El Burrito Descontento Érase que se era un día de invierno muy crudo. En el campo nevaba copiosamente, y dentro de una casa de labor, en su establo, había un Burrito que miraba a través del cristal de la ventana. Junto a él tenía el pesebre cubierto de paja seca. - Paja seca! - se decía el Burrito, despreciándola-. Vaya una cosa que me pone mi amo! Ay, cuándo se acabará el invierno y llegará la primavera, para poder comer hierba fresca y jugosa de la que crece por todas partes, en prado y junto al camino! Así suspirando el Burrito de nuestro cuento, fue llegando la primavera, y con la ansiada estación creció hermosa hierba verde en gran abundancia. El Burrito se puso muy contento; pero, sin embargo, le duró muy poco tiempo esta alegría. El campesino segó la hierba y luego la cargó a lomos del Burrito y la llevó a casa. Y luego volvió y la cargó nuevamente. Y otra vez. Y otra. De manera que al Burrito ya no le agradaba la primavera, a pesar de lo alegre que era y de su hierva verde. - Ay, cuándo llegará el verano, para no tener que cargar tanta hierba del prado! Vino el verano; mas no por hacer mucho calor mejoró la suerte del animal. Porque su amo le sacaba al campo y le cargaba con mieses y con todos los productos cosechados en sus huertos. El Burrito descontento sudaba la gota gorda, porque tenía que trabajar bajo los ardores del Sol. - Ay, qué ganas tengo de que llegue el otoño! Así dejaré de cargar haces de paja, y tampoco tendré que llevar sacos de trigo al molino para que allí hagan harina. Así se lamentaba el descontento, y ésta era la única esperanza que le quedaba, porque ni en primavera ni en verano habia mejorado su situación. Pasó el tiempo... Llegó el otoño. Pero, qué ocurrió? El criado sacaba del establo al Burrito cada día y le ponía la albarda.
- Arre, arre! En la huerta nos están esperando muchos cestos de fruta para llevar a la bodega. El Burrito iba y venía de casa a la huerta y de la huerta a la casa, y en tanto que caminaba en silencio, reflexionaba que no había mejorado su condición con el cambio de estaciones. El Burrito se veía cargado con manzanas, con patatas, con mil suministros para la casa. Aquella tarde le habían cargado con un gran acopio de leña, y el animal, caminando hacia la casa, iba razonando a su manera: - Si nada me gustó la primavera, menos aún me agrado el verano, y el otoño tampoco me parece cosa buena, Oh, que ganas tengo de que llegue el invierno! Ya sé que entonces no tendré la jugosa hierba que con tanto afán deseaba. Pero, al menos, podré descasar cuanto me apetezca. Bienvenido sea el invierno! Tendré en el pesebre solamente paja seca, pero la comeré con el mayor contento. Y cuando por fin, llegó el invierno, el Burrito fue muy feliz. Vivía descansado en su cómodo establo, y, acordándose de las anteriores penalidades, comía con buena gana la paja que le ponían en el pesebre. Ya no tenía las ambiciones que entristecieron su vida anterior. Ahora contemplaba desde su caliente establo el caer de los copos de nieve, y al Burrito descontento (que ya no lo era) se le ocurrió este pensamiento, que todos nosotros debemos recordar siempre, y así iremos caminando satisfechos por los senderos de la vida: Contentarnos con nuestra suerte es el secreto de la felicidad.
El Ciervo Engreido Èrase una vez... un ciervo muy engreído. Cuando se detuvo para beber en un arroyuele, se contemplaba en el espejo de sus aguas. "¡Qué hermoso soy!", se
decía, ¡No hay nadie en el bosque con unos cuernos tan bellos!" Como todos los ciervos, tenía las piernas largas y ligeras, pero él solía decir que preferiría romperse una pierna antes de privarse de un solo vástago de su magnífica cornamenta. ¡Pobre ciervo, cuán equivocado estaba! Un día, mientras pastaba tranquilamente unos brotes tiernos, escuchó un disparo en la lejanía y ladrídos pe perros...! ¡Sus enemigos! Sintió temor al saber que los perros son enemigos acérrimos de los ciervos, y dificilmente podría escapar de su persecución si habíanolfateado ya su olor. ¡Tenía que escapar de inmediato y aprisa! De repente, sus cuernos se engancharon en una de las ramas más bajas. Intentó soltarse sacudiendo la cabeza, pero sus cuernos fueron aprisionados firmemente en la rama. Los perros estaban ahora muy cerca. Antes de que llegara su fin, el ciervo aún tuvo tiempo de pensar: "¡Que error cometí al pensar que mis cuernos eran lo más hermoso de mi fisico, cuando en realidad lo más preciado era mis piernas que me hubiesen salvado, no mi cornamenta que me traicionó"
El Conejito Ingenioso Periquín tenía su linda casita junto al camino. Periquín era un conejito de blanco peluche, a quien le gustaba salir a tomar el sol junto al pozo que había muy cerca de su casita. Solía sentarse sobre el brocal del pozo y allí estiraba las orejitas, lleno de satisfacción. Qué bien se vivía en aquel rinconcito, donde nadie venía a perturbar la paz que disfrutaba Periquín! Pero un día apareció el Lobo ladrón, que venía derecho al pozo. Nuestro conejito se puso a temblar. Luego, se le ocurrió echar a correr y encerrarse en la casita antes de que llegara el enemigo: pero no tenía tiempo! Era necesario inventar algún ardid para engañar al ladrón, pues, de lo contrario, lo pasaría mal. Periquín sabía que el Lobo, si no encontraba dinero que quitar a sus víctimas, castigaba a éstas dándoles una gran paliza. Ya para entonces llegaba a su lado el Lobo ladrón y le apuntaba con su espantable trabuco, ordenándole: - Ponga las manos arriba señor conejo, y suelte ahora mismo la bolsa, si no quiere que le sople en las costillas con un bastón de nudos. - Ay, qué disgusto tengo, querido Lobo! -se lamentó Periquín, haciendo como que no había oído las amenazas del ladrón- Ay, mi jarrón de plata...!
