10 LA VANGUARDIA
I N T E R N A C I O N A L
DOMINGO, 21 DICIEMBRE 2008
Alemania blinda su seguridad
La nueva ley que amplía los poderes de la policía divide en dos a la clase política RAFAEL POCH Berlín. Corresponsal
Dice el celebrado filósofo alemán Peter Sloterdijk que lo que caracteriza nuestra época es el triunfo de la seguridad sobre la libertad. Los ciudadanos, dice, se han convertido en “súbditos de la seguridad”. La libertad ya no le interesa a nadie, todo se subordina a la seguridad. “La libertad es la clara víctima de este siglo”. Lo ha di-
sobre los tiempos, pero en lo que respecta a esta ley, se puede hablar en términos mucho más concretos. Con ella se cierra un proceso de típica Sicherheitspolitik (política de seguridad) alemana, en la que la seguridad va siempre por delante de la política. En el fondo hay una vieja tradición nacional a concebir el Estado de derecho como derecho del Estado, y la seguridad ciudadana como seguridad del Estado. Las
SS hitlerianas y la Stasi de la Alemania del Este contenían ese concepto en su nombre. En la Alemania democrática de hoy, tan diferente e infinitamente superior a las dos anteriores, todo eso pervive como tradición en el aparato del Estado, lo que incluye una tendencia a borrar la diferencia entre policía y servicios secretos. Esta vieja aspiración policial culminó el viernes, cuando el Bundesrat (Cámara Alta) aprobó
la nueva ley de la BKA por 35 votos a 34. Fue una segunda votación, después de que los länder en los que hay gobiernos de coalición con presencia de verdes, izquierdistas o liberales impusieran su veto y lograran pequeñas enmiendas al apetito policial. Gracias a esas enmiendas, en teoría ahora se precisará de autorización para algunas de esas vigilancias, como la del espionaje on line de ordenadores, aunque ese
trámite se obviará en “casos de urgencia”. Abrir el correo de la ciudadanía, obtener procedimientos cada vez más simples de autorización judicial, poner micrófonos en despachos y viviendas o localizar la posición exacta de un teléfono móvil se ha convertido en un juego de niños. La simple realidad es que en un chasquido de dedos la policía, en Berlín, en Barcelona, en Pekín o en Filadelfia, puede localizar a U N AJU S TAD O PU LS O
El Bundesrat aprobó la ley por 35 votos frente a 34 de verdes, liberales e izquierda NU EVOS MÉTOD OS
Se facilitan trámites para localizar a través del móvil o espiar on line un ordenador
ALEX GRIMM / REUTERS
En manos de la policía. El primer ministro del land de Hesse, el democristiano Roland Koch, uno de los que han apoyado la nueva ley, posa dentro de un antiguo coche de policía conservado en la fábrica de Opel en Rüsselsheim cho la misma semana, y en el contexto de la aprobación, en el Parlamento alemán, de la nueva ley de la BKA (policía criminal), que amplía las competencias policiales en este país mucho más allá de límites considerados peligrosos por muchos, incluida gran parte de la clase política, desde los burgueses liberales del FDP hasta izquierdistas y alternativos de Die Linke y los Verdes, pasando por los colegios profesionales de profesiones liberales y los principales medios de comunicación del país. El filósofo Sloterdijk tiene razón en su consideración general
Treinta años de vigilancia informática ]Las nuevas posibilidades
informáticas de control, vigilancia y almacenamiento de datos son perseguidas muy de lejos por el derecho en una desigual carrera parecida a la del galgo con la tortuga. Hace treinta años, esa carrera fue iniciada por un jefe de la BKA llamado Horst Herold, un gran teórico y práctico de la informatización policial, en los tiem-
pos en los que la violencia de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) campaba en Alemania. Ya entonces los Baader, Meinhof y demás no pagaban con tarjeta de crédito para esquivar a los ordenadores de Herold. La sustancia de ese proceso era conseguir plena libertad para que la policía controlara teléfonos, colocara pequeños micrófonos en los domicilios, legiti-
