч›ƮƲнƱƱƤƲƠƨ: Lc 14,33) y ‘odiar’ (μƨƱƤ ). Así entonces, en alabanza, rescate de absoluto enajenarse a lo externo (es decir, carne y mundo de sentidos abiertos sin inhibiciones): mediante recogimiento interior al mirar (en abnegación de sentidos). Así prosigue en reverencia, rescate de alienarse a lo exterior (es decir, al corazón de carne y mundo, abierto sin inhibiciones): mediante entrega interna recogida (en abnegación del corazón). Así es, por último, en servicio, rescatar de absoluto cosificar lo exterior (es decir, carne y mundo activista desinhibido): mediante acción interior recogida (abnegación en negocios). Es as-

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Se traduce absoluten Sichverschauen ins Aussen por ‘absoluto alienarse en lo exterior’.

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cesis del ‘agere contra’114 (haziendo contra) de los Ejercicios: contra su propia sensualidad y contra su amor carnal y mundano: n 97). P95 Pero el peligro más hondo del alma es buscarse a sí misma, al punto que ese buscarse no solo es auténtico determinante de estar vendido a lo externo (‘poseer por medio de dar’), sino que el propio ‘recogimiento interior’ abnegado, puede ser refinado egoísmo, disfrazado (‘no me toques, pues soy puro’). En ‘rescate de’, lo decisivo consiste en ‘rescatar más allá adentro’: rescatar el alma como espíritu, por entrega a Dios, el Espíritu, ‘que sopla donde quiere’; rescate del alma en tanto intimidad, por entrega a Dios, Señor incondicionado, que descuella siempre más alto (exterior omnibus), es cada vez más íntimo de lo que soy para mí mismo (interior omnibus): ‘giro-más-allá’ al ‘sobre mí’ entrega en la nada. Es Redención en el más auténtico sentido de la palabra del Señor acerca del ‘rescatar de’. Pues en todos los Evangelistas que traen palabra de padecer daño el alma, ésta va unida a la palabra: ‘Quien quiere salvar su alma, la perderá; pero quien pierde su alma por Mí, la encontrará’ (Mt 16,26; Mc 8,36; Lc 9,23). La palabra siguiente, del daño del alma al ganar el mundo, pretende evidenciar el valor de esa ‘alma’, que ha de ‘perderse’ ‘por Mí’. Y las palabras de abandonar y regalar y odiar todo lo ‘perteneciente a uno’, tienen por coronación ‘incluso su alma’ (Lc 14,26). No solo ‘el que encuentra su alma, la pierde, y el que pierde su alma por Mí, la rescata’ (Lc 9,24), y ‘quien se apega a su alma, la pierde, y quien odia su alma en este mundo, la guarda para la vida eterna’ (Jn 12,25), sino que frente al yo, es válido más allá de odiar, el más agudo ‘negarse a sí mismo’ (чƯƬƦƱнƱƧƷјƠƳƲфƬ: Lc 9,24), incluso ‘reniegue de sí mismo’ (ч›ƠƯƬƦƱнƱƧƷјƠƳƲфƬ: Mt 16,24), esto es, de tal modo se aparte de sí mismo, que reniega de su propia existencia. Luego vale más a lo hondo en alabanza, el rescate del absoluto evadirse al propio yo, en que puede recaer también la entrega en recogimiento

114 Se simplifica la traducción de Aszese des Entgegentuns por ‘ascesis del agere contra’, que ha pasado a ser su expresión clásica.

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(esto es, de toda egolatría al contemplarse a sí mismo): en mirada más-allá afuera (en entrega de los sentidos al interior del mundo de Dios). Así vale, además, en reverencia, rescatar más hondo, de evasión absoluta en sí mismo, en que también puede caer el don interno recogido (esto es, toda egolatría en cultivo de sí mismo): en la entrega más-allá afuera (entrega del corazón al interior del Corazón de Dios). Así vale, por último, en servicio, más a lo hondo, rescatar de absoluto obstinarse, en que también puede caer la acción interior recogida (esto es, de toda egolatría del poseerse-a-sí-mismo y disponer-de-sí-mismo): en la acción más-allá afuera (en entrega de los negocios al interior de la Voluntad de Dios). Es ascesis del salirde-sí-mismo de los Ejercicios: de su propio amor, querer y interesse: n 189), pero esto, solo como cara negativa del P96 no queriendo ni buscando otra alguna cosa sino en todo y por todo mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Señor (ibid.). Sí, porque salir-de-sí-mismo está vinculado con un porque, a la mayor alabanza y gloria, vale: que el exclusivo querer y buscar esta mayor alabanza y gloria, es auténtico salir-de-sí-mismo. Queda de inmediato consignado así, cómo se ve el fin de este rescate: el hombre sano. Es hombre desde Dios, y por eso, desde todo aquello, en que vive su ‘con Dios’: alabanza, reverencia, servicio, en fe, esperanza, amor, en vida de oración, como visión beatífica emergente. Alabanza, reverencia, servicio. Por alabanza a Dios, se abre el hombre, y deviene recogido así. Sana su oscilar entre alienarse (extravertido) y evadirse (adentro) y desde Dios, deviene hombre libre para perderse ante-su apertura al mundo, y con mirada interior. Mediante reverencia a Dios, el hombre está entregado y en esto, oculto. Así sana su vacilar entre entregarse y fracasar, y deviene desde Dios, hombre respetuoso que ennoblece al inclinarse entregado a los pies del mundo, desde el fondo del corazón. Mediante servicio a Dios, el hombre está atado y libre en esto. Así sana su oscilar entre cosificarse y empecinarse, y deviene desde Dios, hombre vigoroso más-allá-de-todo y en-medio-dentro entregado en el mundo, operante en interna quietud. 132

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Este hombre es así, el hombre de fe, esperanza, amor. El hombre salvado es hombre creyente: ve con ojos de Dios; pero justo por eso, ve más aguda la noche de mundo y yo, y por eso, creyente más allá de toda fe. El hombre salvado es hombre esperanzado: se apoya en brazos de Dios, pero sintiendo ahí más fuerte, el peso interpolado en mundo y yo, y por eso, esperanzado más allá de toda esperanza. El hombre salvado es el hombre que ama: uno en Dios y con Dios, pero justo aquí, padeciendo más la separación en mundo y yo, y por eso, amante más allá de todo amor. El hombre es, así, el que trata con Dios y es configurado mediante ese trato: en vida de oración, en tanto vida beatífica emergente con Dios. Mediante vida de oración subjetiva (en tanto orarse al interior de Dios) se forma el hombre pacificado, que entrega mundo y yo al interior de Dios, para recibirlos desde Dios y así esclarecidos (en alabanza), ennoblecidos (en reverencia) como servicio. Esto es inicio de vida beata, en tanto es ser-beato, desde el Dios beato. Mediante vida de oración objetiva (en tanto orarse en el Reino de Dios), se forma el hombre objetivo, para quien mundo y yo se transforman P97 en espacio uno del templo de Dios, para realizar en él simple alabanza, reverencia, servicio. Pero esto es inicio de vida beata, en tanto (al cesar todo ruido de esta vida) es silencio en el silencio de Dios. Por último, por la vida de oración teológica (en tanto oración de Dios en mí), se forma el hombre dúctil, que en tanto orado por Dios, está entero a su disposición para alabarle, reverenciarle y servirle en esta siempre nueva disponibilidad, en que reposa constante en Dios y justo por eso, está siempre listo en cada nueva transformación de mundo y yo. Pero esto es vida beata emergente, en tanto constante reposar de constante operación, mediante la cual, Dios reposa operando y opera reposando. Es, así, el hombre de ascesis, de la disposición de los Ejercicios: en tanto preparar y disponer el anima (n 1) a fin de disponed a toda vuestra voluntad (n 234); en la disposición de su vida (n 1). Es el hombre salvado, al que apunta la ascesis del agere-contra (haziendo contra: n97) y del salir de sí mismo (saliere de: n189). Pues es el hombre del siempre 133

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más (en todo y por todo mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Señor: n189). c) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vida redimida coredentora. c) En tanto hombre salvado es, en última instancia, hombre de disposición (en sentido de arriba), la palabra salvar se abre al significado que tiene desde la revelación: salud en tanto salud de redención, según esta redención consta de hecho: en incorporarse al Cuerpo Uno del Redentor, para co-realizar redención; puesto así, en la disposición fundamental que Dios dispone. Alabar, reverenciar, servir se concretan –en vida de oración, como en ascesis– para salvarse, en tanto son alabanza, reverencia, servicio de la obra redentora: pues en este orden de Dios, el hombre está básicamente sano por el bautismo, confirmación, eucaristía. En estos sacramentos, deviene miembro del Cuerpo Uno del Redentor y así su vida entera es insertada, en la obra de este Cuerpo Uno: a co-realizar la Redención del mundo entero. Es redimido, como co-redentor, y por eso, al modo como el Redentor redime: ‘hemos comprendido el amor, porque Él se desprendió de su vida por nosotros; ahora también nosotros debemos desprendernos de la vida por nuestros hermanos’ (1Jn 3,17). Por eso, todas las palabras del Señor acerca de redención, en tanto ‘rescate de’ y ‘salvación más-allá dentro’ tienen esto por sentido determinante. El ‘arrancar’ y ‘extirpar’ y ‘arrojar’ la ‘carne’ (Mt 5,29-30) es tan agudo, porque no es mera ética o ascética humana, sino ‘estar consagrado’ a la ‘perfección’ del ‘Padre celestial’ (ƲоƪƤƨƮƨ Ҝư  ƲїƪƤƨфư їƱƲƨƬ: ebd 48), es decir, ‘misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso’, como ‘hijos del Altísimo’ (Lc 63536), P98 esto es, cooperar en su obra redentora misericordiosa. Así también ‘arrancar’, ‘expulsar’ y ‘desechar’ de sí el ‘mundo’, incluso a los más queridos y próximos en él, no es negatividad autónoma, sino su tanto-cuanto decisivo, es unidad exclusiva con el Redentor, al interior de su obra, que como ‘fuego’ (Lc 12,49) y ‘espada’ 134

