Una er'nle de Rossy Tejada FOTOGRAFíAS DE ANA MARíA GONZÁLEZ V FRANCISCO ALEMÁN
Las extorsiones representan una de las caras más duras de la violencia. Historias de vidas en riesgo, de familias rotas por el con~tante miedo hay muchas en este país. Demasiadas. La denuncia es promovida como un arma para el combate de este delito, que ya ha cavado 36 tumbas durante 2009. A veces, la desconfianza en las autoridades termina ganando a la hora de denunciar. Carmen, la protagonista de esta historia, alimenta esa cifra negra. Un hombre la extorsionó durante meses. Y ella, como pocos, se opuso. Nunca, hasta hoy, se había permitido hablar de lo que pasó durante esos meses de lágrimas.
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4 DE OCTUBRE DE 2009
SéptimofSentido} --Á4 DE OCTUBRE DE 2009 . ,
Diga? Lavoz áspera al otrolado deltelétono la llama por su nombre, dice que la conoce. Que la están vigi• landa. Y ella esconde los nervios, responde que no sabe de qué le habla, debe serunerror. Cuelga. Sonlas8delamañanadeunlunesdejulio. La semana es virgen y a esa hora Carmen se disponeainiciarunajornadamásenelnegocio familiar, una mini tienda ubicada en alguna colonia de Soyapango. Está sola. Tiene dos hijos que están en colegio y un esposo al que no ve desde que emigró a Estados Unidos. El día avanza y el teléfono permanecerá descolgado hasta bien entrada la noche. "Ya nollamaránmás",pensó. Seequivocó. Ese no sería un día cualquiera. Carmen eraya, sinsaberlo, víctima de extorsión.
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casi dos meses han pasado y Carmen aún recuerda el desconcierto que sintió aquel día. Con elpaso del tiempo confirmó justo lo
pió de tajo la tranquilidad de una familia completa.
1 carmen .,
Ellnfartunlo de
es la parte real de un delito que va enescalada. Las extorsiones han aumentado durante 2009. Eso lo admiten las mismas autoridades desde sus despachos. Los medios de comunicación han dedicado infinidad de artículos al conteo de cifras: el último registro es de 2,829 denuncias en todo el país hasta e121 de septiembre, que ya dejó atrás las 1,990 en el mismo período del añopasado. Es decir, un 42 % de aumento segúnlos números de la Policía. Hasta septiembre, las extorsiones superaban ya elpicomásaltoregistradoen2006,añoconsiderado comode los más críticos. Lo que los datos no revelan es el alcance de la famosa cifra negra, los delitos sin denunciar. Es elcaso de Carmen. Las amenazas que recibió seguirían en el anonimato si ella misma no las estuviera contando para esta publicación.
cuencias de ello. Pero sobre todo, dicen que yano quierenoírlallorar. Carmen, acongojada: -Soy la única en la familia que siempre estuvo en contra de darles un centavo a esa gente. Mis dos hijos me insistíanen que consiguiéramos el dinero aunque sea con sacrificio para que nos dejen tranquilos. Me han reclamado fuerte. Pero siempre he creído que unavez cedamos, no nos dejarán enpaz. Más adelante, Carmen ya no iba a poder aferrarse a estas palabras.
fA 1" El lugar no es muygrande. Aun extremo de lapuertaprincipal, elhombre sentadodetrás del escritorio atiende a una pareja de esposos. Así estándesde hace 15 minutos. Aladerecha, dos hombres también conversan. Uno de ellos es bajito, parece el más preocupado. Habla en voz baja y da rienda suelta a sus penurias: "En nueve meses me he cambiado de casa tres veces, estoy bien jodido, nos tocó vender el carro. He ido varias veces donde elcardiólogo poresto" .Estánenlase-
La última vez que me llamaron les repetí: "No te voy a dar nada". Yo no iba a negociar con ellos. No les voy a dar el gusto. que el presentimiento le decía al oído: un hombre la estaba extorsionando. El teléfono no dejó de timbrar los días siguientes. Una, dos, tres... Así hasta alcanzar una frecuencia de 15llamadas enhoras hábiles. Cuando no hubo respuesta, los extorsionistas se las ingeniaronparaconseguir elnúmero de su celular. La misma voz le exigió $2,000 a cambio de no lastimarla a ella y a sus hijos. Esta vez, el hombre se identificó como miembro de pandillas. El tono se volvió exigente, al tiempo que le detalló hora y lugar donde debía entregar eldinero: una casa abandonada en el municipio de Soyapan-' go, que con 81 denuncias hasta lafecha tiene unlugar entrelos 20 municipios más asediados por las extorsiones. Le dieron una sernanade plazo. Ellano pagó. Carmen no es su verdadero nombre, pero es elque estamujer debajaestatura, trigueña y amplias caderas escogió para contar su relato. Esta tarde está sentada én un restaurante de comida rápida de San Salvador. Llegó puntual a la cita. Va vestida con jeans y unablusa de flores. En el rostro, aparte de un maquillaje discreto, llevaimpotencia. Así, conese sentimientograbado enlacara, comienzaadesmenuzarpedazos de sudía a día; de esta su historia que, confiesa, rom -
