Derecha Contra Izquierda Ilusion Opuestos

  • June 2020
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DERECHA CONTRA IZQUIERDA: LA ILUSION DE LOS OPUESTOS Por G. Edward Griffin. ¿Preferirías ser un Neoconservador o un Progresista? Es una pregunta con trampa. La trampa está en el hecho de que, aunque hay diferencias entre la retórica y las agendas a corto plazo de estos grupos, sus objetivos a largo plazo son los mismos en realidad. Pueden discrepar sobre como llevar a cabo una guerra en Oriente Medio pero no sobre el derecho del Presidente de hacer tal guerra bajo el mandato de las Naciones Unidas en vez de por el Congreso. Pueden discrepar sobre qué tipo de discurso debería ser prohibido (“discurso” subservivo vs. discurso “de odio”) pero no sobre el derecho del gobierno para prohibirlo. Pueden no estar de acuerdo sobre la velocidad para llevar a la bancarrota a la nación para crear beneficios para sus ciudadanos, pero no sobre la suposición de que proveer de beneficios es lo que se supone que hacen los gobiernos. Difieren en cuanto a las tácticas, “timing”, y estilo, pero no en cuanto a los objetivos. Luchan por la dominación dentro del Nuevo Orden Mundial, pero trabajan juntos para construirlo. Esto es así porque ambos grupos han abrazado la ideología subyacente del colectivismo global. La ilusión de los opuestos ha sido una parte dominante del paisaje político del mundo durante un siglo, y ha sido la principal razón del avance del colectivismo durante este periodo. En las épicas batallas de la Segunda Guerra Mundial, millones de ciudadanos patrióticos en las naciones combatientes apoyaron apasionadamente a sus líderes, creyendo que se estaban defendiendo de un imperio maligno. Los Rusos lucharon por el comunismo; los Alemanes lucharon por el Nazismo; los Italianos lucharon por el Fascismo. Sin embargo, todos ellos son meras variantes de la ideología subyacente, llamada colectivismo, que era común a todas ellas. Los Americanos, por supuesto, se horrorizaron ante tales doctrinas políticas y lucharon, en su lugar, por la Democracia. No se dieron cuenta de que, mientras esa palabra llenaba sus mentes con visiones de libertad y justicia, sus líderes tenían otra definición de ella, mientras discretamente convirtieron los Estados Unidos en un régimen colectivista increíblemente similar a aquellos contra los que lucharon. La batalla nunca fue por ideología. Siempre fue acerca de quien será el vencedor y quien el vencido; quien surgirá de la guerra con el poder mundial; quien controla los recursos naturales; quien creará las nuevas fronteras; quien juzgará y quien será ahorcado. En nuestra era, existen pocos campeones del Comunismo y prácticamente ninguno del Nazismo o Fascismo, pero todo el mundo afirma ser un campeón de la Democracia. Tanto los Neoconservadores como los Progresistas, espolvorean su retórica con esta palabra como si fuese sal en una patata asada. No tiene ninguna definición significativa. Se utiliza como un mantra político para hipnotizar las masas y llevarlos a un estado mental receptivo. Después de todo, alguien que habla en defensa de la Democracia tiene que ser un “buen chico”, ¿no? En el debate actual, la ilusión de los opuestos se ha convertido en un mito de proporciones gigantescas. En un lado, supuestamente las Izquierda, tenemos a la gente de izquierdas, Comunistas, Socialistas, Marxistas, Neomarxistas, Leninistas, Maoístas, Liberales, Progresistas, y (en Estados Unidos), Demócratas. En el otro lado,

supuestamente el Derecho, tenemos a la gente de derechas, Nazis, Neonazis, Fascistas, Conservadores, Neoconservadores, Reaccionarios, y (en Estados Unidos) Republicanos. Casi cualquier debate politico moderno está enmarcado por estas palabras; sin embargo, nadie puede definir qué significan excepto para la propia satisfacción. No hay una comprensión universal aceptada que será aceptada por defensores y críticos. La posible excepción son aquellas que llevan el nombre de los autores, como Marx, Lenin y Mao, porqué se puede argumentar que representan los puntos de vista expresados en sus escritos. Sin embargo, todavía nos queda la formidable tarea de resumir de forma precisa tales puntos de vista a la satisfacción de todos.

