Canción: Todos Mirando Artista: Barricada Había sido un curso duro para nosotros. Chicas más bien, puesto que los chicos no somos mayoría, sino minoría. Minoría, eso sí, aplastante. Hasta llegamos al PIPE (que quiere decir, no se lo pierda querida lectorceta o lectorcete, Programa de Iniciación Profesional Especial de Hostelería, es decir, de Cocina y Servicios) Nosotros chicas y chicos nos habíamos tocado las narices, pero con las dos manos. Ser los “pobrecitos” alumnos con dificultades para trabajar, nos había servido para no pegar ni sello. Desde que habíamos caído en manos de aquel tipo de escaso pelo y abundante edad, la artimaña no había dado resultado. El profe, Javier era su nombre, nos había ido pillando. Exigía a cada uno lo que era capaz y un poco más. Así, habíamos tenido que abandonar nuestra amada vagancia, a quien habíamos abrazado durante mogollón de años. ¡A currar como leonas y leones, éstos últimos un poco menos! En ocasiones, conseguíamos engañar: que si la cabeza, las tripas, ganas de devolver, la regla, la boca, las muelas... Pero, claro, no servía para todos los días.
Nuestro objetivo era librarnos de Javier, pero no sabíamos cómo hacerlo. No sabíamos si procurar que le pillase un Cebada Gago, mandarlo a otro instituto, para globalizar un poquito la desgracia o jubilarlo por anciano. Aún estaban frescas y lozanas las abundantes calabazas recibimos, cuando los que mandan, aunque casi siempre lo suelen hacer mal, esta vez, tuvieron la feliz idea de pasar un profesor, profesora encima, del otro centro y hacer que Javier saliese catapultado. Así, sin enterarnos, estuvimos a punto de librarnos de Javier. Mientras “el melenas” (ja, ja melenas) navegaba en piragua por el Niger hacia Tombuctú, en la Calle Santo Domingo, donde pasean precisamente los toritos de la Ganadería Cebada Gago, liberanos nosotros once alumnos: Javier no estaría en Ibaialde el curso 2007-2008. Tampoco le iba a ir mal. Trabajaría encantado al lado de su casita, de su mujercita y de su perrita con unos alumnos encantadores que se portarían como santos del cielo y se lo comerían a besos y babas. “¡Sí Don Javier!” “¡La tarea estará hecha para mañana, sin falta, Don Javier” “¡Qué majo es Don Javier!” ¿Qué más podía pedir el merluzo de Javier? Nada. Pero, como los merluzos son ¡eso, merluzos! y disfrutan rayando a los alumnos, éste merluzo concreto no quería irse por nada del mundo. Marisa y Manolo, con lo bien que nos rayan los tres juntos, tampoco querían que se fuese. Total que se empeñaron en solicitar la continuidad de Javier. Y va y... ¡Zas! Lo consiguieron y, Javier se ha quedado. Eso sí, va a trabajar junto a una chica lo que hace suponer que se relajará y suavizará un poco. El verano, como cantaba Sabina, duró lo que tardó en llegar septiembre. Mientras, cada de nosotros fuimos imaginando mentalmente la película macabra de las futuras clases: ¡Muévete y ordena las hojas, Carlos! ¡A repasar Europa, Elena! ¡No te tumbes y saca los precios, Nieves! ¡Prensa, a ver cuántos le han metido a la Real, Ekaitz! ¡Calla ya, Noemí y prepara el control de informática! ¡Arkaitz, deja de mover el lápiz! ¡Leire, olvida la garganta y saca el cuaderno! ¡Vidilla, Itziar! ¡Manejando euros, Damaris, que no estás en la Procesión! ¡Las tablas, Mari Mar! ¡Sacad el teatro! ¡Despierta, Miguel, que no estás en Misa en Larraga! ¡Acabad en casa el relato de… tres folios por lo menos! La depresión se apoderó de nosotros, pensando que no volveríamos a ligar nuestraamada Vagancia.
De Dámaris, la moza con cara de benedictina, fue idea. Once móviles hicimos conexión por el aire. Mil conversaciones rasgaron el espacio sobre Alsasua, Valencia, Tiebas, Granada, Sallent, Zizur, Lugo, Barañain, Mutilva, Pamplona, Larraga… Fueimos urdiendo un plan. Un plan concienzudo que dejaría a Marisa, Consuelo, la nueva, Manolo y Javier con tres palmos de narices. Aquel plan nos libraría de dictados, pucheros, euros, calamares, relatos, salsa de tomate, seleccionar y guardar, masa de pan, viaje por Navarra, chapas de Marisa, dictado, pollo, precios, fregadera, control de... Nos veríamos libres de Marisa, de Don Manuel y del insufrible Javier. El plan consistía en... “¡La Fuga!” Una fuga que nos llevaría alrededor del planeta, algo con lo que nosotros no contaban. Tampoco contábamos con lo que iba a suponer a cada uno de nosotros. Carlos tendría que comer cotorra asada por una bellísima azafata, Mari Mar y Arkaitz permanecería junto, mudo y quieto como estatuas ante la mirada de los caníbales, Ekaitz correría despavorido delante de un cocodrilo. Nieves abandonaría a su amiga Elena que sería suspendida. Itziar tendría que gritar y abofetear violentamente a sus amigos para despertarlos. Leire se vería obligada romper la foto de Manolo. Noemí sería coronada como princesa. Dámaris afirmaría que Granada es un pueblo indecente. Yo acabaría intentando matar un par de monjas. Total que nuestro plan, ¡La Fuga!, nos iba a costar un precio. Pero, a cambio, nos libraríamos de los profesores. Sobretodo de Javier cuya continuidad desgraciadamente se había producido.
RETRATOS:
FORMAS DE VIDA:
C0MIDAS:
RECETA: AJOARRIERO INGREDIENTES: 1 Kg. BACALAO. 2 PIMIENTOS ROJOS Y 2 VERDES. 3 CEBOLLAS. SALSA DE TOMATE. ACEITE DE OLIVA.
ELABORACION: 1.- La víspera desmigar el bacalao y ponerlo a mojo en agua fría corriente junto con las pieles. 2.- A la hora de hacer el bacalao, preparar un fondo de cebolla, pimiento rojo y pimiento verde y fondearlo en aceite de oliva. Cuando está bien pochado, añadir las pieles, rehogar un poco y añadir el bacalao que rehogaremos unos minutos para después añadir la salsa de tomate.