Habña que estar en sus zapatos para entender la mezcla de impotencia e ira con la que habla. En su interior, la rabia y la indignaciónle han robado lugar almiedo. Carmen, mentón levantado, mirada desafiante: - Laúltimavez queme llamaronlesrepetí: "No te voy a dar nada". Yo no iba anegociar conellos. Es que no les voy adar el gusto. Dichoyhecho. Carmen habla con convicción pero se le nota intranquila. Desconfia. Permanece atenta a si ese carro lleva parqueado mucho tiempo o si aquel hombre mira de reojo. Sus ojos se desvían hacia la ventana del restaurante cada vez que alguien se acerca demasiado. Escrutaa cualquieraconsus ojos cafés y achinados. Todos son sospechosos. Ahora Carmen vive bajo las reglas del sigilo. Tras pedir el segundo café, consulta su reloj: las 4:30. Tiene que darse prisa, dice, sinoquiere viajar de noche a casa. En casa, sus dos hijos adolescentes viven del dinero que genera la mini tienda, que no es mucho. Ellos nunca estuvieron de acuerdo con la forma en que su madre ha decidido manejarlasituación. La admiranporlaentereza que demostró paradecirle "no" alas delincuentes' pero también temen las conse-
de de la Unidad EspecialízadaAntiextorsiones de la Fiscalía, en San Salvador. Nadie se conoce, pero todos están aqui por una razón: han decidido denunciar. Desde su oficina, el jefe fiscal de launidad antiextorsión, Allan Hernández, brinda su propia teoría del fenómeno: "Sí, hay una tendencia al alza.en las denuncias, lejos de verlo como una adversidad lo vemos como una oportunidad y reflejo de la confianza de la población"; sin embargo, se encoge de hombros y termina aceptando que desde la unidad que dirige "sehace lo que sepuede" . Apaso lento. No son pocos los que creen que así camina la justicia para el combate de este delito, que se ha salido de las manos de las instituciones. El 24 de septiembre, poco más de un mes después de que Carmen fue amenazada, se aprobaron reformas al Código Penal y la Ley de Telecomunicaciones que permitirían, mediante orden judicial, el bloqueo de celulares y correos electrónicos utilizados para extorsionar; sin embargo, tal herramienta aún no tiene vida. La creación de una nueva ley específica paralas extorsiones tampoco ha pasado de una mera propuesta. Algunos dirán que elbloqueo de celulares es un primer paso, pero para Carmen la me-
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didallegótarde.. delito. Lapérdida de confianzaenlas autoriAellatarnpocole srrvenlaspillabras que dades puntea como principal factor, lo que dijo a los medios de comunicación el recién ha hecho que Carmen desconfie de todos. Si estrenado fiscal de la República, Romeo Bahoy hasta los policías pueden estar ayudanrabona, a su llegada al ministerio público: do a estos delincuentes. ¿Por qué voy a con"La unidad antiextorsión ya rebasó su capafiar en que se respetará mi vida?", reclarna, sin diplomacia. cidad por la cantidad de delitos que se están "Aquí denunciar se paga con la muerte" , cometiendo" . 10 cierto es que Carmen ha optado por el ha escuchado decir a un vecino que hace posilencio. Se sabe de memoria las recomenco tiempo sufrió el asesinato de un sobrino a daciones que la Fiscalía y otros organismos _ manos de pandilleros de la zona. El joven se dan desde intemet publicitando la denuncia había op~esto a entregar los $20 semanales como la mejor arma para erradicar este deli que le exigían y los denunció. 10 mataron too "Estos días nunca se sabe" ,dice mientras tres meses después, luego de recibir la misfrunce el ceño. Cree que si habla de más le ma arnenaza: "Lo que no quisiste pagarnos puede irpeor. tevaaservirparatucaja". Los estudios sobre eltemale danlarazóna En la unidad antiextorsiones, la pareja de Carmenen ese punto. "Las cifras sobre elni esposos y el hombre bajito se han marchado. vel de denuncia están íntimarnente ligadas Otros llegarán. Un comerciante, una emcon el nivel de credibilidad y eficacia de las pleada privada... A Carmen no se le verá por instituciones que procurane imparten justiaquí. Esta entrevista será la única vez, dirá, cia" ,reza un reciente informe del organismo enque se permitiráhablar de ello. nogubemarnentalCentro de la SociedadCivil para el Monitoreo y Evaluación de la Vio1encia. Una encuesta de victimización reto~~ mada por este organismo desbarata con ciValvl6a nICIbIr llamadas, peroya no. ." tras la percepción del fiscal Hemández: el misma voz. Ha pasado más de un mes desde aquellunes de julio y Carmen le davuel55.6% de los ciudadanos no denuncia este
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tas a la idea de irse a vivir a otro lado. Teme que los delincuentes la visiten. Ahora más que nunca. Ha ignorado suficiente tiempo sus demandas. Pero una frase lapidaria martillea su mente. Una nota deslizada debajo de la puerta fue la última advertencia: sus dos hijos serían asesinados si no entregaba $5,000 por ellos. - Yo le puedo decir que no me importaba que siguieran hablando y que me arnenazaran a mí, pero hoy que se metieron con mis hijos siento una gran tristeza e impotencia, esto me hapegado duro" ,dice Carmen enun arranque de sinceridad. Ese día no abrió latienda. Alos días, como intimidación, le balearonlacasa.