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(Mt 10,34), guía la ‘división’ (ƣƨƠμƤƯƨƱμфư) entre ‘padre’ e ‘hijo’ y ‘madre’ e ‘hija’ e ‘hijastro’ y ‘padrastros’ (Lc 12,49-53); pues al ‘renunciar a todo lo que tienen’, los ‘discípulos’ han de ser ‘sal de la tierra’, siempre ‘fresca’ (Lc 1,33-35) para ella y al interior suyo. En relación con la ascesis de entrega del propio yo, esto es claro al máximo. Se dice ‘perder su alma’, pues ‘el Hijo del Hombre ha venido... a dar su alma como redención (ƪхƲƯƮƬ para muchos’ (Mt 20,28). Por eso vale ‘odiar su alma en este mundo’, para ser con el Redentor ‘grano de trigo’, que ‘cae en tierra y muere’, para así dar ‘mucho fruto’ de redención (Jn 12,24-25). Y por eso Él exige ‘negarse a sí mismo’ y ‘renunciar a sí mismo’: porque la redención consiste en ‘llevar la cruz’, esto es, [consiste] en ese extremo extinguir la existencia, al modo como yace en el castigo en cruz (Mt 16,24). Aquí también radica la razón para la ascesis del agere contra (haziendo contra) y salir de sí en los Ejercicios. La primera tiene su lugar constitutivo en el Llamado del rey (n 91-99) a conquistar el mundo y por eso, el agere contra es impulso del siempre más en entrega a esta obra (haziendo contra... haran oblaciones de mayor stima y mayor momento: n 97). La ascesis del salir de sí, es broche sintético de las consideraciones acerca de la elección (n 169-189), en que la elección de vida de Cristo, se torna elección de vida del miembro de Cristo (n 135), para ser apóstol de Su bandera (n 137-147), a irrestricta disposición Suya (n 150-157), y por eso, con anhelo del siempre más, en oprobios, estimado por vano y loco con Cristo (n167-168). Así el salir fuera de sí es el salto formal a redención. El apostolado de cooperar en la redención no es, entonces, un accesorio para... la salvación personal del alma (en vida de oración y ascesis), sino a la inversa, el apostolado es camino y modo de salvar el alma: ‘el que pierde su alma (en ‘darla como redención para muchos’), la rescata’ (‘encuentra’, ‘protege’). Tampoco este apostolado es potestad-propia de ponerse un fin, en que yo practico vida de oración y ascesis, a fin de cooperar apostólicamente en redención. Pues vida de oración y ascesis son instrumentos apostólicos, en la medida que son auténticas en sí: vida de oración en irrestricta en135

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trega a Dios, ascesis humilde, preocupada por la propia alma. P99 Por cuanto –consiguientes con su autenticidad –, vida de oración y ascesis desembocan, en disposición, –en ese estar a disposición y devenir disponibles–, ellas son instrumentos apostólicos, de su dónde, cómo, cuándo, para qué, cuánto tiempo, dispone el Señor de la viña, del Cuerpo uno. Eso significa, entonces también, la más extrema humildad del camino salvífico. Pues aquí no solo es humillado el trato con Dios (en vida de oración), por angustia y preocupación creatural auténtica por salvar mi alma, sino que se renuncia a esfuerzos y frutos de esta angustia y preocupación (es decir, a la ‘perfección’ personal), exponiéndolos al peligro y brutalidad del ‘mundo’, ‘como corderos en medio de lobos’ (Mt 10,16). Reverencia, alabanza y servicio a Dios, nuestro Señor, tienen ahí su pleno sentido como modo (y mediante) de redención (salvar), por cuanto realizan este exponerse entregado de creatura entre creaturas, y justo así, permanecen en máximo vigor ‘con los ángeles ante el trono de Dios’, porque así co-realizan el ‘vaciamiento’ de la Majestad Divina en ‘mero hombre’ y ‘esclavo bajo el yugo’ y ‘maldición’ y ‘heces’ del ‘pecado’ (Fil 2,5-9; Gal 3,10-13; 1Cor 4,13), en los que acontece la redención en rumbo a la gloria. Consiguiente a esto, el ‘con’ de cooperar en la obra de redención, es lo fundante en esta visión: el sentido-redentor del mecanismo en camino salvífico. Pues cooperar en la obra redentora, no puede acontecer de otro modo más allá de espacio-tiempo y en espacio-tiempo, que con cubierta instituida y regla y letra. Pero ya esto es participación intimísima en el camino del Redentor: en Su ‘yugo’, como ‘esclavo’ cosificado, y por eso, mero rodaje de máquina. Aquí radica también, el sentido redentor del mecanismo religioso: en vida de oración. La senda honda de vida de oración subjetiva y objetiva y teológica, tiene en concreto, cubierta gris de realización según letra, y transcurso sin pensamiento. Acontece objetiva- y teológicamente, de modo que alabanza tiene tono ordenado y habitual, reverencia, [tiene] genuflexión ordenada y habitual, y servicio 136

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prosigue de suyo. Y la proximidad a Dios en fe, esperanza, amor, se da como lo habitual del ejercicio de las tres virtudes teologales. Pero justo en esto, por cuanto la visión beatífica emergente (según aparecía en vida de oración) se realiza concreta en mecanismos esclavizados de esta índole, es que ella se sitúa en redención real: ‘bajo el yugo’ con Él y justo así, en Su Visión Beatífica. Así acontece, también, con el mecanismo-de-las-virtudes: en vida ascética. El impulso del agere-contra carne y mundo, se oculta bajo la concreción de ejercicios de mortificación probados, en una secuencia determinada y en tiempos determinados y bajo control regulado, desligados de la necesidad viviente en la respectiva situación. Y el hombre del salir de sí, P100 lleva gustoso la marca de rígidez impersonal, en tanto el salir del propio amor, querer e interés se manifiesta como fría necesidad-temática transformadora. Y justo bajo ese mecanismo esclavizante, es visión beatífica inicial (al interior de la cual tenía sentido la vida ascética): vida con el Dios-Redentor ‘bajo el yugo’, y así, feliz con Él. Este ‘bajo el yugo’ repercute, por de pronto, en participar en el ‘como hombre’ que asume al Redentor sobre Sí, en tanto respuesta al ‘como Dios’ del pecado original. Como fue desilusión de los judíos, que Cristo apareciera ‘como hombre corriente’, así también es desilusión en tiempos del cristianismo, que la vida cristiana sea tan demasiado humana115. Se nos da sentido-redentor de humanización en camino salvífico. Así clarifica la humanización religiosa: en vida de oración. El internarse subjetivo-orante en Dios, en vida de oración teológica, experimenta la forma externa humillante de pobreza humana suplicante de ayuda, y tembloroso ‘querer conmover a Dios’. La vida de oración teológica en oración como servicio objetivo, aparece en el más humillante modo agudo de servicio forzado y en vista de recompensa; y todavía más pobremente humano, en tanto influye sobre Dios por medio de fórmulas vigorosas. La visión beatífica emergente (en vida de oración) lleva así casi entera, 115

Se traduce so sehr menschelt por ‘sea tan humana’. El menschelt es neologismo de P.

