Reportaje sobre el periodista José María Granados Escrito por Juan Díaz
El sueño de un niño Veintiséis años después de formar filas en el periódico IDEAL de Almería, José María Granados hace memoria de sus comienzos en la profesión Para José María Granados, jefe de sección del periódico IDEAL, llegó un momento en el que se encontraba con dos amigos en un metro por la ciudad Madrileña y aún le quedaba la química orgánica para pasar a tercero de ingeniería. Llevaban siempre una regla de cálculo Faber Castel con la que iban haciendo cosas, así que aquél día se le cruzaron los cables, abrió la ventanilla y la tiró a la vía. Cuando llegó a casa le dijo a su padre que no iba a seguir estudiando ingeniería porque sería periodista. Desde muy niño había sentido una gran debilidad por el mundo del periodismo, pero en el ámbito en el que se movía, como en su familia, al ocupar la mayoría de sus allegados cargos como ingenieros técnicos, el ser periodista era una deshonra. Años más tarde comienza la carrera de ingeniería para seguir con la tradición familiar.
En la foto el periodista José María Granados
Sin embargo, en los últimos años que cursó ingeniería se sentía agobiado, no se veía hecho una persona, sino un autómata que día tras día repetía las mismas tareas, las horas de estudio, los problemas, las derivadas, las integrales
y cuando salía con gente de su edad no sabía desenvolverse porque decía que había llegado hasta el punto de pensar que tenía la mente cuadriculada. Después de aquello se matriculó en la única facultad de Madrid en la que había periodismo por entonces, en la Universidad Complutense y desde un principio tendrá claro que la mejor manera de dedicarse a su profesión será a través de un periodismo de provincia. Es por éste motivo por lo que en el tercer año de carrera, al hacer prácticas en La voz de Almería, le supone la oportunidad perfecta para tomar contacto con el mundo del periodismo local. “En el año 78 estuve de corresponsal de La Voz de Almería en Madrid”, cuenta Granados, “y hacía las páginas centrales durante todo el año, mandando una entrevista con almerienses que vivían en Madrid, más o menos conocidos o reportajes sobre el tema de Almería que se reflejaban en la capital. Todas las semanas publicaba en La voz de Almería”. Es en el último curso de su carrera, en el año 79 cuando surge en Almería una inquietud por el tema de la comunicación y tres empresarios se juntan para crear una firma que llevaba el nombre de Almería Ediciones y dar vida a la revista Almería Semanal de la que Granados pasa a formar parte en ese mismo año. Fue su primer trabajo. Curioso porque termina el último examen de la facultad, Historia del Periodismo, se dirige a su casa, come, hace la maleta, se va en el avión a Andalucía y por la noche estaba
ya trabajando en Almería Semanal. Desde entonces dice no haber tenido un sólo día de paro. Su trayectoria profesional está marcada por todo tipo de trabajos de los que habla humildemente, como un programa de deportes cuando el equipo de fútbol Almería estaba en primera división y un informativo por la mañana en Radio Popular, al mediodía en la cadena de radio COPE hace otro con Álvaro Ruz “Pototo”, el director, en el que comenta alguna que otra noticia de alcance. Fue corresponsal de Marca al inicio de su actividad profesional y para Europa Press a la que cubría todo lo referido a Almería, Pre-guionista en un programa de Canal Sur que se llamaba Tal como somos por sus amplios conocimientos de los más de ciento diez municipios de Almería, e incluso, en Antena Tres Radio otro informativo en el tiempo de apenas un año.
Termina el último examen, Historia del Periodismo, se dirige a su casa, come, se va en el avión a Andalucía y por la noche ya estaba trabajando A pesar de todos los trabajos que ha ejercido no sabe decir qué es lo que más o lo que menos le desagrada pues considera que le gusta la profesión y dice que “si no fuese así no la ejercería”. Granados explica: “si hay algún trabajo que te lleve a un sacrificio extremo es éste, estás pendiente prácticamente las 24 horas del día de lo que ocurre y cuando estás de vacaciones no terminas de desconectar del trabajo, huyes de horarios porque no los hay con lo cual pierdes muchas sensaciones de otro tipo como el tema familiar o el de amigos; no puedes quedar para cenar una noche porque no sabes si a las diez estarás libre o amarrado todavía a la pata de la mesa”.