- De plata...? Qué dices? -inquirió el Lobo. Sí amigo Lobo, de plata. Un jarrón de plata maciza, que lo menos que vale es un dineral. Me lo dejó en herencia mi abuela, y ya ves! Con mi jarrón era rico; pero ahora soy más pobre que las ratas. Se me ha caído al pozo y no puedo recuperarlo! Ay, infeliz de mí! -suspiraba el conejillo. - Estás seguro de que es de plata? De plata maciza? -preguntó, lleno de codicia, el ladrón. - Como que pesaba veinte kilos! afirmó Periquín-. Veinte kilos de plata que están en el fondo del pozo y del que ya no lo podré sacar. - Pues mi querido amigo -exclamó alegremente el Lobo, que había tomado ya una decisión-, ese hermoso jarrón de plata va a ser para mí. El Lobo, además de ser ladrón, era muy tonto y empezó a despojarse sus vestidos para estar más libre de movimientos. La ropa, los zapatos, el terrible trabuco, todo quedó depositado sobre el brocal del pozo. - Voy a buscar el jarrón- le dijo al conejito. Y metiéndose muy decidido en el cubo que, atado con una cuerda, servía para sacar agua del pozo, se dejó caer por el agujero. Poco después llegaba hasta el agua, y una voz subió hasta Periquín: - Conejito, ya he llegado! Vamos a ver dónde está ese tesoro. Te acuerdas hacia qué lado se ha caído? - Mira por la derecha -respondió Periquín, conteniendo la risa. - Ya estoy mirando pero no veo nada por aquí ... - Mira entonces por la izquierda -dijo el conejo, asomando por la boca del pozo y riendo a más y mejor. - Miro y remiro, pero no le encuentro... De que te ríes? -preguntó amoscado el Lobo - Me río de ti, ladrón tonto, y de lo difícil que te va a ser salir de ahí. Éste será el castigo de tu codicia y maldad, ya que has de saber que no hay ningún
jarrón de plata, ni siquiera de hojalata. Querías robarme; pero el robado vas a ser tú, porque me llevo tu ropa y el trabuco con el que atemorizabas a todos. Viniste por lana, pero has resultado trasquilado. Y, de esta suerte, el conejito ingenioso dejó castigado al Lobo ladrón, por su codicia y maldad. El Leon Va a La Guerra Èrase una vez... un león que decidió ir a la guerra. Llamó a sus ministros y les ordenó que proclamaran el siguiente edicto: " El rey León ordena que todos los ánimales de este bosque se presenten mañana para ir a la guerra. Nadie puede faltar." Los sudbitos se presentaron puntualmente y el león comenzó a dar órdenes: " Tú, elefante, que eres el más grande, llevarás la artillería y las provisiones de todos. Tú, zorra, que tienes fama de ser tan astuta, me ayudarás a estudiar los planes de guerra para contrarrestar los movimientos del enemigo. Tú, mona, que eres tan ágil y trepas a los árboles con tanta facilidad, serás mi vigía y observarás desde lo alto los movimientos del enemigo. Tú, oso, que eres tan fuerte y ágil, escalarás los muros fortíficados y llevarás el desconcierto a las filas de nuestros enemigos." Entre los convocados estaban también el asno y el conejo. Al verlos, los ministros sacudieron la cabeza: "Majestad, el asno nos parece poco apropiado para la guerra; tiene fama de ser animal miedoso." El león observó detenidamente al pollino y, dirigiéndose a sus consejeros, les dijo: "Su rebuzno es más potente que mi voz; por lo tanto, permanecerá cerca de mí y será mi cornetín de órdenes." A continuación señalaron al conejo: "De todos modos, éste, su majestad, que es mucho más miedoso que el asno, deberéis mandarlo de vuelta a su casa" Una vez más, el león tomó su tiempo para reflexionar. Se volvió al conejo y le ordenó: " Tú, que siempre vas por delante de tus enemigos, has aprendido que, para salvarte, debes correr más rápido que nadie, por tanto serás mi emisario y, así, los soldados recibirán mis órdenes como un rayo." Dicho esto, se dirigió a todos en estos términos: " Todo el mundo puede ser útil en la guerra, si cada uno participa en el esfuerzo común según sus posibilidades." La Tortuga Gigante Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo podría curarse. El no quería ir, porque tenía hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día más. Hasta que un amigo suyo, que era director del Zoológico, le dijo un día: -Usted es amigo mío y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al monte, a hacer mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y usted tiene mucha puntería con la escopeta, cace bichos del monte para traerme los
cueros, y yo le daré plata adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien. El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos que Misiones todavía. Hacía allá mucho calor, y eso le hacía bien. Vivía solo en el bosque y él mismo se cocinaba, Comía pájaros y bichos del monte, que cazaba con la escopeta, y después comía frutas. Dormía bajo los árboles y, cuando hacía mal tiempo, construía en cinco minutos una ramada con hojas de palmera, y allí pasaba sentado y fumando, muy contento en medio del bosque, que bramaba con el viento y la lluvia. Había hecho un atado con los cueros de los animales, y lo llevaba al hombro. Había también agarrado, vivas, muchas víboras venenosas, y las llevaba dentro de un gran mate, porque allá hay mates tan grandes como una lata de querosene. El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un día en que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre enorme que quería comer una tortuga, y la ponía parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con las uñas. AI ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador, que tenía una gran puntería, le apuntó entre los dos ojos y le rompió la cabeza. Después le sacó el cuero, tan grande que él solo podría servir de alfombra para un cuarto. -Ahora se dijo el hombre- voy a comer tortuga, que es una carne muy rica. Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la cabeza casi separada del cuello, y la cabeza colgaba casi de dos o tres hilos de carne. A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lástima de la pobre tortuga, y la llevó arrastrando con una soga hasta su ramada y le vendó la cabeza con tiras de género que sacó de su camisa, porque no teína más que una sola camisa y no tenía trapos. La había llevado arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y pesaba como un hombre. La tortuga quedó arrimada a un rincón, y allí pasó días y días sin moverse. El hombre la curaba, todos los días, y después le daba golpecitos con la mano sobre el lomo. La tortuga sanó por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enfermó. Tuvo fiebre y le dolía todo el cuerpo.
Después no pudo levantarse más. La fiebre aumentaba siempre, y la garganta le quemaba de tanta sed. El hombre comprendió que estaba gravemente enfermo, y habló en voz alta, aunque estaba solo, porque tenía mucha fiebre. Voy a morir -dijo el hombre- estoy solo, ya no puedo levantarme más, y no tengo quién me dé agua siquiera. Voy a morir aquí de hambre y de sed. Y al poco rato la fiebre subió más aún, y perdió el conocimiento. Pero la tortuga lo había oído, y entendió lo que el cazador decía. Y ella pensó entonces: -El hombre no me comió la otra vez, aunque tenía mucha hambre, y me curó. Yo lo voy a curar a él ahora. Fue entonces a la laguna, buscó una cáscara de tortuga chiquita, y después de limpiarla bien con arena y ceniza la llenó de agua y le dio de beber al hombre, que estaba tendido sobre su manta y se moría de sed. Se puso a buscar en seguida raíces ricas y yuyitos tiernos, que le llevó al hombre para que comiera. El hombre comía sin darse cuenta de quién le daba la comida, porque tenía delirio con la fiebre y no conocía a nadie. Todas las mañanas la tortuga recorría el monte buscando raíces cada vez más ricas para darle al hombre, y sentía no poder subirse a los árboles para Ilevarle frutas. El cazador comió así días y días sin saber quién le daba la comida, y un día recobró él conocimiento. Miró a todos lados, y vio que estaba solo, pues allí no había más que él y la tortuga, que era un animal. Y dijo otra en voz alta: Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver de nuevo, y voy a morir aquí, porque solamente en Buenos Aires hay remedios para curarme. Pero nunca podré ir, y voy a morir aquí. Y como él lo había dicho, la fiebre volvió esa tarde, más fuerte que antes, y perdió de nuevo el conocimiento. Pero también esta vez la tortuga lo había oído y se dijo: -Si queda aquí en el monte se va a morir, porque no hay remedios, y tengo que llevarlo a Buenos Aires. Dicho esto, cortó enredaderas finas y fuertes, que son como piolas, acostó con mucho cuidado al hombre encima de su lomo, y lo sujetó bien con las enredaderas para que no se cayese. Hizo muchas pruebas para acomodar bien la escopeta, los cueros y el mate con víboras, y al fin consiguió lo que quería, sin molestar al cazador, y emprendió entonces el viaje. La tortuga, cargada así, caminó, caminó y caminó de día y de noche. Atravesó montes, campos, cruzó a nado ríos de una legua de ancho, y atravesó pantanos
en que quedaba casi enterrada, siempre con el hombre moribundo encima. Después de ocho o diez horas de caminar se detenía, deshacía los nudos y acostaba al hombre con mucho cuidado en un lugar donde hubiera pasto bien seco. Iba entonces a buscar agua y raíces tiernas, y le daba al hombre enfermo. Ella comía también, aunque estaba tan cansada que prefería dormir. A veces tenía que caminar al sol; y como era verano, el cazador tenía tanta fiebre que deliraba y se moría de sed. Gritaba: ¡agua!, ¡agua!, a cada rato. Y cada vez la tortuga tenía que darle de beber. Así anduvo días y días, semana tras semana. Cada vez estaban más cerca de Buenos Aires, pero también cada día la tortuga se iba debilitando, cada día tenia menos fuerza, aunque ella no se quejaba. A veces quedaba tendida, completamente sin fuerzas, y el hombre recobraba a medias el conocimiento. Y decía en voz alta: -Voy a morir, estoy cada vez más enfermo, y sólo en Buenos Aires me podría curar. Pero voy a morir aquí, solo en el monte. Él creía que estaba siempre en la ramada, porque no se daba cuenta de nada. La tortuga se levantaba entonces, y emprendía de nuevo el camino. Pero llegó un día, un atardecer, en que la pobre tortuga no pudo más. Había llegado al límite de sus fuerzas, y no podía más. No había comido desde hacía una semana para llegar más pronto. No tenía más fuerza para nada. Cuando cayó del todo la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo, y no supo qué era. Se sentía cada vez más débil, cerró entonces los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que no había podido salvar al hombre que había sido bueno con ella. Y, sin embargo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo sabía. Aquella luz que veía en el cielo era el resplandor de la ciudad, e iba a morir cuando estaba ya al fin de su heroico viaje. Pero un ratón de la ciudad -posiblemente el ratoncito Pérez- encontró a los dos viajeros moribundos. -¡Qué tortuga! -dijo el ratón-. Nunca he visto una tortuga tan grande. ¿Y eso que llevas en el lomo, qué es? ¿Es leña? -No -le respondió con tristeza la tortuga-. Es un hombre. -¿Y dónde vas con ese hombre? -añadió el curioso ratón.