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el modo como súbditos impotentes miran el rostro de la Majestad, y justo en eso, participan en el Redentor, en cómo Él suplica al Padre en Getsemani. En el rostro de esta humanidad le vemos beatíficamente a Él. Igual vale para la humanización virtuosa: en vida ascética. El valor del agere contra carne y mundo, se da en actitud de carrera precipitada, que albergan angustia y presidio. Y el salir fuera de sí, es humillado en forma de convulso desapego, que desea ocultar temblorosa quejumbrosidad. Pero así es vida beata emergente (en vida ascética), participando en la mísera punzada de angustia con que aparece la beatitud de Dios en Cristo, en Getsemaní: la vida de miseria beata. El más auténtico modo de nuestra redención es, por último, ‘vaciarse’ en ‘maldición’ y ‘expectoración’ de ‘pecado’; al punto que la Majestad Divina parece ‘tomada en manos del demonio’ (πƠƯƠƪƠƫơнƬƤƨ: Mt 4,5 8), que los judíos declaran estar poseído (Jn 8,48), y Él mismo parece confirmar ese juicio, cuando en la cruz confiesa Su estar-abandonado-de-Dios; y así, ser ‘cordero que carga los pecados del mundo’, pues aparece tan entero ‘como leproso y abandonado de Dios’ (Is 53,4). Pero si nuestra salvación es membrecía viviente en Este Redentor, entonces ella radica en forma decisiva máxima, en participar en esta Su desgracia redentora, a fin de ser en esto decisivamente co-redentores: como Cristo fue ‘maldición’ ‘por nosotros’ (Gal 3,10-13), así también ser ‘maldición’ ‘para los hermanos’ (Rom 9,3). Es el P101 sentido-redentor de la noche, en el camino salvífico. Así se da el sentido de noche religiosa: en vida de oración. La oración subjetiva puede ser, para amarga confusión, un vacío desértico, en que irrumpen temporales de cuasi desesperación en Dios. El servicio objetivo de oración, puede ser transcurso vacío, mediante el cual transitan ásperos relámpagos del grito: ‘¡todo es mentira!’. Y si ya aquí se cierne algo similar a desesperación demoníaca y al ‘padre de la mentira’, también puede acontecer que la vida de oración teológica sea noche entera, mediante la cual –en lugar del ‘¡Abba! Padre’ del Espíritu Santo–, ruja una blasfemia demoníaca. Pero justo así, esta vida de oración 138

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es visión beatífica emergente en el Rostro del Dios-Redentor, que muere como ‘blasfemo’, condenado en la noche del ‘abandono de Dios’. Así se devela el misterio de la noche-virtuosa: en vida ascética. El agere-contra carne y mundo, parece aquí transformado en su contrario: en vacío-de-virtud, indefenso confinado a ‘lobos’. Y el salir de sí-afuera, parece más bien constante explosión de indignación. Pero justo en tanto esta vida parece ‘maldita’, participa en ‘fuera de las puertas’ del Redentor (Hebr 13,11-13): como carnero de la fiesta de reconciliación, llevando la maldición del pecado de todos, arrojado (defendiéndose) a fauces de fieras del desierto, que es ‘lugar del demonio’. Así es a lo hondo en verdad, vida beata emergente en vida ascética, por cuanto con-vive con lo más decisivo del Redentor: ‘salgamos a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su oprobio’ (Hebr 13,13). Es maldición beata. Es claro así, cómo el para su salud designa amor, aún más fuerte que el hacia-Dios universal. Pero si ya en el a-Dios universal, amar y servir a su divina maiestad (n 233) era forma auténtica de este amor, aquí ‘servir’, tiene el modo enfático de ‘servir’ como lo entiende el Señor en el Evangelio: como servicio del Sacrificio-Redentor, muriendo como ‘grano de trigo’ al interior de la noche terrena (Jn 12,24-26). Es, así, amor de tercera manera de humildad: tal locura de amor incandescente, que quiero y elijo más pobreza con Cristo pobre..., opprobios con Cristo lleno dellos..., y desear más de ser estimado por vano y loco por Cristo, que primero fue tenido por tal (n 167). En esto, está lo más elevado del amor, pero encubierto en miseria y maldición, que tapa el entero brillo de este amor. Es como este amor plenifica lo más potente del para su salud (1Jn 3,14- 16; 4,12), pero encubierto de noche salvífica, que parece condena. En esto, plenifica el ‘para’ del hombre en general, porque unión con lo más divino P102 de Dios, Su Amor que Se entrega (1Jn 3,16), pero encubierto en noche de lejanía de Dios, que amenaza con rasgos de infierno. El misterio de esta noche-salvífica y noche-de-Dios es, por cierto, culmen interno fáctico del pobre con Cristo pobre y en oprobios con Cristo lleno de ellos, luego que el anhelo de amor apunta 139

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a ser-uno con el Redentor; pero no solo sería error pedir esa doble noche (pues pertenece a la humildad del hombre, simple tender a salvación de su alma), sino que pertenece a la autenticidad más íntima de este camino, que el hombre conducido a él se vuelva desesperado contra él (pues lo considera pobreza y oprobios de apostasía y expulsión), para ser más hondamente arrastrado dentro de él, mientras más se defiende. Pero así, el para es, según corresponde al hombre, en tanto creado (el hombre es criado para): ser impulsado al interior de Dios, hasta consumirse irrestricto (tanta similitudo), pero en más irrestricto elevarse de Dios más-allá del ‘mero hombre’ (maior dissimilitudo). Por eso lo más alto del amor, vale decir, ese pobre con Cristo pobre etc., no se llama amor, sino humildad: amor elevado al máximo, que justo por eso, se ve como máxima humillación: que solo puede ‘soportar’ la unión con la Majestad Divina, porque acontece a su figura humana en lo más impotente de figura humana, [hacerle] Señor en la miseria.

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IV. ... y las otras cosas... Introducción: la doble relación-oscilante en el Fundamento (entre ‘hacia Dios’ y ‘para salvarla’; y entre ‘hacia Dios y para salvarla’ y ‘todas las otras cosas’). El ‘para’ del hombre, en tanto creatura ‘hacia Dios’ —y al interior suyo, mediante esto salvar su anima—, repercute en la relación entre él y las otras cosas sobre la haz de la Tierra. El ‘para’ de lo intra-mundano hacia lo supra-mundano, es lo fundante y omnideterminante. Pero en su espectro omni-incluyente y en su exclusividad celosa, manifiesta recién su repercusión, en el ‘para’ que tiene lugar al interior mismo de lo intra-mundano: entre el hombre y las otras cosas sobre la haz de la Tierra. El último y mayor trozo del Principio y Fundamento, tiene así, un sentido doble. Primero: mostrar la aplicación del ‘para’ entre mundo y hombre. Segundo: explicitar consecuencias últimas y agudeza última del ‘para’, entre hombre y Dios. El ‘para’ entre hombre y Dios se dio ya como oscilación característica: en ambivalencia del y mediante esto, entre el ‘hacia-Dios’ (para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor), y hacia-su-salvación (salvar su ánima). Por una parte, y mediante esto, significaba: que el hacia-Dios, es plenificado en a-su-salvación, en estricta autonomía del hacia-Dios. Pero por otra, significaba que el ‘hacia-Dios’ se concretiza recién en a-su-salvación: en el ordende-la-redención, en tanto única concreción fáctica del ‘hacia-Dios’. Esta relación oscilante se plenifica al oscilar entre las otras cosas y el hombre. El ‘para’ de las otras cosas designa por cierto para el hombre: y las otras cosas sobre la haz de la Tierra son criadas para el hombre. El hombre del ‘centro’116, tiene su expresión última en este ‘para’: mundo que se redondea en torno al hombre. El mismo ‘para’ de 116

Se traduce der Mensch der Mitte por ‘el hombre del centro’.

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cosas significa: y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. Las otras cosas son para un hombre, que en su creaturalidad, tiene un ‘para’ (para que es criado), y por eso [tiene] un alejarse hacia adelante117, es seguidor de un fin (en la pro-secución del fin). El hombre en tanto intersección118 tiene aquí su punta: mundo mediante el hombre y sobre él119. Tampoco esta ayuda al fin mensurada (y determinada por la creaturalidad, es decir, por su entero espectro antes aludido) es lo último, sino la visión de que las otras cosas también pueden impedir P104 y por eso, tienen que quitarse: De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Ese tanto cuanto es lo que se sigue de ahí, es decir, de la ayuda al fin. Pero esto solo designaría una selección funcional120, no la agudeza de un quitarse de impedimentos. Aquí resuena, más bien agudo, el ‘dejar’ y ‘odiar’ y ‘negar’ de ‘redención del alma’: dejar el ‘mundo malo’. Así, el hombre, en tanto desgarro, tiene su agudeza: superar al mundo, por el hombre de redención. Por una parte, mediante esta relación, opera el oscilar previo entre ‘hacia-Dios’ y ‘salvar su alma’: alabanza, reverencia, servicio del hombre a Dios, se redondean en alabanza, reverencia, servicio del mundo a Dios: puesto que las otras cosas son para el hombre, el cual es ‘para Dios’. Se plenifica al igual, el filo del ‘para su salvación’, pues salvar el alma ‘de’ y ‘más-allá dentro’, involucra líneas del quitar lo que impide y en lo inexorable del tanto cuanto [ayuden] las otras cosas sobre la haz de la Tierra. Pero por otra parte, se modifica el lazo oscilante. Antes decía y mediante esto, lo cual significaba unidad en el mismo plano. Ahora dice y las otras cosas, con que expresa la separación entre lo uno y las otras, y aún más aguda, la índole añadida, diversa de lo principal. Es lo que la palabra del Sermón del Monte entiende: ‘Buscad primero el Reino de 117

Se traduce von weg nach vorwärts por ‘alejarse hacia adelante’. Se traduce Kreuzung por ‘intersección’. 119 Se traduce durch den Menschen hindurch und hinüber por ‘a través del hombre y sobre él’. 120 Se traduce zweckmässige Auswahl por ‘selección funcional’. 118

