EL CONFLICTO ÉTICO EN "ANTÍGONA" Gonzalo Gamio Gehri La tragedia griega constituye un espacio de reflexión sobre los conflictos éticos. Con frecuencia el agente moral tiene que vérselas con situaciones en las que tiene que elegir, de modo ineludible, entre emprender dos cursos de acción que reconoce como poderosamente valiosos (cada uno a partir de argumentos diferentes), de tal forma que
y, conforme a estos principios sagrados, tiene que enterrar a Polinices. Ambas leyes – vistas desde la situación dilemática que ha de afrontar la propia Antígona – se contraponen y no pueden conciliarse. Sin embargo, ante los ojos de Creonte, la idea misma de que constituye un deber y un acto piadoso cumplir con las exigencias del oikos resulta inadmisible: “Dices algo insoportable cuando manifiestas que los dioses se preocupan por este cuerpo ¿Acaso podrían desear cubrirlo de honores como si hubiese hecho algo bueno, a un hombre como él, que vino para incendiar sus
realizar una de estas acciones implica renunciar a la otra opción. O, en
templos y sus ofrendas, aniquilar su misma tierra y esparcir sus leyes a los
otros casos, el agente tiene que escoger entre alternativas indeseables – optar entre dos “males” – suponiendo que (dadas las circunstancias)
vientos?¿O quizás ves que los dioses honren a los malvados? No es
incluso el abstenerse de actuar constituye un mal. Como hemos visto, las tragedias griegas tenían el objetivo de llamar la atención del ciudadano respecto de la complejidad de estos conflictos, y en todo caso, contribuir con los debates prácticos, así como con la formación del buen juicio y la phrónesis entre los miembros de la polis.La posibilidad de que los diferentes bienes (y males) puedan colisionar entre sí no era considerada una eventualidad funesta, sino el corazón de la vida ética, una experiencia que sometía a prueba el buen sentido y el carácter de los hombres. También la Ética aristotélica somete a discusión la posibilidad de tales conflictos, por ello su especial énfasis en la experiencia y la deliberación. En el phronimós (el hombre prudente) los diferentes bienes propios de una buena vida deben estar presentes en la proporción correcta que la recta razón y el sentido común aconsejan, pero en ocasiones estos bienes pueden enfrentarse. Elegir un curso de acción en vez de otro no neutralizará las razones que
posible[1].
Antígona considera que - más allá de las consideraciones de Creonte sobre la obediencia a la autoridad como un valor esencial para la vida comunitaria y el carácter sagrado de las razones de Estado (Estado que él representa y comanda como el capitán a su navío, según su propia perspectiva) -, ella se considera depositaria de una misión espiritual de primera importancia; ella es responsable de que el espectro de su hermano pueda descender al Hades, merced a recibir los funerales que merece como parte integrante del círculo familiar: ninguna culpa – por evidente que sea – puede disolver el lazo entre hermana y hermano y el compromiso ético – espiritual que encarna. Antígona sabe que el cumplimiento de su misión implica la trasgresión una ley que no desconoce, pero entiende que dicha trasgresión – que la llevará a la muerte - tiene lugar en nombre de la comprensión de una ley más alta, eterna e inescrutable por el juicio de los mortales.
hacen que la opción no escogida sea legítima. Consideremos brevemente el conflicto que se plantea en la Antígona de Sófocles. Como el lector recordará, los dos hermanos
“CREONTE -¿y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos decretos?
varones de Antígona –hijos de Edipo y Yocasta – han perdido la vida
ANTÍGONA - No fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni la Justicia
asesinándose el uno al otro en su lucha por el trono de Tebas. Uno de
que vive con los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No
ellos, Eteocles, ha muerto defendiendo la ciudad contra los invasores
pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera
argivos, pero ha violado el derecho legítimo del otro hermano –
transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son
Polinices - a asumir el poder de Tebas según un acuerdo celebrado años
de hoy, ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron”
atrás entre ambos. Polinices, por su parte, ha muerto defendiendo este
[2].
