DEPARTAMENTO DE PASTORAL COLEGIO LA ENCARNACIÓN ADVIENTO 2008 SIGNIFICADO DEL ADVIENTO Y NAVIDAD ADVIENTO Hace muchos, muchos años, los hombres y las mujeres esperaban que Dios les enviase alguien que les enseñara a cumplir su voluntad, a ser mejores, a quererse los unos a los otros. Entre las personas que esperaban la llegada del Mesías estaban María y José. Un ángel les dijo que María tendría un hijo y que éste sería el enviado de Dios para ser el hermano mayor de todos los hombres y mujeres y para enseñar a todos cuál es la voluntad de Dios. A partir de aquel momento, María y José prepararon todo para el nacimiento de Jesús. Los cristianos recordamos el tiempo de espera del nacimiento de Jesús cuatro semanas antes de Navidad. A este tiempo de preparación lo llamamos Adviento, que significa “venida”. El tiempo de Adviento sirve para reflexionar e intentar ser mejores y así poder celebrar la Navidad con paz y mucha alegría. NAVIDAD Navidad es una de las grandes fiestas del año cristiano. En Navidad se recuerda el nacimiento de Jesús en Belén. El nacimiento de Jesús fue una gran noticia para todos los que esperaban la llegada del Mesías. Jesús nació en un sencillo pesebre Un ángel anunció a los pastores que había nacido el Niño Dios. Los pastores fueron a verle, a felicitar a María y a José y a ofrecerle lo que ellos tenían y podía serles útil. Hoy, el nacimiento de Jesús continúa siendo una buena noticia para todas las personas que quieren que todos los hombres y mujeres, todos los niños y niñas del mundo vivan en paz, se quieran y sean felices. A partir del día de Navidad empieza a prolongarse la luz diurna; día a día hay más horas de luz y la noche se hace más corta. Los cristianos celebran que Jesús ha nacido, la luz que ilumina con fuerza el corazón de los hombres, las mujeres, los niños y las niñas. La noche anterior al día de Navidad se llama Nochebuena, y los cristianos van a la iglesia a la Misa del Gallo para celebrar el nacimiento de Jesús. Otros van a la celebración el mismo día de Navidad.
DINÁMICA DE ADVIENTO Un curso más nos disponemos a celebrar el Adviento, la llegada de Jesús a nuestros corazones. Son 4 semanas anteriores al día de Navidad. En esta ocasión hemos elegido como símbolo del CALENDARIO DE ADVIENTO. Por tanto, como ya hemos dicho, el adviento se celebra a lo largo de 4 semanas, culminando en el día 24 de diciembre. En el cole comenzaremos el día 1 de diciembre. Por ello hemos preparado un calendario de adviento También hemos añadimos textos, uno para cada día del mes, que nos parecen interesantes para celebrar este tiempo de adviento. Todos los días leeremos en clase una pequeña historieta y cumpliremos un compromiso. Por lo tanto cada día se reflexionará sobre un acontecimiento importante.
MURAL DE ADVIENTO Se inicia el día 1 de diciembre. Cada día, en la oración de la mañana se lee el texto indicado, se reflexiona e interioriza sobre él. Se saca el mensaje para el día, y se pega el dibujo correspondiente.
Este es un tiempo en que los cristianos estamos especialmente alegres, pues nos preparamos para el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. El Adviento empieza cuatro semanas antes de la Navidad y hay muchas formas de vivirlo. Una, que te proponemos a continuación, es un entretenido calendario con 24 ventanitas, que se van abriendo día tras día. Con este Calendario de Adviento podrás conocer más de cerca la historia de Jesús. ¡Manos a la obra!
Instrucciones: 1. Pega la hoja del árbol de Navidad en una cartulina. 2. Recorta de la otra hoja la figura correspondiente a cada día, según el número indicado al costado. 3. Pega la ilustración en el espacio que le corresponde, sólo en la parte de arriba: así podrás leer
siempre el texto que la explica. 4. Sigue pegando hasta completar el calendario y...
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La oración del árbol
Sonríe a todos. Cuida las relaciones. Mima a los que quieres.Cuenta las estrellas. Llama a tus amigos por teléfono. Di a alguien: "te quiero mucho". Habla con Dios. Déjate acurrucar. Delega tareas. Salta a la cuerda. Ríete. Despierta a tus hijos con tortitas con nata. Pide ayuda. Muéstrate débil. Escucha a los grillos. Inventa cosas nuevas. Atrévete a dar pasos. Perdónate. Escríbete una lista de cosas que haces bien. Da una sorpresa a alguien. Apaga la TV y habla. Sueña despierto. Aprende algo que siempre has deseado. Permítete equivocarte. Agradece a Dios que haga sol. Mira llegar la primavera. Déjate cuidar. Date un placer en el desayuno. Descubre los gustos de los que te rodean. Prepara sus cumpleaños. Dales una sorpresa bonita. Abandónate en las manos de Dios. Demuestra tu felicidad. Por hoy no te preocupes. Mira una flor con atención. Canta por dentro. Prepara una comida nueva. Vive cada minuto intensamente. Sonríe a1 portero. Acepta que tu vecina haga mejor las croquetas. Encaja las arrugas que van llegando. No te preocupes mucho de tu salud. Habla poco de te que te due!e. Date una palmada en la espalda. Dirígete sonriendo a un dependiente. Da los buenos días al conductor del autobús. Cambia la decoración de tu casa. Prepara tú mismo los regalos de Navidad. Hazle sentirse importante a alguien. Estate atento a la gente más pequeña. Pon la razón en todo lo que haces. Permite que alguien te ayude. Haz de tu vida un nudo de relaciones. Regala. Comprométete a vivir con pasión: que el mundo sea mejor depende de ti.
La leyenda del árbol de navidad Era Nochebuena. Todo el día había nevado, pero al final de la tarde, la nieve había dejado de caer y el cielo estaba todo cubierto de estrellas. Un leñador volvía a su casa, atravesando el bosque oscuro y frío. El hombre venía preocupado y triste porque se le había hecho tarde, la noche lo había sorprendido en el bosque y estaba sumamente cansado. Además, habría querido llevarle a su familia algún presente por ser Nochebuena y nada había encontrado.
Aunque quería llegar pronto a su hogar, pues anhelaba compartir esta noche tan especial con su esposa e hijos, el hombre se detuvo unos instantes a reposar. Cuando de pronto, quedó maravillado. Sus ojos no daban crédito a tanta belleza: frente a él, un pequeño abeto parecía alzarse hacia el cielo y miles de estrellas se posaban en sus ramas, como recubriendo sus verdes brazos con hilos de plata. Estaba ahí contemplando tanta belleza, cuando una voz le habló. El no sabía de donde venía, pero de pronto descubrió que era el pequeño abeto que le decía: "Tómame y llévame a tu casa". Pero el hombre, no quería estropear el arbolito. Sin embargo, éste insistió: "Soy tu regalo de Navidad. Vamos, llévame a tu casa". Entonces el leñador cortó el abeto con gran delicadeza pues no quería dañarlo y lo llevó a su hogar, donde lo esperaban su mujer y sus dos pequeños niños. Como por milagro, las estrellitas se había quedado prendidas del árbol y durante toda la noche iluminaron la humilde casa del leñador, transformándola en la más bella noche que jamás hayan vivido.
EL ACEBO Y LOS PAJARITOS Como el invierno se aproximaba, todos los pajaritos del bosque decidieron emigrar. ¡Qué frío haría en esas tierras, se llenarían de nieve y sin duda las azotaría el viento! Solamente un pajarito resolvió quedarse en su nido. Lo había hecho en un acebo y era tan acogedor. Pero en realidad, lo que el pajarito quería era otra cosa: él anhelaba la llegada de la Navidad para pedirle a Jesús algo sumamente especial. El frío invierno llego con toda su crudeza. Caía la nieve, soplaba el viento y el pobre pajarito estaba medio congelado y muerto de hambre esperando con paciencia que llegara la Navidad. Al final, cuando pensaba que casi no le quedaban fuerzas, llegó Nochebuena. Entonces, reuniendo todo su ánimo y empujado por su confianza, emprendió vuelo hasta el pesebre del pueblo, llegó hasta la imagen del niño recién nacido y le dijo: - Querido Jesús, te he esperado tanto para pedirte un favor, ¿podrías decirle al viento del invierno que no estropease mi nido? Así, podría quedarme hasta la primavera y esperar el regreso de mi hermano que un día se perdió en el bosque. El niño Jesús le sonrió, lo miró con ternura y llamó a un ángel, al que le pidió que se encargara de cumplir el deseo del pajarito. Desde entonces, el acebo conserva sus verdes hojas durante todo el invierno y, además, para distinguirlo de otras plantas, luce también pequeñas bayas rojas y brillantes. Como si fuera poca la enorme alegría del esforzado y tierno pajarito, sucedió que al regresar a su nido después de visitar a Jesús, ¡encontró ni más generosidad del Niño Dios.
