Bajo La Bandera De Lucifer.pdf

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Revista Iberoamericana de Teología ISSN: 1870-316X [email protected] Universidad Iberoamericana, Ciudad de México México

Medellín Erdmann, Rodrigo A. Bajo la bandera de Lucifer. Una hipótesis teológica sobre Marcial Maciel a la luz de la meditación ignaciana de Dos banderas. Hacia una necesaria reforma eclesiástica y legionaria Revista Iberoamericana de Teología, vol. X, núm. 18, enero-junio, 2014, pp. 39-79 Universidad Iberoamericana, Ciudad de México Distrito Federal, México

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Ribet / Vol. X / N° 18, enero-junio 2014, 39-79 Derechos reservados de la uiA, ISSN 1870316X

Bajo la bandera de Lucifer. Una hipótesis teológica sobre Marcial Maciel a la luz de la meditación ignaciana de Dos banderas. Hacia una necesaria reforma eclesiástica y legionaria

Rodrigo A. Medellín Erdmann1

Resumen A raíz de las revelaciones sobre conductas reprobables de Marcial Maciel Degollado, fundador de la Legión de Cristo y de su movimiento laical Regnum Christi, se polémica consistió en ofrecer una explicación de esta personalidad tan controvertida. Más allá de análisis psicológicos/psiquiátricos o de valoraciones morales, el presente trabajo propone una hipótesis de índole teológica, es decir, que explique el conjunto de evidencias sobre su persona a la luz de las relaciones trascendentes y el impacto que ha tenido y sigue teniendo en la Iglesia y en el mundo. Se reportan

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Licenciado en Relaciones Industriales por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; licenciado en Filosofía por el Instituto Libre de Filosofía y Ciencias, México; master en Sociología por la Universidad de Fordham, Nueva York; doctor en Sociología por la Universidad de Harvard, Cambridge, Mass.; licenciado en Teología por el Colegio Máximo de Cristo Rey de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, México; estudios de lenguas y humanidades en el Centro de Estudios Humanísticos Superiores de Sta. Ma. de Veruela, España; Especialidad en Patrística por el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos, México. Es autor de varias publicaciones sociológicas y teológicas. Prolongación Niños Héroes 259-B, Tepepan, Ciudad de México, Código Postal 16020. Teléfono/Fax: +52 (55) 5676-2952. Correo electrónico: [email protected]

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las acciones que la Santa Sede ha realizado en relación con la Legión. Final-

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del hombre con Dios. Se analizan las repercusiones del fundador sobre sus obras,

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desató una polémica a favor o en contra de su persona y sus obras. Parte de la

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mente, se sopesan las posibilidades de una necesaria reforma eclesiástica, incluyendo la superación de las resistencias a la emprendida por el papa Francisco, y de una real transformación de la Legión. Palabras clave: Legión de Cristo, Maciel, pederastia, bandera de Lucifer, Juan Pablo II

Summary When the reprehensible behavior of Marcial Maciel Degollado, founder of the Legion of Christ and its lay movement Regnum Christi, came to light, a controversy ensued in favor and against his person and his work. Part of the controversy revolved around a possible explanation of this personality. Beyond a psycho-social analysis or moral evaluation, the present paper advances a theological hypothesis attempting to explain the total sum of his personal traits under the light of man’s transcendent relations with God. The founder’s impacts on his works are analyzed, as well as its in uence on the Church and society. The Holy See’s interventions in the Legion’s life are described. Finally, the possibility and convenience of an ecclesiastical reform are considered, as well as the resistances to Pope Francis’

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relevant attempts and the likelihood of a real transformation of the Legion.

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Key words: Legion of Christ, Maciel, paedophilia, banner o Lucifer, John Paul II

Antecedentes Al menos desde 1997, ha habido repetidas acusaciones públicas de conductas viciosas y delictivas del sacerdote Marcial Maciel Degollado, de origen mexicano. Por largo tiempo, tanto las autoridades de las congregaciones fundadas por él, la Legión de Cristo y su organización laical Regnum Christi, como representantes de la jerarquía eclesiástica, negaron las inculpaciones o trataron de ocultarlas. Sin embargo, han surgido evidencias innegables de conductas de su fundador altamente reprobables. Los legionarios han tenido que aceptar que lamentablemente llevaba una supuesta doble vida que “les era desconocida”, según dicen; algunos han pedido perdón a las víctimas y a quienes hayan sufrido moralmente por estas revelaciones. Un cierto número, inclusive, ha dejado la Legión o siguen en ella con cierta perplejidad, buscando un camino propio.

B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

1. La persona La conducta de Maciel

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Además de reportajes de prensa y artículos de revistas, hay varios libros que han documentado el tema. Por ejemplo: Jason Berry y Gerald Renner, El Legionario de Cristo. Abuso de poder y escándalos sexuales bajo el papado de Juan Pablo II (México: Random House Mondadori, 2010); José Martínez de Velazco, Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo (Barcelona: Ediciones B.S.A., 2004); Fernando M. González, Marcial Maciel. Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos (México: Tusquet Editores, 2006); Carmen Aristegui (ed.), Marcial Maciel, historia de un criminal (México: Grijalbo, 2010); Nelly Ramírez Mota Velazco, El imperio de Marcial Maciel (México: Planeta, 2011).

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Gradualmente, han aparecido más y más detalles de las conductas reprobables de Maciel. Sin entrar en particularidades, se pueden clasi car como irregularidades nancieras, desordenes sexuales, drogadicción, mentira, hipocresía, entre otras. Evidencias innegables han sido sus largas relaciones de concubinato, y poligamia, con al menos dos mujeres, una en España y otra en México, y haber engendrado al menos una hija y dos hijos. Abundan acusaciones de violaciones a adolescentes, aun a sus propios seminaristas. También son señalados sus dispendiosos gastos en una vida lujosa, y el consuetudinario consumo de estupefacientes.2 Todo ello, mientras cultivaba cuidadosamente su imagen carismática de Padre Fundador y una apariencia de virtud y santidad; al grado de lograr concitar muchas vocaciones y seducir a un buen número de personas de altos círculos económico-sociales y eclesiásticos en ámbitos nacionales e internacionales, a quienes les provocaba admiración y quienes le hacían importantes aportaciones nancieras y rendían honores en un cuasi culto a su personalidad. Es sin duda notable la in uencia que en breve tiempo llegó a tener él, la Legión y su movimiento laical Regnum Christi, tanto dentro de la Iglesia como en amplios círculos de poder, y notable también el caudal de recursos económicos que llegaron a obtener y acumular. Su conducta re ejaba una presunta doble vida, como la han catalogado muchos legionarios, cada una de gran intensidad: por una parte, el clérigo con aureola de santidad, fundador, de gran prestigio e in uencia eclesial y social; y por la otra, el hombre marcadamente vicioso y moralmente degenerado, y un verdadero delincuente.

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Sin embargo, ¿es ésta una explicación adecuada de la conducta anómala de Maciel y de las consecuencias de la misma, que han prevalecido incluso hasta después de su muerte? Estas preguntas son de relevancia, pues la Legión y el Regnum Christi siguen afectando la vida de una multitud de personas, y siguen teniendo in uencia sobre sectores de la propia Iglesia.

Una explicación benigna

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Para entender la conducta de Maciel arriba descrita, se han propuesto diversas explicaciones según las varias escuelas de psicología, desde ser una persona psicológicamente muy enferma, hasta un psicópata o una personalidad estructuralmente perversa que incluye la transgresión de la ley natural, de las leyes divinas y las civiles, carencia de mecanismos de autocensura y sentimientos de culpa, abuso del prójimo, considerado como objeto de placer, premeditación para el ocultamiento de sus transgresiones, entre otros medios mediante el voto del silencio impuesto (“voto de caridad”), etc. Especialistas en estos temas han desarrollado más detalladamente estos planteamientos.

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Explicaciones psicológicas

Hacia una hipótesis teológica

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Quienes, tras las revelaciones irrefutables de la conducta de Maciel, han permanecido adictos a la Legión y al Regnum Christi, o bien no aceptan la evidencia, o se duelen de lo que han denominado “una doble vida”, la cual consideran ciertamente no justi cable, pero sí hasta cierto punto explicable y comprensible en un hombre falible como Maciel, el cual, no obstante, logró obras admirables, dicen, que sus partidarios mucho alaban. Algunos consideran que se trata de peccata minuta, de pequeñas faltas en un hombre por lo demás admirable por la trascendencia de sus obras.

Sin prescindir de explicaciones como las planteadas, o algunas más en el ámbito de las ciencias psicosociales, este trabajo intentará presentar una hipótesis de naturaleza teológica, es decir, en el ámbito de las relaciones trascendentes, positivas o negativas, del ser humano con Dios.

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B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

Maciel eligió desde su juventud una vida en el ámbito religioso, en una carrera sacerdotal, y con un empeño muy marcado de fundar una congregación que fuera aprobada por la Santa Sede. Su vida, pues, se desenvolvió mayormente en el campo de la religión. Desde este ángulo, ¿qué explicación puede proporcionar la propia religión para entender la conducta y la personalidad de Maciel?

¿Simple perversión moral o verdadera inmoralidad?

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El canon 977 del Código de Derecho Canónico establece: “Fuera de peligro de muerte, es inválida la absolución del cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo”, y el 1378, § 1: “El sacerdote que obra contra lo prescrito en el can. 977, incurre en excomunión latae sententiae, reservada a la Sede Apostólica”.

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Entre las formas de conducta que más han reprobado los enterados, sobresalen las agresiones sexuales, sobre todo la pederastia contra niños y adolescentes que habían ingresado a la Legión como seminaristas, y aun contra sus propios hijos, según revelaciones recientes. De otra naturaleza, igualmente inmoral, fueron las largas relaciones sexuales con mujeres concubinas y aun con legionarios adultos, todo ello contrario a su carácter religioso y sacerdotal. Muchos de esos actos constituyen delitos de carácter civil o penal; en el ámbito religioso, son pecados graves contra Dios, a quien supuestamente servía. Si bien nadie puede juzgar el fuero interno de ninguna persona ―de internis neque Ecclesia (del interior íntimo del hombre frente a Dios, ni la Iglesia puede juzgar), dice un principio tradicional— había en su conducta elementos perceptibles constitutivos de ofensas mortales a la divinidad por razones del todo egoístas de satisfacción de las pasiones carnales propias, y el correspondiente atentado contra la dignidad de los próximos agredidos. Todo ello se vuelve más grave en el orden religioso por la consiguiente profanación sacrílega de los sacramentos: la celebración de la santa misa y la recepción de la eucaristía en pecado mortal, la absolución de cómplice en la confesión3, entre otros. Muchos otros vicios morales han ido apareciendo, algunos ya mencionados, como tra car y lucrar con las cosas sagradas (simonía), el fraude nanciero, la drogadicción, el engaño, la mentira, la hipocresía, la manipulación de personas, el plagio autoral, la falsi cación de documentos, el encubrimiento de perversiones, la impunidad por el mal cometido.