Un día de trabajo para Granados suele ser ajetreado, pero siempre en función de la época en la que se encuentre. Llega normalmente temprano a la redacción, sobre las nueve y media de la mañana, revisa el periódico que ha salido, tanto el suyo como el de la competencia para ver si han sacado una información que ellos no hayan dado o si les han pisado algún tema. Después de terminar de hacer el trabajo de la noche, consistente en limpiar la mesa y borrar el periódico del ordenador porque ha quedado viejo, comprueba si hay alguna novedad, contacta con la gente que está trabajando en la calle y sobre media mañana el equipo de redacción tiene aproximadamente la idea de lo que será el periódico del día siguiente. Antes de ir a almorzar han repartido el espacio y al llegar las cinco, IDEAL de Almería está de cierre hasta la hora en la que se termina el trabajo, que depende de cómo varíe la información a lo largo de la tarde. Los Periodistas de ayer y hoy El periodismo en Almería ha cambiado mucho desde que José María Granados, uno de los actuales jefes de sección del periódico IDEAL en la ciudad de Almería, comenzara hace más de 26 años. Nota que la gente viene mejor preparada de las facultades porque una de las actividades que ejerce en el periódico en el que trabaja es la de encargarse de las tutorías de los becarios y de los estudiantes en prácticas, e incluso, reconoce que la formación de los futuros profesionales de la comunicación es mayor que la de los veteranos. En el tiempo en el que Granados terminó de formarse como periodista en la cuarta promoción de la Universidad Complutense- muchos no llegaron a editar por la falta de medios.
Hacían una revista oral, pero ahora el que más y el que menos ha publicado algo en las revistas de su facultad o en las de distintos departamentos. Tienen ya un bagaje práctico mucho más amplio que el de ellos, pues a mediados de los 70 las prácticas de televisión se ejecutaban una vez a la semana en un estudio de la vieja escuela de cine, en la que en tan sólo cincuenta minutos desempeñaban las funciones de realizadores de cámara, presentadores y un poco de todo. “Ahora viene la gente y ya ha hecho programas, ha salido a grabar fuera y en radio sucede prácticamente lo mismo, vienen gente con formación”, indica Granados, “que no lo están suficientemente para encontrarse con lo que es el periodismo en la realidad, es decir, muy bien preparados en la facultad, mejor que antes –hay excepciones- pero lo primero que me preguntan es cuándo libran y eso te tira un poco hacia atrás. Recuerdo que cuando hacía prácticas lo que quería era aprender y ellos tendrán mucha teoría, práctica en esto, pero les hace falta malaje”. De hecho le decepcionan los intrusos, que para él son camicaces, gente que no guarda ningún respeto con lo que es la profesión, ya sean jóvenes o adultos, pues algunos de ellos acuden a él y le comentan que han pensado en un titular fabuloso para un reportaje, pero lo cierto es que no tienen nada, ni siquiera han entrevistado a alguien o han buscado información alguna. “Su trabajo lo dirigen en función a lo que tienen en la cabeza y no hacia la objetividad, pero tontos hay siempre en todas las profesiones”, comenta Granados.
Dice que en ese intrusismo, se da una mala imagen por parte de personas que se meten en el periodismo sin ningún motivo en especial, por no tener otra cosa mejor que hacer y que las empresas en muchos casos le promocionan. En casi veintiséis años que lleva José María Granados en el periódico IDEAL de Almería muchos son los metros que han transitado casi un día tras otro aquella vía por la que el suyo circulaba cuando era joven. Pero una cosa está clara, cabe la posibilidad de que nadie como él, con unas ganas tan grandes por cumplir el sueño que sólo un niño de doce años puede tener, haya vuelto a pasar por allí. ¿Quién sería José María Granados hoy si no hubiese tirado su regla Faber Castel por la ventanilla?