A partir de entonces, Comte eleva la concepción nosológica de Broussais al rango de axioma general, y no sería excesivo afirmar que le acuerda el mismo valor dogmático que a la ley de Newton o al principio de d'Alembert. Por otra parte, es cierto que, cuando trata de vincular su principio sociológico fundamental "el progreso no es más que el desarrollo del orden" con algún otro principio más general -capaz de validarlo-, Comte vacila entre la autoridad de Broussais y la de d'Alembert. Unas veces se refiere a la reducción llevada a cabo por d'Alembert de las leyes de la comunicación de los movimientos a las leyes del equilibrio [28, 1, 49094], otras al aforismo de Broussais. La teoría positiva de la modificabilidad de los fenómenos "se condensa por completo en ese principio universal que resulta de la extensión sistemática del gran aforismo de Broussais: toda modificación, artificial o natural, del orden real se refiere sólo a la intensidad de los respectivos fenómenos..., a pesar de las variaciones de grado, los fenómenos conservan siempre la misma disposición y todo cambio de naturaleza propiamente dicho, es decir de clase, es por otra parte reconocido como contradictorio" [28, 111, 711. Progresivamente Comte llega casi a reivindicar para sí mismo la paternidad intelectual de ese principio, en virtud de la extensión sistemática que le ha dado, exactamente de la misma manera en que al comienzo estimaba que habiéndolo tomado de Brown podía Broussais reivindicarlo para sí mismo, en virtud del uso personal que le había dado [28, IV, Ap. 223]. Aquí es necesario citar un pasaje bastante extenso, que resultaría debilitado si se lo abreviara: