Denisse Dreser En Foro Anti Crisis

  • June 2020
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Subject: DISCURSO DE DENISSE DRESER EN FORO ANTICRISIS. EL UNIVERSAL DE AYER �Pone el dedo en la llaga en temas sustantivos que normalmente no se tratan en eventos similares. Discurso �ntegro de Denisse Dresser en el Foro "M�xico ante la Crisis" Redacci�n El Universal Ciudad de M�xico Viernes 30 de enero de 2009 El texto fue le�do ante diputados, senadores, empresarios y funcionarios Discurso de Denisse Dresser en el Foro "M�xico ante la Crisis", frente a diputados, senadores, empresarios y funcionarios 29 de enero de 2009 M�xico es un pa�s privilegiado. Tiene una ubicaci�n geogr�fica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Est� poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras. Pero a pesar de ello, la pregunta perenne sigue siendo: �por qu� no crece a la velocidad que podr�a y deber�a? �Por qu� seguimos discutiendo este tema a�o tras a�o, foro tras foro? Aventuro algunas respuestas, y les pedir�a que me acompa�aran en un ejercicio intelectual, recordando aquel famoso libro de Madame Calder�n de la Barca llamado "La vida en M�xico", escrito en el siglo XVII, en el cual intenta describir las principales caracter�sticas del pa�s. Si Madame Calder�n de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendr�a que cambiarle el t�tulo a "Oligopolilandia". Porque desde el primer momento en el que pisara el pa�s, se enfrentar�a a los s�ntomas de una econom�a pol�tica dusfuncional, con problemas que la crisis tan solo agrava. Aterrizar�a en uno de los aeropuertos m�s caros del mundo; se ver�a asediada por maleteros que controlan el servicio; tomar�a un taxi de una compa��a que se ha autodecretado un aumento de 30 por ciento en las tarifas, y si tuviera que cargar gasolina, lo har�a s�lo en Pemex. En el hotel habr�a 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del est�mago y necesitara ir a una farmacia, descubrir�a que las medicinas all� cuestan m�s que en otros lugares que ha visitado. Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situaci�n, pagar�a una de las tarifas m�s elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisi�n para distraerse ante el mal rato, descubrir�a que s�lo existen dos cadenas. Para entender la situaci�n en la que se encuentra, tendr�a que recordar lo que dijo Guillermo Ortiz hace unos d�as: no hemos creado las condiciones para que los recursos se usen de manera eficiente; o tendr�a que leer el libro "Good Capitalism/Bad Capitalism", que explica por qu� algunos pa�ses prosperan y otros se estancan; por qu� algunos pa�ses promueven la equidad y otros no logran asegurarla. La respuesta se encuentra en la mezcla correcta de Estado y mercado, de regulaci�n e innovaci�n. La clave del �xito -o el fracaso- se halla en el modelo econ�mico: en la decisi�n de promover el capitalismo de Estado o el capitalismo olig�rquico o el capitalismo de las grandes empresas o el capitalismo democr�tico. Hoy M�xico es un ejemplo cl�sico de lo que el Nobel de Econom�a Joseph Stiglitz denomina crony capitalism: el capitalismo de cuates, el capitalismo de c�mplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculizaci�n. Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte,

energ�a- que aprisiona a la econom�a y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo olig�rquico. Hoy, M�xico -inmerso en la crisis- est� a�n lejos de acceder al capitalismo din�mico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuaci�n de un peque�o grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican. Al capitalismo en el cual las autoridades crean condiciones para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, que proveen mejores productos a precios m�s baratos para los consumidores. Para los ciudadanos. Hoy, M�xico carga con los resultados de esfuerzos fallidos por modernizar su econom�a durante los �ltimos 20 a�os. Las reformas de los 80 y 90 entra�aron la privatizaci�n, la liberalizaci�n comercial. Pero esas reformas no produjeron una econom�a de mercado din�mica debido a la ausencia de una regulaci�n gubernamental eficaz, capaz de crear mercados funcionales, competitivos. En vez de transparencia y reglas claras, prevaleci�n la discrecionalidad entre los empresarios que se beneficiaron de las privatizaciones y los funcionarios del gobierno encargados de regularlos. Las declaraciones de Agust�n Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefon�a, son bienvenidas. Lamentablemente, se dan 18 a�os tarde. Y all� est�n los resultados de reformas quiz�s bien intencionadas, pero mal instrumentadas: una econom�a que no crece lo suficiente, una �lite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo econ�mico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay. Hoy, M�xico est� atrapado por una red intrincada de privilegios y vetos empresariales y posiciones dominantes en el mercado que inhiben un terreno nivelado de juego. Una red descrita en el famoso art�culo de la economista Anne Kruege: "The Political Economy of the Rent-Seeking Society" ("La Econom�a Pol�tica de la Sociedad Rentista"). Una red que opera a base de favores, concesiones y protecci�n regulatoria que el gobierno ofrece y miembros de la c�pula empresarial exigen como condici�n para invertir. �Qui�n? Alguien como el due�o de una distribuidora de ma�z o el concesionario de una carrera privada o el comprador de un banco rescatado con el Fobaproa o el principal accionista de Telmex o el operador de una Afore. Estos actores capturan rentas a trav�s de la explotaci�n o manipulaci�n del entorno econ�mico en lugar de generar ganancias leg�timas a trav�s de la innovaci�n o la creaci�n de riqueza. Y los consumidores de M�xico contribuyen a la fortuna de los rentistas cada vez que pagan la cuenta telef�nica. La conexi�n a Internet. La cuota en la carretera. La tortilla con un precio fijo. La comisi�n de las Afores. La comisi�n por la tarjeta de cr�dito. Ejemplo tras ejemplo de rentas extra�das a trav�s de la manipulaci�n de mercado. Y el rentismo acent�a la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacci�n en una econom�a que -ante el imperativo de la competitividad- necesita disminuirlos. Para extraer rentas, los "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando as� cuellos de botella que inhiben la innovaci�n y, por ende, el aumento de la productividad. Estos cuellos de boetella inhiben el crecimiento de M�xico en un mundo cada vez m�s globalizado y competitivo, y son una raz�n clave detr�s de la persistente desigualdad social, como lo sugiere el reporte del Banco Mundial sobre M�xico titulado: "M�s all� de la polarizaci�n social y la captura del Estado". La concentraci�n de la riqueza y del poder econ�mico entre esos "jugadores dominantes" con frecuencia se traduce en ventajas injustas, captura regulatoria y pol�ticas p�blicas que favorecen intereses particulares.

Peor a�n, convierte a representantes del inter�s p�blico -muchos de los diputados y senadores sentados aqu�- en empleados de los intereses atrincherados. Convierte al gobierno en empleado de las personas m�s poderosas del pa�s. Y lleva a las siguientes preguntas: �Qui�n gobierna en M�xico? �El Senado o Ricardo Salinas Pliego cuando logra controlar los vericuetos del proceso legislativo? �La Secretar�a de Comunicaciones y Transportes o Unefon? �La Comisi�n Nacional Bancaria o los bancos que se reh�san a cumplir con las obligaciones de transparencia que la ley les exige? � La Secretar�a de Eduaci�n P�blica o Elba Esther Gordillo? �La Comisi�n Federal de Competencia o Carlos Slim? �Pemex o Carlos Romero Deschamps? �Ustedes o una serie de intereses que no logran contener? Porque ante los vac�os de autoridad, la captura regulatoria y las decisiones de pol�tica p�blica que favorecen a una minor�a, la respuesta parece obvia. M�xico hoy padece lo que algunos llaman "Estados dentro del Estado", o lo que otros denominan "una econom�a sin un gobierno capaz de regularla de manera eficaz". Eso -y no la ca�da de la producci�n petrolera- es lo que condena a m�xico al subdesempe�o cr�nico. Una y otra vez, el debate sobre c�mo promover el crecimiento, c�mo fomentar la inversi�n y c�mo generar el empleo se encuentra fuera de foco. El gobierno cree que para lograr estos objetivos, basta con tenderle la mano al sector privado para que invierta bajo cualquier condici�n. Y el sector privado, por su parte, piensa que la panacea es que se le permita participar en el sector petrolero, por dar un ejemplo. Pero �sa es s�lo una soluci�n parcial a un problema m�s profundo. El meollo detr�s de la mediocridad de M�xico se encuentra en su estructura econ�mica y en las reglas del juego que la apuntalan. Una estructura demasiado top heavy o pesada en la punta de la pir�mide; una estructura oligopolizada donde unos cuantos se dedican a la extracci�n de rentas; una estructura de complicidades y colusiones que el gobierno permite y de la cual tambi�n se beneficia. Claro, muchos de los miembros del gobierno de Felipe Calder�n, y muchos de los presentes en este foro, hablar�n de crecimiento como una prioridad central. Pero m�s bien lo perciben como una variable residual. M�s bien parecer�a que buscan -y duele como ciudadana reconocerlo- asegurar un grado m�nimo de avance para mantener la paz social, pero sin alterar la correlaci�n de fuerzas existente. Sin cambiarl la estructura econ�mica de una manera fundamental. Y el problema surge cuando ese modelo comienza a generar monstruos; cuando ese apoyo gubernamental a ciertas produce monopolios, duopolios y oligopolios que ya no pueden ser controlados; cuando las "criaturas del Estado" -como las llamal Mois�s Naim- amenazan con devorarlo. S�lo as� se entiende la devoluci�n gubernamental de 550 millones de d�lares a Ricardo Salinas Pliego, por interses supuestamente mal cobrados, un d�a antes del fin del sexenio de Vicente Fox. S�lo as� se entiende el comunicado lamentable de la Secretar�a de Comunicaciones y Transportes hace un a�o celebrando la alianza entre Telemundo y Televisa, cuando en realidad revela una claudicaci�n gubernamental ante la posibilidad de una tercera cadena. S�lo as� se comprende que nadie levante un dedo para sancionar a TV Azteca cuando viola la ley al rehusarse a transmitir los spots del IFE o se apropia del Cerro dle Chiquihuite. S�lo as� se entiende la aprobaci�n de la llamada "Ley Televisa" por la C�mara de Diputados y la de Senadores en 2006. S�lo as� se entiende la posposici�n ad infinitum en el Senado de una nueva ley de medios para promover la competencia en el sector. S�lo as� se comprende que la reforma de Pemex deje sin tocar el asunto del sindicato. S�lo as� se entiende la posibilidad de dar entrada a Carlos Slim a la televisi�n sin obligarlo a cumplir con las condiciones de su concesi�n original.

S�ntomas de un gobierno ineficaz. Se�ales de un gobierno doblegado. Muestras de un gobierno coludido. Con efectos cada vez m�s onerosos y cada vez m�s obvios que la crisis pone en evidencia, porque no logramos reformarnos a tiempo. Mucha riqueza, pocos beneficiarios. Crecimiento estancado, pa�s aletargado. Intereses atrincherados, reformas diluidas. Poca competencia, baja competitividad. Poder concentrado, democracia puesta en jaque. Un gobierno que en lugar de domesticar a las criaturas que ha concebido, ahora vive aterrorizado por ellas. �Cu�les son las consecuencias del mal capitalismo mexicano? Donde las �lites tradicionales son fuertes, la gobernabilidad democr�tica es poco eficaz, los partidos pol�ticos tienden a ser minimalistas. En M�xico, el incrementalismo de la pol�tica p�blica puede ser atribuido a �lites tradicionales que usan su poder para bloquear reformas que afectan sus intereses, o asegurar iniciativas que protejan su situaci�n privilegiada. Si ustedes verdaderamente quieren que M�xico crezca, tendr�n que crear la capacidad de regular y reformar en nombre del inter�s p�blico. Tendr�n que mandar se�ales inequ�vocas de c�mo van a desactivar esos "centros de veto" que est�n bloqueando el crecimiento econ�mico y la consolidaci�n democr�tica: Los monopolistas abusivos, los sindicatos rapaces, las televisoras chantajistas, los empresarios privilegiados y sus aliados en el gobierno. Si ustedes verdaderamente quieren que M�xico prospere, tendr�n que tomar decisiones que desaten el dinamismo econ�mico, que fortalezcan la capacidad regulatoria del Estado y contribuyan a construir mercados, que promuevan la competencia y, gracias a ello, aumenten la competitividad. En pocas palabras, usar la capacidad del Estado para contener a aquellos con m�s poder en el gobierno, con m�s peso que el electorado, con m�s intereses que el inter�s p�blico. �Qu� hacer? Los conmino a leer textos tan influyentes como "The Growth Report" y "The Power of Productivity". A estar conscientes de lo que todo pa�s interesado en crecer y competir debe hacer para lograrlo. A saber que ello requiere una econom�a capaz de producir bienes y servicio de tal manera que los trabajadores puedan ganar m�s y m�s. A entender que ello se basa en la expansi�n ra�da del conocimiento y la innovaci�n; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en t�cnicas que aumentan la productividad de manera constante. A reconocer que las econom�as din�micas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado. A entender que esa tarea del gobierno -a trav�s de la regulaci�n adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores. A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores de crecimiento, las empresas protegidas y/o monop�licas terminan estrangul�ndolo. En pocas palabras, la competitividad -factor indispensable para atraer la inversi�n y con ella remontar la crisis, como suger�a Sanguinetti- Est� vinculada a la competencia. El crecimiento econ�mico est� ligado a la competencia. La innovaci�n y, por ende, el dinamismo y la creacion de empleos se desprenden de la competencia. La inversi�n que se canaliza hacia nuevos mercados y nuevas oportunidades es producto de la cometencia. No es una condici�n suficiente pero s� es una condici�n necesaria. No bastar� por s� misma para desatar el crecimiento, pero sin ella jam�s ocurrir�, por m�s dinero p�blico que se inyecte a la econom�a mediante pol�ticas contrac�clicas. Y, �c�mo empezar a empujar eso? Con una tercera cadena de televisi�n; con el fomento de la competencia en banda ancha a trav�s de la red de la Comisi�n Federal de Electricidad; con el fortalecimiento de los �rganos regulatorios, con la sanci�n a quienes violen los t�rminos de su concesi�n; con la reaci�n de mercados

funcionales, como ya se logr� con las aerol�neas de bajo costo; con medidas que se empiecen a desmantelar cuellos de botella y a domesticar a esas "criaturas del Estado". Tiene que ver con la inauguraci�n de un nuevo tipo de relaci�n entre el Estado, el mercado y la sociedad. Porque si la clase pol�tica de este pa�s no logra construir los cimientos del capitalismo democr�tico, condenar� a M�xico al subdesempe�o cr�nico. Lo condenar� a seguir siendo un terreno f�rtil para los movimientos populares contra las instituciones; un pa�s que cojea permanentemente debido a las instituciones pol�ticas que no logra remodelar; los monopolios p�blicos y privados que no logra desmantelar; las estructuras corporativas que no logra democratizar. Ser� lo que Felipe Calder�n llama "un pa�s de ganadores" donde siempre ganan los mismos. Un lugar donde muchas de las grandes fortunas empresariales se construyen a partir de la protecci�n pol�tica, y no de la innovaci�n empresarial. Un lugar donde el crecimiento de los �ltimos a�os ha sido menor que en el resto de Am�rica Latina debido a los cuellos de botella que los oligopolios han dise�ado, y que sus amigos en el gobierno les ayudan a defender. Un lugar donde las penurias que Madame Calder�n de la Barca enfrent� con los aeropuertos, los maleteros, los taxis, las gasolineras, la telefon�a y la televisi�n son las mismas que padecen millones de mexicanos m�s. Ese consumidor sin voz, sin alternativa, sin protecci�n. Ese hombre invisible. Esa mujer sin rostro. Esa persona que paga -mes tras mes- tarifas telef�nicas m�s altas que en casi cualquier parte del mundo. Esa compa��a que paga -mes con mes- servicios de telecomunicaciones que elevan sus gastos de operaci�n y reducen sus ganancias. Miles de personas con comisiones por servicios financieros que no logran entender, con cobros inusitados que nadie puede explicar, parados en la cola de los bancos. All� varados. All� desprotegidos. All� sin opciones. All� afuera. V�ctimas de un sistema econ�mico disfuncional, institucionalizado por una clase pol�tica que aplaude la aprobaci�n de reformas que no atacan el coraz�n del problema. Presidentes, secretarios de Estado, diputados, senadores y empresarios que celebran el consenso para no cambiar. Aunque se agradece que este foro finalmente acepte la magnitud de la crisis, si de aqu� no surgen medidas concretas para mirar m�s all� de la coyuntura, revelar� nuevamente nuestra incapacidad para encarar honestamente los problemas que M�xico viene arrastrando desde hace d�cadas. Revelar� la propensi�n de los sentados aqu� a proponer reformas aisladas, a anunciar medidas cortoplacistas, a eludir las distorsiones del sistema econ�mico, a instrumentar pol�ticas p�blicas a pedacitos, para llegar a acuerdos que s�lo perpetuan el statu quo. Mientras tanto, la realidad acecha a golpes de 327 mil despedidos, crecimiento negativo, el lugar 60 de 134 en el �ndice Global de Competitivdad y una naci�n que dice reformarse mientras evita hacerlo. M�xico no crece por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder. Ni m�s ni menos. Por las reglas discrecionales y politizadas que rigen a la rep�blica mafiosa, a la econom�a "de cuates". Por la superviviencia de las estructuras corporativas que el gobierno cre� y sigue financiando. Por un modelo econ�mico que canaliza las rentas del petr�leo a demasiadas clientelas. Por un sistema pol�tico que funciona muy bien para sus partidos pero muy mal para sus ciudadanos. Un sistema de W"extracci�n sin representaci�n". Creando as� un pa�s poblado por personas obligadas a diluir la esperanza; a encoger las expectativas; a cruzar la frontera al paso de 400 mil personas al a�o

en busca de la movilidad social que no encuentran aqu�; a vivir con la palma extendida esperando la pr�xima d�diva del pr�ximo pol�tico; a marchar en las calles porque piensan que nadie en el gobierno los escucha; a desconfiar de las instituciones; a presenciar la muerte com�n de los sue�os porque M�xico no avanza a la velocidad que podr�a y deber�a.

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