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Pero todas estas formas de conducta, si bien condenables en el orden moral, son a lo más síntomas o manifestaciones de una situación religiosa personal más profunda y cuestionable. Todavía no muestran el meollo de la relación íntima de la persona con la divinidad. Se podrían considerar como la cúspide de un témpano de hielo que apunta hacia un trasfondo mucho más profundo y de más gravedad en el ámbito religioso.

Una opción radical La hipótesis teológica que a continuación se propone para explicar la conducta de Maciel se enmarca en los planteamientos que expone san Ignacio de Loyola en la meditación de “Dos Banderas”, en sus Ejercicios Espirituales4. Quienes estén familiarizados con los Ejercicios, podrán entender sin ninguna di cultad la hipótesis. Para quienes no lo estén, hace falta una breve explicación.

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Las dos banderas Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio constituyen un proceso metódico de oración, meditación, introspección, que le permite a quien los realiza “buscar y hallar la voluntad de Dios” en lo personal, para su vida concreta. Implican lograr un alto grado de libertad interior para no dejarse in uir por inclinaciones inapropiadas, y decidirse a seguir el plan de Dios para su persona y su vida. Hacen posible una relación personal directa, íntima con la divinidad, y una rme decisión de seguimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Desde que fueron diseñados, hace más de cuatro siglos y medio, millones de personas han tenido esta experiencia inigualable. En la etapa de los Ejercicios en la que se van a tomar las grandes decisiones, san Ignacio plantea al ejercitante una meditación que le aclare las opciones o caminos alternativos que va a enfrentar, de manera que en su elección no vaya a caer en algún error o engaño. La meditación de “Dos Banderas” presenta en forma de una metáfora cuasi militar, muy propia de la experiencia de san Ignacio y de la época, cómo dos bandos —dos banderas— con sendas propuestas o proyectos alternativos de vida se le presentan a los seres humanos: uno, el de Cristo, para bien del hombre; el otro, el de Lucifer,5 el “enemigo de la 4

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Cfr. Ignacio Iparraguirre, SJ, “Ejercicios Espirituales”, en Obras completas de San Ignacio de Loyola. Edición manual (Madrid: bAC, 1963), nos. 136-147, pp. 225-227. Otro nombre que se da al demonio, al diablo, a Satanás. Más adelante se sugerirá por

B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

naturaleza humana”. La meditación va describiendo los objetivos, estrategias y tácticas de cada proyecto: el de Lucifer primero, y en contraste el de Cristo. Para efectos de claridad en la hipótesis, aquí invertiremos el orden.

La bandera de Cristo En la meditación se presenta a Cristo dirigiéndose a sus apóstoles, discípulos y amigos que envía por todo el mundo a esparcir su doctrina: ...encomendándoles que a todos quieran ayudar en traerlos, primero a suma pobreza espiritual [desapego de las riquezas], y si su divina majestad [Dios] fuere servido y los quisiere elegir, no menos a la pobreza actual; segundo, a deseos de oprobios y menosprecios [sin buscarlos intencionadamente], porque de estas dos cosas se sigue la humildad, de manera que sean tres escalones: el primero es pobreza contra riqueza; el segundo, oprobio y menosprecio contra el honor mundano; el tercero, humildad contra soberbia; y de estos tres escalones induzcan a todas las otras virtudes.6

La bandera de Lucifer

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qué san Ignacio eligió este término, y qué tiene que ver con la hipótesis que se está presentando. Obras completas, no. 146, p. 227. Ibid., no. 142, p. 226.

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Ya que una elección que involucre la vida entera no es fácil, al inicio de la meditación el ejercitante debe “pedir [a Dios] conocimiento de los engaños del

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¿Cuál se debe escoger?

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...cómo hace llamamiento a innumerables demonios y cómo los esparce[...] por todo el mundo[...] y cómo los amonesta para echar redes y cadenas; que primero hayan de tentar de codicia [ambición] de riquezas, como suele[...] para que más fácilmente vengan a vano honor del mundo, y después a crecida soberbia; de manera que el primer escalón sea de riquezas; el segundo de honor; el tercero de soberbia, y de estos tres escalones induce a todos los otros vicios.7

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En la meditación ya se había presentado a Lucifer:

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Todos los fundadores, bajo la bandera de Cristo

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mal caudillo [Lucifer], y ayuda para guardarme de ellos; y conocimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán [Cristo], y gracia para le imitar.”8 Para reforzar la decisión, al nal de la meditación se pide a la Virgen, al Hijo y al Padre “que yo sea recibido bajo de su bandera [de Cristo]”9, en pobreza y oprobios, para más en ellos “le imitar”. En esta forma, los Ejercicios ignacianos presentan con toda claridad los dos proyectos entre los que hay que escoger, y se pide la gracia para ser recibido “debajo de la bandera de Cristo”. Desde luego, hay niveles en el seguimiento de Jesús. Se suele distinguir entre seguimiento con base en los preceptos —al que está obligado todo el cristiano— y seguimiento con base en los consejos evangélicos —pobreza, castidad y obediencia—, como debería haber sido el caso de Maciel, sobre todo por ser religioso y fundador de una congregación religiosa. A lo largo de la vida, cada hombre va tomando una serie de decisiones y opciones que lo acercan o alejan más del proyecto de Cristo o, por el contrario, del proyecto de Lucifer. Si va dejándose arrastrar por la ambición de riquezas, por la búsqueda de honores, fama, estimación y renombre, se va colocando cada vez más “bajo la bandera de Lucifer”, que por cierto es el ideal de éxito que más comúnmente se presenta en nuestra sociedad. De ahí se siguen todos los vicios, crímenes y pecados. Por el contrario, si de veras quiere seguir e imitar de cerca a Cristo, sus decisiones irán en la línea de pobreza espiritual, desprendimiento de los bienes materiales, y aun escasez de los mismos; mayor o menor frugalidad, según el estado de vida en que se encuentre —es decir, algún grado de pobreza actual—, y deseos de oprobios, menosprecios, afrentas, humillaciones —las que Dios le mande, sin dar motivos para ello—, para más asemejarse a Cristo en su pasión y su muerte hasta alcanzar la verdadera humildad, y de ahí a todas las demás virtudes que lo hacen otro Cristo, todo ello bajo la guía del Espíritu Santo.

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A lo largo de la historia de la Iglesia, todos los santos, y en especial los fundadores de órdenes y congregaciones religiosas, han hecho una opción absoluta por la bandera de Cristo: por seguirlo e imitarlo radicalmente en pobreza espi8 9

Idem. Idem.

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ritual y real, en humillaciones y humildad, y en todas las demás virtudes, y han rechazado tajantemente la ambición de riquezas y honores para no caer en la soberbia y en todos los otros vicios, como es el proyecto de Lucifer. En este contexto, han rechazado siempre la tentación de valerse de riquezas y honores en lo personal y en lo comunitario, o como medios e caces en sí mismos para supuestamente hacer avanzar el Reino de Dios.

La hipótesis teológica10

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Hay que recalcar de nuevo que estas re exiones se mantienen en el ámbito de las conductas observables, y para nada pretenden pasar un juicio sobre el fuero interno de la persona, a cuyo misterio sólo Dios tiene acceso.

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A la luz de los planteamientos de esta meditación ignaciana, ¿qué podemos inferir de la conducta de Maciel? ¿Por cuál de las dos banderas fue optando a lo largo de su vida? Toda la evidencia apunta a que no eligió vivir bajo la bandera de Cristo, aunque ésa fuera la apariencia que procuraba dar a los demás. Para fundamentar la hipótesis contraria, que eligió estar “bajo la bandera de Lucifer”, es necesario recorrer el camino inverso a la descripción ignaciana. Hay que partir del cuarto escalón: “todos los otros vicios”, e ir profundizando hacia sus raíces más hondas. O sea, empezar por la conducta perceptible de la persona, por sus acciones viciosas y delictivas, para ir encontrando el origen de ellas y llegar a dilucidar su opción fundamental en el contexto de las dos banderas. El apartado “La conducta de Maciel” presentó el cúmulo de revelaciones sobre el conjunto de sus conductas viciosas y delictivas. En ese sentido, podemos intuir que estamos frente a los resultados de una opción por la bandera de Lucifer. Falta recorrer en forma descendente los otros tres escalones. La soberbia no es fácil de demostrar; pero sí de inferir: si brincamos de los vicios a la búsqueda de honores, y luego a la ambición de riqueza, la inferencia parece razonable. En relación con la soberbia, hay muestras palpables de que Marcial buscó afanosamente los honores, el reconocimiento, la fama. Dentro de la vida religiosa el honor máximo es ser considerado como un santo viviente. Bajo ese cali cativo de santo se creó, al menos dentro de su congregación, un verdadero culto a su persona —Mon Père, como pedía que le dijeran, era auténticamente reverenciado y considerado como santo en vida—. Además, él mismo se envolvió en una coraza protectora de impunidad al instituir un peculiar y privado cuarto voto, el “voto de caridad”, que todos los legionarios

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Dos banderas, dos interrelaciones personales

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La meditación de “Dos Banderas” presenta dos propuestas o dos proyectos de vida; y más a fondo plantea una opción respecto a interrelaciones personales alternativas: una relación personal con Cristo o una relación personal con Lucifer. Así de tremenda es la elección.

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deberían pronunciar una vez terminado el noviciado: se trataba de no proferir nunca nada que pudiera redundar en menoscabo del superior, y de denunciar a quien lo hiciera, es el ocultamiento institucionalizado de cualquier conducta impropia, sobre todo del fundador. De manera que se pueden ir recorriendo claramente los escalones de la bandera de Lucifer en sentido inverso: 1º, los vicios; 2º, la soberbia, que puede inferirse; 3º, el honor mundano; 4º, la ambición de riqueza. De esto último hay también amplia evidencia. Maciel buscó afanosamente obtener y acumula riqueza, bienes materiales, recursos nancieros —aprovechando su gran habilidad de seducir a bienhechores—, en un proceso acumulativo autosostenido: dinero llama a dinero; más dinero llama a más dinero. Adicionalmente, la abundancia de riqueza le servía a Maciel para la satisfacción de sus pasiones propias, y para comprar el silencio y la complicidad dentro y fuera de la Legión. Es presumible que una auditoría nanciera mostrara una gran cantidad de recursos que se utilizaron para ganar lealtades, complicidad e impunidad en sectores de la sociedad civil y en la Iglesia misma. La hipótesis de que Marcial “militara bajo la bandera de Lucifer” se ve soportada, pues, por la evidencia: 1º, una ambición insaciable de riquezas; 2º, un ansia de tener más y más honores, reconocimientos, fama, y de ser admirado y reverenciado; 3º, la inevitable soberbia que todo ello acarrea y 4º, la satisfacción de las propias pasiones y vicios, a cualquier precio. Es un camino muy resbaloso de mentira, engaños, ocultamiento, encubrimientos, chantaje, impunidad, per dia, corrupción, acompañados por la búsqueda incesante de grati caciones de todo género, en todo tipo de apetitos: lujos, manjares, sexualidad desbocada, drogadicción (dolantina), a cualquier costo. La hipótesis es de naturaleza teológica, porque se re ere al ámbito de las relaciones trascendentes, positivas o negativas, de la persona con Dios; del seguimiento de Jesucristo, Hijo de Dios, o bien de la opción por el adversario que se rebeló contra Dios, Lucifer.