-Voy... voy... quería ir a Buenos Aires -respondió la pobre tortuga en una voz tan baja que apenas se oía -.Pero vamos a morir aquí porque nunca llegaré. -¡Ah, zonza, zonza!-dijo riendo el ratoncito-. ¡Nunca vi una tortuga mas zonza! Si ya has Ilegado a Buenos Aires! Esa luz que ves allá es Buenos Aires. Al oír esto, la tortuga se sintió con una fuerza inmensa porque aún tenía tiempo de salvar al cazador, y emprendió la marcha. Y cuando era de madrugada todavía, el director del Jardín Zoológico vio Llegar a una tortuga embarrada y sumamente flaca, que traía acostado en su lomo y atado con enredaderas, para que no se cayera, a un hombre que se estaba muriendo. El director reconoció a su amigo, y él mismo fue corriendo a buscar remedios, con los que el cazador se curó enseguida. Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga, cómo había hecho un viaje de trescientas leguas para que tomara remedios, no quiso separarse más de ella. Y como él no podía tenerla en su casa que era muy chica, el director del Zoológico se comprometió a tenerla en el Jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija. Y así pasó. La tortuga, feliz y contenta con el cariño que le tienen, pasea por todo el jardín, y es la misma gran tortuga que vemos todos los días comiendo el pastito alrededor de las jaulas de los monos. El cazador la va a ver todas las tardes y ella conoce desde lejos a su amigo, por los pasos. Pasan un par de horas juntos , y ella no quiere nunca que él se vaya sin que le dé una palmadita de cariño en el lomo.
Simbad el Marino Hace muchos, muchísmos años, en la ciudad de Bagdag vivía un joven llamado Simbad. Era muy pobre y, para ganarse la vida, se veía obligado a transportar pesados fardos, por lo que se le conocía como Simbad el Cargador. - ¡Pobre de mí! -se lamentaba- ¡qué triste suerte la mía! Quiso el destino que sus quejas fueran oídas por el dueño de una hermosa casa, el cual ordenó a un criado que hiciera entrar al joven. A través de maravillosos patios llenos de flores, Simbad el Cargador fue conducido hasta una sala de grandes dimensiones.
En la sala estaba dispuesta una mesa llena de las más exóticas viandas y los más deliciosos vinos. En torno a ella había sentadas varias personas, entre las que destacaba un anciano, que habló de la siguiente manera: -Me llamo Simbad el Marino. No creas que mi vida ha sido fácil. Para que lo comprendas, te voy a contar mis aventuras... " Aunque mi padre me dejó al morir una fortuna considerable; fue tanto lo que derroché que, al fin, me vi pobre y miserable. Entonces vendí lo poco que me quedaba y me embarqué con unos mercaderes. Navegamos durante semanas, hasta llegar a una isla. Al bajar a tierra el suelo tembló de repente y salimos todos proyectados: en realidad, la isla era una enorme ballena. Como no pude subir hasta el barco, me dejé arrastrar por las corrientes agarrado a una tabla hasta llegar a una playa plagada de palmeras. Una vez en tierra firme, tomé el primer barco que zarpó de vuelta a Bagdag..." L legado a este punto, Simbad el Marino interrumpió su relato. Le dio al muchacho 100 monedas de oro y le rogó que volviera al día siguiente. Así lo hizo Simbad y el anciano prosiguió con sus andanzas... " Volví a zarpar. Un día que habíamos desembarcado me quedé dormido y, cuando desperté, el barco se había marchado sin mí. L legué hasta un profundo valle sembrado de diamantes. Llené un saco con todos los que pude coger, me até un trozo de carne a la espalda y aguardé hasta que un águila me eligió como alimento para llevar a su nido, sacándome así de aquel lugar." Terminado el relato, Simbad el Marino volvió a darle al joven 100 monedas de oro, con el ruego de que volviera al día siguiente... Hubiera podido quedarme en Bagdag disfrutando de la fortuna conseguida, pero me aburría y volví a embarcarme. Todo fue bien hasta que nos sorprendió una gran tormenta y el barco naufragó. Fuimos arrojados a una isla habitada por unos enanos terribles, que nos cogieron prisioneros. Los enanos nos condujeron hasta un gigante que tenía un solo ojo y que comía carne humana. Al llegar la noche, aprovechando la oscuridad, le clavamos una estaca ardiente en su único ojo y escapamos de aquel espantoso lugar. De vuelta a Bagdag, el aburrimiento volvió a hacer presa en mí. Pero esto te lo contaré mañana... Y con estas palabras Simbad el Marino entregó al joven 100 piezas de oro.
Inicié un nuevo viaje, pero por obra del destino mi barco volvió a naufragar. Esta vez fuimos a dar a una isla llena de antropófagos. Me ofrecieron a la hija del rey, con quien me casé, pero al poco tiempo ésta murió. Había una costumbre en el reino: que el marido debía ser enterrado con la esposa. Por suerte, en el último momento, logré escaparme y regresé a Bagdag cargado de joyas... Y así, día tras día, Simbad el Marino fue narrando las fantásticas aventuras de sus viajes, tras lo cual ofrecía siempre 100 monedas de oro a Simbad el Cargador. De este modo el muchacho supo de cómo el afán de aventuras de Simbad el Marino le había llevado muchas veces a enriquecerse, para luego perder de nuevo su fortuna. El anciano Simbad le contó que, en el último de sus viajes, había sido vendido como esclavo a un traficante de marfil. Su misión consistía en cazar elefantes. Un día, huyendo de un elefante furioso, Simbad se subió a un árbol. El elefante agarró el tronco con su poderosa trompa y sacudió el árbol de tal modo que Simbad fue a caer sobre el lomo del animal. Éste le condujo entonces hasta un cementerio de elefantes; allí había marfil suficiente como para no tener que matar más elefantes. S imbad así lo comprendió y, presentándose ante su amo, le explicó dónde podría encontrar gran número de colmillos. En agradecimiento, el mercader le concedió la libertad y le hizo muchos y valiosos regalos. Regresé a Bagdag y ya no he vuelto a embarcarme -continuó hablando el anciano-. Como verás, han sido muchos los avatares de mi vida. Y si ahora gozo de todos los placeres, también antes he conocido todos los padecimientos. Cuando terminó de hablar, el anciano le pidió a Simbad el Cargador que aceptara quedarse a vivir con él. El joven Simbad aceptó encantado, y ya nunca más, tuvo que soportar el peso de ningún fardo...
Trabalenguas "EL NIÑO DEBE DISFRUTAR DE TODOS LOS DERECHOS SIN DISCRIMINACIÓN DE RAZA, COLOR, SEXO, IDIOMA O RELIGIÓN"
Tres tristres tigres, ¡Compadre, cómpreme un El gallo Pinto no pinta, tragaban trigo en un coco! el que pinta es el pintor; trigal, en tres tristes ¡Compadre, coco no que el gallo Pinto, las trasto, tragaban trigo tres compro!, porque el que pintas, tristes tigres. poco coco come, poco Pinta por pinta, pintó. coco compra y como yo poco coco como, poco coco compro!.
A Cuesta le cuesta subir la cuesta, y en medio de la cuesta, va y se acuesta.
Cuando yo digo Diego, digo digo y cuando digo digo, digo Diego
Pepe piña Pica papa Pica papa Pepe piña.
El rey de Constantinopla Se quiere descontantinopolizar el que lo descontantinopolizare buen descontantinopolizador será.
Cuando cuentes cuentos cuenta cuantos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas nunca sabrás cuántos cuentos sabes contar.