La historia del primer pesebre Hace muchos, muchos años, en el año 1182, nació en la ciudad de Asís un niño al que bautizaron con el nombre de Francisco. Su padre era un rico comerciante y su madre, una piadosa mujer que enseñó al niño a amar a Dios. Francisco creció alegre y despreocupado junto a sus amigos, hasta que un día descubrió que esa vida vacía no lo hacía feliz. El deseaba algo más. Sin saber cómo, una tarde, llegó a una capillita derruida y abandonada y se puso a orar: - Señor -decía-, ¿qué quieres Tú que yo haga? De pronto, la imagen de Cristo que había en el lugar le dijo: - Francisco, restaura mi Iglesia que ya se derrumba. El joven entonces, decidió cambiar su vida y ser otro, entregarse a los más pobres. Regresó a su casa, habló con sus padres y les contó sobre el nuevo rumbo que daría a su existencia. El padre, indignado, lo trató de mal agradecido y loco, pero Francisco le devolvió sus ricas vestimentas y comenzó a servir a Dios. Al principio los habitantes del pueblo pensaban que el muchacho estaba desquiciado, pero al cabo de un tiempo empezaron a escucharle con respeto, cuando él predicaba el amor de Dios y la buena noticia del Evangelio. Algunos de sus antiguos amigos se burlaban de él; en cambio otros, decidieron imitarle y poco a poco se fueron reuniendo discípulos a su alrededor. Se dedicaban a orar y predicar la palabra de Dios, formándose así la orden de Los Franciscanos. Entre otras devociones del muchacho, siempre había sentido un amor especial por la Navidad. Fue así que recibió otra inspiración del Señor. Se acercaba Nochebuena y decidió representar la humildad del pesebre tal como sucedió en Belén, ¡hasta con un burrito y un buey en una pobre gruta en medio de un bosque!. Y así lo hizo, cuando de pronto, en la noche de Navidad, la gente del pueblo se acercó con antorchas encendidas a la gruta que Francisco y sus hermanos habían preparado. Cuál no sería la maravilla de todos los presentes cuando, según dice la tradición, sucedió un milagro: el Niño Jesús quiso estar de cuerpo presente en medio de ellos. Todos los asistentes pudieron alabar al recién nacido en ese pobre pesebre, mientras los ángeles entonaban alabanzas y cantos: tal como sucedió en Belén. Desde aquél día admirable, en todo el mundo se celebra Nochebuena imitando la inspiración de San Francisco de Asís, en torno a un humilde pesebre que recibe al Hijo de Dios.
LAS FIGURITAS DEL BELÉN -
La Cuna de Jesús Como esa cunita humilde, acoge a todos con amor.
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María Con sencillez, María recibe a Cristo y nos regala a su hijo. Que tú también lleves a todos un mensaje de amor.
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José Siempre entregado a la voluntad de Dios, como José confiemos en lo que el Señor nos tenga preparado.
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Pastores Unas frutas y una oveja le llevan los pastorcitos a Jesús. Alaba tú también a Cristo con tu esfuerzo y trabajo.
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Reyes Magos Adoran, alaban y le traen a Jesús sus presentes. Regálale al Señor tus pequeños sacrificios para transforme con su amor.
que El los
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Burro Llevó a María embarazada a ver a su prima Isabel; luego, a Belén. Sirve en silencio como ese burrito a los quienes te lo pidan.
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Buey Manso y silencioso presenció la venida de Dios a los hombres. Como este animalito, acoge a Jesús en tu corazón.
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Ovejas Dóciles van con los pastores a conocer al niño Dios. Sé parte del rebaño de Jesús y déjalo hacer en tu vida.
Navidad... Simbolismos La Navidad es el "Cumpleaños de Jesús"... y la esencia, es que Jesús no quiere ahora descansar en un pesebre, sino en tu corazón, desde la Eucaristía... ¡y esto es realmente real!... verdad de vida (Juan 6:53). Las Velas de Adviento: Son 4, una para cada domingo. Tres son de color "morado", no alegres, sino de penitencia... y nos indican que tenemos que "limpiar nuestra alma" durante el Adviento, con el arrepentimiento y una buena confesión, porque Jesús no puede estar en un alma sucia por el pecado. La Cuarta es "rosa", alegre, del último domingo, con Jesús llenándote de su amor. Las Luces: Jesús es "la luz del mundo"... tantas y de tantos colores, son el símbolo del Espíritu Santo de amores, ¡el de las 7 lámparas del Apocalipsis!... y son tantísimas, grandes y pequeñitas, porque son también símbolos de ti y de mi, de cada cristiano, que también somos "la luz del mundo", ¡como Cristo! (Juan 8:12, Apoc.1:13, Mat.5: 14). Los Villancicos: Parrandas, posadas... son para felicitar a los papás del Niño, a San José y la Virgen, como hacemos en cada nacimiento... y para glorificar el mismo Niño Dios, hecho casi nada por nuestro amor. El Árbol: Cuando nace un niño, alguien importante es la madre, a quien le llevamos ramos de rosas para felicitarla... pero aquí se trata de la Madre de Dios... así es que no le damos solo un "ramo", sino "un árbol completo", bien adornado... y puesto en el centro de nuestro hogar para decirle a María, "si cuando nació tu Hijo no tuviste sitio en la posada, ¡ven ahora a mi casa!"... y millones de cristianos le ofrecemos a la Virgen María nuestra casa hoy día. Pesebre: El más importante... Jesús en un pesebre, con la Virgen y San José. La Navidad es una "fiesta familiar". Entusiasmo: Es la característica de la Navidad. "En theus" quiere decir "en Dios"... cuando se está "en Dios", por fuerza, hay "entusiasmo", alegría, esperanza, ilusión, sueños lindos de amores... ¡de mil colores!... Un pensamiento: Mientras haya un niño con hambre, o un pobre que no tenga pan, podremos tener fiestas, ¡pero no tendremos Navidad!. La Navidad Diaria: Jesús ahora nos espera cada día en la Eucaristía... y esto no es símbolo, ¡es realmente real!... nuestra Navidad de cada día... saturarnos a diario de entusiasmo, de su amor, gozo paz... ¡y darlo a los demás!... En Belén, Dios se hizo un niño, no podía hablar, lo tenían que limpiar... ¡un niño, pero era Dios!... ahora en la Eucaristía se hace más humilde todavía, ¡solo vino y pan!... ¡pero es Dios!, exactamente el mismo de Belén... para lo mismo, para llenarnos de su amor... es la ¡locura del amor de Dios! de 1Cor.1:25... ¡y su flaqueza!, añade el mismo verso, ¡más poderosa que el mundo entero!... Jesús está enamorado de ti. Te espera hecho pan y vino cada día. Déjate querer. Ve a recibirlo a diario en la Eucaristía.
EPIFANIA DIA DE REYES
Epifanía, la manifestación de Dios hecho hombre Esta fiesta tiene un origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de la región europea, el 6 de enero en la región de Egipto y Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la virgen ha dado a luz, la luz crece". Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de nuestro Señor. Siguiendo la creencia gnóstica los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento. Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota ( la santa luz). Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV. donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.
La Epifanía y los Reyes Magos Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación como la venida de la carne y manifestación de la divinidad; en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de un grupo de magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad. De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana mas importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días. El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido. En algunos países cómo México se come la Rosca de Reyes
Padrenuestro de la paz. PADRE, que miras por igual a todos tus hijos a quienes ves enfrentados. NUESTRO, de todos. De los cerca de 5.000 millones de personas, que poblamos la tierra, sea cual sea nuestra edad, color o lugar de nacimiento. QUE ESTÁS EN EL CIELO, y en la tierra, en cada hombre, en los humildes y en los que sufren. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, pero no con el estruendo de las armas, sino con el susurro del corazón. VENGA A NOSOTROS TU REINO, el de la paz, el del amor. Y aleja de nosotros los reinos de la tiranía y de la explotación. HÁGASE TU VOLUNTAD siempre y en todas partes. En el cielo y en la tierra. Que tus deseos no sean obstaculizados por los hijos del poder. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA que está amasado con paz, con justicia, con amor. Aleja de nosotros el pan de cizaña que siembra envidia y división, porque mañana puede ser tarde: la guerra amenaza y algún loco puede iniciarla. PERDONA NUESTRAS OFENSAS no como nosotros perdonamos, sino como Tú perdonas, sin dar lugar al odio. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN de almacenar lo que no nos diste, de acumular lo que otros necesitan, de mirar con recelo al de enfrente. LÍBRANOS DEL MAL QUE NOS AMENAZA: de las armas, del poder, de la sociedad de consumo, de vivir montados en el gasto, porque somos muchos, Padre, los que queremos vivir en paz.