a V8IldedarquehablapMlC8l181'V1oso.Es un tipo no muy alto, bigote espeso, algo encorvado. Al igual que Carmen, tarnbién vive de atender su negocio. 10 extorsionan cada semana desde el mes de julio. Carmeny Manuel no se conocen, pero comparten el mismoinfortunio. Dice que a veces le quitan el dinero de un
Cannen tiene miedo. Aunque El la voz áspera al otro lado del teléfono le haya
demostrado lo contrario
desde el primer día.
.e trabajo completo. Con él, la dinámica i>ia. Los extorsionistas llegan personalte cada viernes asu tienda para recor! que una semana más ha terminado y lebepagar. Le exigenentre $25Y$30. Y si mera hora no llegan por su cuota semaos extorsionistas le dejan recado conlos leados de los negocios cercanos para coen día sábado: "Díganle que más le vale :engaelpisto sinfalta" . [anuel vive en el populoso municipio de lad Delgado, al norte de San Salvador, le se reportan 34 casos de extorsión du ~este año. Aquílavidatranscurre de priwn aparente tranquilidad entre los nei>S que también deben pagar "renta" caana. Son las 2 de la tarde de un miérde septiembre y Manuel está preocu1porque otra semana está a punto de ~. Los $30 que le cobran lo han hecho t:indír de una empleada que tenía desde avarios meses. Manuel los extorsionístas lo volvíe1 interceptar e12 de septiembre. Ahora dían $40. Le sucedíó lo mismo que a la na que tiene un salón de belleza y al ~o de un comedor cercano: les aumenn la cuota en menos de un mes. Una
En escalada. Las 2,829 denuncias por extorsión hasta septiembre ya superan el pico más alto registrado en todo 2006, de 2,525.
lo contrario desde el primer día. De los hechos aún no hay denuncia formal, pero imaginarse a sus dos hijos dentro de bolsas negras lemató lafortaleza quele quedaba, la parte de ella que decía "no". Carmen, encantidad de dinero que se les hará más dífídeudada, pagó los $5,000 tiempo después cil reunír. Mientras Manuel se hunde en un . de labalacera. ¿Estaríanvivos sus hijos si no estado de derrota, una vendedora de fruhubiera entregado el dinero? Eso era algo que no podía dejar a la suerte. Ambos adotas, a la que le han exigido $10 semanales, entra en la conversación: "Está jodido, 1escentes han cambiado. Desde hace varios días evitan salir de noche y su rutina ahora tanto que le cuesta auno rebuscarse" . Aquí los extorsionístas han radíografiado es de la casa al colegio y del colegio ala casa. bien a sus víctimas. Mientras más grande sea Son casi las 8 de la noche de un viernes el negocio, mayor será la frecuencia del cobro de septiembre. Ha pasado una semana desde que esta mujer contó su historia. La de la cuota. En los comedores, algunos pagan vuelvo a llamar porque hoyCarmen cum$15 por semana. En la mayoría de casos, las llamadas telefónicas no son parte del mecapliría una semana sin recibir llamadas amenazantes. A fin de cuentas, no hace nismoparaamenazar. Los extorsionístasvísitan personalmente el negocio. Un encuentro mucho que ha cedido al pago. Pero me que suele intimidar más a la población. Aquí cuenta afligida que el celular havuelto somuchos comerciantes, a diferencia de Carnar una, dos, tres veces... Otra voz, otro men, síhan denunciado. Pero apesar de quela número. Esta vez, un hombre le dijo que Policíaestá altanto, se sientenínseguros. quería más dinero para ayudar a unos compañeros enla cárcel. Para ella, todo ha comenzado de nuevo, si acaso nunca terminó. Y a esa hora, como tantas noches desde aquel día de julio, Carmen renuncia Cannentienemiedo.AiInque alavoz áspera al otro lado del teléfono le haya demostrado a volver a conciliar el sueño. ~
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