Me han dicho que he dicho un dicho, pero ese dicho no lo he dicho yo. Porque si yo lo hubiera dicho ese dicho estuviera bien dicho por haberlo dicho yo.
El cielo está encapotado ¿Quién lo desencapotará? el que lo desencapotare, buen desencapotador será.
Pepe pecas pica papas con un pico pica papas pepe pecas con un pico pica papas pepe pecas.
Me han dicho un dicho, que dicen que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho, pués si yo lo hubiera dicho, estaría mejor dicho, que ese dicho que dicen que algun día dije yo.
Quiero y no quiero querer a quien no queriendo quiero. He querido sin querer y estoy sin querer queriendo. Si por mucho que te quiero, quieres que te quiera más, te quiero más que me quieres
Rasquín era un rascón que rascaba en una risca, con un tosco rasca risca rascador, rasca que rasca acabó con el risco, rasca la risca, rascó un rincón.
Tres tristes tigres tragaban trigo en tres tristes trastos sentados tras un trigal. Sentados tras un trigal, en tres tristes trastos tragaban trigo tres tristes tigres.
¿que más quieres?, ¿quieres mas?
El cielo está emborregado El Arzobispo de El cielo está enladrillado ¿quién lo Constantinopla está ¿quién lo desenladrillará? desemborregará? constantinoplizado. el buen desenladrillador el buen Consta que Constanza, no que lo desenladrille desemborregador lo pudo buen desenladrillador será. que lo desemborregue desconstantinoplizar. buen desemborregador El desconstantinoplizador será. que desconstantinoplizare al Arzobispo de Constantinopla, buen desconstantinoplizador será. Yo compré pocas copas, pocas copas yo compré, como yo compré pocas copas, pocas copas yo pagué.
Pablito clavó un clavito en la calva de un calvito. En la calva de un calvito, un clavito clavó Pablito.
Cuando cuentes cuentos cuenta cuántos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas, nunca sabrás cuántos cuentos cuentas tú.
El que poco coco come, poco coco compra; el que poca capa se tapa, poca capa se compra. Como yo, poco coco como, poco coco compro, y como poca capa me tapo, poca capa me compro.
Paco Peco, chico rico, le gritaba como loco a su tío Federico.Y éste dijo: - Poco a poco, Paco Peco, ¡poco pico!
Doña Díriga, Dáriga, Dóriga, trompa pitáriga, tiene unos guantes de pellejo de zírriga, zárriga, zórriga, trompa pitáriga, le vienen grandes.
Señor: Pedro Pero Pérez Crespo, ¿dónde mora? Porque en esta Villa, tres Pedro Pero Pérez Crespo había. Pedro Pero Pérez Crespo el de arriba, Pedro Pero Pérez Crespo el de abajo, y Pedro Pero Pérez Crespo el de fuera de la Villa. Yo no busco a Pedro Pero Pérez Crespo el de abajo, Yo no busco a Pedro Pero Pérez Crespo el de arriba, ni a Pedro Pero Pérez Crespo el de fuera de la Villa, sino a Pedro Pero Pérez Crespo Crespín, que tenía una yegua y un rocín. Crespa la cola, crespa la crín y crespo todo el potrinquín.
Parra tenía una perra. Guerra tenía una parra. La perra de Parra subió a la parra de Guerra. Guerra pegó con la porra a la perra de Parra. Y Parra le dijo a Guerra: - ¿Por qué ha pegado Guerra con la porra a la perra de Parra? Y Guerra le contestó: - Si la perra de Parra no hubiera subido a la parra de Guerra, Guerra no habría pegado con la porra a la perra de Parra.
Corazón de chirichispa y ojos de chirichispé: tú que me enchirichispaste, hoy desenchirichispamé.
Buscaba el bosque Teresa trajo tizas hechas Francisco, trizas. un vasco bizco, muy brusco, y al verlo le dijo un chusco, - ¿Busca el bosque, vasco bizco?
Adivinanzas
Un podador podaba la parra y otro podador que por allí pasaba le dijo: - Podador que podas la parra, ¿qué parra podas? ¿podas mi parra o tu parra podas? - Ni podo tu parra, ni mi parra podo, que podo la parra de mi tio Bartolo.
"EL NIÑO DISPONDRÁ DE OPORTUNIDADES Y SERVICIOS, PARA QUE PUEDA DESARROLLARSE FÍSICA, MENTAL, ESPIRITUAL Y MORALMENTE DE FORMA SALUDABLE Y NORMAL, ASÍ COMO EN CONDICIONES DE LIBERTAD Y DIGNIDAD."
1 Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera.
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2 Tengo de rey la cabeza calzo espuela pavonada, llevo barba colorada, mi sueño temprano empieza y madrugo a la alborada. 5
Tiene ojos de gato y no es Mas grande es, gato, menos se ve, orejas de gato y no es ¿Qué es? gato; patas de gato y no es gato; rabo de gato y no es gato.¿Quién es? 7 Soy duro y bastante frío, Cuando me tocas me sonrojo, y si ahorita me ves, al
8 En verdes ramas nací, en molino me estrujaron, en un pozo me metí, y del pozo me sacaron
3 Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.
6 Tiene dientes y no come tiene barbas y no es hombre.
9 Tengo cabeza redonda, sin nariz, ojos ni frente, y mi cuerpo se compone tan sólo de blancos dientes.
rato, solo te mojo ¿Quién soy? 10 Arca, monarca, llena de placer; ningún carpintero te ha sabido hacer. 13 Fui a la plaza y las compré bellas, llegué a mi casa y lloré con éllas. 16 Cinco hermanos muy unidos que no se pueden mirar, cuando riñen, aunque quieras, no los puedes separar.
a la cocina a freir. 11 De tierra morena vengo, estirando y encogiendo, amárrenme las gallinas, que a los perros no les temo. 14 Ave soy, pero no vuelo; mi nombre es cosa muy llana: soy una simple serrana, hija de un hijo del suelo. 17
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Sal al campo por las noches si me quieres conocer soy señor de grandes ojos cara seria y gran saber.
Por un camino muy oscuro va caminando un animal. El nombre del bicho ya te lo he dicho.
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25 Zumba que te zumbarás, van y vienen sin descanso,
Ave me llaman a veces y es llana mi condición.
15 ¿Quién pensaréis que yo soy, que cuanto más y más lavo mucho más sucia me voy? 18
Pequeños, redondos, con Aunque no soy pajarillo agujeritos, canto sin ninguna pena valemos muy poco, solos o y cuando en plural me usan juntitos, represento la condena. mas de nosotros depende el buen vestir de la gente.
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Blanquilla es mi nombre y endulzo la vida al hombre.
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Son de color chocolate, se ablandan con el calor y si se meten al horno explotan con gran furor. 26 Uno se cree superior, el otro inferior se siente, sin decirse nunca nada
21 Vive bajo tierra, muere en la sartén, sus diez camisitas llorando se ven. 24 Blanca soy como la nieve, me sacan de una caña, y aunque soy del otro mundo, ahora ya nazco en España. 27 Soy un palito muy derechito y encima de la frente
de flor en flor trajinando mucho se quieren, y nuestra vida endulzando. tanto que siempre se están besando. 28 Tengo duro cascarón, pulpa blanca y líquido dulce en mi interior. 31 Soy pequeña y afilada y pincho con mis puntadas. 34
29
Entre col y col lechuga, entre lechuga, una flor, que al sol siempre está mirando, dorándose a su calor. 40 Oro parece, plata no es, el que no lo sepa un tonto es. 43 De bello he de presumir: soy blanco como la cal, todos me saben abrir, nadie me sabe cerrar.
30
Adivina quien yo soy: Col, col, colera; al ir parece que vengo, flor, flor, florera: y al venir, es que me voy. si estamos juntas, ¿Qué planta apuntas? 32
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En las manos de las damas Dos niñas asomaditas casi siempre estoy metido, cada una a su ventana; unas veces desplegado lo ven y lo cuentan todo, otras veces recogido. sin decir una palabra. 35
De cierto animal dí el Col es parte de mi nombre: nombre, es quien vigila la casa, mi apellido es floral, quien avisa si alguien pasa más si lo quieres saber y es fiel amigo del a la huerta has de hombre. marchar. 37
llevo un mosquito que ni pica ni vuela ni toca la vihuela
38 Me abrigo con paños blancos luzco blanca cabellera y por causa mía llora, hasta la misma cocinera. 41 Nunca camina por tierra, ni vuela, ni sabe nadar, pero aún así siempre corre, sube y baja sin parar. 44 ¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre
36 Mi nombre empieza con "a", de las damas muy querido, si me prenden voy seguro, y si me sueltan, perdido.
39 Blanca soy y, como dice mi vecina, útil siempre soy en la cocina. 42 Iba una vaca de lado, luego resultó pescado.
45 En el campo me crié, atada con verdes lazos, y aquel que llora por mí me está partiendo en
mojada y al cielo pegada estoy. 46 Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo. 49 Bonita planta, con una flor que gira y gira buscando el sol.
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Tengo un sonido tan suave, que ángeles tocan en mí; mis cuerdas acompañaron los salmos del rey David.
La cara que yo acaricio dejo de seda al momento, porque ni un pelo se resiste a mi marcha, ¡buen invento!
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Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros. 53
Del agua soy, tierra y aire Sobre una piel bien cuando de andar me tensada, canso, dos bailarines saltaban. si se me antoja vuelo, si se me antoja nado. 55 Treinta y dos sillitas blancas en un viejo comedor, y una vieja parlanchina que las pisa sin temor. 58 ¿Qué cosa no ha sido y tiene que ser, y que cuando sea
pedazos.
56 Lentes chiquitas, jóvenes o viejas: si quieres nos tomas y si no nos dejas. 59
Una cajita chiquita, blanca como la cal: todos la saben abrir, nadie la sabe cerrar.
54 No vuela y tiene un ala, no es camión y hace "cran".
57 Cuando te veo me ves, cuando me ves te veo y no te parezco feo.
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Pequeño, pero importante: Dos buenas piernas su hazaña más tenemos comentada, y no podemos andar,
dejará de ser?. 61 Sin ser rica tengo cuartos y, sin morir, nazco nueva; y a pesar de que no como, hay noches que luzco llena. 64 Mi madre es tartamuda, mi padre es "cantaor", tengo blanco mi vestido, amarillo el corazón. 67 Soy redonda como el mundo al morir me despedazan, me reducen a pellejo y todo el jugo me sacan 70
dar a un enorme gigante una terrible pedrada. 62 Mi padre me llevó al bosque y el camino señalé marcándolo con piedrecitas para así poder volver. 65 Cuanto más caliente, más fresco y crujiente.
68 Mi picadura es dañina, mi cuerpo insignificante, pero el nectar que yo doy os lo coméis al instante. 71
pero el hombre sin nosotros no se puede presentar. 63 Yo tengo calor y frío y no frío sin calor y sin ser ni mar ni río peces en mí he visto yo.
66 Te digo y te repito que si no lo adivinas no vales un pito. 69 Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dió el ser. 72
En alto vive, en alto mora, ¿Quién será la desvelada, Dicen que son de dos en alto teje, la tejedora. lo puedes tú discurrir? pero siempre son de una. día y noche está acostada y no se puede dormir. 73 Sin élla en la mano ni entras ni sales, ni vas a la calle.
76 Tiene las orejas largas, tiene la cola pequeña, en los corrales se cría y en el monte tiene
74 Es la reina de los mares, su dentadura es muy buena, y por no ir nunca vacía, siempre dicen que va llena. 77 Cuanto más se moja más te seca. ¿Qué es?
75 Si la dejamos se pasa; si la vendemos se pesa; si se hace vino se pisa; si la dejamos se posa.
78 Sube llena, baja vacia, y si no se da prisa, la sopa se enfría,
cuevas. 79
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Aunque no soy importante, De día llenos de carne, en la vida pinto algo; de noche con la boca al mas no podré trabajar aire. cuando yo me quede calvo. 82 En medio del cielo estoy sin ser sol, ni luna llena, sin ser lucero, ni estrella; a ver si aciertas quién soy. 85 Una madrastra la odia, una manzana la mata, un príncipe muy hermoso de la muerte la rescata. 88 ¿Cuál es el animal que tiene silla y no se puede sentar? 91 ¿Sabes de alguna letrita, que si la vuelta le das, enseguida se convierte de consonante en vocal? 94 Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
83 Del mar salió mi nombre y, tan desgraciada nací, que, huyendo de la desgracia, contra una garita dí. 86
81 Voy con mi casa al hombro, camino sin tener patas, y voy marcando mi huella con un hilito de plata. 84 Somos sesenta mellizos, en torno de nuestra madre, tenemos sesenta hijitos y toditos igualitos. 87
Animal soy, desde luego; Rodeo cuellos y cuellos, me llaman el jorobado, tanto de éllas como de y que tengo cuatro patas, éllos. ya se da por descontado. 89 En verano barbudo y en invierno desnudo,
92 Muchas monjitas en un convento, visitan las flores y hacen dulces dentro. 95 No me pronuncies dos veces que tengo sonido feo.
90 Doy al cielo resplandores cuando deja de llover: abanico de colores, que nunca podrás coger. 93 No lo parezco y soy pez, y mi forma la refleja una pieza de ajedrez. 96 Alto, altanero, gran caballero, gorro de grana, capa dorada, espuelas de acero.
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Una vieja con un diente Tiene famosa memoria, que llama a toda la gente. gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber. 100 Cruza los ríos, también los mares, vuela sin alas a todas partes 103
101 Es negro como un curita y no se cansa de hacer bolitas.
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En los baños suelo estar, El pie tapo al instante aunque provengo del mar. igual que si fuera un guante.
106 Dicen que la tía Cuca, se arrastra con mala racha. ¿Quien será esa muchacha? 109
107 Doce señoritas en un mirador, todas tienen medias y zapatos no. 110
99 Sin ser árbol, tengo hojas sin ser bestia, un buen lomo y mi nombre en cada tomo
102 Aquí estamos doce hermanos; yo, que el segundo nací, soy el menor entre todos: ¿Cómo puede ser así? 105 Los siete son hermanitos y viven un solo día: cuando uno nace otro muere, y así se pasan la vida. 108 ¿Qué cosa, qué cosa es? que vuela sin tener alas, y corre sin tener pies.
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No me utilizan los patos Tengo cinco habitaciones, Orejas largas, rabo cortito; más me llevan de apellido, en cada una un inquilino, corro y salto muy ligerito. con Z empieza mi nombre, en invierno cuando hace ¡y ya el resto es pan frio, comido! están todos calentitos. 112 Mi nombre lo leo, mi apellido es pardo, quién no lo adivine, es un poco tardo. 115 Tres partes tiene mi
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Siempre de mí dicen algo, ¿Qué bicho dirás que es, aunque muy humilde soy; que es algo y nada a la vez? no soy señor y me tratan, con la nobleza del don. 116 Nace en el mar,
117 Colgada voy por delante
nombre: muere en el río. en Francia está la primera; Ese es mi nombre... la segunda, aunque te ¡pues vaya un lío! asombre, dentro de un cisne se esconde y la tercera la tiene la cocinera. 118 Dama da, dama deja, y no se queja de lo que deja.
121 Tengo patas bien derechas, pero no me puedo mover, llevo a cuestas la comida y no la puedo comer. 124 Muy bonito por delante y muy feo por detrás; me transformo a cada instante, pues imito a los demás. 127 Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás. 130 Te lo digo y no me entiendes no tengo boca y si tengo dientes.
119 Locomotora no soy, mas cuando con vapor voy, dejo muy alisado si me usan con cuidado. 122
y al hombre hago elegante.
120 Te la digo y no me entiendes, te la repito y no me comprendes y si te la digo ¿lo sabes?. 123
Yo con mi hermana gemela Todas somos altas andamos siempre al gordas o delgaditas compás, y echamos mucho humo con la boca por delante por nuestras cabecitas. y los ojos por detrás. 125 Muchos golpes recibe cuando a la gente, la entrada prohibe.
128 Quien me mira se refleja así nadie tendrá ni una queja. 131 En el campo fui nacida vestida de verdes ramas y al pueblo me trajeron para servir a las damas, a mí todo me regalan,
126 Sólo tres letras tengo pero tu peso yo sostengo. Si me tratas con cuidado, te llevaré a cualquier lado. 129 Si me mojas hago espuma con ojitos de cristal y tu cuerpo se perfuma mientras llega mi final. 132 Aunque de comida voy cargado la gente me vacía y nunca soy tragado.
caramelos, miel, melada, más yo todo lo reparto porque no sé comer nada. 133
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Dicen que tiene y no tiene, Aunque tiene dientes mucho pincha, poco y la casa guarda, retiene. ni muerde ni ladra. 136 ¿Qué será, qué será, que siempre está en la puerta y nunca puede entrar? 139
137 Sale de la sala, entra en la cocina, meneando la cola como una gallina. 140
Una capilla llena de gente Unas son redondas, y un capellán enmedio otras ovaladas, que predica siempre. unas piensan mucho, otras casi nada. 142
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Dos hermanos sonrosados, Una señora, juntos en silencio están; muy enseñorada, pero siempre necesitan siempre va en coche separarse para hablar y siempre va mojada. 145
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Adivina, adivinanza. Parecen persianas ¿Qué tienen los reyes en la que suben y bajan. panza? 148 El que pinta es pintor; yo pinto y no recibo tal honor.
149 Tengo dientes afilados, que mucho brillan al sol, y aunque me falta la boca soy un feroz comilón.
135 Chiquita como un ratón guarda la casa como un león 138 Una pregunta muy fácil sabiéndola contestar, ¿qué planta se riega justo, cuando la van a cortar? 141 Como la piedra son duros; para el perro un buen manjar y sin ellos no podrías ni saltar ni caminar. 144 Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna. 147 Tengo cabeza de hierro y mi cuerpo es de madera, al que yo le piso un dedo, ¡menudo grito que pega! 150 Me rascan continuamente de forma muy placentera, mi voz es muy bien timbrada y mi cuerpo de madera.
151 Todos dicen que me quieren para hacer buenas jugadas, y, en cambio, cuando me tienen me tratan siempre a patadas. 154 Cuanto más y más lo llenas, menos pesa y sube más. 157 En todos los días de la semana me hallarás, excepto en domingo que no me encontrarás. 160 Nunca bien supe escribir pero soy gran escribano; bien que te puedo servir, si me tomas en tu mano. 163 Termino cabeza arriba, empiezo cabeza abajo, y tan sólo preguntar es mi trabajo. 166 Salimos cuando anochece, nos vamos si canta el gallo, y hay quien dice que nos ve cuando le pisan un callo.
152 La pones sobre la mesa, la partes y la repartes pero nadie se la come
155 Con la nieve se hace y el sol lo deshace.
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153 Cómete la "e" y pon una "a". Mírala muy bien y échala a volar.
156 ¿Que es lo que se repite una vez cada minuto, dos veces cada momento y nunca en cien años? 159
El burro la lleva a cuestas, Todas las palabras sé metidita en un baúl, y, aunque todas las explico, yo no la tuve jamás nunca las pronunciaré. y siempre la tienes tú. 161 Tengo hojas sin ser árbol, te hablo sin tener voz, si me abres no me quejo, adivina quien soy yo. 164 Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante. 167 Doy calorcito, soy muy redondo, salgo prontito y tarde me escondo.
162 Muy chiquito, chiquitito, que pone fin a lo escrito.
165 Lleva años en el mar y aún no sabe nadar.
168 ¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?
169 Vuela sin alas, silba sin boca, azota sin manos y tú ni lo ves ni lo tocas.
170 Soy de piel o paño gordo y me adhiero a tu cuerpo, para que no pases frío cuando llega el invierno. Soluciones Adivinanzas
1
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3
La Pera
El Gallo
Las Tijeras
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6
Una Gata
La Obscuridad
El Choclo
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9
El Hielo
El aceite
El ajo
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11
12
La almendra / la nuez
La lombriz
La avellana
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15
Las cebollas
La avellana
El agua
16
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18
Los dedos de la mano
Los botones
El grillo
19
20
21
El buho
La vaca
La cebolla
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23
24
El azucar
Las castañas
El azúcar
25
26
27
Las abejas
Los labios
La letra I
28
29
30
El coco
El cangrejo
La coliflor
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32
33
La aguja
El abanico
Los ojos
34
35
36
El perro
La coliflor
El alfiler
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38
39
El girasol
La cebolla
La harina
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41
42
El plátano
La araña
El bacalao
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44
45
El huevo
La lengua
La cebolla
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El río
El arpa
La máquina de afeitar
49
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51
El girasol
La cara
El huevo
52
53
54
El pato
El tambor
El alacrán
55
56
57
La boca
Las lentejas
El espejo
58
59
60
El día de mañana
David
Los pantalones
61
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63
La luna
Pulgarcito
La sartén
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65
66
El huevo
El pan
El té
67
68
69
La uva
La abeja
El hiel
70
71
72
La araña
La cama
Los dedos
73
74
75
La llave
La ballena
La uva
76
77
78
El conejo
La toalla
La cuchara
79
80
81
El pincel
Los zapatos
El caracol
82
83
84
La letra E
Margarita
Los minutos
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86
87
Blancanieves
El camello
La bufanda
88
89
90
El caballo
El bosque
El arco iris
91
92
93
La letra U
La colmena
El caballito de mar
94
95
96
La silla
La letra K
El gallo
97
98
99
La campana
El elefante
El libro
100
101
102
La carta
El escarabajo
Febrero
103
104
105
La esponja
El calcetín
Los días de la semana
106
107
108
La cucaracha
Las horas
El tiempo
109
110
111
Los zapatos
El guante
El conejo
112
113
114
El leopardo
El algodón
El pez
115
116
117
Francisco
Mario
La corbata
118
119
120
La madeja
La plancha
La tela
121
122
123
La mesa
Las tijeras
Las chimeneas
124
125
126
El espejo
La puerta
El pié
127
128
129
Las tijeras
El espejo
El jabón
130
131
132
El peine
La mesa
El plato
133
134
135
El tenedor
La llave
La llave
136
137
138
El umbral
La escoba
La barba
139
140
141
La boca
La cabeza
Los huesos
142
143
144
Los labios
La lengua
Las manos
145
146
147
El ombligo
Los párpados
El martillo
148
149
150
El pincel
El serrucho
La guitarra
151
152
153
El balón
La baraja
La cometa
154
155
156
El globo
El muñeco de nieve
La letra M
157
158
159
La letra S
La letra U
El diccionario
160
161
162
El lápiz
El libro
El punto
163
164
165
El signo de interrogación
El arco iris
La arena
166
167
168
Las estrellas
El sol
El viento
169
170
El viento
El abrigo CHISTES
"EL NIÑO TIENE DERECHO DESDE SU NACIMIENTO A UN NOMBRE Y UNA NACIONALIDAD." ¿Por qué Ruperto pone un serrucho delante de su auto?...... Para cortar camino.
Un tipo entró a un mercado para comprar un perro. Preguntó: cuanto cuesta y le dijeron que cuesta $300. "Y el mas chiquito?" -"$400".
"Y si no compro nada?"...
Le dijo la profesora al alumno: "Tu tía llamó por teléfono y dijo que ¿Por qué algunos niños estás enfermo y no vas a poder venir ponen azúcar debajo de la almohada? hoy al colegio. Para tener dulces sueños. El alumno: "oh! le dije que llamara mañana." ¿Por qué algunos adultos se ponen contentos ¿Por qué Juanito cuando terminan un rompecabezas? pone una jarra vacía en el refrigerador? Porqué en la caja decía de tres a cinco Por si sus amiguitos no tienen sed. años.
¿Por qué no tomas leche fría? porque la vaca no cabe en el refrigerador.
Se estan bañando dos amigos en las duchas del club y... -Jorge, ¿me puedes prestar tu shampoo? -Oye, pero tú tiene el tuyo, ¿Acaso se te ha acabado? No, pero mira, en el mío dice: "para cabello seco" y yo lo tengo todo mojado.
