GASTRONOMÍA EN EL ARTE CUADROS DE GIUSEPPE ARCIMBOLDO
Vertumnus, un retrato de Rodolfo II. Actualmente en el Castillo de Skokloster, Suecia. Primavera. Verano. Otoño. Invierno. Agua. Aire. Tierra. Fuego.
LAS CUATRO ESTACIONES Arcimboldo pintó numerosas series de "Las cuatro estaciones" (una de ellas en una colección particular de Bérgamo, pintada hacia 1572; otra, hacia 1573, conservada en el Museo del Louvre) siendo cada una de ellas una copia sin apenas variación de la anterior, lo que refleja el éxito de la serie. El pintor ha representado los hipotéticos rostros de las estaciones mediante los elementos típicos de cada una de ellas. Así, el rostro de la primavera está formado por flores, el verano tiene rostro de frutos y cuerpo
de trigo, mientras que el otoño es un curioso compendio de hojas caídas, setas, y frutos de cosecha. La serie concluye con el invierno, tal vez el retrato más complejo y menos descifrable de la serie, en el que se intermezclan elementos claramente secos y fríos, como la corteza que forma la cara, con otros más cálidos y vivos, como las hojas de la caballera y las dos frutas que cuelgan del cuello. Parece como si el alegre Arcimboldo se negase a sacar una cara amable a la menos amable de las estaciones.
LOS CUATRO ELEMENTOS Al igual que en "Las cuatro estaciones", Arcimboldo vuelve a atribuir a cada elemento un rostro formado por lo más característico de cada uno de ellos. No obstante, la serie posee ciertos elementos que la hacen bastante diferente, e incluso más interesante, que la anterior Para empezar, y a diferencia de la serie anterior, cada uno de los rostros está formado por un solo tipo de elemento compositivo. Así, el rostro de la tierra está formado solamente por animales terrestres, el del aire por aves, y el del agua por peces y animales marinos. Caso aparte es el fuego (Museo Histórico, Viena), representado por múltiples elementos flamígeros, desde unas brasas que hacen las veces de cabellera hasta unos cañones en el torso. Sin embargo, y a pesar de esta aparente limitación, las pinturas son bastante más conseguidas que en la serie anterior. Además, hay que decir que la serie guarda una evidente relación con "Las cuatro estaciones". De hecho, ambas series están organizadas según en hipotético "eje de simetría", que enfrenta al aire con la primavera, al verano con el fuego, al otoño con la tierra, y al invierno con el agua.