YANN ROUGIER INVESTIGADOR NEUROBIÓLOGO "Al envejecer puede mejorar su cerebro" Entrevista Tengo 50 años, que cada día intento que sean sabios. Nací en el pueblo de Nostradamus. Casado con una cirujana: dos hijos. Como médico y científico, sostengo que sin fe no hay curación. La fe no es la religión. La religión es obediencia y rito; la fe es liberación. Y la revelación está en ayudar a los demás. La ciencia del siglo XX ha logrado añadir años a nuestra vida, la del siglo XXI debe concentrarse en añadir vida a nuestros años. - ¿Cómo? Con nutrición y ejercicio neurológico. - ¿Me va a dar una dieta? - Podría, pero es más importante que le recuerde que no me refiero sólo a los nutrientes orgánicos, sino también a la nutrición relacional. Con los años, nuestro cerebro ha acumulado experiencia y conocimiento. - Si hemos vivido a fondo. -... pero la mente no acumula contenidos fríamente: la emoción y la razón son inseparables. Con los años, nuestras neuronas disminuyen, pero aumentan sus interconexiones, y nuestras emociones son importantísimas, porque intensifican esta red. - ¿Mejoran el cableado de nuestro cerebro? - Al envejecer nuestra red neuronal tendrá cada vez menos neuronas, pero más enlaces: será más tupida. Y la intensidad y calidad de nuestras emociones le dará intensidad y calidad a la red
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neuronal de nuestro cerebro. Esa calidad emocional depende, a su vez, de nuestras relaciones afectivas. - ¿Los afectos mantienen el cerebro joven? - Literalmente es así. - ¿El amor vence al tiempo y a la vejez? - ¡Sí! Y por eso los que estamos enamorados tenemos mucha ventaja en mantener joven nuestro cerebro e incluso en mejorarlo. - ¿Cómo mantenerse enamorado? - ¿No se prepara usted la jubilación ahorrando y con un buen plan de pensiones? - Bastante tengo con la hipoteca . - Pues haga usted también una inversión afectiva en personas o incluso en actividades grupales. Ese amor que, durante su juventud, usted deposita en sus relaciones, le será devuelto cuando se haga mayor. - ¿Cómo? - Esas personas que usted ha querido deberían aportar la intensidad a sus emociones que lo mantendrá a usted joven. - "Deberían", pero ¡hay tanta ingratitud! - ¿Y qué? También asume usted riesgos cuando hace una inversión financiera para la vejez . Enamórese, arriesgue, comprométase, emociónese, y vivirá más y mejor. - Pero las neuronas se mueren con la edad.
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- Inevitable: cada día perdemos millones. - Y los hombres, más. - Sí, qué le vamos a hacer, pero todas las neuronas tienen una muerte con esperanza: no mueren sin más, en realidad nuestras neuronas sufren apoptosis, que, en griego, quiere decir "caída de la hoja". - ¡Qué triste el otoño de la vida! - Es una promesa, no un final. Las hojas mueren sobre el manto de la tierra para alimentar a los árboles, y nuestras neuronas con la vejez hacen lo mismo: mueren, pero en el lugar que ocupaban dejan unos nutrientes de los que se alimentan las neuronas que nos quedan. Y esos nutrientes les proporcionan unas energías renovadas que van remodelando nuestro cerebro, dotándolo de otras capacidades que no teníamos antes. - ¿Qué nuevas capacidades? - Las que hacen que exista un tipo de inteligencia acorde con los años. - Pues relacióneme mente y edad. - La inteligencia juvenil es más capaz de profundizar y especializarse: tiene más neuronas. En cambio, en la madurez aumenta nuestra capacidad relacional: podemos establecer infinidad de conexiones que ni sospechábamos en nuestra juventud. Tenemos menos neuronas, pero más y mejor conectadas. - Y los años traen el placer de recordar. - Y también la capacidad de poner las cosas en perspectiva y contemplarlas desde una sabia distancia. Nos alcanza la madura virtud de la proporción, la mesura y la tolerancia. Por eso el
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descubrimiento y la audacia son juveniles y la contemplación y el juicio devienen placenteros atributos de la madurez. - Muy bonito, pero aquí y ahora ser viejo es una desgracia. - Nuestra cultura desdeña las virtudes mentales de la madurez. Por eso tenemos vergüenza de confesar nuestra edad, cuando, en realidad, la edad no degrada nuestro cerebro, sino que tan sólo lo redefine. - Necesitamos mentes de todas las edades. - Una sociedad abierta y próspera necesita por igual cerebros jóvenes y menos jóvenes. Recuerde aquello de que un poco de ciencia aleja a Dios, pero mucha ciencia lo acerca. Lo que hace la madurez es acercarnos a Dios. - ¿Y si uno es ateo? - Me refiero a Dios en el sentido de la irrenunciable aspiración a lo absoluto de todo ser humano. La edad mental te proporciona más capacidades para acercarte a él. - ¿A usted le ha pasado? - Nos pasa a todos. Cuando era más joven, mi vida era búsqueda: me acercaba a un chamán indio con el mismo espíritu con que fui a conocer a los neurólogos de Harvard. - ¿Y ahora? - Ahora veo la relación entre lo que se investiga en Harvard y lo que sabían los chamanes y percibo con más claridad cada día que todo está relacionado. - ¿Y los radicales libres que envejecen nuestras células?
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- Llevo años investigando el envejecimiento celular y es una tontería preocuparse por eso. Si quiere añadir vida a sus años y no sólo años a su vida, cuide su cuerpo, pero también concéntrese en vivir a fondo, en emocionarse, en amar y ser amado. - Amemos más y comamos menos. - Exacto. En los últimos 50 años nuestra dieta ha cambiado más que en los últimos 50 siglos. Y todos esos cambios conducen al sobrepeso. Aprenda a comer de sus abuelos. CON EMOCIÓN, El doctor Rougier se apasiona al hablar del envejecimiento por sus investigaciones sobre oxidación celular (los famosos radicales libres), pero también porque ha demostrado que la emoción que pongamos en vivir mantiene nuestros cerebros jóvenes. Rougier es el dietista oficial entre otros del Arsenal, del Milán y del Mónaco, y ha declarado la guerra al mito de las calorías: "Las calorías no existen - la acumulación de grasas y nuestro apetito depende del índice glucémico de cada alimento". Su guerra al cálculo obsesivo de las calorías fantasma cautiva al auditorio de la Tribuna de Natraceutical Group en Madrid, pero lo dejamos pendiente para otra entrevista. Mientras, le prometo amar, emocionarme, mirar el índice glucémico de lo que como y caminar cada día.
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