Sale el doctor después del parto y le dice al padre: Oye Juanito, mira, una gaviota -Tuvimos que ponerle oxígeno a su muerta!!!! (Juanito mirando hacia hijo, arriba) y el padre contesta: ¿Dónde??... ¿Dónde???... -y yo que le quería poner Pedro. A un hombre lo detiene la policía y le Este era pepito que estaba en la dice: escuela - "Deme su nombre y apellido" La maestra les dejó de tarea a los - "¡¿Está Ud. loco?!... ¡¿y yo despues niños como me llamo?! que trajeran algo para el botiquín de la escuela. Al día siguiente la maestra pregunta: ¿Juanita que trajiste? juanita dijo: "yo traje alcohol" -¿y que te dijeron?- preguntó la maestra. juanita dijo: "pues mi tío me dijo
que era bueno para las cortadas. ¿y tu jaimito que trajiste? "pues yo traje unos curitas" ¿y que te dijeron? pues mi tía me dijo que eran muy buenos para las cortadas. ¿y tu que trajiste pepito? "pues yo traje un tanque de oxígeno" ¿y que te dijeron? "pues mi abuelita me dijo... "NO TE LO LLEVES PEPITO".... La abuela de dice a pepito: -¿No te dije que lo gue se cae al piso Pepito demostrando sus habilidades en no se recoje? bicicleta a su mamá pepito no hace caso y otra vez la decia pepito: "mira mamá sin manos" abuela le dice: y pepito manejaba sin manos -¿No te dije que lo que se cae no se "mira mamá sin pies" y manejaba sin recoge? pies Un día la abuela se tropezó y se cayó al rato se escucha un ruido tremendo pepito no la ayuda a levantarse y la y sale pepito todo golpeado y dice: abuela le regaña MIRA MAMA SIN DIENTES pepito le contesta: -¿No dijiste que lo que se cae no se recoge? Había una vez una señora tan pero tan gorda que el ángel de la guarda dormía en el otro cuarto.
Había una vez una señora tan pero tan gorda que se caía por los dos lados de la cama.
Había un señor tan chiquito pero tan chiquitito que la cabeza le olía a patas.
Habia un señor tan tan pequeñito, pero tan pequeñito que hasta el piso le quedaba alto.
Habia una señora tan tan gorda pero tan gorda que se hizo un vestido de flores y se acabó la primavera
Había una vez, un señor, tan delgado, pero tan delgado, que trabajaba limpiando mangueras, por dentro.
Había una vez, un señor, tan tonto, pero tan tonto, que se quedó encerrado en un supermercado, y se murió de hambre.
Había una vez, un señor tan alto, pero tan alto, que vendía chicles a los aviones.
Había una vez, un señor tan alto, pero tan alto, que cuando comía un yogurth, llegaba vencido.
Había una vez, un persona tan bajo, pero tan bajo, que para bajar un escalón necesitaba un paracaidas.
Había una vez, un señor que tenía la boca tan chiquita, pero tan chiquita, que para decir tres decía "uno, uno, uno".
Había una vez, una persona, tan pero tan tan tan, pero tan, tan, tan... que parecía una campana.
POEMAS Algunos se estos poemas son de gran extensión, así que la educadora puede recitárselos o bién que cada niño aprenda dos lineas de la poesía y luego se recite en conjunto. EL DIA DE LA MADRE LOS ARBOLES SON TESOROS EL NIÑO A UNA NIÑA (Carlos Ossorio y Gallardo) EL GATITO VINAGRITO EL CONSEJO MATERNAL (Olegario Víctor Andrade) LA ROSA (Hermanos Alvarez Quintero) GRATITUD (Eduardo Vega Rodríguez) LOS POLLITOS MALUCHA ESTA MI MUÑECA PIPIRIGAÑA LOS RATONES (Lope de Vega) EL DIA DE LA MADRE Venga la risa a la casa, huya de la casa el llanto, hoy me ha dicho un angelito Madre mía que es tu santo y te voy a regalar una cosa que he pensado. Ser más buena cada día hacerte bien los recados estudiar, ser obediente y hacerte feliz en pago de todo lo que trabajas
en la casa sin descanso. Aunque yo soy muy pequeña me doy cuenta del trabajo. Hoy es día de la Madre mira como bailo y canto porque bajaron los ángeles a decirme que es tu santo. LOS ARBOLES SON TESOROS Son los árboles tesoros que en la tierra puso Dios, grandes bienes para el hombre que para él aseguró. Tiene el aire por el árbol saludable condición, ecos dulces de las aves, de las flores grato olor. Dan los árboles la fruta, dan madera, dan carbón, la lluvia fecunda atraen, las hojas tapan el sol. Debe el niño bien criado a los árboles amor, defender los brotes nuevos y evitar la destrucción y así crecerán a un tiempo: árbol, niño y los dos serán útiles al mundo y tendrán su bendición. EL NIÑO Tendido se hallaba un niño, los libros cerrados siempre, unas veces por asiento, por cabecera otras veces. Un viejo que fatigado con la hoz segaba mieses cerca de él, con desenfado le dijo al par: - ¡Qué imprudente niño incauto! ¿no ves que el tiempo
que dejas pasar no vuelve? - Tiempo tengo, dijo el niño, de estudiar. - Sí, joven eres, sacude pues tu pereza y piensa más diligente que el tiempo una vez perdido, perdido está para siempre. A UNA NIÑA (Carlos Ossorio y Gallardo) - ¡Papá, papá! decía la tierna Rosa, del jardín volviendo. - La jaula que guardaste el otro día no seguirá vacía, porque he logrado el nido que estás viendo. ¡Mira qué pajaritos tan pintados! En esa jaula les pondré su nido; prodigaré solicitos cuidados a los que aprisionar he conseguido, y les daré en constantes ocasiones, migas de pan, alpiste y cañamones. Luego la jaula pintaré por fuera y mandaré que doren su alambrera....... Pero, ¿en qué estás pensando? ¿No me escuchas papá?, ¡te estoy hablando! - Sí, querida hija mía; pensaba al escuchar esa querella, que en la cárcel me han dicho que hay vacía una celda muy bella........ y que te pienso trasladar a ella. Como allí el reglamento es algo fuerte, ni tu mamá ni yo podremos verte; pero te mandaremos cien brocados que aumenten tu hermosura, haré dorar cerrojos y candados, y de bronce pondré la cerradura. Pero.......¡cómo! ¿Llorando estás por eso? - Ya no lloro, papá; te he comprendido..... Corro a llevar al árbol este nido, y ..........vuelvo por un beso. EL GATITO VINAGRITO Vinagrito es un gatito
que parece de algodón, es un gato limpiecito, enanito y juguetón. Le gustan las sardinas y es amigo del ratón, es un gato muy sociable, mi gatito de algodón. Yo le puse Vinagrito, por ser feo y chiquitito, pero tanto lo cuidé, que parece Vinagrito, un gatito de papel . Miau, miau, miau, con cascabel. Estaba en un cartucho, cuando yo lo recogí, chiquitito y muerto de hambre, botado por allí. Le di un plato con leche y se puso tan feliz, que metía los bigotes, las patas y la nariz. Yo le puse Vinagrito, por ser feo y chiquitito, pero tanto lo cuidé, que parece Vinagrito, un gatito de papel. Miau, miau, miau, con cascabel. No sube al tejado porque no sabe subir, sentado en la ventana mira la Luna salir. La Luna es un queso metìda en un mar de añil, y mi gato se pregunta si habrá sardinas allí. Yo le puse Vinagrito, por ser feo y chiquitito, pero tanto lo cuidé, que parece Vinagrito,
un gatito de papel. Miau, miau, miau, con cascabel. EL CONSEJO MATERNAL (Olegario Víctor Andrade) Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día. (Aún parece que escucho en el ambiente de su voz la dulce melodía) - Ven y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas como gota cuajada de rocío. Tú tienes una pena y me la ocultas; ¿no sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos como tú en la cartilla? ¿Quieres que te adivine lo que sientes? ven acá pilluelo, que con un par de besos en la frente disiparé las nubes de tu cielo. Yo prorrumpí a llorar. Nada le dije. - La causa de mis lagrimas ignoro, ¡ pero de vez en cuando se me oprime el corazón y lloro !.......... Ella inclinó la frente pensativa, se turbó su pupila, y enjugando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila: - Llama siempre a tu madre cuando sufras, que vendrá muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas; y si no, a consolarte desde arriba. Y lo hago así cuando la suerte ruda, como hoy, perturba de mi hogar la calma, invoco el nombre de mi madre amada, ¡ y entonces siento que se me ensancha el alma ! LA ROSA (Hermanos Alvarez Quintero) Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente de cristal; era, a su borde asomada, una rosa inmaculada de un rosal. Era un viejo jardinero que cuidaba con esmero del vergel. Y era la rosa un tesoro de más quilates que el oro para él. A la orilla de la fuente un caballero pasó, y la rosa dulcemente de su tallo separó. Y al notar el jardinero que faltaba del rosal, cantaba así, plañidero, receloso de su mal. - Rosa, la más delicada que por mi amor cultivada nunca fue; rosa la más encendida, la más fragante y pulida que cuidé; blanca estrella que del cielo, curiosa de ver el suelo, resbaló; a la que una mariposa, de mancharla temerosa, no llegó. ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama por tu bien o por tu mal? ¿Quién te llevo de la rama, que no estás en el rosal?........... GRATITUD (Eduardo Vega Rodríguez) Cada vez que me cruzo en la calle con un noble viejo,
a quien tiemblan las piernas y abate de la vida el peso, inefable impresión de ternura en el alma siento: le saludo, y su mano arrugada con cariño estrecho. A veces, alguno, ignorando la causa del hecho, pregunta curioso: - ¿Es acaso de usted algún deudo? - Algo más le respondo orgulloso: ese noble viejo a quien amo y saludo, ése ha sido mi primer maestro. LOS POLLITOS Son preciosos mis pollitos menuditos. Son tan tiernos, tan chiquitos, tan sedosos, tan finitos, que en el mundo no hay pollitos tan bonitos. Pían, corren, hurgan, saltan, buscan, chillan, vienen, van, se pelean como locos por un pedazo de pan. La señora doña Clueca los vigila sin cesar. Los defiende de los gatos, y los saca a pasear.