legítimo derecho, pero para realizar este propósito ha llevado a las fronteras de su patria un ejército extranjero para tomarla por la fuerza. Muertos los dos hermanos y derrotados los argivos, quien asume el trono
La situación que ella afronta es evidentemente trágica e infortunada. Haga lo que
es Creonte, cuñado de Edipo, quien proclama un edicto que pretende
imperdonable hybris (desmesura). Lo mismo puede decirse de Creonte, quien al
dar fin a estos terribles eventos concediéndole a ambos cadáveres el trato
final lleva la peor parte en el drama, a causa de la ceguera voluntaria que padece -
que les corresponde de acuerdo con el espíritu de la pólis antigua: a Eteocles, que luchó por los suyos y murió defendiendo los muros de la
haga, estará violando una de las dos leyes sagradas, e incurrirá en una
generada por su carácter autoritario, su tozudez y estrechez de miras –, actitud que le impide percibir la naturaleza y gravedad del conflicto. Antígona elegirá cumplir con sus deberes de hermana, y cargará con las consecuencias de su decisión. Ella
ciudad, se le debe un entierro digno de un héroe, cumpliendo los rituales
ha optado por aquello que considera el bien mayor, enterrar a Polinices y honrar
fúnebres que le permitan “reconciliarse con la tierra”, para usar una
la ley divina – el que merece su lealtad incondicional, al punto de sacrificar su
célebre expresión hegeliana. En cambio, al cuerpo de Polinices se le
propia vida -, pero su elección no neutraliza en absoluto el valor del bien rival,
condena a un destino terrible: en castigo al atentado perpetrado contra
también merecedor de lealtad y compromiso; ambas lealtades constituyen por
la tierra de sus padres –que constituye una violación a su propia identidad comunitaria – el cadáver debe ser abandonado insepulto, fuera de los perímetros de la ciudad, para convertirse en alimento de los perros
razones diferentes lazos éticos de singular importancia, cuyo profundo valor el sujeto práctico procura honrar, aunque en casos como éste uno se vea forzado a decidir entre ellas y renunciar a cumplir con algún compromiso realmente significativo, crucial para la vida. Es cierto que el coro y el personaje de Hemón,
y las aves de rapiña. Creonte ordena que aquella persona que se atreva a
hijo de Creonte, sugieren más adelante examinar el dilema de Antígona de un
enterrar a Polinices debía ser castigada con la muerte.
modo más complejo y matizado, al plantear un modelo más democrático de conducción política (ajeno al despotismo del rey; un enfoque más acorde al espíritu
Antígona es colocada por las circunstancias en el centro mismo de un conflicto ético no resoluble sin pagar el precio de padecer un terrible desgarramiento espiritual. Ella sabe que Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que un hombre de Tebas
cívico del propio Sófocles), pero en manera alguna esta perspectiva más amplia elimina
o
debilita
el
corazón
del
conflicto.
El análisis de esta clase de experiencias arroja nuevas luces sobre nuestros modos de vivir y pensar la ética. Lo primero y más obvio que hay que destacar es que,
debiera honrar como miembro de la ciudad. Sabe que tiene sentido
como hemos señalado, a pesar de lo difícil y doloroso que nos resulta afrontar estos
acatar la ley de la pólis, que Creonte ha proclamado para poner fin a la
conflictos éticos, estos son más frecuentes y complejos que lo que nos gustaría que
Guerra de los Siete. No obstante, Antígona sabe asimismo que – como
fuesen, pues ellos generan a menudo situaciones ineludibles de dolor y confusión.
hermana – debe observar la ley de la familia y el derecho de los muertos,
No obstante, considero que hay una conclusión más profunda que podemos sacar de lo esbozado esquemáticamente hasta aquí: que – en contra de lo que el prejuicio
pudiese asegurar, los conflictos más importantes para la experiencia y la reflexión éticas no son los que plantean el antagonismo entre bienes y males, sino los que
“No conoce a hombre alguno (es decir, no es Hemón), y, sin
confrontan bienes con bienes, y males con males. A pesar de que esta es una tesis
embargo, es novia (…). Así es como nuestra Antígona es novia del
que la fenomenología de la ética concluye sin problemas, constituye una perspectiva que suele ser vigorosamente rechazada por la corriente dominante de la filosofía moral. Me refiero a las éticas de procedimiento
sufrimiento” (Kierkegaard, 1942: 64). “(…) está celosa de sufrimiento, porque su sufrimiento es su amor” (Kierkegaard, 1942: 64). Sin embargo, encontramos también una equivalencia entre
RESEÑA DE ANTÍGONA, ENSAYO DE KIERKEGAARD
sufrimiento y Edipo: Reseña Antígona, de Kierkegaar “(…) porque voy a enviar por el mundo a mi heroína trágica, a darle KIERKEGAARD. Antígona. México, D.F.: Editorial Séneca, 1942.