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Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura’ (Mt 6,33). Dios y salvación son (en toda oscilación recíproca última) lo uno primero, ante lo cual las otras cosas sobre la haz de la Tierra son lo otro que ‘se añade’. Dios y salvación son lo uno personal, ante lo cual todo otro, son cosas. Dios y salvación son lo uno celestial, ante lo cual las otras cosas, solo están sobre la haz de la Tierra. Por eso, este y las otras cosas se configura así, en actitud fundante. Es actitud para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. Por eso, también, es actitud positiva, actitud de tanto... usar..., quanto le ayudan para su fin. Es por consiguiente, actitud de indiferencia frente a todas las cosas criadas, como necesidad intimísima y decisiva del solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin: Por lo qual es menester hazernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le P105 está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados. En el ‘para’ fundante del hombre, había un ‘hacia Dios’ y ‘en Dios’ irrestricto, que por cierto en tanto ‘para’ del hombre necesitado de salvación, difería con más fuerza del Dios Santo-en-Sí (la ‘maior dissimilitudo’ en ‘tanta dissimilitudo’). Aquí es la entera agudeza del hombre situado ‘entre’ (del tanto cuanto e indiferencia) entre mundo y Dios, tierra y cielo, destierro y patria, en máxima diferencia del eterno absoluto de Dios, pero por cierto, en ‘siempre más’ del ardiente ‘solus cum Solo’121 (‘tanta similitudo’ en ‘maior dissimilitudo’). Esto segundo solo es posible mediante lo primero, pero lo primero no solo tiene en lo segundo su repercusión, sino también certificado de su autenticidad. En este vínculo, son plenitud del ‘para’ del hombre como creatura (el hombre es criado para), esto es, al interior de esto está la unidad del Principio y Fundamento. 121

Se traduce así alleinzig zum Alleinzigen.

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Tenemos el principio fundantal de los Ejercicios, que lo produce-, incluye- y sintetiza-todo. 1. Plenificación del ‘para’ objetivo. 1. El ‘para’ fundante del hombre, se muestra por de pronto objetivo, en su entera repercusión en las otras cosas: él y las otras cosas, en tanto ‘para’ omniabarcante. a) Desde las ‘otras cosas’. a) Como tal, se manifiesta desde las mismas otras cosas: pues en su esencia son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. Este fin es ‘para Dios’: en donde todo se recapitula, y trasciende siempre más. Este fin más exacto es ‘a Dios para salud’: en donde se ha dicho salvación de todo al interior de Dios, pero por vía de morir y dejar morir siempre-más. Este espectro se plenifica por eso, en el sentido de las otras cosas. Por eso, este sentido de las otras cosas se llama, por una parte: criadas para el hombre, para que le ayuden. Son las otras cosas agregadas para completar y redondear. Así son en verdad, ayudas para el P106 hombre, a fin que su ‘a Dios para salvar’, lo abarque todo: mundo para el hombre omniabarcante, hacia Dios. Son las otras cosas para el hombre natural: a fin que en él —el único que es imagen de Dios (en memoria, entendimiento, voluntad)—, y mediante él, sean con-creadas en co-laboración con Dios-Creador uno, en la imagen-una de Creador. Así son además, para el hombre sobrenatural: a fin que en él —el único que (en memoria, entendimiento, voluntad) participa del Padre y el Hijo y el Espíritu Santo— y a través suyo, ellas se con-creen con el Padre Creador, con-figuren en la forma del Hijo, co-palpiten en aliento-vivificante del Espíritu Santo, como pertenecientes a la Familia una de Dios. Así, por último, las otras cosas son para el hombre redimido: a fin que en él y por él, en tanto miembro del Cuerpo uno, que es ‘Cristo en mí’ de redención, sean co-redimidas, en redimir con el Redentor ‘de la servidumbre de corrupción, a libertad gloriosa de los hijos de 144

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Dios’ (Rom 8,21), ‘a fin de que ahí Dios sea todo en todo’ (1Cor 15,28), mediante y en ‘Cristo todo en todo’ (Col 3,11). Así, las otras cosas son, en verdad, ayudas para este hombre: en alabanza, reverencia, servicio. Pues Dios-Creador, aparece en la creación-una, Padre, Hijo y Espíritu Santo en la Familia-de-Dios una, y el Rostro del Dios-Hombre [aparece] en Su Cuerpo uno omniabarcante al erigirse este todo, la alabanza del hombre deviene total; al trascender este todo, su reverencia deviene total; en el espectro eficaz de ese todo, su servicio deviene total. Y fe, esperanza y amor experimentan en Dios el ‘todo en todo’. Pero justo por tratase de Dios, es el modo como Él está siempre justo más allá afuera de un todo plenificado de Dios. Las otras cosas son creadas para el hombre, en tanto hombre que asume la prosecución del fin para que es criado. Son, así, otras cosas, lo que siempre solo es lo otro, en relación con lo auténtico y único. Son ayuda para siempre-proseguir-más-allá-afuera (pro-secución), en que el hombre no solo trasciende (activamente) todo, en el único ‘para Dios y salvarse’, sino también es impulsado (pasivamente) mediante todo y más-allá de todo (pues a todo seguimiento del fin, precede ser atraído por el fin, y en todo seguir, opera eficaz la determinación por el fin). Las otras cosas son, entonces, ayudas mediante su siempre más vigoroso ser-trascendidas y desencubiertas, en rumbo al fin único: mundo para el hombre, que todo lo trasciende y conduce todo a Dios. Así las otras cosas son para el hombre natural: al fin que en él y a través suyo —en tanto imagen de Dios, devengan ventana inmediata a Dios—, ellas [las cosas] devengan transparencia al interior de Dios (tansparentia mundi) y se trasciendan (trascendentia mundi). Así son, además, para el hombre sobrenatural: a fin de que en él y a través suyo —como partícipe en naturaleza divina, devengan tránsito inmediato P107 en Dios y hacia Dios—, transpuestas desde su estado, al estado de Dios (transpositio mundi). Así por último, las otras cosas son para el hombre redimido: a fin de que en él y a través suyo —como ‘Cristo vive en mí’ y por eso, ‘crucificado con Cristo’, sean lugar inmediato de muerte al interior de Dios—, en 145

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el morir la ‘carne de pecado’ sean supra-formadas y configuradas en el ‘Verbo hecho carne’ (transformatio et transsubstantiatio mundi). Así son ayuda para este hombre: en alabanza, reverencia, servicio. Dado que Dios-Creador aparece más-allá afuera del todo creado; Padre, Hijo y Espíritu Santo [aparece] más-allá afuera del todo de la Familia-de-Dios; el Rostro del Dios-Hombre [aparece] más-allá afuera de Su Cuerpo-Total122, [se sigue que] en el tránsito cada vez mayor de este todo, como nube en luz, se torna pura la alabanza del hombre, pues se interna únicamente en Dios Luz; al desprenderse cada vez más de este todo, como del manto de Majestad, se torna pura la reverencia del hombre, pues solo inclinada y entregada a Dios, la Majestad; al celebrar como día laboral este todo, cada vez más al interior del Sábado Eterno, se torna puro el servicio del hombre, pues siempre más únicamente en Dios, el Señor. Y fe, esperanza y caridad experimentan en Dios el ‘Todo más allá de todo’. b) Desde el ‘hombre’. b) Desde este modo de rumbo de otras cosas hacia el hombre, vale decir, para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es criado, se sigue un tratamiento determinado de las otras cosas por el hombre: De donde se sigue el que hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayuden para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Esto significa el espectro entre verdadero estarligado a otras cosas, para realizar su sentido objetivo (hasta el dejarlas, por obstaculizarle objetivamente), y exclusivo estar-aprisionado por el fin, pues es único en dar la medida, no solo ‘hacia Dios’ universal, sino ‘a la salvación’, es decir, con agudeza de redención. Así, es fundante la temática del hombre en relación con el mundo: porque y a medida objetiva que otras cosas ayudan u obstaculizan, tiene él que co-realizar esa ayuda u obstáculo, es decir, tie122 [Nota del traductor:] Las tres premisas de esta oración compuesta, muestra a las claras que al redactar este comentario, P. mantuvo trozos literales de sus Ejercicios predicados: es decir, locuciones orales. En lo que sigue, van las repercusiones dinámicas para ‘alabanza, reverencia, servicio’.

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ne que usarlas o quitarse dellas. En tanto co-creador (en lo natural), co-receptor (en lo sobrenatural), co-redentor (en Redención), él es solo administrador del orden-natural, sobrenatural y de redención. Usar y quitar dellas no remite a su gusto: ha de usar, o debe quitar dellas. Usar no puede devenir para él, único modo: como el vivir-mundano unilateral, sustituye ‘quitar’ por ‘usar’ como medio para el fin, y convierte así, auténtica fuga-del-mundo, en vida-espiritual-mundana. Tampoco ‘quitar’ puede devenir único modo para él: como unilateral fuga-del-mundo, subordina ‘usar’ al ‘quitar’, en tanto medio para el fin P108 y así convierte auténtico vivir-mundano, en oculta fuga del mundo123. Sino como administrador, mantiene incólume lo auténtico de vivir-en-mundo y fugadel-mundo124. Así fin obtiene para el hombre, sentido educativo125 temático: en alabanza a Dios con ojos impávidos en el mundo; en reverencia a Dios, con tacto imperturbado en relación con el mundo; en servicio, como mano fiel de Dios, en el mundo. Y en fe, esperanza y caridad, ‘virtudes teologales’, regalan hondura interior a esta actitud: en alabanza a Dios, mirar al mundo; en reverencia a Dios, tocar al mundo, en servicio a Dios, servir en él [el mundo] (como Él ‘vio que todo era bueno’ y ‘sigue actuando’ oculto en la actividad del mundo, porque Él se adapta a esta actividad servicial: Gn 1,31; Jn 5,17; Ps 18,1ss). Pero justo por eso, esta objetividad es distancia fundante de hombre a mundo: al ponerse en el tanto... cuanto respecto de mun-

123 [Nota del traductor:] La contraposición alternativa entre ‘usar’ o ‘quitar’ como únicas maneras, corresponde en última instancia, al enfoque cuyo ‘principio formal’ subyacente de identidad-contradicción entre ‘espíritu’ y ‘naturaleza corpórea’ (Cf. de P. Filosofía de la religión de la teología católica, ‘Analogia Entis’ etc.). Si desde esa premisa se asume un ‘realismo ideológico’ del universal ‘espíritu’, la sola manera de vivir-en-el-mundo es ‘usar’, y ‘quitar’ es modo de usar lo corpóreo, por el espíritu. Si esa premisa se asume en ‘realismo ideológico’ del universal ‘estado natural’ (= ‘mal radical’), entonces la sola manera de vivir-en-el-mundo como hombre, es ‘quitar’, en sentido de salir del estado natural; de modo que ‘usar’ es una manera de quitar el ‘mal radical’ del vivir. Es la tesis protestante vigente desde F. Bacon. 124 [Nota del traductor:] Pues de hecho se dan esas tomas de posición que expresan “la autenticidad de vivir-en-el-mundo y de fuga-del-mundo”. 125 Se traduce Sinn einer Erziehung por ‘sentido educativo’.

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do, en usar (tanto... usar... quanto le ayudan), así como quitarse (tanto... quitarse... quanto... le impiden). Por eso esto dice en toda relación con otras cosas, en usarlas como en quitarse dellas, al vivir en el mundo, como al huir del mundo, algo triple: antes de toda acción, ‘en tránsito’ antes de toda acción (no ligado a nada); ‘disponible’ para toda acción (dispuesto a todo); ‘mesurado’ en cada acción (no más tiempo que). Pero es distancia constitutivamente determinada por el fin: tanto... quanto... para su fin. No es, entonces, distancia que reposa en sí (lo que sería orgullo irreal, pues el hombre como creado, siempre pertenece a algo), sino distancia de lo que es constitutivo ‘para’ (tanto... quanto... para) y para el fin (tanto... quanto... para el fin). Él no solo está ‘relacionado a...’, sino justo ‘relacionado desde...’. Así lo ‘transitorio’ está determinado, más a lo hondo, por alabanza a Dios: mirando Su Rostro, en donde todo lo que acontece, brilla desde la eternidad. La ‘disponibilidad’ está, entonces, determinada, más a lo hondo, por reverencia a Dios: inclinado ante Su Voluntad, de la que todo lo que hay que hacer, es querido desde la eternidad. Así el ‘en medida’ está, más a lo hondo, determinado por el servicio a Dios: atento a su llamado, pues todo lo que deviene, deviene de la inescrutable soberanía de ese llamado. Y por medio de fe, esperanza y amor, este ‘sacado de...’ deviene participación en el tanto... cuanto de Dios mismo, el cual dio y da ‘medida, número y peso’ al mundo, desde su Esencia, Saber y Voluntad (Sab 11,21; Agustín, De Trin VI 10,12). En esto se clarifica cómo la distancia del mundo es, en último término, exilio126 fundante del hombre fuera del mundo: de modo que él no se vincula a otras cosas en relación familiar de amor u odio, sino en relación de afuerino127 que usa y quita, y en consecuencia, las otras cosas no le protegen o combaten como prójimos, sino le ayudan o impiden como meras cosas. P109 Así, la proximidad deviene proximidad de tránsito: en limitación temporal y funcional, en

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Se traduce Entheimatung por ‘exilio’; podría ser ‘destierro’. Se traduce Fremdlingsverhältnis por ‘relación de afuerino’.

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que se utiliza algo y en que algo ayuda. Así también, la distancia deviene distancia de tránsito: en que ‘sin ira ni empeño’ se quita algo, por cuanto impide. Pero justo esa fría imparcialidad, trasluce ardor en el trasfondo: tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Es arder para: del hombre (usar... para..., quitar... para), en tanto peregrino a la patria definitiva; las otras cosas (ayudan... para, para... impiden), en tanto camino a la patria definitiva. Más a lo hondo, es arder ‘desde’ (pues hacia el fin al que pertenece, en tanto inserto en él y con ciudadanía): del hombre, entonces (usar... para... fin..., quitarse... para ello), en tanto enviado fuera de la patria, al extranjero y de nuevo en casa; las otras cosas (ayudan... para... el fin… para ello... impiden), en tanto caminos de esta misión. Hay así un doble filo en este arder: el siempre nuevo morir a este mundo128 y siempre nueva resurrección en ese mundo. No se trata de frío [morir] ‘de una vez para siempre’, sino de audaz ‘extranjería cada vez mayor de lo corpóreo y familiaridad en el Señor’129 (2Cor 4,8), y esto en ‘estar prisionero de dos partes’, entre ‘anhelo... de ser desprendido y ser con Cristo’ como lo ‘muchísimo mejor’, y ‘más necesario para vosotros’ de ‘permanecer en la carne’ (que se impone: Flp1,23-25). Al interior de esto, está la más auténtica situación de redención: en alabanza, reverencia y servicio, como éstas marcan a fuego, cada vez con más fuerza en el hombre-peregrino, el permanecer en el santuario del cielo, como su patria; y no obstante, le determinan como enviado a realizar esa alabanza, esa reverencia y ese servicio, en lejanía del mundo; en tanto éstas, a la inversa, fortalecen su misión de necesaria permanencia en un mundo cristiano, y en esto mismo, le marcan aun con más fuerza, como peregrino en lo extranjero. Y en fe, esperanza y amor, como virtudes teologales, esto deviene indecible participación en Vida Intradivina, que de suyo es patria

128 Se podría traducir neuen Absterbens aus dieser Welt por ‘nueva abnegación respecto de este mundo’. 129 Se traduce así immer mehr uns ausheimaten aus dem Leiblichen und einheimaten zum Herrn.

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absoluta y se difunde excesiva en el mundo, para volver de nuevo a Sí: el misterio del peregrinaje en el circuito del Amor Divino, en santa inquietud santificadora en ‘aliento del Espíritu... tú no sabes de dónde Él viene ni adonde va’ (Jn 3,8). 2. Actitud fundamental subjetiva última consumada: indiferencia. 2. Así, y las otras cosas deviene expresión de una determinada actitud fundante última, en que se compendia la entera relación a Dios, alma y mundo: y las otras cosas aparece como actitud fundante, según corresponde al omni-abarcante para (objetivo) —Dios, alma, mundo—, y es requerido para su realización: Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, P110 en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados. El fin uno tiene, entonces, la indiferencia por supuesto uno (de su realización). Es omniabarcante, como fin: a todas las cosas criadas, en todo... Por eso, el entero espectro del hombre, creatura (el hombre es criado...) tiene en ella [la indiferencia], la fórmula que le agota: entre indiferentes a todas las cosas criadas (esto es, estar sobre ellas, en imparcialidad, sin tomar partido, para la cual todo vale, y por eso, de algún modo le es indiferente, al menos en su ánimo ecuánime), y solamente deseando y eligiendo lo que más... (esto es, un estar prisionero en entrega exclusiva, que solo ve y quiere ardientemente una cosa, y siempre con más ardor). La indiferencia es, así, la única actitud fundamental, según se sigue del para del hombre en tanto creatura, con puro rigor matemático de necesidad (por lo qual es menester...), y a la vez, [con] lo imponderable de la movilidad, entre el equilibrio de un ‘no... más... que’ y el vínculo del únicamente (solamente) de un siempre más (más), y al interior de esta movilidad misma, entre su estar vinculada a límites del concedido y prohibido 150

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(que es concedido... y no le es prohibido) y su irrestricta falta de excepciones con respecto a todas las cosas criadas. a) Indiferencia en sus rasgos fundantes universales. a) La indiferencia se da, así, desde sus rasgos universales: ...es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más... que...; solamente deseando y eligiendo lo que más... para el fin. Indiferencia es, entonces, por de pronto, hacerse indiferentes, es decir, no hacer diferencias. No designa: desconocer diferencias. Pues no hay que hacer a las otras cosas indiferentes, sino [hacerse indiferente] ante ellas, que justo son cosas en virtud de su diferenciación recíproca, esto es, [son] el todo de creaturas (por cuanto ninguna es simple ser; cada una con una cosa que otra no tiene), y justo en esa diferencia, son cosas creadas, esto es, en supra-fluyente diferenciación recíproca, revelan la infinitud de la esencia del Creador. Eso se llama: ante diferencias dadas y conocidas (no hacer diferencia alguna). Eso tampoco quiere decir: no sentir diferentemente. Pues es parte constitutiva de cosas diferentes, responder a ellas de diversa manera. Cuando el azúcar P111 no sabe dulce a un hombre, o el vinagre ácido, entonces o no es azúcar o vinagre, o el hombre está enfermo, o se miente a sí mismo y a otros. Por eso, hay que hacerse indiferente (hazernos), es decir, a base del sentimiento imperturbado de diferencias y diversa respuesta a ellas [las cosas], (no obstante, no hacer diferencias). Lo positivo que se pretende se esclarece con la palabra: a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido. Es libertad de creatura a lo creado en medio del lazo entre cosas diversas y diferente respuesta a ellas. Por mucho que indiferencia sea libertad respecto de toda cosa (creada), por ende, casi equivalente a un estar por encima-sobre todas las cosas, no obstante, justo ahí donde [ese estar por encima] podría confundirse con el Supra soberano de Dios, se desencubre 151