Las buenas costumbres y creencias religiosas a veces dividen el eje político de la Derecha e Izquierda. Aquellos en la Izquierda es más probable que abracen estilos de vida que aquellos en la Derecha consideren inadecuados e incluso pecaminosos. Aquellos en la Derecha es más probable que miembros practicantes de alguna iglesia u religión organizada. Pero estos no son valores definitivos, porque existe una gran variedad en ambos bandos. Algunos republicanos fuman hierba. Algunos demócratas van a la iglesia. Los valores sociales o religiosos no pueden incluirse en una definición con significado de estos grupos. El grado en que verdaderamente estas etiquetas poseen cualidades definibles es el mismo grado en el que podemos entender que son similares. Por ejemplo, si hay alguna duda entre el colectivismo de Marx y el colectivismo de Hitler, solo hay que leer El Capital, El Manifiesto Comunista, y Mi lucha. La cuestión es que, cuando las etiquetas se desestiman y se examinan las ideologías subyacentes, inexorablemente llegamos a la conclusión que cada una de ellas se basa en los principios del colectivismo. Se espera que escojamos entre opuestos cuando, en realidad, no hay diferencias sustanciales entre ellos. La vida bajo el Comunismo vs. la vida bajo el Nazismo no son elecciones saludables. No importa qué lado escojamos, estaremos en el lado del colectivismo. Esa es la trampa. ¿Cuáles son los elementos del colectivismo que son comunes a todas estas aparentemente fuerzas opuestas? Los colectivistas, tanto los de Derecha e Izquierda están de acuerdo en que: 1. Los derechos del individuo son otorgados por el estado; 2. El grupo es más importante que el individuo; 3. La coerción es el método preferido para hacer cambios y reformas; 4. Las leyes deben ser aplicadas de forma diferente a las diferentes clases; 5. Redistribuir la riqueza es el rol adecuado del gobierno. Estos son los principios centrales de los colectivistas en su misión de moldear a la humanidad de acuerdo con sus deseos. El principal desacuerdo entre ellos consiste en como deben aplicarse tales principios. No se dan cuenta que no es la aplicación de tales

principios, sino los mismos principios los que causan injusticia, escasez, y disminución de las libertades. La Historia nos ha mostrado esta verdad en forma de despotismo bajo el Nazismo (la denominada Derecha) y el Comunismo (la denominada Izquierda). Es triste que gente inteligente con conocimiento de la historia todavía se agarren al mito de que son opuestos cuando está claro que son meramente diferentes manifestaciones de la misma ideología.

CONOCE A GEORGE LAKOFF En el 2006, la ilusión de los opuestos fue brillantemente ejecutada en un libro titulado Whose Freedom, de George Lakiff, un ilusionista del Partido Demócrata. Lakoff es un profesor de Lingüística en la Universidad de California, Berkeley. Su motivación al escribir se rebela en sus trabajos anteriores. Uno es una estrategia política titulada “No pienses en un elefante”, autoetiquetado como la “guía esencial para los progresistas”, que incluye un prólogo del anterior candidato a la presidencia demócrata Howard Dean. El otro es una presentación de vídeo titulado “Como los demócrata y progresistas pueden ganar”. No es una sorpresa que Lakoff diga que la elección en America en el día de hoy es entre los Neoconservadores y Progresistas. Por supuesto él es un progresista, pero en ningún sitio define qué significa la palabra. En su lugar, dedica el libro entero a un monólogo describiendo lo malos e ignorantes que son los neoconservadores y lo humanitarios e iluminados (también inteligentes) que son los progresistas. Eso es todo lo que necesitamos saber. Por cierto, los colectivistas de Izquierda también disfrutan describiéndose a sí mismos como intelectuales, sugiriendo que cualquiera que no acepte sus puntos de vista es estúpido o anti-intelectual. Es uno más de los juegos de palabras psicológicos que Lakoff, como lingüista, tan bien conoce. Lakiff magistralmente coloca la cuestión de la libertad dentro del molde resquebrajado de izquierda/liberal/progresista contra derecha/conservador/reaccionario. Como he argumentado anteriormente, estas palabras no se pueden definir y, peor aún, tienden a esconder el hecho de que los defensores de ambos grupos están unidos detrás de la filosofía política del colectivismo. Lakoff mismo defiende muchos planteamientos del colectivismo en sus libros. Ambos, “Derecha e Izquierda” están listos para sacrificar la libertad en el cumplimiento de sus planes y agendas. Ambos están dispuestos a garantizar la libertad a aquellos que acepten sus planteamientos sociales y políticos pero no dudan en retirarla de aquellos que se les oponen. Ambos son expertos en crear leyes que convierten a los disidentes en criminales. Si los progresistas llegasen al gobierno hoy mismo, no habría diferencia. Justificarían la opresión, no en el nombre de la seguridad nacional como hacen los neoconservadores, sino en el nombre de la democracia y paz, como hacen los regimenes comunistas. Quizá me precipito al juzgar a Lakoff como un ilusionista, dado que eso implica que es un agente servicial de los enemigos de la libertad. Es perfectamente posible que Lakoff todavía no haya considerado todas las ramificaciones de la cuestión. Es posible que nunca haya escuchado a los defensores del individualismo. Sin ello, probablemente lo

considerará el credo del egoísmo y la ignorancia. Con ese punto de vista, el colectivismo sería la única opción razonable, y tendría que escoger entre las manifestaciones colectivistas de la Derecha o de la Izquierda. Por tanto, para George Lakoff y todos aquellos que se identifican con cualquiera de los términos de la Izquierda o Derecha, les invito a escalar el siguiente nivel de comprensión. Les agradezco que se preocupen por el futuro. El error es mejor que la apatía. El error puede ser corregido a tiempo para cambiar el resultado. La apatía raramente se corrige hasta que ya es demasiado tarde. Para un análisis más profundo del autor sobre este tema, ver The Future Is Calling, Part One.

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