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Para Ignacio, una interrelación personal con Cristo consiste en un “conocimiento interno [a fondo] del Señor que por mí se hizo hombre, para que más lo ame y lo siga” en pobreza, humildad, humillaciones, hasta la pasión y la cruz, para resucitar con Él. La interrelación personal contraria la describen los evangelios en el episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto. Según Mateo (4, 8-9): “De nuevo lo lleva consigo el diablo a un lugar muy alto y le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: ‘Todas estas cosas te daré si postrándote me adoras’”. Según Lucas (4, 5-7): “Y llevándolo a una altura le mostró todos los reinos de la tierra en un instante, y le dijo el diablo: ‘Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me han sido entregados, y a quien quiero se las doy. Si tú, pues, me adoras, todo será tuyo’”. Desde luego, el planteamiento de una hipótesis teológica no permite inferir ningún juicio tajante sobre la intimidad de Maciel. Permanecerá siempre un misterio la interrelación personal que pudo sostener y profundizar con el Padre de la Mentira, más allá de militar bajo su bandera, y los términos de esa interrelación.

¿Una doble vida?

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Si la hipótesis teológica propuesta tiene visos de verosimilitud, no es posible considerar que Maciel llevó una vida doble. Por el contrario, llevó una única vida totalmente congruente con la opción fundamental que presumiblemente eligió: el camino de Lucifer, en la búsqueda de riquezas y de honores, que lleva a la soberbia y a todos los otros vicios que se han ido conociendo. El contexto social donde se desarrolló su vida fue el eclesial: primero como seminarista, luego como sacerdote, y después como fundador de una congregación religiosa y director de la misma, y con el Regnum Christi, de colegios católicos. Mantuvo relaciones al interior de la Iglesia y vinculaciones sociales con altos círculos de poder económico y político que alimentaron la expansión y las nanzas de la congregación. Fue en este contexto donde presumiblemente se desenvolvió la única vida de Maciel —vida de riqueza, honores, prestigio y poder (cuya cúspide era dar la apariencia de ser “un santo en vida”), junto con la profunda degradación moral—, una única vida congruente con “la bandera de Lucifer”. A mayor abundamiento, el concepto de una supuesta doble vida implica que una de las vidas fue buena, virtuosa, ejemplar, edi cante, luminosa y

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mani esta, abierta al conocimiento público. Es la que dicen haber conocido y admirado todos los seguidores de Maciel, incluidos sus compañeros más cercanos de la Legión. La otra vida fue obscura, oculta, clandestina, desconocida y totalmente ignorada por sus compañeros —según alegan—, indigna de un cristiano, de un sacerdote y de un fundador. Pero en la hipótesis teológica propuesta, el concepto de doble vida no resulta para nada explicativo de la evidencia. Parece que proponerlo resulta más bien una forma de evitar afrontar con honradez la realidad plena de Maciel, y una forma de desligar la obra que fundó de esa parte obscura y moralmente degradada, supuestamente desconocida para la Legión y el Regnum Christi. En la tradición teológica de la Iglesia, se reconoce la existencia del “misterio del mal”, aunque no en su versión maniquea, una herejía que a rma que hay dos principios increados: uno del bien y otro del mal. El mal es siempre el resultado de opciones de criaturas libres que se volvieron contra Dios. Especícamente se habla de un ángel supremo, criatura excelsa y luminosa, que al rebelarse contra Dios se convirtió de Luzbel (Luz Bella) en Lucifer (aparente “portador de luz”), padre de la mentira, capaz de disfrazarse de ángel de luz y engañar aun a los elegidos. Sólo mediante un discernimiento de espíritus muy cuidadoso se puede descubrir la fuente de las inspiraciones, si provienen del Espíritu de Dios o del espíritu del mal, frecuentemente disfrazado de bien, para no caer en el error o el engaño.

2. La congregación religiosa Heterogeneidad de la institución Como ha sido claro en la diversidad de reacciones que distintos miembros de la Legión han externado a partir de las revelaciones sobre conductas oscuras de Maciel, de ninguna manera se puede considerar la institución como un bloque homogéneo. Existen, patentemente, un buen número de personas honestas, cabales, sinceramente comprometidas con el seguimiento de Jesucristo pobre, humilde y humillado, entregadas al bien de los demás. Algunos han tomado una decisión radical y se han separado de la Legión. Otros estarán atribulados al afrontar una situación contraria a sus ideales. En n, otros habrán retomado la sinceridad, generosidad y amor a Jesucristo que los inspiró en su vocación para seguir adelante a pesar de estas vicisitudes, y es difícil calcular su número. B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

El espíritu del fundador

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La Legión ha tenido que enfrentar demandas judiciales en varios países de familiares de quienes fueron sus donantes, que, según se alega, habían sido víctimas de engaños.

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Sin embargo, desde el punto de vista institucional hay que considerar que en la historia de la Iglesia, toda orden o congregación religiosa de alguna manera hereda y re eja los rasgos propios de la espiritualidad de su fundador. Es el carisma especí co que aporta a la Iglesia: así, la orden de los benedictinos, de san Benito de Nursia; los franciscanos, de san Francisco de Asís; los dominicos, de santo Domingo de Guzmán; los jesuitas, de san Ignacio de Loyola; y las órdenes y congregaciones posteriores, de sus respectivos fundadores. En el caso de los legionarios, sería la espiritualidad de Marcial Maciel. Algunos rasgos aparentes de los legionarios, sobre todo en su modo de proceder y en su estructura organizativa y de autoridad, de alguna manera re ejan conductas características de Maciel, y proporcionan materia prima para ampliar la hipótesis teológica propuesta. Ha sido característica heredada de Maciel la intensa búsqueda legionaria de recursos económicos, supuestamente como medios para su acción apostólica, con frecuencia con métodos de dudosa moralidad y aun legalidad11. Desde luego, el principal procurador de fondos fue el propio Maciel; pero aun en vida de este, y más claramente después de su muerte, la Legión ha seguido el patrón de buscar a grandes o medianos bienhechores. Las revelaciones sobre la “doble vida” de Maciel han reducido en parte la capacidad de conseguir fondos; pero no del todo. Y, desde luego, no han mermado la búsqueda de riqueza. Por otro lado, ha sido también característico el triunfalismo de la Legión: durante mucho tiempo se presentó como la congregación que hoy en día tenía más éxito en la Iglesia, la más destacada, la más pujante, la de crecimiento más rápido, la de mayor expansión de sus instituciones educativas, la de enorme difusión por diversas regiones del mundo, la que moviliza un mayor número de jóvenes y familias por lo demás entusiastas en el Regnum Christi, la de mayor número de vocaciones en sus seminarios, la que más bien hace en la Iglesia. Por todo ello recibió de diversos sectores un gran reconocimiento y frecuentes alabanzas, honores y distinciones, un peligroso camino a la soberbia.

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Una defensa a ultranza

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En el contexto de este triunfalismo, empezaron a aparecer testimonios de la conducta inaceptable del fundador. Una primera reacción de la Legión fue de incredulidad, o de negación de las acusaciones, y de a rmación de la santidad de “Nuestro Padre”. La primera línea de argumentación era: “por los frutos los conocerán” (Mt 7, 16). Si la Legión y el Regnum Christi, decían, son tan buenos frutos, el árbol que los produjo tiene que ser bueno; y cualquier cosa que se diga en su contra tiene que ser falsa. Los “frutos tan buenos” se referían a todos aquellos elementos de éxito mencionados en párrafos anteriores, y a tantas personas de buena voluntad que les eran adictas. Realmente todos estos aspectos impresionaban, y a diversos sectores de la Iglesia les causaron un verdadero entusiasmo. Esos sectores veían en la Legión y en el Regnum Christi una especie de renovación y revitalización que la Iglesia tanto necesitaba, sobre todo frente a los problemas y al decaimiento que afrontaba en otros ambientes y regiones. Para reforzar el argumento, llegaron a acusar a las víctimas de Maciel, que lo empezaban a denunciar, de calumniadores, e intentaron presentar a este como mártir de una penosa persecución a semejanza de la que sufrieron muchos santos en alguna etapa de su vida, y más bien achacaron las calumnias a un verdadero complot contra el Papa y la Iglesia católica. ¿Es explicable, entonces, la enérgica defensa que diversas autoridades eclesiásticas hacían de Maciel y su obra? Alegaban que “por los frutos lo conocerán [a Maciel]”. Desde luego, hoy ya no puede sostenerse el mismo argumento, y más bien puede citarse, a contrario sensu, el mismo pasaje del Evangelio: “No hay árbol malo que dé frutos buenos”.

La intensión legionaria: salvar lo salvable Por eso, para salvar las obras de Maciel, la Legión y Regnum Christi, las autoridades legionarias que lo sucedieron en el gobierno de la congregación hicieron un enorme esfuerzo de lo que se podría considerar un supuesto control de daños, es decir, acciones y declaraciones encaminadas a minimizar el impacto negativo de las revelaciones sobre la vida depravada de su fundador, y salvar todo lo que ellos consideraban bueno. El planteamiento que se hizo de la “doble vida” implícitamente parecía insinuar que las obras educativas, la Legión, el Regnum Christi, fueron realizadas por el Maciel de la vida buena y, por B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

tanto, son frutos buenos de la parte del árbol que era buena, mientras que la vida oscura, que desafortunadamente no se puede negar, no tuvo mayor in uencia en ellas, excepto el daño que le hizo a sus víctimas y por lo cual están pidiendo perdón. Por lo demás, algunas autoridades eclesiásticas plantearon que había que sacar las lecciones positivas que se pudiera y seguir adelante con humildad y con con anza en Dios, como si se pudiese borrar el pasado. No hablaron de una transformación radical como lo único aceptable.

Complicidad negada

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La hipótesis teológica que, a la luz de la meditación de “Dos banderas”, se plantea sobre Maciel, ¿puede arrojar luz sobre la Legión? ¿Se puede plantear una hipótesis explicativa y una predictiva sobre el comportamiento institucional de la Legión? Lo menos que puede señalarse es el peligro de que la Legión, o al menos su cúpula directiva, esté recorriendo los mismos escalones que plantea la bandera de Lucifer: 1º, ambición de riqueza; 2º, búsqueda de honores; 3º, lo cual conduce a la soberbia y 4º, de ahí a todos los otros vicios. Parece muy difícil

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Si el fundador militó bajo la bandera de Lucifer, entonces, ¿la Legión también?

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Sin embargo, hay demasiados testimonios, inicialmente negados por la Legión, de que la mala conducta de Maciel no fue exclusivamente suya, sino que hubo complicidad y aun cooperación de otros de sus miembros. La pretensión de ignorancia absoluta que en un primer momento sostuvieron las autoridades de la Legión, y el supuesto asombro por las revelaciones que se acumulan, es poco creíble, y más bien apunta a un clima de ocultamiento y complicidad al menos en el silencio, si no es que en la misma mala conducta. Todo lo cual conduce a un clima de impunidad, secretismo, per dia e hipocresía. Más plausible es la creación de una verdadera red de engaños y mentiras, tal como se ha denunciado. Obviamente todo este cuadro institucional se negó, igual que en su momento se negaron las acusaciones contra Maciel, y aun actualmente sólo se aceptan las más evidentes, tras protestar, de nuevo, un desconocimiento previo y un gran pesar por las víctimas.

