Bonnie & Clyde Comentarios:
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Las virtudes de Bonnie y Clyde, cinta de Arthur Penn (Filadelfia, 1922) son muchas. Comencemos por decir que esta cinta contiene en sí la temática, estética y dinámica que sería luego ampliamente explotada en cintas posteriores, de géneros distintos. Pocas cintas de la época generaron tal cantidad de comentarios, críticas y controversia como esta. Las razones también son muchas, pero sobresalen principalmente la violencia explícita que se manejaba (en el año de su estreno, 1967, era algo totalmente impactante), además de darle una nueva dimensión al cine de gangsters, a la comedia romántica, de humor negro y por supuesto, a las road movies. Bonnie Parker (Faye Dunaway) y Clyde Barrow (Warren Beatty) forman la pareja protagonista. Luego de un casual encuentro comienzan una espectacular carrera delictiva que se extiende desde Texas hasta Oklahoma. A bordo de autos robados, Bonnie y Clyde recorren los caminos reclutando miembros para su pandilla (la pandilla Barrow), ganándose antipatías y simpatías entre la gente y los medios. Una de las secuencias iniciales de la película muestra a Bonnie mirándose al espejo, recorriendo su habitación y asomándose a la ventana con una franca actitud mezcla de desasosiego y hastío. Lo que asombra aquí es la capacidad de Penn al delinear perfectamente el personaje de Dunaway en solo unos cuantos segundos (esta secuencia no rebasa los dos minutos), luego descubre a Clyde, cuando trata de robar el auto de su madre. La conexión entre ambos personajes es inmediata. Pronto descubrimos que, efectivamente, Bonnie es una persona presa en varios sentidos de su ambiente aburrido y monótono, en un pueblo anodino que no le proporciona ninguna emoción. Clyde se convierte entonces en su forma de escape, la persona que le proveerá el sentido que su vida necesita. Clyde, por su parte, ansía una vida glamorosa, luego de estar preso por robo a mano armada en la prisión estatal se muestra dispuesto a recuperar todo aquello que piensa, le corresponde. La pareja gana notoriedad y fama a través de la simpatía que genera en la gente que es sigue sus peripecias a través de los diarios y revistas o que es inclusive víctima de sus atracos. “Nosotros robamos bancos”, es la frase que repiten varias veces en la cinta como carta de presentación. Las razones de esta simpatía generalizada recae en las características de sus personajes (que, como se mencionó antes, Penn establece de forma magnífica), mezcla de ingenuidad, elegancia, comicidad e inclusive solidaridad con la gente desposeída. Baste mencionar, por ejemplo, la escena donde Bonnie le da su arma a dos hombres (uno de raza blanca y otro negra) para que descarguen su furia disparando a una casa que les ha sido despojada por el banco, o aquella donde C. W. Moss, un joven reclutado por ellos para efectuar sus robos, en pleno atraco de un banco prefiere aparcar el auto de huida en la plácida sombra al lado de una acera. Al final, apenas pueden huir, luego de que Clyde mata a un hombre de un balazo en pleno rostro.
Bonnie por su parte, los coloca en las portadas de revistas y los diarios. Escribe “La balada de Bonnie y Clyde” y la manda a un periódico, luego posa para la prensa sujetando una ametralladora, con un cigarro en sus labios. Varios críticos han hecho notar las razones para estas simpatías generadas. La cinta está ubicada en los años de la gran depresión estadounidense (al igual que Las Uvas de la Ira, la cinta anterior del ciclo), una época donde las compañías privadas y los bancos despojaban sin piedad a las personas de sus propiedades y esperanzas. En este contexto, las figuras de Bonnie y Clyde como asaltantes de bancos se convertían casi heroicas para algunos. El final llega para los protagonistas en una forma espectacularmente violenta. La violencia aquí cobra especial significado, es, como dice Pauline Kael, algo que a nosotros como espectadores, nos hace pagar nuestra cuota por las risas. “La sucia realidad de la muerte [como también apunta Kael en su crítica] es necesaria... Bonnie y Clyde necesita violencia; la violencia es su significado” La cinta contiene influencias notables de la revitalizante nueva ola francesa, menciono por ejemplo Banda Aparte (Bande à part) o Sin Aliento (À Bout de souffle) de Godard, o también Jules y Jim (Jules et Jim) de Truffaut, influencias que Arthur Penn adecua con singular maestría al panorama particular del cine de Hollywood de aquellos años. Se corre también cierto riesgo con esta cinta. Sin una perspectiva adecuada puede dejar de notarse parte de su grandeza. Sirven aquí estas palabras de Roger Ebert, crítico de cine: “Hoy, la frescura de Bonnie y Clyde ha sido absorbida por otras incontables cintas, y es difícil ver qué tan fresca y original se sentía en 1967, esto puede no ser obvio para aquellos surgidos a la sombra de su influencia”. La invitación es entonces a valorar (o revalorar) esta cinta, para descubrir la grandeza que encierra y su influencia innegable que perdura hasta nuestros días.
Bonnie y Clyde (Bonnie and Clyde. EU, 1967) Dirigida por Arthur Penn Escrita por David Newman y Robert Benton Con: Warren Beatty (Clyde Barrow), Faye Dunaway (Bonnie Parker), Gene Hackman (Buck Barrow), Michael J. Pollard (C. W. Moss), Estelle Parsons (Blanche Barrow), Gene Wilder (Eugene Grizaard).