Bélgica busca primer ministro para liderar un gobierno de transición BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Corresponsal
El castillo de Belvédère, residencia oficial de la familia real belga, fue ayer un continuo ir y venir de coches oficiales con pasajeros de rostro sombrío. Desde que el Gobierno de Yves Leterme presentó su dimisión el viernes, el rey Alberto mantiene contactos con los líderes de los partidos políticos e instituciones belgas con una pe-
nosa y urgente misión: encontrar un nuevo primer ministro que lidere al país en tiempos de incertidumbre económica. El relevo de Leterme y del ministro de Justicia, Jo Vandeurzen, ambos del partido conservador CD&V, es inevitable después de que el Tribunal de Casación belga, el equivalente al Supremo, acusara a su entorno de intentar influir en una sentencia que bloqueó los planes del Gobierno de
revender Fortis, el banco donde un 40% de los belgas tienen sus ahorros. Aunque ambos niegan haber violado la separación de poderes –si bien admiten contactos con el esposo de una de las jueces del caso–, “la credibilidad de las instituciones es más importante que las personas”, advirtió el líder de los liberales flamencos. Se abre paso la hipótesis de mantener al resto de los ministros y formar un gobierno de tran-
mara todo tipo de operaciones de escucha y vigilancia y, más recientemente, también la intrusión on line en ordenadores privados mediante los llamados programas troyanos. Todo con carácter “preventivo” y todo justificado en los “peligros” del momento; entonces era la RAF, que mató a 34 personas en los setenta y ochenta, y hoy es el terrorismo islámico.
sición, con la mayoría actual y un mandato hasta junio, cuando están programadas las elecciones regionales y europeas. El final del Gobierno de Leterme, defendía ayer en su editorial el diario Le Soir, “no es una catástrofe”, pero sí lo sería ir de nuevo a las urnas y perder un tiempo precioso formando una nueva coalición. Urge encontrar un primer ministro que devuelva la credibilidad a las instituciones, “por desgracia una especie poco común”, se lamentaba La Libre Belgique. Tampoco hay nadie interesado en el puesto. Le esperan platos tan poco apetitosos como Fortis, los presupuestos, cerrar un acuerdo salarial o mediar para que
cualquier usuario de teléfono móvil, meterse en su ordenador o ponerle un micrófono en casa. Al lado de la posibilidad técnica, la ley es una anécdota, pero también ahí se crean facilidades. Como resultado, la policía china, que no actúa en un marco de Estado de derecho, utiliza esa facultad con la misma alegría y muy parecida libertad que la alemana o la estadounidense, precisamente porque la técnica y legislaciones como la nueva ley de la BKA hacen saltar por los aires algunos fundamentos del Estado de derecho, ahí donde los hay. En Alemania, desde el 1 de enero del 2008, las compañías de telefonía deben mantener seis meses inalterables sus bancos de datos por si la policía necesita echar mano de ellos. El secreto profesional de médicos, juristas, o la protección de fuentes de periodistas se han convertido en entelequia. Al calor de las posibilidades técnicas e informáticas, derechos fundamentales y la propia privacidad se derriten como la mantequilla. “Es un día negro para los principios fundamentales del derecho”, declaró el viernes la ex ministra de Justicia Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, del Partido Liberal.c
20.000 ahorradores recuperen el dinero perdido con la quiebra del banco islandés Kaupthing. Entre los posibles sucesores de Leterme se cita a dos pesos pesados del partido, el presidente del Parlamento federal, Herman van Rompuy, y el incombustible ex primer ministro Jean-Luc Dehaene, actualmente al frente de Dexia, otro banco salvado in extremis de la quiebra. Y una vez más se piensa en el anterior premier, el liberal Guy Verhofstadt, que hace un año aceptó dirigir un gobierno interino mientras Leterme intentaba formar el suyo. La tarea le costó nueve meses y dos renuncias ante el rey. Nueve meses después, se ha estrellado.c