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no solo en general como libertad solo para (toda) cosa creada, por ende, subordinado bajo Dios, con y como ellas, sino que los signos del Dios soberano que liga, aparecen explícitos: concedido y prohibido. Además es libertad, que no solo está relacionada con Dios, sino que procede de Él: mirándole a Él y hecha-deveniente a través Suyo: libertad en relación con Dios (por ende, no independiente como Dios) y libertad deveniente por medio de Dios (por ende, no completa de una vez para siempre, como Dios). Entonces es libertad interna movida-a...: en tal manera que no queramos de nuestra parte más... que... solamente deseando y eligiendo lo que más... para el fin. Ella no es perfección en sí, sino solo preparar y esperar de nuestra parte. Por eso el desear que hay aquí, solo es no... más... que. Es, así, disponibilidad receptiva irrestricta, que ni apunta a lo humano negativo (enfermedad, pobreza, deshonor, vida corta), ni a lo positivo (salud, riqueza, honor, vida larga). [No apunta] A lo negativo: porque en esto se decide acaso se aspira a otras cosas por ellas mismas, o para el fin. [No apunta] A lo positivo: porque en esto se decide acaso al asumir lo negativo, es potente un orgullo-de-abnegación, o la infantil apertura confiada. Por eso el no... más... que no es ecuanimidad por ecuanimidad, sino quietud de balanza130, en vistas de puro avance constitutivo. Es ir-con inquieto: absorto en unilateralidad de anhelo amoroso pendiente de su elección (solamente deseando y eligiendo); en insaciable paso por todo modo y camino, siempre más próximo al fin (lo que más nos conduce para el fin); pero con esto, en creciente (por cierto bendita) impotencia de esta entrega, sabiéndose nada, ante el fin cada vez mayor (fin que somos criados). Así, lo polifacético del no... más... P112 que es devenir unilateral del únicamente..., lo que más. Así, la fría amplitud del no... más... que, es ya inflamarse de amor fervoroso deseando y eligiendo lo que más... Así, el estar por encima del no... más... que, es ser impulsado al más... para el fin. Así la madurez plena del no... más... que, ya es, otra vez, nueva situación del creada: siempre de nuevo de nada. Docilidad e ir-con, son así en última instancia, en su inalterabilidad, irrestricto abandonarse. 130

Se traduce la imagen Ruhe der Waage... zum por ‘quietud de la balanza’.

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b) Indiferencia, desde lo real concreto. b) En este espíritu, también los rasgos fundantes universales de indiferencia, obtienen determinación concreta, recién desde lo real concreto: en tal manera que no queramos... más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás. La indiferencia apunta por cierto, a todas las cosas criadas, y en este sentido, la temática presentada aquí, parece ejemplo para..., y desemboca en y por consiguiente en todo lo demás. Pero en los cuatro ejemplos se pone a salvo lo frecuente más marcante en el vivir humano, en donde se decide por eso, acaso es indiferente real, o solo en pensamiento ideal. Es la pregunta por sus fuerzas (salud-enfermedad), posesiones (riquezapobreza), prestigio (honor-deshonor), y por último, por su existencia en general (vida larga-vida corta). Por eso, desde este realismo, la indiferencia obtiene su nombre real. En los cuatro pares, indiferencia apunta fundante en el hombre, por de pronto, contra concupiscencia. En esto, ella acentúa lo que al hombre parece negativo (enfermedad, pobreza, deshonor, vida corta), y designa modestia131. Es modestia vital (su sí a enfermedad como salud), contra la fuerza impulsiva del hombre (concupiscentia virium). Es modestia material (su sí a pobreza como riqueza) contra impulsión posesiva del hombre (concupiscentia rerum). Es modestia espiritual (su sí, tanto a deshonor como honor) contra impulsión del hombre al prestigio (concupiscentia famae). Es por último, modestia existencial (su sí a vida corta como vida larga) contra la impulsión existencial del hombre (concupiscentia vitae). Pero esta modestia puede ser fácil, tedio disfrazado de amor a lo negativo, y en esto, avidez en forma de impotencia132. Por eso [esa modestia] es auténtica, en tanto cordialidad133 indiferente. Entonces acentúa lo positivo que corresponde al hombre, como 131

Se traduce Anspruchslosigkeit por ‘modestia’. [Nota del traductor:] Aquí P. esboza la perspectiva desde la cual Nietzsche critica al cristianismo. 133 Se traduce Herzhaftigkeit por ‘cordialidad’. 132

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creatura del que Es Simple Positivo, y por eso, en el sí a lo negativo asume el Sí más hondo134. En tanto sí a ‘fuerza - debilidad’, P113 es vitalidad cordial contra tender a lo enfermo en tiranía del débil (taedium concupiscentiae virium). Es cordialidad material (en tanto sí a ‘riqueza-pobreza’) contra tender a pobreza, en pobreza parasitaria (taedium concupiscentiae rerum). Es cordialidad espiritual (en tanto sí a ‘honor-ignominia’) contra amor a ignominia, en susceptibilidad de ignominia (taedium concupiscentiae famae). Es por último, cordialidad existencial (en tanto sí a ‘ser-no-ser’) contra amor a morir, en apego-a-vida de moribundo (taedium concupiscentiae vitae)135. Tanto modestia como cordialidad, subyacen al peligro común de ver las otras cosas solo desde su relación al yo, y caer en esto, a lo positivo y negativo del egoísmo. Por eso, ambas solo son auténticas, si en su forma determinante, se supone ver lo positivo, y negativo de caminos y modos que en su lugar136, son al igual necesarios para el fin. Entonces es tema vital (en sí a salud no más que enfermedad) contra subjetivismo de fuerzas (subiectivismus virium). Es tema material (en tanto sí a riqueza no más que pobreza) contra egoísmo de poseer (subiectivismus rerum). Es sí a tema espiritual (en tanto sí a honor no más que deshonor) contra egoísmo valorativo (subiectivismus famae). Por último, es objetividad existencial (en tanto sí tanto a vida larga no menos que a corta) contra egoísmo en la existencia (subiectivismus vitae). Justo esta temática vuelve a hacer manifiesto, cómo en modestia, cordialidad y objetividad puede ocultar tendencia a heroísmo orgulloso: a independizarse e inmovilizarse, mediante esas tres actitudes. Pero desde sus rasgos universales, indiferencia es ir-con y entrega servicial. Así es auténtica como tema, a medida que deviene la

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[Nota del traductor:] Desde esta perspectiva, que asume lo positivo de ‘Temor y Temblor’ de Kierkegaard, es posible tomar distancia crítica de esta obra. 135 [Nota del traductor:] Desde tales ejemplificaciones de ‘cordialidad’ es posible asumir lo positivo de Scheler, ‘El resentimiento en la moral’ y tomar distancia crítica respecto de su enfoque. 136 Se traduce an ihrem Platz por ‘en su lugar’; podría traducirse ‘en su circunstancia’.

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cosa objetivo-pasivo137: [su concreción real] se puede volver a éste u otro lado, por ende, entrega indefensa, que de inmediato se asume entera, según su modo respectivo. Frente a todo orgullo en actitud concerniente a fuerzas (superbia virium), es indefensión vital: ‘que acomete’ (en salud) y ‘decae de repente’ (en enfermedad). Frente a toda soberbia en la actitud posesiva (superbia rerum), es indefensión material: ‘en palacio, como en casa’ (en riqueza) y ‘en harapos, auténtico canalla’ (en pobreza). Frente a toda soberbia en la actitud ante la valoración (superbia famae), es indefensión espiritual: ‘autoridad congénita’ (en honra) y ‘pisoteado como mugre callejera’ (en deshonor). Frente a todo orgullo, por último, en actitud existencial (superbia vitae), es indefensión existencial: ‘no para asesinar’ (en vida larga) y ‘fácilmente derribable’ (en vida corta). En estos giros de modestia a cordialidad a objetividad, se hace cada vez más claro cómo indiferencia es P114 inseguridad frente a todo afianzarse en modo determinado (a fin de asegurarse así frente a Dios). Así, en posibilidad siempre nueva de vuelco entre salud y enfermedad, ella [la indiferencia] es inseguridad vital, que ni está ‘asentada en robustez’, ni ‘aquietada en debilidad’, a diferencia de seguridad en las fuerzas (securitas virium). Así, en posibilidad siempre nueva de giro entre riqueza y pobreza, es ella inseguridad material: ni ‘quieta en situación ordenada’, ni ‘resignada a la calle’, contra asegurar posesiones (securitas rerum). Así, en la posibilidad siempre nueva de vuelco entre honor y deshonor, es inseguridad espiritual: ni ‘sentado en trono’, ni ‘en basural de una vez para siempre’, contra asegurar la valoración (securitas famae). Así, en la posibilidad siempre nueva de vuelco entre vida larga y corta, es inseguridad existencial, que ni ‘cuenta con largos años’ ni ‘con muerte ante los ojos acaba con todo’, contra asegurar la existencia (securitas vitae). Todos estos enfoques de la indiferencia, y justo de incertidumbre, no son snobismo de lo desacostumbrado, en la medida que