Son tan tiernos, tan chiquitos, tan sedosos, tan finitos, que en el mundo no hay pollitos más graciosos más bonitos que mis pollos menuditos. MALUCHA ESTA MI MUÑECA Malucha está mi muñeca; anteayer se resfrió porque, jugando, sudó y después bebió agua fresca. Toda la noche delira; se le ha subido el color y se queja del dolor que siente cuando respira. Mi hermana María Luisa de doctora se ha vestido y a visitarla ha venido corriendo, a toda prisa. Después de larga visita y de auscultarle la espalda ha exclamado - ¡"Dios me valga, mala está la muñequita"! La pequeña estaba inquieta llorando, llora que llora, y al terminar, la doctora me ha dejado esta receta: - "Cada hora, seis bombones; para beber, naranjada; al mediodía, turrones y mañana está curada." Mi muñeca ya está buena, pero empiezo a sospechar que con tales medicinas
pronto volverá a enfermar. PIPIRIGAÑA Pin pineja, rabo de coneja, coneja real pide pa la sal, salmenuda, pide pa la cuba, cuba de barro, pide pal caballo, caballo morisco, pide pal Obispo, Obispo de Roma quita la corona que no re la lleve la gata rabona LOS RATONES (Lope de Vega) Juntáronse los ratones para librarse del gato; y después de largo rato de disputas y opiniones, dijeron que acertarían en ponerle un cascabel, que andando el gato con él, librarse mejor podrían. Salió un ratón barbicano, colilargo, hociquirromo y encrespando el grueso lomo, dijo al senado romano, después de hablar culto un rato: - ¿Quién de todos ha de ser el que se atreva a poner ese cascabel al gato?
MENSAJES "EL NIÑO DEBE GOZAR DE LOS BENEFICIOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL, TENDRÁ DERECHO A DISFRUTAR DE ALIMENTACIÓN, VIVIENDA, RECREO Y SERVICIOS MÉDICOS ADECUADOS." SI UN NIÑO... Si un niño vive criticado... aprende a condenar. Si un niño vive en un ambiente de hostilidad... aprende a pelear. Si un niño vive avergonzado... aprende a sentirse culpable. Si un niño vive con tolerancia... aprende a ser paciente. Si un niño vive estimulado... aprende a confiar en sí mismo. Si un niño vive apreciado... aprende a apreciar. Si un niño vive en un ambiente de equidad y justicia... aprende a ser justo. Si un niño vive sintiendo seguridad... aprende a tener fe. Si un niño vive con aprobación... aprende a quererse y a estimarse. Si un niño vive atemorizado y ridiculizado... aprende a ser tímido. Si un niño vive compadecido... aprende a tener lástima. Si un niño vive donde hay celos... aprende a sentirse culpable. Si un niño vive elogiado... aprende a apreciar. Si un niño vive con reconocimiento... aprende a tener buena meta. Si un niño vive en un ambiente de honradez... aprende a ser honrado y a conocer la verdad. Si un niño vive amado... aprende a amar a los que lo rodean. Si un niño vive en un ambiente de amistad... aprende que el mundo es un lugar agradable para vivir... y lo más importante es que va a contribuir a hacer este ideal. PRESENTO MI RENUNCIA A SER ADULTO. He decidido aceptar la responsabilidad de tener 6 años nuevamente. Quiero ir a McDonald's y pensar que es un restaurante de 5 estrellas. Quiero navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos tirando piedras al agua. Quiero pensar que los dulces son mejor que el dinero, pues se pueden comer. Quiero tener un receso y pintar con acuarelas. Quiero salir cómodamente de mi casa sin preocuparme como luce mi cabello. Quiero tener alguien que me arregle y me planche la ropa. Quiero regresar a mi casa a una comida casera y que alguien corte mi carne. Quiero tomar largos baños y dormir 10 horas todas las noches. Quiero recostarme a la sombra de un viejo roble y vender limonada con mis amigos en un día caluroso de verano. Quiero abrazar a mis padres todos los días y enjugar mis lagrimas en sus hombros. Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple, cuando todo lo que sabia eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas; y eso no me molestaba, porque no sabia
que no sabia y no me preocupaba por no saber, cuando todo lo que sabia era ser feliz. Quiero pensar que el mundo es justo. Que todo el mundo es honesto y bueno. Quiero pensar que todo es posible. En algún lugar en mi juventud maduré y aprendí demasiado! Aprendí de armas nucleares, guerras, prejuicio, hambre y de niños abusados. Aprendí sobre las mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento,enfermedad, dolor y la muerte. Aprendí que tienes que limpiar los inodoros. Aprendí de un mundo en que saben como matar y lo hacen. Que pasa con el tiempo que pensaba que todo el mundo viviría para siempre, porque no entendía el concepto de la muerte, excepto cuando perdí a mi mascota? Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi pelota de jugar o me escogiera en ultimo para ser su compañero de equipo. Cuando no necesitaba lentes para leer. Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme nuevamente con las pequeñas cosas una vez mas. Quiero regresar a los días en que la música era limpia y sana. Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz porque yo lo era. Caminaría de nuevo en la playa pensando solo en la arena entre los dedos de mis pies y el caracol mas bonito que pudiera encontrar sin preocuparme por la erosión y la contaminación. Pasaría mis tardes subiendo arboles y montando mi bicicleta hasta llegar al parque, sin la preocupación de que me secuestren. No me preocupaba el tiempo, las deudas, o de donde iba a sacar el dinero para arreglar el auto Solo pensaba en que iba a ser cuando grande, sin la preocupación de lograrlo o no. Quiero vivir simple, nuevamente. No quiero que mis días sean de computadoras que se inhiben, de la montaña de papeles en mi escritorio, de noticias deprimentes, ni de como sobrevivir unos días más al mes cuando ya no queda dinero en la cartera. No quiero que mis días sean de facturas de médicos o medicinas. No quiero que mis días sean de chismes, enfermedades y la perdida de seres queridos. Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de manos, de la palabra dulce, de la verdad, de la justicia, de la paz, los sueños, de la imaginación. Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en la arena... OH, SIII !!! Quiero volver a mis 5 años nuevamente... Aunque sea solo por hoy!!!