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que directivos quienes ambicionan riqueza en lugar de seguir a Cristo pobre, quienes buscan honores en vez de seguir a Cristo en sus humillaciones, no se llenen de soberbia en lugar de adquirir la humildad de Cristo y no caigan en muchos otros vicios en lugar de imitar a Cristo en sus virtudes.

El impacto de las obras Puede asombrar a muchos el impacto tan visible que las obras educativas y de apostolado de los legionarios tienen sobre sus educandos y seguidores, el entusiasmo, delidad y entrega que muchos muestran. Será necesario analizar con cuidado las causas de estas actitudes. No cabe duda de que habrá en muchos legionarios y sus discípulos una verdadera inspiración del Espíritu Santo en el seguimiento de Cristo. Sin embargo, hay indicios de que se ha ltrado algo del comportamiento del fundador y de la Legión misma en sus obras, una manzana podrida en una canasta suele podrir muchas otras.

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Redes y cadenas

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En la meditación de “Dos banderas”, Lucifer amonesta a sus seguidores “para echar redes y cadenas; que primero hayan de tentar de codicia [ambición] de riquezas[...], para que más fácilmente vengan a vano honor del mundo, y después a crecida soberbia...” Ha habido por lo menos indicios de un proceso sesgado de selección de los discípulos de los legionarios. Una gran proporción pertenece a los sectores privilegiados de la población en los diversos países. La espiritualidad que se les ofrece puede tener como efecto que queden atrapados en redes de seducción, al plantear dos vertientes: 1ª, legitimar su posición de privilegio y bienestar material (cuando el contexto social es de mucha injusticia) y 2ª, junto con ello ofrecerles un cierto bienestar espiritual con las prácticas de devoción, las obras de apostolado, el cumplimiento de directrices morales sencillas y claras —la sumisión a los dictados de la Legión y las aportaciones nancieras—, y por ende la promesa de que si son eles a estas indicaciones estarán seguros de llegar a la vida eterna. Total, el mejor de todos los mundos posibles: las riquezas materiales y la satisfacción espiritual de apegarse a directivas claras en esta vida, y después la vida eterna. El sentimiento que provocan en sus adictos, sobre todo entre los jóvenes, es de ser “lo máximo”, así como la Legión

B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

y el Regnum Christi son “lo máximo” dentro de la Iglesia. Hay indicios, pues, de que se trata de un esquema so sticado de redes para conquistar a los seguidores e imponerles sutilmente un espíritu de sumisión y cadenas que los mantengan prisioneros y les roben la libertad de los hijos de Dios.

3. El daño a la iglesia

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Cfr. un libro reciente: Alberto Athié, José Barba, Fernando M. González, La Voluntad de no saber. Lo que sí se conocía sobre Maciel en los archivos secretos del Vaticano desde 1944 (México: Grijalbo, 2012). En otros tiempos, el cardenal defendió públicamente a Maciel y apareció en su compañía en reuniones públicas, por ejemplo en la despedida de monseñor Girolamo Prigione en la Universidad Anáhuac el 21 de abril de 1997; a más de rechazar como calumniosas las denuncias de las víctimas de Maciel, y refutar a quienes lo criticaban en los medios. Nunca se ha sabido de una recti cación de esta actitud, ni aun después de la condena vaticana.

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La conducta escandalosa de Maciel fue denunciada a la Santa Sede repetidamente y durante años, desde el ponti cado de Pío xii en los años 50 del siglo pasado, y más intensamente desde 1976. El dossier sobre el asunto que los archivos vaticanos llegaron a integrar debe ser voluminoso y merecedor de la más radical condena12. En repetidas ocasiones lo intentaron, sobre todo las víctimas. Sin embargo, así como Maciel y sus correligionarios tuvieron tal capacidad de seducir a personas de mucho poder económico y político para conseguir grandes apoyos, así también desde los orígenes de la Legión Maciel mantuvo estrechas relaciones y una in uencia muy importante con altos jerarcas eclesiásticos de España, el Vaticano y su lugar de origen, México, entre otros, con el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado13. Fueron considerados insignes bienhechores de la Iglesia, y les ofrecieron todo su apoyo y protección. Lograron seducir a destacados miembros del círculo más inmediato al papa Juan Pablo ii, por ejemplo, al cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado y hoy decano del Colegio Cardenalicio, al cardenal Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y al cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, entre otros. A capa y espada defendieron a Maciel y los legionarios contra las acusaciones, y los protegieron de cualquier acción en su contra, por lo cual se hicieron corresponsables del daño a la Iglesia.

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La in uencia sobre el Papa En especial fue notable la in uencia que estas personas ejercieron en el papa Juan Pablo ii, a quien no sólo ocultaron la conducta reprobable de Maciel, sino que lo encomiaron y convencieron de favorecerlo de manera especial a él y a la Legión, y de mostrarles una muy alta consideración. Botones de muestra de ello son las comunicaciones que el Papa dirigió a la Legión y su fundador. He aquí algunos fragmentos14. Carta a Maciel del 15 de noviembre de 1994: Con ocasión de sus Bodas de Oro Sacerdotales, me uno espiritualmente a usted en tan solemne celebración para dar cumplidas gracias al Padre celestial, de quien desciende todo don perfecto (cf. St 1, 7), por este medio siglo de generosa entrega al servicio de la Iglesia como sacerdote.

Saludo con especial afecto a vuestro queridísimo fundador, el padre Marcial Maciel, al que felicito vivamente por esta cita signi cativa, a la vez que le agradezco cordialmente las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. He apreciado, en particular, la con rmación que ha expresado de la delidad al Sucesor de Pedro que os distingue. A través de la comunión con el Papa se testimonia vuestra plena inserción en el misterio de la unidad de la Iglesia. Discurso a los Legionarios de Cristo del 30 de noviembre de 2004, con motivo del 60 aniversario de la ordenación sacerdotal de Maciel:

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Discurso a los religiosos Legionarios de Cristo y a los miembros del movimiento Regnum Christi del 4 de enero de 2001, con motivo del 60 aniversario de su fundación:

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En internet, www.vatican.com, se pueden consultar completas en L’Osservatore Romano: “Carta de su Santidad Juan Pablo ii al padre Marcial Maciel Degollado con ocasión del 50 aniversario de su ordenación sacerdotal”, del 15 de noviembre de 1994; “Discurso de su Santidad Juan Pablo ii a los religiosos Legionarios de Cristo y a los miembros del movimiento Regnum Christi” del 6 de enero de 2001, con motivo del 60º aniversario de su fundación; “Discurso de su Santidad Juan Pablo ii a los Legionarios de Cristo con ocasión del 60º aniversario de la ordenación sacerdotal de su fundador”, 30 de noviembre de 2004; todos muy laudatorios.

B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

Me complace encontrarme con todos vosotros, en el clima de alegría y de agradecimiento al Señor por el sexagésimo aniversario de ordenación sacerdotal del padre Marcial Maciel Degollado, fundador y superior general de vuestra joven y benemérita familia religiosa. Mi afectuoso saludo se dirige ante todo al querido padre Maciel, al que de buen grado acompaño con mis más cordiales deseos de un ministerio sacerdotal colmado de los dones del Espíritu Santo. Saludo también a los superiores del Instituto, en particular al vicario general [P. Luis Garza], a quien agradezco las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Os saludo, asimismo, a vosotros, queridos sacerdotes y seminaristas Legionarios de Cristo, queridos miembros del movimiento Regnum Christi, y a cuantos habéis participado en las celebraciones jubilares de estos días. El feliz aniversario por el que os habéis reunido todos en torno a vuestro fundador, mientras invita a recordar los dones que él ha recibido del Señor en estos sesenta años de ministerio sacerdotal, constituye al mismo tiempo la ocasión para con rmar los compromisos que como Legionarios de Cristo habéis asumido al servicio del Evangelio. En particular, hoy, al encontraros con el Sucesor de Pedro, queréis renovar el compromiso de vuestra total delidad a la Iglesia y al que la Providencia ha querido como su Pastor.

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Es conocido el caso en que, preguntado Juan Pablo ii sobre las razones por las cuales removió de su posición de obispo coadjutor de monseñor Samuel Ruiz, con derecho a sucesión, al obispo Raúl Vera en la diócesis de San Cristóbal de las Casas, el Papa contestó que no sabía absolutamente nada sobre el asunto. Verosímilmente la remoción se decidió entre la curia vaticana, el nuncio apostólico y el gobierno mexicano, y se anunció y ejecutó como una decisión del Papa, sin que él estuviera informado.

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¿Cómo se puede explicar que el Papa se hubiera dirigido en esos términos a Maciel, a la Legión y a Regnum Christi, si hubiera tenido cabal información de su verdadera identidad? Una estructura burocrática tan cerrada como la vaticana tiene la capacidad de impedirle al Papa tener acceso a información que esta juzgue inconveniente, y de manipular la que le transmite —el Papa pudo haber recibido la versión de una persecución calumniosa contra un santo en vida y su ejemplar obra—, al tiempo que al exterior actúa a nombre del Papa, sin su conocimiento ni consentimiento15.

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El ocultamiento al Papa

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Esta hipótesis la con rmó tiempo después el cardenal Stanislaw Dziwisz, que fue su secretario particular durante 39 años. A rma que la reunión en 2004 de Juan Pablo ii con el fundador de los Legionarios de Cristo, y las alabanzas expresadas, fue un error. “El Santo Padre no debió haber recibido a ese individuo.” Y explica que esta reunión fue sólo un ejemplo de la grave falta de comunicación de la Curia Romana, que el Papa trató de reformar sin mayor éxito. “Aunque de tiempo atrás circulaban rumores de los abusos sexuales de Maciel a seminaristas, cuando el Santo Padre se reunió con él, no sabía nada, absolutamente nada. Para él todavía se trataba del fundador de una gran orden religiosa, y nada más. Nadie le dijo nada, ni siquiera de los rumores que circulaban[...] Desgraciadamente era la consecuencia de una estructura todavía extremadamente burocrática“, en la que información importante no siempre era compartida16. Sin embargo, el daño estaba hecho. La credibilidad del Papa, en este y otros casos, resultó dañada. Y no sólo el Papa, sino la Iglesia en conjunto resultaron gravemente afectados.

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Partidarios y adversarios Pero, no era esta la posición unánime de los miembros de la Curia; por el contrario, había opiniones muy adversas que durante mucho tiempo fueron acalladas. Si los partidarios de Maciel lograron convencer al Papa de favorecerlo, ganaron la batalla; aunque ahora se ve que perdieron la guerra y dejaron mal parada a la Iglesia y al Papa. En efecto, a la luz de las revelaciones sobre la vida de Maciel, las que nalmente fueron aceptadas por las autoridades de la Legión, y las que tardaron en aceptar pero que en su mayor parte resultaron del conocimiento público y de altas autoridades del Vaticano, se están tomando decisiones de gran impacto sobre la Legión y sobre la propia Iglesia en el contexto actual. Un elemento en las decisiones será resultado de sopesar los verdaderos daños que la Legión, y sus partidarios, le han ocasionado a la Iglesia, y que probablemente se cali carán como realmente graves. La combinación de una conducta escandalosa cada vez más conocida y reconocida, por una parte, y la capacidad de seducción que Maciel ha ejercido

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Cardenal Stanislaw Dziwisz, Ho vissuto con un santo, Roma, nov. 2013.

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sobre altas autoridades eclesiásticas, incluyendo al Papa de ese tiempo, por otra, han resultado deletéreas.

Frente al escándalo, la alternativa: desconocer y ocultar vs reconocer y corregir

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La Iglesia ha tenido que ejercer un proceso de control de daños sumamente intrincado. En los últimos años, el papa Benedicto xvi ha sido tajante en su condenación absoluta a cualquier forma de pederastia clerical o religiosa y a todo intento por solaparla. Ha expresado públicamente su pesar, indignación y remordimiento por esta situación terrible. Ha pedido perdón a las víctimas, y ha sostenido que los delitos deben ser juzgados no sólo por Dios sino

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Precauciones respecto a un control de daños

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Ahora bien, mientras casos como la Legión y otros semejantes quedaban dentro del ámbito eclesiástico, el problema no pareció demasiado inmanejable, fuera de la incongruencia. Pero, ante la avalancha de otras evidencias sobre comportamientos pecaminosos y criminales de sacerdotes y religiosos en diversos países y en distintos tiempos en materia de pederastia, autoridades eclesiásticas, aparentemente con la supuesta intensión de salvaguardar el honor y el buen nombre de la Iglesia, durante una larga época trataron de ocultar los hechos e intentaron desconocerlos. Desde luego, esto resultó no sólo equivocado e injusto sino contraproducente. Este esfuerzo por desconocer y ocultar fue el mayor daño que pudieron in igirle a la Iglesia, y una enorme injusticia con las víctimas. Sólo cuando el problema creció y se volvió inocultable, del dominio público y de los medios de comunicación, se impuso la necesidad de cambiar de actitud y empezar a reconocerlo y, sobre todo, esforzarse por corregirlo, too little too late, como dirían en los países sajones. La injusticia se había realizado tanto contra las víctimas, como contra el grueso de los sacerdotes y religiosos eles a su vocación en el seguimiento de Cristo. Una vez electo papa Benedicto xvi, el cardenal Ratzinger, el escándalo rebasó el ámbito eclesiástico y surgió con fuerza en la sociedad en general y en los medios masivos de comunicación en lo particular, y aun en el terreno civil-penal. La Santa Sede, y especí camente el nuevo Papa, enfrentaron una situación verdaderamente crítica frente a una acusación de ocultamiento culposo.

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“por tribunales debidamente constituidos”. Lo ha hecho de manera expresa en el caso de Irlanda y tácitamente en otros países, si bien en el caso de Maciel, sus crímenes quedaron impunes en lo personal. Cuando las críticas, y aun acusaciones explícitas, de los medios se han dirigido a la persona misma del Papa, acusándolo de ocultamiento, la reacción ha sido una defensa masiva por parte de las autoridades vaticanas, de la jerarquía en conjunto y de muchos otros sectores de la Iglesia. Se ha hablado de chismorreos, de propaganda vulgar, de calumnias. Se han enfatizado las declaraciones y acciones tajantes del Papa en contra de la pederastia clerical y religiosa. Pero, desgraciadamente, por esos casos lamentables, la autoridad moral de la Iglesia se vio afectada y sigue afectada en la medida en que ha sido limitada la justicia hacia las víctimas y el castigo a los culpables.

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4. Intervención de la santa sede y reacción legionaria

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Durante muchos años, llegaron al Vaticano informaciones y documentos sobre la conducta viciosa de Maciel, con un resultado ambiguo. Una investigación realizada por instrucciones vaticanas en 1956 se topó con una muralla de complicidad, engaño y ocultamiento dentro de la Legión, ordenada por Maciel, y no pudo llegar a la verdad. El propio Juan Pablo ii fue víctima de su seducción, ironías de la vida: ¡llegó a proponerlo como “modelo de formador de la juventud”! Sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe ( Cdf) en aquel tiempo, siendo prefecto el cardenal Ratzinger, tiempo después Benedicto xvi, no pudo proceder conforme al derecho canónico por consideración al aprecio que Maciel se había agenciado del papa Juan Pablo ii. A principios de 2005, Maciel renunció a la dirección general de los legionarios, y en su lugar fue electo el P. Álvaro Corcuera, mexicano muy cercano al fundador.

La invitación Sólo hasta el 19 de mayo de 2006, la Cdf hizo pública una “invitación” a Maciel, aprobada por el papa Benedicto xvi, a llevar “una vida privada de penitencia y oración, y a abandonar toda forma de ministerio público”. La idea implícita era recluir al fundador de la Legión, sujeto de tantas acusaciones, al alegar que era ya demasiado anciano para soportar un proceso canónico que

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sin duda resultaría condenatorio. Adicionalmente, parecía haber la intención de la Curia de salvaguardar a la Legión y al Regnum Christi, que tanta in uencia habían adquirido en la Iglesia y en la sociedad y que tantos recursos económicos habían logrado acumular, desligándolos de su fundador. Las autoridades de la Legión respondieron en forma convencional, expresando una “ lial aceptación de esta invitación de la Santa Sede” a su fundador, y prometiendo reforzar su delidad a la Iglesia y al reino de Cristo. A sus ojos, el problema se estaría resolviendo.

La muerte, dos versiones Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo y del Movimiento Regnum Christi, falleció el 30 de enero de 2008 a la edad de 87 años en los Estados Unidos de Norteamérica, “por causas naturales”. Se hicieron públicas dos versiones sobre su muerte. En una se la describe como corresponde al santo en vida que se le consideraba. La otra dibuja el nal del Maciel de conducta reprobable. En todo caso, con su muerte se cerró la etapa fundacional; las autoridades legionarias se vieron ante un nuevo panorama.

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Frente a la avalancha de revelaciones deletéreas tras la muerte de Maciel, y ante la reacción ambigua de las autoridades de la Legión —de supuesto dolor y desconcierto ante hechos que alegaron ignorar, de una petición de perdón a las víctimas y un peculiar propósito de enmienda—, en marzo de 2009 el propio papa Benedicto xvi ordenó la realización de una Visita Apostólica, una especie de investigación o auditoría eclesial sobre todos los aspectos de la vida de la Legión y sus obras. A este propósito nombró una comisión de cinco obispos, uno de ellos mexicano, para que visitaran las casas, seminarios, colegios, universidades y demás obras de los legionarios, y rindieran un informe directamente al Papa. La visita duró alrededor de un año, y terminó a mediados de marzo de 2010, tras lo cual se redactó un informe que le fue presentado personalmente al Papa. Como resultado, la Santa Sede publicó un comunicado el sábado 1 de mayo de 2010 sobre el proceso de la visita apostólica. Es destacable el párrafo alusivo a Maciel: “Los gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos del padre Maciel, con rmados por testimonios incon-

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La Visita Apostólica

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trovertibles, representan, en algunos casos, auténticos delitos y mani etan una vida sin escrúpulos ni auténtico sentimiento religioso”17. Pero no se habló sólo de la persona. Las conclusiones así parecen sugerirlo cuando dicen: “La visita apostólica ha podido comprobar que la conducta del padre Marcial Maciel Degollado ha causado consecuencias serias en la vida y en la estructura de la Legión, hasta el punto de que requiere un camino de profunda revisión”18.

Un decreto iconoclasta Poco después se dio a conocer un decreto eclesiástico referente a las imágenes del P. Maciel. Se pidió eliminar cualquier fotografía o representación del fundador en sitios públicos, en la que apareciera solo o con el papa Juan Pablo ii. Paradójicamente, los legionarios que así lo desearan las podían conservar en privado.

Las autoridades legionarias emitieron, el 25 de marzo de 2010, un comunicado en el momento en que terminaba la visita apostólica (mediados de marzo), y antes de que la Santa Sede publicara el suyo el 1 de mayo con los resulta dos o ciales de la visita. Por su especial relevancia, conviene transcribirlo íntegro.

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Un comunicado o cial

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COMUNICADO sobre las presentes circunstancias de la Legión de Cristo y del Movimiento Regnum Christi 25 de marzo de 2010 Solemnidad de la Anunciación del Señor 17

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Comunicado “De la Santa Sede sobre la Visita Apostólica a la Congregación de los Legionarios de Cristo, 1 de Mayo de 2010” (Roma, Internet: www. vatican.com). Ibid.

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Introducción Con ocasión de la reunión anual de los directores territoriales con el director general y su consejo, queremos dirigirnos a nuestros hermanos legionarios de Cristo, a los consagrados y a los miembros del Movimiento Regnum Christi, familiares y amigos que nos acompañan en este momento de nuestra historia, así como a todos aquellos que han sido afectados, heridos o escandalizados por las acciones reprobables de nuestro fundador, el P. Marcial Maciel Degollado, L.C. Nos ha llevado tiempo asimilar estos hechos de su vida. Para muchos —sobre todo para las víctimas— este tiempo ha sido demasiado largo y doloroso. En ocasiones no hemos podido o sabido salir al paso de todos como hubiera sido necesario y como, de hecho, era nuestro deseo. Por eso sentimos la necesidad de emitir este comunicado.

1. Acerca de algunos hechos de la vida de nuestro fundador, el P. Marcial Maciel, L.C. (1920-2008)

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Habíamos pensado y esperado que las acusaciones presentadas contra nuestro fundador fuesen falsas e infundadas, pues no correspondían a la experiencia que teníamos de su persona y de su obra. Sin embargo, el 19 de mayo de 2006 fue emitida una comunicación de la Sala de Prensa de la Santa Sede como conclusión de la investigación canónica que la Congregación para la Doctrina de la Fe (Cdf) había iniciado en el año 2004. En ese entonces, la Cdf llegó a una certeza moral su ciente para imponer sanciones canónicas graves, correspondientes a las acusaciones hechas en contra del P. Maciel, entre las cuales se incluían actos de abuso sexual a seminaristas menores. Por lo tanto, profundamente consternados, debemos decir que estos hechos sucedieron. En efecto, “la Congregación para la Doctrina de la Fe, [...] decidió —teniendo en cuenta tanto la edad avanzada del padre Maciel, como su delicada salud— renunciar a un proceso canónico e invitar al padre a una vida reservada de oración y de penitencia, renunciando a todo ministerio público. El Santo Padre aprobó estas decisiones” (Comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede, 19 de mayo de 2006).

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Posteriormente, supimos que había tenido una hija en el contexto de una relación prolongada y estable con una mujer y otras conductas graves. Más adelante aparecieron otras dos personas, hermanos entre sí, que a rman ser hijos suyos, fruto de la relación con otra mujer. Reprobamos estos y todos los actos contrarios a los deberes de cristiano, religioso y sacerdote en la vida del P. Maciel, y a rmamos que no corresponden a lo que nos esforzamos por vivir en la Legión de Cristo y en el Movimiento Regnum Christi.

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2. La Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi ante estos hechos

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Expresamos, una vez más, nuestro dolor y pesar a todas y cada una de las personas que hayan sido dañadas por las acciones de nuestro fundador. Participamos del sufrimiento que este escándalo ha causado a la Iglesia y nos a ige y apena profundamente. Queremos pedir perdón a todas aquellas personas que lo acusaron en el pasado y a quienes no se dio crédito o no se supo escuchar, pues en su momento no podíamos imaginarnos estos comportamientos. Si resultase que ha habido alguna colaboración culpable, actuaremos según los principios de la justicia y caridad cristianas, responsabilizando de sus hechos a estas personas. Asimismo, pedimos perdón a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todas las personas de buena voluntad que hayan sentido que su con anza ha sido herida. Por otra parte, como miembros del cuerpo místico de Cristo sentimos la necesidad de expiar con espíritu cristiano sus faltas y el escándalo por ellas causado. Para ello, invitamos a quienes forman parte de nuestra familia religiosa a intensi car su oración y sacri cio. Es también nuestro deber cristiano y sacerdotal seguir saliendo al paso de las personas que han sido afectadas de algún modo. A ellos va nuestra mayor solicitud y les seguimos ofreciendo la ayuda espiritual y pastoral que necesiten. Así, buscamos contribuir a la necesaria reconciliación cristiana. Al mismo tiempo, somos conscientes de que Jesucristo es el único capaz de sanar de nitivamente y de «hacer nuevas todas las cosas» (Ap 21, 5). Dios, en sus misteriosos designios, eligió al P. Maciel como instrumento para fundar la Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi, y agradecemos a Dios el bien que realizó. A la vez, aceptamos con dolor que, ante la graB a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

vedad de sus faltas, no podemos mirar su persona como modelo de vida cristiana o sacerdotal. Inspirándonos en el ejemplo de Cristo que condena el pecado pero busca salvar al pecador, y convencidos del signi cado y la belleza del perdón, encomendamos a nuestro fundador al amor misericordioso de Dios.

3. La Visita Apostólica

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4. Hacia el futuro

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Desde el Capítulo General celebrado en enero de 2005, cuando fue elegido el P. Álvaro Corcuera, L.C. como director general, hemos procurado guiar la Legión de Cristo y el Regnum Christi manteniéndonos eles a todo lo que hemos recibido de Dios y ha sido aprobado por la Iglesia. Reconocemos con humilde gratitud las bendiciones y frutos que el Señor nos ha concedido hasta ahora y asumimos la responsabilidad de profundizar en la comprensión de nuestra historia, carisma y espiritualidad. Afrontamos el futuro con esperanza, seguros de que nuestras vidas se apoyan únicamente en Dios. Con amos plenamente en Él y en la omnipotencia de su amor que, como dice san Pablo, “hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman” (Rm 8, 28). Sabemos que en este R e

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Deseamos expresar nuestra gratitud al Santo Padre, el Papa Benedicto xvi, no sólo por renovarnos “su solidaridad y su plegaria en estos momentos delicados” (cf. Carta del Cardenal Tarcisio Bertone, sdb, al P. Álvaro Corcuera, 10 de marzo de 2009), sino también por habernos ofrecido el instrumento de la Visita Apostólica para ayudarnos a “superar las di cultades existentes” (ibid.). Así, esperamos dar los pasos necesarios para consolidar los fundamentos, la formación y la vida cotidiana de los legionarios de Cristo y de los miembros del Movimiento Regnum Christi. Agradecemos a los cinco visitadores apostólicos, Mons. Ricardo Blázquez, Mons. Charles J. Chaput, ofm Cap., Mons. Ricardo Ezzatti, sdb, Mons. Giuseppe Versaldi y Mons. Ricardo Watty, mssp, todo el trabajo que han realizado con tanta entrega y solicitud paternas. Acogeremos con obediencia lial las indicaciones y recomendaciones del Santo Padre que resulten de la Visita Apostólica y nos comprometemos a ponerlas en práctica.

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camino contaremos con la asistencia del Espíritu Santo y con la guía materna de la Iglesia. Nuestro objetivo, como individuos y como institución, es amar a Cristo, vivir su Evangelio y extender por el mundo su Reino de paz y de amor. Somos conscientes de que, para lograr esto, necesitamos una constante renovación, personal y comunitaria, en delidad a la tradición de la vida consagrada, con el n de servir mejor a la Iglesia y a la sociedad. Este último periodo nos ha ayudado a re exionar sobre nuestra identidad y misión y, al mismo tiempo, nos ha impulsado a revisar, con humildad y sencillez, diversos aspectos de nuestra vida institucional. Estamos decididos, entre otras cosas, a:

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- Seguir buscando la reconciliación y el encuentro con quienes han sufrido. - Hacer la verdad sobre nuestra historia. - Continuar ofreciendo seguridad, sobre todo para menores de edad, en nuestras instituciones y actividades, tanto en ambientes como en procedimientos. - Crecer en un espíritu de servicio desinteresado a la Iglesia y a las personas. - Colaborar mejor con todos los pastores y con otras instituciones dentro de la Iglesia. - Mejorar nuestra comunicación. - Seguir velando por la aplicación de los controles y procedimientos administrativos a todos los niveles y seguir actuando un adecuado rendimiento de cuentas. - Redoblar nuestro empeño en la misión de ofrecer el Evangelio de Jesucristo al mayor número posible de hombres. - Y, sobre todo, buscar la santidad de vida con renovado esfuerzo de la mano de la Iglesia.

Conclusión No podemos terminar este comunicado sin agradecer a los miles de legionarios, consagrados, consagradas y todos los miembros del Regnum Christi que con profunda generosidad han entregado y entregan sus vidas a Dios en el servicio de la Iglesia y de la sociedad, así como a aquellos que B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

colaboran en los centros y obras de apostolado. Gracias a ellos y a su labor, podemos decir que Jesucristo es hoy más conocido y amado en este mundo. Asimismo, expresamos nuestra gratitud a cada una de las personas que, en todo momento, nos han sostenido con su fe, sus oraciones y su sufrimiento, unido al de Cristo. Firmamos este comunicado hoy, día 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor. Que Él nos conceda, por intercesión de su Madre, la Santísima Virgen María, la gracia de profundizar en el misterio del Amor de Dios hecho hombre y de vivirlo y transmitirlo con renovado fervor.

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Al estudiar el comunicado, emitido semanas antes de que se dieran a conocer las conclusiones de la visita apostólica de 2009-2010, surge la pregunta sobre su sentido mismo. ¿Se trata de un real reconocimiento de la conducta reprobable del fundador, un sincero pesar por el daño infringido y un operante

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¿Reconocimiento sincero o control de daños?

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P. Álvaro Corcuera, L.C., director general P. Luis Garza, L.C., vicario general P. Francisco Mateos, L.C., consejero general P. Michael Ryan, L.C., consejero general P. Joseph Burtka, L.C., consejero general P. Evaristo Sada, L.C., secretario general P. José Cárdenas, L.C., director territorial de Chile y Argentina P. José Manuel Otaolaurruchi, L.C., director territorial de Venezuela y Colombia P. Manuel Aromir, L.C., director territorial de Brasil P. Rodolfo Mayagoitia, L.C., director territorial de México y Centroamérica P. Leonardo Núñez, L.C., director territorial de Monterrey P. Scott Reilly, L.C., director territorial de Atlanta P. Julio Martí, L.C., director territorial de Nueva York P. Jesús María Delgado, L.C., director territorial de España P. Jacobo Muñoz, L.C., director territorial de Francia e Irlanda P. Sylvester Heereman, director territorial de Alemania y centro Europa

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propósito de enmienda? Eso es, sin duda, en parte. Sin embargo, la a rmación de que “Habíamos pensado y esperado que las acusaciones presentadas contra nuestro fundador fuesen falsas e infundadas, pues no correspondían a la experiencia que teníamos de su persona y de su obra”; y que no fue sino hasta recibir la conclusión de la investigación canónica que la Cdf del 19 de mayo de 2006 cuando “profundamente consternados, debemos decir que estos hechos sucedieron”, a lo cual se añade el posterior descubrimiento de la hija y dos hijos de Maciel con dos mujeres distintas, provoca dudas sobre todo el planteamiento. En el comunicado prácticamente se a rma el absoluto desconocimiento de la verdadera conducta del fundador; ahora bien, si ese desconocimiento se pone en duda, sobre todo en el caso de los colaboradores más cercanos de Maciel, varios de los cuales rman el comunicado, todo el planteamiento queda sujeto a un severo cuestionamiento. Es prácticamente imposible que ninguna autoridad legionaria tuviera información alguna de las que dieron pie a la invitación de mayo de 2006, y de las muchas que recabó la visita apostólica, “por testimonios incontrovertibles”. La hipótesis más plausible sobre la verdadera naturaleza del comunicado, por su fecha y su contenido, es que se trataba de una acción preventiva para controlar o minimizar el daño que le estaba aconteciendo a la institución, cuando ya no era posible negar la evidencia; se trataba de salvar lo que se pudiera, para seguir adelante. Bajo esta hipótesis, el sincero pesar por el daño infringido y el propósito de enmienda se pueden contemplar bajo una luz diferente.

Un Delegado Ponti cio Tras recibir las conclusiones de la Visita Apostólica, en julio de 2010, el papa Benedicto xvi designó al futuro cardenal Velasio De Paolis, C.S., como Delegado Ponti cio a la Legión. En carta de este del 19 de octubre de 2010 dirigida a los legionarios y a los consagrados del Regnum Christi se aclara que no es un comisario, ni un visitador apostólico, así lo señala un decreto del Secretario de Estado del 9 de julio de ese año. Por el contrario, su papel es “el de acompañar el camino de renovación” y reconstrucción de la Legión. Será auxiliado por cinco consejeros, más un visitador para los consagrados del movimiento Regnum Christi. Tal como se re eja en su carta, las apreciaciones y disposiciones del

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Delegado son muy positivas y alentadoras para la Legión, no obstante recomendaciones en contrario de muchas víctimas. Entre otras:

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• Se reconoce y con rma a los superiores actuales, que seguirán gobernando la Legión. Se les concede el bene cio de la duda en relación con su conocimiento sobre las culpas del fundador. Se reconoce que durante mucho tiempo se conocieron denuncias en periódicos. “Pero otra cosa es tener las pruebas de lo fundado de tales denuncias y más todavía la certeza de ellas. Esta llegó sólo mucho más tarde y gradualmente.” • Se deslinda a la Legión de su fundador: “...la Legión ha sido aprobada por la Iglesia19 y no puede no ser considerada como una obra de Dios, al servicio de su Reino y de la Iglesia. Las responsabilidades del fundador no pueden ser transferidas simplemente a la misma Legión de Cristo”. • En las comunicaciones que el Delegado ha tenido desde julio de ese año, ha encontrado diversas reacciones entre legionarios y consagradas, “alguno ha pedido un tiempo de re exión extra domum, o ha expresando su voluntad de abandonar la misma congregación”. • Pero en general las reacciones han sido positivas. “Se agradece al Santo Padre por su intervención y por el nombramiento del Delegado Pontificio”, y se expresa con anza en la congregación y deseo de perseverar en ella. “El shock provocado por las acciones del fundador fue de un impacto terrible, capaz de destruir la misma congregación, como, por lo demás, tantos vaticinaban. En cambio, ella no sólo sobrevive, sino que está casi intacta en su vitalidad. La gran mayoría de los legionarios ha sabido leer la historia de su propia vocación, no tanto en relación con el fundador, sino en relación con el misterio de Cristo y de la Iglesia, y renovar su propia delidad a Cristo en la Iglesia, en la Legión.” • Como resultado de las mencionadas comunicaciones, se prevé la creación de varias comisiones: una para revisar las constituciones, sobre todo en temas de la autoridad, la libertad de conciencia, la elección de confesores y directores espirituales, otra para acercarse a “quienes de diversas maneras elevan pretensiones en relación con la Legión [víctimas]”, y otra para problemas de orden económico. • El Delegado recomienda re exión, apertura a la valoración de otros y “un discernimiento que nos lleve al camino del cambio en la continuidad de la misma vida de la Congregación”. Se podría complementar la a rmación: “por la habilidad de Maciel”.

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• Pide evitar el “peligro de que el empeño por la renovación se transforme en falta de disciplina y relajación”. El Delegado expresó su esperanza de que en dos o tres años la Legión rea rmara lo que él consideraba “su carisma religioso y sacerdotal, y su espacio de servicio a la Iglesia” en la nueva evangelización, sobre todo en las instituciones educativas, en un positivo camino de renovación”.

Recambio de autoridades En octubre de 2012, el P. Corcuera renunció a la dirección de los legionarios. Interinamente, el alemán P. Sylvester Heereman dirigió la Legión. Posteriormente fue electo otro mexicano, el P. Eduardo Robles-Gil.

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El Capítulo General

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A principios de 2014, las autoridades de la Legión convocaron a un Capítulo General en Roma, ahora ya bajo el ponti cado del papa Francisco. Comenzó sus reuniones el 8 de enero. Como producto de las re exiones, se emitió un comunicado con un contenido amplio, en términos generales semejante al del 25 de marzo de 2010. Aunque suplicó “la misericordia de Dios” para Maciel, fallecido en 2008, se habló con duros términos sobre su persona, algo que no había ocurrido públicamente hasta ahora. “Queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros”. “Resulta incomprensible la incoherencia de seguirse presentando durante décadas como sacerdote y testigo de la fe, mientras ocultaba esas conductas inmorales”, y aseguró que esa situación se “reprueba rmemente”. “Nos apena que muchas víctimas y personas afectadas hayan esperado en vano una petición de perdón y de reconciliación por parte del padre Maciel y hoy queremos hacerla nosotros, expresando nuestra solidaridad con todas ellas”, estableció. El texto reconoció “con tristeza” la “incapacidad inicial” de creer los testimonios de las personas que habían sido víctimas de Maciel, el “largo silencio institucional” y, más adelante, “los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la congregación y a las demás personas. “Pedimos perdón por B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

estas de ciencias que han aumentado el dolor y desconcierto de muchos”. Además, con rmó que no se puede proponer a Maciel como modelo, ni sus escritos personales pueden ser guía de vida espiritual alguna. Aunque señalaron que deben reconocer su condición de fundador, aclararon que una congregación religiosa y sus rasgos esenciales “no tienen origen en la persona del fundador”, ya que “son un don de Dios que la Iglesia acoge y aprueba y que después vive en sus miembros”. El escrito pretende ser un descargo de nitivo sobre la situación del fundador y poner punto nal sobre su persona. De ahí el tono tan duro y el reconocimiento de todas y cada una de las irregularidades surgidas en su entorno. Entre otras cosas, la Legión entonó un mea culpa por sostener una “comprensión inadecuada del concepto de fundador” al promover una “exaltación excesiva” y una “visión acrítica de la persona de Maciel” que llevó a dar un valor universal a sus indicaciones y a “aferrarse demasiado a ellas”. En varias partes, la declaración reiteró un pedido de perdón a todas las víctimas y personas afectadas por el fundador, así como a todas las personas cuyo “dolor y desconcierto” aumentó por las de ciencias en el proceso, y a quienes han dejado la congregación por no haber sido escuchados.

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El producto medular del Capítulo General fue la redacción de las nuevas Constituciones de la Congregación de los Legionarios de Cristo, que se sometieron a la aprobación de la Santa Sede en el mes de febrero. Como estuvo previsto en el propio Capítulo General, a nales de junio el instituto volvió a la competencia de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Con esto se concluyó el trabajo del Delegado Apostólico Velasio De Paolis. En julio la Santa Sede nombró al padre jesuita italiano Gianfranco Ghirlanda como asistente vaticano para la Legión, para seguir de cerca la nueva etapa de esa congregación. Aunque no tendrá ni voz ni voto, su participación será activa. Asesorará al gobierno general y aportará lo suyo para ayudar “a superar de nitivamente la difícil crisis institucional vivida en los últimos años”. Finalmente, con ligeras modi caciones, el Papa Francisco dio su aprobación el 1º de noviembre de ese año a las nuevas Constituciones. De esta forma concluyó la serie de intervenciones directas de la Santa Sede, y las correlativas reacciones de la congregación. Se inició así una nueva etapa en la vida de la

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Las nuevas constituciones y el asistente vaticano

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Legión y del Regnum Christi, con la ya mencionada heterogeneidad en la calidad de sus miembros, muchos de los cuales se esfuerzan por seguir a Cristo.

5. La necesaria reforma Eclesial y Legionaria El campo de batalla de las dos banderas es ubicuo y en todos los niveles: lo mismo al interior de cada ser humano, como en las familias, grupos, organizaciones, instituciones, países y regiones, y a nivel mundial. Igualmente en la Iglesia, el campo de batalla se da en todos sus ámbitos, desde los eles en lo individual, grupos de catequesis, comunidades eclesiales de base, parroquias, diócesis, conferencias episcopales, hasta el gobierno central: la curia vaticana, la Santa Sede y la persona del Papa. En todos los ámbitos, tanto Cristo como Lucifer quieren a todos bajo su bandera. La lucha es intensa, y es de la naturaleza misma de la Iglesia, santa y pecadora, semper reformanda, siempre necesitada de reformarse.

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Un campo fértil

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En el contexto de este campo de batalla, vale la pena preguntarse por qué el poder y la in uencia de Maciel y la Legión entre algunos funcionarios de la curia vaticana. ¿Por los recursos económicos de que disponían y que distribuían con largueza? ¿Por su capacidad de persuasión y poder de seducción? ¿Por el apoyo del Papa? Sin duda todo esto contaba. Pero, explicaciones de esta naturaleza no parecen su cientes si es correcta la hipótesis teológica sobre Maciel. Más congruente es considerar que hubo una cierta identi cación en las aspiraciones y valores de ambas partes: riqueza, honores, prestigio, poder. La hipótesis más verosímil es, pues, que en la Curia Romana había sectores que eran de por sí un campo fértil, abonado, receptivo a los planteamiento y acciones de Maciel, por militar de algún modo bajo la misma bandera. Esta hipótesis fue con rmada en parte por las denominadas Vtileaks, revelaciones de actividades inaceptables —rivalidades, espionaje, ltraciones, grupos ama ados, redes homosexuales (un lobby gay), desordenes sexuales, nanzas turbias, privilegios y prebendas, etc.— dentro de la Curia, y por el impacto que estas situaciones tuvieron sobre el papado de Benedicto xvi. A tal grado había llegado el problema que el Papa vio la necesidad de investigar la situación, y creó una comisión de tres cardenales de su plena con anza, Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi, para que estudiaran todo el

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asunto y lo informaran cabalmente. Los resultados se los presentaron al Papa en dos tomos con 300 páginas, conocidos como Informe Secreto. Es verosímil que la información haya sido tan alarmante que in uyera en la extraordinaria decisión de la renuncia del Papa, y que la haya dejado para la consideración de su sucesor.

Situaciones en la Curia Con rmaría esta sospecha los términos como el nuevo papa Francisco se dirigió a los miembros de la Curia Romana con ocasión de la navidad el 22 de diciembre de 2014, y les expuso lo que consideró quince enfermedades que pueden aquejar a los que trabajan ahí y en toda la Iglesia, si bien eran “enfermedades curables”:

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1. La falta de autocrítica, que conlleva narcisismo y que se combate con conciencia de ser pecadores y siervos inútiles. 2. El excesivo activismo, que aboca al estrés y al cansancio y que se combate sabiendo que «hay un tiempo para cada cosa». 3. Dureza mental y espiritual sin la precisa sensibilidad humana para llorar con los que lloran y alegrarse con los que se alegran. El antídoto: tener sentimientos de humildad, donación, olvido de sí mismo, generosidad. 4. El exceso de plani cación y de funcionalismo con la tentación y tendencia a convertirse en contables o administradores... No olvidar que el Espíritu Santo es frescura, fantasía, novedad. 5. La mala coordinación cuando los miembros pierden la comunión entre sí, y el cuerpo pierde su armoniosa funcionalidad, convirtiéndose en una orquesta desa nada, sin espíritu de equipo. 6. El «alzheimer espiritual» u olvido de la «historia de la salvación». Se trata de un declive progresivo de las facultades espirituales que incapacita para desenvolver alguna actividad autónoma. Lo vemos en los que han perdido la memoria de su encuentro con el Señor, que dependen completamente de su presente, de sus pasiones, caprichos y manías. 7. El arribismo, la rivalidad, la vanagloria, cuando la apariencia, el color de los vestidos, los honores, se convierten en objetivo primario de la vida. Esta enfermedad nos lleva a ser hombres y mujeres falsos, a vivir un falso «misticismo».

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8. La esquizofrenia existencial, la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica del mediocre y del progresivo vacío espiritual, que nada puede llenar. Afecta a menudo a aquellos que abandonando el servicio pastoral se limitan a tareas burocráticas, perdiendo así el contacto con la realidad, con las personas. 9. Las murmuraciones, los chismes... Comienza, tal vez, con un par de bromas y acaba dominando a la personas hasta convertirla en «sembradora de cizaña». 10. La adulación o divinización de los jefes, víctimas del carrerismo y del oportunismo. Piensan en lo que deben obtener y no en lo que deben dar. 11. La indiferencia hacia los otros, la falta de calor humano del que no comparte su propia experiencia al servicio de los demás. 12. La cara funeraria, que confunde seriedad con rostro severo, que trata a los otros, en especial a los considerados inferiores, con severidad, arrogancia... 13. La acumulación de bienes materiales para colmar el vacío existencial, no por necesidad, sino por sentirse más seguro. La acumulación pesa y ralentiza. 14. La pertenencia al grupo. Comienza con buenas intenciones pero al nal esclaviza a los miembros convirtiéndolos en un cáncer que amenaza la armonía del Cuerpo. Es el «fuego amigo» de los colegas y el peligro más taimado. 15. El provecho mundano, los exhibicionismos, cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para obtener provechos mundanos, o más poderes. Por ello son capaces de calumniar, difamar, desacreditar a los otros, a veces en los periódicos y revistas.

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Finalmente, Francisco puntualizó que se trata de “enfermedades” y tenta ciones peligrosas no sólo para los que trabajan en la Curia sino para todo cristiano, comunidad, congregación, parroquia o movimiento eclesial20. Es muy probable que estos planteamientos re ejen, en parte al menos, el contenido del Informe Secreto.

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Discurso pronunciado en italiano. Ver traducción al español en Ecclesia, 22 de noviembre de 2014.

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El papa Francisco Frente a una situación así de lamentable, actúa el Espíritu Santo como guía de la Iglesia. El conclave, convocado tras la renuncia de Benedicto xvi, eligió como Papa al cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, el 13 de marzo de 2013. No era él uno de los papabiles. Fue el primer papa no europeo en siglos, el primero de América Latina, el primer argentino y el primer papa jesuita, todo ello sorprendente. Pero la mayor sorpresa fue su elección del nombre: Francisco, aclarando que se refería a Asís. Formación jesuita, espíritu franciscano, según se ha dicho.

Algunos rasgos, algunos planteamientos

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Algunas fuentes de información del Papa: Encíclica Lumen Fidei, julio 2013; Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, noviembre 2013; entrevista con La Civiltá Cattolica, septiembre 2013; entrevista con La Repubblica, octubre 2013, numerosos discursos, conferencias de prensa, homilías. Algunas Informaciones de entre muchas sobre el Papa: Paul Vallely, Pope Francis, Untying the Knots, Bloomsbury Continuum, 2013; Andrea Riccardi, La sorpresa del papa Francisco. Crisis y futuro de la Iglesia (Madrid: San Pablo, 2014). Algunas opiniones: Hans Küng, La paradoja del Papa Francisco, Tübingen, 21/5/13; Leonardo Bo , “Llegó la primavera con sus frutos”, 15/12/13. Papa Francisco, Audiencia a los representantes de los medios de comunicación, 16 de marzo de 2013.

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• Respecto a la Curia Vaticana: puesto el dedo en la llaga, lo primero es atender las “enfermedades curables” ya mencionadas, presuntamente derivadas del Informe Secreto. • Respecto a la Iglesia: “Cómo me gustaría una Iglesia que sea pobre y para los pobres”22, abierta a todos, especialmente a los más necesitados,

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Desde sus primeros gestos, palabras, actividades y acomodos, Francisco fue un papa renovador. Pero, sobre todo, sus propuestas de reforma de la Curia, de la Iglesia y la sociedad son de profunda transformación. Han sido muchos los análisis, descripciones, explicaciones, interpretaciones sobre el papa Francisco. Imposible e innecesario intentar otro21. Basta con señalar algunos de sus planteamientos, y analizar las reacciones que ellos han provocado:

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los desempleados, los migrantes, los sin techo, los descartados de la sociedad. Una Iglesia que sea como un hospital de campaña, para curar a los heridos del camino; saneada en su economía y sus nanzas; con obispos que salgan de la comodidad del aislamiento de sus instalaciones a los márgenes de la sociedad, donde están los eles marginados; en búsqueda de las ovejas perdidas y llegar a tener “olor de ovejas”; arriesgarse a la crítica, a la incomprensión. Una Iglesia que no juzgue y no condene, sino que proclame la misericordia de Dios como la esencia del evangelio23, y que le dé su verdadera dimensión a la desmedida preocupación por los temas de moral sexual o conyugal. En especial, busca replantear la pastoral de la familia, actualmente en situación difícil, al grado de convocar un sínodo con ese tema. El tema de la pedo lia clerical ha recibido la más absoluta condena y cero tolerancia. • Respecto a la sociedad: Francisco ha criticado sistemáticamente la ambición de riqueza, el culto al dios dinero, la desigualdad extrema entre ricos y pobres, la acumulación ilimitada de bienes; el consumismo, el despilfarro y la cultura del descarte, especialmente el descarte de los viejos y los jóvenes, las ganancias como centro de la economía, la esclavitud de la ganancia a toda costa. Obtener la riqueza de unos cuantos a costa de la pobreza de la mayoría.

La Barca de Pedro navega entre tiburones El papa Francisco ha suscitado una enorme y poderosa ola de simpatía entre el pueblo creyente y aun en sectores ajenos a la fe y la religión. Muchos alejados han revaluado su pertenencia a la Iglesia. Ha resultado un éxito masivo en su cuenta de las redes de comunicación electrónica. Sus acciones y pronunciamientos constantemente resultan noticias destacadas en los medios masivos de comunicación. Por otro lado, entre sectores conservadores de políticos, economistas, eclesiásticos, incluyendo algunos colaboradores cercanos suyos, se ha montado una oposición soterrada que busca contradecir y aun sabotear muchos de sus planteamientos o iniciativas24. Hay demasiados intereses afectados por las reformas de Francisco. 23

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Véase la bula Misericordiae vultus del 11 de abril de 2015, que anuncia el año jubilar de la misericordia. Cfr. el análisis de Andrés Torres Queiruga, “Encrucillada”, Revista Galega de Pensamento Cristián 190 (2014), sobre la oposición de sectores de la Curia y de la jerarquía al papa Francisco.

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La fuente papal de inspiración En el campo de batalla de la Iglesia y el mundo, no hace falta peguntarse bajo qué bandera milita el Papa: es claramente bajo la de Cristo, cual corresponde, siguiendo los tres escalones propuestos en la meditación:

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En muchos sectores se esperaba del nuevo Papa una acción drástica respecto a la Legión: una condena tajante, su total disolución, el reparto de sus bienes a las diócesis locales, la dispersión de sus miembros hacia otras congregaciones religiosas, etc. Nada así sucedió. Más bien, se puede suponer que el Papa, al tiempo que condenó los abusos y pidió una sincera y real conversión, consi-

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Francisco ante la Legión

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16. Pobreza contra riqueza: en lo personal, todas las actitudes y gestos del Papa muestran sencillez, austeridad, pobreza espiritual y real, en su vestimenta, alimentación, alojamiento, ceremonias, medios de transporte. 17. Oprobios o menosprecios contra el honor mundano: como se señaló, el Papa está recibiendo críticas muy duras por parte de sectores conservadores de la Curia, de la Iglesia, de los poderosos de la economía global. Se le acusa de hablar de economía sin saber, de estar desprestigiando al papado, de tener poco rigor en sus declaraciones, aun de haber sido ilegítimamente electo. Con dencialmente ha comentado: “Me están despellejando vivo”. 18. Humildad contra la soberbia: a la pregunta sobre quién es el papa Francisco, la respuesta primera: “soy un pecador”. El título eclesiástico con que se nombra no es “El Sumo Pontí ce de la Iglesia Católica”, sino el “Obispo de Roma”, siendo ambos correctos, pero con connotaciones distintas. 19. Frente a personas con tendencia, ideologías, creencias, inclinaciones que otros condenan, su actitud es: “¿Quién soy yo para juzgarlas?”. 20. Todas las otras virtudes: muchas se podrían nombrar. Se le ha llamado “el párroco de la aldea global”, por su predicación sencilla y eminentemente pastoral; con un corazón abierto a todas las ovejas sufrientes, como en un hospital de una batalla; preocupado por los pobres, marginados, migrantes. 21. La bandera de Cristo es el principio rector de todas las reformas.

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deró la heterogeneidad de la Legión, utilizó el principio de misericordia de Isaías que el evangelio aplica a Jesús: “No romperá la caña quebrada, ni apagará la mecha que humea” (Mt 12, 20). La misma actitud evangélica parece haber tomado el Papa frente a otras conductas cuestionables de la Curia o la jerarquía: dejar que la voluntad humana auxiliada por el Espíritu Santo conduzca hacia una verdadera conversión.

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Los legionarios: control o reparación de los daños

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Como se señaló arriba, ante las revelaciones de la conducta de su fundador, los legionarios han hecho grandes esfuerzos por controlar los daños, es decir, porque esas informaciones que nalmente tuvieron que aceptar, les afectaran lo menos posible como congregación para continuar su vida institucional. La pregunta es si el control ha sido su ciente para reparar los daños infringidos en muchos ámbitos: a las víctimas de la pederastia, a quienes en su momento fueron perseguidos y calumniados por denunciar a Maciel, a muchos miembros del Regnum Christi, a los estudiantes de sus escuelas y universidades, a la Curia Romana, a la Iglesia en general y a la sociedad en niveles local, nacional y global, al sancionar y fomentar la deletérea tendencia social hacia una desigualdad extrema en la riqueza.

La Legión: discernimiento espiritual y perspectivas de futuro Para los legionarios en conjunto, la riqueza adquirida ha resultado el primer escalón bajo la bandera de Lucifer. Y no es sólo en los bienes materiales que han acumulado, y la satisfacción personal que pueda derivar de ellos; sino la institución misma, sus supuestos triunfos y éxitos, la posición social de privilegio, la admiración, honor y alabanzas que sus adeptos le prodigan. En el camino de posible renovación que han emprendido, ¿tendrá la congregación la capacidad de renunciar de corazón, y aun de hecho, a toda esta riqueza material y posición de privilegio, para emprender una verdadera conversión, para salir de debajo de la bandera de Lucifer y colocarse decididamente bajo la bandera de Cristo?, ¿Podrán efectivamente emprender el camino del seguimiento de Jesús, en pobreza, humillaciones, humildad, que los conduzca a una delidad a la vocación religiosa en el cumplimiento de sus votos de pobreza, castidad y obediencia? ¿Podrán proponer a sus seguidores, especialmente a

B a j o l a b a n d e r a d e L u c i f e r . n a h i p tesis teol gica sobre M a r c i a l M a c i e l a l a l u z d e l a m editaci n ignaciana d e D o s b a n d e ras

quienes detentan la riqueza económica, el camino de Cristo de desprendimiento de la riqueza y preocupación por la justicia? Tendría que ser un proceso individual e institucional de discernimiento espiritual para encontrar la voluntad de Dios y cumplirla, sin acobardarse por los sacri cios que implique: un seguimiento de Cristo hasta el calvario. Esto es especialmente importante en quienes decidan ingresar como nuevos miembros a la Legión, es decir, en las nuevas vocaciones. Sólo a partir de esta profunda y radical conversión se podría iniciar un proceso de verdadera transformación de la congregación, y de reparación real de los daños in igidos a la sociedad y la Iglesia. Sólo así se podría otear el destino de la Legión en el futuro. En este momento el futuro resulta por demás incierto, no sólo cuantitativamente, si aumenta o disminuye el número de sus miembros, sino sobre todo cualitativamente —si efectivamente el grueso de los legionarios, y sobre todo sus superiores, se convierten en auténticos seguidores de Jesús de Nazaret, y orecen25—, o si perseveran tras las huellas de su fundador, con cambios más bien cosméticos, y con la complicidad continuada de algunos miembros conservadores de la jerarquía y de las élites económicamente poderosas, hasta su gradual extinción. R o d r i g o A . M e d e l l í n Un gesto simbólico de una conversión radical sería, por ejemplo, sustituir a Maciel por Óscar Arnulfo Romero, recién beati cado, como la fuente básica de inspiración legionaria.

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