Debe saber esto: cualquier cosa que haga, hágala en la mejor forma que le sea posible. Cualquier cosa que haya hecho en el pasado, dados los recursos de esa época, no podría haberla hecho en otra forma. No hay nada por lo cual deba sentir remordimientos; no hay nada por lo que deba sentirse culpable. El hecho de se sienta culpable es un indicio de que ha madurado, hasta convertirse en el individuo que es ahora. Puede perdonarse a sí mismo por todos sus “errores” pasados, ya que ahora es una persona diferente. Perdónese a sí mismo, puesto que no habría podido hacer las cosas de ninguna otra manera. Perdónese a sí mismo, porque no volverá a hacer eso; ahora ya es una persona más, madura. Si veinte mil ángeles con veinte mil Biblias en sus manos dieran testimonio del nuevo ser que es usted y sin embargo usted siguiera sin perdonarse s sí mismo, entonces no se sentiría perdonado. Por otra parte, si todo el mundo lo condenara y usted se perdonara a sí mismo, entonces se sentiría perdonado. La clave está dentro de su propia imaginación, ya que allí es donde residen la culpa, el pecado y el castigo, en esa capacidad de su mente de crear imágenes. Imagínese que se ha perdonado a sí mismo y estará perdonado.