Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste. - Romanos 13:1-2.
Las Autoridades El deber del cristiano es someterse a las autoridades, cualquiera que sea la forma de gobierno establecido, excepto si hay contradicción entre la autoridad civil y la de Dios. En este último caso, debemos obedecer a Dios antes que a los hombres y soportar las eventuales consecuencias. Las exhortaciones del apóstol Pablo en la epístola a los Romanos son muy claras y tienen una fuerza particular porque el emperador que reinaba entonces era Nerón, uno de los hombres más crueles que hayan ocupado el trono de los césares. A pesar de esto –como lo muestra el libro de los Hechos- el apóstol mismo da el ejemplo de la sumisión que recomienda a los demás. Más de una vez habrá conflicto entre lo que desean las autoridades y lo que Dios pide. Un cristiano fiel inevitablemente se vuelve objeto de la incomprensión o desprecio del mundo. Lo que importa es que permanezca fiel a su Dios, aun cuando sobrevengan dificultades, sufrimientos y tal vez la cárcel. Como cristianos, no olvidemos nuestra responsabilidad de orar por los que están en eminencia; las autoridades tienen que mantener el orden y la paz social en condiciones muchas veces difíciles. Sin que ellas lo sepan, a su favor se elevan las oraciones de creyentes que, si no participan en la conducción de los asuntos públicos, cumplen sus deberes de ciudadanos según la Biblia.