por dote a ella, la hija del sufrimiento (podríamos decir que es una metáfora: sufrimiento equivale a Edipo), el dolor” (Kierkegaard, 1942:
Aunque “Antígona” hace parte de las mejores tragedias, el escritor nombra también a lo cómico dentro del libro y, aparte de que dice que pertenece a lo moderno, hace también una analogía entre éste y lo trágico, entre Dios y Cristo, respectivamente: la idea universal de salvar
50). Y así, el filósofo y escritor no deja claro quién es en realidad el novio de Antígona, porque pareciera que al final revelara que es Hemón:
al mundo es muy cómica y llevar sobre sí todos los pecados es trágico. “Lo que importa es convencerla de que la ama más que a todo en el Kierkegaard asegura que, en la tragedia antigua, la caída del héroe es
mundo, y que no le será posible vivir si tiene que renunciar al amor de
sufrimiento, mientras que en la moderna esta caída es acción. Del mismo
Antígona” (Kierkegaard, 1942: 79). Esto lo vemos en “Antígona” de
modo, sostiene que en la nueva tragedia el hombre sufre su culpabilidad
Sófocles, cuando Hemón decide morir al lado de su amada.
con conciencia, mientras que en la antigua su culpabilidad es indefinida. Diferencia el autor danés entre la dialéctica subjetiva, que es la que Para que haya tragedia, es necesario que haya culpabilidad porque
separa al individuo de su conjunto familiar, y la dialéctica objetiva que
así hay interés trágico; también es necesario que ésta no sea absoluta
es la que establece el lazo de unión entre el individuo y el conjunto
(Kierkegaard, 1942: 23). El autor pone como sinónimo de culpabilidad a
nombrado… Y es esta segunda la que hace que, por ejemplo, Antígona
la compasión; la tragedia, según Aristóteles, afirma él, debe suscitar en
participe en la culpabilidad de su padre.
el espectador temor y compasión: en la medida en que la obra trágica avanza se encuentra impresiones que van junto a cada detalle, es éste el
En cada párrafo, este teólogo muestra a una Antígona enamorada y
temor. La compasión es una sola impresión… es la culpabilidad, es casi
a un hombre que se da cuenta de su amor. Una de dos: o el hombre es
sentir lo que el otro está sintiendo.
su padre o quien ama es a su propio sufrimiento, el que Kierkegaard tomó como su novio. Hace ver a una mujer muy fuerte emocionalmente,
Y con base en esto, Kierkegaard intenta definir el sufrimiento,
que aguanta mucho dolor y que ni siquiera se desahoga con alguien.
característica de la tragedia antigua, y el dolor, característica de la
Presenta en este ensayo a una mujer que existía por un secreto que la
tragedia moderna, diferenciándolos de la siguiente manera: “Como base del dolor está la reflexión del hecho de sufrir, reflexión que es extraña
hacía vivir y que moriría en el momento en que contara ese secreto. Jamás lo contó; sin embargo, murió… pues no contaba con le souvenir
al sufrimiento” (Kierkegaard, 1942: 34).
de Edipo muerto; en otras palabras, el recuerdo de su padre la mató.
El escritor se vuelve sicólogo cuando nos invita a que todo lo que creamos tenga un carácter póstumo, porque tal vez lo vio en muchos autores trágicos. En la mitad del libro empieza a hablar de Antígona como un enamorado habla de su novia… Y es que la presenta con características de tragedia moderna, algo así como: ella, Antígona, llegó a la angustia; ésta última hace parte de la reflexión, y la reflexión es dolor…, y éste es una característica de la tragedia moderna, no de la tragedia antigua. Kierkegaard explica e insinúa que el Coro no debió compadecer a Antígona por morir tan joven, sino debió hacerlo de la manera como él la compadece: por la desgraciada herencia familiar. Podemos
tomar
como
tesis
general
que
Antígona
tiene
características de héroe de tragedia moderna porque decidió enterrar a Polinices incluso cuando el rey lo había prohibido; Antígona crea su propio destino, o sea, se aísla y, al hacerlo, lo trágico antiguo desaparece. El autor dice que Antígona está enamorada, y aunque podríamos decir que el afortunado era Hemón, hijo de Creonte, tal vez estaríamos equivocados, porque jamás lo nombra. Él en muchas ocasiones asegura que el amor de Antígona era, sin duda, el sufrimiento: