Capitulo6

  • December 2019
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View Capitulo6 as PDF for free.

More details

  • Words: 1,014
  • Pages: 6
CANCION: My Number One ARTISTA: Elena Paparizou Cuando yo abrí los ojos y vi unas monjas a mi lado me sentí en el cielo, pero el careto de Carlos moviendo las orejas tras las monja me devolvió a la tierra. Yo, hablando, les conté que íbamos hacia oriente en busca de un tesoro -¡Que interesante!- dijo la mas gorda de las dos- ¡Que casualidad!añadió-. También nosotras vamos hacia el este y, además, viajamos en un autobús vacio. Nos encetaría que vinieseis con nosotras. Aunque a las chicas no les hacia mucha gracias las monjas, pues estaban todo el rato murmurando de sus exageradas minifaldas, todos decidimos que era una buena ocasión para conocer Grecia y llegar a Estambul. La siguiente mañana Roma nos perdió a nosotros los alegres visitantes que la abandonamos en un confortable autobús. Una parada en Venecia nos regalo un paseo romántico en góndola. Luego nos despedimos definitivamente de la pasta, de las pizzas y de los helados al abandonar Italia para dirigirnos a la antigua Yugoslavia.

Al atravesar Sarajevo, pudimos observar viviendas destruidas, niños cuyos enormes ojos seguían al autobús girando la mirada a su paso y adultos con tristeza y el horror de la guerra pintados en la cara. -¿Qué les pasa? –pregunto Nieves. Ekaitz, que está al tanto de las noticias, respondió: -Hace unos años, aquí en los Balcanes, tuvo lugar una gran guerra. Fue tan espantosa, como todas. Murió mucha gentes. El dolor permanece. Tras descansar en la ruta, llegamos de mañana a la frontera griega. Los guardas fronterizos resultaron ser simpatiquísimos, y guapos, según Noemí. Conforme avanzamos hacia el sur, el calor y la alegría nos fue envolviendo. En la primera playa que vimos, detuvimos el autobús y

nos dimos el gran baño. Allí un

griego muy elegante que manejaba una motora nos propuso llevarnos a una maravillosa isla de Egeo con playas del sueño. Aunque las monjas votaron en contra, nosotros ganamos la votación. Acordamos el precio con el griego y zarpamos. El griegos tenían razón. Era una isla muy hermosa con un hotelito barato y muy blanco junto a una playa inmensa y paradisiaca. Nos quedamos, claro. -¡Yupiii! ¡Que maravilla es el Mediterráneo- grito Damaris -¿Os imagináis a Manolo y Javier allá?- apuntó Mari Mar -¡Eso, eso! ¡Allí bajando al instituto con frio, niebla, lloviendo..! Cuando nos acordábamos de nuestros profesores, nos partíamos de risa. Aunque en el fondo, no nos hubiese importado demasiado compartir ese, solo un momento, con ellos aquellas playas de ensueño y delicioso y cálido mar azul turquesa. Ekaitz nadaba entusiasmado sin perder de vista el horizonte. Pretendía encontrar a una sirena pero solo descubrió a Carlos nadando como Poseído, el dios del mar. Los que quedábamos, sin profesores que nos

hicieran aguadillas, buceábamos como delfines. Elena, haciéndose la indispuesta pretendía ligar con algún morenazo de la tierra. ¡Cómo estaba Elenita ! Al atardecer, llegaba la música. Lleva por la playa. Era una banda de música que arrastraba un carromato por la orilla. Tocaban el sirtaky, un baile que hacia años estuvo de moda en Pamplona. Fue demasiado. Hasta las mongas regordeta acabaron bailando. Eso si nos extraño a nosotros, lo bien que las mongas contoneaban sus caderas y los biquinis tan descarados que lucían. Las citadas monjitas se empeñaron en continuar. Parecían tener prisa por seguir hacia Turquía. Pero nosotros nos negamos a quedarnos sin disfrutar del Mediterráneo. Hubo una votación. Nosotros once contra dos gano la postura de quedarnos en la playita griega Las mongas nos amenazaron con seguir solas. Nosotros les dijimos que debían acatar lo acordado por mayoría, pero allá ellas y que si querían y si que si lo preferían, podrían largarse. La firme decisión de nosotros les obligo a ceder. Nos quedamos Después de una semana, por la mañana en la playa nadábamos o tumbados y por la tarde bailando, atravesamos tierras quemadas hacia Atenas. De Atenas lo mas que nos gusto fue el Partenón, un templo muy antiguo que aun queda en pie y esta lleno de frisos esculturas y bellas estatuas. Nieves pretendía seguir disfrutando del arte, pero las mongas les entro la prisa por correr a Estambul -Estambul nos espera- repetían la mas guapa de las dos. Esta vez cedimos y volvimos a tomar el autobús. Aunque de noche, cosa rara, nadie sospechamos nada. Antes de llegar a la frontera turca, se escucho un ruido. Fui yo quien descubrí como las mongas sigilosamente registraban a Noemí, que dormía como una tronca, en busca del plano. Al ser descubiertas tiraron los hábitos,

salieron corriendo. Yo las perseguí, pero no las pude atraparlas estaban gordas, pero agilísimas.

FORMAS DE VIDA:

pues

RETRATOS:

COMIDAS:

RECETA: MUSAKA Ingredientes: (para 8 personas) 2 kg. de berenjenas 2 cebollas aceite de oliva 1 kg. de carne de cordero picada

750 g. de tomate 200 ml. vino blanco seco 60 g. de mantequilla 1 l. de leche 2 yemas de huevo 75 g de queso rallado nuez moscada orégano sal pimienta

Elaboración: Comenzamos por preparar las berenjenas, una vez limpias y sin tallos las cortamos en láminas de un centímetro de grosor. Las secamos bien y las dejamos reposar un rato antes de freír. Por otra parte picamos la cebolla y la salteamos conjuntamente con la carne, un par de dientes de ajo, y por último el tomate escaldado y troceado sin piel. Pasados cinco minutos agregamos el vino blanco y dos cucharadas de jugo concentrado de tomate. Esperamos a que reduzca en una media hora, corregimos el punto de sal si fuera necesario y condimentamos con orégano. En una placa de horno montamos nuestra Moussaka, alternando láminas de berenjena con queso rallado y nuestra farsa de carne y verduras. A modo de lasaña vamos levantando pisos napando también cada sección con salsa de tomate y bechamel (mantequilla, leche, nuez moscada, 2 yemas de huevo). Para terminar, la introducimos en el horno y a 180º mantenemos el plato unos 60 minutos. Sacamos la placa unos minutos antes, y aplicamos un último golpe de gratinador hasta que se nos funda el quesito rallado de la superficie. Emplatar y listo.

Related Documents

Capitulo6
November 2019 22
Capitulo6
October 2019 19
Capitulo6
October 2019 18
Capitulo6
December 2019 22
Capitulo6
November 2019 24
Capitulo6
June 2020 4