El Santa Claus original nació en el siglo IV a. d.C. en la antigua Turquía en el pueblo de Lycia. En realidad se llamaba Nicolás de Bari y su aspecto distaba bastante del que hoy se le atribuye, pues se le representaba como un hombre de complexión delgada y gran estatura que vestía como un sacerdote. Dos aspectos de su personalidad que no han cambiado son notorios: su generosidad y gran amor por los niños. El hecho de que se le represente con tres bolsas doradas se debe a que, según cuenta la leyenda, Nicolás de Bari supo en una ocasión que uno de sus vecinos se encontraba en bancarrota y desesperado por no tener la dote de su hija, comprometida para casarse en fecha próxima. Al conocer las tribulaciones de su vecino, Nicolás dejó una bolsa con monedas de oro como un obsequio en la casa del mercader. La boda se celebró sin contratiempos. Desde entonces cobró fuerza la costumbre de intercambiar regalos en Navidad. El nuevo aspecto de tan querido símbolo navideño, un hombre regordete de sonrosadas mejillas y larga barba blanca se debió al arte del caricaturista norteamericano del siglo XIX Thomas Nast, quien representó así a Santa en una ilustración. De 1863 a 1886 este personaje
fue el centro de atracción en la revista Harper's Weekly.
¿Dónde están las manos de Dios?. Cuando observo el campo sin arar, cuando los aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada y abandonada me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carentes de recursos para defender sus derechos, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando contemplo a esa anciana olvidada, cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja y a sus hijos deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando a esa chiquilla que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca y se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico, su miserable cajita de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán titiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto: ¿dónde estarán las manos de Dios? Y me enfrento a Él y le pregunto: ¿dónde están tus manos Señor? para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados. Después de un largo silencio escuché su voz que me reclamó, "no te das cuenta de que tú
eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar estrellas". Y comprendí que las manos de Dios somos "TÚ y YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia se reten a si mismos para ser las manos de Dios. ¿Cómo hablar de Dios a los más pequeños? Apenas saben hablar y ya plantean cuestiones fundamentales sobre la muerte, la vida... Todos los padres no tienen una vida guiada por la fe que puedan transmitir a sus hijos. Y, sin embargo, sienten la necesidad confusa de "darles una educación cristiana". ¿Cómo ayudarles? ¿Qué deben hacer? Las preguntas les llueven a los padres más jóvenes cuando su chavalines comienzan a decirles cosas como éstas: «¿Pero donde está Dios, papi?», «¿Por qué no lo veo?». Y confiesan que no saben qué responder a sus hijos. Los más pequeños asimilan por ósmosis, las vivencias de los mayores (tanto de fe como de incredulidad). A través de las realidades familiares en los primeros años, y del ambiente que viva más tarde en la escuela, irá despertándose en ellos la idea de Dios. Son los «gestos» cotidianos los que conducen a los niños a Dios: sentarse a la mesa preparará la Eucaristía; el perdón a los hijos iniciará en el sacramento de la Penitencia (o sacramento del gozo y de la amistad); el diálogo que los mayores mantengan con ellos les abrirá a la oración cristiana. Evitar las imágenes falsas de Dios - Un Dios que nos castiga con frecuencia. - Un Dios que impone órdenes, del que dependen las guerras, las catástrofes, la muerte... - Un Dios lejano, al que no podemos llegar. - Un Dios al que podemos «meter» en una fórmula perfecta, a través de la cual ya lo hemos conocido plenamente. - Un Dios definido con términos que no dicen nada a los más pequeños (Todo-bondadoso expresa al niño mejor lo que es Dios que Todopoderoso).. - Deben saber que también para los mayores hay cosas difíciles de entender. Cosas que ocurren, que Dios no las quiere para nosotros. ¿Cómo hablarles de Dios? Desde el cultivo de los valores humanos como plataforma necesaria sobre la que iniciaremos en la fe a los pequeños. - Descubrir a los otros. - Fomentar la confianza en ellos mismos. - Formarles en el gusto por el esfuerzo y la superación. - Estimularles para que sepan afrontar el riesgo. - Despertarles la admiración por lo bello, lo gratuito... - Desarrollar la capacidad de escucha, de reflexión, de silencio...
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Gustar la amistad, el perdón, el compartir...
Y, sobre esta base en su educación humana, presentarles a Dios desde su realidad, desde sus experiencias fundamentales. Estas experiencias se fundamentan en: El descubrimiento de la vida. La vida es el gran regalo de Dios. El Señor es nuestro Creador. El ha hecho todas las cosas para nosotros. Su propio crecimiento. Dios nos da la fuerza para crecer. Dios nos dice: «Vive y crece». Dios es nuestro Padre. El amor. Dios me ama y quiere que sea feliz. Yo puedo amar a los demás y hacerles felices.
Padre, acogida, la ternura, el
Una cosa hay que tener clara. Vuestro hijo/a se dirigirá un día a Dios como si ha tenido la experiencia de la amor de un padre y una madre que se quieren entre sí y quieren de verdad a su hijo... Padres,
hay que pedir a Dios que nos ayude en
esta tarea. Y rezárselo as