137 Se traduce zur Sache werden, por ‘devenir la cosa’, en sentido de ‘asumir los hechos en su concreción real’.

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el hombre aprende cada vez más por este camino, a entender y afirmar la modestia y cordialidad y objetividad e indefensión e incertidumbre, como lo del todo ordinario138, según corresponde a ‘maleza’ y ‘gorrión’ (pues en el Evangelio, estas son parábolas no solo para creaturas, sino en especial para ‘hijos del Padre’, y ‘discípulos y hermanos de Cristo’, porque Él mismo se hizo ‘uno de tantos’: Mt 6,26 28; 12,48-50; FlP2,7). Indiferencia es así, en última instancia y decididamente cotidianeidad139 callada, contra inflar lo extra-ordinario, que según esto es la esencia más propia del pecado original. Ella es así, contra todo llamar la atención por la fuerza (ostensio virium), vitalidad corriente en salud-enfermedad de maleza y gorrión: ya ‘saludable’, ya ‘en tierra’. Así es ella, contra todo llamar la atención por posesiones (ostensio rerum), lo cotidiano material de riqueza-pobreza, maleza y gorrión: ya ‘se tenga algo’, ya ‘nada se tiene’. Así es ella, contra todo llamar la atención en la valoración (ostensio famae), la cotidianeidad espiritual de maleza y gorrión: ya ‘cortejada’, ya ‘abandonada’. Así es ella, por último, contra todo llamar la atención en existencia (ostensio vitae), lo ordinario existencial de maleza y gorrión: ya ‘yerba mala nunca muere’, ya ‘vuelo de un día’. c) Indiferencia, como ‘siempre más’ dinámico. c) Justo así se clarificó cómo indiferencia no es contextura quieta-en-sí, sino determinación irrestricta para el fin que somos criados. Por mucho que en la fórmula concreta recién desarrollada de indiferencia, el ‘para’ parezca estar-más-allá, justo mediante esta fórmula irrumpe la pasión más fuerte del P115’para’: solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados. La pasión del fin (porque es fin que nos determina desde el inicio y siempre, sí [somos] creados), el resplandor del fin en nosotros es

138 Se traduce aquí Gewöhnliche por ‘ordinario’ (lo ‘acostumbrado’), en sentido del tiempo litúrgico ‘ordinario’. 139 Se traduce aquí Gewöhnlichkeit por ‘cotidianeidad’.

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el rostro más íntimo de la indiferencia. Así ella está formada en su intimidad más íntima, por el entero ‘para’ del hombre: hacia Dios, hacia su salvación, en el mundo. Indiferencia es así, en su hondura, el fundante siempre-más en alabanza, reverencia, servicio. Por cuanto vale ejercitar alabanza, reverencia, servicio en las otras cosas, no se trata de un siempre-más, que en última instancia desborda el círculo de otras cosas, al interior de un entero ‘solo con Dios’. Sino que anhelar y elegir apuntan a lo que más nos conduce, esto es, a cosas creadas, en tanto caminos y modos de nuestro ‘con Dios’. El siempre-más no impulsa a des-creaturizar: a devenir cada vez menos creatura, en soberbia espiritual de contemplación mágica. Tampoco es un siempre-más interior al círculo de otras cosas. Pues alabanza, reverencia, servicio apuntan de inmediato al fin, a Dios nuestro Señor, y por eso desear y elegir designan solo como uno, todo contenido140 que más nos conduce al fin: son, por ende, siempre-más fervor a Dios. El siempre-más no es impulsoa absoluto descreaturizar: a ensanchar siempre más, mundo y reino de Dios en mundana-máscara de actividad mágica. Así, el siempremás apunta a Dios en todas las cosas creadas, en lo indisoluble de este ‘hacia Dios y en Dios, pero en el mundo’, según corresponde a creaturalidad, a diferencia de Dios. Así, el siempre-más de transformación y transformarse entre Dios y mundo es: siempre más dispuesto a disposiciones de Dios, y esto, siempre más a disposición de la vida; por ende, siempre más afuera de consolidarse en el mundo, distendido en el Dios que me transforma, y no obstante, otra vez, siempre más afuera de todo oscilar más-allá del mundo, sumergido y adaptándome al mundo de Dios. Pero así como alabanza, reverencia, servicio tienen su propia concreción, en ‘salvar su ánima’ y esto en redención, también la indiferencia se ha mostrado cada vez más, por cierto en rasgos de redención: como libertad, pero más a lo hondo, como estar-entregado; por cierto como tema que se desencubrió más a lo hondo, 140

Se traduce alles Was nur als eines por ‘todo contenido solo como uno’.

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como indefensión. Se abre el rostro del ‘cordero de Dios’ (Is 53,4-7; Jn 1,29) entregado indefenso, que de este modo libera en libertad de redención. Se abre así el rostro de lo cotidiano de la Majestad Divina en el ‘haciéndose uno de tantos’ (Mt 11,19; 13,54-57; FlP2,7), en la inseguridad de su existencia, a fin de que de este modo vuelva a darse la temática divina en el orden del paraíso. Así, es claro cómo en redención, la indiferencia apareció auténtica en el mundo: ‘donde Cristo, el Señor vino,...comienza el hombre creyente a usar este mundo con indiferencia’ (Agustín, In Ps 138,16). Por eso, indiferencia, en tanto P116 siempre-más, es el siempre más de redención. -Porque esta redención se llama ‘crucificado en Cristo’ (Gal 2,19), ‘completando (чƬƲƠƬƠ›ƪƦƯ ) lo que falta a los sufrimientos de Cristo en mi carne, para su cuerpo que es la Iglesia’ (Col 1,24), por ende, se realiza en este mundo en las otras cosas: no se trata de un siempre-más que intenta romper este círculo sufriente de las otras cosas. Sino desear y elegir apuntan a lo que más nos conduce, y por ende, a permanencia terrena de pesebre y cruz en nuestra vida. Pues estas son lo conducente al fin de redención. Así, el siempre más, pese a toda impulsión a ‘libertad de los hijos de Dios’ (Rom 8,21), no es impulsar a ‘vaciamiento de la cruz de Cristo’ (1Cor 1,17): redimido a ser siempre más libre, en soberbio sobrevuelo irreal, de transfiguración extática (Mt 17,4-13). Pero porque la propia Redención designa ‘ser ciudadanos en el cielo’ (FlP3,20; Ef 2,19-22), y su siempre-más es expreso ‘olvidar lo de atrás y lanzarme a lo que está delante, correr a la meta, para recoger el premio al que Dios llama desde arriba en Cristo Jesús’ (FlP3,13), por eso el siempre-más no puede designar pesebre y cruz por ellas mismas, sino únicamente por la irrupción siempre mayor de la gloria en ellas: ‘con rostro descubierto que refleja la gloria del Señor, nos transformaremos justo en esa imagen de gloria en gloria por el Espíritu del Señor’ (2Cor 3,18). En toda ‘impulsión’ del ‘amor de Cristo’ a la unidad del ‘morir’ con Él (2Cor 5,14), el siempremás no es impulsar a ‘este mundo, como si viviéramos todavía en el mundo’ (Col 2,20-3,4): ‘siempre más devenir todo para todos’, 158

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en oculto demonismo de celo agitador y enferma manía doliente. El verdadero siempre-más de indiferencia de redención, apunta a la unidad móvil de ambas: redención adentro en la ‘libertad de la gloria de hijos de Dios’ (Rom 8,21) al modo redentor del ‘gemir’, y en ‘dolores de parto’, no solo de las ‘primicias del Espíritu’, sino ‘de toda la creación’ (Rom 8,20-23). Es el siempre-más de la indiferencia de redención, según la describe el Apóstol: ‘apretados en todo, pero no aplastados; apurados, pero no desesperados; acosados, pero no excluidos; perseguidos, pero no rematados: llevando a todas partes en nuestro cuerpo el suplicio de Jesús, a fin de que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues siempre somos nosotros, los vivientes, entregados a la muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús se revele en nuestra carne mortal. Así la muerte actúa en nosotros, en cambio en vosotros, la vida’ (2Cor 4,8-12); ‘a través de honra y afrenta, mala y buena fama, como impostores y decimos lo verdadero, como desconocidos, conocidos de sobra, como moribundos y vivimos, como penados y no ajusticiados, como afligidos, y siempre alegres, como mendigos que enriquecen a muchos, como necesitados que lo tienen todo’ (2Cor 6,8-10). El siempre-más es, así, según corresponde a la indisoluble unidad de redención: ‘no del P117mundo’, pero ‘enviados al interior del mundo’ (Jn 17,14, 18). Por eso, la transformación y el transformarse, es entre (definitivo) ‘morir al mundo’ (al interior del ‘Dios todo en todo’: 1Cor 15,28) y (siempre nueva) ‘misión en el mundo’ (en la Iglesia, que es ‘plenitud’ del que ‘lo plenifica todo en todo’: Ef 1,23). Así deviene siempre-más redención ‘de esclavitud de perdición’, ‘en libertad de gloria de los hijos de Dios’ (Rom 8,21), pero para devenir ‘libres ante todos’, siempre-más ‘esclavos de todos’, ‘a fin de ganar a muchos’ (1Cor 9,19). Así es siempre-más ‘ser plenificado en todo por la plenitud de Dios’ (Ef 3,19), pero hacia siempre-más de ‘fecundidad’, ‘siempre en nuevos vagidos de parto, hasta que Cristo está configurado en vosotros’ (Gal 4,19). Es en el deseando y eligiendo lo que más nos conduce... el siempre-más de independencia sin miedo del amor de Cristo: ‘estoy convencido que ni 159

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la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni las potestades, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni alguna otra creatura podrá separarnos del amor de Dios manifiesto en Cristo Jesús, nuestro Señor’ (Rom 8,38-39). Pero en esto es, más a lo hondo, siempre-más de ardiente ser-elegidos, según corresponde a lo primero del fin, en ‘impotencia’ de ‘fragilidad’, donde cierne ‘su sombra’ la ‘fuerza de Cristo’ (2Cor 12,9-10): el misterio de la virgen-madre ‘Esposa de Cristo’ en ‘ferviente amor a Dios’ (2Cor 11,2), como amorosa fecundidad en ‘servicio reconciliador’ en el mundo (2Cor 5,19). Así se clarifica en su acorde especial, el siempre-más del fin: más... para el fin que somos criados. Dice en el fin..., al que apunta..., el siempre-más-allá-afuera de nuestro entero devenir y tender: en nada estancado, sino siempre a punto de saltar a...; en nada endurecido, sino dúctil y elástico a... Dice aún más, en (el fin...) que somos criados, el siempre-más-allá-afuera del Creador sobre la creatura por grande que ésta sea, y mucha perfección que haya alcanzado: en el júbilo ante el Dios siempre mayor (por el que somos criados y cada vez de nuevo somos creados), al interior de Él, la creatura siempre se pierde y olvida en alabanza, reverencia y servicio; pero en medio de esto, en la experiencia siempre mayor de propia nada, cada vez mayor (de la que fuimos creados y cada vez somos creados de nuevo), [en esta experiencia] interior de impotencia del alma ante las demás cosas, el ser-uno con Dios se humilla siempre más y es humillado. Así, el cada-vez-más (semper magis) de lo creatural, es unidad del entero Principio y Fundamento: en alturas y honduras de su buenaventura (en tanto obra ‘de Su Mano’) y miseria (en tanto ‘obra’ de Su Mano), es: el hombre, en tanto creado, en medio de otras cosas que son creadas, pero para ser indiferente a todas las cosas criadas, para el fin que somos criados: el P118criado aparece cuatro veces en tanto estilo y tono del Principio y Fundamento. Así se abre entera esa contextura fundante de los Ejercicios, que desencubrió el ‘para’ (Dios y salvación): el ascenso del amor (nr. 230-237) en las Tres maneras de humildad (nr. 164-168). 160

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En relación con las otras cosas, el misterio de la humildad alcanza su culmen. Es vínculo de creatura con creaturas (en el ha de del usar, en tiene que del quitarse, en el es concedido... y no prohibido de indiferencia, y en el a fin de del siempre-más), correspondiente al obedecer de la primera manera de humildad. Es transformación de creatura entre creaturas (en movimiento de tanto cuanto y de indiferencia), correspondiente al no quiero ni me afecto más... de la segunda manera de humildad. Es abajarse de creatura bajo creaturas (en el solamente deseando y eligiendo lo que más..., en donde el acento se inclina a debilidad, pobreza, deshonor, vida corta, porque en ellas [hay] unidad con el fin concreto Dios, en Cristo en la Iglesia), correspondiente al quiero y elijo más pobreza con Christo pobre que riqueza, opprobios con Christo lleno dellos que honores, y desear más de ser estimado por vano y loco por Christo, que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo, según versa el tercer grado de humildad. Por cuanto justo esto designa participar en el descenso de la Majestad Divina al yugo-con y -entre y -bajo creaturas, en atadura de ‘esclavo sometido’, hasta caer al ‘vacío’ (FlP2,7), se trata de participar en el regalo de amor, que es Dios, en su aproximarse a permanente inhabitar (nr. 235), trabajar y laborar en mí (nr. 236), y por último, como sol en nosotros cual rayos, y como fuente en nosotros como aguas (nr.237). Así, el misterio entre Dios y hombre y mundo es esta unidad de humildad y amor: en tanto humildad vertida en las calles, hasta parecer vana y locura, así impregna el amor al todo, hasta ser el sol de sus rayos y la fuente de sus aguas. Fin del Principio y Fundamento

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ÍNDICE OBRAS DE PRZYWARA....................................................................7 Introducción al comentario del ‘Principio y Fundamento’...................11 Sumario de los pasos en este comentario Claves histórico-teológicas El estilo expositivo NOTA DEL TRADUCTOR....................................................21 ALMA DE CRISTO...........................................................................23 I. Alma de Cristo II Pasión de Cristo III Llámame ANOTACIONES...............................................................................31 Ejercicio como disposición 1. Ejercicio Disposición El triple ‘para’ Atadura para libertad Dador y receptor Dador: ata y desata en el orden y manera de los ejercicios Receptor: desde el interior de las cosas hacia distancia ante Dios Orden objetivo y llamado a la libertad Ayuda para distancia Mociones espirituales Dador: ayuda próxima y conducción a regla objetiva 162

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Receptor: ciego exponerse y distancia de adoración Inmediatez a la Divina Majestad Servicio Selección para entrega Ejercicios del atrio - Ejercicios de información; los Ejercicios El apartamiento Triple apartamiento: - desde aquí, sentido último de los Ejercicios y de la relación entre dador y receptor PRINCIPIO Y FUNDAMENTO........................................................64 Introducción.........................................................................64 El hombre............................................................................................67 1. En tanto cuerpo-espíritu a) En tanto devenir-espíritu del cuerpo b) En tanto devenir-cuerpo del espíritu c) En tanto ruptura de cuerpo-espíritu 2. En tanto varón-mujer a) Bajo la unidad de receptividad-creativa (de la mujer) en la naturaleza; en lo sobrenatural; en redención b) Bajo la unidad de receptividad creativa (del varón) c) En tanto desgarro de varón-mujer 3. En tanto esencia-común (miembro-común y fundamentocomún) a) Unidad-común del ‘en’ hacia el ‘más-allá’ b) Unidad-común del ‘más-allá’ al ‘en’ c) Ruptura-común 4) Como centro, intersección, ruptura, y al interior de esto, como creaturalidad a) COMO centro que remite a Dios 163

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b) Como intersección pendiente en Dios c) Como desgarro crucificado en el crucificado ‘...es criado...’......................................................................................95 1. El de dónde de creaturalidad: de la nada a) Creaturalidad, en tanto: nada para sí b) Creaturalidad, en tanto: separado para sí c) Creaturalidad: alejándose de, hacia 2. El cómo de creatura: llamada a) Creatura, como [llamada] desde el Dios Personal b) Creaturalidad, en tanto: en el Dios Personal c) Creaturalidad, en tanto: llamado personal de Dios 3. El ‘para qué’ de la creatura: para que sea a) Creatura, en tanto: ‘es’ ´por sobre sí b) Creatura, en tanto: ‘es’ en el ES c) Creatura, en tanto: ‘es’ que irradia el ES 4. Actitud fundamental de creatura a) Veracidad (correspondiente a: hombre como centro y ‘alabar a Dios’) b) Humildad, (correspondiente a hombre, en tanto intersección, y ‘hacer reverencia y servir a Dios’) c) Libertad (correspondiente a: hombre en tanto desgarro y ‘salvar su alma’) ... para..............................................................................................116 1. [el ‘para’] en tanto ‘hacia Dios’ a) ‘para alabar, hacer reverencia y servir’ b) ‘a Dios nuestro Señor’ c) En ámbito conjunto de naturaleza, sobrenaturaleza y redención d) Y por eso, en fe, esperanza y amor 164

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2. ‘Y ‘mediante esto salvar el anima’ a) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vida de oración b) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vidahumana c) Alabanza, reverencia y servicio, en tanto vida redimida co-redentora ... y las otras cosas..............................................................................141 Introducción: la doble relación-oscilante en el Fundamento (entre ‘hacia Dios’ y ‘para salvarla’; y entre ‘hacia Dios y para salvarla’ y ‘todas las otras cosas’) 1. Plenificación del ‘para’ objetivo a) Desde las ‘otras cosas’ b) Desde el ‘hombre’ 2. Actitud fundamental subjetiva última consumada: indiferencia a) Indiferencia en sus rasgos fundantes universales b) Indiferencia, desde lo real concreto c) Indiferencia, como ‘siempre más’ dinámico

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